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Culto y Templos

Yoguini
Una Tradición Tántrica

Vidya Dehejia

Museo Nacional, Janpath, Nueva Deli


Prólogo
Un recinto circular simple sin techo y sin un sancta sanctorum oculto,
abierto al cielo y permitiendo que la luz del sol se vierta en su arena
expuesta, es un fenómeno inusual para un templo indio. Dentro del re-
cinto y colocado en los nichos de sus muros circulares hay una serie de
imágenes femeninas, generalmente sesenta y cuatro, de hermosos cuer-
pos, pero a menudo con cabezas no humanas. A estos santuarios se les
denomina templos Yoguini Chaunsat (64); el culto que les dio origen
ha permanecido en el misterio y una total ignorancia rodea su naturaleza
y construcción. Intrigada por la curiosa naturaleza de estos templos y
sus enigmáticas imágenes, me embarque en el estudio de las Yoguinis
y sus santuarios, esperando descubrir los secretos de su misterioso
culto.
Los restos de esta sorprendente variedad de templos están dise-
minados en la parte norte de la India y salvo algunas excepciones, están
localizados en sitios remotos y de difícil acceso. La mayoría de los tem-
plos yoguini fueron mencionados por Cunninghan en sus viajes de ex-
ploración de finales del siglo diecinueve, pero pocos han sido explora-
dos desde entonces. Mis viajes a las partes menos frecuentadas de la
India central donde pandillas de ladrones conocidas como dacoits aún
están activas, condujeron a encuentros interesantes. En Dudahi (que
tiene un templo yoguini) los aldeanos se atrincheraron en sus cabañas
completamente convencidos de que yo era la reina dacoit local, Hasina;
mientras que en el sitio yoguini de Naresar, descubrí que, tras un se-
cuestro con éxito, los templos eran frecuentemente utilizados por los
dacoits como un abrigo seguro y desconocido.
Una razón por la que las yoguinis y sus templos estaban descui-
dados puede ser debido a la profunda sensación de miedo y temor reve-
rencial que inspiran a la persona media. Las personas generalmente ha-
blan de las yoguinis en un tono muy secreto, si es que las mencionan.
Este secreto se mantuvo hasta tal punto que la existencia misma del
templo yoguini de Haripur fue de conocimiento público en fecha tan
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reciente como el año 1953. Es bastante asombroso que este santuario
bien preservado, apenas a diez millas del centro del templo principal de
Bhubanesvar, haya permanecido desconocido durante todos estos años.
Hay una aprehensión generalizada de que uno puede ser maldecido por
las yoguinis por un sinnúmero de razones y se cree que incluso acer-
carse demasiado a sus templos puede tener consecuencias desastrosas.
Este profundo miedo hace que el aldeano medio e incluso el habitante
de la ciudad se aleje del templo yoguini. No te hablará de las yoguinis
y mucho menos te llevará a un de sus santuarios.
Este temor a las yoguinis parece haber estado presente desde
tiempos antiguos. El Brahmanda Purana que incorpora el famoso
poema Lalita Sahasranama o “los Mil Nombres de Lalita,” concluye la
sección con la advertencia de que cualquiera que pierda su juicio como
para impartir el poema a un no iniciado será maldecido por las yoguinis.
Incurrir en la maldición de las yoguinis es considerado peor que la
muerte. El Jñanarnava Tantra nos cuenta de manera similar que una
persona que transmita un conocimiento sagrado y secreto a alguien que
no ha sido iniciado, se convertirá en comida para las yoguinis. Esta ac-
titud ha sido probablemente la causa por la que el culto yoguini haya
permanecido como un secreto bien guardado durante siglos.
El material publicado sobre el culto yoguini tiene poca relevan-
cia. Los estudios sobre el arte indio en general han ignorado a las yo-
guinis y sus templos. Para los historiadores de la arquitectura, los san-
tuarios yoguinis, simples e hipetrales, carentes de torres, entradas y ta-
llados decorativos, pueden haberle parecido insignificantes en el con-
texto de la historia del templo indio. Sin embargo, es sorprendente que
las imágenes exquisitamente esculpidas de las yoguinis de algunos de
los templos no han atraído a los interesados por la evolución de la es-
cultura india. Más difícil de comprender es el hecho de que ningún ico-
nógrafo ni historiador de la religión india haya prestado atención a un
culto que tuvo notables consecuencias durante el periodo medieval, a
juzgar por el considerable número de templos que todavía existen y
otros que han sido destruidos. El culto de las yoguinis ha sido ignorado

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incluso en obras dedicadas totalmente a las sectas religiosas menos co-
nocidas, así como en libros dedicados a las diversas formas de adora-
cion vinculadas con la Gran Diosa. Incluso los estudios sobre tántra han
pasado de largo los templos yoguini en relativo silencio, ignorando este
culto único.
Al haber sugerido una investigación preliminar el carácter tán-
trico de la adoracion Yoguini, intenté comunicarme con gurús tántricos,
con la esperanza de obtener de ellos comprensión de esta tradición an-
tigua y perdida. Sin embargo, encontré que solo son bien recibidos
aquellos que buscan iniciación. Aunque consideré la posibilidad de to-
mar semejante paso, pronto comprendí que no sería una solución facti-
ble dado que en el norte de la India (en contraste con el sur) semejante
iniciación involucra la participación en ritos de naturaleza decidida-
mente dudosa, sino que también la declaración de un juramento de se-
creto relativo a toda la información impartida después de la iniciación.
Por lo tanto, volví a las colecciones de manuscritos de varios
sitios del subcontinente, y después de muchos meses de una investiga-
ción persistente encontré unos manuscritos, tanto en papel como en hoja
de palma, que arrojaron luz sobre esta faceta hasta ahora descuidada de
la religión medieval y la cultura. Por supuesto, solo he podido rozar la
superficie de la inmensa cantidad de material disponible en forma ma-
nuscrita. A parte de las numerosas colecciones bibliográficas a menudo
sin catalogar, varias familias poseen manuscritos antiguos y valiosos.
En muchos lugares de la India, los manuscritos son considerados con
reverencia, son adorados junto con los dioses familiares junto a los que
son colocados. Frecuentemente, se cree que estos documentos poseen
cierta potencia, por ejemplo, ¡hasta el día de hoy cuando los ríos de
Orissa tienen una crecida, se le lanzan los manuscritos para aplacar y
apaciguar a los dioses!
La información pertinente a las yoguinis y el culto asociado con
ellas surgieron finalmente de una serie de manuscritos desconocidos e
inéditos, y de ciertos textos en sanscrito publicados no han sido hasta
ahora analizados sistemáticamente. Los detalles sobre estas fuentes

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pueden ser encontrados en la bibliografía, pero me gustaría repasar bre-
vemente el material que he explorado. Existente en forma de manuscri-
tos, en bibliotecas de Varanasi, Baroda, Madrás y en otros lugares, hay
una serie de namavalis Yogini que son listas de nombres de yoguinis.
Tales listas de nombres no están precedidas de un material explicativo
y normalmente finalizan con una única declaración en verso donde se
dice que las yoguinis deben ser adoradas devotamente. Si bien existen
varios namavalis de este tipo, nos dan poca información sobre las yo-
guinis o su culto, simplemente nos dan grupos de nombres que rara vez
coinciden de una lista a la siguiente. Los Puranas mencionan a las yo-
guinis que generalmente están incorporadas en tales namavalis, y el
Agni Purana, por ejemplo, contiene dos listas de nombres, al igual que
el Skanda Purana y el Kalika Purana. Dos namavalis dentro del mismo
Purana (como en el caso del Skanda Purana) a menudo contienen listas
totalmente diferentes de sesenta y cuatro nombres. Sin embargo, un
examen más detenido de estos y otros textos puránicos proporcionaran
información sobre el carácter de las yoguinis y pistas de su relación con
la Gran Diosa.
Un grupo de manuscritos con títulos como Yoginipujavidhi o “la
Manera de Adoración de las Yoguinis” puede parecer, a primera vista,
que contiene material que arrojaría luz sobre las yoguinis de los templos
yoguini. Sin embargo, todos estos documentos prueban ser textos del
culto Sri Vidya, y las yoguinis de su Sri Cakra pertenecen a una cate-
goría a parte de estas que estamos considerando. Entonces, podemos
prescindir de tales manuscritos en nuestro estudio presente. Lo mismo
es aplicable a una clase de textos que se encuentran en la mayoría de
bibliotecas manuscritas, titulados Yoginidasa: solo son obras de tras-
fondo astrológico. Los romances históricos y la literatura semi-histórica
tal como el Yasastilaka de Somadevasuri (959 d.C.), y el Rajatarangini
de Kalhana (año 1070) contienen cuentos sobre yoguinis. Un detenido
escrutinio de estas historias en sanscrito original indica que mientras la
mayoría de tales narraciones tratan de brujas humanas, algunos retratan

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a las yoguinis como diosas proporcionándonos así un material rele-
vante.
Sin embargo, es de los tántras pertenecientes a la escuela kaula
de donde se puede entresacar información realmente significativa sobre
las yoguinis y el culto asociado con ellas. El lenguaje con el que están
escritos estos tántras no es en modo alguno sencillo; de hecho, estos
documentos están a menudo redactados en un lenguaje intencional-
mente abstruso llamado sandha bhasa, claramente solo para el iniciado.
Los cultos asociados con el tántra son esotéricos por naturaleza y es
esencial la iniciación mediante un gurú. Dado que el gurú introduce al
iniciado a los secretos del culto, no hay necesidad de declaraciones ex-
plicitas en los textos escritos. Los tántras kaula hacen referencia a las
yoguinis sin una declaración explicativa sobre la posición mantenida
por estas diosas, asumiendo obviamente que tales hechos básicos ya son
conocidos por sus lectores. El Kularnava, uno de los tántras mejor co-
nocidos de la escuela kaula, nos da pistas valiosas sobre el estatus de
las yoguinis e indica su prominencia entre los seguidores del sendero
kaula. Publicado con lecturas seleccionadas en inglés que no mencionan
el término yoguini, el Kularnava Tantra, en su texto original en sans-
crito, contiene claramente numerosas referencias a las yoguinis. Una
serie de tales referencias se encuentran, al ser analizadas, muy esclare-
cedoras. El texto tántrico Kaulajñananirnaya que pertenece a una es-
cuela que se llama así misma Yogini Kaula, también es notable.
El hasta ahora desconocido y no estudiado Sri Matottara Tantra
nos proporciona información extremadamente importante sobre el culto
yoguini. El Matottara, enumerado en ciertas tradiciones como uno de
los sesenta y cuatro tantras originales, finaliza cada capítulo con una
referencia a su doctrina como Yoginiguhya que significa “el Secreto de
las Yoguinis.” Escrito en sanscrito, este tantra está en el Archivo Na-
cional de Nepal en unas treinta copias manuscritas en escritura newari
y devanagari, de las que la primera versión fechada en el mismo texto,
pertenece al año newari 729 o al 1609 d.C. Mi estudio de este tántra
está basado en una versión escrita completa en escritura devanagari (n.º

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4/2506). No desconocido en la India propiamente dicha, el Matottara
Tantra es el original del así llamado Goraksa Samhita publicado en su
forma incompleta por la Universidad de Sanscrito de Varanasi. En esta
versión posterior, es repetidamente declarado que este conocimiento
esotérico no ha sido contado en ninguna otra parte excepto en el Sri
Matottara (anya tantram maya guptam kathitam srimatottare), y cada
capítulo finaliza con la declaración que el texto es de la escuela kaula.
Janardan Pandeya que editó el Goraksa Samhita es de la opinión de que
el manuscrito tiene aproximadamente cuatrocientos años. El texto del
Samhita puede, sin embargo, haber sido compuesto mucho antes, lo que
indicaría que el Matottara original fue compuesto aún más temprano.
Tomando la forma de un dialogo entre Siva y Devi Kubjika, el
Sri Matottara Tantra tiene la naturaleza de un compendio de cakras
(círculos rituales), el origen y significado de cada uno es explicado en
un capítulo independiente, junto con instrucciones para su presentación
esquemática. De especial relevancia para las yoguinis son cuatro cakras
detallados en este texto; el Khecari Cakra y el Yogini Cakra son círcu-
los de sesenta y cuatro yoguinis; el Mula Cakra es una agrupación de
ochenta y una yoguinis; y el Malini Cakra es la meta de la adoracion
yoguini es la adquisición de una variedad de poderes ocultos y también
da una indicación de las practicas rituales asociadas con el culto.
Parece que la adoracion de las yoguinis, con mayor frecuencia
en un grupo de sesenta y cuatro, fue uno de los cultos significativos,
aunque menos familiares, practicados por los saktas que creían en la
supremacía de Sakti o Poder concentrado en la persona de la Gran
Diosa.

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Introducción
Todo el fenómeno de la adoracion yoguini, y la construcción de templos
dedicados a este grupo de diosas, tiene sus raíces fuera del redil de la
tradición brahmánica ortodoxa. El culto yoguini, de naturaleza definiti-
vamente tántrico y el tántra en sí, con ideas primitivas sobre la eficacia
de los rituales y hechizos, sonidos y gestos mágicos, es un movimiento
que tiene profundas conexiones con las tradiciones rurales y tribales. Si
buscamos los orígenes de las yoguinis, parece que debemos recurrir a
los cultos de pueblo sencillos y a las grama devatas, las diosas locales
de los pueblos. En los pueblos de la India, estas son las deidades favo-
ritas, los dioses brahmánicos principales tienen una importancia menor.
Cada grama devata, sea ella Manakkal Nangai o Chilka Kalijai, preside
sobre el bienestar de su aldea. Frecuentemente tiene una bendición es-
pecial que conferir, por ejemplo, Kolaramma (la Madre de Kolar) con-
cede la liberación de la picadura del escorpión a los que propicia. Estas
diosas de las aldeas parecen haberse transformado y consolidado gra-

Templo Yoguini de Ranipur-Jharial, Orissa.

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dualmente en potentes agrupaciones numéricas de sesenta y cuatro (al-
gunas veces de ochenta y una, otras veces de cuarenta y dos), adqui-
riendo por ello un carácter totalmente diferente. Fue el tantrismo el que
elevo estas deidades locales y les dio una nueva forma y vigor como un
grupo de diosas que pueden otorgar poderes mágicos a sus adoradores.
La filosofía, los rituales y el culto de estas deidades junto con otras que
originalmente no eran brahmánicas, fueron reunidas bajo la rúbrica del
Tántra, dándoles así legitimidad posteriormente en el hinduismo.

Yogini Cakra en papel, Rajasthan, siglo 19

En un plano, el templo yoguini generalmente tiene la forma de


un círculo (cakra) con sesenta y cuatro divisiones conocidas en el texto
como radios (ara) pétalos (dala). Varios cakras de tela y papel de este
tipo han salido a la luz con sus segmentos numerados del 1 al 64, cada
uno conteniendo el nombre y a veces el dibujo de una yoguini. Las yo-
guinis colocadas a lo largo de las paredes internas de los templos abier-
tos y sin techo son generalmente representadas como mujeres de cuer-
pos hermosos con pechos redondeados, cintura delgada, y anchas cade-
ras, que utilizan una falda que se mantiene en su posición por un ceñidor
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enjoyado colocado en las caderas. Estas ornamentadas con collares y
guirnaldas, con brazaletes, pulseras, tobilleras, pendientes y tocados

Yoguini del templo de Hirapur, Orissa, y yoguini con cabeza de caballo de Shahdol, mueso de
Dhubela

elaborados. Varias tienen rostros exquisitamente delineados que corres-


ponden con sus cuerpos curvilíneos. Sin embargo, las yoguinis nos pre-
sentan una serie de aspectos muy variados, algunos de los cuales no son
claramente humanos. Una yoguini tiene cara de caballo, pero la cabeza
animal apenas le resta sensualidad y nubilidad. Una segunda yoguini
tiene un rostro afable de conejo con prominentes orejas en alerta. Una
tercera yoguini tiene un cuerpo femenino bien formado, pero en lugar
de cara tiene una gran cobra lo que la convierte en una figura bizarra y
fascinante. Una cuarta tiene un semblante temible con un cuerpo esque-
lético que revela su caja torácica y prominentes tendones, un estomago
hundido y unos pechos alargados y caídos. Llevando una guirnalda de

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calaveras humanas, sujetando una cabeza cortada en una mano, un cu-
chillo curvo en otra, y con dos manos más sujeta en alto el cadáver de
un tigre.
Estos sencillos templos de yoguinis con sus bien proporcionadas
y enigmáticas imágenes plantean muchas preguntas ¿Quiénes son las
yoguinis esculpidas en estos recintos circulares y qué posición ocupan
dentro del vasto y complejo panteón hindú? ¿Cuál es el propósito de la
construcción de estos templos circulares? ¿Quiénes fueron las personas
que rindieron culto en estos santuarios y que tipo de ritual se realizaba
dentro de estos recintos? Estos problemas nunca han sido considerados
y serán los que trataremos en el presente estudio.

Yoguini con cabeza de conejo de Lokhari y yoguini con cabeza de serpiente también de Lokhari

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Diosa Sena con el camello vahana y yoguini esquelética del templo de Hirapur.

La principal preocupación de los académicos por el momento ha


sido constantemente la de dar nombre a cada una de las yoguinis. Dé-
jame decir desde el principio que todo el proceso de identificar a las
yoguinis de los diferentes templos y asignarles nombres parece una em-
presa un tanto sin sentido. Los grupos de yoguinis de los diversos tem-
plos no se corresponden entre sí; no hay el mismo número o mismo tipo
de hermosas deidades con cabeza de animal y de aspecto grotesco en
esos templos; La proporción de yoguinis con cabeza de animal y total-
mente humanas varia, así como su posición precisa dentro del templo.
Solo hay unas pocas figuras comunes que pueden ser identificadas de
un templo a otro, y ciertamente parece que cada grupo de yoguinis es-
culpidas de cada santuario representan un tradición localizada e inde-
pendiente.
Hemos de indicar una breve consideración sobre las listas tex-
tuales de yoguinis ya que han sido generalmente consideradas como un
material importante. La antigua literatura de las religiones nos ha pro-
porcionado hasta la fecha una media docena de listas de las sesenta y
cuatro yoguinis, y nuestro examen de varios manuscritos inéditos y de
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cakras de papel y tela hasta ahora desconocidos ayuda a aumentar este
número a treinta. Rara vez estas namavalis (listas de nombres) se co-
rresponden entre sí. Pero lo que es incluso más frustrante es el hecho de
que los nombres de las yoguinis dados en estas listas textuales son muy
diferentes de los que aparecen en una o dos imágenes inscritas. Un es-
tudio de las diversas namavalis de yoguinis nos ha llevado a dividir
estas listas en dos amplias categorías en función de si los sesenta y cua-
tro nombres incluyen o excluyen a esas deidades importantes, las Ma-
trkas. Tal clasificación parece tener una base sólida. La tradición que
incluye las Matrkas considera a las yoguinis como deidades altamente
ubicadas y a menudo como aspectos de lo Divino, mientras que la tra-
dición que excluye a las Matrkas generalmente considera a las yoguinis
crueles, feroces e iracundas cuya naturaleza es la de unas deidades asis-
tentes menores. En el apéndice I y II se puede encontrar un detallado
análisis de tales listas.

Sri-Yakini con camello vahana del templo de Bheraghat y yoguini sobre camello, templo de
Haripur
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De esta plétora de listas disponibles, ¿se puede utilizar una es-
pecifica para identificar a las yoguinis de cualquier templo? Las listas
que proporcionan nombres similares a menudo difieren significativa-
mente en las vahanas (monturas) utilizadas por cada yoguini. Hasta la
presente, la única fuente conocida que describe a las yoguinis es el Ca-
turvarga Cintamani, una obra del siglo trece de Hemadri, y por lo tanto
los eruditos dependen de él para identificar las imágenes. Por ejemplo,
cuando se descubrió un fragmento Sena exquisitamente tallado de una
diosa con un camello, se le llamó Vikrata, después Hemadri. Pero la
situación es un tanto diferente con el descubrimiento de otras descrip-
ciones escritas. Encontramos que el Matottara Tantra menciona a la
yoguini con camello, Kalakarni, mientras que, para confundir más la
situación, la yoguini acompañada de camello esculpida de Bheraghat es
etiquetada como Sri Yakini (¿Thakini?). Así pues, ¿cuándo encontra-
mos a la yoguini con camello de Hirapur, la llamamos Vikrata, Kala-
karni o Yakini? Se hace evidente que no se puede confiar en una sola
tradición escrita para identificar a las yoguinis de cualquier templo, a
menos que tengamos razones para creer que en una zona se siguió un
texto en particular y estemos convencidos de que los escultores habían
recibido instrucciones de modelar sus figuras en base a esas prescrip-
ciones escritas específicas. Como tales circunstancias no existen, deja-
remos de lado la preocupación por los nombres como una diversión in-
fructuosa.
Los restos existentes sugieren que el culto de las yoguinis tuvo
un significado imperativo y vital desde el siglo IX al XII, mientras que
las inscripciones posteriores añadidas a ciertos templos yoguini indican
que en los santuarios hubo adoración incluso a principios del siglo XVI.
No sabemos exactamente cuándo el culto de las yoguinis perdió sus se-
guidores o porque sus templos fueron abandonados. Sin embargo, pa-
rece que en los siglos XVII y XVIII se aniquilaron totalmente los re-
cuerdos del culto de tal manera que cuando se redescubrieron los tem-
plos en ruinas a finales del siglo XIX, quedaban pocas pistas sobre el

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significado de las yoguinis o la razón de su adoración. Una leyenda im-
perante en la India central, que da una fantasiosa explicación de un tem-
plo yoguini local, muestra claramente que el culto había sido completa-
mente olvidado en esa región. La entretenida historia habla de un bata-
llón de soldados británicos que perseguían a un grupo de bellezas loca-
les que huyeron aterrorizadas a la cima de una colina cercana. ¡Allí ape-
laron a su diosa patrona que, en su compasión, las convirtió en piedra!
Y aún así, es evidente que las yoguinis ejercieron un poderoso
atractivo imaginativo, porque las pinturas de estilo popular de estas dio-
sas continuaron realizándose en la región de Rajastán hasta el cambio
del presente siglo. Las pinturas de cakras yoguini también testifican la
continuidad de una tradición que rindió al menos un homenaje simbó-
lico a las yoguinis. La descripción de yoguinis en obras de arte relati-
vamente recientes parece hablar de una innata resistencia a abandonar
un culto con antiguas raíces. Ciertamente en la mentalidad india, parece
innecesario descartar lo antiguo y tradicional. Quizás también esté al
acecho el vago temor a las posibles malas consecuencias que pueden
resultar de un rechazo tan poco auspicioso.

