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Una mirada por debajo de la máscara

A diferencia de lo que el cine muchas veces nos muestra, no todos los psicópatas cometen
crímenes, y es posible incluso que jamás lo cometan.

Muchos de ellos son padres, madres, profesionales, políticos o empresarios. Esto no significa que a
través de la máscara que los encubre, la mayoría de ellos se oculten de tal modo que, en más de
una ocasión, puedan pasar desapercibidos para aquellos que no tengan un estrecho contacto con
ellos.

No siendo así para sus familiares, parejas o amistades más cercanas a quienes no reportan otra
cosa más que sufrimiento.

Veamos entonces algunos de los posibles signos gráficos que pueden presentar todos ellos en su
escritura y qué es lo que puede existir verdaderamente por debajo de la máscara.

1. Los movimientos con excesivas curvas indicarán un relajamiento del pensamiento.

2. Los excesos de concavidades hacia la izquierda serán la tendencia a la repulsión y el rechazo.

3. Los movimientos centrípetos, señalarán que el Yo del sujeto es su único centro de interés,
motivo que lo lleva a buscar satisfacer sus instintos y sus necesidades subordinando bajo ellos a los
demás, sin importarle el perjuicio que pueda ocasionarles. Siendo a mayor intensidad del
enrollamiento mayor la intensidad de acto.

4. Una presión deficiente, con velocidad retardada pierde sinceridad.

5. Una presión excesiva con una velocidad que se incrementa es agresividad descontrolada.

6. La distribución clara y el mayor dominio de los movimientos impulsivos, serán los indicadores de
la mayor consciencia que tiene el sujeto de sus actos. Mientras que el predominio de los
movimientos de impulso señalará la dificultad para actuar de acuerdo a su propio entendimiento y
que las pulsiones instintivas infieren y determinan en su forma de actuación.

7. Los choques entre zonas, de acuerdo a la frecuencia con que se evidencien, serán indicadores
del mayor o menor grado de las perturbaciones en la pulsión, que pueden evidenciarse en las
personalidades asociales.
8. Las excesivas prolongaciones y acentuación de la zona inferior y los ángulos, confirmarán las
anomalías de los impulsos.

9. La tensión excesiva en un ambiente grafico con signos de descontrol, denotará una personalidad
atropelladora que no respeta los derechos ni las propiedades de los otros actuando en forma
anárquica y abusiva, y en donde la intensidad de la presión en zonas finales y movimientos de
flexión indicarán de acuerdo al grado de intensidad que presenten, la explosividad y la brutalidad
que puede implementar en el acto.

10. La escritura compacta, indicará el placer en retener al objeto para atormentarlo moralmente,
dominarlo, encerrarlo o restringirle la libertad de cualquier manera y la posición resistente y
desconfiada.

11. El estrechamiento entre líneas indicará la deficiente autocrítica y la falta de exactitud para
enjuiciar a los otros.

12. Las desigualdades de espacio entre líneas y entre palabras, denotarán las alteraciones de
índole emocional que presenta para contactarse en forma lógica y normal con el objeto y la
imposibilidad de valorarlo en su verdadera dimensión.

13. Las desigualdades de la presión, señalarán las deficiencias para regular las actuaciones por
medio de los mecanismos defensivos, generando conductas violentas por la acumulación de odio y
deseos de venganza contra todas aquellas personas que en forma real o fantaseada considera que
pretenden o lo han humillado, engañado o perjudicado. Tendiendo siempre a ser la reacción que
manifestará totalmente desproporcionada a la causa motivante.

14. La escritura ancha, desordenada, movida con inflamientos denotará una expansión excesiva,
carente de control y excesiva audacia.

15. Los acerados, señalarán el deficiente dominio de sí mismo, la tendencia a los arrebatos
coléricos, el predominio de las reacciones agresivas frente a la frustración, los obstáculos o las
contrariedades, la exigencia de lo inmediato y la no tolerancia que tanto puede desencadenarse a
través de lo verbal o lo motor. Siendo de acuerdo a la intensidad, agudeza y frecuencia del impulso
del signo la intensidad y calidad de la agresividad desencadenada.

16. Los acerados, acompañados de una escritura muy dextrógira, sobrealzada, impulsada,
descendente, ángulos y estrechamientos, denotarán el odio y la hostilidad que lo conduce a
desear y provocar la muerte del que considera su enemigo.

17. La escritura regresiva, con movimientos angulosos, evidenciará la primacía de sus propias
necesidades e intereses sin importar los demás y las actuaciones duras, frías y despóticas, la
posición defensiva y la inmadurez que lleva al sujeto a buscar la reivindicación excesiva de sus
supuestos derechos y la necesidad de venganza, producto de las faltas afectivas y vivencias
frustrantes de la niñez. De acuerdo a la zona donde se presenten y a la intensidad de la presión y
tensión que evidencien y el restante impulso del trazado serán indicadores de las fallas pulsionares
y diferentes actuaciones, que tanto pueden denotar una personalidad rumiante y aislada o una
actitud de ataque agresivo constante.

