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SALUD COLECTIVA. 2017;13(3):411-427. doi: 10.18294/sc.2017.1152


Descubriendo una falla trágica en las políticas
revolucionarias de salud: Desde las inequidades
en salud y comunicación a la justicia
comunicativa en salud

Uncovering a tragic flaw in revolutionary health


policies: From health and communicative inequities
to communicative justice in health

Charles L. Briggs1

1
Doctor en Antropología. RESUMEN Este artículo analiza una contradicción enfrentada por los gobiernos de iz-
Profesor, Departamento de
Antropología, University
quierda de América Latina en sus esfuerzos por transformar la salud en un derecho
of California, Berkeley, social fundamental. Las políticas y prácticas que confrontan las desigualdades en salud,
EE.UU. * en general, no llegan a dirigirse a las inequidades en salud y comunicación; las distri-
buciones jerárquicas de los derechos dan forma al conocimiento legítimo en salud. El
artículo presenta un análisis etnográfico sobre la epidemia de una enfermedad misteriosa
–identificada clínicamente como rabia trasmitida por murciélagos– en la selva del Delta
Amacuro en Venezuela, en 2007-2008, centrado en cómo los padres y las madres que
perdieron entre 1 y 3 hijos e hijas lidian con inequidades agudas en salud y comunica-
ción en entornos clínicos, investigaciones epidemiológicas, trabajo con sanadores/as,
la cobertura de las noticias, las políticas de salud y la comunicación en salud. A partir
de demandas por parte de los y las residentes de la selva por una justicia comunicativa
en salud, el análisis utiliza la noción de autoatención propuesta por Menéndez para
explorar cómo la labor en salud y comunicación se coproduce con la labor de cuidado.
PALABRAS CLAVES Desigualdades en Atención de la Salud; Epidemiología; Barreras de
Comunicación; Medios de Comunicación; Venezuela.

ABSTRACT This article analyzes a contradiction facing efforts by left-leaning governments


in Latin America to transform health into a fundamental social right. Policies and practices
that confront health inequities generally fail to address health/communicative inequities,
hierarchical distributions of rights to shape what counts as legitimate knowledge of
health. This ethnographic analysis focuses on an epidemic of a mysterious disease
– identified clinically as bat-transmitted rabies – in the Delta Amacuro rainforest of
Venezuela in 2007-2008, tracing how parents who lost 1-3 children faced acute health/
communicative inequities in clinical settings, epidemiological investigations, work with
healers, news coverage, health policy, and health communication. Taking as a point of
departure rainforest residents’ demands for communicative justice in health, the analysis
draws on Menéndez’s notion of autoatención in exploring how health/communicative
labor is co-produced with the labor of care.
KEY WORDS Healthcare Inequalities; Epidemiology; Communication Barriers; Commu-
nications Media; Venezuela.

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INTRODUCCIÓN general, se consideran los medios y la comu-


nicación, trabajo etnográficamente sobre un
caso que encaja dentro de lo que se consi-
En el nuevo milenio emergieron no- dera como asunto biomédico, al analizar una
tables revoluciones en salud en América epidemia misteriosa que mató a 38 miem-
Latina, dando nuevo aliento al espíritu de bros de una comunidad indígena en el estado
figuras como Rudolph Virchow y Salvador Delta Amacuro durante la revolución socia-
Allende. Las constituciones elaboradas en lista bolivariana entre 2007 y 2008. Exploro
Bolivia, Ecuador y Venezuela presentan a la las razones por las cuales los esfuerzos desde
salud como derecho social fundamental. Las la clínica, la epidemiología y la sanación por
políticas nacionales hicieron frente a un pro- diagnosticar la enfermedad fallaron durante
ceso de mercantilización y privatización de más de un año. Sugiero que, para desenredar
la salud pública que había existido durante este enigma, se requiere de un escrutinio et-
décadas. En Bolivia y Ecuador, la noción de nográfico respecto a cómo se produjo la apa-
sumak kawsay puso las conceptualizaciones rente separación entre la comunicación y la
sobre el bienestar de los pueblos originarios biomedicina –y la subordinación de una ante
en el centro no solo de la salud, sino de las la otra– y cómo esto frustró a la medicina clí-
relaciones entre seres humanos, otras espe- nica y la epidemiología, transformando a la
cies y los distintos medioambientes. Bajo el salud pública revolucionaria en un sitio de
ataque –a veces, literal– de las fuerzas de la opresión y, a su vez, de creatividad y lucha.
derecha, estos esfuerzos para transformar la Este ejemplo revela el factor más escondido
salud en un foco de justicia e igualdad en- –y posiblemente más crucial– que socava los
frentan constantemente la amenaza de que intentos de lograr equidad y justicia en salud.
un gobierno conservador los desmantele Quiero enfatizar, desde el principio, la
prácticamente de un día para el otro. naturaleza colaborativa de este proyecto. Las
En este artículo sugiero que estos esfuer- percepciones fundamentales sobre las cua-
zos también son continuamente desafiados les se construye este trabajo vienen de dos
por una contradicción fundamental al inte- líderes locales, Conrado Moraleda y Enrique
rior de la producción académica, la formu- Moraleda. Ellos me reclutaron a mí, junto al
lación de políticas y las prácticas de salud sanador Tirso Gómez, la enfermera Norbelys
progresistas. Al renovar mi compromiso con Gómez y la médica sanitarista Clara Mantini-
la medicina social latinoamericana y la epi- Briggs, para acompañar y avanzar las ideas
demiología crítica, y acatar su llamado de del presidente Hugo Chávez Frías respecto
identificar los presupuestos que reproducen de la salud y la justicia.
la hegemonía de la biomedicina y su rol en Mucho antes de que “los determinantes
la profundización de las desigualdades socia- económicos y sociales” se volvieran cen-
les y político-económicas, utilizo la poderosa trales en la producción académica estadou-
herramienta que ofrece la antropología de nidense sobre salud pública, tanto desde la
la salud en las Américas, la etnografía, para academia como desde las y los profesiona-
plantear una nueva cuestión respecto de la les de la medicina social y la epidemiología
equidad y la justicia en salud. Me enfoco crítica en América Latina se concentraron en
en la oposición binaria de salud-enferme- la desigualdad social como eje fundamental
dad-atención versus comunicación-medios. en la estructuración de la salud, la enferme-
Propongo que la interpretación de la comu- dad y las relaciones sociales. A diferencia
nicación y la mediatización como procesos de gran parte de la comunidad académica
que existen por fuera de los sujetos y objetos estadounidense –sin incluir a Krieger(1)–, en-
biomédicos debilita los esfuerzos de repen- fatizaron y analizaron cómo la economía po-
sar y reconfigurar radicalmente la salud. En lítica conforma las ideologías y las prácticas
vez de argumentar en términos puramente e impacta sobre los efectos estructurales de
abstractos o concentrarme en lo que, por lo las inequidades en salud. Jaime Breilh critica