Izquierda. Yoguini Kapali (la de la copa de calavera) pintura de estilo popular, Rajastán. De-
recha. Yoguini Ragatabhasi (bebedora de sangre), pintura de estilo popular, Rajastán. Ambas
del s. 19.

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Conceptos y Culto

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1. Los Diferentes Aspectos de las Yoguinis
La palabra yoguini permite cierta cantidad de diferentes interpretacio-
nes, cada una de las cuales está completamente en desacuerdo con la
siguiente y, sin embargo, son bastante acertadas en su propio contexto.
Los diccionarios de sanscrito dan los siguientes significados: devota fe-
menina; hechicera o bruja; hada; asistentes de Durga; un nombre de
Durga. A la palabra yoguini todavía le dan otra connotación los budistas
nepalíes que la utilizan para denominar a la consorte de cualquier dios,
especialmente en aquellas obras de arte donde un dios está copulando
con la diosa. Cada una de estas posibles definiciones tiene un signifi-
cado variable que tienen implicaciones totalmente diferentes. ¿Pueden
cualquiera de estas diversas interpretaciones del término ser aplicado
exclusivamente a las figuras de los templos yoguini, o hacer que estas
yoguinis pertenezcan a una categoría diferente?

La yoguini como adepta del yoga


La explicación más simple del término es que
es la equivalente femenina de un yogui. Al
igual que un yogui es un hombre que sigue el
camino del yoga como una disciplina corporal
y espiritual y se convierte en un maestro en la
ciencia, adquiriendo ciertos poderes en el pro-
ceso, así también la mujer que sigue este ca-
mino es una yoguini. En la pintura mughal y
rajput, estas yoguinis humanas son frecuente-
mente retratadas ya sea como una mendicante
ascética o sentada en un santuario donde es vi-
sitada por devotos masculinos y femeninos. Miniatura de yoguini

Una pintura en miniatura describe una escena

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en un bosque por la noche con una yoguini sentada bajo un árbol y un
león que le rinde homenaje. A través de largos años de practica de yoga,
la yoguini adquiere poderes extraordinarios que a menudo son de natu-
raleza mágica. Estos incluyen un control completo sobre la respiración
y otras funciones corporales, levitación, y como se indica en la pintura,
el control sobre las criaturas vivientes. Otra miniatura describe a una
hermosa yoguini sentada sobre una piel de león, con su bastón, para-
guas, espantamoscas de plumas de pavo real y un fardo con posesiones
colocado a su lado. Al igual que los yoguis, las yoguinis no tienen un
lugar fijo de residencia y deambulan por el campo, adquiriendo segui-
dores y enseñándoles el difícil camino del yoga. Estas, sin embargo, son
diferentes y no son las yoguinis de nuestro templo yoguini.

La yoguini como pareja en el


cakra-puja
En la forma de tradición tántrica cono-
cida como Kaula marga, la yoguini es
la mujer que participa con el iniciado
en las prácticas secretas del culto
donde se incluyen el rito que involucra
el maithuna o copulación. En años re-
cientes, con la publicación de libros
sobre tántra, los aspectos más esotéri-
cos del culto se han convertido en un
conocimiento bastante común. El
Yoguini y león, pintura en miniatura. modo de adoracion tántrica de la mano
izquierda involucra ofrendas a la
Diosa, matsya (pescado), mamsa (carne), mudra (grano seco), madya
(licor) y maithuna (relaciones sexuales). Naturalmente también se es-
pera que el sadhaka o aspirante participe de todo esto, y los ritos invo-

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lucrados en estos cinco elementos que son esencialmente para seguido-
res del sendero kaula. Los textos kaula tales como el Kaulavalinirnaya
nos dice que para un sadhaka kaula, no hay un medio más alto para el
logro de la liberación y felicidad que el maithuna. Los textos nos dicen
que solo con estos cincos elementos el sadhaka obtiene todas las per-
fecciones. Anticipando comentarios críticos, nos informa que aquellos
que realizan estos ritos para complacer a la divinidad no incurren en
pecado. Las prohibiciones ordinarias no son aplicables al sadhaka que
busca la liberación: “tal hombre busca a Shakti en el vino y a Siva en la
carne y el disfrute de estos, es consciente de sí mismo como Bhairava.”
Un elemento básico de este tipo de ritual kaula es la formación
de un Yoguini Cakra (círculo), también conocido como un Kaula Cakra
o Bhairavi Cakra, y de la adoracion en él. En tal Cakra, los iniciados se
sientan en círculo, cada uno acompañado por una pareja femenina co-
nocida normalmente como yoguini. Las parejas se forman de manera
impersonal y el Kularnava Tantra especifica que bajo ninguna circuns-
tancia un sadhaka debe forzar a una yoguini, ni hablar mal de ella. Los
textos clasifican a las yoguinis de un Cakra en diferentes categorías y a
menudo especifica el tipo de mujer más adecuada para ser yoguini.
Dentro de un círculo kaula como este, no hay distinción de casta y cada
participante es considerado igual en rango a un Brahmin durante la du-
ración del rito. Cuando se disuelve el cakra cada uno vuelve a su propia
casta. Cada hombre del círculo es considerado como Siva y cada mujer
como la diosa mientras que el cakra siga formado. El sorbo de cada
copa de vino va acompañado por la recitación de un mantra, y aunque
el sadhaka ordinario no debe beber más de cinco copas de vino, se nos
dice que los más avanzados pueden consumir hasta siete copas. La cul-
minación del rito viene cuando la yoguini, como un representante terre-
nal de la diosa, recibe al hombre como el equivalente de Siva. El mai-
thuna es la ceremonia culminante de este ritual tántrico. Esta yoguini
tampoco es la del templo yoguini.

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La yoguini como hechicera
La antigua literatura india contiene muchas historias sobre brujería y
sobre los poderes mágicos adquiridos a través de la practica de ciertos
tipos de ritos pseudo religiosos. La poseedora de tales poderes ocultos
es diversamente denominada como Yoguini, Dakini y Shakti, y las his-
torias ponen de relieve el sobrecogimiento y temor con el que era con-
siderada.
Una razón de que la yoguini evocara miedo era porque se creía
que tenia el poder de transformar a los seres humanos en animales y
pajaros con la ayuda de un hilo mágico. El Uttamacaritrakathanaka na-
rra la historia de una cortesana llamada Anangasena que se enamoró del
príncipe Uttamacaritra. Anangasena era de hecho una yoguini y podía
poseer al príncipe atando un hilo encantado alrededor de su cuello con-
virtiéndolo en un loro. Cuando deseaba disfrutar de los placeres del
amor, quitaba temporalmente el hilo y el príncipe recobraba su forma
humana. El Kathasaritsagara contiene varias historias similares de yo-
guinis que convierten a los hombres en animales amarrando estos cor-
deles mágicos alrededor de sus cuellos. Un cuento nos habla de una
yoguini llamada Sukhasaya que le enseño a su amiga Bandhudatta un
hechizo por el cual podía convertir a su amante en un mono y así poder
llevárselo con ella durante un largo viaje que se vio obligada a hacer.
Una segunda historia nos habla de una yoguini llamada Somada, que,
al enfadarse con su amante, puso un cordón mágico alrededor de su
cuello y lo convirtió en un buey. Fue la yoguini Bandhamocini la que
lo liberó del hechizo.
El Rajatarangini de Kalhana contiene un cuento fascinante so-
bre el poder de las yoguinis en su historia del ministro Sandhimat que
fue asesinado por el rey Jayendra, y cuyos huesos fueron colocados en
el cementerio por el gurú Isana a quien le habían dicho que Sandhimat
sería resucitado.
“Y así, a medianoche, Isana, que había perdido el sueño debido
a la ansiedad por ese milagro, olio el perfume del incienso divino. Oyó

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el extraño sonido del repiqueteo de muchos címbalos y campanillas gol-
peadas violentamente y el estrepito de panderetas. Entonces, al abrir la
ventana, vio a unas yoguinis (un yoginicakra) dentro de un halo de luz.
Notablemente excitado al ver que habían sacado el esqueleto, el sor-
prendido Isana se dirigió a la tumba con una espada desenvainada.
Allí vio escondido detrás de un árbol que el esqueleto, que había
sido colocado recostado en el centro del grupo, estaba siendo modelado
con todas las extremidades por el grupo de yoguinis.
Con una creciente oleada de deseo por disfrute sensual con un
amante, las yoguinis ebrias de licor, al no encontrar a un hombre viril,
buscan el esqueleto y lo sacan.
Le proporcionan todas las extremidades de sus propios miem-
bros y trayendo el órgano masculino de algún lugar, en un momento, lo
instalan completamente con todas sus extremidades. Después, utili-
zando el yoga, las yoguinis atraen al espíritu de Sandhimat, que había
estado vagando al no haber tomado posesión de otro cuerpo y lo depo-
sitan en su sitio. Luego, al ser masajeado con emolientes divinos, se
despierta como si hubiera estado dormido y, a voluntad y como líder
del grupo, tiene satisfacción en el camino del amor.”
La historia finaliza con la afirmación de que este círculo yogues-
vari desaparece, indicando que los términos yoguini y yoguesvari pue-
den ser utilizados de manera intercambiable. Los poderes asignados a
estas yoguinis parecen indicar que no son del todo brujas humanas, sino
que participan más bien de la naturaleza de las criaturas sobrenaturales.
La historia del Kathasaritsagara de Padmavati habla de un
círculo de yoguinis (yoginicakra) de todos los cuadrantes que se había
congregado en un cementerio. Estas yoguinis ebrias, hacen que el joven
hijo del rey Karnotpala con el corazón expuesto, y colocado el cadáver
en el centro del círculo que han formado, sirva de ofrenda a su dios
Bhairava. Las yoguinis tienen también el poder de volar a través del
aire. Lo que se desprende de tales historias es que las yoguinis se reúnen
periódicamente en cementerios donde forman un círculo y ofrecen co-

21
lectivamente una víctima humana a su dios Siva en su aspecto de Bhai-
rava. A fin de obtener los resultados requeridos, parece ser que el ritual
de magia a menudo involucra el sacrificio humano. Mircea Eliade men-
ciona la persistencia de la creencia de que las yoguinis se alimentan de
carne humana y se transforman en pájaros cuando es necesario para cru-
zar un río.

Yoguinis en el cementerio, pintura del s. 18

La historia de la yoguini Saudamani relatada en el drama del


Malatimadhava de Bhavabhuti, deja claro las practicas de culto de estas
brujas. El drama relata cómo la yoguini Saudamani vuela hasta Padma-
vati, un pueblo localizado cerca de Agra, desde el centro tántrico de
Sriparvata en el estado meridional de Andhra. Se dice que Saudamani
estaba observando el voto de una Kapalika en Sriparvata indicando así
que las yoguinis son hechiceras pertenecientes al redil kapalika. Los
kapalikas eran una secta heterodoxa del Saivismo cuyas prácticas de
culto incluían el compartir carne y vino para ser consumida de kapalas
o cuencos de calavera, comer carne humana, la tolerancia de los sacri-

22
ficios humanos y la realización de varios ritos vinculados con cadáve-
res. También hay un fuerte contenido erótico involucrado en el ritual
kapalika.
Otras historias nos hablan de una categoría de brujas llamadas
dakinis, que tenían la habilidad de volar por el aire, y la iniciación al
redil involucrado en el consumo de carne humana. Los detalles sobre
estas dakinis están contenidos en la historia de la reina Kuvalayavati del
Kathasaritasagara. El rey, regresa inesperadamente de una expedición
y encuentra a su reina:

“completamente desnuda, con el pelo erizado y los labios


temblando por mascullar encantamientos, en medio de un
gran círculo (mahamandalamadhyagam) cubierto con pol-
vos de colores, realizando una horrible oblación de sangre,
licor y carne humana.”

La reina confiesa ser una dakini y explica que este ritual le per-
mite volar por el aire. Al preguntarle cómo puede suceder eso, ella dice
haber sido testigo de mujeres que vuelan por el aire. Cuando le pregunta
como obtiene este poder de khecara (moverse por el aire), contesta que
debe estar dispuesta a consumir carne humana. Al indicar que acepta,
la dakini jefa, Kalaratri, la inicia al redil. La reina relata:

“Ella me hizo quitarme la ropa y realizar, permaneciendo


de pie en un círculo (mandala), una horrible ceremonia en
honor de Siva en su forma terrorífica, y después de haberme
rociado con agua, me dio varios hechizos conocidos por ella
y carne humana, del sacrificio a los dioses, a comer; así que,
después de haber comido carne de hombre y habiendo reci-
bido los diversos hechizos, inmediatamente volé, desnuda
como estaba por el cielo con mis amigas y después de di-
vertirme, descendí del cielo por orden de mi maestra, y yo,
la princesa, fui a mis propios aposentos. Así pues, ya en mi

23
juventud me convertí en una de la sociedad de las brujas
(dakinicakra), y en nuestras reuniones devoramos los cuer-
pos de muchos hombres.”

El Kathasaritsagara, en una descripción independiente de Bhai-


rava, se refiere a este como uno querido por las dakinis (dakinipriyam),
además de confirmar que la adoracion de Bhairava era una parte impor-
tante del ritual dakini.
El Vetalapañcavimsati también contiene historias sobre estas
dakinis. Una de esas historias no dice como, a medianoche, en la oscu-
ridad total del día catorce de la mitad oscura del mes, una hermosa yo-
guini consumió al joven hijo muerto del rey Karnotpala y luego salió
del cementerio llevando licor en su cráneo. Esta historia indica, inci-
dentalmente, que la palabra dakini era a veces utilizada indistintamente
con yoguini. La versión ligeramente diferente de esta misma historia
del hijo del rey Karnotpala contenida en el Kathasaritsagara, se refiere
como hemos visto, a las yoguinis, mientras que el Vetalapañcavimsati
utiliza en su lugar el término dakini.
La tercera categoría de estas brujas-ascéticas era la sakini que,
como la yoguini, podía transformar a los hombres en animales. En lugar
del hilo mágico de la yoguini, la sakini utiliza semillas mágicas. El Kat-
hasaritsagara contiene muchas historias de sakinis y de los mantras
utilizados por estas para los poderes especiales con los que eran capaces
de transforman a los humanos en animales. En la historia de Bhimapa-
rakrama, la sakini convierte a un hombre en una cabra. Ella coge dife-
rentes tipos de semillas que siembra a medianoche en una esquina de su
propia casa; estas crecen inmediatamente y ella las arranca, tuesta, gol-
pea y las coloca en una olla de cobre. Entonces entona ciertos mantras
misteriosos sobre el grano para infundirle cualidades mágicas que le
ayuden en su rito de transformación. El Dasakumaracarita cuenta la
historia de Nitambavati que fue condenada por ser una sakini. La histo-
ria expresa la idea de que las sakinis adquirían sus poderes mágicos

24
devorando carne humana de los cadáveres que a menudos sacaban
arrastras de las piras funerarias.
Las yoguinis, dakinis y sakinis habían adquirido la habilidad de
moverse por el aire y poseían el poder de trans-
formar a los seres humanos en animales y pá-
jaros. Las historias indican que se movían en
grupos aéreos, que visitaban los cementerios y
que adoraban a Bhairava con formulas mági-
cas. Las formaciones circulares (cakras y
mandalas), la desnudez y el consumo de carne
humana parecen haber sido considerados
como parte integral de los ritos de estas brujas.
Como indica la historia de Bhavabhuti sobre
la yoguini Saudamani, estas hechiceras se-
guían el camino y prácticas no ortodoxas de
los kapalikas. Aunque estas brujas-yoguinis
parecían poseer ciertas características que las
vinculaban con las yoguinis de los templos yo-
guini, estas también eran de una categoría
aparte.

Las yoguinis de la astrología


Las obras astrológicas contienen referencias a
ocho yoguinis llamadas Mangala, Pingala,
Dhanya, Bhramari, Bhadrika, Ulaka, Siddhida
y Sankata. Hay cierta cantidad de manuscritos
titulados Yoginidasa, el término dasa hace re- Los Cakras internos
ferencia a la posición particular de las estrellas
y planetas en el nacimiento de un individuo. Las ocho yoguinis están
asociadas con los nueve grahas o planetas, los textos no dicen que la
octava yoguini Sankata está vinculada con dos de los grahas. También

25
se dan detalles sobre el destino de las personas nacidas bajo cada yogi-
nidasa, dado que estos dasas son de orden recurrente, se nos habla de
la importancia de la recurrencia de cada uno en las diversas etapas de la
vida de un individuo. Un verso menciona el posicionamiento de una
yoguini especifica al inicio de un peregrinaje:

A la izquierda, traerá felicidad; detrás de ti, traerá aflicción;


Al sur, traerá destrucción de la riqueza; si te encara, traerá
muerte.

Los textos están repletos de complicadas computaciones para


determinar el posicionamiento exacto de la yoginidasa. En general
Mangala es propiciatoria mientras que Sankata trae el mal, y los textos
contienen numerosas oraciones y ritos para apaciguar a las yoguinis y
contrarrestar su dañina influencia. Estas yoguinis solo tienen un signi-
ficado astrológico y no tienen relación con las yoguinis de los templos
yoguini.

Las yoguinis y los cakras internos


En el tántra yoga destaca prominentemente un grupo especial de siete
yoguinis conocidas por los nombres de Dakini, Rakini, Lakini, Kakini,
Sakini, Hakini y Yakini. Distribuyendo energía a través de todo el
cuerpo sutil de todos los seres humanos hay una serie de canales sutiles
que se ramifican desde el Susumna, el canal principal que recorre la
columna vertebral. Hay siete chakras concebidos como centros de ener-
gía que rodean el Susumna, desde el Cakra Muladhara en la base de la
columna vertebral hasta el Cakra Sahasrara de la coronilla, y cada cakra
está presidido por una de las siete yoguinis mencionadas arriba.
El tántra yoga visualiza el poder dentro del cuerpo humano
como la Devi Kundalini, que yace enroscada en la base de la columna
y que normalmente se encuentra en condición durmiente. El sadhaka

26
debe despertar a Kundalini meditando sobre ella y recorriendo su viaje
ascendente a través de cada uno de los cakras hasta que alcanza el
Sahasrara donde reside Siva. En cada cakra el sadhaka experimenta un
tipo de dicha y adquiere ciertos poderes tales como la conquista de las
formas elementales de la materia. Si solo se desea un siddhi (poder má-
gico) en particular, el sadhaka puede detenerse en ese cakra en particu-
lar y meditar sobre su yoguini regente. Pero, sin embargo, si la aspira-
ción del sadhaka es vislumbrar lo Último, debe transportar a Kundalini
por todo el camino hasta el Sahasrara, donde se unirá con Siva, ella
confiere la dicha de la realización. Es evidente que estas yoguinis de los
cakras internos son deidades a parte de las yoguinis de los templos yo-
guini.

Las yoguinis del Sri Cakra


El Sri Cakra, conocido también como
Cakra-raja o “Rey de los Cakras,” es
el instrumento principal del sendero
conocido como Sri Vidya que consti-
tuye una faceta principal y muy im-
portante del culto a Sakti. El patrón
del Sri Cakra simboliza el universo
manifiesto como también el cuerpo
humano, con Mahatripurasundari, la El Sri Cakra, pintura moderna
Diosa Suprema del Sri Cakra, visua-
lizada permeando tanto el universo como el ser humano. Es su inmenso
y penetrante poder el que es buscado para ser expresado en la compli-
cada configuración de líneas entrelazadas, triángulos y círculos que for-
man el famoso Sri Cakra.
El Sri Cakra consta de nueve cakras uno dentro del otro y cada
uno de sus nueve cakras está presidido por un grupo de yoguinis. Las

27
yoguinis regentes del cercado más exterior son las ocho yoguinis Pra-
kata (manifiestas) que se ocupan de las cualidades como el amor, la ira,
la avaricia y similares. Las dieciséis yoguinis Gupta (ocultas) que pre-
siden el siguiente cakra están asociadas con poderes como el intelecto,
la memoria, la audición etc. De está manera, y asociadas con varias cua-
lidades y funciones corporales que uno debe dominar y superar, están
las dieciséis yoguinis Guptatara (muy ocultas), catorce yoguinis Sam-
pradaya (tradicionales), diez yoguinis Kulakaula, diez yoguinis Nigar-
bha (secretas), ocho yoguinis Rahasya y tres yoguinis Parapararahasya
(extremadamente secretas). Finalmente, en el centro, está la Devi Tri-
purasundari también conocida como Lalita.
En la adoración del Sri Cakra el sadhaka debe entrar a través de
los portales exteriores, meditar sobre cada configuración consecutiva, y
proceder gradualmente hacia el interior. Cada Sri Cakra Yogini preside
sobre su zona respectiva, y tiene importantes poderes que ofrecer, tales
como la riqueza, fama, salud, belleza y control sobre el funcionamiento
del cuerpo y mente humana, así como también sobre los elementos de
la naturaleza. El sadhaka deseoso de conseguir la autorrealización tiene
que eludir cada grupo de yoguinis y empujar hacia adentro y hacia el
centro. Tal decisión implica un arduo recorrido de disciplina medita-
tiva; porque el bindu (punto) del centro representa ese estado de super-
consciencia que solo muy pocos alcanzan, y en el que los poderes otor-
gados por las yoguinis dejan de tener sentido. Es obvio que las yoguinis
del Sri Cakra también pertenecen a una categoría diferente de las yo-
guinis de los templos yoguinis, con las que no deben ser confundidas.

