Está en la página 1de 76

TENZIN WANGYAL RÍNPOCHE

SANACIÓN CON FORMA, ENERGÌAY LUZ


Los cinco elementos en el chamanismo
Tibetano, el tanrra y el Dzogchen

PREFACIO
En muchos niveles de la tradición Bon, la comprensión de los
cinco elementos resulta de vital importancia, razón por la cual
he dedicado los últimos quince años a comprenderlos. Durante
este tiempo, he investigado estos cinco elementos y mantenido
una relación estrecha con las diosas de los elementos
mediante la práctica. Cuando tuve preguntas acerca de los elementos
o de las prácticas, recé a las diosas de los elementos.
Recibí sus enseñanzas y sus bendiciones en mis sueños. Éstas
y otras experiencias me motivaron a escribir este libro.
Si bien todas las enseñanzas incluidas en el libro están basadas
en textos antiguos, la manera en que se las presenta aquí
también se basa en gran parte en mi experiencia y entendimiento
personales. Para no escribir algo que contradijera las
enseñanzas, revisé muchos de los puntos con mi maestro, Lopon
Tenzin Namdak Rínpoche, y con otros Geshes eruditos de
Nepal y la India, cuando estuve ahí en el año 2000. Agradezco
la orientación y el gran apoyo que me brindaron mediante su
entusiasmo y alegría por la creación de este libro. Si bien ellos
me dirigieron, cualquier confusión o error es totalmente mío.
Durante algunos años he enseñado las prácticas elementales
a mis estudiantes, diseminados por todo el mundo. Me he
sentido feliz de atestiguar los resultados positivos de estas prácticas
tanto en su vida personal como en su crecimiento espiritual.
Quisiera agradecer a todos los estudiantes que han llevado
a cabo las prácticas de los elementos.
Doy las gracias a aquellos que me han apoyado durante
largo tiempo en mi trabajo para traer a Occidente las enseñanzas
del Bón, especialmente a Gerald y Barbara Hines y a Murari

PREFACIO
y Prachi Garodia. Sin su apoyo constante, hubiera sido mu- .
cho más difícil crear el Instituto Ligmincha y hacerla funcionar.
Agradezco a todas las personas de Snow Lion Publícations
por su generosidad y amabilidad, en particular a Christine
Cox, cuyas habilidades han mejorado este libro de numerosas
maneras.
Doy las gracias a Mary Ellen McCourt por su tiempo y su
experiencia en el diseño gráfico, así como a Radek Dabrowski
por proporcionar los dibujos de línea para el libro, no sólo
una vez sino dos, ya que la primera vez los dibujos se perdieron
en el correo.
Por la lectura y los comentarios del manuscrito en diferentes
etapas y ofrecer varias sugerencias que han mejorado el
libro, agradezco a Laura Shekerjian, Alejandro Chaoul, Cecile
Clover y John Jackson. Agradezco también a Steven Goodman
por sus sugerencias en una versión anterior del texto y por las
correcciones que hizo al glosario. Agradezco, asimismo, a Susan
Yenchick por su apoyo.
Especialmente, deseo agradecer a mi querido amigo y estudiante,
Mark Dahlby, quien ofreció varias ideas y sugerencias
que han hecho que esta obra sea más accesible para los
lectores occidentales. Sin su esfuerzo entusiasta, este libro no
podría haber sido realizado.

ORACIÓN DEL ESTADO INTERMEDIO:


LA GUIRNALDA PRECIOSA
A, OM, HUNG.

En el estado intermedio que es esta vida, el momento presente,


uno no reconoce su propia mente y se ve distraído por actividades
ilusorias,
no se acuerda de la impermanencia y la muerte,
persigue sólo las metas de esta vida y se ve atado
por el sufrimiento del nacer, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Que cuando este cuerpo ilusorio presente se encuentre de pronto
con su enfermedad final
pueda yo auto liberar todo apego a los objetos de la materia y de
la mente.
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.

Después, en el estado intermedio cercano a la muerte,


aunque uno esté rodeado de personas queridas y parientes,
viaja solo a la otra dimensión.
No hay modo de prolongar la vida por un momento siquiera
cuando los cuatro elementos de este cuerpo mágico se disuelven.
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.
Cuando la energía de la tierra se disuelve en el agua,

ORACIÒN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA.


uno siente que el cuerpo decae y se desploma.
Surgen visiones de movimiento humoso y espejismos.
Que cuando la luz amarilla que surge de uno mismo aparezca de
Pronto pueda yo reconocerla como el cuerpo divino de Salwa Rangyung
(la claridad auto-originada).
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.
Cuando la energía del agua se disuelve en el fuego,
el cuerpo palidece y uno tiene sed, tiene seca la lengua
y percibe visiones de agua desbordante.
Que cuando la pureza del agua surja como la luz azul
pueda yo reconocerla como el cuerpo divino de Gawa Dondrup
(logro gozoso).
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.

Cuando la energía del fuego se disuelve en el viento,


el cuerpo se enfría y no es posible ya sostener los canales.
Se experimentan visiones como luciérnagas.
Que cuando la luz roja del propio yo surja
pueda yo reconocerla como la divinidad Chetak Ngomed (libre de
objetos y divisiones).
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.
ORACiÓN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA .:. xvii
Cuando la energía del viento se disuelve en la conciencia,
la respiración se detiene y los ojos se entornan hacia arriba,
y uno percibe visiones como de lámparas de mantequilla que se
extinguen.
Que cuando surja la luz verde que surge por sí sola
pueda yo reconocerla como la divinidad virtuosa Gelha Garchug
(la riqueza de las actividades de la danza).
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.
Cuando la conciencia se disuelve en la base de todo,
los órganos de los sentidos internos y sus objetos externos cesan.
Entonces se tiene una visión como de un cielo sin nubes.
Que cuando surja la luz clara del bardo
pueda yo reconocerla como Kunang Chabpa (el que permea todas
las visiones).
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.

Que cuando las seis conciencias y sus seis objetos se disuelvan en


el corazón
y surja la oscuridad, y la lluvia de sangre se asiente en el lago de
sangre
y surja el gran sonido y surja la gran luz,
pueda yo reconocer todas mis visiones como ilusión.
Que pueda yo realizarme en la conciencia alerta innata que surge
por sí misma.
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
ORACiÓN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al .
hijo conciencia.
Cuando la conciencia quede como huérfana, carente de soporte,
y surja la visión del temible señor de la' muerte de la otra dimensión,
y surjan las visiones engañosas de sonido, luz y rayos,
bendíceme para que pueda liberarme en el estado intermedio
reconociéndolas como auto-energía que surge por sí misma.
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.
Bendíceme para que pueda yo reconocer toda visión como ilusión.
Bendíceme para que pueda yo cortar la posibilidad de nacer en los
reinos inferiores.
Bendíceme para que pueda yo reconocer la esencia única de los tres
tiempos.
Bendíceme para que pueda yo obtener la budeidad de los tres
kayas .
. Bendíceme para que pueda yo alcanzar las cinco sabidurías.
Bendíceme para que pueda yo ayudar a innumerables seres sintientes.
Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.
Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo.
Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al
hijo conciencia.

INTRODUCCIÓN
Crecí profundamente conectado con el poder del mundo
natural; nuestra manera de vivir lo requería. No teníamos
agua entubada ni estufas eléctricas. Acarreábamos el agua en
cubetas desde un manantial cercano, calentábamos nuestras
casas quemando leña y cocinábamos sobre fogatas. Teníamos
un pequeño huerto donde cultivábamos hortalizas -cebollas y
tomates- y, de esa manera, metíamos las manos en la tierra.
Las lluvias del verano significaban tanto inundaciones como
agua para el resto del año. La naturaleza no era conservada en
parques o como adorno al otro lado de la ventana, y el contacto
con los elementos no era por placer, aunque había placer
en él. Por lo tanto, existía una relación directa entre nuestras
vidas y el fuego, la madera, el agua y el clima. Para sobrevivir,
dependíamos de los elementos burdos de la naturaleza.
Quizá dicha dependencia ayudó a que nuestra cultura, al
igual que la mayoría de las culturas indígenas, comprendiera
lo sagrado del mundo natural, lleno de vida, de seres y fuerzas
tanto visibles como invisibles. Durante el Losar, la celebración
tibetana del año nuevo, no bebíamos champaña para celebrar,
sino que acudíamos al manantial local para llevar a cabo un
ritual de gratitud. Hacíamos ofrendas a los nagas, los espíritus
del agua, quienes activaban ese elemento en el área. Hacíamos
ofrendas de humo a los espíritus locales asociados con el mundo
natural que nos rodeaba.

Creencias y conductas como las nuestras evolucionaron


hace mucho tiempo y a menudo son vistas como primitivas
en Occidente. Sin embargo, éstas no son sólo proyecciones de
los temores humanos acerca del mundo natural, como sugieren
algunos antropólogos e historiadores. Nuestra manera de
relacionamos con los elementos es resultado de las experiencias
directas de nuestros sabios y personas comunes con la naturaleza
sagrada de los elementos externos e internos, los que
denominamos tierra, agua, fuego, aire y espacio.
Mis propósitos al escribir este libro fueron tres: contribuir al
respeto por el ambiente natural, el cual debe madurar si queremos
evitar la degradación de la vida humana; hacer que
Occidente tenga acceso a la visión del mundo de la tradición
tibetana, y demostrar que la comprensión de los elementos es
clave para la comprensión de la práctica espiritual. Al conocer
los elementos y nuestra relación con ellos, aquellos que siguen
la senda espiritual, pueden saber por qué llevan a cabo ciertas
prácticas y cuáles de ellas son necesarias, cuándo y en qué situaciones
aplicadas, así como las situaciones en las que una
práctica puede resultar ineficaz o aun ser un obstáculo.
Las enseñanzas contenidas en este libro son originarias de
la tradición tibetana Bón. El libro está centrado en prácticas
que representan tres dimensiones del viaje espiritual. Éstas son
prácticas tradicionales del Bón y del budismo tibetano; están
destinadas a ser aplicadas y realizadas, no sólo entendidas intelectualmente.
A veces, pensamos que realmente conocemos
algo cuando tenemos información acerca de ello, que entendemos
cualquier cosa acerca de la cual podemos hablar; pero
si no practicamos y sólo leemos acerca de la práctica, es como
tener una medicina y hablar de ella en lugar de tomada y
aliviamos.
La mayoría de las prácticas en este libro son de apoyo;
mejoran la calidad de vida, promueven la sanación y ofrecen
cierta protección contra enfermedades y daños. Pueden mantenemos
alertas en lugar de pasmados, relajados en lugar de
agitados; pueden contribuir a nuestra salud, vigor y placer en
la vida. Todo esto es bueno y bien vale la pena. Sin embargo,

el uso más importante de las prácticas es desarrollar la espiritualidad,


pues cambian la perspectiva acerca de la relación que
tenemos con el mundo natural y con nuestras propias experiencias;
abren y expanden nuestro punto de vista y apoyan nuestras
prácticas meditativas. Cuando los elementos están fuera
de equilibrio, es difícil llevar a cabo la práctica de la meditación
y es muy probable que en cambio nos veamos forzados
a trabajar con la enfermedad, la agitación, la pasividad y la
distracción. Las prácticas presentadas aquí nos ayudan a superar
los obstáculos externos, así como los trastornos mentales y
energéticos, al equilibrar los elementos en la dimensión del individuo.
Por el contrario, cuando los elementos están equilibrados,
es más fácil permanecer en la naturaleza de la mente
en la naturaleza búdica-, que es el método y la meta última
del viaje espiritual.
En el libro, tanto las prácticas como la teoría de éstas aparecen
juntas. Este arreglo es un reflejo de nuestra tradición,
la cual enseña que la manera en que vemos el mundo determina
la calidad de nuestras prácticas y nuestra vida.
He tratado de incluir prácticas que pueden llevarse a cabo
en la vida cotidiana; no tenemos que irnos de retiro para
hacerlas, aunque podríamos hacerla si así lo decidiéramos; no
necesitamos cancelar todas las citas en nuestra agenda. Todo
lo que existe son los elementos, así que siempre podemos
practicar con ellos, en cualquier momento, donde sea que estemos
y sin importar qué estemos haciendo.

En este libro he dado por hecho que el lector está familiarizado


con ciertos términos. Por ejemplo, utilizo Dzogchen y su
traducción como "la Gran Perfección" de manera intercambiable.
También utilizo "conciencia despierta innata", "conciencia
despierta no dual", y "presencia no dual" como traducciones
equivalentes de rigpa y "naturaleza de la mente" y
"estado natural" como sinónimos de la inseparabilidad del
vacío y la claridad o luminosidad, la naturaleza búdica que es .
nuestra verdadera naturaleza.

He incluido citas de textos tradicionales. Las traducciones


no son exactas; las traduje por su significado más que de manera
literal, palabra por palabra. Incluí referencias en la bibliografía
para que cualquiera que esté interesado pueda ver el
material tibetano original. Las palabras tibetanas que se encuentran
en el glosario están en letras cursivas cuando aparecen por
primera vez en el texto. Muchos de los términos utilizados en
este libro están explicados con mayor detalle en mis libros
anteriores, Wonders o/ the Natural Mind y The Tibetan Yogaso/
Dream and Sleep, ambos publicados por Snow Lion Publications.

Hay gran cantidad de información en este libro; cuando el


lector se sienta saturado, deje de leer; tómese tiempo para
digerir, para cotejar lo leído con sus experiencias. Así es como
la enseñanza se vuelve parte de nuestra vida.

LA RELIGIÓN BON
Dado que muchas personas en Occidente no están familiarizadas
con la tradición Bon, quiero relatar un poco de su historia.
Como en la historia de cualquier tradición, de cualquier
pueblo, de cualquier país, hay varias versiones de su pasado.
La tradición oral afirma que la religión Bón empezó hace más
de diecisiete mil años, pero los estudiosos modernos creen que
fue mucho más tarde. De cualquier modo, el Bon es reconocido
como la religión nativa del Tíbet y el origen de muchas
de sus tradiciones espirituales.
Yungdrung Bón (Bón Eterno) fue el primer camino completo
de liberación espiritual en el Tíbet. Se inició con el Buda
Tonpa Shenrab, nacido en la familia Mushen. Su padre fue
Gyalbon Thokar y SU madre, Yoche Gyalzhema. Vivieron en
'Olmo Lung Ring, en el país llamado Tazig, lugar considerado
por algunos como la nación al noroeste del Tíbet y por otros
como la tierra mítica de Shambala.

La tradición afirma que hubo tres "puertas" o fuentes del


Bon; la primera fue 'Olmo Lung Ring, en Tazig, y la segunda,
en Asia Central, probablemente concentrada en la región de
la antigua Persia. Los historiadores creen que el Bon prevalecía
en toda Asia Central antes de que el Islam dominara las culturas
establecidas ahí; asimismo afirman que muchos de los
vestigios descubiertos en esa región, que se suponían de origen
budista, en realidad eran de origen bono La tercera fuente o
«puerta» del Bon fue el reino de Zhang Zhung, el cual incluía
gran parte de lo que ahora es el oeste del Tíbet. Las enseñanzas
comenzaron en la primera puerta, se expandieron hacia la
segunda y, por último, fueron enseñadas en Zhang Zhung y
el Tíbet.

La leyenda dice que Tonpa Shenrab llegó a la tierra que


ahora es el sur del Tíbet buscando unos caballos que habían
sido robados por un demonio. Visitó la montaña sagrada Kong-
Po, que aún es visitada por los peregrinos bon, quienes caminan
en círculo en torno a ella a la manera propia del Bon, es
decir, en el sentido contrario al de las manecillas del reloj. Al
llegar, se encontró con un pueblo primitivo cuya práctica espiritual
estaba basada en el apaciguamiento de los espíritus
mediante el sacrificio de animales. Terminó con la práctica de
sacrificio de animales enseñándoles a sustituir sus ofrendas por
figuras hechas de harina de cebada, una práctica aun vigente
en todas las tradiciones tibetanas.

Igual que todos los budas, Tonpa Shenrab instruía de acuerdo


con la capacidad de sus estudiantes. Al percatarse de que
los habitantes de Zhang Zhung no estaban preparados para
recibir las enseñanzas más elevadas sobre la liberación, sólo les
enseñó los vehículos inferiores, chamánicos, y rezó para que,
mediante el empeño, la devoción y la aplicación, pudieran
prepararse para los vehículos más elevados del sutra, tantra y
Dzogchen. Con el tiempo, todas las enseñanzas de Tonpa
Shenrab llegaron a Zhang Zhung.

Siglos más tarde, durante el período del segundo rey tibetano,


Mu Khri Tsenpo, muchos de los ciclos de enseñanzas
fueron traducidos del idioma Zhang Zhung al tibetano. A
pesar de que las enseñanzas habían existido en el Tíbet desde
hacía siglos a través de la transmisión oral, ésta fue la primera
vez que se registraron en el idioma tibetano escrito. Durante
mucho tiempo, los estudiosos occidentales pensaban que Zhang
Zhung y el idioma de Zhang Zhung eran sólo mitos,· pero este
punto de vista está siendo reconsiderado a medida que se
descubren más fragmentos del idioma de Zhang Zhung.
Se cree que los siete primeros reyes tibetanos murieron sin
dejar atrás sus cuerpos físicos, una señal de gran logro espiritual.
Algunos estudiosos creen que obtuvieron el "cuerpo de
luz", señal de iluminación característica del Dzogchen, lo cual
sugiere que las enseñanzas Dzogchen ya existían en el Tíbet en
esa época. Los estudiosos budistas creen que el Dzogchen llegó
de la India, y aunque de hecho el B6n reconoce que una
de las tradiciones de Dzogchen llegó al Tíbet a través de la
India, sus principales ciclos de enseñanza Dzogchen son originarios
de Zhang Zhung.

Las principales enseñanzas de B6n están incluidas en Los Nueve


Caminos, también conocidos como los Nueve Vehículos. Se
trata de nueve categorías de enseñanzas, cada una con su enfoque,
prácticas y resultados particulares. Por ejemplo, los vehículos
inferiores tienen que ver con medicina, astrología, adivinación,
etcétera. Por encima de éstos están las enseñanzas
de sutra y de tantra. Por último, el vehículo supremo es la enseñanza
Dzogchen, la Gran Perfección. Tradicionalmente, hay
tres versiones de los Nueve Caminos, conocidas como los Tesoros
del Sur, del Norte y del Centro. La información acerca del
chamanismo incluida en este libro viene principalmente
del Tesoro del Sur. El Tesoro del Centro es muy parecido a las
enseñanzas budistas Nyingma. El Tesoro del Norte se perdió.
Cada Tesoro incluye algunos aspectos de las enseñanzas de
sutra, tantra y Dwgchen. Además, hay quince volúmenes que
contienen las biografías principales del buda Tonpa Shenrab.
De acuerdo con estadísticas chinas, Bón es el segundo
grupo religioso más populoso en el Tíbet y se encuentran bonpos
en todas las regiones del Tíbet. Las enseñanzas antiguas
todavía son practicadas tanto por monjes como por yoguis
laicos, y aun en el siglo 20 ha habido maestros del Bon que
han logrado el "cuerpo de arco iris". Ésta es la señal máxima
de realización plena en la tradición Dwgchen, en la cual, a la
hora de la muerte, el practicante que ha alcanzado grandes
logros libera los cinco elementos burdos que constituyen el
cuerpo. Él o ella los disuelve en su esencia, que es la luz elemental
pura. Durante el proceso, las substancias del cuerpo se
disipan en un despliegue de luces multicolores y por esa razón
se conoce esto como el cuerpo de arco iris. Algunas veces no
queda ningún cuerpo, o quedan tan sólo el cabello y las uñas;
pero de cualquier forma, la aparición del cuerpo arco iris es la
señal de que el practicante ha alcanzado el nivel más alto de
realización y no está atado a los dualismos de materia y mente
o de vida y muerte.

Después de que los chinos invadieron el Tíbet, se puso en marcha


un programa de entrenamiento riguroso para los monjes
bon en el Monasterio Menri en Dolanji, H.P., India y en el
monasterio de Tritsen Norbutse en Katmandú, Nepal. Esto se
logró gracias a la ardua labor de Su Santidad Lungtok Tenpa'i
Nyima Rínpoche, Lopon Tenzin N amdak Rínpoche y los monjes
ancianos. El programa de enseñanza conduce 'al grado de
Geshe. La primera generación de Geshes fuera del Tíbet, de la .
cual fui miembro, se graduó en 1986.
Muchas de las tradiciones bon, junto con varias tradiciones
budistas tibetanas, se han perdido bajo el régimen político
chino en el Tíbet, y muchas otras están amenazadas. Sin
embargo, tanto el Bon tibetano como el budismo, se están enraizando
en India y en Nepal y extendiendo alrededor del
mundo.

Como algunos lectores saben, hay varios malentendido s acerca


de la religión bon, aun entre los budistas tibetanos. El Bon
sufrió la suerte de muchas de las religiones nativas, una suerte
similar a la de las religiones nativas de Europa y América
cuando se introdujo el cristianismo. Cuando una religión nueva
se extiende en una cultura, suele apoyar su propio crecimiento
en la descripción de la religión nativa en términos negativos,
como algo que debe ser vencido y rechazado.
Me he dado cuenta de que muchos tibetanos, incluso lamas
muy avanzados que no están familiarizados con la tradición
o la literatura bon, hacen juicios negativos sin tener
información acerca del Bon, No comprendo esta actitud. Ciertamente,
dicho prejuicio no sólo está dirigido hacia Bon el
prejuicio también existe entre las escuelas de budismo tibetano.
Añado esta nota para que los estudiantes de Bon sepan de este
prejuicio desafortunado antes de que se topen con él. Espero
que, a medida que se extiendan las formas tibetanas de la espiritualidad
desde el Tíbet hacia el resto del mundo, esa estrecha
mentalidad estrecha prejuiciosa se quede atrás.
Por fortuna, hay muchos budistas tibetanos, laicos y monjes,
personas comunes y lamas avanzados, que son herederos
del movimiento no sectario que floreció en el Tíbet en el siglo
XIX. La voz tibetana más sobresaliente que habla actualmente
en favor de la tolerancia y el entendimiento es la de Su Santidad,
el Decimocuarto Dalai Lama, quien ha reconocido
formalmente al Bón como una de las cinco tradiciones espirituales
más importantes del Tíbet. En varias ocasiones ha
brindado apoyo y estímulo a Su Santidad Lungtok Tenpa'
Nyima Rínpoche y a Lopon Tenzin Namdak Rínpoche, pidiéndoles
que conserven el patrimonio antiguo del Bon como
un tesoro para todos los tibetanos.
Los pueblos de Occidente están adoptando una actitud abierta
hacia el Bon a medida que aprenden más acerca de esta
tradición. En sus textos encuentran un equilibrio entre el estudio
y la práctica, entre la fe y cuestionamiento crítico. Asimismo,
encuentran que el Bon, cuyas raíces se remontan a
tiempos anteriores a los registros históricos, tiene tradiciones
plenamente desarrolladas de chamanismo, de filosofía y debate,
monásticas, de transmisiones tántricas y de yogas, así como
las enseñanzas más avanzadas de la Gran Perfección. Si bien
este libro está dirigido principalmente a los practicantes, espero
que los estudiosos encuentren en él el sentido de la profundidad
y la diversidad de las tradiciones espirituales del Bon.

Si las prácticas de la senda espiritual son llevadas a cabo con


la comprensión y la aplicación correctas, traerán resultados.
Los resultados desarrollan la fe. Cuando la fe es profunda y
está basada en la certeza, incrementa la práctica. Juntas, la fe
y la práctica conducen a la sabiduría y la felicidad. Mi deseo
sincero es que este libro contribuya al bienestar y al progreso
espiritual de todos aquellos que lo lean.

Maravillas de la mente natural.

CAPíTULO 1
Los ELEMENTOS
En la cultura tibetana se considera que los cinco elementos
tierra, agua, fuego, aire y espacio- son la sustancia de todas
las cosas, objetos y procesos. El estudio de sus interacciones
permea el pensamiento tibetano. El entendimiento de los elementos
forma la base de la medicina, la astrología, el calendario
y la psicología, y es el fundamento de tradiciones espirituales
del chamanismo, el tantra y el Dzogchen.
Los nombres de los elementos son simbólicos; sugieren
una descripción de las cualidades particulares y modos de acción
análogos a los elementos que nos son familiares en el ambiente
natural. Al igual que la mayoría de las culturas, la tradición
tibetana utiliza los elementos naturales como metáforas fundamentales
para describir fuerzas tanto externas como internas.
Por ejemplo, se asignan a los elementos propiedades físicas: la
tierra es solidez, el agua es cohesión, el fuego es temperatura,
el aire es movimiento y el espacio es la dimensión espacial que
alberga a los otros cuatro elementos activos. Además, los elementos
están relacionados con diferentes emociones, temperamentos,
direcciones, colores, gustos, tipos de cuerpo, enfermedades,
maneras de pensar y carácter. A partir de los cinco
elementos surgen los cinco sentidos y los cinco campos de
experiencia sensorial, las cinco emociones negativas y las cinco
sabidurías, y las cinco extensiones del cuerpo. Son los cinco
pranas primarios o energías vitales, así como los componentes
de todo fenómeno físico, sensorial, mental y espiritual.
El uso metafórico de los elementos también es común en
los idiomas de Occidente: una persona puede tener los pies
en la tierra o andar flotando en el espacio, puede ser fluida o
fogosa. La ira es caliente, la tristeza es acuosa; algunas actitudes
pueden ser asentadas o estar al aire.

