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LA IGLESIA Y LA RECONCILIACIÓN IMPULSADAS POR LAS CULTURAS Y LAS

ENSEÑANZAS RELIGIOSAS

BENJAMIN ENMANUEL MUÑOZ ROSAS

I.E LICEO DEPARTAMENTAL

ÁREA DE LENGUA CASTELLANA

SANTIAGO DE CALI

2018

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¿CÓMO LAS ENSEÑANZAS DE LAS RELIGIONES Y LOS DIFERENTES LEGADOS
DE LAS CULTURAS, ROBUSTECEN EL PAPEL DE LA IGLESIA Y LA
RECONCILIACIÓN?

En nuestra historia, la relación entre la iglesia y la cultura ha sido estrecha en cuanto a


costumbres y enseñanzas se trata. El papel controversial de la iglesia como ente que se supone
debe compartir la reconciliación y la unión, ha sido objeto de innumerables críticas, porque para
nadie es un secreto que el mensaje de “salvación y amor al prójimo” se utilizó y se utiliza como
herramienta de control político, manipulación social y de distintos beneficios tanto para la iglesia
como la burocracia. En lo que a la cultura respecta, desde la Conquista y la Colonización, que
como sabemos significó la exterminación de culturas nativas y demás riquezas propias, hasta
nuestros días, vemos como la cultura ha perdido esa influencia en las familias y comunidades
como un factor que da identidad y muchas veces determina el carácter, costumbres y relación de
una sociedad, siendo estás costumbres muchas veces reemplazadas por aspectos que no son
siquiera propios de nuestro entorno, impuestos muchas veces a conveniencia, en lo que la iglesia
suele ser un participante.

Cuando se es consciente de esto, nos damos cuenta que la sociedad se vuelve un títere de
control masivo y a la vez define ciertos comportamientos sociales. Como claro ejemplo, están
algunas celebraciones nacionales en Colombia y en muchos países: el día de la raza cada 12 de
octubre (que no debería ser una celebración, sino una conmemoración), la semana santa, entre
otros, que son celebraciones o conmemoraciones que en nuestra historia palpable no tendría nada
que ver, pero aun así forman parte de lo que la iglesia ha inculcado en la vida durante largos años
y que evidencia el hecho de que gran cantidad de nuestra costumbre y cultura ha sido
influenciada por la iglesia mayormente en la cultura occidental. Por ende, la reconciliación de la
sociedad impulsada por una cultura tópica y tradicionalista tiene altas posibilidades de lograr
resultados provechosos y favorables, entendiendo esta reconciliación como el punto en que la
sociedad se encuentra para lograr una unión con fines de mejoramiento para la paz y la
convivencia. y la resolución de sus diferencias.

Si bien la cultura y religión occidental no es la misma en todo el mundo, comparte


similitudes con la cultura oriental, y si tomamos el concepto de iglesia no como un lugar o

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doctrina específica, sino como una forma general en la que se incluye la religión, diríamos que,
tanto la religión occidental como la oriental pueden ejercer la reconciliación utilizando los
principios de las diferentes culturas.

Para la reconciliación de una sociedad llena de odio y perversión como la que tenemos
hoy en día, la iglesia y la cultura pueden recurrir a la enseñanza del perdón como lo plantea
Efesios 4:12 es indispensable para la reconciliación: “Más bien, sean bondadosos y compasivos
unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” (La
Biblia, RVR 1960). Éste es sin duda, el primer paso para una componenda pacífica con valores.
La reconstrucción de esos lazos una vez rotos, será el segundo paso de una nueva unión en la que
la sociedad analice los motivos injustificables por los que aconteció la división. “Un minuto de
reconciliación tiene más mérito que toda una vida de amistad.” (García, 1967, p.116). “Sólo una
mente educada es capaz de entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de
aceptarlo.” (Aristóteles, IV a.C.). La tolerancia verdadera, no aquella que se interpreta como
resistencia y soporte, sino como una cohabitación, será parte importante para la reconciliación;
cuando aprendemos a tolerar a los demás independientemente de sus credos u opiniones sin
necesidad de compartirlas.

La iglesia y la cultura pueden y tienen el poder como colectividad de suministrar en las


venas por las que fluye una sociedad llena de conflictos, valores y enseñanzas nutridas de respeto
y tolerancia, en las que hayan agentes de cambio, mediadores y líderes que no busquen un
beneficio de la fiesta llamada guerra como lo establece Estanislao Zuleta en su ensayo Sobre la
guerra (1985), sino que velen por el futuro de unas generaciones colmadas de sapiencia para
relacionarse. No todos tenemos la capacidad y las cualidades para ayudar a otros a reconciliarse,
pero si podemos, desde un punto neutral, enseñarles a los demás que sea la cultura que sea, lleve
un velo, una ruana, un turbante o una boina, que recomponer nuestras relaciones por medio de la
resolución dialógica es mucho más conveniente que el intento de finalizarlos con masacres que
no valen lo que se sacrifica, como comenta Hamlet: “Mientras, para vergüenza mía, veo la
destrucción inmediata de veinte mil hombres que, por un capricho, por una estéril gloria, van al
sepulcro como a sus lechos, combatiendo por una causa que la multitud es incapaz de
comprender, por un terreno que no es suficiente sepultura para tantos cadáveres…” (Shakespeare,
1609).

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