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las perspectivas que solo describen “la salud Reunir la antropología lingüística y la
directamente observable”, enfatizando la ne- antropología médica podría ampliar nota-
cesidad de analizar inequidades a través de blemente nuestra comprensión de cómo los
la identificación de factores que producen saberes médicos se vinculan con las prácti-
dimensiones político-económicas y sociales cas de autoatención, iluminando etnográfica-
que son fundamentales en la distribución de mente cómo emerge la subordinación de la
recursos y poder. Breilh subraya “los efectos autoatención a formas profesionalizadas de
de la triple inequidad en la determinación cuidado y por qué trae tantas consecuencias.
de la salud: inequidad de clase social, in- Empiezo con la exposición de Walter Benja-
equidad de género e inequidad étnica”(2). La min respecto de las historias, el trabajo y la
perspectiva relacional de Eduardo Menéndez artesanía(5). Benjamin postula a los artesanos
examina cómo los sectores de salud alterna- medievales como contadores de historias; su-
tivos, indígenas y populares son definidos a giere que aprendieron repertorios de historias
partir de la oposición y la subordinación a la mientras adquirían su oficio. En los talleres,
biomedicina(3), a través de facetas de lo que él la producción y el arte de contar se convir-
denomina modelo médico hegemónico, tales tieron en “intereses prácticos” que transfor-
como el reduccionismo biológico, la raciona- maron las experiencias individuales de quien
lidad, el cientificismo, la individualidad y el contaba y quien escuchaba en maneras de
foco en la eficacia clínica(4). De esta manera, iluminar el mundo. En vez de aislar el trabajo
Menéndez desarrolla antropológicamente y la materialidad de la comunicación, Ben-
una epidemiología de los saberes médicos y jamin los une como formas de trabajo en las
la manera en que atraviesan los sujetos, los cuales las historias se materializan y las mate-
lugares y las trayectorias de enfermedad. rialidades se forman narrativamente. Quiero
Una categoría central para Menéndez extender su análisis a las formas contemporá-
es la “autoatención”, el trabajo de cuidado neas de cuidado y narración. Los y las profe-
llevado a cabo por personas legas, más allá sionales en medicina y enfermería aprenden
del control directo de los y las profesionales cómo ofrecer formas particulares de cuidado
de la salud, que puede verse cuando buscan y producen tipos específicos de historias en
evidencias de salud o enfermedad en sus pro- el trascurso de su formación, aun mientras las
pios cuerpos y en los cuerpos de familiares, personas legas aprenden prácticas comunica-
amistades y conocidos; intentan descifrar lo tivas como facetas fundamentales de la autoa-
que les pasa; utilizan las formas de cuidado tención. Materialidades, cuerpos e historias
que tienen disponibles; toman decisiones se coproducen en la autoatención, la medi-
respecto de solicitar cuidados profesionales; cina clínica y la epidemiología. Mientras los
procuran los recursos necesarios para acce- y las pacientes se trasladan de un sitio a otro,
der a determinados tratamientos; trasladan los que denomino como “actos de trabajo en
a las personas enfermas; contestan las pre- salud y comunicación” se superponen con
guntas de cuidadores y ofrecen cuidados los actos de cuidado. Mientras revisamos
posclínicos. Menéndez plantea que la au- cuerpos, hablamos con pacientes, informa-
toatención es el eje del agenciamiento y el mos síntomas y pedimos consejos o ayuda
saber legos en salud, y que la biomedicina material, extraemos detalles para incluir en
depende de ella. Sin embargo, se enseña a narrativas cada vez más complejas. Por lo
las y los profesionales de la salud –a menudo tanto, se coproducen los actos de cuidado
informalmente– a reducir su comprensión de y de comunicación en cada sitio, y mientras
la autoatención a la automedicación, enten- los y las pacientes y sus familiares intentan
dida como la ingesta no autorizada de fárma- relatar estos actos cada vez más envueltos de
cos, “producto de la falta de educación o de cuidado y comunicación al personal médico,
la ignorancia, y tiende a identificarla como las palabras y acciones del personal médico,
un comportamiento de los estratos sociales de enfermería, etc., se entretejen con las na-
más bajos”(4). rrativas que portan las personas enfermas.

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En este texto, profundizo en estas re- en la salud que reprodujo enormes inequida-
flexiones etnográficamente. De la misma des económicas, políticas y de salud a través
manera que el acceso a la atención de la sa- de la medicina clínica, la epidemiología y la
lud y el poder en las interacciones clínicas salud pública(6). Eventualmente, el enojo vin-
están definidos por las inequidades en salud, culado a las noticias periodísticas denigran-
las inequidades en salud y comunicación es- tes y la persistencia de condiciones de salud
tructuran quiénes pueden hablar y escribir, y cotidianas inadmisibles llevó a que el movi-
la voz y la escritura de quienes detenten el miento social indígena del Delta colocara a
capital simbólico en la biomedicina. ¿Cómo la salud como primer ítem de su agenda.
interactúan estos dos ejes en la salud-enfer- En el relato de la epidemia misteriosa
medad-atención? ¿De qué manera podrían que ocurrió en 2007 y 2008, a pedido de
las inequidades en salud y comunicación padres, madres, líderes de la comunidad, sa-
convertirse en factores causales que produ- nadoras y sanadores, y profesionales en en-
cen y estructuran las inequidades en salud? fermería, en el texto se utilizan los nombres
¿Las políticas de salud progresistas necesa- reales y, en particular, los de los niños y las
riamente mitigan las inequidades en salud y niñas que fallecieron; sin embargo, el equipo
comunicación? Sugiero en estas líneas que de investigación decidió utilizar pseudóni-
aquí hay una tarea central para la antropo- mos para los y las profesionales en medicina
logía de la salud en las Américas, una clave y epidemiología.
para lidiar con lo que quizá sea una de las El inicio de la epidemia fue durante la
deficiencias más flagrantes y uno de los obs- revolución socialista bolivariana de Chávez,
táculos más importantes en las políticas de que posicionó a la salud de la población
salud revolucionarias. venezolana y los derechos de los pueblos
originarios como ejes centrales. En julio de
2007, algunas criaturas comenzaron a morir
LA MUERTE Y LAS INEQUIDADES en Mukoboina, un poblado de alrededor de
COMUNICATIVAS EN UNA EPIDEMIA ochenta residentes (Figura 1)(7,8). A la fiebre le
MISTERIOSA seguía un dolor de cabeza que no respondía
a los antipiréticos o los remedios herbales, lo
que daba inicio a una búsqueda desesperada
La historia previa de los eventos de por una cura, generalmente, comenzando
2007-2008 yace en una epidemia de cólera con el curandero wisidatu de Mukoboina,
que mató a alrededor de 500 personas en la Inocencio Torres. Con posterioridad al dolor
selva del Delta Amacuro entre 1992 y 1993. de cabeza aparecía una extraña picazón en
La alta morbilidad y mortalidad debidas a las piernas, después un adormecimiento que
una infección bacteriana prevenible y trata- ascendía hasta la cadera. Al poco tiempo, las
ble reveló fallas graves en las infraestructuras personas enfermas no podían tragar comida
de salud y la falta de preparación para una y luego, ni siquiera líquidos. Experimentaban
epidemia de la Dirección Regional de Salud ansiedad, sueños extraños, alucinaciones
(DRS), que respondió aportando personal y, frecuentemente, convulsiones. El primer
médico, insumos y trasporte, además de la niño murió luego de asistir a diversas formas
coproducción –junto a periodistas regionales de sanación. Los familiares llevaron a los ni-
y nacionales– de una narrativa que adjudi- ños y las niñas a la enfermera local y luego a
caba la culpa de la epidemia a “la cultura del una clínica con un médico residente, donde
grupo étnico indígena Warao”: las personas las enfermeras bilingües y un médico recién
calificadas como indígenas, al parecer, no graduado intentaron con antibióticos, antipi-
podían entender la biomedicina por la persis- réticos, inhaladores y analgésicos. Las criatu-
tencia de creencias “antiguas” sobre espíritus ras salivaron abundantemente y la mayoría
y una dependencia a los “chamanes”. Esta experimentó hidrofobia. Sus familiares se
narrativa generó una étnica binaria basada endeudaron para procurar el uso de canoas