La yoguini como la Gran Diosa


Devi es el apelativo de la Diosa suprema de los Saktas. Normalmente
no había necesidad de darle un nombre específico. Devi, que significa
Diosa, era suficiente para indicar ese principio femenino infinito y uni-

28
versal. Personificada es Ambika (Madre), Candika, Durga, Parvati, Ka-
lika y una hueste de otras formas. Pero cualesquiera que sean los nom-
bre regionales o sectarios que puedan ser utilizados en diferentes textos,
esa fuerza divina omnipresente se denomina, además, siempre como
Devi. la Devi es ocasionalmente abordada como Maha Yoguini o la
Gran Asceta, como por ejemplo en el Lalita Sahasranama, donde tam-
bién es conocida como Kula Yogini. El Visnu Bhagavata Purana tam-
bién menciona a la Devi como la Gran Yoguini, así: “Oh Katyayani, oh
Maha Maya, oh Maha Yoguini, oh Devi…” El Lalita Sahasranama da
a la Devi el título “La que es adorada según el Camino Kaula, y el Kaula
Kularnava Tantra contiene más de una alusión a la Devi como yoguini.
Un verso del Kularnava ilustra este uso del término yoguini diciéndonos
que aquellos que realizan los ritos kaula seriamente conseguirá todos
sus deseos en este mundo y finalmente se volverá uno con Yogini y
Vira, o Devi y Shiva. En este
contexto es relevante un ma-
nuscrito titulado Yogini Sahas-
ranama que son, de hecho, los
mil nombres de la misma Devi
a la que aquí se le da el título de
yoguini. Nuestras sesenta y
cuatro yoguinis son claramente
diferentes de la Yoguini y la
Maha Yoguini, como a veces
era titulada la Gran Madre.

Tripurasundari, pintura del siglo 18.

29
Devi con Yogini Cakra superpuesto sobre ella. Siglo 18/19

Las yoguinis como aspectos de la Devi


Un análisis de algunas de las listas de las sesenta y cuatro yoguinis con-
tenidas en los textos puránicos sugiere que, en ciertas tradiciones, las
yoguinis eran consideradas como aspectos variantes de la Gran Diosa
que, a través de estas yoguinis, manifestaba la totalidad de su presencia.
El Skanda Purana contiene una lista de nombres que ilustra la natura-
leza divina de las yoguinis e incluye varios epítetos famosos de la Gran

30
Diosa. Nombres tales como Durga, Gauri, Katyayani, Sivaduti, Ca-
munda, Mahamaya y Bhramari indicando importantes aspectos de la
Devi como se conocen en el Devimahatmyam. Otros nombres, aunque
no son específicamente mencionados en ese importante texto, son am-
pliamente aceptados como nombres de la Gran Diosa. En esta categoría
están incluidos Bhagavati, Siva, Sankarapriya (Amada de Sankara o
Siva), Tripura, Bhadra (Auspiciosa), Mahabhadra, Santikari (portadora
de paz), Vedarthajanani (la que da significado a los Vedas) etc. Esta
lista de las sesenta y cuatro yoguinis en particular parece pertenecer a
una tradición que considera a las yoguinis como aspectos de la Devi.
Cuando el Phetkarini Tantra nos cuenta que la Devi, en su forma de
Smasana Kalika, a de ser adorada junto con el circulo de yoguinis y
seguida por Mahakala o Siva (yoginicakrasahitam mahakalasamnvi-
tam), parece reflejar este elevado aspecto de las yoguinis.
En una pintura relativamente reciente sobre tela de Rajastán po-
demos ver una representación gráfica de la idea de que las yoguinis son
aspectos o partes de la Diosa. Con sus veinte brazos, la Devi sujeta va-
rias armas y está de pie sobre una figura masculina postrada. Super-
puesto a ella hay un gran circulo o rueda con sesenta y cuatro radios,
cada uno de los cuales contiene la figura de una yoguini erguida. Las
yoguinis están enumeradas de la 1 a la 64 y cada una tiene su nombre
inscrito en sus extremidades. La idea tan vívidamente representada en
esta pintura es que las sesenta y cuatro yoguinis de alguna manera sur-
gen de la Devi, que están asociadas con ella y que representan aspectos
de su poder y gloria. La pintura probablemente pertenezca a finales del
siglo 19, y es divertido observar el revólver incluido como una de las
armas de la Devi. Otra pintura de Rajastán transmite una idea similar,
representa un cuadrado de ocho por ocho con sesenta y cuatro casillas,
cada cuadrado está enumerado y contiene el nombre de una yoguini,
todo está superpuesto sobre una figura erguida de la Devi.
El Candi Purana de Orissa, escrito por Sarala Dasa en el siglo
15, refuerza este concepto de las yoguinis. En este se nos dice que las
sesenta y cuatro yoguinis fueron formadas de las diferentes partes del

31
cuerpo de la Devi, de su voz, sudor, ombligo, frente, mejillas, labios,
orejas, extremidades, uñas del pie, útero y también de su ira. El Skanda
Purana, en su sección Arunacalamahatmyam, también nos dice que la
Devi creó el circulo de yoguinis de su propio cuerpo (svangebhyo), en
este caso para que le ayudasen a luchar contra el gran demonio Mahi-
sasura. El Devi Bhagavata Purana, en su descripción de Manidvipa o
la “Isla Joya,” la casa de Devi Bhuvanesvari, incluye una lista de nom-
bres de los sesenta y cuatro aspectos de la Devi, mencionados como los
sesenta y cuatro kalas. La palabra kala es utilizada aquí con su signifi-
cado común de porción, parte o aspecto y no significa las artes. Por lo
tanto, no solo la divinidad de las yoguinis está bien establecida en estos
textos puránicos, sino que son asimiladas a la Gran Diosa. Esta asimi-
lación debe, sin embargo, haber sucedido en una etapa muy posterior al
surgimiento del concepto de las yoguinis de los templos yoguinis. Debe
pertenecer a una fase durante la cual la adoracion de estas diosas se
había vuelto tan apremiante que la tradición ortodoxa admitió la nece-
sidad de incorporar el culto, de alguna manera, a su propio sistema.

Pintura Rajasthaní de la Devi con un yoguini cakra


superpuesto sobre ella.
32
Las yoguinis como deidades asistentes de la Gran
Diosa
En otros textos religiosos antiguos, el termino yoguini es utilizado para
señalar a unas diosas menores que son descritas como compañeras de
la Diosa o como deidades que la asisten. El consorte de la Devi tiene
una hueste de ganas como asistentes. Estos ganas son descritos en los
textos y representados en esculturas con cuerpos humanos, pero a me-
nudo con cabezas de pajaros y animales. A lo largo de los siglos conti-

Siva danzando con Parvati y ganas con cabeza de animales y pájaros, siglo 18

nuaron teniendo estas características, como vemos en un dibujo de fi-


nales del siglo 18 en el que un Siva danzante es acompañado por su
compañía de ganas con cabeza de animales y pájaros. Si Siva tiene su
hueste de ganas, es algo natural que la Devi tenga un grupo de seres
semidivinos como asistentes. Y este es el rol asignado a las yoguinis en
33
varios textos. Las yoguinis también son con frecuencia representadas
en pinturas y esculturas con cabezas de pájaros y animales y son des-
critas de esta manera en varios textos. Uno de estos es el Skanda Purana
que, en su Kasi Khanda, da una lista de sesenta y cuatro yoguinis, casi
la mitad de las cuales tienen cabeza de pájaros y animales. Otro texto,
el Kaulajñananirnaya tántrico, contiene información fascinante sobre
este aspecto cuando, en respuesta a la pregunta de la Devi de como las
yoguinis deambulan por la tierra, Siva enumera las formas que asumen.
Específicamente entre los pájaros están la paloma, el buitre, el cisne, el
búho, la grulla, el pavo real y el gallo; y entre los animales el chacal, la
cabra, el buey, el gato, el tigre, el elefante, el caballo, la serpiente y la
rana.
No hay duda de que la idea de los ganas como asistentes de Siva
es anterior a la de las yoguinis como asistentes de la Devi. la evidencia
artística revela claramente la natura-
leza superior de las yoguinis que son
esculpidas con varios signos indicati-
vos de divinidad. Tienen múltiples bra-
zos y aureolas; se le asignan montes
como se hace con las deidades; y las ro-
dean vidyadharas voladores y adorado-
res. Así, aunque acompañantes de la
Devi, las yoguinis disfrutan claramente
de un estatus más elevado y de un po-
der mucho mayor que el de los ganas
de Siva.
La interesante información so-
bre las yoguinis como asistentes y
acompañantes de la Diosa figura en el
romance Yasastilaka de Somadevasuri,
una obra fechada en el mismo texto en
el año Saka 881 o 939 d.C. El texto Yoguini Kalyani, Rajastán. Pintura del
hace mención a estas deidades como siglo 19.

34
Mahayoguinis, quizás para distinguirlas claramente de otras categorías
de yoguinis tales como las brujas o parejas de los ritos kaula, y las des-
cribe esperando a la temible diosa Candamari. Su estatus divino y su
gran poder es establecido, mientras que la ferocidad y la apariencia ate-
rradora de las yoguinis se describe en términos gráficos, aunque algo
extraños. El pasaje compuesto en la misma época que algunos de nues-
tros templos yoguini es fascinante y de suficiente interés como para ci-
tarlo en su totalidad, particularmente porque hasta ahora no ha sido tra-
ducido al inglés.

Izquierda: yoguini con cabeza de búfalo, de Lokhari. Derecha: yoguini con cabeza de caballo
de Shahdol, museo de Dhubela.

“Tan abruptamente como desciende la oscuridad al anoche-


cer, aun así, sin previo aviso, aparecieron las Mahayoguinis
desde el cielo, la tierra, las profundidades de las regiones
inferiores y las cuatro esquinas del espacio. Atravesando el
cielo a tremenda velocidad y haciendo que sus mechones de

35
pelo se desataran y fluyeran por el cielo, obstaculizando y
enojando a otros habitantes de las regiones aéreas. En sus
manos llevaban bastones coronados con calaveras y deco-
rados con miríadas de pequeñas campanillas que tintinean
furiosamente por la velocidad de su vuelo y que a veces se
destrozan en cientos de fragmentos. Su aproximación es
anunciada por este repiqueteo reverberante, tintineante y es-
tridente que hace que el Narada danzante aparezca en es-
cena, para confusión y vergüenza de las yoguinis.”
“El diseño ornamental de sus mejillas está pintado con
sangre que es lamida por las muchas serpientes que adornan
sus orejas. Revoloteando sobre las horripilantes calaveras
humanas que decoran sus cabezas hay un gran número de
gigantescos buitres que obstruyen los rayos del sol. Las
chispas que surgen del tercer ojo de sus frentes se convier-
ten en llamas por el siseo de las indefensas serpientes que
se enredan despiadadamente en la masa enmarañada de sus
cabellos; y estas llamas saltan tan alto que chamuscan los
estandartes del carro aéreo del sol. Las caras de estas yogui-
nis son realmente terribles de contemplar cuando fruncen el
ceño con arrogancia, profiriendo un tremendo y terrorífico
sonido phetkara.”
“Cansadas por su gran viaje a través del cielo, las Maha-
yoguinis extienden sus grandes lenguas para beber las aguas
del Ganges celestial y debido a esta acción han surgido los
siete grandes sabios (las estrellas de la Osa Mayor). Entre
el filo de sus largos dientes que se proyectan de sus bocas,
las yoguinis sujetan las nubes, enturbiando la belleza del
cielo. Los compañeros de los dioses se ven alarmados por
la vibrante resonancia de las campanillas de los tobillos de
las yoguinis que cubren rápidamente la distancia entre el
cielo y la tierra. Sus oscuros mechones que se extendían por
el cielo, lo oscurecían, y sus terribles pero brillantes coronas

36
de calaveras destacaban entre los negros mechones como
las estrellas en el cielo nocturno. El polvo de la noche de la
destrucción parecerá intolerable y largo para el mundo, por
lo que estas Mahayoguinis aparecieron intolerablemente fe-
roces y de largas extremidades, mientras ocupan el espacio
dentro del templo de su Gran Diosa, Candamari.”

“La que es servida por 64 crores de grupos de yoguinis” es la


que tiene los mil títulos de la Diosa en el Lalita Sahasranama. El Kali
Tantra describe a Kali o Syama atendida por mil yoguinis, mientras que
el Mahabhagavata Purana describe a las yoguinis como sirvientes y
funcionarias de la Diosa. El Kalika Purana menciona doce yoguinis
como las compañeras (sakhi) cercanas de la Devi. el algún momento el
número de yoguinis se convencionalizó a sesenta y cuatro, aunque sus
nombres, descripciones y atributos no parecen haber sido estandariza-
dos. Este concepto de las yoguinis como deidades asistentes de Devi
también parece haber surgido como un medio de incorporación de estas
diosas al redil ortodoxo.

Las yoguinis como acólitas de la Gran Diosa: las Ma-


trkas
Una importante tradición deriva las sesenta y cuatro yoguinis en grupos
de ocho Asta Matrkas u ocho Madres. Desde épocas muy remotas sa-
bemos que las Sapta Matrkas o Siete Madres, como grupo indepen-
diente de diosas luego ampliado a ocho, nueve o dieciséis, fueron po-
pularmente adoradas por toda la India. La familiar historia del origen
de las Madres del Devimahatmyam nos dice como siete dioses envían
sus energías femeninas (saktis) que tenían los mismo atributos y pode-
res que ellos mismos y que eran sus equivalentes femeninos, a ayudar a
la Devi en su gran batalla contra los demonios. Estas diosas, Brahmi,
Mahesvari, Kaumari, Vaisnavi, Varahi, Aindri y Narasimhi, eran muy
37
efectivas ayudando a la Devi Candika a destruir los ejércitos de demo-
nios. Cuando el demonio Sumbha provocó a la Diosa y se mofo de ella
por luchar con las fuerzas de otros, Candika absorbió a estas diosas en
su propio cuerpo y luego mató al demonio. Los santuarios dedicados a
las Madres se pueden encontrar en todas partes de la India y su culto
fue particularmente popular en Orissa donde muchas de las imágenes
de Matrkas son de tamaño natural.
La tradición deriva de las sesenta y cuatro yoguinis a partir de
las ocho Matrkas contenida en el capítulo 146 del Agni Purana. Las
ocho Madres son Brahmani, Mahesvari, Kaumari, Vaisnavi, Varahi,
Aindri, Camunda y Mahalaksmi. Las sesenta y cuatro yoguinis derivan
de las ocho Matrkas en grupos de ocho (antes de ninguno y antes de
siete). Cada grupo de yoguinis es descrito perteneciente a la familia
(kula) de una u otra de las Madres o nacido (sambhava) de una de ellas.
Puesto que las mismas Matrkas son consideradas una emanación de la
Devi y aspectos de lo Divino Femenino, las yoguinis surgidas de ellas
deben también, por asociación, ser consideradas divinas o semidivinas
y acólitos de la Gran Diosa. Parece que semejante concepto también ha
surgido de la asimilación de las yoguinis en el redil ortodoxo.
La derivación de las sesenta y cuatro yoguinis de las ocho Ma-
trkas se convirtió en una tradición aceptada como puede ser visto en los
comentarios de varios textos entre los que también se incluyen el co-
mentario de Bhaskararaya al Lalita Sahasranama. El Kathasaritsagara,
que hemos considerado antes cuando examinamos el aspecto de la yo-
guini como hechicera, contiene dos historias que parecen indicar que a
mediados del siglo once (la fecha de la obra), la vinculación entre las
yoguinis y las Matrkas se había convertido en parte de la tradición co-
mún. La primera historia relatada por Candrasvamin es intrigante. En
mitad de la noche vio un círculo de Madres (matrcakra) presidido por
Narayani (un nombre alternativo de Vaisnavi). Las Matrkas llevaban
con ellas una gran variedad de regalos para presentárselos a Bhairava al
que esperaban impacientemente, Bhairava, el Señor del círculo de Ma-
dres, llegó justo cuando Narayani terminó de explicar la razón de su

38
retraso. Las Matrkas le presentaron sus regalos, después de lo cual él
danzó y retozó con las yoguinis (tandavena ksanam nrtyannakri-
dadyoginisakhah). Parece ser que el círculo de Madres, el matrcakra,
también incluía a las yoguinis, o que la palabra yoguini ha sido utilizada
aquí como sinónimo de Matrka.
La segunda historia sugiere un vínculo
entre las yoguinis y las Matrkas, pero también
refleja una ligera confusión entre el concepto
de la yoguini como diosa y la yoguini como
hechicera. El cuento narrado por Kandarpa
contiene un incidente en el que un conjunto de
yoguinis aparentemente surgió de un grupo de
Madres. A alta horas de la noche unos círculos
de seres voladores (khecaricakra) habían em-
pezado a moverse por el cielo. Kandarpa, per-
dido y lejos de casa, encuentra un templo de
Madres desierto (matrdevagrham sunyam),
entre en él y ve el brillo y poder de las Matrkas
y les reza pidiendo protección. Poco después,
Kandarpa ve un conjunto de yoguinis sur-
giendo del interior del grupo de Matrkas. La
Yoguini de un taller de Nare-
frase utilizada (matrganantarat nirgatya yogi- sar
nigramah) indica que las yoguinis surgieron
de las Madres, y no del interior del templo de las Madres. Indicando
aparentemente el estatus divino de las yoguinis. Kandarpa las oye ha-
blar entre ellas:

“Esta noche debemos ir a la asamblea general de yoguinis


(yoginicakramelakam) en Chakrapura, ¿y cómo se puede
mantener seguro este brahman en este lugar que está lleno
de bestias salvajes? Así que lo llevaremos a algún lugar
donde sea feliz; y después lo volveremos a traer de vuelta…
Cuando dijeron esto me adornaron, y me llevaron a través

39
del aire, dejándome en la casa de un brahman rico de una
cierta ciudad y se alejaron… Luego las yoguinis volvieron
de su asamblea en esta última vigilia de la noche y con su
poder sobrenatural me llevaron, y volaron por el aire con-
migo. Y mientras volaban por el aire, tuvieron una pelea
con otro conjunto de yoguinis, que se acercaron intentando
llevarme, me dejaron ir y caí aquí.”

Esta segunda parte de la


historia de Kandarpa cierta-
mente le deja a uno la impresión
de que se trataba de una asam-
blea de brujas en lugar de un
grupo de yoguinis.
Vagas referencias en di-
versos textos sugieren que las
palabras yoguinis y Matrka eran
ocasionalmente utilizadas como
sinónimos. Podemos encontrar
un ejemplo de este tipo en la sec-
ción Arunacalamahatmyam del
Skanda Purana donde hace
mención a “las Madres del
círculo de Yoguinis” (yogini-
cakramataro). Un uso similar de
estas palabras parece tener lugar Matrka Cakra sobre papel. Rajastan, siglo 19
en el capítulo 52 del Agni Purana
que consta de un total de dieciséis líneas dedicadas a una lista de nom-
bres de yoguinis, después de la cual sigue la declaración de que Bhai-
rava, mencionado como el Señor de las Madres (matrnatha) ha de ser
adorado en el centro de las Madres (matrmadhye pujyah). Puesto que el
capítulo esta dedicado a las sesenta y cuatro yoguinis, parece probable
que la palabra Matrka sea utilizada aquí como una alternativa a yoguini.

40
Otra descripción de Bhairava, repetida en más de un tántra kaula, tam-
bién sugiere la utilización de sinónimos de los términos yoguini y Ma-
trka. Bhairava es descrito en el centro del círculo de yoguinis, rodeado
por el mandala de las Madres (yoginicakramadhyastham matrmanda-
lavesthitam). El mandala de Matrkas parece ser una frase alternativa
del cakra de yoguinis, la repetición sea quizás para darle énfasis.

Las yoguinis como diosas


patronas de los kaula
Habiendo examinado el término yo-
guini en sus diversos contextos y con-
siderado los muchos aspectos de las
yoguinis en sus diferentes connota-
ciones como se revela de una serie de
textos, tanto el religioso como el lite-
rario, llegamos finalmente a las yo-
guinis de nuestros templos yoguinis.
Parece que las diosas, generalmente
visualizadas como un grupo de se-
senta y cuatro, eran consideradas
Yoguini del templo de Bheraghat.
como deidades patronas por aquellos
que seguían el sendero heterodoxo conocido como marga kaula.
Como hemos mencionado en el prólogo, los textos que se refie-
ren al culto muy esotérico de las yoguinis rara vez contienen declara-
ciones definitivas sobre dicho culto, ni son explícitos con respecto a la
posición de estas diosas dentro del mismo. Las yoguini-namavalis (lis-
tas de nombres) aparecen aisladas, no son ni precedidas ni seguidas por
ningún verso explicativo sobre la adoración o estatus de estas deidades.
Los tántras que hablan de las yoguinis reiteran repetidamente que esto
es algo muy secreto, un conocimiento oculto (rahasyatirahasyanam
rahasyo-ayam) que solo era divulgado a los iniciados. Un escrutinio de
41
una serie de textos tántricos revela cierta cantidad de referencias pasa-
jeras a las yoguinis, algunas de la cuales son bastantes oscuras, pero que
cuando se aprecian en su conjunto, revelan un vinculo fundamental en-
tre el culto yoguini y la secta tántrica conocida como los kaulas. La
evidencia es muy circunstancial pero no menos convincente.
La consideración de varios textos kaula y del Kularnava Tantra
en particular, indica que las yoguinis son deidades especiales de los se-
guidores del camino kaula. El Kularnava, uno de los tántras mejor co-
nocidos de la escuela kaula, nos dice en más de una ocasión que estos
seguidores del camino kaula son los favoritos de las yoguinis, mientras
que los se oponen a él incurrirán en su maldición. Incluso aquellos que
ridiculizan a los kaulikas serán maldecidos por las yoguinis, que pare-
cen haber sido consideradas por los kaulas como sus diosas patronas.

