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REFLEXIONES SOBRE LA INFLACION

JUAN CARLOS CACHANOSKY

Edición Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires

Serie Temas para meditar Nº 6

PRESENTACIóN

La Fundación Federico Lanus instituyó un premio en 1979 para el mejor trabajo


sobre el tema de la inflación. El premio le fue adjudicado al Licenciado Juan
Carlos Cachanosky.

La Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires tomó conocimiento del trabajo


premiado y, considerándolo de singular interés, resolvió solicitar la autorización
correspondiente para publicarlo, la cual le fue concedida oportunamente.

En este opúsculo de la serie “Temas para meditar” la Fundación Bolsa de


Comercio de Buenos Aires se complace en presentar el referido trabajo, como un
aporte más a la tarea de esclarecimiento que viene realizando.

Febrero de 1980

“Si en este trabajo se dicen palabras duras de algunos de los líderes más grandes
de la humanidad, mi intención no es, espero, disminuirlos. Surge fuerte de mi
convicción que, si nuestra civilización quiere sobrevivir, debemos romper con el
hábito de deferencia hacia los grandes hombres”.

KARL R. POPPER

INTRODUCCIóN

El tema del trabajo Medidas concretas pura solucionar el proceso inflacionario


que afecta a la República Argentina si bien es muy específico no creo que la
inflación en nuestro país se deba a causas diferentes de las del resto del mundo.
La única diferencia con el resto del mundo es el ritmo inflacionario.

Lamentablemente el pensamiento del Profesor Hayek es totalmente cierto cuando


dice: “ ... en el momento actual se espera de los economistas que digan cómo ha
de extirparse del mundo libre la seria amenaza de la inflación acelerada que
-hemos de admitirlo- es el resultado de la política que la mayor parte de los
economistas ha recomendado, e incluso urgido, a los gobiernos. Hoy por hoy
tenemos pocos motivos para sentirnos orgullosos:
como profesión, hemos creado una confusión enorme”. (1) (Las bastardillas son
mías.)
Creo que la frase no puede ser más cierta. Como veremos el problema no es
“simplemente” que no se, pudo detener la inflación sino que además existe una
confusión terrible en cuanto al significado, de la misma palabra . Inclusivo el
análisis “macroeconómico” hizo perder de vista muchos de los efectos de la
inflación y que, luego llevan a conclusiones, erróneas.
Por último creo que muchas de las propuestas sonarán sumamente extrañas por
apartarse de lo que la mayoría de los economistas piensan. Pero en la ciencia lo
que prima es la consistencia del análisis y no la opinión de la mayoría.

DIFERENCIAS EN EL CONCEPTO DE INFLACIóN

Tal vez me equivoque, pero creo que, todos los textos universitarios de economía
(utilizados actualmente) definen a la inflación más o menos de la siguiente
manera: “la tendencia hacia, el aumento continuo del nivel general de los
precios”. De tal manera que gran parte de los -economistas tienen este concepto
de inflación. Por supuesto en el uso cotidiano también la gente se refiero a
inflación como el alza en el nivel de los precios.

Pero lo cierto es que tanto la palabra inflación, y, como también “deflación”, ha


perdido su significado original. Según el Profesor Von Mises “los vocablos
inflación y deflación en modo alguno constituyen conceptos praxeológicos. No
fueron elaborados por economistas; antes al contrario, fue el lenguaje popular
empleado por el público y los políticos el que los estructuró. ...Son numerosas las
gentes que hoy en día denominan inflación o deflación no al... incremento o
reducción de las existencias monetarias, sino, a la inexorable consecuencia de
dichos cambios; es decir a la general tendencia al aIza o a la baja de los salarios
y los precios” (2) (La bastardilla es mía).

