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"el individuo no es anterior al lenguaje; tan sólo se convierte en individuo en cuanto que está hablando".
Roland Barthes1.
A) PRIMERA PARTE:
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Barthes, Roland. (1987) "Por qué me gusta Benveniste". In: El Susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de
la escritura, Paidós, España, pág. 209.
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y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas"2. Vale
decir, todo signo une una imagen acústica a un concepto o lo que
es igual, une el significante 3 al significado (Léase, concepto o
idea). Hay aquí, una relación de necesidad en la medida en que
para que haya signo debe haber esta unión. Si como
apuntáramos el referente queda afuera de la noción de signo
puesto que no se une una "cosa" a un "nombre" se obturan las
posibilidades de sostener que la lengua es una nomenclatura. 4
Por otra parte, surgen dos elementos a tener en cuenta: 1) la
lengua es una forma (y no una sustancia), en consecuencia, no
estamos en condiciones de decir que haya ideas dadas de
antemano. 2) Derivado de lo anterior, los signos lingüísticos son
valores habida cuenta de que sólo pueden delimitarse por su
oposición en el sistema: cuando hablamos de valor, hablamos de
un elemento exclusivamente relacional. Leemos en Saussure:
"Para darse cuenta de que la lengua no puede ser otra cosa
que un sistema de valores puros, basta considerar los dos
elementos que entran en juego en su funcionamiento: las ideas y
los sonidos... La lingüística trabaja... en el terreno limítrofe
donde los elementos de dos órdenes se combinan; esta
combinación produce una forma, no una sustancia... No
solamente son confusos y amorfos los dos dominios enlazados
por el hecho lingüístico, sino que la elección que se decide por
tal porción acústica para tal idea es perfectamente arbitraria. Si
no fuera éste el caso, la noción de valor perdería algo de su
carácter, ya que contendría un elemento impuesto desde afuera.
Pero de hecho los valores siguen siendo enteramente relativos".
(Saussure, 76:193)
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Recordemos que el signo lingüístico es mutable y cambia precisamente habida cuenta de la arbitrariedad
a la que está sujeta. (esto a nivel diacrónico). Al mismo tiempo, a nivel de sincronía el signo es inmutable.
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En este sentido con relación a la relación lenguaje/Mundo Exterior resulta interesante, la discusión
mucho más posterior entre distintas posiciones que no se circunscriben exclusivamente al campo de la
lingüística tales como los cruces entre Hilary Putnam, Chomsky, Fodor, Rorty, etc. por dar algunos
nombres quienes llevan adelante toda una discusión entorno a los problemas de intencionalidad, de
referencialidad, significado, etc..
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Junto a ésta aparecen otras funciones secundarias tales como la apelativa (para hacer hacer algo) y la
poética (en donde el mensaje estaría centrado en sí mismo).
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Martinet, A. (1974). "La lingüística, el lenguaje y la lengua". In: Elementos de Lingüística General. Gredos,
Madrid, p. 15. Orientada en la misma dirección a la cita anterior también podemos leer: "En esta situación
se ha pensado en situar el lenguaje entre las instituciones humanas... pues las instituciones humanas surgen de la
vida en sociedad. Éste es precisamente el caso del lenguaje, que se concibe esencialmente como un instrumento de
comunicación". (Martinet, 74:14)
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Siguiendo a Martinet estamos en condiciones de sostener el carácter discreto de los fonemas, el cual no
se ve afectado por el contexto en el que se actualiza: "Las unidades discretas son, pues, aquellas cuyo valor
lingüístico no resulta afectado en nada por variaciones de detalle determinadas por el contexto o por circunstancias
diversas. Son indispensables para el funcionamiento de todas las lenguas". (Martinet, 74:33)
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En este punto, Martinet señala que la segunda articulación tiene la ventaja de hacer la forma del
significante independiente del valor del significado, hecho que se relaciona sin duda con las
consideraciones que hace con respecto a la arbitrariedad.
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En el caso de Martinet sabemos que su posición designada como estructural funcionalismo es una
derivación del Estructuralismo del Círculo de Praga. Círculo donde ubicábamos a Troubezkoy, Jackobson,
etc. alrededor de los años ' 30 (siglo XX).
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Remitimos aquí, para no repetirnos, a las consideraciones hechas sobre la noción de valor, signo y
oposición en el punto uno, a propósito de la lingüística saussurina.
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De ahí el carácter homogéneo que se le atribuye al objeto lengua en la medida en que se presenta como
de "naturaleza psíquica". Del mismo modo, esta naturaleza obtura toda relación con los objetos, en tanto
que el mundo de lo real (o "Mundo Exterior" en los términos de Putnam) es totalmente independiente de
la estructura de la lengua.
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El subrayado es nuestro.