Aquellos locos que censuran a los seguidores del camino


kaula, serán destruidos por las yoguinis; de eso no hay
duda.

Otros textos kaula que contienen referencias similares incluyen


el Sri Matottara Tantra nos dice que los seguidores del sendero kaula
se vuelve especialmente queridos por las yoguinis, y el Kaulajñananir-
naya que declara que las bendiciones de las yoguinis caerán sobre los
seguidores, y sus maldiciones sobre los enemigos del Cakra Kaula.
La argumentación anterior sobre el Cakra puja ya nos ha intro-
ducido en las practicas rituales de la escuela kaula, mencionada popu-
larmente como las cinco “m,” comenzando con la ofrenda de pescado,
carne, grano y vino, culminando con una unión sexual ritual. La doc-
trina kaula declara que a través de semejante bhoga (disfrute) opuesto
a yoga (renunciación), sus seguidores obtendrán el estatus de la dicha
denominada kula. Kula es definido como un estado en el que la mente
y la visión están unidas, los órganos sensoriales pierden su individuali-
dad y la vista se funde en el objeto a visualizar. Akula es definido de la
misma manera y se afirma además que kula es Sakti y akula Siva, y que

42
finalmente surge la dicha de la unión
de los dos. En el circulo ritual kaula,
cada sadhaka piensa que es Siva y su
pareja Devi, y de esta manera intenta
anticipar la dicha kula.
El Kaulajñananirnaya, un im-
portante y antiguo texto, habla de las
diversas escuelas kaula que existen, y
nos dice que su doctrina es la de las es-
cuelas fundada por Matsyendranatha y
conocida como Yoguini Kaula. Cada
capítulo de este texto tántrico co-
mienza afirmando que está expo-
niendo la doctrina Yoguini Kaula. El
Sri Matottara Tantra, un texto kaula
que menciona el Kaulajñana (el cono-
cimiento kaula), el Kulaputra (el
sadhaka kaula), y el kulasapa (la mal- Una de las nueve imágenes del exterior
del templo de Hirapur, Orissa.
dición kaula) y trata extensamente de
las yoguinis, finaliza cada capítulo con la declaración de que se ha ex-
puesto el conocimiento secreto de las yoguinis (yoginiguhye). La copia
posterior del Matottara conocida como el Goraksa Samhita, finaliza sus
capítulos declarando que se ha expuesto la doctrina secreta yoguini del
Matottara que pertenece a la tradición kaula (kulakaulinimata). El Ku-
larnava Tantra en sus versos finales, parece referirse a si mismo como
un tratado sobre las yoguinis (kularnavam idam sastram yogininam
hrdi sthitam). Parece probable que el culto yoguini, como se ve en los
templos yoguini y como surgió por primera vez, era una rama de la es-
cuela kaula, conocida originalmente como Yoguini Kaula.
El Kularnava Tantra utiliza el termino yoguini en tres contextos
diferentes, para referirse a la misma Devi (un uso ya examinado), para
describir las parejas femeninas en el cakra ritual previamente conside-
rado, y para describir a las diosas que son las deidades patronas de los

43
kaulikas. Nuestro interés aquí está en este tercer aspecto importante de
las yoguinis. Diosas patronas mantienen una posición subsidiaria com-
paradas con la Devi, pero en un pasaje el Kularnava las eleva a un es-
tatus decididamente elevado, asignándoles una función de significado
cósmico.

Ante aquellas yoguinis eternas por cuya gloria


se han establecido los tres mundos,
ante ellas me inclino, a ellas le rezo

El Matottara Tantra también


contiene una descripción de las yo-
guinis asignándoles la capacidad de
crear y destruir el mundo. General-
mente, sin embargo, las yoguinis son
invocadas solo en relación a los ritos
del Kula dharma. El Kularnava de-
clara que hacen distinciones de casta
en el kula cakra se convierten en co-
mida para las yoguinis, y que aque-
llos que tienen la capacidad de reali-
zar esa adoración del cakra y aún así
no hacen este ritual, serán destruidos
por las yoguinis. Esto especifica que
aquellos que consideran como dio-
ses a los sadhakas ebrios del cakra, Yoguini Kamada (dadora de amor) del
alcanzaran el mundo de las yoguinis. templo de Bheraghat
Advierte a los sadhakas de que, si in-
sulta a una mujer, las yoguinis se enfadaran, ni siquiera puede golpear
a una mujer con una flor, sin importar la falta que haya cometido, debe
ignorara esto y hablar solo de sus virtudes. El Kaulajñananirnaya tam-

44
bién contiene una advertencia similar incluso por enfadarse con las mu-
jeres, que en la tradición kaula, eran claramente colocadas en un pedes-
tal.
El Kaulajñananirnaya habla de las yo-
guinis cuyo hogar está en el cielo y nos dice
que cuando deambulan por la tierra, sumen las
formas de varias criaturas terrestres, animales,
pájaros y humanos. El Kularnava alude a cro-
res de yoguinis y bhairavas que viven en el
cielo, sobre la tierra, en el agua, sobre las mon-
tañas y en los bosques, y nos dice que son es-
pecialmente invocadas por el sadhaka para
protección de los kaulikas. Otro pasaje las des-
cribe así:

Ya sean feroces o afables, terribles de


contemplar, todopoderosas, que residan
en el cielo, la tierra o en la inmensidad Yoguini con cara de león de
del espacio, que esas yoguinis me sean Haripur.
siempre favorables.

El Kularnava raramente menciona un número especifico de yo-


guinis, pero su capítulo décimo contiene una clara alusión a las sesenta
y cuatro yoguinis, y un verso menciona la adoración de los ocho Kulas
y las sesenta y cuatro (yoguinis presumiblemente). El Kaulajñananir-
naya contiene una referencia a las yoguinis en la que dice que estas son
sesenta y cuatro, mientras que el Matottara da detalles de dos círculos
de sesenta y cuatro yoguinis y un círculo de ochenta y una yoguinis. El
Kularnava habla de astastaka puja o la adoración de ocho grupos de
ocho, que puede ser distribuida a lo largo de sesenta y cuatro días o
puede realizarse en el trascurso de un solo día. Parece claro que el tér-
mino astastaka (ocho grupos de ocho) publicado aquí hace referencia a
las sesenta y cuatro yoguinis. En dos capítulos del Agni Purana hay

45
evidencias convincentes de este uso del término. El capítulo 146, que
consta de un total de veinte versos y que describen las sesenta y cuatro
yoguinis y las deriva de las ocho Matrkas, se titula Astastakadevyah, o
las ocho veces ocho deidades. El capítulo 52 del mismo purana co-
mienza con una referencia al yoginyastastakan y luego procede a enu-
merar los nombres de sesenta y cuatro yoguinis. Un pasaje del Kular-
nava también menciona al grupo astastaka de yoguinis (astastakayogi-
niganam) o los ocho círculos de yoguinis (cakrastakayoginisam), lo que
sugiere el número de sesenta y cuatro, aunque hay más de una mención
a los círculos de yoguinis (yoginivrndam).
Los tántras kaula dejan claro que Siva como Bhairava era el lí-
der de este grupo de diosas. El Kularnava y el Meru Tantra utilizan
idénticas palabras para visualizar a Siva “en el centro del círculo de
yoguinis y rodeado por el Mandala de Madres,” una descripción ya con-
siderada en el contexto de los sinónimos utilizados de los términos Yo-
guini y Matrka. El Matottara Tantra describe a Siva en el centro del
grupo de yoguinis (yoginiganamadhyagam), mientras que otros textos
hablan de la presencia de Siva en medio de las yoguinis incluidos el
Srividyapithamatsarah, el Guhyasiddhikrama y el Varahi Tantra.
El Kularnava Tantra avisa a aquellos adoradores del Sri Cakra
que recuerden a las yoguinis y bhairavas, ya que aquellos locos que no
lo hagan serán tratados como animales por las yoguinis. El culto de Sri
Vidya y su adoración a través del Sri Cakra hoy en día, no es general-
mente asociado con la forma de adoración kaula, siendo seguido ma-
yormente por el daksina margis que cree en la adoracion interior y sim-
bólica en lugar de las prácticas externas kaula. Sin embargo, los textos
nos dicen que la adoracion del Sri Cakra puede ser adoptado por cual-
quiera de los dos métodos y aparentemente fue bastante popular en al-
gún momento entre los kaulas. Un importante texto kaula del Sri Cakra
es el Yoginihrdaya, el cual comprende los últimos tres capítulos del Ni-
tyasodasikarnava, que a su vez forman parte del Vamakesvara Tantra.
El Nityasodasikarnava habla de la gloria de los sesenta y cuatro crores
de yoguinis y de su instalación en el círculo. El Yoginihrdaya habla de

46
los ritos kaula y del cakra puja, luego mencionan los sesenta y cuatro
crores de poderosas yoguinis, y precede a mencionarlas como astastaka
y habla de su establecimiento en un cakra. El antiguo comentario sobre
este texto, conocido como Yoginihrdayadipika, menciona aquí al grupo
Aksobhya de sesenta y cuatro yoguinis, una famosa agrupación de yo-
guinis enumeradas en el Agni Purana y el Matottara Tantra entre otros
textos (ver el apéndice II). El Jñanarnava Tantra, otro texto Sri Cakra,
también menciona la adoración de sesenta y cuatro yoguinis y la insta-
lación de los sesenta y cuatro crores de yoguinis en un Cakra. Además,
declara que aquellos que obtienen el conocimiento del Sri Cakra por
medios ilegítimos se convertirá en comida para las yoguinis. Como he-
mos apuntado antes, se visualizan varias configuraciones del Sri Cakra
presidido por yoguinis, que pertenecen, sin embargo, a una categoría
diferente de las yoguinis que hemos considerado aquí como deidades
patronas de los kaulas.
Entonces parece, considerando unos
importantes textos kaula que las yoguinis
formaban un grupo de diosas estrechamente
conectadas con el culto kaula, y más especí-
ficamente con la rama del sendero kaula co-
nocido como Yoguini Kaula. Visualizadas
generalmente como sesenta y cuatro, las yo-
guinis estaban divididas en ocho kulas o
agrupamientos de ocho, y descritas for-
mando un círculo alrededor de Siva como
Bhairava. Eran invocadas por los sadhakas
kaula para proteger a los seguidores del sen-
dero kaula, y adoradas a fin de obtener una
serie de habilidades mágicas que serán con-
sideradas después. Los templos de las yogui-
Yoguini de Hirapur
nis debieron ser construidos por tales cre-
yentes kaula.

47
Yoguinis y Yaksinis
Los textos kaula sugieren que hay una conexión subyacente entre las
yoguinis y las yaksinis que eran asociadas con los árboles y la fertilidad.
A partir del siglo primero a.C., tenemos representaciones esculturales
de yaksinis, tales como las yaksinis claramente identificadas como en
la estupa de Bharhut, que están con una pierna y un brazo entrelazado
alrededor del tronco de un árbol y con el otro brazo atrayendo una de
sus ramas hacia ellas. La creencia era que las yaksinis vivían en las sel-
vas, y su toque podía causar el florecimiento de un árbol o que produjera
fruta (una habilidad poéticamente extendida a todas las mujeres). El
Kularnava Tantra nos dice que las yoguinis del kula residen en árboles
conocidos como kulavrksas, y tales árboles debían ser abordados con
una actitud de adoración. Hay ocho variedades de árboles especifica-
dos, con una exhortación para que nunca fueran cortados o arrancadas
sus hojas o dormir bajo él. El Saktanandatarangini kula también habla
de las yoguinis kula que residen en los árboles
kula. La implicación parece ser que las yoguinis
kula estaban de alguna manera conectadas o deri-
vaban del concepto de las yaksinis. Interesante-
mente, incluso sin mirar en los textos kaula,
Coomaraswamy creía que las sesenta y cuatro yo-
guinis debían haber sido originalmente yaksinis.
El Uddisa Tantra que es un tratado kaula
sobre magia, tiene un capítulo titulado Yaksini
Sadhana que nos dice que las yaksinis podían ser
abordadas como hermanas, madres, hijas o espo-
sas. Estas yaksinis, que podían asumir varias for-
mas (nanarupadhara), cuando se las adoraba ade-
cuadamente, les concedían a los devotos todos sus
deseos. El capítulo concluye con una serie de ver-
sos relacionados con la adoración de la yaksini Yoguini de Haripur so-
como esposa, con instrucciones para que el bre un cangrejo

48
sadhaka prepare un sofá cubierto de flores sobre el que adorar a la
yaksini, que llegaría a medianoche y conduciría al sadhaka a los place-
res del amor. Esta misma aproximación básica es descrita en un con-
junto de manuscritos kaula titulados Yogini Sadhana Prayoga, y otros
titulados Yogini Sadhana, la mayoría de los cuales parecen haber deri-
vado del Bhutadamara Tantra. Aquí se especifica que la yoguini puede
ser adorada como madre, hermana o esposa, cuando es adorada como
esposa, la yoguini convertirá al sadhaka en el primero entre los reyes
(rajendrah sarvarajanam). En al menos una de estas versiones, el tér-
mino yoguini y yaksini son utilizados de manera intercambiable, y este
mismo texto especifica también que la adoracion durante el día es apro-
piada para los ritos daksina marga, mientras que la adoracion vama-
marga (que involucra el desarrollo literal de tal ritual) debe ser reali-
zado por la noche.
Otra evidencia indirecta sobre el vínculo entre las yoguinis y
yaksinis procede del tratamiento en los tántras hindúes de la diosa jaina
Padmavati, una deidad tántrica cuya adoración es llevada a cabo para
adquirir una serie de habilidades mágicas. El Yogini Tantra denomina
como yoguini a Padmavati y cita el mantra de esta para predecir el fu-
turo a través de los sueños. El Mahayaksini Tantra da este mantra de
Padmavati y se refiere a él como astamahasiddhi-yaksini-prayoga, in-
dicando que Padmavati es una yaksini y también que los ocho siddhis
(poderes mágicos) principales son adquiridos mediante la adoracion
yaksini.
Hay un manuscrito relevante titulado Yaksini Prayoga que enu-
mera los nombres de toda una serie de yaksinis y describe el método de
invocación y acercamiento a casa una. Estas yaksinis son consideradas
diosas sin clasificación: pueden otorgar a sus adoradores poderes mági-
cos incluyendo moverse por el aire (akasagamana), inmortalidad (rasa-
yana), visión a distancia (duradarsana) y otras habilidades paralelas
que se acumulan, como veremos, en un capítulo posterior, sobre la ado-
ración de esas diosas kaula, las yoguinis.

49
Izquierda: Yoguini de Hirapur sobre un gamo negro. Derecha: Yoguini esquelética también
de Hirapur.

50
2. El Círculo y Cakras de Yoguinis
El templo yoguini toma su forma del círculo, el símbolo más puro y
simple, sin embargo, uno de los más poderosos y ampliamente utili-
zado. El círculo representa el sol, el ojo que ve, el zodiaco, el tiempo y
la eternidad; Este no es nada y sin embargo lo es Todo. Es la forma que
expresa con más efectividad los conceptos complementarios de integri-
dad e independencia: un círculo es completo en sí mismo y separado de
todo lo que está fuera de él. El círculo es también un símbolo del Ser,
de un todo psíquico autosuficiente. “Expresa la totalidad de la psique
en todos sus aspectos, incluyendo la relación entre el hombre y el con-
junto de la naturaleza” y “siempre apunta al aspecto más vital de la vida,
su plenitud final.” En ciertas escuelas de pensamiento tales como el zen,
el círculo simboliza la perfección humana y por lo tanto la iluminación.
Los textos que mencionan a las yoguinis hablan invariablemente de
ellas formando un cakra o vrnda, ambas palabras significan círculo.

Templo yoguini de Ranipur-Jharial, Orissa.

Los templos de las yoguinis, arquitectónicamente diferentes a


todos los otros santuarios de la India, representan una tradición que se

51
destaca bastante de la corriente principal de la arquitectura del templo.
Los templos existentes de las yoguinis, si bien confirman que la planta
circular era habitual y la más frecuente, revela también la existencia de
algunas instancias con una planta rectangular menos familiar. Todos los
templos, sin embargo, son hipetrales o abiertos al cielo, sin torres, te-
jado ni el área sagrada común y oculta en todos los otros templos de la
India. Los cerramientos con muros de piedra, de entre seis y diez pies
de alto, son generalmente planos en el exterior y la entrada a los templos
tiene es más como una interrupción en la pared circular, dando como
resultado una simple entrada sin decoración ubicada al este. El cerra-
miento circular tiene varios tamaños, que va desde el de Hirapur que
solo tiene 25 pies de diámetro al de Bheraghat que tiene 125 pies de
ancho; todos estos detalles serán tratados en el momento apropiado.
Sobre los muros internos de los templos hay una serie de nichos,
sesenta y cuatro, ochenta y uno o cuarenta y dos, cada uno contiene la
escultura de una yoguini. En el
centro del círculo hay un santua-
rio abierto dedicado a Bhairava
que, como hemos visto, parece
haber sido considerado como el
líder de las diosas. En algunos
templos, el santuario central ori-
ginal permanece intacto y en Ra-
nipur-Jharial por ejemplo, ve-
mos pequeño pabellón con pila-
res que alberga una imagen del
Siva danzante. En Haripur, el
santuario central ha sido torpe-
mente reconstruido en los últi-
mos años después de la desapa-
rición de la imagen original de
Planta del templo de Hirapur, Orissa.
Siva que estaba in situ veinte
años antes. El templo de Mitauli

52
tiene en su centro un gran pabellón circular con pilares que una vez
debió albergar una imagen de Siva, probablemente acompañada por su
cortejo, pero este santuario está ahora desafortunadamente vacío. En
vista de la repetida evidencia textual que hemos visto para la colocación
de Bhairava en el centro del grupo de yoguinis, es evidente que este
santuario central existió en todos los templos yoguini. Estos notables
santuarios a menudo están situados en lo alto de colinas y están locali-
zados en lugares solitarios en las afueras de las ciudades. Los sencillos
templos de las yoguinis son únicos en un país especializado en santua-
rios con altas y elaboradas torres y en impresionantes portales, y donde
las esculturas decorativas cubren cada centímetro de espacio de las pa-
redes del templo.
Los círculos han sido utilizados a lo largo del mundo desde
tiempos antiguos para señalar los límites de las zonas sagradas, situán-
dolas al margen del uso mun-
dano y para protegerlas de
dañinas influencias externas.
Los círculos prehistóricos de
piedra tales como Avebury y
el más famoso Stonehenge
testifican esta utilización del
círculo, y, además la forma
circular de estos y otros san-
tuarios también involucra el
simbolismo astrológico. El
santuario circular de Atenas
en el famoso oráculo griego
de Delfos o el gran mármol
circular “tholos” en Epidarus Planta del templo de Ranipur-Jharial, Orissa.
debió haber tenido un signifi-
cado similar. El círculo es también una barrera protectora, especial-
mente en magia ceremonial donde no se permite que la energía mágica
se disipe, sino que sea contenida y concentrada dentro de los límites del

53
círculo. También relevante en este contexto es el antiquísimo rito de
circunvalación que involucra un paseo ceremonial en un círculo alrede-
dor del objeto de adoración antes de inclinarse delante de él.
El círculo es de gran importancia en el mundo budista. El Buda
había puesto en movimiento la rueda de la ley, y la forma redonda de la
rueda se convierte en un elemento básico del simbolismo budista. La
estupa budista hemisférica, y los santuarios circulares de la India a me-
nudo son budistas, derivando su diseño del requerimiento de contener
y albergar una estupa. Un templo circular de Bairat encierra una estupa,
al igual que la cueva circular abovedada de Guntupalli y la cueva con
columnas similar de Junnar.

Interior del templo Ranipur-Jharial, Orissa. Santuario central del templo Mitauli cerca de
Gwalior.

Los diversos textos arquitectónicos y puránicos que enumeran


la variedad de templos indios, especifican un gran numero de santuarios
basados en el principio del cuadrado y del rectangulo, e incluyen
también una clasificación de templos puramente circulares. Hasta
donde podemos determinar por los restos existentes, el vartula o templo
circular no estaba de moda y permanecia principalmente como una
clasificación teórica. El Brhatsamhita del siglo sexto menciona tales
santuarios circulares y el Agni Purana enumera nueve tipos de templos
circulares. El Samarangana Sutradhara, escrito por el rey Bhoja de la
dinastia Paramara que gobernó entre 1018-1060, enumera un total de
54
sesenta y cuatro templos de los cuales diez son circulares. Bhoja habla
de la planta del templo circular que tiene 64 y 100 padas (pasos o
medidas) que eran utilizadas en la construcción de los santuarios
circulares. Especifica que el templo Valaya (circular) es conocido como
Manduka cuando solo tiene una entrada (como en la mayoria de
santuarios yoguini) y como Caturmukha cuando tiene cuatro entradas.
Aunque existe tal evidencia textual sobre el templo circular, en la
práctica no parece haber sido un diseño habitual, con la excepción de
ciertos santuarios medievales con torres cónicas de Kerala y nuestros
templos circulares sin techo de las yoguinis.