Además podemos citar al Profesor Hayek cuando dice: “Mucha de la confusión


existente se deriva del inapropiado uso del término “inflación”. Su original y
correcto significado se refiere al incremento de los medios de pago; lo que, en
igualdad de, otras circunstancias, dará lugar a un alza de los precios. No es
inflación, sin embargo un generalizado incremento de precios que, por ejemplo,
sea consecuencia de la escasez provocada por una mala cosecha “. (3)

Es así como desde el mismo principio, tan sólo en la definición, existe una
diferencia de ideas total entre los economistas. Y no, se trata de un simple
problema semántico, sino que cobra gran importancia en el orden práctico. Pues
como veremos más adelante, puede darse el caso que el nivel de, precios esté
bajando y a pesar de esto cabe la existencia de una inflación oculta para los
Profesores Mises y Hayek, mientras que se estaría en plena deflación para la
gran mayoría de los economistas.
Como vemos la diferencia se hace notablemente profunda. Por lo tanto
trataremos ahora de ver el por qué de la discrepancia.

DETERMINACIóN DEL PODER ADQUISITIVO DEL DINERO

Puesto que el nivel de los precios es la inversa del poder adquisitivo del dinero
veremos entonces cuáles son las variables que determinan a ambos.

El poder adquisitivo del dinero está afectado por tres factores: 1) demanda de
dinero; 2) oferta de dinero y 3) productividad de Ia economía. Analizaremos las
variaciones de cada uno suponiendo que los dos restantes se mantienen
constantes.

1) La demanda de dinero: muchos piensan que la gente demanda dinero en forma


ilimitada, parecería que el dinero no tiene utilidad marginal decreciente como los
demás bienes económicos. Pero este razonamiento confunde la demanda de
dinero para tener a disposición, con el deseo de ser cada vez más rico. Sin
embargo hay demanda de dinero porque la gente quiere disponer de cierta
cantidad de él. Siempre se quiere tener algún saldo de efectivo, unas veces más
otras menos. En definitiva la gente no sólo quiere tener bienes sino que también
quiere dinero.

En teoría el volumen de dinero que la gente quiere guardar depende de la utilidad


marginal del dinero por un lado y la de los bienes y servicios por otra. Es decir si
la utilidad del último peso es superior a la del bien o servicio a comprar entonces
el peso no se gasta. En el largo plazo existe una tendencia a la igualdad de las
utilidades marginales del dinero con la de los bienes. Esto depende de las
valoraciones subjetivas de los individuos.

Si repentinamente la gente decide guardar una mayor cantidad de dinero “ceteris


paribus” deberá disminuir sus compras de bienes y servicios desatando una
tendencia a la baja de los precios. Por el contrario la decisión de guardar menos
efectivo hará aumentar la demanda de bienes y servicios llevando a una
tendencia al alza de los precios. En resumen el poder adquisitivo del dinero varía
en forma directa con la demanda de dinero.

2) La oferta de dinero: cuando aumenta la cantidad de dinero, con demanda y


productividad constante, entonces aumentará la demanda de bienes y servicios y
los precios tenderán a subir. Todo lo contrario sucederá cuando se disminuye la
oferta de dinero, si la demanda del mismo se mantiene constante entonces la
gente disminuirá sus compras y los precios tenderán a bajar. En resumen el poder
adquisitivo del dinero varía en forma inversa con su oferta.

3) La productividad de la economía: un aumento en la productividad aumenta el


poder adquisitivo del dinero y viceversa. Esto es así porque la demanda “real” de
bienes y servicios depende de la producción. La Ley de Say nos dice que la oferta
crea su propia demanda. En efecto, en última instancia los bienes se cambian por
bienes, el dinero simplemente, facilita la transacción. Cuando la productividad
aumenta hay mayor oferta de bienes y servicios y por lo tanto se incrementa la
demanda. En una economía con dinero, esta mayor demanda se manifiesta en un
aumento en el poder adquisitivo del dinero.