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Figura 1. Pueblo Mukoboina, Delta Amacuro, Venezuela. 2007.

motorizadas, aceite y gasolina, dado que los Conrado y su hermano Enrique comenzaron
derivaron al hospital de la capital del estado su propia investigación, invitando a Clara,
donde, a su vez, los derivaron a unidades de Tirso Gómez, Norbelys Gómez y a mí a for-
terapia intensiva y a especialistas en áreas mar parte. Mientras viajábamos a cada po-
metropolitanas; sin embargo, todas las criatu- blado en donde habían ocurrido estas muertes
ras volvieron en ataúd. poco comunes, convocamos a reuniones que
Una segunda ola de casos comenzó en incluían a los padres y las madres y la pobla-
enero de 2008, y una tercera tuvo lugar en ción en general. Sus testimonios, junto a una
junio de 2008, abarcó una zona aún más ex- revisación clínica de una paciente, le permi-
tendida y causó 16 muertes en dos meses. En tió a Clara llegar al diagnóstico presuntivo de
total, murieron 32 niños y niñas y seis jóvenes rabia. La mayoría de las personas enfermas
en el Bajo Delta. Profesionales en epidemio- habían sufrido, durante la noche, la morde-
logía visitaron Mukoboina en repetidas oca- dura de murciélagos vampiros uno o dos me-
siones, pero no pudieron descifrar la causa. ses antes de haber desarrollado los síntomas,
La población creía que las personas res- indicando la vía probable de trasmisión.
ponsables del sector salud a nivel regional Lo anterior describe la epidemia en tér-
eran indiferentes. Cuando los padres y las minos biomédicos, funcionalistas y lineales.
madres exigieron respuestas, el presidente Sin embargo, mi enfoque en este artículo es
del Comité de Salud, Conrado Moraleda, acerca de cómo las formas de cuidado rea-
presentó las evidencias de la epidemia a lizadas por personas sanadoras, personas
la legislatura estatal y a la prensa y, ante el legas y profesionales de la biomedicina se
descontento por el hecho de que personas entretejían con prácticas de salud y comuni-
clasificadas como indígenas cuestionaran cación complejas e interconectadas, y cómo
su autoridad, desde el sector se dedicaron a algunas fueron autorizadas mientras otras
encubrir la epidemia. Durante la tercera ola, fueron denigradas. Menéndez aboga por una

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epidemiología de los saberes médicos(4), para negaron a escuchar sus relatos. Uno por uno,
documentar todas las perspectivas y prácticas los padres –todos varones salvo una madre–
que se relacionan con la salud, la enferme- se acercaron al centro de la casa y relataron
dad y la atención. De igual manera, es nece- los esfuerzos por salvar a sus criaturas.
saria una epidemiología de las prácticas en Graciano Florín es más fornido que la
salud y comunicación. Adopto la negación mayoría de las personas de Mukoboina, tiene
etnográfica de Menéndez a estructurar y res- el pelo castaño corto y voluminoso, la cara
tringir la indagación de antemano y limitarla ancha y apenas la traza de un bigote. Con
a la examinación de un objeto a priori(9); poco más de 30 años de edad, él y su esposa
cuestiono aquí las definiciones a priori de Matilse Carrasqueño tenían un hijo y dos hi-
“los medios” y “la comunicación”(10), ade- jas en julio de 2007. Ángel Gabriel tenía 11
más de la medicina clínica, la epidemiología años, Adalia 6, y Mary tan solo unos meses.
y el acto de curar. He argumentado en otro Ángel Gabriel fue el tercer niño en desarro-
texto que las nociones hegemónicas respecto llar esta “fiebre extraña”; sus síntomas, ade-
a los “medios” y la “comunicación” están más de fiebre, eran dolor de garganta, dolor
incrustadas en la epidemiología crítica y la de cabeza y dolores corporales seguidos, al
medicina social, limitando su capacidad de tercer día, por salivación profusa. Graciano
ofrecer marcos emancipatorios(11). Al analizar y Matilse consultaron con Inocencio, pero
la epidemia, mi objetivo es extender este ar- como él había intentado tratar a dos niños
gumento etnográficamente, y examinar cómo con síntomas iguales sin éxito, sugirió:
las inequidades en salud y comunicación
pueden estructurar la medicina clínica, la Los wisidatus pensamos que la enfer-
epidemiología, la sanación, la construcción medad es demasiada peligrosa, dema-
de políticas, la comunicación en salud y los siados se enferman y mueren. Cuando
medios de salud, perjudicando los esfuerzos hay enfermedad hebu la extraemos, y
de transformación revolucionaria. los pacientes se recuperan. Pero cuando
tratamos a estos pacientes, no pasa
nada. Los médicos tienen medicamen-
HACIA UNA EPIDEMIOLOGÍA tos, deberíamos llevarles los pacientes.
DE LAS VIOLENCIAS EN SALUD Y [Traducción del warao]
COMUNICACIÓN
Graciano y Matilse llevaron a Ángel Ga-
briel del otro lado del río, al enfermero José
Al acercarnos a Mukoboina en el bote, se Pérez. Como había hecho con una paciente
podía palpitar la emoción y las expectativas. previa de dos años de edad, Yuri Torres, José
Mientras el resto del equipo cruzó el muelle utilizó analgésicos y soluciones de rehidrata-
y entró en la casa de Inocencio Torres, líder ción endovenosa, pero la fiebre permaneció:
comunitario y sanador wisidatu del poblado,
Inocencio se metió conmigo en el bote. Fui- Yo pensé, ¿qué será eso? Aquí llegan
mos casa por casa convocando a una reu- casos de fiebre. Yo les bajo la fiebre con
nión. Por haber hablado con las familias en un analgésico, y a los dos días no les da
clínicas y velatorios, Conrado sabía que las más fiebre. Pero fue una fiebre que con
familias que habían perdido a sus hijos e la medicina, igualito, igualito y hasta
hijas en la epidemia buscaban un foro para más, que se empeoraba más.
poder contar el conocimiento que habían ad-
quirido mientras se trasladaban de lugar en Llevó la familia a la clínica de Naba-
lugar, de experticia en experticia. Se habían sanuka, con la esperanza de que el médico
reunido de manera similar cuando habían y el personal de enfermería podrían salvar a
llegado los profesionales en epidemiología, Ángel Gabriel y enseñarle cómo tratar casos
pero se frustraron cuando estas personas se similares a futuro.