Cakras, Mandalas y Yantras


Un cakra, literalmente interpre-
tado, significa rueda o círculo,
pero en nuestro contexto es una
formación circular destinada a ri-
tuales tántricos especializados.
Un Cakra que consta de círculos,
líneas, triángulos y pétalos en una
formación fija puede ser dibujado
en el suelo, en tela o papel, o en
una lámina plana de metal y utili- Reconstrucción del santuario central del tem-
plo de Haripur, Orissa
zado para el culto personal o como
ayuda para la meditación. Cuando dentro de un recinto círculo se colo-
can múltiples yoguinis de esta manera, tenemos un cakra yoguini o un
templo yoguini. En las técnicas de meditación avanzadas, las deidades
y yoguinis de un cakra son a veces visualizadas existiendo internamente
dentro del cuerpo y se le ofrece una adoración simbólica. Aunque la
existencia de tales deidades simbólicas dentro del cuerpo de uno sea
mencionada en los textos tántricos, los cakras en general son configu-
raciones externas y principalmente utilizados para la adoracion tántrica.

55
La palabra ‘Mandala,’ que normalmente significa círculo, es uti-
lizada con frecuencia para describir los santuarios de las Matrkas. La
palabra Mandala también puede ser entendida como un cuadrado, pero
no como un rectángulo, y por lo tanto es sorprendente que los santuarios
de las Madres sean siempre rectangulares y los de las yoguinis lo sean
ocasionalmente. El templo hindú está basado en un mandala conocido
como el mandala Vastu Purusa que básicamente tiene una forma cua-
drado. El circulo y el cuadrado están combinados en mandalas pintados,
tanto budistas como hindúes. El diseño puramente circular, ligeramente
alterado para dar lugar a lo que se conoce como quadratura circuli o
cuadratura del círculo, se ve en todos los mandalas, e incluso aquellos
basados completamente en un círculo están contenidos por una forma-
ción cuadrada externa conocida como bhupura. Tal configuración, con
un foco central ha sido frecuentemente utilizada para los planos de me-
didas de las ciudades. No dictado por consideraciones estéticas, un di-
seño de mandala transforma la ciudad “en un cosmos ordenado, un lu-
gar sagrado unido por su centro al otro mundo. Cada construcción sa-
grada o secular, que tiene un plano de medidas es la proyección de una
imagen arquetípica desde el interior de la consciencia humana al mundo
exterior. La ciudad, la fortaleza y el templo se convierten en símbolos
de integridad psíquica y de esta manera ejerce una influencia específica
sobre el ser humano que entra o vive en ese lugar.”
La palabra ‘yantra’ puede ser considerada como un término ge-
nérico utilizado para describir todas las variedades de diagramas sim-
bólicos destinados a la adoración meditativa o ritual, y la utilización del
mandala y el cakra son básicos para el ceremonial tántrico. A parte de
consagrar una zona sagrada, el mandala o yantra es también un cosmo-
grama. Una idea algo paralela se ve en las pinturas medicina hechas por
los indios navajos para curar a sus enfermos de los que se requería que
anduvieran en circulo alrededor del mandala (una estructura de arena)
pintado antes de entrar y sentarse dentro de este. Con este proceso in-
tentaban “restaurar en la persona la harmonía consigo misma y con el
cosmos, y de esta manera restaurar su salud.” En el caso del mandala o

56
yantra hindú, después de una larga meditación el devoto se identificaba
a sí mismo con su centro, en cuya etapa la configuración se convertía
en un “psico-cosmograma.” Veremos que cakras y mandalas, cincela-
dos sobre laminas de metal o pintados en pergaminos u hojas, eran ex-
tremamente importantes en la adoración de las yoguinis, con algunos
textos que llegan a decir que la adoración sin mandala es infructuoso y
no agrada a la deidad. Parece probable que la adoracion a través de tales
diagramas era el modo antiguo de propiciación de las yoguinis, y que
los templos de piedra que albergaban las imágenes de estas diosas lle-
garon en una etapa posterior.

Cakras de Sesenta y Cuatro Yoguinis


Las yoguinis son popularmente adoradas y visualizadas formando un
grupo de sesenta y cuatro, y todas las listas de nombres de yoguinis
conocidas, así como los templos supervivientes de yoguinis confirman
que el sesenta y cuatro era de hecho el número habitual de estas diosas.
¿Cómo se llego a este número en
la agrupación de yoguinis? Los
números y la numerología siempre
han tenido importancia en la India
donde todavía retienen una posi-
ción prominente, tanto en la cien-
cia de la astrología que sigue
siendo una preocupación impor-
tante como en la adoración ritua-
lista que, hasta el día de hoy, es
parte fundamental de la práctica
de la religión hindú. Hasta la fecha
uno oirá afirmar que diez es un nú-
mero a ser utilizado especialmente Detalle del Cakra Yoguini que aparece en la
por los brahmanes y doce por lo pagina 30.

57
ksatriyas. El dieciséis es importante ya que representa el sistema lunar
en el que está basado el calendario hindú. El número dieciséis sigue
siendo lo suficientemente importante como para formar la unidad bá-
sica de la moneda india, y antes de la reciente decimalización, la rupia
india estaba dividida en dieciséis annas y cada annas en cuatro piezas.
Un examen de la literatura antigua, tanto religiosa como secular,
revela que el número cuatro y sus múltiplos de ocho, doce, dieciséis,
veinte cuatro, sesenta y cuatro, y ochenta y cuatro eran importantes
desde fecha temprana. En la india uno siempre hablaba de las ocho di-
recciones, los cuatro puntos cardinales y los cuatro intermedios. Aun-
que los Vedas solo mencionan las cuatro direcciones, el ocho se con-
virtió en el número estándar poco después. Cada dirección es presidida
por una deidad conocida como dikpala. El ocho se convierte en un nú-
mero auspicioso asignado a las formas de varias deidades, ya sea Agni,
Vinakaya, Siva o Devi. Se ha hecho tradicional considerar en número
de ocho ciertas variedades de objetos, ya se trate de las serpientes sa-
gradas o los tesoros de Kubera; los gestos de la mano o los tipos de
metal; las etapas del camino del yoga o las diversas divisiones de la
ciencia de la arquitectura. Las letras del alfabeto sanscrito también fue-
ron divididas en ocho categorías. Las Matrkas o Madres también eran
frecuentemente consideradas como ocho, y sus ochos correspondientes
Bhairavas. Ocho también era el número asignado a los principales po-
deres mágicos o siddhis que podían ser adquiridos mediante una serie
de prácticas rituales.
Si ocho en un número auspicioso, entonces sesenta y cuatro
como el cuadrado de ocho, es incluso más potente y eficaz. En la lite-
ratura tardía védica, sesenta y cuatro ya es un número especial, y el Ai-
tereya Brahmana menciona los 64 pasos como los últimos pasos mági-
cos que dan entrada al mundo celestial. En el Mahabharata, el sesenta
y cuatro ya es reconocido como un número tradicional: Krsna es gol-
peado por 64 flechas al luchar contra Rukmi, mientras Karna traspasa
la armadura de Bhisma con 64 flechas. La creencia de que las artes (ka-
las) eran tradicionalmente 64 data de los primeros siglos d.C., y son

58
enumeradas por Vatsyayana en su famoso Kamasutra. Vatsyayana enu-
mera además un grupo de 64 artes eróticas recopiladas por un autor an-
terior, comentando que mientras estaba agregando tales artes, mantenía
el término catusasti o 64, puesto que era un término tradicional y un
número auspicioso. La misma Gran Diosa es vista como una encarna-
ción de las sesenta y cuatro artes y es considerada como Catusasti-Ka-
lamayi, y es dorada con 64 variedades de ofrendas.
Es significativo observar que el Brhatsamhita del siglo VI de
Varahamihira especifica que el diagrama para el plano de un templo
debe dividirse en sesenta y cuatro cuadrados (el mandala manduka).
Para Varahamihira, el otro y único mandala admisible es uno de 81 cua-
drados que consideraremos en breve. Mientras que otros números son
introducidos más tarde, 64 y 81 permanecen como números de impor-
tancia primaria para las mandalas de templo. Es intrigante encontrar el
mismo universo descrito en los textos budistas como un tablero de ocho
por ocho cuadrados, sujeto por cordones dorados.
El número sesenta y cuatro alcanza incluso un gran significado
en la literatura tántrica con los Agamas y Tántras mencionando el nú-
mero 64. En los textos, el antiguo
concepto de los ochos bhairavas se ve
ahora expandido a 64; se hace refe-
rencia a 64 mantras; y parece haber
existido un concepto de 64 pithas o
sitios sagrados de la Diosa. En vista
del hecho de que la adoracion de las
yoguinis se dice que otorga siddhis o
perfecciones mágicas, es quizás sig-
nificativo que la tradición india co-
noce no solo ocho sino también 64
siddhis. Es posible que la teoría de
los 64 poderes mágicos pudo haber El Khecari Cakra visto como una flor de
influenciado el número elegido para loto expandida. Matottara Tantra

59
las yoguinis puesto que, como veremos en el capítulo siguiente, las yo-
guinis están estrechamente vinculadas con la teoría de los siddhis.

Khecari Cakra de 64 Yoguinis


Esta elaborada formación circular de yoguinis, descrita en el Matottara
Tantra, puede ser visualizada como una flor de loto expandida o des-
plegada con una yoguini sentada sobre cada uno de sus muchos pétalos.
Siva y Sakti, en el centro del loto, están rodeados por sucesivas capas
de pétalos de loto, empezando por una capa de doce pétalos y siguiendo
con 24 y 32 pétalos y un círculo en toda regla de 64. Se nos dice que el
deseo de Devi por crear (iccha) produce doce poderosas y temibles yo-
guinis de brillantes colores, decoradas con una variedad de ornamentos
y con doce brazos cada una. Las doce están embriagadas con su propia
juventud y se valancean suavemente
por los efectos del vino. Cada una
tiene su propia montura, es lo sufi-
cientemente poderosa como para re-
sucitar a los muertos y puede otorgar
todos los siddhis mágicos a los ado-
radores. La agitación (ksobha) cau-
sada por las doce yoguinis resulta en
la formación de un círculo de veinti-
cuatro yoguinis, de gran poder y glo-
ria. Estas son descritas individual-
mente en el texto, que da el color y
apariencia de cada una, los objetos de Khecari Cakra: Yantra de las sesenta y
sus manos y sus vahanas. Muchas de cuatro (según el Matottara Tantra)
ellas son retratadas como ruboriza-
das o con los ojos en blanco debido al efecto embriagante del vino. La
siguiente etapa en la expansión del loto es un círculo de treinta y dos
yoguinis que están embriagadas con su propia juventud y que poseen la
60
habilidad de asumir cualquier forma que deseen. Las treinta y dos son
jóvenes, bajitas y de vientre redondeado; tienen diferentes armas en las
manos y sus propias monturas.
En el texto se especifica claramente que del poder y la alegría
de estas treinta y dos da como resultado el loto completamente expan-
dido de 64 pétalos con sus 64 magnificas yoguinis y el color de cada
diosa y su montura. Las 64 tienen cuatro brazos y sujetan un garrote y
un lazo en las manos izquierdas y una lanza y un cordón en las derechas.
Todas tienen extremidades perfectas y están hermosamente adornadas
con muchas joyas. El Matottara describe entonces como emergen del
cuerpo de Kubjika (kubjika tanu sambhava), o en otras palabras como
creaciones de la Devi. Nos dice que estas yoguinis del Khecari Cakra
otorgaran todos los poderes mágicos, tanto físicos como mentales,
cuando son adoradas apropiadamente. El término khecara significa mo-
viéndose por el cielo, y tal poder aéreo era una de las importantes habi-
lidades mágicas adquiridas a través de la adoración de este Cakra. Las
64 yoguinis del Khecara Cakra pertenece a una tradición que excluye a
las matrkas, en el apéndice II, se podrá encontrar un análisis de esta y
otras listas similares. Una sección posterior del Matottara Tantra pro-
porciona instrucciones explicitas de como dibujar el yantra de las 64
yoguinis. Una estrella (literalmente un diamante de seis puntas) central
ha de estar rodeada por un loto de ocho pétalos encerrado dentro de un
cuadrado. Fuera de este han de ser dibujados tres círculos, seguidos por
64 pétalos donde sentar a las 64 yoguinis.

Yoguini Cakra de 64 Yoguinis


Las 64 yoguinis del Yoguini Cakra, también descritas en el Matottara
Tantra, conforman un grupo totalmente diferente del Khecari Cakra. De
hecho, están solas y no concuerdan ni siquiera parcialmente con nin-
guna lista textual conocida (ver apéndice II). Estas yoguinis derivan en
grupos de ocho, de las ocho deidades Dakini, Rakini, Lakini, Kakini,

61
Sakini, Hakini, Yakini y Kusuma. Las 64 yoguinis son descritas como
perteneciendo a la familia de la deidad (lakini kula sambhuta), y sur-
giendo de sus extremidades (sakinyanga samudbhuta), o como nacidas
de su útero (yakini garbha sambhuta). Las yoguinis comparten todas
las cualidades y atributos de la deidad con la que están asociadas. Cada
grupo de yoguinis es visualizado sentado sobre un loto de ocho pétalos
(astare pankaje stitha) y cada grupo es asignado a una dirección, así
como a un ksetra o ciudad sagrada. Cada grupo es también asociado
con un bhairava del que se dice que retoza con las yoguinis (kridate
yogini saha). Las yoguinis del Yoguini Cakra son descritas como mu-
jeres jóvenes, espléndidamente adornadas y portando varias armas. Em-
briagadas por su propia juven-
tud y con los sentidos aguzados
por el placer del vino, se en-
cuentra en la cumbre de sus ta-
lentos y son retratadas siendo
capaces de asumir cualquier
forma que imaginen e ir a cual-
quier parte que deseen.
La adoracion externa de
estas 64 yoguinis en un gran
círculo, o en ocho pequeños
círculos de ocho yoguinis cada
uno, debe haber sido la manera
principal de adoración del Yo-
guini Cakra. Sin embargo, el
Matottara Tantra indica en un
capítulo posterior que estas yo-
guinis pueden ser localizadas
internamente. Esta sugerencia
surge indirectamente de un pa-
Yoguini Cakra cuadrado superpuesto sobre Devi
saje que da una localización in-
terna a cada una de las ocho

62
ciudades sagradas, los ksetras, con los que los grupos de yoguinis están
asociados. Siguiendo la ubicación de estos ksetras y en relación con el
Yoguini Cakra, encontramos que el Matottara Tantra asigna a Dakini
la presidencia de la cabeza, a Rakini las cejas y a Lakini las fosas nasa-
les. Kakini pertenece al corazón, Hakini a las partes secretas y Yakini
al falo, mientras que la octava deidad Kusuma es colocada en los pies.
Este sistema de ubicación de estas diosas dentro del cuerpo es diferente
del sistema popularmente conocido del Tantra Yoga que visualiza a las
siete diosas (omitiendo a Kusuma) como las divinidades que presiden
los siete cakras presentes en el cuerpo sutil de cada ser humano. Parece
que los nombres de estas poderosas y bien conocidas deidades de los
cakras internos (con el añadido de un octavo nombre) eran utilizados
como un substrato alrededor del cual construir un cakra de 64 yoguinis.
Parece no haber ningún tipo de conexión entre las siete deidades de los
cakras internos y las yoguinis de este Yoguini Cakra.

Mula Cakra de
Ochenta y una Yo-
guinis
El nueve es otro número aus-
picioso de gran importancia
con propósitos ritualistas.
Nueve son los planetas cono-
cidos como nava grahas de
gran importancia en la astro-
logía india. Según el sistema
hindú de astrología que data
del siglo sexto sino antes, los
nueve grahas son el sol Yoguini Cakra de las sesenta y cuatro (según el Ma-
(Surya), la luna (Candra), tottara Tantra)
marte (mangala), mercurio
63
(budha), júpiter (brhaspati), venus (sukra), saturno (sani) y los nodos
ascendente y descendente de la luna conocidos como rahu y ketu.
Nueve son las formas de Durga (navadurga); nueve son las hojas utili-
zadas en su adoración (navapatrika); y nueve son las gemas preciosas
auspiciosas (navaratna). Nueve son también las matrkas enumeradas
en el Matottara Tantra como Brahmi, Mahesvari, Vaisnavi, Kaumari,
Varahi, Aindri, Camunda, Candika y Mahalaksmi.
Como ya se ha mencionado, el
Brhatsamhita de Varahamihira declara
que un templo puede estar también ba-
sado en un plano de 81 cuadrados
(paramasayika mandala), un número
que es el cuadrado de nueve. Stella
Kramrisch, en su Hindu Temple, apunta
que un estudio de la literatura posterior
sobre los planos de los templos, espe-
cialmente del Isanasivagurudevapad-
dhati (quizás una obra del siglo XI) in-
dica que un mandala de 81 cuadrados en
comparación con uno de 64 es especial-
mente adecuado para ser utilizado por
los reyes. Kramrisch después observa
que el Manasollasa, que es un compen-
dio real, menciona solo un plano de 81
cuadrados. Entonces parece que un man-
dala de 81 es utilizado principalmente Los Cakras internos y sus yoguinis
para la construcción del templo real.
En el Matottara Tantra se describe un único sistema de ochenta
y una yoguinis, conocido como el Mula Cakra y gravitando entorno a
este el concepto de nueve Matrkas. Cada una de las Matrkas es consi-
derada en sí misma como una yoguini y reúne entorno a ella a otras
ocho yoguinis, formando un grupo de nueve yoguinis. De esta manera
es como llegamos al numero 81 del Mula Cakra Yoguini. La adoración

64
Yoguini Cakra y la ubicación interna de las deidades

del grupo completo de 81 yoguinis en un círculo concederá todos los


deseos del sadhaka, otorgando riquezas indescriptibles, así como los
ocho siddhis mágicos. Si se organizan las 81 yoguinis en un único
círculo, el Mula Cakra contiene en su centro la formación sarva-
tobhadra, que para ser construida uno tiene que empezar con nueve filas
de nueve cuadrados cada una. Sin embargo, cada grupo de nueve yo-
guinis puede ser adorado independientemente. Brahmi en el este es ado-
rada especialmente por aquellos que desean un heredero varón, mien-
tras que Mahesi en el sur confiere diversos poderes mágicos, los ocho
siddhis. Kaumari al oeste es adorada para destruir enemigos y Vaisnavi
en el norte confiere la bendición de un reino. Varahi en el sureste es
65
Mula Cakra de las ochenta y una yoguinis según el Matottara Tantra

importunada para el éxito de un ejército y Aindri en el sureste tiene el


control especial de asegurar la ganancia territorial. Camunda en el no-
roeste es adorada a fin de que destierre todos los miedos de uno cuando
es atacado por reyes enemigos. Laksmi en el centro es adorada por
aquellos que han perdido su reino y riqueza, y está siendo oprimido por
enemigos.

66
Una lista de los beneficios que se obtienen de la adoracion de
cada una de los nueve grupos independientes de nueve yoguinis, indica
que el sistema del Mula Cakra de ekasiti u ochenta y una yoguinis esta
destinado principalmente para la realeza. Uno puede asumir que un tem-
plo para las 81 yoguinis debería ser construido por la realeza y que la
adoración de las 81 yoguinis debería, en conjunto, estar restringido a la
familia real y la nobleza, Hemos visto que un mandala de 81 para el
plano de un templo, a diferencia de uno de 64, está especialmente pen-
sado para la realeza. El Mula Cakra de ochenta y una yoguinis refuerza
la idea de que el 81 es especialmente importante para la realeza y de
hecho, la concordancia entre las dos linera independientes de investiga-
ción es sorprendente.

¿Bhutalipi Cakra de Cuarenta y dos Yoguinis?


La existencia de un templo yoguini circular con cuarenta y dos nichos
para la colocación de 42 imágenes nos conduce a la consideración de
este número. Aunque no es tan popu-
lar como los números 64 y 81, el cua-
renta y dos es también un número
auspicioso. Aunque generalmente se
dice que los tántras son 64, en ciertas
escuelas de pensamiento hay 42 tán-
tras, y algunas veces también se con-
sidera que los sakti pithas (sitios sa-
grados) son 42.
El Bhutalipi que es una confi-
guración especializada de cuarenta y
dos de las cincuenta letras del alfa-
beto sanscrito, y es de especial im- Formación Sarvatobhadra de ochenta y un
portancia para los cakras de yoguinis. cuadrados.
Bhuta significa espíritu o ser, y lipi

67
significa letra, por lo que Bhutalipi puede ser interpretado como Letras
Vivientes o quizás Seres de las Letras. Esto no es algo inusual en el
contexto indio. Las cincuenta letras del alfabeto sanscrito, conocidas
como matrkas, son personificadas y adoradas como deidades, y se co-
nocen varios de estos matrkas cakras dibujados sobre papel y tela. Ade-
más, el Matottara Tantra describe un Malini Cakra que es otra confi-
guración especializada de letras sanscritas, y describe en detalle la diosa
que personifica cada una de las letras Malini. El Matottara nos dice que
estas Malinis personificadas han de ser adoradas dentro de un Malini
Cakra, ya sea colocando imágenes en una formación circular o dibuján-
dolas sobre un pata o pergamino. El tantra entonces especifica los di-
versos poderes ocultos que surgen de una adoración continuada y pro-
longada del Malini Cakra.
El Bhutalipi y su configuración de 42 letras es discutido en el
capítulo siete del Saradatilaka
Tantra que menciona a las var-
nesvaris o diosas de las letras, y
nos dice que las deidades del
Bhutalipi deben ser adoradas
apropiadamente. Una clara indi-
cación es que las 42 letras del
Bhutalipi han sido personificadas
en diosas. Sobre la analogía del
Malini Cakra, parece factible su-
gerir la existencia de un Bhutalipi
Cakra, y la posibilidad de la cons-
trucción de un templo con cua-
renta y dos nichos para albergar a
estas letras personificadas. Uno
puede hipotetizar aún más que el Matraka (alfabeto) cakra de Rajastán
adorador de tal Cakra podría es-
perar poderes ocultos similares a los que se derivan de la adoracion del
Malini Cakra.