18. Una escritura rítmica, pero angulosa, denotará la tendencia del Yo a no buscar la verdadera
adaptación.

19. Los apuntalamientos, en estos casos, no serán la represión verdadera del impulso, sino el
control que permite aunque sea en forma precaria no hacer prevalecer en forma inmediata la
necesidad fundamental del sujeto permitiéndole postergar por un tiempo la concreción inmediata
de sus deseos.

20. El acerado extremadamente acerado y presionado, acompañado de una presión excesiva en el


escrito será indicador del sadismo, la crueldad y la ferocidad sanguinaria del sujeto. Mientras que
si la presión es débil, será agresivo y resentido mas se limitará a murmurar, criticar ácidamente,
ofender y a crear dificultades, siendo receloso e hipersensible. Tendiendo a estar
permanentemente presintiendo y previendo la supuesta hostilidad de los otros y proyectando
sobre éstos sus propios sentimientos, en cambio si es blanda, predominará el negativismo y la
tendencia pasiva, donde por medio de una aparente disposición puede fingir y disimular para
obtener lo que desea.

21. La escritura redonda y anillada, será la autoindulgencia egocéntrica y confirmará la tendencia


al engaño, la falta de honestidad, el disimulo de la intenciones y la predisposición a las insidias
verbales.

22. La escritura redondeada, con exceso de presión y movimientos dispersos reflejará la actuación
impulsiva, la falta del control de las emociones, las exigencias desmedidas a través de los cuales el
sujeto maltrata injustamente a los otros.

23. La escritura alta, indicará el excesivo sentimiento autoestimativo, que a través del narcisismo y
el egocentrismo pretende el permanente reconocimiento, encubriendo el miedo a sentirse
minimizado por los demás y el profundo resentimiento que le provoca el no obtener ese
reconocimiento. En el caso de presentarse con una escritura angulosa, el sadismo lo llevará a
pretender someter, dominar, o esclavizar a los otros.

24. Los bucles en los óvalos y guirnaldas bucleadas, serán producto del narcisismo, e indicarán la
habilidad para seducir y engañar manipulando a los otros, con intención egoísta y ninguna
consideración real hacia ellos.

25. La escritura caligráfica, será indicadora de la rigidez y la desadaptación que lo hace sentirse
aislado y lleno de resentimiento, manteniéndose impenetrable y enmascarando su verdadero Yo.

26. La escritura angulosa, grande, cerrada, con presión excesiva y movimientos centrífugos
indicará el avasallamiento sin ninguna consideración, la necesidad de obtener lo que desea sin
esperas a través de actos impulsivos y avasallantes.
27. Un coligamento mixto o discordante de guirnaldas y arcadas, señalará la baja tolerancia a la
frustración y la desadaptación.

28. La oscilación en los grados de enlaces, confirmarán la presencia de impulsos contrariados que
influirán en la resistencia a la adaptación.

29. La escritura angulosa, excesivamente regular, con presión excesiva, barras de letra t aceradas,
y trazos iniciales rígidos y en diagonal, denotarán la falta de humanidad esquizoide, la negatividad,
el egoísmo y la tendencia agresiva a imponer sus deseos sin importar los derechos o pensamientos
de los otros como producto de una personalidad individualista y egoísta.

30. Los trazos finales en arco regresivo, acompañados de letras v minúsculas cubriendo en arco la
letra siguiente y letras p armadas, señalarán al falso protector oportunista, que aprovechando la
ingenuidad del otro se apropia ilegalmente de lo que le pertenece.

31. Los arpones, serán el reflejo del egoísmo, la agresividad y el latrocinio, con una escritura
descendente, desordenada, óvalos rellenos, aplastados, jambas complicadas y presión blanda,
pueden indicar la necesidad de venganza, el rencor, la tendencia intrigante y la rapacidad.

32. Los arpones en los movimientos verticales, será la tendencia a las reacciones violentas y
explosivas.

33. Las arcadas, serán reflejo del instinto de conservación, la no aceptación del afecto, el engaño,
el ocultamiento de las intenciones comúnmente perversas, el marcado egocentrismo y el
fingimiento.

34. Las arcadas apuntaladas acompañadas con trazos descendentes señalarán al sujeto astuto, que
engaña a los otros, porque sospecha que es engañado.

35. La mayor tendencia a la inclinación dextrógira, indicará al sujeto que puede impulsarse en sus
deseos hasta la obsesión.

36. Las garras de gato, ocultarán al sujeto que puede traicionar a los otros e incluso agredirlos aun
en forma física a pesar de que reciba un trato considerado y afectivo.

