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PRECIO DE MERCADO

El precio de mercado es el precio al que un bien o servicio puede comprarse en un mercado concreto. Es un concepto
económico de aplicación tanto en aspectos teóricos de la disciplina como en su uso técnico y en la vida diaria.

El concepto ha dado origen a discusiones tanto técnicas como teóricas en el desarrollo de las ciencias económicas. Estas
discusiones van desde la definición de qué es un mercado a qué se entiende por precio, dificultades que adquieren una
importancia particular en la microeconomía, ámbito en el cual una de las funciones más importantes de un economista
es la determinación de precios que maximicen la ganancia de una empresa. Sin embargo, la problemática también se
extiende al ámbito macroeconómico, en el cual los cálculos acerca de precios juegan un papel central en la
determinación del hipotético equilibrio económico.

Históricamente, la escuela clásica consideraba que existen dos precios de mercado: el que se debe a la competencia (o
precio natural) y el que se genera sin competencia (o precio monopólico). En palabras de Adam Smith:

El precio de un monopolio es en cada ocasión el más alto que se puede conseguir. El precio natural, o el precio de la libre
competencia, por el contrario, es el más bajo que se puede tomar, no de hecho en cada ocasión pero sobre un tiempo
considerable. El uno es en cada ocasión el más alto que se puede exprimir de los compradores, o el que, se supone, van
a consentir dar: el otro es el más bajo que los vendedores generalmente pueden permitirse aceptar, y al mismo tiempo
continuar sus negocios.

El precio natural depende directamente, en esta visión, del valor de un bien, y ese valor equivale a la cantidad de trabajo
necesario para producir el bien en cuestión. Esto es conocido como la teoría del valor-trabajo.

La asunción general es que, en un mercado libre y dado que hay competencia, los precios de mercado disminuyen al
límite posible: el del coste de producción. Consecuentemente, desde este punto de vista, el precio de mercado de un
bien o servicio depende de la producción u oferta. Si, por cualquier motivo ese coste de producción cambia, el precio de
mercado cambiará. Por ejemplo, cuando avances tecnológicos facilitan la producción, disminuyendo los costes, los
precios de mercado disminuyen.

Lo anterior implica que, asumiendo competencia, los productos son intercambiado por otros a una cierta «tasa de
cambio» fija en el corto o mediano plazo, cualquiera sea la moneda que escojamos para expresar esa relación: la tasa
está determinada por la cantidad de trabajo o valor de los bienes en cuestión. Eso es conocido como la neutralidad del
dinero: variaciones en la cantidad del circulante solo afectan precios nominales, sin que tengan ningún efecto sobre las
variables reales (cantidad producida y consecuentemente demandada, etc.).

Sin embargo esa concepción da origen a una variedad de problemas. Entre estos se encuentra el llamado problema de la
transformación: básicamente, cuál sería el cálculo necesario para transformar esa cantidad de trabajo (como sea que sea
medido) en precio de mercado.

Ese problema permaneció irresuelto por mucho tiempo.2 En la actualidad, y a pesar que el asunto permanece debatido,
muchos consideran, a partir del análisis de Piero Sraffa, que la solución es simplemente que no hay tal transformación: el
cálculo en términos de valor no es traducible a cálculos en dinero. El productor (o capitalista o empresario, etc.) no se
interesa en producir valor extra ni sabe cómo efectuar el cálculo en esos términos.

Aún con anterioridad al análisis de Sraffa, la escuela marginalista había propuesto que los precios de mercado dependen
principalmente de la demanda: cualquiera que sea el costo o esfuerzo de producir un bien, este solo podrá ser vendido
al precio que el consumidor esté dispuesto a pagar. Y ese deseo a pagar depende de la percepción por los consumidores
de la utilidad del producto.

En este aspecto la intención de los marginalistas era, en palabras de Jevons: «liberarse de la “la teoría del Fondo de
salarios", la doctrina del valor del costo de producción, la tasa natural de los salarios y otras doctrinas ricardianas
erróneas o confusas». Jevons, en total acuerdo con Menger y otros, agrega: «La repetida reflexión y la investigación me
han llevado a la opinión, más bien novedosa, que el valor depende por completo de la utilidad».
Funciones de los precios

El sistema de precios supone un sistema de interrelaciones, ya que con los precios los individuos indican sus necesidades
y deseos en la economía y por tanto permiten contribuir a que se produzcan los ajustes necesarios en la oferta y
demanda. Los precios realizan dos funciones importantes:

1. Racionar los bienes y servicios y los factores

Los precios garantizan que los recursos se repartan de manera eficiente y que se pueda alcanzar un equilibrio de
mercado.

Si aumenta la demanda de un bien o disminuye la oferta, no habrá suficiente oferta del bien para cubrir toda la
demanda, por lo que el precio subirá. De esta manera, la demanda se reducirá y volverá a haber un equilibrio de
mercado.

Si disminuye la demanda de un bien o aumenta la oferta, ocurre justo lo contrario, porque no habrá suficiente oferta
para cubrir esa demanda y el precio bajará. De esta manera, la oferta se reducirá y volverá a haber un equilibrio de
mercado.

Los precios van a permitir a los compradores indicar la cantidad de producto que desean comprar a cada precio y a los
empresarios determinar la cantidad de producto que desean vender a cada precio.

Si aumenta el precio (inflación), se estimula a las empresas a que aumenten la producción, ya que obtendrían un mayor
beneficio y se atrae a nuevas empresas.

Si disminuye el precio (deflación), las empresas reducirán la producción.

2. Servir de incentivo a empresarios y propietarios de los factores

Los precios permiten que las empresas obtengan dinero con el que después pueden pagar sus costes de producción
(compra de materias primas, pago del sueldo de empleados, logística, etc.). Control de precios

El control de precios es un mecanismo por el cual una autoridad gubernamental impone montos determinados para los
precios de bienes y servicios dentro de un mercado determinado, usualmente con la finalidad de mantener la
disponibilidad de esos bienes y servicios para los consumidores, evitar incrementos de precio durante periodos de
escasez, o inclusive para asegurar una renta en beneficio de los productores de ciertos bienes, de la misma manera que
un subsidio. Otra forma de ejecutar un control de precios consiste en la fijación de precios máximos o precios mínimos.

