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Grosman, Paula

Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar / Paula


Grosman y María Alejandra Rogante. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires: el autor, 2009.
208 p. ; 28x20 cm.

ISBN 978-987-05-7141-4

1. Técnicas de Redacción. 2. Traducción de Textos. 3. Comprensión Lectora.


I. Rogante, María Alejandra II. Título
CDD 808.027

Editoras responsables: Paula Grosman y Alejandra Rogante


Contacto: 4tramaslibro@gmail.com
FB: CuatroTramas Grosman Rogante
IG: cuatrotramas

Fotografías: Silvina Rodríguez (edición impresa) / Rocío Pedroza (edición digital)

Edición: Judith Gociol

Desgrabaciones: Carolina Sotolano

Diseño: GrupoNotiet
(www.gruponotiet.com)

Armado: Valeria Goldsztein


(www.esezeta.com.ar)

Producción editorial: Tres Almenas


(www.tresalmenas.com.ar)

Este libro fue realizado con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes.

1ª edición digital, 2020


Licencia Creative Commons

1ª edición impresa, 2009


© Paula Grosman y Alejandra Rogante, 2009
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723.
Tirada: 700 ejemplares
ISBN: 978-987-05-7141-4
Alejandra
Rogante

Paula
Grosman

Las autoras son traductoras científico-literarias de inglés y traductoras públicas.


A lo largo de su carrera docente, dictaron diferentes materias de los traductorados de inglés
del Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg y J. R. Fernández, donde siguen ejerciendo la
práctica docente, además de coordinar talleres y seminarios en los campos de traducción y
revisión.

Estuvieron a cargo de pasantías a distancia para la Universidad Autónoma de Barcelona y


recibieron el Primer Premio del concurso de Traducción Científico-Técnica del Cono Sur de la
Unión Latina (2002).

Como resultado de su práctica docente y profesional, ofrecen en esta obra reflexiones,


ejercicios y entrevistas que invitan a leer, escribir, traducir y revisar.

Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar se elaboró y publicó con el apoyo
del Fondo Nacional de las Artes de Argentina.
Prólogo

Según Gérard Genette, las tareas que emprende el escritor de un prólogo incluyen, entre
otras, poner de relieve la unidad del objeto acerca del cual se expresa con el fin de instaurar
un criterio de homogeneidad en un conjunto que, de otro modo, correría el riesgo de ser te-
nido por “contingente”.
Aquí, sin embargo, al amparo del Prólogos con un prólogo de prólogos, de Borges, elijo alabar la
diversidad como elemento de valor en una obra que tiene como eje una práctica en esencia
diversa: la traducción.
En este libro las autoras, honestas y generosas, abren las puertas de su práctica docente y pro-
fesional en la traducción e invitan el ingreso de un lector-escritor-intérprete autorizado y habi-
litado a construir sus propios criterios sobre el leer, el escribir, el traducir y el revisar.
La reflexión sobre el propio hacer, las horas dedicadas a revelar, como un maestro a su apren-
diz, los caminos de la labor de traducir, millones de palabras traducidas, leídas, escritas y revisa-
das, se plasman en este proyecto devenido libro que permite experimentar en distintos modos
de trabajar con la palabra.
Corresponde advertir, sin embargo, que quien espere encontrar aquí dogmas y reglas de oro
se sentirá defraudado. Con claridad y precisión, con paciencia y sin alardes, estas traductoras-
docentes proponen una oferta rica en desafíos que involucran al lector en la construcción de
su propio texto: es posible elegir los ejercicios y aun reinventarlos de acuerdo con la propia
conveniencia y los propios intereses. Saltear lecturas. Cambiar el orden de los capítulos. Mu-
chos destinatarios distintos pueden encontrar lo que buscan y enriquecer su experiencia par-
ticular con la propuesta integral de la obra. Aquel a quien le interesa leer podrá asomarse a los
incontables avatares de la traducción. Quien se dedica a la corrección tendrá la oportunidad de
reencontrarse con la actitud ante la lectura pausada, por mero placer. El traductor se ejercitará
en la escritura, y el escritor podrá aprehender nuevas herramientas para revisar sus textos.
En un reflejo fiel a su concepción de la lectura y la escritura, las autoras proporcionan una pla-
taforma a partir de la cual el lector atento y dispuesto se convertirá, por necesidad, en escritor,
en traductor y en revisor, y de ese modo, logrará una nueva mirada que le permitirá descubrir
quehaceres ocultos tras las palabras.

Elena Odriozola

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Dedicamos la primera edición
digital de este libro
A nuestros hijos: Alma, Valentino, Betania y Marcos.
A Adrián y Gustavo.
Y a nuestros padres: Delia, Julio, Rosita y Mario.

Agradecemos a Elena Odriozola por las largas horas de conversación que fueron
el germen de este libro, la mirada inteligente, comprometida y cómplice, y las palabras justas
en el momento justo; a Judith Gociol por el empujón inicial, la orientación en todo el proyec-
to y la generosidad intelectual; a Patricia Odriozola por los comentarios entendidos y alenta-
dores; a Dora Candás por sus incontables enseñanzas sobre traducción, pero también sobre
humildad y generosidad; y a Silvina Ladislao y Ana Lis Salotti por el apoyo y el entusiasmo
permanentes, y por la colaboración para la resolución de los ejercicios.
Además, agradecemos el valioso aporte de Gloria Ladislao, Liliana Furman, Andrés Spokoiny,
Alejandro Rapoport, Ricardo Czikk y Fabiana Grosman en relación con las traducciones de la
Biblia en el cristianismo y en el judaísmo. A Gloria le agradecemos especialmente que nos
haya acercado a los versículos citados en latín y en griego, que sin su ayuda no habríamos
podido leer.
En el terreno informático, agradecemos a Gabriela Luna, quien con su acostumbrada buena
disposición y ojo clínico revisó el artículo sobre localización de software, y a Andrés Topolanski
y Nicolás Delucchi por sus claras explicaciones sobre la evolución de los sistemas operativos.
También agradecemos a Carolina Sotolano por ayudarnos con la búsqueda de información
sobre distintos temas y ocuparse laboriosamente de desgrabar las entrevistas; a Márgara
Averbach por su aporte sobre la traducción literaria; a Silvina Rodríguez por una sesión fo-
tográfica genial; a Anita Calarco y a Diego Rosemberg por contestar a nuestras preguntas y
pedidos con entusiasmo, y a Claudia Roqueta por escuchar y acompañar.
Finalmente, agradecemos a nuestros entrevistados: Ana Basarte, Vicente Battista, María
Cristina Pinto y Claudia Piñeiro, por sus ganas de compartir sus vivencias y conocimientos.

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Suerteparamí

Había una vez un juego que festejaba la coincidencia: cuando dos personas decían lo mismo al
mismo tiempo, soltaban como un rayo: ¡Suerteparamí!
De dónde salió el juego no tenemos idea; estuvo siempre ahí, listo para activarse ante la coin-
cidencia. Algo así como comentarla sin decir mucho. Solo eso: suerteparamí. Todavía hoy, quizá
como una expresión de nostalgia, algunos lo seguimos jugando y, sin pensar, nos sale con
fuerza esa especie de palabra cuando el otro dice lo mismo que nosotros.
Con cada suerteparamí, nos convencemos más de que la originalidad es un bien escaso, reser-
vado a unos pocos. Los demás nos topamos todo el tiempo con nuestras propias ideas.
Si está todo dicho, entonces, ¿por qué este libro?

Somos traductoras y docentes de traducción, y pasamos largas horas revisando traducciones de


colegas o de nuestros alumnos. Esas traducciones —como las nuestras— incluyen aciertos y de-
saciertos en distintas proporciones. Aunque por lo general destacamos unos y otros con la misma
fuerza, en especial cuando actuamos desde el rol docente, este libro tiene más que ver con los des-
aciertos o problemas y con los modos en que podemos transformarlos en aciertos o soluciones.
Los problemas que encontramos al revisar traducciones no siempre se relacionan con el manejo
de idiomas. Es muy común que surjan de tropiezos en la lectura o en la escritura, o en la inter-
pretación o reexpresión (si usamos la jerga del traductor). Pero la traducción es solo un ejemplo
acotado de los contextos en los que la lectura y la escritura nos hacen trastabillar.
En los últimos años, tuvimos acceso frecuente a textos escritos por la doctora en psicología de
la educación Paula Carlino y a otros que se tradujeron al español a su pedido.1 Muchos de esos
textos se ocupan de las dificultades para leer y escribir en la universidad y según las exigencias
de culturas discursivas específicas.2 La mayoría de los alumnos universitarios, no importa la
especialidad que sigan, pueden sentirse perdidos, o por lo menos mareados, a la hora de leer
o escribir para sus materias.
Hace algún tiempo empezó a identificarse en distintos continentes la necesidad de integrar a la
transmisión de contenidos estrategias para que los alumnos aprendan a leer y a escribir sobre
esos contenidos. Específicamente en el nivel superior, docentes de diversos campos se dieron
cuenta de que a muchos de sus alumnos les cuesta entender el material que tienen que leer
para las diferentes materias y expresarse por escrito según las convenciones de esos campos.

1
  En el marco de la Residencia en Traducción, Traductorado de Inglés del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas Juan R.
Fernández de Buenos Aires, cátedra Odriozola.
2
  Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad – Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2005.

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Por todo lo anterior, ¡suerteparamí!
A su vez, no sería justo decir que los problemas de lectura y escritura afectan solo a traductores
y estudiantes. En realidad, pueden aparecer donde sea, siempre que se lea o se escriba: en la
calle, en los medios gráficos, en la universidad.
Nuestra intención con este libro es ofrecer una herramienta a todos los que por una u otra vía
trabajen con las palabras. Les proponemos pensar en las distintas necesidades que se plantean
ante cada lectura y cada escritura, y desarrollar estrategias propias a partir de las recomenda-
ciones, reflexiones, ejercicios, entrevistas y tablas que aparecen a lo largo de este material. Si
se animan a tomar la posta, cada uno de ustedes podrá tejer sus propias tramas de lectura-
escritura-traducción-revisión.

Nosotras determinamos un orden para los capítulos de Cuatro tramas con la intención de que
los distintos temas —o tramas— se entretejan a medida que avanza la lectura, pero ustedes
pueden leerlos en cualquier orden, porque cada capítulo funciona con autonomía.
A lo largo del libro, van a encontrar ejercicios pensados para poner a prueba las reflexiones y recomen-
daciones incluidas en cada capítulo y para ayudarlos a incorporar las que les parezcan valiosas. Aun-
que para hacer una lectura con cierto grado de profundidad siempre es recomendable trabajar con
textos completos, que permitan contemplar todo el universo que se crea con cada uno de ellos, por
cuestiones de espacio la mayoría de los ejercicios están planteados a partir de fragmentos de textos.
En algunos casos, al final del capítulo (en anexo) aparecen soluciones posibles. Pero como no
existe una única forma de leer, escribir, traducir ni revisar un texto, esas soluciones —a excep-
ción de las relativas a datos referenciales— se dan solo a modo de orientación.
También incluimos en los capítulos tablas ayudamemoria que cierran el desarrollo de ciertos
temas y recuperan algunos elementos que se pasan por alto muy a menudo.
Para enriquecer el diálogo que se va tejiendo a lo largo del libro, en los distintos capítulos apa-
recen intercambios con escritores, traductores y revisores. Escuchar otras voces nos permite
considerar distintas formas de pensar la lectura, la escritura, la traducción y la revisión.
Al final de cada capítulo, en la sección “Para seguir leyendo”, incluimos bibliografía recomenda-
da. En algunos casos se trata de material de consulta permanente, como manuales de estilo y
diccionarios; en otros, de libros o sitios web que disfrutamos o aprovechamos mucho al escri-
bir el capítulo en cuestión y que nos gustaría compartir con ustedes. En el capítulo “Traducir”,
nombramos además algunos clásicos de la teoría de la traducción, para quienes llegan a este
campo desde otros contextos y quieren conocer los abordajes más tradicionales. Para que cada
capítulo pueda leerse en forma autónoma, algunos títulos de obras o nombres de sitios web
recomendados aparecen en más de un capítulo.

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“La Yapa” incluye tres artículos que, por su grado de especificidad, consideramos conveniente
separar de los cuatro capítulos que hacen al cuerpo principal del libro.
Algo más para tener en cuenta: el agregado de una D voladita (D) junto a una palabra quiere
decir que esa palabra aparece definida en el “Desasnario”. Algunas definiciones fueron creadas
especialmente y otras fueron tomadas de conocidos diccionarios o glosarios, o de otros textos
citados a lo largo del libro.

Cuatro tramas nació de un largo diálogo, un diálogo que empezó con el intercambio oral, pero
en el que poco a poco se impuso la escritura a cuatro manos.
El contenido, que fue surgiendo en dos computadoras al mismo tiempo, viajó incansable por
correo electrónico, se mezcló con los olores de distintos bares y cruzó las fronteras de la Capital
a través de cables telefónicos. En cada viaje y en cada mezcla cambió y maduró.
Y mientras el contenido cambiaba y maduraba, nosotras nos sintonizábamos:
Una escribía cuando la otra estaba en blanco.
Una revisaba cuando la otra ya no veía.
Una aportaba orden cuando la otra se perdía en el caos.
Una aportaba caos cuando la otra se perdía en el orden.
Una derrochaba optimismo cuando a la otra la cubría un cielo gris.
Una era una locomotora cuando la otra necesitaba un impulso.
Una era un ancla segura cuando la otra no podía frenar.
Escribir juntas nos llenó de preguntas y de ansiedad, pero también nos hizo sentir intrépidas.
Pudimos animarnos a probar, a decir y desdecir, a expresar eso que no nos salía a una sola voz.
Las voces se fundieron, lo suficiente para que aunque habláramos al mismo tiempo se en-
tendiera lo que queríamos decir, pero no tanto como para que dejara de escucharse nuestra
individualidad.
Pero el diálogo no terminó aún. Sigue cambiando de forma, ahora incorporándolos a ustedes,
nuestros lectores.

Paula y Alejandra

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leer
leer
“Está claro que seguimos ‘leyendo’, pero el verbo ‘leer’ asume connotaciones nuevas.”

Emilia Ferreiro
¿Por qué leer?
Cuando intentamos contestar esta pregunta, lo primero que nos viene a la cabeza es: porque sí.
Después de todo, uno no anda preguntándose por qué comer ni por qué dormir. Necesitamos
comer y dormir, y por eso lo hacemos. Pero ¿necesitamos leer? En muchos casos la respuesta es
fácil. Hay que leer carteles, mensajes de texto, nombres de calles, boletas de impuestos y mu-
chas otras cosas que hacen al día a día. Pero ¿qué pasa con otro tipo de lecturas? ¿Necesitamos
leer libros, ensayos, cartas, artículos?
Si nos escucharan (o leyeran) nuestros profesores de literatura, probablemente harían una
mueca de disgusto. ¿Cómo preguntar lo obvio? ¿Es acaso un desafío? Y… sí. Desafiar las ideas
que nos grabaron a fuego desde que empezamos a estudiar no es un mal comienzo.
Supongamos que, desafío aparte, nuestra respuesta sea “Sí”. Leer libros, ensayos, cartas, artícu-
los es necesario. Entonces deberíamos preguntar por qué. Porque con esas lecturas

}} descubrimos palabras, frases y estructuras nuevas, que enriquecen nuestra forma de ha-
blar y de escribir;
}} activamos la imaginación: aprendemos a “ver con los ojos de la mente”;3
}} ejercitamos el pensamiento: nos hacemos preguntas, deducimos, relacionamos, elogia-
mos al autor o lo criticamos, conectamos lo leído con vivencias propias o con lecturas
anteriores;
}} dejamos fluir las emociones: nos identificamos con un personaje, nos alegramos o entris-
tecemos por algún recuerdo, descubrimos sensaciones nuevas;
}} nos arriesgamos a que la lectura nos lleve por caminos desconocidos, a que nos conecte
con eso que llevamos tan bien guardado que casi no recordamos que está ahí;
}} y si estamos de humor y el clima nos acompaña, disfrutamos mucho, mucho, como cuan-
do dormimos sin despertador.

Leer nos hace sentir vivos porque en cada lectura se pone en juego todo lo anterior. Aunque
leemos mejor cuando estamos quietos, esa quietud es solo exterior. Al leer, se activa en noso-
tros una infinidad de movimientos y relaciones; se agita todo lo que somos y lo que vivimos.
En “La aventura de un lector”, Ítalo Calvino4 cuenta la historia de Amedeo, un ávido lector, que
hace hasta lo imposible con tal de no perder un minuto de lectura, incluso cuando lo seduce
una mujer. En el fragmento que sigue el narrador describe el placer que despierta la lectura
en Amedeo:

[…] a Amedeo le gustaban los volúmenes gruesos y sentía al abordarlos el pla-


cer físico que da hacer frente a un gran esfuerzo. Sopesarlos en la mano, apreta-
dos, espesos, sólidos, observar con un poco de aprensión el número de páginas,
la vastedad de los capítulos; después entrar en ellos: un poco reticente al prin-
cipio, sin ganas de hacer el primer esfuerzo de recordar los nombres, de seguir
el hilo de la historia; después confiar en ellos, deslizándose por los renglones,

3
  Alicia Steimberg, Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos Aires, Aguilar, 2006, p. 20.
4
 En Los amores difíciles, Colección Revista trespuntos, Buenos Aires, Revista trespuntos, s./d., pp. 68 y 69. Traducción de Aurora
Bernárdez.

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atravesando el enrejado de la página uniforme, y más allá de los caracteres de
plomo aparecía entonces la llama y el fuego de la batalla y la bala que silbando
en el cielo caía a los pies del príncipe Amdrei […]. Más allá de la superficie de la
página se entraba en un mundo en el que la vida, antes era más vida que la de
aquí, de este lado […].

Un placer que no es precisamente cómodo ni calmo. Un placer que implica un gran esfuerzo,
un poco de aprensión y —por qué no— hasta una batalla.
La lectura sobresaltada, activa e incómoda en cierto modo, pero que promete alegrías nuevas,
aparece también en La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético
de Graciela Montes.5 Esta autora sostiene que leer no es fácil, pero que precisamente por eso
“convertirse en lector resulta una conquista”. Como dice en La gran ocasión. La escuela como
sociedad de lectura,6 leer vale la pena:

Convertirse en lector vale la pena… Lectura a lectura, el lector […] se va volvien-


do más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en
puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significacio-
nes más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector
va construyendo su lugar en el mundo.

Aunque los libros son lo primero en lo que pensamos cuando de recomendar leer se trata,
esa recomendación es en realidad amplia y abarca diarios, revistas, folletos, etcétera. Una
buena práctica es leer todo lo que nos pasa por delante: desde la historia de un restaurante
impresa en el individual de papel hasta el instructivo de evacuación del ferry que viaja a Co-
lonia del Sacramento. Todo lo que leamos va a tener algún efecto en nosotros, aunque solo
sea hacernos pensar: “¿Quién pudo escribir semejante cosa?” o “¡Qué trabajo bizarro el de
escribir horóscopos!”.

¿Cómo leemos? Primeras lecturas o lecturas primarias


Imaginemos a un chico que está parado frente a alguna pequeña biblioteca, dispuesto a ele-
gir un libro, pasando el dedo por el lomo de los ejemplares expectantes. Libros nuevísimos,
libros forrados con papel de regalo (o con “papel araña”), libros enmendados con cinta adhe-
siva, con hojas dispuestas a escaparse si las toma por sorpresa el viento. Cerremos los ojos y
veámoslo tirado en el piso durante una obligada siesta veraniega con la nariz metida en las
Veinte mil leguas de viaje submarino, en Las aventuras de Huckleberry Finn o en los poemas de
Elsa Bornemann.
¿Por qué nos es tan grata la escena anterior? ¿Será que en esas primeras lecturas, que alguna
vez fueron las nuestras, se empieza a ejercitar la libertad (de elegir), la soledad (estoy solo con
la historia que elegí) y el placer (estoy en un mundo que elegí solo, sin adultos)? Es posible que
esos momentos primarios de libertad, soledad y placer determinen más tarde el camino de
lector que cada uno siga.
Hablamos de lo que se leyó y, especulativamente, de lo que se leerá. Pero también podemos
preguntarnos si el cómo de esas lecturas iniciales, la actitud incluida, repercute en las lecturas
posteriores. Consideren la imagen de la siesta de verano y piénsense ustedes tirados en el piso,

5
  México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 84.
6
  Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2007, p. 1.

leer13
leyendo algún libro de aventuras. No es una imagen visual únicamente, también es táctil (qué
refrescante es estar en el piso en verano), olfativa (cada libro tiene un olor propio) y auditiva
(silencio en la casa, porque es la siesta). Esta es solo una situación y un contexto físico posibles,
que no necesariamente reflejan cómo ocurre el leer particular de cada lector que se inicia.
En una entrevista,7 Pablo De Santis habla justamente de la actitud de ese lector fresco:

El que empieza a saborear libros desde chico queda siempre marcado por ellos,
no importa demasiado cuánta calidad tengan. Esa es una constante que nos
cruza a todos los lectores. ¿Cuántos de nosotros hemos leído de chicos o de ado-
lescentes libros que en ese momento nos conmovieron y hoy no resistirían nues-
tra lectura? En realidad, no parece tan importante qué se lee de entrada, sino
con qué actitud. Porque la lectura comienza con una especie de esperanza frente
a los libros, que siempre se mantiene.

La esperanza de que el libro que elegimos nos sorprenda, nos haga desear seguir leyendo y
querer compartirlo con alguien después de leerlo es parte de todas esas sensaciones y emo-
ciones que nos recorren como primeros lectores.
También tenemos que reconocer que gran parte del placer que generan las primeras lecturas
está directamente relacionado con la no obligación. Basta con que en la escuela le digan a un
adolescente qué leer para que, sin más, el material le provoque rechazo. Cuando de chicos nos
leían antes de dormir, no había guías de lecturas ni cuestionarios para contestar. “El verbo leer
no tolera el imperativo”, dice Daniel Pennac.8
Por supuesto que estamos de acuerdo con él. Pero como también tenemos muchas ganas de
ayudar a leer y escribir mejor a quienes estudian o trabajan con la palabra, incluimos aquí el
primero de una serie de ejercicios que irán apareciendo a lo largo del libro. Los invitamos, que-
ridos lectores, a jugar un poco con las palabras.

7
  Analía Roffo, “Ni el amor ni la lectura suelen justificar sus elecciones”, Clarín.com, 2002, en <http://www.clarin.com/diario/2002/
07/28/o-02415.htm>. (Fecha de consulta: 15.06.09)
8
Como una novela, Bogotá, Grupo Editorial Norma. Traducción de Moisés Melo, 2004, p. 13.

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CONSIGNA 1:
1. Elegir un capítulo en español (original o traducción), en lo posible una narración, de alguna obra clásica po-
pular entre jóvenes lectores o de algún libro de ficción que haya estado entre sus primeras lecturas.
2. Leerlo por el puro disfrute. No seguir con la próxima consigna hasta que no se termine de leer el capítulo.
EJERC ICIO :

CONSIGNA 2:
Al terminar la lectura, responder brevemente:
1. ¿Qué colores, aromas y sonidos pudieron imaginar mientras leían?
2. ¿Se identificaron con algún personaje en particular? ¿Por qué?
3. ¿El espacio donde transcurre el relato les hace acordar a algún lugar conocido?
4. Si ya habían leído el texto en otra oportunidad, ¿qué recuerdos les trajo? ¿Qué cambió en su forma de leerlo
por segunda (tercera, cuarta) vez?
5. Si tuvieran que seleccionar otro título/autor, ¿cuál elegirían? ¿Por qué?

DOS PREGUNTAS MÁS:


EMPIEZA EL JUEGO

1. ¿Qué factores influyen hoy en su decisión de leer para pasar el tiempo?


2. ¿Es posible establecer alguna relación entre sus lecturas iniciales y las de ahora?

EJERCICIO15
Entrevista a
Vicente Battista

“La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector”


“Cada vez que me preguntan cómo se hace para aprender a escribir, yo contesto: ‘Primero, apren-
dé a leer’. La lectura es fundamental. El único que te puede enseñar a escribir es un libro”, afirmó
más de una vez el escritor Vicente Battista. A partir de esa premisa clave le pedimos esta entre-
vista y, con la misma buena disposición que había adelantado por teléfono, el autor nos abrió
durante algunas horas las puertas de su casa y su mundo: el de los grandes escritores-lectores.

—¿Cómo se inició tu recorrido de lecturas?


—Cuando yo era chico, en casa no había libros. El único ejemplar que recuerdo es El Libro de
Doña Petrona; ese sí estaba en todas las casas de bien. Entonces, ¿por qué razón a mí me empezó
a interesar la literatura y la lectura? No lo sé. Sí recuerdo que era muy fantasioso, que me gustaba
inventar historias y que contaba mentiras, pero las narraba como si fueran ciertas. Era un fabulero
al que nadie creía pero, bueno, con el tiempo fui adquiriendo cierta técnica. Lo cierto es que por
entonces leía historietas, como cualquier chico que se precie. Tenía mis héroes; uno era el Coyote y el
otro, el Zorro. Incluso en algún momento decidí escribir yo mismo una historieta. Diseñé una revista
cuyo héroe —una copia salvaje del Coyote y el Zorro— se llamaba la Hiena. Era un enmascarado
y estaba para deshacer entuertos… Hasta que un día alguien me hizo saber que la hiena era un
animal cobarde y carroñero. Había creado un antihéroe y por ese lado entré en la literatura.

—¿Cuáles fueron los primeros títulos a los que tuviste acceso, aparte de los de historieta?
—Una tarde de hace muchísimos años me pesqué una gripe y, en esa época en que la gripe se
curaba metiéndote en la cama, apareció de visita una prima mía, a la que yo respetaba mucho
porque era la que tenía libros en su casa. Fue ella la que me trajo mi primer libro; lo abro y era
Heidi. Ese fue mi primer libro de lectura sin dibujitos. Luego, otro día, mi papá, que era carpintero,
me preguntó qué quería que me hiciera y yo le dije: “Una biblioteca”. Y en ella empecé a poner
mis libros. Pero, además, tuve otra ventaja grande. En el barrio de Barracas, donde vivía, estaba
—está todavía, por suerte— una biblioteca socialista, que se llama la Sociedad Luz, de la que yo
me hice socio junto con un amigo. Hace un tiempo me invitaron a una reunión por el centenario
de la biblioteca y cuando volví a entrar me di cuenta de que era mucho más chica de lo que yo
pensaba, que la creía inmensa. Me acuerdo de que las que atendían eran dos hermanas, que a mí
se me había puesto que eran dos solteronas, y cuando lo comenté en ese encuentro me dijeron
que no tenían noticias de ellas. “Pero yo no las inventé —dije—; esas dos hermanas estaban
ahí”. No es que mi amigo y yo fuéramos una especie de ratas de biblioteca: éramos dos pibes muy
atorrantes, que jugábamos al fútbol, nos peleábamos, buscábamos novia —todas esas cosas
que hacen los chicos—, pero además íbamos a la biblioteca todos los días. Llegábamos, nos
acercábamos a los ficheros y sacábamos, por ejemplo, la ficha de Salgari, por Sandokán, pero
también la de Shakespeare. Así leí Tito Andrónico, que me impresionó porque era una de terror:
lo cocinaban, se lo comían todo al final… Tanto nos entusiasmamos con la lectura, que con mi
amigo les dijimos a las hermanas que queríamos armar una biblioteca infantil. Nos autorizaron y
la formamos. Habremos juntado cuatro o cinco libros que nadie venía a consultar, pero nosotros
atendíamos igual, esperábamos a los clientes, a los futuros lectores. De estos modos entré en
el mundo de los libros, del cual no salí nunca más. Yo voy por la calle y cuando paso por una
librería, automáticamente me paro y me quedo mirando los libros. Para mí el libro es una cosa
muy especial.

16 leer
—¿El libro como objeto?
—Sí, por supuesto. Lo usás, lo marcás, se va ajando… Una vez me preguntaron cuál de los
sentidos no me gustaría perder. Obviamente no me gustaría perder ninguno, pero si tuviera que
privilegiar uno para conservar, sería la vista. Pero no la vista para ver el amanecer o el atardecer,
que una vez que te deslumbran por primera vez después son esencialmente siempre iguales: el sol
sale y se pone siempre por el mismo lado… Yo lo que quiero es tener vista para leer porque cada
libro es distinto, te trae algo diferente, algo nuevo.

—¿Recomendás que la iniciación a la lectura sea tan azarosa como la tuya?


—Hay que fijarse en cada caso y en cada chico. Por lo pronto, lo que habría que hacer es no
obligarlos a leer, no imponerles lecturas. Una vez me invitaron a dar una charla al liceo donde
estudiaban mis hijas, y yo acepté… para conseguirles buenas notas a las chicas. Allí dije que me
dediqué a la literatura y que aún escribo y leo pese al esfuerzo que hicieron mis profesoras para
que abandonara ese hábito. Por supuesto, no me invitaron más. Pero es verdad. Las lecturas
obligadas no sirven. Si a los chicos los obligaran a ver todos los días el programa de televisión
que les gusta y a hacer un resumen luego de cada capítulo, al tercer día lo odiarían, porque ya no
lo verían con libertad, sino a pedido. La lectura tiene que ser por placer y así como la televisión
les causa placer, la lectura también puede provocárselos. Una vez, mi hija mayor me pidió algo
para leer y yo le dije: “Hay un libro que a mí me marcó de chico, tanto que aún lo recuerdo: Las
aventuras de Tom Sawyer. Leelo y después podés pasar a otro libro, también de Mark Twain, que
es Huckleberry Finn, que es una obra maravillosa”. A los dos o tres días vino y me explicó que no
le interesaba para nada. Le aclaré que la culpa no era suya ni de Mark Twain, sino que todavía
no se habían encontrado, que leyera otra cosa. Pasó el tiempo y otra vez me preguntó: “¿Tenés El
cazador oculto, de Salinger?” Lo leyó y quedó enloquecida y entonces ahí le repetí que probara
con Huckleberry Finn, que Salinger —grande como era— se había nutrido de Mark Twain.
Y funcionó. Con los libros pasa así: algo que no gusta a determinada edad, empieza a gustar
después; de la misma manera que hay textos que uno relee y te das cuenta de que ya no… Y hay
obras que soportan el paso del tiempo; esos son los grandes libros.

—¿Y cómo se abre el mundo de los libros para los chicos?


—Lo que hay que hacer es crearle la fantasía al chico, desafiarlo. Porque cuando está viendo
televisión se convierte en espectador, no tiene posibilidades de crear. En cambio, con la lectura
lo que tenés adelante son palabras, el autor dice algo de los personajes, pero es el lector el que
tiene que vestirlos. Escribe: “Era muy bella”, pero la belleza la pone cada uno. En “El pozo y el
péndulo”, el célebre cuento de Edgar Allan Poe, el personaje —que había sido torturado y estuvo
a punto de morir— ve el agujero del pozo y cuando se asoma piensa, según la traducción de
Julio Cortázar, “todo, menos esto”. Para este hombre que ha pasado de todo, lo que está en
el pozo es más diabólico todavía. Pero Poe nunca dice qué es. Es lo que uno quiera imaginar.
Entonces el lector se vuelve creador. La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector. Y
hay tantos libros como lectores tengan, porque cada lector lo va a interpretar a su manera. Eso
es lo que hace mágica a la literatura y a la escritura. Eso es lo que hay que hacerle entender al
futuro lector: “Mirá, vas a ser parte de esta historia, vos me estás ayudando a escribir este libro,
lo estás redactando conmigo”.

—Hay autores que sostienen que leer no es fácil, que supone un esfuerzo y un trabajo.
¿Para vos es una actividad siempre asociada al placer?
—Todo lo que hice en mi vida (leer, escribir, fumar, amar, comer, cocinar) fue por placer.
Si no aparece el principio del placer, no me interesa. Si no me causara un placer infinito
escribir, no escribiría.

17
Entrevista a
—¿Y si un libro no te engancha lo dejas o te obligas a terminarlo?
—Si no me atrapa, lo dejo... Pero no lo culpo al autor, simplemente pienso: “Entre vos y yo,
hermano, no hay rapport”. No digo que el libro es una porquería, sino que no nos entendimos.
Quizás hago el intento nuevamente en algún momento, y si la sensación se repite, ya no hay una
tercera prueba. Lo dejo sin la menor culpa.

—Entonces, ¿los principios son un punto clave?


—Sí, sobre todo en los cuentos. Cuando leí el principio de Moby Dick: “Llamadme Ismael”, pensé:
“Ya me atrapó”. Luego descubrí otra traducción que decía: “Me pueden llamar Ismael”, pero no es
lo mismo. “Llamadme Ismael” tiene fuerza, autoridad.

—¿Cómo concebís el pasaje de la lectura a la escritura?


—Con el paso de los años, uno deja de ser un lector ingenuo. Ya sabe que un texto es una
construcción y lee con suspicacia. Uno sabe que la historia tiene fachadas, pasos previos,
correcciones y si aun así ese relato logra emocionarnos es porque es muy bueno. Esa escritura
enseña. Ya lo decía Borges: “Mil páginas acerca de Stevenson hablan menos que una sola página
escrita por él”. A mí los grandes autores me enseñan a escribir.

—¿Y cualquiera puede aprender a escribir?


—Cualquiera puede aprender a clavar clavos. Yo veía a mi padre, probaba y me clavaba los dedos
más que los clavos. Si seguía, iba a poder ser… un carpintero mediocre. Alguien puede aprender a
escribir, pero va a aprender a escribir sujeto, verbo y predicado; va a aprender a escribir las normas
de la Academia y punto. Pero de pronto, te encontrás con un tipo que viene de la nada pero que
tiene un mundo que es de él. El caso más mentado es el de Roberto Arlt. En una situación así, lo
único que falta es pulir un poco y la escritura sale porque el resto está.

FICHA TECNICA
Vicente Battista nació en Buenos Aires en 1940. Integró la redacción de la revista
literaria El escarabajo de oro y fundó y dirigió –junto a Mario Goloboff– la revista
Nuevos Aires. Entre 1973 y 1984 vivió en España. Su primer libro de cuentos, Los
muertos (1967), fue premiado por Casa de las Américas (Cuba) y el Fondo Nacional
de las Artes. Publicó los libros de cuentos Esta noche reunión en casa, Como tanta
gente que anda por ahí, El final de la calle (que obtuvo el Primer Premio Municipal
de la Ciudad de Buenos Aires) y El mundo de los otros. También escribió novelas:
El libro de todos los engaños, Siroco, Sucesos Argentinos (que ganó el Premio
Planeta 1995) y Gutiérrez a secas, de aparición también en España y Cuba. Parte
de su obra ha sido publicada en Francia.
Además, escribió la obra de teatro Dos almas que en el mundo, representada en
el Centro Cultural General San Martín y el guión cinematográfico La familia unida
esperando la llegada de Hallewyn, que obtuvo el Gran Premio en el Festival Inter-
nacional de Manheimm, Alemania, en 1973.
Su último libro de cuentos, publicado en 2007, se llama La huella del crimen. Es co-
laborador de la sección cultural de Clarín y de la revista ADN, y dicta regularmente
talleres de escritura.

18 leer
¿Cómo leemos? Lectura “multifunción”
No siempre leemos de la misma manera ni con el mismo fin. Es justamente el fin, o la falta de él,
lo que determina cómo leemos.
Cuando hablamos de lectura sin un fin determinado nos referimos a la lectura como un juego,
un goce, un viaje al mundo que propone el autor. Así es como leen los chicos o como disfrutan
de los cuentos que les leen los grandes. Leen o escuchan leer con una intención: la de leer o
escuchar leer. Muchos adultos, en cambio, leen por gusto solo en vacaciones o en horario de
trasnoche, cuando se permiten dejar de lado la agenda y los relojes para transportarse a otro
mundo en el que ya no tienen el control.
Pero existen otros tipos de lectura, que surgen de necesidades prácticas. Por ejemplo, quie-
nes estudian muchas veces hacen una lectura de colectivo, para saber a grandes rasgos de
qué se trata el texto con el que van a trabajar en la clase siguiente. Les basta con identificar
lo más importante o lo que creen que es más importante para el profesor que quizá les haga
alguna pregunta.
Quienes leen el diario mientras desayunan hacen un ejercicio similar. Recorren las distintas
secciones en busca de información que les permita sentirse mejor preparados para salir a la
calle y enfrentar el nuevo día. Esa información a veces está en la sección de política o noticias
internacionales y otras, en el horóscopo.
Los fines de la lectura pueden ser múltiples, pero idealmente leer debería ser un ejercicio de
la mente y del espíritu. Ese ejercicio puede ser simple, como cuando solo nos exige descifrar
el lenguaje abreviado de un mensaje de texto, o complejo, como cuando activa en nosotros el
pensamiento, el análisis o la crítica mientras leemos un ensayo literario o un manifiesto político.
Si somos constantes con nuestra rutina de ejercicios, vamos a poder escuchar y apropiarnos
de las palabras y de los sentidos; vamos a poder reflexionar, opinar, interpretar, decir y crecer.

Lectura panorámica
Así como las fotos panorámicas muestran un amplio sector del campo visible desde un punto,
proponemos que toda lectura sea una lectura panorámica, que nos permita una mirada amplia
desde el punto en que nos encontremos… en el tiempo, en el espacio, en nuestra vida.
En general no hace falta decir que al leer hay que prestar atención a cada parte de un texto,
con sus ideas puntuales y sus detalles. Desde muy chicos nos acostumbramos a mirar textos
buscando cosas específicas, como palabras que empiezan con la sílaba me u oraciones que ten-
gan diez palabras como máximo; y a medida que crecemos seguimos ejercitando esa mirada
microscópica, ya sea para encontrar la fecha de vencimiento en la boleta de luz o una frase de
un poema que impacte a nuestro ser amado.
Tanta ejercitación en microlectura más de una vez nos deja mal parados como lectores. Nos
lleva a leer de forma fragmentada, sin herramientas para integrar las partes, para armar el todo
de lo que leemos. El remedio para esa situación es la práctica en lectura panorámica, esa clase
de lectura que permite, sin pasar por alto los detalles, relacionar cada parte del texto con las
demás y con todo lo exterior a él.

leer19
20
Los invitamos a ejercitar la lectura panorámica. Si están un poco fríos todavía, esperamos que las consignas los
ayuden a entrar en calor. Lean el todo de cada texto y no solo las palabras o las frases. Déjense transportar a cada
historia, a cada lugar y a cada imagen. Y completen con sus propias experiencias de vida lo que el texto no diga.
En la primera parte del ejercicio incluimos fragmentos del libro El interior, de Martín Caparrós,9 y cinco consignas.
EJERC ICIO :

El interior recoge las crónicas de un largo viaje que el autor realizó por catorce provincias argentinas, buscando y
revelando historias y formas de ser.
En el Anexo (página 41) van a encontrar posibles respuestas.

Esteros del Iberá

1 El camino es de ripio y solitario. Ya llevo más de cien kilómetros y todavía no llego a nin-
gún lado. Después, de pronto, el agua. La laguna del Iberá es uno de esos confines en medio de
la nada: olas y olas de falso mar embravecido, un mundo que de pronto no es el que debiera.
—Sí, yo hablaba, como todos, pero tampoco mucho. Acá si el guaraní lo hablás mucho
5 después no se te entiende el castellano. Y además para nosotros el guaraní eran habladurías
del bajo. Si hablabas guaraní la gente te despreciaba pero ahora, desde que empezaron a venir
VISTA PANORÁMICA

los turistas, cambiamos de idea, nos dimos cuenta de que lo nuestro tiene mucho valor. Imagi-
nate, si los tipos vienen de tan lejos para verlo…
La plaza de Colonia Pellegrini tiene la estatua del prócer en el medio, un mástil, varios
10 árboles. A uno de sus lados, la comisaría y una casa en construcción. Al otro, tres ranchitos. Al
otro, nada. Al otro, un rancho abandonado. Ahora, diez de la mañana, no hay un alma. Bastante
olor a bosta. Así es, también, el resto del pueblo. Algo que podría ser, quizás, si acaso.
Colonia Pellegrini es el único pueblo en medio de los esteros del Iberá: el lugar donde
(sic) llega el turismo medio pelo, los mochileros alemanes y los estudiantes españoles. Los más
15 ricos, en cambio, van directo en camionetas o en aviones a los lodges de doscientos dólares
diarios repartidos por el millón y medio de hectáreas de agua y tierra.
[…]
Colonia vive de esos extranjeros, los acoge: en sus calles de tierra, entre sus ranchos, ya
hay una hamburguesería, un quinchito de comidas rápidas y varias hosterías en inglés. Pasa un

9
  3.ª ed., Buenos Aires, Planeta/Seix Barral, 2007, pp. 101-103.
20 caballo al trote, solo, suelto, arrastrando su soga. Algunos ranchos son de adobe y paja, otros de material, con
su techo de lata. En esa esquina, la vaca se aguernica: retuerce, estira el cuello para alcanzar las hojitas de un
árbol. La naturaleza, ya se sabe, imita al arte —lo cual es una forma de decir que uno percibe la naturaleza a
través de las imágenes que el arte le enseñó.
[…]
25 El agua está agitada. En su lancha, Roque nos cruza la laguna hasta los camalotes donde vamos a mirar
animales. Mientras, nos instruye en los más mínimos detalles de la crianza del chajá bebé, la alimentación
parásita de las jacanas, los cambios de piel de los carpinchos. Es curioso cómo, de pronto, cosas así me pue-
den parecer tan relevantes. Roque nos las explica con ahínco y susurros y hace avanzar la barca con un palo
muy largo contra el fondo entre los camalotes: escruta, escudriña, avizora, examina, de tanto en tanto alerta:
30 tal animal allá, entre las flores acuáticas; tal otro más allá, voladizo, fugaz. Nos acercamos a un carpincho y ni
se mueve: Roque nos explica que los animales del barrio ya se acostumbraron, que antes se escapaban pero
que ahora entendieron: todos trabajan en conjunto. Cruzamos cien metros de laguna: Roque nos muestra
con orgullo tres pichones chajá de cuatro meses nadando tras su madre. Yo no puedo evitar que me intere-
sen más los ritos de cortejo de la pareja de israelíes que viene con nosotros. Cada vez que aparece un animal
35 distinto se agarran de las manos, se felicitan. Y cuando conseguimos nuestro primer yacaré se besan con
fruición reptil, con bocas saurias.

1. Leer el texto una vez sin interrupciones para entrar en contacto con él.
2. En los fragmentos predominan elementos descriptivos sumamente ricos. Identificar las imágenes visuales, olfativas, táctiles,
auditivas y de movimiento. Les recomendamos agudizar los sentidos: es posible que distintos tipos de imágenes coexistan en
un mismo fragmento.
3. El autor hace comparaciones, algunas más explícitas que otras. ¿Cuáles son? En una de ellas, inventa el verbo aguernicar (l. 21).
Según el contexto, ¿qué significa esa palabra? ¿A qué hace referencia?
4. ¿Es este texto una descripción aséptica o neutral? ¿El autor se limita a mirar, oír, oler, para después expresar lo que percibe o
hace alguna otra intervención?
5. ¿Pueden imaginarse al personaje que habla? ¿Cómo lo describirían? ¿Y a Roque? ¿Podrían ser la misma persona?

EJERCICIO21
22
La segunda parte del ejercicio presenta un breve fragmento de la novela El lugar perdido, de Norma Huidobro,10 que recibió el
Premio Clarín en 2007. Por ahora, no damos información sobre la historia para que puedan aprovechar las consignas al máximo;
por eso, si no la leyeron, ¡mucho mejor!
En el Anexo (página 42) van a encontrar respuestas posibles y una síntesis de la historia.

1 Esa mañana, Ferroni había terminado de lustrar sus zapatos repitiendo, una y otra vez, ya falta poco. Después,
mientras doblaba en cuatro la gamuza que usaba para sacarles brillo y la dejaba sobre la mesita de luz, com-
pletó la frase: ya falta poco para dejar este pueblo de mierda. Repitió pueblo de mierda y salió de la habitación.
Afuera hacía más calor de lo que había pensado. La casa era fresca, quizá como cualquier casa; tal vez
5 todas las casas eran frescas en ese pueblo estúpido, simplemente porque de noche bajaba la temperatura y
porque no había esa humedad pegajosa que hay en Buenos Aires, que convierte cualquier casa en un infierno,
a menos que tenga aire acondicionado, como el despacho de su superior, donde además de la siesta, dormía
de noche cada vez que le tocaba interrogar en el último turno.
Ferroni levantó la vista y miró el sol. Unos tenues pinchazos en los ojos le hicieron bajar los párpados. Un
10 círculo brillante y oscuro quedó latiendo en sus pupilas; cuando el círculo dejó de brillar, abrió los ojos. Venga
por la tarde, le había dicho la vieja. Mi nieta no va a estar. Vuelva al atardecer. Ella tiene que ir a buscar chicha
para el carnaval. Ya la vamos guardando desde ahora. Se toma mucha chicha en carnaval, dijo la vieja, mientras
acariciaba con dos dedos el rosario de cuentas negras que colgaba de su cuello flaco y arrugado. Y de paso
me da tiempo para buscar, le había dicho, estando mi nieta acá no puedo hacer nada, me desconfía mucho.
15 Entonces a la tarde. Iba a ser la primera vez que iría de tarde. Ahora, mejor caminar un rato, después almorzar,
un poco de siesta y a ver a la vieja.
Ferroni se miró los zapatos. Falta poco, murmuró, y se puso en marcha. El sol lo golpeó fuerte en la cabe-
za; mejor buscar la sombra, pensó, y enseguida recordó la callecita ancha y corta con sus veredas arboladas. El
recuerdo de la calle lo llevó a su encuentro.

10
  Buenos Aires, Clarín/Alfaguara, 2007, pp. 124 y 125.
1. Les proponemos intentar deducir o imaginar algunas circunstancias que hacen al relato:
¿En qué lugar geográfico puede estar ubicado el pueblo donde está Ferroni?
¿Qué época del año es?
¿Él vive en ese pueblo o es de otra parte?
¿Cuál es su trabajo?
Indicar frases u oraciones que respalden las respuestas.
2. ¿Cuál es el estado de ánimo de Ferroni? ¿Qué elementos del texto permiten inferirlo?
3. ¿Por qué el narrador llama a Ferroni por su apellido solamente? ¿Por qué él habla de la vieja y su nieta sin
llamarlas por su nombre?
4. ¿Qué necesita Ferroni? ¿Por qué tiene que encontrarse con la vieja? ¿Qué tiene que buscar ella?
5. ¿Qué palabras asocian con sombra? (l. 18)
6. ¿Pueden imaginar algunos rasgos del carácter de Ferroni?

EJERCICIO23
Todo registrado: Logs
Hoy en día, está muy de moda tener, leer o participar en un weblog o blog,11 que es una especie de
diario creado en la web donde el autor registra lo que se le ocurre: artículos interesantes, vínculos
a otras páginas o lo que le pasó en el día. Ese cúmulo de contenidos —y decimos cúmulo porque
muchas veces no hay un orden específico— cambia, crece y se transforma con cada nueva anota-
ción. El blog es una forma particular de log, registro o diario no necesariamente basado en la web.
Si buscamos log en un diccionario inglés podemos encontrar:

log
1: a usually bulky piece or length of a cut or fallen tree; especially: a length of a tree trunk
ready for sawing and over six feet (1.8 meters) long
2: an apparatus for measuring the rate of a ship’s motion through the water that consists of
a block fastened to a line and run out from a reel
3 a: the record of the rate of a ship’s speed or of her daily progress; also: the full nautical
record of a ship’s voyage b: the full record of a flight by an aircraft
4: a record of performance, events, or day-to-day activities <a computer log>

Fuente: Merriam-Webster OnLine Dictionary en <http://www.merriam-webster.com/>. (Fecha


de consulta: 30.08.09)

Las definiciones que nos interesan son la 3 y la 4; ambas hacen referencia a la idea de dejar
asentados datos, hechos o actividades. También está presente la noción de tiempo, como en
el caso del diario de a bordo (o cuaderno de bitácora) de un buque, un registro que crece con
el paso de los días.

Log de búsquedas y encuentros


Cada nueva palabra con que nos topamos activa en nuestra naturaleza traductora un mecanis-
mo curioso-obsesivo imposible de aplacar; por eso, para nosotras los logs son una herramienta
esencial. Pero también pueden ser un recurso valioso para todo aquel que llega al trabajo con las
palabras desde otras realidades. Es muy común que quien lee —para estudiar, reseñar o por el
gusto mismo de leer— necesite investigar palabras, frases o contextos que no lo dejan avanzar.
Más allá de la fuente que elijamos para desasnarnos, es importante dejar rastro de lo que
buscamos, o más bien, de lo que encontramos. Una buena forma de hacerlo es crear un log
terminológico,12 con una entrada por palabra o frase investigada. Con cada búsqueda y cada
encuentro vamos a incorporar al log nuevas entradas, como las de un diccionario. Si más ade-
lante volvemos a toparnos con palabras que ya buscamos, recorrer el log va a ser mucho más
rápido y eficiente que investigar de cero. Y ya que nos tomamos la molestia de armar un log
para trabajar mejor, conviene que lo actualicemos siempre que encontremos nueva informa-
ción que pueda completarlo y mantenerlo vigente.
El que sigue es un modelo de entrada de log monolingüe, del tipo que puede usarse cuando
necesitamos entender lo que estamos leyendo:

11
  Blog es la forma abreviada de weblog.
12
  Según el caso, el log terminológico puede tener el formato de un fichero —como los que todavía usan algunos médicos— o de
una sofisticada base de datos informática, entre otras posibilidades.

24
Idioma:

Término fuente (campo):

Definición:

Imagen:

Contexto (original/ otros):

Fuente de consulta:

Comentarios:

Fecha de elaboración y autor:

Fecha de actualización y autor:

La información incluida en la entrada del log nos da un panorama de la búsqueda que hicimos.
Por ejemplo, podemos consultarla si queremos saber dónde y cuándo encontramos la defini-
ción para el término que nos generó la duda.
Primero conviene indicar a qué idioma corresponde la entrada; cada vez es más común que un
mismo lector maneje textos en distintos idiomas.
Junto con el término fuente, el que generó la duda en el idioma del texto original, es recomen-
dable aclarar con qué campo se asocia ese término en el texto que estamos leyendo, porque
un mismo término puede usarse en distintos campos con distintos significados.
En la definición no vamos a incluir todas las acepciones posibles para un mismo término, sino
solo las relacionadas con el contexto específico. Y va a ser el texto fuente, con todos sus ele-
mentos, el que nos indique qué acepciones incluir en el log por ser las más adecuadas con
relación a ese texto. Si creamos la base de datosD con alguna herramienta informática, vamos
a poder hacer búsquedas según distintos criterios, como la especialidad o el idioma. Cuanto
más específicos sean los datos incluidos en cada entrada, más precisos van a ser los resultados
de las búsquedas.
La definición puede surgir de un diccionario monolingüe general o especializado, aunque la
información que incluyen esos diccionarios siempre es parcial: nunca abarca todos los usos
posibles de un término, en los distintos campos, en las distintas regiones en las que se habla
el idioma, según los diferentes registros, etcétera. Además, la búsqueda en los diccionarios
monolingües a veces es infructuosa, en especial en el caso de campos que se desarrollan a
un ritmo vertiginoso, que dista mucho de la velocidad con que se crean nuevos diccionarios y
glosarios o se actualizan los existentes.
Como alternativa, podemos buscar otros textos sobre el mismo tema que nos ayuden a en-
tender el término nuevo o difícil —textos paralelosD— o pedir prestados los conocimientos de
un experto. En cualquiera de los casos, conviene cotejar con otra fuente la definición a la que
lleguemos para corroborar si está actualizada y si es confiable y pertinente.
La entrada del log puede incluir una imagen que ilustre el término. En general la imagen ayuda
a entenderlo.

leer25
Es importante registrar parte del contexto en el que encontramos el término, porque las
palabras funcionan en contexto y este determina el significado de aquellas. Es posible incluir
como contexto porciones de otros textos en la misma lengua en los que el término funcione
igual que en el original. Así, cada consulta y registro posterior va a nutrir nuestro corpusD
distribuido, el conjunto de textos que consultamos para comprender el funcionamiento de
términos en contexto.
También conviene tomar nota de la fuente de consulta (diccionario, texto paraleloD, experto,
sitio web) para poder volver a ella si fue útil. Además, si conocemos la fuente de investiga-
ción de un término, podemos evaluar el grado de confiabilidad, actualidad y pertinencia de
los datos del log. Si la fuente es una publicación electrónica o en línea, no basta con registrar
la dirección URL;D hay que indicar a qué o a quién corresponde el sitio o página (muchas veces
la cadena de caracteres que forman la dirección no es representativa del contenido del sitio) y
la fecha de consulta (el material publicado en línea puede cambiar o incluso desaparecer con
el paso del tiempo).
El espacio de comentarios es para lo que no “cabe” en ninguno de los otros campos pero que nos
parece importante, como el relato de una consulta al experto y su respuesta u otras definiciones
posibles que no queremos descartar.
Las fechas de elaboración y de actualización, y los autores de la entrada del log inicial como
de las actualizaciones son datos importantes en el caso de bases de datos dinámicas, que se re-
nuevan con el tiempo, y en las que interviene más de un recopilador. Esta información también
ayuda a evaluar el grado de actualidad y confiabilidad de los datos incluidos en el log.
Si tenemos intención de crear una base de datos informatizada, aunque sea a largo plazo,
conviene crear las entradas o filasD directamente en una planilla de cálculos,D para facilitar la
incorporación o importación posterior desde una herramienta de gestión de bases de datos
terminológicas. En ese caso, podríamos usar una tabla como la siguiente:

Término Fecha de Fecha de


Fuente de
Idioma fuente Definición Imagen Contexto Comentarios elaboración actualización
consulta
(campo) y autor y autor

             

             

Cuando llegue el momento de la importación, solo vamos a tener que hacer algunos cambios
para lograr la compatibilidadD con la base de datos que queramos usar.

Log polígloto
Usando los mismos criterios que para el log de búsquedas monolingüe, podemos construir logs
que incluyan términos fuente con equivalencias posibles en otros idiomas; estos van a ser espe-
cialmente útiles a la hora de traducir.
En párrafos anteriores sugerimos los pasos posibles para elegir la definición más adecuada
para un término fuente. Ahora el desafío es encontrar equivalencias en otras lenguas para ese
término, que en esta instancia ya está acompañado de una definición.
Por todo lo explicado con relación a los diccionarios monolingües, no es recomendable con-

26
sultar solo diccionarios bilingües en busca de equivalencias válidas. Además, es común que los
diccionarios bilingües ofrezcan listas de equivalencias sin contexto, por lo que más de una vez
nuestra elección queda librada al azar.
Entonces, ¿cómo encontramos equivalencias para un término fuente específico, que vamos a
registrar en el log?
En realidad, el diccionario bilingüe cumple una función disparadora. Lo consultamos para orien-
tar la búsqueda. Esa búsqueda se va a centrar sobre todo en textos paralelos, preferiblemente es-
critos en el idioma en el cual necesitamos encontrar la equivalencia. Como alternativa, podemos
buscar en textos traducidos a ese idioma, analizando antes la idoneidad de la traducción. Y como
en el caso del log monolingüe, siempre existe la posibilidad de consultar a un experto. Una vez
más, es importante verificar con una segunda fuente las equivalencias que encontremos.
La entrada de log multilingüe que sigue incluye algunos elementos de las fichas creadas por
terminólogos como María Teresa Cabré13 y Juan Carlos Sager,14 aunque está diseñada esencial-
mente para ayudar a quien no es especialista en investigación terminológica:

Idioma fuente: Idioma meta:


Término fuente (campo): Término meta:
Definición: Definición:
Contexto: Contexto:
Fuente de consulta: Fuente de consulta:
Comentarios:
Fecha de elaboración y autor:
Fecha de actualización y autor:

Los datos que se agregan respecto del log monolingüe sirven para registrar todo lo relativo a
las equivalencias en otros idiomas. En el ejemplo solamente hay lugar para equivalencias en un
idioma meta, pero se puede ampliar la entrada tanto como haga falta para incluir otros idiomas.
Si creemos conveniente prever la posibilidad de crear en algún momento una base de datos
informatizada, podemos volcar la información en una tabla como la que sigue:

Término
Idioma Fuente de Idioma Término Fuente de
fuente Definición Imagen Contexto Definición Contexto
fuente consulta meta 1 meta consulta
(campo)

                     

                     

Idioma Término Fuente de Fecha de Fecha de actualización


Definición Contexto Comentarios
meta 2 meta consulta elaboración y autor y autor

             

             

13
  La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártida-Empúries, 1993.
14
  Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1993.

leer27
La tabla anterior está pensada para incluir equivalencias en dos idiomas; pero es posible agre-
garle tantas columnas como sean necesarias si se trabaja con tres o más idiomas meta.
A continuación, presentamos un texto en español15 publicado en el sitio web de la Comisión Na-
cional de Energía Atómica y un ejemplo de entrada de log monolingüe con formato de ficha para
uno de los términos clave del texto.

Alternativas energéticas para el siglo xxi

Los pronósticos de distintos analistas especializados indican que el consumo


energético en el mundo, en particular la electricidad, continuará incrementán-
dose. El último informe del Consejo Mundial de Energía (WEC) de 1995 incluye
un escenario en el cual se estima que el consumo global de electricidad puede
llegar a incrementarse en aproximadamente un 75% para el año 2020 y prácti-
camente triplicarse para el 2050. En Argentina, se calcula que el consumo para
el 2010 podría llegar a duplicar los valores actuales.
Países en desarrollo como Bangladesh y Tanzania consumen actualmente me-
nos de 100 kWh por año y por persona; en Argentina, el consumo es de aproxi-
madamente 1.500 kWh, mientras que en países como Canadá y Suecia se llega
hasta 15.000 kWh.
Mientras que no existen casi controversias sobre el aumento en la demanda de la
energía eléctrica, el debate que se plantea es de dónde provendrá esta electricidad.
En la actualidad, a nivel mundial, los combustibles fósiles —carbón, petróleo y
gas— contribuyen con un 63% de la producción eléctrica; la hidroeléctrica repre-
senta alrededor del 19%; la nuclear, 17%; la geotérmica, 0,3%; mientras que la
solar, la eólica y la biomasa contribuyen en conjunto con menos del 1%. En nues-
tro país las proporciones fueron, aproximadamente, para el año 1996/97, 52%
de origen térmico, 36% hidráulica, 12% nuclear y 1,4% de otras fuentes, dentro
de las cuales el 0,01% es de origen eólico.
Los combustibles fósiles tienen muchas ventajas, la principal es su bajo costo y
facilidad de transporte, pero también grandes desventajas en términos de conta-
minación y efectos ambientales. El dióxido de carbono (CO2), que inevitablemente
se genera al quemar combustibles fósiles, es hoy considerado una de las fuentes
que más contribuyen al recalentamiento global del planeta (efecto invernadero),
el cual puede tener consecuencias desastrosas para ciertas regiones, ya que pro-
duce sequías e inundaciones. Otro de los factores que contribuye ampliamente
a la contaminación del aire que todos respiramos es el transporte de personas y
mercaderías. Se habla mucho sobre la necesidad de reducir las emisiones de CO2,
pero la Convención de Clima que fue adoptada en la Conferencia sobre Desarrollo
y Medio Ambiente en 1992 en Río de Janeiro no pudo determinar cómo debían
lograrse esas reducciones. En la Conferencia Internacional llevada a cabo en 1997
en Kyoto, se avanzó fijando límites a la emisión por debajo de los valores de gases
emitidos en 1990. Un informe reciente de la OECD predice que para el 2010 las emi-
siones de CO2 derivadas de la producción energética aumentarán casi un 50%. [...]
Fuente: Darío Jinchuk, “Alternativas energéticas para el siglo XXI”, Boletín
Energético CNEA, 2.º semestre 1999, año 2, N° 4, en http://www.cnea.gov.ar/
xxi/energe/b4/artic2.asp. (Fecha de consulta: 30.08.09)

15
  A los fines del ejercicio, se incorporaron cambios menores en el original.

28
16
Idioma: Español (LAM)

Término fuente (campo): energía geotérmica

Definición: Se entiende por energía geotérmica la que, aprovechando el calor que se pue-
de extraer de la corteza terrestre, se transforma en energía eléctrica o en calor para uso
humano o procesos industriales o agrícolas.
Imagen: No aplicable
Contexto (original/ otros): “[...] En la actualidad, a nivel mundial, los combustibles fósiles
—carbón, petróleo y gas— contribuyen con un 63% de la producción eléctrica; la hidroeléc-
trica representa alrededor del 19%; la nuclear, 17%; la geotérmica, 0,3%; mientras que la solar,
la eólica y la biomasa contribuyen en conjunto con menos del 1%. En nuestro país las propor-
ciones fueron aproximadamente, para el año 1996/97, 52% de origen térmico, 36% hidráulica,
12% nuclear y 1,4% de otras fuentes, dentro de las cuales el 0,01% es de origen eólico. [...]”
Fuente: Texto original.
Fuente de consulta: Informe “Energías renovables 2004 – Energía geotérmica”, Dirección
Nacional de Promoción, Subsecretaría de Energía Eléctrica, Secretaría de Energía, Repú-
blica Argentina, en <http://energia3.mecon.gov.ar/contenidos/archivos/publicaciones/
folleto%20geotermica.pdf>. (Fecha de consulta: 31.01.07)
Comentarios: Diccionario inglés-español sobre tecnología nuclear. Con explicaciones.
¡Muy interesante! En <http://www.foronuclear.org/pdf/diccionariotecnologianuclear.pdf>
(Fecha de consulta: 31.01.07)
Fecha de elaboración y autor: 31.01.07 PG
Fecha de actualización y autor: 12.06.07 AR

Ahora, presentamos un fragmento de un artículo publicado en el sitio web National Geographic


News y un ejemplo de entrada de log bilingüe en planilla de cálculo para uno de los términos
clave del artículo.16

16
  Abreviatura de Latinoamérica de uso común en los campos de la traducción y de los negocios, entre otros.

leer29
30
Three New Lemurs Discovered, Add to Madagascar’s Diversity
Scott Norris for National Geographic News
June 26, 2006
Three new species of lemur in the African island nation of Madagascar have been discovered.
All three are mouse lemurs and are as tiny as their name implies. The palm-size creatures are primates—the group that includes apes and humans.
Researchers first located the three new mouse lemurs in Madagascar’s eastern rain forests in 2001.
It took several more years to gather sufficient data and complete the genetic analysis that confirms the three as distinct species.
The new lemurs are described and assigned their scientific names in a paper appearing in the current issue of the International Journal of Primatology.
Study co-author Mireya Mayor, of the State University of New York at Stony Brook, says official names were chosen to honor prominent and inspiring figures in the world of primate conservation.
The species Microcebus mittermeieri, for example, is named for primatologist and Conservation International president Russell Mittermeier, “for his commitment and dedication to
protecting wildlife and forest habitat all over the world.”
The other newfound species were named Microcebus simmonsi, after Lee Simmons, director of the Henry Doorly Zoo in Omaha, Nebraska (the study’s lead author, Edward Louis,
works for the zoo), and Microcebus jollyae, for Alison Jolly, a lemur researcher at Princeton University in New Jersey.

Lemurs and More Lemurs


Small, shy, and active only at night, mouse lemurs are difficult to study and have long been considered one of the least well known primate groups.
Until the late 1970s biologists had thought only two species of mouse lemur lived in Madagascar—a dry forest lemur in the west and its rain forest-dwelling cousin in the east. [...]

