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«Rosario ocupa uno de los

primeros lugares en mi
corazón. Es mi tierra.
Son los amigos entrañables
de la infancia, esos que no
se olvidan jamás. Cuando
siento que las pilas me
fallan, voy a cargarlas allá».
ALBERTO «EL NEGRO» OLMEDO
De buen humor
Mil historias y anécdotas pueden contarse para
describir la personalidad de Alberto Olmedo.
Pero tras repasar su carrera y escuchar a aque-
llos amigos que lo conocieron desde su infancia,
algo se destaca especialmente: siempre fue un
tipo alegre. «Humilde, bueno, sincero, simpático,
agradable, honesto, todo en él era positivo», agre-
ga Víctor Morjosé, quien lo conoció cuando con
15 años Olmedo apareció para sumarse al grupo
Arriba: La eterna sonrisa de Olmedo, en de gimnasia plástica (acrobacia) de Newell’s Old
su juventud. Boys. Aquel día, recuerda Morjosé, «conocí a un
Abajo: Una típica figura de cuando hacía negrito esmirriado, flaco, pobre... que con el tiem-
acrobacias. “Como era liviano, el Negro po llegó a tener una personalidad bárbara, una
siempre era el de arriba”, recuerdan sus postura cada vez más de gentleman». «Era un
amigos.
pibe muy entrador y afectivo» enfatiza Osvaldo
«El Flaco» Martínez, quien iba a la misma escue-
la que el Negro y fue quien lo acercó al grupo de
acrobacias hacia fines de 1947.

Muchos se sorprenden de que Olmedo hiciera


acrobacia, o lo consideran un dato menor, un de-
talle pasajero de la infancia. Pero aquellos años
en el equipo de acrobacia sin duda formaron la
base de esa soltura, de esa manera de actuar que
llevaría al español José Sacristán a repetirle a sus
alumnos, en sus clases de actuación: «Si quieren
aprender a moverse en el escenario, miren cómo
se mueve Alberto Olmedo».
Recuerdo de un reencuentro del grupo de acrobacias, en 1969.
Puede observarse el nombre y la firma de Olmedo.
La acrobacia
Además de una disciplina,
un deporte, la acrobacia fue
para el Negro esa etapa don-
de se hacen los amigos de
siempre. «Practicábamos de
noche, lunes, miércoles y vier-
nes -explica Martínez-. Nos
encontrábamos en el bar El
Aviador, en Suipacha y Salta
(actual restaurante La chan-
cha y los 20); esa era nuestra
esquina. Íbamos llegando y de
20 a 20.15 en la radio estaba el
Glostora Tango Club («Glostora»
era un fijador para el cabello,
auspiciante del segmento),
que pasaban tangos con la or-
questa de Alfredo de Angelis.
Cuando terminaba el progra-
ma salíamos. A veces íbamos
caminando y otras veces, si
todos teníamos las diez guitas
(diez centavos) para el tranvía,
llegábamos hasta Ovidio Lagos
y de ahí el tranvía iba derecho
hasta el Parque de la Inde-
pendencia». A la vuelta cuen-
ta que, si les quedaban unos
centavos, solían parar en una
lechería que estaba sobre Ov.
Lagos a la altura de Mendoza,
Arriba izq: Los amigos Osvaldo Martínez y Víctor Morjosé, en 2015, a las puertas de Newell’s. donde comían pizza acom-
Arriba der: En Punta del Este, cuando invitó a Víctor a subir al escenario en medio de un show. pañada por un vaso de leche.
Abajo: En una fiesta familiar, con Víctor y Osvaldo.
«La leche venía en botellón tipo la fonomímica. Resulta que, era pleno verano, y se había metido en la
papagayo, era una comida barata pista un cascarudo de esos grandotes, entonces el Negro pegaba con
para nosotros». el bastón en el piso y el cascarudo se alejaba, pero cuando él ama-
gaba a irse el cascarudo volvía... ¡Parecía que lo tenía amaestrado!».
Aparte, los fines de semana prac-
ticaban en algún otro club de Ro-
sario o, frecuentemente, viajaban
a alguna ciudad del interior para
hacer exhibiciones. «El conjun-
to de acrobacia de Newell’s fue
importante», advierte Osvaldo,
quien recuerda también dos viajes
a Mendoza y Chile, en 1951 y 1954.
«Yo hacía acrobacia cómica con el
Negro (que era flaquito, ¡volaba!)
y aparte él empezó a hacer lo que
entonces se llamaba fonomímica,
(una actuación en base a playback).

