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El proceso de Evaluación en la Psicología clínica

Jonathan Duque Porras


1014209168
Universidad Nacional de Colombia

La evaluación psicológica en el área clínica ha tenido una


transformación a través de su historia que la ha llevado desde el mero
proceso de diagnosticar trastornos basados en un listado de síntomas,
con las respectivas etiquetas y consecuencias que estos conllevan,
hasta una caracterización amplia de los distintos rasgos, tendencias o
conductas típicas asociadas a la manifestación y curso de ciertos
trastornos, así como tratamientos y periodos críticos. Como producto de
esta transformación se han creado manuales diagnósticos, test de
medida e instrumentos de evaluación, distintos métodos de terapia y
formas de interpretación, clasificación y selección de la información que
es recabada mediante entrevista directa con el consultante o por medio
de la interpretación de resultados de los instrumentos de evaluación que
se ha considerado pertinente aplicar.
Aunque existen una gran variedad de manuales diagnósticos de
los trastornos mentales en el mundo, en América el más usado es el
DSM. Este manual presenta cada trastorno mental como una serie de
síntomas comportamentales, no ponderados, que, al cumplirse en un
periodo de tiempo previamente establecido, determinan que el paciente
presenta un cierto tipo de trastorno y requiere tratamiento; más no
presenta información acerca de cómo se llegan a producir estos
síntomas, cuales son los que se deben intervenir primero, ni el proceso
inmediato que debe seguir el terapeuta o psicólogo clínico. Por esta
razón los psicólogos han desarrollado una seria de convenciones, un
lenguaje y unos métodos de organización e interpretación de la
información que suministra el paciente, que le permiten decidir de la
mejor forma posible, qué instrumentos aplicar, dónde buscar la causa
angular del problema y que tipo de tratamiento es el idóneo para tratar
el trastorno en general y el tipo de paciente y estado de su problema en
particular.
De entrada, en la evaluación psicológica, el profesional debe
mantener presentes ciertas recomendaciones para evitar que se
produzca cualquier tipo de sesgo en la evaluación. Primero que todo
debe estar consiente que no siempre el paciente que consulta tiene un
problema que requiera tratamiento, de esta forma no se va a dedicar a
buscar en la información suministrada por el paciente ideas incompletas
o desconectadas que confirme un diagnostico hipotético, sino que va a
analizarla de forma imparcial y objetiva que lo lleve a una conclusión
más acertada; En segundo lugar, evaluar la validez y confiablidad de las
pruebas, test o instrumentos de evaluación que se necesiten aplicar,
teniendo en cuenta la validez de estos para medir el constructo que se
requiere, la pertinencia para el caso y para la población a la que
pertenece el paciente y no caer en el fanatismo de elegir una prueba
sólo por su familiaridad o fama; En tercer lugar y a partir de las dos
anteriores, determinar el tipo de terapia y enfoque más adecuado para
tratar el paciente según su edad y el enfoque de su problema,
Intrapersonal o Interpersonal.
Es deber del psicólogo determinar factores importantes para el
problema entre manos, ponderar estos factores y verificar como
cambian los comportamientos que son representación de estos factores
a medida que se avanza en el tratamiento. El no enfocarse en unos
ciertos factores específicos puede llevar a una mayor amplitud de la
visión de la realidad del consultante, pero a su vez conlleva un
decremento en la fidelidad o pertinencia de esta información para el
tratamiento, tendríamos lo que se llama un océano de conocimiento con
un centímetro de profundidad y esta poca profundidad de la información
llevaría a una pobre efectividad del tratamiento o una limitación en la
evaluación del cambio a partir del tratamiento. Adicional a esto, la
información debe ser interpretada de distintas formas que puedan
mostrar diferentes facetas de la realidad del sujeto, se interpretan como
muestras de un inconveniente, correlatos de un problema intrapsiquico
o signos de un problema paralelo o transversal a los problemas o
muestras de este, en su comportamiento.
En conclusión, el psicólogo clínico a la hora de hacer evaluación,
debe ser objetivo, evitar caer en el verificacionismo con respecto a un
diagnóstico, echar mano de todas las herramientas posibles que le
permitan entender mejor aquello que experimenta el paciente, no sin
antes determinar su pertinencia, y mantener un equilibrio entre la
interpretación propia y profesional de los resultados del paciente y la
información exacta, tal y como se presenta. De esta forma, buscando
entre lo que el paciente percibe de su problema y lo que no logra
percibir, generar estrategias de tratamiento que lleven a una adaptación
exitosa del paciente con respecto a los factores que le generaron
incomodidad o sufrimiento al momento de buscar la ayuda de un
profesional.
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