Fuente: National Geographic News, en <http://news.nationalgeographic.com/news/2006/06/060626-lemurs-africa.html>. (Fecha de consulta: 04.01.07)

Término Fuente Fuente Fecha de Fecha de


Lengua Contexto (original/ Lengua Término
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fuente otros) meta 1 meta
(campo) consulta consulta y autor y autor

Género de Los lémures de


mamíferos cua- cola anillada,
drumanos, con los originarios de
Function: noun dientes incisivos la isla de Ma-
Etymology: New Latin, All three are mouse de la mandíbula dagascar, que
from Latin lemures, lemurs and are as inferior inclinados llegaron hace 2
plural, ghosts: any of tiny as their name hacia adelante y años al zooló-
various arboreal chiefly implies. The palm- las uñas planas, gico, conviven
nocturnal prosimian size creatures are menos la del en una isla,
primates (superfamily primates—the group índice de las especialmente
Lemuroidea) that were that includes apes Merriam- extremidades to- diseñada en
formerly widespread and humans. (F.: Webster rácicas y a veces la el medio del Diccio-
but are now National Geographic OnLine del medio de las parque. (F.: nario de
largely confined to News: http://news. (http:// abdominales, que LANACION.com la Real
Madagascar and that nationalgeographic. www.m-w. son ganchudas, y - www.lanacion. Academia
usually have a longish com/ com/ la cola muy larga. com.ar/Archivo/ (http://
muzzle, large eyes, news/2006/06/060626- dictionary/ Son frugívoros nota.asp?nota_ www.
lemur very soft wooy fur, and lemurs-africa.html. lemur. y propios de id=863495. rae.es.
inglés (zool.) a lon furry tail. 12.01.07) 12.01.07) español lémur Madagascar. 12.01.07) 12.01.07) 12.01.07 - PG
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EJERC ICIO :
LOG A MEDIDA

EJERCICIO31
Biografía de una revolucionaria
Cuando decidimos escribir sobre la lectura, nos preguntamos: ¿Siempre se leyó igual? ¿Hoy leemos
como hace diez o quince siglos? Buscando un poco, comprobamos que no: la lectura fue cambian-
do en sus modos y en sus soportes.
Por ejemplo, en el año 384 San Agustín se sorprende cuando pesca a San Ambrosio leyendo en
silencio. En sus Confesiones,17 el primero dice:

Cuando éstos lo dejaban libre, que era muy poco tiempo, [Ambrosio] dedicábase
o a reparar las fuerzas del cuerpo con el alimento necesario o las de su espíritu
con la lectura. Cuando leía, hacíalo pasando la vista por encima de las páginas,
penetrando su alma en el sentido sin decir palabra ni mover la lengua.
Muchas veces, estando yo presente —pues a nadie se le prohibía entrar ni había
costumbre de avisarle quién venía—, lo vi leer calladamente, y nunca de otro
modo […].

El anterior es uno de los registros de una práctica inusual para esos tiempos: la lectura silen-
ciosa. Para Roger Chartier,18 la no oralización de lo que se lee es una “revolución de la lectura”,
en la que deja de ser necesario decir el texto en voz alta para la propia comprensión. Así, el
lector lee y comprende sin necesidad de la palabra oral. Al mismo tiempo, se apropia del texto
individualmente; ya no lee para los demás, para una audiencia, sino para sí.
En tiempos de San Agustín e incluso antes, la lectura en voz alta no era una habilidad compar-
tida por todos. Para entender la dificultad de la tarea, pensemos que en los manuscritos anti-
guos y de la Edad Media no existía la separación de palabras, que se sucedían sin puntuación
y sin distinción entre mayúsculas y minúsculas. Además, quien leía no lo hacía en su lengua
materna, sino en latín. ¡Eso sí que requería práctica!
Muchas veces la lectura en voz alta estaba dirigida a un público analfabeto. Por ejemplo, en la
Roma antigua era posible que un esclavo supiera leer, aunque solo las letras mayúsculas, como
las que aparecían en los carteles de la calle o en los anuncios. Pero ese mismo esclavo segura-
mente no podía leer la letra cursiva de los libros.
En la Alta Edad Media, la lectura silenciosa empezó a ser frecuente en los monasterios, y más
tarde en las aulas universitarias, en las cortes y en las familias aristocráticas, es decir, entre quie-
nes podían acceder a la cultura escrita. En las bibliotecas universitarias regía el silencio como
norma, igual que en las bibliotecas que frecuentamos hoy. Así y todo, la lectura en voz alta per-
sistió porque era parte de las costumbres sociales, por ejemplo, cuando el padre de familia leía
a sus hijos para enseñarles lecciones de moral.19 A principios del siglo xix, en Europa, la familia
burguesa iniciaba sus veladas rezando para después disfrutar de otros pasatiempos más mun-
danos que, además de juegos de cartas o dados, incluían la lectura en voz alta. Ya en América,
en la Cuba de la época de la Colonia, había lectores públicos en las fábricas de cigarros, que
leían las noticias de los diarios y también novelas como forma de alfabetizar y etretener a los
trabajadores, que en general no sabían leer.20
En el Virreinato del Río de la Plata, nueve años antes de la Revolución de Mayo, aparece el

17
  Buenos Aires, Editorial Lumen, 1999, p. 112.
18
  Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones de Roger Chartier con C. Aguirre Anaya, J. Anaya Rosique, D. Goldin y A. Saborit,
México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 48.
19
  Ibídem, p. 53.
20
  Alberto Manguel, Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé, 2005, pp. 124 y 125. Traducción de Eduardo Hojman.

32
primer periódico que logró continuidad: El Telégrafo Mercantil.21 Este soporte textual, de mucho
mayor alcance que los libros, contribuyó a la difusión de las nuevas ideas de la modernidad
que sortearon la censura política y religiosa. En esta difusión tuvo un papel preponderante la
lectura en voz alta, tanto entre quienes no sabían leer como en los círculos cultos. La lectura en
voz alta y la posterior discusión de lo leído permitían la apropiación del mensaje y daban lugar
a nuevas interpretaciones, quizá diferentes de las pretendidas por el periodista o el editor.
El 7 de junio de 1810, Mariano Moreno funda La Gaceta de Buenos Aires, publicación oficial
del nuevo gobierno de la revolución. En ella fueron apareciendo textos del Contrato social de
Rousseau, obra que Moreno admiraba y a cuyas ideas adhería fervientemente. En su carácter
de secretario de la Primera Junta, hizo obligatoria la lectura en voz alta de esos textos desde
los púlpitos de las iglesias, porque era consciente de la gran cantidad de analfabetos que había
entre los criollos.22 Sin duda, esta forma de leer respondía a un fin educativo masivo; aunque
también tenía otro propósito, tal vez más importante: los nuevos valores e ideales de libertad
e igualdad debían llegar al pueblo entero y hacerse eco en él.
Imaginen Buenos Aires cien años después de la Revolución de Mayo; más o menos la mitad de la
población era extranjera: italianos, españoles, rusos, polacos, alemanes, árabes, armenios, ingleses y
franceses. ¡Una verdadera Babel! Pero a pesar de que las puertas estaban abiertas a la inmigración,
las autoridades y la clase dominante imponían una política lingüística centrada en el español y en
lo nacional, en la que no había lugar para la diversidad. Así, los inmigrantes necesitaban aprender
el español para integrarse, y la lectura en voz alta, en particular de anuncios publicitarios y avisos
de trabajo, tenía como destinatarios principales a los recién llegados, muchos de ellos analfabetos.
La lectura era una actividad cotidiana para los habitantes de esta ciudad cosmopolita, mo-
derna y ya ruidosa. Llamaba la atención “la fervorosa y concentrada lectura de los pasajeros
porteños en el tranvía, impertérritos de lo que acontecía a su alrededor. Y era muy común el
corrillo de personas, tanto alfabetizadas como analfabetos, que se apiñaban ante la fachada
de los grandes periódicos para leer allí (o escuchar la lectura de otra persona en voz alta) las
noticias del día”.23

Otra revolución
En nuestra búsqueda, seguimos leyendo y llegamos al tema de los soportes. Durante la Anti-
güedad y hasta el siglo iv, el soporte de lo escrito era el rollo hecho de papiro, una planta nativa
de Egipto. Este material no podía plegarse porque era muy frágil, pero tenía muchas ventajas
en comparación con las tablillas de arcilla de la Mesopotamia: podía transportarse más fácil-
mente, se podía borrar y volver a escribir sobre él y permitía incluir ilustraciones. Pero no todas
eran ventajas; había algunas incomodidades: el lector tenía que sostener las dos varillas con
las manos para ir leyendo, y encontrar un pasaje determinado era muy trabajoso. Además, con
semejante formato no era posible leer y tomar notas al mismo tiempo. A pesar de eso, grandes
autores como Platón escribieron su obra en rollos.
Entre los años 100 y 300, empezaron a usarse hojas de pergamino dobladas que componían
cuadernillos y estos, a su vez, se encuadernaban. Estamos aquí frente a otra revolución, pero que
afecta al libro como objeto soporte de la lectura: del rollo de la Antigüedad se pasó al codex o
códice, el embrión del libro tal como lo conocemos hoy.

21
  El nombre completo era El Telégrafo Mercantil, rural, político-económico e historiógrafo del Río de la Plata. Se puede consultar en
la Biblioteca Leopoldo Lugones, en Buenos Aires.
22
  Felipe Pigna, Los mitos de la historia argentina, 1.a ed., Buenos Aires, Norma, 2204, p. 318.
23
  Alejandro Parada, Lecturas y lectores en el Buenos Aires del centenario: la cultura impresa en la vida cotidiana - Apartado de Los días
del centenario de Mayo, Buenos Aires, Academia de Ciencias y Artes de San Isidro, 2000, p. 301.

leer33
A mediados del siglo x, los árabes introdujeron el papel en el mundo occidental, más pre-
cisamente en España. Tanto con hojas de pergamino como de papel, el códice le permitía
al lector hacer anotaciones en los márgenes. Esto implicó una nueva relación con el objeto
libro porque era posible leer y escribir al mismo tiempo. Esta nueva modalidad también fa-
cilitaba la lectura silenciosa. Además el códice podía llevarse de un lado a otro, y consultarse
y copiarse sin demasiado engorro. Si lo pensamos bien, quizá no haya tanta distancia entre
un lector de la Edad Media que viajaba con su libro de horas (con oraciones para los distin-
tos momentos del día) y un lector actual, que antes de subir al avión compra una novela en
el aeropuerto.

Y otra más
En la Edad Media, la única forma de reproducir ejemplares era copiándolos a mano. Los escri-
bas, o monjes amanuenses, se dedicaban por completo a copiar obras. El códice y sus páginas
de pergamino les alivianaron la labor, pero esta siguió siendo de lo más exigente. Miren, si no,
lo que dice un escriba al respecto: “Oscurece la vista, le encorva a uno, hunde el pecho y el vien-
tre, perjudica los riñones. Es una ruda prueba para todo el cuerpo. Por eso, lector, vuelve con
dulzura sus páginas y no pongas los dedos sobre las letras”.24 La tarea de los copistas ayudaba
a preservar los textos internos de los monasterios, como los libros litúrgicos y la Biblia, pero
también aportaba a la difusión del libro en las sociedades cristianas.
Las universidades, que empezaron a aparecer en el siglo xiii, generaron mayor demanda de
libros. Para satisfacer esa demanda, establecieron talleres de copiado; incluso los profesores
dictaban los textos de uso obligatorio para los alumnos. También aumentaron la demanda de
libros los egresados de las universidades, profesionales del derecho, la medicina, la teología o
las artes liberales. En este marco académico se inicia un tipo de lectura que Chartier25 deno-
mina “de la inteligibilidad, de la comprensión”, distinta de la lectura en los monasterios, cuyo
principal fin era incorporar la palabra divina.
A fines de la Edad Media, se produjo una revolución técnica que afectó a la forma de reproducir
los textos: la invención de la imprenta de tipos móviles reutilizables en algún momento durante
la década de 1440 —no se sabe la fecha exacta— en la ciudad alemana de Maguncia. Su genial
inventor, Gutenberg, había tenido que endeudarse para poder experimentar y desarrollar su idea.
Según algunos historiadores, años más tarde la imprenta dio su primer fruto conocido: la Biblia
de 42 líneas26 o Biblia de Gutenberg. Esa Biblia y tantos otros libros que nacieron desde la apari-
ción de la imprenta y hasta principios del siglo xvi se llaman incunables, del latín —incunabula—,
que significa pañales.

En la Argentina, la Biblioteca Nacional tiene veintiún incunables, entre ellos, dos


ediciones de La divina comedia, una página de la Biblia de Gutenberg y una obra
de Santo Tomás de Aquino.

Hoy nos cuesta estimar los vastos efectos del invento de Gutenberg. Con la imprenta se aceleró
la producción de obras, lo que hizo que muchísimas más personas pudieran acceder a los libros.

24
  Historia de la vida privada, tomo II: La Alta Edad Media (1990), dirección de Paul Veyne, Buenos Aires, Taurus, 1990, p. 131.
25
  Op. cit., 1999, pp. 51 y 52.
26
  Tenía 42 líneas por página.

34
América no se quedó atrás: la primera imprenta llegó a la ciudad de México en 1533 y en 1638
llegó otra a la ciudad de Cambridge, en Massachusetts.27

Una revolución más cercana


Imaginemos una máquina del tiempo como las de las películas de ciencia ficción y volvamos en
ella al presente, un presente en el que la lectura en pantalla es una actividad cotidiana y casi
irreemplazable. La aparición de la computadora personal y su uso generalizado para trabajar,
estudiar o entretenerse abrió paso a esta nueva forma de leer que, paradójicamente, evoca la
antigua lectura del rollo, porque el lector moderno también está sentado frente a un texto que
va desenrollando.
Pero al mismo tiempo la lectura en pantalla también nos remite al libro, porque los textos digi-
tales siguen las convenciones de aquel: están divididos en páginas e incluyen índices y notas
al pie. Además, usamos los mismos términos para hablar de su contenido: página, índice, nota
al pie, encabezado, interlineado, etcétera. Quizá sea una forma de domesticar lo desconocido,
imprimiéndole el sello de lo que nos es familiar y damos por sentado. De hecho, mientras es-
cribimos estas líneas en un procesador de texto, aparece en el monitor una imagen que crea la
ilusión de una página real. Nada más alejado: la página que vemos es en verdad una sofisticada
conversión de unos y ceros,28 que nos permite comunicarnos con la computadora en un len-
guaje común.
La aparición del texto en pantalla representa una de las grandes transformaciones de la lectura
en relación con su soporte, como ocurrió con el paso del rollo al códice. La imprenta, en cambio,
significó una revolución en cuanto a la difusión de la lectura, pero no modificó radicalmente las
formas del libro.29 En cambio, la pantalla es la responsable de una nueva revolución de los sopor-
tes y, al mismo tiempo, de la generación de un nuevo modo de leer.
En este punto conviene que hagamos un alto y consideremos la realidad de la Argentina. Aun-
que el acceso a las computadoras y a Internet aumentó en los últimos años, y más personas
pueden conectarse a la Red, son muchos los que todavía quedan excluidos de la cultura in-
formática y de los conocimientos que allí circulan. Según datos publicados en marzo de 2008
sobre un relevamiento realizado por Cisco e IDC, mientras que en nuestro país seis de cada cien
personas usaban el correo electrónico, el chat o la web (6,6%, para ser más precisos), el por-
centaje en Chile era de 8,8 y en los Estados Unidos, de 19%.30 El hecho de que Internet aún no
sea una herramienta cotidiana para todos provoca desigualdades en la educación y la cultura
desde la escuela primaria y restringe las oportunidades de aprender y producir conocimiento
a través del soporte digital.
Retomando lo que pasa cuando se encuentran el lector y el texto digital, vemos que se acorta
la distancia entre el autor31 de un texto y sus lectores. En el soporte de papel, el lector intervie-
ne leyendo y también subrayando o haciendo anotaciones en los márgenes. Su participación
en ese sentido es, literalmente, marginal. En cambio, el lector digital tiene una intervención
directa y a veces casi inmediata: puede hacer su aporte, dejar su impronta, porque puede cam-
biar el texto y transformarlo en otro. Esto es lo que Burbules y Callister (h)32 califican de entorno

27
  Alberto Manguel, op. cit., p. 147.
28
 Ver interfaz gráfica de usuario en el “Desasnario”.
29
  Chartier, 1999, op. cit.
30
  Federico Kukso, “La web, pasión de multitudes”, diario Crítica de la Argentina, 28 de marzo de 2008, p. 30.
31
  A lo largo de este libro, se usan los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escritura
de que se trate.
32
  Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, p. 97. Traducción de
Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman.

leer35
dialógico, ya que “permite la respuesta del usuario”. Además, la intervención del lector se da
“sin mediaciones ni intermediarios”,33 sin los engranajes que son las editoriales, las bibliotecas
e incluso las librerías.
Pensemos, por ejemplo, en los periódicos que además de la clásica versión en papel publican
sus ediciones en la web. Los más importantes tienen forosD de lectores, encuestas de opinión,34
espacios multimedia,D buscadores (de noticias, de servicios, de empleo, incluso de pareja),
blogs, textos y fotos de lectores que actúan como cronistas o críticos temporales, hipervíncu-
losD a otros medios. A todo eso se suma la funcionalidad de los últimos adelantos en tecnología
portátil: quien tenga un teléfono celular o un dispositivo de manoD (como las tan conocidas
Palm) puede recibir en su aparatito noticias de último momento, resúmenes informativos y
hasta recomendaciones para el tiempo libre.
Todas esas herramientas dejan abierta al lector la posibilidad de convertirse en difusor de la
información. Desde siempre los lectores de periódicos se han pasado información, ya sea co-
mentando una noticia en la mesa de un café o recortando un artículo para dárselo a un amigo.
Ahora solo basta hacer clic, escribir una dirección electrónica y volver a hacer clic: en pocos
segundos, la nota o artículo que nos interesó y que queríamos compartir estará en la casilla
de correo de otra persona. De nuevo no hay intermediarios; podemos leer, escribir y transmitir
casi en simultáneo. Algo prácticamente impensable apenas treinta años atrás; ni hablar de los
amanuenses que —imaginamos— encorvados y con el ceño fruncido, copiaban palabra tras
palabra y, en ocasiones, añadían las propias.

Hiperleyendo
En Internet la información se organiza —y se lee— de manera hipertextual, a partir de
vínculos que permiten navegar por su contenido.35 Burbules y Callister (h)36 hacen un análisis
exhaustivo de lo que denominan hiperlectura o “el proceso por el cual se lee entre enlaces, de
modo lateral, así como dentro de los límites de la narración o argumento ‘dados’”. Los autores
se refieren a los enlaces (o vínculos, según el uso del término en este libro) como elementos
esenciales de todo hipertexto,D que cambian el modo de leer y entender en Internet. Los
enlaces “expresan sentidos, revelan preconceptos, impulsan o sugieren inferencias, y a veces
manipulan al lector [...]”.
Hablan además sobre tres clases principales de lectores37 que nacen con la aparición de Inter-
net: “Los navegadores son superficiales y curiosos” y su único objetivo es navegar. No buscan
orientación para saber hacia dónde van, aunque sí para desandar el camino recorrido.
Los usuarios navegan cuando tienen algo para buscar y dejan de navegar cuando lo encuentran.
Necesitan datos orientativos precisos sobre el contenido de los enlaces por los que van a navegar.
Los hiperlectores son mucho más exigentes. Además de movilizarse por el sistema, necesitan las
herramientas para modificarlo —temporal o permanentemente— según las lecturas que hagan.
Entre los navegadores y usuarios que prefieren la lectura pasiva, por un lado, y los hiperlectores
que modifican activamente el contenido de la Red, por el otro, los autores identifican la categoría
del usuario crítico. Este usuario recurre a Internet para hallar solución a un problema específico,

33
  Chartier, 1999, op. cit., p. 206.
34
  Por lo general no se opina sobre cualquier cosa, sino que es el medio digital el que de alguna manera dirige y propone los temas.
35
  Ver “Tiempos modernos: La hiperescritura” (p. 91), en el capítulo “Escribir”, para un tratamiento más detallado de la noción de
hipertexto.
36
  Op. cit., pp. 96 y 97 y 110.
37
  Los autores aclaran que las categorías identificadas abarcan tipos de enfoques de lectura y no tipos de personas. Una misma
persona puede aplicar uno u otro enfoque en función de su objetivo concreto en cada caso.

36
pero no acepta la información que encuentra sin primero evaluar su grado de credibilidad. Al-
gunos interrogantes que probablemente se plantee son: quién publica la información, con qué
fin, si es posible verificarla con fuentes externas, a qué intereses responde la forma en que se la
expone, por qué se destacan algunos elementos y se omiten otros. Puede que no encuentre res-
puesta a todas sus preguntas, pero el mero hecho de hacérselas lo vuelve un lector activo: no se
conforma e interviene en el texto.

Una Alejandría digital


Si pensamos en las nuevas posibilidades que abren la tecnología y el deseo de compartir co-
nocimientos, nos viene a la mente la idea de una gran biblioteca universal, hecha de millones
y millones de bytes.
Aunque por el momento sea solo eso, una idea, podemos vislumbrar algo de ella en emprendi-
mientos como el Proyecto Gutenberg (http://www.gutenberg.org), el primero sin fines de lucro en
digitalizar libros de dominio público. Nació en 1971 por iniciativa de Michael Hart, a quien podría
atribuírsele la creación de los e-books, o libros electrónicos. Todas las obras que se digitalizan (me-
diante escáner o el simple tipeo) son revisadas por voluntarios. El material publicado en el sitio está
principalmente en inglés —como la Magna Carta o Pride and Prejudice de Jane Austen—, pero ya
empiezan a aparecer obras en francés, alemán, finlandés, holandés, español y chino (en orden de
cantidad). De manera similar, en 1976 se puso en marcha en el Reino Unido el Oxford Text Archive
(http://ota.ahds.ac.uk/), destinado principalmente a la comunidad académica. Esta iniciativa brin-
da acceso a obras y textos digitalizados de alta calidad y con referencias comprobadas.
En el 2006, Google empezó a digitalizar libros de la Biblioteca del Congreso de los Estados Uni-
dos. Se trata de obras de cientos de años que ya pasaron al dominio público. En la Argentina
Google también está digitalizando obras. Todo el que tenga conexión con Internet puede acceder
a obras enteras si son de dominio público, a algunas páginas en el caso de libros protegidos por
derechos de autor (si el autor dio su autorización) o a fragmentos muy breves (si el autor no dio su
autorización). Lo más novedoso es que el buscador resalta dentro del libro las palabras clave que
el usuario escribió en Google. Así, además de libros, el usuario puede buscar contenido dentro de
esos libros y —si eligió bien las palabras clave— saber en qué parte de qué obra está la informa-
ción que necesita o le interesa. Claro que una vez encontrado el libro y la página buscados, puede
optar por apagar la computadora para caminar hasta la biblioteca y buscar el libro en papel.

Por el carácter privado de algunos de estos emprendimientos, conviene que no


perdamos de vista la posibilidad de conflictos de intereses. Por un lado, los de
la empresa que digitaliza, que puede decidir incluir o excluir obras por razones
comerciales e incluso ideológicas. Por otra parte, los de los autores que res-
guardan sus derechos. Y no olvidemos el interés del público en general.
Un ejemplo de cómo prevalecen los intereses comerciales en algunos de estos
proyectos es la decisión de Microsoft de poner fin a su iniciativa de digitali-
zación de libros, Live Search Books y Live Search Academics. En mayo de 2008
la empresa dejó de escanear material de bibliotecas y universidades, aunque
puso a disposición de estas instituciones los equipos y herramientas de digita-
lización.38 Al parecer, la actividad no le resultó tan redituable como esperaba.

38
  Ver comunicado en blog oficial de Live Search de Microsoft en http://blogs.msdn.com/livesearch/archive/2008/05/23/book-
search-winding-down.aspx. (Fecha de consulta: 18.06.09)

leer37
Casi pisándole los talones a la publicación de este libro, en abril de 2009 se lanzó la Biblioteca
Digital Mundial (http://www.wdl.org). En ella es posible consultar documentos fundamenta-
les de culturas de todo el mundo en distintos idiomas y de manera gratuita. Según puede
leerse en el sitio, los objetivos de esta biblioteca son:

|| Promover el entendimiento internacional e intercultural;


|| Ampliar la cantidad y la variedad de contenidos culturales en Internet;
|| Facilitar recursos a los educadores, estudiosos y el público en general;
|| Permitir a las instituciones asociadas reducir la distancia digital dentro de y entre
los países.

Este proyecto fue desarrollado por integrantes de la Biblioteca del Congreso de los Estados
Unidos y fue posible gracias a las colaboraciones de instituciones asociadas de distintos países
del mundo, el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) y los fondos de empresas y fundaciones privadas.

Volviendo a la fuente
Quizá muchos de ustedes se sientan embelesados por los pasos de gigante que viene dando la
tecnología y otros, un tanto agoreros, estén pensando en un epitafio para el libro como objeto.
Sin embargo, ¿por qué no imaginar que ambos soportes —la pantalla y el papel, los bytes y la
tinta— pueden seguir conviviendo como hasta ahora?
La lectura en pantalla incluso puede estimular la lectura tradicional; todo depende de qué rela-
ción entable o haya entablado el lector con el mundo de la palabra escrita: para quien se animó
a la conquista de los libros y se atrevió a disfrutarlos, la pantalla puede ser una puerta de acceso
a obras que dejaron de editarse o que están en bibliotecas a miles de kilómetros de su escritorio.
Tampoco hay que olvidar que hoy la tecnología nos obliga a ser lectores digitales casi perma-
nentes, incluso fuera de casa: usar el cajero automático, sacar un pasaje de tren o encontrar un
local en un shopping son todas acciones que exigen leer e interactuar con dispositivos tecno-
lógicos. Son “prácticas letradas electrónicas”,39 en las que las personas usamos la escritura (y la
lectura) para concretar una transacción.
¿Se acuerdan? Hace algunos años, apenas uno subía a un colectivo en Buenos Aires había que
indicarle al conductor qué boleto quería o a dónde tenía que ir, después pagarle y entonces el
conductor nos daba el boleto e incluso el vuelto si hacía falta. Si el conductor y el pasajero eran
amables, intercambiaban un saludo y algún que otro “Por favor” y “Gracias”. En la década del
noventa, esta operación totalmente oral fue casi silenciada con la aparición de las máquinas
expendedoras de boletos que se instalaron en cada colectivo. Desde entonces (por lo menos
en Buenos Aires), uno sube, le dice al chofer el monto del boleto que quiere sacar e inserta en
la máquina las monedas necesarias. La máquina muestra ese monto, expende el boleto y tam-
bién da vuelto.
Cuando recién empezaba a haber máquinas en los colectivos, una señora mayor subió a un
coche de la línea 93 y le pidió el boleto al conductor. Con un aire de cansancio, tal vez por el
tránsito endemoniado o por tener que soportar a su nueva compañera mecánica, el conductor
le dijo: “No, señora, a la máquina”. Entonces, la señora muy obediente dio media vuelta y, diri-
giéndose al aparato, repitió el pedido con gran amabilidad.

39
  Daniel Cassany, “Análisis de una práctica letrada electrónica”, en Páginas de guarda 2, Argentina, Cátedra de Corrección de Estilo
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2006, pp. 99-111.

38
Algo parecido les pasa hoy a la mayoría de los adultos al lidiar con la tecnología: cuando inten-
tan participar en un weblog, mandar una tarjeta navideña electrónica o chatear (no conversar
ni escribirse) con otras personas. Es que leen el texto en pantalla con anteojos acostumbrados
al papel, como la señora del colectivo, habituada a la oralidad.
Pero a quienes son un poco más jóvenes y crecieron a la par de la informática probablemente
no les pase lo mismo. Para ellos leer es leer, sea en una pantalla plana de 17 pulgadas o en el
cómic que compraron hace un rato en la feria del Parque Rivadavia. Independientemente de
cuál sea el soporte, para ellos leer también es encerrarse en su mundo privado, hurgarlo, acre-
centarlo, ¡conmocionarlo!
Entonces, ¿es real la dicotomía libro de papel/libro electrónico? ¿Sirve de algo la división? Se-
gún palabras de Alberto Manguel:40 “Llevamos muchos años profetizando el fin del libro y el
triunfo de los medios electrónicos, como si los libros y los medios electrónicos fueran dos ca-
balleros galantes compitiendo por el mismo bello lector en el mismo campo de batalla intelec-
tual”. Por qué mejor no pensarnos como lectores ávidos, temerarios, curiosos, frente al papel o
frente a la pantalla, frente al papel y frente a la pantalla.

40
  “De San Agustín a la computadora”, en Ñ – Revista de cultura, 1999, en <http://www.clarin.com/suplementos/cultura/1999/05/30/
e-00401d.htm>. (Fecha de consulta: 10.10.07)

leer39
40
Para que ejercitarnos sirva de algo, hay que perseverar. Por eso, una vez más les proponemos poner en práctica la
lectura panorámica, pero ahora integrando todo lo que leyeron hasta acá. Incluso pueden esperar a llegar al final
del libro y después, sí, meterse de lleno con las consignas que siguen:
EJERC ICIO :

1. Leer el cuento corto41 de más abajo.

Piedras

De cada lugar, una piedra. Para Nenina era casi una consigna. Le pesaban en el bolso o en la valija,
pero no importaba. Después las acomodaba en la biblioteca, o en el cuenco de barro del Perú o so-
bre el escritorio. Piedras perfectas y redondas, chatas como una moneda, gastadas y grises, blancas
impolutas o brillantes de mica.
Ya quedan pocos lugares en la casa sin piedras. Fueron desplazando a las plantas, que sin Quique
pasaron a conformar un paisaje ocre y mustio. Las piedras empezaron a acumularse en los rinco-
nes, en las alacenas, en las mesas de luz. A veces a Nenina le parecía que de algunas brotaban otras.
Algunos días esa reproducción mineral la hacía sentir un poco agitada, con un desasosiego que se
le metía en el pecho; otros le daba una felicidad de niña que le duraba hasta que se dormía.
Pero una noche soñó que a las piedras les salían patas, patas como de araña enojada. Las piedras arácni-
das trepaban por las paredes, salían de los placares y se colgaban de las lámparas formando caireles fu-
nerarios. Otras se escondían en los bolsillos de la ropa o cubrían los espejos con sus cuerpos ancestrales.
Ulises de pronto maulló y Nenina supo que era una pesadilla. Quiso sacársela de encima y abrir los
ojos pero no pudo. Quiso gritar y se sintió ahogada. Las arañas pétreas habían sellado con sus redes
minerales los párpados y la boca de Nenina.
La casa era ahora toda de ellas.

2. Leer la siguiente información:


a. “En los mitos de muchos pueblos, [la araña] es un animal simbólico con significado negativo.” Es un “ser que
VISTA PANORÁMICA, segunda vuelta

teje una red y espera pacientemente hasta poder paralizar en ella” su alimento. “En la creencia popular es tam-
bién el animal del alma, en la suposición de que el alma de una persona que sueña puede abandonar la boca
abierta del durmiente en figura de araña y luego regresar a su cuerpo.”42

41
  El texto es el resultado del trabajo de una de las autoras en el Taller de la Reja, de Anita Calarco.
42
  Hans Biedermann, Diccionario de símbolos, Madrid, Paidós, 1993.
b. “Con el sello de lo perdurable e imperecedero, en muchas culturas [la piedra] es símbolo del poder divino. […] En varios mitos
se originan a partir de piedras seres sobrenaturales o incluso hombres […].”43
c. Aracné (en gr. araña). Era una doncella griega que tenía gran reputación en el arte de tejer y bordar tapices. Cuando Ate-
nea vio que había bordado en un tapiz las aventuras amorosas de los dioses olímpicos en un tejido perfecto y que esto no
favorecía a los dioses, rompió la tela. Cuando Aracné intentaba ahorcarse, Atenea la transformó en araña para que siguiera
hilando eternamente.44
¿Qué relaciones encuentran entre la simbología de la araña y la piedra con lo que sucede en el cuento? ¿Qué tienen en común la
historia de la doncella griega y la de Nenina?

3. ¿Cuáles de estos adjetivos se pueden asociar a Nenina?


|| absurda
|| infantil
|| ingenua
|| inocente
|| romántica
|| resignada

4. ¿Qué función cumplen las piedras en la vida de Nenina?

5. ¿En qué momento les parece que hay más tensión en el cuento?

6. El tema de la muerte ronda el cuento. Quique, su pareja o alguien que habitaba en la casa con Nenina, se ha ido o ha muerto;
las plantas “conforman un paisaje ocre y mustio”; y las piedras no tienen vida por ser minerales. Pero algo pasa y esta última
situación cambia. ¿Se les ocurre por qué las piedras cobran vida?

7. ¿Qué sensaciones despiertan en ustedes las piedrarañas?

43
 Ibídem.
44
  Pierre Grimal, Diccionario de Mitología Griega y Romana, Buenos Aires, Paidós, 1997.

EJERCICIO41
AN EX O :
SOLUCIONES Y RESPUESTAS
POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS
DEL CAPÍTULO

VISTA PANORÁMICA
Esteros del Iberá
2. Algunas imágenes visuales de la descripción:
El camino es de ripio y solitario
olas y olas de falso mar embravecido
la estatua del prócer en el medio, un mástil, varios árboles. A uno de sus lados,
la comisaría y una casa en construcción. Al otro, tres ranchitos. Al otro, nada.
Al otro, un rancho abandonado. Ahora, diez de la mañana, no hay un alma.
calles de tierra
Algunos ranchos son de adobe y paja, otros de material, con su techo de lata
la vaca se aguernica: retuerce, estira el cuello para alcanzar las hojitas de un árbol
escruta, escudriña, avizora, examina
ni se mueve
se agarran de las manos
se besan con fruición reptil, con bocas saurias

Imágenes olfativas:
Bastante olor a bosta

Imágenes auditivas:
Roque nos las explica con ahínco y susurros
se felicitan
olas y olas de falso mar embravecido

Imágenes de movimiento:
mar embravecido
El agua está agitada
En su lancha, Roque nos cruza la laguna
Pasa un caballo al trote, solo, suelto, arrastrando su soga
hace avanzar la barca con un palo muy largo contra el fondo entre los camalotes
tal otro más allá, voladizo, fugaz
Cruzamos cien metros de laguna
antes se escapaban
tres pichones chajá de cuatro meses nadando tras su madre

42
3. “La vaca se aguernica” hace referencia a las formas humanas y de animales de cuello largo,
estirado, como en tensión, del Guernica de Picasso.
El autor también compara a una pareja humana con una pareja animal: “Los ritos de cortejo de
la pareja de israelíes que viene con nosotros”, y enseguida, específicamente, con reptiles: “Se
besan con fruición reptil, con bocas saurias”.
4. El autor no solo expresa lo que percibe; también acota, reflexiona, opina: “Un mundo que de
pronto no es el que debiera”, “El turismo medio pelo”, “La naturaleza, ya se sabe, imita al arte”,
“Es curioso cómo, de pronto, cosas así me pueden parecer tan relevantes”, “Yo no puedo evitar
que me interesen más los ritos de cortejo [...]”. También usa comparaciones.
5. El personaje que interviene usa un registro informal, pero se nota que sabe de lo que habla.
Probablemente es un correntino nativo o hijo de nativos que ya no siente aprensión por su
origen étnico. Roque parece un entusiasta de su trabajo. Es detallista en sus explicaciones. Es
observador de la naturaleza y saca conclusiones de lo que observa. Tiene buena vista. Sí, la
persona del discurso directo podría ser Roque.

El lugar perdido
1. Ferroni puede estar en algún pueblo de provincia en la Argentina, quizás en el norte, por-
que hace calor y porque el festejo del carnaval es importante. Además, durante el carnaval se
toma chicha. Es muy probable que sea verano precisamente porque se mencionan los prepa-
rativos para el carnaval. También la siesta parecería algo casi obligado. Ferroni no vive ahí: “Ya
falta poco para dejar este pueblo de mierda “. Vive en Buenos Aires: “No había esa humedad
pegajosa que hay en Buenos Aires”. Es probable que trabaje de policía con horarios rotativos:
“Cada vez que le tocaba interrogar en el último turno”.
2. Ferroni se siente incómodo en ese pueblo y está impaciente por irse: “Ya falta poco para dejar
este pueblo de mierda”, “Ese pueblo estúpido”. Parece enojado.
3. Si Ferroni es un policía, el narrador lo llama por su apellido para indicar un rasgo más del
personaje: en el contexto policial, suelen llamarse por el apellido. También podría ser para
darle un dejo más impersonal, como para distanciarse del personaje. No estamos hablando
de Juan Ferroni, es Ferroni a secas, sin agregarle demasiada personalidad, por ahora. Ferroni
piensa en la vieja y su nieta sin llamarlas por el nombre porque para él no son más que una
vieja y su nieta, sin nombre. No parece interesado en el nombre, sino en lo que le puedan dar
o decir. Tampoco siente afinidad con ellas. Incluso tal vez las desprecie.
4. Ferroni está buscando información, y acude a la vieja. Ella tiene que buscarla y dársela. Podrí-
an ser papeles u otro tipo de documentos. Por eso va a encontrarse con ella.
5. “Sombra” (l. 18) da la idea de penumbra o protección de la luz directa del sol. También puede ser
protección o defensa, a secas. Y por otro lado, es posible asociar el término a la idea de tinieblas y
oscuridad, tanto en sentido literal como figurado.
6. Ferroni parece quejoso: “Este pueblo de mierda”, “Esa humedad pegajosa que hay en
Buenos Aires”. No tiene ganas de estar donde está. Seguramente es cuidadoso de su as-
pecto personal, al menos en lo que respecta al calzado. Es ordenado, metódico y perfec-
cionista. Y hasta podría ser obsesivo (dobla en cuatro la gamuza que usa para sacar brillo
a sus zapatos).
Norma Huidobro45 dice lo siguiente con respecto a su novela:

45
  “El lugar perdido”, columna “Derecho al autor”, en Singular & plural 4, 2008, periódico quincenal del Ministerio de Educación del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, p. 2.

leer43
Lo que sucede en El lugar perdido es una historia de esos años [los de la dictadura];
tiene que ver con un represor; hay víctimas y victimarios, perseguidos y perseguido-
res. Pero no es una historia de militancia. No se desarrolla en ningún centro de de-
tención; sus personajes centrales no son militantes; ni siquiera es una novela urbana,
sino que transcurre en un pequeño pueblo de la provincia de Jujuy. […] alguien busca
a una persona, y los únicos datos que tiene lo llevan a un pueblo lejano, donde vive
otra persona que podría darle alguna pista de la primera. Una vez allí, ese alguien (el
que busca), acosa a esa persona que podría darle información y no se la da y, a la vez,
se enfrenta con un episodio de su propio pasado que estaba oculto en su subcons-
ciente. Estos elementos básicos del relato no necesitan ninguna época determinada,
ningún lugar determinado. De hecho, a partir de la imagen de una casa de ese pueblo
de Jujuy, Ferroni recupera fragmentos vitales de su infancia en Barracas. Cualquier
época, cualquier lugar. Pero no. Una época: año 1977, plena dictadura, feroz repre-
sión. Un lugar: un pueblo de Jujuy, donde “aparentemente” no pasa nada. Y pasa,
claro que pasa.

VISTA PANORÁMICA, SEGUNDA VUELTA


2. Podemos pensar que en el cuento las piedras tienen cierto poder divino o sobrenatural.
Son objetos inertes de los que surge vida. Pero no una forma de vida deseable, sino para-
sitaria, aniquiladora. Las arañas paralizan con su red para luego matar y devorar. Y proba-
blemente eso harán las arañas del cuento con Nenina e incluso con el gato. Otra asociación
posible: Como consecuencia de su arte, la doncella Aracné queda presa en el cuerpo de
una araña. De manera similar, las piedras que Nenina atesoró durante tanto tiempo, ahora
transformadas en arañas, la envuelven hasta dejarla sin aire. En los dos casos algo positivo,
como un don o un pasatiempo inocente, se vuelve muy negativo y termina por destruir la
esencia misma del ser.
3. Nenina tiene algo de infantil, quizá su hábito coleccionador. Además, su nombre hace
pensar en una nenita, Nenina. Su sueño también remite al de una nena, que dibuja los ani-
males con caras felices o enojadas: “Pero una noche soñó que a las piedras les salían patas,
patas como de araña enojada”. Tal vez Nenina sea algo ingenua y esa ingenuidad no la deje
ver lo maligno en las piedras, sus tesoros, que empiezan a tener vida propia. Puede que se
haya resignado a que en su casa la vida se escurra de a poco, hasta escapársele la propia.
4. Las piedras son recordatorios de momentos felices, pero solo eso, recordatorios que ocu-
pan espacios. Aunque las piedras cubren vacíos en el día a día de Nenina, la felicidad en sí ya
no está.
5. La tensión empieza con la pesadilla de Nenina, que abre las puertas al mundo de lo fantás-
tico: lo que parecía una pesadilla es realidad. Pero también nos lleva por un terreno macabro.
La muerte está cada vez más presente. El maullido del gato nos deja respirar por un instante.
Parece que Nenina se va a despertar y todo va a ser como era antes. Pero no, la tensión em-
pieza de nuevo y nos damos cuenta de que la pesadilla no va a terminar.
6. Al cobrar vida, las piedras parecen responder al mismo principio de supervivencia parasita-
ria que hace brotar una planta en el cemento o cucarachas en los basurales. Con la ayuda de
Nenina, las piedras se van multiplicando hasta sentirse con fuerza y vida para tomar la casa,
una casa en la que la vida se estaba yendo de a poco.
7. Algunas sensaciones asociadas a las piedrarañas: horror, ahogo, impotencia, resignación.

44
Para seguir leyendo
Burbules, Nicholas y Callister, Thomas (h) (2006) Educación: Riesgos y promesas de las nuevas
tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica. Traducción de Leandro Wolfson
(supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman
Cabré, María Teresa (1993) La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártida-
Empúries
Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización
académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
Chartier, Roger (2000) Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Ed. Gedisa. Traducción de
Alberto Luis Bixio
Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones de Roger Chartier con C. Aguirre Anaya, J. Anaya
Rosique, D. Goldin y A. Saborit, (1999) México, Fondo de Cultura Económica
Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21ª edición, Madrid, Espasa
Calpe (en <http://buscon.rae.es/draeI/> pueden consultar también la 22.ª edición del
diccionario en versión digital)
Ferreiro, Emilia (2005) Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica
Giardinelli, Mempo (2006) Volver a leer: Propuestas para ser una nación de lectores, Buenos Aires,
Edhasa
Manguel, Alberto (1999) “De San Agustín a la computadora”, Ñ – Revista de cultura, en URL
<http://www.clarin.com/suplementos/cultura/1999/05/30/e-00401d.htm>. (Fecha de
consulta: 10.10.07)
— (2005) Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé. Traducción de Eduardo Hojman
Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos
Montes, Graciela (1999) La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético,
México, Fondo de Cultura Económica
— (2007) La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura, Buenos Aires, Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación
Pennac, Daniel (2004) Como una novela, Bogotá, Grupo Editorial Norma. Traducción de Moisés
Melo
Sager, Juan Carlos (1993) Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid,
Fundación Germán Sánchez Ruipérez

leer45
escribir
escribir
“Se escribe buscando una explicación. Y se encuentran solo incógnitas.”

Guillermo Saccomanno
Un acto fisiológico
Esta manía de estar atentas a las palabras nos hizo ver que más de una vez, al hablar de lo que
escribieron, los autores usan expresiones como “Vomité todo de un saque” o “Fue una diarrea
de palabras”.
Aunque a simple vista no se note, la asociación entre esos actos y la escritura no es tan lejana ni
desagradable. Escribir nunca fue una tarea fácil y no importa si lo que tenemos que redactar es
un informe de laboratorio, un cuento o una carta personal. Nada más temible para el que escri-
be que la hoja en blanco o un texto sin final. Y ni hablar —por ahora— de cuando es momento
de revisar lo escrito. Así como la lectura puede asociarse con la noción de placer, pero también
con las de sufrimiento y riesgo,46 en el caso de la escritura, y de cualquier otro tipo de creación,
entran en juego sensaciones tan fuertes como las de impotencia, angustia, incertidumbre y
hasta frustración.
Por eso, cuando la hoja o la pantalla empiezan a poblarse de palabras, el escritor47 —y el tra-
ductor en cuanto reescritor— siente un gran alivio, como el de quien en medio de una resaca
finalmente logra desprenderse de lo que le sobra con un mero acto fisiológico. El que tomó
de más probablemente se vaya a dormir o se dé una ducha, y ahí termina su historia hasta la
próxima resaca. En cambio, la del escritor recién empieza. Lo espera un largo camino de escri-
tura, lectura y revisión en el que van a seguir acompañándolo sensaciones entremezcladas de
sufrimiento y placer.

Leer para escribir


¿Cómo empezamos a escribir? Hace ya bastante, en los primeros años de escuela nos acer-
caban a la escritura con composiciones breves sobre temas como “La vaca”. La idea de esas
composiciones era bajar al papel lo que se nos ocurriera en relación con la consigna, con algún
sentido y la cantidad de renglones indicada. Pero había un problema: por lo general, los temas
que se proponían poco tenían que ver con la realidad inmediata de los chicos. Porque, ¿cuánto
puede hablar sobre una vaca un nene de siete años que vive en Corrientes y Medrano? Como
mucho, las vio de lejos en la ruta o en vivo y en directo si alguna vez lo llevaron a la Rural.
También leíamos cuentos cortos o textos descriptivos creados para los libros de clase. Y para
ver si habíamos entendido las lecturas, en general teníamos que contestar algún cuestionario.
Sin embargo, no era común que se plantearan relaciones explícitas entre las composiciones y
las lecturas. Por suerte, la noción de que leer y escribir son dos actividades inseparables y de
que casi indefectiblemente se llega a la escritura a través de la lectura está cada vez más di-
fundida.48 En este sentido, Alicia Steimberg49 afirma que “para escribir [...] no hay más remedio
que imitar a los escritores consagrados de nuestro tiempo, sumando un ingrediente personal
[...]” y continúa: “durante dos milenios y medio los escritores han aprendido a escribir literatura
leyendo libros. Muchos libros. Y siguen aprendiendo de esa manera”.
El que lee para aprender a escribir no lee con inocencia. Lee buscando una frase reveladora,
una palabra nueva, una coma puesta en un lugar poco común. Lee escuchando la cadencia del
texto, anticipándose a lo que vendrá, imaginando finales. Como dice Vicente Battista: “Lee con
suspicacia”. La lectura suspicaz es clave en el entrenamiento del escritor. Un entrenamiento que

46
  Ver capítulo “Leer”, pp. 11 y 12.
47
  A lo largo de este libro, se usan los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escritura de
que se trate.
48
  Ver entrevista a Vicente Battista en capítulo “Leer”, p. 15, y entrevista a Claudia Piñeiro en p. 62 de este capítulo.
49
  Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos Aires, Aguilar, 2006, pp. 12 y 13.

48
incluye la imitación como forma de entender lo que le funciona al que sabe lo que hace, pero
que no tiene como objetivo perfeccionar esa imitación, sino darle al escritor la seguridad para
soltarse y diferenciarse.

escribir49
50
Todo ingrediente viene bien para inspirar la escritura. Si no, miren lo que surgió a partir de una taza de té con
canela, jengibre y cardamomo: 50

Vaciar el cuenco
EJERC ICIO :

Vaciar el cuenco, la taza, el jarro. Es un gesto mínimo, como el sonido de un nombre corto: Luz, Juan, Sol.
Vaciar el cuenco, la taza, el jarro. Lo hace todas las mañanas. Es que por las noches se llenan de palabras
que alborotan el aire caliente del Norte y quiebran el orden impuesto a fuerza de costumbre.
Ella quisiera guardarse las palabras, pero no puede. Las va hilvanando en el telar de su voz. Él las escu-
cha con paciencia y deleite: cardamomo, hojarasca, borrascoso, rodocrosita, zozobra, Barbazul. Una vez
enunciadas, se esfuman como la niebla con el sol del mediodía para volver, revoltosas, la noche siguiente.

El texto anterior nació en una tarde de invierno en un taller de escritura, a partir de la siguiente consigna y una taza de
té caliente: “Escribir un relato tomando algún elemento de los que aparecen en el saquito de té, como los ingredientes
o la imagen del sobre”.
¿Tienen ganas de probar algo parecido y, de paso, entrar en calor? Les proponemos escribir su propio relato a
EL TÉ DE LA TARDE

partir de algún elemento de “Vaciar el cuenco”. Pueden pensar, por ejemplo, qué asocian con una ráfaga de aire
50

caliente, con la idea de hacer algo una y otra vez o con los colores presentes en algunas de las palabras (car-
damomo, hojarasca, rodocrosita, Barbazul). Poner una linda melodía o encender alguna vela aromática puede
ayudarlos a entrar en contacto con su lado creativo. ¡Déjense llevar!

50
  Este ejercicio está inspirado en otro propuesto por Anita Calarco en su taller de escritura.
Los recomendados51
No hay duda de que la intuición, la sensibilidad o la vocación contribuyen a soltar la pluma,
pero sin duda existen diferentes técnicas y procedimientos que ayudan a sistematizar la escri-
tura y a ser mejores en ella.
Aunque nos alfabetizamos en la escuela, es muy común que en la universidad o el trabajo nos
trabemos al escribir o que trabemos a nuestro pobre lector. Es que a lo mejor es tiempo de que
volvamos a aprender a escribir… desde otro lugar.52
Como seguramente muchos de los que lean este libro pasan una gran cantidad de horas escri-
biendo, por gusto, por obligación o por inercia, incluimos en esta sección algunas ideas o tru-
cos que esperamos les allanen el camino de la expresión escrita. Pero, ojo: hablamos de ideas
o trucos, no de reglas de oro. Si este fuera un texto legal, posiblemente incluiría una cláusula
que, en letras mayúsculas, diría más o menos así: LA RESPONSABILIDAD DE EVALUAR SI LOS
CONSEJOS DADOS UT INFRA SON ÚTILES O APLICABLES PARA EL PROPÓSITO BUSCADO Y DE
DESCARTARLOS SI NO LO SON QUEDA EXCLUSIVAMENTE A CARGO DEL LECTOR-ESCRITOR QUE
SE HAYA TOPADO CON LOS PRESENTES PARÁGRAFOS.
Si están dispuestos a asumir esa responsabilidad, ¡sigan leyendo!

El dúo dinámico
Antes de meternos de lleno en las ideas y los trucos, queremos presentar al dúo dinámico de
la escritura: el fondo y la forma, el qué y el cómo, dos aspectos absolutamente inseparables en
todo lo que se escribe. Un texto se siente vacío si, por mejor escrito que esté, termina sin decir
nada o desarrolla ideas incoherentes. A la inversa, una buena idea no alcanza para escribir algo
que valga la pena. En la mayoría de los casos, nuestra creatividad va a pasar inadvertida si no
somos capaces de lograr un texto bien organizado que siga ciertas convenciones.
Las máximas de Grice, filósofo inglés, resumen las reglas que en general se aplican intuitiva-
mente en la comunicación:

Máxima de cantidad: Proporcionar toda la información que el intercambio requiera. No más,


pero tampoco menos.
Máxima de calidad: No decir lo que se cree que es falso, ni aquello que no se sepa con certeza.
Máxima de relación (o pertinencia): Decir solo lo que resulte pertinente a la comunicación concreta.
Máxima de modo: Expresarse con claridad. Evitar las frases oscuras o ambiguas; ser conciso y ordenado.53

Claro que muchas veces esas máximas se violan intencionalmente. Así, por ejemplo, en los
textos humorísticos a menudo se usan asociaciones inesperadas para hacer reír al lector. Y en
ámbitos como el del derecho o la política con demasiada frecuencia circulan mensajes ambi-
guos u oscuros que responden a intenciones no reveladas.
Ahora sí, entonces, algunas recomendaciones sobre aspectos de la escritura relacionados con
el fondo y la forma:
Después de la resaca

51
  En esta sección seguimos las sugerencias de los escritores Ítalo Calvino, Daniel Cassany, Marcelo Di Marco, Alicia Steimberg y Pablo
Valle, y las combinamos con nuestros propios consejos, elaborados a partir de la experiencia en el campo de la traducción, esa forma
especial de lectura-escritura. Aunque algunos de los consejos se aplican en mayor medida a la escritura de ficción y otros, a la de no
ficción, en todos los casos existen puntos en común.
52
  La noción de alfabetización académica desarrollada por Paula Carlino (2005) se relaciona estrechamente con la idea de “volver
a aprender a escribir”.

escribir51
Si bien para muchos escribir es casi una necesidad fisiológica, para otros encontrar las ideas que
quieren expresar no es tarea fácil. Incluso, unos y otros pueden ser las mismas personas en etapas
diferentes de la escritura de un texto. Aunque pudiéramos vomitar de una vez todo lo que tene-
mos en la cabeza, en la mayoría de los casos va a ser necesario organizar las ideas una vez que
están en papel o en un documentoD digital. Si nos ocupamos en serio de la organización antes de
sentarnos a escribir, seguramente después sea más fácil revisar y no haga falta cambiar demasia-
do la estructura del texto. Pero si a pesar de haber revisado el primer borrador ahora detectamos
problemas estructurales importantes, tal vez lo mejor sea empezar de nuevo o dejar descansar el
texto por algún tiempo, en lugar de ponernos a retocarlo compulsivamente.
Para generar ideas podemos usar la técnica de brainstorming o lluvia de ideas: registrar todo lo
que se nos pasa por la cabeza, así como sale, en relación con lo que queremos escribir. No importa
el orden ni la conexión de las ideas; tampoco hace falta anotar oraciones enteras o pulidas. Bastan
palabras o frases representativas o clave que nos ayuden a recordar o elaborar el resto cuando lle-
gue el momento. Para facilitar ese momento, conviene agregar símbolos que indiquen de alguna
manera —por más inentendible que sea para otros— las relaciones entre esas palabras o frases
sueltas. Es esencial generar mucho material para después tener con qué depurar y organizar.
También es útil llevar encima un anotador, un organizador digital y hasta un teléfono con cámara
de fotos en el caso de los más fanáticos de la tecnología, para registrar las ideas cuando surjan
y no solo cuando las estemos buscando. A veces puede actuar como disparador un cartel en un
baño público, una conversación que escuchamos en el colectivo o la voz de algún altoparlante.
En la entrevista “Ficciones de lo real”,54 Tomás Eloy Martínez dice:

La mayoría de los novelistas que conozco, aun los más imaginativos, hacen un
pequeño trabajo de investigación previo. En los diarios de Kafka, y sobre todo en
la Carta al padre, se ve que la mayor parte de sus obras nace de esos elementos: la
experiencia de la relación con su padre asume forma de carta y forma de novela.
La vida cotidiana dicta símbolos, hay que prestarles atención, saber oírlos, leerlos.

Otra forma muy útil y necesaria de generar ideas para escribir es leer, leer y leer. De esto ya
hablamos. La lectura como motor de la escritura y después… más lectura y más escritura. Pero
¿qué podemos leer? ¡De todo! Libros de ficción y no ficción, diarios, carteles, sitios web, etique-
tas, instrucciones… Seguramente haya que salir a buscar parte de ese material, pero otra parte
nos va a encontrar a nosotros. Solo tenemos que abrir bien los ojos. El observador atento es
capaz de transformar un hecho fortuito en un gran descubrimiento.
Después de tanto generar, tal vez hasta descubran que disfrutan mucho de esa etapa de acu-
mulación algo caótica. Pero, claro, en algún momento hay que organizar todo, para hacer lo
que en realidad queremos: escribir… y que nos lean.55
Para la organización de las ideas que nos surgen podemos usar listas con categorías (ideas prin-
cipales e ideas secundarias asociadas a cada idea principal), esquemas numerados, tablas con
filas y columnas, fichas temáticas, cuadros con indicación de la estructura del texto e ideas aso-
ciadas a cada parte (introducción, hechos, argumentación, conclusión). Aunque en cualquiera
de los ejemplos anteriores podemos usar papel y lápiz, en general da muy buenos resultados
disponer y recuperar el material con la computadora. Y aunque parezca algo básico, no está
demás decir que conviene organizar el material físico para que encontrarlo no sea un dolor de

54
  Ángel Berlanga, “Ficciones de lo real” en Radar, Nº 652, 2008, pp. 25-27.
55
  Aunque con fines didácticos estamos describiendo el proceso de generación-organización-escritura como si constara de etapas
sucesivas bien diferenciadas, muchas veces hay superposiciones y vueltas atrás. Así, por ejemplo, organizar algunas ideas nos puede
llevar a buscar otra por un rumbo distinto y escribir nos puede demandar una nueva organización.

52
cabeza. Por ejemplo, podemos usar cajas o carpetas clasificadas por temas para guardar impre-
siones y fotocopias, y asignar estantes de la biblioteca para acomodar todo lo relacionado con
lo que estamos por escribir.

Míster Celofán
Aunque sea invisible a los ojos de muchos, el párrafo es una estructura indispensable a la hora
de escribir y de leer. Nos permite agrupar y clasificar ideas, y anticiparle al lector qué esperar.
Un texto escrito de corrido sin puntos y aparte parece monótono incluso antes de empezar a
leerlo. En el otro extremo, la sucesión de oraciones sueltas que abren y cierran párrafos frag-
menta el texto y traba la asociación de ideas según su afinidad. Ni muy muy ni tan tan. Lo ideal
es trabajar con párrafos de largo parecido, en los que se desarrollen las distintas ideas del texto
—sin repeticiones— y que permitan relacionar unas con otras. Los párrafos pueden servir para
distinguir en un texto la introducción, la argumentación, los ejemplos, la conclusión, etcétera.
Algunos autores recomiendan que en una página haya entre tres y ocho párrafos, cada uno de
entre tres y cuatro oraciones. Aunque la anterior es una recomendación válida, adherimos a la
reflexión de Daniel Cassany56 respecto de lo peligroso que puede ser reducir una sugerencia a
cifras absolutas y repetimos: a la hora de escribir, no existen reglas de oro, solo consejos más o
menos útiles en diferentes situaciones concretas.

Hilando finiiiito
En el camino de lo general a lo particular, llegamos a la estructura básica del texto: la oración. En
este punto, lo esencial para que una oración sea eficaz y comprensible es que no sea muy larga y
que no tenga demasiadas subordinadas. Lo deseable es que el lector común no tenga que dejar
de leer para ponerse a descifrar una maraña de sujetos, verbos y complementos. Y si las relaciones
entre las distintas oraciones no son obvias, la inclusión de conectores va a hacer la diferencia.
La oración que sigue (103 palabras en 9 líneas) aparece en un manual sobre justicia electoral:

El arribo a estadios democráticos avanzados, a través de la realización perió-


dica de procedimientos electorales libres, auténticos, honestos y confiables, no
sólo requiere de específicos elementos sociopolíticos esenciales sino del estable-
cimiento y desarrollo de otros elementos técnico-electorales (como es el caso de
un adecuado sistema electoral, una administración electoral creíble y confiable,
un sistema plural de partidos políticos estable, así como un eficaz SJE), cuya pre-
sencia y depuración contribuyen a la consolidación de la democracia en deter-
minado país, así como a la vigencia del Estado constitucional democrático de
derecho y a la prevención o consiguiente solución de las controversias electora-
les por vías institucionales.

(Fuente: “Justicia electoral – Manual de IDEA Internacional para el diseño de sis-


temas de resolución de conflictos electorales”, IDEA Internacional, 2007)

Como habrán visto, el contenido de la oración es sumamente abstracto, y por lo tanto com-

56
  La cocina de la escritura, Barcelona, Anagrama, 2007, p. 86.

escribir53
plejo. Por eso, no es conveniente expresarlo con estructuras también complejas, como la
sucesión de coordinaciones y subordinaciones, combinadas con largas cadenas de adjetivos
calificativos, a veces bien ordenados y otras no tanto, y todo sin interrupción. ¡Uf! Veamos
qué pasa si, sin meternos con el fondo, hacemos algunos cambios de forma:

Para llegar a estadios democráticos avanzados, mediante la realización periódica


de procedimientos electorales libres, auténticos, honestos y confiables, no sólo se
requieren elementos sociopolíticos específicos y esenciales, sino el establecimiento
y desarrollo de otros elementos técnico-electorales. Estos últimos incluyen un siste-
ma electoral adecuado, una administración electoral creíble y confiable, un sistema
de partidos políticos plural y estable, y un SJE eficaz. La presencia y la depuración de
todos esos elementos contribuyen a la consolidación de la democracia en un país
determinado, a la vigencia del Estado constitucional democrático de derecho y a la
prevención o solución de las controversias electorales por vías institucionales.

En la versión revisada del fragmento cortamos oraciones, eliminamos paréntesis que inte-
rrumpían la lectura innecesariamente y empujamos adjetivos (por ejemplo, específicos ele-
mentos sociopolíticos pasó a ser elementos sociopolíticos específicos, y adecuado sistema elec-
toral se convirtió en sistema electoral adecuado). Todos estos tijeretazos y empujones, por
violentos que puedan parecer, le allanan el camino al lector.

La naturalidad no es cosa fácil


La naturalidad es una cualidad escurridiza. Se relaciona con el estilo o la elegancia estilística
del texto, aunque se use un registro informal, pero también con la concisión y precisión, con lo
que se entiende fácilmente y con lo que suena bien, aunque lo que suena bien para uno puede
sonar muy mal para otro (el idiolectoD tiene mucho que ver con estas diferencias de oído).
No solo en los textos literarios importa cómo suenan las palabras. Cualquier texto debería pro-
ponerse atraer al lector, y la sonoridad ayuda. El equilibrio o paralelismo entre estructuras y el
orden de las palabras o frases según variables como categoría sintáctica o longitud también
hacen a la fluidez. Si un texto está bien escrito, dan ganas de leerlo, aunque el tema no parezca
interesante a primera vista.
Hay que reconocer que para escribir con naturalidad hace falta algo innato, que tiene que ver con
la sensibilidad a la lengua. La buena noticia es que leer mucho y atentamente ayuda a completar
ese algo, aunque no a suplirlo. Una vez más, lectura y escritura se mezclan y se retroalimentan.
En la novela A sus plantas rendido un león, Osvaldo Soriano57 cuenta la historia de Bertoldi, un
encargado de la oficina de turismo argentina en Bongwutsi, África. Por esas vueltas del azar,
Bertoldi termina siendo cónsul en ese país: un cónsul pobre y olvidado, y el más patriota ante
la guerra de Malvinas.
Una de las grandes virtudes de la novela de Soriano es la naturalidad, que se hace notar es-
pecialmente en los diálogos. El lector no tiene que esforzarse demasiado para oír hablar a los
personajes. El fragmento que sigue, en el que Bertoldi llega a su casa y se encuentra con un
pintoresco revolucionario irlandés, es muestra de eso:

El cónsul miró al hombre que estaba apoyado en el marco de la puerta: era más

57
  Buenos Aires, Sudamericana, 1987, pp. 56-58.

54
alto que él pero quizá no llegara a los cincuenta años. Era tan bizco que se ha-
cía difícil saber hacia dónde miraba. De vez en cuando arrugaba la nariz, como
si fuera a estornudar, pero al fin se contenía y dejaba escapar un carraspeo ronco.
Encendió otra vez el habano y fue a sentarse sobre la tapa del inodoro.
—No quiero que piense que soy un tipo pesado, embajador, pero resulta que es
muy importante para mí quedarme aquí, ¿sabe? Embajada o consulado, eso es
un avatar de la burocracia, qué más da. Lo que cuenta es que usted es un tipo
íntegro, que hace respetar su bandera.
—Eso se lo puedo garantizar —dijo el cónsul—, pero sepa que conmigo las
amenazas no corren.
—¿Quién lo amenazó? —se alarmó O’Connell— ¿Yo lo amenacé?
—Me apuntó con una pistola cuando entré a mi propia casa.
—¡Ah, pero estaba dormido! Olvídelo, es un reflejo… Se imagina que me toca
dormir en cada lugar que si no ando con un poco de cuidado…
—Perdone la franqueza, pero usted tiene aspecto de guerrillero.
—No sea tan esquemático…
—Si se queda acá nos van a mandar la policía. ¿Lo había pensado?
El irlandés asintió con un ojo volcado hacia el cielo raso y otro en dirección a
la puerta.
[…]
—Si me disculpa voy a salir de la bañadera.
O’Connell se puso de pie y salió al pasillo. Llevaba el cigarro entre los dientes y a
veces fruncía la nariz.
—El polen me tiene loco —dijo al otro lado de la puerta—. No se imagina la pla-
ta que gasto en remedios con esta alergia. Ya me tuve que ir de Filipinas porque
arruinaba todas las emboscadas.
Bertoldi se envolvió en una bata desteñida, se peinó y se puso una buena capa
de desodorante. Se sentía mejor. Alguien, al fin, le dirigía una palabra de afecto.

