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La enfermería de salud pública y las funciones esenciales de salud pública: bases para

el ejercicio profesional en el siglo XXI

Actualmente, todas las organizaciones gubernamentales encargadas del bienestar físico,


mental, emocional y social han desarrollado diversidad de medidas, acciones e
intervenciones sanitarias dirigidas a grupos, sociedades y comunidades. Todo esto con la
finalidad de prevenir enfermedades, así como para proteger, promover y recuperar la salud
de las personas. No obstante, cabe mencionar que las necesidades e intereses de una
comunidad cambian en el transcurso del tiempo, por lo que las medidas, acciones e
intervenciones sanitarías en teoría deberán de cambiar también para asegurar el derecho a la
salud. Un claro ejemplo radica en confrontar los programas de salud pública, puesto que
anteriormente se prestaba atención en contraatacar enfermedades transmisibles, en
contraparte con la actualidad, que, en materia a salud pública, el interés está en programas
de prevención de cáncer asociado con el consumo de trabajo, reducción de violencia y
suicidios.

Una situación a destacar son las diferentes percepciones contextuales de salud entre un
profesional clínico y uno salubrista. Mientras el profesional clínico centra su atención en el
saneamiento y trato a la enfermedad, el profesional salubrista se preocupa infinitamente en
la cobertura de servicios de salud básicos, servicios públicos inocuos y ambientes
favorables para la salud de grandes comunidades. Además, esté último aprovecha su
preparación educativa para identificar con mayor facilidad los determinantes sociales que
enferman día a día a la población durante su proceso salud-enfermedad, logrando
desvincular a la enfermedad de los agentes causales.

La atención en salud pública está dividida en 3 niveles, de los cuales en el primer nivel yace
una enorme responsabilidad, ya que este plantea las bases necesarias para prevenir la
aparición de enfermedades y, por tanto, plantea la redundancia de no recurrir al segundo o
tercer nivel de atención. Si bien todos son importantes en materia en materia de salud
pública, la distribución monetaria a nivel mundial es desigual, ya que la mayoría de los
recursos monetarios se destinan primeramente a las inversiones del segundo y tercer nivel,
es decir: después de la aparición de las enfermedades. Hecho a destacar si nos planteamos
hallar la problemática de la situación de salud.
Por lo antes mencionado, es conveniente recalcar no caer en la repetitiva y tradicional
consulta médica característica de la analogía “medicar y curar”, sino todo lo contrario, por
deber y responsabilidad moral e institucional se debería de identificar con anticipación una
diversidad de puntos clave y potenciales que perjudican paulatinamente la salud de las
personas, por lo que aportarle a los programas preventivos bien sustentados y adaptables a
las necesidades reales de la población, son consideraciones favorables a hora de tratar de
alcanzar el máximo bienestar. Todo esto dependerá de la exigencia educativa y formativa
de todos los futuros profesionales de salud, desplegando a futuro las bases del ejercicio
profesional de enfermería como parte integral, crucial y esencial del la función de salud
pública.

Es favorable destacar que un servicio de calidad debe ir más allá que una exploración física
o un registro de signos vitales, de manera que todas las intervenciones de enfermería sean
significativas y oportunistas para cada persona en cualquier momento y lugar. Situación
hipotética en la que se vería reflejado la disminución o control de la mortalidad y la
morbilidad. Además de reflejar a futuro el liderazgo de las autoridades sanitarias de todos
los niveles de atención, cubriendo paulatinamente al menos la mayoría de las deficiencias
funcionales de la salud pública a través de la información, educación, vigilancia, evaluación
y análisis de forma minuciosa de todos los riesgos o amenazas de situaciones desfavorables
para la salud.

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