La existencia del control de precios se remonta a la Antigüedad. En el Antiguo Testamento se insistía en que la autoridad
mantenga un límite sobre los precios en el comercio entre las tribus de Israel. En el año 301 el emperador romano
Diocleciano emitió su "Edicto sobre Precios Máximos" que regulaba prácticamente todo el comercio de bienes y
servicios dentro del Imperio romano, incluyendo tarifas de transporte y salarios de soldados y jornaleros. Durante el
Antiguo Régimen el mercantilismo produjo numerosas medidas de control de precios, como la tasa de granos. Durante
la Revolución francesa, la Convención Nacional emitió la "Ley del máximum general" (Loi du maximum général, 1793)
fijando precios máximos para los cereales panificables. La necesidad de reiteración de las medidas de control de precio
era prueba del poco éxito en su aplicación.

Históricamente, los controles de precios han sido impuestos como parte de programas de transformación económica
más amplios, combinándose con controles sobre los salarios y otras herramientas de regulación económica.

Si bien el intervencionismo económico clásico considera que los controles de precios resultan necesarios para asegurar
una mínima disponibilidad de bienes para el consumo masivo, la escuela del liberalismo económico condena el control
de precios al considerar que, mantener un precio artificialmente bajo alienta el consumo de forma desmesurada hasta
agotar la disponibilidad de un bien o servicio; al mismo tiempo, el control de precios desalienta la producción de bienes
cuyo precio no alcanza a cubrir su propio costo de elaboración, generando así una escasez artificial. Alegan los
seguidores de esta escuela que, precisamente, las experiencias de control de precios a escala masiva en la historia
humana (incluyendo a la antigua Roma y la Francia revolucionaria) han generado siempre un resultado negativo para las
economías implicadas.

Control de precios

El control de precios es un mecanismo por el cual una autoridad gubernamental impone montos determinados para los
precios de bienes y servicios dentro de un mercado determinado, usualmente con la finalidad de mantener la
disponibilidad de esos bienes y servicios para los consumidores, evitar incrementos de precio durante periodos de
escasez, o inclusive para asegurar una renta en beneficio de los productores de ciertos bienes, de la misma manera que
un subsidio. Otra forma de ejecutar un control de precios consiste en la fijación de precios máximos o precios mínimos.

La existencia del control de precios se remonta a la Antigüedad. En el Antiguo Testamento se insistía en que la autoridad
mantenga un límite sobre los precios en el comercio entre las tribus de Israel. En el año 301 el emperador romano
Diocleciano emitió su "Edicto sobre Precios Máximos" que regulaba prácticamente todo el comercio de bienes y
servicios dentro del Imperio romano, incluyendo tarifas de transporte y salarios de soldados y jornaleros. Durante el
Antiguo Régimen el mercantilismo produjo numerosas medidas de control de precios, como la tasa de granos. Durante
la Revolución francesa, la Convención Nacional emitió la "Ley del máximum general" (Loi du maximum général, 1793)
fijando precios máximos para los cereales panificables. La necesidad de reiteración de las medidas de control de precio
era prueba del poco éxito en su aplicación.

Históricamente, los controles de precios han sido impuestos como parte de programas de transformación económica
más amplios, combinándose con controles sobre los salarios y otras herramientas de regulación económica.

Si bien el intervencionismo económico clásico considera que los controles de precios resultan necesarios para asegurar
una mínima disponibilidad de bienes para el consumo masivo, la escuela del liberalismo económico condena el control
de precios al considerar que, mantener un precio artificialmente bajo alienta el consumo de forma desmesurada hasta
agotar la disponibilidad de un bien o servicio; al mismo tiempo, el control de precios desalienta la producción de bienes
cuyo precio no alcanza a cubrir su propio costo de elaboración, generando así una escasez artificial. Alegan los
seguidores de esta escuela que, precisamente, las experiencias de control de precios a escala masiva en la historia
humana (incluyendo a la antigua Roma y la Francia revolucionaria) han generado siempre un resultado negativo para las
economías implicadas. El control de precios y su efecto en la oferta y demanda de los bienes y servicios

El control de precios que suele introducir el estado, tiene un efecto sobre la oferta y la demanda de los bienes y servicios
sujetos al control de precios, que suelen ser objeto de estudio por parte de los empresarios.

Según la teoría del libre mercado, el mercado mismo mediante la conocida ley de la oferta y demanda, debe regular los
precios de los bienes y servicios, pero en ocasiones el estado decide intervenir mediante la fijación de precios máximos
al público.

Ya sea por la detección de fenómenos especulativos o por una medida social encaminada a proteger derechos básicos
de los ciudadanos como la salud o la alimentación, el estado fija un sistema de precios máximos sobre determinados
bienes y servicios que tienen un fuerte efecto tanto en la demanda como en la oferta.

La intervención del estado puede conseguir resultados diferentes como la corrección de imperfecciones del mercado o
simplemente distorsionarlo afectando desde oferentes hasta consumidores.
Cuando el estado toma la decisión de introducir un precio máximo sobre un producto, la oferta se reciente puesto que
hace menos atractiva su producción, así que los capitalistas proferirán invertir sus recursos en otro sector donde los
precios no obedezcan a elementos artificiales sino al libre juego de la oferta y la demanda.

Al tiempo que la oferta se reciente por el control de precios, la demanda se puede ver estimulada por la existencia de un
precio más razonable y asequible para el consumidor, de modo que se produce un exceso de demanda frente a la
oferta, lo que se supondría debería redundar en un incremento de precios que deberían llevar a que en un momento
dado se pueda alcanzar nuevamente un nivel óptimo o punto de equilibrio, situación que no se dará precisamente por el
control de precios.

Al resentirse la oferta al tiempo que se incrementa la demanda, a pesar de que se presenta una posible escasez, esta
escasez no redunda en un incremento de precios que sería lo normal, debido precisamente a la mano del estado que
impide un libre desarrollo del mercado, puesto que restringe uno de los factores que lo dinamiza, que es el precio.

El precio de los bienes y servicios, así como puede incrementar o disminuir la oferta puede también incrementar o
disminuir la demanda, juego que por sí solo debería mantener un precio que deje satisfechos tanto a consumidores
como productores, pero cuando se introduce el control de precios, solamente los consumidores estarán satisfechos,
situación que hace que los oferentes dejen de producir, investigar e introducir innovaciones, etc.

ESTABILIZACIÓN DE PRECIOS (price stability.)

Se presenta como un objetivo de la Política Monetaria, y consiste en controlar el volumen de Dinero y su velocidad de
circulación de tal forma que se influya en la producción y en la Distribución, con el fin de que el Crecimiento en los
índices de Precios (Índice nacional de precios al Consumidor, al mayoreo y al Consumidor en áreas metropolitanas) vaya
en relación con el Crecimiento del Producto Interno Bruto.