Pero no cualquiera escribe como Soriano. En el ejemplo que sigue, tomado literalmente de un
mensaje que recibió hace algún tiempo una traductora tras mandar un presupuesto, la mezcla
azarosa de registros se interpone en el camino de la naturalidad:

Agradezco tu respuesta,
No dispongo de la suma que me pides.
Debo entregar este trabajo para la facultad y se me está poniendo difícil.
Mis horarios no me dejan avocarme al escrito como quisiera.
Tengo algo de tiempo para la entrega,  pero me está costando.
Estudié inglés muchos años pero las traducciones de español a inglés no son
lo mismo.
A la inversa es facilísimo.
Voy a buscar material para estudiar, apoyarme y poder practicar.
Así lograré terminarlo, eso espero. 
Se me ocurrió hacer una oferta para ver qué costos me pedían.
Ando muy enquilombada y pensé que quizás así podía resolverlo.
Cada uno tiene una cotización particular me pidieron desde $150 hta $ 3500.
Gracias de nuevo.

Más allá del comentario poco feliz acerca de que traducir del inglés al español “es facilísimo”, el

escribir55
destinatario seguramente se haya sentido desconcertado ante la combinación de puntuación
aleatoria y cambios abruptos de registro, ¡una verdadera ensalada!
De la mano de la naturalidad, va el estilo simple, que también es dado a unos pocos y que para
el resto es el resultado de muchas horas de vuelo. Es común ver estilos sumamente rebuscados
en quienes hacen su primer acercamiento a la escritura. La experiencia nos ayuda a eliminar
palabras, a simplificar estructuras, a decir lo que queremos sin tanta vuelta y también la expe-
riencia nos permite volver a agregar palabras, complicar las estructuras y dar algunas vueltas,
pero solo cuando queremos hacerlo.

Lo visual y lo concreto: “Entre una idea y una vaca colorada, me quedo con la vaca colorada”58
En una de las ponencias recopiladas en Seis propuestas para el próximo milenio, Ítalo Calvino59
explica la importancia de incluir la visibilidad entre los valores literarios que deberían conser-
varse en el siguiente milenio. Se refiere al peligro que corre en la “civilización de la imagen” una
facultad humana fundamental: “la capacidad de enfocar imágenes visuales con los ojos cerra-
dos, de hacer que broten colores y formas del alineamiento de caracteres alfabéticos negros
sobre una página blanca, de pensar con imágenes”.
El autor empieza su ponencia reflexionando sobre la imaginación y afirma la existencia de imáge-
nes visuales de generación espontánea cargadas de significado en el origen de todos sus relatos.
En su proceso de escritura, a medida que se desarrolla el relato, las imágenes van subordinándose
al razonamiento y la expresión verbal, con sus propias lógicas. Sin embargo, “las soluciones visua-
les siguen siendo determinantes, y a veces, cuando menos se espera, llegan a decidir situaciones
que ni las conjeturas del pensamiento ni los recursos del lenguaje lograrían resolver”.
Por su parte, Alicia Steimberg60 se para en el otro extremo del continuo de escritura-lectura y
retoma la idea de visibilidad o “visualidad” como rasgo esencial de todo texto de ficción. Para
que un texto invite a ser leído, tiene que permitir que el lector vea con los ojos de la mente lo
que en él se relata, que imagine visualmente lo narrado:

Aunque nuestro propósito sea enterar al lector de la discusión que mantienen


dos personajes, pongamos por caso, sobre la actitud y la conducta de los padres
de los adolescentes de hoy ante los riesgos de la independencia demasiado tem-
prana de los chicos. En lugar de reducirnos a registrar lo que dicen, veamos, de-
jemos brotar una visión de los dos hombres que están hablando (uno ha echado
panza y está vestido como un oficinista; el otro lleva el pelo largo y su indumen-
taria es la de un adolescente, etcétera).

Es muy difícil atrapar al lector con personajes vacíos o despojados de detalles que permitan
identificarlos y recordarlos durante la lectura misma. Cuando se caracterizan los personajes
o incluso se califican los elementos presumiblemente inanimados de la descripción de un lu-
gar o de un fenómeno natural, como un atardecer o una tormenta, estos ganan en vitalidad.
Puede ayudarnos en la caracterización tratar de contestar para los distintos elementos del tex-
to a preguntas sobre los rasgos que los diferencian de otros de su clase, los que comparten con
otros, posibles asociaciones con nuestra historia de vida, etcétera. A veces también sirve hacer
un dibujo, con mayor o menor precisión, para después describirlo. Seguramente la descripción

58
  Enrique Fierro y otros, Quiero ver una vaca, Buenos Aires, Pequeño Editor, 2005, sin número de página.
59
  Madrid, Siruela, 2000, pp. 89-104.
60 
Op. cit., pp. 26 y 27.

56
que consigamos incluya comparaciones o metáforas ocurrentes en las que no pensamos antes.
Siguiendo con lo interdisciplinario, las dotes actorales tampoco están de más en el ejercicio co-
tidiano de ver lo que se escribe. Por ejemplo, puede ser muy útil leer el diálogo escrito usando
voces diferentes para cada personaje o incluso distribuir los enunciados de los distintos perso-
najes entre varias personas que se sumen a nuestra lectura en voz alta.
En La sombra de Heidegger, José Pablo Feinmann61 describe los rasgos de una mujer apelando a
cualidades concretas, como el tamaño de la frente o el color de los ojos, pero también a compa-
raciones poco comunes y a la asociación con ideas abstractas, como la pasión y la inteligencia.
Ante tal combinación de recursos, no nos queda más que abrir los ojos de la mente:

Tu madre, Martin, era una mujer hermosa. Puedo decirte que su frente era amplia.
Que sus cejas tal vez excesivas daban a sus ojos una turbiedad gótica, compro-
metida con la noche y sus misterios. Que sus ojos eran verdes, no grandes pero
verdes como los mejores campos de la patria profunda, aunque latía en ellos algo
superior, ajeno a toda tonalidad, a toda irisación. Un resplandor, Martin. Una luz
caliente y pasional que, me dije, expresaba su ardor militante y luego, corrigién-
dome, supe que era la de su inteligencia. Porque, Martin, vacía y pobre es esa idea
mundana que se tiene de la inteligencia, de la lucidez, de ese poder maravilloso
y raro que nos distingue del resto de lo creado, el pensamiento. La inteligencia es
una pasión, y quema. Eso vi en los ojos de tu madre. Ahí, creo, decidí amarla.

Si ya vemos el texto, con sus personajes, lugares, situaciones, etcétera, es momento de ele-
gir las palabras justas y bajarlo al papel o a la pantalla para que también lo vea el lector. Hay
distintas formas de lograrlo. La más obvia es agregar adjetivos y estructuras calificativas que
completen la descripción de los personajes, por ejemplo. Pero, ¡cuidado!, lo más obvio no siem-
pre es lo mejor. Las adjetivaciones vagas o redundantes oscurecen más de lo que aclaran y las
estructuras subordinadas innecesarias pueden enredar el texto hasta aniquilarlo, en especial si
parecen interminables. En esos casos un sustantivo preciso, con los matices justos, puede ser
una buena opción para que el texto viva.
Lo concreto tiene mucho que ver con lo visual. Retomemos el ejemplo de Alicia Steimberg: dos
personas están conversando; ya sabemos cómo son, es fácil imaginarlas. Pero la imagen se vuelve
borrosa si esas personas hablan y hablan sobre temas abstractos, difíciles de seguir sin la ayuda
de cosas concretas como un horario, un lugar o el nombre de otra persona. Son esas cosas con-
cretas las que orientan al lector y lo ayudan a salir del laberinto de la abstracción sin perder de
vista eso sobre lo que conversan.

Las cosas tienen movimiento


El movimiento es otra forma de dar vitalidad a un texto, aunque estemos describiendo un objeto
inanimado. Movimiento y a veces incluso velocidad. El movimiento se consigue eligiendo bien las
palabras, en especial los verbos, pero también estableciendo relaciones cercanas entre las partes
de la oración y entre diferentes oraciones.
Para ejemplificar lo anterior, más abajo reproducimos una parte de “Noche de epifanía” de
Abelardo Castillo,62 cuento publicado en el libro El espejo que tiembla. Durante todo el cuento
se escucha la voz de una nena que le habla a Jesús sobre el regalo que su hermanito les pidió a

61
  Buenos Aires, Seix Barral, 2005, pp. 49 y 50.
62
  Buenos Aires, Seix Barral, 2005, pp. 37 y 38.

escribir57
los Reyes Magos. Hacia el final, ella dice:

Escribime la carta, Carolita linda, y me hizo jurar con los dedos en cruz que no se lo
diga a nadie o me caigo muerta y cómo le voy a negar nada cuando me mira con
esos ojos o será que salí a mi madre, como dice papá, y tengo el sí fácil. Sí, le dije, dic-
tame. Vos poné señores reyes magos, y yo le dije mejor pongo queridos, y Matías vos
poné señores y que lo quiero a rayas. Pero mirá que yo leí en Lo sé todo que algunos
miden como siete metros, contando la cola miden como siete metros. Fenómeno,
dijo Matías, cuáles son los mejores. Los de Bengala, dije yo. Entonces poné queridos
y que lo quiero de Bengala y poné que sea de verdad, dijo Matías, a ver si me traen
uno de esos de paño lenci para tarados. Y lo que yo creo Jesús de mi corazón es que
ya se lo trajeron, lo oigo respirar entre mi cama y la de Matías, debe ser afelpado,
debe ser tan hermoso, oigo cómo abanica suavemente su cola sobre la alfombra,
ay lo que va a ser mañana esta casa, lo que va a ser dentro de un rato cuando yo me
duerma y papá entre a dejar mi bicicleta y el mecano de Matías, y por favor, cuando
me castigues, acordate que me acordé de los chicos pobres y del África.

Todo el cuento ocupa un solo párrafo de varias páginas. Para crear movimiento y liviandad
en un largo monólogo al estilo del fluir de conciencia, el autor desoye intencionalmente las
recomendaciones relativas a la organización en párrafos y el uso de la puntuación. Las ora-
ciones largas y la falta de conectores le imprimen ritmo a la narración, hasta dejar al lector
sin aliento. Con toda maestría, Castillo pone en acto la premisa según la cual a veces es mejor
unir que separar.

Creer o reventar
Un texto es verosímil cuando lo que se narra en él podría pasar en las circunstancias propias
del relato, cuando al leerlo aceptamos lo narrado como real —o por lo menos como factible—
en el mundo que crea el autor. Por ejemplo, pensemos en una escena de un policial ambien-
tado en los años 50. Tenemos al detective, un hombre de cuarenta y pico, la voz ronca por el
cigarrillo y el alcohol, los hombros levemente encorvados, la mirada desconfiada. No sería muy
verosímil que este personaje entrara en un bar de mala muerte y, en vez de pedirse un whisky,
le dijera al mozo que quiere una gaseosa light.
Una forma de lograr la verosimilitud es crear el mundo de la narración a partir de elementos cono-
cidos para el autor, que este puede desdibujar tanto como quiera para apartarlos de los reales. Pero
aunque no haya retoques, los elementos adoptados van a seguir perteneciendo a la ficción narrada
y no a la realidad. Conocer a las personas, los lugares o las situaciones que inspiran el relato ayuda a
darle vida. Y como las vivencias pueden parecerse pero nunca se repiten exactamente de una per-
sona a otra, usar algo de la experiencia propia en general es garantía de originalidad.
Independientemente del grado de realidad de la materia prima del relato, el mundo creado en
él puede ser totalmente irreal, como en los cuentos de fantasía, donde “el lector hace ese pacto
tácito con el autor que lo compromete a creer cosas imposibles, o por lo menos improbables.
[...] El pacto funciona bien porque, habiendo creído la primera cosa imposible, el lector no ten-
drá problema en creer las demás. Y las creerá fácilmente, no por obligación sino por diversión”.63
En el cuento “La red”, de Silvina Ocampo,64 predomina una atmósfera ligada a lo fantástico, pero

63
  Alicia Steimberg, op. cit., p. 119.
  Cuentos completos I, Buenos Aires, Emecé, 1999, pp. 88-95.
64

58
no por eso el relato deja de ser verosímil. Es la historia de una mujer perseguida por una mari-
posa a la que pinchó con un alfiler. La mujer le cuenta a una amiga lo que le pasó un día cuando
salió del mar después de sentir el acecho de la mariposa mientras nadaba:

—Me rodearon unos bañistas y me preguntaron qué me sucedía. Les dije: “He
visto un fantasma”. Un señor muy amable me dijo: “Es la primera vez que un he-
cho así ocurre en esta playa”, y agregó: “Pero no es peligroso. Usted es una gran
nadadora. No se aflija”.

El señor acepta la idea del fantasma con total naturalidad. El lector, inmerso en la fantasía del
cuento, también.

Las asociaciones libres, o defendiendo la necesidad de irse por las ramas


En el colegio nos enseñaron que para escribir hay que elegir una idea central y elaborar el tex-
to en torno de esa idea, sin alejarse demasiado. Pero esa no es la única forma de escribir ni la
mejor en todos los casos.
Sacar el relato de su linealidad, irse un poco por las ramas,65 es esencial en muchos casos para
dotar de cuerpo al texto y hacer más llevadera la lectura, siempre que no se conduzca al lector
a un mar de confusión innavegable. Así, interrumpir la trama para contar una anécdota que a
simple vista parece descolgada puede enriquecer el texto si se la incluye con inteligencia.
Este recurso también es válido con relación a los textos argumentativos. Aunque en ese gé-
neroD no es recomendable perder de vista el razonamiento principal, agregar algo de color
y congelar por unos instantes la línea de pensamiento puede distender al lector y ayudar a
mantenerlo interesado.
Por su parte, las ocurrencias sacan al texto de su linealidad, así como las montañas interrumpen
lo predecible de la llanura.66 Las ocurrencias son esas ideas que nos surgen de repente, sin que
sepamos muy bien de dónde, y dotan al texto de cierta frescura a la vez que lo vuelven más
memorable. Es mucho más probable que recordemos una imagen original, y hasta graciosa,
que una habitual, que se repite a modo de cliché.
El cuento “Noche de epifanía” de Castillo67 vuelve a estas páginas, esta vez para ilustrar el re-
curso de las asociaciones libres. Los invitamos a leer y disfrutar del siguiente párrafo, absoluta-
mente imperdible:

Lo que más me gusta son los ojos que tiene, que parecen esos papeles celestes
medio plateados de los ramos de flores, y también me gustan esos dientes pa-
rejitos que la verdad no sé para qué te salen tan parejos si después se te caen
y te vuelven a salir y encima te crecen para cualquier lado y parecen serrucho,
pero cuando se te caen éstos sí que estás frita como la abuela que se olvida la
dentadura en cualquier parte y cuando yo era más chica y no sabía cómo era
ese asunto de los dientes postizos casi me muero de la impresión cuando me los
encontré en la pileta del baño.

Transcribimos un fragmento corto de El turno del escriba, novela escrita a cuatro manos por

  Alicia Steimberg, op. cit., p. 32.


65

  Ibídem, p. 83.
66
67
  Op. cit., p. 34.

escribir59
60
Graciela Montes y Ema Wolf.68 ¿Se animan a seguir el relato yéndose por las ramas? Si ponen en marcha el me-
canismo de las asociaciones libres, ¡los resultados pueden ser desopilantes!

Rustichello escuchaba con atención. Conocía infinitas historias de restos y reliquias, había trozos
EJERC ICIO :

yendo y viniendo por todas partes, huesos, corazones, ojos, dedos, uñas, sudores. Los devotos
arrancaban jirones de la ropa del santo y se disputaban sus pertenencias aun antes de que el po-
bre muriese del todo, y apenas muerto, todavía tibio, se lanzaban a la rapiña de sus partes sacras.

En el Anexo (página 96) van a encontrar una posible continuación del texto escrita para este ejercicio.

68
  Buenos Aires, Alfaguara, 2005, p. 77.
LIBRE COMO EL SOL CUANDO AMANECE
En sus zapatos
Quien escribe no puede olvidar que siempre —o casi siempre— lo hace para un lector, que
no tiene acceso a todo lo que pasa por la cabeza del escritor ni a las vivencias que lo llevan a
escribir. En el caso de una traducción, esa forma particular de escritura, la mayoría de las veces
el lector tampoco tiene acceso al texto que da origen a esa traducción. Puede que no maneje
el idioma del original o que el texto le sea completamente ajeno porque fue concebido en un
tiempo o espacio distantes de los del lector.
Por eso es indispensable que el escritor se ponga en los zapatos del lector al desarrollar el
texto. Ponerse en los zapatos del lector puede querer decir muchas cosas. Por un lado, es muy
importante considerar la situación comunicativa, que abarca: 1) al autor: quién soy, para qué
escribo este texto; 2) al lector: quién es, cuándo, cómo y dónde va a leer mi texto; 3) el texto:
de qué se trata, cómo quiero que sea, cómo va a estar organizado, qué lenguaje quiero usar y
4) el contexto, el marco en el que se da el mensaje. No es lo mismo escribir para saciar nuestra
necesidad de expresión que para informar sobre un hecho. Tampoco es lo mismo si escribe un
poeta o un contador, ni es lo mismo escribir para adultos que para chicos.
Por otro lado, si queremos tratar bien al lector, no podemos dar por sentado nada que sea
indispensable para entender el texto y que el escritor o traductor conozca; pero la idea no es
subestimar al lector explicando más de lo necesario, hasta el punto de aburrirlo o eliminar,
por ejemplo, el suspenso tan necesario en muchos casos. Si estamos escribiendo de cero, una
forma de agregar información es incorporando detalles que den cuerpo al texto. Si, en cambio,
estamos trabajando en una traducción, el lector va a estar agradecido si al sumar un elemento
o adaptar algún otro le devolvemos algo del color original o le ahorramos dejar de leer para ir
a la enciclopedia.

Omnipresente
El contexto completa el sentido en todo lo que leemos o escribimos. Así como el que escribe
tiene que ponerse en los zapatos del lector y pensar en la situación comunicativa al desarrollar
sus ideas, el buen lector seguramente identifique desde su propia perspectiva esa misma situa-
ción, aunque no se lo proponga. Por invisible que parezca, el contexto siempre está. A veces en
la superficie, otras en las profundidades. El contexto ayuda al lector a completar la historia que
lee y al escritor a decidir cómo escribirla.

CONTEXTO
1. m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o
fragmento considerados.
2. m. Entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra
índole, en el cual se considera un hecho.
3. m. p. us. Orden de composición o tejido de un discurso, de una narración, etc.
4. m. desus. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen.

(Fuente: Diccionario de la lengua española de la Real Academia)

escribir61
62
Veamos en la práctica cuánto hay de cierto en toda esta historia del contexto. Más abajo van a encontrar tres títulos de noticias,
cada uno seguido de tres posibles copetes o bajadas. Los invitamos a señalar para cada título el copete que corresponda a la
noticia que se publicó con ese título, en diarios argentinos, teniendo en cuenta que los otros dos son falsos. En el Anexo (página
96) aparecen las soluciones.
EJERC ICIO :

LA MATÉ PORQUE ERA MÍA


1. Casi un año y medio después del asesinato, detuvieron al ex marido y la ex suegra de Rossana Galliano, acusados de haber pagado para
que la mataran. La conclusión de los investigadores convierte el homicidio en un caso emblemático de la violencia de género.
TEJIENDO

2. Se estrena en las salas de Buenos Aires una remake de la desopilante comedia francesa de los años noventa protagonizada por
Philippe Noiret.
3. El peón que sacrificó a la yegua del estanciero de Bahía Blanca presenta su defensa ante el tribunal de primera instancia.

INSACIABLE POR NATURALEZA


1. La estrella estadounidense de cine para adultos Tera Patrick admite que a la hora de comer dulces solo la frena la necesidad de estar en
forma para el siguiente rodaje. Sin embargo, trascendió que en enero pasado tuvieron que hospitalizarla debido a una intoxicación con
banana split.
2. Una investigación sobre las conductas de los jóvenes de entre veinte y treinta años revela que los nacidos en los años ochenta, la genera-
ción Y, son ambiciosos desde el punto de vista laboral. No se conforman con puestos que no les planteen desafíos constantes.
3. Tras su resonante triunfo en Augusta, Ángel Cabrera aseguró: “Ahora voy por el tercer Major y no voy a parar hasta que gane por lo
menos cinco”.

ALICIA ATACA A KAMCHATKA


1. A pesar de su edad y nacionalidad, Alicia Silverstone se reconoce fanática del juego de estrategia de guerra TEG, versión argentina del
estadounidense Risk. La diva juvenil cuenta cómo entró en contacto con el juego.
2. Kirchner sumó a la ministra de Desarrollo Social al pelotón de posibles candidatos en la provincia de Buenos Aires. La necesidad de neu-
tralizar a Duhalde, Scioli y Solá. El peso de De Vido en la interminable pelea con Clarín.
3. Serú Girán sigue recorriendo el mundo con sus canciones emblemáticas. Daniel Strogonoff, afamado productor musical de la Península
de Kamchatka, firmó en el día de ayer la compra de los derechos de Canción de Alicia en el país.

Como se habrán dado cuenta, en los tres casos anteriores cualquiera de los copetes —verosímil o no— podría combinarse con el
título correspondiente. Solo el conocimiento del contexto, es decir del artículo completo, garantiza la elección acertada.
Ahora, ¿se animan a escribir posibles copetes para los dos títulos que siguen? En el Anexo (página 97) van a encontrar los copetes
con que se publicaron las noticias en cada caso.

Tres hijos en una semana / Soy leyenda


Claudia Piñeiro

“La escritura podía ser un camino para mí”


“¿Cómo hago para contar esta historia?” Claudia Piñeiro entendió que esa pregunta —ele-
mental, básica— es el motor esencial de la escritura. En esta entrevista, reconstruye el camino
que recorrió lenta y silenciosamente durante años hasta encontrar la respuesta más apropiada
en cada caso.

—¿Cómo concebís la escritura?


—La escritura, para mí, es como una necesidad física; me levanto a la mañana y lo que quiero
hacer es escribir. Tiene que ver con una necesidad de salir del silencio, que al ponerle la palabra
escrita se puede elaborar de algún modo. Es una búsqueda para decir cosas que de otra manera
no puedo. A mí me gusta mucho lo que dicen ciertos escritores sobre por qué escriben. Uno decía
que escribía por venganza, porque era analfabeto. Fernando Arenas sostiene que escribe para
decir lo que en algún momento calló y no pudo decir. Pero yo, de verdad, creo que en el fondo son
todas elaboraciones posteriores. En un sentido es como la terapia: uno trata de armar la historia
para poder bancársela, pero el problema es anterior.

—¿Cómo te transformaste en escritora?


—Siempre escribí, desde chica. Pero cuando terminé la secundaria, tenía que buscar una carrera
que me permitiera trabajar. No podía pensar en dedicarme a escribir, ya que venía de una familia
de clase media baja. Además, ni se me cruzaba por la cabeza porque en mi familia no había
nadie relacionado con lo artístico en forma profesional. Como tenía que elegir una carrera, elegí
Sociología. Una psicóloga me dijo: “¿Vos querés estudiar Sociología? Andá a la Facultad, parate en
la puerta y preguntale a algún estudiante qué opina al respecto”. Me pareció medio raro el consejo,
pero como era muy obediente me fui a la Facultad de Derecho, donde se estudiaba Sociología.
Solo me topaba con estudiantes de abogacía, hasta que les pude preguntar a unos chicos y me
contestaron: “Vas a terminar muerta en una zanja, ni se te ocurra estudiar acá”. Era 1978; al año
siguiente la dictadura cerró la carrera. La psicóloga, en lugar de hacerme un test de orientación
vocacional, me preservó la vida.

—Entonces decidiste estudiar Contabilidad...


—Para entrar a Contabilidad tenías que dar matemática e historia, que eran las dos materias
que más me gustaban. Mi mamá y mi papá habían empezado esa carrera y la habían dejado.
Nunca me dijeron que fuera contadora, pero mi hermano y yo somos contadores. Además, yo
había estudiado en un bachiller y no sabía nada de contabilidad. Empecé a trabajar en un estudio
contable muy importante. Me dediqué mucho a esa profesión, pero mientras tanto empecé a
hacer talleres con escritores y me di cuenta de que realmente quería hacer eso y de que la estaba
pasando pésimo porque trabajaba miles de horas en algo que no me divertía. Así fue que, una vez,
mientras viajaba en un avión a hacer una auditoría en una empresa de San Pablo, leí en el diario
un aviso chiquito que anunciaba un concurso de novela. Y me dije: “Yo vuelvo, pido licencia de dos
meses y escribo la novela para este concurso, sea como sea”.

—¿Te tomaste la licencia o solo fue una expresión de deseo?


—Volví de San Pablo, conseguí las bases del concurso y ahí me di cuenta de que era un concurso
de literatura erótica, organizado por editorial Tusquets. Escribí la novela y quedé entre los diez

63
finalistas del concurso. Esa fue la primera señal de que si hacía un esfuerzo, si me tomaba la
literatura más en serio y lo intentaba, la escritura podía ser un camino para mí. Después tuve un
hueco laboral, un verano, y me presenté en la revista Emanuel, que buscaba redactoras. Les escribí
una carta diciendo que era contadora pero que quería escribir y me tomaron. Pero yo ya vivía sola
y si no trabajaba como contadora el dinero no me alcanzaba para mantenerme. Entonces me fui
a trabajar a YPF en el momento de la privatización. Después, me ofrecieron una vacante en una
revista con un sueldo que podía igualarse al de contadora.

—¿Desde entonces te dedicás profesionalmente a la escritura?


—Ahí hice el pase. Empecé a estudiar guión de televisión para tener un oficio que me ayudara a
estar más cerca de la escritura y que me permitiera subsistir. En esa época no existía formalmente
la carrera de cine ni de guión ni nada parecido. Mientras estudiaba tuve a mis tres hijos, de modo
que cada vez que aparecía una posibilidad de trabajo, yo estaba embarazada o por parir. Cuando
mi tercera hija tenía un mes, me llamó mi profesora y me dijo: “Me pidieron de un estudio a
alguien para escribir una comedia familiar y les dije que ibas a ir vos. Así que ahora vas, porque si
no, vas a seguir así eternamente”. Puse como condición que le iba a dar el pecho a la nena hasta
el año, como a mis otros hijos, así que empecé a ir con la beba y, cuando ya era más grande, mi
mamá me acompañaba y se la llevaba a jugar a la plaza.

—¿Fue útil la experiencia de trabajar en ese estudio?


—Yo agradezco la experiencia del estudio porque ahí me enseñaron un modo de trabajo. En
general, aprendés a trabajar a los golpes y esta gente tenía un método de trabajo: de un día para
el otro tenías que escribir cincuenta páginas. Ese ritmo me ayudó muchísimo.

—¿Qué rescatás de los talleres de escritura a los que asististe?


—A mí me parece que, en general, los talleres funcionan, aunque también depende de cuáles,
porque hay muchísimos. Algunos son más serios, otros menos. Hay mucha gente que va a los
talleres simplemente porque tiene ganas de hacer algo; hay quienes se lo toman más en serio y
buscan un maestro que los inicie en el oficio. En la Argentina, la carrera de Letras no forma para
escribir; te prepara para leer o para ser crítico. Obviamente que el que leyó mucho está mucho
más capacitado para escribir; para escribir es fundamental leer, pero no alcanza con eso. Muchos
compañeros del taller venían también de la carrera de Letras, que era más bien teórica. Quiero
decir, un taller te orienta en la lectura —alguien que te orienta en la lectura te ahorra un montón
de camino—, pero también hay una orientación dirigida al trabajo de escritura: el manejo del
lenguaje, el manejo de la trama. Me acuerdo de que cuando estaba escribiendo Las viudas de los
jueves, me hinchaban para que leyera a Proust. Yo decía qué tiene que ver Proust con Las viudas
de los jueves. Y sin embargo me ayudó muchísimo, por la meticulosidad en la descripción de las
cosas. La persona que da el taller es alguien que te ayuda a ver eso. En el taller vas a trabajar sobre
tu producción con una persona que se dedica a la escritura. Por eso es fundamental quién es el
escritor que tiene a cargo el taller.

—¿Algún libro de los que leíste fue iniciático para tu carrera?


—Tengo un montón de lecturas hechas en forma caótica. Por ahí me resulta más fácil asociar cada
novela que escribí con el libro o autor que estaba dándome vueltas en ese momento. Cuando escribí
Tuya, estaba trabajando con Manuel Puig, que maneja una estructura del lenguaje que a mí me
interesa. Hay mucho de los ambientes de Puig en mi novela, por más que el resultado no tiene nada
que ver con él. El disparador de Las viudas de los jueves es un cuento de John Cheever que se llama
“El nadador”. Él escribió un montón de cuentos sobre lo que eran los Estados Unidos en la época del
cincuenta, donde la gente se iba a lugares privilegiados y cerrados para protegerse de una posible

64
guerra. Este nadador, que podría ser un tipo que vive en un barrio privado, está pasando por un
proceso de decadencia, se está separando, perdió su casa, perdió su trabajo... Descubre que puede
recorrer todo este lugar yendo de pileta en pileta. Se tira a una pileta, la nada, se tira a otra, la nada,
y hace un recorrido por las piletas. Lo cual ya es significativo para un lugar. Para mí era muy linda
esa imagen. Y ese cuento me sirvió, aunque yo quería escribir una novela que ocurriera en la década
del noventa. Después leí a Proust para no dejarme llevar por la vertiginosidad de la novela, algo así
como descansar con la lectura de una novela que aparentemente no tuviera nada que ver con lo
que yo iba a hacer. Después leí a William Faulkner, que tiene un cuento que se llama “Una rosa para
Emily”. Se trata de una mujer que tiene un romance con un viajante de comercio. Todo el cuento
está hecho en primera persona del plural porque el pueblo va armando la historia de esta mujer. Esa
lectura me sirvió para armar la voz de mi historia.

—En el día a día, ¿cómo es tu jornada de trabajo?


—Después de llevar a los chicos a la escuela es mi momento de mayor libertad para trabajar:
de ocho y media a cinco de la tarde. En la escritura de una novela pasás por distintas instancias.
Hay momentos en que estás tan compenetrada que podés sentarte y no parar de escribir y hay
otros momentos en los que no, que solo te sentás y corregís. Yo cada tanto reviso lo que escribo.
Sobre todo para no cambiarle el tono a la novela. Dejo muchas marcas en colores para revisar el
tono, la gramática…

—¿Siempre sos vos quien revisa los textos o se los pasás a otras personas?
—Tengo cuatro o cinco amigos que, en general, leen mis libros. Yo busco en la lectura de cada uno
de ellos cosas distintas. Pero no hace falta que se lo diga. Después está el corrector de la editorial.
De todas formas, siempre hay algo en lo que te equivocás. Aunque haya pasado por todas esas
lecturas, abrís el libro y decís: “La puta que lo parió… ¿cómo se me pasó esto?”.

—¿Usás alguna especie de manual de escritura?


—Yo de esas cosas no leí nada. Leí textos o ensayos que hablan sobre la escritura o sobre el acto
de escribir y después apliqué lo que leí, pero en el sentido de reflexionar sobre el arte de escribir, no
como receta. Cualquier libro de Roland Barthes, por ejemplo, te ayuda a escribir. Yo no tengo una
técnica de escritura o capaz la tengo pero no de manera consciente. Leo lo que escribo y me parece
que está bien o no; tiene más que ver con la sonoridad del texto.

—¿Escribís pensando en la oralidad?


—Primero escribo pensando en la novela. Después, cuando la leo, me fijo cómo suena. Escribo
pensando más en lo visual que en lo oral. Me tengo que esforzar más por escuchar la historia que
por verla. Me sale más fácil verla que escucharla.

—En tus libros hay tramos en los que parece que vas a contar algo agradable que
finalmente resulta angustiante. ¿Cómo lográs ese efecto?
—No a todos los lectores les pasa eso. Pero yo decido contarlo de esa manera, es el punto de vista
que elijo. A mí me gusta el concepto que tiene Luigi Pirandello sobre el humor. Él lo diferencia de lo
cómico. Dice que cómico es el chiste, por el cual uno se ríe y se terminó. Con el humor, en cambio,
uno se ríe y mientras lo hace se pregunta cómo puede estar riéndose de algo así. A mí me interesa
ese tipo de humor, es una cuestión de mi naturaleza, me gusta mirar así las cosas.

—Otra característica de tus relatos es que son muy verosímiles, ¿para dar esa
sensación aprovechás la realidad que te rodea?
—En algún punto, todo tiene que ver con uno. Siempre hay algo de verdad en lo que uno

65
escribe pero no hace falta ser literal. Las viudas… tenía que ver con los noventa, pero si yo
metía los nombres de Menem o Cavallo el texto se volvía horrible, espantoso. Entonces, los
saqué. Pero, a la vez, me parecía mal que no estuvieran y así hasta que le encontré el tono que
me pareció adecuado.

—¿Existe una tensión entre lo correcto y lo bello, entre lo lógico y la forma?


—Claro que sí y con lo ideológico también. Y está bien que sea así. Esa es la gran tensión de
la escritura.

FICHA TECNICA
Claudia Piñeiro nació en Burzaco en 1960. Durante diez años ejerció como con-
tadora, egresada de la Universidad de Buenos Aires. En 1991 fue finalista del con-
curso de literatura erótica “La sonrisa vertical”, de Editorial Tusquets, y en 2003 fue
finalista del Premio Planeta por la novela Tuya, que se publicaría luego en 2005.
Ese mismo año ganó el Premio Clarín-Alfaguara con la novela Las viudas de los
jueves, que fue traducida al portugués, italiano, hebreo, alemán y francés. En 2007
se editó la novela Elena sabe.
Escribió varias obras de teatro: Cuánto vale una heladera, estrenada en el 2004
en el marco de “Teatro por la identidad”, Un mismo árbol verde, Verona y Tres
viejas plumas.
Publicó también relatos para chicos: Serafín, el escritor y la bruja y Un ladrón
entre nosotros.
Es egresada de la Escuela de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires.

66 escribir
Más simple, ¡por favor!
Aunque existen muchos estilos de escritura, en especial en los distintos géneros discursivos y
campos del conocimiento, hace algunas décadas empezó a advertirse la necesidad de usar un
estilo simple, comprensible por todos en muchas áreas en las que antes se preferían estilos más
complejos o rebuscados. Por ejemplo, se volvió evidente que no solo los abogados y escriba-
nos deben entender los contratos y las leyes, sino todo el que se ve afectado por esos contratos
y leyes, el ciudadano en general. Así, en la década del setenta nació en los Estados Unidos el
Movimiento del Estilo Llano (Plain Language Movement) con la misión de crear conciencia so-
bre la necesidad de escribir para todos —y no solo para algunos— en los ámbitos académico,
administrativo, legal y comercial.
En este sentido, la organización Plain Language Association International sostiene que escribir con
claridad en un lenguaje llano no solo ahorra tiempo y dinero, sino que salva vidas.69 Por ejemplo,
si el lenguaje que se usa en el manual de una máquina no es directo y comprensible, quienes
operan esa máquina pueden terminar lastimados. La necesidad de escribir con claridad no se re-
laciona únicamente con la lingüística, sino con cuestiones que hacen a la vida en sociedad: el que
escribe algo que puede afectar a otros —un anuncio, un prospecto, una ley— tiene la obligación
de hacerse entender y los receptores de esos textos tienen el derecho de poder comprenderlos.
Según Cassany,70 desde el punto de vista lingüístico, el texto llano

Usa un lenguaje (registro, vocabulario) apropiado al lector (necesidades, conoci-


mientos) y al documento (tema, objetivo). Es decir, se adapta a cada situación [...].
Tiene un diseño racional que permite encontrar la información importante
en seguida [...].
Se puede entender la primera vez que se lee [...].

A pesar de que en algunos círculos todavía hay quienes creen fervientemente que está en la
naturaleza de los textos de especialidad recurrir a estructuras complejas y por demás formales
(los textos legales son un reflejo muy claro de semejante convicción), los defensores del Movi-
miento del Texto Llano arguyen que no es así. No es la complejidad estructural lo que dota a
un texto de precisión o adecuación a una disciplina dada. A nadie beneficia que un texto diga
en cincuenta palabras mayormente abstractas lo que podría expresar en veinte más bien con-
cretas, salvo a quien intencionalmente pretenda confundir al lector… Y es de lamentar, pero a
veces ese es el caso. Un texto puede ser llano y especializado a la vez si cumple con las carac-
terísticas mencionadas más arriba, entre otras, y a la vez responde a cierto conjunto de normas
y expectativas propias de la disciplina de que se trate, tanto relativas al fondo como a la forma.
Algunas de las cosas que el Movimiento del Texto Llano propone son:

|| Redactar con un estilo directo y evitar las ambigüedades.


|| Emplear un esquema lógico y coordinar las ideas.
|| Eliminar información que no sea esencial.
|| Usar gráficos, tablas e imágenes para reforzar datos clave.
|| Utilizar verbos en lugar de sustantivos para indicar acciones, y la voz pasiva solamente cuando
sea necesario.
|| Evitar los formalismos e inclinarse por el lenguaje de todos los días.
|| Evitar la jerga y las abreviaturas y siglas. Si se usan vocablos técnicos, definirlos o dar ejemplos.

69
  Ver http://www.plainlanguagenetwork.org. (Fecha de consulta: 30.08.09)
70
  Op. cit., p. 27.

escribir67
¿Y la creación literaria? También en este campo, aunque sea en los primeros acercamientos,
debería dictar el rumbo el estilo simple. Pero muchas veces eso no pasa. Di Marco71 dice: “Ten-
demos a escribir con un estilo ajeno, grandilocuente. Nos enseñaron que así se escribe la lite-
ratura. ¿Dónde se originó la confusión? No sé”. A veces los textos se enroscan con frases o ideas
innecesarias. Otras, el problema es el registro. Es como si por pertenecer a la ficción todos los
personajes tuvieran que usar un lenguaje culto casi inhablable, como si fueran a dar una clase
magistral. Es cierto que literatura ornamentada de la buena hay, pero para quien navega el mar
de la escritura por primera vez, el estilo simple puede ser una buena brújula.
El mal de la elevación y el rebusque no afecta solamente a las obras originales. Quienes hacen
sus primeros intentos con la traducción literaria en general presentan los mismos síntomas. Por
un lado, tratan de reproducir el arte que leen en esa literatura ornamentada y grandilocuente.
Por otro, no siempre manejan criterios adecuados para decidir qué aplicar y cuándo de todo
lo que encuentran en los manuales de estilo de editoriales y otras guías recibidas de fuentes
diversas. Además, les cuesta mucho usar palabras coloquiales no neutras y ni hablar de insultos.
Así, una mina despeinada puede convertirse en una joven con el cabello desarreglado y un flor
de pelotudo, en una persona poco suspicaz.
El cuento “Ventarrón”, de Antonio Dal Masseto,72 es un ejemplo muy disfrutable del estilo sim-
ple en la literatura. Sigue un fragmento:

En la estación me espera Florita. Linda y alegre como siempre, y con una enor-
me panza.
—Acompañame hasta la comisaría —me dice—, tengo que llevarle la vianda
y un par de frazadas a Ventarrón que está preso de nuevo.
—¿A quién le pegó esta vez?
—Al rematador de hacienda. El idiota no se dio cuenta de que Ventarrón an-
daba cerca y le dio un patadón al perro.
[…]
En la comisaría nos encontramos con tres policías sentados alrededor de una
estufa que se sorprenden mucho al ver a Florita.
—¿Qué hace acá, señora? Usted está por comprar ya mismo, debería estar in-
ternada.
—¿De qué están hablando? Estuve ayer con el médico, me falta como una se-
mana —dice Florita.
—Señora, su marido se está retorciendo desde la mañana, no lo podemos calmar
con nada, no para de gritar: “Ya viene, ya viene”. Su marido no falla, acuérdese de las
otras dos veces que lo teníamos en la comisaría y usted estaba en trabajo de parto y
él tenía los dolores.
Desde una de las habitaciones que sirven de calabozo nos llegan los quejidos
de Ventarrón.
—Oia —dice Florita agarrándose la panza—, en serio me están empezando
los dolores.
Se sienta en un sillón, cierra los ojos, respira hondo.
—Tienen razón, ya viene.

Al leer el fragmento nos parece presenciar la interacción entre estos personajes: una embara-
zada a punto de parir, el marido preso, los policías que conocen a la señora y al marido. Todo es

71
  Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo, 2006, pp. 44 y 45.
72
  Señores más señoras, Buenos Aires, Sudamericana, 2006, pp. 43 y 44.

68
muy familiar y hasta pueblerino. También hay una situación de sorpresa y urgencia al mismo
tiempo, pero en todo momento el lenguaje es simple y directo. Los personajes hablan y el lec-
tor los escucha tal como son.

Hacela corta
En su Taller de corte y corrección, Di Marco73 habla de Acromegalia Literaria en lugar de rebusque
y hace una ingeniosa descripción sintomatológica de la enfermedad, para luego proponer una
cura: el corte. Corte de palabras, de cláusulas, de oraciones, de párrafos, ¡de principios enteros!
Corte, corte y corte.
El origen de esa enfermedad puede ser la inspiración: a veces actuamos como si las musas se
hubieran reunido a nuestro alrededor y escribimos sin parar. Esos días nos sentimos creativos,
extáticos, aplanadores. Justamente esas veces tenemos que estar atentos a los síntomas y buscar
el remedio del corte si no pudimos evitar el contagio.
Por ejemplo, al principio de este capítulo, se incluía un largo relato histórico sobre la escritura
y el alfabeto. Nos explayábamos sobre el nacimiento de la escritura sumeria cuneiforme en el
4000 a. C. y el cambio del sentido de escritura de vertical a horizontal, entre otros hitos. El relato
recorría varios milenios y cientos de miles de kilómetros.
Eso fue en el principio. Porque después leímos lo escrito y lo volvimos a leer. Lo miramos de un
lado y del otro. Algo hacía ruido. Eso no era lo que queríamos decirle a nuestro lector. Entonces,
los cuarenta y cuatro párrafos sobre historia se convirtieron en estos pocos en absoluto históri-
cos que hoy forman este apartado. ¿Pero cómo? Leyendo, releyendo y recortando.

Lo bue si bre...
Como dijimos cuando hilamos finito, las oraciones de largo moderado con pocas subordinadas
y bien conectadas ayudan al lector a entender lo que queremos decir sin tener que leer y releer.
Hay que tener especial cuidado con los incisos, es decir, frases incluidas entre rayas, paréntesis
o comas en el medio de una construcción principal. Aunque puede ser útil intercalar cons-
trucciones que complementan la idea central de la oración, como aclaraciones o ejemplos, si
las intercalaciones son muchas o muy largas, el texto deja de fluir. Las interrupciones pueden
confundir al propio escritor y llevarlo a elaborar un texto con problemas de concordancia o de
pérdida de referentes. Por su parte, el lector seguramente necesite más de una lectura para
terminar de entender cuál es la oración principal y cuáles son las partes agregadas, así como
la relación entre una y las otras. Incluso si el texto se deja entender, es probable que las voces
intercaladas distraigan al lector y le recuerden que está leyendo.
Otro tipo de interrupción que conviene evitar es la que separa las partes de la oración que fun-
cionan por pares, como sujeto y verbo, verbo y objeto, etcétera. En general es mejor ubicar los
complementos al principio o al final que intercalados, según su longitud y grado de conexión
con el resto. ¿La oración anterior habría sido igual de clara con el siguiente orden: En general es
mejor ubicar, según su longitud y grado de conexión con el resto, los complementos al principio o
al final que intercalados?
Las cláusulas subordinadas también pueden alargar la oración más de lo deseable, por lo
que hay que usarlas con moderación. Muchas veces es mejor poner un punto y empezar una
oración nueva, o separar dos proposiciones coordinadas con punto y coma, que usar una

73
  Op. cit., p. 93.

escribir69
cláusula subordinada. Y las cláusulas anidadas deberían activar una alarma en la cabeza del
escritor. Estos casos se dan cuando empezamos una oración que introduce otra idea que por su
parte menciona un ejemplo que a su vez agrega información. ¿QUÉÉÉÉ?

Saber elegir
Parte de lo que hace al buen estilo de escritura es saber elegir. Ya hablamos de las ocurrencias,
que tienen que ver con el qué o el fondo de lo que se escribe, y nos referimos al efecto diferen-
te que pueden tener en el lector una imagen previsible y otra novedosa o hasta ridícula. Con
relación a la forma, también hay elecciones más felices que otras.
Por ejemplo, en inglés es común armar títulos con gerundios y en español muchas veces se
reproduce esa práctica porque —queramos o no— tenemos mucha influencia del inglés. Sin
embargo, en nuestro idioma es más natural armarlos con estructuras nominales (que usan
un sustantivo), frases con “Cómo” u oraciones con verbo conjugado. Si no, comparemos los
siguientes títulos, que podrían aparecer en un manual o en un anuncio, respectivamente:

Título con “sabor” inglés Título más natural en español

Poniendo en marcha el lavarropas a) Puesta en marcha del lavarropas


b) Cómo poner en marcha el lavarropas

Introduciendo la nueva solución de ahorro a) Nueva solución de ahorro de energía


de energía para el hogar para el hogar
b) Presentamos la nueva solución de
ahorro de energía para el hogar

Ya dentro del texto, en muchos casos va a ser preferible armar frases con verbos conjugados
que con sustantivos abstractos. Los verbos conjugados permiten expresar ideas más concretas,
que a su vez facilitan la lectura. ¿Se acuerdan de lo visual y lo concreto? El alto nivel de abstrac-
ción lleva a la distracción y al aburrimiento por la falta de comprensión del mensaje objeto de la
comunicación. Zzzzzzzz.
Otra elección necesaria: entre una negación y una afirmación, es preferible la afirmación.
Todo es cuestión de peso y, salvo que el énfasis de la oración lo exija, conviene usar un estilo
constructivo. Por ejemplo, Cassany74 recomienda elegir un verbo afirmativo (suspender) en
lugar de combinar otro con no (no celebrar).
Al escribir hacemos elecciones todo el tiempo, aunque no siempre nos demos cuenta. Muchas
de esas elecciones se repiten una y otra vez a medida que acumulamos palabras escritas y se
combinan en los distintos criterios que van a caracterizar nuestra escritura.

Un poco de respeto
Usar un lenguaje más sencillo permite un trato más democrático e integrador. Desde hace varios
años, para abrir paso al uso respetuoso del lenguaje, algunas organizaciones dedicadas a la defensa
de los derechos humanos están trabajando en la eliminación de fórmulas lingüísticas discrimina-
torias del material escrito que producen. La idea es abarcar a más personas y no ofender a nadie.

74
  Op. cit., p. 114.

70
En este sentido, desde 1989 la UNESCO trabaja en la elaboración de recomendaciones para el
uso de fórmulas y términos neutros en sus textos fundamentales. En el marco de esa iniciati-
va, emitió Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje, que actualiza periódicamente.
Como ejemplo del tipo de cambios que se trata de promover, incluimos más abajo el Anexo 3
al Informe sobre la revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la utilización de
fórmulas y términos neutros, del 25 de agosto de 1994.75

75
  Ver http://unesdoc.unesco.org/images/0009/000989/098907So.pdf. (Fecha de consulta: 30.08.09)

escribir71
En el Anexo anterior aparecen subrayados los cambios propuestos para el Preámbulo de la
Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultu-
ra (UNESCO), para uno de los artículos de esa constitución y para el índice, todos tendientes a
la inclusión de las mujeres en la redacción del texto.
El uso de un lenguaje políticamente correcto (politically correct), que deja de lado todo tipo de
discriminación, es una muestra clara de la adhesión de la cultura anglosajona a la corriente de
cambio hacia un lenguaje integrador y respetuoso.
Sin embargo, como en todos los aspectos de la vida, ningún extremo es bueno y a veces lo res-
petuoso o políticamente correcto puede rayar con lo condescendiente. Además, el uso de un
lenguaje respetuoso tiene que ir de la mano de conductas acordes, porque de nada sirve que
seamos muy respetuosos al hablar o escribir si de todas formas nos comportamos de maneras
ostensiblemente discriminatorias.
Por otro lado, seguir siempre las premisas del lenguaje respetuoso puede llevarnos a usar térmi-
nos o estructuras que enrarecen por completo el texto, al punto de obstaculizar la comunica-
ción en lugar de allanarla. Así pasa, por ejemplo, cuando repetimos mucho en el mismo texto
estructuras como el/la señor/a seguidas a su vez de participios y adjetivos que también nece-
sitan la aclaración de los dos géneros posibles. ¡Pobre lector! Lo ideal es incluir en la redacción
las formas más extrañas solo cuando sea indispensable y en el resto de los casos hacer un uso
respetuoso del lenguaje mediante reformulaciones y otros recursos.

Forzad@

¿Alguna vez recibieron un correo con el saludo “Hola a tod@s”? Probablemente sí. El
uso de la arroba para combinar la o y la a del género habla de una actitud política-
mente correcta y progre.
Pero ¿qué representa esa @? ¿Hace falta neutralizar las diferencias? Y lo que es más
importante, quienes son tan respetuosos del género ¿no dejan afuera a los que no
manejan ese símbolo tan moderno?

Tampoco parece acertado que, para no excluir a las mujeres, ¡se excluya a los hombres! Esto
se da específicamente en inglés cuando en lugar de decir he/she se emplea solamente el pro-
nombre femenino she para designar a hombres y mujeres. En esos casos, sería mucho menos
forzado usar el plural they, que es tan útil para indicar un referente anterior singular o plural…
y además ¡no excluye a nadie!
El contexto, la intención y otras variables que hacen a la situación comunicativa son esenciales
a la hora de decidir qué usar o no y cuándo. Así, aunque los insultos no suelen ser respetuosos,
más de una vez resultan indispensables. La defensa de las malas palabras que hizo Roberto
Fontanarrosa en el III Congreso Internacional de la Lengua Española en el 2004 es más que
ilustrativa en este sentido:76

La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son
malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se

76
  Roberto Fontanarrosa, “Las malas palabras”, El Monitor 3, Ministerio de Educación, Presidencia de la Nación, en dirección URL
http://www.me.gov.ar/monitor/nro3/dossier3.htm, 2004. (Fecha de consulta: 30.08.09)

72
deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamen-
te. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos
derivado en palabras malas, ¿no es cierto?
[...]
Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por
sonoridad, por fuerza y por contextura física.
No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto
puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El
secreto de la palabra “pelotudo”—que no sé si está en el Diccionario de Dudas—
está en la letra “t”.

Quizá sea mucho más sano oír de vez en cuando un pelotudo en casa o en la calle que escuchar
en los medios a un obispo que niega el Holocausto. En casos como el anterior, las palabras son
lo de menos.

escribir73
AY UD AM EM OR IA :
LOS RECOMENDADOS
GENERACIÓN DE IDEAS LO CONCRETO
brainstorming anclar narración en elementos concretos: lugar,
registro de ideas cuando surgen tiempo, personaje
lectura variada
MOVIMIENTO: VELOCIDAD
ORGANIZACIÓN DE IDEAS elección de palabras (verbos)
listas con categorías unir +
esquemas numerados separar -
tablas
fichas temáticas VEROSIMILITUD Y ORIGINALIDAD
cuadros con estructura del texto e ideas asociadas elementos conocidos para el autor
por parte pacto con el lector
párrafos
|| largo moderado y similar de un párrafo a otro ASOCIACIONES LIBRES
|| desarrollo de distintas ideas texto con cuerpo
|| relaciones claras entre ideas para distender y entretener al lector
|| distintas funciones (introducción, argumen- ocurrencias
tación, ejemplos, conclusión)
oraciones CONSIDERAR AL LECTOR
|| largo moderado situación comunicativa
|| pocas subordinadas || autor

|| conectores || lector

|| texto

ORGANIZACIÓN FÍSICA DEL MATERIAL || contexto

cajas máxima de cantidad: ayudar al lector sin subesti-


carpetas marlo
estantes
CONTEXTO
NATURALIDAD completa la historia para el lector
estilo simple ayuda al escritor a decidir cómo escribirla
sensibilidad a la lengua
sonoridad
equilibrio/paralelismo entre estructuras
orden de palabras y frases

LO VISUAL
pensar con imágenes para escribir
escribir con imágenes que el lector pueda ver
detalles que dan cuerpo; calificación
|| adjetivos !

|| subordinadas !

|| sustantivos precisos +

74
AY UD AM EM OR IA :
LOS RECOMENDADOS, todavía más
ESTILO LLANO
diseño funcional, claro y racional
párrafos estructurados
ejemplos y demostraciones
lenguaje apropiado al lector y al documento
comprensión inmediata
variación de registros: diálogos “hablables” (en la creación
literaria
corte

MODERACIÓN
interrupciones !
|| incisos -

|| ubicación de complementos

subordinadas -

BUENAS ELECCIONES
títulos
|| nominalización +

|| “Cómo...” +

|| verbo conjugado +

|| gerundio -

en frases
|| verbos conjugados +

|| sustantivos abstractos –

|| afirmación +

|| negación -

LENGUAJE RESPETUOSO, DEMOCRÁTICO E INTEGRADOR


estructuras y vocabulario sencillo +
formas no discriminatorias +
usos condescendientes -
usos forzados -

escribir75
76
Para poner en práctica los consejos incluidos en este capítulo, los invitamos a leer el siguiente fragmento de la
novela Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez,77 y a escribir una continuación al relato. Debajo del frag-
mento van a encontrar algunas consignas y sugerencias para orientar la tarea de lectura-escritura. En el Anexo
(página 97) se incluyen posibles respuestas para las preguntas del ejercicio y la continuación del relato según el
EJERC ICIO :

propio Martínez.
El personaje principal de la novela es un matemático argentino que obtiene una beca para seguir sus estudios en
la ciudad de Oxford. Una vez allí, por motivos que se van revelando a medida que avanza la trama, se ve involu-
crado en la investigación de una serie de asesinatos.

Capítulo 21

1 [...] El escenario estaba en sombras, aunque se alcanzaba a distinguir una mesa sobre la que
sólo había una gran copa de agua y un sillón de respaldo alto enfrentando al público. Apenas
más retiradas, una docena de sillas vacías rodeaban en un semicírculo la mesa por los costados
y por atrás. Habíamos entrado en la sala unos minutos después, y cuando ocupamos nuestros
5 asientos las luces empezaron a bajar. El teatro quedó a oscuras por lo que me pareció apenas
LECTURA-ESCRITURA

una fracción de segundo. Al encenderse de nuevo un foco sobre el escenario, vimos al mago
sentado en el sillón, como si hubiera estado desde siempre allí, tratando de escrutar al público
con la mano como una visera sobre la frente.
—¡Luz! ¡Más luz! —ordenó, mientras se ponía de pie, rodeaba la mesa, y se acercaba con la
10 mano todavía sobre la frente al borde del escenario para recorrernos con la mirada.
Una luz cruel de quirófano alumbró su figura encorvada. Recién entonces reparé con
sorpresa en que era manco. El brazo derecho le faltaba limpiamente desde el hombro,
como si nunca lo hubiera tenido. Su brazo izquierdo volvió a alzarse en un gesto im-
perioso.
15 —¡Más luz! —repitió. Tenía una voz ronca, poderosa, sin ningún acento—. Quiero
que lo vean todo, que nadie pueda decir: era un efecto de humo y penumbras... Aun
si se ven mis arrugas. Mis siete pliegues de arrugas. Sí, soy muy viejo ¿no es cierto?

77
  Buenos Aires, Planeta, 2004, pp. 193 y 194.
Casi increíblemente viejo. Y sin embargo, tuve una vez ocho años. Tuve una vez ocho años, tenía dos
manos, como todos ustedes, y quise aprender magia. No, no me enseñe trucos, le decía yo a mi maestro.
20 Porque yo quería ser mago, no quería aprender trucos. Pero mi maestro, que era casi tan viejo como
lo soy yo ahora, me dijo: el primer paso, el primer paso es saber los trucos. —Abrió los dedos de la
mano y los extendió como un abanico frente a su cara.— Puedo decirles, porque ya no importa, que
mis dedos eran ágiles, velocísimos. Tenía un don natural y muy pronto estaba recorriendo todo mi
país, el pequeño prestidigitador, casi como un fenómeno de circo. Pero a los diez años tuve un acci-
25 dente. O quizá no fue un accidente. Cuando me desperté estaba en una cama de hospital y sólo me
quedaba esta mano izquierda. A mí, que quería ser mago, a mí, que era diestro. Pero allí estaba otra
vez mi viejo maestro y mientras mis padres lloraban él sólo me dijo: este es el segundo paso, quizá,
quizá seas mago algún día. Mi maestro murió, nunca nadie me dijo cuál era el tercer paso. Y desde
entonces cada vez que me subo a un escenario, me pregunto si habrá llegado ese día. Tal vez sea
30 algo que sólo ustedes pueden decir. Por eso siempre pido luz, y pido que pasen, que pasen y vean.
Aquí, por aquí —hizo subir de a uno al escenario a la mitad de la primera fila para que se sentaran
alrededor de él en las sillas vacías—. Más cerca, bien cerca, quiero que vigilen mi mano, que no se
dejen sorprender, porque recuerden que hoy yo no quiero hacer trucos.
Extendió la mano desnuda sobre la mesa, sosteniendo entre el índice y el pulgar algo blanco y
35 diminuto que no se alcanzaba a ver desde donde estábamos nosotros.
—Vengo de un país al que llamaban el granero del mundo. No te vayas hijo, me decía mi madre,
aquí nunca te va a faltar un pedazo de pan. Me fui, me fui, pero siempre llevo conmigo esta miguita
de pan. —Volvió a mostrarla y paseó la mano en derredor con los dos dedos apresando la esferita
blanca, antes de dejarla cuidadosamente sobre la mesa. Apoyó la palma encima con un movimien-
40 to circular, como si se propusiera amasarla.— Extraños caminos los de las migas de pan, los borran
los pájaros por la noche y ya no se puede regresar. Si volvieras, hijo, me decía mi madre, nunca te
faltaría un pedazo de pan. Pero no podía regresar. ¡Extraños caminos los de las migas de pan! Cami-
nos para ir pero no para regresar —la mano giraba hipnóticamente sobre la mesa—, por eso, yo no
arrojé al camino todas las migas de pan. Y adonde vaya, siempre llevo conmigo... —alzó la mano y
45 vimos que ahora tenía un pequeño pancito perfectamente torneado, con los conos de las puntas
sobresaliendo de la palma—: un pedazo de pan [...].

EJERCICIO77
78
1. ¿A qué elementos recurre Guillermo Martínez para dotar el texto de visualidad? Señalar ejemplos puntuales
en el fragmento.
2. ¿Predominan los elementos concretos o los abstractos? Señalar ejemplos de unos y otros. ¿Cómo hace el
autor para dar cuerpo al texto?
3. ¿La narración es verosímil? ¿Se reconocen en ella elementos de la realidad que tal vez hayan inspirado al au-
tor? ¿Cuáles?
4. ¿Existe suspenso en el texto? ¿Cómo se logra en este caso puntual?

ALGUNAS IDEAS PARA CONTINUAR LA NARRACIÓN:


|| Seguir relatando el número de magia de las migas de pan.
|| Tras una frase o fragmento de conexión con el número anterior, narrar otra parte del espectáculo de magia.
|| Tras una frase o fragmento de conexión con el número de magia, hablar del mago desde la perspectiva de
un narrador allegado a él o desde la perspectiva de una persona cualquiera del público.
|| Retomar el relato principal en el marco del cual pudo haberse incluido la narración del número de magia
(por ejemplo, contar qué hicieron los personajes de la novela que presenciaron el espectáculo al salir de la
sala o al día siguiente, o relatar de qué manera el espectáculo influyó en la investigación de los asesinatos).

Otra posibilidad es usar algún elemento, palabra o frase del fragmento de Guillermo Martínez como dispara-
dor para escribir un texto completamente distinto. Por ejemplo, podrían pensar en la idea de la magia: qué es,
dónde está, quién puede hacerla, etcétera. O ver a dónde los llevan frases como “Mis siete pliegues de arrugas”
o “Si volvieras, hijo, me decía mi madre, nunca te faltaría un pedazo de pan”.
La normativa como red de contención
Si retomamos los aspectos imprescindibles de la forma del texto, hay que hablar de la norma-
tiva. Podemos imaginarla como una gran red, de esas que usan los pescadores, una red que
atrapa las palabras, las reúne, las contiene y que proporciona el sustento de la comunicación.
Como toda red, también es flexible: gracias a las reglas gramaticales, sintácticas y ortográficas
tenemos la libertad de expresarnos y comprendernos. Es cierto que, en parte, la normativa es
convencional y arbitraria pero no por eso menos útil.
Cuando llega un bebé a una familia, los expertos (abuelas incluidas) insisten en que es muy
importante ordenar la vida del recién nacido. Los chicos necesitan hábitos y rutinas para
sentir seguridad. Aunque ya más grandes, los lectores, escritores y oyentes también nece-
sitamos momentos de seguridad o certeza en la comunicación con otros. Las convenciones
sobre la forma del mensaje que queremos expresar —la normativa— se combinan con las
relativas al contenido de ese mensaje para brindar certeza y hacer posible la comunicación.
Una forma de usar las convenciones es violarlas intencionalmente, por ejemplo para transmitir
un mensaje mediante la transgresión. Algunos autores incluso escriben según sus propias nor-
mas, como los que casi no usan signos de puntuación.
El debate en torno a la normativa no es nuevo ni está terminado. En 1997, en la apertura del
I Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas, Gabriel García Márquez se refirió
a “una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo” y aclaró que, para el nuevo siglo
que se acercaba, “nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario,
liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa”.
Su controvertida propuesta siguió así:78

Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto
debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimi-
lemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos
infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros,
los qués endémicos, el dequeísmo parasitario [...] Jubilemos la ortografía, terror
del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un
tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acen-
tos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni
confundirá revólver con revolver.

