Introducción. En 1988 Pierre Marie publicó la primera descripción clínica del
trastorno del crecimiento y la proporción somáticos para el que propuso el nombre de «acromegalia». Más tarde, se descubriría una relación del cuadro clínico con un tumor de células hipofisiarias eosinofílicas, y que remitía al quitar la masa tumoral. Definición: Incidencia. Se estima que la prevalencia de la acromegalia oscila entre 38 y 80 casos por millón, y la incidencia anual de nuevos pacientes es de 3-4 por millón. Patogenia. La acromegalia es provocada por tumores hipofisarios secretores de GH o, en casos muy aislados, por trastornos extrahipofisarios. Con independencia de su causa, la enfermedad se caracteriza por concentraciones altas de GH e IGF- 1, con los consiguientes signos y síntomas de hipersomatotropismo. 1. Acromegalia hipofisiara. Más del 95% de los pacientes acromegálicos albergan un adenoma hipofisario secretor de GH. Hay de diversos tipos: células que contienen gránulos de GH puros, adenomas mixtos (que expresan GH y PRL), tumores plurihormonales (secreción de GH acompañada de PRL, TSH y ACTH). 2. Acromegalia extrahipofisiaria: Adenomas hipofisarios ectópicos. Los adenomas extraselares productores de GH se originan exclusivamente en aquellas áreas en las que, por las características del desarrollo embriológico, pueden persistir restos de células anterohipofisarias, es decir, en el seno esfenoidal o parafaríngeo. 3. Acromegalia hipotalámica: Algunos tumores hipotalámicos, como los hamartomas, los coristomas y los gangliocitomas, pueden producir GHRH y, por tanto, hiperplasia de células somatrotopas o incluso adenomas hipofisarios productores de GH y, en consecuencia, acromegalia. Los carcinomas productores de GH, con metástasis bien documentadas como criterio diagnóstico de malignidad, son muy infrecuentes. En raras ocasiones la acromegalia se origina gracias a tumores neuroendocrinos productores de GHRH, que se localizan en el pulmón, el timo o el páncreas endócrino. El exceso de GHRH produce hiperplasia hipofisaria y esta, a su vez, produce mayor cantidad de GH. Manifestaciones clínicas: Los efectos del hipersomatotropismo sobre el crecimiento de las extremidades y los tejidos blandos y sobre la función metabólica se manifiestan de modo gradual a lo largo de varios años. 1. Efectos somáticos: aumento de tamaño de las extremidades, engrosamiento de tejidos blandos en manos y pies. Cefalea persistente. 2. Musculoesqueléticos: gigantismo, prognatismo, maloclusión maxilar, artralgias y artritis, síndrome del túnel carpiano, acroparestesia, miopatía proximal, hipertrofia de huesos frontales. 3. Piel: hiperhidrosis, grasa, acrocordones, pólipos 4. Cardiovasculares: hipertrofia ventricular izquierda, hipertrofia septal asimétrica, miocardiopatía, hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva. 5. Pulmonares: trastornos del sueño, apnea del sueño central u obstructiva, narcolepsia 6. Organomegalia: lengua, tiroides, glándulas salivales, hígado, bazo, riñón, próstata 7. Efectos endocrino-metabólicos: reproducción, anomalías menstruales, galactorrea, libido reducida, impotencia, globulina fijadora de hormonas sexuales baja. 8. Hidratos de carbono: tolerancia a la glucosa alterada, resistencia a la insulina e hiperinsulinemia, diabetes mellitus 9. Lípidos: hipertrigliceridemia. Diagnóstico: El estándar de oro es la medición de la GH después de una carga oral de glucosa de 75 g cada 30 minutos durante las siguientes dos horas; la GH debe suprimirse a menos de 0.4 ng/dL usando ensayos ultrasensibles. Si no hay supresión, se hace el diagnóstico de acromegalia. Estados que pueden alterar los niveles de GH: embarazo; la pubertad y el uso de anticonceptivos orales. La resonancia magnética de hipófisis (RM) contrastada con gadolinio permite la visualización de lesiones de 2 o 3 mm de diámetro o más. Los tumores suelen visualizarse como lesiones hipointensas en la secuencia T1 y persisten hipointensos con la administración de contraste paramagnético. Tratamiento: los objetivos del tratamiento son disminuir la masa tumoral, control de los síntomas, control hormonal, control de las comorbilidades y reducción de la mortalidad. 1. Cirugía: la cirugía transesfenoidal microscópica o endoscópica continúa siendo el tratamiento primario de elección, siempre y cuando se cuente con el neurocirujano adecuado. A pesar de que no exista una posibilidad absoluta de curación, el uso de la cirugía para desmasificar el tumor permite que los medicamentos y la radioterapia tengan mejor efecto y mejoren los síntomas compresivos del tumor. 2. Farmacológico: los análogos de la somatostatina son los medicamentos más comúnmente utilizados en la acromegalia. El octreótido IM 10 a 40 mg/mes. Pegvisomant: es una GH mutante que evita la dimerización funcional del receptor de GH. Subcutánea 10 a 30 mg diarios. Análogos de la dopamina: cabergolina en dosis promedio de 2 mg por semana ha demostrado mejor tolerabilidad y efectividad en el control bioquímico en 20-30 % de los pacientes. Referencias: 1. Melmed, S. Polonsky, K. Larsen, P. Kronerberg, H. (2017) Williams. Tratado de endocrinología. 13va edición. Ed. Elsevier España. 1856 pag. 2. Melgar V, Espinosa E, Cuenca D, Valle V, Mercado M. Diagnóstico y tratamiento actual de la acromegalia. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2015;53(1):74-83.