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LECTURA

Pues bien, "cultura" es el conjunto de todo aquello que, en los planos material y
espiritual, el hombre construye sobre la base de la naturaleza, ya sea para modificarla,
ya sea para modificarse a sí mismo. De esta suerte, es el conjunto de los utensilios e
instrumentos, de las obras y servicios, así como de las actitudes espirituales y formas
de comportamiento que el hombre va formando y perfeccionando a través de la
historia como caudal o patrimonio de la especie humana.

No vivimos en el mundo de una manera indiferente, sin rumbo y sin finalidad. Al


contrario, la vida humana es siempre una búsqueda de valores. Vivir es
indiscutiblemente optar diariamente, permanentemente, entre dos o más valores. La
existencia es una constante toma de posición de acuerdo con unos valores. Si
suprimimos la idea de valor, perderemos la sustancia de la propia existencia humana.
Vivir es una realización de fines. El más humilde de los hombres tiene objetivos que
alcanzar, y los realiza muchas veces sin tener plena conciencia de que hay algo
condicionando sus actos.

El concepto de fin es básico para caracterizar el mundo de la cultura. La cultura existe


porque el hombre, en su búsqueda de la realización de fines que le son propios,
modifica aquello que le es "dado" modificándose a sí mismo.

Para ilustrar este tránsito de lo natural a lo cultural - advierte Jaspers que la naturaleza
está siempre en la base de toda creación cultural - se acostumbra a presentar el
ejemplo de un científico que encuentra en una caverna un pedazo de sílex. Tiene ante
sí una pieza tosca, muy vecina de lo natural espontáneo y, considerándola con ojos de
geólogo, indaga sus cualidades para clasificarla según los esquemas del saber
positivo. Un examen más atento revela que aquel trozo de sílex recibió una forma
resultante de la interferencia humana, del trabajo del hombre, adecuándose a fines
humanos para servir como utensilio, como hacha, como arma. Desde este momento lo
dado de la naturaleza se convierte en elemento de cultura, adquiriendo una nueva
significación y dimensión, exigiendo la participación del etnólogo, del estudioso de la
antropología cultural. Este ejemplo, que nos lleva a los orígenes de la cultura, tiene el
mérito de mostrar la vinculación originaria de la cultura con la naturaleza y contribuye a
ponerse en guardia frente a ciertas exageraciones culturalistas que hacen hombre un
Barón de Munchausten.

Miguel Reale.

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