«En Chile, me acuerdo que con el


grupo terminamos un número de
gimnasia plástica, nos fuimos a
cambiar y le dejamos la pista al
Negro para que haga fonomímica;
salía con un sombrero, parecido al
bombín que usaba siempre, y un Detalle: publicidad del micro radial
bastón. Y pasó el tiempo y ya está- que escuchaban en el bar El Aviador.

bamos cambiados y no terminaba En ambas fotos, la esquina de Salta


y no terminaba, y sentíamos cómo y Suipacha.
se reía la gente, pero se mataba Arriba: Osvaldo Martínez, Alberto Ol-
medo, Víctor González, Osvaldo Lian-
de risa, aplaudía, y nos decíamos za y Víctor Sinito.
¿qué mierda está haciendo? Por- Abajo: el actual restaurante, donde
que no se escuchaba la música de funcionaba El Aviador.
Es una anécdota más, entre
muchas otras, pero evidente-
mente la habilidad de Olmedo
para improvisar y divertirse
con el público ya estaba pre-
sente desde entonces.

El barrio
Además de Martínez y Morjo-
sé, en el grupo de acrobacia
estaban Enrique Borla, Héctor
«Chiquito» Reyes, Tuly Dobry,
Aquiles Pacensa, Bención Do-
bry (que era el director)... eran Olmedo con el grupo de acrobacias y amigos en la ex confitería de “la montañita”,
unos 15 en total. Entre ellos actualmente parte del Jardín de los Niños, en el Parque de la Independencia.
había varios amigos del barrio,
del antiguo barrio Sunchales, levantaba de una patada en el sketchs y bailes, a ustedes les
que se llamaba así por la esta- culo, no se podía pasar para el puede gustar... Por ejemplo el
ción de trenes. Una ordenanza otro lado, era prostibulaje». 9 de julio tenemos que hacer
municipal ha rebautizado a pericón nacional, no hay mu-
este barrio con el nombre de Las tablas chachos y no queremos vestir
Alberto Olmedo, aunque sigue «El Negro era muy buen acró- chicas de muchachos». Ante
siendo conocido como Pichin- bata, pero le gustaban las los primeros gestos de duda,
cha en asociación a su pasado tablas», retoma el Flaco Mar- esta amiga del grupo agregó:
prostibulario. En palabras de tínez, recordando que «en el «No saben la cantidad de chi-
Martínez: «El barrio nunca se Centro Asturiano empezó lo cas que hay, chicas lindas...».
llamó Pichincha, lo que pasa que era teatro-teatro». Un día Entonces Chiquito Reyes saltó:
es que la calle Pichincha era estaban en Newell’s y se les «¿Cómo?», y el Negro: ¿Cóooo-
donde estaba el grueso de acercó Nora Gasparini, del mo?? Y así fue que, ya para
los quilombos. Era una cosa equipo de patín del club, y mediados de 1948, empezaron
seria. La calle Salta era como les dijo algo así: «En el Cen- a actuar con la Troupe Juvenil
la línea Maginot, si tu viejo te tro Asturiano hay un conjunto Asturiana, en el Centro Astu-
encontraba del otro lado te muy lindo y quieren incorporar riano de San Luis 644, sobre el
mismo escenario que hoy lleva la dupla Toño y Olmedo, junto en un gran bailarín. Además,
el nombre Alberto Olmedo. a Antonio Ruiz Viñas. como parte de la claque, «iba
todas las noches y se quedaba
Se formó un grupo muy lin- Estando en el Centro Asturia- dormido en ‘el gallinero’, el lu-
do; «cantábamos, bailábamos, no conoció a Salvador Naón, gar de arriba del teatro -cuen-
nos divertíamos mucho», dice alias Chita, que era el director ta Martínez-; limpiaba, barría y
Gasparini, asegurando que de la claque del teatro La Co- se quedaba dormido ahí».
cuando fue famoso, en sus media y fue quien les enseñó
actuaciones Olmedo muchas a él y a su grupo a hablar en A veces dormía también en un
veces hacía movimientos de rosarigasino. Chita manejaba restaurante que se llamaba
baile español que practicó en entradas a bajo precio o deja- El Nacional, que estaba fren-
el Asturiano. También fue allí ba pasar a los integrantes de te a La Comedia. Era un lugar
donde aprendió fonomímica. la claque, cuya función era típico para caer después de la
«Una vez, haciendo fonomí- aplaudir cuando correspondía salida de los teatros. «El Ne-
mica en mi casa, hizo descom- para arrancar los aplausos del gro era el único que venía por
poner a mi padre de tanto que público. La pasión de Olmedo la vereda, saltaba y entraba a
se rió», rememora Nora en por las tablas lo llevó a sumar- El Nacional por la ventana, lo
el libro «Un monumento a la se decididamente a la claque y hacía por jorobar, y el dueño
amistad», donde cuenta tam- a participar cada vez más del aunque era muy estricto, muy
bién: «En una parodia de dan- mundo del teatro. hincha pelotas, al Negro se
za de ballet clásico el Negro lo permitía, a él solo, por esa
bajaba colgado de una soga Sus amigos recuerdan que le cosa especial que tenía él».
del techo vestido con un tutú, gustaba mucho moverse en
con esos movimientos gracio- el escenario, bailar, zapatear, Éramos tan pobres
sos que él solo sabía hacer; en y que cuando algún bailarín Alberto Orlando Olmedo nació
esa función hubo una mujer español reconocido ensayaba en una casa ubicada en Callao
asturiana que se hizo pis de la en La Comedia él entraba en 73 bis el 24 de agosto de 1933.
risa». De aquella época vale confianza en seguida y le pedía Creció en un conventillo que
recordar también el humor del que le enseñe algunos pasos, existía en Tucumán 2765, jun-
dúo Hércules y Herculito, que así nomás, porque lo sentía, no to a su mamá, su hermano
hacía con Osvaldo Martínez, y porque quisiera transformarse menor y su hermanita, en una
«La música me alegra, me
gusta ir a bailar, la música
moderna me gusta, aparte
Izq. La Troupe del Centro Asturiano.
Arriba der: Placa en homenaje al Negro en el Centro Asturiano. de los tangos que siempre
Abajo der: Teatro La Comedia. me han gustado de chico».
«Era vago pero le iba bien»,
recuerdan sus amigos.