68
3. Los Poderes Ocultos y las Prácticas de Culto
La meta de la mayoría de cultos religiosos, por muy disfrazada que esté
en el caso de las sectas exóticas, es lograr algún tipo de comunión con
lo divino. Con el culto yoguini, sin embargo, es aparente que la meta de
la adoracion del círculo de yoguinis era obtener una amplia variedad de
poderes ocultos. Ya sea implícita o explícitamente este hecho surge
inequívocamente tanto de los textos tántricos como puránicos involu-
crados con las yoguinis. La salvación no era la meta, la palabra moksa
no encuentra lugar en argumentaciones textuales sobre los cakras de
yoguinis y los beneficios derivados de su propiciación. El término mo-
ksa es desconocido, por ejemplo, para el
Sri Matottara Tantra que trata amplia-
mente con las yoguinis. La palabra mukti
o liberación aparece una o dos veces en
este tántra, pero la manera de su utiliza-
ción sugiere que ha sido incluida como
una cuestión de forma. Es la adquisición
de habilidades mágicas lo mencionado
como meta, dando detalles de lo que le
permite al sadhaka controlar e influenciar
a otros. Con frecuencia el objetivo es una
serie de poderes mágicos menores. Por
ejemplo, la Devi, en el Matottara, se di-
rige a Siva de esta manera:

Mi señor, impárteme el conoci-


miento secreto sobre los cakras de
yoguinis, conocimiento que otorga
la habilidad de volar por el aire.
Yoguini de Hirapur

69
Siva concluye su exposición con la declaración de que el cono-
cimiento de este cakra de yoguinis dará al devoto los ocho siddhis má-
gicos.
La teoría de los astamahasiddhis, los ocho grandes o milagrosos
poderes, es de una antigüedad considerable. Está incluida en los Yo-
gasutras de Patañjali como un concepto conocido y elaborado en los
comentarios de Vyasa (siglo 7) y del rey paramara Bhoja (siglo 11).

1. Anima es la habilidad de volverse de tamaño diminuto y así pe-


netrar un átomo o molécula y percibir su estructura interna. Este
siddhi daría un conocimiento completo de funcionamiento de
este mundo nuestro.
2. Mahima es la habilidad de volverse de tamaño gigantesco y ser
capaz de penetrar más allá de nuestro sistema solar y universo y
ver la realidad.
3. Laghima es la ingravidez o habilidad sobrenatural de asumir li-
gereza a voluntad. A parte de la levitación, este siddhi incluiría
el poder de dejar el cuerpo de uno a voluntad y viajar en forma
astral.
4. Garima es la excesiva pesadez y el poder que surge de esta.
5. Prakamya es una voluntad irresistible que compele a otros a
cumplir los deseos de uno. Este incluiría los poderes hipnóticos
y resalta el control mental y el poder del pensamiento.
6. Isitva es el control sobre el cuerpo y la mente, tanto de uno como
de otros, e implica el dominio sobre todas las criaturas vivientes,
ya se trate de un hombre o de un ratón.
7. Vasitva es el control sobre los elementos naturales e incluiría el
poder de producir lluvia, causar una sequía o una inundación
repentina, inducir la erupción de un volcán o que suceda un te-
rremoto.
8. Kamavasayita es el cumplimiento de todos los deseos de uno,
incluyendo el poder de obtener cualquier cosa desde un puñado
de cenizas a todos los tesoros del mundo.

70
En sus diversos capítulos sobre los círculos de yoguinis, el Ma-
tottara Tantra declara repetidamente que los ocho grandes siddhis están
disponibles para los devotos que adoran los cakras de yoguinis.
EL Matottara Tantra también nos habla de otras poderosas ha-
bilidades que las yoguinis, cuando son apropiadamente invocadas en
sus templos, confieren a sus devotos. Estos son mayormente de la cate-
goría de la magia negra e incluye maranam o la habilidad de causar la
muerte y uccatanam o hacer que un hombre esté tan desilusionado con
el hogar y los negocios que abandone a ambos. También está el poder
de stambhanam o la parálisis y estupefacción, y el de jrmbhanam o cau-
sar inconsciencia. Plavanam es la habilidad de causar una inundación
repentina, dravanam es el poder de hacer que una persona huya, y el
relativamente dañino ksobhanam que implica la habilidad de causar una
agitación excesiva, irritación y provocación a
otro. Parapurapravesa es la capacidad de po-
der entrar en la casa de otro, kavittava ma-
noharam es la habilidad de producir una poe-
sía encantadora, y vasyakarsanam es el poder
de atraer y enamorar locamente para seducir a
la esposa de otro. Mohanam es la habilidad
mágica de desconcertar y embaucar a un
enemigo, y sphotanam-saila-vrksanam es el
poder de desgarrar rocas y árboles. Otros po-
deres ocultos incluyen la habilidad de destruir
los cakras que otro ha creado y así anular toda
posibilidad de efectos adversos sobre uno
mismo. Sin duda, se trata de un margen gris
nebuloso que delimita y separa los poderes del
yoga de la mano izquierda de esta variedad de
la pura magia.
El Skanda Purana, en un capítulo titu- Yoguini temible de Hirapur
lado “La Llegada de las Sesenta y Cuatro Yo-

71
guinis,” contiene información interesante sobre las habilidades mágicas
conferidas por las yoguinis. La lista de siddhis incluye vasikaranam o
el poder de subyugación a través de la atracción; gutikañjana, un tipo
de colirio aplicado a los ojos que le permite a uno localizar tesoros en-
terrados; dhatuvada o poderes alquímicos; vidagdha o el poder de des-
trucción; agnistambhanam, el poder de parar el fuego; jalastambham,
el poder de detener las aguas; vakstambham, el poder de dejar sin pala-
bras: khecaritvam, la habilidad de volar por el aire; adrsyatvam invisi-
bilidad; akarsanam, un poder de atracción irresistible; uccatanam, el
poder de ahuyentar a un hombre de su casa; nijangasaundaryam, hacer
hermosa la propia persona y yuvacittavimohanam, enamorar a la mente
juvenil. Se ha dicho que cuando se adora y medita sobre las yoguinis,
estas se ven rápidamente complacidas (ksipram prasanna yoginyah).
Solo tres noches dedicadas a la repetición de sus nombres las inducirá
a protegerte de toda influencia dañina, y protegerán a tus hijos y al feto
por nacer.

Al que adora en el yoguini pitha (templo), le darán todos los


siddhis;
Incluso el que profiera otros mantras, durante tanto tiempo como
este en el yoguini pitha, le concederán una parte de los siddhis.

A la realeza, las yoguinis, le darán la victoria en las disputas y


gran riqueza, y el adorador devoto de estas diosas se convertirá en el
primero entre los hombres (narottamah), no preocupado por obstáculos.
Este capítulo del Skanda Purana alude frecuentemente a el círculo de
yoguinis (yoginicakra y yoginivrnda), e incluye una lista de nombres
de las 64 yoguinis.
El Kalika Purana, en un capítulo que habla del yoguini kavaca
o hechizo mágico y del yoguini mata o doctrina, enumera un grupo de
siddhis que difieren ligeramente de los hasta ahora encontrados. A parte
del gutikañjana y uccatana, que forman parte de la lista del Skanda Pu-

72
rana, el Kalika menciona el padalepa, un ungüento aplicado a las plan-
tas de los pies que le permite a uno moverse a cualquier parte que uno
desee, y el rasayana o elixir de inmortalidad. Se ha señalado que estos
cuatro poderes pertenecen de hecho a una tradición budista de ocho
siddhis que incluye khadga, una espada mágica que asegura la victoria
en la batalla; antardhana o invisibilidad; khecara y bhucara, la habili-
dad de moverse velozmente por el cielo y
sobre la tierra.
Los siddhis enumerados en el
Kaulajñananirnaya incluyen la habilidad de
ver a gran distancia, poseer una velocidad
notable, ser amado por todos, entrar en el
cuerpo de otro y tener control sobre la deca-
dencia y la muerte. De interés es la habili-
dad descrita como yoginimelakam o asocia-
ción (quizás unión o copulación) con las
mismas yoguinis.
El Kularnava Tantra menciona el
hecho de que la adoracion de las yoguinis da
al devoto varios siddhis, pero no explica
nada sobre estos. Sin embargo, nos dice que
la adoracion del cakra de yoguinis confiere
dosa santi o la expiación de los pecados, así
como la liberación de enfermedades y des-
gracias de todo tipo. El Kularnava reitera
esto en otro verso: Yoguini de Hirapur de pie sobre
un hombre recostado

“aquellos que se encuentran en circunstancias desafortunadas,


enfermos, golpeados por la pobreza, acosados por los conflictos,
llenos de temores, son aquellos que han enfurecido a las yogui-
nis y han caído de su gracia.”

73
En relación con la liberación de las enfermedades, es interesante
observar que el santo jaina Munisundarasuri (1380-1447) compuso un
himno mántrico titulado Santikarma o “Inductor de Paz,” especial-
mente ideado para alejar una epidemia en Delwada en Gujarat que se
creía fue causada por las 64 yoguinis molestas. La creencia popular de
que las yoguinis pueden curar incluso las enfermedades del amor puede
ser encontrada en una asombrosa historia del Akhyanakamanikosa, es-
crita por el santo jaina Nemicandrasuri entre 1073 y 1080. Cuando el
rey acosado por esta enfermedad incurable (:) y se negó a interesarse
por los asuntos de estado, uno de los remedios importantes sugerido fue
el culto de las sesenta y cuatro yoguinis en el templo yoguini.
Hemos visto la importancia especial del culto real al grupo de
ochenta y una yoguinis, claramente declarado en la sección sobre el
Mula Cakra del Matottara Tantra, del que se dice que garantiza el éxito
en todas las empresas militares. Sin embargo, el Kularnava Tantra in-
dica que el culto real de las sesenta y cuatro yoguinis también era de
envergadura. Y Siva lo expone así:

“Si un rey adora a las sesenta y cuatro yoguinis con total devo-
ción, oh Devi;
Su fama alcanzará las orillas de los cuatro océanos; de ello no
hay duda.”

El texto sobre la sadhana yoguini especifica que adorar a la yo-


guini como esposa hará a un hombre el más importante de los reyes
(rajendrah sarvarajanam) y hemos visto que el Skanda Purana pro-
mete al culto real de las yoguinis gran riqueza y victoria (jayam) en las
disputas.
La importancia de los diversos siddhis y la prominencia dada a
tales poderes mágicos se ve en varios textos que están dedicados com-
pletamente a este tema. Uno de estos textos es el Uddisa Tantra en el
que Siva, en sucesivos capítulos, da instrucciones y mantras para ma-
ranam (muerte, el asesinato de un enemigo, capítulos 1 y 2); mohanam

74
(desconcertar, engañar al enemigo, capítulo 3); stambhanam (parálisis,
detener el fuego, la mente, un ejército, etc., capítulo 4); vidvesanam
(causar enemistad, capitulo 5); uccatanam (hacer que un hombre huya,
capítulo 6); vasikaranam (subyugación de un rey, mujer, capítulo 7); y
akarsanam (atracción, capítulo 8). El noveno capítulo de este Uddisa
Tantra esta dedicado a la adoracion de las yaksinis y a sava-smasana-
sadhana, o el ritual con cadáver en el cementerio, e incorpora mantras
para traerá a los muertos de vuelta a la vida. El décimo y último capítulo
contiene mantras para evitar males de todo tipo. La creencia de que las
habilidades mágicas derivan de varios tipos de cultos exóticos, dio
como resultado una amplia gama de tra-
bajos dedicados exclusivamente a la ma-
gia. Entre estos por nombrar algunos, está
el Duttatreya Tantra (que también con-
tiene un capitulo sobre la adoración
yaksini), el Ascaryayogamala y el Mant-
hanabhairava Tantra que es muy pare-
cido al Sri Matottara Tantra.

Mahayaga: Ritual de Adora-


cion Yoguini
La búsqueda de los poderes ocultos otor-
gados por las yoguinis a aquellos a los
que favorecían era realizada a través de
una serie de ritos y prácticas conocidas
colectivamente como Mahayaga. Al usar
este término para describir los rituales del Impresionante yoguini de Hirapur
culto yoguini, estoy emulando a Bhaska-
raraya quien, en su comentario sobre el Lalita Sahasranama, define
Mahayaga como la manera de adoracion de las sesenta y cuatro yogui-

75
nis, añadiendo que Mahayaga da más rápidos resultados que otros mé-
todos de adoración. Los muros circulares del templo yoguini formaban
un espacio confinado y sagrado dentro del cual se establecían los ritos
del Mahayaga, a fin de apaciguar y aplacar a las yoguinis que podían
ser crueles y encolerizarse si se enfadaban con un devoto, pero que po-
dían concederle todo tipo de poderes si eran apropiadamente adoradas.
La utilización de un círculo es, por supuesto, una antigua práctica de
toda magia y brujería que ayuda a definir el espacio sagrado dentro del
cual el poder mágico podía llegar al apogeo.

Vino, Carne y Sangre


La invocación de las yoguinis implica claramente oblaciones de vino
que era una ofrenda popular y frecuente asociada con la exaltación de
la Gran Diosa. Un manuscrito titulado Mahakali-sodasa-patra, una co-
lección de versos de elogio a dieciséis vasijas llenas de vino para ser
ofrecidas a Mahakali, indica claramente la importancia del vino en la
adoracion de la Devi; mientras que el Devi Mahatmyam dice como Can-
dika bebe varias copas de vino durante su batalla final con Mahisasura.
Las yoguinis también eran desmesuradamente aficionadas al licor. El
Matottara Tantra describe a las yoguinis diversamente balanceándose
por el efecto del vino (madiranandaghurnita), deleitándose con el pla-
cer del vino (madiranandalalasa y madiranada-nandita), y con los ojos
en blanco por la embriaguez del vino (nada-ghurnita-locana). El Ku-
larnava Tantra nos da una receta intrigante de la bebida favorita de las
yoguinis (yoginipanamuttamam). Una parte de jengibre desecado, dos
partes de corteza de limonero, tres partes de pimienta negra, cuatro par-
tes de dhalaki (¿?), cinco de flores, seis de miel y ocho partes de jaggery
(azúcar de caña sin refinar) deben ser mezclados con agua el doble de
la cantidad de miel. Doce días de elaboración producen este encantador

76
licor (idam manoharam dravyam). Los nombres de algunas de las yo-
guinis sugieren su inclinación al vino incluyendo Surapriya (amor al
vino) y Pisitasavalolupa (la codiciosa de vino prensado).
Las yoguinis también eran aficionadas a beber sangre mientras
comían carne de animales. El Brhaddharma Purana describe a las yo-
guinis danzando mientras beben sangre y vino, y el Kaulavali Nirnaya
especifica la importancia de la sangre y la carne (rudhira y mamsa) en
la adoración de las yoguinis y bhairavas. Los nombres de las yoguinis
indican su afición por estas ofrendas incluyendo Rudhirapayini (bebe-
dora de sangre) y Mamsapriya (amor por la carne). Hemos dicho que la
comida ofrecida a las yoguinis debe ser colocada hacia el norte, y el
Kularnava incluso especifica el gesto de la mano en particular (mudra)
a ser utilizado cuando se ofrece tal bali.
La importancia de la sangre y la carne en la adoración de la Gran
Diosa data de tiempos remotos. El Devi Mahatmya dice de Kali que se
bebe la sangre del demonio Raktabija, de Camunda y Narasimhi que
consumen a los demonios y de las Matrkas que danzan por su victoria,
ebrias de sangre. El Kalika Purana contiene un capítulo titulado Rud-
hiradhyaya o “Capítulo de la Sangre” que nos informa que la sangre del
propio cuerpo puede ser ofrecida a la Devi. Las oblaciones de carne y
sangre de animales son hasta el día presente asociadas con la propicia-
ción tántrica de la Gran Diosa. En el templo de Kamakhya donde las
sesenta y cuatro yoguinis son también invocadas, el sacrificio ritual es
una parte regular de la adoracion diaria. Cada mañana las autoridades
del templo sacrifican una cabra en un pabellón reservado para este pro-
pósito, la cabeza es limpiamente cortada y la sangre recogida en un re-
cipiente de barro. Este recipiente de sangre y la cabeza cortada son sa-
cadas y llevadas al santuario para ser ofrecidas ritualmente a las Diosa,
mientras el resto de la cabra es cocinada y distribuida entre los peregri-
nos y adoradores. Los devotos también traen cabras como ofrenda y con
frecuencia se sacrifican hasta veinte cabras al día, mientras que, durante
el día de la fiesta de Durga, se ofrecen búfalos en su lugar. Es intere-
sante anotar que solo se sacrifican a la Devi los animales macho.

77
Sava-sadhana o Ritual con Cadáver
Un cuidadoso examen de las figuras talladas a lo largo de los pedestales
de las imágenes de las yoguinis de ciertos templos revela la asociación
de las yoguinis con los cadáveres, cabezas humanas cortadas, copas de
cráneos y cuchillos kartari curvos. Este tipo de asociación sangrienta
es vista particularmente en las imágenes de Sahdol, Bheraghat, Rani-
pur-Jharial y Rikhiyan, aunque no está ausente en otros lugares. La Sri
Bhanavi (Lustrosa) de Shahdol sujeta una cabeza humana cortada en
una mano; está rodeada por asistentes
que sujetan una cabeza cortada por los
pelos o balanceándola indiferente-
mente con una mano mientras que con
la otra blanden un cuchillo; y una fé-
mina está royendo realmente una mano
humana cortada. Una asociación maca-
bra parecida es sugerida en el Varahi
Tantra que habla del extraordinario
grupo de yoguinis (vicitrayoginigana)
establecido entre cuerpos sin cabeza y
cabezas cortadas (rundamundoparist-
hile). ¿Es todo esto un indicio de sacri-
ficios humanos, o tal vez apunta a
sava-sadhana o un ritual con cadáver?
Es necesario hacer una distin- Sri-Bhanavi de Shahdol, sujetando una
ción entre el sacrificio humano que in- cabeza humana cortada
volucra un ritual de aniquilación de un ser humano como ofrenda a la
deidad, y los ritos sava-sadhana que empiezan con un ser humana ya
muerto, un sava o cadáver. A pesar del hecho de que las yoguinis tienen
nombres tales como Narabhojini (comedora de hombres), Mundadha-
rini (la que sujeta una cabeza cortada) y Sava-hasta (la que tiene un
cadáver en su mano), parece que el sacrificio humano real de humanos

78
no formaba parte del culto yoguini. La propiciación de las yoguinis pa-
rece más bien haber incluido los rituales vinculados con cadáveres, y
entre las obras tántricas que tratan de sava-sadhana, se incluyen el
Kaulavali Nirnaya que menciona especialmente la necesidad de realizar
ofrendas a las sesenta y cuatro yoguinis mientras se realizan estos ritos
esotéricos y macabros.
Sava-sadhana es una cono-
cida faceta del ritual tántrico y es des-
crita en varios textos tántricos. El
Vira Tantra, da detalles de sava-
sadhana que ha de ser realizada en el
smasana o crematorio, declara clara-
mente que, en el transcurso de los ri-
tos con cadáveres, se han de ofrecer
libación de vino y oblación de comida
a las 64 yoguinis. Se dice que el
sadhaka ha de practicar pranayama,
el ritual respiratorio del yoga, sentado
sobre un cadáver. Otro texto tántrico
el Vira Cudamani, también menciona
la necesidad de realizar ofrendas a las
yoguinis en el transcurso de los ritos. Yoguini de Rikhiyan sujetando un cadáver
Este texto nos da un ritual más, aso- humano por sus piernas.
ciado con ritos con cadáveres cuando nos informa de que el sadhaka y
su pareja femenina, ambos vivastra o desnudos, están sentados sobre el
cadáver y ahí realizan el rito del maithuna o copulación.
El Sri Matottara Tantra que está tan vitalmente vinculado con
las yoguinis, nos da detalles de sava-sadhana que ha de ser realizada en
presencia de Bhairava, en el centro de las Madres (matrmadhyagam).
Especifica:

“el cadáver debe ser hermoso, sin lesiones, no debe estar desfi-
gurado o tener marcas de cualquier tipo. todas sus extremidades

79
deben estar intactas y debe ser un cuerpo reciente que todavía
tenga un olor dulce. Debe tener los 32 dientes, todos los signos
auspiciosos y debe ser perfecto en todos los sentidos.”

Estas instrucciones indican claramente que se debería utilizar un


cadáver cuidadosamente seleccionado, se ha de utilizarse un cuerpo
muerto: el sacrificio humano no está indicado.

“ha de bañarse el cadáver acompañado de mantras y ser untado


con pasta de sándalo cachemir. Luego, establecer el sava en el
centro del mandala y recitar el mantra de Bhairava. todo esto
debe ser realizado en medio de la noche. ¡Oh sadhaka!, has de
ser decidido, valiente y estar libre de toda duda. Sujeta la cabeza
del cadáver y, con entusiasmo e ignorando la lengua que sobre-
sale, corta la cabeza con un único golpe de tal manera que caiga
al suelo.”