En las tradiciones tibetanas, los elementos no sólo son entendidos


metafóricamente, también representan una distinción
más sutil y fundamental entre los cinco aspectos de la
energía primordial de la existencia. No existe nada en ninguna
de las dimensiones de existencia que no esté compuesto en su
totalidad de las interacciones de estos cinco aspectos de la
energía. Los procesos elementales crean el universo, lo sostienen
y, finalmente, lo destruyen. Lo mismo se aplica a los seres
individualmente: al nacer, el juego de los elementos crea el
cuerpo, la mente y la personalidad; al morir, éstos se disuelven
a medida que los elementos se colapsan uno en el otro. Durante
toda la vida, la relación del individuo con los elementos
determina la calidad de su experiencia.
Hay poco beneficio en la idea de los elementos si ésta
permanece abstracta, como el hecho de dividido todo entre
cinco. El entendimiento de los elementos se vuelve útil cuando
se lo relaciona con la experiencia y luego se lo utiliza
positivamente para afectar la calidad de nuestra vida. Pero
antes de poder aplicar nuestro entendimiento, tenemos que
familiarizamos con los elementos, relacionándonos con ellos
por medio de imágenes y metáforas.
El cuerpo humano ha evolucionado durante cientos de
miles de años a través de su relación con el entorno físico. Esa
historia es evidente en la satisfacción que experimentamos ante
la belleza natural; la interacción con los elementos naturales
puede sanamos y renovamos. Disfrutamos la tierra limpia del
desierto y la tierra fértil del huerto. Nos recreamos en el océano,
en un río o un lago. Nos relajamos con una ducha. Nos
embelesamos ante las llamas y disfrutamos del calor del sol o
del fuego de una chimenea. Respiramos profundamente para
calmamos, suspiramos para liberar tristeza, visitamos las montañas
para revitalizarnos con aire puro. Y el cielo, la imagen
externa del espacio, nos fascina -su color, el clima que se
desarrolla en él, la luz que lo impregna. Nos sentimos relajados
en los espacios abiertos, y seguros en los espacios cerrados
y cómodos; o nos sentimos ansiosos en los espacios abiertos y
claustrofóbicos en los espacios cerrados. De una manera u otra,
reaccionamos.

Cuando nos falta uno de los elementos, lo anhelamos. Nos


alegramos cuando encontramos agua en un desierto. Después
de estar en el mar durante un largo tiempo, cuando regresamos
a la tierra, queremos besada. Cuando tenemos frío,
corremos hacia el fuego. Los cinco elementos burdos nos afectan
profundamente en un nivel instintivo; pero en general
nos perdemos en la superficie de estas experiencias, sin damos
cuenta de que la experiencia con los elementos puede conectamos
con lo sagrado y puede conducimos a la sanación, al
equilibrio y hacia un entendimiento más profundo de nosotros
mismos.

Parecería que cinco elementos son pocos para explicar toda la


diversidad de objetos y seres, pero los cinco elementos- son
cinco discernimientos que se ramifican continuamente en
divisiones más sutiles.
Podemos aplicar esta comprensión a nuestro cuerpo, por
ejemplo. El torso tiene cinco apéndices mayores: dos piernas,
dos brazos y una cabeza. Cada uno de ellos se ramifica en
otros cinco: los brazos y las piernas, en cinco dedos; la cabeza,
en los cinco órganos sensoriales.

Una formulación tradicional describe la carne del cuerpo


como la tierra; la sangre y otros fluidos corporales, como el
agua; las energías químicas y eléctricas, y el calor metabólico,
como el fuego; la respiración, el oxígeno y otros gases, como
el aire, y el espacio que ocupa el cuerpo y los espacios dentro
el cuerpo, así como la conciencia, como el elemento espacio.
Además, cada uno de estos cinco, podría ser analizado en
términos de los elementos: en la carne en sí puede encontrarse
solidez (tierra), cohesión (agua), temperatura (fuego), movilidad
(aire) y conciencia (espacio). Estas divisiones también
pueden ser aplicadas a la sangre: sólidos, fluidez, temperatura,
movimiento y espacio. y, desde luego, a cada una de las subdivisiones
puede aplicarse el análisis de cinco partes, hasta
concluir, finalmente, que todo puede ser reducido a la esencia
de las cinco energías elementales.

Las interacciones de los cinco elementos no sólo dan origen


a partes del sistema, a cuerpos individuales y planetas, a
programas de computación y árboles, sino también a todos los
reinos de la existencia en todas las dimensiones. El dinamismo
de los cinco elementos subyace en las complejidades de todo
lo que existe.
Los TRES NIVELES DE LA PRACTICA ESPIRITUAL
El uso de los elementos en la práctica espiritual varía de acuerdo
con el tipo de enfoque, ya sea chamanismo, tantra o
Dzogchen; es decir, en los niveles externo, interno o secreto.

EXTERNO:

De manera externa, los elementos no son sólo los elementos


burdos de nuestra experiencia sensorial -la tierra en la que
vivimos, el agua que bebemos, el fuego que nos calienta, el
aire que respiramos y el espacio a través del cual nos movemos-;
también son los espíritus vinculados con los elementos.
Éstos incluyen diosas, espíritus elementales y otros seres. El
trabajo con estos seres es una práctica común en la cultura
tibetana y pertenece al ámbito de lo que denomino chamanismo,
aunque quiero aclarar que no existe una palabra equivalente
a "chamanismo" en el idioma tibetano.
Las tradiciones tibetanas que se refieren al trabajo con espíritus
se originaron en el Bon, pero actualmente se encuentran
en toda la cultura tibetana. Muchas de las decisiones
hechas por oficiales tibetanos y lamas avanzados en monasterios
de todas las sectas se toman, en parte, mediante la consulta
de oráculos humanos y seres no físicos. A los tibetanos
no les agrada considerar esta práctica como chamanismo porque
para algunos de ellos la palabra está relacionada con el
sacrificio de animales o con una espiritualidad más primitiva.
Aquello a lo que me refiero aquí no tiene nada que ver con
eso, sino con las prácticas aprendidas en los primeros cuatro
de los nueve niveles de enseñanzas espirituales del Tesoro del
Sur de las enseñanzas del Bon, ..

INTERNO:
Los elementos internos son las energías de los elementos, más -
que sus formas. En el cuerpo, éstas son las energías físicas que
bombean nuestra sangre, digieren nuestra comida y encienden
nuestras neuronas. También son las energías más sutiles en las
que se basan y de las cuales dependen nuestra salud y nuestras
capacidades. Actualmente algunas de estas energías sutiles
son reconocidas y estudiadas en Occidente gracias a una reciente
familiaridad con los modelos de medicina oriental que
informan la acupuntura y a los usos novedosos que los médicos
e investigadores occidentales están dando a los distintos
tratamientos basados en las vibraciones. Existen además otras
energías mucho más sutiles que no pueden ser detectadas por
mediciones físicas, pero a las cuales se puede tener acceso mediante
la experiencia directa a través de disciplinas contemplativas
y yóguicas. Este nivel más sutil de energía elemental
no sólo se encuentra dentro del cuerpo, sino que también es .
la dimensión de la energía que los practicantes expertos de
feng shui -el arte chino de ubicar adecuadamente los objetos perciben
en el ambiente. Éstas son las energías que se manifiestan
en fenómenos grupales tales como la conducta de las
masas, el patriotismo y otros. El tantra trabaja con estas energías,
guiándolas en el cuerpo con propósitos específicos valiéndose
de medios yóguicos directos que incluyen la postura
física, la respiración, la visualización y los mantras. El tantra
reconoce las energías como fuerzas divinas.

SECRETO:

La dimensión secreta de los elementos existe más allá de la


dualidad y, por tanto, es difícil describirla con el lenguaje, el
cual necesariamente divide la experiencia en objetos separados.
La dimensión más sutil de los elementos es la luz radiante
del ser, las "cinco luces puras", aspectos de la luminosidad o
claridad que, unidos inseparablemente con el vacío, son el
fundamento de todo. Las prácticas y enseñanzas asociadas con
este nivel de los elementos provienen del Dzogchen, la Gran
Perfección.

Estas tres dimensiones están separadas sólo conceptualmente.


Es importante tener presente ese hecho al leer este libro, ya
que es un error pensar que lo externo, lo interno y lo secreto
puedan realmente estar divididos, o que las prácticas externas,
el tantra y el Dzogchen sean mutuamente excluyentes. La confusión
a este respecto da lugar a muchas de las grandes divisiones
en las creencias: las religiones que no toman en cuenta
la vida del cuerpo o que desconfían de ella, las culturas seculares
que no reconocen la naturaleza sagrada de la tierra, o la
preocupación por el bienestar material que ignora el desarrollo
espiritual. Todo en la vida es importante y surge de los elementos
sagrados.

La perspectiva de Dzogchen es esencial y contiene a las demás,


pero eso no significa que haya que desdeñar las perspectivas
inferiores. Creer que todo es luminosidad insustancial es
muy diferente de ser capaz de atravesar muros. La práctica más
elevada es la más eficaz, no necesariamente la que está clasificada
como "más elevada".

LA RELACIÓN CON LO SAGRADO


En el chamanismo, el tantra y el Dzogchen, los elementos son
considerados sagrados, como fuerzas subyacentes de la existencia.
Debido a que son sagrados, todo lo que surge de ellos
-y esto quiere decir todas las cosas- es igualmente sagrado. La
naturaleza externa es sagrada y el cuerpo es sagrado. Los elementos
dentro y fuera surgen juntos, de la misma fuente.
El calor del sol y el calor del corazón difieren en grado, no en
cualidad. El agua de los océanos no es diferente del agua de
nuestro cuerpo. Nuestra carne está formada a partir de los
elementos de la tierra y se disolverá en la tierra. El aire de
nuestros pulmones es el mismo aire que surca el halcón. El
espacio en el que surge el universo, el espacio que ocupa el
sillón en nuestra sala y el espacio en el que surgen nuestros
pensamientos es el mismo espacio y es sagrado. Y todo lo que
está en el espacio -lo sustancial y lo insustancial, la materia y
la mente- es los elementos.

Así como los elementos en el cuerpo son sagrados, la conciencia


que surge de ellos también es sagrada. Ya sea de sabiduría
o pasión, sueño o pesadilla, la experiencia viva de los seres
es un despliegue de la interacción de los elementos puros
con la conciencia despierta. La conciencia despierta innata
también está integrada con los elementos. Es el nivel más puro
y sutil de los cinco elementos en equilibrio perfecto, la quinta- .
esencia de la luminosidad de la base de la existencia.
En algún momento de la historia de Occidente, el sentido de
la relación sagrada se perdió para mucha gente. Podemos ser
testigos de relaciones sagradas, o leer acerca de ellas, en la relación
del chamán con el mundo natural o en la relación del
practicante tántrico con las deidades, pero a menudo no tenemos
una relación así con nuestra propia vida.

Pregúntate qué significa "sagrado" para ti. ¿Tienes alguna


relación que consideres sagrada? Si es así, ¿está basada en tu
propio sentido de lo sagrado o está compuesta de conductas
que aprendiste de los demás? ¿Qué es lo que verdaderamente
consideras como sagrado en tu vida?
Sin un sentido de lo sagrado, es difícil tener fe en la instrucción
religiosa. En el Tíbet se dice que si uno trata a su maestro
como a un perro, las enseñanzas son tan inservibles como
la comida echada a perder. Si uno trata a su maestro como a
un amigo, las enseñanzas lo nutren igual que el alimentó fresco.
Si uno trata a su maestro como a una deidad, las enseñanzas
son como néctar divino. De manera similar, si nos relacionamos
con el mundo natural como si fuera una colección de
procesos mecánicos sin vida, el mundo no tiene vida para nosotros.
Si nos relacionamos con nuestros cuerpos como si fueran
máquinas, son máquinas para nosotros. Si nos relacionamos
con la religión como si fuera una fantasía, es una fantasía
para nosotros. Pero si nos relacionamos con el mundo como
algo viviente, lleno de espíritus y seres elementales, el mundo
natural nos habla. Como en el tantra, si el cuerpo es considerado
como un palacio divino y resultado de la buena fortuna,
como el mejor vehículo posible para alcanzar la iluminación,
se convierte en un vehículo que puede llevamos más allá de la
muerte. Si nos relacionamos con el dharma, es decir, las enseñanzas
espirituales, como enseñanzas sagradas que nos conducirán por
el sendero de la verdad, el dharma ciertamente
nos conducirá a la verdad. Si nos relacionamos con los elementos
-con el mundo natural, con nuestro cuerpo y nuestra
mente- de manera sagrada, entonces se vuelven sagrados.
Esto no es un truco psicológico: es un reconocimiento de
nuestra situación real.
Las relaciones sagradas no sólo están definidas en términos
de cómo nos relacionamos con aquello que está fuera de nosotros.
Relacionamos con lo sagrado también nos conduce al
sentido más profundo de nosotros mismos, a lo que es sagrado
en nosotros. Los chamanes conectados con la tierra encuentran
dentro de sí mismos la conexión con la vida entera, con
los poderes y fuerzas que controlan al mundo. Los practicantes
tántricos encuentran que la devoción a las deidades los lleva al
reconocimiento de que su ser más profundo es la deidad. En
el Guru yoga, el estudiante debe encontrar la mente del maestro
dentro de sí mismo. La relación sagrada encuentra algo
sagrado afuera, pero aquello que reconoce lo sagrado en el exterior
es lo sagrado en el interior.
Estamos relacionados con todo y esta vida es eso: la relación
con todo. Podemos tener relaciones amistosas que nos
nutran y nos ayuden, yeso es bueno; nos apoyan y nos satisfacen
como seres humanos. Pero si no tenemos una relación
sagrada con el medio ambiente, con las personas, con las imágenes
religiosas, con los mantras, y con todo lo demás, eso
quiere decir que el aspecto sagrado de nuestra vida está muriendo,
está enterrado o no hemos recurrido a él. No ha sido
enriquecido o expresado. No surge en nuestra experiencia
interna porque no ha encontrado un complemento similar en
el mundo exterior; no hay nada que lo evoque o lo alimente.
Así, desaparece de nuestra vida y de nuestra cultura, se vuelve
una abstracción, o se ve reducido a mitología o psicología.
En el mundo moderno es fácil perder el sentido de lo sagrado.
Muchos de nosotros vivimos sin conexión con el poder
del mundo natural y conocemos éste como algo rodeado de
cercas en los parques y domesticado en los jardines. Detrás
de la luz reflejada de la ciudad, la noche ya no es oscura y vasta.
La temperatura de nuestras casas está controlada. Muchos
de nosotros hemos perdido fe en la religión y vivimos en un
mundo en el cual la vida ha sido reducida a una reacción
química, las estrellas son procesos de material muerto, y no
existe la vida después de la muerte del cuerpo. Las sociedades
de Occidente han creado tecnologías, arte y ciencias asombrosos;
pero vivir en un mundo inerte, dependiendo del entretenimiento
para obtener satisfacciones efímeras, es un precio
triste e innecesario que pagar por dichos avances.
La falta de relación con lo sagrado puede ser un obstáculo en
la senda espiritual. Aprendemos algo -digamos las prácticas
físicas en este libro- y nos sentimos mejor. Las tratamos simplemente
como algo que nos hace sentir bien, igual que caminar
o pasear en bicicleta.

Podemos interpretar las prácticas chamánicas sólo como


símbolos utilizados para manipular procesos psicológicos mecánicos.
Pero cuando realmente necesitamos ayuda, no acudimos
a aquello que consideramos sólo psicológico; esto se debe
a que nos parece más pequeño que lo que somos en nuestra
totalidad. En una relación sagrada -con los elementos, deidades,
maestros, textos sagrados- recurrimos a algo mayor que
nosotros, más grande que nuestros problemas. Acudimos a
algo sagrado, de mayor valor y significado que nuestra depresión,
nuestra ansiedad, nuestro odio hacia nosotros mismos o
nuestra desilusión.
Si pasamos demasiado tiempo en relaciones caracterizadas
por la desconfianza, la ira, la falta de respeto y demás, cada
parte de nuestra vida se ve afectada. Vemos las cosas a través
de una luz más negativa. Cuando pasamos la mayoría del
tiempo en relaciones sagradas, nuestra vida es afectada de
manera positiva. Los sentimientos dolorosos no nos parecen tan
grandes y empezamos a ver la esencia sagrada de todos los
seres.

El desarrollo de la fe y la gratitud nos conducen a relaciones


sagradas. Es bueno reflexionar acerca del linaje ancestral
de las enseñanzas, acerca de los hombres y mujeres que las han
seguido a lo largo de los siglos. Ellos viajaron lejos por la senda
porque la reconocieron como una travesía sagrada hacia el
centro de sí mismos y del mundo. Ahora nos toca a nosotros.
Tenemos la fortuna de inclinamos hacia una vida espiritual y
de haber encontrado las enseñanzas apropiadas de una tradición
viva. Al abrir nuestro corazón y nuestra mente a las enseñanzas,
empezamos a abrimos en muchas dimensiones. Nos
abrimos a las energías sagradas y somos sanados y bendecidos
por ellas. Nuestro bienestar se torna independiente de las
circunstancias externas. El mundo se ensancha y reconocemos
que todo en él está vivo. No se trata ya del universo de materia
inerte de los nihilistas o del mundo material impuro de los
dualistas. Nos conectamos con las energías sagradas, creativas,
cuyo despliegue es la existencia en sí.

¿Cómo podemos desarrollar el sentido de lo sagrado? Recordando


que la fuente de todo es sagrada, que el espacio y la luz
son sagrados. Toda apariencia es bella si podemos ir más allá
del prejuicio y reconocer la naturaleza radiante y vibrante de
los fenómenos. Recuerda que todos los seres tienen la naturaleza
búdica; recuerda lo sagrado de la tradición religiosa. Dedica
tiempo al contacto con la naturaleza, particularmente en aquellos
lugares que sean especiales para ti y ábrete a la belleza del
mundo natural. Comienza cada período de prácticas con una
plegaria y abre tu corazón. Termina cada período de prácticas
dedicándolas al beneficio de todos los seres. Haz la práctica
como una manera de ayudar a aliviar el sufrimiento de todos
tus seres queridos. La práctica espiritual es una actividad destinada
al beneficio de todos, no sólo al tuyo. Mira el cielo nocturno
cuando puedas ver las estrellas, siente la inmensidad y
la magnificencia del universo. Piensa en la complejidad de tu
propio cuerpo, en las misteriosas funciones que sostienen
tu existencia. Amplía tu mente y llegarás necesariamente a misterios
que son a tal grado más grandes que las preocupaciones
cotidianas, que al encontrarte con ellos te sentirás sobrecogido
y experimentarás lo sagrado.

Cuando trabajamos con los elementos, estamos trabajando


con el fundamento de la experiencia y del experimentador.
Reconocer los elementos en el mundo natural, su belleza, su
interacción, entrar en la danza sagrada de los elementos, es
habitar un mundo viviente lleno de misterio y potencial.

LAS CINCO LUCES PURAS.


La dimensión más sutil de los cinco elementos se conoce como
"las cinco luces puras". En la tradición Dzogchen existen muchos
textos de enseñanzas acerca de los elementos. Me estoy
basando en dos de los textos principales del Zhang Zhung
Nyan Gyud -ciclo básico de las enseñanzas de Dzogchen en la
tradición Bon- que explican detalladamente las cinco luces.
Estos textos son: Las seis lámparas (Sgron-ma drug) y El espejo
de la mente luminosa ('Od-gsal sems-kyi me-long). Una enseñanza,
que en parte es una historia, explica cómo las energías
elementales, aunque siempre puras en sí mismas, llegan a ser
percibidas como sustanciales. También es la historia de cómo,
en el estado intermedio (bardo) entre la muerte y el nacimiento,
el individuo va hacia las ilusiones del sarnsara, o bien hacia
la libertad del nirvana. En otro nivel, es la descripción de lo
que podemos hacer, en cualquier momento, para dejar de
estar atrapados por las visiones kármicas y permanecer en el
estado natural de la mente. La enseñanza dice algo así:
Para cada uno de nosotros, todo comienza con el espacio primordial,
la Gran Madre, a partir de la cual todas las cosas
surgen, en la cual todas las cosas existen y en la cual se disuelven
todas las cosas. En este espacio hay movimiento. ¿Qué lo
causa? Nadie lo sabe. Las enseñanzas sólo dicen: "los vientos
del karma se movieron." Este es el movimiento del nivel más
sutil de lung o prana, la energía que permea el espacio infinito
sin características ni divisiones. Unido inseparablemente al flujo
del prana está el flujo de la conciencia primordial, pura y sin
identidad. En esta conciencia despierta pura surgen las cinco
luces.

Las cinco luces son aspectos de la luminosidad primordial;


son las cinco luces puras, el nivel más sutil de los elementos.
Hablamos de la luz y del color de las cinco luces puras, pero esto
es meramente simbólico.
Las cinco luces puras son más sutiles que la luz visible, más
sutiles que cualquier objeto
percibido por el ojo, más sutiles que cualquier energía medida
o percibida por cualquier medio. Son las energías de las cuales
surgen todas las demás energías, incluyendo la luz visible.
La luz blanca o sin color es espacio, la luz verde es aire, la
roja es fuego, la azul es agua y la amarilla, tierra. Éstos son los
cinco aspectos de la luminosidad pura, las energías en forma
de arco iris de la esfera única de la existencia (tigle nyag chik).
Si las cinco luces son experimentadas de manera dual,
como objetos de un sujeto que las percibe, entonces parecen
adquirir mayor sustancia. Las cinco luces no se hacen más
burdas, sino que, a través de las distorsiones de la visión dual,
el individuo las percibe como más burdas. A medida que los
elementos parecen volverse más sustanciales, se distinguen más
entre sí y, mediante sus interacciones, manifiestan todos los
fenómenos, incluyendo el sujeto y los objetos que conforman
la experiencia dual.

Finalmente, las cinco luces se convierten en los elementos


burdos, físicos, naturales, y en cinco categorías que incluyen
cualidades pertenecientes a la realidad externa. Se convierten
en dimensiones diferentes de la existencia, diversos reinos
en los que existen seres con o sin forma. Internamente, las
cinco luces parecen densificarse y formar los órganos, las cinco
ramificaciones del cuerpo, los cinco dedos de cada mano, los
cinco dedos de cada pie, los cinco sentidos y los cinco campos
sensoriales. Las cinco luces se convierten en las cinco
emociones negativas si permanecemos en el engaño, o en las
cinco sabidurías y en las cinco familias búdicas, si reconocemos
su pureza.

Ésta no es una historia acerca de una creación que ocurrió en


el pasado lejano. Es acerca de cómo vivimos como seres individuales
y de la ignorancia y la iluminación. Si las cinco luces
son reconocidas como la manifestación no dual e incesante de
la base pura de la existencia (kunzhz), entonces comienza el
nirvana. Si las cinco luces son percibidas de manera dual y se
piensa que existen externamente, como objetos de un sujeto,
entonces el samsara comienza. La conciencia despierta no se
vuelve ilusoria o iluminada =permanece pura y no dual- pero
las cualidades que surgen en ella pueden ser positivas o negativas.
Si la conciencia despierta se integra y se identifica con
las cualidades puras, surge de la base un buda; si se integra y
se identifica con las impuras, surge un ser samsárico. En este
momento, ahora mismo, el proceso está en curso.
Dependiendo de si integramos experiencia inmediata con
la conciencia despierta no dual, o nos aferramos a la separación
falsa de nuestro ser como sujetos que experimentan objetos
o entidades externas, nos encontraremos en el estado
natural no dual, o bien en la mente engañada.

La historia de las cinco luces nos puede enseñar cómo trabajar


con la experiencia. Lo que se manifiesta en la experiencia, por
lo general empieza en niveles sutiles y continúa hacia niveles
más burdos. Así ocurre en cualquier proceso que conduzca "a
algo nuevo, a nuevas entidades, ya sea el nacimiento de una
idea o de un planeta. El cuerpo físico de un individuo comienza
con un deseo que resulta en sexo que hace que dos
pequeñas células se unan y se desarrollen en un cuerpo humano
completo. El lenguaje empieza con el sonido puro que
conduce hacia un significado y a todas las filosofías y poesías
de los seres humanos. Los físicos nos dicen que el universo
nace de energía condensada en un punto sin dimensiones, y
que un proceso de estructuras cada vez más complejas surge
en forma de estrellas, planetas y organismos. A menudo, los
problemas empiezan a partir de un malentendido, tal como
una diferencia de ideas religiosas o políticas, que dan como resultado
altercados, antagonismos interminables y aun guerras.
Las disposiciones y condicionamientos kármicos determinan
la naturaleza del mundo que habitamos: aquello que
experimentamos de manera externa es una proyección de lo
interno. Para algunas personas este mundo es un infierno,
para otras es el cielo.

Las filosofías bon y budista nos dicen que- más allá de


todas estas diferencias- todos los objetos y todos los seres están
desprovistos de existencia inherente y finalmente son insustanciales
por completo. La física moderna acepta que la
materia está hecha de energía y espacio.
Podemos decir que todo es insustancial o vacío, pero, ciertamente,
en nuestra experiencia las cosas son sustanciales y separadas.
Si nos paramos frente a un camión que viene hacia
nosotros, insistiendo en que es un fenómeno insustancial, nos
arrollará. Pero debemos empezar a cambiar nuestra mentalidad
con respecto a la condición de los fenómenos. Cuando
continuamos reaccionando ante la experiencia como si estuviera
hecha de objetos sólidos y entidades sustanciales diferenciadas,
reafirmamos la continuación del mundo ordinario. No
se trata de filosofía abstracta. Si reaccionamos ante nuestros
problemas como si fueran reales y sólidos, así lo son en nuestra
experiencia. Pero si los reconocemos como efímeros o como
espejismos, un despliegue de las energías elementales sagradas
en un espacio vasto, dejan de ser problemas.
Dado que la historia de las cinco luces puras no es la historia
que la ciencia nos relata, puede ser tomada como una fantasía,
como algo que no es verdadero -lo que usualmente significa
que no es un hecho. Las cinco luces puras no pueden ser medidas
o pesadas; no son hechos, de la manera en que lo es un
auto o una tormenta. Pero los hechos no son toda la verdad.
Las enseñanzas espirituales continuamente lo demuestran.
Mientras que nosotros aceptamos como un hecho que existimos
rodeados de cosas sustanciales inanimadas, así como de
entidades sustanciales vivientes, el dharma nos dice que no hay
cosas ni entidades separadas, intrínsecamente existentes. Nadie
nos puede demostrar el amor como un hecho, pero cuando
nos enamoramos, sin duda el amor es real.
Los cinco elementos son verdaderos, como lo es el amor
y como lo es un automóvil. Un auto está hecho de elementos:
la tierra dura del metal, el agua de la gasolina y el aceite, el
fuego de la combustión, el aire que permite que el gas se
queme, y el espacio que permite que el auto exista. Considera
por un minuto que el "auto" no es tal, considéralo como la
interacción de los cinco elementos. Así es cómo tenemos que
pensar acerca de los elementos.