Arriba izq.: Vistas de la casa donde nació.


Abajo izq.: Certificado de egreso de la escuela primaria
(se aprobaba con 2; la nota máxima era 5).
Arriba der: Escuela Juan Francisco Seguí.
Abajo der: Escuela Almafuerte.
pieza que enfrente tenía una gunda, la tercera... hasta que el entonces se llamaba Salud y
pequeña cocina, más allá un trajecito le quedó chico» cuenta Prana, en Córdoba y Entre Ríos,
patio con una pérgola y, al fon- Osvaldo sonriendo, y explica: la cual luego se trasladó a Entre
do, el baño compartido. Vivió «Porque a los que tomaban la Ríos 973 cambiando su nombre
también mucho en la casa de comunión la iglesia les daba por panadería Lucana.
una tía («que lo crió más que chocolate con facturas y enton-
la madre», según Martínez), la ces él volvía y volvía a tomar la Después, puede decirse que
misma casa donde nació. comunión, como un caradura; el primer trabajo serio que
él mismo después lo contaba». tuvo fue en la imprenta Sudi-
Fue a la Escuela Juan Francis- lovsky y Calderón, que esta-
co Seguí, ubicada en Ricchieri Para ayudar a su familia, desde ba sobre Dorrego, entre Rioja
350, dejó antes de empezar el muy chico el Negro se vio en la y San Luis. Eso sería ya en
último año y finalmente, ante necesidad de trabajar. Comen- el año 1948. Entonces tam-
la insistencia de sus amigos, zó repartiendo carne para la bién sus amigos del barrio,
terminó la primaria en 1948 en carnicería y verdulería de José Martínez y Sinito, tenían sus
la escuela nocturna Almafuer- «Pepe» Becacecce, que estaba primeros trabajos. «Íbamos
te de Salta 2558. Comentando en Salta 3111. Fue su primer juntos por calle Córdoba has-
sus calificaciones, dicen que empleo, a los 12 años. Como ta la plaza San Martín, nos
«era vago pero le iba bien». después del mediodía le que- sentábamos un rato en un
daba tiempo empezó también banco, del lado de Dorrego,
Su infancia fue transcurriendo a trabajar en la panadería de ellos fumaban un pucho y,
en aquel barrio humilde, que Carlín (Tucumán casi Callao, en- cuando se hacía la hora, el
por las noches se transfor- tre Callao y Rodríguez). Repartía Negro salía para la derecha
maba en la «zona roja» de la pan en un triciclo de esos clási- a la imprenta y nosotros se-
ciudad. Entre esas calles, cer- cos, pesados, que tienen el cajón guíamos por Córdoba para el
canas al puerto y a la estación adelante sobre dos ruedas. Para centro», recuerda Martínez.
de trenes, no faltaba una iglesia, llevar más, cargaba primero Pero el trabajo en la imprenta,
la Iglesia de la Inmaculada Con- el cajón, lo cerraba, y arriba contando sobres y resmas o
cepción (Ricchieri 280), en aquel ponía una canasta llena de un haciendo de cadete, no se con-
entonces más rústica, de ladrillo pan especial que llamaban pan vertiría en un sustento estable.
sin revocar. «Allí tomó la prime- de miel. El recorrido siempre Por el contrario, terminaría
ra comunión; la primera, la se- incluía a una panadería que abruptamente. El propio Olmedo
jor debido a la falta de ‘labuga- gos de la primera infancia y con
suro’, pero voy tirando», escribía unos 10 años, el Negro empezó
en julio de 1952 en una carta a a ir también a su casa. «Su gran
su amigo Osvaldo, cuando este placer era comer los fideos con
se encontraba haciendo la co- salsa y albóndigas que hacía mi
limba. Le contaba también acer- vieja», rememora, y apunta un
ca de una función realizada en comentario que ayuda a com-
el Club Policial «que si bien no prender tanto la simpatía que le
fue de las mejores, fue discreta» profesaban quienes lo rodeaban
y le enumeraba el programa de como el culto a la amistad que
otra que estaban preparando Olmedo supo mantener a lo lar-
para el mes siguiente. go de su vida: «Él vivía su tiempo
en las casas de sus amigos, así
Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Los amigos de siempre fue compartiendo, disfrutando
Era todavía muy chico, tendría y aprendiendo cada cosa bue-
le contaría a Sinito algo así: entre 7 y 9 años, cuando su ma- na de esas familias; tal vez, esa
«Tenía que llevar un encargo dre, para ir a trabajar, empezó a haya sido una de sus virtudes».
y estaba cansado así que me dejarlo un par de días por sema-
senté un rato en una placita na en lo de Salvador Lianza, una «De esa infancia guardó siem-
y me dormí; cuando volví el casa antigua ubicada en Salta pre un inmenso cariño para los
ruso me dio el olivo». Desde 3061 que tenía una peluquería padres de Osvaldo Lianza, Víc-
entonces el Negro se volcó en el frente a la calle. Salvador tor Sinito y mis padres, y ellos
más y más al mundo del tea- fue como un tío para él. En ese hacia él, porque era un pibe
tro. Se las fue rebuscando para edificio -declarado inmueble de muy entrador, muy simpático»,
abrirse camino en lo que le valor histórico- Olmedo pasó observa Osvaldo Martínez. Re-
gustaba, hacer acrobacias en largas horas de su infancia. Ahí vela, además: «Cuando ya era
Newell’s, bailar y actuar en el fue también donde conoció a muchachito le daba no se qué
Centro Asturiano o sumarse a dos de sus más entrañables compartir la pieza con la mamá
la claque y aprovechar todas amigos, Osvaldo Lianza (hijo de y la hermanita. En ese entonces
las oportunidades de subirse Salvador) y Víctor Sinito (primo era como un hijo más de mi vie-
al escenario en La Comedia. de Osvaldo). ja..., a veces yo llegaba a mi casa
«No la estoy pasando de lo me- Cuenta Sinito que, entre los jue- y estaba él, y mi vieja me hacía
señas para que no haga ruido por-
que el Negrito se había dormido».

