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UNIDAD XI: SUBCONTRATO.

CONTRATOS CONEXOS

SUBCONTRATO (Art 1069): El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el subcontratante crea a favor del
subcontratado una nueva posición contractual derivada de la que aquél tiene en el contrato principal.

DISPOSICIÓN GENERAL (Art 1070): En los contratos con prestaciones pendientes éstas pueden ser subcontratadas,
en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que requieren prestaciones personales.

La subcontratación no tenía regulación general en los Códigos anteriores, aunque sí dentro del contrato de locación,
en el que es de uso habitual.
La subcontratación se encuentra expresamente tratada en:
a. La locación de cosas;
b. El leasing, en el que el tomador del leasing puede arrendar el bien;
c. El contrato de obra y servicios, en cuya regulación se prevé que el contratista o prestador de servicios pueda
valerse de terceros para ejecutar el servicio, salvo que hubiera sido elegido por su cualidades personales; en
la franquicia, en el que se prevé que el franquiciado con autorización del franquiciante y el franquiciado
mayorista, puedan otorgar subfranquicias; en el contrato de agencia, en el que se prevé la institución de
subagentes por el agente que cuenta con consentimiento del empresario y en el de concesión, en el que se
prevé que el concesionario pueda, de contar con la autorización del concedente, designar
subconcesionarios, agentes o intermediarios de venta.

Por vía de este mecanismo contractual, un subcontratante puede desglosar sus derechos con relación a un
determinado bien, para hacer aprovechamiento de ellos en uno o varios subcontratos con personas que resultan
terceros respecto de un contrato original, del que el subcontratante obtuvo su legitimación para entablar nuevos
vínculos contractuales derivados.

Según la norma el subcontrato es un nuevo contrato derivado de otro principal. Sus partes son el subcontratante y
el subcontratado y, a partir del consentimiento entre ellos alcanzado, aquel crea a favor de este una nueva posición
contractual. Surge con claridad del artículo que, aun cuando se hable de un nuevo contrato, este es derivación de
otro principal, del que resulta accesorio; por lo que el subcontrato subsiste y es eficaz en tanto lo sea el contrato
base. Se trata de una suerte de desprendimiento del contrato base que no debe confundirse con la cesión de
posición contractual.

LÍMITES A LA SUBCONTRATACIÓN:

La subcontratación puede darse siempre que existan prestaciones pendientes de cumplimiento en el contrato
principal o base, las que pueden ser objeto de un contrato derivado que comprenda la totalidad o parte de ellas.
Pero tal subcontratación no podrá tener lugar cuando las obligaciones a cargo de quien sería subcontratante en el
contrato derivado, requirieran de prestaciones personales.

Dicho carácter personal puede surgir de la naturaleza de la prestación debida pero puede ser también estipulado por
las partes, aun cuando pudiera considerarse que se está ante una obligación en la que la persona del deudor no
resulta esencial. Así deben considerarse los casos en los que se prohíbe la subcontratación.

ACCIONES DEL SUBCONTRATADO (Art 1071):


El subcontratado dispone:
a) de las acciones emergentes del subcontrato, contra el subcontratante;
b) de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato principal, en la
extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste respecto del subcontratante.
Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos 736, 737 y 738

ACCIONES DE LA PARTE QUE NO HA CELEBRADO EL SUBCONTRATO (Art 1072):


La parte que no ha celebrado el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes del
contrato principal. Dispone también de las que corresponden al subcontratante contra el subcontratado, y puede
ejercerlas en nombre e interés propio.

La subcontratación da lugar a relaciones jurídicas de carácter transitivo entre las partes en el contrato principal y en
el contrato derivado, lo que habilita al ejercicio de acciones entre ellos.
Dado que el subcontrato es derivación de un contrato principal a partir del que se genera la relación jurídica entre
subcontratante y subcontratado, se denomina “contratante” y “subcontratante” a las partes en la relación jurídica
base, y “subcontratante” y “subcontratado” a quienes lo son en el vínculo elaborado a partir del primero.