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Aquí vale la siguiente aclaración: la gramática generativa transformacional de Chomsky se centra
exclusivamente en el plano del lenguaje. Por esto es que se habla de facultad lingüística, de módulo del
lenguaje, etc. en la medida en que interesan aquéllos rasgos generales que permiten identificar una base
común a todas las lenguas. Base que, como veremos, va a centrarse en los principios universales definidos
por necesidad biológica que Chomsky ubica en la mente-cerebro y que permiten sostener que el lenguaje
es innato al hombre. Asimismo, resulta significativo que el inglés no presente un término para diferenciar
(y oponer) "lengua" de "lenguaje", por lo cual a la hora de traducir "language" como lengua estamos ante
un principio de interpretación del mismo.
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Se trata pues, de un planteo del orden de lo cognitivo cercano al campo de la biología y de la psicología.
En este sentido, resulta significativo la discusión llevada adelante en el campo de las ciencias cognitivas
por formulaciones diversas tales como las del mismo Chomsky, Fodor, Hilary Putnam, etc. Asimismo,
resulta interesante la discusión entre Chomsky y la plataforma teórica de Piaget.
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Como dijimos, se trata de oraciones nucleares: aquéllas que no se corresponden a éstas van a
desarrollarse a partir de las transformaciones de dichas oraciones nucleares a partir de la regla básica de la
recursividad.
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No proviene de una necesidad del entorno ni del pensamiento. Aquí, cuando nos detenemos en el
carácter arbitrario para señalar un punto de afinidad lo hacemos para poner de manifiesto lo siguiente: ya
sea en la lengua como sistema o como instrumento de comunicación, ya sea a propósito de la gramática
universal, no hay nada parecido a una necesidad "natural" emanada de la realidad que los defina y por
esto tanto Saussure como Martinet pueden negar que la lengua sea una nomenclatura. En el caso de
Chomsky, tal necesidad viene del orden de lo biológico (o de lo genético) y no de la lógica de la realidad o
del pensamiento. De ahí el carácter arbitrario pues la mente-cerebro como estructura el mundo de una
manera también podría hacerlo de otra distinta. En suma, las lenguas son como son porque sí .
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En este punto, la propuesta de Chosmsky resulta opuesta a lo sostenido por Putnam al interior del
Realismo interno o Realismo Pragmático puesto que para éste, la mente y el mundo construyen de forma
conjunta la mente y el mundo. En este sentido, lo sostenido por Putnam, se acerca más al planteo de Piaget
para quien la estructura de la mente-cerebro es estructurante pero a su vez, es estructurada por el mundo.
Vale decir que de la interacción con el mundo, se derivan cambios en las estructuras cognitivas.
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Trabajos que ponen de manifiesto lo designado por Chomsky como el problema de Platón: ¿cómo es
posible que los sujetos (pensemos aquí sobre todo en los niños) saben tanto a pesar de que sus relaciones y
experiencias con el mundo son tan inestables, fragmentarias y aisladas?
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Hjelmslev, L. "Expresión y contenido". In: Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid,
p.89.
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En Chomsky podemos leer: ( a propósito de la facultad lingüística) "La naturaleza de esta facultad es el
objeto de una teoría general de la estructura lingüística que pretende descubrir el sistema de principios y de elementos
comunes a las lenguas humanas conocidas; a menudo se denomina a esta teoría 'gramática universal' ". (Chomsky,
89:16)
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Sin explayarnos demasiado podemos decir que en el proceso de adquisición del lenguaje lo que sabe el
sujeto que habla, constituye un conjunto de reglas más un conjunto de categorías. Estamos aquí ante un
dos procesos: 1) Gramática Universal: todas las estructuras posibles de cada lengua; 2) generador de
hipótesis que permite la selección de cada principio propio de una lengua particular. Aquí, estamos ante
una doble acepción de gramática: se trata no sólo del saber del lingüista sino también del saber del
hablante nativo, el cual se configura como universal y específico habida cuenta de que se trata de una
facultad lingüística heredada por vía genética. En otros términos, las emisiones hechas en una lengua no
son el resultado de un estímulo del entorno sino de la aplicación de las reglas contempladas en la G.U.
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Recordemos que el componente central en Chomsky es el sintáctico: lo semántico y lo morfológico se
derivan de él y forman parte de los conocimiento no innatos de la lengua y de lo que Chomsky designa
como gramática periférica.