Comer o dormir en lo de sus


amigos, así como pasar las no-
ches en La Comedia, o en El Na-
cional, formarían parte de una
etapa algo nómade de su juven-
tud, derivada de las privaciones
que supo sobrellevar con humor
y de un modo que enriqueció
tanto su personalidad.

Pero aquellas carencias nun-


ca se notaron en el grupo de
amigos. A nadie se le ocurría
hacer diferencias. Para tomar
el tranvía o comer algo en un
bar, cada uno ponía lo que
tenía y se repartía y listo, la
plata que había era la de to-
dos. «Con el tiempo, él supo
agradecer con creces aquel
desinterés de la amistad» re-
marca Víctor Morjosé, y luego
deja en claro que «a pesar de
la pobreza el Negro se vestía
bien, no andaba de harapos»
y «nunca nunca, a pesar de
las necesidades que tuvo,
Arriba: Fachada actual de la vieja casa de Salvador Lianza, quien fue como un tío
nunca pidió algo y mucho me- para el Negro. Abajo, junto a sus amigos en el patio de esa misma casa.
nos se aprovechó de algo».
que quedaba en Pichincha y
Jujuy.
Más allá del barrio, entre otros
sitios que signaron la juventud
de Olmedo, deben mencionarse
los bailes de carnaval en el club
Gimnasia y Esgrima de Rosario,
en el Parque de la Independen-
cia, adonde asistían vestidos con
trajes españoles que tenían del
Centro Asturiano. Eran los días
en que un poeta callejero, un
personaje llamado Alfonso
Alonso Aragón, era coronado
“¡Si habré dormido ahí!, decía El negro al pasar junto a este ombú, ubicado en Mitre y el río. cada año como indiscutido
Rey Momo de Rosario.
Semblanzas de otros tiempos grandes y los poníamos boca
Mientras tanto, en aquellos abajo para patinar en las vías». Entre los recuerdos brilla
años no faltaban andanzas Las vueltas de la barra se otro lugar especial, junto
de barrio. Entre otras histo- extendían también hasta la al río, donde desemboca la
rias, Martínez recuerda una actual Estación de Ómnibus calle Mitre: «Todavía está el
picardía de adolescentes: «Su- (Caferatta y Santa Fe), que ombú donde el Negro solía
bíamos al tapial de la antigua entonces era una terminal de descansar, ahí se hacía la
cervecería Schlau (que estaba trenes llamada «la estación siestita a la sombra», advier-
en Brown entre Francia y Vera francesa», adonde iban a fu- te Morjosé. Incluso dice que
Mujica, en el actual boliche mar ocultándose de sus pa- más de una vez, ya en la épo-
Madame, al lado de las vías) dres. A veces, alguna noche ca en que era famoso y volvía
y cuando llegaban los trenes que llovía y decidían no ir de tanto en tanto a su ciudad,
cargados de sandías agarrá- al grupo de acrobacia, tam- Olmedo evocaba los tiempos
bamos una cada uno, nos co- bién podían filtrarse en el de su infancia al pasar por
míamos el corazón, y del resto teatro cómico Casino, un aquel ombú: «...si habré dor-
elegíamos los pedazos más teatro frívolo para hombres mido ahí!»
Un gentleman con picardía mina iba al baño, cuando vol-
de barrio vía, él se levantaba y le corría
Olmedo se crió en un conventi- la silla... ¿De dónde sacó eso?»
llo, apenas terminó la primaria se pregunta Víctor Morjosé.
en una escuela nocturna, tuvo Y ya de grande, «para ir en su
que trabajar desde muy chico, auto, te abría la puerta del
dormía a veces donde lo vencía acompañante primero para
el sueño para dejarle espacio en que vos te sientes, cerraba la
la pieza a su madre y sus herma- puerta, daba la vuelta y recién
nos, y, sin embargo, era un chico ahí se sentaba él. Un chico con
educado, amable, correcto. La su mamá y su hermana en un
educación y el buen gusto fue- conventillo, ¿de dónde mier-
El guapo Piolín
ron algo natural en él. da sacó eso?», insiste Osvaldo
Martínez.
«Eso lo traía adentro», asegu- de puchero, con una napia...
ran sus amigos, y deslizan que Al igual que la galantería con entra y ya desde la puerta me dice
podría haber habido también las mujeres, el buen gusto, ‘flaco, acá hay alguno fuman-
algo de herencia familiar. Su esa cosa de von vivant que do importados’. ¿Y cómo se dio
padre, de apellido Mautone, tenía, el placer por una copa cuenta entre tantos olores de un