Entre los precios de un sistema económico encontramos los costos. El aumento


de la productividad justamente tiene su primer impacto en una disminución de los
costos medios de las empresas. Es por ello que los precios de los bienes finales
bajan sin reducir la rentabilidad de las empresas. De hecho cualquier inversión se
realiza o para reponer desgaste o para aumentar la rentabilidad. Es esta última la
que permite la producción en gran escala y por lo tanto a bajo costo y precio de
venta.

En resumen, el poder adquisitivo del dinero varía en forma directa con el nivel de
productividad.

Es así como la oferta y demanda de dinero junto con la productividad harán variar
el nivel medio de los precios o, lo que es igual, el poder adquisitivo de la moneda.
Pero estos tres factores actúan todos al mismo tiempo, el análisis anterior siguió
uno a uno cada factor viendo sus variaciones y efectos suponiendo el resto
constante simplemente para poder razonar. Sin embargo al variar todos los
factores al mismo tiempo podría ser, por ejemplo, que se incremente la, oferta de,
dinero y al mismo tiempo su demanda, el efecto final dependerá de cuál haya
aumentado en mayor proporción; es decir todo depende del efecto neto. Y a la
vez si se producen cambios en la productividad influirá en algun sentido.

De tal manera que el poder adquisitivo del dinero estará en permanente mutación
como sucede con el precio de cualquier bien o servicio. Nuestro problema es ver
entonces si a estas variaciones en el poder adquisitivo del dinero les cabe el
nombre de inflación o si más bien conviene reservar esta palabra para otro tipo de
variaciones.

EL FACTOR QUE CAUSA INFLACIóN

En un mercado libre el cambio en los precios relativos es justamente la señal que,


“revela” mutaciones en las valoraciones subjetivas de los consumidores. Cuando
éstos demandan más de un determinado bien, bajo condiciones de oferta de
dinero y productividad constante, tendrán forzosamente que o demandar menos
de otro bien o menos dinero. En el primer caso se produce un cambio en los
precios relativos de dos bienes lo cual alentará y desalenltará, la producción de
uno y otro. En el segundo caso lo que cambió fue el precio relativo de los bienes
con respecto al dinero, es decir por una menor demanda de este último aumenta
el nivel medio de los precios disminuyendo el poder adquisitivo del dinero.
Estas mutaciones en los precios relativos son justamente las que permiten una
producción ordenada en el mercado. Si los precios son artificialmente
modificados, es decir por causas exógenas al mercado, entonces se produce una
mala asignación de recursos y la producción se desordena. Por el contrario, si los
cambios en el poder adquisitivo son debidos a variaciones en la demanda de
dinero, ellos están simplemente, reflejando órdenes de los consumidores.

Lo mismo ocurre con los cambios en la productividad, simplemente reflejan a


través del poder adquisitivo del dinero si aumentó o disminuyó la oferta de bienes
y por lo tanto si la gente puede demandar más o si por el contrario debe disminuir
sus compras. Si la productividad de la sociedad disminuye, el nivel de los precios
aumentará, “ceteris paribus” pero esto simplemente manifiesta que el poder de
demanda de la gente ha disminuido. Esta señal del mercado no debe ser alterada
ya que todo lo que se logrará es retrasar el proceso de reajuste. En general, una
baja en la productividad se debe a falta de, capital que se, reflejará, en una alta
tasa de interés que atrae capitales e incentiva el ahorro. De esta manera se
tenderá a corregir la deficiencia. Pero si alteramos las señales del mercado
retardaremos la acción de los factores correctores. De tal manera que los cambios
en el poder adquisitivo del dinero debido a variaciones en la productividad
simplemente reflejan si aumentó o disminuyó el poder de demanda “real” de
bienes y servicios qüe pueden realizar los consumidores.

