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¿Qué es un nivel de realidad?

La respuesta de Mario Bunge

John Jiménez Ortega (1102762)


Seminario: Etología y filosofía
Universidad del Valle

1. Introducción

Este texto parte de las inquietudes planteadas en el Seminario de investigación.


Principalmente, intenta responder a las preguntas sobre el concepto de nivel de realidad:
¿qué es? Para lograr una aproximación a dicho concepto será necesario relacionarlo con
el reduccionismo. Pues, serán los límites del enfoque reduccionistas los que obligarán a
plantear una lectura de la realidad en términos de niveles. Se señalará, también, las dos
modalidades del reduccionismo, por una parte el individualismo metodológico y por otra
el holismo. En ambos casos se opera bajo la misma idea: el mundo puede ser
comprendido a partir de un micro nivel o un macro nivel. Mario Bunge, autor que traté
en el último avance, ha criticado estos extremos metodológicos y ha propuesto una salida
intermedia. Una salida que reconozca los distintos niveles de realidad y sus interacciones.

2. El reduccionismo

El reduccionismo en un fenómeno doble. Se manifiesta en dos sentidos: por una parte se


encuentra el microrreduccionismo que emerge como un individualismo metodológico.
Por otra parte está el macrorreduccionismo que aparece usualmente como una doctrina
holista. Desde una mirada micro se observa el árbol. Es necesario, entonces, analizar sus
etapas de crecimiento, examinar sus formas, medir las transformaciones que sufre. Este
estudio detallado, sin embargo ignora la existencia del bosque. Por el contrario un
examen macro sobrevuela la totalidad del bosque, presta atención a las generalidades y lo
considera un conjunto sin partes. Aquí se ignora la presencia del árbol. En ambos casos el
proyecto reduccionista es evidente. Se trata de la tiranía de la parte o de la dictadura del
todo. Bunge, por el contrario, señala que es necesario un enfoque sistémico que integre el
árbol dentro del bosque y analice sus interacciones. Para ello es preciso reconocer la
existencia de distintos niveles que habían sido ignorados por los reduccionistas radicales.

2.1. La génesis de la reducción

Descartes dejó formulado el principal postulado del método científico: era necesario
separar para comprender. Dicho esquema considera la existencia de entidades
individuales, o de conjuntos de entidades particulares. En consecuencia, para entender
una totalidad, era preciso buscar sus partes más pequeñas, identificar aquellos elementos
constituyentes. En adelante, la ciencia moderna seguirá por el sendero cartesiano. La luz
sólo se podrá comprender por sus partículas simples, los fotones; los organismos

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multicelulares deberán explicarse en términos de células; las sociedades se analizarán
partiendo de su unidad básica, la persona; los textos se tendrán que descomponer en
enunciados. En términos generales, a partir de lo micro se podría comprender lo macro.
Así, el secreto del mundo estaría escrito en los átomos.

2.2. Los mecanismos del reduccionismo.

“La reducción es una clase de análisis. Puede ser ontológica o epistemológica: vale
decir, puede referirse a cosas o a ideas. En ambos casos, reducir A a B es o bien
identificar A con B o bien incluir A en B, o afirmar que todo A es un agregado o un
promedio de múltiples B [....] Es afirmar que, si bien A y B pueden parecer muy
diferentes uno de otro, en realidad son lo mismo; o que A es una especie del género
B…; puesto de modo más vago, que todo A “se reduce” a B” (Bunge, 2003: 168).

La anterior formulación puede ser comprendida a partir de ejemplos. El movimiento de


los planetas puede ser entendido gracias a las leyes mecánicas. Las reacciones químicas
son interacciones de átomos o moléculas. La vida es un proceso químico. La mente es un
conjunto de neuronas. Los acontecimientos históricos son acciones individuales. Estos
ejemplos muestran el procedimiento de la microrreducción: lo macro es un conjunto de
elementos micro. Las propiedades de los sistemas se explican por los atributos de las
partículas. Las partes expresan al todo.