37. Los trazos recubiertos en forma de gancho, denotarán la actitud hipócrita e insidiosa.

38. Las letras a con el trazo final independizado, señalarán el placer por aprovecharse de los
demás y la desvinculación afectiva.

39. Las letras d con el hampa separada, reflejarán al sujeto conflictivo que hace una separación
entre la actitud mental y las actitudes afectivas.

40. Las barras de letras t ascendentes, indicarán la hostilidad sin causa aparente, la negación a
defender agresivamente a su persona contra todo aquello que considere que afecta a su
individualidad, la resistencia a la autoridad. Aquí la mayor rigidez del trazado en general y de
acuerdo a la inclinación y conformaciones de las jambas, permitirá determinar el grado y fuerza de
la agresión.

41. Las barras de letra t descendentes, de acuerdo a la intensidad de la presión que presenten y el
grado de angulosidad y dureza del resto del trazado, confirmarán la predisposición a ejercer una
intensa agresión hacia aquellas personas que considera sus inferiores e incluso puede realizarla
hacia sí mismo.

42. Las barras de letras t en golpe de sable, expresarán la reacción violenta del impulso por
impaciencia, la verbalidad explosiva y lancinante y la destrucción del objeto si de acuerdo a su
criterio considera que el fin lo justifica.

43. Las barras de letras t en maza, denotarán la acumulación del odio, la intolerancia a las
exigencias, la necesidad de venganza y la descarga explosiva y violenta que estalla en el momento
menos esperado y sin justificación aparente en forma desproporcionada a la causa motivante.

44. Las barras de letra t en forma de v y con signos de extroversión, evidenciarán el negativismo y
la oposición que se dirigirá principalmente hacia los que lo rodean, mostrando una predilección
por destruir las ilusiones de los otros.

45. Respecto a las jambas de la letra g, consideraremos la extensión y la presión del movimiento
de flexión para determinar la carga de excitación, y la capacidad que posee para adaptar la
realidad a la compulsión de sus deseos, la forma de la base para determinar si la carga pulsionar
está desviada y el nivel de agresión que implementa, la amplitud, para evaluar el volumen de la
excitación instintiva, el ascenso y extensión del mismo, para observar hacia dónde se descarga y se
expande la libido y la forma de terminación para determinar de qué manera lo concreta.

46. De igual manera, el óvalo de la letra g, nos permitirá evaluar la emoción y el grado ético que
precede a la pulsión libidinal.

Rasgos de violencia y agresión

Los rasgos de violencia más frecuentes serán las terminaciones en mazas, los arpones, los
acerados y la presión excesiva que de acuerdo al grado de sutileza y refinamiento socio-cultural y
del descontrol del individuo se encontrarán en el escrito de unos u otros.

Las mazas, serán indicadoras de violencia brutal y de agresión contundente, sin refinamiento. Es
un gesto representativo de la violencia física, del golpe aplicado tanto con la mano como con un
instrumento contundente.
Los arpones y los acerados serán indicadores de la predisposición a las reacciones violentas y
explosivas, y de la necesidad de herir o hacer daño penetrando con cierta inteligencia.

La presencia de ángulos en las jambas, no siempre serán representativos de agresión, pues pueden
corresponder a un sufrimiento físico en la zona genital o el aparato digestivo.

Asimismo, los ángulos y cuchillos que surgen en algunas rúbricas no serán obligatoriamente
producto de la agresividad, sino que pueden estar originados por la impaciencia.

En la búsqueda de la verdad

Hoy por hoy no existen aun respuestas exactas que determinen si las causas de las diferentes
actuaciones del psicópata tienen influencias genéticas o bioquímicas, si son simplemente una
forma de ser o una combinación de diferentes causas que inciden en diferentes proporciones en
cada uno de estos sujetos.

Lo único que tenemos en claro es que el psicópata es un ser que genera mucha angustia y
frustración a los profesionales, y genera un gran dolor a quienes lo rodean.

Es por ello que aprender a reconocer sus diferentes formas de actuación, e identificarlos a tiempo,
puede evitar mucho dolor y sufrimiento.

De modo que ante la pregunta de la psiquiatría sobre qué es lo que se podría hacer para mejorar
las probabilidades de encontrarla y detectarla, una de las respuestas es darle lugar, en el trabajo
interdisciplinario, a la grafopatología como ciencia auxiliar para que con sus conocimientos
contribuya en la búsqueda de la verdad a ver detrás de la máscara.

Ya que al igual que “Austregesilo” pensamos que “Es muy difícil juzgar a los hombres como buenos
o malos, porque las apariencias engañan. El hombre representa tan variados papeles, que nos
obliga a repetir el adagio: no tomes al bueno por bueno y al malo por malo”.

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