Por último, llegamos al punto más complicado que es el significado del cambio en
el poder adquisitivo debido a variaciones en la oferta de dinero. Todo incremento
en la cantidad de dinero, como ya vimos, provocará “ceteris paribus”, un aumento
en los precios. La gente en general lo que desea no es que el poder adquisitivo se
mantenga igual sino que se incremente. En un mercado libre la gente por sí sola
selecciona alguna/s mercancia/s que además de gran aceptabilidad y divisibilidad
no pierda poder adquisitivo. Esto se logra, “ceteris paribus”, si la producción de tal
mercancía tiene un crecimiento fuertemente limitado, caso contrario los precios
tenderán a subir. No es que la gente se fije en al ritmo de aumente de la oferta de
todos los bienes y elija el de menor aumento. Sino que por un proceso de ensayo
y error de largos años se van seleccionando las mercancías que dan mejor
cumplimiento a las funciones monetarias.

De tal manera que en un mercado libre, si bien el aumento de la oferta de dinero


hace perder poder adquisitivo, esta pérdida es la mínima posible e inclusive
imperceptible. El mercado por sí sólo se encarga de eliminar cualquier mercancía
que como moneda se vuelva ineficiente. Si el mercado es libre las pérdidas en el
poder adquisitivo del dinero debido al aumento de su oferta es reducido al
mínimo.

Lo importante con el poder adquisitivo del dinero no es que se mantenga


constante sino que: refleje lo más nítidamente posible las señales de los
consumidores de tal manera que la producción sea lo más ordenada posible.
Ahora bien, de todo lo anterior debemos distinguir las variaciones en el poder
adquisitivo que surgen del mercado de las que son exógenas al mismo. Las
señales que surgen del mercado son las que van ordenando la producción, pero
existen distintos factores exógenos al mercado que desvirtúan las señales de los
precios. Una de las formas de alteración es la falsificación de dinero. Esta
disminuye el poder adquisitivo cuando no ha disminuido la demanda de dinero ni
la productividad de la economía y además está aumentando el ritmo de
crecimiento de la oferta monetaria por encima del que el mercado libre logra
reducir. Por lo tanto llamaremos inflación a: la pérdida en el poder adquisitivo del
dinero causado por aumentos en la oferta monetaria exógenos al mercado.

Para ser bien rigidos en el razonamiento, diremos que no puede existir un


aumento en la cantidad de dinero exógeno al mercado puesto que el -dinero es
una mercancía que se produce en el mismo mercado. Para que la inflación pueda
existir los gobiernos deben instaurar el curso forzoso, generalmente de billetes
que sólo él puede emitir. Si no hay curso forzoso tampoco hay inflación, estos
billetes no tendrían valor alguno en el mercado.

No es un capricho querer cambiar el sígnificado popular que hoy en día tiene la


palabra inflación, más bien es darle su primitivo y correcto uso. Tampoco es un
problema semántico, sino que pone más rigurosidad en el análisis. A modo de
ejemplo, supongamos que existe una cierta falsificación de dinero y al mismo
tiempo se produce un aumento en la productividad, de tal manera que el resultado
neto es un aumento en el poder adquisitivo del dinero o sea una disminución en el
nivel medio de los precios. Bajo la concepción popular estaríamos en el caso
contrario al de inflación. Sin embargo con nuestra definición sí ha habido inflación
¡aun cuando el nivel de precios baja!

El problema está en que en nuestro ejemplo el poder adquisitivo del dinero tendría
que haber aumentado más de lo que en realidad lo hizo si no hubiese existido esa
cierta falsificación de dinero. Es decir, en realidad existió un incremento oculto en
el nivel de los precios. Solamente lo percibimos si lo pensamos un poco, pero tal
hecho no se reflejará en las estadísticas.

Esta distinción es sumamente importante porque el mal de la inflación no es que


aumente el nivel medio de los precios sino que trastoca el sistema de precios
relativos. Y esto es tan perjudicial, tanto si se manifiesta un aumento en el nivel de
los precios, como si no lo hace. Aquí está la gran diferencia, mientras gran parte
de los economistas llaman inflación a la tendencia al alza en el nivel de los
precios, otros pocos se dan cuenta de que los mismos efectos perniciosos se
pueden dar aunque los precios bajen. Es que los primeros piensan que las
distorsiones que causa la falsificación de dinero sólo se dan si el nivel medio de
los precios aumenta, cosa que es totalmente falsa.