La historia de las cinco luces y las historias que aparecen


más adelante en el libro no tienen el propósito de entretener
al lector, ni deben ser consideradas como hechos. Más bien,
esta historia es más verdadera que los hechos, y por eso, si es
comprendida realmente, puede cambiar la manera en la que
experimentamos el mundo. Con un entendimiento profundo
de cómo el mundo, aparentemente sólido, es en realidad la
interacción de luz elemental pura, podemos encontrar la paz
aun en un mundo aquejado de problemas, las dificultades
pueden ser erradicadas antes de que se manifiesten, y finalmente,
la naturaleza de la mente puede ser realizada en su
totalidad. Hay una secuencia o curso de todas las cosas que
surgen. Sabiendo esto, podemos saber cómo detener los procesos
negativos e iniciar y sostener los procesos positivos.

LA DISOLUCIÓN DE LOS ELEMENTOS:


La manifestación sustancial comienza en la dimensión sutil,
no física, de los elementos y avanza hacia la manifestación más
densa. Éste es el proceso creativo por medio del cual las cosas
y las entidades surgen. El proceso de la muerte, descrito en la
oración que aparece al principio de este libro, se mueve en
dirección contraria, desde lo sustancial hacia lo insustancial.
En cada etapa de la muerte, regida por la disolución de los elementos
internos, la persona que muere experimenta fenómenos
físicos y visiones particulares. Éstos están relacionados con
la energía del elemento tierra que se disuelve en el agua, el
agua en el fuego, el fuego en el aire, y el aire en el espacio. Los
practicantes tántricos se entrenan regularmente en el proceso
de la muerte para que, cuando ésta ocurra, puedan encontrar
una senda a través de ella, mantener la conciencia despierta y
realizar completamente la práctica.
El proceso de la disolución no sólo está relacionado con la
muerte, sino también con los procesos de dormir y de despertar.
Así como la muerte puede revelar a los practicantes preparados
aquello que es inalterable y no originado, también la
disolución de los elementos en la experiencia puede conducir
a la comprensión fundamental de que todo lo que existe es
espacio y luz pura.

LA COMPRENSIÓN A TRAVÉS DE LOS ELEMENTOS.


Pensar en términos de los elementos no significa renunciar a
nuestro entendimiento de la química, física, medicina y psicología
modernas. Los elementos nos proporcionan una metáfora
más fundamental que nos ayuda a explicar la dinámica
que está detrás de estas disciplinas. Mediante el entendimiento
de los elementos, podemos ver que las dimensiones de la experiencia,
aparentemente distintas, en realidad sólo son niveles
más sutiles o más densos de los elementos. Un exceso de fuego,
por ejemplo, se manifiesta tanto en la dimensión física,
como en la energética, mental y espiritual. Estas dimensiones
no son distintas realmente, son presentaciones más refinadas
(o más densas) de los mismos componentes básicos. Así, el
fuego es tanto la energía del sol, dadora de vida, como el incendio
forestal que destruye la vida. Es el calor del sistema
digestivo, la creatividad de la mente, la luz roja del arco iris,
el fenómeno de la temperatura, las emociones de odio y de
deseo, la calidez de la compasión, la sabiduría del discernimiento,
y uno de los cinco aspectos más sutiles y fundamentales
del ser.

Cuando entendemos el carácter inclusivo de los cinco elementos,


vemos que todo surge de manera conjunta, nada está
completamente separado de ninguna otra cosa, y todo se ve
afectado por todo lo demás. La ansiedad puede ser calmada
por medio de rituales, medicamentos, ejercicio, meditación,
amor, masaje o un baño caliente, porque la ansiedad es un
exceso de fuego o aire, o una insuficiencia de tierra o agua.
Cualquier cosa que esté relacionada con este desequilibrio en
cualquier nivel tendrá un efecto en todos los niveles. Desde
luego, en un momento dado, un método puede ser más adecuado
que otro. Si estás sangrando, es mejor ponerte una
venda o amarrarte un torniquete que hacer yoga. O si estás

CÓMO RELACIONARSE CON LOS ELEMENTOS:


atascado en el mal humor, es mejor ser capaz de trabajar con
la energía en tu cuerpo que recurrir a la cirugía.
Este punto de vista también es aceptado en Occidente,
aunque no se lo expresa de esta manera. Ha llegado a ser del
conocimiento común que la enfermedad en el cuerpo afecta el
estado de ánimo y la mente, y que la mente afecta las emociones
y al cuerpo. Ahora esto nos parece obvio, pero sólo recientemente
la medicina occidental ha empezado a recetar
prácticas de relajación, ejercicio, meditación y yoga para revertir
las enfermedades del corazón y como ayuda en los trastornos
de estados de ánimo.
Si aplicamos una comprensión de los elementos a nuestra
experiencia, podemos describir y examinar de manera útil cualquier
situación en cualquier dimensión. Cuando experimentamos
niveles más burdos o más sutiles de los elementos, estamos
experimentando niveles más burdos o más sutiles de
nosotros mismos.

COMO RELACIONARSE CON LOS ELEMENTOS


Como mencioné antes, los elementos están asociados con las
emociones, los tipos de personalidad, los estilos cognoscitivos
y otros aspectos de la experiencia, incluyendo la experiencia
visionaria y meditativa. Una vez que se ha entendido qué son
los elementos, es posible reconocerlos en estas dimensiones.
Las siguientes descripciones de los elementos no tienen la
intención de ser exhaustivas sino de enfocamos en los elementos
a los que tenemos acceso de manera más directa en la experiencia.
No incluyen los aspectos médicos de los elementos,
los cuales afectan profundamente la experiencia pero están
más allá del alcance de este libro. Apuntan hacia las experiencias
emocionales, energéticas y cognoscitivas que ya tenemos,
y a los patrones de comportamiento que podemos reconocer
fácilmente en nosotros mismos y en otras personas. Las descripciones
enfatizan los aspectos negativos de los elementos
porque éste es un libro acerca de sanación y crecimiento espiritual,
y los aspectos positivos no necesitan ser sanados ni
superados.

Las descripciones son generales para que puedan ser aplicadas


ampliamente. Es de mayor utilidad tener un entendimiento
amplio de los elementos en la experiencia que acumular
detalles de la correspondencia elemental; pero también es
bueno recordar, al leer estas simplificaciones, que las interacciones
de los elementos son lo suficientemente complejas como
para dar origen a todo lo que existe. Cada elemento contiene
a los demás y, además, trabaja a favor y en contra de los demás
elementos en interacciones diversas. Por ejemplo, si un fuego
es grande, el aire favorece su crecimiento; si el fuego es pequeño,
el viento lo apaga. De manera similar, en nuestra experiencia
los elementos se sustentan y se destruyen unos a otros, y
lo que ocurre depende de la situación particular.
El equilibrio de los elementos es siempre dinámico y cambia
en mayor o menor grado en situaciones y condiciones
distintas. También es verdad que uno o más elementos pueden
ser especialmente dominantes o deficientes en los individuos.
Busca las cualidades que son más consistentes en tu experiencia
y conductas habituales para reconocer cuáles de los elementos
son dominantes o deficientes en ti.

TIERRA.
La tierra es la base de nuestra vida ordinaria.
En la visión chamánica del mundo,
la tierra es el centro de todo y está
situada al centro del mandala, tanto en
representaciones gráficas como en la experiencia.
(En tantra y Dzogchen, el espacio es considerado la
base y el centro.)
La mayoría de las cualidades elementales de la tierra pueden
ser percibidas de manera intuitiva: pesada, sólida, conectada,
segura. La tierra tiene gravedad. Puede ser rica y fértil
cuando está en armonía con los demás elementos -cuando
hay suficiente calor, humedad y buena ventilación. También
puede ser fría e insoportable si no hay suficiente calor, árida
y áspera si no hay suficiente agua, y estéril y sin vida si le falta
arre.
Cuando en nosotros la tierra está equilibrada, nos sentimos
estables, firmes, confiados. No somos demasiado pesados
ni demasiado ligeros. Estamos arraigados en nuestra experiencia.
No es fácil que perdamos el equilibrio ni el contacto con
lo que es importante. Cuando sabemos algo, no perdemos ese
conocimiento. Nuestra fe es estable. Nuestras intenciones no
son fácilmente desviadas por el impulso y nuestros esfuerzos son
consistentes. Somos responsables y podemos valemos por
nosotros mismos. La dimensión más elevada de esta cualidad
es el arraigo en el ser puro.
Si hay demasiada tierra, todo nos cuesta trabajo, somos
lentos y perezosos, estamos embotados, apagados, demasiado
sólidos, incapaces de movemos. Nuestro pensamiento es pesado,
literal y falto de creatividad. El exceso de tierra puede dar
como resultado la depresión o la inmovilidad o la resignación en
nuestras profesiones, en nuestras relaciones o en nuestras
prácticas espirituales. Entonces se hace difícil realizar cambios;
nos identificamos con los problemas y éstos parecen ser muy
sólidos. Nos agrada dormir. Intentamos meditar pero nos quedamos
dormidos. Y después, al despertar, tendemos a olvidar
nuestros sueños parcial o totalmente. Un exceso de tierra puede
hacemos insensibles o faltos de inspiración. El exceso de tierra
puede hacer que estemos callados todo el tiempo o que, una
vez que empezamos a hablar, no podamos parar. Llegar tarde
a todas las citas o ser puntuales al minuto pueden ser expresiones
del elemento tierra. Tradicionalmente, el aspecto negativo
de la tierra es la ignorancia.
Si tenemos poca tierra, no tenemos ancla. Somos volátiles,
divagamos o estamos agitados. Puesto que no podemos completar
lo que empezamos, nos sentimos desarraigados e insatisfechos.
No nos sentimos en casa en ningún lado; siempre
estamos buscando algo que nos estabilice y nos haga sentir
seguros.
Si nos falta tierra, existen distintas maneras de tomar arraigo.
Además de hacer los ejercicios descritos más adelante en
este libro, podemos utilizar otros enfoques adicionales. Por
ejemplo, una casa segura, una relación sana, o un trabajo estable
pueden ayudar a generar un sentido de arraigo. En ciertas
situaciones, el corregir la situación externa puede ser lo
apropiado. Una vez que desarrollamos cierta seguridad externamente,
el sentido de estabilidad puede servir como base en
la cual desarrollar cualidades internas positivas. Por lo general,
es mejor encontrar la cualidad positiva dentro de nosotros y
manifestada hacia fuera, pero a veces resulta útil invertir la
secuencia.

Cuando nos identificamos como entidades físicas, sustanciales,


es natural que tratemos de encontrar estabilidad en condiciones
externas, sustanciales. Cuando nos identificamos como
seres energéticos, tratamos de encontrada en nuestros sentimientos.
Cuando nos identificamos con la conciencia despierta
pura, encontramos estabilidad en la base en la mente natural.
La mente burda siente estabilidad en la tierra firme; la
conciencia despierta, que es más sutil e impersonal, se estabiliza
en el espacio.
En función de la meditación práctica, el tener la tierra en
equilibrio es un gran apoyo que resulta necesario. Aun en las
prácticas más avanzadas, como las del vacío en sutra o la de
Desapegarse cortando (trekchod) en Dzogchen, se recomiendan
las prácticas de concentración que desarrollan las cualidades
de la tierra y la estabilidad mental. Para avanzar en el camino
de la meditación, la mente debe ser estable; la estabilidad
surge mediante el fortalecimiento del elemento tierra. En las
enseñanzas se dice que las personas en quienes predominan el
fuego y el aire tendrán rápidamente experiencias espirituales,
pero las perderán con la misma rapidez. Las personas en las
que predomina la tierra y el agua pueden tardar más en tener
las mismas experiencias pero, cuando lo logran, pueden sostenerlas
y, a la larga, las desarrollarán con mayor rapidez.
Si no tienes estabilidad en tu práctica meditativa, desarrolla
la cualidad de la tierra mediante el desarrollo de la concentración.
Practica la estabilidad de la mente y el cuerpo. Come
alimentos más pesados y evita los estimulantes. Haz ejercicio.
Por lo general sabemos lo que tenemos que hacer para remediar
los problemas que surgen en nuestra práctica, pero no lo
hacemos. Una manera de desarrollar la consistencia del elemento
tierra es forzarnos a hacer aquello que es mejor para
nosotros.
Una vez que hemos desarrollado la estabilidad de la mente
por medio de la concentración, el movimiento no deseado de
la mente aminora y cesa. La experiencia es clara y enraizada en
el silencio, no está llena del murmullo constante de los pensamientos.
Las luces y los colores son más nítidos. Cuando
hemos sido introducidos a la naturaleza de la mente, es más
fácil continuar en el estado natural e integrar la práctica con
todas las actividades. La atención plena se vuelve natural y
puede mantenerse a lo largo del día y, a la larga, también
durante la noche. Cuando la mente es estable, surge naturalmente
la comprensión intuitiva, Esto es la mente que despierta.
No es concentración, sino un nivel de práctica más elevado
que surge de la estabilidad mental.
Si hay demasiada tierra, el enfoque es totalmente distinto.
Si es así, debes comer alimentos más ligeros y tratar de evitar
el agotamiento. Practica ser flexible en tus pensamientos. Invoca
las cualidades elementales del aire y del fuego para generar
flexibilidad, creatividad y vitalidad.
Cuando el elemento tierra es desarrollado plenamente en
la práctica espiritual, se conviene en la sabiduría de la ecuanimidad.
Ésta es la capacidad espiritual más elevada del elemento
tierra que permite al practicante estar firmemente
enraizado en la tierra y estable en cualquier situación, por más
extrema que ésta sea, y reconocer la luminosa conciencia innata
común en toda experiencia.

AGUA.
Cuando el elemento agua está en equilibrio,
nos sentimos a gusto con nuestra
vida y con nosotros mismos. Podemos
fluir, movemos con facilidad tanto en
nuestro entorno como en las situaciones
y relaciones de la vida. El agua en equilibrio,
es la aceptación de las situaciones;
es el gozo y la satisfacción. La dimensión
superior del agua en la experiencia personal es la felicidad de
ser; es la alegría de estar vivo que es algo innato, más que algo
que dependa de las circunstancias externas. Cuando estamos
conectados con el gozo del elemento agua, ésta se manifiesta
hacia fuera. Tendemos a estar contentos con la gente que conocemos,
con los lugares a donde vamos. Disfrutamos la vida.
Esta alegría puede perderse con el sufrimiento inevitable
que acompaña la experiencia dual. Y así, la buscamos afuera,
creyendo que estaremos a gusto una vez que encontremos una
pareja nueva, un trabajo nuevo, la riqueza, un grado académico,
un título, el reconocimiento o aquello en lo que estemos
enfocados en el momento. Pensamos que la felicidad se encuentra
en el tener y el hacer, en lugar de en el ser.

Una persona dominada por el elemento agua, puede ser


muy emotiva y sentimental, y algunas veces sentirse demasiado
cómoda. El exceso de comodidad significa dejar resbalar las
responsabilidades y flotar por la vida. Significa estar perdido
en el confort, perder presencia, sentirse satisfecho en situaciones
que deberían ser modificadas, o carecer de productividad.
Hay una tendencia a dejar de luchar cuando algo nos resulta
difícil, aun cuando eso signifique renunciar a algo valioso.
En la meditación, demasiada agua puede disminuir la claridad.
Esto no es lo mismo que la pesadez y embotamiento
del elemento tierra, sino un tipo de pasividad que hace difícil
el lograr completar las tareas y gozar de sus frutos.
El exceso de agua también puede ocasionar que nos perdamos
en la emoción, que estemos constantemente agitados por
las olas de los sentimientos, demasiado sensibles a estados emocionales
pasajeros, llorosos o atrapados en la auto conmiseración.
Más que estar atascados en la comodidad del elemento agua,
estamos atascados en la marea de las emociones.
El tener muy poca agua da como resultado la incomodidad
con nosotros mismos, la falta de alegría y de bienestar en
compañía de los demás. Aun si estamos enraizados en la tierra,
si no tenemos suficiente agua, la nuestra es una solidez árida,
sin placer ni apreciación. Si tenemos una deficiencia de tierra
y de agua, estaremos dominados por el fuego o el aire, o ambos,
lo que dará como resultado una falta de estabilidad y una
agitación excesiva. La falta de agua en la meditación implica
incomodidad interna en la práctica y una pérdida del gozo en
el camino espiritual. La práctica puede volverse estéril y árida.
Las prácticas que desarrollan los aspectos positivos del agua
son las practicas afectivas. Para los practicantes de las tradiciones
tibetanas, éstas serían: Guru yoga, que abre el corazón; el
desarrollo del amor y la compasión, y la práctica de dar y recibir.
Si el corazón no está involucrado, la práctica espiritual
puede volverse sólo un proyecto de la mente; en las tradiciones
tibetanas, la compasión y el amor se consideran necesarios
en la senda espiritual. El desarrollo más elevado del elemento
agua en la práctica espiritual es el desarrollo de la sabiduría
que es como espejo.

FUEGO.
El aspecto positivo del fuego es la capacidad
de crear, de iniciar proyectos en
todos los niveles y lograr aquello que la
creatividad pone en movimiento. La intuición
está relacionada con el fuego, así
como el entusiasmo y la exaltación. El
fuego en equilibrio da como resultado
iniciativas inspiradas, alegría en el trabajo
y logros. El fuego está relacionado con un gozo y una alegría
que son diferentes del gozo del elemento agua, que está
vinculado con la aceptación y la satisfacción. El gozo del fuego
está más relacionado con el entusiasmo y con el goce en el
cuerpo, así como con el gozo de las experiencias del despertar.
La experiencia más elevada del fuego es el gozo de ser. Su
expresión más elevada es el desarrollo de la sabiduría del discernimiento.
Las personas con demasiado fuego se agitan con facilidad.
Las cosas sencillas provocan su irritabilidad, y pueden reaccionar
de manera impulsiva, estallando, sin pensar, con palabras
y ademanes de enojo. Al carecer de tolerancia, pueden sentirse
molestas frente a las diferencias en materia de religión, de raza
o de filosofía. Pueden llegar a molestarse incluso por la manera
como se sientan o hablan los demás.
Debido a que el fuego es lo opuesto a la tierra, el exceso
de fuego suele dar como resultado una falta de arraigo. Hay
mucho movimiento rápido e inestabilidad. Si además del exceso
de fuego hay falta de agua, la incomodidad y la inquietud
pueden ser persistentes. Para una persona así, es difícil permanecer
sentada por más de cinco minutos; siempre hay algo que
hacer. El silencio y la quietud le pueden resultar molestos.
Tiene dificultad para dormir. Es frecuente que las personas
con demasiado fuego hablen mucho y muy rápido; antes de que
hayan terminado de articular una idea, les surge la siguiente.
Todo les viene a la mente de manera continua.
En la práctica de la meditación, el exceso de fuego da como
resultado pensamientos que llegan rápido y son difíciles de controlar.
Surgen constantemente ideas nuevas, que parecen demasiado
importantes para ser hechas a un lado. Hay falta de
tranquilidad, falta de paz y demasiada agitación e inquietud.
La agitación puede surgir de una relativa falta de agua; la inestabilidad
puede ser falta de tierra.
Cuando no hay suficiente fuego en el camino espiritual, el
practicante no tiene la energía ni la inspiración requeridas
para hacer la práctica, o tiene dificultad para encontrar gozo
y alegría en la misma. Lleva a cabo la práctica como rutina,
sin la inspiración para dar el salto hacia un nuevo entendimiento
o una experiencia nueva. Como resultado, el desarrollo
de la práctica es mucho más lento.
Cuando hay deficiencia de fuego, también hay falta de
vitalidad y de inspiración. No se disfruta el trabajo. No hay
entusiasmo. Nada nuevo surge. La vida puede ser un ciclo de
existencia rutinaria y trabajosa. 0, si hay una falta de fuego
con predominio del aire, puede haber movimiento, pero éste
es repetitivo y poco creativo. La persona puede ser aguda intelectualmente
debido al aire- pero incapaz de crear a partir
de aquello que aprende.
Las prácticas para desarrollar fuego son: el fuego interno
tummo), práctica que se ha hecho famosa por la documentación
sobre los practicantes que, sentados sobre la nieve, son
capaces de secar toallas mojadas con el calor de su cuerpo; la
práctica del rushen externo, en la que el practicante se rinde a .
la experiencia de las tendencias kármicas para poder diferenciarlas
de la experiencia pura, y algunos yogas físicos.
AIRE
Aire es el elemento que conlleva el cambio
y, cuando está desarrollado, podemos
transformar lo negativo en positivo, el odio
en amor, los celos en apertura, la codicia en
generosidad, el orgullo y el egoísmo en paz.
El aire está relacionado con la curiosidad,
el aprendizaje y la flexibilidad del intelecto.
En su aspecto más avanzado, está la sabiduría que todo lo
logra.
Usualmente, cuando el aire predomina, las cualidades de
tierra yagua son deficientes. Por lo tanto, hay poca estabilidad
y satisfacción. Nos es difícil perseverar. Si estamos en algún
lugar, otro nos parece mejor, y una vez que estamos en el
nuevo lugar, queremos estar en cualquier otro. Es difícil aceptar
las cosas tal como son, encontrar y conectarse con la comodidad
con aquello que es. Podemos estar nerviosos, preocupados,
volátiles o incapaces de enfocarnos. La felicidad da
paso a la infelicidad cuando encontramos aun una pequeña
negatividad. La determinación cede ante la incertidumbre. La
creencia se derrumba fácilmente. No hay gravedad interna,
por lo que las influencias nos arrastran de un lado a otro.
Cuando hay deficiencia de aire, es fácil quedarse atascado
y es difícil hacer cambios. Cuando surge una inquietud, permanece
allí. Cuando se presenta una preocupación simple, se
aloja en nuestro interior.
Cuando el aire está en equilibrio, las inquietudes y las preocupaciones
dan paso a lo siguiente, se encuentra una solución.
El aire en equilibrio nos permite ser flexibles. Si las cosas
no van bien, aún podemos apreciar otros aspectos de la experiencia:
puede haber malas noticias y al mismo tiempo un
cielo hermoso. El aire permite que la mente se mueva en nuevas
direcciones, que veamos las cosas desde perspectivas diferentes,
y esto permite la acumulación de conocimiento y entendimiento.
La prontitud con la que podamos transformar la
negatividad de la ira, la depresión, la irritación o la auto conmiseración
en algo positivo, depende de qué tan desarrollado
tengamos el elemento aire.
El elemento aire también es el prana que conduce a la
mente. Razón por la cual, en tantra y Dzogchen, se recomiendan
movimientos físicos y posturas para controlar al elemento
de manera que éste sea un apoyo para experiencias particulares.
Cuando el aire está perturbado, es difícil para la mente
poderse concentrar. Es difícil sentarse a meditar. Hay impaciencia.
Surgen preguntas y hay necesidad de planteadas.
Cuando hay demasiado aire, es difícil experimentar el vacío de
la base de todas las cosas, el kunzhi, porque la mente y la
energía se disparan hacia todos lados, atraídas hacia la claridad
y la manifestación.
El aire lo conecta todo; tiene que ver con todo tipo de comunicación.
Como prana, el elemento aire permea todas las
cosas y todos los lugares; es la energía esencial de la existencia.
En las prácticas tibetanas que se llevan a cabo en el momento
de la muerte, el lama invoca al espíritu del muerto a
través del elemento aire, mediante la inhalación. Una vez que
el espíritu ha sido contactado, el lama le ayudará a resolver
aquello que dejó pendiente al morir.
Algunos de los tan tras hablan de la relación del aire con
los poderes mágicos. La magia siempre tiene que ver con la
transformación; sin la energía elemental del aire, no hay transformación.
Tradicionalmente, se dice que la falta de aire inhibe
la capacidad de realizar magia y que dificulta la posibilidad de .
dirigir el propio renacimiento.
Cuando hay falta de aire, es frecuente que no haya progreso
en las prácticas espirituales y que no seamos capaces de
transformar en práctica aquello que surge.
Las prácticas que desarrollan aire son las prácticas de tsa
lung, que trabajan con los canales y el prana en el cuerpo.
Éstas incluyen el yoga físico de trul khor, el pho wa o transferencia
de la conciencia; la respiración contemplativa, durante
la cual el canal central se abre utilizando la respiración y la
visualización, y otras. Algunas de estas prácticas se describen
en detalle más adelante en el libro. En general, las prácticas
relacionadas con el aire separan el prana puro del impuro, lo
cual además significa separar los estados mentales puros de los
impuros. El aire es el elemento que da lugar al discernimiento
y a la separación de dichos estados.