Se presenta como un objetivo de la Política Monetaria, y consiste en controlar el volumen de Dinero y su velocidad de
circulación de tal forma que se influya en la producción y en la Distribución, con el fin de que el Crecimiento en los
índices de Precios (Índice nacional de precios al Consumidor, al mayoreo y al Consumidor en áreas metropolitanas) vaya
en relación con el Crecimiento del Producto Interno Bruto.

Objetivo de Política Económica consistente en reducir las variaciones del Nivel General de Precios internos o conseguir
una disminución significativa de la tasa de Inflación.

En relación al Precio de un Bien en particular, objetivo de Política Económica consistente en reducir las fluctuaciones de
ese Precio.

Este objetivo se ha planteado en relación a los Precios de productos agrícolas y mineros, los cuales están sujetos a
variaciones bruscas, tanto en los mercados nacionales como en los internacionales.

La estabilidad de precios: ¿por qué es importante para ti?

La estabilidad de precios es el objetivo primario del Euro- sistema y de la política económica única de la que es
responsable, aunque existe cierto consenso en que debe estar complementado por el objetivo de estabilidad financiera.

Respecto al objetivo de la estabilidad monetaria hay que señalar, sin embargo, que su consideración como primordial,
no implica que deba ser el único fin último de la política monetaria. La política monetaria debe estar coordinada con el
resto de políticas económicas generales de la Unión Europea, con el fin de contribuir al logro de los objetivos
macroeconómicos, estos incluyen el pleno empleo o el crecimiento económico equilibrado. La existencia de otros fines
junto a la estabilidad de precios permite a la autoridad monetaria actuar discrecionalmente contribuyendo a la
consecución a corto plazo de otros objetivos y a largo plazo con la estabilidad de precios.

En cuanto a la jerarquía, se asigna una importancia primordial a la estabilidad de precios, algo esencial para su
contribución en el logro de un entorno económico favorable y un alto nivel de empleo. El mantenimiento de la
estabilidad de precios de una forma sostenida a largo plazo, es una condición fundamental para aumentar el bienestar
económico y el potencial de crecimiento de la economía.

Ambos son complementarios y necesarios para la consecución del otro, es decir, la estabilidad de precios contribuye a
favorecer un clima financiero equilibrado, y a su vez este permite la consecución de la estabilidad monetaria.

La definición cuantitativa que el Consejo de Gobierno formuló en 1998 sobre la estabilidad de precios:

“La estabilidad de precios se define como un incremento interanual del índice armonizado de precios de consumo (IAPC)
de la zona del euro inferior al 2%. La estabilidad de precios ha de mantenerse en el medio plazo“.

Dicha estabilidad, contribuye al logro del resto de los objetivos comunitarios al propiciar un marco de estabilidad que
genera inversión, crecimiento económico y empleo. La existencia de estabilidad facilita las decisiones de los agentes
privados que tienen expectativas favorables respecto al comportamiento de precios, fomentándose la competencia y la
eficiencia económica.

La estabilidad de precios se refiere entonces al nivel general de precios que hay en la economía. Esto implica evitar tanto
la inflación como deflación prolongada, ya que son fenómenos económicos que tienen repercusiones negativas para la
economía.

La inflación merma el poder adquisitivo

Un ejemplo claro es un incremento generalizado de los precios de los bienes y servicios a lo largo de un largo periodo
que produce como consecuencia un descenso del valor del dinero, y por tanto, del poder adquisitivo. La estabilidad de
precios contribuye al logro de altos niveles de actividad económica y empleo por la mejora de la transparencia del
mecanismo de precios. Inflación

La inflación, en economía, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en
el mercado durante un período de tiempo, generalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada
unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder
adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una
economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje analizado de la
variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de precios al consumidor).

Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos
negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro
y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos
incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de
mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.

Entre las corrientes económicas monetaristas existe generalmente consenso en que las tasas de inflación muy elevadas
y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que
determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las
fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas,
energía, salarios, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria.

Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y estable de inflación. Una
inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede reducir la severidad de las recesiones económicas al permitir que el
mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de que una trampa de liquidez
impida una política monetaria de estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable
se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, estas autoridades monetarias son los
bancos centrales, que controlan el tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través
de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de reservas.
Al índice negativo en la tasa de inflación (una baja generalizada de los precios) se lo denomina deflación.

Definiciones relacionadas con la inflación

El término inflación se refiere a los aumentos en la cantidad de dinero en circulación. Se utilizaba para afirmar que la
emisión de moneda había sido inflada artificialmente por encima de las reservas que la respaldaban. Algunos
economistas siguen utilizando la palabra de esta manera. Sin embargo, el uso término inflación cambió gradualmente
hasta terminar usándose de forma general para referirse al aumento en el nivel de precios que aparecía como
consecuencia de esa emisión, y finalmente para referirse al aumento de precios en general.

Para diferenciar los usos del término, un aumento en la oferta de dinero es ocasionalmente llamado inflación monetaria.
La subida de precios puede ser designada por el término general inflación o, para diferenciar con mayor claridad los dos
usos, inflación de los precios. Los economistas generalmente están de acuerdo que en el largo plazo, la inflación de
precios elevada es causada por la inflación monetaria (aumento de la oferta de dinero). Sin embargo, para las
variaciones de inflación de precios bajas y las variaciones en el corto y mediano plazo, existen varias causas propuestas
por las distintas teorías económicas.

Otros conceptos económicos relacionados con la inflación son:

Deflación: Caída en el nivel general de precios (índice de inflación negativo).

Desinflación: Desaceleración de los precios.

Hiperinflación: Espiral acelerada fuera de control de la inflación.

Estanflación: Combinación de inflación, crecimiento económico lento o estancamiento de la economía y alto desempleo.

Reflación: Intento de elevar el nivel general de precios para contrarrestar las presiones deflacionarias.

Mediciones

Puesto que hay muchas medidas posibles del nivel de precios, hay muchas medidas posibles de inflación de los precios.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice de Precios al Consumo Personal Gastos (PCEPI) y el deflactor del PIB
(también conocido como Índice de Precios al Productor) son algunos ejemplos de los índices de precios amplios. Sin
embargo, la inflación también puede ser usada para describir un nivel de precios en aumento dentro de un conjunto
más reducido de los activos, bienes o servicios dentro de la economía, como las materias primas (incluidos alimentos,
combustible, metales), los activos financieros (tales como acciones, bonos y bienes inmuebles), los servicios (tales como
el entretenimiento y cuidado de la salud), o el trabajo.