ACCIONES ESTABLECIDAS A FAVOR DEL SUBCONTRATADO:

Acción directa contra el contratante principal

Respecto a las acciones establecidas a favor del subcontratado, el mismo dispone de:

a. Las acciones emergentes del subcontrato: el subcontratado puede ejercer contra el subcontratante las
acciones surgidas del subcontrato que, como se vio, crea una nueva posición contractual derivada del
contrato principal.
b. Las acciones del subcontratante contra el contratante en el contrato principal: el subcontratado tiene la
posibilidad de demandar al contratante en el contrato original por vía de acción directa. La acción directa es
de carácter excepcional, y es por ello que en el artículo se la enuncia expresamente; ella se puede dar en
tanto exista una suerte de encadenamiento de deudas; pues se requiere un crédito exigible del
subcontratado contra el subcontratante, al que debe sumarse una deuda correlativa exigible del tercero
demandado a favor del deudor (subcontratante) de quien demanda (subcontratado), debiendo tratarse de
créditos homogéneos en la naturaleza de las prestaciones y expeditos (art. 737 CCyCN). Se requiere citación
a juicio del deudor. El subcontratado, quien acciona contra el deudor de su deudor por vía de la acción
directa, demanda por derecho propio y en su exclusivo beneficio, por lo que no habrá de ejecutar la
integridad del crédito que el subcontratante pueda tener contra el contratante, sino en la medida de su
propio crédito, que queda embargado por la mera notificación de la demanda (art. 738, inc. a, CCyCN); el
monto percibido ingresará luego directamente a su patrimonio. El contratante original demandado podrá
oponer al subcontratado tanto las defensas que tenga contra él como las que podría ejercer contra el
subcontratante. El contratante quedará liberado frente al subcontratante por el pago que dentro de este
marco de acción realice al subcontratado.

ACCIONES DEL CONTRATANTE

El contratante en el contrato principal, quien no ha sido parte en el subcontrato, conserva las acciones emergentes
del contrato del que es parte contra el subcontratante; pero también puede accionar contra el subcontratado por lo
que este adeude al subcontratante y en la medida del crédito que ese contratante pueda invocar.

CONTRATOS CONEXOS (Art 1073): Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados
entre sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido
determinante del otro para el logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley,
expresamente pactada, o derivada de la interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074.

La pluralidad contractual conectada por una finalidad común previamente establecida y a cuya consecución tienden
todos los vínculos, se caracteriza por esa atadura o ligazón inescindible, por la cual, si bien cada contrato es
aparentemente autónomo, en rigor, existe o se ha celebrado teniendo en miras a otro contrato usualmente
simultáneo que procura facilitar.

Es el típico caso del contrato de compraventa que es facilitado por el mutuo que permite dicha adquisición. Otro
supuesto usual de conexidad se da en el contrato de tarjeta de crédito, en cuyo sistema se viabilizan diversas
contrataciones (compraventas, locaciones, etc.), permitiendo al tarjetahabiente o usuario titular efectuar dichas
operaciones a crédito o difiriendo los pagos por un plazo preestablecido con el emisor.

Por cierto que se sancionaron algunas reglas específicas pero limitadas. La regla del art. 40 de la ley 24.240
(modificada por la ley 24.999) extendió, beneficiando al consumidor, la responsabilidad solidaria del fabricante,
importador, mayorista y minorista.
Otra regla relevante fue la establecida en el art. 43 de la Ley 25.065 de Tarjeta de Crédito. Por ella el emisor de la
tarjeta es ajeno a las controversias que pudieran suscitarse entre el usuario y comerciante o prestador, salvo —y
esto es lo que nos importa— que el emisor hubiera promovido el producto o servicio. Como se ve, la exoneración
que se establece como principio general cede luego ante la actividad promocional del emisor tendiente a suscitar la
adhesión del usuario convenciéndolo de que contrate de un modo determinado.
La definición se integra con dos elementos configurantes: la pluralidad (dos o más contratos autónomos) y la
finalidad económica común (el objetivo supracontractual).

PLURALIDAD
El primero de los elementos es que existan dos o más contratos coligados o dependientes. Si bien la norma no lo
establece, es claro que tales contratos han de ser actos jurídicos válidos, según fuera el tipo adoptado y, además,
todos se encuentran vinculados. Esto significa que aun cuando se trata de negocios aparentemente autónomos,
todos tienden o procuran el logro de un resultado común o negocio único, que no se podría alcanzar sin la
interacción de cada uno de dichos contratos.