ESPACIO.
Todo surge del espacio, existe en el espacio
y se disuelve en el espacio. En nosotros,
este elemento sagrado se manifiesta
como la conciencia despierta. La experiencia
es lo que surge en la conciencia
despierta, como el contenido de la conciencia
despierta; pero no es algo distinto
de la conciencia despierta.
Cuando el elemento espacio está equilibrado, hay suficiente
lugar en nuestra vida, podemos albergar cualquier cosa que
surja. Hay suficiente tiempo, suficiente capacidad emocional
y suficiente tolerancia. Todos los elementos de la experiencia
tienen cabida; no son demasiados ni demasiado pocos. No estamos
disociados de la experiencia ni atrapados por completo
en ella. En lugar de perseguir el contenido de la experiencia o
huir de él, estamos más arraigados en nosotros mismos o en
aquel que experimenta.
Cuando este elemento domina, estamos "flotando en el espacio"
y no podemos conectamos con los contenidos del espacio,
es decir, con los demás elementos. Dicho estado no es una
integración con la mente primordial. Simplemente perdemos
la conexión. Puede haber una pérdida de la razón de ser, y no
por efecto de la depresión que puede ser producto del predominio
del elemento tierra, sino debido a una conexión superficial
con la vida que nos deja desenraizados y a la deriva. El
exceso de espacio da como resultado una falta de conciencia
despierta, una falta de presencia. Estamos perdidos y perdemos
el contacto.
Mientras que el exceso de espacio nos hace perder el contacto
con las cualidades que surgen en el espacio, la falta de
espacio nos hace estar dominados por cualquier cosa que surja.
Todo nos parece sólido e impenetrable. Los problemas
pequeños pueden ser avasalladores, y las grandes dificultades,
devastadoras. El tener muy poco espacio facilita el predominio
de otro elemento y hace más factible que éste determine
nuestras reacciones.
Una persona con espacio en equilibrio puede trabajar de
tiempo completo, tener una familia, cuidar un hogar, meditar
y emprender prácticas espirituales, y dar cabida a todo. Hay
suficiente espacio para todo. Otra persona en la misma situación
pero con muy poco espacio, no puede soportado; el trabajo
es demasiado, los hijos son una molestia, no hay tiempo
para los amigos, no hay tiempo para cocinar y no hay manera
de relajarse. Otra persona que se encuentre en la misma situación
pero que esté dominada por el espacio va a la deriva por
la vida: no le importa su trabajo, se distancia de sus hijos, su
cónyuge es sólo un compañero de habitación, le da igual si se
llevan a cabo las tareas o no. No hay suficiente enfoque.
Por lo general, nos identificamos con nuestra situación .
externa: trabajo, relaciones, intereses, cuerpo, etcétera. Esto es
identificarse con el contenido del espacio, con la experiencia
en lugar de con el experimentador. Desde luego, entonces,
cuando perdemos alguna de estas cosas, nos sentimos perdidos.
La relación cesa, el trabajo termina, nos mudamos a otro
lugar, y decimos que estamos perdidos. Estamos a medio camino
y no sabemos quién o qué somos.
Si nos integramos completamente con el elemento espacio,
conocemos la naturaleza de la mente. Entonces, somos
libres porque no estamos atados a aquello que surge en la experiencia.
Nos percatamos de nuestra verdadera naturaleza y
no tratamos de encontramos en las particularidades de nuestra
situación. Estamos conectados con la esencia y no buscamos
afuera la causa de nuestros problemas. Sabemos que cualquier
problema que estemos experimentando es simplemente algo
que surge en el espacio; no tenemos que convertimos en el problema.
Podemos sostenemos mediante la experiencia del ser,
en lugar de a través de cómo nos ven los demás o de lo que
tenemos o lo que hacemos. Hay más aceptación de nosotros
mismos y de aquello con lo que nos encontramos.
Por ejemplo, un hombre que tiene una hermosa familia y
un negocio exitoso y se identifica con estas dos cosas, puede
perder ambas. Entonces puede perderse o abrirse, dependiendo
de su relación con el espacio. Una situación dolorosa puede
tener resultados negativos o positivos, dependiendo de la reacción.
Con la pérdida de la definición externa, la identidad
.puede volverse estrecha, temerosa y frágil, o puede extenderse
más allá de sus límites normales al identificarse con el espacio
en el que surge la experiencia.
En la práctica de la meditación, el espacio en desequilibrio
da lugar a una falta de enfoque y de presencia. La mente se
distrae con facilidad con todo lo que surge en ella porque nos
identificamos con la experiencia en lugar de identificamos con
el fundamento de la experiencia. Dzogchen es la práctica principal
para desarrollar el elemento espacio; sin embargo, cuando
los otros cuatro elementos alcanzan el equilibrio, también
el espacio alcanza su realización. La sabiduría del vacío está
relacionada con el espacio.

Los ELEMENTOS Y NUESTRO BIENESTAR


El ambiente físico ideal para los seres humanos es un lugar
donde la tierra sea fértil y sana, el agua abundante y pura, el
aire limpio y fresco y la temperatura moderada. Debe haber
suficiente espacio para nuestras granjas, animales, ciudades y
proyectos. En otras palabras, debe ser un ambiente donde los
elementos estén equilibrados idealmente para cumplir nuestras
necesidades humanas. De hecho, podemos vivir en toda
una gama de ambientes, desde el altiplano árido y helado del
Tíbet hasta desiertos, pantanos, bosques húmedos y regiones
árticas. Los climas más severos requieren más energía y resistencia
que los ambientes ideales.
De manera similar, la calidad de nuestra vida es mejor
cuando los elementos internos están en equilibrio, pero podemos
sobrevivir -y lo hacemos- en estados en desequilibrio.
Las funciones biológicas de nuestro cuerpo se consideran normales
cuando están dentro de cierta escala: la presión sanguínea
debe estar entre esto y aquello; los niveles hormonales,
entre éste y aquél. A medida que las funciones se alejan de la
escala óptima, los efectos negativos incrementan. Cuando el
desequilibrio es demasiado, el cuerpo se daña o muere. En
otras dimensiones sucede lo mismo. Las escalas según las cuales
las emociones se consideran normales están definidas con
menor claridad. Casi todos tenemos períodos de depresión,
pero éstos no se consideran un problema a menos que sean
muy graves o crónicos. El miedo es. una experiencia normal en
situaciones aterradoras, pero el temor y la ansiedad constantes .
son considerados anormales y debilitantes. No se trata de deshacemos
de nuestras emociones sino de equilibrarlas. Por ejemplo,
los seres de los reinos de los dioses no están más allá de
las emociones, pero sus fuerzas internas están tan equilibradas
que viven consistentemente dichosos.
Podemos ser exitosos, tener buenas relaciones y disfrutar
de la vida, pero si estamos fuera de equilibrio, nunca nos sentiremos
perfectamente bien. En cambio, cuando los elementos
están equilibrados, podemos vivir en situaciones difíciles, con
poca riqueza material, con pocos amigos, y permanecer estables,
centrados y flexibles. Quizá no nos guste la situación en
la que nos encontramos, pero estaremos a gusto con nosotros
mismos.

El propósito del estudio y la práctica de los elementos es


afectar de manera positiva nuestro bienestar, proporcionándonos
las herramientas para lograr el equilibrio subyacente en la
salud y en la integridad en cualquier dimensión de la experiencia.
No se requiere de tanta intuición para saber cuándo
estamos en equilibrio o fuera de éste. Todos conocemos estas
experiencias. Oscilan en un continuo que va desde la máxima
perturbación del equilibrio -la psicosis o enfermedad grave hasta
el equilibrio perfecto, el cual ocurre sólo cuando podemos
permanecer en la naturaleza de la mente, la naturaleza
búdica. En nuestra vida cotidiana estamos en algún punto
intermedio, oscilando entre el equilibrio y el desequilibrio.
La idea de equilibrar las energías elementales puede aplicarse
de manera útil a cualquier función humana, cualidad o
actividad: la salud, las relaciones, la práctica espiritual, el carácter,
el estado emocional, el entorno físico, etcétera. Utilizando
el desequilibrio de los elementos como una metáfora
básica, podemos entender las enfermedades y la infelicidad así
como los obstáculos en todos los niveles de la práctica espiritual.
Equilibrar los elementos se vuelve una metáfora para sanar,
para desarrollar cualidades y capacidades positivas y para
eliminar las cualidades negativas. Si un elemento predomina,
necesitamos cultivar el opuesto. Si estamos dominados por el
fuego, por ejemplo, tratamos de activar el agua o la tierra y
viceversa. Si la tierra es dominante -si estamos embotados,
soñolientos y pesados- activamos el aire o el fuego. Y si el aire
nos domina -si somos inconstantes, estamos nerviosos y tenemos
un período de atención corto-, entonces activamos la
tierra o el agua. Hay varios ejemplos obvios de cómo equilibramos
en la vida diaria: si una fiebre se vuelve amenazadora,
nos recomendarán que nos metamos en agua fría; si nos
enfriamos demasiado, nos aplicaremos calor; y si nos deshidratamos,
beberemos agua.
Por naturaleza, todas las conceptualizaciones son simbólicas,
y los cinco elementos son símbolos de gran profundidad
y de tradición antigua. Sin embargo, más allá de la metáfora,
los cinco elementos son energías con las cuales el practicante
puede trabajar directamente por medio de acciones físicas,
movimiento energético y el fluir de la conciencia despierta.

CÓMO SE DESEQUILIBRAN LOS ELEMENTOS


Cada uno de nosotros comienza la vida como una manifestación
única de los elementos. Llegamos con determinantes kármicos
específicos, los cuales distinguen a un individuo de los
demás. Si al nacer estuviéramos perfectamente equilibrados,
naceríamos como budas plenamente realizados. Sin embargo,
nacemos como seres comunes y corrientes, lo que significa
que los elementos están hasta cierto punto fuera de equilibrio.
Si este desequilibrio es grande, puede ser obvio. Por ejemplo,
en el nivel físico ordinario, el nacer con un problema metabólico
que impide que la digestión sea adecuada, es algo que se reconoce
pronto, y lo llamaríamos falta de fuego. Aun pequeñas
diferencias en la fuerza y cierta combinación de las energías elementales
crean las distintas características en el individuo, las
variaciones en temperamento y facultades mentales, así como
las diferencias físicas.

Después del nacimiento, el medio ambiente y las respuestas


del individuo ante el medio ambiente afectan aún más la
dinámica de los elementos. Los accidentes y las crisis=situaciones
que provocan una reacción fuerte o que paralizan- tienen
consecuencias, al igual que las mínimas decisiones y detalles.
Cada acción que emprendemos, en cualquier nivel, es una
expresión de las cualidades de los elementos en alguna combinación
o interacción, así como un refuerzo de las condiciones
que la generaron. Para dar un ejemplo sencillo, la ira suele
ser una respuesta de fuego. Si habitualmente reaccionamos
con ira, cultivamos el fuego dentro de nosotros, aunque en
este caso es un atributo negativo del fuego. De la misma manera,
debido a que la creatividad está conectada con la naturaleza
luminosa del fuego, cuando respondemos de manera
creativa también estamos desarrollando el elemento fuego, en
este caso en sus aspectos positivos. Este proceso también es reforzado
por las normas culturales que favorecen ciertas cualidades
elementales por encima de las demás.. Para continuar
con el ejemplo del fuego, si crecemos en una sociedad que favorece
las reacciones agresivas, de fuego, nos inclinaremos a
desarrollar dichas cualidades en detrimento de las respuestas
más amables, más ácueas, ante el mundo.
El desequilibrio elemental puede ser temporal o de toda
una vida. Por ejemplo, una persona puede llevarse bien con
los demás y ser confiada en general, pero demasiado ansiosa
en una situación específica, como hablar en público o hacer
un examen. En ocasiones, un individuo crónicamente tímido
puede volverse sociable y tener confianza en sí mismo después
de beber alcohol. Una persona feliz puede deprimirse después
de la pérdida de una relación. Una persona de fe puede
volverse insegura y nihilista cuando enfrenta la muerte de un
ser querido. Todos éstos son cambios temporales en el equilibrio
elemental debido a sucesos externos.
Dichos cambios ocurren de un momento a otro. Después
de una comida pesada, nos sentimos soñolientos y dominados
por el elemento tierra. Si nos avisan que el jefe quiere hablar
con nosotros, podemos perder la conexión con la tierra y
vemos dominados por el aire y preocupamos. Cuando estamos
cansados, una reunión agotadora puede dar lugar a la pérdida
del fuego creativo -que más tarde puede ser estimulado
mediante una buena conversación con amigos.
Casi cualquier cosa puede ocasionar el desequilibrio de los
elementos: la dieta, los pensamientos, las emociones, una película,
los amigos, la cultura, la enfermedad, etcétera. Pero nuestra
situación no es tan frágil como suena. También podemos
equilibrar los elementos mediante la dieta, los pensamientos,
las emociones, una película, etcétera. Por ejemplo, si tenemos
demasiado aire y estamos en las nubes, puede ayudamos algo
tan sencillo como pasar tiempo con amigos que tengan los
pies en la tierra.
Ciertos desequilibrios pueden ser más fijos que otros, como
rasgos de carácter que vienen de mucho tiempo atrás o tendencias
habituales que tienden a continuar reforzándose a sí
mismas. La manera en que hablamos, los colores que nos gustan,
y la forma en que caminamos y movemos las manos son
expresiones de los elementos, y en todas éstas podemos ver, si
sabemos lo que estamos mirando, cuál elemento o elementos
nos dominan. En Occidente, las personas suelen considerar
dichas condiciones como estados psicológicos, pero las
interacciones de los elementos son más básicas que el nivel de
la manifestación psicológica.
Algunas personas pueden ser relativamente equilibradas de
manera natural. Pueden tener suficiente espacio, bienestar y
comodidad, contacto con la tierra, creatividad y flexibilidad.
Las cualidades más elevadas pueden estar presentes: compasión,
amor, generosidad, paciencia, etcétera. Y el ser físico
puede estar igualmente equilibrado. Todos hemos conocido
personas así. Suelen ser sanas y felices, capaces y confiadas.
Trabajan con las situaciones de la vida y hacen que éstas les
sirvan de apoyo: su empleo y sus relaciones son buenos.
Pero luego sobreviene una de las tragedias inevitables de la
vida: se enferman o se les muere un ser querido, pueden sufrir
un engaño en los negocios o tener un accidente automovilístico.
Quizá haya una recuperación natural o tal vez el equilibrio
se pierda. Escuchamos estas historias todo el tiempo: el
hombre que no se recupera de la pérdida de su esposa, la mujer
que no puede hacer frente a su cáncer. Todo se viene abajo.
El significado de la vida se vuelve cuestionable y difícil de
entender. La fe vacila o se pierde. Se pierde el equilibrio de los
elementos. Quizá la estabilidad se esfuma, o la alegría, o la
creatividad. Dichas personas llegan a ser dominadas por un
elemento: todo el tiempo están enojadas o deprimidas o distraídas
o dispersas o tristes.
Las personas pueden quedarse perdidas el resto de su vida
o empezar a atender la falta de armonía. Pueden acudir a un
médico o cambiar su dieta o empezar a hacer ejercicio o ir a
una terapia. Pueden renovar o comenzar una afiliación religiosa.
Si no han iniciado de manera intencional el viaje espiritual,
iniciarlo es la mejor respuesta frente a ese sufrimiento.
En toda esta variedad de intentos de sanar, se cultiva o se
elimina algo. Dejamos de comer esto y empezamos a comer
aquello; dejamos de pensar de esa manera y pensamos de esta
otra; abandonamos los hábitos sedentarios, cambiamos nuestras
actividades habituales. Cuando algo no se siente bien en
nuestra vida, queremos que algo cambie, queremos más de
aquello que sentimos que nos falta, o queremos deshacemos
de lo que nos molesta.
Existe en nosotros un impulso natural hacia el equilibrio,
así como hay un llamado natural hacia el desarrollo de la
conciencia despierta y el crecimiento espiritual. Ambos pueden
ser desvirtuados o negados, pero la sabiduría que puede
conducimos hacia el equilibrio es inherente en nuestro ser.

EL SURGIMIENTO DE LOS PROBLEMAS


Una perturbación en la vida puede surgir en cualquier dimensión
de la experiencia. Puede ser física, como una enfermedad
manifestada en el cuerpo. Podemos consultar un médico, hacemos
radiografías o análisis sanguíneos. Le damos nombre a
la enfermedad. Tiene forma: es una bacteria, un virus o es cáncer
-algo sustancial. La enfermedad es tratada con algo sustancial:
una píldora o una inyección, una sustancia química o
una hierba. G bien, el problema puede ser básicamente mental.
Es un problema de la mente, aunque la salud del cuerpo
pueda estar sufriendo. Luego, tal vez, la persona va con un
psicoterapeuta, trata de entender el problema de manera intelectual,
trata de entender las emociones, intenta encontrar el
significado de lo que está ocurriendo, o trata de cambiar su
manera de pensar acerca de la situación o de sí misma.
La cultura tibetana también reconoce una tercera área en
la cual los problemas se manifiestan: la dimensión energética.
De acuerdo con la tradición, aquí las perturbaciones son aquellas
que no pueden ser diagnosticadas médicamente. Se cree
que son resultado de la interferencia negativa de seres no físicos.
En este caso, el diagnóstico debe ser hecho a través de
medios tales como la indagación, la adivinación, la intuición,
los sueños o la astrología. Además, los métodos de tratamiento
también son insustanciales: exorcismo mediante el contacto con
textos sagrados y otros objetos, purificación a través de humo
yagua, recuperación del alma y acrecentamiento de la fuerza
vital mediante rituales, ejercicios yóguicos del prana, prácticas
de meditación, contemplación y oración.
Cuando tenemos un problema, es importante encontrar
las herramientas y los métodos adecuados para resolverlo. Es
aun mejor encontrar la solución a todos los problemas, la cual
consiste en reconocer la mente natural y descansar en ella.
Pero si no conocemos la naturaleza de la mente, o no podemos
descansar en ella, necesitamos conocer otras prácticas. Si
aplicamos a una situación una práctica equivocada, ésta no
será efectiva. Si tenemos problemas energéticos, el análisis
intelectual quizá no sirva de mucho. Por otro lado, si tenemos
una perspectiva intelectual equivocada o una actitud errónea,
el quemar incienso y agitar plumas probablemente no surta
mucho efecto.
En la discusión anterior acerca de las cinco luces puras, se
describió el proceso mediante el cual lo insustancial es experimentado
como sustancial por efecto de la errónea visión dual.
Cuando entendemos este proceso, también entendemos cómo
surgen los problemas, los obstáculos y las perturbaciones.
Comienzan en los niveles sutiles y avanzan hacia manifestaciones
más sustanciales. Por ejemplo, una enfermedad puede surgir
en sueños antes de que se la sienta físicamente. Luego, puede
manifestarse como un cambio energético, fatiga o desasosiego.
Por último, se revelará como síntomas evidentes en el cuerpo
físico.
Si se reconoce el problema en el nivel más sutil, digamos
en un sueño, puede resolverse con medios más sutiles: un
ritual, prácticas realizadas en un sueño lúcido, oraciones o dirigiendo
las energías en el cuerpo. Pero si no se toma conciencia
de la enfermedad hasta que se manifiesta físicamente,
entonces podrá requerirse de la medicina física o de la cirugía,
o acaso esté más allá de cualquier control y sobrevenga la
muerte.

De manera similar, una perturbación entre amigos, si es


evidenciada en un sueño nocturno o en un ensueño, o percibida
como una sensación corporal cuando los amigos están juntos,
a menudo puede ser curada con tan sólo un cambio de actitud.
Sin embargo, a medida que avanza hacia una manifestación
cada vez más sustancial, se requiere de mayor trabajo, de
hablar más, de más proceso y más esfuerzo para corregir la
situación.
El dividir conceptualmente la experiencia en niveles o dimensiones
nos permite trabajar más hábilmente con situaciones
específicas en nuestra vida, pero, desde luego, en realidad
la experiencia es indivisa y se presenta toda de una sola la vez.
Debido a que la división de la experiencia en dimensiones
distintas es sólo conceptual, las causas, los resultados y los antídotos
tienen efectos en todos los niveles. Aun en las enfermedades
muy avanzadas físicamente, un tratamiento sutil, como
los rituales, puede ser benéfico. Por ejemplo, la ciencia ha documentado
varios casos en los que la remisión espontánea de
los procesos avanzados de una enfermedad es resultado de una
fe profunda, a pesar de que esto es desconcertante para la perspectiva
materialista del mundo. De manera similar, las formas
más densas de tratamiento pueden afectar niveles sutiles, como
cuando las semillas de una enfermedad son afectadas positivamente
o invalidadas por yogas físicos o medicinas.
En cierto sentido, los problemas no sólo empiezan en el
nivel sutil y avanzan hacia el más burdo -aparentemente también
pueden empezar en los niveles más sustanciales y afectar
los sutiles. Es frecuente que un trauma físico dé lugar a problemas
emocionales. Los accidentes y las enfermedades pueden
confundir a la mente y afectar el estado de ánimo. Sin
embargo, desde el punto de vista tibetano, se cree que incluso
estas causas de desequilibrio aparentemente accidentales o externas
empiezan como huellas kármicas insustanciales que finalmente
se manifiestan en el nivel externo.

LA PURIFICACIÓN Y EL CULTIVO
Hay herramientas para interrumpir o transformar los aspectos
negativos de la experiencia que van encaminados hacia la manifestación.
Las prácticas de purificación pueden ser efectivas.
En el nivel físico, dichas prácticas pueden incluir restricciones
alimenticias, austeridades y reglas de conducta. En el nivel emocional,
consisten en renunciar a ciertas actitudes y emociones
negativas. En tantra hay diversas prácticas de visualización que
nos purifican a nosotros, a otros seres y a toda la existencia.
Además, podemos cultivar aspectos positivos de la experiencia.
Nadie tuvo que instruimos para cultivar cualidades
negativas: cuando tenemos un problema, rumiamos en él indefinidamente.
En cambio, podemos entrenamos para tener
pensamientos positivos. Cuando nos damos cuenta de que tenemos
fantasías de ira, podemos generar pensamientos compasivos.
Podemos cultivar el amor y la alegría, la creatividad y
la estabilidad -las cualidades positivas de los elementos puros.
Por ejemplo, en las enseñanzas sútricas, tanto en el Bon
como en el budismo, está la enseñanza de cultivar los cuatro
inconmensurables: amor, compasión, gozo y equilibrio. Se considera
que estas cuatro cualidades apoyan particularmente el
camino espiritual. Si tratamos de cultivar alegría, por ejemplo,
primero encontramos la experiencia del gozo en nosotros
mismos. En aquellos momentos en que nos sentimos naturalmente
gozosos -tal vez cuando estamos con personas queridas,
o frente a la belleza de la naturaleza, o escuchando música-,
podemos traer ese gozo a nuestra conciencia. El gozo no
depende de esas situaciones, es una capacidad que tenemos y
que es activada cuando se encuentra con un objeto externo
o una situación que la sustenta.

Cuando sabemos cómo se siente el gozo, podemos despejar


un espacio en la experiencia -lo cual es purificación- y
luego sentir el gozo directamente. Una vez que conocemos la
experiencia, podemos cultivarla y apoyarla. Cuando nos despertamos
en la mañana, podemos comenzar el día pensando
en la gran fortuna de ser humanos, de tener suficiente comida,
vivir en libertad y haber encontrado la senda espiritual. Podemos
recitar un mantra conectado con la experiencia del gozo,
ofrecer oraciones o ponemos alguna prenda de ropa que nos
recuerde cultivar el gozo. Podemos cultivar el fuego y el agua;
ambos están conectados con el gozo.
Así, podemos cultivar cualquier cualidad: amor, compasión,
valentía, estabilidad, comodidad y bienestar en nosotros
mismos, gratitud, etcétera. Aquello con lo cual nos conectamos
externamente puede sustentar nuestras experiencias internas.
Encuentra aquello que está en el centro de tu vida. ¿Qué es lo
que te rodea?, ¿qué libros tienes en tus libreros?, ¿qué imágenes
hay en tus paredes?, ¿qué certificados de logros mantienes
a tu alrededor?
Pensar en términos de purificación y de cultivo es una de
las múltiples maneras en las que podemos ayudar a equilibrar
los elementos.

CÓMO SABER CON ELEMENTO TRABAJAR


Las prácticas en este libro son útiles para cualquiera que las
practique con seriedad, independientemente de que tenga o no
un entendimiento de los elementos. Sin embargo, dicho entendimiento
trae consigo la capacidad de determinar qué nos
falta o qué nos domina y cómo incrementar el equilibrio.
La descripción anterior de los elementos debe proporcionar
suficiente información y dirección para empezar a observar
los rasgos elementales. Mediante la observación continua,
comenzaremos a utilizar de manera intuitiva la idea de los
elementos como una herramienta para entender la experiencia,
y surgirá una nueva forma de vemos a nosotros mismos
y a nuestra vida. Mi interés en este libro no está en los diag- .
nósticos intrincados de los desequilibrios elementales que se
encuentran en los sistemas médicos tibetano y chino, sino en
un entendimiento general que ayude a los individuos en la
senda espiritual.
Una manera de considerar el desequilibrio permanente es
pensar acerca de los cambios que queremos hacer en nosotros
mismos y la manera como podemos actuar y reaccionar ante
la vida. El preguntamos acerca de éstos suele conducimos a los
rasgos particulares o las capacidades que queremos desarrollar
o eliminar. ¿Qué es lo que quieres cambiar de la manera como
te sientes física, emocional, energética o mentalmente? ¿En
dónde te topas con problemas? ¿Siempre llegas tarde? ¿Hablas
demasiado? ¿Demasiado poco? Por lo general, ¿estás atento o
disperso?, ¿agitado o tranquilo? ¿Eres creativo?, ¿Estás a gusto
contigo mismo? ¿Tienes los pies en la tierra? ¿Te preocupas
demasiado? ¿Eres responsable? ¿Estás logrando lo que quieres?
¿Cómo es tu práctica de meditación?, ¿hay progreso o simplemente
pasas un rato cada día en un trance? ¿Tu meditación es
igual que años atrás, o has progresado? ¿Eres más perceptivo?
¿Tu mente está más sosegada, más tranquila?, ¿estás más en
paz? ¿Tu práctica es gozosa, o es una carga?
Las respuestas a estas preguntas pueden ser traducidas en
función de los elementos. En cada área en la que te gustaría
cambiar, piensa la cualidad elemental que necesitas cultivar o
disminuir. Lo más probable, aunque no necesariamente, el
resultado sea que uno o más elementos parecen dominar tu
experiencia, o que parecen faltar uno o dos elementos.
Otra manera de averiguar tus rasgos dominantes es preguntar
a tus amigos cuál elemento piensan que te domina.
Aun si no saben nada sobre los elementos, podrías obtener
respuestas sorprendentemente consistentes.
Lo importante es entender te a ti mismo. Aplica tu inteligencia
a los problemas de tu vida y utiliza tu percepción para
mejorar tu calidad de vida y la efectividad de tu práctica espiritual.
Puedes cambiar aun las tendencias habituales muy
arraigadas, pero debes emplear tu entendimiento y esfuerzo, y
hacerlo de manera inteligente. La vida es demasiado corta para
desperdiciarla realizando prácticas espirituales inadecuadas o ineficaces
y para no emprender prácticas adecuadas y efectivas.
Escoge las prácticas adecuadas que se describen más adelante
en este libro. Si estás demasiado disperso, desarrolla fortaleza
mental desarrollando el elemento tierra. Si estás demasiado
embotado, desarrolla aire con las prácticas centradas en
el prana. Si te preocupas demasiado, disminuye la cualidad del
aire y cultiva la tierra y el agua. Si te enojas demasiado, disminuye
el fuego y cultiva el agua. Si eres irresponsable, disminuye
el agua o el espacio y cultiva la tierra y el fuego, y así
sucesivamente.
Entender cómo trabajar con los elementos también te proporciona
las herramientas que debes utilizar en situaciones en
las que estás fuera de equilibrio. Si te pones nervioso cuando
te enfrentas con extraños, desarrolla tu conexión con la tierra
para que puedas recurrir a ella y cambies tu experiencia en ese
momento. Conéctate con la tierra, toma arraigo. Por otra parte,
si estás embotado cuando estás con otras personas, desarrolla la
capacidad de conectarte con las cualidades del fuego y el aire
para poder recurrir a estos elementos cuando sea necesario.
Este tipo de trabajo desarrolla la calidad de vida, yeso es
bueno. Pero, lo que es más importante aún, es una herramienta
que apoya tu práctica espiritual. Si te sientes embotado
cuando te sientas a meditar, conéctate con las cualidades penetrantes
del aire, con la inspiración del fuego. Si estás disperso,
aterriza utilizando el elemento tierra. Si estás inquieto, conéctate
con la comodidad y el bienestar del agua, etcétera.

