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-“Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a

venir a salvarlo ¡NADIE!”.


- “Hermanos, hay que ponerse en la onda de transformar el país, de cambiarlo”.
Frases cortas pero contundentes de un icónico humorista, abogado y politólogo
colombiano (asesinado en 1999 por Dios sabrá quien a sus 38 años de edad,
con 6 disparos, 4 en la cabeza y 2 en el cuello) cuyo nombre era Jaime Garzón
o también conocido como alias “Heidi” para los amigos del ELN; citas que
reflejan una realidad nacional abrumante y de cierta manera culposa, con la
que todos tenemos un alto grado de responsabilidad que llevaba siendo
ignorada desde hace mucho tiempo; y para afianzar este punto me tomare la
molestia de mencionar solo algunos ejemplos para refrescar la memoria,
después de todo ese es nuestro principal problema, los colombianos no
tenemos memoria. Hablemos entonces de: La victoria de un sí a la guerra en
un plebiscito ante los ojos del mundo, el posicionamiento como el segundo país
más desigual de la región, la indiferencia que termina en abstinencia al
momento de ejercer el derecho al voto, la elección de un presidente, que por
puño y letra de diarios como SEMANA “esta apenas en su año de aprendizaje”
pero que en voz del pueblo es “un incapaz y le quedo grande el país”.
En resumen citas que buscan mostrar un poco el contexto absurdo en el que
Colombia lleva sumida toda su historia, una realidad en donde los gobernantes
explotan al pueblo que juraron proteger y lo avasallan, pero a su vez el mismo
vuelve a escogerlos por ignorancia, desinformación y miedo al cambio, ¡parece
un ciclo de no acabar!, o eso creíamos , pues llego el punto en el que esta olla
a presión tenía que explotar, y es que si le agregamos a la receta ciertos
ingredientes como los del llamado ‘paquetazo ‘ esta se volvería una bomba de
tiempo y generaría un descontento social general, era solo cuestión de tiempo
para que con profunda seguridad la tapa no aguantara más y el pueblo por fin
saliera a reclamar sus derechos; y así lo hicieron el pasado 21 de noviembre en
donde cada trabajador ,estudiante, artista y colombiano estaba citado a una
movilización por las calles de su respectiva ciudad, suceso que fue masivo por
todo el territorio nacional y que daría inicio a una serie de jornadas que
desencadenarían más paros, cacerolazos y hasta besatones que al día del hoy
siguen sucediendo , todo con el fin de ser escuchados por un gobierno
encabezado por Iván Duque.
Y es que son muy comprensibles los motivos por los que se generaron estos
eventos, dígame lector si usted se viera en la posición en la que su gobierno
quiere contratarlo por horas, bajar su salario mínimo, aumentar la edad de su
pensión, rebajar los impuestos a las empresas y multinacionales, aumentar su
tarifa de electricidad en un 35% y continuar robándole fondos a la educación
de su universidad o la de sus hijos, ¿no saldría también a MANIFESTARSE en
contra del gobierno?, y hago principal énfasis en la palabra “manifestarse” pues
es lo que la gran mayoría de personas están haciendo , de forma pacífica y sin
violencia, a diferencia de las fuerzas antidisturbios y algunos vándalos que
deslegitiman los movimientos sociales y todo lo que ellos simbolizan. Este tipo
de situaciones son las que aprovecha el gobierno y algunos medios de
comunicación que pueden ser tildados de amarillistas para desinformar y
desprestigiar , centrando la atención en los pocos hechos conflictivos sin tener
presentes el arte, la danza, la música y de más muestras culturales y
constructivas que generan una sensación de unidad y fuerza a la marcha.

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