Para poder tener éxito en la lucha contra la inflación es imprescindible conocer


sus causas y sus efectos. Para ello es importante tener en claro que no es lo
mismo los cambios en el poder adquisitivo del dinero por variaciones en el
mercado que van guiando la producción, que las que provienen de la falsificación
de dinero que desvirtúa la producción a través de la mal-asignación de los
recursos.

EFECTOS DE LA INFLACIóN

Si por causa del aumento en la oferta monetaria todos los precios se


incrementaran al mismo tiempo y en la misma proporción entonces la inflación no
tendría efectos distorsionantes. Pero el hecho es que la nueva cantidad de dinero
la reciben determinadas y específicas personas que compran determinados y
específicos bienes y servicios unos en mayor cantidad que otros. De tal manera
que se modifican los ingresos y precios relativos de la economía que cambian la
asignación de los recursos productivos.

El aumento de la demanda producido por la nueva cantidad de dinero es


puramente monetario; como ya vimos la demanda “real” crece cuando aumenta la
productividad de la economía. Por lo tanto, la reasignación de factores no es
estable, su permanencia dependerá de que se siga incrementando la cantidad de
dinero. Esta mala asignación de recursos lleva a una menor productividad.

Además, sabido es que el alza de los precios destruye el incentivo de ahorrar. La


gente se refugia en la compra de bienes reales para evitar la pérdida de poder
adquisitivo. Esto es un ataque directo a la acumulación de capital en la sociedad.
De tal manera que a la menor productividad de la mala asignación de recursos,
hay que agregarle el consumo de capital por la destrucción del ahorro.

Por último, cuando el ritmo de crecimiento de los precios alcanzan cierto nivel la
gente consume cualquier cosa con tal de no tener “dinero” en las manos.

De tal manera que a la disminución del poder adquisitivo causado por la inflación
de moneda, hay que sumarle la menor demanda de dinero (huida del mismo) y la
menor productividad debida a la mala asignación de recursos productivos y a la
destrucción del ahorro. Por lo tanto, los precios comienzan a subir en mayor
proporción que el crecimiento de la oferta monetaria. Muchos economistas
pretenden demostrar estadísticamente que el nivel de precios y la oferta
monetaria se mueven con cierto paralelismo, mientras, que otros quieren
demostrar lo contrario. Pero, como hemos vísto, el aumento en la cantidad de
dinero no es la única causa de la pérdida del poder adquisitivo del dinero; lo que
sucede es que afecta al nivel de productividad y a la demanda de dinero de tal
manera que puede acentuar la desvalorización del dinero.

COMIENZAN LAS CONFUSIONES

Durante la década del veinte comienza a gestarse la idea, entre los economistas,
de que en situaciones de desocupación y recesión económica un cierto grado de
expansión monetaria lejos de causar inflación disminuirá el volumen de
desocupación y estimulará la producción y las ventas. Para ello era necesario
abandonar la política de moneda dura, cosa que ya habla sucedido en gran
medida con el paso del patrón oro al patrón cambio oro.

Lord Keynes, reviviendo viejas teorías de más de un siglo de antigüedad, le dio


apoyo aparentemente lógico a la política de expansión monetaria que se venía
realizando durante toda la década del veinte. El déficit fiscal y el crédito barato en
otros momentos vergüenza de cualquier gobierno y rechazado por casi todos los
economistas, se transformó en el gran remedio para eliminar la desocupación.