La inflación subyacente es una medida de la inflación para un subconjunto de los precios al consumidor que excluye los
precios de los alimentos y la energía, que suben y bajan más que otros precios en el corto plazo. La Reserva Federal
presta especial atención a la tasa de inflación subyacente para obtener una mejor estimación de tendencias a largo plazo
la inflación futura en general.

La inflación se calcula generalmente mediante la tasa de variación del índice de precios en el tiempo, por lo general el
Índice de Precios al Consumidor, que mide los precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un
consumidor medio.

La tasa de inflación resultante del IPC en el período de un año es de 4,28%. Es decir, el nivel general de precios a los
consumidores aumentó aproximadamente cuatro por ciento en 2007.

Para obtener la inflación de un año determinado se toma como base el índice de precios de diciembre del año anterior y
se lo compara con el de diciembre del último año. La hallada en el ejemplo es del período febrero de 2007 a enero de
2008.

La inflación según la magnitud del aumento suele clasificarse en distintas categorías:


Inflación moderada: La inflación moderada se refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los precios
son relativamente estables, las personas se fían de este, colocando su dinero en cuentas de banco. Ya sea en cuentas
corrientes o en depósitos de ahorro de poco rendimiento porque esto les permitirá que su dinero valga tanto como en
un mes o dentro de un año. En sí, las personas están dispuestas a comprometerse con su dinero en contratos a largo
plazo, porque piensan que el nivel de precios no se alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan vender o
comprar.

Inflación galopante: La inflación galopante sucede cuando los precios incrementan las tasas de dos o tres dígitos de 30,
120 ó 240% en un plazo promedio de un año. Cuando se llega a establecer la inflación galopante surgen grandes
cambios económicos. Muchas veces en los contratos se puede relacionar con un índice de precios o puede ser también a
una moneda extranjera, como por ejemplo el dólar. Dado que el dinero pierde su valor de una manera muy rápida, las
personas tratan de no tener más de lo necesario; es decir, que mantienen la cantidad suficiente para vivir con lo
indispensable para el sustento de los integrantes familiares.

Hiperinflación: Es una inflación anormal en la cual el índice de precios aumenta en un 50% mensual, esto es, una
inflación anualizada de casi 13 000%. Este tipo de inflación anuncia que un país está viviendo una severa crisis
económica; debido a que el dinero pierde su valor, el poder adquisitivo (la capacidad de comprar bienes y servicios con
el dinero) disminuye rápidamente y la población busca gastar el dinero antes de que pierda totalmente su valor; cuando
una hiperinflación ocurre, se torna imprescindible el incremento salarial en cuestión de días o inclusive diariamente.
Este tipo de inflación suele deberse a que los gobiernos financian sus gastos con emisión de dinero inorgánico sin ningún
tipo de control, o bien porque no existe un buen sistema que regule los ingresos y egresos del Estado.

Causas de la inflación

Existen diferentes explicaciones sobre las causas de la inflación, probablemente existen diversos tipos de procesos
económicos que producen inflación, y esa es una de las causas por las cuales existen diversas explicaciones: cada
explicación trata de dar cuenta de un proceso generador de inflación diferente, aunque no existe una teoría unificada
que integre todos los procesos.

Teoría monetaria

Índice de precios al consumidor (CPI), PIB real, M2 (escala logarítmica, ajustado a 1960) y velocidad monetaria, para la
economía de Estados Unidos. La teoría monetaria plantea que la velocidad de crecimiento monetario es
aproximadamente equivalente a la inflación menos el crecimiento real del PIB.

Es decir, los precios subirán si el agregado de suministro de bienes baja en relación a la demanda agregada por dichos
bienes. Siguiendo esta teoría la demanda agregada está basada principalmente en el monto total de dinero existente en
una economía, lo que se traduce en que: al incrementarse la masa monetaria, la demanda de bienes aumenta y si esta
no viene acompañada de un incremento en la oferta, la inflación surge.. La ecuación (*) está relacionada con la ecuación
de Cambridge (aunque se observan desviaciones respecto a las predicciones de ambas ecuaciones hasta de un 50%, tal
como muestra el gráfico adjunto para la economía de Estados Unidos).

Existe otra teoría similar que relaciona a la inflación con el incremento en la masa monetaria sobre la demanda por
dinero lo cual significaría que "la inflación es siempre un fenómeno monetario" tal como lo afirma Milton Friedman.
Siguiendo esta línea de pensamiento, el control de la inflación descansa en la prudencia fiscal y monetaria; es decir, el
gobierno debe asegurarse de que no sea muy fácil obtener préstamos, ni tampoco debe endeudarse él mismo
significativamente. Por tanto este enfoque resalta la importancia de controlar los déficits fiscales y las tasas de interés,
así como la productividad de la economía en cantidad de bienes producidos a la demanda existente.[cita requerida] Esta
explicación requiere dos suposiciones: que absolutamente todos los sectores productivos (alimentos, vivienda,
transporte, vestimenta, etc.) simultáneamente tengan problemas de satisfacer la demanda y que los consumidores sigan
demandando todos los productos indiscriminadamente.
Inflación de costos: (Cost push inflation), producida cuando los costos se encarecen (por ejemplo, el precio del petróleo
o la mano de obra) y en un intento de mantener la tasa de beneficio los productores incrementan los precios. Para que
esta explicación sea viable se debe suponer que los productores pueden trasladar los aumentos de precio sin afectar la
demanda y que los consumidores cuentan con el dinero suficiente para pagar precios más altos.

Inflación autoconstruida: (Build-in inflation), se trata de inflación inducida por expectativas adaptativas, a menudo
relacionadas con una espiral de ajustes de la relación precios-salarios. Se produce cuando trabajadores tratan de
mantener sus salarios por encima de los precios (por encima del índice de inflación) para compensar las expectativas
inflacionarias a futuro con base en la inflación del presente, y las empresas trasladan esta subida de costos laborales a
sus consumidores a través de la subida de precios, originando un círculo vicioso de inflación. La inflación autoconstruida
en un punto de tiempo refleja efectos inflacionarios pasados.