Es probable que ningún extremo sea bueno y que convenga seguir debatiendo para achicar
la brecha entre normativismo y libertinaje, entre purismo y empepsicocacolización79 o interna-
cionalización, entre quedarse en el pasado (¿o ser arcaizante?) y tener visión de futuro sin que
importe nada más.80
Según Ana Basarte, el revisor tiene que decidir cómo se posiciona con respecto a la norma.
En su opinión, la norma es absolutamente arbitraria y a su vez inalcanzable, como la perfec-
ción en la lengua, y por eso la cuestiona: 81

78
  “Botella al mar para el dios de las palabras”, La Jornada, México, edición del 8 de abril de 1997, citado en La página del idioma
español, en http://www.elcastellano.org/gabo.html. ¡Perdón por la cita de la cita de la cita!
79
  Adaptación hecha por las autoras de “despepsicocacolización”, término usado para el nombre de una campaña estética im-
pulsada en 1964 por Federico Sescosse en Zacatecas, México, que consistía en eliminar los extranjerismos de los carteles de esa
ciudad.
80
  En relación con el debate sobre la normativa, recomendamos leer la reseña del I Congreso de la Lengua Española elaborada por
Maite Rico y Alex Grijelmo, publicada en La página del idioma español, en http://www.elcastellano.org/zien.html.
81 
Ver entrevista completa en capítulo “Revisar”, p. 167.

escribir79
Muchas veces, un texto de por sí correcto podría ser aun más correcto. Pero tam-
bién puede pasar que quebrar alguna norma genera algo sobre el texto que lo
vuelve bello o produce algún efecto sobre el lector que este no esperaba. Hay
muchos factores para tener en cuenta, además de la norma. Si dos vocablos de
significado similar cumplen con su función de comunicar y logran transmitir
una idea o una información, ¿por qué uno se considera más correcto que el otro?
La cuestión es justamente cómo nos posicionamos frente a esa elección y qué
ponemos en la balanza para que prime uno u otro concepto.

Por su parte, Alex Grijelmo82 dice que “el lenguaje representa lo más democrático que la
civilización humana se ha dado” porque son los pueblos los que imponen su forma de
hablar a cualquier poder. Por ejemplo, la Real Academia Española permite que se escriba
setiembre o sicología, pero por el momento parece que preferimos conservar la particulari-
dad del sonido del primer par de consonantes en septiembre y la expresión gráfica de una
p muda al pronunciar psicología. Somos como hijos díscolos que ante la autoridad insisten
en rebelarse, quizá sanamente.

82
  Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras, S.L., 2001, p. 36.

80
Lista comentada
Conocer y aplicar la normativa, con la flexibilidad necesaria en cada caso, nos ayuda a lograr
un texto correcto y natural a la vez. Los diversos manuales de estilo publicados por editoria-
les, agencias de noticias, academias y autores independientes incluyen listas con exhaustivas
explicaciones de los aspectos ortográficos, gramaticales y sintácticos que hacen a la norma-
tiva. Nuestra intención no es reemplazar esos manuales de estilo (que siempre consultamos
en nuestra práctica), sino recordar con cierto orden cuestiones que conviene verificar a la
hora de escribir o revisar un texto y que la experiencia nos muestra que muchas veces se
pasan por alto.

Ortografía propiamente dicha


Desde que existen las computadoras, ningún texto debería considerarse terminado sin antes
ejecutar el corrector ortográfico automático (en Microsoft Word 2003, menú Herramientas >
Ortografía y gramática…). Pero hay que estar atentos durante la corrección, porque el corrector
sugiere cambios cuando detecta términos que no están incluidos en el diccionario virtualD con
el que compara, que puede no ser el más completo ni el más adecuado para nuestro texto.
Por ejemplo, un balance de un conocido banco que lleva la sigla AMRO puede volverse algo
acaramelado si dejamos que el corrector reemplace AMRO por AMOR. La herramienta men-
cionada no considera las palabras en contexto, por lo que puede sugerir cambios irrisorios
y saltear errores importantes. Por otro lado, hay que corroborar la aplicación de las normas
ortográficas y las actualizaciones que contemplan al respecto las distintas organizaciones que
regulan nuestra lengua, si se sigue la norma al pie de la letra (que no es el único criterio posible
en todos los casos). Entonces, aunque la corrección ortográfica automática es indispensable,
no puede faltar la mirada humana para supervisarla. Los crasos errores que se ven a menudo
en los diarios de mayor tirada de Buenos Aires son una triste muestra de lo que pasa cuando,
considerando exclusivamente factores económicos, se prescinde de las personas en trabajos
para los que son irreemplazables.

Acentuación
La acentuación plantea problemas específicos que vale la pena considerar. Por un lado, es impor-
tante tener bien configurado el sistema operativoD (en Windows XP, menú Inicio > Panel de control
> Configuración regional) para que al presionar el carácterD acento del teclado en español seguido
de la vocal correspondiente aparezca en el texto el carácter que queremos y no otro.

Para tener en cuenta: Si se trabaja con un teclado en inglés que incluye teclado numérico
pero no los caracteres particulares del español (ñ, á, é, etcétera), la tilde o acento ortográfico
y la ñ se consiguen presionando series de teclas, como alt + 160 = á, ya que el acento y la ñ
no aparecen en ese teclado. Esas series de teclas responden a la traducción interna que hace
la computadora para transformar 1 y 0 (los únicos códigos que verdaderamente entiende)
en las letras y otros símbolos de los diferentes lenguajes. El Mapa de caracteres incluido entre
las Herramientas del sistema que se despliegan al seleccionar la opción Accesorios del menú
Inicio de Windows XP (la ruta y nombres de opciones pueden variar en otras versiones de
Windows) incluye un detalle de los caracteres disponibles y la forma de obtenerlos.

escribir81
También conviene recordar que las mayúsculas sí se acentúan, salvo que la editorial particular
disponga lo contrario. La limitación que surgía del armado de títulos con los tipos de imprenta
desapareció con la llegada del procesador de texto,D que permite incluir una letra mayúscula
acentuada en el mismo espacio que una letra mayúscula sin acento, mediante una leve reduc-
ción automática del cuerpo de la primera. No usar tildes en mayúsculas cuando corresponde
no solo tiene ya algo de vetusto (¿o será nostalgia?), sino que puede confundir al lector.
Por otro lado, es recomendable repasar los casos de uso del acento diacrítico para distinguir
palabras similares pero con diferentes categorías gramaticales (por ejemplo, se/sé, si/sí) y ver
qué hacer en cada texto con el acento diacrítico optativo de los pronombres demostrativos
(este, ese, aquel y sus variantes, pero jamás eso) y el adverbio solo. Sin duda es mala idea usar
el acento diacrítico justo en el caso que no va, como en el ejemplo de abajo:

[Los medios de comunicación] plantean una realidad aparente en la que de un lado


está el gobierno, sólo, acorralado, contra un rincón. En el medio, la nada. En la otra
punta, avanzando inexorablemente, “la gente”, “la república”, la oposición.83

En el fragmento anterior solo no tiene función adverbial —no puede reemplazarse por sola-
mente—, sino adjetiva. El gobierno está solo, sin compañía. Por eso, la tilde no es opcional.
Simplemente no va.
También conviene estar atentos a algunas palabras que a veces resultan tramposas (como in-
cluido, fluido, evacuan), porque es común ponerles una tilde que no llevan. Finalmente, hay que
decidir si acentuar o no la conjunciónD o cuando aparece entre cifras.

Mayúsculas y minúsculas
Es muy probable que al lector avezado le molesten las mayúsculas innecesarias o incorrectas.
También es probable que ese lector intuya en esos usos la interferencia de otros idiomas, como
el inglés. Así, es buena idea preguntarse si usar mayúsculas en casos como los siguientes:

siglas ¿sida o SIDA?

abreviaturas ¿s. e. u o. para salvo error u omisión, o S.E.U O.?

títulos en general y títulos


de obras (solo lleva mayúscula
la primera palabra y
los nombres propios) La importancia de llamarse Ernesto

cargos la presidenta chilena Michelle Bachelet

palabras clave la Compañía, en un comunicado de prensa sobre


una compañía particular o en un contrato

opciones de softwareD Barra de herramientas y no Barra de Herramientas;


Control de cambios y no Control de Cambios

83
 Diario Miradas al Sur, suplemento “Ni a palos”, p. 2, 19.04.09.

82
Independientemente de la normativa aplicable, no conviene abusar de las mayúsculas.
Como explica José Martínez de Sousa,84 existe la creencia, inexacta desde el punto de vista
gramatical por lo menos, de que las mayúsculas confieren cierta dignidad, pero ¿qué tiene
que ver esa virtud con un tipo de letra?
Por su parte, Robin Williams, autora de varios libros sobre diseño gráfico, edición, las compu-
tadoras Macintosh y la web, hace referencia a estudios que demuestran que las letras mayús-
culas son mucho más difíciles de leer que las minúsculas porque “no solamente reconocemos
las palabras por la agrupación de letras sino por su forma, lo que podríamos denominar ‘perfil’
o ‘línea de la costa’ [...] Cuando una palabra está en mayúsculas, tenemos que leerla letra por
letra, en vez de reconocer grupos de letras”.85
Finalmente, si tenemos en cuenta la nueva realidad de la lectura en Internet, según las nor-
mas de cortesía o etiqueta que rigen la comunicación en ese medio o netiquette, no hay que
escribir en mayúsculas porque quien reciba el mensaje electrónico pensará que el emisor
está gritando y, por supuesto, a nadie le gusta que le griten.

ACERTIJO:
Para poner a prueba eso de que mucha mayúscula junta puede causar gran confusión, ¿por qué
no intentan descifrar a qué se dedica el local de la foto? (ver solución en el Anexo, página 98)

84
  Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo, 1992, pp. 211 y 212.
85
  Traducción incluida en Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lu-
men/Hvmanitas, 1998, p. 170.

escribir83
Números, símbolos y unidades de medida
Entre otros aspectos relativos a la escritura de números, recomendamos revisar: 1) en qué casos
conviene escribir los números en letras; 2) el uso de punto o coma para separar decimales y
millares según la región de destino del texto; 3) cuando los números van acompañados de sím-
bolos o unidades de medida, la correcta escritura de unos y otras, y si va un espacio después de
los números y antes del símbolo o unidad de medida; 4) en el caso de textos traducidos desde
el inglés, el significado del término billion en el texto específico (EE.UU./Reino Unido y resto de
Europa); 5) referencias horarias.

Comillas e itálicas
El uso de comillas e itálica (también llamada bastardilla o cursiva) en referencias bibliográficas,
citas, palabras extranjeras y otros puede responder a distintos criterios. Por ejemplo, los térmi-
nos tomados de otros idiomas a veces se escriben entre comillas y otras en itálica. Para ilustrar-
lo, citamos una oración de La buena terrorista de Doris Lessing:86 “Entonces podrían sentarse
junto a la gran mesa de la cocina y comer su muesli y tomar café”.
Lo mismo pasa cuando se quiere indicar el desacuerdo o el tono irónico del autor respecto
de un término o idea incluidos en su propio texto, como en la siguiente oración del diario
Miradas al Sur:87 “Hasta ahora, lo poco que sabemos es que De Narváez junto a Eduardo
Duhalde, Mauricio Macri y sus diarios y canales de televisión ‘amigos’ se oponen ferviente-
mente al actual modelo […]”.

¿Guión o raya?
A pesar del parecido gráfico entre ambos signos, tienen funciones muy diferentes. El guión se
usa en palabras compuestas cuando entre las partes no existe fusión (como sí hay por ejem-
plo en judeoespañol, hispanohablante o afroamericano) sino oposición o contraste (como en
teórico-práctico). Y no se usa para separar afijos (se escribe autoevaluación, vicepresidente,
antidemocrático). Cuando se recurra al guión para cortar palabras al final de la línea, habrá que
verificar que en la versión final del texto, estos no queden entre sílabas en medio de una misma
línea. Por otro lado, si el idioma del texto no es el español, recomendamos además verificar las
normas sobre separación en sílabas para ese idioma y, ante la duda, no separar.
La raya es más larga que el guión y se crea mediante las combinaciones de teclas alt + 0150 o
alt + 0151. Otra posibilidad para su representación es emplear dos guiones pegados (--). Se usa
principalmente para encerrar intercalaciones, por ejemplo:

Pensándolo bien, en casi todos los hoteles que había conocido en su vida —y
eran muchos— las habitaciones tenían alguna puerta condenada, a veces a la
vista pero casi siempre con un ropero, una mesa o un perchero delante […].88

Desde el punto de vista estilístico, no es recomendable en español usar las rayas aclaratorias
al final de una oración antes del punto. Para evitar esa estructura, es mejor incluir la aclaración

86
  Buenos Aires, Punto de Lectura, 2007, p. 66. Traducción de Mireia Bofill.
87
  Edición del 19.04.09.
88
  Julio Cortázar, “La puerta condenada”, Cuentos completos I, Buenos Aires, Alfaguara, 1996, p. 311.

84
entre rayas dentro del enunciado con el que se relaciona y no al final. A diferencia del inglés,
tampoco se usa una sola raya para incluir una aclaración al final de una oración. En este último
caso, puede servir usar coma, punto y coma, dos puntos o puntos suspensivos para dar pie a la
aclaración. Por ejemplo, tomemos una oración en inglés:

If the paradigm of the 1980s was safety, the 1990s brought with it a new “man-
tra”—cost containment.89

Una traducción posible, con la puntuación correcta en español, sería:

Si el paradigma de los años ochenta era la seguridad, la década de los noventa


trajo consigo un nuevo “mantra”: la restricción de costos.

Por último, para marcar las distintas voces en los diálogos se usa raya y no guión.90

Puntuación
Es bastante común que al escribir se desatienda la puntuación. Muchos creen que esos simbo-
litos molestos no son muy importantes, que total lo que quieren decir se entiende igual. Y en
algunos casos tienen razón, pero no siempre es así. Los mensajes de correo electrónico y los
que se transmiten de celular a celular, modernos ejemplos de escritura veloz y descuidada, no
son inmunes al mal de la confusión que a veces nos aqueja. Veamos algunos ejemplos:

Mensaje por correo electrónico:


Les mando una foto de mis sobri actualizada, no son hermosas.

Respuesta recibida en un teléfono celular ante la pregunta “¿Venís?”:
Si voy nos vemos.

En el primer caso, los signos de interrogación que no están afearon a las “sobri”, que en realidad
son hermosas. En el segundo, para saber si “venía” o si lo estaba pensando no quedó otra que
volver a preguntar.
Para evitar confusiones como las anteriores o peores, conviene conocer los usos de los distin-
tos signos de puntuación, entonación y auxiliares, y estar atentos a esos usos al revisar lo que
escribimos. También es bueno recordar que como la red de los pescadores, la puntuación tiene
cierto grado de flexibilidad: hay autores que usan una coma con cada pausa, por mínima que
sea, y otros que prefieren una mayor fluidez de la lectura.

89
  Transfus. Sci. Vol. 18, No. 4.
90
  Como ejemplo, ver fragmento de la novela de Osvaldo Soriano en p. 54 de este capítulo.

escribir85
86
A los que padecen la puntuación, les proponemos escribir un texto y:91
1. leerlo en voz alta mientras lo graban;
2. reproducir la grabación escuchando especialmente las pausas y la entonación;
3. reproducirla de nuevo con el texto a la vista y lápiz en mano. Frenando el audio tantas veces como sea
EJERC ICIO :

necesario, insertar o tachar los signos que falten o que sobren en el texto.
EN VOZ ALTA
91

91
  Este ejercicio es una adaptación del incluido en Taller de corte y corrección (Di Marco, 2006). Se basa en el hecho de que, cuando leemos en voz alta,
en general entonamos bien aunque lo escrito tenga problemas de puntuación. Si bien no todos los signos de puntuación se reflejan en esta forma de
lectura, la gran mayoría sí.
Referencias bibliográficas
Existen diversos criterios para organizar las referencias bibliográficas que aparecen en un texto.
Esos criterios —que varían según las disciplinas, las editoriales y los gustos personales— con-
templan el orden de los diferentes elementos, la puntuación que los separa, el uso de mayúscu-
las, itálicas, comillas y abreviaturas, y la traducción o transferencia de títulos, entre otras varia-
bles. Independientemente del criterio que usen, es aconsejable respetarlo a lo largo de la obra
para evitar confusiones. Más abajo incluimos un posible criterio para el armado de referencias
bibliográficas tomado de la revista Páginas de guarda.92 Este criterio se aplica en comunicacio-
nes científicas y revistas de investigación.93

En el cuerpo del texto


Apellido del autor (año de publicación: nº de página)
Por ejemplo:
Vitse (1991: 45)

En la sección de referencias bibliográficas


Si es un libro:
Apellido, nombre del autor (año de publicación) Título de obra, ciudad, editorial.
Por ejemplo:
Martínez de Sousa, José (2000) Manual de estilo de la lengua española, Gijón, Trea.

Si es un artículo o capítulo:
Apellido, nombre del autor (año de publicación) “Título de artículo o capítulo”, Nombre
de publicación + número o volumen, nº de página.
Por ejemplo:
Chartier, Roger (2001) “Lenguas y lecturas en el mundo de la comunicación digital”,
Litterae 1, pp. 53-59.

Uso apropiado en contraposición al no uso de gerundios, adverbios terminados en -mente


y pronombre cuyo
No son pocos los que al escribir prefieren evitar los gerundios, los adverbios terminados en -mente
y el pronombre cuyo por miedo a usarlos mal. Lo que estos evitadores sistemáticos no advierten es
que en pos de una supuesta corrección solo consiguen empobrecer su escritura. ¿No sería mejor
aprender a usar bien esas estructuras en lugar de erradicarlas del lenguaje escrito?

Extranjerismos
El extranjerismo es la importación de una palabra o estructura de un idioma ajeno al pro-
pio. Muchas de las palabras que usamos a diario primero fueron extranjerismos, después se
convirtieron en préstamos (se adaptaron a los sonidos y grafemasD del español) y finalmente

92
  “Normas de presentación de originales”, Páginas de guarda 2, Argentina, Cátedra de Corrección de Estilo de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2006, p. 167.
93
  Para ser coherentes con el estilo entre descontracturado y riguroso de todo el libro, usamos un formato mixto para incluir las
referencias bibliográficas en los diferentes capítulos.

escribir87
pasaron a ser tan propias como si hubieran nacido con el español mismo. Ahora nos resulta
difícil pensar que jardín viene del francés o que los árabes nos legaron alfombra, entre otras
grandes cosas.
Esas y muchas palabras más fueron extranjerismos en su origen porque, en el momento de su im-
portación, no existía ninguna palabra en español para designar la realidad o el objeto particular
que nombraban. Esa es la principal función de los extranjerismos, algo que no tenemos que olvi-
dar cuando día a día hablamos y escribimos haciendo gala de una increíble profusión de palabras
extranjeras. Ni hablar de los estratos sociales más altos, donde no solo se importan palabras del
mundo del norte, sino costumbres y tradiciones completas que muchas veces poco tienen que
ver con nosotros. Así, están los que contratan un wedding planner en lugar de organizar su propia
boda y los chicos que todos los 31 de octubre se disfrazan y van de casa en casa (por lo general,
en barrios privados) pidiendo golosinas y repitiendo la frase “¿Dulce o travesura?”.
Volviendo a la función del los extranjerismos, entonces, si estas palabras foráneas pueden re-
emplazarse por otras del español que remitan a la misma realidad u objeto, usando las segun-
das cuidamos nuestro idioma. Eso pasa, por ejemplo, con management, vocablo muy habitual
en el mundo de los negocios. Bien podría decirse gestión o administración. Si en cambio un
extranjerismo particular nombra una cosa o realidad nueva, nacida fuera del mundo hispa-
nohablante, probablemente sea necesario usarlo por algún tiempo hasta ver si —por uso o
por norma— el español termina aceptando el extranjerismo, lo adapta o lo reemplaza por un
término propio. Veamos un ejemplo tomado del diario español El País:

Quince de cada 100 correos electrónicos fraudulentos catalogados como phising


(cuyo objetivo es robar los datos bancarios de los destinatarios) enviados en
2008 tuvo (sic) su origen en un servidor español.

Aún no hay un término en español que sea equivalente a la palabra phising del inglés, por lo
que usar el extranjerismo es un recurso válido… por ahora.

Anglicismos
Ciertas estructuras del inglés se cuelan en la redacción en español. Se trata de los anglicismos,
que se nos filtran más a menudo de lo que quisiéramos. Un par de casos muy habituales:

a) Estar siendo (is being): ¿algo puede ser (permanente) y estar (efímero) a la vez?
Por ejemplo, en:
Hoy la posibilidad de integrar el equipo internacional de ventas está siendo la acción motivadora
más poderosa en mi vida profesional.

Sería más correcto:


Hoy la posibilidad de integrar el equipo internacional de ventas es la acción motivadora más pode-
rosa en mi vida profesional.

b) Parecer ser; aunque no hay unanimidad entre los expertos en el idioma español en cuanto a
lo apropiado o inapropiado de esta estructura, a simple vista resulta un tanto extraño que una
cosa “parezca” y “sea” al mismo tiempo.
Por ejemplo:
La clave parece ser aprovechar las competencias particulares de cada uno en lugar de intentar
equiparar las competencias de todos.

88
Sería más correcto:
La clave estaría en aprovechar las competencias particulares de cada uno en lugar de intentar
equiparar las competencias de todos.

Concordancia
La incorporación de cambios en oraciones o párrafos y la redacción de largas frases pueden dar
lugar a problemas de concordancia de género, número, persona o tiempos y modos verbales.
Cuando se usen estructuras como manada de elefantes o serie de fascículos (sustantivo colecti-
vo singular + modificador indirecto formado por de + sustantivo plural), habrá que decidir qué
parte de la estructura va a concordar en número con el verbo:

La manada de elefantes avanza por la jungla.


O:
La manada de elefantes avanzan por la jungla.

En los casos en que no haya un uso generalizado ni una pauta editorial, una forma de elegir si
usar el verbo en singular o plural es ver qué parte de la estructura —el sustantivo colectivo o el
sustantivo plural del modificador— tiene más fuerza. Otra posibilidad es apelar a la sonoridad
y al buen gusto para decidir. Por ejemplo, manada en general lleva el verbo en singular, pero
es mucho mejor decir: “La mayoría de los jugadores eran argentinos” que “La mayoría de los
jugadores era argentina”.
Los pronombres le y les también pueden traer problemas de concordancia. Por un lado, hay
que estar atentos a su uso en función de la región de destino del texto, España o América latina.
Así, en América latina le y les se usan solo como objeto indirecto y lo, los, la y las únicamente
como objeto directo. Por el otro, siempre conviene revisar la concordancia de cada uno de es-
tos pronombres con el término al que hacen referencia:

Les anunció la noticia a los asistentes.


En lugar de:
Le anunció la noticia a los asistentes.

¿La complicamos un poco más? Las oraciones impersonales y las pasivas reflejas con ver-
bos transitivosD pueden marearnos a la hora de decidir con qué hacer concordar el verbo.
Un ejemplo de las primeras, sin sujeto, es “En esta sociedad se respeta poco a los mayores”.
En ese caso, como la oración es impersonal, el verbo se usa siempre en tercera persona del
singular. No hay concordancia con el objeto directo. En cambio, en las oraciones pasivas
reflejas, que incluyen un sujeto paciente, el verbo va en tercera persona del singular o del
plural y concuerda con el sujeto, como en “Se arreglan televisores”, donde el verbo concuerda
con televisores. El Diccionario panhispánico de dudas (entrada 2 de se) incluye una explicación
exhaustiva sobre este tema.
El adjetivo posesivo su es otro elemento que conviene seguir de cerca para evitar ambigüeda-
des, que a veces pueden ser cómicas o hasta desafortunadas. Veamos un ejemplo:

El joven ladrón durmió al perro, atacó al dueño y se llevó su bozal de recuerdo.


¿Acaso el dueño tenía tan mal carácter que usaba bozal? ¿O el ladrón fue a trabajar con bozal
para no morder a nadie?

escribir89
Combinaciones inflexibles
Es bueno conocer qué elementos pueden combinarse en ciertas estructuras más o menos rígi-
das porque las mezclas originales atentan contra la fluidez. Por ejemplo, hay que estar atentos
a las preposiciones y, dentro de esa gran categoría, a los vicios de dequeísmo y queísmo. En el
primer caso, se usa de que cuando debe ir que, y en el segundo, falta la preposición de cuando
lo correcto es decir de que. Algunos ejemplos:

Le garantizó de que no le cobrarían la multa. (incorrecto)


En vez de:
Le garantizó que no le cobrarían la multa.

Se dio cuenta que la estaban mirando. (incorrecto)


En vez de:
Se dio cuenta de que la estaban mirando.

Por su parte, los giros idiomáticos —otra forma de combinación poco flexible— pueden agre-
gar color a un texto si están bien usados o teñirlo de negro en el caso contrario. No es lo mismo
decir: “Se metió en camisa de once varas” que “Se metió en camisa de once balas”. Aunque
parezca increíble, ¡la segunda versión se oye con frecuencia!

90
AY UD AM EM OR IA :
NORMATIVA
ORTOGRAFÍA PROPIAMENTE DICHA PUNTUACIÓN
errores de ortografía coma, punto, punto y coma, dos puntos, puntos
errores de tipeo suspensivos, rayas, paréntesis, comillas, signos de
exclamación e interrogación, etc.
ACENTUACIÓN flexibilidad
configuración del teclado
casos especiales REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
|| acento diacrítico (p. ej., se/sé, pronombres orden de elementos
demostrativos, solo/sólo, etc.) puntuación
|| palabras tramposas (p. ej., grupos ui - ue, hia- mayúsculas, itálicas, comillas y abreviaturas
to, doble acentuación, palabras compuestas
con y sin guión) NO A EVITAR SISTEMÁTICAMENTE
gerundio
MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS O ¡NO GRITES QUE TE -mente
ESCUCHO IGUAL! cuyo
siglas y abreviaturas
títulos EXTRANJERISMOS Y ANGLICISMOS
cargos aceptación
categorías de cosas adaptación
palabras clave (p. ej., la Empresa) reemplazo
asuntos de mensajes electrónicos
netiquette CONCORDANCIA
sustantivos colectivos en singular + modificadores
NÚMEROS, SÍMBOLOS Y UNIDADES DE MEDIDA indirectos formados por de + sustantivo plural
escritura de números pronombres le/s, lo/s, la/s
separación de decimales y millares verbo + sujeto/objeto en oraciones impersonales/
separación entre números y símbolos o unidades pasivas reflejas
de medida pronombre su
billion
referencias horarias COMBINACIONES INFLEXIBLES
régimen preposicional (dequeísmo y queísmo)
USO DE COMILLAS E ITÁLICAS giros idiomáticos
referencias bibliográficas y citas
términos extranjeros
punto de vista del autor

¿GUIÓN O RAYA?
palabras compuestas
separación en sílabas al final de la línea
normas de puntuación (frases intercaladas, voces
en diálogos)
no reproducir el uso del inglés

escribir91
Tiempos modernos: La hiperescritura
Hace bastante que la lectura dejó de ser una actividad lineal, secuencial o cronológica y que
los textos dejaron de tener un principio y un fin claramente establecidos. Hoy mucho de lo que
leemos se asemeja a los cuentos de la serie “Elige tu propia aventura”.94 En ellos, el principio de
la historia está bien definido, pero al avanzar la trama, llega un momento en que el lector debe
elegir entre dos posibilidades, que lo hacen saltar a distintas páginas del libro. Y el desarrollo
así como el final de la historia varían según las distintas elecciones que el lector hace a lo largo
de su lectura-aventura.
Esa modalidad no lineal, que de la mano de los hipertextosD moldeó a muchos lectores y muchas
lecturas en los últimos años, también determina en gran medida la forma en que escribimos y tra-
ducimos, en especial cuando usamos un procesador de texto y herramientas multimedia.D Desde
que existe la posibilidad de cortar y pegar texto, así como la de insertar referencias activas —o hi-
pervínculosD— a otros objetos, que pueden contener texto, imágenes y sonido, de arriba abajo ya
no es la única forma de escribir.95 Cuando se producían exclusivamente manuscritos o se trabajaba
con máquina de escribir, apenas unos veinte o treinta años atrás, gran parte de la elaboración de un
texto terminaba al plasmar las palabras en el papel, siguiendo el orden buscado para la aparición de
las ideas. Es verdad que siempre existieron las llamadas a texto agregado así como las tachaduras.
Pero recién con la llegada del procesador de texto se legitimó y generalizó la escritura no lineal. En
las palabras entusiastas de Umberto Eco:96 “Por primera vez en la historia de la escritura, se puede
escribir casi a la misma velocidad con que se piensa: sin preocuparse de las faltas. [...] Con el ordena-
dor transcribes en la pantalla al mismo tiempo todas tus ideas sobre un tema. ¡Es la realización de la
escritura automática de los surrealistas! Tienes delante tu pensamiento, en bruto”.
En la actualidad, aunque lo más habitual es empezar a escribir un texto por el que consideramos el
principio, las distintas funciones del procesador nos permiten borrar e incorporar palabras, frases
o párrafos completos, así como cambiar texto de lugar (cortar y pegar) o reutilizar texto en otra
sección del mismo documento, o incluso en otro documento, sin que nada de esto se note en el
producto final. Los procesadores de texto simplifican, además, el trabajo con borradores y distintas
versiones del mismo material. Ya no es necesario copiar a mano una y otra vez el mismo texto a me-
dida que evoluciona su contenido. Alcanza con volver a abrir el documento sobre el que estábamos
trabajando y cambiar lo que nos parezca; incluso podemos guardar el documento modificado con
un nombre diferente para no perder la versión anterior. También se ofrecen características espe-
ciales para la revisión de nuestro trabajo por terceros, que nos permiten identificar fácilmente los
cambios que hacen los revisores y aceptarlos o rechazarlos según el caso (en Microsoft Office Word
2003, menú Herramientas, opciones Control de cambios y Comparar y combinar documentos).
Por otra parte, antes de que se masificara la escritura electrónica, todo lo relativo a la inclusión
de imágenes y sonido excedía el campo de acción del que escribía; era competencia de los
especialistas en esos campos: diseñadores gráficos, técnicos de audio, etcétera. Las referencias
a otros textos se limitaban a la mención de otras obras o a una breve explicación al pie. Hoy
los hipervínculos pueden transportarnos a un ensayo completo escrito por el autor original de
la teoría que apenas nos atrevemos a esbozar en nuestro texto o a una biblioteca virtual en la
que hay mucho más material sobre el tema. O al periódico del día en que pasó lo que relatamos
o a un video que muestra en movimiento a la personalidad de la que hablamos y en el que
se reproduce su voz. Así, lo que escribimos se convierte en un verdadero hipertexto, que no

94
  Colección que comenzó a publicar Editorial Atlántida durante la década del ochenta. La colección sigue activa, con historias más
aggiornadas, como lo demuestra el título Campeón de snowboard (2000).
95
  En este punto, recurrimos a una generalización con fines prácticos, que no contempla las lenguas, como el hebreo o el japonés,
en las que el texto se organiza o dispone de maneras que no responden al modelo más familiar en Occidente.
96
  En Daniel Cassany, op. cit., p. 42.

92
empieza ni termina en los límites de la página ni de la pantalla. Las posibilidades son infinitas.
Roger Chartier97 habla de la nueva realidad que plantean los hipertextos, tanto respecto de la
escritura como de la lectura, y del papel fundamental de los vínculos en esta nueva realidad:

[...] las posibilidades (o limitaciones) del libro electrónico invitan a organizar de un


modo diferente lo que el libro, tal como lo consideramos hoy, distribuye de forma
necesariamente lineal y secuencial. El hipertexto y la hiperlectura que permite y pro-
duce el nuevo soporte transforman las relaciones posibles entre las imágenes, los
sonidos y los textos asociados de manera no lineal, en virtud de las conexiones elec-
trónicas, así como transforman las posibles vinculaciones entre textos fluidos en sus
contornos y en cantidad virtualmente ilimitada. En este mundo textual sin fronteras,
la noción esencial llega a ser la del vínculo, concebido como la operación que rela-
ciona las unidades textuales divididas por la lectura.

Burbules y Callister (h)98 también se ocupan del hipertexto y del efecto que este tiene en la lectura
y en la escritura:

Las nuevas fuentes y métodos técnicos para organizar la información objetan


las ideas tradicionales acerca de qué es un texto, qué significa leer medios o
fuentes de información diversos, y cuál es la relación entre un autor y un lector.
Aquí, el cambio cuantitativo —cambio en el volumen de información textual a
la que se tiene acceso, la velocidad de acceso y la cantidad de enlaces posibles
entre componentes textuales separados— puede impulsar un cambio cualitati-
vo en los procesos de lectura y construcción del conocimiento.
[El hipertexto] influye en la información que sistematiza. A medida que el proce-
dimiento crece y evoluciona, la propia estructura de la información se modifica.

Así, el efecto del aprovechamiento de los recursos informáticos no solo se ve en la pobre ca-
ligrafía de quienes escribimos casi exclusivamente por computadora, sino en la forma de es-
tructurar y elaborar nuestras ideas cuando tenemos la intención de volcarlas por escrito. Desde
la llegada del procesador de texto, rara vez escribimos en forma lineal y, en la mayoría de los
casos, tampoco pensamos en forma lineal. Las ideas surgen y se desarrollan en nuestra mente
sin ninguna estructura ni orden particular (como cuando empezamos a escribir este libro, con
oraciones o párrafos sueltos e inconexos que viajaban por correo electrónico una y otra vez,
hasta que en algún momento se convirtieron en capítulos completos con un hilo conductor) y
van moldeándose y ordenándose al adquirir cuerpo en la pantalla del procesador y al despla-
zarse por esa pantalla, desaparecer, reaparecer, reproducirse, encogerse y destacarse.
Otro aspecto interesante y sumamente útil de los hipertextos es que permiten materializar
parte de la red de relaciones que nace con cada texto. Tanto al leer como al escribir, tenemos
en cuenta un sinnúmero de elementos que hacen al texto, aunque no aparezcan mencionados
en él. Un texto puede hablar sin palabras de su autor, de una época, de un lugar, de un hecho
trascendental, de un estilo de escritura. Y el buen lector seguramente lea todos esos elementos
silenciosos. Sin embargo, esa forma de lectura requiere mucho entrenamiento. Al revelar parte
de los elementos silenciosos, los hipervínculos pueden ayudarnos a ejercitar la lectura de lo
que no está y acercarnos un poco más al universo de cada texto.

97
  Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 106. Traducción de Alberto Luis Bixio.
98
  Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, pp. 77 y 79. Traducción de
Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman.

escribir93
94
Sigue un fragmento de un texto de la revista Ciencia Hoy, en el que subrayamos dos expresiones del primer párra-
fo para marcar que incluyen hipervínculos. Les proponemos señalar otras palabras o frases y elaborar contenido
para los diferentes hipervínculos. Recuerden que ese contenido puede ser muy diverso.
EJERC ICIO :

[...] No existen dudas acerca de que el “reloj biológico” es una realidad presente en el genoma de
cada célula de un organismo multicelular. La evolución en un ambiente con periodicidad de 24 horas
ha determinado la selección del “estigma” periódico incorporado al material genético celular. ¿Cómo
se sincronizan las actividades de estas múltiples unidades celulares rítmicas en un organismo pluri-
celular? Esto se logra a través de los dos grandes comunicadores biológicos existentes en los seres
vivos: el sistema nervioso y el endocrino.
El lenguaje que hablan estos dos sistemas es químico: especies moleculares particulares llamadas
hormonas y neurotransmisores median la comunicación celular. Si bien a nivel molecular los me-
canismos por los cuales actúan los neurotransmisores y las hormonas son semejantes, la diferencia
funcional entre ambos sistemas de comunicación intercelular es grande.

Fuente: Daniel P. Cardinali, “Los relojes biológicos”, revista Ciencia Hoy, vol. 1, Nº 1, diciembre/ ene-
HIPERVINCULANDO

ro 1989: <http://www.cienciahoy.org.ar/hoy01/relojesbiologicos.
htm>. (Fecha de consulta: 02.03.07).

EJEMPLOS DE CONTENIDO PARA HIPERVÍNCULOS

pluri-: elemento compositivo de origen latino sistema nervioso


que denota pluralidad (pluricelular, pluriva-
lencia). (Fuente: María Luisa Olsen de Serrano
Redonnet y Alicia María Zorrilla de Rodríguez,
Diccionario de los usos correctos del español,
Buenos Aires, Estrada, 1997)
(Fuente: Enciclopedia Hispánica, tomo 10, Versailles, EE.UU.,
Encyclopaedia Britannica Publishers, Inc., 1992-1993, p. 348)
Ahora transcribimos un fragmento de un texto literario, en el que también marcamos dos nombres que incluyen hipervínculos.
Aunque es más común encontrar hipervínculos en textos informativos o de divulgación, la modalidad de hipertexto puede ser
útil en muchos otros tipos textuales, incluso para el texto literario. De todos modos, los hipervínculos pueden distraer al lector
—como pasa con las notas al pie—, por lo que no es buena idea usarlos indiscriminadamente.
Los invitamos a repetir el ejercicio anterior y a ver si la diferencia en el tipo de texto influye en la elección de hipervínculos y la
elaboración del contenido correspondiente.

Estábamos tomando una cerveza helada en la única cantina del pueblo cuando se acercó a nuestra mesa
un hombre que parecía un árbol, con polainas de montar y al cinto un revólver de guerra. Rafael Escalona nos
presentó, y él se quedó mirándome a los ojos con mi mano en la suya.
—¿Tiene algo que ver con el coronel Nicolás Márquez? —me preguntó.
—Soy su nieto —le dije.
—Entonces —dijo él—, su abuelo mató a mi abuelo.

Es decir, era el nieto de Medardo Pacheco, el hombre que mi abuelo había matado en franca lid. No me dio
tiempo de asustarme, porque lo dijo de un modo muy cálido, como si también ésa fuera una manera de ser
parientes. Estuvimos de parranda con él durante tres días y tres noches en su camión de doble fondo, bebien-
do brandy caliente y comiendo sancochos de chivo en memoria de los abuelos muertos. Pasaron varios días
antes de que me confesara la verdad: se había puesto de acuerdo con Escalona para asustarme, pero no tuvo
corazón para seguir las bromas de los abuelos muertos. En realidad se llamaba José Prudencio Aguilar, y era
un contrabandista de oficio, derecho y de buen corazón. En homenaje suyo, para no ser menos, bauticé con su
nombre al rival que José Arcadio Buendía mató con una lanza en la gallera de Cien años de soledad.

(Fuente: Gabriel García Márquez, Vivir para contarla, 4.a edición, Sudamericana, Buenos Aires, 2002, p. 499)

EJERCICIO95
96
EJEMPLOS DE CONTENIDO PARA HIPERVÍNCULOS
Gabriel García Márquez

La inspiración humorística, el encanto de la tradición popular de su país y la atmósfera de ensoñación de sus


relatos convergen en un singular estilo literario que ha llevado a Gabriel García Márquez a ocupar un lugar de pre-
ferencia dentro del llamado realismo mágico.
García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1928. De familia modesta, conoció desde su niñez
un gran número de fábulas y leyendas que se transmitían oralmente de generación en generación, lo que dejaría una
honda huella en su posterior inspiración literaria. […] El escritor colombiano inició su producción literaria con la novela
La hojarasca, publicada en 1955. En ella aparecía por primera vez Macondo, ciudad imaginaria en la que se ambientan
la mayoría de sus historias y tras la que puede adivinarse el espíritu de su pueblo natal. (Fuente: Enciclopedia Hispánica,
tomo 7, Versailles, EE.UU., Encyclopaedia Britannica Publishers, Inc., 1992-1993, pp. 25 y 26).

(Fuente: García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad. Edición conmemorativa, España, Real Academia Española, Asociación de
Academias de la Lengua Española, Alfaguara, 2007, p. 3)
AN EX O :
SOLUCIONES Y RESPUESTAS
POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS
DEL CAPÍTULO
LIBRE COMO EL SOL CUANDO AMANECE
Fragmento de El turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf

Rustichello escuchaba con atención. Conocía infinitas historias de restos y reli-


quias, había trozos yendo y viniendo por todas partes, huesos, corazones, ojos,
dedos, uñas, sudores. Los devotos arrancaban jirones de la ropa del santo y se dis-
putaban sus pertenencias aun antes de que el pobre muriese del todo, y apenas
muerto, todavía tibio, se lanzaban a la rapiña de sus partes sacras.

Continuación creada para el ejercicio

Los más fanáticos hasta los pelos le sacaban, y los guardaban entre sus tesoros.
Pelos negros, pelos rubios, pelos rojizos, como los de las mechas que usan en la
peluquería para hacer extensiones. Y como las cobran bien, haz extensiones sin
mirar a quién. Entonces sale de la peluquería una vieja con la piel finita de tanta
cirugía y extensiones rubias agarradas de los cuatro pelos que le quedaron, que
más vale que no se le enganche un murciélago o la deja del todo pelada.

Continuación según la versión publicada de El turno del escriba

El propio Bautista había sido un botín de guerra: los genoveses se lo habían


arrebatado a unos monjes de Myra luego de que los bareses les birlaran en sus
narices los restos de San Nicolás, que eran los que de verdad querían. Conocía
incluso la historia de un brazo, también del Bautista, especialmente pródigo en
restos, que al cabo de diversas transacciones en las que habían participado, se
decía, no menos de tres personas —un hospitalario inconstante, una meretriz
astuta y un mercader codicioso— había terminado embutido en la columna
principal de una casona de Göttingen, donde seguramente todavía estaba.

TEJIENDO
Identificar el copete válido
La maté porque era mía
1. Casi un año y medio después del asesinato, detuvieron al ex marido y la ex suegra de Rossana
Galliano, acusados de haber pagado para que la mataran. La conclusión de los investigadores
convierte el homicidio en un caso emblemático de la violencia de género.

escribir97
Título en página principal para la noticia publicada en Página 12 el 22.04.09 en la edición digital,
http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/index-2009-04-22.html. (Fecha de consulta: 23.04.09)

Insaciable por naturaleza


3. Tras su resonante triunfo en Augusta, Ángel Cabrera aseguró: “Ahora voy por el tercer Major
y no voy a parar hasta que gane por lo menos cinco”.

Título de noticia publicada en La Nación el 14.04.09 en la edición digital, http://www.lanacion.


com.ar:80/nota.asp?nota_id=1118204. (Fecha de consulta: 23.04.09)

Alicia ataca a Kamchatka


2. Kirchner sumó a la ministra de Desarrollo Social al pelotón de posibles candidatos en la pro-
vincia de Buenos Aires. La necesidad de neutralizar a Duhalde, Scioli y Solá. El peso de De Vido
en la interminable pelea con Clarín.

Título de noticia publicada en Crítica de la Argentina el 28.12.08 en la edición impresa.

Redactar copetes para completar el contexto


Tres hijos en una semana
El presidente paraguayo sigue contra las cuerdas. Una tercera madre asegura que tuvo un hijo
del ex obispo. “No reclamo nada, es fruto de la entrega total”, dijo.

Título de noticia publicada en Crítica de la Argentina el 22.04.09 en la edición digital, http://


criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=22160. (Fecha de consulta: 23.04.09)

Soy leyenda
El pianista Randy Weston dio cátedra en el Buenos Aires Jazz 2008, tanto al frente de su sex-
teto como con piano solo.

Título de noticia publicada en Clarín el 17.10.08 en la edición digital, http://www.clarin.com/


diario/2008/10/17/um/m-01783303.htm. (Fecha de consulta: 23.04.09)

LECTURA-ESCRITURA
1. Algunos de los elementos que dotan al texto de visualidad son las menciones de luces,
sombras y oscuridad (ls. 1, 5, 6, 8, 9, 11, 15), la descripción de la forma en que las sillas estaban
dispuestas en el escenario (ls. 3 y 4) y de los movimientos que hacía el mago (ls. 9, 10, 13, 14,
31, 34, 38, 39).
2. El texto es muy concreto. El autor narra un espectáculo de magia, en el que hay un escena-
rio, un mago, espectadores y elementos que se usan para los trucos, como la miga de pan. Un
elemento abstracto que se menciona es “el granero del mundo”, aunque no deja de ser una
imagen visual. La reproducción meticulosa del relato del mago y la descripción detallada del
truco dan cuerpo al texto.
3. La narración es totalmente verosímil. El autor relata un espectáculo de magia como el que
pudo haber presenciado cualquiera de los lectores, por lo que el pacto de credibilidad entre

98
escritor y lector se logra desde el primer momento. Además, incluso sin leer el resto de la
novela, seguramente muchos lectores adviertan que el mago del relato es René Lavand y
aunque no sepan si alguna vez René Lavand se presentó en Oxford e hizo el truco narrado,
estarán dispuestos a creer que así fue, al menos mientras dure el encantamiento de la lectura.

4. El texto tiene un alto contenido de suspenso, que se logra mediante el relato detallado del
truco, sin premuras. El lector disfruta de lo que lee, pero al mismo tiempo quiere avanzar para ver
cómo termina el truco.

Continuación del relato de Guillermo Martínez Crímenes imperceptibles99

Giró a un costado y extendió la mano al primero en el semicírculo.


—Sin miedo: pruébelo —la mano, como la aguja de un reloj, se movió a la
segunda silla y volvió a abrirse dejando ver otra vez una punta redondeada e
intacta—. Puede ser un pedazo más grande. Adelante, pruébelo. —Giró y giró
otra vez hasta que todos sacaron su pedazo de pan.
—Sí —dijo pensativo al terminar; mostró la palma y allí estaba siempre in-
tacto el pequeño pan. Extendió los dedos, los largos dedos, como si pudiera com-
primirlo desde los extremos, y cerró lentamente el puño. Cuando abrió la mano
sólo quedaba la esferita que volvió a mostrar entre el índice y el pulgar—: no hay
que tirar al camino todas las migas de pan.
Se puso de pie para recibir los primeros aplausos y despidió desde el borde del
escenario a los doce que habían ocupado las sillas.

ACERTIJO
La persona que atiende en el local de la foto se dedica a dar masajes.

99
  Op. cit., p. 196.

escribir99
Para seguir leyendo
Bosque, Ignacio [director] (2004) Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo. Las
palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM
Calvet, Louis-Jean (2007) Historia de la escritura. De Mesopotamia hasta nuestros días, Barcelona,
Paidós
Calvino, Ítalo (2000) Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Siruela
Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización
académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
Cassany, Daniel (2007) La cocina de la escritura, Barcelona, Anagrama
Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21ª edición, Madrid, Espasa
Calpe (en <http://buscon.rae.es/draeI/> pueden consultar también la 22.ª edición del
diccionario en versión digital)
Diccionario panhispánico de dudas (2005) Real Academia Española, Bogotá, Asociación de
Academias de la Lengua Española y Santillana (en http://buscon.rae.es/dpdI/ pueden
consultar la versión digital)
Di Marco, Marcelo (2006) Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo
Ferreiro, Emilia (2005) Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica
García Negroni, María Marta [coordinadora], Pérgola, Laura y Stern, Mirta (2006) El arte de escribir
bien en español - Manual de corrección de estilo, nueva edición actualizada, Buenos Aires,
Santiago Arcos Instrumentos
Grijelmo, Alex (2001) Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras.
La página del idioma español, en <www.elcastellano.org>
Manual de español urgente, Agencia EFE (2000), 13.ª edición corregida, Madrid, Ediciones Cátedra
Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid,
Gredos
Martínez de Sousa, José (1992) Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo
Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de
los usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada.
Seco, Manuel (1986) Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe
Steimberg, Alicia (2006) Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos
Aires, Aguilar
The Plain Language Association International, en <http://www.plainlanguagenetwork.org>
Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires,
e.d.b.

100
traducir
traducir
“Traduttore, trasformatore.”

Philip Krummrich
Redescubriendo
Según algunas de las definiciones más difundidas, traducir es “enunciar en otra lengua lo
que ha sido enunciado en una lengua original, conservando las equivalencias semánticas y
estilísticas”100 o la traducción es “la fiel transferencia de ideas de un idioma original a otro al
cual se traduce en un estilo correcto, preciso y apropiado”.101
Para Taber y Nida,102 “la traducción consiste en reproducir, mediante equivalencia natural y
exacta, el mensaje de la lengua original en la lengua receptora, primero en cuanto al sentido
y luego en cuanto al estilo”. Peter Newmark103 afirma que traducir es “verter a otra lengua el
significado de un texto en el sentido pretendido por el autor”.
Las definiciones anteriores nos ayudaron a entender la traducción cuando nos acercamos a
ella por primera vez. Pero el camino recorrido en la práctica y la docencia nos llevó a redes-
cubrir esta actividad, para entender que:

Traducir es leer y escribir.


Aunque a simple vista parezca que en esta definición falta el pasaje de un idioma a otro, pre-
ferimos concebir ese pasaje no como instancia separada de la lectura y la escritura, sino como
parte de una y de otra.104

Advertencia o “agarrate Catalina”: A partir de ahora, el terreno por el que ve-


níamos caminando se va a poner más escabroso. Es que como vamos a meter-
nos de lleno en la traducción —nuestra especialidad—, no podemos dejar de
analizar algunos temas un poco más técnicos que, según nuestra experiencia,
influyen considerablemente en la calidad de cualquier traducción. Pero, claro,
si no hay riesgo no hay diversión, así que ¡a no amedrentarse!

Cómo leemos
Cuando decimos que traducir es leer y escribir no hablamos de cualquier tipo de lectura ni de
cualquier tipo de escritura. La lectura del traductor es en realidad una multiplicidad de lectu-
ras, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. El traductor lee muchas veces y
de distintas formas. Necesita comprender el texto que va a traducir de principio a fin, de frente
y de revés. Pero esa comprensión no es el fin último de la lectura: en realidad, es el punto de
partida para la reexpresión o reescritura.
El lector-traductor no puede hacer una lectura “inocente” de lo que va a traducir. Cuando em-
pieza a leer, en él se activa casi automáticamente un mecanismo de detección de obstáculos;
cada nueva palabra puede implicar un riesgo y cada estructura difícil, un escollo. Esto es así
porque, aunque se lo proponga, pocas veces logra dejar de lado su objetivo: entender para

100
  Dubois y col. en Valentín García Yebra, Teoría y práctica de la traducción, tomo I, Madrid, Editorial Gredos, 1989, p. 30.
101
  Marina Orellana, La traducción del inglés al castellano.Guía para el traductor, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1987, p. 17.
102
  La traducción: Teoría y práctica, Madrid, Cristiandad D.L., 1986, p. 29. Traducción de A. de la Fuente Adánez.
103
  Manual de traducción, Madrid, Cátedra, 1992, p. 19. Traducción de Virgilio Moya.
104
  El análisis de las habilidades cognitivas que se ponen en juego durante la transformación excede el alcance y los objetivos de
este libro.

104
reexpresar. Siempre lee pensando qué va a decir y cómo lo va a decir. Además lee pensando
en el autor del original que tiene delante de sí. Pero tampoco olvida al posible destinatario
de su traducción.
La lectura del traductor es detallada, meticulosa y hasta obsesiva y, al mismo tiempo, abar-
cadora e integral. Importa cada sustantivo, cada preposición, cada punto y cada coma… Y
además del cada, es esencial el todo, que puede ser una oración, una página, un libro o una
realidad. A veces, alcanza una lectura para empezar la reproducción en el otro idioma, pero
es más común que se necesiten dos, tres o cuatro para arrancar. Incluso, puede pasar que
con el texto casi terminado haga falta volver a leer el original, o partes de él, para ver si el
resultado lo refleja “fielmente”.

traducir105
106
Para poner en práctica la lectura meticulosa del traductor, incluimos más abajo un fragmento del libro The Hobbit,
de J. R. R. Tolkien,105 y cuatro consignas. The Hobbit relata la historia de Bilbo Baggins, el hobbit, quien emprende
un viaje maravilloso y tenebroso a la vez. A lo largo del viaje, conocerá personajes inesperados y descubrirá rasgos
de su carácter que desconocía o que quizás apenas intuía.
EJERC ICIO :

En el Anexo (página 142) presentamos posibles respuestas a las consignas y una traducción del fragmento publi-
cada en español. ¡Bienvenidos a la aventura de leer para traducir!

Chapter 1
An Unexpected Party
AVENTURARSE

1 In a hole in the ground there lived a hobbit. Not a nasty, dirty, wet hole, filled with the ends
of worms and an oozy smell, nor yet a dry, bare, sandy hole with nothing in it to sit down on or
to eat: it was a hobbit-hole, and that means comfort.
It had a perfectly round door like a porthole, painted green, with a shiny yellow brass knob in
5 the exact middle. The door opened on a tube-shaped hall like a tunnel: a very comfortable tunnel
without smoke, with panelled walls, and floors tiled and carpeted, provided with polished chairs,
and lots and lots of pegs for hats and coats —the hobbit was fond of visitors. The tunnel wound
on and on, going fairly but not quite straight into the side of the hill —The Hill, as all the people for
many miles round called it— and many little round doors opened out of it, first on one side and
10 then on another. No going upstairs for the hobbit: bedrooms, bathrooms, cellars, pantries (lots
of these), wardrobes (he had whole rooms devoted to clothes), kitchens, dining-rooms, all were
on the same floor, and indeed on the same passage. The best rooms were all on the lefthand side
(going in), for these were the only ones to have windows, deep-set round windows looking over
his garden and meadows beyond, sloping down to the river.
15 This hobbit was a very well-to-do hobbit, and his name was Baggins. The Bagginses had
lived in the neighbourhood of The Hill for time out of mind, and people considered them very
respectable, not only because most of them were rich, but also because they never had any

105
  Nueva York, Ballantine Books, 1993, pp. 1-3.
adventures or did anything unexpected: you could tell what a Baggins would say on any question without the
bother of asking him. This is a story of how a Baggins had an adventure, and found himself doing and saying
20 things altogether unexpected. He may have lost the neighbours’ respect, but he gained —well, you will see
whether he gained anything in the end.
The mother of our particular hobbit —what is a hobbit? I suppose hobbits need some description nowadays,
since they have become rare and shy of the Big People, as they call us. They are (or were) a little people, about
half our height, and smaller than the bearded Dwarves. Hobbits have no beards. There is little or no magic
25 about them, except the ordinary everyday sort which helps them to disappear quietly and quickly when large
stupid folk like you and me come blundering along, making a noise like elephants which they can hear a mile
off. They are inclined to be fat in the stomach; they dress in bright colours (chiefly green and yellow); wear no
shoes, because their feet grow natural leathery soles and thick warm brown hair like the stuff on their heads
(which is curly); have long clever brown fingers, good-natured faces, and laugh deep fruity laughs (especially
30 after dinner, which they have twice a day when they can get it). Now you know enough to go on with. As I was
saying, the mother of this hobbit —of Bilbo Baggins, that is— was the fabulous Belladonna Took, one of the
three remarkable daughters of the Old Took, head of the hobbits who lived across The Water, the small river that
ran at the foot of The Hill. It was often said (in other families) that long ago one of the Took ancestors must have
taken a fairy wife. That was, of course, absurd, but certainly there was still something not entirely hobbitlike
35 about them, and once in a while members of the Took-clan would go and have adventures. They discreetly
disappeared, and the family hushed it up; but the fact remained that the Tooks were not as respectable as the
Bagginses, though they were undoubtedly richer.
Not that Belladonna Took ever had any adventures after she became Mrs. Bungo Baggins. Bungo, that was
Bilbo’s father, built the most luxurious hobbit-hole for her (and partly with her money) that was to be found
40 either under The Hill or over The Hill or across The Water, and there they remained to the end of their days. Still
it is probable that Bilbo, her only son, although he looked and behaved exactly like a second edition of his
solid and comfortable father, got something a bit queer in his makeup from the Took side, something that only
waited for a chance to come out. The chance never arrived, until Bilbo Baggins was grown up, being about fifty
years old or so, and living in the beautiful hobbit-hole built by his father, which I have just described for you,
45 until he had in fact apparently settled down immovably.[...]

EJERCICIO107
108
CONSIGNA 1:
Leer el texto una vez sin interrupciones y en lo posible, ¡disfrutarlo! Después, investigar y analizar:
|| autor y contexto de creación del texto;
|| contenido general;
|| tipo de lengua, objetivo del texto, intención del autor, tono y efecto;
|| destinatario;
|| formato y convenciones.

CONSIGNA 2:
Leer el texto por segunda vez, haciendo un análisis detallado de:
|| vocabulario general y específico;
|| estructuras complejas (desde el punto de vista de la comprensión o de la intención de reexpresión);
|| elementos propios del estilo del autor.

CONSIGNA 3:
Leer el texto por tercera vez, nuevamente sin interrupciones.
|| ¿Esta nueva lectura, que parte de una comprensión tanto global como detallada del texto, revela nueva
información?
|| ¿La descripción de personajes y lugares permite anticipar elementos de la historia que se va a relatar? De
ser así, ¿cuáles son esos elementos?

CONSIGNA 4:
En una nueva lectura, identificar posibles problemas de traducción.
Cómo escribimos
En la escritura —o reescritura— del traductor hay un conflicto de intereses: el del contenido y
el de la forma de la traducción. El problema de la lealtad para con el autor (decir exactamente lo
que dijo el autor) o el lector (decir lo que dijo el autor de la manera que sea más comprensible y
natural para el lector) en realidad es otra cara del mismo conflicto. Peter Newmark106 se ocupa de
este tema y les pone nombre a esos dos extremos: traducción semántica y traducción comunica-
tiva. Según reflexiona: “En general, la primera está escrita con la mira puesta en el nivel lingüístico
del autor y se usa para los textos ‘expresivos’, y la segunda se hace pensando en el del lector y se
utiliza para los textos ‘informativos’ y ‘vocativos’”.
El enfoque anterior plantea cierta polarización de la actividad traductora. Si pensamos, por
ejemplo, en quien está traduciendo una novela —lo que en la terminología de Newmark sería
un texto expresivo—, antes de empezar a traducir tiene que familiarizarse con otras novelas
del autor, originales y traducidas, con su vida, con el contexto social en que estaba inmerso al
escribir la obra, con sus motivaciones, etcétera. Va a tratar de absorber todo lo que pueda del
contenido y de las formas de expresión del autor para alcanzar la empatía107 —hacer como si
estuviera “en los zapatos” del autor— y traducir.
Pero no puede olvidarse del futuro lector, que no tiene acceso al original y que va a leer la
traducción solamente. Así, en algunos casos seguramente elija a favor del lector. Un ejemplo
de esta elección se da cuando el traductor sacrifica un elemento del original irreproducible en
la traducción y lo reemplaza por otro diferente que refleje la intención del autor, aunque no
literalmente.
Cuando surge el problema de la omisión de un matiz, algunos traductores usan notas al pie
para explicar, o incluso justificar, su solución. Pero, cuidado con las notas al pie en una traduc-
ción. Marcelo Cohen, escritor y traductor, opina:

[…] yo soy enemigo de las notas al pie. Si un juego de palabras es intraducible,


prefiero desplegarlo en dos líneas mediante una perífrasis y que quede incorpo-
rado al texto. Porque la nota al pie interrumpe la lectura y tampoco recupera la
gracia del chiste. Entonces prefiero preservar la continuidad de la lectura.108

Al encarar textos con un fuerte matiz expresivo, como la novela o la obra de teatro, es vital que
el traductor se empape del estilo del autor para reproducirlo en la medida que pueda. ¿Y qué
es el estilo? El estilo es la combinación de elecciones intencionales que hace el autor. Según
Hatim y Mason,109 suele confundirse con el modo de hablar del autor, cuando en realidad ese
modo de hablar es su idiolecto.D Además, en todo lo que se escribe hay intertextualidad (la
influencia que tiene en el autor todo lo que leyó a lo largo de su vida) y ello contribuye a darle
forma al estilo.
Consideremos ahora un texto informativo como el artículo periodístico. En este caso la traduc-
ción tiene como eje la información; la exactitud y la claridad en la transmisión del mensaje son
clave. No caben malentendidos ni ambigüedades. Pero ¿qué pasa si el autor sembró la ambi-
güedad adrede? ¿Hay que desambiguar el texto? Algunos dicen que sí, para que el mensaje
llegue al lector con total precisión. Pero la práctica demuestra que la buena traducción tiende

106
  Op. cit., pp. 71-73.
107
  Según el uso que le dan a la palabra Hatim y Mason en Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman Group UK Limited,
1990, p. 11.
108
 Entrevista de Gustavo Bernstein, “Las malas lenguas”, Radar, 2001, en <http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Li-
bros/01-06/01-06-24/nota2.htm>. (Fecha de consulta: 08.05.08)
109
  Op. cit., p. 10.

traducir109
al equilibrio. Así, probablemente el traductor deba alejarse un poco del eje de la información y
acercarse al autor de la nota para respetar la ambigüedad intencional. También va a tener que
ponerse más del lado del autor si le toca traducir esa rara avis que es el texto periodístico con
belleza literaria, en el que predomina una escritura dotada de buen gusto, sonoridad, fluidez y
sentido literario.110
En los textos informativos, muchas veces no se revela quién es el autor; ese dato no es lo más
importante al traducir. Incluso cuando quien firma un artículo especializado (o paper) es una
figura reconocida, probablemente todo lo relativo a su persona pase a un segundo plano a
la hora de decidir para traducir. Lo que prevalece es la precisión de la información. Además,
muchos de esos textos tienen un estilo característico que no es propio del autor, sino que está
pautado por el medio que publica el artículo (la revista o el periódico científico). Siempre que
se pueda, conviene respetar ese estilo porque hace a la imagen que la publicación quiere dar.
Cuando la información y el público final son lo primordial, el traductor tiene que conocer muy
bien las normas o convenciones del géneroD al que pertenece el texto. Por ejemplo, aún hoy en
la era del correo electrónico, con la informalidad y celeridad propias de ese medio, muchos de
los mensajes en español son más formales y acartonados que los escritos en inglés. Y esa dife-
rencia no se puede obviar al traducir, por lo menos no por descuido. De manera similar, cuando
se traduce un currículum vitae del inglés al español hay que averiguar cuál es el formato de
currículum que prefiere la organización destinataria y respetarlo porque, por cruel que parezca,
la primera impresión sí cuenta.
Entonces, traducir implica decidir, una y otra vez. Y las decisiones generan responsabilidad.
Pensemos que el futuro lector seguramente no lea el original, porque no entiende el idioma o
porque entre ese original y él existe una brecha espacial o temporal insalvable. Así, va a depen-
der de las decisiones del traductor para vincularse con el texto que eligió leer.
Una forma útil de encarar primero la lectura y después la reescritura teniendo en cuenta al au-
tor del original y al posible lector de la traducción es analizar el texto en cuatro planos:

|| el del sentido, identificando las ideas principales y secundarias, marcando oraciones


o párrafos que pueden ser confusos, ambiguos u oscuros, corroborando la coheren-
cia interna del texto;
|| el de la sintaxis, prestando especial atención a estructuras poco habituales o incluso
incorrectas y a cualquier otra que pueda traer problemas al reescribir;
|| el de las palabras, marcando términos nuevos, casos de redundancia o ambigüedad,
expresiones que hace falta investigar, etcétera y
|| el del estilo; al trabajar con este plano el traductor tiene que poder reconocer las
elecciones particulares del autor, por ejemplo, puntuación flexible o rígida, oracio-
nes cortas o largas, adjetivación o falta de ella, expresiones idiomáticas, registro,
etcétera.

110
  En el ejercicio “Vista panorámica” del capítulo “Leer” (pág. 19) se trabaja con un texto de este tipo, “Esteros del Iberá”, extraído
del libro El interior de Martín Caparrós.