EL TRABAJO CON LOS ELEMENTOS


Las prácticas que proporciono aquí vienen de las antiguas
tradiciones del Bon y se encuentran en textos que datan de
siglos atrás, como el Tantra Madre. Son prácticas espirituales.
No son prácticas médicas que trabajen con sustancias inertes
y entidades de enfermedades; no son prácticas psicológicas
destinadas a trabajar con nuestros hábitos emocionales; no
son prácticas cognitivas utilizadas para engañar a la mente de
tal modo de que se dé la curación. Si bien contribuyen a la
salud física, a la estabilidad emocional y a la claridad cognitiva,
lo más importante es que trabajan con las energías sagradas de
la existencia. Mediante éstas, el practicante se relaciona con lo
sagrado y es santificado. Para que las prácticas sean efectivas
en este nivel, el practicante debe entender que está tratando
con algo vivo y divino.
El entendimiento de que los elementos son la morada de
infinidad de seres vivientes, incluyendo diosas divinas y seres
semidivinos poderosos, forma parte de la fuerza de las prácticas
chamánicas. Nuestro bienestar se incrementa cuando
aprendemos a valorizar nuestra propia vida interior y la de la
naturaleza.
El tantra trabaja con el principio de que el macrocosmos
y el microcosmos se reflejan mutuamente. En términos de las
prácticas tántricas presentadas en este libro, esto quiere decir
que las energías que se manipulan en el cuerpo son las mismas
energías sagradas a partir de las cuales surge la creación. Tratar
estas energías como "mi" energía de fuego o "mi" energía de
agua, hace que se pierda un propósito importante de las prácticas:
relacionamos con lo sagrado y volvemos sagrados mediante
esta relación. El ver las prácticas desde un punto de
vista psicológico hace de los elementos simples abstracciones
conceptuales utilizadas para manipular nuestra psicología personal
y nuestro cuerpo, en lugar de disolver nuestra identidad
limitada en la esencia sagrada de todo lo que es.
Si bien los tres niveles de la práctica trabajan con dimensiones
diferentes de la experiencia, por lo general en la vida del
practicante están entrelazados. Algunos practicantes tántricos
realizan rituales chamánicos y practican Dzogchen, y los estudiantes
de Dzogchen practican tantra y hacen ofrendas a los
guardianes. Es más difícil que los practicantes de prácticas menos
elevadas incorporen prácticas más elevadas, pero no debe
ser problemático que aquellos que trabajan con prácticas elevadas
incorporen las menos elevadas. Como quiera que sea,
resulta útil separar estos niveles en aras del aprendizaje, para
que se entiendan las diferencias y para evitar que el practicante
se confunda en relación con la perspectiva, los métodos y las
metas en cada nivel de la práctica.
Todos los niveles trabajan con símbolos y conceptos conectados
con las energías elementales porque nos relacionamos
por medio de símbolos con los procesos energéticos. Imagina
que en un sueño te muerde un animal venenoso. Simbólicamente
eso puede significar muchas cosas, y el individuo que
tiene el sueño está en la mejor posición para conocer el significado.
Pero digamos que, en general, quiere decir que hay
algo negativo, venenoso, en ti o amenazándote. El practicante
chamánico realizaría un ritual para invocar a los espíritus que
han inoculado el veneno al soñador, y luego haría ofrendas a
aquellos espíritus, o usaría un ritual para dominarlos y así
eliminar el veneno. También el practicante tántrico puede
utilizar rituales, pero además él o ella trabaja directamente con
las energías del cuerpo mediante las prácticas yóguicas del
prana y de los canales, o trabaja con el yidam en la práctica
con deidades. Alternativamente, el practicante tántrico puede
considerar todos los fenómenos como ilusorios y no darle importancia
al sueño. El practicante consumado de Dzogchen,
quien mora en la conciencia no dual, no estará interesado en
el significado del sueño. Él o ella ha dejado de interpretar la
experiencia. Pero la mayoría de los practicantes de Dzogchen
no están tan firmemente establecidos en la mente natural y
ellos, también, deben lidiar con situaciones relativas y sus consecuencias.
Tradicionalmente utilizan prácticas chamánicas o
la tántricas para hacer frente a este tipo de situación.

LA ELECCIÓN DEL NIVEL DE LA PRÁCTICA


Que las prácticas espirituales y de meditación sean poderosas
depende del practicante, más que de la forma de la práctica.
Habrá poco beneficio si se las lleva a cabo sin un entendimiento
correcto de cómo practicar y de cuál es la meta de la
práctica. El practicante puede entrar en una fantasía de progreso
espiritual sin que haya, sin embargo, un desarrollo espiritual
genuino. Por ejemplo, cuando estamos débiles, perturbados
energéticamente, deprimidos o aferrados a una identidad
frágil, somos presa fácil de las influencias externas negativas y
de las confusiones internas. En un momento así, el creer que
estamos realizando una práctica elevada como Dzogchen, puede
no ser muy útil. Si afirmamos estar haciendo una práctica
elevada pero no hay ningún efecto positivo, sólo nos estamos
engañando. La práctica más elevada para un individuo es la
práctica más eficaz, cualquiera que ésta sea.
Nadie puede decirte realmente cuál práctica debes hacer
en un momento determinado. Tú debes llegar a entender las
prácticas, cómo deben funcionar y en qué situaciones, y luego,
ser implacablemente honesto contigo mismo acerca de tu
capacidad actual. Sé claro contigo mismo. No idealices. Encuentra
al maestro adecuado. Estudia. Y entonces, toma una
decisión. No se trata de cuál práctica es mejor en un sentido
abstracto, es cuestión de saber cuál práctica necesitas. Si eres
deshonesto contigo mismo o no investigas las prácticas que
llevas a cabo, puedes perder muchos años, quizá toda una
vida, haciendo prácticas con poco o ningún resultado.
En Occidente, todos quieren la práctica "más elevada', un
deseo que indica una comprensión errónea del camino. Todos
quieren pasar apresuradamente las prácticas fundamentales
(ngon dro). Pero los grandes maestros llevan a cabo estas prácticas
toda su vida. Continúan contemplando la impermanencia,
cultivando la compasión, llevando a cabo prácticas de purificación,
realizan ofrendas y hacen Guru yoga. No es una etapa
que se supera. Los maestros más consumados llevan a cabo
estas prácticas y cultivan estas cualidades hasta alcanzar las etapas
más elevadas de la realización, porque el hacerlo les sigue
reportando beneficios.

La base de la existencia individual es la conciencia despierta


vacía. Posiblemente esto no suene muy atractivo. Se suele
considerar el vacío como indeseable: un sentimiento vacío o
una vida vacía o una cabeza vacía o un corazón vacío se consideran
como algo negativo. Así, hemos estado llenando ese
vacío desde hace una infinidad de tiempo. Inventamos identidades,
objetos e historias, pero debido a que estamos equivocados
con respecto a qué son todas estas cosas, en realidad
nunca nos satisfacen del todo.

La práctica chamánica consiste en crear orden en aquello


que llena el espacio, en aprender a ejercer poder sobre lo que
surge y sobre aquello que puede interferir con nosotros, así
como aprender a encontrar apoyo en el medio ambiente. Al
chamán no le interesa la filosofía abstracta. Más bien, aprende
a conectarse con las fuerzas, a manipularlas y a defenderse
de ellas.
La practica sútrica está basada en la renunciación, en hartarse
de mucho de lo que se ha acumulado en el espacio. Los
practicantes tratan de deshacerse de lo negativo, del egocentrismo
que les ha causado tanto dolor. Tratan de acabar con
la codicia, la ira y el engaño que los han hecho miserables durante
tanto tiempo, y de conservar sólo el amor, la compasión,
la fe, el equilibrio, la paz y la sabiduría.
El practicante tántrico no se deshace de nada. Más bien,
toma lo que tiene a la mano y lo convierte en belleza, en ornamentos
sagrados que adornan el espacio vacío. Los seres
ordinarios que viven engañados se transforman en budas. Los
sonidos se transforman en mantras sagrados. La sensación se
convierte en gozo supremo. El practicante intercambia la identidad
pequeña, limitada, temerosa, infeliz y ansiosa, por una
identidad expansiva, ilimitada, asentada, gozosa y apacible.
El practicante de la Gran Perfección vive en el espacio
vacío puro, y lo aprecia. Lo deja ir todo, aun el sentido del yo,
y todo se disuelve hacia la base ilimitada, kunzhi, de la cual
todos los fenómenos surgen como luz pura y experiencia pura.
Todo es vacío, y el vacío es suficiente. Es muy espacioso y
luminoso.

Entonces, ¿cuál práctica debes hacer? La que parezca adecuada


en el momento. Aquella con la cual te hayas conectado,
aquella que hayas entendido, practicado, aplicado. Si no puedes
resolverlo todo con una práctica, entonces utiliza otras.
Experimenta con las prácticas en este libro hasta que sepas
cómo trabajar con ellas y hasta que sepas cómo te afectan, y
date cuenta de que entre más trabajes con cualquier práctica,
más profundos serán sus efectos. Aprende qué te funciona y
qué necesitas. La senda espiritual no es un viaje pasivo; no se
trata de seguir simplemente lo que otra persona dice. Tienes
que investigar, indagar, experimentar. Tienes que emplearte a
fondo en el camino, dedicarle tu tiempo y tu vida. Entonces
encontrarás que el camino se revela ante ti. Puedes seguirlo,
pero al mismo tiempo debes descubrirlo.

En Occidente, muchas personas hablan de chamanismo tibetano,


pero, como mencioné antes, ese término no existe en
tibetano. Más bien, la tradición Bon habla de "vehículos causales",
los cuatro primeros de los nueve niveles de las enseñanzas
bon en la tradición del Tesoro del Sur. Estas cuatro series
de enseñanzas y prácticas se llaman: Chashen (el camino del
Shen de la predicción), Nangshen (el camino del Shen del mundo
visible), Trulshen (el camino del Shen de la ilusión mágica)
y Srishen (el camino del Shen de la existencia).
El primer camino, Chashen, enseña las prácticas de diagnóstico
médico, sanación, adivinación, astrología de predicción y
astrología de diagnóstico. El segundo, Nangshen, incluye enseñanzas
y prácticas relacionadas con rituales de purificación,
rituales para invocar energía e incrementar la prosperidad y el
bienestar, rituales para suprimir o liberar fuerzas negativas y
para invocar y hacer ofrendas a las deidades, y rituales para
liberar a los poseídos o atacados por espíritus demoníacos. Los
practicantes del tercer camino, Trulshen, viajan a lugares indómitos
y realizan prácticas para subyugar a los demonios y
espíritus que habitan ahí; los espíritus conquistados se comprometen
a proteger las enseñanzas espirituales y a los practicantes
de las enseñanzas. Srishen, el cuarto camino, trabaja
con el espíritu de los vivos y de los muertos. Para los vivos, se
llevan a cabo rituales para recuperar la fuerza vital perdida o
dañada o cualidades del alma, como se explicará en detalle
más adelante. Para los muertos, se realizan ritos para liberados
de las influencias negativas y para guiados y apoyados durante
las experiencias que atraviesan entre esta vida y la siguiente.

Utilizo la palabra chamánicas para referirme a las prácticas


destinadas a armonizar la relación entre el individuo y el medio
ambiente y que se realizan mediante el trabajo con seres no
físicos y con las energías sagradas subyacentes en la naturaleza.
Por lo general, el chamanismo trata con fuerzas y entidades
consideradas como externas al practicante. Los practicantes trabajan
con los elementos naturales burdos y su energía, y también
con espíritus, deidades, diosas de sanación, espíritus ancestrales
y otros seres no físicos.
Los vehículos chamánicos no se ocupan principalmente
de la iluminación, sino de la eliminación de obstáculos en la
vida, del acrecentamiento de las cualidades positivas y la disminución
del sufrimiento que experimentamos por medio de
la interacción de fuerzas externas. Éstos se conocen como "vehículos
causales" porque crean las causas y las bases para la
participación en los "vehículos de resultado": sutra, tantra y
Dzogchen.

A veces en países de Occidente parece haber una división


entre los estudiantes interesados en chamanismo y los interesados
en la Gran Perfección y otras enseñanzas no duales. Esto
puede obedecer a muchos motivos. Algunas personas son sensibles
a las entidades y fuerzas no físicas y es natural que
sientan afinidad con aquellas enseñanzas que tratan de experiencias
con las cuales ya están familiarizadas. Por otra parte,
algunos habitantes de Occidente, educados en el materialismo
de la cultura secular occidental, suponen que estas enseñanzas
son sólo superstición, algo por lo que deben pasar para poder
alcanzar las enseñanzas más elevadas, que son lo que les interesa.
Sin embargo, las prácticas chamánicas pueden ayudar a los
practicantes tántricos y de Dzogchen a eliminar o sanar las causas
de gran parte del sufrimiento y a eliminar o vencer los obstáculos
en la práctica espiritual. Por ejemplo, conozco a un
monje que se ocupa casi exclusivamente de la filosofía y los
estudios académicos. Cuando enfermó, fue a su cocina y preparó
una ofrenda a los espíritus que él pensaba eran responsables
de causar la enfermedad. Esto es natural en la cultura
tibetana; para nosotros no hay conflicto entre lo filosófico, lo
espiritual y lo chamánico, y las prácticas chamánicas están
incorporadas en los demás niveles de las enseñanzas. Creo que
esta combinación de chamanismo con las perspectivas, más
elevadas, de sutra, tantra y Dzogchen puede ser exclusiva de la
cultura tibetana.

En el Bon, el practicante chamánico trabaja principalmente


con símbolos externos y con actos rituales simbólicos. El símbolo
conecta la mente enfocada del practicante con el aspecto
de la experiencia representado por el símbolo, ya sea una fuerza
o una entidad. Por ejemplo, cuando se hace una ofrenda de
alimentos a los espíritus o deidades, a menudo se la coloca en
el exterior. Los pájaros, insectos o animales acaban por
comérsela. Esto no invalida la ofrenda. En el nivel energético,
los símbolos y las acciones simbólicas han hecho una conexión:
algo ha sido ofrecido desde el lado humano y algo ha sido
recibido por el espíritu. La energía se manipula por medio de
los símbolos, y las fuerzas y los seres afectados serán conocidos
para el practicante que tiene la capacidad de percibirlos.
Si una enfermedad comienza a manifestarse o ciertas emociones
negativas empiezan a dominar la experiencia, un practicante
chamánico podría realizar un ritual que incluya el trabajo
con aquellos espíritus que él piensa que están causando
el malestar o que son capaces de influir sobre el curso de dicho
malestar. Se pueden ingerir como infusión hierbas asociadas
de manera particular con las energías elementales, o se las
puede quemar para que el humo pueda ser inhalado. Las
energías pueden ser encontradas de manera chamánica en su
manifestación burda: la energía de la tierra recogida de una

montaña o espíritu de la tierra, por ejemplo, o la energía del .


fuego obtenida directamente de fuentes de calor o de los espíritus
del fuego. Un curandero chamánico utiliza varios
métodos similares para beneficiar a quienes sufren de algún
malestar o enfermedad física, emocional o mental.
Debido a que todo está estrechamente relacionado, podemos
leer las señales y los presagios. Los augurios son significativos
no sólo porque han sido preparados para un individuo por
fuerzas mayores, sino porque todo influye en todo lo demás.
Por tanto, para alguien con la sensibilidad adecuada, el mundo
se vuelve un libro en el cual todo significado puede ser
leído. Los sueños pueden ser leídos, así como las barajas, las
piedras echadas, las formaciones de nubes, los sonidos del
agua, las condiciones climáticas y los movimientos de los animales.
Los espíritus se comunican mediante señales y símbolos
que encontramos en la vida cotidiana. En la conciencia chamánica
no hay coincidencias carentes de sentido; todo tiene
significado y el practicante experto puede extraer significados
específicos a partir de las relaciones infinitamente complejas
que conectan entre sí todas las cosas y a todos los seres.
En todas las culturas se tiene conciencia de las señales y los
presagios. Sin; embargo, a menudo el uso de las señales se
vuelve una simple superstición cuando se pierde la conexión
con el significado original. Por ejemplo, en los Estados Unidos
es considerado desfavorable que un gato negro se cruce en
nuestro camino. A pesar de que se suele tomar a broma este
tipo de cosas, muchas personas se sienten incómodas cuando
pasan debajo de una escalera. Otras culturas consideran que
ver una víbora cruzar el camino en dirección descendente o
escuchar a un búho reír temprano en la mañana son señales
desfavorables. Quizá, para los individuos de la mayoría de las
culturas, soñar que el sol se cae, o una pérdida de luz, sería
considerado como algo negativo, mientras que los sueños de

LA, YI Y SEM
un amanecer o de flores en plenitud son considerados propicio.
En la cultura tibetana, cuando se encuentra una señal
desfavorable, hay remedios para proteger las cualidades positivas
que se ven amenazadas o para recuperarlas cuando se han
perdido. Por ejemplo, cuando se percibe un augurio negativo,
la gente podría imaginar sus manos derecha e izquierda como
los discos del sol y de la luna; imaginan el poder y la energía
solar y lunar, los visualizan mentalmente, tratan de sentir dicha
energía en el cuerpo y luego juntan sus manos dando una
palmada, diciendo: "Para aquello que me amenazó en la pesadilla"
-juna palmada! o, "Disperso las fuerzas negativas representadas
por estos símbolos (señales o sueños)" -juna palmada!
El propósito de la fuerte palmada es ahuyentar las fuerzas
negativas.
Creo que este proceso es similar a lo que hacen los católicos
cuando hacen la señal de la cruz al encontrarse frente a
algo negativo o que los asusta. Otras culturas tienen sus propios
símbolos y acciones. Aun aquellas personas que creen que
todo esto es superstición infundada se sienten incómodas
cuando encuentran ciertas señales o una serie de imágenes y
sucesos negativos. Hay un malestar, una sensación de desorden,
un sentimiento de opresión negativa. En las culturas seculares,
culpan de ese malestar a un alimento descompuesto o a
las primeras señales de una enfermedad (algo aceptable). Pero
ésa no es una manera muy útil de responder ante la situación.
Las prácticas chamánicas proporcionan instrumentos que pueden
equilibrar energéticamente una situación y restaurar la
armonía en la relación entre el individuo y el medio ambiente.

LA, YI Y SEM.
En los vehículos chamánicos hay diversas maneras de considerar
la salud y el bienestar; todas están basadas en el entendimiento
de los elementos. Como mencioné antes, cuanto más .
equilibrados estén los elementos, mejor será la salud, y cuanto
menos equilibrados, peor será. Lo Mismo ocurre en todos los
niveles: físico, emocional, psicológico, energético y espiritual.
Algunos textos se refieren a lo anterior en términos de la (bla)
yi (yid) Y sem (sems). No hay una traducción exacta al español
de estos términos. Además, estas palabras pueden tener distintos
significados dependiendo del nivel de las enseñanzas. En
textos Dzogchen, por ejemplo, sem (mente) incluye aquello
que en los vehículos causales está dividido en sem y yi. Obsérvese
que aquí los términos se relacionan con los vehículos
chamánicos y que los mismos términos se explican de diferente
manera en distintos contextos.
En general, la se traduce como "alma", pero, más precisamente,
la es la profundidad de quienes somos. En el nivel más
profundo, es el equilibrio de las cinco luces puras, las energías
elementales puras. En el nivel de la vida ordinaria, la es
la capacidad de experimentar las cinco cualidades elementales:
estabilidad, comodidad, inspiración, flexibilidad y adaptabilidad.
La está asociado con las huellas kármicas que nos hacen
humanos en lugar de alguna otra cosa, como una tortuga o un
dios. Nuestro la es un la humano. El la de un tigre es un la
de tigre. El la determina qué tipo de ser seremos, así como
gran parte de nuestra identidad y capacidad individual.
El la es la base de nuestra vitalidad, de nuestra fuerza
interna como individuos. Puede ser dañado o acrecentado,
robado y recuperado. Si somos humillados, se debilita. Si
tenemos éxito en ·10 que es importante para nosotros, se ve
reforzado. Si actuamos con integridad, se fortalece. Si nos
traicionamos, pierde vigor.
A menudo traduzco la como "bondad fundamental humana"
porque es el fundamento de nuestra capacidad de experimentar
las cualidades positivas. Nacemos con la capacidad de
confiar en nuestra madre, de desarrollar amor y conexión, de
ser bondadosos. Esto es bondad fundamental humana: amor
básico, confianza básica, conexión básica, etcétera. La bondad
fundamental humana puede ser desarrollada mediante tradiciones
y orientaciones religiosas, morales y espirituales, pero es
innata. A medida que se lo desarrolla, el la se hace más fuerte
y puede ser sanado si es necesario.
Siempre nos encontraremos con condiciones y sucesos que
perturban al la: problemas familiares, opresión política, enfermedad,
accidentes. Las entidades no físicas también pueden
afectamos de manera negativa. Cualquiera que sea el origen,
si el la es lastimado -por cualquiera de estas causas- y no hay
suficiente fuerza para sobrellevar esa herida, la bondad fundamental
humana puede resultar dañada. Las capacidades para
confiar, amar, dar y recibir pueden verse restringidas. Esta es
la forma psicológica en la que se manifiesta el daño en el la.
También puede manifestarse física y energéticamente. Los aspectos
positivos de las cualidades elementales pueden perderse.
En la astrología tibetana se dice que la es la madre de la
fuerza vital; si se daña el la, la fuerza vital disminuye. El daño
puede ocurrir lentamente, a lo largo de un período de tiempo,
o de golpe. Después de un accidente, por ejemplo, puede
haber un daño duradero: un temor que no cede, un cambio
negativo de perspectiva, y otros. A este tipo de daño o perturbación
de la bondad fundamental humana lo llamamos "pérdida
del alma".
Mientras que el la determina las cualidades y capacidades
del individuo, el yi es el movimiento de la experiencia conformado
por el la. La es la capacidad de sentir alegría o tristeza,
confianza o desconfianza; yi es aquello que de hecho siente
alegría o tristeza, confianza o desconfianza. Y1 es el aspecto
reflexivo de la mente, en el cual las capacidades y cualidades
contenidas en la surgen en la experiencia.
El sem es la mente activa, conceptual. Tiene la capacidad .
de entender, juzgar, conocer y decidir. La condición de la y de
yi determina qué tan bien lo hace.
La condición del la se manifiesta como las capacidades y
cualidades de la mente individual. Cuando ella está equilibrado,
de manera similar las imágenes y los pensamientos que se
manifiestan en la mente son sanos y equilibrados. Cuando el
la está dañado, los pensamientos y las imágenes en la mente
son correspondientemente negativos y malsanos.
Los tres -la, yi y sem- no pueden separarse. Deben ser considerados
juntos en la práctica chamánica porque la salud de
cada uno de ellos depende de la salud de los tres, y la salud
de los tres está relacionada con el equilibrio de los elementos.
LA, SOK y TSE
Otro trío de términos que también se utiliza en los vehículos
causales para referimos a la salud del individuo es: la, sok
(srog), y tse (tshe). La, como expliqué antes, es la capacidad
kármica para las cualidades humanas positivas básicas. Tse
(o duración de la vida) es el potencial de la extensión de nuestra
vida. Consideramos que puede ser dañado o acrecentado.
Sok, la fuerza vital, es la vitalidad y está estrechamente relacionada
con rigpa, la conciencia despierta innata. Al igual que
rigpa, la fuerza vital, más que personal, es ilimitada y sin
identidad. A diferencia de rigpa, la fuerza vital puede ser perdida
o acumulada. Cuando sentimos aversión a la experiencia,
nuestra fuerza vital se debilita. Cuando percibimos la belleza
aun en la peor situación, nuestra fuerza vital se ve acrecentada.
La belleza relativa puede avivar el intelecto y abrimos en cierta
medida, pero el percibir la belleza del ser puro alimenta la
fuerza vital en un nivel más profundo.
La plegaria sincera, expresión emocional pura, incrementa
la fuerza vital. Las experiencias sensuales del color y de la
belleza en la naturaleza, así como la apreciación de dicha experiencia,
alimentan la fuerza vital. Si no sientes apreciación
por la vida en la actualidad, utiliza tu mente para generada:
"Éste es un hotel bonito, éste es un árbol hermoso, ésta es una
buena persona", y así sucesivamente. La fuerza vital puede ser
recuperada de cualquier dimensión mediante la apertura, la
aceptación y la apreciación. Las personas que tienen una pareja
a la 'que aman, o incluso una mascota a la que quieren,
viven más tiempo y sanan más rápido que aquellas que están
solas. Donde hay amor hay conexión y apreciación. Por medio
de la conexión se fortalece la energía del elemento tierra, y ésta
fortalece la fuerza vital.
Dado que la relación con la naturaleza -los elementos
burdos y la belleza del mundo natural- es tan importante, es
bueno practicar la apreciación consciente de la tierra, el aire,
el cielo, el calor y el agua. Una conexión positiva con los espíritus
asociados con los elementos también puede aumentar
la fuerza vital.

PRACTICAS.
Los vehículos chamánicos contienen un gran número de prácticas
que incluyen meditaciones, visualizaciones, mantras y
oraciones. Hay múltiples rituales de rescate, recuperación del
alma, cultivo de la fuerza vital, longevidad, sanación, purificación,
invocación y protección. Algunas prácticas son sencillas
y otras, muy complicadas. Aquí sólo me enfoco en dos de
ellas. La primera implica trabajar con los elementos naturales
en bruto para obtener sanación y apoyo. La segunda es una
práctica que recurre a las cinco diosas de los elementos que
nos ayudan a recuperar las energías perdidas o dañadas. En el
Tíbet se llama a esto "recuperar las esencias de los elementos"
('byung bdi bcud 'dus). También incluyo información acerca de
cómo hacer ofrendas.

