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LAS EMOCIONES

Al abordar el tema de las emociones, consideramos importante recordar en

principio que por muchos años estuvieron subordinadas a la razón, desvalorizando su

importancia y su aporte en el intercambio entre los seres humanos en su dominio relacional.

El cerebro humano con casi un kilo y medio de células y jugos nerviosos, tiene un

tamaño aproximadamente tres veces mayor que el de nuestros parientes más cercanos en la

escala evolutiva, los primates.

En el curso de millones de años de evolución el cerebro ha crecido de abajo hacia

arriba, y sus centros más elevados se desarrollaron como elaboraciones de partes más

inferiores y más antiguas. La parte más primitiva del cerebro compartida con todas las

especies que tiene más que un sistema nervioso mínimo, es el tronco cerebral que rodea la

parte superior de la médula espinal. Esta raíz cerebral, regula las funciones vitales básicas

como respirar, y el metabolismo de los otros órganos del cuerpo, No se puede decir que este

cerebro primitivo piensa o aprende, sino que es un conjunto de reguladores pre programado

que mantienen el organismo funcionando como debe y reaccionado de una forma que

asegura la supervivencia. A partir de esta raíz primitiva, el tronco cerebral, surgieron los

centros emocionales; a través de millones de años la evolución continúo con la neo corteza

cerebral. El hecho de que el cerebro pensante surgiera del emocional es muy revelador con

respecto a la relación que existe entre pensamiento y sentimiento; el sistema límbico existió

mucho tiempo antes que el racional, este redefine dos herramientas poderosas: el

aprendizaje y la memoria (Goleman, 2008).

Esta mezcla de razón y emoción provee a lo humano en la dinámica entre él y su

entorno, un interesante intercambio en el dominio de las relaciones.


El autor Humberto Maturana, cuando aborda el tema de las emociones, le da una

importancia central no sólo en el dominio relacional, sino también en el biológico.

Los humanos existimos en el lenguaje, y ese lenguaje ocurre en el fluir del convivir

que es la realización del propio vivir, este lenguaje lo desarrollamos en la vida cotidiana

entrelazado con el fluir de nuestras emociones. Los seres humanos existimos en los mundos

que generamos con nuestras coordinaciones de haceres y emociones, de tal modo que

dichas emociones, continuamente constituyen el fundamento y el carácter relacional de

nuestro vivir y convivir con nosotros mismos y con los otros (Maturana y Dávila, 2008).

Existimos en el fluir emocional. Al distinguir emociones en la vida diaria distinguimos

diferentes dominios o tipos de conductas relacionales, y el correr de una emoción genera un

cambio de dominio y de conducta relacional. ¿Qué sucede en el organismo? Cuando un

observador distingue una emoción en un ser viviente connota en él una dinámica corporal,

con el sistema nervioso incluido. Esto especifica lo que puede y no puede hacer en

cualquier momento en sus conductas relacionales. A las emociones un observador las puede

caracterizar plenamente describiendo las conductas relacionales que implican modos de

interactuar (Maturana y Sima de Rezepta, 2004).

Son las emociones las que fluyen en nuestro convivir, así el autor nos dice que

somos seres emocionales, que utilizamos la razón para justificar la emoción que elegimos.

(La belleza de pensar entrevista a Maturana, 2003).

La emoción es una dinámica corporal que se vive en un dominio de acciones, se

“está” en una emoción o no. El autor distingue entre emoción y sentimiento, la emoción es

algo que está allí en nosotros en nuestro organismo, en nuestro ser biológico y podemos

expresarla en sentires (Maturana, 2008).


¿Es importante analizar la dinámica emocional en los diseños organizacionales?;

Cuándo trabajamos, ¿Cómo nos sentimos?; ¿Elegimos trabajar en donde nos estamos

desarrollando laboralmente?

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