El reduccionismo triunfó en la Modernidad. El plan reduccionista logró su punto más


elevado con el proyecto positivista. Dado que las ciencias con mayores logros en aquella
época era la física y las matemáticas, todos los renglones del saber debían asumir su
modelo metodológico. Este régimen monista declinó a mediados del siglo XIX. Una
clave la encontramos en 1856 cuando la biología evolutiva logra demostrar que la
evolución no se guía por las leyes de la física y sin embargo no quebranta ninguna de
ellas. A pesar del aplacamiento del positivismo radical, el reduccionismo aún perdura
(cfr. Mayr, 2006: 31).

Hoy, anota Bunge, el proyecto del genoma humano resplandece en los ojos de los
científicos. La idea central es que todo lo humano puede ser sometido al imperio de los
genes. A punto de finalizar el proyecto de analizar los 23 cromosomas, los científicos
radicales sólo encontraron la desilusión del soñado determinismo genético. El hombre
posee aproximadamente 32.000 genes sólo 30% más de los que componen a un gusano
milimétrico (Caenorhabditis elegans). Sus 959 células contrastan con nuestras 100
billones de células. Sus 302 neuronas contrastan con nuestras 100.000 millones de
neuronas. En comparación con el arroz el ego de los investigadores declina. El arroz tiene
más genes que un científico. “La moraleja es clara: no se trata de cuantos genes tienes,
sino de lo que hacen especialmente de cómo se combinan unos con otros y qué proteínas
contribuyen a sintetizar, y de cómo están organizadas las células” (Bunge, 2003: 171).

Así, todos los asuntos humanos no pueden ser reducidos a la ingeniería genética “La
microrreducción, aun cuando sea factible, rara vez es suficiente para explicar y mucho
menos para controlar. Para desarrollar o aplicar conocimiento es a menudo necesario
combinar dos o más teorías, o aun campos de investigación íntegros, antes que reducir

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unos a otros” (Bunge, 2003: 172).

Bunge señala que los proyectos reduccionistas pueden tener un éxito relativo. Sin
embargo las investigaciones que camina por las sendas de la reducción no son
omnipotentes. Es necesario, entonces, reconocer sus limitaciones. Su principal obstáculo
es, sin duda, la incapacidad de distinguir distintos niveles de realidad. El reduccionismo
somete todos los aspectos de la realidad a un solo nivel. Así, para el neurocientífico la
explicación de los humano estaría escondida en las neuronas y la sinapsis. Para el
economista todos los problemas mundiales son una cuestión de cifras y mercadeo. Cada
uno de estos microexpertos ignora la existencia de distintos niveles y es incapaz de
comprender la relación entre lo micro y lo macro.

A continuación se presenta una breve descripción de los conceptos de nivel, micronivel y


macronivel.

3. Microniveles y macroniveles

Un nivel “no es una cosa, sino una colección de ellas” (Bunge, 2003: 33). En todo
sistema se puede reconocer, básicamente, dos niveles: un macronivel y un micronivel. El
primero es un conjunto de sistemas que tienen propiedades comunes. El segundo es la
agrupación de los elementos que componen un sistema. Así pues, el nivel social está
integrado por individuos y el nivel celular está compuesto por un conjunto de células.
Cada nivel posee características y propiedades particulares, esto impide que un nivel
actué sobre otro. Es decir el individuo que pertenece a una sociedad está constituido por
células (nivel celular) sin embargo las transformaciones sociales (nivel social) no podrían
ser explicadas por la acción de las mitocondrias y los nucléolos.

Es necesario señalar que “ningún nivel de realidad constituye un lugar privilegiado desde
el cual uno es capaz de comprender a todos los otros niveles de realidad. Un nivel de
realidad es lo que es porque todos los demás niveles existen al mismo tiempo” (Bunge,
2003: 175). Los niveles no están organizados en un esquema piramidal esto quiere decir
que no hay un “nivel rey” ni mucho menos una jerarquía vertical. No obstante, no se
podría concluir lo contrario: la existencia de una anarquía esencial o una suerte de caos
ontológico. Los niveles poseen una interacción coherente.