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Cuando aparecieron en la casa del enfer- (personal de enfermería de menor y mayor
mero, las preguntas que hizo José a Matilse jerarquía y un médico) pero solo un sanador
y Graciano no se limitaron al llenado de al- que representaba una sola especialidad, su
gunas entradas en su registro de pacientes: próximo paso debería ser acceder a personas
él escuchaba las observaciones de la pareja sanadoras más especializadas. Sin embargo,
mientras colocaba a Ángel Gabriel en una sabían que Zoila y Wilmer Torres habían he-
hamaca y le ponía el suero endovenoso. cho exactamente ese cálculo con Yuri y la
Cuando el relato de los síntomas era igual llevaron a varias personas sanadoras recono-
a los de Yuri, también hizo algunas pregun- cidas, para luego sentir el enojo del doctor
tas adicionales. Pero en la clínica las cosas Ricardo –“piden el alta en contra de la opi-
sucedieron de otra manera. Los enfermeros nión médica”– y verla morir al volver a la
bilingües conversaron sobre todo con José, clínica el día siguiente.
rápidamente solicitaron la presencia del doc- Cuando Matilse y Graciano aceptaron su
tor Ricardo Cáceres, y al padre y la madre decisión, el doctor Ricardo y el Comité de Sa-
solo les pidieron el nombre y la edad de Án- lud arreglaron el transporte hasta el servicio
gel Gabriel. La única observación del doctor materno-infantil del Hospital Tucupita. En vez
Ricardo con base en el relato del padre y de de hacerles preguntas a la pareja, el personal
la madre fue “la preocupación del familiar consultó la referencia del doctor Ricardo que
de saber que su hijo se va a morir”. Dirigió consistía en una sola hoja. Durante el día y
sus preguntas a Pérez, quien relató la historia medio que estuvo internado Ángel Gabriel,
médica del paciente y los intentos de diag- los familiares no recibieron ninguna explica-
nóstico y tratamiento; la producción oficial ción. Las inequidades lingüísticas ayudaron a
de conocimientos sobre el caso se limitó a las conformar estas inequidades en salud y co-
observaciones del doctor Ricardo y de los en- municación, pero el personal clínico no soli-
fermeros. Él informó (en una entrevista) que citó la ayuda para la traducción entre español
Ángel Gabriel “vino con una fiebre altísima, y warao. Las únicas palabras que parecían
mucha cefalea, dolor toráxico, delirios, otras dirigirse a la familia indicaron que iban a tras-
patologías así”. Decidió derivar el paciente ladar a Ángel Gabriel al Hospital Dr. Manuel
al hospital en Tucupita. Había poco espacio Núñez Tovar en Maturín. Allí lo pusieron en
en su narrativa para las observaciones de Ma- terapia intensiva y lo vieron especialistas.
tilse y Graciano. Cuando murió ahí el 31 de agosto, una se-
Aunque el médico lo consideraró poco mana después de que habían empezado los
importante, Graciano y Matilse no dejaron de síntomas, simplemente les informaron: “su
llevar su propio registro de observaciones so- hijo está muerto”, sin explicaciones ni con-
bre el trabajo de cuidado y salud y comunica- dolencias. Respecto a lo que había causado
ción. Miraron al doctor Ricardo y al personal la muerte de Ángel Gabriel, Graciano, un año
de enfermería con atención. Si bien el doctor después, mencionó: “no sé, no nos dijeron.
Ricardo, y la familia no compartían una len- No tengo idea. Solamente nos dieron al niño
gua en común, dado que él no hablaba casi y volvimos acá” [traducción del warao].
nada de warao y, la familia, relativamente Inicialmente, la pareja estaba agradecida
poco español, el doctor pidió la traducción por el trabajo del personal médico. El cuidado
del personal bilingüe en pocas ocasiones. Al nunca fue negado, todos los servicios eran
admitir su incapacidad para resolver la situa- gratuitos, y todas las partes compartieron una
ción, el doctor Ricardo pidió permiso para meta en común: la de salvarle la vida a Ángel
trasportar a Ángel Gabriel a Tucupita, donde Gabriel. Sin embargo, cada tramo del viaje,
tal vez los cuidados más avanzados podrían de la casa del enfermero José hasta la unidad
ofrecer respuestas. La evaluación de Matilse de terapia intensiva, implicó un aumento
y Graciano respecto de los saberes médicos en lo que se caracteriza en términos biomé-
bien podría llevarlos a concluir que, si ha- dicos como el nivel de cuidado, además de
bían consultado a tres niveles de especialistas un aumento de las inequidades en salud y

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comunicación. Con cada paso, el conoci- había quedado al cuidado de su abuela, tenía
miento de Graciano y Matilse se fue deva- “la misma fiebre”. A pesar de sus dudas res-
luando, se involucraba a ambos cada vez en pecto al cuidado que había recibido Ángel
menos conversaciones, y se les otorgó cada Gabriel, la llevaron al amable médico joven
vez menos lugar para ofrecer sus observacio- y aceptaron –luego de consultar con varias
nes y hacer preguntas. La forma en que per- personas sanadoras especialistas de alta je-
cibieron el cuidado dado a Ángel Gabriel no rarquía– otro viaje a los hospitales urbanos.
se podía separar de las inequidades en salud Cuando ella murió en la unidad de terapia
y comunicación con las cuales fue coprodu- intensiva en Maturín, profesionales en pe-
cido. Las percepciones de la pareja respecto diatría y toxicología sospecharon envenena-
de la producción de las inequidades en salud miento con mercurio. Enviaron muestras al
y las inequidades en salud y comunicación Instituto Nacional de Higiene en Caracas,
se transformaron en amargura y enojo al abrir las cuales, aparentemente, fueron perdidas.
el ataúd de Ángel Gabriel en Mukoboina: le El epidemiólogo regional, Froilán Godoy, or-
habían realizado una autopsia en el hospital ganizó una comisión y salió inmediatamente
sin pedir consentimiento ni ofrecer explica- para Mukoboina. Se enfocó en intoxicación
ciones o informar los resultados. Entendieron por mercurio, y revisó las casas por posibles
el silencio del personal respecto de la autop- fuentes, desde los techos de paja hasta los
sia como lo que Roman Jakobson llama un desechos. El estatus de Mukoboina como
“signo-cero”: una señal comunicativa que ex- foco epidemiológico incentivó otras visitas.
presa claramente su significado a través de la Un equipo de profesionales de Cuba, relacio-
falta de un significante(12). nado con Misión Barrio Adentro, el sistema
En este y muchos otros testimonios, los de salud paralelo establecido en conjunto
padres y las madres hablaron con elocuencia por los gobiernos de Cuba y Venezuela,
y, con frecuencia, amargura– sobre la manera compiló información particularmente valiosa
en que los actos de cuidado se coproducían sobre los primeros diez casos.
con actos de injusticia en salud y comunica- Las investigaciones epidemiológicas fue-
ción. Este patrón se extendió más allá de las ron estructuradas por las inequidades en salud
clínicas y los hospitales. Personas sanadoras y comunicación. Cuando llegaron visitantes,
de varias especialidades participaron activa- la población esperaba participar en un inter-
mente en nuestra investigación, y entrevisté a cambio de conocimientos. Se reunieron con
muchas de ellas luego de la epidemia, quie- emoción, con intención de compartir sus his-
nes relataron sus esfuerzos por entender por torias y detallar sus propias observaciones, los
qué habían fallado sus intentos de interven- cuidados que habían recibido sus hijos e hijas
ción. Me sorprendió observar que también y la acumulación del trabajo de salud y comu-
menospreciaran las observaciones de los pa- nicación que extendieron de la casa hasta las
dres y las madres, quienes hacían preguntas, casas de las personas enfermas, las clínicas y
y algunas personas sanadoras estaban más los hospitales. Los y las profesionales en epi-
abiertas que otras a escuchar sus relatos. Sin demiología, sin embargo, no se interesaban
embargo, no consideraban a la familia como por sus historias; hicieron preguntas puntuales
pares en la producción de conocimientos, relacionadas con cada niño o niña (nombre,
sino solo como una fuente de detalles relati- edad, sexo, síntomas, fecha de inicio, fecha de
vamente desinformada y poco confiable que muerte), buscaron “datos de interés higiénico-
solo ellas, como personas sanadoras, podían epidemiológicos” y “revisar su entorno”(13). Al
transformar en conocimiento relevante, a ser negado su estatus de productores de cono-
partir de sus criterios diagnósticos. Menén- cimiento, los padres y las madres de Muko-
dez(4) hace observaciones similares. boina se enojaron; entendieron la negativa
Al volver a su casa con el cuerpo de Án- de escuchar sus narrativas por parte de sus
gel Gabriel, Graciano y Matilse se enteraron visitantes como otro signo-cero –una brecha
de que su hermana de seis años, Adalia, que comunicativa profunda– y las visitas como