«era más loco que él, se casó de buen champagne quizás, bolichón...? Pero así era, y encima
varias veces», pero su abuelo, no fueron fruto de su éxito aparece después con un importa-
«el viejo Mautone, era dueño económico cuando alcanzó do en la mano (…), seguramente
del cine Echesortu (Mendoza la fama. Ya de chico tenía una de algún marinero que venía del
y Castellanos), era un señor, sensibilidad especial para puerto».
a la sala lo llevaba un chofer... esas cosas. Tenía cierto refi- «También era muy observador»,
Cuando de grandes nos entera- namiento hasta en el olfato, asiente Morjosé, remarcando una
mos de esto, nos dimos cuenta ejemplifica Martínez: «En el capacidad del Negro que lo ha-
que algún gen tenía Olmedo». bar El Aviador se comía pizza, bría ayudado quizás a aprender
«Cómo caminaba, cómo se se jugaba a los naipes y a los tanto el modo de moverse en el
paraba... ¿de dónde sabía él dados, había un ambiente es- escenario como la manera de
catar un vino como lo hacía? peso, medio de antro, enton- desenvolverse correctamente en
En una mesa de un bar, si una ces él entra, así como era, falto una mesa.
La partida sa inicial no dudó en recibirlo a la reprimenda, llegó la opor-
Integrado ya al ambiente tea- en su casa. Después consiguió tunidad esperada. Una sema-
tral, Olmedo actuó en un papel una pensión donde quedarse, na después debutó como ac-
secundario de Romerías Espa- enfrentando una imprevisible tor en La Troupe de la TV, un
ñolas, una compañía que se pre- etapa de carencias y desarraigo. programa dirigido por su
sentó durante varias semanas amigo Pancho Guerrero. Du-
en La Comedia. Tuvo entonces El éxito rante aquellos primeros años
una linda amistad con Pancho Pancho tenía un puesto de como actor no dejó de traba-
Guerrero, director artístico del director en la incipiente tele- jar también como técnico, fa-
espectáculo, quien lo incenti- visión blanco y negro de en- miliarizándose cada vez más
vó para ir a Buenos Aires. Poco tonces, en Canal 7. Olmedo con las producciones televisi-
después tomó la decisión de ir a empezó a trabajar allí como vas y, especialmente, con el
probar suerte. tira-cables en mayo de 1955 y manejo de cámaras.
poco después pasó a cumplir Pasó así por distintas actuacio-
En el invierno de 1954, la últi- tareas como switcher. nes hasta que en 1960 llegó su
ma noche antes de su partida Llegó entonces aquella noche primer gran éxito de la mano
coincidió con una fiesta en el crucial, aquella cena de fin de de un programa infantil, el Ca-
Centro Asturiano, donde se año con autoridades y perso- pitán Piluso, junto con Coquito
organizó la tradicional fabada nal del canal, donde se generó (Humberto Ortiz). En 1964 se
asturiana. Allí Osvaldo Martí- una situación tensa, incómo- integró al elenco de Operación
nez recuerda la despedida, en da, y de pronto el Negro salió Ja-Já, un programa de Gerardo y
la puerta del Centro Asturiano, con un chiste, y otro, y terminó Hugo Sofovich, y su carrera ascen-
ya de noche, junto a quien lue- improvisando una actuación dente ya no encontró límites.
go sería su mujer, Quime (tam- en la que, dicen, hasta se subió Con su estilo transgresor y su
bién integrante de la Trouppe), arriba de la mesa mostran- eterna sonrisa, Olmedo llegó a
y otros amigos. «Juntamos do todo su histrionismo y filmar 44 películas en 30 años
unos pesos, lo que pudimos haciendo reír sin parar. y alcanzó una increíble popu-
darle, y nos despedimos». La Al otro día supo que había laridad por TV de la mano de
mañana del día siguiente sal- tensado demasiado la cuerda. una desopilante galería de
dría en tren para Buenos Aires. Temió por su futuro cuando personajes. Llevó al máximo
Allá iría directamente a to- llegó el momento de retomar el arte de la improvisación y
car el timbre en lo de Pancho el trabajo y fue citado por el rompió todos los códigos tele-
Guerrero, quien tras la sorpre- director del canal; pero, junto visivos: no seguía los libretos,
Llegó a filmar 44 películas en 30 años y alcanzó una increíble popularidad de la mano de una desopilante galería de personajes.

