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- Rawls entiende el deber de asistencia como una especie del deber natural de justicia.
Esta interpretación se basa en dos premisas:
a) En LOP Rawls presenta el deber de asistencia [DAs] como análogo al deber
de ahorro justo [DAJ] de TOJ. La semejanza más importante entre ambos deberes es su
objetivo: realizar y preservar instituciones justas o decentes. Rawls señala que en este
aspecto, el deber de asistencia y el deber de ahorro justo expresan “la misma idea
subyacente”.
b) En TOJ el deber de ahorro justo es una especificación del deber natural de
justicia entre individuos pertenecientes a distintas generaciones 1. La idea que subyace al
deber de ahorro justo es “que poseemos un deber natural de justicia en relación con los
individuos, con independencia de la generación a la que pertenezcan.”
Conclusión: dada la analogía entre el DAJ y el DAs,, la relación que el DAJ
tiene con el deber natural de justicia debe ser la misma que el DAs tiene con el deber
natural de justicia. El DAs sería una especificación del deber natural de justicia de TJ.
B. La solución al problema del ahorro justo. ¿Qué les debemos a las generaciones
futuras?
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Rawls señala: “El principio de ahorro representa una interpretación, a la que se arriba en la posición
original, del deber natural de justicia –previamente aceptado- de sostener y promover instituciones
justas…”.
ordenadas. ii.- El establecimiento efectivo de dichas instituciones. La respuesta a este
cuestión es: el deber de ahorro justo determina una obligación de garantizar los medios,
no el resultado. De acuerdo con esto, el punto de corte es: “alcanzar y mantener el nivel
de desarrollo social –y económico y cultural- necesario para gozar de tales
instituciones.”
b) Para determinar si se han alcanzado las condiciones materiales necesarias para
establecer instituciones justas debe empelarse a concepción de justicia rawlsiana. Si el
principio de la diferencia se incluye en la caracterización de la sociedad justa cuyas
condiciones deben garantizarse, el principio de ahorro justo deja de tener punto de corte.
La solución a este problema es: el principio de la diferencia se refiere a cómo una
generación debe distribuir los recursos de que dispone; pero no sirve para establecer de
cuántos recursos debería disponer.
Para determinar este punto de corte, nos preguntamos por el monto de recursos
materiales mínimos que una sociedad liberal debe poseer para organizarse de modo
justo.
- Las exigencias de ahorro justo restringen al principio de la diferencia del siguiente
modo. La prioridad es que la generación actual posea los recursos materiales mínimos
para permitir el establecimiento efectivo de instituciones justas [DJactual]. Una vez
satisfecho esto, pueden darse dos situaciones:
a) Que pueda destinar recursos al ahorro sin poner en riesgo las bases materiales
mínimas actuales. No se trata de mantener el mismo esquema institucional, sino de
mantener los recursos materiales mínimos para posibilitar la existencia de algún
esquema institucional bien ordenado. Puede ocurrir que para satisfacer el DAJ la
generación actual deba reducir su estándar de vida: en ese caso estaría obligada a
hacerlo.
b) Que no se pueda destinar recursos al ahorro sin poner en riesgo las bases
materiales mínimas actuales. En este caso hay un conflicto entre las pretensiones de la
generación presente y la generación futura. Es necesario realizar cierto sacrificio y se
necesita un criterio que indique qué sacrificio puede exigirse razonablemente, i.e. la tasa
de ahorro. En los actuales sistemas liberales tal situación es improbable: los recursos
más costosos de producir –culturales y educativos- ya han sido obtenidos.
3. Conclusión