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otra forma de violencia en salud y comuni- superior, en la capital del estado, participando
cación, y cada vez tenían menos predisposi- en conversaciones sobrias y medidas. Solo
ción a colaborar con las nuevas comisiones. estos últimos fueron citados (Figura 3)(16).
Los y las profesionales en epidemiología, Otro artículo presentó al director de la
por su parte, atribuyeron su incapacidad de DRS, el doctor Guillermo Rendón, quien “in-
resolver el enigma a tener “dificultades para forma a la colectividad deltana” que a partir
acceder a esta información por lo cerrado de de una investigación epidemiológica masiva
la comunidad”(14). de una semana de duración y un nuevo Plan
Las inequidades en salud y comunicación Estratégico de Intervención Epidemioló-
–y las demandas por justicia en salud y comu- gica “han podido controlar la situación de
nicación– no se limitaron a los sitios biomé- emergencia que se estaba viviendo en este
dicos. Cuando Conrado Moraleda pidió más momento, logrando un nivel de seguridad
acción en la capital del estado, en febrero de epidemiológica”(17). Este podría representar
2008, el diario local informó sobre su visita un ejemplo importante de justicia en salud
al Consejo Legislativo(15). Ante este desafío a y comunicación, brindando las respuestas
su monopolio sobre la producción de cono- epidemiológicas y políticas ante las deman-
cimiento de salud pública, desde los sectores das de padres, madres y líderes locales para
gubernamentales se generaron
rumores, incluso a través de la
radio, de que la epidemia había
sido provocada por los propios
familiares –al alimentar a sus hi-
jos e hijas con basura, o con fruta
o pescado envenenado– o por las
personas sanadoras que daban
tratamientos equivocados a sus
pacientes. El hecho de responder
a estos rumores a través del dia-
rio le ofreció al gobierno local la
oportunidad de reafirmar su auto-
ridad. Las dimensiones visuales
de las notas de prensa fueron tan
o más importantes que los aspec-
tos textuales en esta situación. El
primer artículo publicado en los
medios puso en primer plano
la fotografía de un residente del
Delta, Conrado, sosteniendo un
documento e interpretando sus
contenidos para sectores políti-
cos y del gobierno (Figura 2).
En la segunda nota de prensa,
a las personas clasificadas como
“indígenas” se las mostraba en el
espacio del Delta, visibles solo
en tomas de archivo de una aldea
selvática y, además, un “chamán
warao” fumando un cigarro de
hoja de palmera; los tres funcio-
narios se los mostraba en la parte Figura 2. Nota de prensa sobre la epidemia. Delta Amacuro, Venezuela; 2008.

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Figura 3. Nota de prensa sobre la epidemia. Delta Amacuro, Venezuela; 2008.

obtener respuestas. Ni los relatos mediáti- La comitiva fue protegida cuidadosa-


cos ni los informes oficiales mencionan, sin mente de los padres y las madres, asegurando
embargo, la extraña epidemia y se enfocan, que las únicas palabras escuchadas fueran
en cambio, en las enfermedades diarreicas. las del personal de la DRS. El presidente del
En vez de escuchar las observaciones y pre- Comité de Salud, Conrado, recuerda amar-
ocupaciones de la población, los esfuerzos gamente que fue “secuestrado” el día de la
epidemiológicos incluyeron “una serie de ac- visita por el epidemiólogo regional asistente
tividades educativas, realizando visitas casa para evitar que hablara con la viceministra
por casa”, que en el informe se especifica que y los medios. En consecuencia, la comuni-
consistieron en “charlas a las comunidades cación en salud, la formulación de políticas,
sobre el manejo del agua y el saneamiento la epidemiología y la cobertura mediática,
ambiental”(18). La política, la investigación y la al igual que la medicina clínica, transforma-
intervención se dirigieron su argumentación a ron los esfuerzos por producir conocimiento
la prensa, que acompañó las actividades para sobre la epidemia y las demandas por la sa-
atestiguar el entusiasmo de la viceministra del lud y la justicia en salud y comunicación en
Ministerio de Poder Popular para la Salud, una reinscripción altamente visible del este-
“quien estuvo inspeccionando personalmente reotipo del “grupo étnico indígena warao”
las actividades realizadas por este grupo de como responsable individual y colectivo de
trabajo multidisciplinario”(17). las condiciones de salud deplorables, que se