No es que los economistas anteriores a Keynes desconocieran, el hecho de que


cuando existe capacidad ociosa un aumento en la cantidad de dinero estimula, la
producción. Lo que sucede es que rechazaban tal medida por todas las
consecuencias que trae la expansión monetaria y aparte porque solamente
postergaba el problema pero no lo solucionaba. El mismo John Stuart Mill, un
siglo antes de Keynes, cuando sólo tenía veinticuatro años explicó la relación
entre oferta monetaria y capacidad ociosa y al mismo tiempo dio las razones por
las cuales la política era estéril. (4)

Mientras los economistas rechazaban la solución de la expansión monetaria para


eliminar el paro Reynes y sus discípulos la apoyaban. La situación histórica vuelca
la balanza a favor de Reynes. En un sistema “democrático” los políticos tienen
que ganar votos, de tal manera que la política monetaria dura es un obstáculo. Si
al deseo de poder expandir la cantidad de dinero le sumamos la crisis del treinta
y, los buenos resultados que tiene la receta keynesiana en cortó plazo,
obtenemos como resultado el abandono de una sana política monetaria. Solo los
economistas más “viejos” no cayeron en la trampa del razonamiento keynesiano.
De ahí en más, no es demasiado problema instaurar en las universidades
programas exclusivos de teoría keynesiana. Pregúntesele a cualquier economista
de la actual generación acerca de la Escuela Austríaca. En mis cinco años en la
carrera de economía, nunca vi libros de Mises, Hayek, Hutt, Robbins para citar
sólo algunos.

De tal manera que en poco tiempo lo que era considerado un deshonor para los
gobiernos, pasó 1 a ser la herramienta milagrosa para curar la desocupación y
estimular la producción. Casi todos los economistas están educados con estas
ideas. La expansión monetaria sólo causa inflación cuando la economía está en
pleno empleo. Inflación será rebautizada como tendencia al alza en el nivel de los
precios.

POR QUÉ SE EQUIVOCAN LOS KEYNESIANOS

La producción de cualquier bien o servicio es posible en la medida que exista


demanda de ellos. El déficit fiscal y la expansión crediticia crean una demanda
artificial que estimula la producción de algunas mercancias. Pero, puesto que la
demanda de éstas proviene de la creación de dinero y no de un aumento de la
productividad, tan pronto como se deja de emitir moneda, deja de haber
demanda.

Cuando existe una cierta desocupación, la expansión monetaria crea puestos de


trabajo. Los recursos productivos ociosos comienzan a producir, pero lo hacen en
sectores diferentes de los que un mercado libre hubiese determinado. De tal
manera que si bien disminuye la desocupación lo hace a costa, de una mala
asignación de, recursos. Los puestos de trabajo creados por la fabricación de
dinero desaparecen tan pronto como disminuya el ritmo de emisión monetaria.

De persistirse en esta política se empeorará la mala asignación de recursos y en


última instancia se destruye el sistema monetario llevando a un paro mayor del
que se queria evitar en un principio. Cuando, por la expansión monetaria, se
alcanza el pleno empleo, según la teoría keynesiana hay que dejar de emitir, de lo
contrario se entra en inflación. El error está en creer que se puede dejar de crear
dinero sin al mismo tiempo volver a causar paro.

El postulado keynesiano tiene éxito en el corto plazo, pero lleva consigo el germen
de un paro mayor. No ataca el problema de la desocupación por sus causas,
luego el resultado es nulo o de corta duración.

Es así como nace la relación inversa inflación o desempleo. Puesto que para
mantener los puestos de trabajo hay que emitir dinero, pero tarde o temprano se
alcanza el pleno empleo entonces los aumentos en la cantidad de dinero son
transmitidos totalmente al nivel de precios, y a esto se lo bautiza “inflación”. Luego
cada vez que se quiere detener la “inflación” con una política monetaria dura se
dirá que es recesiva y por lo tanto antisocial.

De repente los políticos se enfrentan con el grave dilema que los “viejos”
economistas anticiparon: ¿inflación o recesión?. Se cree y se le quiere hacer
creer a la gente que la relación inversa entre inflación y desocupación está dada y
no se puede hacer nada. A los estudiantes de economia se les enseña esta
relación inversa en la “curva de Phillips“, entonces se deberá optar entre alta
inflación y poca desocupación o poca inflación y mucha desocupación. Los
economistas de la actual generación fueron educados en esta escuela, esta es la
razón de la confusión existente en todo el mundo libre acerca de la inflación.