Cualquiera de estos tipos de inflación puede darse en forma combinada. Sin embargo, las dos primeras mantenidas por
un período sustancial de tiempo dan origen a la tercera [¿cuál?]. En otras palabras, una inflación elevada persistente
originada por elementos monetarios o de costos da lugar a una inflación de expectativas.

Punto de vista monetarista

Los monetaristas creen que el principal factor que causa la inflación es el fuerte aumento en la cantidad de dinero. Ellos
creen que la Política Fiscal es ineficiente en el control de la inflación. Milton Friedman, un famoso economista
monetarista, tiene una frase célebre: "La inflación es siempre un fenómeno monetario"

Los monetaristas afirman sus creencias en muchos estudios históricos de períodos inflacionarios donde siempre la causa
de esta ha sido un fenómeno monetario.

Los Monetaristas asumen que la velocidad de circulación del dinero es independiente de la Política Monetaria (al menos
en el largo plazo) y que el nivel de producción está determinado por la capacidad productiva de la economía. Por lo que
lo que si se parte de estos supuestos, se concluye que el nivel de precios solo depende de la cantidad de dinero. Se
argumenta que en el corto plazo la velocidad de circulación del dinero no es una variable exógena (es decir, externa al
modelo), por lo que en el corto plazo esta fórmula no necesariamente nos diría que hay una relación estable entre la
cantidad de dinero y el nivel de producción. Sin embargo, en el largo plazo se suponen que la velocidad de circulación
del dinero está determinada por la evolución de los medios de pago. Por lo que si en el largo plazo la velocidad de
circulación del dinero no está afectada por la política monería, un aumento en la inflación debe ser igual a la suma de la
tasa de crecimiento de dinero menos la tasa de crecimiento de largo plazo de la producción. La existencia de una
aparente paradoja de una inflación en ascenso con una emisión en descenso en algunos países ha sido considerado una
falla en el modelo monetarista. en tanto otros economistas prestigiosos como T Fisher argumentaron que es la tasa de
interés lo que determina los precios, y n ola emisión monetaria lo que ha dado origen a una de las divisiones más
profundas en la aproximación a problemas financieros en la macroeconomía3

Teoría del lado de la oferta

Esta teoría afirma que la inflación se produce cuando el incremento en la masa monetaria excede la demanda de dinero.
El valor de la moneda entonces está determinada por estos dos factores. La inflación en los años 1970 en EE.UU. se ve
como causada por el incremento en la masa monetaria que ocurrió tras la salida de este país de los acuerdos de Bretton
Woods, que sujetaba el valor de la moneda al patrón oro. Según esta teoría, el incremento en la masa monetaria no
tiene efectos inflacionarios en la medida que la demanda de dinero aumente proporcionalmente.

Esta teoría explicaría la baja en la tasa de inflación en los años 1980 en EE.UU. debido a la expansión económica que se
produjo a raíz de la reducción en los impuestos. Se explica esto indicando que una expansión en la economía origina un
incremento en la demanda de dinero, lo cual contrarresta el efecto inflacionario que normalmente conlleva el aumento
en la masa monetaria.

Teoría desarrollista
Según la teoría desarrollista la inflación es causada por el papel de los monopolios extendidos, más afincados en países
subdesarrollados basándose en las condiciones de los países del Tercer Mundo, la inflación sería causado por un fuerte
desequilibrio externo en la balanza de pagos.4

Teoría austríaca

La Escuela austríaca de economía, afirma que la inflación es el incremento de la oferta monetaria por encima de la
demanda de la gente. Los productores de bienes y servicios demandan dinero por sus productos, si la generación de
dinero es mayor que la generación de riqueza, hay inflación. Por el contrario si la oferta de moneda es menor que la
demandada existe deflación. Como consecuencia de la inflación se produce un efecto en cadena de distorsión de precios
relativos al alza, es decir que algunos precios suben más que otros. Si todos los precios de la economía (incluido el
salario) subieran uniformemente no habría ningún problema, el problema surge por la subida no-uniforme. En los
procesos deflacionarios, la distorsión de precios relativos generada, es a la baja. Esta teoría rechaza de plano la popular
definición de "aumento sostenido del nivel de precios" por lo anteriormente expuesto.

Esta escuela asigna la causa de la inflación/deflación a la existencia de un monopolio emisor de moneda (Banco Central).
Como solución a la inflación propone la eliminación del monopolio emisor de moneda, y liberar a los privados la
impresión de la moneda, los que competirían por tener la moneda más fuerte para permanecer en el mercado. Propone
volver a la moneda-mercancía, respaldando la moneda con algún activo tangible (oro, plata, platino, etc). O por alguna
combinación de varios metales, con lo cual se minimiza la volatilidad que pudiera tener el valor del dinero, como en el
caso, por ejemplo de usar solo oro, cuya volatilidad en el precio es elevada por cuanto la gente tiende a refugiarse en él
en épocas de incertidumbre.

Efectos de la inflación

Efectos generales

Un aumento en el nivel general de precios implica una disminución del poder adquisitivo de la moneda. Es decir, cuando
el nivel general de precios sube, cada unidad monetaria permite comprar menos bienes y servicios. El efecto de la
inflación no se distribuye uniformemente en la economía. Por ejemplo, los prestamistas o depositantes que reciben una
tasa fija de interés de los préstamos o depósitos pierden poder adquisitivo de sus ingresos por intereses, mientras que
los prestatarios se benefician. Las personas e instituciones con activos en efectivo experimentarán una disminución de
su poder adquisitivo. Los aumentos de salarios a los trabajadores y los pagos de pensiones a menudo se mantienen por
debajo de la inflación, especialmente para aquellos con ingresos fijos.

Los deudores que poseen obligaciones monetarias a tasas de interés nominal fijo, observan una reducción en la tasa real
proporcional a la tasa de inflación. El interés real de un préstamo, es la tasa nominal menos la tasa de inflación
aproximadamente. Por ejemplo, si alguien toma un préstamo donde la tasa de interés establecida es del 6% y la tasa de
inflación es del 3%, la tasa de interés real que pagará por el préstamo es del 3%. Los bancos y prestamistas pueden
ajustar en ocasiones incluyendo una prima de inflación en los costos de los préstamos del dinero mediante una tasa
inicial más alta o mediante el establecimiento de los intereses a una tasa variable.

