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La tensión entre interior y exterior.

Domingo por la mañana temprano. Edward Hopper (1930)


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Presentación

Análisis comparativo. Citas de Peter Zumthor


Índice

Reflexiones

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El presente análisis se enmarca en el programa de la
asignatura Ámbito y Cultura, del ciclo profesional de la
carrera de Arquitectura.

Se plantea, así, el encargo de hacer un estudio


comparativo de una vivienda ubicada en calle Cochrane,
Osorno, con un texto escrito por el arquitecto suizo Peter
Zumthor.

Introducción Este estudio tiene como base, el libro Atmósferas, de


Peter Zumthor, en donde nos presenta su manera de
plantearse frente a la arquitectura. Es una mirada que nos
acerca a nuestro lado sensorial, el título del libro
“Atmósferas”, nos anticipa a este punto de vista que será
desarrollado ampliamente, y podremos distinguir cómo se
corresponden – o no – la visión de Zumthor con la del
arquitecto suizo residente en Chile.

En este caso particular el análisis corresponde al capítulo


“La tensión entre interior y exterior”.
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DOS SITUACIONES EXTREMAS

exterior
Peter Zumthor inicia su descripción de esta relación a
partir del reconocimiento de dos situaciones espaciales
claves, el ADENTRO y el AFUERA.

interior Dos espacios tan distintos, pero a la vez, sumamente


relacionados.

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UNA RELACIÓN

exterior
La relación que se produce entre el espacio interior y
exterior es la manera en que la arquitectura se hace parte
del lugar.

Es así como existe una manera particular de vincular un


interior espacio interior con el afuera, que permite generar con
cierta sutileza este vínculo espacial.

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UN ELEMENTO DE ENLACE

Se pueden reconocer elementos arquitectónicos


universales, pero, que dependiendo de cómo se usan, en
cada caso particular, definirán la conexión interior –
exterior de la arquitectura, y la sutileza, o la falta de
sutileza, con la que se desarrolla este vínculo.

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UNA MANERA DE ENLAZAR

A partir de esta elección entre los diversos elementos


arquitectónicos que vinculan interior y exterior, se
configura la manera en que se hace efectiva la relación
dentro – fuera.
Esta manera puede variar desde una relación muy abrupta
y sin intermedios, hasta la manera más fluida y sutil, en
dónde el traspasar – de afuera hacia adentro y viceversa –
llegue a ser casi imperceptible por el usuario.

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La elección del conjunto de elementos que vinculan – o
regulan el vínculo entre – el adentro y el afuera,
constituirán el modo en que la edificación se presentará a
los que habitan el espacio exterior.

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Definición de la envolvente.
Genera el límite exacto entre interior y exterior.

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En palabras del autor, esta relación interior – exterior,
inicia un juego muy interesante. “El juego entre lo
individual y lo público, entre las esferas de lo
privado y lo público.”

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HÍBRIDOS

En palabras del autor, esta relación interior – exterior,


inicia un juego muy interesante. “El juego entre lo
individual y lo público, entre las esferas de lo
privado y lo público.”

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HÍBRIDOS

Si consideramos lo que la R.A.E. define como juego


encontramos las siguientes acepciones:

•Determinado número de cosas relacionadas entre sí y


que sirven al mismo fin.
El juego entre…
•Disposición con que están unidas dos cosas, de suerte
que sin separarse puedan tener movimiento; como las
coyunturas, las bisagras, etc.

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Ambas definiciones nos hablan de relaciones. Relaciones
entre antónimos, pero que son imposibles de desvincular:
El juego entre…
• INDIVIDUAL – COLECTIVO
• PRIVADO – PUBLICO

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Pero también encontramos, lo que considero, debió ser lo
que logró fascinar a Peter Zumthor:

•El juego es una actividad que se utiliza para la


diversión y el disfrute de los participantes.

Y como arquitectos… ¿Cómo no sentirnos fascinados con


El juego entre… esta capacidad que se nos da, de poder previsualizar lo
que podría llegar a suceder en los espacios que cada uno
de nosotros diseña? Con el plus de no dejar de
sorprendernos al darnos cuenta de que por sobre lo
diseñado, cada habitante adapta este sistema, que nosotros
creamos, para su propio disfrute, como participante
final del proceso de creación.

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Ahora en el caso de estudio…

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El espacio destacado en rojo, nos muestra el recorrido, a
través de toda la primera planta de la casa, de una manera
que llama la atención:

¿Cómo se hace posible la transfiguración del


espacio, modelado por la arquitectura?
Nos enfrentamos a un recorrido continuo a través del
espacio.
Primero, podemos situarnos en el espacio más público de
una ciudad, el espacio urbano, que es capturado por la
vivienda convirtiéndose en un espacio interior que nos
lleva a la esfera de lo más íntimo, para luego desbordarse
en un espacio privado exterior, que hace referencia a la
naturaleza, como una manera (por excelencia) de
apropiarse del espacio exterior.

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Es en este espacio, en donde se puede hallar la relación
física adentro – afuera, o lo que podríamos definir como
relación presencial, en donde el habitante vive la
experiencia del espacio en una relación 1:1.

Puertas, umbrales, espesores, recorridos. Los que


combinados configuran la distribución antes mencionada,
generando la manera en que se diferencian los diversos
grados de intimidad, que por consiguiente definirán el
modo en que (tanto individual como colectivamente) se
habitará la vivienda.

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Pero existe también un modo, más bien virtual, de
generar el vínculo desde el interior al exterior. Los vacíos
a través de los que podemos mirar el afuera.
Proyectarnos, pero siempre desde el interior.