pasaba detrás de cámaras en Dictador de Costa Pobre, El yes, un novio cornudo; Osvaldo
plena actuación y fue pione- Pitufo, El Psicoanalista, Chi- Martínez, quien le sacaba la
ro en los «chivos televisivos» quito Reyes, El Operario Cor- novia y el departamento a Chi-
(mención de marcas en medio de dobés, El Manosanta, Álvarez quito Reyes (personificado por
los sketchs) que filtraba con tanto y Borges, El mucamo Perkins, Adrián «Facha» Martel), y Ro-
humor como desenvoltura. Rogelio Roldán... ¡Vale la pena gelio Roldán, un tímido Jefe de
Entre sus personajes más me- googlear y volver a ver aque- Cadetes. «Era todo al revés»,
morables figuran El Capitán llos inolvidables sketchs! se ríe Víctor Morjosé, y explica
Piluso, Rucucu, El Yéneral Sus amigos dieron nombre a que Chiquito Reyes tenía pinta
González, Lucy, El Nene, El personajes como Chiquito Re- y era muy mujeriego, Osvaldo
se casó y se mantuvo fiel a su «Soy un hombre
mujer, y Rogelio Roldán lejos
de ser tímido era un triunfador, bastante introvertido,
un tipo que empezó de abajo, no demasiado alegre,
como el Negro.
normal, generalmente
Curiosamente Rogelio Roldán, serio, pero cuando
el amigo, era rosarino. Había se enciende la luz roja
pasado su juventud en Rosario
antes de irse a probar suerte a
de una cámara
Mar del Plata. Allí fue donde me transformo
conoció al Negro, quien por en otra persona».
la temporada teatral de verano
se mudaba a esa ciudad desde desata «la fiebre Olmedo», vale
principios de diciembre hasta recordar a Javier Portales, César El Capitán Piluso

marzo. «Después nosotros tam- Bertrand, Alfonso Pícaro (alias respetuoso, humilde, caballero,
bién nos hicimos muy amigos, Miseria Espantosa), Beatriz Sa- generoso... En el competitivo
cuando íbamos a visitar al Ne- lomón, Divina Gloria, Susana ambiente televisivo y con pro-
gro allá, dormíamos en la casa Romero, Susana Traverso, Adria- gramas que disparaban récords
de Rogelio», apunta Martínez. na Brodsky, Silvia Pérez..., sin olvi- de rating, él supo mantener ese
dar sus ya clásicas películas junto carácter en todo sentido positi-
Sus amigos a veces lo visita- a Jorge Porcel, Susana Giménez y vo del que hablan sus amigos
ban en Mar del Plata, otras Moria Casán. de la juventud. Ellos mismos lo
veces en Buenos Aires, pero Son muchas las entrevistas en afirman: «Nunca olvidó quién
eran más las veces que el las que estos famosos, después era, ni de dónde venía».
Negro venía a visitarlos a su del fallecimiento de Olmedo,
ciudad. coincidieron en destacar que Un argentino auténtico
el Negro no solamente fue único Efectivamente, tras su partida
Partenaires e irrepetible por su carisma y su a Buenos Aires Olmedo siguió
Entre sus partenaires, especial- increíble genialidad como actor siendo tal cual era: siguió recar-
mente durante el ciclo «No toca y humorista, sino que además gando las pilas en Rosario con
botón» y cuando en los ‘80 se fue un maestro en todo sentido, sus amigos de siempre, siguió
como buen rosarino) ...son algu- así era. «Permanentemente ve-
nas de aquellas expresiones que nía, como él decía, a cargar las
quedaron grabadas a fuego en pilas», recuerda Osvaldo Martí-
el lenguaje popular. nez. No eran pocas las veces que
avisaba de su llegada a Rosario
Para ejemplificar el alcance por televisión. Eran mensajes que
de su popularidad vale recor- él sabía pasar rápidamente, como
dar un ciclo televisivo especial esos «chivos publicitarios» que
realizado en 2007, llamado El prácticamente inventó, y no hacía
Gen Argentino, que a partir de la falta más para que sus amigos lo
votación de la gente, y sobre una pasaran a buscar por el aeropuer-
preselección de 100 nombres, to a la hora señalada.
buscó definir con qué personali-
dad histórica o actual se identi- La salida clásica era entonces
En el clásico sketch con Javier Portales.
ficaban los argentinos. Olmedo juntarse a cenar en el restauran-
fue uno de los cinco finalistas, te Nuevo América, de «Pelusa»
conquistando con su buen hu- en una elección que recayó en De la Horra, que funcionaba en
mor, y siguió disfrutando con el histórico prócer y héroe na- Córdoba y Alvear. Allí se daban
alegría y soltura de la actuación, cional José de San Martín. esas charlas en las que «cargar
hasta convertirse no sólo en uno las pilas» cobraba para Olme-
de los cómicos más relevantes «Cuando termino de do un significado particular:
del cine y la TV sino, especial- grabar me siento con el reencuentro con los amigos,
mente, en una personalidad en- pero también con los chistes, los
trañable que popularizó frases y una sensación de vacío, gestos, las historias, las picar-
gestos que hoy son parte de la como que entregué todo días de los amigos. Es que, según
idiosincrasia de los argentinos. lo que tenía». coinciden Morjosé y Martínez, sin
«Y, ¡si no me tienen fe!», «¡De dejar lugar a dudas, «el Negro era
acaaaaá!», «¡Éramos tan po- Siempre estuvo cerca el menos cómico del grupo».
bres!», «¡Poniendo estaba la «Rosario siempre estuvo cer- Aquellos reencuentros tenían
gansa!», «¡Adianchi, adianchi!!», ca», diría el cantautor Fito Páez que ver entonces con algo que
«Si ‘vamo’ a hacerlo ‘vamo’ a ha- en el tema que compuso como él mismo decía, repitiendo un
cerlo bien» (comiéndose las «s», homenaje a Alberto Olmedo. Y dicho árabe: «Tenemos una
boca y dos oídos, para escuchar
el doble de lo que hablamos».