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deben, supuestamente, a la ignorancia y a la social fundamental” y para ofrecer a toda la
falta de higiene. Constituyó, en fin, una rei- población venezolana acceso a la atención.
teración oficial del estereotipo que emergió Si la evocación de la primera narrativa en
luego de la epidemia de cólera. la epidemia pareció sobredeterminada, los
efectos de la segunda fueron igualmente pe-
netrantes pero más inquietos e inquietantes.
INEQUIDADES EN SALUD Y En el centro de la segunda narrativa es-
COMUNICACIÓN Y POLÍTICAS DE taba Misión Barrio Adentro(23,24), que ya he
SALUD REVOLUCIONARIAS examinado en trabajos anteriores en esta re-
vista. Los primeros tres años de la presiden-
cia de Chávez no llegaron a transformar un
Desde la antropología médica y la histo- sistema de salud pública debilitado por dé-
ria de la medicina se argumenta que las epi- cadas de desinversión y privatización. Barrio
demias actúan como una radiografía de las Adentro emergió de conversaciones creati-
relaciones sociales y las formas de desigual- vas y horizontales en el municipio Libertador
dad(19,20). En la epidemia de cólera, se utilizó de Caracas, entre residentes, un sociólogo
la proyección de una lógica cultural ubicua y trabajadores y trabajadoras comunitarias.
que supuestamente impedía que las perso- Priorizando la salud, las personas participan-
nas clasificadas como “indígenas” aceptaran tes sugirieron que los y las profesionales de
la racionalidad y la biomedicina por encima la salud deberían vivir y trabajar en los ba-
de los espíritus y “chamanes”, a modo de ra- rrios de viviendas informales construidas en
cionalizar la alta mortalidad resultante de las las laderas de las colinas. Cuando los y las
intersecciones entre la geopolítica, la hidro- profesionales de Venezuela expresaron su
logía, el estado petrolero venezolano(21) y las reticencia, el municipio pidió que la Misión
políticas de salud pública que prácticamente Médica Cubana enviara profesionales. El tra-
no ofrecían ninguna infraestructura sanitaria. bajo etnográfico sobre Barrio Adentro mostró
Las secuelas del cólera se manifestaron en la dos aspectos –además de obtener acceso a la
creación de un aparato epidemiológico, en el atención en salud– que fueron los más llama-
cual las instituciones de salud pública asumie- tivos para la población. Primero, el equipo
ron un papel ideológico e institucional clave Libertador ayudó a establecer comités de sa-
en la vigilancia y control de residentes “indí- lud, que incorporaron a muchos individuos
genas” del Delta. Aunque esta intersección sin experiencia previa de liderazgo. Asumie-
entre etnia y salud está ligada a una econo- ron roles activos de planificación, identifica-
mía política regional particular, revela mucho ción de necesidades, organización de visitas
sobre otras regiones en que las inequidades de pacientes, procuración de recursos, reso-
étnicas se relacionan con las inequidades en lución cotidiana de problemas, visitas casa
salud en cómo las lógicas racializadas infor- por casa, y emergencias médicas. Segundo,
man las políticas de salud pública(22). los y las pacientes se impactaron desde un
La epidemia de 2007-2008 se ubicó en comienzo por las formas igualitarias de ha-
la intersección de dos narrativas poderosas, bla adoptadas por los y las profesionales de
compartidas por residentes del Delta y las eli- Cuba, quienes demostraron su respeto, por
tes regionales. Una narrativa étnica, que pro- ejemplo, a través del uso del pronombre per-
yectó un abismo entre las personas indígenas sonal formal usted.
y las personas no indígenas: para los organis- De esta manera, Barrio Adentro se orga-
mos gubernamentales puso más en evidencia nizó alrededor de principios de igualdad y
las diferencias culturales “indígenas” y, para justicia en salud y comunicación desde su
la población del Delta, los efectos discrimi- comienzo, lo cual se vio reflejado en las con-
natorios de las políticas de salud pública. La versaciones que generó, en las relaciones
segunda se centró en los esfuerzos revolucio- médico-paciente y en los comités de salud.
narios para definir la salud como “derecho Fue realmente revolucionario abarcar en

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forma simultánea las inequidades en salud también trabajaban, a modo de asegurarse


y las inequidades en salud y comunicación. honorarios para sus servicios. Las entrevistas
El diseño de la educación médica y la salud sugieren que Barrio Adentro ayudó a desna-
pública en Cuba como forma de amortiguar turalizar conexiones entre inequidades en sa-
diferencias de clase y achicar las brechas lud e inequidades en salud y comunicación,
sociales entre profesionales en medicina y transformando lo que Raymond Williams(26)
pacientes(25) claramente es relevante, pero llama las estructuras de sentimiento –elemen-
la centralidad de la justicia en salud y co- tos que no son inconscientes pero que son
municación emergió orgánicamente con difíciles de formular explícitamente– en un
los comienzos humildes de Barrio Adentro. sitio para la consciencia y la acción revolucio-
Cuando Chávez nacionalizó el Plan Barrio narias al demostrar que la justicia en salud y
Adentro como Misión Barrio Adentro, se im- comunicación podría estructurar la medicina
plementó verticalmente un solo diseño en clínica y la salud pública.
todo el país, excluyendo los tipos de diálo- Conrado Moraleda amplía esta transfor-
gos que habían puesto el eje en la igualdad mación revolucionaria en 2007-2008. Como
en salud y comunicación. Desafortunada- presidente del comité de salud, visitó la clínica
mente, el énfasis en la justicia en salud y co- y, ante la aparición de cada caso, observó las
municación permaneció casi invisible para interacciones clínicas y, al ser bilingüe, con-
las y los profesionales de Cuba y de Vene- versó con pacientes, parientes, profesionales
zuela, y se perdió más aún cuando el énfasis en enfermería y medicina. Atestiguó múltiples
de Barrio Adentro se trasladó a proyectos de inequidades en salud y comunicación, incluso
infraestructura: la construcción de clínicas, tanto la exclusión casi total por parte del doc-
la reconstrucción de hospitales y la provi- tor Ricardo de los conocimientos del padre y la
sión de tecnologías médicas avanzadas. madre y sus reacciones de enojo cuando deci-
¿Por qué? Las y los profesionales en me- dieron visitar a personas sanadoras, como el si-
dicina de Venezuela provenían mayormente lencio y las advertencias por parte de sectores
de la clase media. Las desigualdades que del gobierno, ante los pedidos de orientación y
marcaron sus percepciones de las interaccio- de mayores acciones del médico. Conrado, en-
nes con pacientes de la clase trabajadora se tonces, observó que las y los profesionales de
exacerbaron con la formación médica, que la salud experimentan las inequidades en sa-
coloca en el centro las inequidades en salud lud y comunicación desde ambos lados. Su ob-
y comunicación, tanto en la subordinación de servación de las acciones epidemiológicas en
los y las estudiantes a las personas que super- Mukoboina y los eventos de febrero de 2008
visan su práctica clínica como en la forma en –incluso el “secuestro” que le impidió llevar
que aprenden a interactuar con pacientes. El adelante sus planes para reunir a la población,
diagnóstico y tratamiento exitoso parece de- a responsables nacionales y periodistas– do-
pender de las inequidades en salud y comu- lorosamente, lo llevó a ser consciente de que
nicación, que se naturalizan completamente. las inequidades en salud y comunicación se
Para las personas de la clase trabajadora, las mueven entre distintas escalas y van más allá
inequidades en salud y comunicación per- de la interacción clínica. Conrado llevaba con-
mean las percepciones de la medicina clínica sigo una carpeta marrón desgastada que con-
en forma similar, y con frecuencia a través de tenía los artículos periodísticos de febrero de
sentimientos de dolor y/o enojo. Durante las 2008. Cuando se los mostró a los padres y las
décadas de privatización, el tratamiento des- madres, y tradujo las acusaciones de que las
igual en establecimientos públicos constituyó propias familias estaban matando a sus propias
uno de los mecanismos claves –además del criaturas, los padres y las madres comenzaron
deterioro de la infraestructura y la falta de per- a relacionar los estereotipos denigrantes sobre
sonal– que utilizaron las y los profesionales la salud reproducidos por el sector público de
en medicina para desplazar a las y los pacien- salud y la prensa con sus experiencias en los
tes hacia las clínicas privadas en las cuales hospitales urbanos.