Cuando se habla de interacción entre lo micro y lo macro no se debe entender como el


intercambio de un nivel a otro. Se debe entender como la interacción de elementos
pertenecientes a un micronivel con componentes de un macronivel. Por ejemplo, la
violenta caída de la bolsa o su descomunal ascenso puede ser producida por un simple
rumor. Así un acontecimiento macrosocial puede ser originado por un microacto. Para
una mejor comprensión de la brecha micro-macro Bunge introduce la distinción entre
ontología y epistemología.

En efecto, existe una relación micro-macro de tipo ontológica. Parafraseando uno de los
ejemplos anteriores se puede señalar que, desde un punto de vista ontológico, Simón
Bolívar estaba compuesto de células y átomos. Sin embargo los procesos de

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emancipación en América Latina no podrían ser explicados por los movimientos
celulares y atómicos que ocurrían en el cuerpo de El Libertador. El grito de
independencia de las distintas naciones requiere una explicación en el orden de lo
epistemológico. Es decir, es preciso utilizar conceptos y redes de ideas.

3.1. Relaciones entre niveles

Anteriormente se señaló la existencia de dos niveles básicos: uno micro, otro macro.
Estos niveles establecen distintas relaciones. Se puede señalar al menos cuatro:

1. Micro-micro (mm)
Ejemplo: los intercambios celulares, las transformaciones atómicas.

2. Micro-macro (mM)
Ejemplo: una transformación social emprendida por un líder, las explosiones
atómicas.

3. Macro-micro (Mm)
Ejemplo: el efecto de un terremoto sobre un individuo, el impacto de las
corrientes oceánicas en una embarcación.

4. Macro-macro (MM)
Ejemplo: una teoría de las placas tectónicas, un estudio de las relaciones
internacionales.

Estas categorías de relación permiten escapar al debate entre reduccionistas y


antirreduccionistas. Entre individualistas y holistas. Para los primeros sólo las relaciones
micro-micro y micro-macro tiene sentido. Para los segundos simplemente son viables las
relaciones macro-micro y macro-macro. “Desde nuestro punto de vista, ambos
contendientes tienen parte de razón y están, por ello, parcialmente equivocados: puesto
que las cuatro relaciones existen, todas ellas plantean problemas” (Bunge, 2003: 175).
Efectivamente una investigación requiere comprender cómo se relacionan todo tipo de
individuos (mm) y como se organizan para formar sistemas (mM). Es pertinente,
también, reconocer los efectos de los sistemas sobre los individuos (Mm) y las relaciones
de un sistema con otro (MM). Las investigaciones no pueden ignorar estas cuatro
relaciones.

Las relaciones enumeradas anteriormente se desprenden de dos categorías: micro y


macro. No obstante, es posible introducir otros niveles. “Otra conocida distinción de más
niveles es la que se da entre agente individual (nanonivel), compañía (micronivel), grupo
empresarial (mesonivel) economía nacional (macronivel) y economía mundial
(meganivel)” (Bunge, 2003: 176).

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4. Conclusión

Para redondear el tema del reduccionismo se puede decir que tiene dos caras. Se presenta
bajo una forma micro o macro. En el primer caso se reduce el mundo a un simple juego
atómico. En el segundo todo depende de las grandes estructuras. Se trata de un
individualismo metodológico y de un holismo. En ambos casos el mecanismo de
funcionamiento se observa así: o se reduce el todo a la parte o se somete la parte al todo.
Tanto en el uno como en el otro existe una evidente arbitrariedad. Se desconoce la
existencia de distintos niveles y sus posibles interacciones. Es necesario entonces estudiar
los distintos niveles sin someter uno a otro.

5. Bibliografía

BUNGE, Mario.
(2003) Emergencia y convergencia. Barcelona: Gedisa.

MAYR, Ernst.
(2006) Por qué es única la biología. Buenos Aires: Editorial Kats.

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