110
El texto que sigue es un fragmento de “How To Write and Create Effective Publicity Materials” de Sylvia Schildt111 y
plantea varios desafíos en distintos niveles. Les proponemos leer el texto y contestar a las preguntas que siguen.
En el Anexo (página 145) van a encontrar posibles respuestas.
EJERC ICIO :

How To Write and Create Effective Publicity Materials

1 You just got stuck with writing the next publicity release or press alert for a major event for your
organization. “Whoa!” you say, “I’m a (teacher, program coordinator, rabbi, volunteer … you fill in
the appropriate designation.) No way is this in my job description.” But after several lame, ill-fated
attempts to pass the burden on elsewhere in the organization, you realize resistance is futile.
5 Welcome to my world.
You must now, along with your many other talents, become an effective writer. And that’s
no easy task. Writing, i.e., getting your facts in a row and your sentences flowing coherently, is
only part of the challenge.
You must use your podium to excite curiosity, engage interest, elicit specific behaviors and
10 most important of all, get your message out to the public – for free! Remember, this is what
distinguishes your piece from paid advertising, where you can more or less write anything you
want, and place it in any publication you wish, to suit your timing. So now you must convince an
editor, who gets these pieces by the hundreds – via e-mail and snail mail – that your message is
worth free space, the precious real estate your promotional budget could never afford.
CON OJOS DE TRADUCTOR

15 What’s even more important, is that material printed in the main part of a magazine or
newspaper, or exposed within a radio or TV program, has more credibility than a paid ad or
commercial. […]
You are not ready to write at this stage, but if you prepare properly, the actual writing will be
that much easier and more effective and you’ll have a better shot at that real estate.
20 I am fairly sure you have heard that a good news story answers the questions of who, what,
when, where and why. But you should also be aware of to whom it is to go, both in terms of the
editors and the target audience.

111
  Publicado en línea por JCCenters.org (www.jccenters.org) y reproducido con la autorización de The American Jewish Joint Distribution Committee (JDC).
Para ver el artículo completo, visitar http://en.jccenters.org/art-detail.asp?ID=1088. (Fecha de consulta: 21.03.09)

EJERCICIO111
112
These two may not always be in synch. Let us say you are trying to reach out to those Jews in your area who
like to read and discuss Jewishly-oriented books in conjunction with a book signing. But the target publication
25 tends to be concerned with sports, life occasions, local organizational politics and synagogue activities. They
are more likely going to dole out that precious real estate to news of the Maccabi tryouts or the new building
addition to the Jewish Community Center, than to your event.
Emphasize the event’s connection with established local organizations or entities – if they are also big
advertisers in that publication or add prestige, better still.
30 Crafting the right message will make or break your release.
The two most prevalent reasons a release goes into the circular file are:
1. It is too general.
2. It fails to convince writers and editors that your story is of immediate interest or concern to their audience.
Obviously, specificity is the antidote to generality. And finding the right hook or story angle can make the
35 difference between tossed away or taken up.
The first thing you want to is know your target publication. Familiarize yourself with the kind of stories it
considers newsworthy. This will help you develop your hook.
Where do you go to find your hook? Look for a local tie-in – a human interest or back story would work. Also look for
a reader’s benefit – physical, spiritual, financial, social. Why should someone get into his or her car and drive the X miles?

CUESTIONARIO EN DISTINTOS PLANOS


Plano semántico o del sentido
¿Qué párrafos, oraciones o frases son difíciles de entender en el original? ¿Por qué? Subrayarlos.

Plano sintáctico
Identificar en el texto estructuras que, por su grado de complejidad, puedan dificultar la reexpresión en español.

Plano léxico o de las palabras


1. Marcar palabras nuevas o que preferirían buscar en el diccionario. Usar siempre primero algún buen diccionario monolingüe en
inglés y recién después ir al diccionario bilingüe. Para elegir la mejor opción de las que ofrezca el diccionario, tener en cuenta el
contexto en el que aparecen las palabras en el original y las distintas connotaciones en los dos idiomas.
2. ¿Cuál es la traducción más acertada para la palabra editor (ls. 13, 21 y 33) en este contexto? ¿Y para real estate (ls. 14, 19 y 26)?
3. ¿Qué es o qué son los Maccabi en este contexto? Tener en cuenta la posibilidad de consultar a un experto112
y prestar atención a las referencias culturales.

Plano estilístico
1. Este no es de los típicos artículos que recomiendan cómo hacer algo (“how to…”). ¿Qué tiene de distinto?
2. ¿Qué marcadores de tono informal aparecen en el texto? Destacarlos.
3. Marcar las expresiones idiomáticas. ¿Se puede o, más bien, conviene buscar un equivalente para cada una?
4. ¿De qué forma es mejor dirigirse al lector de la traducción? ¿Segunda persona en singular o plural? En el
primer caso, ¿conviene usar tú, vos/voseo o usted? Pensar diferentes opciones para los públicos hipotéticos
siguientes:
|| revista mensual de una escuela de nivel terciario, que llega principalmente a los alumnos;
|| semanario especializado en temas del lenguaje y
|| sitio web de una fundación con fines educativos que tiene usuarios de entre treinta y cinco y cincuenta
años.

112
  En este ejercicio se usa la palabra experto en sentido amplio. Abarca a todo el que esté familiarizado con el término o tema de la consulta..

EJERCICIO113
Ser o no ser
Ya hablamos un poco sobre qué es traducir. Ahora nos queda por ver qué es un traductor.
Es común escuchar que el traductor es un puente entre idiomas y culturas. Acá les proponemos
desafiar la tan mentada metáfora —vaya uno a saber quién la acuñó— a través de un ejercicio
de asociación libre. Escriban lo primero que se les ocurra cuando piensan en puente.
¿Qué imágenes/palabras surgieron? ¿Tienen relación con la tarea del traductor? Veamos:

Autos, motos, camiones, personas a pie, en bicicleta, piquete, corte, personas


cargando bultos, paquete de galletitas vacío, basura, bocinazos, agua, vértigo,
árboles, orilla, piedras.

Y la lista podría seguir, dependiendo de la imaginación y las experiencias del que asocie. Pero
¿dónde están las palabras, los libros, los idiomas, la lectura y la escritura? ¿Alguien se imaginó
una novela de Soriano en la luneta trasera de un auto o el diario del día anterior en el asiento
del acompañante? Podría ser que el puente uniera dos ciudades de frontera, dos ciudades de
dos países lindantes y que por eso se oiga a las personas que lo transitan hablando dos idiomas
distintos. Pero sigue sin aparecer el traductor, porque si estas personas se cruzan y se ponen a
charlar es muy probable que se entiendan perfectamente sin intermediarios.
La idea de puente tiene en sí algo estático y pasivo: un medio inmóvil por el que pasan medios
o seres móviles. Toda la acción se da sobre el puente, debajo de él o en las orillas que une. El
puente está ahí, quieto, silencioso, desgastado por el tiempo y el clima. Entonces, ¿el traductor
es un puente? Si ya no están tan convencidos, ¿qué otra posibilidad se les ocurre?
Yves Champollion se refiere al traductor como el knowledge worker113 (trabajador del conoci-
miento) de esta era. ¡Y claro! En esa asociación no hay nada de pasivo; todo lo contrario, la
palabra trabajador sugiere actividad, movimiento, intensidad, tesón, transpiración. La expre-
sión knowledge worker recupera el empeño con que trabaja el buen traductor y su materia de
trabajo: el conocimiento, el saber, que toma forma en las miles y miles de palabras que le pasan
delante de los ojos, por la cabeza y por las manos. Al traductor le llega un texto; lo lee, lo des-
menuza, le saca el jugo y lo transforma en otro, igual y distinto a la vez, con el mismo mensaje
(idealmente) pero con otras palabras. El objetivo: que una persona o una comunidad entera
puedan entender y abrazar ese conocimiento. Tamaña tarea.

113
  Citado de la ponencia “Machine Translation and Translation Memory: Breaking the Barriers” que Yves Champollion dio en el
marco del I Congreso Internacional de Traducción Especializada organizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de
Buenos Aires (27 al 29 de julio de 2006).

114
1. Teniendo en cuenta las ideas que se les hayan ocurrido para ilustrar qué es y qué hace el traductor, intenten
escribir una nueva definición. Tal vez los ayude tratar de ver con los ojos de la mente las cosas que suelen
rodear al traductor en su lugar de trabajo o estudio. A veces lo más cercano y tangible es más útil de lo
que imaginamos.
EJERC ICIO :

2. El escritor norteamericano Paul Auster114 define la traducción así:

Translation is a bit like shoveling coal. You scoop it up and toss it into the furnace. Each lump
is a word, and each shovelful is another sentence, and if your back is strong enough and you
have the stamina to keep at it for eight or ten hours at a stretch, you can keep the fire hot.

Puede ser un ejercicio interesante intentar una o varias versiones en español del párrafo anterior. Aunque
ya hay una versión publicada en español en El libro de las ilusiones,115 que incluimos en el Anexo (página
148), es de esperar que el traductor de buena cepa quiera ver cómo le va con la versión propia. Hasta po-
dría ser más bella o más sonora que la publicada. ¿Por qué no?
EN TUS PROPIAS PALABRAS

114
  The Book of Illusions, Nueva York, Henry Holt & Company, 2002, p. 70.
115
  Barcelona, Editorial Anagrama S.A., p. 80. Traducción de Benito Gómez Ibáñez.

EJERCICIO115
Entrevista a
María Cristina Pinto

“Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro


conocimiento sería ínfimo”
María Cristina Pinto llegó a la traducción por gusto de los idiomas, la literatura y la cultura
en general y, sobre todo, “por el deseo de saber”. Por eso, concibe la traducción como una
tarea mucho más profunda y abarcadora que la tradicional concepción que la limita a ser
“el pasaje entre un código lingüístico y otro”. Así lo explica en las clases que dicta desde
hace veinticinco años en el nivel superior y lo reafirma en cada una de las reuniones de la
Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), que actualmente preside. Está
convencida de que lo que se traduce no son simplemente palabras, sino la cosmovisión de
una cultura.

—¿Cómo nace la traducción?


—Si por traducción entendemos también la tarea del intérprete, podemos decir que
desde que se desarrolló el lenguaje, siempre hubo quienes, con mayores aptitudes para
la comunicación, intervinieron cada vez que dos comunidades se pusieron en contacto,
ya fuese a través de la dominación, el comercio o la simple vecindad. Más allá de esto,
convencionalmente coincidimos en entender la traducción como la traducción de un
texto escrito, para lo que debemos remontarnos unos 4500 años atrás, el momento en que
tenemos registros de los primeros textos bilingües, como los glosarios sumerio-eblaítas,
por ejemplo. Tanto los primeros escritos como las primeras traducciones fueron registros
agrícolo-ganaderos que contabilizaron la cantidad de ganado o de cereales de un pueblo.
Así, la primera función del traductor fue la de escriba: recogía lo que el rey le dictaba,
muchas veces información reservada. Tiempo después surgieron los relatos de gestas
heroicas grabados sobre la piedra o la arcilla y, más tarde, los primeros relatos religiosos.
Pero en los inicios, todo aparece mezclado: el que escribe también traduce y es funcionario
subordinado al rey y a los sacerdotes.

—¿La traducción estuvo siempre entreverada con la escritura?


—Sí, porque otra función primaria de los traductores fue el desarrollo de la propia lengua
nacional. Alfredo el Grande, en la Inglaterra del siglo ix, tenía cuarenta años cuando
comenzó a estudiar latín para poder traducir él mismo grandes obras a su propio idioma.
Y lo hizo porque se había dado cuenta, después de tantas conquistas, de que la lengua
era un instrumento capaz de ayudar a la unidad del reino. Y mientras traducía del latín,
acrecentaba el inglés, porque tuvo que inventar palabras para los conceptos e ideas nuevas
que iba incorporando. Geoffrey Chaucer, el gran poeta inglés del Medioevo, fue primero
traductor y, como tal, ayudó muchísimo al fortalecimiento de la lengua y de la literatura,
al incorporar formas léxicas y literarias del latín, del francés y del italiano. Un par de siglos
después, William Tyndale tradujo la Biblia siguiendo las enseñanzas de Martín Lutero,
también traductor, además de padre de la Reforma, no en un lenguaje erudito latinizado,
sino en un idioma accesible al pueblo. Sin teorizar, estos dos grandes traductores se dieron
cuenta de lo que en el siglo xx sostuvo la escuela funcionalista alemana: si la finalidad es que
un texto se entienda, entonces, hay que traducirlo en el tipo de palabras que el destinatario
utilice. Mientras ayudaban a forjar sus propios idiomas, los traductores acercaron formas

116 traducir
literarias que su propia cultura desconocía. Las traducciones de Jorge Luis Borges y las de los
miembros de la revista Sur, por ejemplo, contribuyeron a incorporar nuevos procedimientos
estilísticos, nuevas formas poéticas, nuevos métodos y modos de escribir a nuestra literatura
argentina, entonces en ciernes. Del mismo modo, los traductores del área técnico-científica
fueron grandes difusores del conocimiento. Cuando dos pueblos entraban en contacto,
siempre se apropiaban del conocimiento del otro, lo traducían y lo seguían desarrollando. Así,
los primeros traductores de textos de medicina o de alquimia, por ejemplo, no fueron meros
traductores, sino verdaderos instructores, pues adaptaban los textos a la cultura de llegada y
añadían sus propias explicaciones para aclarar los conceptos desconocidos. Los traductores
también contribuyeron a difundir religiones, hecho que se hace muy obvio en el trabajo con
los misioneros, e ideologías, al servir al poderoso de turno.

—Así que ya desde sus orígenes la función del traductor fue más allá del pasaje
literal de una lengua a la otra...
—Por supuesto, su función siempre fue muchísimo más abarcadora. Además, hoy en día, al
concebir la traducción como mediación intercultural, no se tiene en cuenta solo lo erudito,
sino también la cultura popular, los mitos, los sueños, los pensamientos, las costumbres de
una cultura que están presentes en el texto de manera explícita o implícita. A veces la cultura
a la que traducimos no tiene estos conceptos, no tiene esas vivencias, no sabe de esos mitos.
El traductor debe darse cuenta de esa brecha y tratar de zanjarla.

—En general, ¿qué se gana y qué se pierde en ese traspaso cultural?


—Hay que ser realistas y, por supuesto, yo no sostengo que todo se pueda traducir. Pero
tampoco estoy de acuerdo con la idea tan difundida de que siempre se pierde en una
traducción. Si se pierde, también se gana: se gana la posibilidad de acercarse a un material
que de otra manera no se hubiera podido leer. Como decía Borges: “Qué sería de nosotros
sin los traductores”. Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro
conocimiento sería ínfimo.

—¿Cuándo nace la figura del traductor profesional?


—El intérprete simultáneo surge profesionalmente con el desarrollo de la tecnología de
los auriculares, alrededor de 1930. Sin embargo, muy pronto quedó demostrado que se
necesitaba más tecnología y más políglotas para cumplir acabadamente con la tarea. En
cuanto al estudio formal de la traducción, James Holmes fue el primero en trazar un mapa
de lo que abarcaría: estudios teóricos por un lado, prácticos por el otro, históricos, didácticos,
entre otros. Eso fue recién en 1970, aunque se dio a conocer un tiempo después. De modo
que la traducción como disciplina autónoma, diferenciada de la literatura y de la lingüística,
empieza a ser conocida en los años ochenta. Incluso hoy en día, en la Argentina, casi no
hay estudios formales de teoría de la traducción. Es una tarea que tiene tantos siglos de
antigüedad y solo poco más de veinte años de pensamiento teórico diferenciado. Como
disciplina de estudio y práctica profesional, en el sentido moderno, es muy joven. Por eso,
quizá, la sociedad no tiene un perfil acabado —ni acabado ni iniciado— de lo que es un
traductor. La idea dominante es que saber idiomas basta para traducir. No se percibe al
traductor como un profesional con un estudio específico. Yo siempre les digo a mis alumnos:
“Si a alguien le duele la muela, va al dentista y no al curandero, y cuando compra una casa
recurre a un escribano, no a un dactilógrafo”; ahora, si necesita una traducción, muchos no
recurren a un profesional, porque ni saben de su existencia.

traducir117
—¿Por qué ese atraso en la formalización de la carrera?
—Por un lado, la mayoría de las carreras profesionales se formalizan a principios del
siglo xx . Y con respecto a las lenguas, los profesorados y las carreras de letras también se
inician tardíamente. Para colmo, traducir es una actividad humana que algunas personas
pueden desarrollar intuitivamente, aunque esto no quiere decir que lo hagan bien ni
profesionalmente.

—¿La función del traductor cambió con las nuevas tecnologías?


—Por supuesto, el uso del procesador de textosD facilitó muchísimo nuestra tarea. Yo recuerdo
haber comenzado machacando las teclas de una máquina manual diminuta. Y esto, cuando
se hace muchas hora al día, enloquece a cualquiera (además de entumecer los dedos). Ni qué
hablar del tiempo que se gana por tener las fuentes de documentación al alcance de la mano,
en Internet. Si bien algunos estudios indican que con las computadoras se traduce más rápido
y mayor cantidad de palabras, eso no implica ni que se traduzca mejor ni que el traductor
gane más dinero con su trabajo. De hecho, las memorias de traducciónD fueron creadas por
las grandes corporaciones para acelerar tiempos y abaratar costos. Hay todo un mercado
cada vez más enloquecido y, como resultado de la globalización, todo el mundo se sube a
ese caballo y cabalga, lamentablemente. Solo los mejores profesionales dicen: “Lo que usted
me está pidiendo es una barbaridad, es imposible”. El traductor promedio se queda doce o
más horas trabajando o no duerme durante dos días, pero entrega el texto. Esto de “tengo la
cabeza quemada”, lo oigo muy a menudo. Me pregunto cómo es el producto de esa situación
laboral y, aunque fuera bueno (cosa que dudo), si se gana el dinero suficiente como para que
valga la pena…

—¿La formalización tardía de la figura del traductor también influyó en la


adquisición de sus derechos profesionales?
—Para la mayoría de los clientes, los traductores no tenemos derechos. Es decir: los derechos
existen por ley, por escrito, pero no se respetan. No cobramos, por ejemplo, un porcentaje por
derechos de autor por la venta de ejemplares traducidos ni por el uso posterior de nuestra
traducción, sino, en general, un pago único. Los traductores deberíamos tener derecho a
firmar un contrato justo, que estipulase cuáles son las obligaciones y los derechos de cada
parte. En general, no nos dejan firmar contratos y, cuando lo hacemos, son los editores o los
clientes los que se arrogan todos los derechos.

—¿Qué se hace al respecto? ¿Qué camino sugerís para dar pelea?


—Desde las aulas de formación de traductores, en materias como Desempeño Profesional,
hacemos que el futuro colega tome conciencia de estos temas. También lo hacemos en la
Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), mediante charlas, cursos, actuación
en los medios e información específica a nuestros asociados. Es un trabajo de hormiga, pero
el único posible para contrarrestar décadas de abusos o desconocimiento.

118
FICHA TECNICA
1979 Traductora literaria y técnico-científica de inglés, Instituto de Enseñanza
Superior en Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández.
1982 Miembro fundador de la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes y
actual presidenta (www.aati.org.ar)
1982-2007 Profesora de Teoría de la Traducción, en el Traductorado de la
Universidad de Belgrano. Profesora de Traducción Literaria y Panorama Profesional,
en el IES en Lenguas Vivas J. R. Fernández y profesora de Desempeño Profesional y
Residencia, en el Traductorado de la ENS en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg.
1988-1990 Miembro del Grupo Argentino de Trabajo para la Traducción, SIIT-
UNESCO.
1991-1997 Fundó el Centro de Interpretación y Traducción de la Facultad de Filosofía
y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, donde coordinó la interpretación de los
doctores Umberto Eco y Noam Chomsky, entre otras personalidades.
1991-cont. Traductora y correctora de traducciones para las editoriales Emecé,
Sudamericana, Planeta, El Ateneo, Tinta Fresca y para profesionales; se especializa
en textos literarios y educativos.
1996-2002 Jefa de grado del Traductorado Técnico-Científico y Literario de Inglés
de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg. Tuvo a su
cargo la reforma del plan de estudios de la carrera.
1997-cont. Integra el Repertorio Internacional de Traductores e Intérpretes. Unión
Latina, París, Francia.
1999-2001 Integrante del Centro Victoria Ocampo-Biblioteca Nacional.
2002 Licenciada en Lengua Inglesa, Universidad de Belgrano.
2006 Traductora Pública, Científico-Técnica y Literaria, Universidad de Belgrano.

María Cristina asistió a más de cien encuentros de perfeccionamiento y condujo


más de cuarenta seminarios y talleres de posgrado, como el curso “Desempeño
Profesional”, en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires
(CTPCBA), el seminario “Control de la Calidad en la Traducción”, en la Agencia
Internacional LMI, Rosario, y el “Seminario de Formación de Docentes de Traducción”,
en el Traductorado de la ENS en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg.

traducir119
Cinchada
Una buena traducción es fiel al original y correcta y natural en la lengua meta.116 Y para ser fiel,
la traducción tiene que decir todo lo que dice el original y no decir nada que el original no diga,
parafraseando a Marina Orellana.117 ¿Qué es entonces la fidelidad? Fidelidad es sinónimo de
precisión, en las palabras y en las ideas. Pero para alcanzarla también hay que tener en cuenta
la función del texto original, el tono y el estilo del autor, además de las convenciones del tipo
textual concreto. Así, el concepto de fidelidad abarca tanto la comprensión e interpretación del
texto original como la reexpresión en español.
Aunque la palabra fidelidad parece tener más que ver con las relaciones interpersonales, acá la
usamos tratando de dejar de lado la vastedad de sentimientos y emociones negativas que pro-
duce una traición. Los traductores ya estamos un poco cansados de que nos tilden de traidores.
En una entrevista de Radio Mitre118 al español Pancracio Celdrán Gomariz, quien compiló diez mil
formas de insultar en El gran libro de los insultos,119 le preguntaron cuál era para él el peor insulto
que se podía recibir. Y sin dudarlo dijo: “Traidor”. Los periodistas que lo entrevistaban se sorpren-
dieron, porque quizá lo esperable era algún adjetivo notablemente oprobioso. Sin embargo, el
experto eligió traidor. Y claro, un traidor es un falso, un sinvergüenza que ataca por la espalda, un
trepador inescrupuloso. ¿Qué tiene que ver todo eso con la esencia del traductor? ¡Nada!
Es cierto que muchas veces el traductor se enfrenta con textos que le plantean dilemas de fide-
lidad. Y también es cierto que en esos momentos es necesario evaluar qué se pierde y qué se
gana con la traducción infiel y con la antinatural. Umberto Eco120 usa la palabra negociación para
referirse a una operación inherente a toda traducción:

[…] el problema interesante es de qué puede prescindir la experiencia y hasta qué pun-
to. De ahí la idea de que la traducción se basa en procesos de negociación, siendo la
negociación, precisamente, un proceso según el cual para obtener una cosa se renun-
cia a otra, y al final, las partes en juego deberían salir con una sensación de razonable
y recíproca satisfacción a la luz del principio áureo por el que no es posible tenerlo todo.

La clave está en no poder tenerlo todo, que en este caso significa reconocer que la perfección
quizá pueda darse en la naturaleza, pero no en una creación humana como es la traducción.
La traducción perfecta, absolutamente fiel y natural, no existe. Siempre hay que transar, en el
sentido de “transigir, ceder, llegar a una transacción o acuerdo” (DRAE). Entonces, ¿por qué no
descartamos definitivamente la tan ofensiva idea del traductor como traidor y empezamos a
hablar de concesiones?
La traducción al español del texto que sigue exige cierto grado de creatividad o concesión. El
problema son las 4 Cs del original (el subrayado es nuestro):121

In response to demands for a more energy-efficient data center, APC has


introduced a revolutionary enterprise architecture: the Efficient Enterprise™ that
is articulated around 4 principles (which we can call the 4 Cs):

116
  Para el traductor argentino la lengua meta suele ser el español, ya que lo ideal es traducir siempre al idioma materno. Es muy
difícil ser natural en un segundo idioma y pocas personas logran el bilingüismo —o biculturalismo— absoluto. De todos modos,
hay que admitir que el mercado globalizado actual exige que el traductor local se forme también en la traducción inversa, el pasaje
del español a otras lenguas.
117
  Op. cit.
118
  Programa “Según cómo se mire”, conducido por Débora Pérez Volpin. (Fecha de emisión: 04.06.08)
119
  España, La Esfera de los Libros, 2008.
120
  Decir casi lo mismo, Barcelona, Lumen, 2008, p. 25. Traducción de Helena Lozano Miralles.
121
  APC by Schneider Electric, 2008.

120
- Capacity management
- Close-coupled cooling
- Right size components
- Contain the heat

Seguramente, en este material entre técnico y publicitario se usó el recurso lingüístico de las
4 C para que los lectores recordaran los principios que respaldan la revolucionaria arquitectura
informática que está presentando la empresa. De hecho, los cuatro principios aparecen en dis-
tintas publicaciones de esa empresa.
Si intentáramos reproducir el recurso en español, estaríamos en un aprieto. Hagamos la prueba:

- Capacidad administrada
- Congelamiento cercano a la carga
- Componentes de dimensión adecuada
- Contención del calor.

Si bien en la versión anterior se recupera el juego del inglés, la versión elegida para el segundo
principio plantea dos problemas importantes. Por un lado, cooling no significa congelamiento,
sino refrigeración o enfriamiento, según el caso. Por acertado que nos pueda parecer encontrar
una palabra con C para traducir cooling, en las traducciones técnicas no es buena idea inter-
cambiar alegremente supuestos sinónimos para ver cuál suena mejor o cuál reproduce más
fielmente el efecto —y no el sentido— del original.
Por otra parte, las empresas grandes como la que publicó el texto del ejemplo suelen tener una
terminología propia, que hace a su imagen corporativa, y esperan que el traductor la use sistemáti-
camente. En este caso, para close-coupled cooling la empresa dice enfriamiento estrechamente aco-
plado y —concesión mediante— esa es la expresión que tenemos que usar en nuestra traducción.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, una salida elegante podría ser sacar la idea de las 4 C, y
hacer hincapié en los principios en sí:

En respuesta a la exigencia de contar con centros de datos con mayor eficien-


cia energética, APC lanzó una revolucionaria arquitectura corporativa: Efficient
Enterprise™ (Empresa Eficiente), que se articula en torno de cuatro principios:
- administración de la capacidad,
- enfriamiento estrechamente acoplado,
- dimensionamiento adecuado de los componentes y
- contención del calor.

También es común tener que hacer concesiones cuando el cliente pide que en la nueva traduc-
ción se respete el material de referencia generado a partir de traducciones previas. Por ejem-
plo, al traducir (o localizarD) software es muy frecuente que las equivalencias que incluye el
material de referencia no sirvan para la nueva traducción, en especial cuando alguna frase del
original admite distintas interpretaciones. Así, puede pasar que en la referencia la frase Printing
Document aparezca traducida como Imprimiendo documento, aunque en el nuevo contexto
sería mejor traducirla como Documento de impresión. En casos como ese, es parte del trabajo
de un buen traductor advertirle al cliente sobre el problema para que sea este quien decida si
respetar el material de referencia a pesar de todo o si obviarlo en ese caso particular.
Un tipo de concesión que puede llegar a ser desmedida se da en los títulos de películas. Pen-
semos en filmes como La gran estafa (título original: Ocean’s Eleven) y Crimen perfecto (título
original: Fracture). ¿No sería bastante extraño que el traductor hubiera hecho semejantes ver-

traducir121
siones libres por error? Ocurre que en el entorno del mercado cinematográfico suelen ser las
personas que tienen a cargo la comercialización de las películas, o algún personaje asociado a
ellas, quienes eligen o adaptan —no traducen— los títulos basándose en cuestiones relativas
al marketing, que muy poco tienen que ver con los principios de una traducción fiel y natural.
Y si no, miren esta tira de Liniers:122

Nobleza obliga
Hay que reconocer que a veces el traductor concede por error, ya sea por impericia, por una
mala lectura o por falta de revisión. Tal vez la imprecisión no sea intencional, pero puede em-
pobrecer la calidad del texto y entorpecer la transmisión del mensaje.
La oración incluida más abajo aparece al principio de un capítulo de A History of Cambodia de
David Chandler.123 La ubicación de la cita en el texto más amplio es importante porque, tam-
bién en el trabajo con las palabras, en general es cierto que la primera impresión cuenta:

Probably the least-recorded period of Cambodian history falls between Chou


Ta-kuan’s visit to Angkor and the restoration of some of the temples there by a
Cambodian king named Chan in the 1550s and 1560s.

 Abajo, una concesión equivocada:

Es probable que el período menos importante que se haya registrado de la his-


toria de Camboya sea el que abarca desde la visita de Chou Ta-Kuan a la ciudad
de Angkor y la restauración de algunos templos del lugar realizada por un rey
camboyano llamado Chan en las décadas de 1550 y 1560.

Evidentemente, el traductor confundió las categorías gramaticales: least como adverbio no sig-
nifica lo mismo que como adjetivo (“lowest in importance or position” [Merriam-Webster]) y en
la frase least-recorded period, least funciona como adverbio (“in the smallest or lowest degree”
[M-W]). El resultado de esa confusión es un texto que distorsiona el mensaje original, que no se
refiere al “período menos importante que se haya registrado”, sino al “período sobre el que me-
nos registros existen”. ¡Y lo peor es que el error aparece apenas empieza el capítulo! Un traspié
en el principio de un capítulo puede desalentar al lector y hacer que deje de leer.124

122
  El Macanudo Universal, volúmenes 1 al 5, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, abril de 2009, p. 100.
123
  Chiang Mai, Tailandia, Silkworm Books, 2003, p. 77.
124
  Ver entrevista a Vicente Battista en capítulo “Leer”, p. 15.

122
Tan natural
Además de fiel, el texto traducido tiene que ser natural125 en el idioma al que se traduce. Un
texto natural fluye, es familiar y correcto al mismo tiempo. Podría pensarse que fidelidad y
naturalidad son fuerzas opuestas, porque la primera se asocia con el autor o el texto original y
la segunda pone el foco en el texto traducido y en el lector. Aunque algo de verdad hay en lo
anterior, no es un ideal imposible aspirar al equilibrio entre ambos rasgos. Y si tenemos éxito, el
resultado va a ser una buena traducción.
A veces falta naturalidad porque el traductor se pega demasiado al original:

The most common type of blood donation is a whole blood collection.


Approximately 450 mL of whole blood is collected by aseptic venepuncture.
Depending on a donor’s size, this is about eight to ten per cent of the total blood
volume of the average donor. (Canadian Blood Services)

El tipo más común de donación de sangre es la extracción de sangre total. Se


extraen aproximadamente 450 ml de sangre total por punción venosa con téc-
nica aséptica. Según el tamaño del donante, se extrae entre el 8% y el 10% del
volumen sanguíneo total de un donante promedio.

La palabra tamaño no es incorrecta, pero en este contexto es mucho más natural hablar de la
“contextura física” de alguien.
Ahora siguen dos ejemplos tomados de una traducción del prólogo de Chandler. En ambas
oraciones falta naturalidad porque el inglés se cuela en el español:

Los capítulos 11 y 12 se beneficiaron de entrevistas que realicé entre 1986 y 1991 […]

El material presentado en el capítulo 5 le debe mucho a la obra pionera de Vickery [...]

En el primer caso, el lector agudo que sepa inglés no va a tardar en detectar el calco: se bene-
ficiaron de <–> benefited from. Y en el segundo, por lo menos le va a sonar raro que una cosa,
el material presentado, esté en deuda con otra. Estas son las oraciones originales:

Chapters 11 and 12 benefited from interviews I carried out between 1986 and 1991 […].

The material presented in Chapter 5 owes much to Vickery’s pioneering work […].

Sería más natural decir, por ejemplo:

Para los capítulos 11 y 12, aproveché material de entrevistas que realicé entre
1986 y 1991 [...].

La obra pionera de Vickery significó un gran aporte para el material que se pre-
senta en el capítulo 5 […].

O incluso:

  Ver “La naturalidad no es cosa fácil” en capítulo “Escribir”, p. 53.


125

traducir123
En el capítulo 5 recurro a muchos elementos de la obra pionera de Vickery, a
quien estoy agradecido […].

El original del próximo ejemplo fue tomado de un texto sobre donación de sangre:

Allogeneic blood donation refers to blood donated from an individual which, once
tested and found suitable for transfusion is placed in the general blood supply for
the purpose of transfusion to another individual unknown to the donor. (Canadian
Blood Services)

Se llama donación de sangre alogénica a la sangre que es donada por una per-
sona y que luego de ser examinada y de que se la encuentra adecuada para su
transfusión, se coloca en el banco de sangre para ser transfundida a otra persona.

Más allá de que en español le falta fluidez a toda la oración, es difícil no ver el calco de find +
adjetivo. Aunque mantengamos la estructura, para llegar a una versión más natural podríamos
cambiar el verbo:

Sangre alogénica es la sangre que dona una persona y que, una vez que se la
analiza y se la considera adecuada para su transfusión, se envía al banco de san-
gre para ser transfundida a otra persona.

Pero no todos los problemas de naturalidad en las traducciones surgen del calco de palabras o
estructuras. A menudo pasa lo contrario. Por miedo a pegarse al original cuando debería, el tra-
ductor llega a versiones complicadas o incorrectas en español y a veces incluso termina siendo
infiel al estilo o a la intención del autor.
Aunque es buena práctica tratar de no ser reiterativos en español, en ocasiones repetir es la
mejor opción. Eso pasa en general con las traducciones técnicas, en las que se busca lograr
suma claridad y precisión, y donde intercalar términos supuestamente equivalentes puede
crear problemas de sentido. La repetición también es un recurso válido en la traducción lite-
raria cuando, por ejemplo, el autor del original repite palabras intencionalmente para generar
efectos determinados en el lector.
También resulta forzada la traducción cuando el traductor evita sistemáticamente ciertas formas
naturales en español por creerlas incorrectas, y las reemplaza por otras más rebuscadas. Los ad-
verbios terminados en -mente son un ejemplo de este problema. Así, a veces vemos expresiones
como en forma rápida o de manera atenta donde sin duda habría sido más natural decir rápida-
mente o atentamente. Pero ¿de dónde surge esa práctica reemplazadverbios?
Por un lado, al comparar estructuras inglesas y españolas en las clases de traducción, los docen-
tes muchas veces recomendamos tener cuidado con la traducción de adverbios. Palabras breves
como quickly y slowly, que pueden aparecer en la misma oración, se transforman en las más largas
rápidamente y lentamente, y el texto no siempre acepta bien el mayor peso de unas en compara-
ción con las otras. Y ni hablar de cuando los adverbios con -ly se triplican o cuadruplican en pocas
líneas. Pero la confusión no se gesta exclusivamente en los traductorados. Reconocidos escritores
como Gabriel García Márquez, que son modelos para quienes aspiramos a escribir bien, esquivan
los adverbios terminados en -mente una y otra vez. Aunque ese esquive forma parte del estilo que
los hace quienes son, desconcierta a escritores y traductores noveles, que con bastante frecuencia
interpretan un uso personal como norma universal. ¿Entonces?
Como en todo lo relativo a la escritura y a esa forma especial de escritura que es la traduc-
ción, no existe un recurso maestro válido para cualquier situación. Lo que funciona una vez

124
puede no funcionar la siguiente. Por eso, en general es buena idea tratar de escuchar diferen-
tes versiones posibles de nuestro texto antes de elegir cuál usar.

Lo correcto no quita lo valiente


La traducción también tiene que ser correcta desde el punto de vista gramatical. Es muy
común que el idioma del original interfiera con el de la traducción y terminemos escribiendo
en algún tipo de híbrido como el espanglish o el portuñol.126
Para evitar ese tipo de errores, es recomendable conocer bien el idioma propio y también
aprender a dudar de lo que creemos saber. La duda nos impulsa a buscar, a encontrar y a mejo-
rar. Como dice la especialista en lengua española Alicia Zorrilla:127

[…] el estudio es como el pan de cada día. Sin él carecemos de fortaleza; sin él
engañamos a los que se acercan a nosotros para resolver sus dudas; sin él nau-
fragamos en esta rutina tan venerada por la ignorancia; sin él nos quedamos
anclados en el pasado, y la lengua es vertiginoso futuro.

Uniformidad, cohesión y coherencia: ¡A mirar el bosque!


En la vida cotidiana es común que, por estar muy centrados en una situación puntual, nos olvide-
mos de todo lo que pasa por fuera de esa situación. Nos quedamos con lo minúsculo (que puede
parecer inmenso) y dejamos de lado todo lo demás. Cuando actuamos así no percibimos que en
todo lo demás puede estar la solución para lo minúsculo-inmenso. También sufren de miopía si-
tuacional el ejecutivo que toma una decisión a corto plazo sin preocuparse por el largo plazo y
el médico que cada mes receta a uno de sus pacientes algo distinto para aliviar el malestar del
momento sin tratar de entender por qué se enferma tanto. La conocida metáfora del árbol y el
bosque sintetiza todo lo anterior. Muchas veces, por centrarnos en el árbol nos olvidamos de mirar
el bosque, y en la traducción cuidar el bosque es esencial para que el árbol siga en pie. La uniformi-
dad, la cohesión y la coherencia son herramientas muy útiles para hacer un buen trabajo forestal.
La uniformidad de criterios en la traducción contribuye a que el resultado sea preciso y com-
prensible. Aquí nombramos algunos casos en los que es especialmente importante usar crite-
rios uniformes para no desorientar al lector:

a) Marcas de expresiones extranjeras, neologismos e ironía o desacuerdo: Es recomendable


decidir cómo señalar en la traducción (comillas, itálicas, otro formato) cada uno de los ele-
mentos mencionados para que el texto sea más claro. En el caso de este libro, intentamos
uniformar con el siguiente criterio: itálicas para expresiones extranjeras, ironías y usos ori-
ginales y reservamos las comillas para citas y nombres de artículos, secciones o capítulos.

b) También conviene aplicar un criterio uniforme a la hora de adoptar normas antiguas o


nuevas sobre puntuación, acentuación, ortografía, etcétera, que dictan las organizacio-

126
  Ver “Anglicismos” en capítulo “Escribir”, p. 87.
127
  “Dudar significa pensar, investigar, estudiar”, entrevista a la Dra. Alicia Zorrilla, en Revista CTPCBA Nº 91, mayo-junio 2008, pp.
10 y 11.

traducir125
nes dedicadas a regular el uso de la lengua española. Al margen de las virtudes de la nor-
mativa como red de contención,128 en ella existen lagunas, vaguedades, ambigüedades,
contradicciones y elementos obsoletos casi imposibles de aplicar. Además, ese cuerpo
normativo interactúa con otros de menor alcance, aunque no menos importantes, como
el manual de estilo de la editorial, las instrucciones del editor, los criterios de tal o cual
profesor, las necesidades o caprichos del cliente, el idiolectoD del autor, etcétera. Por eso
es indispensable decidir para cada traducción qué cuerpos de normas aplicar y en qué
medida, y sostener esa decisión en todo el texto.

c) Formato de marcadores de la estructura del texto: El traductor —o, en su defecto,


el revisor— tiene que establecer un criterio uniforme para los distintos elementos que
marcan la estructura del texto, como títulos, subtítulos y viñetas, independientemente
de que en el original no haya tal uniformidad.

d) Traducción de nombres propios (de personas y lugares, entre otros): Es importante de-
cidir si los nombres propios se van a traducir siempre, a veces —en qué casos— o nunca.

e) Traducción de siglas: Hay diferentes formas de incorporar siglas en una traducción y los
elementos a los que esas siglas hacen referencia. Incluimos abajo solamente algunas:129

|| transcripción de la sigla original en redonda seguida, entre paréntesis y con


coma, de la expresión completa original en itálicas y traducción de la expresión
completa en redonda.
Por ejemplo: FDA (Food and Drug Administration, Administración de Drogas y
Alimentos de los Estados Unidos);
|| traducción de la expresión completa en redonda seguida, entre paréntesis y con
coma, de la sigla original en redonda y la expresión completa original en itálicas.
Por ejemplo: Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA,
Food and Drug Administration);
|| traducción de la expresión completa en redonda seguida, entre paréntesis y con
coma, de la sigla original y la expresión “por su sigla en inglés” (u otra similar).
Por ejemplo: Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA,
por su sigla en inglés).
|| formas concisas como la traducción de la expresión completa en redonda seguida
por la sigla original entre paréntesis.

Dos aspectos esenciales de la traducción son la cohesión y la coherencia del texto. Mona
Baker130 se ocupa de estas dos cualidades de toda buena traducción. Define la cohesión como
la red de relaciones que se dan en la superficie del texto y que unen palabras y expresiones con
otras palabras y expresiones. La coherencia, en cambio, es la red de relaciones conceptuales
que subyacen a la superficie. En la cohesión la sintaxis actúa como soporte de la red, mientras
que en la coherencia es el lector el que extrae el sentido de las relaciones. Una frase, una ora-
ción o un texto entero pueden ser cohesivos y no ser coherentes a la vez.
La canción infantil “El colectivo”, de la cantautora argentina Mariana Baggio,131 puede servir

128
  Ver capítulo “Escribir”, p. 78.
129
  Ver también respuesta 5 al ejercicio “Lidiando con la ciencia”, capítulo “Traducir”, p. 157.
130
  In Other Words, Londres, Routledge, 1992, pp. 218 y 219.
131
  Ver <http://www.barcosymariposas.com.ar/barcos/html/canciones-bym1.html#colectivo>. (Fecha de consulta: 18.06.09)

126
para entender mejor esto de la cohesión y la coherencia. “El colectivo” cuenta el episodio de
un pasajero que tiene puesta mucha ropa y lleva todo tipo de cachivaches (una gallina, una
regadera, una zanahoria, flores, una sombrilla). La persona que narra la situación también va
en el colectivo. Y de pronto tiene que bajarse porque llegó a su parada:

Apunté hacia atrás buscando la puerta


y allí me di cuenta de que no estaba nada cerca,
las cuadras pasaban y yo no avanzaba,
estábamos llegando a la que era mi parada.
Entonces fue que tuve una gran idea:
usar de trampolín a la regadera.
Doblé las rodillas, abrí las ventanillas,
me zambullí fuera hacia la vereda.

Pero como el salto que pegué fue tan alto


aterricé en la rama más alta de un árbol.
Y como justo era un árbol de ciruela
me quedé allá arriba tomando la merienda.
No estaba solo, tenía compañía,
Sin querer me había traído a la gallina.
Espero me perdone el señor del colectivo,
Yo no tengo la culpa de que él lleve tanto abrigo.

En el contexto de la canción, la combinación de los versos “Y como justo era un árbol de ciruela
/ me quedé allá arriba tomando la merienda” es muy graciosa, pero también es un ejemplo de
una oración perfectamente cohesiva y a la vez ¡de lo más incoherente!
Dejando la música por un rato y volviendo a la traducción, los conectoresD sirven de puntos de
apoyo en la comprensión del texto. Si se usan mal esas palabras algo tramposas, se crean rela-
ciones poco probables —o incluso absurdas— entre las diferentes unidades que van entrete-
jiéndose en el texto. En esos casos, el error salta incluso sin mirar el original. Al hacer su trabajo,
el traductor tiene que estar atento a la cohesión del texto como facilitadora de la coherencia. La
coherencia va a ayudar al lector a entender lo que lee. Claro que no en todos los textos manda
el objetivo de la comprensión. En algunos casos, prima una intención estética o de otra clase, y
la coherencia pasa a un segundo plano.
Además de las relaciones que se crean dentro del texto, el traductor tiene que percibir y repro-
ducir los puntos de contacto entre el texto y el mundo exterior (historia y actualidad, geografía,
vida cotidiana, literatura, tecnología, etcétera). En esta instancia —que no es necesariamente
una etapa específica de la traducción, sino que puede entrelazarse con las distintas partes del
proceso—, el traductor pone en juego todo lo que sabe. Y hasta puede ser que gracias a un
chiste del diario o las instrucciones para hacer andar la aspiradora evite un problema de cohe-
rencia que no habría podido sortear con el solo manejo de sus lenguas de trabajo.
Así, los elementos referenciales, como fechas, cifras y nombres propios, son esenciales para
lograr la coherencia del texto, original o traducción. Por ejemplo, en un material sobre la
Segunda Guerra Mundial es más probable que se hable del año 1939 que de 1399, por lo
que seguramente haya un error de tipeo en el original si dice “1399”. De manera similar, es
común que en tablas o gráficos que incluyen cifras las partes no sumen el todo. Este proble-
ma aparece bastante cuando los originales se corrigen parcialmente a último momento. En
el extracto de tabla que sigue (modificada para el ejemplo), hay una cifra errónea que afecta
todos los totales.

traducir127
Población total por grupos de edad y sexo, según provincia. Total del país. Año 2001 
Varones Mujeres
Población
Provincia 0 a 14 15 a 64 65 años y 0 a 14 15 a 64 65 años y
total Total Total
años años más años años más
Total 36.260.130 17.659.072 5.202.593 10.999.586 1.456.892 18.601.058 5.045.102 11.425.228 2.130.728

Fuente: Sitio web del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), en <http://www.indec.gov.ar/
principal.asp?id_tema=50>. (Fecha de consulta: 19.03.07)

En casos como los anteriores, es buena idea que el traductor le avise al solicitante sobre el error
que encontró para que este último decida qué criterio aplicar en la traducción e incluso evalúe
la viabilidad y utilidad de corregir el original.
Los razonamientos falaces y las asociaciones incorrectas son otra piedra en el camino de la co-
herencia. Esta es una de las razones por las que quienes tuvieron entrenamiento en lógica en ca-
rreras como Ingeniería, Matemática, Informática o Filosofía muchas veces muestran una facilidad
especial para resolver problemas de traducción que no hacen estrictamente al manejo de idiomas.
Quienes no hayan tenido esa clase de entrenamiento pueden ejercitar y perfeccionar su capacidad
de razonamiento y asociación resolviendo problemas lógicos y matemáticos como los que apare-
cen en los cuadernillos de la materia Pensamiento Científico del Ciclo Básico Común de la Universi-
dad de Buenos Aires y otras afines, o en libros del tipo de El hombre que calculaba de Malba Tahan,132
o Matemática... ¿estás ahí? Sobre números, personajes, problemas y curiosidades de Adrián Paenza.133
Otros elementos que aportan cohesión y coherencia a un texto son los índices, títulos, subtí-
tulos, encabezados y pies de página, y cualquier otro componente que señale su estructura
formal. Así, por ejemplo, el traductor tiene que mirar que en su versión las entradas de un índi-
ce se correspondan con los títulos (y a veces hasta con los números de página) a los que esas
entradas hacen referencia. También va a verificar la correlatividad entre los diferentes títulos y
las jerarquías de formato asociadas (por ejemplo, título principal en negritas, título secundario
en itálicas, etcétera). En el caso de listas numeradas, no está de más revisar que en la secuencia
no falten ni sobren números. Las funciones de los procesadores de texto para crear y actualizar
índices automáticamente (en Microsoft Office Word 2003, menú Insertar > Referencia > Índice y
tablas...) y listas numeradas (menú Formato > Numeración y viñetas) pueden ser muy útiles, en
especial para crear índices o listas que posiblemente haya que modificar después. Pero como
el funcionamiento de las características automáticas depende de muchas variables y de la in-
tervención del usuario, que no es infalible, es recomendable que el traductor revise los índices
y las listas numeradas creadas con esas herramientas. Además, conviene mirar que los encabe-
zados y pies de página estén donde deben estar y tengan el contenido adecuado.
Veamos algunos casos de traducciones con problemas de cohesión y coherencia:

While most of these organizations are not-for-profit, if they are unable to generate
revenues equalling or exceeding expenses, they will cease to exist and will be unable
to fulfil their missions.134
Mientras que la mayor parte de estas organizaciones no tienen fines de lucro, dejarán de exis-
tir y no podrán llevar a cabo su misión si no son capaces de generar ingresos que igualen o
superen sus gastos.

132
  Buenos Aires, Pluma y Papel Ediciones, 2003.
  1.ª edición, 3.ª reimpresión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005. Disponible para su descarga en <http://mate.dm.uba.ar/~cepaenza/
133

libro/LIBRO_PAENZA.htm> (Fecha de consulta: 25.08.09)


134
  J. P. Brooks, “The rights of blood recipients should supersede any asserted rights of blood donors”, en Vox Sanguinis 87, 2004, p. 281.

128
En la traducción se confundieron dos funciones muy distintas de while: la de conjunción,D que en
este caso podría significar aunque o si bien, y la de locución conjuntiva,D con sentido equivalente a
mientras que o en cambio. Al no haber cohesión en la oración traducida, le falta coherencia al men-
saje, que pierde sentido. En el ejemplo, aunque o si bien habrían sido mejores opciones para while.
Otro ejemplo:

At the university level, which is the level we are interested in here, note taking
allows students to gather information from lectures, books, or any other
situation that they will later have to memorize or use in order to successfully
complete their academic program.135
En el nivel universitario, que es el nivel de interés para este artículo, la toma de
apuntes permite que los estudiantes recopilen información de clases teóricas,
libros o cualquier otra instancia por la cual luego deberán memorizar o utilizar
cierto contenido para completar el programa académico sin contratiempos.

La traducción es muy confusa, en especial la parte subrayada. El principal problema es la identifica-


ción errónea del referenteD de that (l. 3): el traductor supone que that remite a situation (l. 3) cuando
en realidad retoma la idea de information (l. 2). Y ese primer error le hace agregar un objeto directo
para el verbo use en un vano intento por lograr la coherencia. Una versión más correcta habría sido:

En el nivel universitario, que es el nivel en el que se centra este artículo, la toma


de apuntes permite que los estudiantes recopilen información de clases teóricas,
libros o cualquier otra instancia, información que luego deberán memorizar o
utilizar para completar el programa académico sin contratiempos.

Y otro más:

We normally think that wide and independent reading on a subject is


commendable, and it is. But it isn’t the case that you’ll get equally useful or reliable
knowledge, for the purpose of your course, out of any source you can find.136
Normalmente pensamos que leer mucho y por cuenta propia es meritorio, y sin
duda lo es. Pero tampoco es cuestión que obtengan conocimientos igualmente
útiles y confiables para una asignatura dada en cualquier fuente que consulten.

En este último ejemplo, hace un poco de ruido que a la autora le moleste que los alumnos obten-
gan conocimientos útiles y confiables en lo que decidan leer por su cuenta, ¿no? Y no es necesario
leer el original para ver el problema de coherencia. En la versión que sigue se ofrece una solución:

Normalmente pensamos que leer mucho y por cuenta propia es meritorio, y sin
duda lo es. Sin embargo, no obtendrán conocimientos igualmente útiles y con-
fiables para una asignatura dada en cualquier fuente que consulten.

Para alcanzar la coherencia también hace falta una importante cuota de sentido común que,
según dicen, es el menos común de los sentidos. Pero no todo está perdido. Por suerte, para
los buenos traductores el sentido común es tan básico como los sentidos de la vista o del tacto.

135
  Françoise Boch y Annie Piolat, “Note Taking and Learning: A Summary of Research”, en The WAC Journal, 2004, pp. 101-113.
  Kate Chanock, “From one-to-one teaching to curriculum design: Taking the ‘re-’ out of re-mediation”, en Second Conference of the
136

European Association for the Teaching of Academic Writing “Teaching and Tutorial Academic Writing”, Budapest, 23-25 de junio de 2003.

traducir129
130
Los invitamos a detectar en el fragmento que sigue los elementos que restan cohesión y coherencia al texto
(sustantivos, pronombres, adjetivos, etcétera). En el Anexo (página 148) van a encontrar una de varias solucio-
nes posibles:
Esa tarde de viernes tenía un rato libre y me puse a decorar unas cajitas con cartapesta
EJERC ICIO :

mientras escuchaba la radio. La mayoría de las veces no sé para qué hago esos manuales,
que por lo tanto no tengo dónde meter, y que quedan dando vueltas un buen tiempo has-
ta que logro terminarlas. Por eso cuando en la tele enseñan algo nuevo y fácil en solo 30
minutos, o paso por un local de Palermo y venden cosas súper baratas que podría hacer
idealmente, no veo la hora de tener algo de calma para poner manos a la obra. Y ahí estaba
yo, pincel y papel higiénico en mano.
En lo mejor del video, interrumpen la transmisión para anunciar que por un desperfecto técnico
las siguientes dos horas iban a repetir el programa del día anterior. Igual yo lo había escuchado,
así que lo dejé. Juan hizo una introducción y empezaron a hablar de clásicos del rock; fue un viaje
en el tiempo. Vino un tema de Genesis, después uno de Yes y otro de Queen. ¡Qué dúo!
En eso, cambia la onda, se ponen a hablar de cine, de escenas que hicieron historia y suena de
fondo Somewhere Over the Rainbow. Se me pone la piel de gallina. Otro viaje en el tiempo, más
TRABAJO FORESTAL

lejos. Zapatos rojos. “Sigue el camino amarillo, sigue el camino amarillo”. Y me voy, me voy...
Cuando vuelvo, un rato después, ese mismo jueves, otra vez sonaba el rock actual, y me
torturaban con Marilyn Manson. Ya era hora de que la llamaran para hacer una película de
terror. Pero entre El Grito con Manson y los monos nadadores, ¡me quedo con los monos
voladores!
AY UD AM EM OR IA :
TRADUCIR ES LEER Y ESCRIBIR
PRIMERA LECTURA, SIN INTERRUPCIONES PRIMERA VERSIÓN
Ver de qué se trata el texto y, en lo posible, Tener en cuenta:
disfrutarlo || fidelidad (¿hay que hacer alguna
|| autor concesión?)
|| contenido general || naturalidad (fluidez del texto)
|| formato y convenciones || corrección gramatical (conocimien-
|| tipo de lengua to de la lengua a la que se traduce)
|| objetivo || cohesión y coherencia del discurso
|| destinatario || sentido común

SEGUNDA LECTURA, CON LUPA REVISIÓN


Desmenuzar el texto para preparar la rees- cotejo contra original
critura lectura final
|| contenido específico (meterse de otras lecturas
lleno en el sentido) Ver capítulo “Revisar” (pág. 172).
|| vocabulario
|| estructuras
|| marcas de estilo

OTRAS LECTURAS, MIXTAS


Integrar lo general y lo particular, y empezar
a escribir

131
Te creo mucho, poquito, nada
Hay coleccionistas de todo tipo. Están los que coleccionan postales de viajes o cucharitas o
lápices, y hasta las que guardan en el último cajón las fotos de sus ex novios. Los traductores
coleccionamos diccionarios. Pero no por melancolía ni por el recuerdo de una experiencia feliz.
En realidad, acumularlos en la biblioteca nos da cierta tranquilidad, como si fueran garantía
de conocimiento.
Pero como pasa con las garantías contractuales, al hablar de diccionarios no es buena idea
saltear la letra chica. Compilar y revisar diccionarios lleva muchísimo tiempo. Y si hay que edi-
tarlos en papel, todavía más. Por eso, como los idiomas son sistemas dinámicos que se renue-
van a gran velocidad, muchos diccionarios ya están desactualizados cuando salen a la luz.
Además, aunque fuera posible ganar la carrera contra el tiempo, no existe un criterio único
para seleccionar las palabras de un idioma o variante regional que van a integrar un dicciona-
rio. La organización que encara la compilación aplica los criterios que cree convenientes para
incluir algunas palabras y dejar otras afuera, y también para elaborar las definiciones y los
ejemplos. Así, hay criterios más o menos academicistas, más o menos excluyentes/inclusivos,
más o menos políticamente correctos, etcétera. Y claro, también influyen en el contenido y
la extensión de los diccionarios variables que poco tienen que ver con los idiomas y su uso,
como los costos de edición y las estrategias de comercialización.
Independientemente de todo lo anterior, la utilidad de los diccionarios es innegable. Y el acce-
so a ellos creció de manera exponencial gracias a Internet. Hoy con solo hacer clic, el traductor
puede acceder a una infinidad de diccionarios y glosarios de lo más variados, desde listas bilin-
gües caseras publicadas en un blog hasta la base terminológica de la Unión Europea.
Además, la Red permite acortar y simplificar los procesos de edición y actualización de conte-
nido, lo que ayuda a combatir el mal de vejez prematura de los diccionarios en papel. La simpli-
ficación de los procesos hace posible que una mayor variedad de organizaciones, con políticas
lingüísticas que van de las más conservadoras a las más innovadoras, se animen a emprender
la edición de diccionarios virtuales.D
Entonces ¿está todo resuelto? Y… no. Aunque los diccionarios llegaran a ser todo lo queremos
que sean, nunca van a liberar al usuario —en nuestro caso, el traductor— de la responsabilidad
con la que tiene que manejarlos. El término usuarios críticos acuñado por Burbules y Callister137
con relación al uso de Internet138 puede aplicarse a quienes consultan un diccionario. Al buscar
una palabra, el traductor tiene que saber qué quiere encontrar. Pocas veces el diccionario pro-
pone el equivalente perfecto, la palabra ideal. El usuario pensante —o crítico— va a decidir si
lo que encuentra le sirve, si le cree, si lo descarta o si lo aprovecha como punto de partida para
seguir indagando. En las palabras de Elena Odriozola, docente y traductora con gran experien-
cia en la compilación de diccionarios: “El diccionario no hace más que ofrecer una instantánea
de la lengua en uso, un momento congelado de algo que es flujo y dinamismo; es la pretensión
de fijar y estabilizar elementos que en realidad son móviles e inestables”.

137
  Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, p. 121. Traducción de
Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman.
138
  Ver capítulo “Leer”, p. 35.

132
139
El texto incluido a continuación es un fragmento de una nota publicada en la versión digital de The New York
Times.140 Este ejercicio está pensado para quienes ya hicieron algún acercamiento a la traducción y quieren seguir
aprendiendo.
En el Anexo (página149) van a encontrar posibles respuestas.
EJERC ICIO :

¡Manos a la obra!
1. Leer con atención el fragmento transcripto.
A CIEGAS

2. Leerlo de nuevo, esta vez subrayando o destacando palabras desconocidas o dudosas y referencias culturales
139

o localismos.
3. Traducirlo SIN usar diccionarios ni ninguna otra fuente de consulta como Internet. Por favor, no protesten.
Sabemos que nadie conoce todas las palabras que existen en un idioma (los traductores no son la excepción)
y que, en la práctica laboral, casi siempre se traduce con diccionarios; pero este es un ejercicio de ablande y
autoconocimiento, no de competencia traductora. Además, recuerden que muchas veces la falta de dicciona-
rios puede suplirse con el contexto y el sentido común.
4. Una vez que esté lista la versión sin diccionarios, guardar el archivo y crear una copia con otro nombre o im-
primirlo (si es que están trabajando en la computadora; si no, sacar una fotocopia o transcribir la traducción
en otra hoja). Ahora, sobre la copia revisar la traducción con diccionarios y otras fuentes de consulta y cambiar
lo que haga falta. Los destinatarios hipotéticos de la traducción son los lectores de una revista semanal de
circulación nacional.
5. Comparar las dos traducciones. Es muy probable que se sorprendan con todos sus aciertos y que aprendan
mucho de las palabras o frases más inextricables, de la vida en Nueva York y hasta de historia norteamericana.

The Legions of Frozen Yogurt Push East

ACCORDING to Herodotus, even the mighty armies of the Greek and Persian empires took the
winter off from warfare.
But not the forces of frozen yogurt.

139
  Este ejercicio está inspirado en una idea que expresó una colega, Sandra Lauría, durante una reunión de docentes de traducción de la ENS en Lenguas
Vivas Sofía B. de Spangenberg. Va nuestro agradecimiento a Sandra.
140
  Ver < http://www.nytimes.com/2008/02/27/dining/27yogurt.html#>. (Fecha de consulta: 27.02.09)

EJERCICIO133
134
Since the Korean chain Red Mango opened a store directly across from California-based
Pinkberry in Greenwich Village in December, New York has become the second major
battleground for the restyled, fluffed up, fruit-topped new wave of frozen yogurt.
“I’d call it a quiet face-off on Bleecker Street,” said Dan Kim, Red Mango’s president for North
America. Since 2006, Pinkberry has opened nine stores in New York, Red Mango has opened
four, and competitors like Flurt, Berrywild and Yolato are scrambling to stay in the game.
California is already gripped by tribal conflicts among Pinkberry partisans, Red Mango
loyalists, and the fans of Yogurt World, a San Diego emporium where multiple flavors of yogurt
and hundreds of toppings are available via self-serve: patrons wander around with an empty
bowl and a wad of cash. “God must have come down and created this place Himself,” wrote
one feverish poster on yelp.com, the online city-guide site that has become an Internet hub for
frozen-yogurt enthusiasts. (Yogurt World alone has about 200 reviews.)
Most of these new yogurt joints, whether on the West or East Coast, are based on a simple
formula of fresh fruit toppings on a consciously tart, decidedly yogurt-flavor creamy swirl that
drives certain people to distraction.
“At first I used to just crave it after Chinese food,” said Anthony Castellano, who was ordering
at the new Yoggi Spot at Café Duke in Times Square, on a lunch break from supervising a nearby
construction site. “And then I started thinking about how it would be good after pizza, and then
after burritos. It’s really refreshing, but it’s still sweet.”
The next day, high-school girls in miniskirts, Uggs and goose bumps stood outside Yolato
on the Upper West Side, spooning up soft-serve. “We come here every day,” said Shira Cohen, a
10th-grader. “I start thinking about the toppings even before second period.”
No wonder entrepreneurs, despite the freezing weather, are not waiting to stake a claim. Did
the slight chill of the Yukon prevent the gold rush?
Traduciendo literatura
Cuando se habla de traducción literaria es común escuchar que el mejor traductor de literatura
es un escritor con buen dominio de los dos idiomas de trabajo, independientemente de que
haya estudiado traducción en forma sistemática o no.
El debate en torno de si el especialista del campo con gran dominio de dos idiomas es más o
menos idóneo que el especialista en leer y escribir mientras transforma —el traductor— no se
resuelve en ninguno de los dos extremos. Muchas variables entran en juego y en cada situa-
ción particular puede parecer mejor una u otra traducción. Por ejemplo, en el caso específico
de la traducción literaria, para cierta editorial puede ser más conveniente publicar traduc-
ciones de un autor reconocido, en las que se vea claramente la mano de ese escritor, mientras
que otra puede hacer prevalecer el estilo más anónimo y fiel al autor original que en general
caracteriza al traductor.
Con relación a qué hace falta para ser buen traductor literario, Márgara Averbach, escritora y
traductora literaria, dice:

|| Tener buena lectura literaria, eso significa que tiene que haber leído y entendido
mucha literatura;
|| Tener una sensibilidad para distinguir el sistema de estilo, es decir, lo que hace el
escritor para que su lengua sea así como es: la lengua de alguien que escribe bien;
|| Tener un excelente, maravilloso si es posible, manejo del castellano, y eso incluye
no manejar un solo registro sino muchos, o poder fingir que se los maneja. O sea,
amar el idioma más de lo que se ama el inglés;
|| Saber que el libro que va a traducir no es suyo del todo y que hay cosas que tiene
que decir de cierto modo no porque las diría él o ella sino porque así las dice el autor
del original.

Si el que traduce es un escritor, es fundamental que no olvide la lealtad que le debe al autor
original: el texto solo le pertenece mientras dure el proceso de traducción. Y si es un traductor
tendrá que sacar a relucir sus dotes de escritor no declarado. En ese sentido, Alicia Steimberg141
dice: “Yo he leído muy buenas traducciones por profesionales que no son escritores; lo que
probaría que probablemente haya detrás un escritor no florecido aún”.

141
  Entrevista de Gustavo Bernstein, op. cit.

135
136
Siguen dos fragmentos de textos literarios muy diferentes entre sí, The Shining, de Stephen King,142 e In Cold Blood,
de Truman Capote.143 Los invitamos a traducirlos con la ayuda de algunos comentarios y preguntas para reflexio-
nar al leer y, por qué no, para repensar al traducir y revisar. En el Anexo (página 151) van a encontrar posibles
respuestas y una traducción publicada en español para cada uno de los fragmentos. Esas traducciones son solo
EJERC ICIO :

una referencia. Las que hagan ustedes pueden ser tan buenas o incluso mejores.