Y califico como virtual esta relación, citando a la R.A.E.,


que define virtual como:

“Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo


produce de presente…”

Es así como se crea esta conexión, en donde la


experiencia 1:1 es a través de la contemplación a la
distancia, produciendo el efecto o la sensación de estar
una situación, desde otra muy diferente.

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Particularmente en esta vivienda, presenta a lo menos dos
maneras, ya que responde a dos frentes completamente
opuestos.

Se enfrenta hacia la calle, se posa sobre el patio, y en


conjunto configuran las diversas maneras en que la casa
se presenta hacia el exterior.
Por una parte se expone hacia lo más público y colectivo
de una ciudad, la calle, por lo cual debe tomarse de más
elementos que los propios de la casa, para resguardar su
condición de espacio privado.

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Y por otro lado se vuelca hacia sí misma, en cuanto
espacio privado, y como lo diría el propio Peter Zumthor
la arquitectura permite que “arranquemos un trozo del
globo terráqueo y construyamos con él una pequeña
caja”.

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¿Cómo no estar de acuerdo con las palabras de Peter
Zumthor: “Los edificios siempre comunican algo a la
plaza o a la calle”?

Hablamos de que los edificios están constituidos por una


serie de elementos arquitectónicos reconocibles
universalmente. Son entendidos por todos quienes
habitamos los edificios, recorremos los edificios,
admiramos los edificios y, por qué no decirlo, de quienes
huimos de ciertos edificios.

La arquitectura se sirve de esta serie de elementos para


generar su propio lenguaje, el lenguaje por medio del cual
nos habla acerca de sus intenciones.

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Intenciones de vincularse con su contexto, intenciones de
negarlo, de abstraerse de él.

Intenciones originales que, tal vez por las distintas


variaciones del contexto, no fueron suficientes para
sostener un programa determinado, debiendo recurrir a
elementos externos que vengan a suplir aquellos que hizo
falta para tamizar la relación exterior – interior.

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Intenciones de vincularse con su contexto, intenciones de
negarlo, de abstraerse de él.

Intenciones originales que, tal vez por las distintas


variaciones del contexto, no fueron suficientes para
sostener un programa determinado, debiendo recurrir a
elementos externos que vengan a suplir aquellos que hizo
falta para tamizar la relación exterior – interior.

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No podríamos hacer oídos sordos a esta realidad, es más,
cada paso que damos por nuestras ciudades está marcado
por este discurso que dan los edificios hacia el espacio
público.
Interviniendo, luego, nuestros gustos personales en
determinar si el diálogo Arquitectura – Plaza o
Arquitectura – Calle es el más óptimo o no, o el que
nosotros hubiésemos elegido.
Pero no es eso lo que está en discusión, sino más bien
cómo el caso de estudio sigue manteniendo un diálogo
con su entorno inmediato, a pesar de que nuevas
arquitecturas arrasan a gritos por sobre el espacio urbano.
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No podríamos hacer oídos sordos a esta realidad, es más,
cada paso que damos por nuestras ciudades está marcado
por este discurso que dan los edificios hacia el espacio
público.
Interviniendo, luego, nuestros gustos personales en
determinar si el diálogo Arquitectura – Plaza o
Arquitectura – Calle es el más óptimo o no, o el que
nosotros hubiésemos elegido.
Pero no es eso lo que está en discusión, sino más bien
cómo el caso de estudio sigue manteniendo un diálogo
con su entorno inmediato, a pesar de que nuevas
arquitecturas arrasan a gritos por sobre el espacio urbano.

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Hago un énfasis especial en este punto, por lo acertada
que me parece la observación del autor frente a estas dos
obras, que como ha sido la tónica del análisis, rescata dos
ejemplos de situaciones opuestas y a la vez relacionadas.

“Domingo por la mañana temprano” de Edward Hopper


(1930) nos muestra una escena tan cotidiana, que no nos
llamaría la atención. Una mujer sentada en su cama.

Pero ¿qué es lo que observamos al fondo?


La ciudad.
Aún en el minuto más solitario y de intimidad más
absoluta en nuestra rutina diaria, nuestra casa – o la
arquitectura que nos envuelve – nos comunica con un
mundo exterior, eternamente presente.

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Y en contraposición, nos encontramos con un clásico del
cine “La ventana indiscreta” Alfred Hitchcock (1954),
nos muestra cómo esa misma arquitectura que nos acoge
día a día, nos expone, pero expone sólo algunos cuadros
de nuestra película, quedando la trama inconclusa para
aquellos que contemplan desde el exterior. Protegiendo
nuestra intimidad, filtrando aquellas situaciones que
elegimos sólo para nosotros. Forzando al “espectador” a
completar nuestra historia con su propia imaginación.

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Luego de haber hecho esta comparación, aún cuando a
muchos suene absurdo o básico, pongo en valor esta
reiterada relación Interior – Exterior.
Y precisamente por lo básico del tema es que encuentro
en él este valor.

¿Existiría la arquitectura si prescindiéramos de esta


relación? Si desde el principio de los tiempos del hombre
Conclusión existen registros de la permanente búsqueda de refugio
respecto de la intemperie. Claramente hasta podríamos
asegurar de que la relación Interior – Exterior, es el
principio básico para la el desarrollo de la arquitectura.

En definitiva, la relación adentro – afuera, es el principio


que soporta el juego sin fin de proporciones, calidades,
cualidades, elementos, estructuras y hasta accesorios de
los que la arquitectura se toma para situarse en un
determinado tiempo y lugar.

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