Efectos negativos

Las tasas de inflación elevada e impredecible son consideradas nocivas para la economía. Añaden ineficiencias e
inestabilidad en el mercado, haciendo difícil la realización de presupuestos y planes a largo plazo. La inflación puede
actuar como un lastre para la productividad de las empresas, que se ven obligadas a detraer capital destinado a las
producciones de bienes y servicios con el fin de recuperar las pérdidas causadas por la inflación de la moneda. La
incertidumbre sobre el futuro del poder adquisitivo de la moneda desalienta la inversión y el ahorro.

La inflación puede también imponer aumentos de impuestos ocultos: los ingresos inflados pueden implicar un aumento
de las tasas de impuesto sobre la renta si las escalas de impuestos no están indexadas correctamente a la inflación. Sin
embargo, tasas de inflación moderadas no parecen tener efectos negativos sobre las economías, así un estudio de
Robert Barro, muestra que estadísticamente que una inflación inferior al 8-10% no muestra correlación negativa con la
tasa de crecimiento del país.5 Otros estudios empíricos sitúan el umbral a partir del cual la inflación puede ser realmente
dañina en el 20 o el 40%.6 7

El principal efecto negativo de la inflación, en una economía de mercado, es que destruye el sistema de precios de la
economía. Por un lado, los productores toman sus decisiones de ahorro-inversión basándose en la información
disponible, por lo que en un ambiente inflacionario estos no son capaces de descubrir si un alza de precios es un efecto
relativo (solo a su producto) o, por el contrario, es un alza absoluta (donde todos los precios de los productos suben). En
estos casos, el inversionista tiene que dedicar más tiempo a saber de los precios de los productos y, en particular, los
precios de su competencia, porque estos quedan obsoletos en el corto plazo, en vez de dedicar ese tiempo a su negocio.
Por otro lado, la incertidumbre en los precios que produce la inflación, también afecta negativamente a los
consumidores, ya que deben perder tiempo investigando el precio de los productos que consumen. Por lo que esta
incertidumbre y menor información, que produce la inflación, afecta negativamente tanto a los inversionistas como a los
consumidores, y con esto afecta negativamente las posibilidades de crecimiento de la economía.

Pérdida de poder adquisitivo

En primer lugar, el deterioro del valor de la moneda es perjudicial para aquellas personas que cobran un salario fijo,
como los obreros y pensionados. Esa situación se denomina pérdida de poder adquisitivo para los grupos sociales
mencionados. A diferencia de otros con ingresos móviles, estos ven cómo se va reduciendo su ingreso real mes a mes, al
comparar lo que podían adquirir con lo que pueden comprar tiempo después. Sin embargo, debe señalarse que si los
salarios son rápidamente ajustados a la inflación se mitiga o elimina la pérdida de poder adquisitivo de algunos grupos
sociales.

Con alta inflación, el poder adquisitivo se redistribuye desde las personas, empresas e instituciones con ingresos fijos
nominales, hacia las que tienen ingresos variables que pueden seguir el ritmo de la inflación. Esta redistribución del
poder de compra también se produce entre los socios comerciales internacionales. Si existen tasas de cambio fijo, una
economía con mayor inflación que otra hará que las exportaciones de la primera sean más costosas, afectando la
balanza comercial. También pueden generarse efectos negativos para el comercio debido a la inestabilidad en los
precios de cambio de divisas.

La Inflación es regresiva

La inflación es regresiva (es decir, afecta relativamente más a los sectores con menos recursos que a los de mayores
recursos) ya que los sectores con menos recursos usan relativamente más el dinero en efectivo (o saldos monetarios),
que los sectores con más recursos, y tienen menos instrumentos financieros para cubrirse de la inflación. Por otro lado,
los sectores con más recursos tienen acceso a más instrumentos financieros (como depósitos que se reajustan con la
inflación) y con estos pueden protegerse mejor de la pérdida del poder adquisitivo que produce la inflación8 9 .[cita
requerida]

Perjuicio para los acreedores

La inflación es perjudicial para aquellas personas acreedoras de montos fijos, ya que el valor real de la moneda decrece
con el tiempo y su poder de compra disminuirá. Contrariamente aquellos deudores a tasa fija se verán beneficiados, ya
que su pasivo real irá disminuyendo.

Como consecuencia de los puntos anteriores, surge lo que se suele denominar “inflación autoconstruida”. Este
fenómeno consiste en trasladar el aumento de precios hacia delante en el tiempo, esto es así ya que las personas
esperan que la inflación continúe como en períodos anteriores. Así se genera un espiral inflacionario, en el que se
indexan contratos, se aumentan los sueldos y los precios por expectativas futuras.

Inflación diferencial

La inflación diferencial es una situación en la que dos o más países, cuyas economías son fuertemente dependientes o
forman un área económica especial, presentan diferentes tasas de incremento de precios. La inflación diferencial,
especialmente si se sostiene durante un período largo, provoca por lo general que el país con mayores tasas de inflación
sufra un aumento de costes de producción y consiguientemente una pérdida de competitividad.

Inflación de costos

La alta inflación puede inducir a los empleados a la demanda de un rápido aumento de salarios para mantenerse al día
con los precios al consumidor. En el caso de la negociación colectiva, el crecimiento salarial se establecerá en función de
las expectativas inflacionarias, que será mayor cuando la inflación es alta. Esto puede provocar una espiral de salarios.
En cierto sentido, la inflación puede generar una situación de inestabilidad que se retroalimenta: la inflación genera
expectativas de más inflación, lo que engendra a su vez una mayor inflación.

Acaparamiento

La gente tiende a comprar productos duraderos y no perecederos para evitar en parte las pérdidas esperadas de la
disminución del poder adquisitivo de la moneda.

Hiperinflación

Si la inflación se torna fuera de control (en aumento), puede interferir gravemente con el funcionamiento normal de la
economía, afectando su capacidad de producir y distribuir bienes. La hiperinflación puede llevar al abandono de la
utilización de la moneda como medio de intercambio de bienes, derivando en las ineficiencias del trueque.

Ineficiencia en la asignación

Un cambio en la oferta o demanda de un bien normalmente modificará su precio, señalando a los compradores y
vendedores que deben reasignar los recursos en respuesta a las nuevas condiciones del mercado. Cuando los precios
son inestables y cambian marcadamente debido a la inflación, los cambios de precios debido a las señales de
oferta/demanda son difíciles de distinguir de los cambios de precios debido a la inflación general. El resultado es una
pérdida de eficiencia asignativa.