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Sin duda cobra relevancia en este punto la afirmación según la cual el conocimiento del lenguaje no
puede describirse apropiadamente como una habilidad práctica. Es decir, la habilidad es una cosa y el
conocimiento algo completamente diferente en la medida en que "debemos concebir el conocimiento del
lenguaje como un cierto estado de la mente-cerebro, un elemento relativamente estable en los estados mentales
transitorios, una vez que se alcanza; es más, como un estado de una facultad diferenciable de la mente - la facultad
lingüística - con sus propiedades, estructura y organización específicas, un 'módulo' de la mente". (Chomsky,
89:28)
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Benveniste, E. (1979) "De la subjetividad en el lenguaje". In: Problemas de lingüística general, Siglo XXI,
México, tomo I, p.180. Asimismo se trabajará a la luz de los siguientes artículos incluidos en la presente
edición: "La naturaleza de los pronombres" (tomo I, págs. 172-179); "El lenguaje y la experiencia humana" y
"El aparato formal de la enunciación" (tomo II, págs. 70-81 y 82-91, respectivamente)
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Al sostener afirmaciones de esta naturaleza a lo que se apunta es a señalar que no alcanza para
aprehender el lenguaje insistir en concebirlo como un sistema separado de los objetos que pueblan el
"Mundo Exterior" en tanto que los mismos serían independientes de la estructura de la lengua tal como
veíamos en Saussure. Operación que en éste fundaba las posibilidades de pensar a la lengua como una
institución social autónoma al margen de las condiciones de uso. Sin embargo, de acuerdo a Benveniste,
hay elementos del sistema que sólo pueden ser explicados en su manifestación (o uso).
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Los subrayados son nuestros. En este mismo sentido podemos leer: "¿Cuál es, pues, la 'realidad' a la que se
refiere yo o tú? Tan sólo una 'realidad de discurso', que es cosa muy singular. Yo no puede ser definido más que en
términos de locución, no en términos de objetos... yo no puede ser identificado sino por la instancia de discurso que lo
contenga, y sólo por ella... la forma yo no tiene existencia lingüística más que en el acto de palabra que la profiere".
(Benveniste, 79:173)
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Recordemos aquí que de acuerdo a Benveniste, "el lenguaje es pues la posibilidad de la subjetividad, por
contener siempre las formas lingüísticas apropiadas a su expresión". (Benveniste, 79:184)
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Cuando decimos que la categoría del "yo" es constitutiva de todas las coordenadas que definen al sujeto
apuntamos a poner de manifiesto cómo de esta forma personal dependen a su vez otras clases de
pronombres que de acuerdo a Benveniste comparten el mismo estatuto: "Son los indicadores de la deixis,
demostrativos, adverbios, adjetivos, que organizan las relaciones espaciales y temporales en torno al 'sujeto' tomado
como punto de referencia: 'esto, aquí, ahora'... tienen por rasgo común definirse solamente por relación a la instancia
de discurso en que son producidos, es decir, bajo la dependencia del yo que en aquélla se enuncia". (Benveniste,
79:183)
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Con relación a las formas personales "yo/tú" resulta significativo el hecho de que la tercera persona (o
él) se halle en un nivel diferente y en desequilibrio con ellas, al punto de ser considerada como la no-
persona. (Ver: Benveniste, 79:172-178)
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De acuerdo a Benveniste, los adverbios "aquí" y "ahora" delimitan la instancia espacial y temporal
coextensiva y contemporánea de la presente instancia de discurso que contiene yo. Asimismo, la deixis es
contemporánea de la instancia de discurso que porta el indicador de persona. (Benveniste, 79:174)
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Esto es puesto que se considera que el significado es absolutamente intencional. Vale decir, los
enunciados significan porque hay intención de que signifiquen algo: para que un enunciado signifique se
debe reconocer la intención con la cual ha sido enunciado. O lo que es igual: se trata de reconocer la fuerza
ilocutiva exacta del mismo.
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Y si la intención estaba asociada al sentido en la medida en que a la hora de desentrañar el significado se
trataba de reconocer la fuerza ilocutiva de los enunciados, el sentido no está definido únicamente en el
orden de lo lingüístico sino que depende de factores que están más allá del lenguaje.
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El subrayado es nuestro.
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Recanati, F. (1981). "La intención reflexiva y los sobreentendidos". In: La transparencia de la enunciación,
Hachette, Buenos Aires, págs. 147-162.
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Recordemos aquí que una de las críticas más fuertes a esta formulación teórica deviene del problema
central según el cual se trabaja con enunciados creados por el propio lingüista y no se buscan enunciados
en muestras de "habla concreta".
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En este sentido, si consideramos al enunciado en los términos de lo que queda como resultado de una
puesta en discurso, los desarrollos de Foucault en relación a lo discursivo resultan esenciales no sólo
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porque pone en juego una noción como la de formaciones discursivas, las cuales a su vez vendrían a
regular el funcionamiento y la producción de sentido, sino porque pone de manifiesto que existe toda una
serie de restricciones (sean sociales, sean lingüísticas) que funcionan al interior de los discursos. Y es aquí
en donde las situaciones de conflicto ligadas al sentido aparecen de manera pronunciada y en donde
resulta significativo preguntarse por quién, cómo, qué y desde qué posición se habla cuando se habla.