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Desde 1998, Conrado y Enrique escu- de extender una percepción clave de Barrio
chaban atentamente los discursos de Chávez Adentro a otros contextos y escalas, para ba-
a través de la televisión satelital, incluso la sar no solo las interacciones clínicas sino las
manera en que enmarcó la salud como dere- políticas de salud pública, la investigación
cho social fundamental. Traer las palabras de epidemiológica, la comunicación en salud
Chávez a las discusiones en Nabasanuka los y la cobertura mediática en el principio de
llevó a concluir que la salud debería figurar justicia en salud y comunicación. Cuarto, la
de forma central en la agenda del movimiento experiencia de los padres y las madres reveló
social indígena. La epidemia los incentivó a que un derecho social fundamental, el dere-
declarar que “la revolución en salud no ha cho a la salud, debería incluir derechos en
llegado al Bajo Delta”. La epidemia iluminó salud y comunicación, ya que la justicia en
la manera en que las inequidades en salud y salud no puede emerger ante injusticias per-
comunicación infectan simultáneamente a la sistentes en salud y comunicación. Al intentar
medicina clínica, la epidemiología, la política hacer responsable al gobierno revolucionario
de salud pública y la cobertura mediática. de sus propios principios fundamentales, los
Más allá de la epidemia, la organización de padres y las madres y los miembros del nues-
su propia investigación y la entrega de un in- tro equipo expusieron una contradicción
forme en Caracas formuló una demanda elo- central, demostrando cómo el hecho de no
cuente de justicia en salud y comunicación. encarar simultáneamente las inequidades en
Aceptando tácitamente su clasificación como salud y las inequidades en salud y comuni-
“indígena”, desafiaron la centralidad de las in- cación socava las políticas y las prácticas de
equidades en salud y comunicación en el bi- salud revolucionarias. Su meta no fue criti-
nario indígena/no-indígena, sugiriendo que la car la agenda socialista de Chávez –con la
población del Delta, lejos de ser demasiado que estaban de acuerdo– ni proveer capital
ignorante para entender e implementar lo que simbólico a la oposición política (se negaron)
dicen las y los profesionales en medicina, po- sino encarnar positivamente esta agenda más
dían producir conocimiento cuando la clínica amplia, extender la revolución en salud.
fallaba. Los hermanos, entonces, expusieron Como el ejemplo de Allende nos mues-
cómo las dos narrativas dominantes de la sa- tra dolorosamente, las contradicciones es-
lud se habían unido fatalmente, y cómo el bi- tructurales no se resuelven de un día para
nario étnico, al parecer, había descalificado a el otro, y las personas con acceso desigual
las personas clasificadas como “indígenas” de al poder –incluso las y los profesionales de
una participación activa en la revolución en la salud– rara vez aceptan relaciones más
salud. Crearon una nueva yuxtaposición de iguales sin una lucha de por medio. El di-
estas narrativas, afirmando que la lucha por la rector de la DRS reaccionó con enojo ante
justicia racial requería de ciudadanía revolu- nuestra visita a Caracas. Con la afirmación
cionaria en salud. que solo la DRS tenía la autoridad de inves-
Quiero destacar varias de las dimensio- tigar condiciones de salud y hacer declara-
nes de cómo los padres, las madres, Con- ciones públicas, criminalizó el trabajo del
rado, Enrique, Norbelys y Tirso ampliaron la equipo. Clara Mantini-Briggs fue sometida a
agenda de justicia en salud y comunicación cuestionamientos durante tres días por parte
de Barrio Adentro. Primero, mostraron que la de dos fiscales locales, y Conrado, Enrique,
población venezolana –más allá de su asig- Norbelys y Tirso recibieron hostigamiento y
nación a una categoría social subordinada o amenazas. Luego de negar que había ocu-
su falta de formación médica– produce saber rrido una epidemia, el director de la DRS
médico potencialmente valioso. Segundo, colaboró con las instancias nacionales para
exigieron el derecho de entrar en debates pú- atacar el trabajo del equipo, cuestionando
blicos sobre la salud, perturbando el dominio las estadísticas (sobre todo, al desestimar los
monopólico de la DRS. Tercero, sus esfuer- casos que no habían recibido atención mé-
zos llamaron la atención sobre la necesidad dica o que habían sido mal diagnosticados)

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y negar el diagnóstico presuntivo basado en basó en un proceso dialógico organizado


la clínica, aportado por Clara. Hasta el día de horizontalmente, retratado en un libro que
hoy el Ministerio no ha ofrecido un diagnós- intenta extender su demanda por una justi-
tico, lo que constituye una fuente constante cia comunicativa en salud, Una enfermedad
de dolor y enojo por parte de los padres y monstruo(7). En este artículo simplemente he
las madres. El ministro, en una conferencia utilizado mi experiencia como miembro del
de prensa poco frecuente, simultáneamente equipo y mis capacidades etnográficas y con-
negó la existencia de la epidemia, cuestionó ceptuales para destacar su trabajo analítico.
nuestras figuras y diagnóstico y explicó las Ahora nos toca reflexionar sobre cómo
muertes con la afirmación “no se le olvide podemos profundizar estas nociones al ex-
que los indígenas tienen costumbres distin- plorar las formas de lograr justicia comu-
tas”, reproduciendo así la lógica culturalista nicativa en salud. Aun cuando el cuidado
que emergió de la epidemia de cólera. Luego médico se estructura alrededor de la igual-
sugirió que yo –como ciudadano estadouni- dad y la inclusión, las inequidades en salud
dense– había inventado todo el asunto para y comunicación contradicen estos principios,
desacreditar la revolución, pasando por alto enunciando “¡en realidad, no!”. Siguiendo a
mi participación previa en el programa de te- Breilh(2), si el objetivo es identificar y contra-
levisión del propio Chávez, nuestra investiga- rrestar los factores que producen desigualda-
ción sobre Barrio Adentro, y casi dos décadas des en salud, la epidemiología y la medicina
de colaboración con residentes del Delta. De clínica emancipatorias requieren de la iden-
esta manera, desde organismos regionales y tificación de dónde se encuentran las inequi-
nacionales de salud pública utilizaron tanto dades en salud y comunicación y qué efectos
la diferencia étnica como la narrativa socia- producen. Howard Waitzkin(27) y otros han
lista para rechazar las demandas de justicia empujado el estudio de lo que generalmente
en salud y comunicación. Sin embargo, los se domina la “interacción médico-paciente”
dos canales nacionales de televisión del go- más allá de los análisis positivistas estrecha-
bierno presentaron los esfuerzos de Conrad, mente delimitados que refuerzan las medidas
Enrique, Norbelys y Tirso de forma positiva, de eficacia clínica. Mohan Dutta(28) muestra la
provocando un debate nacional y desafiando manera en que los programas de comunica-
los estereotipos respecto a personas clasifica- ción en salud extienden jerarquías globales
das como indígenas. de naciones, poblaciones y saberes médicos
a los contextos locales. La ciudadanía biomé-
dica correcta y las definiciones abstractas e
CONCLUSION: HACIA UNA JUSTICIA impersonales de la vida, la salud y la obli-
COMUNICATIVA EN SALUD gación soberana de protegerlas necesitan de
una aceptación sin cuestionamientos del lu-
gar asignado a cada persona en las jerarquías
Como ya he abordado presupuestos “co- en salud y comunicación(29).
municativos” hegemónicos en términos teó- Un problema importante, como he su-
ricos en otros textos(11) aquí los he elaborado gerido, es que las formas de socialización y
etnográficamente. Esta elección es táctica. práctica hacen que las y los profesionales de
Depender, en primer lugar, de la teoría aca- la salud tengan pocos recursos para colabo-
démica para explicar las percepciones desa- rar efectivamente en los esfuerzos de iden-
rrolladas por parte de los padres, las madres, tificar inequidades y lograr justicia en salud
Conrado, Enrique, Norbelys y Tirso, limitaría y comunicación. Un desiderátum clave es
sus relatos al estatus de “informantes” que revisar los programas de formación en las
producen “datos” y el valor de la etnografía escuelas de medicina, enfermería y salud pú-
en un instrumento para discutir las inequida- blica para producir algo que no sea un aca-
des en salud y comunicación y los binarios tamiento cada vez más fino de la ubicación
étnicos. En cambio, el trabajo del equipo se actual de cada profesional en las jerarquías