¿ RECESIóN 0 RE ORGANIZACIóN DEL MERCADO?

Una vez que se ha incursionado en el déficit fiscal y la expansión crediticia para


solucionar el problema del paro, se crea al mismo tiempo una mala asignación de
recursos, que como vimos, su permanencia depende de que se siga aumentando
la oferta monetaria. Y cuando más tiempo dure esto tanto más grave será la
distorsión.
Cuando se quiera terminar con el crecimiento de los precios adoptando una
política monetaria fuerte entonces se produce una reorganización del mercado.
Los sectores que se expandieron a causa del crédito barato se contraerán
mientras que los que se achicaron por el crecimiento artificial de los anteriores
prosperarán. Esto es asi porque en la econorma los recursos son escasos y si los
tiene un sector no los tiene el otro. El crecimiento de la productividad permite la
expansión de todos los sectores, pero el aumento de la oferta monetaria hace
crecer a unos a costa de otros.

A esto que llamo reorganización del mercado recibe el nombre, entre la mayoría
de los economistas de recesión. Esta palabra causa pavor en todo el mundo,
tanto mas que la inflación, pero no creo que tal proceso pueda ser llamado
recesión cuando la economía está marchando hacia un saneamiento. Mas vale
debería recibir el nombre de recesión lo que los economistas llaman prosperidad
que brota de la expansión crediticia y desorganiza el mercado.

La prosperidad en la economía se da sobre bases sólidas, y no termina en una


reorganización del mercado si se realiza en base a un crecimiento “real” del
ahorro de la sociedad.

Lo que es importante que quede claro es que cualdo se quiere termianr con la
expansión monetaria es inevitable la desocupación y las quiebras temporales. El
reajuste será tanto más rápido en la medida en que se quite todas las trabas
gubernamentales que impiden la libre empresa y por lo tanto el ordenamiento del
mercado.

La desocupación tiende a desaparecer porque está causada por salarios mínimos


que superan los de un mercado libre y no por falta de “demanda agregada” como
pretendía la teoría keneynesiana.

De la misma manera que no hay que confundir inflación con aumento en el nivel
de precios, tampoco hay que confundir a la recesión con el reajuste del mercado.

PóR QUÉ SE EQUIVOCAN LOS MONETARISTAS

La Escuela de Chicago o Monetarista, liderada por Milton Friedman, propone


seguir una política contracíclica de expansión y contracción monetaria de tal
manera que cuando los precios suben habría, que restringir la cantidad de dinero
y cuando los precios tienden a bajar hay que aumentar la cantidad de dinero. En
la tesis monetarista está implícito que los aumentos de precios son inflación y que
las disminuciones son recesión.
Lo que se persigue con esta política es que el poder adquisitivo del dinero tienda
a permanecer estable. Como regla general se sugiere una expansión monetaria
igual al crecimiento de la productividad.

Ahora bien, como ya hemos visto, un aumento en la productividad es


precisamente lo que íncrementa el poder adquisitivo de las personas, se logra un
mayor consumo. Esto se manifiesta en un descenso en el nivel de los precios que
no afecta para nada la rentabilidad de las empresas, porque justamente una
mayor productividad disminuye costos.

Quizá el problema es que el análisis “macroeconómico” de la Escuela Monetarista


no los hace reparar en la mala asignación de los recursos que tal aumento en la
cantidad de dinero produce; que, una vez mas, se están creando puestos de
trabajo que dependen exclusivamente de que se siga expandiendo moneda.
Como dice Henry Hazlitt se pierde de vista el hecho mas luminoso de la
economía: la variación de los precios relativos; ya que según se alteren éstos se
modificará la asignación de recursos.