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B) SEGUNDA PARTE:
1] Si pensamos hasta qué punto Martinet podría suscribir a
una noción como la de Gramática Universal de Chomsky las
posibilidades que se presentan son prácticamente muy pocas 57.
Como ya hemos señalado con anterioridad, la gramática
universal debe ser entendida en los términos de una facultad
lingüística innata que es del orden de lo biológico y que
determina estructuras generales a todas las lenguas. Vale decir,
se trata de una estructura común habida cuenta de que habría
principios universales definidos por necesidad biológica y que
son privativos del hombre en tanto especie58: hablamos aquí del
módulo del lenguaje en tanto base común a todas las lenguas.
Módulo cuyo componente central tiene que ver con el orden de la
sintaxis, al punto que para la gramática generativa
transformacional chomskyana el sujeto nativo que habla al
interior de una lengua particular opera a partir del conocimiento
de un conjunto de reglas más un conjunto de cuatro categorías:
nombre, adjetivo, verbo y preposición. Este conjunto de reglas
sumado a las cuatro categorías que acabamos de mencionar
constituyen la facultad lingüística (o gramática universal) que se
presenta como un saber específico y universal del hablante
nativo59. Ahora bien, si en Chomsky la facultad lingüística es
innata y la misma presupone la existencia de principios
universales comunes a todas las lenguas, ¿es posible pensar que
un Martinet pueda adherir a tal formulación? Y de no ser posible,
¿habida cuenta de qué elementos fundaríamos esta
imposibilidad?. En principio, resulta significativo aquí el hecho
de que para Martinet la lengua (y por extensión, cada lengua)
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La presente respuesta corresponde a la pregunta que en el cuestionario está designada como n º 12.
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Razón por la cual en el caso de Chomsky se atribuye la facultad del lenguaje únicamente al hombre y en
el caso de los animales se habla en los términos de sistemas de comunicación (y no de lenguaje).
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Como apuntáramos antes, una de las reglas básicas de la G.U. es aquélla que permite formular una
oración nuclear (del tipo sujeto-verbo-predicado) a partir de la recursividad: no existe la creatividad desde
la nada sino la aplicación de reglas, razón por la cual cualquier sujeto puede producir aquello que nunca
ha constituido un dato del entorno. Vale decir, las emisiones hechas por el hablante no son producto de un
estímulo sino la aplicación de reglas contempladas en la G.U.
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El subrayado es nuestro.
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Bibliografía:
Austin, J. (1982). "Conferencia VIII". In: Cómo hacer cosas con
palabras, Paidós, Buenos Aires.
Barthes, Roland. (1987) "El discurso de la historia"; "Por qué me
gusta Benveniste". In: El Susurro del lenguaje. Más allá de la
palabra y de la escritura, Paidós, España, págs. 163-177 y
205-210, respectivamente.
Benveniste, E. (1979) Problemas de lingüística general, Siglo XXI,
México. Tomo I: "La naturaleza de los pronombres" (págs.
172-179); "De la subjetividad en el lenguaje" (págs. 179-187).
Tomo II: "El lenguaje y la experiencia humana" (págs. 70-81) y
"El aparato formal de la enunciación" (págs. 82-91)
Chomsky, N. (1989). "El conocimiento del lenguaje como objeto de
investigación". In: El conocimiento del lenguaje, Alianza,
Madrid, p. 14-28.
Ducrot, O. (1984). "La enunciación". In: El decir y lo dicho,
Hachette, Buenos Aires, págs. 133-147.
Hjelmslev, L. "Expresión y contenido". In: Prolegómenos a una
teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, p.73-89.
Martinet, A. (1974). "La lingüística, el lenguaje y la lengua". In:
Elementos de Lingüística General. Gredos, Madrid, p. 11-37.
Recanati, F. (1981). "La intención reflexiva y los sobreentendidos".
In: La transparencia de la enunciación, Hachette, Buenos
Aires, p. 147-162.
Saussure, F. (1976). Curso de Lingüística General, Losada, Buenos
Aires.
Trubetzkoy, N. S. "Prólogo a la edición española". In: Principios de
Fonología, Editorial Cincel, Madrid, p. XIII-XXVII.
Verón, E. (1987). "Verdaderos y falsos performativos", "Entre la
producción y el reconocimiento: el impasse de la pragmática
no convencionalista", "La producción de la significación
lingüística (o: el gato jamás estuvo sobre el felpudo)". In: La
semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad,
Editorial Gedisa, Barcelona, págs. 170-221.