Es este tipo de cabeza la que parece estar asociada con el ritual


yoguini. El Matottara concluye con la declaración de que las madres
observen todo esto desde el cielo, y que el mejor de los sadhakas ob-
tendrá los ocho siddhis mágicos al realizar este rito.
La descripcion del consumo de una mano o pierna humana
separada que se ve entre los asistentes y adoradores tallados sobre el
pedestal de algunas losas yoguini, parece indicar una faceta más de
sava-sadhana. Una pintura de una fiesta tántrica, retrata una pira
ardiente con un cadaver medio quemado del que esta siendo consumida
su carne humana, indicando sin duda que comer carne de un cadáver
formaba parte de los ritos esotericos. Seria un error suponer que sava-
sadhana solo se describe en los textos tántricos y que la realización del
rito es solo una cosa del pasado. Hasta el día de hoy se continua
promulgando en ciertos centros tántricos, especialmente en Kamakhya.
Como es natural, no muchos de nosotros nos topemos con esta práctica,
ya que es poco probable que nos econtremos en un crematorio a media

80
Izquierda: Asistentes de Sri Bhairavi, sujetando cabezas cortadas. Derecha: Asistentes de Sri
Bhairavi, consumiendo manos humanas.

noche. Sin embargo, la práctica no es poco frecuente e incluso hoy,


cuando se produce una muerte en un hogar pobre, la familia se ve
abordada por un oferta de dinero o el uso del cadaver por una noche.
De hecho, en la ciudad de Kamakhya, las personas rara vez dejan el
cadaver sin cremar de noche por miedo a perderlo a causa de los
practicantes tántricos.

Maithuna
A pesar del hecho de que no hay ninguna descripcion escultorica del
ritual de copulación en ningun templo yoguini, y no haya ninguna
escena eculpida entre las figuras agrupadas entorno al pedestal de
81
alguna imagen yoguini, parece
bastante seguro que el maithuna
formara parte de los ritos
Mahayaga. El contenido erótico
de la adoración yoguini está
indicado en dos versos del
Kularnava Tantra que hablan de
las ocho y las sesenta y cuatro
mithunas (parejas abrazadas), y
sugiere que las 64 yoguinis han de
ser representadas abrazadas con
los 64 bhairavas y adoradas así. El
primer verso habla de las ocho
Matrkas básicas de las series
Brahmi (mulastaka), abrazadas
con el grupo Asitanga de ocho
bhairavas, componiendo las ocho
mithunas. La prevalencia de este Fiesta tántrica donde se muestra el consumo
de carne humana de un cadáver que está en
concepto de las ocho maithunas es una pira ardiente. Pintura del siglo 18
enfatizado en el Jñanarnava
Tantra que claramente empareja (yugma yugma) las ocho matrkas y
bhairavas. El verso del Kularnava declara que Aksobhya y las otras
(que comprenden una conocida serie de 64 yoguinis, abordada en el
apendice II) han de ser adoradas como una serie de 64 mithunas. Parece
ser que las 64 yoguinis, emparejadas con los 64 bhairavas, eran de
hecho representadas como mithunas, probablemente en mandalas
pintados que no han sovrevivido. Ciertamente la importancia del uso de
mandalas y yantras es enfatizado en los textos tántricos entre los que se
incluye el Kularnava que, como hemos visto, declara que realizar la
adoracion sin tales diagramas es infrustuoso y no complace a la deidad.
En este punto, es relevante la historia de Sandhimat del
Rajatarangini, que tambien indica que las yoguinis estaban
involucradas en el maithuna. Se recordará que el círculo de yoguinis

82
(yoginicakra) devolvió a la vida al muerto Sandhimat porque sentian un
creciente y acuciante deseo de amor varonil. Haviendo resucitado a
Sandhimat, se dice que se entregaron a él en los placeres del amor, y
luego desaparecieron. Si las propias yoguinis eran visualizadas
copulando y llenas de deseo sexual, solo es natural esperar que los
sadhakas del culto yoguini se entregen al maithuna. Hemos visto que
las yoguinis eran las diosas patronas especiales de los seguidores del
sendero Kaula para quienes las cinco “m” que culminaban en el
maithuna conformaban los ritos esenciales. Es lógico que el culto
yoguini kaula haga tanto enfasis en estos rituales de copulación. Parece
probable que el Kaula Cakra era formado dentro del círculo del templo
yoguini, con ofrendas a las yoguinis de matsya,
mamasa, mudra, madya y finalmente también
de maithuna.
Hemos visto antes que el Kaula Cakra,
tambien conocido como el yoguini o bhairava
cakra, está formado por parejas humanas
posicionadas en una formacion ciruclar,
demarcando así un cakra dentro del cual son
extablecidos los ritos kaula que culminan en
una union sexual ritual. El número exacto de
personas que forman tales cakras varia, con el
Meru Tantra insistiendo en un minimo de ocho
personas o cuatro parejas. Al especificar que el
número de hombres y mujeres debe ser igual,
se refuerza el hecho del emparejamiento
impersonal en el que un hombre y una mujer
no se conocen previamente y no entran en el
cakra como pareja. Presumiblemente es este Yoguini del templo de Hirapur
emparejamiento aleatorio, a diferencia de la elección de una pareja
atractiva y agradable, lo que explica el gran enfasis puesto en los
preliminares sexuales en todos los textos kaula. Tales ritos incluyen el

83
ungido del cuerpo asi como el palpado de todas sus partes de manera
metódica, reconociendo así la necesidad de estimulación de la pareja.
Los textos sobre semejantes cakra-puja repiten que no hay
distinciones de casta cuando se forma un cakra, pero cuando se
disuelve, cada participante vuelve a su propia casta. Se dice repe-
tidamente que durante la duración de la formación del cakra, todo
hombre del circulo es considerado como Siva y toda mujer como Devi.
los seguidores del sendero kaula considera a las mujeres de casta
inferior las más apropiadas para que actuen como parejas en el
maithuna. Según el Cakra Nirupanam, los cinco tipos más adecuados
de mujer son una rajaki (lavandera), una
carmakari (trabajadora del cuero), una
vesya (prostituta), la matangi (una paria) y
la madhumati (quizas de la casta de los
vinateros).
Los tántricos del sendero kaula
ponen gran énfasis en el cuerpo humano
como medio a través del cual se logra la
liberación. Ha de ser mantenido en
perfectas condiciones físicas mediante la
práctica del yoga a fin de copletar
plenamente el rito sexual del maithuna que
conduce a la liberación final. Todo el ritual
del maithuna es tambien concebido en
vinculación a la Devi Kundalini y los
cakras internos del cuerpo sutil. Hemos
visto que Kundalini reside de manera
durmiente en el cakra muladhara localizado
en la base de la columna. Su despertar es Yoguini de Hirapur
equivalente al despertar del deseo sexual, y
el movimiento ascendente de la Devi Kundalini a traves de varios
cakras implica los niveles de intensificacion de la experiencia sexual.

84
Cuando Kundalini alcanza el cakra superior, el sahasrara, se alcanza la
realizacion final.
El ritual del Cakra Kaula es prácticado al día de hoy por
tántricos de varias partes del país. En Kamakhya, se realiza el
yoginicakra-puja en varios días auspiciosos tales como el equinoccio
de primavera, con yoguis y yoguinis sentados en parejas en un círculo
para realizar este ritual. Los seguidores de tales ritos son conocidos en
Kamakhya como adhikaris (varones) y bhairavis (feminas). Las
bhairavis no viven con ningún adhikari de manera permanente, pero
pueden ser llamadas según dicte la ocasión. No solo en estos
importantes centro tántricos se realizan estos cakra-pujas, porque,
como nos dice el Meru Tantra, es un requisito fundamental para
disfrutar de esta vida y para renacer como un dios.
El maithuna es el elemento esencial del ritual kaula, formando
el tema central de los ritos yoguini cakra. Tambien puede, si se desea,
formar parte de sava-sadhama que es uno de los ritos del culto de las
yoguinis. Aunque la evidencia acumulada sugiere que el ritual del
maithuna era establecido dentro del recinto circular del templo yoguini,
es extraño que los textos yoguini guarden silencio sobre ello, y los
templos no tienen representaciones esculturales del tema. Quizás los
hombres esqueleticos en pie de los pedestales de ciertas yoguinis de
Bheraghat, que se muestran en un elevado estado de excitación sexual,
están destinados a ser vistos como indicación del ritual del maithuna.
Los templos yoguinis están localizados a cierta distancia de las
ciudades y a menudo en lo alto de colinas aisladas. La razón de tales
localizaciones obviamente se encuentra en la naturaleza de los ritos
Mahayaga realizados dentro de esos templos. Para adquirir una serie de
poderes ocultos, era necesario propiciar a las sesenta y cuatro yoguinis
mediante la repeticion de mantras, libaciones generosas de vino,
oblaciones de carne y sangre de animales, y la ofrenda de rundas
(cuerpos sin cabeza) y mundas (cabezas humanas). Seguramente no se
podrian ofrecer cabezas humanas cortadas y copas de calavera llenas de
sangre en el corazón de una ciudad sin provocar repulsión y tal vez

85
provocar la ira local. Las ofrendas de carne, involucran el ritual de
sacrificio del animal, y el consumo de vino que no encontrarian gran
aprobación dentro de las ciudades, con un pensamiento brahmánico que
favorece el vegetarianismo y se opone al alcohol. Cuando se añade el
maithuna a las practicas rituales del culto yoguini, apenas se necesita
enfatizar el alto grado de privacidad y secreto que eran necesarios.

Templo yoguini en lo alto de una colina en Mitauli, cerca de Gwalior

86
Templos e imagenes yoguinis

87
4. Orígenes y expansión del culto yoguini

Orígenes y antigüedad
Es dificil determinar cuando surgió exactamente el culto de las yoguinis
en su forma completa. Aunque en obras antiguas se pueden encontrar
vagas referencias a las yoguinis, las evidencias tanto arqueologicas
como textulaes apuntan al surgimiento del culto yoguini alrededor del
siglo noveno. Por supuesto, el culto de las madres (matrkas) y las
modalidades tántricas de adoración con las que las yoguinis están
extrechamente asociadas, eran conocidas desde mucho antes. En
Mathura se han encontrado santuarios votivos de terracota de las
madres del periodo Kushana (entre el s. 1º y 3º d.C.) y han sido
mencionados en textos aún anteriores. El concepto de las deidades
femeninas con cabeza de pajaro y animales parece haber sido
predominante desde fecha temprana. Un panel de piedra roto del museo
de Mathura, perteneciente al siglo 2º d.C., describe un grupo de cinco
diosas con tales cabezas; cada una tiene un niño sobre sus rodillas
indicando que son diosas madres. La adoración de las Madres, que
involucra prácticas tántricas, es vividamente descrita en el siguiente
verso de la inscripión de Gangdhar fechada en el 423 d.C.:

“También por merito religioso, el consejero del rey hizo


construir esta morada tan terrible… y la lleno de gules
femeninos (dakinis) de las madres divinas (matr) que dan
tremendos y ruidosos gritos de alegría, que agitan los océanos
con el poderoso viento que se levante de los ritos mágicos de su
religión (tantra).”

Curiosamente, Gangdhar se encuentra dentro del cinturon de los


templos yoguinis existentes.

88
El Mahabharata, compilado en algún momento entre el s. IV
a.C. y el IV d.C. contiene información fascinante sobre la multiplicidad
de las Madres y su derivación. El Salya Parva relata la historia de
Skanda acompañado en sus hazañas por un grupo de Madres
(matrgana) de las cuales casi doscientas son mencionadas. Las madres
son descritas como hermosas mujeres jovenes, y aún así con dientes
afilados, garras y labios prominentes. Algunas son esqueleticas y tienen
los pechos caidos. Otras tienen barrigas abultadas y otras largas orejas.
Estas Matrkas utilizan prendas de distintos tonos y guirnaldas de
diferentes tipos y pueden adoptar cualquier formaque deseen. Nos dicen
que se originaron de los dioses Yama, Rudra, Soma (Candra), Kubera,
Varuna, Indra, Agni, Vayu, Kumara (Skanda) y Brahma. De su forma
se dice que son como las apsaras, esas hermosas doncellas celestials;
de su velocidad como Vayu, el dios del viento; de su brillo como Agni,
el dios del fuego; de su fuerza como Indra. Las Matrkas habitan en los
árboles, en los espacios habiertos, como las encrucijadas, las cuevas, en
los cementerios, en las montañas y en las cascadas. Son descritas con
voces melodiosas y hablando diferentes idiomas, indicando un variado
origen tribal y señalando la posible derivacvión de agrupaciones de
diosas como las yoguinis de una variedad de deidades tribales y
populares.
En el Rajatarangini hay referencias a antiguos templos de las
Madres. Kalhana apunta que Isanadevi, la esposa del rey Jalauka,
construyó matrcakras, circulos de Madres, en ciertos lugares de su
imperio. Se cree que Jalauka era nieto del emperador Asoka Maurya, y
esto parece indicar que ya en el s. 3º a.C., ya existian los templos
circulares de las Matrkas. Desafortunadamente, sin emabrgo, no
podemos considerar esto como un hecho historico puesto que Kalhana,
al escribir en el s. 11º d.C., basó muchas de sus antiguas historias en
leyendas y referencias en ausencia de una clara documentacion
historica. De todos modos, Kalhana creía que los templos de las Madres
existian desde hacia mil años. No conocemos la fecha exacta del pasage
del Mahabharata, pero al considerar la antigüedad del culto de las

89
Madres en la India, no habría nada extraordinario en la existencia de
matrcakras en el siglo 3º a.C.
El dramaturgo Bhasa, escribió su Carudatta en el siglo 2º o 3º
d.C. donde menciona el ritual de ofrenda de comida que se hacia a las
Matrkas en las encrucijadas. El dramaturgo Sudraka, cuyo
Mrcchakatika está basado en el Carudatta de Bhasa, repite la
observancia de esta costumbre, lo que implica que los santuarios de las
Madres eran frecuentemente construidos en las encrucijadas. Hemos
visto que el Mahabharata menciona las encrucijadas como uno de los
lugares donde habitaban las Madres, e interesantemente en este
contexto tenemos los nombres que da a dos de estas matrkas-
catusphata-niketana (la que habita en las encrucijadas) y catuspatha-
rata (la que está enamorada de las encricijadas). El texto tántrico mucho
más tardio Kaulavali Nirnaya menciona la continua asociación de los
cruces de camino con el culto de la diosa al afirmar que uno debe
reconocer como encrucijada aquel sitio donde haya una imagen de
Candika (catuspatham vijaniyat yatraste candikasike). En el siglo 6º
Bana, el poeta de la corte del rey Harsavardhana (606-647) nos habla
de un antiguo templo de las Madres donde el rey Puspabhuti fue para
conocer al santo Bhairavacharya, y otras antiguas obras literarias
contienen varias referencias casuales a las Matrkas y a los templos
construidos para ellas por sus adoradores.
La evidencia arqueologica sobre la importancia de las Madres
durante el periodo Gupta es abundante y hay uan serie de grupos de
piedras Matrkas conocidas, tanto en roca labrada como las de Badoh-
Pathari como en imagenes independientes como las de Besnagar. Todas
estas son agrupaciones de las bien conocidas Sapta Matrkas o Siete
Madres. Las más interesnates desde nuestro punto de vista son dos
agrupaciones que no estan en esta categoría y en las que quizás sea
posible ver alguna derivación del concepto de las yoguinis. Un conjunto
de imágenes procede de Thanesara-Mahadeva en Rajastan y el otro de
Samalaji en Gujarat.

90
Thanesara-Mahadeva ha aportado al
menos ocho diosas madres, todas menos una
sujetan un niño y una amamanta a su infante.
Las imágenes son descripciones expresivas
de la gozosa relación entre madre e hijo y su
única indicacion de divinidad es el halo
innegable. Varias de estas diosas han sido
etiquetadas como Skandamatas o Madres de
Skanda y se recordará que la mitologia nos
dice que el Skanda nacido de la semilla
desechada de Siva, tenía seis madres
adoptivas, las seis Krttikas. La relación exacta
de las seis Skandamatas con el concepto más
conocido de las Sapta Matrkas es un
problema no resuelto. Tambien se ha
encontrado una imagen de Skanda con este Diosa Kaumari, de Thanesara
grupo de diosas de Rajastan, y hemos visto
que el Mahabharata tambien indica el
extrecho vínculo de Skanda con las Madres
en genreal. El predominio de este concepto
durante el perido Gupta es confirmado por la
inscripción de Skandagupta del pilar de Bihar
que registra la construcción de templos, sin
par en el mundo, dedicados a las Matrkas
encabezadas por Skanda. La diosa Thanesara
sin niño se muestra en estado de embarazo lo
que es algo muy raro en las esculturas indias,
y es identificada con Kaumari a causa de la
lanza que sujeta en una mano. Se ha sugerido
que, con una serpiente enrroscada alrededor Matrka Agneyi de Samalaji
del cuello, la diosa es retratada como una
“yoguini o diosa.” El siglo V parece una fecha demasiado temprana

91
para ver un concepto claro de las yoguinis, que, sin embargo, pudo
haber surgido de una agrupación de diosas como estas.
El sitio de Gujarat nos brinda una serie de al menos diecisiete
esculturas de diosas madres. Entre estas, se puede reconocer por sus
monturas a un grupo de las Sapta Matrkas más populares, e incluyen a
Kaumari, Mahesvari, Aindri, Vaisnavi, Varahi y Camunda. Agneyi, la
sakti del dikpala Agni, también está presente. De las restantes diez
imágenes, cuatro sostienen un niño en un brazo, una es una figura
esqueletica demacrada, otra es descrita como una diosa tribal con una
serpiente, un vestido de piel de oso y un chacal vahana, mientras que el
resto existen solo como elegantes torsos. Hay ligeras variaciones en el
tamaño de las imágenes, pero en su conjunto parecen formar un grupo
relativamente homogéneo, junto con
una imagen de Skanda y más de una
ecultura elegante de Siva. Todas
estan talladas en un esquisto verde
grisaceo y parecen datar del siglo
quinto. No esta muy claro si las siete
Madres (y puede que originalmente
hayan habido más) pertenecian a un
unico santuario o a dos separados,
pero de cualquier manera que uno
mire a las figuras de Sanalaji,
sugieren un grupo que excede a las
ocho diosas estandar. Pareceria que
no estaría mal suponer que los
templos de la agrupación más grande
de sesenta y cuatro yoguinis pueden
haber evolucionado a partir de estos
santuarios más antiguos de multiples
Madres. Es interesante observar que Diosa madre tribal de Samalaji
Varahi es representada en Samalaji
con un jabalí como montura en lugar de su búfalo más habitual. Una

92
segunda y antigua escultura de Varahi montando un jabalí en vez de un
búfalo nos llega del sitio de Amjhara en Rajastán. De modo
significativo, entre las imágenes de yoguinis de Bheraghat, Varahi es
representada con un jabalí como montura. Aunque este vínculo parece
tenue, no podemos descartarlo del todo como fortuito; ni de hecho
podemos ignorar el hecho de que Agneyi que es frecuentemente
incluida en las listas textuales de yoguinis es retratada como una
yoguini de Hirapur. En cualquier caso, queda claro que hay templos de
diosas en esta parte del sur de Rajastán y contigua a Gujarat donde el
número de imágenes eran más de las
tradicionales siete u ocho.
Aunque no tenemos una alusión
directa al culto yoguini antes del siglo
noveno, sería erroneo sumir que el culto
era del todo desconocido antes de esa
fecha. Kalhana relata en su Rajatarangini
la hisotria de una adorable Yogesvari que
capturó al rey Baka (esta hace referencia
a un periodo poco despues del inicio de la
era cristiana) como ofrenda para un
circulo de diosas (devicakra). En el último
capítulo encontramos que Kalhana utiliza
las palabras Yogesvari y Yogini como
Yoguini Varahi del templo de Bhe-
sinonimos. Su historia del Sandhimat raghat
resucitado por un círculo de yoguinis
(yoginicakra) de carácter semidivino, que consideramos antes,
pertenece en lineas generales al periodo Gupta. Como se ha mencionado
previamente, la historicidad de esta fase anterior de su historia es
dudosa, no podemos establecer la veracidad de semejante declaración;
sin embargo, sus frecuentes alusiones a los círculos de Madres, diosas
y yoguinis deben indicar tanto la popularidad como la antigüedad de los
cultos asociados con la Diosa. Los ritos y rituales vinculados con estos
cultos eran probablemente esotéricos e involucraban prácticas que eran

93
inaceptables para la sociedad ortodoxa y por lo tanto es normal que no
fueran mencionadas en la literatura ortodoxa. Esto es evidente, por
ejemplo, en el Hiravamsa (siglo 4º d.C.) que asocia la adoración de la
diosa Vindhyavasini con tribus bárbaras tales como los Pulindas y
Savaras.
Varahamihira en su Brhatsamhita (siglo sexto) menciona
especialmente que solo aquellos versados en mandalakrama (el modo
de adoracion en círculo) pueden adorar a las Madres que son
mencionadas en plural como matrgana. Precería, por lo tanto, que al
igual que había grupos especiales de brahmanes como los Magas que
adoraban a Surya y los Pasupatas que adoraban a Siva, así también las
Madres tenían sus propios sacerdotes. Si el culto yoguini existió en ese
momento, debio haber sido aún más esoterico y el culto de las Matrkas
quizas haya estado limitado a regiones aisladas. Un texto posterior
menciona el astastakakrama (modo de adoración de las 64) en relacion
al círculo de yoguinis (yoginivrnda), e indica
claramente que habia una forma de
adoración especializada como también un
grupo selecto de sacerdotes que dirigían las
ceremonias del culto yoguini.
El primer texto ortodoxo conocido
que contiene listas de las sesenta y cuatro
yoguinis es el Agni Purana que se compiló
en su forma actual en algún momento del
siglo noveno. Su capítulo 52 que menciona
a las 64 yoguinis y las describe brevemente,
consta de un total de dieciseis lineas y es
titulado Devipratimalaksana o ‘Atributos de
las Imágenes de las Diosas,’ indicando así
que las imágenes de las yoguinis ya estaban
sinedo hechas. Que este culto ciertamente
heterodoxo haya encontrado aceptación en un Yoguini
Hirapur
Agneyi del templo de

Purana del siglo IX, da testimonio de la

94
poderosa influencia que ejerció sobre su creciente redil de seguidores.
Uno puede imaginar que el culto era bastante concido un tiempo antes
de esa fecha y, por lo tanto, es probable que cualquiera que sea su
precisa antigüedad en algún momento entre el 600 y el 850 d.C., el culto
de las yoguinis ya era aceptado en la corriente principal del hinduismo.
Que este fue el perido general del afloramiento del culto parece
ser corroborado tambien por la tradición tántrica. Hay una manuscrito
fragmentario del Kubjikamata que ha sido descrito como “caracteres
gupta tardíos.” El Kubjikamata tal y como lo conocemos hoy de
antiguas copias del Nepal, menciona el Yoginimata o doctrina de las
yoguinis y uno de sus capítulos esta dedicado a las yoguinis. El
Kubjikamata mismo constituye la cuarta sección de una colección
conocida como el Kulalikamnaya, de la que la primera sección es el Sri
Matottara Tantra que hemos visto que está vitalmente conectado con
las yoguinis. El término “gupta tardío” nos sugiere una fecha alrededor
del siglo 7º, pero en el contexto de otro manuscrito, el término ha sido

Yoguini Cakra un documento de Rajastan, s. 19º

95
interpretado como del siglo 8º. Esta pieza de evidencia directa sugiere
que el culto yoguini pudo haber surgido tan pronto como en el siglo 7º
y con toda seguridad en el siglo 8º, aunque mantengamos en mente el
hecho de que estamos juzgando los contenidos de un antiguo texto en
versiones posteriores que han experimentado muchos añadidos e
interpretaciones.