Cuando un amigo se va
Inesperadamente, durante el ve-
rano de 1988 en Mar del Plata,
donde había estrenado la obra
Éramos tan Pobres, Alberto Ol-
medo tuvo un trágico accidente:
en la madrugada del 5 de mar-
zo cayó desde el balcón de su
departamento del piso 11 del Izq. El negro Olmedo, con la bandera de Rosario Central. / Der. La estatua de bronce en
tamaño real, de la escultora Carmita Battle, reposa sobreun banco de plaza en Rivadavia
edificio Maral 39, falleciendo y Pueyrredón.
prácticamente en el acto.
Un canalla ilustre una placa recordatoria, tallada
«Durante 25 años, cada 5 de Olmedo no fue un hincha de en madera, y plantando cuatro
marzo, fecha en que murió, y cada los que pueden recitar la de- “Lapachos de la amistad” en el
24 de agosto, cuando cumplía los lantera de un equipo de hace Parque Alem.
años, íbamos a la Inmaculada 10 años. Sin embargo nunca
Concepción a la misa y después dejó de reivindicar orgullosa- El homenaje de su ciudad
de ahí a comer todos juntos a mente que era de Rosario y de La idea de hacer un monumento
Nuevo América, con nuestras mu- Central (es decir, hincha “cana- o un homenaje que lo recuerde
jeres y amigas, íbamos a comer y lla”). La propia Municipalidad estuvo presente desde un princi-
a recordarlo, pero no a llorar, íba- lo reconoció en 1995 cuando pio entre sus amigos. Fue así que
mos a reírnos, a pasarla bien, nos nombró, con el voto unánime contribuyeron a dar identidad
reuníamos alrededor del amigo del Concejo Municipal, a la es- al bar La Esquina del Negro,
que ya no estaba», declara Os- quina de Génova y Cordiviola, en Callao y Brown, pero no
valdo Martínez, explicitando el de la cancha de Central, como era eso lo que buscaban. La
largo homenaje que nació de su la esquina Alberto Olmedo. concreción de aquel impulso
barra de amigos hasta la fecha en llegaría de la mano del artista
que el Negro hubiera cumplido Poco antes, el 24 de agosto de plástico Dante Taparelli, director
80 años (2013); homenaje que 1993, la Comisión Directiva de de Diseño e Imagen Urbana de
ha proseguido luego de distintas Rosario Central le rindió un es- la Municipalidad de Rosario.
maneras. pecial homenaje descubriendo Morjosé relata: «Cuando Dante
Der. esquina Alberto Olmedo (Génova y Cor-
diviola) / Arriba. Detalle placa /
Izq. Lapachos de la amistad