EL TRABAJO CON LOS ELEMENTOS EN LA NATURALEZA


Trabajar con los elementos naturales en bruto es un proceso
de conexión con los elementos externos y sus cualidades internas.
Este proceso nos permite conectamos con la esencia de
los elementos, la cual, en la senda chamánica, es considerada
parte del alma. En este nivel, conectarse es sanar. La interiorización
de las energías elementales nos ayuda a cultivar las cualidades
positivas y eliminar las negativas.
Nos vemos afectados cuando vamos a lugares donde la
tierra está en su estado natural: desiertos, montañas, selvas y
planicies abiertas. No sólo nos afecta la belleza física que percibimos
visualmente, sino que además todo el cuerpo responde.
Estas respuestas más profundas a menudo son inconscientes,
pero con la práctica podemos aprender a interiorizar las
energías de los elementos naturales para la sanación y la regeneración.
Aun cuando no estemos afuera en la naturaleza silvestre,
siempre estamos en contacto con los elementos. Por
tanto, estas prácticas siempre están disponibles.
Cuando tomamos un baño en tina o una ducha caliente
y nos sentimos relajados y a gusto con el calor del agua, podemos
llevar ese bienestar hacia adentro y sentido en todo
nuestro cuerpo. Podemos imaginamos traer hacia adentro las
cualidades por medio de la respiración. Luego, podemos sentidas
en las dimensiones más sutiles de nuestra experiencia,
como en el canal central y el centro del corazón. Podemos
dejar que lo reconfortante del agua nos impregne a nosotros
y al espacio que nos rodea y, finalmente, a todos los seres y a
todos los lugares. Absorber cualidades positivas y luego
irradiadas a todos los seres es una práctica común en tantra.
Este patrón se usa una y otra vez en la práctica con los
elementos. Podemos practicar con experiencias cotidianas -el
calor del sol, por ejemplo. Cuando sientas el calor del sol en
la piel, relájate y llévalo a las partes más profundas de ti mismo.
Usa tu imaginación. Siente cómo el calor recorre los canales .
de tu cuerpo y va hacia el canal central. Luego siente cómo se
recoge en el canal central, en el área del corazón. Deja que
vaya más profundo, hacia tu alma. Sumérgete en esa sensación,
siente el calor de tu cuerpo, tus canales, chakras, canal
central, corazón, alma. Permite que los rayos del sol sean el
fenómeno externo que evoque las cualidades curativas del elemento
fuego, que siempre están en ti. El nivel más esencial de
la energía del sol es el nivel más sutil del fuego, y a medida
que desarrolles la práctica puedes utilizar la imaginación y la
visualización para traer esta energía a las dimensiones más
íntimas de tu ser.
Por último, podemos llegar a fusionarnos con el elemento.
Conectamos la cualidad externa con la cualidad interna y luego
disolvemos las diferencias. Buscar afuera es buscar dentro
cuando hemos desarrollado prácticas que conectan ambas tendencias.
De otra manera, buscar afuera es sólo eso, y es alejarnos
de nosotros mismos.
Para poder hacer la práctica que se describe más adelante
es útil ir a un sitio donde los elementos naturales tengan fuerza.
Es bueno practicar cuando estamos en la playa o caminando
en las montañas, sentarse al sol o enfrente del fuego, pararse
en la cima de una colina, sentir el viento en la cara -o
en cualquier momento en el que estés consciente de la presencia
de uno o más de los elementos. El conectarse con la percepción
de las manifestaciones intensas de los elementos en la
naturaleza ayuda al desarrollo interno de esos elementos.
Hay señales tradicionales de éxito en esta práctica así como
en todas las prácticas con los elementos, pero la más importante
es la aparición de cambios positivos en la vida. Aquello
que era débil internamente se fortalece, en tanto que las cualidades
negativas que alguna vez dominaron la experiencia comienzan
a disminuir. Estate atento a estos cambios para medir
hasta qué punto estás integrando las prácticas con tu vida
diaria.

Las prácticas son más eficaces cuando el tiempo, la actitud,


la forma del elemento, el mantra, las imágenes sagradas y
la imaginación se utilizan juntos y en armonía. Trata de mantenerte
enfocado en la experiencia de la práctica, manteniendo
la conciencia fresca y clara. Las sesiones pueden ser de cualquier
duración, pero trata de hacerlas por lo menos durante
media hora o 45 minutos para desarrollar una experiencia más
profunda. Puedes estar solo o con otra persona. Antes de
comenzar cualquier práctica, incluyendo ésta, es útil purificar
y abrir los canales del cuerpo, utilizando la práctica de las
Nueve Respiraciones de Purificación. ..

LAS NUEVE RESPIRACIONES DE PURIFICACIÓN:


Las nueve respiraciones de purificación es una práctica breve
diseñada para abrir y despejar los canales y relajar la mente y
el cuerpo. Es bueno hacerla antes de cualquier práctica de
meditación y también en la mañana al levantarse y en la noche
antes de dormir.
Siéntate en posición de meditación con las piernas cruzadas.
Pon las palmas de las manos hacia arriba sobre tus muslos;
la mano izquierda descansa sobre la derecha. Mete un
poco la barbilla para enderezar la parte de atrás del cuello.
Mantén la espalda recta pero no rígida, el pecho abierto. Los
ojos pueden estar abiertos o cerrados.
Visualiza los tres canales primarios. El canal central empieza
en el centro del cuerpo, cuatro dedos debajo del ombligo
y se sube en línea recta por la parte central del cuerpo. Su
diámetro es el de una pluma fuente gruesa, y se ensancha ligeramente
desde la altura del corazón hasta que se abre en la
corona de la cabeza. Los canales laterales tienen el diámetro de
un lápiz y se unen al canal central en la base debajo del ombligo ..
Se extienden a lo largo del cuerpo a ambos lados del canal
central, se curvan debajo del cráneo, pasan por detrás de los
ojos y se abren en las fosas nasales. En las mujeres, el canal derecho
es rojo y el izquierdo, blanco. En los hombres, el canal
derecho es blanco y el izquierdo, rojo. En ambos, el canal central
es azul.
Las primeras tres respiraciones
Hombres: Alza la mano derecha, presionando con el pulgar la
base del dedo anular. Cierra la fosa nasal derecha con el dedo
anular e inhala luz verde con la fosa izquierda. Luego, cerrando
la fosa nasal izquierda con el dedo anular derecho, exhala
todo el aire por la fosa nasal derecha. Repite este ciclo, haciendo
tres inhalaciones y tres exhalaciones.
Mujeres: Alza la mano izquierda, presionando con el pulgar
la base del dedo anular. Cerrando la fosa nasal izquierda
con el dedo anular, inhala luz verde por la fosa nasal derecha.
Luego, cerrando la fosa nasal derecha con el dedo anular izquierdo,
exhala todo el aire por la fosa nasal izquierda. Repite
este ciclo, haciendo tres inhalaciones y tres exhalaciones.
Con cada exhalación, imagina que todos los obstáculos
vinculados con las potencias masculinas son expulsados del
canal blanco en forma de aire azul claro. Éstos incluyen las
enfermedades asociadas con el viento, así como los obstáculos
y oscurecimiento s conectados con el pasado.
Las segundas tres respiraciones
Hombres y mujeres: Cambia de mano y de fosa nasal y repite
otras tres inhalaciones y exhalaciones. Con cada exhalación,
imagina que todos los obstáculos vinculados con las potencias
femeninas son expulsados del canal rojo en forma de luz rosa
clara. Éstos incluyen las enfermedades asociadas con la bilis, así
como los obstáculos y obscuraciones conectados con el futuro.
Las terceras tres respiraciones
Hombres y mujeres: Pon la mano izquierda encima de la
derecha sobre tus muslos, con las palmas hacia arriba. Inhala
luz curativa verde a través de ambas fosas nasales. Visualiza
cómo se mueve por los canales laterales hacia la confluencia
con el canal central, cuatro dedos debajo del ombligo. Con la
exhalación, visualiza la energía subiendo por el canal central y
hacia fuera de la cabeza. Completa tres inhalaciones y tres
exhalaciones. Con cada exhalación, imagina que todas las
potencialidades de las enfermedades asociadas con los espíritus
hostiles son expulsadas por la parte superior de la cabeza en
forma de humo negro. Expulsa también las enfermedades asociadas
con la flema y cualquier otro obstáculo u oscurecimiento
asociados con el presente.

TIERRA.
Ve a un escenario natural donde haya una sensación intensa
de las cualidades de la tierra y siéntate en el suelo. Si eres sensible
a estos tipos de energías o te gustaría desarrollar esta
sensibilidad, camina a tu alrededor y trata de encontrar el
lugar con mayor energía de tierra. No te pongas neurótico al
respecto: ya sea que realmente tengas esta sensibilidad o que
utilices tu imaginación, por ahora no importa; estás encontrando
apoyo para la práctica, yeso es lo importante. Cuando
encuentres el lugar, siéntate ahí. Si quieres hacer algo más,
puedes excavar un hoyo, de preferencia en forma de cuadrado.

LOS CINCO ElEMENTOS EN El CHAMANISMO.


Puedes recostarte boca abajo y conectarte con la tierra y la .
energía de la tierra a través del chakra del ombligo. No te preocupes
por saber si es esto es "real". La imaginación es el instrumento
que desarrolla la práctica; úsala y no te preocupes.
Después de aprender las prácticas en el capítulo siguiente,
también puedes decir el mantra y transformarte en la diosa
del elemento tierra, pero por ahora simplemente conéctate con
el elemento burdo.
El contacto con la tierra física es importante pero no necesita
ser elaborado. Puedes hacer la práctica sentado en una
silla. Donde sea que te encuentres mientras lees este libro,
siente la tierra debajo de ti. Siente su estabilidad, la inmensidad
del planeta, la gravedad que te sujeta a ella. Conéctate con
la densidad del elemento, deja que te afecte. Deja que tu
imaginación sea libre. Siente la estabilidad y llévala hacia dentro.
Tráela a tu interior a través de tu piel. Siéntela en tu carne,
en tus huesos y en tu canal central, en tu corazón, en tu conciencia.
Vuélvela cada vez más sutil hasta que impregne toda
tu experiencia, hasta fundirte con ella.
Esa estabilidad siempre está presente y disponible y puede
interiorizarse siempre que sea necesario. La próxima vez que te
sientas poco firme, disperso, inseguro o débil, recupera la tierra.
Si pierdes el equilibrio en tus relaciones o en el trabajo o
en tus procesos internos, decide inmediatamente sentirte firme,
enfocado, sólido y equilibrado mediante tu conexión con
la tierra. Utiliza el ambiente natural para desarrollar estas
cualidades positivas. Visita sitios en los cuales te sientas naturalmente
asentado y lleva hacia tu interior esa cualidad. O
enfócate en tu cuerpo cuando necesites tomar arraigo. Tu
cuerpo es muy terrenal: lo que siente es la vida de la tierra.
Trae tu conciencia a él, relájate y conéctate. La energía del
elemento está en ti, eres tú; es cuestión de tomar conciencia
de ella, de activada, de recordada.
AGUA.
Si vives cerca del mar, de un lago grande, del cauce de un río,
o de un estanque apacible, acércate a él. Si no estás cerca de
ninguno de ellos, simplemente presta atención al agua en tu
regadera o bañera y al agua que bebes. O bien, puedes usar
tu imaginación. Imagina el océano: su frescura, su fuerza, su
fluir, la calma de sus profundidades. El cuerpo del océano está
tranquilo aun cuando la superficie está agitada.
Conéctate con esas cualidades. Si puedes, siente la energía
del agua en tu cuerpo. Llévala hacia adentro, hacia tu piel, tus
músculos, tus huesos. Siente lo reconfortante del agua, la relajación,
la facilidad con la que fluye alrededor de las rocas, se
abre y acepta todo lo que cae en ella y reposa en cualquier objeto
que la contenga.
Perdemos este bienestar con demasiada frecuencia. La comodidad
de estar, la tranquilidad de ser. Vemos a alguien que
nos molesta o vamos a una fiesta o a una cita de negocios
y nos sentimos tensos, torpes y agitados. El elemento agua está
disminuido. Recuerda esas situaciones, pero esta vez siente lo
reconfortante del agua. Deja que los sucesos se desarrollen
mientras permaneces en paz en tu interior. Y la próxima vez
que te encuentres en una situación que te haga sentir te molesto
y demasiado crítico o preocupado o agitado, conéctate
con el agua. La energía del elemento está en todos lados, aun
en el desierto más árido -aunque el estar cerca del agua es
un apoyo útil cuando estás aprendiendo la práctica.
El agua es reconfortante. Al igual que la tierra, brinda una
sensación de estabilidad. Es aceptación de los demás, de los
sucesos, de uno mismo. El agua también está relacionada con
la eliminación, la purificación y la limpieza. Está asociada
con sensaciones de paz, comodidad y un suave gozo.

FUEGO.
Cuando tengas tiempo, encuentra un sitio soleado, como una
banca tibia. Si no hay sol, siéntate cómodamente frente al
fuego. Si no puedes hacer ninguna de estas dos cosas, siéntate
cerca de un calentador o de una estufa, o imagina que estás
cerca de una fogata. Pon atención en lo que sientes: el calor
en tu piel, la relajación. Lleva el calor hacia dentro de tu piel,
a los canales del cuerpo. Siente el calor del fuego circulando
por tu cuerpo, el calor de la sangre, el calor del metabolismo,
el calor de los músculos, el calor de los impulsos nerviosos.
Siente la emoción cálida y la alegría. Recupera esa cualidad.
Siente cómo llena el centro de tu cuerpo, cómo llena el
canal central. Siente la calidez en tu corazón, el centro de tu
ser. Permite que impregne toda tu conciencia.
Es un placer sentarse bajo los rayos del sol, pero si uno no
interioriza la cualidad del fuego, sólo recibe una parte de lo
que se le está ofreciendo. La energía del fuego no sólo tiene que
ver el calor y lo reconfortante sino también con la maduración.
El fuego purifica mientras quema lo negativo. El fuego
es la energía elemental subyacente en la creatividad y los logros,
en la dicha tanto sustancial como insustancial. El fuego
está relacionado con el orgasmo y, más sutilmente, con el gozo
de la energía que circula por el canal central.
Cuando no te sientas inspirado, o estés aburrido o apagado,
conéctate con el fuego. Cuando trabajes con un hábito o
tendencia negativa, quémalos en el fuego de tu práctica. Usa
tu mente para llevar el fuego a las áreas de tu cuerpo que están
enfermas o heridas; utilízalo para purificar la zona y reforzar
el proceso de curación. Cuando te sientas débil e inseguro,
conéctate con el fuego para recibir su fuerza y su visión creativa.
Cuando estés fatigado o poco inspirado, recurre al fuego para
fortalecer tu voluntad.

En la práctica avanzada del fuego interno (tummo) se desarrolla


el fuego psíquico. Los yoguis que practican con éxito
el fuego interno son capaces de vivir en los climas fríos del
Tíbet con muy poca ropa porque pueden recurrir a la energía
del fuego que siempre está presente.

AIRE.

El aire permite el flujo y el movimiento. Cuando surja un


viento fuerte, deja que se lleve tu karma negativo. Cuando
surja una brisa suave, deja que se lleve la incomodidad, el
temor y los pensamientos negativos.
Ve a un lugar donde haya viento, quizá un paso entre las
montañas o una playa. O ve a un sitio donde el aire sea fresco
y limpio -en la sombra de un bosque o cerca de un río.
Tranquiliza tu respiración. Siente el movimiento del aire. Llévalo
hacia tu interior -siente su libertad, su inteligencia. Siente
la vida moverse en tu carne y en tus pensamientos, y el
prana recorriendo los canales de tu cuerpo. Reconoce el aire
en el canal central, en el corazón, en la conciencia. La cualidad
principal del aire es la flexibilidad; el aire es libre.
El aire eleva el espíritu, el ánimo. Cuando te sientas decaído
o deprimido, conéctate con el aire. El aire es ligero, libre,
penetrante. Interioriza esas cualidades, conéctate con la flexibilidad
del aire. Cuando te atasques en un altercado, en una
depresión o en una perspectiva estrecha, conéctate con la flexibilidad
del aire. Escapa de la prisión de los hábitos mentales
restrictivos conectándote con el aire y volando por encima de
los muros del condicionamiento negativo.
El aire fuerte acelera el progreso en el camino espiritual,
pero sin el equilibrio de la tierra y el agua, el resultado no
permanece. Las prácticas tántricas con los canales, los chakras
y el prana desarrollan las cualidades del aire. En la práctica de
la transferencia de la conciencia (phowa) se utiliza el aire para
llevar a la conciencia desde la confusión de la ignorancia hacia
la claridad de la comprensión. El aire permite el cambio de
conciencia. El elemento aire es la base de la fuerza vital.
Conéctate con el aire para incrementar tu vitalidad y desarrollar
mayor libertad.

ESPACIO.
Mirar el cielo es una práctica muy importante. Súbete a la
cima de una colina desde donde tengas un panorama claro y
amplio del cielo. Enfrente de ti hay un espacio vasto. Tus ojos
deberán estar abiertos y tu cuerpo, relajado, y tu respiración
deberá ser libre y suave. Inhala la claridad del cielo y
disuélvete en ella al exhalar. Deja que el espacio puro, infinito,
penetre tu cuerpo, tu energía, tu mente. Integra tu conciencia
despierta con el espacio. Fúndete con el espacio.
Cuando te integras con el espacio, ocurre la curación. Los
nudos apretados y restrictivos de la ira y el temor, del deseo
y la preocupación, se disuelven. Las tensiones se disuelven.
Los pensamientos se disuelven. Tus diversas identidades comienzan
a disolverse. Cuanto más te integras con el elemento
espacio, tu conciencia se vuelve más clara y expansiva, no se
mancha de aquello que surge en ella, se mantiene siempre
fresca, abierta y espontánea. El espacio da cabida a todo sin
esfuerzo alguno. No dejes que esta práctica sea sólo un ejercicio
conceptual; lleva a tu interior la experiencia del espacio
vacío, encuéntralo en ti mismo y descubre que eso eres tú. En
este nivel de práctica, no se trata de percatarse de la naturaleza
de la mente (como sería si fuera una práctica Dzogchen),
sino de disolver los problemas cotidianos, haciendo espacio
para la experiencia positiva y encontrando y desarrollando la
capacidad de liberar lo negativo.

Cuando el elemento espacio está desarrollado, la mente es


más clara y hay más alegría. No hay tensión. Hay más lugar
para cualquier experiencia que surja. Si alguien llega tarde a
una cita, está bien: tienes espacio para acomodar esa situación.
Si encuentras que tienes responsabilidades grandes, está bien:
hay lugar para todo. Esto no quiere decir que tengas que aceptarlo
todo; más bien, que tienes que decidir y actuar desde la
conciencia despierta en lugar de reaccionar impulsiva y emocionalmente.
En la práctica de meditación, cuando el elemento espacio
está verdaderamente desarrollado, la práctica se convierte en
Dzogchen, obedeciendo a la naturaleza de la mente. Es presencia
pura. Integramos plenamente con el espacio es integramos
con el fundamento del ser.

DEDICACIÓN ..
Al final de todas las practicas, imagina que has acumulado
méritos al emprender prácticas espirituales. Dedica estos méritos
al bienestar de todos los seres. Genera el deseo sincero de
que todos los seres sean liberados del sufrimiento y que encuentren
la senda espiritual. Hay muchas plegarias que se
pueden recitar o cantar, pero es más importante desarrollar
verdaderamente la compasión.
LOS ESPÍRITUS ELEMENTALES
Muchas culturas que viven en cercanía con la tierra desarrollan
una apreciación de la dimensión espiritual de los elementos
naturales. Reconocen que los elementos no son sólo materiales
burdos -también son un medio ambiente habitado
por deidades y espíritus inferiores y superiores. Hay seres
sintientes que viven en cada uno de los elementos.

En el nivel de las enseñanzas que denomino chamánicas,


se considera que las fuerzas que nos afectan están fuera de ..
nosotros más que dentro de nuestro cuerpo o mente. De acuerdo
con el chamanismo, las fuerzas de la naturaleza están vivas;
los espíritus residen en los ríos, árboles, rocas, montañas, cascadas,
fuegos, planetas, cielo, valles, cuevas, etcétera. Estos
espíritus están relacionados con los cinco elementos externos,
de la misma manera que nuestra experiencia interna está relacionada
con nuestro cuerpo. Cualquiera que sea nuestra filosofía,
por lo general la experiencia de nosotros mismos es que
residimos "en" nuestro cuerpo. De manera similar, los lagos,
árboles y rocas son cuerpos en los que residen espíritus. En el
chamanismo, estas entidades no son consideradas como proyecciones
mentales ni se cuestiona su realidad. Son autónomas
y se rigen a sí mismas. Estos seres no físicos con quienes tenemos
contacto pueden ser neutrales hacia nosotros, o bien
obstruimos o apoyamos.
Cuando compramos una casa o un terreno, sentimos cierta
satisfacción de que la tierra nos pertenece. Sin embargo,
existen en ella muchos seres que no participaron en nuestra
transacción de compraventa. Hay múltiples seres no físicos a
quienes no podemos ver con nuestros ojos físicos, así como
seres sustanciales visibles tales como insectos, pájaros y animales
que habitan en los árboles o bajo la tierra. En cierto
sentido, la tierra les pertenece también. Pelean con otros miembros
de su especie para conservar su espacio y marcar su territorio,
igual como lo hacemos nosotros. Sin embargo, llegamos
al terreno y excavamos sus madrigueras, cortamos los árboles
que sostienen sus nidos, arrancamos las plantas que utilizan
como alimento y destruimos sus huevos y sus crías. ¿Cómo
reaccionarías tú si algún otro tipo de ser de pronto ocupara tu
hogar, moviera o rompiera tus cosas, o enterrara tu casa bajo
concreto? Hacemos este tipo de daño a otros seres visibles y
también a seres que no vemos.

Cuando construimos una casa, dependiendo de cómo nos


relacionemos con el terreno y con los seres que lo habitan,
nos veremos obstaculizados o apoyados por los espíritus del
área. Pueden dañamos causándonos enfermedades, obstáculos
en el trabajo o en nuestras relaciones, afectar nuestros pensamientos
o dificultar nuestra práctica espiritual, afectar nuestra
energía y dejamos fatigados, deprimidos, agitados o confundidos.
0, por otra parte, pueden incrementar nuestra vitalidad,
protegemos y eliminar de nuestro entorno las energías perturbadoras
no físicas, ayudamos a enfocar la mente en la práctica
espiritual, ayudarnos a sanar, y a desarrollar relaciones armoniosas
entre nosotros mismos.
Hay una palabra en tibetano, sa-dak, que está relacionada
con el elemento tierra. Significa "espíritu de la tierra", aunque
la traducción literal es "señor de la tierra". Cuando los practicantes
tibetanos utilizan la tierra -para cultivar alimentos,
construir una casa o hacer un camino- piden permiso a los
espíritus de la tierra para hacerlo.
Al igual que la tierra, el espacio está lleno de seres físicos
y no físicos. Como en el caso de la tierra, estos seres y este
elemento no están ahí simplemente para que los utilicemos
como queramos. El espacio es un aspecto fundamental de la
existencia y también un hábitat para diversos tipos de seres
que viven en él lo mismo que nosotros. Los tibetanos consideran
que en el espacio que ocupa un rincón en un cuarto,
viven millares de seres de quienes no sabemos nada.
Compartimos todos los elementos con muchos seres. Algunos
viven incluso en el fuego yen el espacio que hay entre
las estrellas. Nuestras actividades afectan a estos seres y ellos
nos afectan a nosotros.
Los tibetanos hablan de las "ocho clases de seres": srin po,
ma mo, dre, rak sha, btsan, rgyal po, bdud y klu.
Se sabe que los seres de cada clase tienen apariencias temperamentos característicos
y se relacionan de una manera particular con
humanos. Por ejemplo, los klu son espíritus subterráneos asociados
con el elemento agua. Pueden ser muy inteligentes y
tener gran interacción con el mundo humano. En el Bon, se
cree que los klu a menudo son responsables de ocasionar
enfermedades y otros obstáculos en la vida. También se cree
que se han impartido enseñanzas de Dzogchen y otras en el
mundo de los klu, y que es posible recibir enseñanzas de los
klu.
Los espíritus asociados con las rocas son llamados btsan.
Por lo general se los representa como gente roja montada en
caballos rojos y a veces portando banderas rojas. Es frecuente
que en los lugares rocosos haya agujeros, túneles y conexiones
entre un área y otra; los tibetanos creen que son vías para los
btsan y que no deben ser bloqueadas con edificios o caminos,
pues los espíritus podrían vengarse contra aquellos que bloquearon
su camino infligiéndoles dolor en el área del corazón
y, a veces, aun causando su muerte mediante un ataque cardíaco.
Los gyalpo son una clase de espíritus que alguna vez fueron
humanos que gozaban de mucho poder y murieron y
renacieron como este tipo de espíritu. Gyalpo significa "rey".
A veces adquieren formas familiares para nosotros, humanas o
animales, y otras veces su forma es totalmente extraña para
nosotros. Se encuentran especialmente en castillos donde
reyes y miembros de la realeza han sido asesinados. En Europa,
he encontrado varias historias de .fantasmas, usualmente
de personas que tuvieron una muerte violenta. Desde el punto
de vista tibetano, se podría tratar de gyalpo. Los gyalpo
pueden ser domados por practicantes fuertes, sensibles al
mundo no físico y que conocen las prácticas adecuadas. Una
vez domados, los practicantes pueden convertidos, enseñarles
religión y exigirles la promesa de proteger una doctrina o
grupo religioso.

