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Kindleberger La Crisis Economica 1929-1939
Kindleberger La Crisis Economica 1929-1939
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La explicación que este libro contiene está en que la depresión de 1929 fue tan amplia,
tan profunda y can larga, debido a que el sistema económico internacional se hizo
inestable por la incapacidad británica y la falta de voluntad norteamericana para asumir la
responsabilidad de estabilizado desarrollando cinco funciones:
Creo que tatas funciones deben ser organizadas y llevadas a cabo por un único país que
asuma la responsabilidad del sistema.1 Si esto se hace así; y si especialmente este país
actúa como prestamista de ultima instancia en las crisis financieras, el sistema económico
es capaz en general, en mi opinión, aunque no en la de otros, de realizar los ajustes
necesarios frente a dislocaciones serias mediante mecanismos de mercado. Habrá
momentos en que la dislocación estructural sea tan amplia como para que hagan falta
medidas más dirigidas, tales como d plan Marshall, el crédito británico, etc., después de la
segunda guerra mundial. D. E. Moggridge cree que la dislocación era tan profunda entre
1929 y 1931 que los créditos de rescate de Francia y Estados Unidos a Austria, Alemania
e Inglaterra no habrían servido para parar el colapso encadenado de las monedas.2 El
problema está en saber si los shocks que afectaban al sistema eran tan grandes que la
gran sobreproducción de productos primarios, la insistencia francesa en obtener las
reparaciones alemanas, la demanda de Estados Unidos de devolución de las deudas de
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CRÉDITOS ANTICÍCLICOS
En el siglo XIX Gran Bretaña concedía créditos al extranjero con una base anticíclica.
Hubo otras excepciones, además del episodio de 1890 al que nos hemos referido.5 Pero
en buena parte, especialmente después de la mitad del siglo, y como contrapartida se
mantuvieron los créditos exterior e interior. La recesión interna estimuló los créditos al
extranjero, el boom nacional los cortó. Pero el boom nacional hizo aumentar la
importación, lo cual proporcionó un estímulo a la exportación, que sustituyó a la inversión
interna con fondos prestados. Los créditos anticíclicos estabilizaron al sistema.
En los años veinte, los créditos al extranjero de Estados Unidos tenían una correlación
positiva con la inversión interna. El boom de los veinte vino acompañado de un aumento
en los créditos al extranjero, la depresión de los treinta hizo que el flujo de capital se
invirtiera. En su obra The United Series and the World Economy escrita en 1943, Hal Lary
apuntó el hecho fundamental de que Estados Unidos cortó sus importaciones y sus
créditos al mismo tiempo. La disminución de los préstamos ocurrió en realidad antes del
crac de la bolsa porque los inversores se dirigieron desde el boom de los bonos
extranjeros que siguió al crédito Dawes, hacia el boom de las acciones nacionales, que
empezó en la primavera de 1928. Puede discutirse la presión deflacionaria en Alemania,6
pero la presión sobre los países menos desarrollados de la periferia es clara. 7 Además, tal
como muestra el cuadro 1 (p. 65), Gran Bretaña también redujo sus créditos en 1929 en
relación con 1928.
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por el Banco de Inglaterra, con ayudas ocasionales del Banco de Francia, del Banco de
Hamburgo y del Banco Estatal de Rusia. El sistema era aceptado cómo un hecho objetivo,
difícilmente sujeto a alteraciones, había sido internacionalizado y era por tanto legítimo.
Cuando después de la inflación de la primera guerra mundial, los tipos de cambio o bien
fueron restaurados o bien se ajustaron, era importante fijarlos a niveles de equilibrio. Se
dedicó a este problema bastante atención. Pero en la mayoría de países, los economistas
se esforzaban en calcular paridades del poder adquisitivo, sin hacer siempre las debidas
correcciones por cambios estructurales, tales como la pérdida de los activos extranjeros
de Gran Bretaña o el gran volumen de capital francés en el extranjero en 1926, y
esperaban el momento oportuno para la vuelta a la situación normal. Italia escogió un tipo
de cambio que se basaba casi exclusivamente en el prestigio. La estructura de tipos de
cambio resultante puso al sistema mundial en una posición difícil.