nos invitó al taller de la escultora plaza, con la relajada acti-


«Lo que realmente
(Carmita Battle) nosotros está- tud que él adoptaba duran- deseo de corazón es
bamos bastante celosos... había- te los sketchs de «Álvarez que no solamente me
mos hecho muchas gestiones de y Borges» ( junto a Javier
nuestra parte pero nada, y él lo Portales, su gran partenai-
vaya bien a mí, sino
había logrado por otro lado. Así re, quien también vivió su que nos vaya bien a
que cuando vamos al taller y nos infancia en Rosario). A un todos».
descubren la escultura, le dimos costado se alza un peque-
vueltas y vueltas, serios, bus- ño muro con las imágenes Agradecimientos
cándole algún defecto. Pero de otros de sus persona- - Se agradece especialmente a
estaba tan bien, tan bien, que jes: El Manosanta, General Víctor Morjosé y Osvaldo Mar-
lo único que se me ocurre González, Rogelio Roldán, tínez su predisposición para
decirle es ‘me parece que el Rucucu y el Capitán Piluso. rememorar tantas historias a
Negro no tenía los pies tan Hoy, entre quienes visitan partir de su profunda y larga
grandes’ (risas), en serio, está la ciudad, son muchos los amistad con Alberto Olmedo.
bárbaro, estamos muy agra- que se acercan a este ban- - Las citas de Nora Gasparini y
decidos por eso». co para sentarse y tomar- Víctor Sinito fueron extraídas
se una foto con el querido del libro «Un monumento a la
Esta estatua de bronce se en- Negro Olmedo en el barrio amistad», de Heriberto Lovera.
cuentra desde abril de 2007 que lo vio nacer.
en Pueyrredón y Rivadavia, Texto: Santiago Igarzábal
en la zona cercana al río del Fotografías: Alejandro Lamas /
barrio Pichincha. Muestra a Archivo ETUR/ Libro: «Un mo-
la figura de Olmedo en ta- numento a la amistadȍ
maño real, en un banco de
Circuito Alberto Olmedo • 07 Verdulería y carnicería de pasos en la actuación y el teatro.
Algunos sitios se pueden recorrer y Becacecce - Salta 3111. Lugar de • 13 Teatro La Comedia - Mitre
otros son referencias de un pasado su primer trabajo; hoy es una casa 950. Además de integrar la claque,
que ya no está, pero todos ayudan particular junto al Bar El Luchador aquí se relacionó con distintos ar-
a definir las coordenadas entre las (que en ese entonces era un alma- tistas. Fue un habitué y hasta se
cuales Olmedo se movía en Ro- cén de venta a granel). quedaba dormido en «el galline-
sario. Seguir estos pasos permite • 08 Casa de Salvador Lianza - ro» del teatro.
conocer no sólo los lugares sino Salta 3061. En esta casa el Negro • 14 Ombú donde dormía la siesta
también las calles que marcaron pasó largas horas de su primera - Parque España. En su deambular
su infancia y su juventud. infancia. Salvador era como un tío por las calles de la ciudad, el Ne-
• 01 Casa natal - Callao 73bis. para él. gro hizo de este lugar un refugio de
La casa de una tía, donde nació y •09 Restaurante La Chancha y los descanso a pasos del río.
pasó tiempo de su infancia. 20 (ex bar El Aviador) - Salta y Sui- • 15 Parrilla Estilo Las Palmas (ex
• 02 Donde vivió de chico - Tucu- pacha. Aquí se reunía con sus ami- Nuevo América) - Córdoba
mán 2765. El antiguo conventillo gos antes de ir a NOB. Bajaban por •16 Club Atlético Rosario Cetral
donde vivió Olmedo ha sido re- Salta y tomaban Ov. Lagos hasta el Esquina Alberto Olmedo - Génova y
emplazado por nuevas construc- Parque de la Independencia. Cordiviola. Junto al Gigante de Arro-
ciones. • 10 Newell’s Old Boys (NOB) yito, una placa brinda homenaje al
• 03 Escuela Juan F. Seguí - Ricchieri - Parque de la Independencia. Negro como un “canalla (hincha de
350. Su escuela, hasta 5º grado. Ingresaban al club por la Puerta Rosario Central) ilustre, por transmi-
• 04 Iglesia de la Inmaculada 6, frente a El Palomar. La pista tir con alegría la cultura popular”. Al
Concepción - Ricchieri 280. Aquí donde practicaban acrobacia ha acto de inauguración asistieron su ex
tomaba la comunión, año tras cambiado pero estaba cerca de mujer Tita y su hija Sabrina y nume-
año, atraído porque al final ser- ese ingreso. rosos amigos.
vían chocolate con facturas. • 11 Plaza San Martín. Cuando iba • 17 Lapachos de la Amistad
• 05 Escuela Almafuerte - Salta a trabajar a la imprenta hacía el Avenida Arturo Frondizi y Avenida
2558. Donde finalizó la escuela pri- camino con dos amigos del barrio. de los Trabajadores, Parque Alem.
maria, en horario nocturno. Desde Pichincha caminaban por Homenaje del Club Rosario Central
•06 Teatro Casino - Pichincha y calle Córdoba hasta esta plaza y a Olmedo, a cinco años de su muerte.
Jujuy. Ya cruzando la adolescencia, se detenían un rato en el banco
en ocasiones supo visitar este teatro que mira a Dorrego.
frívolo para hombres, del cual hoy • 12 Centro Asturiano - San Luis
sólo queda la histórica fachada. 644. Donde Olmedo dio sus primeros
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