No se exige simultaneidad temporal ni instrumentación única. Por lo general, la instrumentación es sucesiva o casi
simultánea (se firma el contrato de compraventa e inmediatamente después el mutuo), más la instrumentación es
variada o múltiple.

FINALIDAD ECONÓMICA COMÚN


El otro requisito o elemento necesario para la conexidad reside en la finalidad económica común previamente
establecida. Esa finalidad económica “supracontractual” es distinta de la causa fuente y causa fin de cada contrato
conectado.

Existe un fenómeno externo a cada uno de los contratos, pero que los involucra y relaciona en torno a un negocio
económico que requiere de todos para ser eficaz.

Es por ello que la ley busca regular la situación de aquellos contratos independientemente celebrados pero que
confluyen en la búsqueda de una finalidad inicialmente preestablecida, cuya persecución supone que la celebración
de uno será determinante de la celebración del otro u otros contratos.

La conexidad estará dada por el grado de funcionalidad que cada contrato tenga correlativamente con los otros a fin
de alcanzar el objetivo común. Es por eso que, cada contrato individual hará las veces de distintos engranajes cuya
función primaria será diferente, mas siempre encaminada a que la máquina funcione adecuadamente y, por fin,
fabrique el producto planeado (finalidad común preestablecida).

Debe interpretarse al conjunto de contratos como un todo, un negocio completo y no aisladamente a cada contrato.

FUENTES
El art. 1073 CCyCN establece como fuentes de la finalidad económica común perseguida por la conexidad, a la ley o
la autonomía de la voluntad (voluntad expresa o tácita de los contratantes).

En caso de dudas o en los que nada adviertan los contratantes, la interpretación contextual definirá la existencia de
dicho objetivo común o, alternativamente, falta de conexión en pos de dicho resultado.

INTERPRETACIÓN (Art 1074): Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio de los otros,
atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado
perseguido.

El principio contextual aplicable a la interpretación de los contratos en general (art. 1064 CCyCN) se hace extensivo a
los contratos conexos. La misma deberá efectuarse uno por medio de los otros, atendiendo a su función y resultado
económico general, o sea que será necesaria una apreciación dentro de un marco global y no meramente individual.

EFECTOS (Art 1075): Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante puede oponer las excepciones
de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución de obligaciones ajenas a su contrato.
Atendiendo al principio de la conservación, la misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los contratos
produce la frustración de la finalidad económica común.

Los efectos se propagarán a todos los contratantes. Por lógica consecuencia de ello, las defensas podrán ser
oponibles a cualquiera de dichos protagonistas por igual y con solo demostrar la conexidad. Solo de ese modo,
aceptando tal propagación de los efectos, se puede garantizar adecuadamente la protección del sujeto contratante
que tenga un conflicto particularmente enfocado o concentrado en uno de los contratos, pero que se encuentra
obligado por múltiples prestaciones encadenadas por una finalidad común a todos los contratos que forman el
sistema.

Se regulan de manera expresa dos efectos vinculados a las relaciones internas entre los contratantes:
- Una parte de un contrato conexo puede oponer excepciones de incumplimiento frente a la inejecución de
obligaciones referidas a otro contrato del que es ajena, pero que está vinculado al suyo en virtud de la conexidad
previamente acreditada.
- Aplicación de la misma regla cuando alguno de los contratos vinculados se extinguió y ello afecta a la finalidad
económica común. (Principio de conservación)

La conexidad produce que las vicisitudes padecidas por uno de los contratos pueda propagar sus efectos a los otros,
si bien los contratos se mantienen autónomos, si por alguna cuestión propia deviene invalido, sus efectos puede
percutir sobre los otros. Pero si la eficacia, por ejemplo, no impide la obtención del bien común, resulta de aplicación
el art. 389 del CCCN que permite la divisibilidad, y que expresamente tiende a dar preponderancia al principio de
conservación de los contratos, en tanto estos permitan garantizar la finalidad económica común que se está
persiguiendo.

Los contratos conexos se distinguen de los asociativos y societarios, porque en éstos, las partes se integran en una
finalidad económica común, que constituye un elemento esencial del contrato; mientras que en los contratos
conexos, la finalidad económica común no surge ni integra ninguno de los contratos en particular.

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