Documento Cakra de las sesenta y cuatro yoguinis de Rajastan, fina-


les del siglo 19.

Una inscripción camboyana fechada en el 802 d.C. menciona la


introducción en ese país de cuatro textos tántricos, uno de los cuales
tenia el titulo de Sirascheda. El Sirascheda es otro nombre para el
Jayadratha Yamala que, en su tercera sección, contiene referencias a
las yoguinis. No sabemos si las cuatro secciones como las conocemos
ahora, formaron parte del Sirascheda, pero si fuera así, parece ser que
el culto yoguini fue conocido en el siglo 8º. La naturaleza del
Jayadratha Yamala es la de un suplemento para el Brahma Yamala que
tambien menciona a las yoguinis. Aunque el manuscrito más antiguo

96
conocido de este tántra data de 1052, se ha sugerido que la compilación
del texto data del siglo 8º.
Según el Kaulajñananirnaya, un manuscrito que pertenece al
siglo once, Matsyendranatha, el primero de los gurus Natha, fue el
responsable de introducir el culto yoguini entre los kaulas. La mayoria
de estudiosos estan de acuerdo con Bagchi en que Matsyendranatha
debió haber pertenecido a una fecha mucho anterior al 900, desde el
1000, el famoso pandit cachemir, Abhinavagupta consideraba a
Matsyendranatha como una emanación de Siva. En cualquier caso,
aunque esta información no arroja luz sobre la antigüedad del culto
yoguini, indica la popularidad del culto en el siglo X, así como su
asociación con la tradición natha. El templo yoguini más antiguo es un
círculo de arenisca perteneciente a la segunda mitad del siglo 9º, pero
se debe tener en cuenta la posibilidad de antiguos antecedentes en
ladrillo. Quizás las imágenes de las yoguinis en terracora fueron hechas
para ser colocadas en estos templos
de ladrillos, explicando así la
utilización del Agni Purana del
término pratima o imagen en su
descripción de las sesenta y cuatro
yoguinis. Los textos kaula también
nos dicen que la adoración a través de
mandalas y yantras era considerada
de gran importancia. El Kularnava
Tantra especifica que adorar sin tales
diagramas no agrada a la deidad y
declara que los mejores yantras son
los cincelados en laminas de metal o
dibujados sobre hojas de abedul. El
Kalika Purana finaliza su lista de las
64 yoguinis con el requerimiento de Documento Cakra de las sesenta y cuatro
que las yoguinis han de ser adoradas yoguinis de Nagaur, Rajastán, finales del s.
dentro de un mandala. El Matottara 10

97
Tantra, al describir sus diversos cakras de diosas enfatiza la importancia
de los mandalas y declara especificamente que tales cakras han de ser
dibujados (likhet) en un pergamino (pata) y utilizados así para la
adoración y meditación. Los documentos cakras de Rajastán del siglo
19, son considerados como supervivientes de esta práctica milenaria.
Parece probable que cuando surgió el culto yoguini, la adoración se
realizaba en su totalidad a través de mandalas, y que los templos para
albergar imágenes de las yoguinis eran un concepto tardio y
posiblemente uno que surgió con el patronazgo real del culto.
Para el año 1000 d.C., el culto a las yoguinis se había vuelto tan
generalizado y convincente que los jainistas sintieron la necesidad de
proclamar que sus santos habían conseguido controlar a las sesenta y
cuatro yoguinis. Se dice que el santo jainista Sri Hemacandracarya,
nacido en 1089, había ordenado a las 64 yoguinis en Broach, Gujarat,
que dejaran de acosar al ministro Ambada. Se dice que Sri
Jinaprabhasuri que vivió siglos más tarde, entre 1263-1334, tenía
control sobre las 64 yoguinis. La historia cuenta que el santo jainista
hizo un viaje a Ajmer, donde había un santuario de las 64 yoguinis, y
les hizo prometer que se abstendrían de molestar a los santos de su
linaje. Ciento cincuenta años después, durante el reinado del sultan
Ahmed Shah (1411-1442) la creencia en el poder de las yoguinis seguia
siendo convincente. Una anécdota incluida en los textos jainistas nos
cuenta como las 64 yoguinis habian tomado el control de las torres del
nuevo fuerte construido por el sultan alrededor de Ahmedabad, y como
acosaban al gobernante. Finalmente fue el santo jainista Ratnasimhasuri
el que ronpió el control del fuerte y con la ayuda de un yantra mágico
desterró a las 64 yoguinis.

Distribución geográfica
Los templos existentes de las yoguinis están dispersos en un amplio
arco por el norte de la India, desde la costa de Orissa a través de la India

98
central hasta la frontera con Rajastán. Sería incorrecto en base a estos
restos supervivientes asumir que el culto yoguini estaba restringido a
este cinturon a lo largo del norte de la India. Por otro lado, parece que
el culto habría extendido su influencia en algún momento por grandes
partes de la India.

Templo de Kamakhya, Guwahati, Assam

Templo yoguini y otro santuario, Ranipur-Jharial, Orissa

99
Templo de Hirapur, Orissa

Hoy Assan no revela restos de templos yoguinis y, sin embargo,


parece innegable que el culto una vez fue prominente en estas regiones.
El templo de Kamakhya de Assam es uno de los pocos santuarios de la
Devi donde hasta el día presente, la adoracion diaria de Devi Kamakhya
incluye la invocación de las 64 yoguinis, que son mencionadas una por
una en la puja. La lista de nombres de la adoración presente deriva de
la lista del Devi Purana de las sesenta formas de la Devi. el culto
yoguini era obviamente importante en Kamakhya y parece lógico
hipotetizar que todos los pithas de la Devi, aquellos sitios especialmente
sagrados para la adoración de la Diosa, eran también centros
importantes del culto yoguini. El Kalika Purana que contiene material
pertinente a las yoguinis, incluye dos listas diferentes de los sesenta y
cuatro nombres (de las cuales una está completa), fueron escritas en esa
parte de Bengala contigua a Assam, y contiene un capítulo entero donde
describe Kamarupa (el antiguo nombre de la zona de Assam), con sus
ríos y montañas. Ocho de las sesenta y cuatro yoguinis del Kalika
Purana eran consideradas más importantes que el resto y son
100
mencionadas con mayor frecuencia en el texto, son estas ocho las que,
con el añadido de un nonmbre más se tranformaría más tarde en el
famoso grupo de las nueve Durgas. El Kalika Purana da un yoguini
kavaca o hechizo místico y habla del yoguini mata o doctrina. Las
yoguinis son descritas como las compañeras de la Devi y el texto
tambien especifica que las sesenta y cuatro yoguinis han de ser adoradas
individualmente. Varios textos kaula mencionan la importancia de
Kamarupa en relación a las yoguinis. El Kaulajñananirnaya nos dice
que la doctrina yoguini kaula se encuentra en cada hogar de Kamarupa
(kamarupe idam sastram yogininam grhe grhe). Tambien se asegura
que Matsyendranatha fue el fundador y primero en porpagar su culto
yoguini en Assam, aunque se cree que él mismo perteneció a Bengala.
El Kaulavalinirnaya también menciona especificamente a las yoguinis
y Kamarupa, mientras que el Varahi Tantra habla del grupo de yoguinis
establecido en el pitha de Kamarupa.
Hay muchas evidencias que sugieren que Bengala también fue
un centro de adoración yoguini, a pesar del hecho de que hoy no tiene
templos yoguinis supervivientes. Bengala siempre ha sido un centro del
tantrismo y varias obras tántricas, incluyendo el famoso Tantrasara de
Krishnananda, que fueron escritos en Bengala. Muchos textos sobre la
Cakrapuja kaula revelan indirectamente su origen bengalí cuando es-
pecifican una variedad de peces solo conocidos en las aguas de Bengala,
para la ofrenda de matsya, la primera de las cinco “m.” También encon-
tramos que la mayoría de los textos que contienen listas de yoguinis
fueron escritos en Bengala. El Agni Purana, el texto ortodoxo más an-
tiguo con nombres y derivaciones de las 64 yoguinis, parece haber sido
compuesto en la parte occidental del estado. El Mahabhagavata Pu-
rana, que menciona a las yoguinis como funcionarias de la Devi, fue
también escrito en Bengala, muy probablemente en la parte oriental ad-
yacente a Assam. El Brhaddharma Purana que describe la manera de
adoración de Kali y de las yoguinis durante Divali, pertenece a Bengala.
La adoración de Kali en Divali es una costumbre peculiar de Bengala,
y el Purana nos retrata una vivida imagen de Kali rodeada de yoguinis

101
danzantes que beben vino y sangre. Mientras que el Kalika Purana pre-
sente puede haber sido escrito en Bengala oriental y Assam, el antiguo
Kalika Purana perdido parece haber sido puramente una composición
bengalí. Este Kalika Purana perdido del que ciertas secciones citadas
en otros textos aún sobreviven nos infirman de que era una costumbre
(desacara) local bengalí adorar al grupo de yoguinis junto con la Devi
el 8º y 9º día de la festiva puja de Durga. Así, el culto yoguini, una vez,
tuvo que haber tenido mucha importancia en Bengala, pero como juega
un papel insignificante en el Tantrasara (siglo 16) de Krishnananda,

Bloques de piedra del templo yoguini de Lokhari destruido.

podemos concluir que ya había desaparecido en esa fecha.


La asociación tradicional del tántra y el culto de las Diosa con
la contigua zona de Orissa es bien conocida. De hecho, están aquellos
que creen que el importante Devi Pitha de Uddiyana que se encuentra
en Orissa en lugar de en Afganistán, y en el que se puede encontrar una
gran cantidad de evidencias que respaldan tal afirmación, en vista del

102
predominio de la modalidad tántrica del culto en Orissa, no es sorpren-
dente encontrar que el culto yoguini tenga gran importancia en ese es-
tado. En el siglo 9º se construyó un hermoso templo de las yoguinis en
la franja costera cercana a Bhubanesvar, mientras que a principios del
siglo decimo, se construyó otro templo muy al interior. Sin embargo,
no muchos manuscritos de Oriya que contenían información sobre las
yoguinis han salido a la luz. El único texto importante que ha surgido
hasta ahora es el Candi Purana del siglo 15 que menciona a las yoguinis
y las describe como creaciones del cuerpo de Candi (ver el apéndice 1).
El pandit Sadasiva Ratha Sarma de Puri tiene en su posesión un dhyana
de las sesenta y cuatro yoguinis, escrito en hoja de palma en escritura
de Oriya y de antigüedad desconocida; este texto, sin embargo, tiene la
naturaleza de un namavali descriptivo, que proporciona poca informa-
ción sobre estas deidades.
La región central de la India, al norte del río Narmada y al sur
del Jumna, contiene evidencias de no menos de once templos yoguinis.
Aunque la literatura contemporánea indica la importancia del culto
Kula en esta región, no ha sobrevivido ninguna evidencia textual sobre
la popularidad del culto yoguini. Sin embargo, es bastante evidente por
los restos existentes en estas zonas boscosas y montañosas, que el cen-
tro de la India era un lugar importante de adoración yoguini.
En el oeste, el culto yoguini parece haber sido conocido en Ra-
jastan y Gujarat. Podemos recordar aquí la evidencia indudablemente
firme abordada en la sección anterior, desde la antigüedad del culto a
las diosas de Rajastán. Este lugar todavía tiene abundancia de cakras
en papel y tela de las 64 yoguinis, y alguna vez debió haber erigido los
templos yoguinis. La zona contigua a Gujarat también parece haber te-
nido varios de estos templos. En el pueblo de Kamli del distrito de
Siddhpur, una vez existió un templo yoguini, cerca de un templo dedi-
cado a la Matrka Brahmi. Cuando el templo se convirtió en ruinas, se
construyó uno nuevo para reemplazarlo, y dentro de esta estructura mo-
derna hay una larga losa de piedra con pequeños grabados de las 64

103
yoguinis. También se ha informado que existía un antiguo templo yo-
guini en la aldea de Palodhar en el distrito de Mehsana, pero este apa-
rentemente también se ha desmoronado. Una vez Gujarat tuvo un fa-
moso templo yoguini, a juzgar por los textos jainas que mencionan cua-
tro ciudades especialmente famosas por sus santuarios, a saber, Gujarat,
Ajmer, Ujjain y Yoginipura (la moderna Delhi). Ciertamente es lamen-
table que ninguno de estos templos haya sobrevivido.
Ya hemos abordado las mu-
chas referencias a las madres, yoguinis
y yoguesvaris del Rajatarangini de
Kalhana. Tradicionalmente, Cache-
mira ha sido un baluarte para el tan-
trismo en general y para la religión sa-
kta en particular; con toda probabili-
dad, el culto yoguini fue una vez pre-
dominante en Cachemira. El otro país
himalayo donde las tradiciones tántri-
cas han permanecido con fuerza es Ne-
pal. Los archivos y monasterios de Ne-
pal son extremadamente ricos en obras
manuscritas. Entre estas está los im-
portantes Sri Matottara Tantra y el
Kubjikamata, ambos tratan del culto a
las yoguinis, y conocidos ante todo por
manuscritos escritos en la escritura lo- Un templo en la cañada de Rikhiyan, lu-
gar de un templo yoguini ahora de-
cal newari. El gran número de copias rruido.
de estos textos en Nepal sugieren po-
derosamente que el culto yoguini kaula fue una vez de gran importancia
en la región. Y, sin embargo, por extraño que parezca, no hay restos de
templos yoguini en Nepal, ni hay mandalas pintados de las yoguinis
conocidos.
Volviendo a la India peninsular al sur del río Narmada, descu-
brimos que recientemente se realizó un festival en honor de las yoguinis

104
en la región de Bombay, lo que indica que el culto yoguini fue una vez
familiar en Maharashtra. Este vrata yoguini era realizado por las muje-
res, en el día de la luna nueva del mes de Sravana (julio-agosto), para
garantizar la seguridad de sus hijos. La historia relatada en relación a
esta vrata habla de la desafortunada Videha que perdió a su hijo y fue
expulsada de su casa por su suegra. Deambulando por el campo en
busca de su hijo y llorando desesperada, se encontró con un templo yo-
guini y se postró ante las imágenes rogándole a las diosas que acudieran
en su ayuda. En la completa oscuridad de la noche de luna nueva, las
diosas se aparecieron en persona ante ella y le devolvieron a su hijo. En
este contexto, recordamos a yoguinis con nombres como Garbhabhaksi
(comedora de fetos) y Sisughni (asesina de niños). El papel de protec-
trices de niños asignado a las yoguinis, aseguraría naturalmente que
cada madre se volviese una seguidora devota del culto yoguini.
Ya hemos abordado las muchas referencias a las madres, yogui-
nis y yoguesvaris del Rajatarangini de Kalhana. Tradicionalmente, Ca-
chemira ha sido un baluarte para el tantrismo en general y para la reli-
gión sakta en particular; con toda probabilidad, el culto yoguini fue una
vez predominante en Cachemira. El otro país himalayo donde las tradi-
ciones tántricas han permanecido con fuerza es Nepal. Los archivos y
monasterios de Nepal son extremadamente ricos en obras manuscritas.
Entre estas está los importantes Sri Matottara Tantra y el Kubjikamata,
ambos tratan del culto a las yoguinis, y son conocidos ante todo por
manuscritos escritos en la escritura local newari. El gran número de co-
pias de estos textos en Nepal sugieren poderosamente que el culto yo-
guini kaula fue una vez de gran importancia en la región. Y, sin em-
bargo, por extraño que parezca, no hay restos de templos yoguini en
Nepal, ni hay mandalas pintados de las yoguinis conocidos.
Volviendo a la India peninsular al sur del río Narmada, descu-
brimos que recientemente se realizó un festival en honor de las yoguinis
en la región de Bombay, lo que indica que el culto yoguini fue una vez
familiar en Maharashtra. Este vrata yoguini era realizado por mujeres,

105
el día de la luna nueva del mes de
Sravana (julio-agosto), para ga-
rantizar la seguridad de sus hijos.
La historia que se relata en rela-
ción con esta vrata habla de la
desafortunada Videha que perdió
a su hijo y que fue expulsada de
su casa por su suegra. Deambu-
lando por el campo en busca de
su hijo y llorando desesperada,
se encontró con un templo yo-
guini y se postró ante las imáge-
nes rogándole a las diosas que
acudieran en su ayuda. En la
completa oscuridad de la noche
de luna nueva, las diosas se apa-
recieron en persona ante ella y le
devolvieron a su hijo. En este Yoguini de Kaveripakkam
contexto, recordamos a yoguinis
con nombres como Garbhabhaksi (comedora de fetos) y Sisughni (ase-
sina de niños). El papel de protectrices de niños asignado a las yoguinis,
aseguraría naturalmente que cada madre se volviese una seguidora de-
vota del culto yoguini.
La Sriparvata de Andhra (la moderna Srisailam) parece haber
sido un centro tántrico desde el siglo 6º d.C. Las referencias del Harsa-
carita y Kadambari de Bana (606-647) indican la importancia de la ciu-
dad para la fe sakta, y se ha sugerido que esas sectas saivas heterodoxas
tales como los Kapalikas y Kalamukhas saltaron a la fama por primera
vez en el sur de la India donde el saivismo siempre ha sido predomi-
nante. Si bien no tenemos evidencia definitiva de la prevalencia del
culto yoguini en la región de Andhara, un manuscrito tardío en la escri-
tura local telugu relacionado con la adoración de las sesenta y cuatro
yoguinis, indica que el culto no era totalmente ajeno a la región.

106
Se ha sugerido, principalmente en base al material de las ins-
cripciones, que hay evidencia de culto yoguini en Kolar, en Karnataka.
El templo Kolaramma, fechado por las inscripciones alrededor del 1000
d.C., es un santuario de las siete Matrkas entre las que la Matrka Ca-
munda es la deidad principal adorada localmente por el nombre de Ko-
laramma (Madre de Kolar). Un registro ligeramente posterior de dona-
ciones al templo menciona un aprovisionamiento de ofrendas de licor
(madyapana) como parte de la adoracion a la yoguini. La palabra parece
ser utilizada aquí como un apelativo de Devi (hemos visto que esta es
una costumbre conocida) y no indica a las sesenta y cuatro yoguinis.
Otros beneficiarios mencionados en el registro incluyen a cuatro brah-
macarins, cuatro yoguinis, cuatro yogesvaras, tres bhairavas, un profe-
sor, un sacerdote y un grupo de albañiles. Este segundo uso del término
yoguini indica a un adepto femenino del yoga y no a una diosa. En base
a la presente información, parece que ahí hay poca evidencia de la pre-
valencia del culto yoguini en Karnataka.
En Tamilnadu, sin embargo, parece que un grupo de once imá-
genes de yoguinis fueron recuperadas de los alrededores de la región de
Kancipuram. Es interesante observar que el texto tamil del siglo doce,
Takka Yaga Parani (la historia daksa yajña) que trata del templo Dara-
suram, da una descripción gráfica de Kali sentada bajo un árbol as-
vattha (ficus religiosa) asistida por Bhairavas y Yoguinis. El texto in-
dica que durante el sigo doce sino antes, el concepto de las yoguinis
como deidades asistentes de la Devi, era frecuente en Tamilnadu. Du-
rante más de cien años, los estudiosos han creído erróneamente que en
el distrito de Coimbatore en Tamilnadu existía un templo de sesenta y
cuatro yoguinis. Es necesario descartar este concepto erróneo que se ha
repetido en publicaciones recientes. La referencia original menciona un
pilar de piedra “y rodeándolo en círculo había ocho imágenes de piedra
con sus caras vueltas hacia dentro.” Esta descripción de ocho imágenes,
quizás las Matrkas, fue de alguna manera transformada en un templo de
64 yoguinis. Una amplia encuesta en las aldeas del Udumulpet talaku
(donde está localizado el templo trimurti del informe original) no revela

107
la existencia de un templo yoguini, y las autoridades locales del pueblo
descartan la posibilidad de su existencia sin su conocimiento. Puede que
el sur de la India haya tenido un templo yoguini, pero este no estaba en
Coimbatore.

Mapa de la India donde se muestra la localización de los templos yoguinis y los sitios asociados
con las yoguinis.

Entonces, parece ser que el culto yoguini fue formulado entorno


al año 700 d.C., 100

108

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