The shining

En el prólogo a la nueva edición de The Shining, Stephen King califica esta obra como una “novela encrucijada”; se-
gún sus palabras,144 una novela en la que el escritor tiene ante sí una elección: hacer lo que ha hecho antes o tratar
de llegar un poco más allá. Con esta novela, King decide ir un poco más allá y dota de una ambivalencia sumamente
verosímil (y por eso mismo, terrible) a uno de sus villanos: Jack Torrance, el papá de Danny. Danny es el pequeño que
actúa como eje central psíquico de todo lo que pasa en el gran hotel Overlook. Jack, maltratado de chico por su pro-
pio padre, es un escritor incipiente con algunos aires de grandeza, que ha dejado el alcohol y ha perdido el trabajo.
Su única salida es aceptar un puesto como encargado del Overlook durante el invierno, la temporada en la que este
espectacular hotel de las Rocallosas está cerrado. Hacia allá parten Jack, Wendy —su esposa— y Danny.

Chapter 4: Shadowland

1 He understood a great many things about his parents, and he knew that many times they didn’t like his
understandings and many other times refused to believe them. But some day they would have to believe.
EL TRADUCTOR-ESCRITOR

He was content to wait.


It was too bad they couldn’t believe more, though, especially at times like now. Mommy was lying on
5 her bed in the apartment, just about crying she was so worried about Daddy. Some of the things she was
worried about were too grown-up for Danny to understand—vague things that had to do with security,
with Daddy’s selfimage, feelings of guilt and anger and the fear of what was to become of them—but the
two main things on her mind right now were that Daddy had had a breakdown in the mountains (then why

142
  Nueva York, Simon & Shuster, Inc., 2001, pp. 38 y 39.
143
  Londres, Penguin Classics, pp. 32 y 33.
144
  Traducidas acá por las autoras.
doesn’t he call?) or that Daddy had gone off to do the Bad Thing. Danny knew perfectly well what the Bad Thing was since
10 Scotty Aaronson, who was six months older, had explained it to him. Scotty knew because his daddy did the Bad Thing, too.
Once, Scotty told him, his daddy had punched his mom right in the eye and knocked her down. Finally, Scotty’s dad and
mom had gotten a DIVORCE over the Bad Thing, and when Danny had known him, Scotty lived with his mother and only
saw his daddy on weekends. The greatest terror in Danny’s life was DIVORCE, a word that always appeared in his mind as
a sign painted in red letters which were covered with hissing, poisonous snakes. In DIVORCE, your parents no longer lived
15 together. They had a tug of war over you in a court (tennis court? badminton court? Danny wasn’t sure which or if it was some
other, but both Mommy and Daddy had played both tennis and badminton at Stovington, so he assumed it could be either)
and you had to go with one of them and you practically never saw the other one, and the one you were with could marry
somebody you didn’t even know if the urge came on them.

1. A partir del fragmento transcripto, ¿se puede deducir la edad aproximada de Danny? ¿Qué partes del texto nos ayudan a des-
cifrarla? ¿En qué concierne a la traducción que Danny sea más grande o más chico? (Pensar en tipo de narrador y registros.)
2. ¿Es posible ubicar el fragmento en tiempo y espacio? ¿Hay coincidencias entre nuestro tiempo y espacio y los de la narración?
3. ¿Conviene mantener o cambiar los nombres de los personajes y las grafías? ¿En qué podemos basarnos para decidir qué
criterio aplicar?
4. ¿En qué casos el autor usa itálicas? ¿Y palabras en mayúsculas? ¿Qué conviene hacer con esos formatos destacados al traducir
este texto?
5. En la línea 15 el autor usa las expresiones tug of war y court, que dan pie a las preguntas y conjeturas de Danny incluidas des-
pués en el texto. ¿Son un problema al traducir? Pensar en palabras con diferentes sentidos y en los usos figurativo y literal del
lenguaje. ¿Hay alguna salida elegante?

In Cold Blood

Tal como les anticipamos, aquí va el fragmento de In Cold Blood, de Truman Capote. El libro es el resultado de años de investi-
gación, entrevistas y observaciones que Capote mismo realizó en Holcomb, Kansas. Este diminuto pueblo, que en ese entonces
—fines de los cincuenta— no llegaba a los trescientos habitantes, había sido el escenario del salvaje asesinato de los cuatro
miembros de la familia Clutter. El libro se publicó en 1965 e inauguró un nuevo género literario: la non-fiction novel, o novela de
no ficción o sin ficción.

EJERCICIO137
138
Chapter 1: The Last to see Them Alive

1 Without exception, Garden Citians deny that the population of the town can be socially graded (‘No, sir.
Nothing like that here. All equal, regardless of wealth, colour, or creed. Everything the way it ought to be in
a democracy; that’s us’), but, of course, class distinctions are as clearly observed, and as clearly observable,
as in any other human hive. A hundred miles west and one would be out of the ‘Bible Belt’, that gospel-
5 haunted strip of American territory in which a man must, if only for business reasons, take his religion
with the straightest of faces, but in Finney County one is still within the Bible Belt borders, and therefore
a person’s church affiliation is the most important factor influencing his class status. A combination of
Baptists, Methodists, and Roman Catholics would account for 80 per cent of the county’s devout, yet among
the elite — the businessmen, bankers, lawyers, physicians, and more prominent ranchers who tenant the
10 top drawer — Presbyterians and Episcopalians predominate. An occasional Methodist is welcomed, and
once in a while a Democrat infiltrates, but on the whole the Establishment is composed of right-wing
Republicans of the Presbyterian and Episcopalian faiths.
As an educated man successful in his profession, as an eminent Republican and church leader
— even though of the Methodist church — Mr Clutter was entitled to rank among the local patricians,
15 but just as he had never joined the Garden City Country Club, he had never sought to associate with the
reigning coterie. Quite the contrary, for their pleasures were not his; he had no use for card games, golf,
cocktails, or buffet suppers served at ten — or, indeed, for any pastime that he felt did not ‘accomplish
something’. Which is why, instead of being part of a golfing foursome on this shinning Saturday,
Mr Clutter was acting as chairman of a meeting of the Finney County 4-H Club (4-H stands for‘Head, Heart, Hands,
20 Health’, and the club motto claims, ‘We learn to do by doing’. It is a national organization, with overseas branches,
whose purpose is to help those living in rural areas — and the children particularly — develop practical abilities
and moral character. Nancy and Kenyon had been conscientious members from the age of six.).

1. A simple vista, ¿qué elementos fueron tomados de la realidad? ¿Cuáles son marcas culturales de una comu-
nidad chica y cerrada norteamericana? (Muchas de esas marcas se repiten en otros relatos que muestran
sociedades parecidas, incluso en relatos fílmicos.)
2. ¿Es necesario verificar los datos a pesar de tratarse de un texto literario? ¿Qué fuentes pueden consultarse?
3. ¿Que conviene hacer con los nombres propios en este caso: traducirlos o transcribirlos?
4. Si deciden traducirlos, ¿qué harían con el nombre del club de las líneas 19 y 20 y la explicación correspondiente?
5. ¿Qué función cumplen las comillas de las líneas 1 y 3? ¿Y las rayas (especificar en líneas 8, 9 y 13, 14, 17, 21,
22)? En la traducción, ¿qué signos convendría usar en cada caso?
Ciencia, técnica y traducción
Así como se discute si el más idóneo para hacer una traducción literaria es el escritor o el tra-
ductor literario, hay opiniones encontradas en torno a las traducciones técnico-científicas.
¿Qué es mejor, que las haga el experto en el campo o el traductor especializado?
El profesional de la ciencia o la tecnología estudió y se preparó para conocer a fondo la rama en la
que trabaja, por lo que tiene un excelente manejo de los términos y conceptos específicos. Pero
muchas veces le faltan los conocimientos o la práctica para armar un texto correcto y natural en
español. El traductor especializado, en cambio, estudió y se preparó para manejar e interrelacio-
nar dos idiomas como mínimo, para tener un conocimiento operativo de algunos campos cien-
tíficos o técnicos y para seguir indagando si ese conocimiento no le alcanza a la hora de traducir.
Aunque en general el traductor no está capacitado para escribir de cero sobre un área como la
medicina o la electrónica, sí puede entender un texto de esa área y reexpresarlo usando los tér-
minos y formas de hablar del experto. Aun así, a menudo corre el riesgo de tropezar en baches
conceptuales o terminológicos. Por eso, en la mayoría de los casos los mejores resultados se
consiguen cuando el experto y el traductor trabajan juntos. ¿Y si el primero no está disponible
para ayudar con la traducción? El traductor tiene que prepararse del mejor modo posible para
encarar un texto especializado —un prospecto, un artículo científico o toda una herramienta
de software— y, en todo caso, consultar al experto antes de terminar el trabajo.
Además de moverse con soltura y agilidad entre los dos idiomas, debe conocer la jerga del
campo al que pertenece el texto que va a traducir y las convenciones del tipo de texto particu-
lar. No es lo mismo la geología que la medicina, ni es lo mismo un manual de uso que un paper.
Para hacer un buen trabajo, el traductor especializado se apoya en la documentación:

|| la búsqueda de material de referencia sobre el tema, que le permite familiarizarse


con los términos y frases típicas, y entender conceptos básicos y
|| la búsqueda de textos similares al que va a traducir para identificar las convenciones
de ese tipo de discurso (por ejemplo, uso de instrucciones con infinitivo o imperati-
vo en manuales de usuario).

En general los términos específicos son el primer obstáculo. Veamos la siguiente oración:

Dengue hemorrhagic fever (DHF) is characterized by sustained high fever


for 2-7 days; bleeding diathesis such as positive tourniquet test, petechiae,
epistaxis and hematemesis; thrombocytopenia with platelet counts = 100 ×
109/L and plasma leakage due to increased vascular permeability evidenced
by hemoconcentration, pleural effusion and ascites.145

Menuda tarea la del traductor. Pero por suerte no todo lo técnico o científico tiene tan alto gra-
do de complejidad. Peter Newmark146 sostiene que la terminología comprende apenas entre el
5 y el 10% de todo un texto; “el resto es ‘lenguaje’, un lenguaje la mayor parte de las veces con
un estilo natural”. Así y todo, es clave que el traductor se habitúe a armar glosarios específicos,
logs bilingües147 o fichas terminológicas, que puede ir compilando y consultando a medida que
avanza en el trabajo.

145
  Ampaiwan Chuansumrit y Kanchana Tangnararatchakit, “Pathophysiology and management of dengue hemorrhagic fever”, en
Transfusion Alternatives in Transfusion Medicine, 2006, p. 3.
146
  Op. cit., pp. 208 y 220.
147
  Ver capítulo “Leer”, p. 25.

139
Consultar otros textos sobre el mismo tema —textos paralelosD— ayuda a familiarizarse no
solo con la vasta cantidad de nociones nuevas, sino con la forma de expresión particular
del discurso especializado. En el texto científico-técnico en español predominan las frases
nominales (en lugar de frases verbales), voz pasiva, oraciones impersonales o pasivas reflejas
con el pronombre se, verbos en presente atemporal, uso de siglas (incluso del inglés) y datos
numéricos. En algunos casos, las oraciones son cortas y en otros, tan largas que hasta pueden
llegar a conformar un párrafo. Veamos un par de ejemplos que muestran algunas de las carac-
terísticas anteriores:

Desde el punto de vista del aprovechamiento energético, la biomasa se caracte-


riza por tener un bajo contenido de carbono, un elevado contenido de oxígeno y
compuestos volátiles. Estos compuestos volátiles (formados por cadenas largas
del tipo CnHm, y presencia de CO2, CO y H2) son los que concentran una gran par-
te del poder calorífico de la biomasa. El poder calorífico de la biomasa depende
mucho del tipo de biomasa considerada y de su humedad. Así, normalmente
estos valores de poder calorífico de la biomasa se pueden dar en base seca o en
base húmeda.148

En términos generales, se aprecia una evolución que va de la existencia de un


sistema de justicia electoral (SJE) exclusivamente político hacia la adopción de
sistemas contenciosos mixtos, al combinar uno de carácter político con ciertos
medios de impugnación de naturaleza administrativa y/o jurisdiccional, para
pasar después a SJE exclusivamente jurisdiccionales (ya se trate de carácter or-
dinario, constitucional o especializados en materia electoral), o bien, SJE mixtos
que combinan impugnaciones ante órganos de diferente naturaleza.149

Al traducir un texto científico o técnico hay que tener en cuenta que el fin último del texto es
informar. Por eso, si en el original hay frases ambiguas o vagas, lo mejor es eliminar la ambi-
güedad o vaguedad para ayudar al lector. Puede que el traductor no tenga los conocimientos
suficientes para desambiguar alguna parte del discurso y que el contexto no ayude. En ese
caso, es imprescindible consultar al autor o, en su defecto, a un especialista en el tema. Por
suerte, hoy en día muchos autores de textos especializados ponen a disposición del lector sus
datos de contacto, que en general incluyen una dirección de correo electrónico, ¡y contestan
los mensajes que reciben!

148
  “Bioenergía: oportunidades y riesgos. ¿Qué debe hacer Argentina en materia de biocombustibles?”, mayo 2007, Greenpeace
Argentina.
149
  “Justicia electoral. Manual de IDEA Internacional para el diseño de sistemas de resolución de conflictos electorales”, 2007, IDEA
Internacional.

140
El texto que sigue es un fragmento del artículo científico titulado “Cord Blood Banking for Potential Future
Transplantation”. Es posible descargar gratuitamente el artículo del sito web de la publicación Pediatrics,150 de la
Academia Norteamericana de Pediatría (American Academy of Pediatrics). El texto trata sobre la posibilidad de
conservar la sangre del cordón umbilical del recién nacido para su posible uso en el futuro. En el Anexo (página
EJERC ICIO :

154) van a encontrar posibles respuestas a las consignas del ejercicio.

Cord Blood Banking for Potential Future Transplantation

1 Cord blood transplantation has been shown to be curative in patients with a variety of serious
diseases. Physicians should be familiar with the rationale for cord blood banking and with the
types of cord blood–banking programs available. Physicians consulted by prospective parents
about cord blood banking can provide the following information:

5 1. Cord blood donation should be discouraged when cord blood stored in a bank is to be
directed for later personal or family use, because most conditions that might be helped by cord
blood stem cells already exist in the infant’s cord blood (ie, premalignant changes in stem cells).
Physicians should be aware of the unsubstantiated claims of private cord blood banks made to
future parents that promise to insure infants or family members against serious illnesses in the
10 future by use of the stem cells contained in cord blood. Although not standard of care, directed
cord blood banking should be encouraged when there is knowledge of a full sibling in the
LIDIANDO CON LA CIENCIA

family with a medical condition (malignant or genetic) that could potentially benefit from cord
blood transplantation.

2. Cord blood donation should be encouraged when the cord blood is stored in a bank for public
15 use. Parents should recognize that genetic (eg, chromosomal abnormalities) and infectious
disease testing is performed on the cord blood and that if abnormalities are identified, they will
be notified. Parents should also be informed that the cord blood banked in a public program
may not be accessible for future private use.

150
  2007, 119, pp. 165-170. Ver http://www.pediatrics.org/cgi/content/full/119/1/165. (Fecha de consulta: 10.04.08)

EJERCICIO141
142
3. Because there are no scientific data at the present time to support autologous cord blood
20 banking and given the difficulty of making an accurate estimate of the need for autologous
transplantation and the ready availability of allogeneic transplantation, private storage of cord
blood as “biological insurance” should be discouraged. Cord blood banks should comply with
national accreditation standards developed by the Foundation for the Accreditation of Cellular
Therapy (FACT), the US Food and Drug Administration (FDA), the Federal Trade Commission,
25 and similar state agencies. At a minimum, physicians involved in procurement of cord blood
should be aware of cord blood collection, processing, and storage procedures as shown in
Table 2.

1. Hacer una primera lectura atenta del fragmento. Volver a leerlo e inferir qué finalidad tiene el texto. Pensar en
la función de should según el uso del autor (por ejemplo, ls. 2, 5 y 8).
2. Teniendo en cuenta la información incluida en el párrafo introductorio, ¿quiénes son los lectores potenciales de
la traducción?
3. Sintetizar en inglés la idea principal del fragmento.
4. Recién ahora, concentrarse en la terminología médica específica. Resaltar los términos técnicos, investigarlos
y proponer equivalentes. Los modelos de log de búsquedas sugeridos en el capítulo “Leer” (página 23) pue-
den ser útiles para organizar la terminología investigada.
¿Cómo podrían traducirse estos términos?
conditions (l. 6) y medical condition (l. 12)
infant (ls .7 y 9)
serious (diseases/illnesses) (ls. 1 y 9)
standard of care (l. 10)
full sibling (l. 11)
(infectious disease) testing (ls. 16 y 17)
5. ¿Qué conviene hacer con los nombres de instituciones? ¿Traducirlos? ¿Transcribirlos? Justificar la decisión.
6. ¿Qué función tienen las comillas que encierran el término biological insurance (l. 22)?
7. Traducir todo el fragmento.
AN EX O :
SOLUCIONES Y RESPUESTAS
POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS
DEL CAPÍTULO
AVENTURARSE
Consigna 1
Buscando un poco sobre el autor del texto, encontramos que J. R. R. Tolkien fue un escritor in-
glés conocido por sus obras de literatura infantil repletas de mundos de fantasía, magia, criatu-
ras extraordinarias, leyendas, mitos y enseñanzas. The Hobbit fue una de sus primeras ficciones
y sentó las bases para lo que después se convertiría en la saga de The Lord of the Rings. Tolkien
empezó a escribir The Hobbit a fines de 1920 para entretener a sus tres hijos. Se dice que nunca
pensó en publicar esta obra, sino que fue casi por casualidad que varios años más tarde llegó a
la imprenta. Y las copias se agotaron a los pocos meses.
El autor escribió The Hobbit entre las dos guerras mundiales y unos años después de la crisis
de 1929 en los Estados Unidos. No es difícil notar que lo que más le importaba al escritor eran
sus lectores, los chicos. Se dice que mientras corregía ensayos de sus alumnos de anglosajón
en Oxford escribió la primera oración del libro en una hoja en blanco. No siguió con el texto,
pero al poco tiempo empezó a idear, y literalmente a trazar, el universo de fantasía que rodea
al hobbit, hasta que finalmente la obra tomó forma.
En este fragmento, el principio del libro, se cuenta qué y cómo eran los hobbits y dónde solían
vivir. También se presenta al personaje principal, se dan algunos datos de su personalidad, su
familia y su estilo de vida, y hasta podría decirse que hay una pequeña anticipación de lo que
será la historia (This is a story of how a Baggins had an adventure…[ls. 19-21]).
Tolkien usa un vocabulario muy rico y atrayente, con estructuras simples. El tono es muy
amigable y tan coloquial que el autor parece estar hablándole al lector en persona, como si
fuera un padre o un abuelo contándoles a los chicos un cuento antes de dormir. Si uno lee el
fragmento en voz alta, esa impresión es todavía más fuerte.
En el texto hay oraciones inconclusas, que imitan la oralidad. Además, la persona del narrador se diri-
ge expresamente al lector con vocativos —you—, y lo involucra y se involucra en la historia con pro-
nombres como us y you and me. Así, el autor busca la complicidad del lector o de quien escucha. El
tono, efecto y estilo de lengua elegidos ponen de manifiesto el objetivo del texto: atrapar al chico en
la historia, entretenerlo, sorprenderlo, hacerlo sonreír. Claro que la red de Tolkien llegó más lejos de lo
esperado. Hoy miles de adultos de distintas partes del mundo son celosos seguidores de su narrativa.
The Hobbit es un cuento fantástico para chicos que respeta las convenciones del género: hay
personajes fantásticos, historias inesperadas, magia, descripciones bien detalladas y coloridas.

Consigna 2
El vocabulario general es muy coloquial, de uso cotidiano y descriptivo. Hay muchas referen-
cias a la naturaleza, al ámbito de una casa y a mundos fantásticos, y muchísimos adjetivos que
apelan a los cinco sentidos: oozy smell y sandy hole (l. 2), a shiny yellow brass knob (l. 4), polished
chairs (l. 6), etcétera. También hay neologismos, como hobbit.

traducir143
La mayoría de las estructuras gramaticales son simples, con numerosas oraciones unimembres
y cortas (características del inglés). Hay algunas oraciones inconclusas que no tienen verbo
e imitan el habla cotidiana. Otras marcas de oralidad son: well (l. 20), I suppose (l. 22), as I was
saying (l. 30 y 31). Las únicas estructuras complejas son algunas cláusulas coordinadas y otras
subordinadas. Hay dos oraciones mucho más largas y complejas que las demás: la que describe
el aspecto físico de los hobbits (ls. 27-30) y hacia el final del fragmento (ls. 40-43): “Still it is prob-
able that Bilbo, her only son, although he looked and behaved exactly like a second edition of his
solid and comfortable father, got something a bit queer…”. En esta última, se intercala una subor-
dinada entre el sujeto y el verbo que podría dificultar la comprensión.
Un rasgo distintivo del autor en este contexto son las oraciones parentéticas que agregan in-
formación y definen en gran medida al personaje o la historia. Otras características son: la in-
tervención del narrador, la inclusión del lector en la narrativa, la complicidad que se busca crear
entre ellos, las ideas interrumpidas y retomadas y los abundantes signos de puntuación, en
especial, puntos y comas y dos puntos.

Consigna 3
Leer el texto por tercera vez revela un aspecto que puede ser importante a la hora de traducir:
los miembros del público más joven seguramente necesiten que alguien mayor les lea la his-
toria en voz alta. El aspecto sonoro es esencial en los cuentos infantiles y es importante repro-
ducirlo en la reescritura.
El vocabulario y las descripciones precisos dan una idea de lo idílica, simple y cómoda que es
la vida para los hobbits. También se percibe un acercamiento progresivo al personaje principal.
Primero se describe el lugar, después, la familia y costumbres y, finalmente, a Bilbo Baggins.
La descripción de personajes y lugares ayuda a anticipar que algo inesperado le va a pasar a Bilbo,
que va a embarcarse en una aventura, que perderá el respeto de sus vecinos pero que ganará algo
más valioso (al menos según el narrador) y que esa aventura lo va a alejar de su casa por algún tiempo.

Consigna 4
Uno de los grandes desafíos que plantea la traducción del fragmento es lograr descripciones
tan vívidas, coloridas y palpables como las del original. Además, hay una importante cantidad
de adverbios en inglés, y la versión en español puede resultar muy pesada si usamos en todos
los casos adverbios terminados en -mente. Por supuesto, otra decisión importante es la traduc-
ción/adaptación de los nombres y apellidos de los personajes. Y habría que resolver qué hacer
con algunas rayas (ls. 7, 20 y 22) y neologismos, como hobbitlike (l. 34). La comprensión puede
plantear algunos desafíos, pero la mayor dificultad está en el nivel de la reexpresión.
Sigue una versión en español del fragmento del ejercicio, según la traducción de la obra por
Manuel Figueroa, publicada por Ediciones Minotauro, Barcelona, 1995.

1
UNA TERTULIA INESPERADA

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con


restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en
que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.
Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una
manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo
cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes revestidas de
madera y suelos enlosados y alfombrados, provistos de sillas barnizadas, y montones y
montones de perchas para sombreros y abrigos; el hobbit era aficionado a las visitas. El

144
túnel se extendía serpeando, y penetraba bastante, pero no directamente, en la ladera
de la colina —La Colina, como la llamaba toda la gente de muchas millas alrededor—,
y muchas puertecitas redondas se abrían en él, primero a un lado y luego al otro. Nada
de subir escaleras para el hobbit: dormitorios, cuartos de baño, bodegas, despensas (mu-
chas), armarios (habitaciones enteras dedicadas a ropa), cocinas, comedores, se encon-
traban en la misma planta, y en verdad en el mismo pasillo. Las mejores habitaciones
estaban todas a la izquierda de la puerta principal, pues eran las únicas que tenían ven-
tanas, ventanas redondas, profundamente excavadas, que miraban al jardín y los prados
de más allá, camino del río.
Este hobbit era un hobbit acomodado, y se apellidaba Bolsón. Los Bolsón habían vivi-
do en las cercanías de La Colina desde hacía muchísimo tiempo, y la gente los considera-
ba muy respetables, no sólo porque casi todos eran ricos, sino también porque nunca te-
nían ninguna aventura ni hacían algo inesperado: uno podía saber lo que diría un Bolsón
acerca de cualquier asunto sin necesidad de preguntárselo. Ésta es la historia de cómo un
Bolsón tuvo una aventura, y se encontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas por com-
pleto inesperadas. Podría haber perdido el respeto de los vecinos, pero ganó... Bueno, ya
veréis si al final ganó algo.
La madre de nuestro hobbit particular... pero, ¿qué es un hobbit? Supongo que los hobbits
necesitan hoy que se los describa de algún modo, ya que se volvieron bastante raros y tímidos
con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de la mitad de nuestra
talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba. Hay poca o nin-
guna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en silencio
y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar por
dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de distancia. Tienden a ser
gruesos de vientre; visten de colores brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos,
porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño,
como el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos,
los rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo
que hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis lo suficiente como para continuar
el relato. Como iba diciendo, la madre de este hobbit —o sea, Bilbo Bolsón— era la famosa
Belladonna Tuk, una de las tres extraordinarias hijas del Viejo Tuk, patriarca de los hobbits que
vivían al otro lado de Delagua, el riachuelo que corría al pie de La Colina. Se decía a menudo
(en otras familias) que tiempo atrás un antepasado de los Tuk se había casado sin duda con
un hada. Eso era, desde luego, absurdo, pero por cierto había todavía algo no del todo hobbit
en ellos, y de cuando en cuando miembros del clan Tuk salían a correr aventuras. Desapare-
cían con discreción, y la familia echaba tierra sobre el asunto; pero los Tuk no eran tan respe-
tables como los Bolsón, aunque indudablemente más ricos.
Al menos Belladonna Tuk no había tenido ninguna aventura después de convertirse
en la señora de Bungo Bolsón. Bungo, el padre de Bilbo, le construyó el agujero-hobbit
más lujoso (en parte con el dinero de ella) que pudiera encontrarse bajo La Colina o al
otro lado de Delagua, y allí se quedaron hasta el fin. No obstante, es probable que Bilbo,
hijo único, aunque se parecía y se comportaba exactamente como una segunda edición
de su padre, firme y comodón, tuviese alguna rareza de carácter del lado de los Tuk, algo
que sólo esperaba una ocasión para salir a la luz. La ocasión no llegó a presentarse nun-
ca, hasta que Bilbo Bolsón fue un adulto que rondaba los cincuenta años y vivía en el
hermoso agujero-hobbit que acabo de describiros, y cuando en verdad ya parecía que se
había asentado allí para siempre. [...]

145
CON OJOS DE TRADUCTOR
Plano semántico o del sentido
“You must use your podium to excite curiosity, engage interest, elicit specific behaviors and
most important of all, get your message out to the public – for free!” (ls. 9-10). Acá la palabra
podium puede entorpecer la comprensión del original.
Otra oración que tal vez resulte difícil es: “Obviously, specificity is the antidote to generality. And finding
the right hook or story angle can make the difference between tossed away or taken up” (ls. 34-35).

Plano sintáctico
“You must now, along with your many other talents, become an effective writer” (l. 6) o “They
are more likely going to dole out that precious real estate to news of the Maccabi tryouts or the
new building addition to the Jewish Community Center, than to your event” (ls. 25-27).

Plano léxico o de las palabras


1. publicity release, press alert (l. 1) / lame, ill-fated (l. 3) / podium (l. 9) / editor (ls. 13, 22 y 33) / snail
mail (l. 13) / organizational politics (l. 25) / Maccabi tryouts, dole out (l. 26) / circular file (l. 31) /
hook (ls. 34, 37 y 38) / tie-in (l. 38) / back story (l. 38)

2. En este contexto, una traducción correcta para editor sería editor de la sección, porque en algu-
nos diarios o revistas así se llama la persona que primero recibe los artículos. Siguiendo el escala-
fón hacia arriba (según la misma clasificación), están el prosecretario de redacción, el secretario
de redacción y el jefe de redacción. ¿Cómo saber esto? Lo ideal es preguntarle a alguien que co-
nozca el funcionamiento de ese tipo de publicaciones. Es lo que se llama “consulta al experto”.151
Para indagar sobre real estate, conviene buscar en un diccionario inglés-inglés. Según el
Merriam-Webster en línea,152 real estate es un sustantivo que data de 1666 y tiene dos acepciones:

real estate
1: property in buildings and land.
2: space, capacity <desktop real estate> <the limited real estate on hard drives — Leonard Wiener>.

Combinando las dos definiciones con el contexto específico podemos pensar en algunos equi-
valentes en español. Y si no se nos ocurre nada, buscar en diccionarios bilingües puede servir-
nos como disparador de ideas, para después seguir pensando.
Veamos: la palabra bien (en el sentido de posesión) abarca la primera acepción del recuadro.
Incluso el traductor podría acercarse a algo más concreto, como territorio, pero en ese caso con-
vendría agregar comillas para indicar que se está usando esa palabra en un contexto que no es
el habitual. Por otro lado, si nos concentramos en el segundo sentido incluido en el recuadro,
buscando equivalentes podríamos llegar a espacio.
Cualquiera sea el caso, el diccionario monolingüe inglés-inglés es fundamental para ayudarnos a
tomar una decisión a partir de la comprensión del término original. El diccionario bilingüe es más
bien accesorio, un punto de partida —nunca de llegada— para seguir pensando y buscando en
fuentes monolingües.

3. En este punto entra en juego todo lo que el lector/traductor sabe sobre el mundo (conocimien-
tos extralingüísticos). Esos conocimientos pueden incluir desde cuál es la capital de Bielorrusia

151
  En este caso, la experta consultada fue Judith Gociol, periodista, escritora y también editora de este proyecto. ¡Gracias, Judith!
  En <http://www.merriam-webster.com/dictionary/real%20estate>. (Fecha de consulta: 18.03.08)
152

146
hasta cómo se cocina un huevo poché. La perspicacia de quien traduce está en darse cuenta de
cuándo es necesario consultar al experto, si es que sus conocimientos no alcanzan y las fuentes
de investigación no ayudan. En este caso, investigar puede dar como resultado que Maccabi fue-
ron los macabeos, pueblo de origen judío que logró liberarse de la opresión del rey Antíoco. Su
heroica lucha es hoy recordada en la fiesta de Jánuca. Quien tuvo formación judaica probable-
mente sabe todo lo anterior. Pero los macabeos y su lucha no tienen nada que ver con el contexto
del ejercicio. La frase “news of the Maccabi tryouts” es clave para darse cuenta de eso.
¿Entonces? Puede ayudar saber un poco sobre la comunidad judía o preguntarle a algún miembro
de esa comunidad. A lo mejor también puede iluminarnos alguien que sepa mucho sobre deportes.
Tarde o temprano seguro averiguaremos que Maccabi también es un club deportivo, que tiene sus
propios equipos de básquet, fútbol, etcétera. Así, un buen equivalente para nuestra traducción es
Macabi, el nombre del club en español.

Plano estilístico
1. Este definitivamente no es de los típicos artículos que recomiendan cómo hacer algo. La
razón está en el tono y el registro. No es habitual en esa clase de artículos que el tema central
sea cómo redactar un texto y menos uno para ser publicado. Por eso, es novedoso el enfoque
de la autora, que lo primero que hace es ponerse en el lugar del lector y después le dice algo
así como: “Bueno, mirá, así es mi mundo” o “Esto me pasa a mí todo el tiempo”. En general, los
artículos que hablan sobre cómo redactar un texto tienen un registro más formal, con menos
lenguaje idiomático y muchas menos expresiones coloquiales.

2. Subrayamos en el primer párrafo algunos marcadores del tono informal a modo de ejemplo:

You just got stuck with writing the next publicity release or press alert for a major
event for your organization. “Whoa!” you say, “I’m a (teacher, program coordinator,
rabbi, volunteer … you fill in the appropriate designation.) No way is this in my
job description.” But after several lame, ill-fated attempts to pass the burden on
elsewhere in the organization, you realize resistance is futile.

3. En el texto hay muchas expresiones idiomáticas, expresiones que cobran sentido cuando se las
lee como unidad y en forma figurada y no si nos concentramos en el sentido literal de cada pala-
bra que las compone. En español son ejemplos de expresiones idiomáticas “hacer la vista gorda”,
“estirar la pata” o “a mal tiempo buena cara”.
Algunos ejemplos de expresiones idiomáticas en el texto son:
got stuck (l. 1)
make or break (something) (l. 30)
pass the burden on (somebody) (l. 4)
in a row (forma corta de have your ducks in a row) (l. 7)
have a shot at (something) (l. 19)
in synch (l. 23)

En un intento por producir el mismo efecto que el texto original y por respetar el estilo de la
autora, el traductor posiblemente busque equivalentes en español para las expresiones idio-
máticas. Pero hay que andar con pies de plomo, pensar cada caso por separado y considerar
después el texto completo. Si reproducimos todas las expresiones idiomáticas en busca de la
informalidad del original, tal vez lleguemos a una versión forzada y artificial, porque el español
es por naturaleza más formal que el inglés.

147
4. Incluimos abajo una posible versión, pensada para el sitio web de una fundación con fines
educativos que tiene usuarios de entre treinta y cinco y cincuenta años. Decidimos usar la se-
gunda persona del singular usted teniendo en cuenta a esos usuarios. Y repetimos: esta es solo
una entre muchas traducciones posibles.

CÓMO ESCRIBIR Y PRODUCIR MATERIAL PUBLICITARIO EFICAZ

Le ha tocado escribir el próximo comunicado o nota de prensa para un evento


importante de su organización. “¡Epa!”, dice usted, “yo soy (profesor, coordinador
de programa, rabino, voluntario… elija la que corresponda). Esto no tiene nada
que ver con mis tareas.” Pero después de varios intentos torpes y fallidos de pasarle
el fardo a otra área de la organización, se da cuenta de que resistirse es inútil.
Bienvenido a mi mundo.
Ahora, además de sus muchos talentos, debe ser un escritor eficaz. Y esa no es
una tarea fácil. Escribir, es decir, poner los hechos en sucesión y hacer que las ora-
ciones fluyan con coherencia, es solo parte del desafío.
Debe usar su canal de expresión para despertar curiosidad e interés en la
gente, lograr una conducta determinada y, lo más importante, comunicar su
mensaje al público sin gastar un centavo. Recuerde: Esto es lo que distingue a
su texto de la publicidad paga, en la que se puede escribir prácticamente lo que
sea y publicarlo donde y cuando uno quiera. Ahora debe convencer al editor de
la sección, que recibe cientos de textos como el suyo —por correo electrónico o
correo postal—, de que su mensaje merece un espacio gratuito, ese “territorio”
tan valioso que su presupuesto para promociones no podría costear.
Y lo que es más importante todavía es que el material impreso en el cuerpo
principal de una revista o periódico, o mencionado en un programa de radio o
televisión, tiene más credibilidad que un aviso o un comercial pago. […]
A esta altura todavía no está listo para escribir, pero si se prepara bien, le va a
resultar mucho más fácil hacerlo, será más eficaz y tendrá más oportunidades de
conseguir un espacio de publicación.
Estoy casi segura de que habrán oído que un buen artículo periodístico res-
ponde a las preguntas de quién, qué, cuándo, dónde y por qué. Pero también se
debe tener en cuenta a quién está dirigido el artículo, tanto en lo que respecta a
los editores como a los lectores meta.
Es posible que los dos no siempre coincidan. Supongamos que usted quiere llegar
a los miembros de la comunidad judía de su zona aficionados a leer y hablar sobre
libros de orientación judía, mediante un evento de autografiado de libros. Pero la pu-
blicación meta suele tratar temas como deportes, acontecimientos generales, políti-
ca organizacional local y actividades de la sinagoga. Es más probable que asignen ese
valioso espacio a las noticias sobre las eliminatorias de Macabi o a la construcción del
nuevo anexo del Centro Comunitario Judío que al evento sobre el que usted escribió.
Por eso, haga hincapié en la relación que tiene ese evento con las organizacio-
nes o entidades locales establecidas. Si además estas son grandes anunciantes en
esa publicación o le aportan prestigio, mejor aún.
Elaborar el mensaje correcto determinará el éxito o fracaso de su comunicado.
Las dos razones principales por las que un artículo va a parar al cesto de basura son: 
1. Es demasiado general.
2. No logra convencer a los redactores y editores de sección de que el artículo
es prioritario o de interés para los lectores.

148
Obviamente, la especificidad es el antídoto contra la generalidad. Y encontrar
el “gancho” justo o el ángulo apropiado para escribir el artículo puede ser lo que
determine si el posible lector lo va a desechar o a elegir.
Lo primero que tiene que saber es para qué tipo de publicación escribe. Fami-
liarícese con el tipo de artículos que la publicación considera de interés periodísti-
co. Esto lo ayudará a encontrar el gancho.
¿Dónde debe buscar ese gancho? Trate de encontrar una conexión local: un
artículo de interés humano o sobre un acontecimiento en la vida de alguien
del lugar resultarán efectivos. También piense cuál sería el beneficio para el
lector, ya sea un beneficio físico, espiritual, económico o social. Piense ¿por
qué el lector querría subirse a su auto y manejar equis cantidad de kilómetros
hasta el evento?

EN TUS PROPIAS PALABRAS


Traducción posible, elaborada para este libro, de la cita de The Book of Illusions de
Paul Auster:

Traducir es un poco como echar carbón. Uno lo levanta con la pala y lo arroja
al horno. Cada trozo de carbón es una palabra, y cada palada es otra frase, y si
uno tiene una espalda fuerte y suficiente energía para soportar la tarea ocho o
diez horas seguidas, podrá mantener un buen fuego.

Traducción de la misma cita según la versión de Benito Gómez Ibáñez en El libro de las ilusiones,
Barcelona, Anagrama, 2003, p. 80.

Traducir es un poco como echar carbón. Se recoge con la pala y se lanza al


horno. Cada trozo es una palabra, y cada palada es otra frase, y si se tiene una
espalda recia y suficiente energía para seguir con la tarea ocho o diez horas
seguidas, se podrá mantener un buen fuego.

TRABAJO FORESTAL
Esa tarde de viernes tenía un rato libre y me puse a decorar unas cajitas con
cartapesta mientras escuchaba la radio. La mayoría de las veces no sé para
qué hago esoas manualidades, que por lo tanto general no tengo dónde
meter, y que quedan dando vueltas un buen tiempo hasta que logro termi-
narlas. Por eso Pero cuando en la tele enseñan algo nuevo y fácil en solo 30
minutos segundos, o paso por un local de Palermo y veo cosas súper baratas
caras que podría hacer idealmente perfectamente, no veo la hora de tener
algo de calma para poner manos a la obra. Y ahí estaba yo, pincel y papel
higiénico en mano.
En lo mejor del video bloque, interrumpen la transmisión para anunciar que
por un desperfecto técnico, las siguientes dos horas iban a repetir el progra-
ma del día anterior. Igual yo no lo había escuchado, así que lo dejé. Juan hizo
una introducción y empezaron a hablar de clásicos del rock; fue un viaje en
el tiempo. Vino un tema de Genesis, después uno de Yes y otro de Queen.

149
¡Qué dúo bandas!
En eso, cambia la onda, se ponen a hablar de cine, de escenas que hicieron
historia y suena de fondo Somewhere Over the Rainbow. Se me pone la piel de
gallina. Otro viaje en el tiempo, más lejos. Zapatos rojos. “Sigue el camino ama-
rillo, sigue el camino amarillo”. Y me voy, me voy...
Cuando vuelvo, un rato después, ese mismo jueves viernes, otra vez sonaba
el rock actual, y me torturaban con Marilyn Manson. Ya era hora de que la lo
llamaran para hacer una película de terror. Pero entre El Grito con Manson y
los monos nadadores voladores, ¡me quedo con los monos voladores!

A CIEGAS
El primer texto incluido más abajo es una traducción del fragmento del artículo “The Legions
of Frozen Yogurt Push East” hecha sin diccionarios, tal como lo plantea una parte del ejercicio.
Notarán que hay imprecisiones, omisiones y seguramente otra clase de errores. Pero les asegu-
ramos que traducir de este modo es un desafío muy grato. También nos permite despegarnos
del original y escribir más fluidamente, si es que la inspiración nos acompaña.
El segundo texto es una versión revisada del primero, en la que sí usamos diccionarios mo-
nolingües y bilingües e Internet como fuentes de consulta, para verificar los términos que
nos generaban dudas y algunas referencias culturales. Las diferencias entre una versión y la
otra son grandes (las frases o términos diferentes están grisados en una y otra versión) y qui-
zá representen lo mucho que se aprende en las distintas etapas del proceso de traducción.

1) Traducción SIN diccionarios ni fuentes de consulta

Según Heródoto, ni siquiera los poderosos ejércitos de los imperios griego y


persa iban a la guerra en invierno.
Pero con las fuerzas del yogur helado no pasa lo mismo.
Desde que en diciembre la cadena coreana Red Mango abrió un local en
Greenwich Village justo en frente de Pinkberry, que tiene su sede central en
California, Nueva York se ha convertido en el segundo campo de batalla más
importante para la nueva onda del yogur helado, una tendencia cremosa y aireada
y cubierta de frutas.
“Yo diría que hay una competencia feroz y silenciosa en la calle Bleecker”, dice
Dan Kim, presidente de Red Mango para los Estados Unidos. Desde 2006, Pinkberry
ha abierto nueve locales en Nueva York; Red Mango, cuatro; y competidores como
Flurt, Berrywild y Yolato se esfuerzan por mantenerse en el mercado.
California ya está tomada por los conflictos tribales entre los partidarios de
Pinkberry, los leales a Red Mango y los fanáticos de Yogurt World, un emporio
de San Diego donde cada uno puede elegir entre muchísimos sabores de
yogur y cientos de frutas para ponerle arriba y servirse: los clientes se pasean
por el local con un recipiente vacío y mucho dinero para gastar. “Seguramente
fue Dios mismo el que descendió de los cielos y creó este lugar”, escribió un enfer-
vorizado visitante de yelp.com, el sitio web que tiene una guía de la ciudad y que
se convirtió en el punto de encuentro cibernético para los entusiastas del yogur
helado. (Solamente Yogur World tiene cerca de 200 opiniones.)
En ambas costas de los Estados Unidos, la mayoría de estos nuevos negocios
de yogur tienen como base una simple fórmula que combina frutas frescas sobre

150
una deliciosa y abundante crema helada que efectivamente tiene gusto a yogur,
y que para algunas personas es toda una tentación.
“Al principio, tenía muchas ganas de tomarme uno después de comer comida
china”, cuenta Anthony Castellano, mientras hace su pedido en el nuevo sector
de yogur helado del Café Duke, en Times Square, durante su descanso para el
almuerzo antes de volver a supervisar una obra en construcción cercana. “Y des-
pués, empecé a pensar que sería un buen postre después de una pizza, y también
después de unas fajitas. Es muy refrescante y dulce a la vez.”
Al día siguiente, unas jovencitas de secundaria, en polleritas y con piel de galli-
na, paradas fuera de Yolato en el Upper West Side saborean un yogur helado bien
cremoso. “Venimos todos los días”, comenta Shira Cohen, que cursa tercer año. “Ya
antes de la segunda hora empiezo a pensar qué frutas le voy a agregar.”
No sorprende, entonces, que los empresarios, a pesar del tiempo frío, se apu-
ren a hacer su negocio. ¿Acaso el vientito fresco de Yukón evitó la fiebre del oro?

2) Traducción revisada CON diccionarios y otras fuentes de consulta

Según Heródoto, ni siquiera los poderosos ejércitos de los imperios griego y


persa iban a la guerra en invierno.
Pero con las fuerzas del yogur helado no pasa lo mismo.
Desde que en diciembre la cadena coreana Red Mango abrió un local
en Greenwich Village justo frente a Pinkberry, que tiene su sede central en
California, Nueva York se ha convertido en el segundo campo de batalla más
importante para la nueva ola de yogur helado, rediseñada, cremosa, aireada y
cubierta de frutas.
“Yo diría que en la calle Bleecker hay un enfrentamiento silencioso”, dice Dan
Kim, presidente de Red Mango para los Estados Unidos. Desde 2006, Pinkberry
abrió nueve locales en Nueva York; Red Mango, cuatro; y competidores como
Flurt, Berrywild y Yolato se esfuerzan por seguir en carrera.
California ya está tomada por los conflictos tribales entre los partidarios de
Pinkberry, los leales a Red Mango y los fanáticos de Yogurt World, un emporio
autoservicio de San Diego donde cada uno puede elegir entre muchísimos sabo-
res de yogur y cientos de frutas para agregarles: los clientes se pasean por el local
con un recipiente vacío y mucho dinero para gastar. “Seguro que fue Dios mismo
el que bajó de los cielos y creó este lugar”, escribió un enfervorizado visitante de
yelp.com, sitio web que incluye una guía de la ciudad y que se convirtió en el pun-
to de encuentro virtual para los entusiastas del yogur helado. (Ya hay publicados
cerca de 200 comentarios solo para Yogur World.)
En ambas costas de los Estados Unidos, la mayoría de estos nuevos negocios
de yogur tienen como base una simple fórmula: la combinación de frutas frescas
sobre un copo de crema que, sin lugar a dudas, tiene gusto a yogur y un innegable
dejo ácido que enloquece a muchos.
“Al principio, me moría de ganas de tomarme uno después de la comida china”,
cuenta Anthony Castellano. Mientras, se pide un yogur en el nuevo Yoggi Spot, el
sector de yogures helados del Café Duke en Times Square. Este es su horario de
almuerzo; enseguida debe volver a supervisar una obra en construcción cercana.
“Y después, empecé a pensar que sería un buen postre después de una pizza y, al
tiempo, después de unos burritos. Es muy refrescante y, a la vez, dulce”.
Al día siguiente, unas jovencitas de secundaria, de minifaldas y botas y con piel

151
de gallina, paradas fuera de Yolato en Upper West Side saborean un yogur helado.
“Venimos todos los días”, comenta Shira Cohen, que cursa tercer año. “Antes de la
segunda hora ya empiezo a pensar qué frutas le voy a agregar.”
No es de extrañar que los empresarios, a pesar del tiempo frío, aprovechen
la ocasión y traten de sacar una tajada. ¿Acaso el fresquito del Yukón impidió la
fiebre del oro?

TRADUCIENDO LITERATURA
The Shining
1. Posiblemente Danny tenga entre seis y nueve años. Algunos indicios de esto son: el hecho de
que ciertas cuestiones eran too grown-up (l. 6) para que él las entendiera, su desconocimiento
de la palabra court (l. 15) en el sentido de tribunal y quizá la manera en que interpreta la palabra
breakdown (l. 8). Al traducir, el registro que se use debe reflejar la edad de Danny, cuya voz se
escucha en el fragmento.

2. No hay indicios espaciales ni temporales precisos en el fragmento, aunque sí en la novela


completa, y en la introducción a este ejercicio se nombran las Rocallosas. El relato se desarrolla
en el estado de Colorado, en los Estados Unidos durante la década del setenta. Si bien la narra-
ción trata en un país que no es el nuestro, lo que en ella sucede no nos resulta ajeno. La distan-
cia temporal respecto de hoy tampoco crea una brecha importante entre el texto y el traductor.

3. Por lo general, los nombres de los personajes se mantienen en el idioma fuente y ese es el
criterio que conviene aplicar en este caso.
Una situación diferente se plantea en la literatura infantil. Los nombres que se usan en los cuen-
tos para chicos suelen tener cierto valor semántico o sonoro que, idealmente, hay que repro-
ducir/adaptar en la versión traducida. Por ejemplo, en la saga de Harry Potter, de J. K. Rowling,
están los temibles Mortífagos (Death Eaters) y también el Colacuerno Húngaro (Hungarian
Horntail), dragón al que tiene que enfrentarse Harry durante el Torneo de los Tres Magos. En
otra prueba del mismo torneo, Harry ingiere branquialgas (gillyweed) para poder respirar y des-
plazarse mejor en las profundidades del Lago Negro de Hogwarts.

4. El autor usa itálicas en la línea 7 para selfimage posiblemente por ser esa una palabra que
Danny no entiende, y en las líneas 8 y 9, para indicar la intromisión del pensamiento de Danny.
Usa mayúsculas iniciales en the Bad Thing (ls. 9 y 11) para darle importancia al hecho y escribe
“DIVORCE” (ls. 12, 13 y 14) todo con mayúsculas, porque así lo debe ver escrito Danny en el car-
tel que se imagina. Al traducir, una posibilidad es escribir “imagen de sí mismo” entre comillas.
Para la intromisión del pensamiento, se pueden mantener las itálicas. Para the Bad Thing podría
usarse Algo malo o algo malo, aunque la segunda opción probablemente sea mejor. Y estaría
bien escribir “DIVORCIO” para reflejar la imagen mental de Danny.

5. Las expresiones tug of war y court plantean un problema de traducción interesante, como
todo juego de palabras o recurso similar. Un criterio válido en este caso es no tratar de resolver
el problema y omitir el texto que está entre paréntesis (ver más abajo en versión publicada).
Si hace falta reproducir todo (por ejemplo, a pedido del editor), hay otras soluciones posibles.
Sigue una versión sin omisiones, aunque algo forzada:

Cuando había un DIVORCIO, los padres se separaban y había un juego de

152
tira y afloje en el terreno legal (¿Qué terreno era ese? ¿Una cancha de tenis? ¿De
bádminton? Danny no sabía exactamente cuál de los dos, o si era otro, pero
mamá y papá habían jugado cada uno al tenis y al bádminton en Stovington,
así que cualquiera de esos podía ser).

Sigue la traducción del fragmento de The Shining según la versión de Marta I. Guastavino publi-
cada con el título El resplandor por Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1982, pp. 54 y 55.

Danny entendía muchas cosas de sus padres, y sabía que a menudo a ellos
no les gustaba que él lo entendiera, negándose incluso a creer que así fuera. Sin
embargo, algún día tendrían que aceptarlo. Él se conformaba con esperar.
Pero era una pena que no pudieran creerlo, especialmente en momentos
como aquél. Mamá estaba echada en su cama, a punto de llorar de tan pre-
ocupada que estaba por papá. Algunas de las cosas que la preocupaban eran
demasiado complejas para que él las entendiera; cosas vagas que tenían que
ver con la seguridad, con la imagen de sí mismo de papá, con sentimientos de
culpa y enojo y con el miedo por lo que podría suceder con ellos, pero las dos
cosas principales que en ese momento la preocupaban era que papá hubiera
tenido una avería en la montaña o que hubiera ido a hacer “algo malo”. Danny
sabía perfectamente qué era “algo malo” desde que se lo había explicado Scotty
Aaronson, que tenía seis meses de edad más que él. Scotty lo sabía porque tam-
bién su papá había hecho “algo malo”. Le había contado que una vez su padre
había golpeado a su madre y la había derribado. Finalmente los padres de
Scotty se habían divorciado por culpa de aquel “algo malo”, de modo que
cuando Danny lo conoció Scotty vivía con su madre y únicamente veía a su pa-
dre los fines de semana. El mayor terror de la vida de Danny era el DIVORCIO,
palabra que se le aparecía mentalmente como un cartel pintado con letras
rojas, cubiertas de serpientes sibilantes y venenosas. Cuando había un DIVOR-
CIO, los padres se separaban y se peleaban por el hijo en un tribunal. Luego
uno tenía que ir a vivir con uno de ellos y al otro casi nunca lo veía, hasta que
ese con el que estaba podía casarse con alguien a quien uno no conocía, si les
entraba mucha prisa.

In Cold Blood
1. Los nombres geográficos, el discurso directo de las líneas 1-3 y el nombre del 4-H Club son
ejemplos de elementos que seguramente fueron tomados de la realidad. Algunas marcas cul-
turales de una comunidad chica y cerrada norteamericana son la palabra sir (l. 1), la filiación
política de los habitantes con el Partido Republicano, la abundancia de denominaciones reli-
giosas, la mención de los patricios del lugar, la mención del Country Club, del 4-H Club y de su
propósito (“develop […] moral character” l. 22) y la marcada división de clases sociales.

2. En este caso es recomendable, aunque no imprescindible, verificar los datos para hacer una
buena traducción. Para escribir la novela Capote investigó los hechos reales y entrevistó a los
personajes principales. (Nota de color: Algunos críticos cuestionaron el grado de veracidad
de ciertos detalles. Al parecer, Capote llegó a sentir afinidad por uno de los dos asesinos y
trató de hacerlo quedar bien en la novela.) Nunca está de más investigar un poco, por ejemplo,
rastreando la noticia en los diarios de la época para verificar los nombres de los personajes y
consultando mapas de la zona.

153
3. En el ejercicio es mejor transcribir los nombres de personas. Conviene mantener en inglés
Garden City y los nombres de condados, porque no tienen traducciones aceptadas y de uso
corriente. En cambio, podría traducirse Bible Belt para que el lector no se pierda el sentido figu-
rado de la expresión.

4. Una buena opción es transcribir el nombre del club —Club 4-H—, dejar en inglés las cuatro
palabras de la aclaración entre paréntesis del original y, solo si se considera imprescindible,
agregar una nota al pie con la traducción de las cuatro palabras. De todos modos, la recomen-
dación es siempre ser cuidadosos con el agregado de notas al pie, en especial en textos litera-
rios. Interrumpir el fluir del texto para hacer una aclaración en otra parte de la página puede ser
mucho más nocivo para la experiencia del lector que entender un poco menos.
Por supuesto, si encontráramos en español cuatro palabras equivalentes a las del inglés que
también empezaran con H, no sería necesario dejarlas en inglés ni incluir una nota al pie.

5. Las comillas de las líneas 1 y 3 indican el discurso directo de un lugareño típico. Conviene
mantenerlas.
Las rayas de las líneas 9 y 10 encierran una enumeración de los grupos de personas que com-
ponen la élite. Conviene mantenerlas.
Las rayas de la línea 14 encierran una proposición concesiva.D Puede quedar entre rayas o, por
ser corta, encerrarse entre comas en español.
La raya de la línea 17, que es única (no hay una de apertura y otra de cierre), se usa en inglés
para introducir una aclaración a posteriori (o afterthought). La aclaración podría quedar detrás
de una coma.
Las rayas de la línea 21 encierran un comentario del autor para dar mayor precisión. Convie-
ne mantenerlas.

RAYA [...]

2. Usos
2.1. Para encerrar aclaraciones o incisos: Para él la fidelidad —cualidad que valoraba por en-
cima de cualquier otra— era algo sagrado. Para esto pueden utilizarse también las comas [...]
o los paréntesis [...]. Los incisos entre rayas suponen un aislamiento mayor con respecto al
texto en el que se insertan que los que se escriben entre comas, pero menor que los que se
escriben entre paréntesis. La raya de cierre en los incisos no se suprime aunque detrás de ella
deba aparecer un punto o cualquier otro signo de puntuación:

Esperaba a Emilio —un gran amigo—. Lamentablemente, no vino.


Esperaba a Emilio —un gran amigo—, que, lamentablemente, no vino.

(Fuente: Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española, Bogotá, Asociación de


Academias de la Lengua Española y Santillana, 2005, p. 556)

Sigue la traducción del fragmento de In Cold Blood según la versión de Fernando Rodríguez
publicada con el título A sangre fría por Sudamericana, Buenos Aires, 2006, pp. 38 y 39.

Sin excepción, los habitantes de Garden City niegan que la población esté
dividida en clases sociales (“No, señor. Nada de eso. Todos iguales, cualquiera
que sea la posición económica, la religión o la raza. Tal como debe ser en una de-
mocracia, así somos nosotros”). Pero, claro está, las diferencias de clases son tan

154
claramente observadas y tan manifiestamente observables como en cualquier
otro enjambre humano. Ciento sesenta kilómetros al oeste, el visitante se halla-
ría fuera de la “Zona de la Biblia”, esa faja de tierra americana obsesionada por
el evangelio, en la que un hombre debe, aunque sólo sea por razones prácticas,
tomarse la religión muy en serio. Pero Finney County está dentro de la “Zona de
la Biblia” y, por consiguiente, pertenecer a una determinada Iglesia es un factor
decisivo para la categoría social de un individuo. Una mezcla de baptistas, me-
todistas y católicos representa el ochenta por ciento de los fieles, pero en la élite
(hombres de negocios, banqueros, abogados, médicos y los terratenientes más
pudientes), entre los que ocupan los puestos directivos, predominan los presbi-
terianos y los episcopales. Algún que otro metodista se acepta bien y lo mismo
algún que otro demócrata, pero en conjunto el círculo más influyente está cons-
tituido por republicanos de extrema derecha que profesan la fe presbiteriana o
la episcopal.
Como hombre culto y próspero en su profesión, eminente republicano y
líder de su Iglesia, aunque fuera la Iglesia metodista, el señor Clutter tenía
derecho a un puesto entre los patricios del lugar; pero, del mismo modo que
nunca había sido socio del Country Club de Garden City, tampoco intentó en-
trar en el corrillo del poder. Por el contrario, no le gustaban las costumbres
de aquel ambiente: no le interesaban las partidas de cartas, ni el golf, ni los
cócteles, ni las cenas frías de las diez. A decir verdad no le gustaba ningún
pasatiempo en el que, a su parecer, no se “realizara algo”. Por esta razón, en
lugar de dedicarse a jugar al golf aquel soleado sábado, Clutter presidía una
reunión del Club 4-H de Finney County (cuatro H que representaban “Head,
Heart, Hands, Health”;153 se trata de una organización nacional con ramifica-
ciones del otro lado del océano y cuyo propósito es, bajo el lema de “Aprenda-
mos a hacer, haciendo”, ayudar a los habitantes de zonas rurales, y particular-
mente a los jóvenes, a desarrollar el talento práctico y una sana moral. Nancy
y Kenyon, desde los seis años, eran miembros asiduos).

LIDIANDO CON LA CIENCIA


1. El objetivo del texto es ofrecer recomendaciones. Uno de los elementos que permite inferir
esto es el uso reiterado de should.

2. La traducción podría estar dirigida a obstetras, pediatras, hematólogos, técnicos especiali-


zados en hemoterapia, etcétera, de habla hispana que puedan necesitar información sobre la
posibilidad de almacenar la sangre de cordón umbilical.

3. Idea principal:

Cord blood transplantation can be curative, but it should be discouraged when


cord blood stored in a bank is for later personal or family use. Instead, storage in
a bank for public use should be encouraged.

4. Posible entrada de log bilingüe para el término stem cell:

153
  Nota del traductor Fernando Rodríguez: Inteligencia, corazón, manos, salud.

155
Idioma fuente: Inglés Idioma meta: Español (Argentina)

Término fuente (campo): stem cell (hematología) Término meta: célula madre. Opciones: célula germi-
nal, c. pluripotencial, c. progenitora, c. hemoprogeni-
tora, c. precursora, c. primordial. Navarro (2000) pro-
pone adoptar el neologismo hemocitoblasto.

Definición:
1. a) any precursor cell; b) a cell whose daughter cells 1. células dotadas simultáneamente de la capacidad
may differentiate into other cell types. de autorrenovación (producir más células madre) y de
originar células hijas comprometidas en determinadas
2. Stem cells have two important characteristics that rutas de desarrollo, que se convertirán finalmente por
distinguish them from other types of cells. First, they diferenciación en tipos celulares especializados.
are unspecialized cells that renew themselves for long
periods through cell division. The second is that under 2. (o blood progenitor cell) [Hist.] célula que da origen a
certain physiologic or experimental conditions, they can todas las células sanguíneas.
be induced to become cells with special functions such
as the beating cells of the heart muscle or the insulin-
producing cells of the pancreas.

Contexto: “Cord blood donation should be discouraged “La preservación de las células madre estará a cargo del
when cord blood stored in a bank is to be directed for Banco, que funcionará en el área de Hemoterapia del
later personal or family use, because most conditions Garrahan. De esta forma, a través del cordón umbilical
that might be helped by cord blood stem cells already se colectará la sangre que contiene una gran cantidad
exist in the infant’s cord blood (ie, premalignant changes de células madre o especializadas en la renovación de
in stem cells).” células sanguíneas, y que es remanente de plasma de
la placenta.” Clarín, 30.04.05

“Las células madre tienen dos características importan-


tes que las distinguen de otros tipos de células. La pri-
mera de ellas es que son células no especializadas que
se renuevan ilimitadamente. La segunda es que bajo
ciertas condiciones fisiológicas o experimentales, se las
puede inducir a que se conviertan en células con funcio-
nes especiales tales como células musculares cardíacas
o células de páncreas que produzcan insulina.” Docu-
mento de la Agencia Nacional de Promoción Científica
y Tecnológica

Fuente de consulta:
1. Stedman’s Online Medical Dictionary, en 1. Iáñez Pareja, Enrique, Células madre y clonación tera-
http://www.stedmans.com/section.cfm/45 péutica, en http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/
2. The National Institutes of Health (NIH), en http:// clonembrion.htm#_Toc3643837, Departamento de Mi-
stemcells.nih.gov/info/basics/basics1.asp crobiología e Instituto de Biotecnología, Universidad de
Granada. (Fecha de consulta: 18.04.08)
2. Navarro, Fernando, Diccionario crítico de dudas inglés-
español de medicina, Madrid, McGraw Hill – Interameri-
cana, 2000.

Comentarios: Usamos “célula madre” en lugar de “hemocitoblasto” por la mayor frecuencia de uso de la primera.

Fecha de elaboración y autor: abril 2008, AR

Fecha de actualización y autor: junio 2008, PG

156
Traducciones posibles y comentarios para los términos:

conditions (l. 6) y medical condition (l. 12)


infant (ls. 7 y 9)
serious (disease/illnesses) (ls. 1 y 9)
standard of care (l. 10)
full sibling (l. 11)
(infectious disease) testing (ls. 15 y 16)

En el ámbito médico, en general no se traduce condition —versión breve de medical condition—


como condición sino como enfermedad. También puede hablarse de cuadro clínico o trastorno.
La palabra infant no es tan transparente como parece. Veamos: según el Diccionario de la
lengua española, infante es el “niño que aún no ha llegado a la edad de siete años”. Es cierto
que los términos de los dos idiomas comparten ciertos aspectos de su significado; por
ejemplo, en Gran Bretaña se suele hablar de infant school, que equivaldría al kindergarten de
los Estados Unidos y a nuestro jardín de infantes. Pero en el contexto del almacenamiento de
sangre de cordón umbilical, infant en realidad significa bebé, lactante o incluso recién nacido.
Navarro154 aclara que es el “niño menor de doce meses (para algunos autores, niño menor de
veinticuatro meses)”.
El término serious podría traducirse por el español serio, pero en medicina es mucho más
común decir que una enfermedad o un cuadro es grave o que alguien está grave. Por ejemplo,
“His condition is serious but stable” podría traducirse por “Su estado [no ‘condición’] es grave,
pero se encuentra estable”. Lo mismo pasa con el sustantivo; es preferible hablar de la gravedad
y no de la seriedad de una enfermedad o cuadro.
El diccionario en línea del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos (National Cancer
Institute)155 da la siguiente definición para standard of care: “In medicine, treatment that experts
agree is appropriate, accepted, and widely used. Health care providers are obligated to provide
patients with the standard of care. Also called standard therapy or best practice”. La Real Acade-
mia Española ya aceptó el anglicismoD estándar, pero se usa para hablar de un patrón, modelo
o nivel, como en la frase estándar de vida. En nuestro texto, podemos deducir que se trata más
bien de un criterio o una norma. Además, hay que ser precavidos con care, porque es común
traducirlo como cuidado o cuidados, descuidadamente. En otros países de América latina se
acepta ese uso, pero en la Argentina son más comunes los términos atención y asistencia. Por
ejemplo, algunas buenas opciones para health care son atención médica o asistencia médica
o incluso asistencia sanitaria. Lo mismo pasa con intensive care unit, que en muchas series y
películas se ve o escucha traducido a un supuesto español neutro como unidad de cuidados in-
tensivos. En nuestro país, lo más habitual es que el área se denomine unidad de terapia intensiva.
Volviendo a standard of care y teniendo en cuenta lo anterior, sugerimos hablar en español de
norma de atención médica o norma asistencial, siguiendo la propuesta de Navarro.156
Otro desafío es encontrar una buena traducción para full sibling. Según la definición más habi-
tual, full siblings son hermanos o hermanas que comparten padre o madre, ya sean biológicos
o adoptivos. Pero veamos el contexto del ejercicio: “[…] directed cord blood banking should
be encouraged when there is knowledge of a full sibling in the family with a medical condition
(malignant or genetic) that could potentially benefit from cord blood transplantation”. Esto es
así porque cuanta más cercanía genética haya entre los hermanos, mayores son las probabili-

154
  Fernando Navarro, Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, Madrid, McGraw Hill – Interamericana, 2000, p. 257.
155
  Ver http://www.nci.nih.gov/Templates/db_alpha.aspx?CdrID=346525. (Fecha de consulta: 15.04.08)
156
  Op. cit., p. 480.

