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Universidad Nacional de Colombia – sede Bogotá

Maestría en Estudios Culturales


Seminario Teorías de la Cultura I – 2019-II
Profesor: Mauricio Montenegro
Presentado por: Paula Carolina Uribe Polo

Reseña del texto Piel negra, máscaras blancas. Fanon, Frantz. Akal – 2009.

Contexto. Frantz Fanon (1925-1961) fue un psiquiatra, filosofo, político y escritor. Nació en Martinica, isla que
pertenece a las Antillas Francesas, departamento de ultramar francés. Francia ocupó y colonizó la isla desde el año
1635. Fanon crece en el seno de una familia con mezcla de antepasados africanos, tamiles y blancos, relativamente
acomodada, dadas las condiciones económicas de la isla de ese entonces.

Un joven Fanon de 18 años, decide abandonar Martinica y enlistarse a las Fuerzas de Liberación Francesa, para
luego ingresar al ejército de Francia para combatir a la Alemania Nazi. Posterior a la guerra, se radica en Francia
para desarrollar sus estudios en psiquiatría. En 1951 empieza a ejercer bajo la supervisión del médico catalán F.
de Tosquelles, de quien tomó la idea de la importancia de lo cultural en la psicopatología (casafrica.es, 2019).

Fanon dedicó su vida a la lucha por la liberación de los pueblos oprimidos y colonizados. Su compromiso desde lo
académico y político produjo una nutrida obra que influye en los movimientos descolonizadores de África, en los
campos de estudios poscoloniales, teoría crítica y marxismo.

Unas de las ideas transversales del libro Piel negra, máscaras blancas de F. Fanon que se puede
encontrar es que el racismo no es una condición propia de un lugar, un momento o unos contextos
determinados, es un problema estructural de explotación del hombre por el hombre, que se fundamenta
en el anclaje de valores culturales impuestos, una colonización cultural que va desde el lenguaje, los
arquetipos, las representaciones del folklore y los mitos que se generan para justificar, o no, la
dominación de los pueblos.

Fanon analiza, en varios estadios, la represión que una civilización ha hecho sobre otra, basado en un
análisis cultural y psicológico de las Antillas, especialmente de Martinica, a principios del siglo XX. Fanon
es enfático en resaltar que su trabajo se enfoca en el único contexto de las Antillas, y que sus hallazgos
no deben estandarizarse a la situación de todos los pueblos negros, no obstante, recalca la relación
dialéctica de esta realidad al afirmar que el problema estructural es el mismo: el racismo y la alienación
del humano sometido, y que, sin importar las diferencias económicas y sociales de los pueblos, son
fácilmente identificables estos problemas en cualquier parte del mundo donde haya población negra.

Al comienzo del texto, Fanon destaca el poder del lenguaje para legitimar una cultura sobre otra. Hablar
un determinado lenguaje, es asumir una cultura, soportar el peso de una civilización (pág. 49). Pues así,
un pueblo que le ha sido arrebatado su lengua, es fácilmente dominable. Quien posee el lenguaje, posee
el mundo que expresa e implica ese lenguaje (pág. 50). Fanon concluye firmemente que el lenguaje es
un instrumento cultural, que controla, destruye e instaura valores culturales de las personas, desde su
forma de pensar, actuar y desear.

Tras el desarrollo de esta idea, que considero transversal en el texto, el autor retrata una serie de
síntomas de hombres y mujeres negros, frente al blanco. Comportamientos que, reseña Fanon, propios
de personas que sufren una neurosis al desear algo que no se tiene, en este caso, el de “blanquear” no
solo la piel sino también el ser. Tanto el hombre como la mujer negra buscan transformar su condición
oprimida y determinada por su color oscuro, al acercarse a las formas de pensar, vestir, sentir, hablar de

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los blancos, adoptar las costumbres y los valores culturales del blanco. Lo negro se convierte en un
símbolo de inferioridad, suciedad, pobreza (pág. 162).
Estas asociaciones son legitimadas por la civilización opresora a través de narrativas orales y escritas.
Para Fanon es fundamental el análisis de novelas, cuentos populares y películas para comprobar que hay
una idea enclavada en el inconsciente colectivo que avala el desprecio por lo que es negro. No obstante,
este inconsciente colectivo, que retoma de Jung, lo cuestiona para tumbar la idea que la inferioridad que
vive el negro o la negra frente al blanco, no es una condición justificada en un trauma de la persona o de
una herencia cerebral, sino que es resultado de la situación cultural, de un colonialismo cultural. Como
bien dice Fanon, los miedos y fobias que residen en un blanco frente a un negro, no son consecuencia de
un evento traumático, es un miedo instituido por la cultura y que hace raíz en otros traumas subyacentes
(pág. 141).

Sin profundizar, otros aspectos que el autor analiza y que alimentan su análisis frente al negro y la negra
oprimidos, son: sentimientos de inferioridad sexual del blanco frente al negro, el complejo de
dependencia del negro, la figura del abandónico, la dificultad del negro frente a una reflexión ontológica
y su dificultad al intentar reconocer su yo plenamente en el mundo.

A manera de conclusión, Fanon siempre recalca que sería un error generalizar el problema cultural de los
negros, sin tener en cuenta las diferencias geográficas, culturales, históricas de cada pueblo. Pero el
problema estructural afecta a todos los negros, aún sin importar sus contextos. Estas condiciones surgen
de las relaciones dialécticas que, el autor presenta durante todo el texto y que justifican su tesis: no habrá
verdadera cultura negra en las condiciones actuales. Y ¿cuáles son las condiciones actuales que impiden
esto?

Para Fanon, el pasado no guiará de ninguna manera el presente de los pueblos, y en esa medida, los
pueblos oprimidos deben luchar contra el opresor, para así justificar su existencia, su ser; si no hay lucha,
no habrá descolonización. Para el caso, Fanon pone como ejemplo el pueblo negro norteamericano y el
pueblo negro francés, de manifiesto dice que las diferencias son grandes, mientras que el primero ha
entendido que, para ganar su lugar y reconocimiento en el país, debe luchar y enfrentarse al blanco, pero
el segundo, pasivamente acepta y agradece que el blanco haya abolido la esclavitud, pero de fondo sigue
manifestándose el odio y desprecio del blanco al negro.

Por último, quiero resaltar lo que dice el autor al referirse a la necesidad de muchos pueblos de remitirse
a los orígenes de su pueblo para encontrar una identidad cultural, un lugar en el mundo. Fanon aclara
que él no cree que la rebeldía de una persona se deba por el descubrir del pasado, de la necesidad de
buscar una cultura propia, sino por la imposibilidad de vivir dignamente el presente, y con ello, la creencia
que el conocimiento de una civilización u otra no debe ser exclusividad de algunos, sino que debe ser
conocimiento universal, para todos y todas.

El análisis cultural que hizo Fanon, dio un aporte importante en los estudios culturales desde una mirada
profundamente crítica a los valores culturales hegemónicos que han sido aprendidos y reproducidos, en
el seno de una sociedad que todo el tiempo diferencia, excluye y marginaliza. No solo las personas de
color distinto o las que poseen diferentes credos, son reprimidas. Dentro de las mismas comunidades
hay micro-racismos, xenofobia, aporofobia. El miedo a lo distinto se ha instaurado como rasgo
característico de la personalidad de muchas personas, el rechazo a lo que no es similar, pero que
confirma de alguna manera superioridad o inferioridad. Estos rasgos, como bien dice Fanon, no solo
provienen de experiencias subjetivas, sino que son establecidas como una creencia generalizada, que va
transitando en todos los discursos, símbolos, arquetipos culturales aprendidos.

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