Hay espíritus en los árboles y en los campos, en áreas energéticas


como el centro de sitios amplios y planos. Hay espíritus
en los cruces de caminos. Hay espíritus del espacio -aquí
no están incluidas en las ocho clases- llamados namthel, y se
sabe que son peludos. En el norte del Tíbet, donde nació mi
madre, hay muchos de estos espíritus y son propiciados por la
gente que vive ahí. Es frecuente que los espíritus se vuelvan
protectores de aldeas y de individuos -relaciones que duran
más de una vida. A menudo, aparecen en sueños con
mensajes para aquellos a quienes están protegiendo.
Debido a que los espíritus pueden ser tanto positivos como
negativos, es aconsejable tener cuidado con las prácticas que
conectan al practicante con un espíritu. En la actualidad, es común
que la gente, en su imaginación, emprenda viajes utilizando
tambores y busque espíritus guardianes y animales de
poder, etcétera. Si bien esta práctica suele ser benéfica, o al
menos inofensiva, realmente existen seres con los cuales algunas
personas pueden llegar a conectarse. No todos son seres
con quienes querríamos conectamos. Al parecer se tiene poco
cuidado en cuanto al tipo de seres de los que se trata; ésta
puede ser una práctica peligrosa. Las personas parecen ser más
cuidadosas al escoger un socio o un compañero de habitación
que al escoger un ser no físico como guía o guardián.
En las tradiciones tibetanas, nos conectamos con deidades
y espíritus específicos que ya han sido identificados en la tradición.
En la mayoría de nuestras prácticas curativas, nos
conectamos con seres que han sido domados y han acordado
actuar como guardianes, protectores y apoyos para la sanación.
Por lo general, en los textos de los rituales hay una breve explicación
acerca de cuándo se incorporó a los seres específicos
a la práctica de la religión. Fueron espíritus indómitos y, luego,
un antiguo maestro los domó; el nombre del maestro aparecerá
en el texto como parte de la explicación. Cuando los
..
76 .:. lOS CINCO ELEMENTOS EN El CHAMANISMO
espíritus fueron domados, consintieron en ayudar de una manera
particular y quedaron así comprometidos por medio de
votos. A cambio, los practicantes han prometido hacerles ofren- .
das, que suelen ser ofrendas rituales o liturgias; los textos especifican
lo que necesita hacerse. Los rituales son transmitidos
a través de linajes, de maestro a estudiante o de padre a hijo.
Cuando iniciamos estas prácticas, estamos entrando en una
relación establecida con los espíritus, no estamos empezando
una nueva, y hay etapas del desarrollo de la relación que se
explican en las enseñanzas que acompañan la práctica.
Sé que a muchas personas se les dificulta pensar en los
espíritus de la manera en la que los describo. En los textos tibetanos
se describen muchos espíritus relacionados con lugares
específicos del Tíbet. Si vivimos en Nueva York o en Tokio,
no estoy seguro de que sea útil tratar de conectamos con
esos espíritus. Cuando estamos en ciudades occidentales, más
que pensar en espíritus que viven en cuevas o en medio de las
montañas, podría ser más fácil que pensáramos que los espíritus
viajan por las calles, creando ira y agitación en los automovilistas.
Cuando experimentamos agresión mientras manejamos,
es buena idea respirar tranquilamente y relajamos. De
lo contrario, ¡podemos llegar a conectamos con los demonios
del tráfico!
De cualquier modo, es apropiado ser sensibles a los seres
que viven en los elementos y pedir su permiso y buena voluntad
antes de hacer cambios en su hábitat. Y después de haber
hecho los cambios, debemos agradecer a lbs seres que han sido
afectados. Somos sólo una especie rodeada por numerosos seres
sensibles de diversos tipos, y todos ellos desean ser felices y
estar libres de sufrimiento.
El desarrollo de esta sensibilidad y de esta compasión es
parte de nuestro crecimiento, y un paso hacia adelante en el
reconocimiento de que el planeta está vivo y es sagrado, de
que los elementos no son sólo recursos sino aspectos funda-
..
LOS EspíRITUS ElEMENTALES .:. 77
mentales de un universo VIVIente.Vivir en armonía con el
mundo natural no es sólo una cuestión de nuestra propia
supervivencia. Sabemos que muchas especies están a punto d~
extinguirse debido a los avances del mundo moderno. y hay
muchas otras de las que no sabemos nada, que también son
dañadas por nosotros. No todos ellos son indefensos, pero
ciertamente ninguno merece la extinción por nuestra causa.
Imagina que un ser de otra dimensión nos encuentra y nos
ve sólo como carne. Imagina que este ser no se da cuenta de
que estamos vivos, de que tenemos inteligencia e imaginación,
de que nuestra vida es el aspecto insustancial y que la carne es
el aspecto sustancial. Sólo ve carne. Es lo mismo cuando
miramos a los elementos y vemos sólo procesos físicos inanimados;
no vemos el aspecto sagrado y vivo de los elementos,
los espíritus que viven en ellos y que son de ellos. Cuando
nuestro cuerpo enferma, nuestra mente insustancial sufre, no
sólo la carne. De la misma manera, los elementos naturales
son importantes para los seres que moran en ellos. Para ellos,
la destrucción o degradación del medio ambiente es como una
enfermedad en el cuerpo, y sufren en niveles insustanciales,
igual que nosotros.
Es fácil no tomar en cuenta a los espíritus invisibles, pero
resulta dañino. Cuando ignoramos a estos seres, hay provocaciones
negativas de parte de los espíritus. Surgen enfermedades
que, creemos, vienen de espíritus molestos. A estas enfermedades
las llamamos "enfermedades de la época". En Occidente
las mismas enfermedades pueden considerarse como resultado
de factores ambientales negativos -contaminación y sustancias
químicas, etcétera.
Ciertos seres no físicos nos perciben, otros no. Algunos
son dañinos para nosotros, otros nos benefician; pueden ser
nuestros aliados o nuestros enemigos, dependiendo del tipo de
relación que construyamos con ellos.

LA RELACIÓN CON LOS SERES NO FISICOS


Llevar a cabo las prácticas rituales no es como acudir a un
médico y tomar una pastilla. Sanar es algo que podemos hacer
nosotros mismos. Necesitamos aprender a protegemos de las
enfermedades y de la negatividad. Una manera de hacerlo es
por medio de ofrendas, las cuales apaciguan a los espíritus y
además desarrollan la generosidad y la compasión.
En las prácticas siguientes, invitamos a cuatro clases de
invitados a que acudan. Tenemos una relación diferente con
cada clase de invitados.
La primera clase de invitados
Los primeros invitados son los seres plenamente iluminados,
los budas, bodhisatvas y maestros iluminados, incluyendo
a las deidades tutelares (yidam), las diosas plenamente realizadas
(khandro) y todos los seres que están libres de ignorancia
y que han perfeccionado las cinco sabidurías. A estos invitados
no los controlamos. No les decimos qué hacer -les pedimos
sus bendiciones.
En toda práctica de meditación se invita a los primeros
invitados. Son los seres a quienes reverenciamos cuando hacemos
postraciones, y a quienes pedimos amparo. La energía es
necesaria en la curación; es importante contactar la fuente de
energía correcta y tener la relación adecuada con esa fuente.
La mejor fuente es la primera clase de invitados.

La segunda clase de invitados


Por lo general, los invitados del segundo nivel no están plenamente
iluminados, pero aun así son poderosos. Son seres del
reino de los dioses, seres que forman parte del séquito de
deidades mayores, guardianes y protectores del dharma. Estos
invitados pueden incluir a seres poderosos de cualquier ámbito
de la existencia. En la tradición occidental, los ángeles
son considerados seres poderosos, y muchas veces el encuentro
con ellos es visto como algo temible; éstos se considerarían
invitados del segundo nivel. También estarían incluidos los
espíritus asociados con los planetas. En Occidente, no pensamos
en los planetas como seres, pero lo son: la luna personifica
a un ser, igual que el sol y los planetas.
Muchas prácticas curativas se llevan a cabo con la ayuda
de la segunda clase de invitados, y los tratamos con respeto
y devoción. ..
La tercera clase de invitados
Los invitados del tercer nivel son aquellos seres con quienes
tenemos conexiones kármicas y los seres de las ocho clases que
describí anteriormente. Esta relación incluye a todos los seres
con quienes hemos estado conectados y con quienes aún tenemos
karma -amigos y enemigos de esta vida y de vidas
anteriores. Lo que nos conecta no tiene que ser algo negativo;
puede ser algo que simplemente requiere ser terminado. Sin
embargo, como esta práctica está dirigida a la sanación, es
importante invitar a los seres con quienes tenemos una conexión
que necesita ser sanada. Una deuda kármica significa
una conexión kármica. Por ejemplo, en el mundo de los negocios
puede suceder que dos personas entren en conflicto
pero, debido a las circunstancias, no es posible deshacer la
relación. 0, hay personas que parecen tener el propósito de
hacemos la vida difícil o que nos irritan sin razón alguna.
Dichas situaciones indican una deuda kármica.
Muchas de las perturbaciones y obstáculos que encontramos
en la vida están relacionados con la interferencia de estos
invitados kármicos. Así como tenemos dificultades con un
vecino o un colega con quien tenemos una mala relación, podemos
tenerlas con los seres no físicos. Cuando hay un problema,
no es útil pensar que es culpa del otro, ya sea humano
o espíritu. Es mejor damos cuenta que es necesario hacer algo,
tenemos que hacer algo. Al igual que nosotros, el espíritu
preferiría no estar metido en un problema.
La práctica ritual es una manera de terminar la perturbación
y pagar las deudas, un principio en las prácticas chamánicas.
Podemos sanar estas conexiones mediante ceremonias,
ofrendas, quemando alimentos y ofreciendo humo, como
se describe más adelante. ..
La cuarta clase de invitados
Estos son los invitados de la compasión. Son seres más débiles
que nosotros y que pueden beneficiarse con nuestra ayuda. En
la tradición chamánica del Bon es importante desarrollar la
compasión como fundamento de la práctica.
Una motivación para llevar a cabo la práctica chamánica que
esté basada en algún tipo de aventura espiritual o sólo por
distinguirse como persona especial, no será útil. Me parece
que muchas de las tradiciones chamánicas actuales no tienen
etapas de crecimiento verdadero. Al parecer que lo que consideran
importante es tocar tambores y hacer viajes, dejar el
cuerpo y tener experiencias imaginarias. Pero si eso es todo,
tendría mayor utilidad que los practicantes tuvieran experiencias
vivenciales con el cuerpo.
Si la motivación es el deseo de ayudar a otros, para sanar
y aliviar el sufrimiento, entonces la intención está basada en
la compasión. En este caso, la práctica chamánica crecerá y
conducirá de manera natural a prácticas más elevadas.

Cuanto más felices estén los espíritus conectados con


nosotros, más feliz será nuestra vida. Así sucede en todos los
niveles. Cuando los seres que nos rodean son felices -vecinos,
cónyuges, amigos, hijos, compañeros de trabajo- eso nos hace
felices. Cuando una persona con quien estamos conectados
no es feliz, a menudo desea obtener felicidad de nosotros; y no
siempre sabemos qué dar -y a veces no podemos o no queremos
dar. Esto ocasiona un problema.
De manera similar, los seres de los mundos de los espíritus
pueden querer o necesitar algo de nosotros y no sabemos cómo
dárselo. No nos damos cuenta de que podemos dar algo no
físico. En Occidente se valora lo material. Es más difícil valorar
los regalos no materiales, aunque sabemos lo importantes
que pueden ser. Dar amor, confianza, respeto, honestidad y
amistad tiene gran valor; es más de lo que el dinero puede
comprar. Los espíritus no son físicos y pueden estar satisfechos
con ofrendas no físicas. El mejor fundamento para estas
ofrendas es la compasión.

HACER OFRENDAS:
En todas las tradiciones de la práctica espiritual tibetana, se
hacen regularmente ofrendas a los espíritus. El mandala, parte
de las prácticas fundamentales del Bon, así como de las cuatro
escuelas de budismo tibetano, es una ofrenda para la primera
y la segunda clases de invitados. La práctica de chod es una
ofrenda para las cuatro clases de invitados y en particular para
los invitados kármicos. La dedicación del mérito, que sigue
a toda práctica, es una ofrenda a todos los seres, en especial a
las tres clases de invitados inferiores que aún están en samsara.
Ofrecemos los alimentos que comemos y lo que bebemos.
Ofrecemos lo bello a aquellos que están por encima de nosotros.
Ofrecemos lo que nos sobra a quien pueda obtener
beneficio de ello. Todo puede ser ofrecido; el único límite es
el que impongamos. En los vehículos causales se describe un
gran número de prácticas de ofrendas.
Algunos rituales de ofrendas son muy elaborados y requieren
varios días de preparación. Las ofrendas pueden incluir
todo tipo de alimentos, torma (figuras hechas de harina de
cebada pintada), alcohol, textos preparados especialmente, piedras
preciosas y joyas, rezos extensos, repeticiones de mantras
y muchos otros materiales. Las ofrendas también pueden hacerse
con los alimentos sobrantes de la comida, o llevarse a
cabo totalmente en la imaginación. Si bien la mayoría de las
veces hacemos ofrendas por medio de visualizaciones, también
es bueno hacer ofrendas sustanciales, ya que ayudan a enfocar
y profundizar el ritual.
Con ciertas prácticas, como la de recuperar el alma, estamos
recobrando aquello que hemos perdido o curando lo que
está dañado, y el hacer ofrendas forma parte de estas prácticas.
Pero además, podemos hacer ofrendas regularmente, aun cuando
todo esté en orden. Podemos hacer ofrendas para conservar
la armonía con seres no físicos y evitar que causen obstrucciones,
para pedirles que eliminen obstáculos existentes, para beneficiar
a los espíritus; para solicitar su apoyo en asuntos
mundanos y espirituales, para honrar nuestras obligaciones
hacia los protectores y guardianes y deidades tántricas, y para
desarrollar la generosidad.
Aunque no ahondo en los detalles de la práctica de las
ofrendas, he incluido información acerca de algunas de las maneras
de hacer ofrendas regularmente.

Una de las ofrendas se llama chang bu, un torma de huellas


dactilares, Puede estar dirigida a uno mismo o a otra persona.
El torma es hecho de harina de cebada yagua, aunque puede
sustituirse con otro tipo de harina. Se hace una masa, no muy
húmeda porque se vuelve pegajosa, pero con suficiente líquido
para poder moldearla. Se le da forma de rollo ancho y se
aprieta con la mano como si se estuviera apretando un tubo.
Para evitar que la masa se adhiera a la mano, ésta primero se
unta con un poco de aceite. Los hombres utilizan su mano
derecha, y las mujeres, la izquierda. La masa adquiere la impresión
de la mano, marcada con las arrugas y nudos de la
palma y los bordes entre los dedos donde se apretó la masa.
Relacionamos las impresiones de los cinco dedos con los cinco
elementos, y las líneas de la masa, que se forman al doblar los
dedos, con las ofrendas de los sentidos.
Una vez formada la masa, se aplica a la parte del cuerpo
que necesita sanarse. El contacto con el cuerpo centra la atención
en el sitio tocado; el prana sigue la atención, ya que la
mente y el prana siempre se mueven juntos. Con la atención
puesta en un solo lugar del cuerpo, la sensación en esa parte
aumenta. Podemos experimentar esta sensación tocando cualquier
parte de nuestro cuerpo y centrando la atención ahí.
Cuando esto se hace a través del chang bu, utilizamos la imaginación
para atraer la enfermedad, el trauma o la negatividad
hacia la figura de masa. Entonces deberíamos de sentir alivio
en esa zona del cuerpo. Luego, ponemos el torma en otra
parte del cuerpo que necesita ser curada. Cuando hayamos
terminado, tendremos un símbolo sustancial de nuestra enfermedad,
uno que está conectado energéticamente con nosotros;
este símbolo es ofrecido a los invitados del tercer y cuarto
nivel, los seres que pueden estar causando y manteniendo la
enfermedad. La intención detrás del ritual no sólo es eliminar
del cuerpo la influencia del espíritu, sino también dar algo al
espíritu mediante la ofrenda. Lo que ofrecemos contiene parte
de las propiedades energéticas de la enfermedad, pero ahora
está en una forma más pura que nutrirá y satisfará al espíritu.
Cuando el espíritu acepta la ofrenda, sale de la persona a la
que ha afectado.

Después de terminar el ritual, la ofrenda se lleva afuera y


se tira en dirección opuesta al signo del año de nacimiento del
individuo, la dirección en la cual se cree que posiblemente se
originó la fuerza negativa. (Si no conoces tu signo, consulta la
gráfica al final de este libro.) Tradicionalmente, después de un
ritual como éste, buscamos un sueño que signifique éxito,
como soñar con insectos, animales, líquidos u otros seres o
sustancias negativas que salen del cuerpo.
También podemos hacer tormas triangulares para ofrecerlos
a los guardianes y los protectores. La forma triangular representa
el fuego, se pinta de rojo y se ofrece a los seres iracundos
como Dorje Phurba o YesheWalmo. Los tormas redondos se
pintan de blanco o amarillo y se ofrecen a deidades pacíficas
como Shenlha Odkar, Chamma o Tara. De manera energética,
estamos ofreciendo distintas cualidades para activar diversas
cualidades de diferentes seres..
Hacemos ofrendas más elaboradas para los rituales de "rescate"
descritos en los textos. El rescate se ofrece cuando una
persona parece estar poseída por un espíritu o cuando la aflicción
es poderosa. Cuando alguien es secuestrado, se da un
rescate a cambio de su libertad. Pero en este caso, no utilizamos
dinero, sino que ofrecemos a los seres no físicos lo que
es útil para ellos: ofrendas que los nutran.
El rescate es una imagen simbólica de la persona, hecha de
harina como el torma descrito arriba. Alrededor de la figura
hay todo tipo de ofrendas: pan, queso, azúcar, sal, comida de
diferentes sabores, una pequeña cantidad de dinero como símbolo
de riqueza y algunas prendas de vestir pertenecientes a la
persona enferma. El enfermo también puede escribir en un
papel lo que quiere dejar ir, lo que no quiere, como parte de
la ofrenda. La figura puede ser pequeña o grande. Cuando
Shardza Rinpoché, uno de los maestros bon más famosos en
siglos recientes, enfermó, sus estudiantes hicieron una efigie
de masa de tamaño natural y la ofrecieron a los espíritus. Sin

embargo, es la intensidad de la práctica lo que hace que funcione


un símbolo, no el tamaño de la ofrenda.
En una ocasión, mi madre estuvo enferma durante largo
tiempo. La llevamos con varios doctores, pero la enfermedad
no disminuyó. Lo que pareció ser útil fue el gran rescate que
ofrecimos. Hicimos una efigie de mi madre, vestida con prendas
de ropa suyas y la ofrecimos a los espíritus como rescate.
Preparamos comida como si ella fuera a emprender un viaje
largo y se la dimos a los espíritus que habían capturado su
salud. Incluso enviamos el nombre de mi madre junto con la
efigie. Antes del rescate, su nombre era Dolma; después, se
convirtió en una nueva persona llamada Yeshe Lhamo. Mi
madre se había identificado con la persona que enfermó. El
rescate le permitió convertirse en la persona que estaba curada.
Cuando nos identificamos con nuestro sufrimiento y enfermedad,
nos es difícil sanar porque eso significa renunciar a
nuestra identidad. Si podemos cambiar de identidad, la enfermedad
o sufrimiento puede dejarse atrás. También el espíritu
está conectado con una identidad en particular y si dejamos esa
identidad atrás, el espíritu se queda atrás junto con ella.
Hacer ofrendas puede ser muy sencillo. Cuando Lopon
Tenzin Namdak Rínpoche visitó por primera vez los Estados
Unidos, lo llevé a una tienda de comestibles. Se asombró de
la cantidad de comida que había en la tienda. Dijo que era un
buen sitio para practicar las ofrendas, caminando por los pasillos
y ofreciendo la comida a las cuatro clases de invitados.
No tenemos que comprar nada. En todo tipo de ofrendas tenemos
que utilizar nuestra mente y energía para que las ofrendas
sean reales. La ofrenda verdadera se da en un nivel imaginario.
La ofrenda física es el ritual que apoya la ofrenda
energética real.

Hay muchos espíritus a quienes les gustaría participar y


recibir algunas de las ofrendas, pero son demasiado débiles
o temerosos para acudir a nosotros si no los invitamos. Cuan- .
do lo hacemos, pueden acudir.
Antes de comer, ofrece la comida a los primeros y segundos
invitados. Al terminar, simplemente permite que los invitados
del tercer y cuarto nivel tengan las sobras. Nada desaparecerá
de los platos, pero energéticamente se da algo y se
recibe algo. Cuando encendemos fuego, podemos ofrecer el
humo, el cual, merced a la imaginación, puede convertirse en
cualquier cosa que creamos que el espíritu necesita.
Podemos quemar pequeñas cantidades de comida preparada
especialmente para llevar la ofrenda a los espíritus y a los
muertos. Cuando muere alguien cercano, hacemos ofrendas
de humo durante cuarenta y nueve días; los tibetanos creen
que éste es el período de tiempo que les lleva atravesar los
estados intermedios hacia el renacimiento.
Haz ofrendas a las cuatro clases de invitados. No olvides
a los invitados kármicos, los seres con quienes has tenido
conexión, con quienes tienes una deuda de algún tipo. Invítalos
-estarán en tu vida de todas maneras. Abre tu corazón
y pídeles que vengan para recibir lo que les ofreces. Si estás
tranquilo y firme, puedes visualizar imágenes conectadas con
estos invitados. A veces estas imágenes aparecen en sueños. Si
no surgen como imágenes, pueden surgir como emociones.
De cualquier modo, ¿qué o quién aparece? Posiblemente algunas
figuras en el sueño te den algo, pero no nos estamos
refiriendo a ésas. Nos referimos a aquellas que parecen necesitar
algo de ti; te piden o te exigen algo, y tú puedes ofrecerles
lo que ellos quieren de ti. Quema algo de comida; a medida
que el humo se eleva, imagina que se convierte en aquello que
el espíritu desea. Con eso basta. El hacer ofrendas desarrolla
la capacidad de generosidad, sensibilidad y compasión.
Cuando te cambies de casa, pon atención a tus sueños y
experiencias. Tienes espíritus vecinos nuevos, así como vecinos
físicos, y en ambos casos es bueno desarrollar buenas relaciones.
Haz ofrendas a los espíritus del lugar. Si planeas construir
o modificar el terreno de alguna manera, pide permiso y haz
ofrendas. Quizá tengas que pedir a los espíritus que dejen un
área en la cual vayas a construir. Sé amable; pero si no quieren
irse, posiblemente tendrás que mostrarte iracundo.
Cuando realizas un ritual grande como el de un rescate, es
bueno programado para la noche anterior a la luna nueva. La
gente tiende a ser un poco más vulnerable en la noche, a
medida que la energía declina, y es aconsejable trabajar con las
fuerzas negativas a esa hora.
Deben hacerse ofrendas en ocasiones especiales, como
cuando alguien está enfermo o está muriendo. También pueden
hacerse de manera regular, una vez al mes, si así lo deseas.
Pueden hacerse diariamente ofrendas de comida y bebida y de
mandalas. Cuando los yoguis se retiran a las montañas, pueden
pedir el apoyo de los espíritus locales y para ello hacen
una ofrenda quemando comida todos los días.
Aun en Occidente, donde es más posible que las personas
atribuyan sus problemas a procesos psicológicos o biológicos
que a los espíritus, pueden hacerse ofrendas. Aunque la persona
trate sus problemas de manera psicológica y la ofrenda
sea vista como un proceso psicológico, también obtendrá
beneficios.
Cuando hayas terminado con estos rituales, saca las ofrendas
al exterior. Si se trata de comida, deja que los animales y
los insectos la coman. Como mencioné antes, no se trata de
ofrecer sustancias físicas a seres no físicos, sino de utilizar la
sustancia física para dar poder a las prácticas internas. Aplicar
la imaginación y el sentimiento en la practica es lo que hace
que la ofrenda sea efectiva.
Las ofrendas son un gesto del corazón y una bella expresión
de generosidad. Si generas consistentemente esta experiencia
en tu vida, obtendrás un resultado positivo.

LA PÉRDIDA DEL ALMA Y LA RECUPERACIÓN


DE LAS ENERGÌAS ELEMENTALES
En la tradición tibetana, como en muchas de las tradiciones
chamánicas, existe la idea de la "pérdida del alma". Si bien es
un desequilibrio de los elementos, se trata de un desequilibrio
mayor que los sufridos en la vida diaria. Es cuestión de grado.
La pérdida del alma es una pérdida profunda de las cualidades
elementales y una condición de desequilibrio extremo que en
general, aunque no siempre, es causada por situaciones traumáticas
y seres externos.
Decimos que el alma puede ser robada por seres malévolos
de las ocho clases. Esto quiere decir que los seres y fuerzas negativos
externos pueden dañar nuestra capacidad de tener
cualidades humanas positivas. Cuando estas cualidades se pierden,
es posible recuperadas mediante la práctica de recuperación
del alma, que es como traduzco la lu (bla bslu). El ritual
es complicado y si uno realmente está interesado en aprenderlo,
debe encontrar un maestro calificado y recibir las instrucciones
durante un período de tiempo. Lo que estoy enseñando
aquí está relacionado con la recuperación del alma, sin embargo
se trata de una práctica diferente, o sea, la "recuperación de
los elementos" ebyung bai bcud 'dus).
El sutra, el tantra y los vehículos chamánicos incluyen
prácticas para volver a conectamos con las cualidades positivas.
Este proceso no es sólo para tener experiencias agradables,
sino para conectarse con aspectos más profundos de nosotros
mismos. Si bien finalmente necesitamos ir más allá del dualismo
de lo positivo y lo negativo, hasta que realmente lo logremos,
las cualidades positivas nos acercan a la experiencia de
la base de la existencia, mientras que las cualidades negativas
nos. distraen y nos llevan a la abstracción.
Cuando las cualidades de los elementos se pierden, hay
insipidez en las experiencias, una pérdida de riqueza y resonancia,
similar a la experiencia de un corazón roto. Por ejemplo,
un hombre o una mujer pierde su cónyuge o pareja de
manera terrible, es traicionado o abandonado, y cierra su
corazón. Este es un tema de novelas y películas muy conocido:
la persona no puede amar por temor a ser herida de nuevo. El
mismo tipo de daño interno sucede cuando alguien sufre la
pérdida de un hijo, es violada, es testigo de la brutalidad o
sometido a ella, vive una guerra, se ve involucrado en un accidente
automovilístico o pierde una casa -catástrofes y calamidades
que nos ocurren a los humanos. El choque que recibe
el alma agobia a la persona con temor, con una sensación de
pérdida o con alguna otra emoción profunda que da como
resultado la pérdida de cualidades positivas, pérdida de la fuerza
vital y vitalidad, pérdida de alegría y empatía. También puede
ocasionar debilidad física y pérdida de la claridad sensorial.
La pérdida puede ser instantánea -como en el caso de un
solo incidente devastador- o a lo largo del tiempo, cuando el
individuo vive en medio de un ambiente deshumanizado o
traumático. En el enfoque chamánico, la pérdida en ambos
casos siempre se relaciona con los espíritus negativos. En
Occidente, se entiende que cuando nos debilitamos física o
psíquicamente, somos más susceptibles a las infecciones causadas
por bacterias y virus; también somos más susceptibles a
la influencia de seres no físicos. Si somos dañados por fuerzas
negativas no físicas o por sucesos externos, como un accidente
o una enfermedad, el resultado puede ser el mismo: la pérdida
de las capacidades y de las energías de los elementos; en otras
palabras, la pérdida del alma.
Después de un accidente, por ejemplo, un individuo puede
experimentar cansancio, una pérdida de inspiración y creatividad,
o falta de vigor. Esta condición puede curarse de manera
natural, pero si no es así, si se ha perdido la energía del fuego,
la condición puede volverse crónica. Puede notarse en el trabajo
o en las relaciones y manifestarse en el cuerpo como una
enfermedad y en la mente como una perturbación en la actividad
cognoscitiva. El accidente es la causa aparente de la
pérdida, pero en realidad ésta puede ser resultado directo del
trauma o deberse a que la persona está débil y vulnerable a
seres externos malignos. En cualquiera de los dos casos, el daño
está arraigado en el alma.