157
dades de que la sangre de cordón umbilical sirva para fines terapéuticos. Por eso, en este caso
full siblings se aplicaría a los hermanos de sangre o hermanos biológicos. Incluso es posible ser más
precisos y hablar de hermanos biológicos de padre y madre.
En la jerga informática es común usar el término españolizado testeo o incluso la voz inglesa
testing para referirse a las revisiones lingüísticas que se hacen de la traducción de textos de he-
rramientas informáticas, manuales o sitios web.157 Los mismos términos se usan para nombrar
las pruebas de funcionamiento de software en desarrollo. También en otros campos, como la
psicología o la educación, se usa test para nombrar una evaluación de conocimientos o aptitu-
des. Sin embargo, en medicina se desaconseja el uso de cualquiera de esas palabras; en general
es mejor hablar de prueba, análisis, examen, ensayo o experimento. Por ejemplo, el oral glucose
tolerance test que se les hace a las mujeres embarazadas se conoce en español como prueba de
tolerancia a la glucosa oral. Otro ejemplo: el stress test no mide los niveles de estrés o tensión
que casi todos padecemos en nuestra vida cotidiana, sino la actividad del corazón en presencia
de determinado esfuerzo físico; por eso, se habla de prueba de esfuerzo cardíaco o ergometría.
Por último, infectious disease testing podría traducirse por la frase descriptiva análisis para de-
tectar enfermedades infecciosas.

5. La traducción o transcripción de los nombres de instituciones depende de las necesidades po-


sibles del futuro lector o de la pauta editorial de quien encargue el trabajo. Una buena alternativa
para este texto en particular es traducir los nombres y agregar la sigla original entre paréntesis. Si
la sigla no aparece en el texto original, como es el caso de la tercera entidad listada en el ejercicio,
conviene hacer una búsqueda en la web y agregarla, para conservar la uniformidad de criterio.
No existe un único criterio válido para traducir los nombres de entidades u organismos. Lo im-
portante es recordar a quién está dirigida la traducción y ser especialmente cuidadosos cuando
la situación comunicativa exige precisión. También es esencial mantener la uniformidad de cri-
terios: sostener el criterio elegido a lo largo de la traducción, incluso en distintas traducciones
para un mismo solicitante.

6. Las comillas que encierran biological insurance (l. 22) indican que el o los autores están usan-
do un término que no les es propio o con el que no están de acuerdo. Al leer el artículo comple-
to, queda claro que son los bancos privados de sangre de cordón umbilical los que garantizan a
los padres que conservar la sangre de cordón de su bebé les brindará un seguro biológico con-
tra posibles enfermedades futuras. En cambio, la Academia Norteamericana de Pediatría (que
publica en su sitio web el artículo del ejercicio) desaconseja almacenar la sangre de cordón en
un banco privado para uso exclusivo del donante y recomienda el almacenamiento en bancos
públicos, con disponibilidad para toda la población.

7. Posible traducción del fragmento:158

Se ha demostrado que el trasplante de sangre de cordón umbilical es un trata-


miento viable para pacientes con diversas enfermedades graves. Los médicos
deben informarse acerca de los fundamentos de la conservación de sangre
de cordón y de los tipos de programas disponibles para realizarlo. Los profe-
sionales de la salud que reciben consultas de futuros padres acerca de la con-
servación de sangre de cordón deben proporcionar la siguiente información:

157
  Ver capítulo “Revisar”, p. 177.
  El artículo completo se tradujo en el marco de la Residencia de Traducción, Traductorado de inglés de la Escuela Nacional Su-
158

perior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg, cátedra Rogante, a pedido del Servicio de Hemoterapia del Hospital de Pediatría
Juan P. Garrahan dirigido por la Dra. Ana Del Pozo.

158
1. La donación de sangre de cordón no es recomendable cuando el objetivo
es almacenarla en un banco para un posterior uso personal o familiar, ya que
la mayoría de las enfermedades que podrían tratarse con la ayuda de células
madre de sangre de cordón se encuentran presentes en el cordón umbilical
del bebé (por ejemplo, degeneraciones premalignas en las células madre).
Los médicos deben conocer las promesas infundadas que los bancos priva-
dos de sangre de cordón hacen a los padres con relación a brindar al bebé o
a los miembros de la familia un seguro contra enfermedades graves que pu-
dieran aparecer en el futuro, mediante el uso de células madre presentes en
la sangre de cordón. Si bien no constituye una norma de atención médica,
la conservación de sangre de cordón para su utilización personal o familiar
debe alentarse para uso designado cuando se sabe que un hermano bioló-
gico que padece una enfermedad (maligna o genética) podría mejorar con
el trasplante de sangre de cordón.
2. La donación de sangre de cordón debe alentarse cuando el propósito es
conservarla en un banco público. Los padres deben saber que se realizan
análisis para detectar enfermedades infecciosas y de origen genético (por
ejemplo: anormalidades cromosómicas), y que serán informados en caso de
que se identifiquen anomalías. Además, es preciso comunicarles que la san-
gre de cordón almacenada en el marco de un programa público puede no
estar disponible para usos privados en el futuro.
3. Debe desalentarse la conservación de sangre de cordón umbilical para uso
privado como “seguro biológico” porque actualmente no existen datos cientí-
ficos que avalen la utilidad de la conservación de la sangre de cordón para uso
autólogo, y es difícil evaluar en forma precisa la necesidad de un trasplante
autólogo y la viabilidad de trasplantes alogénicos inmediatos. Los bancos de
sangre de cordón umbilical deben cumplir con las normas de acreditación
nacionales (en los EE.UU.) estipuladas por la Fundación para la Acreditación
de la Terapia Celular (FACT), la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), la
Comisión Federal de Comercio (FTC), y entidades de los distintos estados del
país. Es imprescindible que los profesionales que se dedican a la recolección
de sangre de cordón conozcan los procedimientos para la obtención, el pro-
cesamiento y la conservación, tal como se indica en la tabla 2.

traducir159
Para seguir leyendo
Baker, Mona (1992) In Other Words, Londres, Routledge
Bosque, Ignacio [director] (2004) Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo. Las
palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM
Cabanellas de las Cuevas, Guillermo y Hoague, Eleanor C. (2001) Diccionario jurídico: Inglés -
Español, Heliasta
Cabré, María Teresa (1993) La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártida-
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Diccionario Collazo inglés-español de informática, computación y otras materias (2001), McGRAW-HILL
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Calpe (en <http://buscon.rae.es/draeI/> pueden consultar también la 22.ª edición del
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Diccionario de términos informáticos, Clarín.com, en <http://www.clarin.com/suplementos/
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Fernández Calvo, Rafael (2001) Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en
<http://www.ati.es/novatica/glosario/glosario_internet.html>, Asociación de Técnicos de
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García Yebra, Valentín (1989) Teoría y práctica de la traducción, Tomo I, Madrid, Gredos
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Hatim, Basil y Mason, Ian. (1990) Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman Group UK
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La página del idioma español, en <www.elcastellano.org>
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Merriam-Webster OnLine en <http://www.webster.com/dictionary>. El sitio incluye diccionarios y
tesauros
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Navarro, Fernando (2000) Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, Madrid, McGraw-
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Nida, Eugene y Taber Charles (1986) La traducción: Teoría y práctica, Madrid, Cristiandad D.L.
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Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de
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Orellana, Marina (1987) La traducción del inglés al castellano - Guía para el traductor, Santiago de
Chile, Editorial Universitaria
Orellana Marina (2003) Glosario internacional para el traductor. Inglés-Castellano. Spanish-English,
4ª edición, Santiago de Chile, Editorial Universitaria (en http://books.google.com.ar/book
s?id=HaciB16ED5AC&printsec=frontcover&dq=%22glosario+internacional%22+orellana&
source=gbs_similarbooks_r&cad=2 pueden consultar una versión escaneada por Google)

160
Para seguir leyendo, todavía más
Sager, Juan Carlos (1993) Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid,
Fundación Germán Sánchez Ruipérez
Simon & Schuster’s International Spanish Dictionary. English / Spanish. Spanish / English (1997) 2.ª
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Viñas Urquiza, María Teresa (2002) Ambiguity Keys. English & Spanish. Part 1. Subjunctive, Dunken,
Buenos Aires.
Willson, Patricia (2004) La Constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina
del siglo XX, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores
Wolfson, Leandro (2005) El placer de traducir: Experiencias y reflexiones de un traductor profesional,
Buenos Aires, Torre de Papel
Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires,
e.d.b.

traducir161
revisar
revisar
“Saber comunicarse puede evitar muchos sufrimientos y generar inmensas satisfacciones.”

Álex Grijelmo
Perdón, re-visar
La revisión es una verdadera estrella de la obra escrita, aunque casi siempre queda última en
los créditos... cuando aparece. Por eso, es hora de reivindicar su valor.
Concebimos la primera revisión de un texto, la que hace el propio autor,159 como una re-visión:
un volver a mirar el trabajo como un todo y con cada una de sus partes. En ese volver a mirar,
también proponemos volver a pensar, volver a leer y volver a escribir.
Lamentablemente no siempre se dedica tiempo a esa nueva mirada del texto y muchas veces
ni siquiera se vuelve a ver el trabajo aunque sea de modo superficial. Es raro que un médico le
dé el alta a un paciente sin terminar de curarlo o que un repostero sirva una torta sin cobertura,
pero no es inusual que un texto salga a la luz sin una buena revisión.
Así, distintas investigaciones revelan que, cuando revisan lo que escriben, los alumnos uni-
versitarios en general cambian solamente aspectos cosméticos, sin plantearse cuestiones de
fondo en esa etapa.160 Esa revisión superficial queda en evidencia en el informe que hace un
profesional para presentarle a su cliente, en la gacetilla de prensa que sale a los apurones para
llegar antes a los medios, en los atractivos anuncios publicitarios que vemos en la calle y hasta
en los avisos de una cartelera escolar. La lista parece interminable.
¿Por qué pasa esto?

No solo en televisión el tiempo es tirano, y cuando los minutos corren, lo primero en caer o
acortarse es la etapa final del proceso, en este caso la revisión. Sin embargo, quienes saltean la
revisión para ahorrar tiempo no se dan cuenta de que lo barato sale caro. Es muy probable que
el texto sin pulir confunda o aburra al lector o que incluso lo haga abandonar la lectura.
Pero hay otro problema, más fácil de combatir que la premura: quienes escriben muchas veces
no saben cómo ni qué revisar. Entonces, se ocupan únicamente de la presentación general del
texto y, en el mejor de los casos, de la corrección gramatical y ortográfica.

Qué revisar
Aunque el formato, la gramática y la ortografía importan mucho, y tal vez sean lo primero que se
va a mirar en un texto, esos aspectos son solo parte de la nueva visión que necesita lo que escri-
bimos para estar terminado. También hay que cambiar lo que haga falta —desde palabras hasta
párrafos y planteos enteros— para agilizar la lectura y comprensión. Esta es la oportunidad del
autor para modificar todo lo que crea mejorable, todo, de principio a fin. Puede pasar que sola-
mente haga cambios mínimos o que su revisión sea una verdadera reescritura. En cualquier caso,
la calidad del texto va a mejorar. Y los lectores, agradecidos.
Si cuando escribimos tenemos que estar atentos a un montón de cosas, cuando revisamos,
tenemos que volver a estar atentos a ese montón de cosas, que a grandes rasgos incluyen:161

159
  A lo largo de este libro, usamos los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escri-
tura de que se trate.
160
  Nancy Sommers en Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad – Una introducción a la alfabetización académica,
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005, pp. 29 y 30.
161
  Como los aspectos que conviene revisar en todo texto son los mismos a los que hay que prestar atención al escribir o traducir, en
distintos puntos del apartado “Qué revisar” los remitimos a secciones desarrolladas en los capítulos “Escribir” y “Traducir”. La idea es no
aburrir al lector repitiendo lo que ya dijimos en otro lado y, de paso, ofrecerle una oportunidad para poner en práctica la hiperlectura.

164
|| Situación comunicativa: Intención del texto, destinatario, contenido y formato generales,
contexto en el que se inserta. Por breve que parezca, la enumeración anterior contiene
todo lo que hace a lo que queremos transmitir cuando escribimos un texto. Así, después
de escribir tenemos que revisar si

—el texto revela claramente nuestra intención;


—el destinatario previsto se sentirá aludido durante la lectura;
—el contenido es el que queremos transmitir y el formato elegido ayuda a comuni-
car ese contenido;
—el texto se inserta adecuadamente en el contexto deseado.162

|| Organización general del contenido: Uniformidad, cohesión y coherencia.163 Como parte


de la nueva mirada que necesita nuestro texto, es buena idea verificar si efectivamente sus
partes forman el todo que queremos transmitir. Para eso, además de comprobar la claridad
y pertinencia de cada parte,164 vamos a revisar las relaciones que se tejen dentro del texto
en cuestión, así como las que se crean con otros textos y con el mundo externo.

|| Estilo, gramática y normativa: La forma como complemento del contenido. No basta con
revisar los aspectos estilísticos y formales de un texto para darlo por terminado, pero sin
duda tampoco podemos pasar esos aspectos por alto. Algunos de ellos son:

—naturalidad, fluidez, sonoridad, equilibrio;


—precisión y concisión;
—ortografía (puntuación, acentuación, uso de mayúsculas, entre otros), régimen pre-
posicional, sintaxis;
—extranjerismos y anglicismos;
—cifras, marcas de formato (itálicas, negritas, subrayado), referencias bibliográficas,
concordancia.

Si después de revisar lo que hace al texto como un todo y con cada una de sus partes estamos
satisfechos con el resultado, es momento de considerarlo terminado. Hay que estar muy aten-
tos, porque a veces esa satisfacción parece inalcanzable. En ese caso, podemos pasarle lo que
escribimos a alguien más, para que nos ayude a ver si el texto sigue teniendo problemas o si es
hora de ponerle un moño, aunque nuestro juicio implacable o nuestra inseguridad nos digan
lo contrario.
Todo lo anterior se aplica especialmente a la revisión que hace —o debería hacer— quien es-
cribe un texto, cualquier texto: desde un mensaje de correo electrónico o un cartel para la vía
pública, hasta una tesis doctoral y una obra literaria. Esa revisión es parte de la escritura misma;
la completa, la termina. Y cuando falta, se nota.
Pero hay otras clases de revisión que pueden sumarse a la del autor. En las páginas siguientes
nos ocupamos de la revisión de estilo, la revisión por pares y la revisión de traducciones.

162
  Ver capítulo “Escribir”, p. 60.
163
  Ver capítulo “Traducir”, p. 124.
164
  Ver “El dúo dinámico” en capítulo “Escribir”, p. 50.

165
Revisión de estilo
La revisión de estilo es otra nueva mirada del texto, posterior a la que hace el propio autor,
y en general está a cargo de un revisor especializado, como el que contrata una editorial. Este
revisor se apropia del texto únicamente por el tiempo que dura su tarea, y al terminar se lo
devuelve al autor o al editor, según el caso. Pero esa apropiación no es absoluta. A diferencia de
la revisión que hace el autor de su texto, el revisor no va a cambiar todo lo que crea mejorable,
sino solo lo que está objetivamente mal o es confuso.
La clase de revisión que se haga depende fundamentalmente del tipo de lectura que exigen
textos diferentes. Así, no es lo mismo revisar un diario que un libro. En un caso, la lectura del
revisor es rápida, mientras que en el otro el proceso es largo y cuidadoso. Como si cada libro se
amasara. Y no solo cambia el proceso, sino el énfasis que orienta ese proceso.
La revisión de estilo es útil con relación a los textos más variados. A veces el solicitante es un aca-
démico que va a presentar su artículo en una publicación especializada; otras, un dramaturgo-
director que trabaja en la puesta en escena de una obra o la empresa que está creando un sitio
web. En cualquier caso, la revisión mejora el texto y el solicitante sabe que es así.
La corrección de pruebas es un tipo específico de revisión y se hace principalmente en edito-
riales y en empresas preocupadas por la calidad del material escrito que producen, en especial
cuando ese material se difunde fuera de la empresa. Pocos años atrás, algunos de los más gran-
des estudios de auditoría contable de Buenos Aires tenían un sector dedicado a tipear165 y co-
rregir los balances e informes que confeccionaban sus contadores; como en otros ámbitos las
cambiantes condiciones del país hicieron desaparecer en más de un caso la figura del corrector,
menos necesario que el tipista, por lo menos a ojos de quienes evaluaban los presupuestos
corporativos.
Aunque la corrección de pruebas puede hacerse independientemente de la revisión de estilo,
a veces ambas miradas se funden en un único revisor o par de revisores.
La corrección de pruebas implica comparar un original (manuscrito o tipeado) con la versión
armada de ese original por un tipista o diseñador gráfico. Esta tarea puede estar a cargo de dos
personas, a la vieja usanza: el atendedor sigue el original silenciosamente y señala cuando algo
difiere entre su texto y lo que lee en voz alta el corrector, quien, a medida que lee, marca en la
versión armada impresa los cambios que hay que hacer (además de problemas, como los que
se identifican en una revisión de estilo, que sea necesario solucionar). Pero lo más habitual hoy
es que esta revisión se haga de a uno, sin el atendedor que siga el original. Esto es así porque
los textos se reciben del autor tipeados en archivos de Word a partir de los cuales se arman las
páginas editadas. Para un mismo texto tal vez hagan falta varias correcciones de pruebas, pero
cada nueva mirada va a aumentar el costo y la duración del proceso completo.
También puede ser necesaria una nueva revisión —¿la última?— de los pliegos de imprenta,
la versión del texto tal como va a salir publicado. Y a pesar de tanto método y tanta revisión,
seguramente quede alguna errata, que recién podrá corregirse en una nueva edición.

165
A pesar de que en el Diccionario panhispánico de dudas se desaconseja el uso de tipear, aquí optamos por emplear este angli-
cismo tan frecuente en América latina, que además se asocia con otras palabras de igual naturaleza, como tipeo. También usamos
tipista, término que hace alusión a una realidad muy diferente de la de su predecesor, el mecanógrafo.

166
Como las recomendaciones y la enumeración de prácticas aceptadas no sirven de mucho sin la oportunidad de
aplicarlas, los invitamos a hacer una re-visión combinando lo que crean aprovechable de los distintos capítulos de
este libro con lo que traigan de antes. El fragmento que van a revisar es parte de una comunicación que mandó
por correo electrónico un representante de la comisión de padres de un jardín de infantes al resto de los padres.166
EJERC ICIO :

Para indicar los cambios necesarios pueden usar las marcas que prefieran,167 siempre que sean claras… ¡y cohe-
rentes entre sí! En el Anexo (página 181) van a encontrar una revisión posible.

Esto es un resumen de lo charlado en la reunion .


Ayer a la noche tuvimos la reunion del mes de mayo.
La charla comenzo con el Sr. Pedro Laferrere y estos son los temas que se trataron:

Plan Institucional
La escuela esta llevando a cabo el Plan Institucional 2006-2008, que trata enre otros temas los planes y proyectos
para mejorar la convivencia dentro y fuera del colegio.

Directivos
El sr. Oscar Berisso, fue re-electo por 4 años mas en la institucion.

Cuotas
Se trato el tema del aumento en las cuotas y se explico cual es la parte subencionada y no subencionada de la
enseñanza, el aumento es de la parte subencionada por el gobierno que es del 60%, la otra parte se aumentara
en julio.
Hace falta el pago puntual para responder a las obligaciones y no recortar
ningún servicio de los ofrecidos.

Dia del Niño


Nos han felicitado por la gran convocatoria a la fiesta del Día del Niño. Se recaudaron mas de $2500.

166
  Se modificaron los datos referenciales.
167
  El manual de estilo de Emecé, 1994, y Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/
Hvmanitas, 1998, incluyen ejemplos de marcas de revisión.
¿CHICOS CHICOS, PROBLEMAS CHICOS?

EJERCICIO167
Entrevista a
Ana Basarte

“Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del que va a leer”
Ana Basarte, licenciada en Letras, empezó a trabajar en 1992 como correctora de revistas de la
editorial Perfil y después de cuatro años pasó a corregir libros y revistas para distintos sellos:
desde material jurídico hasta temas agropecuarios y psicoanalíticos. Hace ya algún tiempo se
dedica a investigar y enseñar literatura de la Edad Media. A la vez, desarrolló su propio empren-
dimiento como editora independiente y, desde esa función, acompaña todo el recorrido que
conlleva la producción de un libro. Con esa perspectiva, abarcadora e integral, repasa —en esta
entrevista— su experiencia como correctora.

—¿Cómo te acercaste al mundo de la corrección?


—Yo estudié Letras; estaba en pleno proceso de estudio, en la mitad de la carrera, y no encontraba
la forma de insertarme laboralmente. Entonces me conecté con un vecino que trabajaba en la
editorial Perfil y le pedí trabajo como correctora. Durante muchos años me pregunté por qué
le había pedido un puesto de correctora y no de redactora, por ejemplo. No sé por qué, pero lo
cierto es que empecé por ese lado. En ese momento, además, hacía desgrabaciones de las clases
que cursaba en la facultad y se las vendía al Centro de Estudiantes. Ese era un trabajo que me
interesaba mucho, por todo lo mío que filtraba, por lo que superponía en el texto a medida que iba
desgrabando. En ese camino empecé a percibir ciertas cosas: cómo, cambiando la puntuación, se
modificaba la voz de la que estaba tomando nota; cómo era el traspaso del código oral al escrito;
cómo tenía que interpretar las pausas y las entonaciones, cómo traducía todo eso… Empecé a
registrar cómo la oralidad volvía a codificarse mediante la puntuación y toda una serie de signos,
cuestiones todas muy elementales pero que me hacían reflexionar sobre las reglas de la escritura.
Quizás un poco por eso me sentí capacitada para corregir textos.

—¿Cómo te resultó ese inicio?


—Venía de una carrera en la que no te enseñan normativa ni a corregir textos, pero sí mucha
gramática. En la Redacción me encontré con correctores de oficio, que tenían sobre mí una mirada
de respeto porque yo venía con el aval de la Facultad. Sin embargo, todo lo referido a la corrección
de textos lo aprendí de ellos.

—Pasando a la práctica habitual, ¿es diferente corregir una revista que un libro?
—La diferencia la hace, fundamentalmente, el tipo de lectura que se asocia con los diferentes
textos. Cuando uno corrige un diario sabe, en principio, que ese formato implica una lectura
rápida, efímera; el libro, en cambio, queda en la biblioteca. En una Redacción el desafío es cómo
corregir de la manera más eficaz; es decir, pulir el texto en el menor tiempo posible. Eso con un
libro no pasa. Cada libro forma parte de un proceso que no se puede acelerar.

—¿Y cómo es la relación entre autores y correctores?¿Hay tensiones?


—Sí. Se pone en juego la susceptibilidad de cada uno pero también hay una cuestión de fondo
que es la de la propiedad del texto. Cuando uno corrige un texto, de alguna manera le deja su
impronta, por mínima que sea, y ese es un modo de apropiárselo. En el acto de corregir (como en
la traducción) se anexa la voz del corrector, que resuena con menor intensidad, pero que siempre
deja su huella. Lo paradójico es que, pese a esta suerte de posición subalterna que mantiene la
voz del corrector respecto de la del autor, representa la norma, la Ley y, desde ese lugar, rige y

168
endereza el texto (precisamente, corregir proviene del latín corrigere, derivado a su vez de regere,
“regir”, “gobernar”). De manera que corregir es un acto de apropiación con un efecto similar al
que ocurre en la traducción: es un texto propio pero, al mismo tiempo, ajeno. La cuestión de la
propiedad del texto es absolutamente moderna. En la Edad Media, por ejemplo, los textos eran
concebidos más bien como una entidad colectiva y no como propiedad de un autor, entonces en
su proceso de transmisión y de copia sufrían distintas alteraciones sin que por ello una versión
fuera más o menos auténtica que la otra. Suele decirse, a modo de chiste y desde una mirada un
tanto anacrónica, que corrieron mejor suerte los textos manipulados por copistas poco letrados,
e incluso analfabetos, porque cuanto más letrado el copista fuese, más aportes personales o
modificaciones agregaba o, sencillamente, al encontrar lagunas, se encargaba de llenarlas según
su propio criterio. Si, en cambio, no tenía esa competencia, se limitaba a reproducir fielmente cada
uno de los caracteres. Eso es lo que ocurre a veces con los correctores.

—¿Qué injerencia puede tener el corrector sobre un texto ajeno?


—Un buen corrector debe poder acomodarse al texto, volverse, en algún punto, invisible, pese a que
uno siempre deja su marca. Para esto, en primer lugar, hay que tener en cuenta cuál es la función
de ese texto: si se trata de un texto informativo, el foco estará puesto en la claridad, en el grado de
comprensibilidad y, por ende, en la puntuación, según el caso. Puede ocurrir que se repitan algunos
términos y que eso no suene tan bien, pero si colabora con la claridad del texto, entonces uno puede
sacrificar una cuestión estilística. La clave la da el mismo texto. En cada tipo de texto se ponen en
juego factores bien diferentes y se imponen distintas modalidades de corrección. No es lo mismo
corregir un texto literario que uno jurídico, filosófico o un catálogo de productos.

—¿En qué ponés el acento al revisar?


—Hay que controlar simultáneamente varios niveles, desde la sintaxis y la consistencia del texto hasta
la puntuación y los errores de tipeo. Siempre teniendo en cuenta, como dijimos, frente a qué tipo de texto
nos encontramos. Un capítulo aparte merecen, por ejemplo, las repeticiones. Atender a que un mismo
vocablo no se repita en forma excesiva o cuidar que no haya una frase plagada de adverbios terminados
en -mente es algo más típico del castellano. A diferencia de lo que ocurre con otros idiomas, según
nuestro gusto de lectores españoles, eso mejora el texto. Es una cuestión de idiosincrasia. Y, finalmente,
de lo que se trata es de respetar criterios estéticos compartidos que hacen a la identidad de una
comunidad lectora. Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del que va a leer.

—¿Hay un estilo correcto de escritura?


—En principio, habría que definir qué entendemos por estilo. Si pensamos que es el modo de
escribir propio de cada autor y que lo diferencia del resto, eso que hace que uno pueda reconocer
a un autor por medio de la forma de su escrito, entonces habrá que tener mucho cuidado cuando
nos referimos a la corrección de estilo, porque, en definitiva, no existen estilos mejores o peores,
simplemente hay diferencias de estilo y criterios muy subjetivos para evaluarlos. Vulgarmente, se
entiende por corrección de estilo la corrección gramatical de los originales, que también atiende
el sentido del texto; por ejemplo, procurando volver más claras las frases ambiguas, quitando
redundancias, incoherencias o contradicciones, etcétera. Pero no es el estilo lo que se corrige.
Siempre habrá que tener en cuenta si hay coherencia entre los registros de lengua y las situaciones
comunicativas. A veces el estilo de un texto es correcto, pero no emplea el registro apropiado
para el tipo de texto en cuestión, por ejemplo: un lenguaje demasiado coloquial o excesivamente
figurativo para un informe académico.

—Y en relación con la lectura, ¿existen diferentes niveles en los que puede abordarse un texto?
—Sí, por supuesto. La lectura es un proceso en el cual se ponen en juego, creo, dos factores: uno tiene

revisar169
que ver con lo previo (todo lo que uno trae: los prejuicios, los conocimientos, los textos que ya leyó,
eso que Hans R. Jauss llamó horizonte de expectativas), y el otro, con el objetivo al que se orienta
esa lectura en particular (uno puede leer para entretenerse, para estudiar, para rastrear algún
concepto, etcétera). Al leer, uno automáticamente va actualizando la competencia que tiene como
lector… Pero no olvidemos que hay tantas lecturas como actos de leer. Las lecturas son infinitas, y
nunca una va a ser igual a la otra, por más que se trate del mismo texto y de un mismo sujeto. (En
realidad, tampoco ya es el mismo sujeto el que lee que el que relee un texto.) Ahora bien, cuando se
lee para corregir o para revisar un texto, se va haciendo foco en distintos niveles simultáneamente.
Se trata de un proceso bastante complejo, una lectura que descompone y a la vez integra las
distintas capas del texto: mientras un ojo sigue lo conceptual, el otro va rastreando desde los errores
de tipeo hasta la concordancia verbal; recuerda cómo y dónde comenzó la frase y va reponiendo
automáticamente los referentesD de los pronombres para chequear que estén bien utilizados, por
ejemplo. Eso, desde ya, requiere un gran entrenamiento.

—Además de ese entrenamiento que mencionás, ¿un buen corrector o revisor tiene que
ser obsesivo?
—En algunos aspectos el corrector debería ser obsesivo, o quizá mejor sea hablar de riguroso.
Porque el obsesivo puede quedar entrampado: como todo texto siempre es pasible de ser
corregido, uno puede mejorarlo y pulirlo hasta el infinito, perdiendo de vista el objetivo. Jamás
hay que desatender el factor tiempo. Un buen corrector corrige bien en un tiempo razonable y
sabe decir “esto ya está”. Hay que encontrar un equilibrio. A veces, por el afán de respetar la norma
podés caer en verdaderas encrucijadas o la formulación de expresiones insensatas.

—¿Para vos qué es la norma?


—Tengo una actitud crítica con respecto a la norma y, para la corrección, esa es una postura
problemática, ya que uno se siente un poco custodio de la lengua y a la vez te preguntás desde
qué lugar estás velando por la Ley. Pero, como suele suceder, para cuestionar la norma primero
hay que conocerla. Como operación, corregir puede asociarse con un concepto que Walter
Benjamin plantea para la traducción. En “La tarea del traductor” él habla de una falta, una deuda,
eso que es imposible de reponer. La cuestión es ver cómo el traductor se posiciona frente a esa
falta. Lo mismo le ocurre al corrector con la norma: en qué lugar se ubica con respecto a eso que es
ideal e inalcanzable. El ideal de lengua es algo absolutamente abstracto y que no existe como tal.
Yo cuestiono la norma por ser absolutamente arbitraria y a su vez inalcanzable.

—¿En qué sentido inalcanzable?


—Inalcanzable porque buscar la perfección en la lengua no deja de ser un ideal. Muchas veces, un
texto de por sí correcto podría ser aun más correcto. Pero también puede pasar que quebrar alguna
norma genera algo sobre el texto que lo vuelve bello, o produce algún efecto sobre el lector que
este no esperaba. Hay muchos factores para tener en cuenta, además de la norma. Si dos vocablos
de significado similar cumplen con su función de comunicar y logran transmitir una idea o una
información, ¿por qué uno se considera más correcto que el otro? La cuestión es justamente cómo nos
posicionamos frente a esa elección y qué ponemos en la balanza para que prime uno u otro concepto.
Este tipo de elecciones siempre son ideológicas, tienen que ver con el prestigio que mantienen ciertas
formas en detrimento de otras, con modalidades de uso más o menos autorizadas, con las regiones
dialectales, con los ámbitos culturales, etcétera. Podríamos decir mucho al respecto… Uno podría
pensar, por ejemplo, que si un texto cumple el objetivo para el cual fue producido (informar, persuadir,
pedir algo, provocar alguna sensación, argumentar o lo que fuere), entonces ese texto es de por sí
correcto. La normativa, por otra parte, siempre actúa con atraso, termina por aceptar como correctas
palabras o expresiones que ya se encuentran instaladas en el uso y forman parte del sistema.

170
—¿España es el estandarte de la norma?
—Absolutamente, por razones históricas y políticas: la Conquista de América, la mecánica de la
Real Academia Española, la definición de las primeras gramáticas. Y en este punto volvemos al
aspecto ideológico. ¿Es más correcto el español peninsular que el rioplatense? Es muy ilustrativo,
por ejemplo, el hecho de que si a España llega una película doblada en español neutro —en teoría
comprensible por todo hablante español—, se vuelve a doblar de acuerdo con las modalidades
del dialecto peninsular. Nosotros mismos muchas veces renegamos de nuestro voseo cuando nos
encontramos frente a otro hablante de español.

—Para cerrar, ¿creés que se valora el trabajo del corrector?


—Lo que lo vuelve un trabajo bastante particular es quizás el hecho de que la mirada del otro,
al evaluar la tarea, siempre se va a posar sobre el error; es lo primero que salta a la vista y la
responsabilidad de ese error recae en el corrector. Además, es un oficio en el cual se trabaja en la
trastienda: el nombre del revisor no suele salir publicado en los créditos. Por él pasan muchísimos
textos, de todos los estilos y las formas, y él debe estar preparado para trabajar con todos ellos,
adaptándose a los diferentes géneros y estilos, sin perder nunca la eficacia. Por otra parte, suele ser
un trabajo bastante mal pago por las editoriales, lo que se explica básicamente por una cuestión
de mercado local, pero lo esperable es que esta tendencia se revierta, ya que un buen editor es
perfectamente consciente de la importancia que tiene el corrector para el producto final.

FICHA TECNICA
1992-1996 Trabajó como correctora en la editorial Perfil y a partir de 1997 desarrolló
esa actividad de manera independiente, colaborando para numerosas editoriales, uni-
versidades y otros organismos privados como correctora de originales, supervisora de
corrección y coordinadora editorial.
1994-cont. Integra grupos de investigación sobre narrativa y cultura medieval en el Ins-
tituto de Filología y Literaturas Hispánicas Dr. Amado Alonso. Es miembro de la SAEMED
(Sociedad Argentina de Estudios Medievales).
1995 Licenciada en letras, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, con especialidad en teoría literaria.
Actualmente realiza el doctorado en literatura medieval francesa.
1997-2005 Dictó y coordinó cursos de redacción y normativa destinados a traductores,
agentes de prensa y ejecutivos, en organismos nacionales (Senasa), empresas privadas y
en la Escuela Superior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg.
2000 Ingresó como adscripta a la cátedra Literatura Europea Medieval de la facultad de
Filosofía y Letras (UBA) y desde 2003 se desempeña en ella como ayudante de primera.
2001-cont. Codirige su propia empresa, Tres Almenas, dedicada a la producción edito-
rial de libros, revistas y catálogos para numerosas instituciones y empresas. En 2005, Tres
Almenas se conformó como sello editorial y su producción se distribuye en la Argentina
y en otros países de habla hispana.

Ana Basarte ha participado en numerosos congresos y jornadas, tanto nacionales como


internacionales, en el ámbito de los estudios medievales, y ha escrito, compilado y tradu-
cido diversos trabajos sobre literatura y teoría literaria medieval. Su último trabajo forma
parte de un libro de autoría colectiva titulado Estudios sobre la traducción en la Edad
Media, editado por la Universidad de Buenos Aires, 2009. En el área de la corrección y edi-
ción de textos, durante la carrera de grado, se interesó por el estudio del español neutro
y ha escrito y publicado trabajos sobre esa temática.
revisar171
Revisión por pares
Cuatro ojos ven más que dos. Esa es la premisa de la revisión por pares, en la que un compañe-
ro de trabajo o estudios revisa lo que escribió su par. Y justamente como los involucrados son
compañeros, y en muchos casos tienen niveles parecidos de conocimientos y de experiencia
en revisión, esta modalidad de trabajo puede prestarse perfectamente para el intercambio de
roles: el autor de un texto puede ser el revisor de otro y viceversa.
No cualquiera es buen crítico de su obra. Puede pasar que un autor se enamore de lo que escribió
y que ya en la primera versión no encuentre nada para cambiar.168 Pero también es común que
una sensación de disconformidad creciente invada al autor que mira su obra una y otra vez, hasta
el punto de hacerlo pensar que nada de lo que escribió sirve. Entonces hace falta una mirada fres-
ca. Este nuevo lector, sin duda mucho más objetivo, puede sugerir cambios para mejorar el texto
y a la vez reconocer lo que vale la pena dejar intacto. Además, su mirada seguramente aporte
perspectivas diferentes, de lectores —y no de autores—, que pueden ser muy enriquecedoras.
Esta forma de trabajo es útil tanto entre profesionales como entre estudiantes y para textos escritos
de cero o para traducciones. En general es buena idea sugerirle al revisor par pautas para la revi-
sión. Específicamente, si el revisor par no tiene experiencia en este tipo de trabajo, en las pautas
conviene señalarle qué categorías revisar (por ejemplo, coherencia y cohesión del texto, gramática
y ortografía). Las pautas pueden organizarse en una tabla o lista de control, que además puede
incluir espacio para la devolución del revisor par. La tabla del ejemplo que sigue incluye tres colum-
nas para indicar el grado de satisfacción de cada uno de los criterios propuestos para la revisión, una
columna con la lista de criterios y otra para los comentarios del revisor:

Muy
Regular Satisf. Criterios Comentarios del lector
bueno

X Aseveración: claridad, im- Tu posición es clara. También me gusta la


portancia forma en que exploraste los puntos que es-
tán en conflicto con tu argumento principal.

X Justificación: pertinencia, No veo de qué manera tus justificaciones


fuerza, credibilidad dos y tres respaldan tu aseveración.

X Organización: distribución Bastante buena. Pero el párrafo del medio


de las ideas, orientación de la segunda página parece mal ubicado.
para el lector
X Aspectos formales: ortogra- Muchos errores por descuido. Tienes que re-
fía, gramática, puntuación visar mejor.

X Efecto general No me convence del todo. Te falta justificar


mejor tu aseveración.

(Fuente: Writing Matters #7 - Peer Review & Feedback Forms, Manoa Writing Program, en <http://www.mwp.hawaii.edu/
resources/wm7.htm>, traducido en el marco de la Residencia de Traducción, Traductorado de Inglés del Instituto de
Enseñanza Superior en Lenguas Vivas Juan R. Fernández, cátedra Odriozola, a pedido de la Dra. Paula Carlino.)

168
  Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2005.

172
Las pautas también pueden darse con otros formatos, por ejemplo en un cuestionario con
preguntas directas al revisor, clasificadas por categorías con los distintos aspectos que hay
que revisar.
Una vez que el par termina su trabajo, puede devolver solo el texto revisado para que el autor
vea los cambios y decida si los acepta y en qué medida, o acompañar su revisión con algún
tipo de cuadro de retroalimentación en el que detalle y explique los cambios más importantes.
Acá incluimos un posible formato de cuadro de retroalimentación para la revisión de tra-
ducciones:

Original Traducción revisada Comentarios

“There are certain important “Podemos apreciar aprender Fidelidad. El tema del apren-
qualities we can learn from sobre ciertas cualidades va- dizaje es central en el texto. El
some of them.” liosas de algunos de ellos.” cambio en la traducción no se
justifica.

“It is not incumbent upon “No te corresponde terminar Sentido. El uso de “estar libre”
you to finish the task, (but la tarea, (pero no estás eres como sinónimo de “exento”
you are not free completely completamente libre de de- crea un cambio de sentido.
to desist from it […].” sistir de ella […].” Puntuación. La coma antes de
paréntesis no corresponde en
español.

En el número 7 del boletín Writing Matters, concebido en el marco del Programa de Escritura
de Manoa, Universidad de Hawaii, se trata en mayor detalle el tema de la revisión entre pares,
especialmente enfocado al trabajo entre estudiantes. Para más información al respecto, reco-
mendamos consultar el sitio de la universidad, http://www.mwp.hawaii.edu/ y, dentro de ese
sitio, la página Writing Matters, http://www.mwp.hawaii.edu/resources/wm.htm, que incluye
los diferentes números del boletín.

Revisión de traducción: Cotejo contra original y lectura final


Por experimentado que sea el traductor, toda traducción debería pasar por lo menos por dos
revisiones: 1) cotejo de la traducción contra el original y 2) lectura final del texto traducido. Es
ideal que en alguna de estas etapas (o en las dos) intervengan personas diferentes del traduc-
tor original. Como en el caso de quien escribe un texto de cero, quien traduce se acostumbra a
su versión y muchas veces deja de ver lo que está escrito, para ver lo que quiso escribir.169 Así se
pasan errores de todo tipo, fácilmente identificables por un revisor fresco.
En caso de que alguna de las revisiones esté a cargo del propio traductor o si la misma persona
se ocupa del cotejo y de la lectura final, es recomendable dejar descansar la traducción algún
tiempo antes de volver a mirarla. Cuando la revisión está a cargo de otras personas, el trabajo
del traductor termina cuando entrega la traducción revisada de punta a punta, y no una pri-
mera versión. Lo anterior puede parecer obvio, pero en el mundo de la traducción es bastante
frecuente encontrarse con textos supuestamente terminados que en realidad nunca dejaron
de ser un borrador.

169
  Otra vez, ¡suerteparamí!

revisar173
Una práctica habitual, y con cierto aspecto pedagógico, es devolver al traductor el texto coteja-
do por otra persona para que el primero haga la lectura final. En ese caso, y según la dinámica
de la relación profesional entre traductor y revisor externo, el traductor posiblemente tenga la
oportunidad de refutar ciertas mejoras y de defender sus propias elecciones. Y aunque nunca
falta el que defiende lo indefendible, la retroalimentación muchas veces permite tomar deci-
siones entre traductor y revisor que enriquecen el resultado final.

HABLANDO DE RETROALIMENTACIÓN...

Cuando se hace cualquier tipo de revisión es muy útil devolver al autor del texto
revisado algún tipo de lista o grilla con lo que se cambió sistemáticamente y
los errores más importantes. También es recomendable incluir en la lista breves
explicaciones si hace falta. Así, el autor va a poder plasmar en trabajos futuros
las observaciones con las que coincida y defender sus propias opciones en los
casos en que no haya tal coincidencia.

En ciertas editoriales, la revisión bilingüe de traducciones está a cargo de dos personas: una
que conoce bien el idioma fuente y sigue con cuidado palabra por palabra del original mien-
tras otra, el revisor, lee en voz alta la traducción y hace las correcciones que cree apropiadas.170
Ese procedimiento es muy útil y poco problemático en el caso de textos con gran contenido
fáctico, como fechas, nombres propios, cifras, cuentas de balances, etcétera, y para revisiones
en las que lo que más importa son las cuestiones formales, como la ortografía y la gramática, y
problemas de fidelidad flagrantes y puntuales.
Pero la necesidad de coordinar los ritmos del que lee en silencio el original y verifica la fideli-
dad, por un lado, con los del que lee en voz alta y se ocupa de la corrección y la naturalidad de
la traducción, por el otro, obliga a simplificar el proceso más de lo deseable. Esa simplificación,
que por ejemplo tiende a anular la posibilidad de volver al original para mejorar la traducción,
atenta contra el logro de un buen resultado: un texto que sea fiel, correcto y natural al mismo
tiempo. Además, como el cotejo no suple la lectura final —a pesar de lo que quiera creer al-
gún editor ahorrativo o traductor apurado—, si el primero se hace entre dos, para completar
la revisión (cotejo + lectura final) van a necesitarse tres personas en lugar de dos, con lo que
eso implica en términos de costos. Claro que quien haga la lectura final puede ser una de las
personas que intervinieron en el cotejo, pero de todos modos habrá que pagar tres actividades
en lugar de dos.
Lo más habitual —y en nuestra opinión lo más recomendable— es que el cotejo esté a cargo de
una sola persona que conozca bien los dos idiomas, e idealmente que tenga buen dominio del
tema sobre el cual se tradujo y de la obra del autor si fuera necesario. Para cotejar solo, el revisor
puede trabajar con la impresión del original y la traducción; con la impresión del original, mien-
tras edita la traducción en pantalla; con las dos versiones en pantalla (dividiendo la pantalla en
dos o trabajando con dos monitores diferentes), o de cualquier otra manera que le resulte más
eficiente, descansada, viable, etcétera. Aunque el cotejo lleva más tiempo si lo hace una persona
que si lo hacen dos, el resultado mejora en términos de fidelidad, corrección y naturalidad, y se
ahorran recursos.
Después del cotejo hay que leer de corrido el texto definitivo —si existe tal cosa—, preferen-
temente en voz alta (la lectura en voz alta es una modalidad muy útil para comprobar si se usó

170
  Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/Hvmanitas, 1998, p. 122.

174
la puntuación de manera correcta y natural, y para escuchar otros aciertos y errores). Pero esta
vez hay que leer sin mirar el original, salvo que no se entienda algo. En el último caso, va a ser
necesario un nuevo cotejo parcial, por lo que quien haga la lectura final también debería co-
nocer el idioma del original. De nuevo, es recomendable que para esta etapa el texto vuelva a
cambiar de manos, por eso del revisor fresco.
En los párrafos que siguen pasamos revista a algunos puntos para tener en cuenta al revisar
una traducción.

Fidelidad de contenido y de forma


Al cotejar la traducción contra el original se ve si el traductor leyó bien el original. A su vez, se re-
visa si la versión traducida refleja la intención, el tono y las ideas del autor. Todos esos controles
apuntan a verificar si la traducción cumple con el principio de fidelidad de contenido. Veamos
algunas situaciones que merecen nuestra atención al revisar.
Es bastante común que, por desconocer el tema sobre el que traduce, el traductor cometa
errores de sentido: no termina de entender el original y por eso la traducción dice otra cosa.
A veces pasa que el traductor produce un texto coherente pero que no refleja el original. Esta
clase de errores se descubre más fácilmente al cotejar la traducción contra el original. En otros
casos, la lectura de la traducción por sí sola pone en evidencia el error, porque se genera un sin-
sentido. La mayoría de las veces los sinsentidos hacen que, por más que se esfuerce, el desafor-
tunado lector no logre entender la versión traducida. Los errores de este tipo también pueden
derivar de la mala comprensión del idioma del original. Puede ser que la sintaxis del original
confunda al traductor, como pasa comúnmente cuando en inglés hay toda una serie de modi-
ficadores que el traductor tiene que desencadenar y volver a encadenar en español. En el nivel
léxico, muchas veces quien traduce se aferra a una acepción de una palabra que no encaja en
el contexto, lo que genera un error de sentido o directamente un sinsentido.
La otra cara de la moneda son los errores de traducción o expresión. En este caso, el traduc-
tor entiende el original pero tiene problemas para reproducirlo. Es frecuente cometer esta clase
de error cuando se calcan estructuras o palabras del original (como cuando se traduce typically
por típicamente, en lugar de decir generalmente, entre otras posibilidades) o cuando para evitar
los calcos se hacen cambios innecesarios. El miedo a usar mal el gerundio en español también
da origen a errores de traducción: muchas veces se traduce el gerundio inglés que indica modo
o medio por estructuras precedidas por al que a menudo son ambiguas. Veamos un caso:

Original:
When the housing market began to slow, lenders pepped up the pace of sales by
dramatically loosening credit standards [...]171

Traducción mejorable:
Cuando el mercado inmobiliario comenzó a lentificarse, los prestadores estimu-
laron el ritmo de las ventas al flexibilizar drásticamente la normativa crediticia [...]

Traducción revisada con opciones:


Cuando el mercado inmobiliario comenzó a lentificarse, los prestadores estimu-
laron el ritmo de las ventas flexibilizando drásticamente la normativa crediticia/
mediante la flexibilización drástica de la normativa crediticia [...]

171
  “Cracks in the Facade”, The Economist, 22 de marzo de 2007.

revisar175
En el ejemplo, la expresión al flexibilizar parece hacer referencia a cuándo se hizo la flexibiliza-
ción —en forma simultánea o anterior a la estimulación del ritmo de las ventas—, en lugar de
explicar cómo se estimuló el ritmo de las ventas.
En relación con la tendencia a calcar expresiones de otros idiomas en lugar de buscar la más ade-
cuada en el nuestro, es muy gráfica la reflexión de Álex Grijelmo,172 escritor y periodista español:

[...] Así, vamos ampliando innecesariamente el significado de muchas palabras


y expresiones, con lo cual, paradójicamente, se empobrece el idioma: una pala-
bra sirve para más significados, y las expresiones que antes los abarcaban van
desapareciendo (de la mente y de la inteligencia).

Los problemas de fidelidad también surgen por falta de rigor léxico. A veces, el traductor
asimila ciertos términos o ideas con otros por descuido y, como resultado, el texto traducido
expresa nociones completamente diferentes de las del original. Por ejemplo, es bastante co-
mún que las palabras método, sistema, procedimiento, modelo y otras propias de la investiga-
ción científica se usen como sinónimos aunque no lo son.
Un gran conocimiento del tema de la traducción combinado con cierta libertad de expre-
sión puede hacer caer al traductor en errores de fidelidad, por ejemplo, cuando explica más de
lo que elige explicar el autor.
Otros casos de falta de fidelidad se dan cuando al revisar la versión final de la traducción sin
volver a mirar el original el traductor hace cambios que agregan fluidez al texto pero que
no respetan las ideas del original.
Al revisar la traducción también hay que ver que se reproduzcan los diferentes registros del
original. Así, por ejemplo, el registro coloquial de un diálogo merece nuestro respeto, tanto
como el registro formal de la explicación de un experimento, incluso cuando ambos registros
se usen en el mismo texto. Dicho lo anterior, conviene tener en cuenta que algunas lenguas son
por naturaleza más formales que otras y que para que la traducción suene natural y no solo fiel
a veces hace falta cierto grado de adaptación.
Otro aspecto del cotejo consiste en comprobar que la traducción sea tan íntegra como el ori-
ginal: que no le falte nada, desde palabras o frases irreemplazables hasta capítulos enteros.
Aunque parezca increíble, no es del todo raro que se pierda un capítulo en una traducción, en
especial desde que cortamos y pegamos contenido en el procesador de texto.D Estas herra-
mientas ayudan mucho, pero pueden ser peligrosas para el usuario desatento.
En esta instancia hay que verificar además que los elementos gráficos del original (tablas,
figuras, etcétera) estén reproducidos fiel e íntegramente en la traducción. A veces el rearmado
de los gráficos queda a cargo del cliente y el trabajo del traductor termina al entregar el texto
con el contenido de esos gráficos debidamente traducido y revisado. Es común incluir ese con-
tenido en tablas bilingües con los términos originales de un lado y las traducciones del otro.
Otra posibilidad es hacer un listado con las traducciones únicamente y usar referencias como
sobre figura o en columna izquierda para indicar dónde aparece el texto.
Si en cambio el traductor ofrece el servicio de rediseño del documento173 con gráficos y todo,
puede hacer falta que intervenga un diseñador gráfico para transformar la traducción con refe-
rencias o tablas bilingües en un documento idéntico al original, aunque en otro idioma. En ese
caso, es muy recomendable volver a mirar el texto, en especial los aspectos gráficos, una vez que

172
  Citado por Arias en Valle, op. cit., p. 149. ¡Perdón por la cita de la cita de la cita!
173
  En la jerga de la traducción y campos afines, el rearmado de documentos para imitar el formato de originales que incluyen
gráficos e imágenes se conoce como DTP, por la expresión inglesa desktop publishing (edición de textos por computadora). Aunque
el rediseño de un documento en general no está dentro de lo que se considera traducción, el traductor puede ofrecer ese plus para
completar su trabajo.

176
el diseñador haya hecho su trabajo. En la etapa de rediseño en general se da mayor importancia
a lo gráfico que a lo lingüístico, por lo que no son pocas las veces que en el nuevo documento
desaparece desde un acento hasta una línea entera.

En muchos casos, cuando así se desprenda del diseño del texto original, también habrá que
verificar la fidelidad de forma, que no es necesariamente un aspecto independiente de la
fidelidad de contenido y puede revisarse junto con esta última. Además, la forma es lo primero
que va a ver quien reciba la traducción, y si encuentra algún problema, tal vez ni siquiera llegue
a leer el contenido. Si el solicitante no da ninguna pauta, lo recomendable es imitar en la tra-
ducción el formato del original. Sin embargo, a veces puede ser necesario alejarse de la forma
del original para hacer prevalecer las convenciones relativas al tipo de texto, que varían de un
idioma a otro. Es el caso de los currículums vitae y las cartas formales que se traducen de inglés
a español o en dirección inversa, documentos en los que es común cambiar contenido de lugar
y agregar o sacar fórmulas que son habituales en un idioma pero no en el otro.

Naturalidad
La naturalidad es un rasgo deseable de todo texto, independientemente de que se trate de
una obra original o de una traducción. Así, los aspectos que hacen a la naturalidad de una tra-
ducción son básicamente los mismos que en el caso de cualquier otro texto174 y, aunque se los
tiene en cuenta durante el cotejo de la traducción contra el original, se los termina de revisar
durante la lectura final de la versión traducida.

Uniformidad, cohesión y coherencia


La uniformidad, la cohesión y la coherencia allanan la lectura del texto traducido. La aplicación
de criterios uniformes a lo largo de la traducción hace que el lector sepa qué esperar. Por su
parte, la cohesión y la coherencia proporcionan claridad en cuanto a las relaciones que se tejen
dentro del texto y entre el texto y el exterior, respectivamente.175 Si el traductor bajó la guardia
con relación a alguno de estos aspectos de su versión, es tarea del revisor enderezar esa versión.

La consigna de la traducción
Mientras considera todo lo anterior, el revisor tiene que verificar además que el texto traducido
cumpla con la consigna de la traducción. En algunos casos esa consigna —o instrucciones—
puede ser explícita, como cuando se trata de una prueba de admisión para una empresa o
cuando el coordinador de un proyecto de traducción distribuye manuales de estilo e indica-
ciones acerca de formatos, plazos, canales de comunicación, herramientas informáticas, etcé-
tera. Si en cambio la consigna no es expresa, el revisor va a tener que comprobar que en la
traducción se cumplan las instrucciones implícitas, como respetar las prácticas generalmente
aceptadas para traducir tal o cual tipo de texto, corroborar los datos referenciales (por ejemplo,
años, nombres de lugares, totales en cálculos simples) y uniformar las citas y referencias biblio-
gráficas, entre otras.

174
  Ver capítulo “Escribir”, pp. 53-55, 66-74, y capítulo “Traducir”, pp. 122-124.
  Ver capítulo “Traducir”, pp. 124-129.
175

revisar177
Testing
La revisión técnica es una nueva mirada que se agrega a veces al proceso de traducción de un
texto cuando el nivel de tecnicismo es alto. Esa revisión no está a cargo del especialista lingüís-
tico, sino de un experto en la materia de que se trate el texto (ingeniería, medicina, estadística,
etcétera). Por ejemplo, en el caso de la traducción de un manual de software, después de la
revisión lingüística es común que un programador u otra persona que conoce bien la herra-
mienta con la que se asocia el material pruebe que todo lo que dice el manual sea lo que real-
mente pasa al ejecutar el programa. En la jerga de la localización de softwareD para nombrar
esta nueva mirada se usa la palabra testing.
Es recomendable que la revisión técnica se haga antes que la lingüística para afirmar lo concep-
tual y recién después pasar a lo formal. El revisor técnico se ocupa de los aspectos de fondo y
más tarde el revisor de estilo verifica la forma. Igualmente conviene que haya cierta interacción
entre los dos revisores —por vía directa o a través del editor, por ejemplo— para que el saber
de uno retroalimente al otro. La interacción puede evitar la suma de errores de uno sobre el
trabajo del otro, además de conflictos que tienen que ver con la aplicación de criterios dife-
rentes propios de cada clase de revisión. Por ejemplo, a diferencia del científico, el especialista
lingüístico muchas veces va a hacer prevalecer la corrección del idioma por sobre modismos de
la jerga que no hacen a la precisión del mensaje.
En el campo de la localización también existe el testing lingüístico.176 Esta etapa está a cargo
de un revisor que sabe de idiomas pero que además tiene facilidad para manejar herramientas
informáticas. Después del montaje en la herramienta del texto de la interfaz,D que probable-
mente se tradujo en largas listas o en algún otro formato diferente del definitivo y en general
de manera aislada, el revisor lingüístico verifica que la traducción calce en su contexto. En esta
revisión también se detectan leyendas que quedaron sin traducir y otras sin sentido que inclu-
yeron los programadores para hacer pruebas de funcionamiento al elaborar la herramienta,
pero que no pasaron por el especialista lingüístico antes.

Revisión de impresión
Finalmente, cuando el trabajo escrito se imprime —hoy son muchos los materiales que se di-
funden o transmiten solo en formato digital sin tocar nunca el papel—, conviene revisar al azar
algunos elementos de la versión en papel contra la versión digital. A veces, lo que se imprime
no es lo mismo que se ve en pantalla: puede faltar una línea o incluso un párrafo entero de
la traducción. También puede pasar que por error se haya impreso una versión preliminar en
lugar de la definitiva.

176
  En algunas organizaciones se llama testing lingüístico a otras clases más generales de revisión de la traducción.

178
AY UD AM EM OR IA :
REVISIÓN DE TRADUCCIÓN
FIDELIDAD: CONTENIDO LA CONSIGNA DE LA TRADUCCIÓN
sentido instrucciones explícitas
|| comprensión de contenido || prueba de traducción

|| comprensión del idioma del original || indicaciones de proyecto de traducción:

traducción o expresión formatos, plazos, canales de comunicación,


|| reproducción adecuada programas informáticos, etc.
|| calcos instrucciones implícitas
|| cambios innecesarios || prácticas generalmente aceptadas

rigor léxico y conceptual || datos referenciales

traducción libre por conocimiento del tema + sol- || uniformidad

tura en la expresión
cambios en revisión final sin volver al original REVISIÓN TÉCNICA O TESTING (SI CORRESPONDE)
registros testing técnico
integridad testing lingüístico
elementos gráficos
REVISIÓN DE IMPRESIÓN (SI CORRESPONDE)
FIDELIDAD: FORMA diferencias con vista en pantalla
reproducción del formato del original, pero confusión de versiones
convenciones del tipo de texto

NATURALIDAD
Ver capítulo “Escribir”, p. 53

UNIFORMIDAD, COHESIÓN Y COHERENCIA


Ver capítulo “Traducir”, p. 124

revisar179
180
Ahora los invitamos a revisar la traducción de un texto muy breve que, al momento de la edición de este libro, apare-
cía publicada en el portal web de Texas,177 uno de los estados con mayor cantidad de hispanos en los Estados Unidos:

Traducción publicada:
EJERC ICIO :

Adquiera Réplicas de Mapas Históricos de Texas (Conserve la Historia de Texas - Save Texas History)

El Programa Save Texas History busca recabar fondos para la preservación de los mapas y do-
cumentos históricos de la Oficina General de Tierras de Texas. Sirviendo como depósito de más
de 35 millones de mapas y documentos que datan desde 1700, el propósito del Archivo de la
Oficina General de Tierras es salvar de la desintegración a estas piezas históricas y hacerlas ac-
cesibles al público por medio de Internet. En este enlace, usted puede colaborar con su parte
para Conservar la Historia de Texas, al comprar una Réplica de un Mapa Histórico con su tarjeta
de crédito o enviar su donativo directamente al programa. Puede además informarse más de-
talladamente sobre la Colección de Mapas, investigar datos de genealogía familiar, leer cartas
históricas de patriotas de Texas y mucho más.

Original:
Buy Historic Texas Map Replicas (Save Texas History)

The Save Texas History Program seeks to raise money for the preservation of historic maps
and documents at the Texas General Land Office. A repository of over 35 million maps and
documents dating back to the 1700’s, the Archives of the Texas General Land Office is attempting
to save these pieces of history from disintegration and make them available to the public via
the Internet. At this link, you can do your part to Save Texas History through the online credit
TRADUCCIÓN Y RÉPLICAS

card purchase of a Historic Map Replica or make a donation directly to the program. You can
also learn more about the Map Collection, research family genealogy, read historic letters from
Texas patriots and much more.

En el Anexo (página 181) encontrarán una posible versión corregida y un cuadro de retroalimentación como el
que podría mandarle el revisor al traductor.

177
  Ver <http://www.texasonline.com/portal/tol/es/gov/1/4> (Fecha de consulta: 25.08.09)
Un paso al frente
Además de reivindicar la importancia de la revisión en el proceso de escritura, creemos que un
cambio de lugar tampoco le vendría mal.
Durante el Primer Congreso Internacional de Traducción Especializada celebrado por el Colegio de
Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires en julio de 2006, tuvimos la oportunidad de es-
cuchar la ponencia “En la edición, ¿hablamos todos el mismo idioma?”, a cargo de Maribel Sánchez
García, editora de traducciones de una empresa internacional que brinda servicios de traducción,
localización e interpretación.D La ponencia trataba, entre otros temas, sobre la forma en que tra-
bajan en su empresa los revisores (editores según el término que emplean en esa organización) y
uno de los elementos que se destacaba en ella —y que nos interesa retomar— es la intervención
del revisor desde que empieza el proyecto de traducción y no al final para darle un cierre. En esa
metodología de trabajo, el revisor no solo ayuda a evaluar y jerarquizar proyectos en puerta, sino
que interactúa con los traductores, ofrece asesoramiento y participa en la elección del personal que
va a intervenir en el proyecto en función de sus experiencias de revisión. Y una vez que el proyecto
arranca, el revisor acompaña su progreso hasta la conclusión. Así, es parte integral de todo el pro-
yecto de traducción o localización y no un eslabón independiente que se suma al final.
Otra vez vemos ideas que se repiten en contextos muy diferentes, pero con intenciones pare-
cidas. Nos referimos a la intervención del revisor desde el principio del proceso de escritura o
por lo menos no solo al final. Aunque la localización de una solución de software es bastante
diferente de la escritura de un libro, por ejemplo, las dos comprenden en cierta medida las
actividades de lectura, escritura y revisión. Por eso, incluir al revisor desde el principio también
puede ser buena idea al escribir un artículo, ensayo o libro. De hecho, en ocasiones se le pide
al revisor que elabore pautas para tener en cuenta al escribir materiales repetitivos o técnicos;
este las entrega por escrito y las pautas sirven de guía para toda la redacción.
El revisor, justamente por ocuparse de la re-visión del material escrito, tiene una aptitud integradora
que vale la pena aprovechar mucho antes de que ese material escrito esté cercano a su consolida-
ción. Además, la distancia que el revisor pone con respecto a la obra de quien escribe puede ilumi-
nar el proceso de escritura con valoraciones objetivas y nuevas asociaciones, que escapan al escritor
en cuanto protagonista de su obra. Y lo comprobamos en carne propia con este libro. En distintos
momentos, desde la concepción misma del material, la mirada de los revisores fue enriqueciendo el
proceso de escritura. Ahora queda en ustedes, nuestros lectores, evaluar el resultado.

revisar181
AN EX O :
SOLUCIONES Y RESPUESTAS
POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS
DEL CAPÍTULO
¿CHICOS CHICOS, PROBLEMAS CHICOS?
Estoe es un resumen de lo charlado en la reunióon .

Ayer a la noche tuvimos la reunión del mes de mayo.


La charla El intercambio comenzóo con el Sr. Pedro Laferrere, y estos son los temas que se trataron
los siguientes temas:

Plan Iinstitucional
La escuela esta está llevando a cabo el Plan Iinstitucional 2006-2008, que trata, entre otros
temas, los planes y proyectos para mejorar la convivencia dentro y fuera del colegio.

Directivos
El srseñor. Oscar Berisso, fue re-electo por 4 cuatro años máas en la institucióon.