Los economistas tienen aún que ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor manera de
obtener el grado óptimo de estabilidad del tipo de cambio fijo a corro plazo, y ajustable a
largo plazo, cuando hay cambios estructurales y las políticas macroeconómicas son
divergentes. Tampoco esté claro cómo estos elementos podrían ser proporcionados por el
líder en la actualidad, aunque Estados Unidos dominaron las instituciones do Bretton
Woods hasta los primeros años setenta.
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tiempos de paz, excepción hecha de las variaciones en la forma de los impuestos. Dichas
variaciones estaban destinadas a asignar los recursos y redistribuir la renta, no a
mantener la estabilidad de la renta nacional.
Sin embargo era a nivel internacional donde el prestamista de última instancia faltaba de
forma más conspicua. La función es, como mínimo, difícil, pero Gran Bretaña lo intentó
hasta los últimos 50 millones de chelines austriacos prestados a Austria en julio de 1931,
cuando el resto del mundo se habla retirado. Después de la caída, se marginó a Gran
Bretaña de un crédito concedido a Alemania, mientras que franceses y norteamericanos
concedieron uno, demasiado pequeño y demasiado tarde, sin mencionar las duras
condicionas políticas impuestas por pacte de les franceses. Cuando a Inglaterra le llegó el
turno de buscar ayuda. Estados Unidos y Francia procedieron a conceder sólo un crédito
al mismo tiempo —una táctica de tacaño, ya que la prescripción de Begehot era de
prestar libremente— y pusieron unas condiciones económicas tan severas en el segundo
crédito, que hicieron caer al gobierno laborista. La condicionalidad de los créditos de
rescate no es un problema nuevo, tal como salte el Tercer Mundo mientras negocia con el
Fondo Monetario Internacional.
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LIDERAZGO INGLÉS
No quedó claro hasta 1931 que Gran Bretaña no podía ser el líder. En los tempranos años
veinte existieron programas de la Sociedad de Naciones dirigidos a la estabilización de las
monedas de Austria y Hungría. Ambos programas eran, hasta cierto punto, británicos en
su espíritu, con la ayuda de expertos escandinavos, holandeses y de otros procedentes
de los dominios británicos, como los del staff económico y financiero de la Sociedad de
Nociones. Más tarde, los planes Dawes y Young para el arreglo de las reparaciones
alemanas estuvieron dominados por los expertos británicos, con algunos norteamericanos
que servían de frente para eliminar la esperanza británica de ligar las reparaciones a las
deudas de guerra. En 1931, la capacidad británica de liderazgo había desaparecido. En
parte se había disipado en pueriles querellas de bancos centrales entre Norman y
Moreau, aunque buena parte de la competencia para dominar a los pequeños bancos
centrales de Europa era un producto de la imaginación de Moreau. Benjamín Strong
intentó ser el árbitro de estas peleas, y su muerte en 1928 fue una pérdida para la
estabilidad del sistema. De mayor significación fue el peso de los saldos franceses en
esterlinas, que inhibió a Gran Bretaña en su función de prestamista de última instancia.
En la Conferencia Económica Mundial de 1933 quedó claro que Gran Bretaña se había
separado de su papel dirigente en el mundo, cultivando la Commonwealth y la libertad
para manejar la libra esterlina, y dejando que Estados Unidos diseñase un programa
mundial.
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No fue hasta 1942 que Harry D. White empezó a preparar un plan mundial en Bretton
Woods —conjuntamente con el plan de lord Keynes—, un plan mundial de descuento
limitado.
COOPERACIÓN
La conclusión de Clarke de que la cooperación entre bancos centrales se mantuvo hasta
mediados de 1928, pero falló después, ya ha sido mencionada y discutida en detalle. De
forma sucinta, dicha cooperación en algunos aspectos, tales como la hegemonía sobre
los pequeños bancos centrales o la elección de un tipo de cambio de equilibrio era
inadecuada antes de 1926, y el Banco de Francia apoyó a la libra esterlina lealmente y
con muchos gastos a finales de verano de 1931. Una cuestión más importante es si una
cooperación de este tipo habría sido suficiente. En la obra America's Role in the World
Economy, 13 Alvin Hansen sugirió que la política de Estados Unidos debía mantener el
pleno empleo en el país y debía cooperar con los esfuerzos internacionales de
liberalización del comercio, restableciendo los movimientos de capital, mejorando el
sistema monetario mundial, y así sucesivamente. Con la ventaja de la perspectiva parece
que más que cooperación lo que se proporcionó fue liderazgo, y que la simple
cooperación no habría construido las instituciones y políticas de la OCDE, del Grupo de
los Diez, del Banco de Acuerdos Internacionales, del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial, del GATT, etc. Tal como me dijo un conocido miembro del staff del Fondo
Monetario Internacional, un norteamericano, si Estados Unidos no hubiese tomado el
papel de líder, nada había sucedido. El liderazgo puede existir sin que existan seguidores,
y las propuestas alocadas o incluso las propuestas sensible pueden ser vencidas por la
falta de apoyo. Pero las propuestas más sensibles que surjan de los pequeños países no
tienen valor si dichos países no tienen la capacidad de llevarlas a cabo y no pueden
convencer a los demás países para que lo hagan. La Conferencia Económica Mundial de
1933 no careció de ideas, cal como sucedió en la de 1927. El único país capaz de asumir
el liderazgo escriba preocupado por los problemas internos y se marginó.