Ciclos económicos

De acuerdo con la teoría austriaca del ciclo económico, la inflación pone en marcha el ciclo económico. Los economistas
austriacos sostienen que este es el efecto más dañino de la inflación. Según la teoría austriaca, las tasas de interés
artificialmente bajas y el aumento asociado de la oferta monetaria conducen préstamos imprudentes altamente
especulativas, lo que incrementa la probabilidad de malas inversiones, que a largo plazo resultan ser insostenibles.

Efectos positivos

Mercado de trabajo

Los keynesianos creen que los salarios nominales son rápidos para subir, pero lentos para ajustarse hacia la baja. Si los
salarios están sobrevaluados, esta diferencia de velocidad de ajuste conduce a un desequilibrio prolongado, generando
altas tasas de desempleo. Dado que la inflación sería menor que el salario real, si los salarios nominales se mantuvieran
constantes, los keynesianos argumentan que un poco de inflación sería buena para la economía ya que permitiría a los
mercados de trabajo alcanzar un equilibrio con mayor rapidez.

Margen de maniobra

Las herramientas principales para el control de la oferta de dinero son la capacidad de fijar la tasa de descuento, la tasa
a la cual los bancos pueden pedir prestado al banco central, y las operaciones de mercado abierto que son las
intervenciones del banco central en el mercado de bonos con el objetivo de afectar las tasas de interés nominales. Si una
economía se encuentra en una recesión con un interés nominal bajo, entonces el banco encuentra límites para reducir
las tasas aún más con el fin de estimular la economía (ya que las tasas negativas de interés nominal son imposible). Esta
situación se conoce como una trampa de liquidez. Un nivel moderado de la inflación tiende a garantizar que las tasas
nominales de interés se mantengan bastante por encima de cero, de modo que, si surge la necesidad, el banco puede
reducir la tasa de interés nominal.

Crecimiento e inversión productiva

La experiencia concreta de países concretos parece indicar que una inflación alta es compatible con el crecimiento
económico rápido. En las décadas de 1960 y 1970, Brasil presentó una tasa media de inflación del 42%, pero fue una de
las economías que más rápidamente crecieron en el mundo, y su renta per cápita aumentó un 4,5% anual.10 Durante el
mismo período, los ingresos per cápita de Corea del Sur crecían el 7% anual, pese a una tasa media de casi el 20%.10

Existen varias explicaciones de esto, entre ellas está que con una inflación elevada, la rendibilidad neta de las
inversiones financieras, que es igual al interés nominal menos la inflación, decae mucho y en esas circunstancias la
inversión no financiera en la economía productiva es más atractiva. Por si fuera poco las políticas anti-inflacionistas
pueden ser perjudiciales para la economía. Desde 1996, Brasil tras padecer una hiperflación empezó a controlar
subiendo los tipos de interés efectivos hasta el 10-12% (cifra entre las mayores del mundo), la inflación cayó al 7,1%
pero también se resintió el crecimiento que no pasó del 1,3%.10 También Sudáfrica tuvo una experiencia similar en
1994, cuando empezó a dar prioridad absoluta al control de la inflación y elevó los tipos de interés a los niveles
brasileños.

Métodos de reducción de la inflación

Se han usado y sugerido diferentes métodos para detener la inflación. En casi todo el mundo, se ha impuesto la política
de control de la inflación, a pesar de que no existen pruebas de que resulte dañina por debajo del 8-10%11 o incluso el
20 o 40% según otros estudios.12 De hecho la priorización de medidas anti-inflacionistas severas produjo efectos
adversos en Sudáfrica (1994) y Brasil (1996).10 Economistas institucionalistas como Ha-Joon Chang han señalado que los
partidarios del neoliberalismo han aprovechado el miedo justificado a la hiperinflación para impulsar políticas anti-
inflacionistas excesivas (dados los niveles de inflación en muchos lugares donde se han impulsado). El hincapié
neoliberal en la reducción de la inflación se justifica a que los activos financieros tienen tasas de rentabilidad fijadas de
modo nominal, por lo que la inflación reduce la rentabilidad real, algo que perjudica a los inversores financieros, pero no
tanto a la población general.

Políticas monetarias

Hoy en día, la herramienta principal para controlar la inflación es la política monetaria.[cita requerida] Los bancos
centrales pueden influir significativamente en este sentido fijando una tasa de interés más alta y reduciendo la masa
monetaria. Normalmente a un objetivo de tasa de alrededor del 2% a 3% anual, y dentro de un rango objetivo de baja
inflación, en algún lugar entre el 2% al 6% anual.

Hay una serie de métodos que han sido sugeridas para controlar la inflación. Los bancos centrales como la Reserva
Federal de EE.UU. pueden afectar la inflación en gran medida a través de las tasas de interés y ajuste a través de otras
operaciones. Las tasas de interés y crecimiento lento de la oferta monetaria son las formas tradicionales a través del cual
los bancos centrales combaten o previenen la inflación, a pesar de que tienen diferentes enfoques. Por ejemplo, algunos
persiguen un objetivo de inflación simétrico, mientras que otros solo controlan la inflación cuando se eleva por encima
de un umbral aceptable.

Las políticas monetaristas enfatizan una tasa de crecimiento del dinero constante y moderada.[cita requerida] Los
keynesianos hacen hincapié en la reducción de la demanda agregada durante la expansión económica y el aumento de
la demanda durante las recesiones para mantener la inflación estable. El control de la demanda agregada se puede
lograr combinando la política monetaria y la política fiscal (aumento de los impuestos o reducción del gasto público para
reducir la demanda).

Tipo de cambio fijo


Bajo un régimen de cambio de divisas fijo, el valor de la moneda de un país queda vinculado al valor de otra moneda o
una canasta de otras monedas (o, a veces a otra medida de valor, como el oro u otros comodities). Un tipo de cambio
fijo se utiliza generalmente para estabilizar el valor de una moneda, vinculándolo a otra moneda más estable. Puede ser
utilizado como un medio para controlar la inflación. Sin embargo, cuando el valor de la moneda de referencia sube o
baja, lo mismo ocurre con la moneda vinculada. Esto esencialmente significa que la tasa de inflación en el país, tipo de
cambio fijo se determina por la tasa de inflación de la moneda a la que se vincula.

Un tipo de cambio fijo impide que un gobierno utilice la política monetaria nacional a fin de lograr la estabilidad
macroeconómica. Adicionalmente, puede exponer a los países al peligro de ataques especulativos.