MONEDA DE MERCADO

Como se sabe en el mundo actual gran parte de los economistas pertenecen a la


escuela Keynesiana, Monetarista o Socialista. Descartando a estos últimos por no
ser trascendentes para el problema que estamos tratando a pesar de sí serlo para
otros temas económicos, nos encontramos en el mundo llamado libre con que la
mayoría de los economistas o son keynesianos o son monetaristas.

Más arriba he dado mi punto de vista acerca de los errores de estas dos escuelas.
Sin embargo, proponer soluciones distintas a las keynesianas o, a las
monetaristas, sonará totalmente excéntrico puesto que se desvía de lo común.
Pero como veremos más adelante, en el campo científico no hay lugar para Ia,
moda o las creencias, sólo hay lugar para la verdad.

De todo el análisis anterior surge que para terminar con la inflación “simplemente”
los gobiernos deben dejar de emitir dinero. Es más, no sólo tienen que dejar de
emitir dinero, sino que además no tiene porqué existir un banco central.

La forma de terminar con la inflación es permitiendo que el mercado elija su


propia moneda. Se debe eliminar el curso forzoso, de esta manera la gente se
desprenderá rápidamente de cualquier moneda que pierda valor. La famosa ley
de Gresham es válida siempre que exista curso forzoso, la gente se desprende de
la moneda mala porque la contraparte está obligada a recibirla. Poro si no hubiese
tal obligación la moneda buena sería la única que circularía en el mercado.
Al permitir al mercado que elija la moneda se elimina toda posibilidad de inflación.
Con la eliminación del curso forzoso el banco central podría seguir emitiendo
muchos billetes pero éstos no tendrían aceptación alguna en el mercado.

En una economía libre, el dinero no es otra cosa que una mercancia que reúne un
conjunto de características que se permite desempeñar funciones monetarias. Tal
vez el oro surgiría como dinero nuevamente, es algo que no se puede conocer de
antemano.

Los bancos privados serían los emisores de billetes que no son otra cosa que un
recibo por depósito de dinero. Pero de hecho, bajo este sistema, la expansión de
la oferta monetaria depende, de la producción del bien que se utilice como dinero.
Y el mercado se encarga de elegir por medio del método de la prueba y error la
mercancía más idónea para ser utilizada como moneda.

Por supuesto, el mismo resultado se obtendría si el banco central se limitará a


expandir los billetes inconvertibles y de curso forzoso al mismo ritmo que lo haría
digamos la producción de oro. De hecho no habría diferencia entre una expansión
monetaria de billetes inconvertibles si se hiciera al mismo ritmo que lo haría una
moneda de mercado.

Sin embargo caben dos preguntas: 1) ¿para qué tener un órgano estatal cuando
el sector privado puede desarrollar tal actividad? es más ¿por qué el Estado va a
imitar lo que haría el sector privado? y
2) ¿no es una tentación para los políticos tener a su disposición la decisión de
cuánto emitir? Como dice H. Sennholz: confiar la emisión de dinero al gobierno es
como confiar nuestro canario a un gato hambriento.

En resumen, la inflación se elimina dejando de emitir dinero y el dinero libre


elimina la tentación de los políticos.

INDICE

Presentación ......................................... 3
Introducción ................. ......... . ............. 7
Diferencias en el concepto de inflación ............... 9
Determinación del poder adquisitivo del dinero ....... 13
El factor que causa inflación ........................ 17
Efectos de la inflación ............................... 23
Comienzan las confusiones ........................... 27
Por qué se equivocan los keynesianos ................. 31
¿Recesión o reorganización del mercado? ............. 35
Por q9é,se equivocan los monetaristas ................. 39
Moneda de mercado ................................ 41
La situación actual de la Argentina ................... 45
Un buen economista y un buen político ............... 55
El sistema político ................................... 57
Nuevamente la moneda de mercado ................... 61
Resumen ............................................ 63
Referencias bibliográficas ............................ 65

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