Cuotas
Se tratoó el tema del aumento en las cuotas y se explicóo cuaál es la parte subvencionada de la
enseñanza y cuál la no subvencionada. de la enseñanza, eEl aumento corresponde a es de la par-
te subvencionada por el gobierno que es del (60%);, la porción restante se aumentaraá en julio.

Es necesario que la cuota se pague puntualmente Hace falta el pago puntual para responder
a las obligaciones y no recortar ningún servicio de los servicios los ofrecidos.

Díia del Niño


Nos complace informarles que nos felicitaron Nos han felicitado por la gran convocatoria
lograda para a la fiesta del Día del Niño. Se recaudaron maás de $ 2500.

TRADUCCIÓN Y RÉPLICAS
Versión revisada:

Adquiera rRéplicas de mMapas hHistóricos de Texas (Programa Save Texas HistoryConser-


ve la Historia de Texas - Save Texas History)
El Programa Save Texas History busca recabar fondos para la preservación de los mapas y docu-
mentos históricos de guardados en la Oficina General de Tierras de Texas. El Archivo de la Oficina

182
General de Tierras de Texas, que Sirviendo sirve como depósito de más de 35 millones de mapas y
documentos que datan desde del 1700, se propone el propósito del Archivo de la Oficina General
de Tierras es salvar estas piezas históricas de la desintegración a estas piezas históricas y hacerlas
volverlas accesibles al público por medio de Internet. En este enlace, usted puede colaborar con su
parte para Conservar la Historia de Texas contribuir con el programa Save Texas History al comprar
comprando una Rréplica de un Mmapa Hhistórico con su tarjeta de crédito o enviar enviando su do-
nativo directamente al programa. Puede además informarse más detalladamente También puede
obtener información detallada sobre la Colección de Mapas, investigar buscar datos de genealogía
familiar genealógicos, leer cartas históricas de patriotas de Texas y mucho más.

Cuadro de retroalimentación

Comentarios/
Original Traducción revisada
Tipo de error

Buy Historic Texas Map Replicas Adquiera réplicas de mapas históri- 1) Esp. Uso de mayúsculas
(Save Texas History) cos de Texas (Programa Save Texas 2) Trad. Criterio para trad.
History) de nombres propios

preservation of historic maps preservación de los mapas y docu- Trad. Expandir preposi-
and documents at the Texas mentos históricos guardados en la ción “at”.
General Land Office. Oficina General de Tierras de Texas

A repository of over 35 million El Archivo de la Oficina General de 1) Esp. Uso de gerundio


maps and documents dating Tierras de Texas, que sirve como de- 2) Trad. Calco del inglés
back to the 1700’s, the Archives pósito de más de 35 millones de ma- (“make available” -> “hacer
of the Texas General Land Office pas y documentos de 1700, se propo- accesible”)
is attempting to save these pieces ne salvar estas piezas históricas de la
of history from disintegration desintegración y volverlas accesibles
and make them available to the al público por medio de Internet.
public via the Internet.

you can do your part to Save usted puede contribuir con el pro- 1) Trad. Calco del inglés
Texas History through the online grama Save Texas History comprando (“you can do your part” ->
credit card purchase of a Historic una réplica de un mapa histórico o “usted puede colaborar
Map Replica or make a donation con su tarjeta de crédito enviando su con su parte”)
directly to the program. donativo directamente. 2) Esp. Uso de gerundio.
3) Esp. Uso de may.

You can also learn more about También puede obtener informa- Esp. Naturalidad
the Map Collection, research ción detallada sobre la Colección de
family genealogy, read historic Mapas, buscar datos genealógicos,
letters from Texas patriots and leer cartas históricas de patriotas de
much more. Texas y mucho más.

Referencias de tipos de error:


Esp.: español Trad.: traducción

revisar183
Para seguir leyendo
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palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM
Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización
académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21.ª edición, Madrid, Espasa
Calpe (en <http://buscon.rae.es/draeI/> pueden consultar también la 22.ª edición del
diccionario en versión digital)
Diccionario panhispánico de dudas (2005) Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias
de la Lengua Española y Santillana (en http://buscon.rae.es/dpdI/ pueden consultar la versión
digital)
Di Marco, Marcelo (2006) Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo
García Negroni, María Marta [coordinadora], Pérgola, Laura y Stern, Mirta (2006) El arte de escribir bien
en español - Manual de corrección de estilo, nueva edición actualizada, Buenos Aires, Santiago
Arcos Instrumentos
Grijelmo, Alex (2001) Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras
Manual de español urgente, Agencia EFE (2000), 13.ª edición corregida, Madrid, Ediciones Cátedra
Manual de estilo (1997) Buenos Aires, Clarín
Martínez de Sousa, José (1992) Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo
Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos
Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de los
usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada
Seco, Manuel (1986) Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe
Valle, Pablo (1998) Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos
Aires, Lumen/Hvmanitas
Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires, e.d.b.
Zorrilla, Alicia María. “El corrector de textos”, Fundación Litterae en http://www.fundlitterae.org.ar/
home.html

184
DESASNARIO
En las páginas que siguen se presentan definiciones de términos técnicos de distintos campos,
que tal vez les resulten desconocidos. La inclusión de esta sección en el libro tiene una doble
intención: por un lado, ahorrarles la tarea de buscar el significado de ciertos términos e identifi-
car la acepción que mejor se adecue a tal o cual contexto; por el otro, ofrecerles un modelo de
glosario o diccionario a medida, que puede ser útil para leer, escribir, traducir o revisar.
Algunas definiciones fueron tomadas de conocidos diccionarios o glosarios, o de otras obras
citadas a lo largo del libro (se indica la fuente en cada caso). Las demás fueron creadas especial-
mente para este material.

REFERENCIAS PARA ABREVIATURAS DE CAMPOS Y TIPOS DE PALABRAS


ed.: edición de textos per.: periodismo
inform.: informática rel.: religión
gram.: gramática trad.: traducción, interpretación y
ling.: lingüística actividades afines
lit.: literatura
mat.: matemática s.: sustantivo
adj.: adjetivo
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Coll.: Diccionario Collazo inglés-español de informática, computación y otras materias, McGraw
Hill, 2001
Dis.: Basil Hatim y Ian Mason, Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman, 1990, p. 241
DRAE: Diccionario de la lengua española de la Real Academia, 21ª edición, Madrid, Espasa Calpe, 1992
Encic.: Enciclopedia Judaica Castellana, México, D. F., Editora Enciclopedia Judaica Castellana,
tomo VII, 1950
Fam.: La familia conectada, Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 19. Traducción de María Cristina Pinto
Glob.: “The Globalization Industry Primer”, LISA, 2007
Guía: “Guía de introducción al sector de la localización”, LISA, 2003
Pan.: Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española, Bogotá, Asociación de
Academias de la Lengua Española y Santillana, 2005
Teor.: Teoría y práctica de la traducción, tomo I, Madrid, Gredos, 1989, p. 354

anglicismo: s. ling./ trad. Uso de un vocablo o giro de la lengua inglesa en otra lengua, como
la española. Para García Yebra (Teor.), el anglicismo es una de las interferencias lingüísticas en
que caemos los traductores por estar siempre en contacto con el inglés. De todos modos, el
hispanohablante medio usa anglicismos en su vida cotidiana cuando emplea palabras como
shopping, PC o mail, entre tantas otras.

archivo limpio/ archivo sucio: s. inform. Ver herramientas CAT.

ayuda en línea: s. inform. Información sobre la operación de herramientas de software a la que


se accede desde la propia herramienta, en general a través de una opción de ayuda.

base de datos: s. inform. En el caso específico de los datos contenidos en un sistema de com-
putadora, colección de archivos o ficheros relacionados entre sí y organizados de manera que
diferentes programas puedan utilizar la misma información. (Coll.)
DESASNARIO185
carácter: s. inform. Letra, cifra, signo de puntuación, símbolo o espacio que se transmite o recibe o
aparece en una pantalla. Conjunto de bits que representa un carácter según la definición anterior;
representación codificada de un dígito o cifra, una letra o un símbolo especial. (Coll.)

compatibilidad: s. inform. Grado en que es posible el funcionamiento vinculado de dos dispositi-


vos o sistemas. (Coll.)

conector: s. ling. Elemento que pone en conexión diferentes partes de un texto […] (DRAE). Por
ejemplo: sin embargo, en consecuencia, así, ahora bien, es más, de hecho.

conjunción: s. gram. Palabra invariable que introduce diversos tipos de oraciones subordinadas o
que une vocablos o secuencias sintácticamente equivalentes (Pan. y DRAE). Son ejemplos de con-
junciones: y (copulativa), o (disyuntiva), pero (adversativa), porque (causal), como (comparativa).

corpus: s. inform. El corpus se define como una colección de textos codificados electrónica-
mente, una base de datos o archivo textual que se integra en un sistema de almacenamiento y
recuperación de la información, un conjunto de bases de datos textuales unidas en un sistema
de estructuración de datos, textos, referencias y utensilios informáticos para su tratamiento en
conexión directa a un ordenador. Los textos se archivan fundamentalmente para que constitu-
yan un gran depósito ordenado que sirva para satisfacer necesidades de información en la rea-
lización de proyectos como diccionarios o enciclopedias electrónicas, sistemas de traducción
por ordenador, de consulta de bases de datos en lengua natural, o como banco de pruebas
para la comprobación de hipótesis o análisis lingüísticos expresados mediante una gramática
formal (Red Iris en <http://elies.rediris.es/elies3/cap11.htm>, 12.01.07).

dirección URL (Localizador Uniforme de Recursos): s. inform. Dirección de un recurso en


Internet (como un documento o sitio web) que consta de un protocolo de comunicación
seguido del nombre o la dirección de una computadora conectada a la Red y que a menudo
incluye información adicional para la ubicación del recurso (como nombres de directorios y
archivos) (Merriam-Webster OnLine Dictionary, en <http://www.webster.com/dictionary/url>,
23.04.09; traducción de las autoras).

dispositivo de mano (handheld): s. inform. Computadora pequeña, típicamente la mitad de una


hoja de papel, que permite, entre otras tareas típicas de una computadora personal, la conexión
con Internet (Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en <http://www.ati.es/
novatica/glosario/glosario_Internet.html>, 07.05.08).

documento: s. inform. En el procesamiento de palabras, serie de páginas relacionadas entre sí;


término general para referirse a cualquier texto dactilografiado. (Coll.)

columna: s. mat. Ver fila.

fila: s. mat. En una matriz, hilera horizontal de elementos; las hileras verticales se llaman colum-
nas. / inform. Línea de coordenadas en una hoja de cálculo electrónica. (Coll.)

firmware: s. inform. Microprograma o instrucción almacenados en memoria de solo lectura


[ROM – read-only memory]. (Coll.) Estos microprogramas posibilitan la operación de aparatos
que admiten cierto grado de configuración a través de menús, como las fotocopiadoras y las
cámaras de fotos digitales.

186
foro: s. inform. Grupo de debate o discusión en línea en el que los participantes comparten inte-
reses e intercambian mensajes que todos pueden leer y responder. A veces se lo denomina grupo
de noticias (Webopaedia, en <http://www.webopedia.com/TERM/f/forum.html>, 11.09.07).

FTP (File Transfer Protocol): s. inform. Protocolo de transferencia de archivos. 1. Nombre del proto-
colo Internet; programa y proceso para trasladar archivos de una computadora a otra./ 2. Protocolo
TCP/IP estándar para la transferencia de archivos por la Internet entre plataformas diversas. (Coll.) Este
protocolo y los servicios asociados se usan mucho para la transferencia de archivos voluminosos.
Los programas (o clientes), sitios y servidores FTP permiten cargar y descargar archivos entre una
computadora local, como el equipo del traductor, y otra remota, ubicada en algún punto de Internet.

género: s. lit. El género está dado por “las formas convencionales de los textos relacionadas
con determinadas ocasiones sociales” o comunicativas (por ejemplo: el soneto, el cuento, la
carta, el contrato). Cada género tiene características propias que dependen del contenido, el
lenguaje que se utiliza y la estructura que organiza el texto. (Dis., traducción de las autoras)

grafema: s. ling. Unidad mínima e indivisible de la escritura de una lengua. (DRAE) Cada letra
del alfabeto es un grafema.

herramientas CAT (Computer Aided Translation): s. trad. Las herramientas de traducción asis-
tida por computadora o CAT ayudan al traductor a trabajar con eficiencia. Para que sea viable y
conveniente usarlas, los textos que se van a traducir deben tener soporte digital y ser repetitivos.
La función básica de estas herramientas es posibilitar el almacenamiento de unidades de tra-
ducción (frases u oraciones) bilingües en una memoria de traducción —base de datos de gran
capacidad— mientras se hace una traducción o a partir de traducciones terminadas, para des-
pués recuperarlas automáticamente y reutilizarlas en forma parcial o total en nuevas traduccio-
nes de contenido y fraseología similar. Las herramientas CAT en general conservan en el archivo
de trabajo las versiones bilingües de las unidades de traducción, lo que facilita la revisión. Así, se
distingue entre archivos sucios, que incluyen tanto el texto original como el texto traducido, y
archivos limpios, que ya fueron procesados para retener solamente el texto traducido.

hipertexto: s. inform. Texto que contiene elementos a partir de los cuales se puede acceder a otra
información. (DRAE) Según el uso que le damos en este libro (siguiendo a autores como Nicholas
C. Burbules), el término hipertexto hace referencia a un entorno hipermedia en el que, además
de textos en el sentido estricto de la palabra, se enlazan otros medios, como imágenes y sonido.
Seymour Papert (Fam.) explica que eligió subrayar algunas palabras de su libro no para darles
énfasis, sino para indicar que “se trata de hipertexto, según la jerga de la computación”. Y sigue:
“Si estuviesen leyendo esto en el monitor de una computadora, el subrayado (o alguna marca
similar) significaría que la palabra hipertexto es una palabra activa, es decir que ocurrirá algo in-
teresante si se hace clic en ella con el mouse. Quizás aparezca en la pantalla una definición de la
palabra o nuevos puntos activos que nos lleven a pasajes relacionados, o tal vez una voz ofrezca
la misma información o se explique el significado de la palabra mediante un dibujo animado”.

hipervínculo: s. inform. Enlace. Imagen o texto destacado, mediante subrayado o color, que
lleva a otro sector del documento o a otra página web (Diccionario de términos informáticos, en
<http://www.clarin.com/suplementos/informatica/htm/glosario3.htm#link>, 01-03-07).

idiolecto: s. ling. Conjunto de rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo. (DRAE)


/ Variante del lenguaje propia de un hablante en particular (Dis., traducción de las autoras).
DESASNARIO187
interfaz gráfica de usuario: s. inform. Componente de una aplicación informática que el usuario
visualiza y a través del cual opera con ella. Está formada por ventanas, botones, menús e iconos,
entre otros elementos (Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en <http://www.
ati.es/novatica/glosario/glosario_Internet.html#Graphical%20User%20Interface>, 19.03.07).

interpretación: s. trad. Forma específica de traducción en la que la enunciación del mensaje


y la posterior decodificación tienen como característica la oralidad. Existen dos grandes tipos
de interpretación oral: simultánea y consecutiva. En el caso de la interpretación simultánea, el
intérprete reproduce la traducción del mensaje que está escuchando en otro idioma sin que
el orador interrumpa su exposición. Esta clase de interpretación requiere equipos especiales
(cabina para el intérprete, auriculares para la audiencia, etcétera) que permitan a la audiencia
elegir si escuchar al orador original o al intérprete, ya que la superposición puede resultar su-
mamente confusa. En cambio, la interpretación consecutiva se lleva a cabo por fragmentos: el
orador produce parte del mensaje y deja paso al intérprete que reproduce en el otro idioma
solo el último fragmento escuchado. Para esta clase de interpretación no hacen falta dispositi-
vos especiales; basta con que orador e intérprete acuerden los turnos de enunciación.

localización de software: s. trad. Traducción y adaptación de programas informáticos a la len-


gua y usos culturales de diferentes regiones geográficas.
Sin embargo, la localización de software es solo un tipo de localización, según las definiciones
de la organización LISA, The Localization Industry Standards Association:

La localización es el proceso de adaptación y fabricación de un producto para que pre-


sente el aspecto y el estilo de un artículo fabricado en un país en concreto. Así pues, la
localización es la pieza de un rompecabezas comercial mundial que permite que las em-
presas mantengan negocios en mercados ajenos al suyo original. (Guía)
La localización es el proceso mediante el cual se modifican productos y servicios para con-
templar las diferencias relativas a mercados específicos. (Glob., traducción de las autoras)

Ver también “La yapa: ¡¿Localizquéee?!”, en este libro, pág. 193.

locución: s. ling. Grupo estable de dos o más palabras que funciona como una unidad léxica
con significado propio, no derivado de la suma de significados de sus componentes. [...] locu-
ción conjuntiva: La que funciona como una conjunción: así que, por más que. (Pan.)

memoria de traducción: s. trad. Ver herramientas CAT.

Mishná: s. rel. Nombre que se le da a una obra legalista compilada por Judá el Príncipe (hacia
135-219 E. C.) y los maestros de la ley llamados tanaítas. La palabra mishná proviene del hebreo
shaná y significaba originalmente “repetir” y, posteriormente, “enseñar”. Mishná significa pues
“instrucción” y, por extensión, las enseñanzas orales (hasta comienzos del siglo III E. C.) (Encic).
La Mishná y la Guemará, ampliación de la primera llevada a cabo durante tres siglos por los
sabios de Babilonia, conforman el Talmud.

multimedia: adj. inform. Que utiliza conjunta y simultáneamente diversos medios, como imá-
genes, sonidos y texto, en la transmisión de una información. (DRAE)

opciones de software: s. inform. Nombres de elementos que integran la interfaz del usuario
de programas de software —y que se reproducen en la documentación de esos programas—,

188
tales como comandos, opciones de menú, botones y ventanas. Ver también “La yapa: ¡¿Loca-
lizquéee?!”, en este libro, pág. 193.

planilla de cálculo (también hoja de cálculo): s. inform. 1. Programa o paquete programático nor-
malizado cuyo formato en pantalla semeja las hojas de trabajo utilizadas en contabilidad, análisis
financiero, gestión de empresas, etcétera./ 2. Programería que simula una hoja o planilla de cálcu-
lo, la que aparece en pantalla como una matriz de filas y columnas cuyas intersecciones, llamadas
celdas, pueden contener valores numéricos, fórmulas y etiquetas (o textos descriptivos). (Coll.)

PM (Project Manager): s. trad. (localización) Coordinador de proyectos de localización de


software. Persona encargada del seguimiento de los proyectos para su cumplimiento en tiempo y
forma. Su responsabilidad puede abarcar el proyecto completo, desde la recepción de la solicitud
por parte de la productora de software y hasta la implementación del software localizado, o solo
algunas instancias.

procesador de texto: s. inform. 1. Programa de aplicación para el manejo de documentos con-


sistentes básicamente en textos. Programa editor de textos que permite al operador crear, mo-
dificar e imprimir textos y documentos. / 2. Computadora dedicada al procesamiento de textos,
o utilizada para ese fin con la ayuda del programa apropiado y de los dispositivos periféricos
necesarios. (Coll.)

proposición concesiva: s. gram. Unidad lingüística de estructura oracional (tiene sujeto y predi-
cado) que expresa una objeción o dificultad respecto de la oración principal. Como nexos suelen
usarse aunque, si bien, aun cuando, a pesar de que. Por ejemplo: Aunque no terminé los informes que
me pidieron, voy a ir a la reunión del comité.

referente: s. ling. Entidad (persona, animal o cosa) a la que se refiere un signo lingüístico. Así,
el referente del sustantivo mesa en La mesa de mi despacho mide dos metros es la mesa concreta
a la que se refiere el que habla, distinta de cualquier otra y el referente del pronombre le en A
María le gusta la música es la persona nombrada como María. (Pan.)

sistema operativo: s. inform. Software que controla las operaciones de entrada, salida y almace-
namiento de una computadora, y proporciona interfaz entre los programas y el equipo. (Coll.) Por
ejemplo, Unix, Windows, Linux, DOS. En sus comienzos, Windows no era un sistema operativo, sino
un entorno gráfico que interactuaba con DOS para simplificar la experiencia del usuario. Recién
a partir del lanzamiento de Windows NT, se lo considera un sistema operativo de interfaz gráfica.

textos paralelos: s. trad. Respecto de un texto correspondiente a un campo de especialidad,


otros textos del mismo campo en los que se explique cierto concepto o que permitan deducir
el significado de ese concepto.

verbo transitivo: s. gram. El que se construye con complemento directo; p. ej., amar a Dios,
decir la verdad. (DRAE)

virtual: adj. inform. Que tiene existencia aparente y no real. (DRAE) Es un término de frecuente
utilización en el mundo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones para de-
signar dispositivos o funciones simulados. (Glosario básico inglés-español para usuarios de Inter-
net, en http://www.ati.es/novatica/glosario/glosario_Internet.html#V, 01-03-07) Así, se habla
por ejemplo de documento virtual, biblioteca virtual y medio virtual.

189
LA YA PA
¿BIBLIA HAY UNA SOLA?
La traducción de la Biblia —texto universal por antonomasia— no fue
un traspaso unívoco. Esta obra tiene una larga historia de traducciones y
traductores, por momentos marcada por los intereses del poder imperante.
La primera traducción del Antiguo Testamento o Tanaj178 se hizo del he-
breo al griego y se llamó Septuaginta o De los 70 porque, según cuenta la
historia, el rey Ptolomeo II Filadelfo de Egipto convocó a setenta sabios
judíos (en realidad, fueron setenta y dos) para emprender esta formida-
ble tarea, que se completó entre mediados del siglo iii y mediados del
siglo ii a. C. El fin era engrosar el capital de la biblioteca de Alejandría y
los futuros lectores serían los judíos helenizados de esa ciudad que no
leían hebreo pero sí griego. Los setenta sabios debían trabajar en cuartos
separados, sin comunicación entre sí, para lograr versiones diferentes de
las cuales pudiera seleccionarse la mejor. Milagrosamente, las setenta tra-
ducciones fueron idénticas.
Alrededor de 150 d. C. terminaron de redactarse en griego todos los libros
del Nuevo Testamento. Muy pronto, esta nueva versión empezó a traducir-
se a los distintos idiomas de los cristianos. Mientras que en Europa oriental
se hacían traducciones cristianas al eslavo, cirílico, armenio, persa, árabe,
entre otros, en Europa occidental el hito fue la versión de San Jerónimo,
concluida hacia el 406, por encargo de Roma. Según algunos estudio-
sos, se la conoce con el nombre de Vulgata porque Jerónimo, traductor
y más tarde santo y patrono de los traductores, la tradujo al latín vulgar,
el que dominaba el pueblo. En cambio, otros académicos sostienen que
como Jerónimo había leído a los clásicos, usó el latín de estos. El nombre
Vulgata provendría, entonces, del hecho de ser la Biblia que fue divulgada
oficialmente por la Iglesia. El papa Dámaso le había encargado a Jerónimo
que revisara las traducciones existentes al latín de los Evangelios y de los
salmos para producir una traducción válida para toda la Iglesia. Eso hizo
Jerónimo y siguió traduciendo la Biblia entera a pedido de sus discípulas
Paula y Marcela. De hecho, esa traducción estuvo dedicada a Paula;179 fue
un acto de amor.
Durante la Reforma (siglos xvi y xvii), se hicieron varias traducciones de la
Biblia a los principales idiomas europeos y la versión de Martín Lutero al
alemán fue una de las más influyentes por dos razones: Lutero aprovechó
el gran avance que representaba la imprenta y empezó a difundir la Biblia;
y junto con la traducción, propuso la libre interpretación de las Escrituras,
sin intervención de la autoridad eclesial.

178
  Biblia hebrea.
  Ver ponencia “Mujeres traductoras en el siglo iv”, de Gloria Ladislao, en <http://www.
179

monasterio.org.ar/cuadmon/158-ladislao.pdf>. (Fecha de consulta: 30.08.09)

190
En 1604 el rey Jacobo I de Inglaterra encargó una nueva traducción de
la Biblia al inglés. Para cumplir el encargo, los traductores recurrieron
como fuente principal a la versión inglesa (desde el hebreo y el griego)
de Willliam Tyndale, quien, paradójicamente, fue condenado a la hogue-
ra por hereje. Según Alberto Manguel,180 a los traductores se les había
ordenado que conservaran las formas vulgares de nombres y palabras
eclesiásticas; aunque el original sugiriera una traducción más precisa,
el uso tradicional debía prevalecer sobre la exactitud. El fin era lograr
una única versión de la Biblia, que reemplazara todas las anteriores y que
cada hogar tuviera una. En 1611, finalmente la Biblia del rey Jacobo, que
se conoce hoy como King James, pasó a ser la versión autorizada en toda
Inglaterra para los anglicanos.
En el mundo protestante y español, la traducción de mayor trascendencia
estuvo a cargo de Casiodoro de Reina y Cipriano Valera (1602). Esta traduc-
ción alcanzó amplia difusión en las iglesias protestantes de habla hispana
y mantiene su vigencia hasta el día de hoy. En la Iglesia católica, la Vulgata
conservó su estatus de versión oficial única hasta el siglo xx.
En la actualidad, las Iglesias católica y protestantes usan únicamente los
textos hebreo y griego como fuentes de sus traducciones. Para superar
los intereses y tendencias que cada culto pudiera tener, las traducciones
que se hacen son ecuménicas. Además, en una misma iglesia pueden
encontrarse distintas versiones de la Biblia, según haya prevalecido en
el equipo traductor la opción por la fidelidad al original o la fidelidad
al lector.
Cambiando de perspectiva, para la tradición judía, el texto bíblico —especí-
ficamente la Torá— fue escrito en la lengua santa, el hebreo. Moisés lo habría
escrito en el desierto tras recibir la palabra de Dios. Por eso, en los tiempos
bíblicos, la idea de la traducción del texto sagrado a otros idiomas generaba
mucha resistencia. De todos modos, existen indicios de que algunas porcio-
nes de la Biblia en realidad son traducciones al hebreo de textos creados en
otras lenguas. En ciertos pasajes, la presencia de términos hebreos descono-
cidos o expresiones totalmente extrañas parece indicar la interferencia de
otras lenguas que, en general, son identificables.181
Recién en los tiempos de la MishnáD (c. 200 de la era común o 200 d. C.),
tras un largo período de acalorados debates, en la tierra de Israel y en
las zonas vecinas empezaron a traducirse porciones de la Biblia prin-
cipalmente al griego y al arameo. La finalidad era volverla accesible a
quienes no dominaban el hebreo, en su mayoría hombres que no habían
recibido educación, mujeres y niños pequeños, para que pudieran se-
guir los servicios religiosos. De esta época es el Targum Onkelos, traduc-
ción de la Biblia al arameo muy aceptada entre los eruditos hebreos. La

180
  Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé, 2005, p. 284. Traducción de Eduardo Hojman.
181
  Gideon Toury,“Translation and reflection on translation. A skeletal history for the uninitiated”,
ensayo introductorio de “Jewish Translation History. A Bibliography of Bibliographies and
Studies”, 2002, página web de Gideon Toury, sitio de Tel Aviv University, en <http://www.tau.
ac.il/~toury/works/GT-Skeletal-History.pdf>. (Fecha de consulta: 28.05.08)

yapa191
obra lleva el nombre de su autor, Onkelos, que era sobrino del empera-
dor romano Tito y se convirtió al judaísmo en los tiempos talmúdicos
(c. 100-600 de la era común).
A pesar de la nueva tendencia que empezaba a instalarse, en el judaísmo
la traducción seguía considerándose de calidad inferior al texto escrito en
la lengua original y generaba gran desconfianza. Aunque se respetaba el
texto traducido, al mismo tiempo se lo trataba con recelo. Incluso, y ya lle-
gando a los tiempos medievales, era muy común encontrar en los prólo-
gos a las traducciones largas y exageradas disculpas por el acto mismo de
la traducción. Seguramente parte de semejante resistencia respondiera al
temor a la secularización o a la profanación del texto sagrado que podría
implicar traducirlo a una lengua extranjera. En ciertos círculos, todavía
hoy subsiste la desconfianza hacia las traducciones y siguen prefiriéndose
los textos en sus versiones originales.

La ideología siempre está


El judaísmo concibe la traducción de la Biblia como una interpretación y
no como el pasaje literal de una lengua a otra. De hecho, el hebreo bíbli-
co es difícil de traducir sin interpretar. Una diferencia importante entre el
judaísmo y el cristianismo con respecto a este punto radica en la mayor o
menor libertad interpretativa que admiten una y otra religión. Indepen-
dientemente del prejuicio relativo a las traducciones que prevaleció en el
judaísmo en distintas épocas, en términos generales esa religión promo-
vió y promueve la libre interpretación del texto bíblico, incentivando su
lectura y su comprensión por todos.
En cambio, la Vulgata cristiana era accesible casi exclusivamente para la
elite intelectual, ya que solo ese grupo sabía leer y podía comprender el
texto en latín. Entre los tiempos de difusión de la Vulgata, siglo v, y co-
mienzos del siglo xx, prevaleció en la Iglesia católica cierto temor a que
cualquiera fuera capaz de leer e interpretar la Biblia. Para esa institución,
era importante enmarcar las Escrituras en el entorno adecuado. Es el pro-
testantismo el que inicia una vuelta a la Biblia mediante el incentivo de su
traducción y su lectura.

Alma mía
No existen traducciones neutras ni imparciales y las distintas versiones
de la Biblia no son la excepción. Además de otros factores, la ideología
y la intención de quienes requieren o hacen la traducción determinan
el resultado. Un claro ejemplo de esto se refleja en la interacción de la
traducción del hebreo al griego de Isaías 7:14 (Tanaj) y la redacción ori-
ginal en griego de Mateo 1:23 (Nuevo Testamento), por un lado, con la
traducción del griego al latín de Isaías 7:14 y Mateo 1:23, por el otro:

192
Tanaj, Profetas, 7:14; hebreo

Septuaginta, Profetas, Isaías 7:14; griego

Evangelio de Mateo, 1:22-23; griego

Vulgata, Profetas, Isaías 7:14; latín


7:14 propter hoc dabit Dominus ipse vobis signum ecce virgo concipiet et
pariet filium et vocabitis nomen eius Emmanuhel

Evangelio de Mateo, 1:22-23; latín


1 :23 ecce virgo in utero habebit et pariet filium et vocabunt nomen eius
Emmanuhel quod est interpretatum Nobiscum Deus

Según su interpretación actual, generalizada tanto en el cristianismo como


en el judaísmo, el versículo del Tanaj relata que Dios enviaría una señal y
habla de una joven embarazada que daría a luz un hijo al que llamaría Ema-
nuel. Isaías, profeta y autor del versículo hebreo citado, empleó la palabra
almah ( ), que significa joven mujer, sin indicar si se trataba de una vir-
gen o no. Seguramente al redactar el texto el profeta no estaba pensando
en una virgen, sino en una mujer embarazada, sin ninguna particularidad.
En el siglo ii a. C., al elaborar la Biblia Septuaginta, los sabios judíos tradu-
jeron al griego la palabra hebrea almah como parthenós, que puede signi-
ficar joven mujer o virgen, según el caso. De hecho, en distintas porciones
de la Septuaginta, se usó el término parthenós tanto para traducir el vo-
cablo hebreo para joven mujer como el correspondiente a virgen. Así, esta
versión de la Biblia, hecha para los judíos de Alejandría, es la que curiosa-
mente dio origen a la ambigüedad que más tarde reproduciría el apóstol
Mateo en un versículo de su evangelio (1:23). Pero en el caso de Mateo la
elección terminológica no fue ingenua, sino que obedecía a la intención
de sustentar la doctrina de la concepción virginal de Jesús y así reforzar la
idea de su divinidad.
Mucho tiempo después, cuando Jerónimo y sus colaboradoras tradujeron
al latín la Vulgata basándose en el Antiguo Testamento en hebreo y el Nue-
vo Testamento en griego, ya no solo usaron virgo (virgen) para el término
parthenós de Mateo 1:23, sino también para el correspondiente a Isaías 7:14,
que en realidad derivaba de almah. Así, a partir de un problema de traducción
no previsto en el traspaso del hebreo al griego, se preparó el terreno para que
más tarde, en el seno del cristianismo, se interpretara que en Isaías 7:14 se

yapa193
anunciaba el nacimiento del Mesías del vientre de una virgen y que esa profe-
cía quedaba confirmada en los hechos relatados en Mateo 1:23.
En la actualidad, tanto católicos como protestantes traducen el Antiguo y
el Nuevo Testamento partiendo de los idiomas de redacción originales (he-
breo y griego, respectivamente), por lo que en general en Isaías 7:14 se ha-
bla de joven y en Mateo 1:23, de virgen.

El Libro del Pueblo de Dios, Isaías 7:14


Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está
embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre
de Emanuel.

El Libro del Pueblo de Dios, Mateo 1:23


La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nom-
bre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.

Las versiones citadas respetan las intenciones que probablemente hayan


tenido sus autores en cada caso.
Al parecer, entonces, Biblia no hay una sola. En realidad, en distintas épo-
cas y lugares, diferentes comunidades religiosas se ocuparon de crear o
encargar la versión que mejor se adecuara a sus creencias e intereses. Y
gracias a los linajes de sabios, eruditos y traductores, textos escritos in-
cluso antes de la era cristiana pueden leerse hoy con una fuerza y una
vigencia casi incomparables.

¡¿LOCALIZQUÉEE?!
En el mundo globalizado e informatizado de hoy la localización
de software, entendida como la traducción y adaptación de programas
informáticos a la lengua y usos culturales de diferentes regiones geográficas,
representa una porción importante del mercado de la traducción.
Aunque en cualquier ámbito una traducción puede convertirse en locali-
zación si se adaptan ciertos elementos a los usos lingüísticos de regiones
destinatarias diversas, el término localización se usa principalmente en
referencia a las traducciones del campo de la informática que encargan
las grandes empresas productoras de software. La creciente necesidad de
esa clase de traducciones en los últimos años dio origen a un mercado
muy rentable para todas las partes que intervienen en él, en especial las
agencias de localización de software y las empresas que desarrollan he-
rramientas informáticas. Ese mercado ha representado una gran oportu-
nidad para muchos traductores noveles que antes de semejante boom no
encontraban la forma de abrirse paso en el mundo profesional. Una de sus
características principales es que a menudo funciona en forma virtual:D
gran parte del trabajo se recibe y se entrega a través de Internet, y a veces
hasta se realiza y se cobra por ese mismo medio.

194
Además de lo específico de los materiales que en general se traducen en
los proyectos de localización (como software contable, software para di-
seño gráfico, cursos virtuales, videojuegos y firmwareD para todo tipo de
máquinas), la organización de esos proyectos tiene características propias,
que conviene conocer para participar en ellos sin padecerlos. En los pá-
rrafos siguientes incluimos algunas recomendaciones con la intención de
acompañar a los valientes Quijotes ansiosos por enfrentar al gigante mo-
lino de la localización.
Empecemos por aclarar quién es el cliente o solicitante en estos proyec-
tos: se trata de grandes agencias de localización que se ocupan de todos
los pasos necesarios para pasar una herramienta de software con manua-
les y otros materiales asociados de una variante local de un idioma a una
variante local de otro idioma. Incluso a veces el trabajo consiste en pasar
de una a otra variante local de la misma lengua (por ejemplo, de español
peninsular a español latinoamericano). Los pasos inherentes a la localiza-
ción van desde la transformación del software original en material proce-
sable por traductores, diseñadores y otros profesionales que intervienen
en el proceso de traspaso, hasta la reconstrucción del software en el idio-
ma de la traducción a partir del material procesable traducido y revisado.
En este artículo nos vamos a ocupar principalmente de los traductores
que intervienen en el proceso.
A su vez, nuestro cliente tiene su propio cliente, una gran empresa pro-
ductora de software que va a comercializar sus productos en mercados
en los que se manejan diferentes variantes de diferentes idiomas. La re-
lación entre nuestro cliente y la productora de software no nos es indife-
rente. De hecho, va a ser determinante en algunas de las decisiones que
tomemos al traducir.
Ahora que sabemos quién es quién, empecemos a hablar de las caracte-
rísticas del qué, el proyecto en sí mismo. En general, cuando queda con-
firmada nuestra participación en un proyecto de localización, que suele
compartirse entre varios traductores no necesariamente comunicados
entre sí, la agencia nos envía las instrucciones del proyecto, con mayor
o menor grado de formalidad y prolijidad. A veces las instrucciones son
un par de líneas en un mail improvisado; otras, un documentoD de cin-
cuenta páginas con lujo de detalles.

Las instrucciones incluyen datos como:


|| tipo y formato del proyecto (traducción o revisión, ayuda en líneaD o

interfaz gráfica del usuario,D formato html o doc);


|| par de idiomas entre los que hay que traducir;

|| ubicación virtual del material del proyecto (dirección ftp,D sitio web);

|| plazos para las distintas etapas del proyecto;

|| personas de contacto en la agencia a quienes recurrir por diversos as-

pectos del proyecto (de gestión, lingüísticos, técnicos, administrativos);


|| herramientas informáticas que se van a usar para la traducción (sis-

tema operativo,D software para uso en oficinas y herramientas CATD o


de traducción asistida por computadora, entre otras;

yapa195
|| especificaciones de configuración de las herramientas informáticas;
|| memorias de traducciónD del proyecto;
|| materiales de consulta como diccionarios, glosarios y guías de estilo;
|| orden de prioridad de los materiales de consulta;
|| características de la entrega (archivos limpios o sucios,D carpeta de
entrega dentro del sitio ftp, nombres de los archivos traducidos);
|| otras instrucciones específicas, tanto elaboradas por la agencia
como por la productora de software.

No siempre toda la información aparece concentrada y ordenada en un


único documento que nos mandan al inicio del proyecto de localización.
A veces hace falta armar el rompecabezas a partir de distintos documen-
tos y mensajes de correo electrónico recibidos en diferentes momentos
del proyecto.
Es esencial leer bien las instrucciones antes de arrancar y tenerlas
a mano mientras se realiza el trabajo. Como vimos, en cada proyecto
participan muchas personas y el éxito final depende de la buena coor-
dinación del trabajo de todas ellas. Por eso, para las agencias es muy
importante que quienes intervienen manejen la misma información y
cumplan las instrucciones al pie de la letra. No es poco frecuente que las
instrucciones omitan algún dato clave o reproduzcan información co-
rrespondiente a algún proyecto anterior que no es aplicable al nuevo.
En esos casos el traductor va a tener que preguntar cómo manejarse. Si
parte de las instrucciones se recibieron por correo electrónico, chat o
teléfono, es buena idea bajar esa información a un documento y conser-
varla hasta el final del proyecto o incluso hasta recibir devolución posi-
tiva sobre nuestro trabajo. Además, resulta útil tener en cuenta entre las
instrucciones la devolución para proyectos anteriores y las respuestas a
las consultas relativas al proyecto en curso y a otros previos.
El buen manejo del tiempo es indispensable para que el traductor no
quede atrapado en compromisos imposibles. No basta con calcular si se
llega a traducir y revisar en el plazo previsto la cantidad de palabras que
nos ofrecen. También hay que considerar el tiempo de lectura y compren-
sión de las instrucciones, el tiempo que lleva descargar del sitio ftp o de
algún otro lugar todo el material necesario (a veces un día entero e incluso
la noche, para a aprovechar el menor tráfico en Internet), el tiempo de ins-
talación y configuración de las herramientas que se usen, el tiempo para
la organización en carpetas virtuales de todo el material descargado para
encontrar cada cosa rápidamente, en especial los archivos para entregar
(la confusión entre versiones puede traernos grandes dolores de cabeza),
y el tiempo para preparar y mandar a la agencia la entrega de la traduc-
ción. Si a su vez el traductor coordina un equipo, va a tener que sumar a
todo lo anterior el tiempo necesario para distribuir instrucciones, aunar
criterios, intercambiar materiales de consulta que complementan los pro-
vistos por la agencia, etcétera.
Además, es importante respetar el orden de prioridad de los mate-
riales de consulta. Para una misma traducción tal vez haya que traba-

196
jar con varios glosarios provistos por la productora de software, la guía
de estilo de la productora, la guía de estilo de la agencia de localiza-
ción, dos memorias de traducción, tablas de nombres de productos de
software, de términos que fueron reemplazados por otros y de términos
prohibidos y sitios web indicados por la agencia, además del Diccionario
de la lengua española y otros materiales de referencia especializados y
generales. ¿Y si encontramos una contradicción entre dos o más fuentes
de consulta? Esta situación no es poco frecuente, porque los distintos
glosarios, memorias, guías y tablas por lo general son compilados por
personas o equipos diferentes, en momentos diferentes y aplicando cri-
terios diferentes. Por eso, es imprescindible seguir el orden de prioridad
que indicó la agencia y, si no indicó nada, preguntar.
Conviene ser precavidos a la hora de consultar fuentes no sugeridas en
las instrucciones, como sitios web, versiones anteriores del software que
se está traduciendo y herramientas de software similares producidas por
otras empresas. Aunque esos materiales pueden orientar nuestro trabajo
y ayudarnos a entender conceptos, no hay que olvidar que en este campo
en general únicamente vale usar la terminología indicada en el material
provisto por la agencia. Y si tal o cual palabra no aparece en ese material,
lo mejor es seguir el procedimiento de consulta que establezca la agencia
en cada caso.
Las guías de estilo son compendios muy útiles que se parecen un poco a
las guías de las editoriales, pero además se ocupan de aspectos propios de
la localización de software. Así, en ellas es posible encontrar indicaciones
y recomendaciones sobre:
|| mercado de destino;

|| ortografía, gramática, terminología y estilo;

|| materiales de consulta;

|| opciones de software,D

|| convenciones sobre fechas y unidades de medida;

|| criterios para la traducción de títulos de obras y nombres de programas;

|| criterios para la traducción de hipervínculos,D

|| criterios para la traducción de ejemplos incluidos en manuales (¿se

traducen literalmente?, ¿se adaptan?);


|| confección de índices y

|| procedimiento ante detección de errores en el original.

La mayoría de los elementos de la enumeración anterior son transpa-


rentes para el traductor, aunque todavía le sea desconocido el mundillo
de la localización. Pero posiblemente las opciones de software no sean
parte de esa mayoría. Antes de explicar qué son, conviene distinguir en-
tre la traducción de documentación y la traducción de software propia-
mente dicho.
La documentación abarca los manuales, ayudas en línea y todo otro ma-
terial que explica el software en sí. En la documentación se dan instruc-
ciones en contexto sobre cómo usar el software. Como en otra clase de
manuales de instrucciones, las oraciones suelen estar bien articuladas,

yapa197
son simples (sujeto + predicado), responden a fórmulas que se mantie-
nen a lo largo del texto y se dirigen al usuario (con imperativo -> Vaya a
la ficha Archivo y haga clic en Abrir o con infinitivo-> Ir a la ficha Archivo y
hacer clic en Abrir). Es muy común que en la documentación se reproduz-
can pantallas del software y que se mencionen opciones de menú, boto-
nes, nombres de cuadros y ventanas, mensajes de error y otros elementos
que se ven en la pantalla durante la ejecución del software. Estos últimos
elementos son los que en el campo de la localización se conocen como
opciones de software.
Después de entender las instrucciones, e instalar y configurar todas las
herramientas informáticas necesarias para el proyecto, la traducción de
documentación no presenta grandes problemas.
¿Qué pasa si en lugar de traducir la documentación hay que traducir el
software en sí, la interfaz, los carteles que se ven en la pantalla cuando
un programa se ejecuta? En ese caso, el desafío es mayor. Por una parte, es
muy habitual que sea necesario trabajar con herramientas informáticas es-
pecíficas para edición de software. Además, en general el material para tra-
ducir está conformado por listas de frases sin contexto (es muy común que
el traductor no tenga acceso a la herramienta en funcionamiento para ver
dónde aparece cada frase) y concatenaciones de abreviaturas creadas para
la herramienta, que llevan mucho tiempo de investigación y deducción.
Otro obstáculo que presenta este trabajo es la necesidad de comprimir las
traducciones al máximo para que quepan en los espacios reservados para
los textos en la pantalla. Piensen que al traducir de inglés a español las
frases crecen como mínimo un 20%, por lo que a menudo hay que hacer
verdaderos malabares para no superar los límites de caracteres estableci-
dos. Es verdad que con frecuencia las tarifas para la traducción de software
son más altas que las correspondientes a la documentación, pero si no
tenemos mucha práctica en esta modalidad de localización, esas tarifas
rara vez compensan el esfuerzo. Por todo lo anterior, lo ideal en un primer
acercamiento a la localización es empezar por traducir documentación,
para entrar en calor antes de lanzarse a la traducción de software propia-
mente dicho.
¿Y las opciones de software? Como la documentación da instrucciones so-
bre el uso del software, pondríamos al usuario en un gran aprieto si en la
traducción nombramos botones, opciones de menú o ventanas que no
existen en el software ya traducido que quiere aprender a usar. Es esencial
que cada vez que en la documentación aparezcan opciones de software
se las traduzca exactamente como están en la interfaz. El problema es que,
en general, quien traduce la documentación no tiene acceso a la interfaz
del software. Por suerte, las agencias idearon métodos alternativos para
suplir esa falta de acceso. Básicamente, hay tres criterios para resolver la
traducción de opciones de software, y habrá que ver en las guías y las ins-
trucciones cuál se aplica en cada caso:

|| Traducir las opciones de software exactamente como aparecen en la ta-


bla o en la memoria de opciones de software provista por la agencia con
el material de referencia.

198
Ejemplo:

File > Open Archivo > Abrir

Porque en la tabla de opciones de software para File dice Archivo y para Open
dice Abrir.

|| Traducir las opciones de software descriptivamente: sin mayúsculas y


agregando artículos, preposiciones y otras partículas para completar las
frases.

Ejemplo:

Print File window ventana para imprimir archivos

Porque no nos mandaron una tabla de opciones de software o la opción


no aparece en la tabla, y en las instrucciones del proyecto dice que en esos
casos hay que traducir las opciones de software en forma descriptiva.

|| Dejar las opciones de software en inglés.

Esta suele ser la instrucción cuando la productora de software no le pro-


porcionó a la agencia la interfaz traducida a partir de la cual armar la tabla
o memoria de opciones de software o cuando la documentación se tradu-
ce antes que la interfaz. Cualquiera sea el caso, seguramente la agencia se
ocupe en una etapa posterior de reemplazar las opciones sin traducir por
las opciones traducidas que correspondan.
Por último, la comunicación no es un aspecto menor en todo lo relativo al
trabajo con agencias de localización. La mayor parte de los intercambios
con la agencia se hacen a través del correo electrónico que, como sabrán,
puede ser un medio de comunicación bastante impersonal y prestarse
para malentendidos. Por eso, y en pos de mantener una relación cordial
con la agencia, conviene tener en cuenta lo siguiente:

|| Dirigir los mensajes a las personas de contacto o áreas específicas


indicadas en las instrucciones (consultas sobre posible extensión de
plazos al coordinador o PM,D pedido de aclaración terminológica al
asesor lingüístico, dudas sobre problemas con herramienta de tra-
ducción a soporte técnico, preguntas por pagos a administración,
etcétera).
|| Ser oportunos en el envío de mensajes; por ejemplo, no es aconsejable
hacer preguntas que podemos resolver por nuestra cuenta ni formular
otras ya respondidas en una oportunidad anterior.
|| Hacer preguntas y comentarios pertinentes al proyecto.
|| Usar un registro y tono adecuados a cada intercambio.
|| Releer nuestras consultas (por ejemplo, en la ventana del mensaje
electrónico) para corregir errores de tipeo y problemas de redacción, y

yapa199
verificar las direcciones de correo a las que estamos mandando mensa-
jes antes de confirmar el envío.

Si con todo esto no se amedrentaron, es probable que tengan lo necesario


para ser buenos localizadores: destreza técnica combinada con perseve-
rancia e intrepidez.

TRADUCIENDO LA ORALIDAD
Cuando entrevistamos a Ana Basarte,182 nos contó que mientras es-
tudiaba Letras trabajaba haciendo desgrabaciones de las clases que cursa-
ba. Y nos resultó muy interesante su mirada de la desgrabación como lectu-
ra y escritura, y como traducción:

[La desgrabación] era un trabajo que me interesaba mucho,


por todo lo mío que filtraba, por lo que superponía en el tex-
to a medida que iba desgrabando. En ese camino empecé a
percibir ciertas cosas: cómo, cambiando la puntuación, se
modificaba la voz de la que estaba tomando nota; cómo
era el traspaso del código oral al escrito; cómo tenía que in-
terpretar las pausas y las entonaciones, cómo traducía todo
eso… Empecé a registrar cómo la oralidad volvía a codificar-
se mediante la puntuación y toda una serie de signos […].

Enseguida advertimos la idea de traducir en el proceso de desgrabación:


de un lado está la escucha, una especie de lectura de un lenguaje oral, y
del otro, la transcripción, o reescritura del mensaje interpretado.
No hay dos escuchas iguales, como no hay dos lecturas iguales. Los co-
nocimientos previos y la práctica del desgrabador, sumados a las cir-
cunstancias propias de cada escucha, influyen en la interpretación de
las palabras del que habla. Por otro lado, también afecta la escucha-in-
terpretación el hecho de que el desgrabador haya presenciado o no la
enunciación original. Únicamente en el primer caso conoce ciertos ele-
mentos contextuales —como el lenguaje corporal del orador, las carac-
terísticas del lugar y la actitud de la audiencia— que lo van a ayudar a
completar y organizar el material.
La transcripción o reescritura de las palabras del orador o del entrevis-
tador y el entrevistado tampoco es automática ni admite una única ver-
sión. Para empezar, la escucha particular modifica y determina esa rees-
critura. A distintas escuchas, distintas reescrituras. Además, en cada caso
hay que ver hasta dónde editar el texto desgrabado, es decir, el grado de

182
  Ver entrevista completa en capítulo “Revisar”, p. 167.

200
literalidad o libertad que va a regir la reescritura. En ese sentido, el fin
para el cual se hace una desgrabación y la experiencia del desgrabador
son clave para decidir, por ejemplo, si hay que agrupar, completar o acla-
rar ideas, si eliminar marcas de oralidad como repeticiones y muletillas,
mejorar la gramática y unificar registros y de qué manera traducir la en-
tonación en puntuación.
Carolina Sotolano, que nos ayudó con la investigación y, precisamente,
con las desgrabaciones para este libro, también se acercó a la tarea de
desgrabar mientras estudiaba:

La desgrabación es una tarea cansadora, repetitiva, pero


que tiene sus ventajas: afina el oído y mejora y ejercita la
puntuación, el armado de frases coherentes y el traspaso
del lenguaje oral al escrito. Cuando uno habla a otros, la
atención está puesta más que nada en hacerse entender,
en transmitir las ideas y la construcción de las frases pasa
a segundo plano. El desgrabador escucha y lee. O hace
legible lo que escucha. Escucha a quien habla. En el acto
de desgrabar el orador queda desnudo ante su discurso.
Y eso es lo que me sorprendió del trabajo que hacía. Ade-
más de la mejora en lo sintáctico, apareció la semiótica.
Cómo hablaban quienes hablaban. En cada desgraba-
ción identificaba un modismo, una palabra que se repetía
durante todo el discurso. Un orador no tan seguro decía:
“¿Se entiende?” al final de cada oración. Otro prefería el
“absolutamente”, bastante más enfático. Curioso. Y todo
esto influía en mi trabajo. Una conferencia de alguien que
no termina nunca una frase puede transformarse en una
pesadilla. Hay que acomodar el discurso sin modificarlo.
Si la enunciación es vaga e imprecisa, se va a notar du-
rante la lectura. Al contrario, si el orador es experimenta-
do, la desgrabación y la lectura posterior son un placer. El
desgrabador es como un traductor: traduce de lo oral a lo
escrito. Si leemos una mala desgrabación seguramente no
comprendamos lo que nos quisieron decir. Lo mismo pasa
con una mala traducción. Algo se dijo en un idioma (el ha-
bla); alguien (el desgrabador) lo tradujo a otro idioma (la
escritura). Si la traducción está mal hecha, cambia el texto
y las ideas contenidas en él. Hay un cortocircuito.

Entonces, los factores que hacen a la desgrabación como forma peculiar


de comunicación son: 1) el orador o el par entrevistador/entrevistado:
quiénes son; 2) el desgrabador: quién es, estuvo o no presente durante la
enunciación original, cómo y cuándo escucha y reexpresa el material gra-
bado, cuál es el fin de la desgrabación; 3) la exposición o entrevista: de qué
se trata, qué lenguaje usa, cuál es el fin de la exposición o del intercambio
y 4) el contexto de la exposición o entrevista.

yapa201
A esta especie de diálogo en distintos tiempos con las dos desgrabadoras
anteriores, se suma Nomi Pendzik, quien en una entrevista con Marcelo Di
Marco183 explica por qué es más fácil entenderse al hablar que al interac-
tuar mediante la escritura y la lectura, y destaca la necesidad de ponerse
en los zapatos del otro cuando la comunicación es diferida:

NP: En la lengua oral hay muchos elementos significati-


vos que se manejan con la entonación. En la escritura, esa
“música” tenés que traducirla mediante signos paralin-
güísticos que, si están mal colocados, no expresan lo que
uno quiso decir realmente. Entre paréntesis, me imagino
los problemas que tendrás vos a la hora de desgrabar esto.
MDM: Sin embargo, ahora te entiendo perfectamente.
NP: Lógico, vos lo dijiste: ahora.
MDM: Y después, ¿qué sucede?
NP: Después te vas a encontrar con que cuando uno habla
dice muchas agramaticalidades, como ya te dije: quedan
frases inconclusas...
MDM: Faltan los gestos, como decía Hammett.
NP: Exacto. Y además la escritura es una “comunicación
diferida”.
MDM: ¿Cómo es eso?
NP: El que escribe tiene que pensar que el lector no está pre-
sente con él. Y que él no va a estar presente cuando lo lean.
Durante el acto de escribir no tiene ninguna posibilidad in-
mediata de verificar si el lector entiende o no. Entonces debe
ingeniárselas para que el papel exprese con precisión lo que
quiso comunicar.

Quien desgraba tiene la responsabilidad de traducir la oralidad de una si-


tuación comunicativa en la que se transmite un mensaje sin mediaciones.
Se suma a esa situación comunicativa y, pasando del lenguaje oral al escrito,
la recrea en una nueva versión. Al hacerlo, no pierde de vista al otro, que
ahora será un lector distante en tiempo y espacio del autor original.

183
  Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo, 2006, pp. 160-162.

202
Epílogo
Hasta acá llegamos juntos.
Esperamos que las miles de palabras que se volvieron
texto tomen vida y se recreen en la experiencia de
cada uno de ustedes.
Ahora les pasamos la posta para que sigan tejiendo la
trama de la lectura-escritura-traducción-revisión, cada
uno con su propio estilo. Y les deseamos que al hacerlo
sientan la misma pasión que sentimos nosotras al
escribir este libro.
¡Hasta la próxima!

Paula y Alejandra
03 PRÓLOGO
04 DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
05 SUERTEPARAMÍ

leer
¿Por qué este libro? Leer, escribir, traducir y revisar.
Organización de la obra. Escritura a cuatro manos.
página
9

11 ¿Por qué leer?


Por qué necesitamos leer. El placer con esfuerzo. Leer de todo.

12 ¿Cómo leemos? Primeras lecturas o lecturas primarias


La lectura en la infancia. El lector fresco. La no obligación. La lectura de adulto.

14 EJERCICIO Empieza el juego

15 Entrevista a Vicente Battista


“La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector”

18 ¿Cómo leemos? Lectura “multifunción”
Distintos tipos de lecturas y lectores. Distintos fines.
18 Lectura panorámica
Leer las partes y el todo.

19 EJERCICIO Vista panorámica



23 Todo registrado: Logs
Registros de lectura, escritura, traducción y revisión.
23 Log de búsquedas y encuentros
Modelos y recomendaciones para entrada monolingüe.
25 Log polígloto
Modelos y recomendaciones para entrada multilingüe.

30 EJERCICIO Log a medida



31 Biografía de una revolucionaria
La lectura desde la Antigüedad hasta el centenario de la Revolución de Mayo.
32 Otra revolución
Del papiro al papel. Del rollo al códice.
33 Y otra más
La imprenta
34 Una revolución más cercana
La lectura en pantalla. Lectura activa.
35 Hiperleyendo
Lectura e Internet. El lector crítico.
36 Una Alejandría digital
Primeros pasos hacia una biblioteca universal: Proyecto Gutenberg, Oxford Text Archive,
Google, Biblioteca Digital Mundial.
37 Volviendo a la fuente
La lectura frente al papel y frente a la pantalla.

39 EJERCICIO Vista panorámica, segunda vuelta



41 Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

escribir

44 Para seguir leyendo

página
45

47 Un acto fisiológico
La escritura como actividad casi visceral. Sensaciones encontradas: placer, angustia, alivio,
frustración.
47 Leer para escribir
Interrelación y dependencia entre lectura y escritura.

49 EJERCICIO El té de la tarde

50 Los recomendados
Sugerencias, no reglas de oro, para tener en cuenta al escribir.
50 El dúo dinámico
Fondo y forma, el qué y el cómo, dos aspectos inseparables.
51 Después de la resaca
Generación y organización de ideas.
52 Míster Celofán
El párrafo.
52 Hilando finiiiito
La oración.
53 La naturalidad no es cosa fácil
La naturalidad como cualidad escurridiza. Sonoridad. Sensibilidad a la lengua. Estilo
simple.
55 Lo visual y lo concreto: “Entre una idea y una vaca colorada, me quedo con la
vaca colorada”
Visualidad en la escritura.
56 Las cosas tienen movimiento
Movimiento y velocidad.
57 Creer o reventar
Verosimilitud y originalidad.
58 Las asociaciones libres, o defendiendo la necesidad de irse por las ramas
Sacar el relato o texto argumentativo de su linealidad para darle cuerpo al texto y
mantener el interés del lector. Ocurrencias.

59 EJERCICIO Libre como el sol cuando amanece

60 En sus zapatos
Considerar al lector al escribir. Situación comunicativa.
Decirle todo lo que necesita, pero no más.
60 Omnipresente
El contexto completa el sentido para el lector y para el escritor.
61 EJERCICIO Tejiendo
62 Entrevista a Claudia Piñeiro
“La escritura podía ser un camino para mí”
66 Más simple, ¡por favor!
La defensa del estilo llano o simple. Atención al lenguaje “inhablable”.
68 Hacela corta
El corte como estrategia para mejorar el estilo.
68 Lo bue si bre...
Oraciones de largo moderado. El problema de las interrupciones: incisos,
complementos, cláusulas subordinadas.
69 Saber elegir
Recomendaciones sobre preferencias estilísticas.
69 Un poco de respeto
En busca de un lenguaje respetuoso, democrático e integrador.

73 AYUDAMEMORIA: Los recomendados

75 EJERCICIO Lectura-escritura
78 La normativa como red de contención
Diferentes posturas con relación a la normativa. La normativa como sustento de la
comunicación. Flexibilidad necesaria en su aplicación. “Infracciones” intencionales.
80 Lista comentada
80 Ortografía propiamente dicha
80 Acentuación
81 Mayúsculas y minúsculas
82 ACERTIJO
83 Números, símbolos y unidades de medida
83 Comillas e itálicas
83 ¿Guión o raya?
84 Puntuación

85 EJERCICIO En voz alta

86 Referencias bibliográficas
86 Uso apropiado en contraposición al no uso de gerundios, adverbios
terminados en -mente y pronombre cuyo
86 Extranjerismos
87 Anglicismos
88 Concordancia
88 Combinaciones inflexibles

90 AYUDAMEMORIA: Normativa

91 Tiempos modernos: La hiperescritura
Escritura no lineal. Procesador de textos. Cortar y pegar. Inserción de referencias activas:
hipertexto.

93 EJERCICIO Hipervinculando
96 Anexo A — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo
99 Para seguir leyendo
103
103
Redescubriendo
página
101

traducir
Definiciones tradicionales de traducción. Un enfoque diferente.
Cómo leemos
La lectura del traductor.

105 EJERCICIO Aventurarse

108 Cómo escribimos


La escritura del traductor.

110 EJERCICIO Con ojos de traductor

113 Ser o no ser
¿Qué es un traductor? Trabajador del conocimiento.

114 EJERCICIO En tus propias palabras

115 Entrevista a María Cristina Pinto


“Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro conocimiento
sería ínfimo”

119 Cinchada
Fidelidad al original. Negociación entre fidelidad y naturalidad. Concesiones.
121 Nobleza obliga
Infidelidades no intencionales.
122 Tan natural
Naturalidad en la traducción. Calcos erróneos y calcos necesarios. Repeticiones. Adverbios.
Escuchar la traducción.
124 Lo correcto no quita lo valiente
Uso apropiado de la gramática en la traducción.
124 Uniformidad, cohesión y coherencia: ¡A mirar el bosque!
Ayudar al lector a saber qué esperar. Relaciones dentro de la traducción y puntos de contacto
con el mundo exterior.

129 EJERCICIO Trabajo forestal

130 AYUDAMEMORIA: Traducir es leer y escribir

131 Te creo mucho, poquito, nada


Los diccionarios. Uso y abuso. Mirada crítica.

132 EJERCICIO A ciegas

134 Traduciendo literatura


Idoneidad para la tarea. Escritor bilingüe vs. traductor literario. Competencias necesarias.

135 EJERCICIO El traductor-escritor
138 Ciencia, técnica y traducción
Traducción técnico-científica. Idoneidad para la tarea. Profesional del campo vs.
traductor especializado. Trabajo conjunto. Términos y discursos especializados.

140 EJERCICIO Lidiando con la ciencia

142 Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

revisar
159 Para seguir leyendo

página
161

163 Perdón, re-visar


Reivindicación de la importancia de la revisión. Un volver a mirar integral y deta-
llado a la vez.
163 Qué revisar
Revisión por el autor del texto: situación comunicativa; organización general del
contenido; estilo, gramática y normativa. Otras revisiones.
165 Revisión de estilo
Nueva mirada, posterior a la del autor. Revisión en función del texto y la necesi-
dad concretos. Corrección de pruebas y pliegos.

166 EJERCICIO ¿Chicos chicos, problemas chicos?

167 Entrevista a Ana Basarte
“Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del
que va a leer”

171 Revisión por pares


Revisión del trabajo propio por un colega (profesional o estudiante). Ventajas de la
mirada fresca. Entrega de pautas para la revisión. Cuadros de retroalimentación.
172 Revisión de traducción: Cotejo contra original y lectura final
La mirada del otro. Dejar reposar la traducción. Retroalimentación entre revisor y
traductor.
174 Fidelidad de contenido y de forma
176 Naturalidad
176 Uniformidad, cohesión y coherencia
176 La consigna de la traducción
177 Testing
Revisión técnica. Rigor y precisión conceptuales. Testing lingüístico (localización
de software).
177 Revisión de impresión
Último control de calidad. Problemas de impresión. Confusión entre versiones.

178 AYUDAMEMORIA: Revisión de traducción

179 EJERCICIO Traducción y réplicas

180 Un paso al frente


Revisión como parte integral del proceso de escritura.
181 Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

183 Para seguir leyendo

184 DESASNARIO
Definiciones y explicaciones de términos técnicos usados en el libro.

189 LA YAPA
189 ¿Biblia hay una sola?
Breve historia de las traducciones de la Biblia. El poder de la ideología.
193 ¡¿Localizquéee?!
Elementos de un proyecto de traducción de software.
199 Traduciendo la oralidad
La desgrabación como lectura, escritura y traducción. Experiencias y reflexiones de desgra-
badores.

202 EPÍLOGO

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