Con el acuerdo Bretton Woods, la mayoría de los países usaba tasas fijas al valor del dólar de EE.UU. El acuerdo se
rompió en la década de 1970, y los países poco a poco se volcaron a tipos de cambio flotantes. Sin embargo, en la última
parte del siglo XX, algunos países que sufrieron procesos hiperinflacionarios volvieron temporalmente a un tipo de
cambio fijo para estabilizar sus monedas. Esta política se utilizó en muchos países de América del Sur (por ejemplo,
Argentina 1991-2002, Bolivia, Brasil, Chile (1979-1982) y Venezuela).

Si bien fijar el tipo de cambio pudiese ser una manera de controlar la inflación (suponiendo que el país tiene muchas
reservas de activos internacionales) en el corto plazo, la evidencia empírica nos muestra que en el largo plazo esta
política hace caer el tipo de cambio real, dado que la inflación interna es mayor a la externa, y esto hace perder
competitividad a la economía y, en muchos casos, hacer deficitaria la balanza de pagos del país. Lo anterior sucedió, en
la década de 1980, en varios países de América Latina, entre ellos Chile , Argentina y Brasil. Estos países tenían una
balanza comercial deficitaria (debido a que habían perdido competitividad al haber fijado el tipo de cambio y, con esto,
haber hecho caer fuerte su tipo de cambio real) y al disminuir su entrada de créditos externos (por la crisis externa de
principios de la década de 1980), no les quedó otra que recurrir al IMF para equilibrar su balanza de pagos. El IMF les
obligó a cumplir un duro plan de estabilización de sus cuentas, tanto internas como externas, con un gran costo
económico y en algunos países, como Chile, el desempleo superó el 20%.

Patrón oro

El patrón oro es un sistema monetario en el que los medios de intecambio de bienes y servicios es papel-moneda que
puede ser convertida libremente en cantidades de oro preestablecidas (u otras mercancías con valor de mercado como
por ejemplo, plata). El patrón especifica de qué forma el respaldo en oro se lleva a cabo, incluyendo la cantidad de
especie por cada unidad de papel moneda. La propia moneda no tiene valor intrínseco, sino que es aceptada por los
comerciantes, ya que pueden ser redimidos por la cantidad en especie equivalente. Un certificado de plata EE.UU., por
ejemplo, podría ser canjeados por una verdadera pieza de plata.

El patrón oro fue abandonado parcialmente a través de la adopción internacional del sistema de Bretton Woods. Bajo
este sistema todas las demás monedas importantes fueron atados a tasa fija con el dólar, que a su vez estaba atado al
oro a razón de 35 dólares por onza. El sistema de Bretton Woods se rompió en 1971, y la mayoría de los países
empezaron a utilizar tasas flotantes entre el papel moneda y el respaldado.

Las economías basadas en el patrón oro rara vez experimentan una inflación por encima del 2 por ciento anual. Bajo el
patrón oro, la tasa de largo plazo de la inflación (o deflación) queda determinada por la tasa de crecimiento de la oferta
de oro en relación con la producción total. Los críticos argumentan que esto puede provocar fluctuaciones arbitrarias en
la tasa de inflación, y que la política monetaria quedaría fijada esencialmente por las políticas de minería.

Algunos autores creen que esta política contribuyó a la Gran Depresión, mientras que otras teorías, como la monetarista
y la austríaca, disienten. Las hipótesis sobre las causas de la Gran Depresión son motivo de controversia.
El problema principal del Patrón Oro es que en tiempos modernos se necesitaría una cantidad gigantesca de oro para
que los Bancos Centrales pudiesen respaldar todo su dinero emitido, con el consiguiente costo de atesorarlo y
resguardarlo. Por lo demás, en tiempos modernos se piensa que la demanda de dinero depende de varios factores
(entre ellos las expectativas, las tasas de interés, inflación e nivel de ingreso ) y estos no tienen relación a la variación en
la producción de oro. Por las razones anteriores, el uso del patrón oro se abandonó en la primera mitad del siglo pasado.

Control de precios

Otro método utilizado a lo largo de la historia para intentar frenar la inflación es el control sobre los salarios y sobre los
precios. Este método fue implantado, por ejemplo, por el gobierno de Nixon al principio de la década de 1970 con
resultados negativos.

Algunos economistas coinciden en afirmar que los controles de precios no alcanzan sus objetivos de estabilidad de
precios y son contraproducentes pues distorsionan el funcionamiento de una economía, promueven la escasez de
productos y servicios y disminuyen su calidad, entre otros efectos. A su vez, la imposibilidad de aumentar los precios en
un período de aumento de los costos de producción provoca escasez de bienes y servicios. Los gobiernos
frecuentemente intentan remediar la escasez mediante subsidios a los bienes y servicios que perdieron rentabilidad por
el incremento de costos y precios fijos.

La historia económica de los últimos 50 años, en especial la latinoamericana, en general nos dicen que los controles de
precios han llevado a excesos de demanda o escases15 . Ya que estos controles de precios no eliminan la causa de la
inflación.

Equilibrio entre Moneda y Precios[editar]

La Teoría del Equilibrio Moneda Precios16 propone que cuando algún producto aumente su Precio todos, incluido el
mismo producto, deben absorber ese aumento. Por ejemplo, cuando la inflación de un mes sea del 2 por ciento, todos
los productos deben bajar 1,96 por ciento, absorbiendo así ese aumento, logrando que el valor de la Moneda sea
constante, y no se devalúe. Así, se podrá adquirir menos de los productos que aumentan su precio, pero se compensará
al poder adquirir más de los productos que bajan sus precios. Esta Teoría propone para ello la creación de un Ente
Regulador, en el cual los representantes de los empresarios, sindicalistas, consumidores, y el Estado, acuerden los
precios, tomando como base el valor de la moneda, con el objetivo de evitar devaluar. Tiene algo en común con el
Equilibrio de Nash, de la Teoría de Juegos.

Proceso hiperinflacionario[editar]

Véase también: Hiperinflación

Cuando la inflación desborda toda posibilidad de control y planeamiento económico, se desata lo que se conoce como
proceso hiperinflacionario, en el cual la moneda pierde su propiedad de reserva de valor y de unidad de medida. Es un
proceso de destrucción de la moneda. Se desata la estanflación, y se hace imposible el cálculo y planeamiento
económico, lo cual lleva a destruir la economía. Entre los procesos hiperinflacionarios más estudiados en el mundo[cita
requerida] se encuentran la hiperinflación en la República de Weimar, la hiperinflación argentina de 1989, la crisis
económica de 1998 en Rusia y el Crack de Wall Street en 1929.
Bibliografía

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