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en salud y comunicación y la obligación de Un objetivo central de este texto ha sido
reproducirlas. Sin embargo, solo la reforma contribuir a los esfuerzos revolucionarios para
de los sectores de elite no logrará el objetivo. promover la justicia en la salud. Las formas
Al igual que poner la atención en “interaccio- de trabajo en salud y comunicación que pro-
nes médico-pacientes”, ubicar los esfuerzos dujo Barrio Adentro y que permitió averiguar
de justicia en salud y comunicación única- la causa de la extraña epidemia para poder
mente en estos sectores, probablemente controlarla tienen implicaciones para la aca-
producirá nuevas formas de reificación de la demia, la práctica y la lucha popular en todas
autoridad biomédica, las formas de evidencia partes. Afirmar que tengo una fórmula que se
y las medidas de efectividad. Si las inequida- pueda aplicar en todos lados indicaría que no
des en salud y comunicación son más acce- he aprendido las lecciones que me brindaron
sibles cognitivamente para las personas para las personas de los barrios y de las selvas, la
las cuales la realización de la autoatención importancia de los diálogos entre personas le-
requiere de tácticas diarias para lidiar con gas y profesionales. Cada contexto requiere de
dichas inequidades, se necesitará de colabo- nuevos esfuerzos de identificación de los sa-
ración entre profesionales y personas legas beres médicos, las inequidades en salud y las
para poder trabajar en pos de la justicia en inequidades en salud y comunicación además
salud y comunicación. de la exploración creativa de nuevas formas de
Lo que se necesita, en consecuencia, son enfrentarlas. Sin embargo, estas experiencias
colaboraciones del tipo que produjo Barrio sí ofrecen algunos principios básicos. Primero,
Adentro y que formó la investigación del una oposición binaria entre salud y comuni-
equipo respecto de la epidemia. Así como cación, medicina y medios que reproduce las
la epidemiología popular es crucial para inequidades en salud y comunicación domi-
desafiar a las epidemiologías hegemónicas, nantes. Se tienen que revisar las definiciones
necesitamos epidemiologías en salud y co- de salud, atención, cura y biomedicina para
municación populares para convertir la con- ver cómo los tipos de dimensiones comuni-
ciencia cotidiana de inequidades en salud y cativas que he trabajado aquí residen en ellas
comunicación en inventarios sistemáticos de profundamente, no en esferas separadas y pe-
dónde se ubican en contextos clínicos, epi- riféricas. Segundo, cualquier intento de lograr
demiológicos, legislativos y periodísticos y justicia en salud debería incorporar desde sus
los efectos que traen. En mi caso, las inequi- inicios el principio de justicia comunicativa en
dades en salud y comunicación se hicieron salud. Los esfuerzos colaborativos para estruc-
visibles para mí al trabajar junto a las pobla- turar cómo el trabajo de cuidado y el trabajo
ciones urbanas de bajos ingresos que ayuda- de comunicación en salud se unen a través de
ron a diseñar e implementar Barrio Adentro y las nociones de igualdad y justicia son un im-
a residentes del Delta durante las epidemias portante primer paso. Tercero, la justicia co-
de cólera y rabia. Mi propia formación en an- municativa en salud no debe convertirse en
tropología lingüística y antropología médica otro eslogan para realizar pequeños ajustes
fueron fundamentales para que tuviera algo capaces de consolidar las relaciones existen-
que aportar, pero ninguna teoría o metodo- tes de poder sino, siguiendo la propuesta de
logía me hubiera permitido aprehender estas Conrado, Enrique, Norbelys, Tirso y las ma-
cuestiones solo. Por eso es que insisto que dres y los padres del Delta, para permitirnos
expongo sus percepciones aquí, pero no las imaginar, debatir y construir mundos sociales
presento como propias. alternativos realmente justos e igualitarios.

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AGRADECIMIENTOS 10. Martín Barbero J. De los medios a las me-


diaciones: Comunicación, cultura y hegemonía.
Mi primera deuda en este texto es a quienes per- México: Ediciones G Gili; 1987.
dieron a sus hijos e hijas en la epidemia. La in-
vestigación de la epidemia se realizó de forma 11. Briggs CL. Perspectivas críticas de salud y he-
colaborativa con Norbelys Gómez, Tirso Gómez, gemonía comunicativa: Aperturas progresistas,
Clara Mantini-Briggs, Conrado Moraleda Izco, y enlaces letales. Revista de Antropología Social.
Enrique Moraleda Izco. La doctora Mantini-Briggs 2005;14:101-124.
participó en el trabajo etnográfico que se realizó
12. Jakobson R. Signe zéro. In: Rudy S. (ed.). Se-
en los años subsiguientes. He tratado de hacer
lected writings of Roman Jakobson II: Word and
explícitas sus múltiples contribuciones no solo
language. The Hague: Mouton; 1971. p. 211-219.
en la recolección de datos, sino en las ideas que
elaboro aquí. También agradezco a Eduardo Me-
13. República Bolivariana de Venezuela, Coordi-
néndez, por los años de amistad y diálogo.
nación de Epidemiología, Misión Barrio Adentro.
Estado Delta Amacuro: Informe preliminar de
visita a la comunidad de Mukoboina (20 sept-
embre 2007). Caracas: MBA; 2007.
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DESCUBRIENDO UNA FALLA TRÁGICA EN LAS POLÍTICAS REVOLUCIONARIAS DE SALUD 427

SALUD COLECTIVA. 2017;13(3):411-427. doi: 10.18294/sc.2017.1152


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FORMA DE CITAR
Briggs CL. Descubriendo una falla trágica en las políticas revolucionarias de salud: desde las inequidades en salud y
comunicación a la justicia comunicativa en salud. Salud Colectiva. 2017;13(3):411-427. doi: 10.18294/sc.2017.1152.

Recibido: 26 de septiembre de 2016 | Aprobado: 20 de octubre de 2016

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Traducido del inglés por Vanessa Di Cecco

Salud Colectiva | Universidad Nacional de Lanús | ISSN 1669-2381 | EISSN 1851-8265 | doi: 10.18294/sc.2017.1152

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