Los economistas en general arman que tales arreglos, tanto el duopolio como el
monopolio bilateral, son inestables, y también lo hacen los politólogos. Carr afirma
explícitamente que la esperanza de una paz anglosajona era romántica, y que la paz
norteamericana sería un fenómeno mas fácil.14 Vansittart:, refiriéndose a los acuerdos de
espera y a la ocupación alemana de la Renania, escribió en relación a la Conferencia
Económica Mundial: «Cuando se necesitaba acción dos años antes, los dos gobiernos,
británico y norteamericano, se escudaron uno en el otro, al igual que lo hicieron los
gobiernos británico y francés tres años mis tarde>>15 Con un duunvirito, una troika o
formas algo mis amplias de responsabilidad colectiva, como la cumbre de los Siete o el
Grupo de los Diez, el pasarse la culpa de uno a otro no tiene lugar donde parar.
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Existe otro aspecto del papel de los pequeños países: podían ofrecer programas de
recuperación, ya que sabían que el coste importante de los mismos recaería sobre otros
países. Las propuestas de un embrión de Fondo Monetario Internacional en las
discusiones de Washington que precedieron a la Conferencia Económica Mundial de
1933, fueron presentadas por Polonia, Turquía, Bélgica, la OIT, y una fue presentada por
Gran Bretaña, pero esta última fue retirada rápidamente cuando Estados Unidos se
enfadó por ella. La falta de recursos para hacer efectivos dichos esquemas por parte de
los pequeños países redujo a los mismos a papeles de consejeros sin convicción, incluso
cuando las propuestas eran sólidas. Un ingrediente esencial del papel de seguidor del
líder es el de convencerle de que el es el autor de las ideas que necesitan del uso de sus
recursos.
El caso de Francia es distinto. Francia buscaba su poder en el interés nacional, sin tener
en cuenta adecuadamente la repercusión de su postura en la estabilidad económica o
política mundial. Su intransigencia en relación con las reparaciones, el intento de poner
condiciones políticas en el segundo crédito austríaco de 1931 o en el préstamo alemán de
julio del mismo año, ilustran su posición. Herido por la depreciación de la libra en
septiembre, el Banco de Francia, con grandes presiones políticas en el país, convirtió sus
dólares en oro basándose en el interés privado nacional durante 1931.1932, protestando
al tiempo de su cooperación y su preocupación por el interés de Estados Unidos. La
rivalidad entre el Banco de Francia y el Banco de Inglaterra sobre quién debía tener el
liderazgo en la restauración de la independencia de los bancos centrales y la
estabilización de monedas en la Europa oriental, sería patética sino hubiese incurrido en
los riesgos de inestabilidad para el sistema en su conjunto al intentar los franceses retirar
sus cuentas de Londres.
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Incapaces de abarcar el bien público, los británicos dirigieron su energía cada vez más al
interés privado. Por ejemplo, la defensa de Keynes de un arancel y el rechazo a estudiar
una estabilización después de 1931. Se pueden encontrar dos o tres elementos en los
documentos que demuestran que la iniciativa vino de los dominios más que de Gran
Bretaña.25 Durante un tiempo, y hasta bien entrada la guerra, la profesión económica
británica y el público en general casi aprendieron la lección de que cada país debe
preocuparse de sí mismo sin fijarse en los efectos externos.