Por ejemplo: quizá, si prestas atención al área del chakra


del corazón, no sientas nada. Mantenla ahí. Tal vez tengas sensaciones
extrañas. Puedes sentir dolor. Si has sido herido de tal
manera que se dañó tu alma, uno de los chakras puede estar
cerrado. Es posible que tengas que pasar algún tiempo sintiendo
esas sensaciones. Este cierre puede ser menor -un instinto
de cerrarte por protección- o puede ser algo más grave y
manifestarse como una incapacidad crónica.
La pérdida del alma puede manifestarse como depresión.
Si hay pérdida de tierra, se manifestará como ansiedad;. si se perdió
fuego, como embotamiento, etcétera. Tradicionalmente,
se dice que los síntomas de la pérdida de alma son: palidez,
falta de color en la cara; falta de vitalidad; incapacidad para
concentrarse, y tal vez, de caminar bien. Se pierde el enfoque
en las conductas física, emocional, verbal y mental. La persona
se siente débil, no funciona como antes: no puede llegar a
tiempo al trabajo, no logra hacer todo lo que antes hacía, no
puede pensar con claridad. Ese estado puede continuar hasta
que la pérdida se manifieste como una enfermedad más sustancial
en el cuerpo.
En la cultura tibetana tradicional, cuando una persona
comienza a sufrir este tipo de condición, consulta la adivinación,
la cual es considerada un medio importante para diagnosticar
la fuente de las perturbaciones en la energía y para
indicar lo que puede hacerse para curar dichas perturbaciones.
A veces la adivinación sugiere que se haga la recuperación del
alma. En otros casos, aun sin la adivinación, las personas pueden
sentir que la recuperación del alma está justificada. Entonces,
piden a un lama o un yogui que lleve a cabo el ritual
o, si saben cómo, lo llevan a cabo ellas mismas.

LA FLECHA, LA TURQUESA Y EL VENADO:

Durante la recuperación del alma el practicante utiliza ciertos


objetos rituales. Aunque los describo aquí, esta no es una instrucción
de cómo utilizados. No se requiere de ellos en la
práctica siguiente; sin embargo, incluyo su descripción para
proporcionar una comprensión más amplia acerca del ritual
de la recuperación del alma.
Por lo general, como parte del ritual se usa una flecha,
llamada da-dar, hecha de un pedazo de bambú con tres nudos
que representan la, yi Y sem. La flecha se utiliza para hacer
conexión con las energías de los elementos. Primero, el chamán
llama a las cuatro clases de invitados y les pide ayuda. La flecha
es como un cable conectado a la fuente de poder, en este
caso a las cuatro clases de invitados y al medio ambiente.
Durante el ritual, mientras las diosas viajan para recuperar la
esencia elemental, el practicante sostiene la punta de la flecha
hacia abajo y la hace girar trazando un círculo en el sentido
contrario al de las manecillas reloj en lo alto, con el otro extremo
de la flecha. A medida que la flecha se aleja del practicante,
recoge la energía elemental; al regresar, trae hacia él la
energía recogida. Las energías relacionadas con la duración de
la vida son recuperadas por medio de cinco listones de colores
-blanco, verde, rojo, azul y amarillo-, que representan los
cinco elementos y van atados a la parte de arriba de la flecha,
y son almacenadas simbólicamente en ésta.
La flecha no es el único receptáculo simbólico de las energías
curativas. La mayoría de la gente Bon-po lleva una turquesa
como collar. Ésta es la piedra del alma, la-gyu, el portador
simbólico del alma. Durante el ritual, la turquesa de la
persona que está siendo sanada (si no es el propio practicante) .
se coloca frente al practicante, y las energías recuperadas con
la flecha son dirigidas hacia la piedra.
El tercer contenedor simbólico es el venado del alma, shawa.
Se forma con masa la figura de un venado. En su corazón
hay un pedazo de papel o de tela inscrito con la sílaba NL que
representa la semilla del alma humana. Hacia esa sílaba en el
corazón del venado se dirigen las energías de la fuerza vital.
Por último, se obsequia el venado a la persona que está siendo
sanada, y ésta lo guarda en su altar personal.
Es bueno recibir instrucciones directas sobre la manera de
preparar y utilizar los objetos rituales, ya que éstos son un
apoyo para la práctica; pero no son necesarios. Los verdaderos
apoyos de la práctica son la atención, la mente, la imaginación
y el sentimiento generado por la intención profunda del practicante.

PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGÍA


DE LOS ELEMENTOS:

Esta sección incluye las instrucciones para la práctica de la


recuperación de las esencias de los elementos. Como mencioné
antes, la recuperación del alma es un ritual complejo y de
gran profundidad que debe ser aprendido directamente de un
maestro. La práctica que aparece aquí es la recuperación de la
energía elemental. Esta práctica, a diferencia de la recuperación
del alma, está destinada a ser realizada para uno mismo,
no para los demás, aunque, desde luego, puede dedicarse para
beneficio de otra persona.
He hecho algunos cambios en la práctica con base en mi
propia experiencia. Por ejemplo, el orden de los elementos es
diferente del que aparece en el texto. Además, el texto sugiere
que cuando el practicante trabaje con el elemento fuego, las
rodillas estén en alto sostenidas por los brazos y los tobillos
permanezcan cruzados, con el propósito de generar más calor,
aunque esto no es necesario. En el texto, el ritual comienza
con las sílabas semilla en el corazón, y desde éstas comienza la
transformación. En esta práctica, yo enseño que las sílabas
vienen hacia el practicante desde la lejanía del espacio infinito.
Puede ser que la primera opción sea mejor para las personas
dominadas por el elemento agua o tierra, quienes se benefician
cuando su energía sale, y la segunda puede ser más adecuada
para aquellos que están dominados por el fuego y el
aire, quienes se benefician con la entrada de la energía. Siéntete
en libertad de probar ambas maneras para identificar cuál te
funciona mejor.
He incluido el texto original en un apéndice para que
aquellas personas que leen tibetano tengan acceso a la fuente
del material.
Para que sea más fácil seguir el texto mientras llevan a
cabo la práctica, los pasos están escritos abajo en cursivas,
seguidas por una explicación en letras de tipo regular. Lee la
práctica completa unas cuantas veces hasta que hayas comprendido
todo. Luego, cuando empieces la práctica, las líneas
en cursivas serán suficientes. Después de haber trabajado con
la práctica por algún tiempo, el resumen con el cual comienza la
sección siguiente será todo lo que necesites.
..
REsUMEN DE LA PRÁCTICA
Prácticas preliminares:
Nueve respiraciones de purificación
Guryoga
Invita a las cuatro clases de invitados y conéctate con ellos
Practica principal:

Pronuncia el mantra semilla tres, cinco o siete veces;


transfórmate en la diosa del elemento. Recita el mantra de la
diosa. Recita el mantra de los elementos combinados.
Invoca a la diosa del elemento en el órgano. Recita los tres
mantras.
Las diosas viajan para recuperar las cualidades elementales
perdidas.
Las energías elementales llenan el órgano.
Recita el mantra semilla. La diosa del órgano llena el canal
central con la esencia elemental.
A medida que se recita el mantra de la diosa, las cualidades
y las energías se interiorizan en el nivel más profundo de uno
mismo, en los niveles más sutiles de la experiencia.. Luego,
recita el mantra de los elementos combinados.
Permanece en la presencia pura.

La práctica se repite una vez para cada uno de los cinco elementos.
Recita el mantra de larga vida.
El mérito de la práctica se dedica al bienestar de todos los
seres.

LAS NUEVE RESPIRACIONES DE PURIFICACIÓN


Realiza la prdctica preliminar de las nueve respiracionesde purificación.
Las instrucciones para la práctica se describen en
una sección anterior del libro (véanse las páginas 65-66).

GURU YOGA
Realiza la práctica del Guru yoga.
El Guru yoga es una práctica fundamental en todas las
tradiciones tibetanas. Si no has aprendido alguna forma de la
práctica, puedes visualizar a todos los seres iluminados y
maestros con quienes estás conectado y rezarles. Relaja tu
cuerpo y abre tu corazón. Genera sentimientos de devoción y
de gratitud. Haz una petición sincera de ayuda y apoyo en tu
camino espiritual, y especialmente para la práctica que estás
por realizar.
La figura central en la visualización puede ser un buda o
tu maestro. Si has recibido la iniciación o transmisión apropiada,
puedes visualizar a una deidad masculina o femenina.
Visualiza un gran fuego de sabiduría que viene del corazón del
maestro, quemando tus huellas kármicas negativas y obstáculos.
Después de la llama, imagina vientos poderosos de sabiduría
soplando con fuerza desde el corazón del maestro y
llevándose los residuos que el fuego ha dejado, así como cualquier
obstrucción restante. Por último, visualiza un torrente
de agua pura que corre desde el corazón del maestro, lavando
cualquier negatividad que haya quedado, dejándote completamente
purificado -como una vasija pura, apta para recibir las
enseñanzas sagradas.
Ahora, recibe la iniciación del maestro: un rayo de luz
blanca pura, que se origina en el chakra detrás del entrecejo
del maestro, brilla hacia tu chakra correspondiente, situado
detrás de tu entrecejo. Al hacer lo anterior, recibes la iniciación
y la investidura del poder del cuerpo. Siente tu cuerpo
entero relajado. Luego, una luz roja pura irradia desde el chakra
de la garganta del maestro hacia tu chakra de la garganta. Con
esto, recibes la iniciación y la investidura del poder de la energía.
Siente una relajación más profunda. Después, una luz azul
pura brilla desde el corazón del maestro hacia el tuyo. Así,
recibes la iniciación y la investidura del poder de la mente.
Siente la relajación en la dimensión más sutil de ti mismo.
Luego, imagina al maestro y a los seres iluminados que lo
rodean transformándose en una luz que penetra tu cuerpo a
través del chakra de la coronilla y luego desciende para descansar
en tu corazón. Deja que todo esfuerzo, visualización y
pensamiento se disuelvan, y descansa en la presencia clara. Si
has sido instruido en la naturaleza de la mente, reposa ahí
durante la práctica. Si no, permanece tan presente y atento
como sea posible.

LAS CUATRO CLASES DE INVITADOS:


Invita a las cuatro clases de invitados y conéctate con ellos.
Invita a las cuatro clases de invitados y visualízalos en el
espacio arriba y alrededor de ti. Conéctate con ellos. No te limites,
sé abierto. Siente la conexión emocional y energética.
Permite que te cambie, te suavice y te revitalice. Encuentra
una mayor luminosidad en ti. Deja ir lo negativo. Este tipo de
práctica espiritual no es pasiva; debes involucrarte. Si tienes
una intención fuerte y te abres, las fuerzas y entidades superiores
responderán; pero si haces esto de manera mecánica,
obtendrás poco beneficio.

La primera clase de invitados:


La primera clase de invitados incluye a los budas, protectores
iluminados y bodhisatvas, los maestros del linaje con el cual
estás conectado, y las deidades con quienes tienes compromisos
tántricos. Las diosas iluminadas de los elementos están incluidas
entre los primeros invitados. Visualízalas y siente su
presencia. Son diosas bellas, plenamente iluminadas. La diosa
del espacio es blanca, la diosa del aire es verde, la diosa del
fuego es roja, la diosa del agua es azul y la diosa de la tierra
es amarilla. Reza a las diosas, pídeles ayuda para eliminar los
obstáculos internos y externos y recuperar las cualidades dañadas
o perdidas del alma, y para vencer aun los obstáculos espirituales
más profundos. Pide bendiciones, poder, apoyo y
dirección. Que tus peticiones sean claras. Éstos son seres iluminados
y, aunque están más allá de las confusiones, responden
a nuestro propósito y necesidad, y nos ayudarán. Pídeles
curación para ti mismo y para todos los seres que la necesiten.
Si no crees en espíritus, sólo trata de conectarte con fuerzas
superiores. No es cuestión de creer o no. Todos hemos experimentado
fuerzas superiores. Aquí les damos un nombre y
tratamos de entenderlas como se las entiende y experimenta
en las tradiciones tibetanas ancestrales. Si te enfocas en estas
fuerzas y te conectas con ellas, no importa qué nombre que
utilices, puedes atraer las cualidades positivas de dicha conexión.

La segunda clase de invitados:


Conéctate con la segunda clase de invitados. Éstos son los
guardianes y protectores poderosos de las enseñanzas, dioses y
diosas, y los seres como las estrellas y los planetas. Pídeles
poder curativo para sanarte ti y sanar a otros. Pídeles que eliminen
los obstáculos y calmen las perturbaciones. Pídeles que
te bendigan con sus cualidades positivas.
La tercera clase de invitados
Conéctate con la tercera clase de invitados: las ocho clases de
seres y los invitados kármicos. Éstos incluyen a los espíritus
relacionados con los lugares -las montañas, el agua, los árboles
y los campos. Son las fuerzas que puedes sentir en distintos lugares,
las cuales pueden ser benéficas o malignas. Pídeles que .
te apoyen y no te perturben. Solicita que te guíen al tiempo
y al lugar donde tus energías y cualidades se perdieron, fueron
robadas o dañadas. Conéctate con los espíritus que han tomado
energías de ti y pide que te sean devueltas. Ofréceles
oraciones para su bienestar.

La cuarta clase de invitados:

Conéctate con la cuarta clase de invitados, los invitados de la


compasión. Éstos son seres más débiles que tú y seres que, al
igual que tú, sufren las dificultades de la vida cotidiana, en
cualquier reino que habiten. Imagina que les ofreces aquello
que necesitan para ser felices y estar sanos. Cultiva generosidad
en lo que das. Pídeles ayuda para sanar el alma y la fuerza
vital, y pídeles que te devuelvan la energía que te han quitado.
..
LA TRANSFORMACIÓN DEL CUERPO
Entona el mantra MA KHAM tres, cinco o siete veces. De inmediato,
desde las distancias infinitas del vasto espacio, numerosas
sílabas luminosas de un amarillo dorado -MA KHAM- empiezan
a moverse hacia ti. Irradian la luz amarilla pura del
elemento tierra; la luz te lava por fuera y por dentro. Las
sílabas se reúnen arriba de tu cabeza, en el chakra de la coronilla,
y luego descienden. Siente la sensación en tu coronilla
a medida que entran en tu cuerpo. En el momento que tocan
la parte superior de tu cabeza, todo tu cuerpo se transforma
instantáneamente en la diosa del elemento tierra. Visualízalo,
pero lo que es aun más importante, siente el cambio.
Tu piel, carne, sangre, nervios, canales, huesos -todas las
células de tu cuerpo- se transforman en la energía elemental
/
PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE LOS ELEMENTOS .:. 99
Mantras de los cinco elementos
8'f~'~Yf'~"I~~Yf' ESPACIO A MU YE A KAR A NI A
~.~.~.&¡.~~.~ AIRE YAM YAM NI LI THUN DU
~'~IIff"~'~'~ FUEGO RAM TSANG TANG NE RAM DU
lJ'~:::~'lJ~'~ AGUA MAM DANG RA MAM TING DU
~'~'~'i'~~~ TIERRA KHAM LA ZHI KYE LE DU
•. Mantra del mandala de los cinco elementos
DRUM DRUNG DZAD MU YE DU
Mantra de todos los elementos combinados
A YAM RAM MAM KHAM DRUM DU
de la tierra. ¡Tú eres tierra! En tu mano izquierda sostienes
una vasija llena del néctar curativo del elemento tierra. En tu
mano derecha está la svástica en sentido opuesto a las manecillas
del reloj, que representa la verdad eterna e inmutable.
Personifica por completo las energías y cualidades de la diosa
tierra. Siente su presencia, amorosa y sabia, y rézale para que
elimine cualquier malestar, dolor o aflicción en el nivel del
cuerpo.
Después, entona el mantra de la diosa -KHAM LA ZHI KYE
LE DU- mientras recibes sus bendiciones, generando la experiencia
de las cualidades positivas del elemento tierra en el
cuerpo. Siéntete arraigado, fuerte, capaz, estable y siente cómo
todas las enfermedades, obstáculos y obstrucciones del cuerpo
son eliminados.
100 .:. lOS CINCO ELEMENTOSEN El CHAMANISMO
Por último, permanece en el estado transformado mientras
entonas el mantra de todos los elementos combinados: A YAM
RAM MAM KHAM BRUM DU. Esto sella la práctica, dándole poder
y estabilidad a la experiencia.
Ésta es la transformación del cuerpo.
La práctica consta de cinco partes, una para cada elemento.
Este ejemplo de la práctica está centrado en la diosa tierra.
Cuando trabajes con otros elementos y otras diosas, cambia
las particularidades -el mantra, el color, los instrumentos y el
órgano (consulta la tabla situada después de la descripción de
la práctica)- y trata de sentir las cualidades del elemento específico.
Más allá de las diferencias, todas las diosas están iluminadas,
son amorosas, poderosas y bellas. Son el aspecto
puro de-la energía elemental que está iluminado y que puede
responderte como individuo.
Si así lo deseas, puedes trabajar con un solo elemento y
una de las diosas elementales en un período de práctica. O
bien, puedes hacer la práctica con cada uno de los elementos,
uno después del otro. Puede resultarte más fácil empezar con
la diosa tierra y luego trabajar con energías menos sustanciales
-agua, fuego, aire y, por último, con el espacio.
Todos los mantras semilla comienzan con MA, sílaba que
representa a la divinidad femenina. El sonido está relacionado
con la madre en varios idiomas: ma, mamá, ama. De MA proviene
la transformación en la diosa. La segunda sílaba es la sílaba
semilla del elemento y de ahí provienen las cualidades particulares
de la diosa.
Otros textos usan mantras diferentes para los elementos. A
veces, por ejemplo, MAM es BAM. No dejes que este cambio te
confunda; lo que importa es la intención de la práctica.
A medida que generas las cualidades positivas del elemento
y recibes las bendiciones de la diosa, recita su mantra: KHAM
LA ZHI KYE LE DU. No hay un número fijo de recitaciones -en-
..
PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE LOS ELEMENTOS .:. 101
tona el mantra tantas veces como sea necesario. Permite que
la práctica abra y suavice tu corazón.
Luego, reposa en el estado transformado mientras recitas
el mantra de los elementos combinados -A YAM RAM MAM KHAM
BRUM DlJ- tanto tiempo como te resulte cómodo.
LA TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA
Te has transformado en la diosa. De nuevo, entona el mantra
MA KHAM tres, cinco o siete veces. Mantén tu mente enfocada
en el bazo. (El órgano está en el cuerpo transformado. Si no
puedes sentirlo, enfócate en la parte del cuerpo donde está
localizado). Ahora visualiza y siente la presencia de la diosa del
elemento tierra en el órgano. La diosa situada en el órgano es
la misma diosa luminosa amarilla en la cual te has transformado,
pero más pequeña. Rézale a ella, pídele que elimine todos
los obstáculos energéticos y cualidades negativas, pídele que
cultive en ti las cualidades positivas de la tierra.
Utiliza tu imaginación para hacer una conexión profunda
con la diosa, con su amor y sabiduría, mientras recitas su
mantra: KHAM LA ZHI KYE LE DU. Siente cómo todas las obstrucciones
y cualidades negativas en el nivel energético son
eliminadas, todas las enfermedades curadas, todas las confusiones
mentales aclaradas. Como antes, en su mano izquierda
está una vasija llena de néctar curativo; en la derecha, la svástica
en dirección opuesta al movimiento de las manecillas del
reloj. Siente la transformación en la dimensión de la energía.
Por último, permanece en el estado transformado mientras
recitas el mantra de los elementos combinados -A YAM RAM
MAM KHAM BRUM DU- tanto tiempo como te resulte cómodo.
Ésta es la transformación de la dimensión de la energía.
..
En la medicina tibetana los elementos están relacionados con
los órganos internos. La práctica comienza con la transforma102
.:. lOS CINCO ELEMENTOSEN El CHAMANISMO
ción del cuerpo y luego transforma el nivel más sutil de energía,
representado por el órgano. La curación del órgano es una
parte importante de la práctica, pero debido a que se está traba-
jando con la dimensión energética, el órgano físico es menos
importante que la energía; si no tienes bazo, o si te falta un
pulmón o un riñón, trabaja con esa área del cuerpo y con la sensación.
La sensación es tan importante como la visualización.
En el caso de los órganos dobles -pulmones y riñonesvisualiza
una diosa en cada uno. En los demás elementos, a
diferencia de la diosa de la tierra, las diosas que están en los
órganos tienen instrumentos diferentes de los de las diosas en
las cuales te transformas. Esta información está en la tabla de
las páginas 113-116. ..
LA RECUPERACIÓN DE LAS ENERGÍAS ELEMENTALES
Respira profunda y lentamente. Con cada exhalación, la diosa
que está en el bazo emite un sinfín de emanaciones de sí
misma para recuperar la esencia del elemento tierra. Éstas
viajan a través de los canales del cuerpo y salen por la fosa
nasal derecha. A medida que salen, llevan consigo lo negativo
de tu cuerpo, lo que ya no es necesario, o lo tóxico, y lo liberan
disolviéndolo en el espacio puro.
Las diosas viajan más allá de cualquier límite de tiempo y
espacio; viajan hacia los seres iluminados y les piden tu curación;
viajan a tiempos y lugares en los cuales perdiste las cualidades
elementales positivas y recuperan la esencia elemental
perdida ahí; viajan a lugares de gran poder natural -donde la
energía de la tierra es fuerte y donde los grandes maestros han
practicado- y recogen las energías elementales; viajan hacia los
seres que han tomado energías de ti y recuperan aquello que
te fue quitado.
Las energías elementales son recuperadas como esencia
elemental pura y llevadas en las vasijas que cada diosa tiene en
PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE lOS ElEMENTOS .:. 103
su mano izquierda. Las diosas regresan y entran en tu cuerpo
con la inhalación a través de la fosa nasal izquierda. Son como
abejas que regresan con el polen recogido de diversas flores.
Entran en el bazo y vierten en él lo que han recuperado,
curándolo, así como en la vasija que sostiene la diosa en el
órgano. A medida que sana el bazo, imagina que todos los
obstáculos energéticos quedan despejados. Entre la inhalación
y la exhalación, sostén la respiración suavemente por unos
cuantos segundos y siente cómo las energías elementales impregnan
toda la experiencia. Luego, con la exhalación, las diosas
salen a través de la fosa nasal derecha y el ciclo se repite. Con
cada exhalación las diosas viajan hacia el exterior, y con cada
inhalación regresan a ti, trayendo la esencia elemental. Continúa
respirando lenta y profundamente hacia y desde el bazo,
expulsando lo negativo y acumulando las energías positivas de
la tierra. Siente la presencia de la diosa, amorosa, sabia y
poderosa. Siente los cambios en tu cuerpo, tu energía y tu
mente.
..
Cuando las diosas salen de tu cuerpo transformado a través de
tu fosa nasal derecha, viajan sin ninguna restricción. Se dirigen
a los seres iluminados para pedirles energía curativa para
ti. Van a los lugares y situaciones pasadas donde perdiste cierta
cualidad positiva conectada con el elemento. En el caso de la
tierra, allí es donde perdiste estabilidad, fuerza, tenacidad, confianza,
capacidad. No necesitas dirigir a las diosas o buscar
dichos incidentes, simplemente deja que ellas vayan. Van hacia
el pasado, en ésta y otras vidas, a las escenas del trauma,
la pérdida, el terror o la conmoción. Entran en los seis reinos
de la existencia. Visitan lugares que poseen una gran potencia
natural, tomando energía del elemento tierra de las montañas,
los campos, las praderas y los desiertos.
Ésta es la parte principal de la práctica. Si tienes tiempo,
pasa entre media hora y una hora haciendo sólo esta parte de

104 .:. lOS CINCO ElEMENTOS EN El CHAMANISMO


la práctica, respirando lenta y profundamente, exhalando desde
el órgano, inhalando hacia el órgano, exhalando lo negativo
e inhalando las cualidades positivas de la esencia elemental.
Con cada visita a un lugar, tiempo o ser, las diosas recuperan
la esencia del elemento a manera de néctar curativo
-energía de la tierra, luminosa, amarilla, elemental (o la energía
de cualquier elemento con el cual estés trabajando), recogiéndola
en las vasijas que sostienen en la mano izquierda.
Después, regresan y entran en tu cuerpo transformado, con la
inhalación, a través de la fosa nasal izquierda. Luego regresan
al órgano y vierten en él la luz de la esencia elemental y hacia
la vasija de la diosa que está en el órgano. El néctar es una
medicina psíquica y espiritual que cura aun los niveles más
sutiles de tu ser.
Puedes utilizar tus dedos para tapar una fosa nasal y luego
la otra, pero no es necesario. Basta con visualizar a las diosas
alejándose desde la fosa derecha y regresando a través de la
izquierda. Respira profundamente, con toda tu atención. No
pienses en otra cosa. Haz una inhalación lenta y profunda. La
exhalación puede ser un poco más intensa. Siente el órgano
respirar y curarse en el proceso. Siente la cualidad elemental
no sólo en el órgano, sino también irradiando por todo el.cuerpo,
curando el cuerpo, la energía y la mente. Con cada exhalación
salen más diosas a recuperar el elemento. Con cada inhalación
regresan, vertiendo en el órgano la luz elemental
recuperada.
Las diosas pueden ir a lugares desconocidos para ti. Durante
su viaje, pueden surgir imágenes y recuerdos. En Occidente,
es común que se activen los recuerdos traumáticos. Si
te ocurre esto, simplemente deja que las diosas vayan al suceso
y recuperen las cualidades positivas que se perdieron ahí y las
transformen en energías elementales puras. No te preocupes si
surge alguna emoción. No pierdas tu identidad transformada;
permanece como la identidad iluminada de la diosa y reposa

También podría gustarte