Este punto queda ilustrado en el memorándum escrito por Hubert Henderson para el
Tesoro británico en 1943, y titulado «International Economic History of the Interwar
Periodo.26 Este trabajo explica la visión cruda de la depresión como resultante del
nacionalismo y de los aranceles, del colapso de comercio mundial, del bilateralismo y de
las preferencias y la ignorancia de los consejos de la Sociedad de Naciones, que llevan a
la conclusión de que, después de la guerra, hay necesidad de que el mundo tenga más
firmeza para evitar el nacionalismo económico, e intente construir un sistema económico
que trabaje con libertad y con créditos internacionales, reduciendo las barreras al
comercio y eliminando la regulación cualitativa.27 Henderson afirma que la historia del
período de entreguerras no apoya su punto de vista. Se opone a la depreciación de la
moneda ya que
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Esta afirmación, que Keynes compartió durante los años treinta y hasta más tarde durante
la guerra, es comprensible. Sin embargo, olvida la principal lección de los años de
entreguerras: para que la economía mundial se estabilice debe existir un estabilizador,
uno solo.
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Citas
1. Los politólogos se refieren a la posición de liderazgo de un simple país
llamándole «hegemonía»; yo prefiero pensar en responsabilidad.
Hegemonía puede ser un término mis realista pero también mis cínico.
2. Véase su “Policy in the Crises of 1920 and 1929”, 1982. Gottfried Haberler
está de acuerdo con la posición que aquí se presenta por la que los
periodos posteriores la primera y segunda guerra mundial necesitaban
terapias distintas, debido a las diferencias de amplitud de la devastación y
dislocación Física, económica y política. Véase su “Die Welrwirtschaft und
das internationale Wahrungssystern in der Zeit zwischen den beiden
Weltkriegen”, 1976, pp. 280-239. Se puede decir que hace algunos años
Haberler se alineaba ceo aquellos que, como Roy Harrod, Friederich Luce.
Jacob Viner y el senador Joseph Ball se oponían al concepto de «escasez
de dólares., e m algunos aspectos al plan Marshall afirmando que se
podían restablecer la estabilidad y el crecimiento en Europa después de la
guerra si los países «paraban la inflación y ajustaban el tipo de cambio>>.
Véase mi Dollar Shortage, 1950, pp. 2-6. Una visión en su mayor parte
política por la que las dos épocas posbélicas son del mismo tipo, con
discusiones, se secarnos en Charles S. Maier <<two post-war Eras and the
Condicitions for Stability in Twentieth-century Europe>>, 1931, con
comentarios de Stephen A. Schuker y mios , y respuesta de Maier.
3. Véase mi Manias, Panics and Ceasber,1978, p .211.
4. Véase mi “Internacional Propagation of Finandal Crises: The Experience of
1888-1893”, 1984.
5. Véase mi <<The Cyclical Patterm of Long-Term Lending>>, 1982.
6. Véase supra, p. 150.
7. Heywood Fleisig “The United States and the World Periphery in the Early
Years of the Great Depression”, 1972.
8. CarI Ludwig Holtfrerich, «Alternativen zu Brünings Wirtschafespolitiks in der
WeItwirtschnfeskrise>>, 1982, p. 6.
9. Heinrich Irunler.<<Bankenkrise und Volheschaftgungspolitiks>>. 1976,
p-287.
10. Véase, por ejemplo, William Appleman Williams, The Tragedy of American
Diptomacy, 1959, passim, esp. cap. IV: «The Legend of Isolationism>>
Williams, un historiador revisionista marxista, afirma (p. 123): «Hoover no
entendía el hecho de que la depresión era un signo de estancamiento de
una economía corporativa nacida durante la guerra civil y que llegó a su
madura en la década que va de 1895 a 1905>>; y (p. 128) <<... desde la
caída de 1932, Roosevelt y Hull subrayaron la importancia del comercio
exterior para la recuperación interna y para la suavización mundial de las
condiciones
11. Edward Hallen .Carr, The Twenty Year´s Crisis, 1919-1939. 1964, p. 23.
12. Jorgen Pedersen culpa a Estados Unidos de la crisis de liquida de 1931 por
su incapacidad para apoyar al mamo alemán, y cuando este tuvo que
suspender sus pagos de oro, por su incapacidad para asegurar la libra.
Véase «Some Notes on the Economic Policy of die United States during the
Period 1919-1932>>, 1975. Esta seria hoy aceptado y el mismo profesor
Pedersen lo adelantó, tal como se ha dicho anteriormente, en 1933. Sin
embargo, tal como él mismo apunta, Estados Unidos actuó con «los
prejuicios normales del periodo>>.
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