Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nos despertamos esta semana con una revolución del e-commerce de “manos” del gigante
de la distribución comercial mundial, Amazon, que ha puesto en marcha Handmade, un
servicio más de la marca que permite la distribución de productos de “artesanía” y de
“artesanos” con la publicidad y garantía de que están “hechos a mano”.
Para mi gusto, no obstante, los referentes al modo artesano de confección del producto que
impregna el concepto que Amazon quiere transmitir adolece de los verdaderos valores del
concepto de artesano que el gran Richard Sennet, profesor de Sociología de la London
School of Economics, puso de relieve en su obra “El artesano”. Y es que, para Sennet, el
mero proceso del “hecho a mano” no es todo ya que su idea de lo artesano escapa al mero
hecho de producción de objetos para quedar implantado como valor inherente al hecho de
trabajar con habilidad, compromiso y juicio, sea lo que sea lo que acabes vendiendo como
emprendedor o empresario.
Como dice Sennet “hacer es pensar” y así, la artesanía en red se considera una comunidad
de práctica en la que el profesional, como el aprendiz en el taller en el que trabajaba,
aprende a través del “cómo”, esto es, haciendo.
Así pues, liberemos a nuestro proyecto de la esclavitud de las reglas fabriles, del ejercicio
medido y tasado de la solución “enlatada” y ofrezcamos a nuestros clientes nuestra valía
artesana, porque es ahí donde lograremos incorporar distinción y valor a nuestro producto.
Es así. Lo hecho a mano tiene un valor único. Cuando ese objeto involucra una técnica artesanal
ancestral, que además hace referencia a un origen, a una cultura, a un pensamiento y a una
tradición que es heredada de generación tras generación, le da aún más valor, un valor que
convierte la artesanía en el nuevo lujo.
Creo que hay un fenómeno en el diseño a nivel mundial, y es la necesidad de volver al origen, a la
tierra, a las raíces. Es un tema de identidad, de lenguaje y de autenticidad. El diseño siempre ha
buscado piezas que sean auténticas y perdurables en el tiempo, que sean únicas y trasciendan
fronteras, y las artesanías lo están logrando.
Cómo se logra ese equilibrio entre ser autóctono y a la vez contemporáneo y global?
Todos los programas de Artesanías de Colombia, como los 33 laboratorios de innovación que
tenemos en los departamentos y en Bogotá, el programa de etnias, el de atención a población
desplazada, el de moda y joyería, el de Diseño Colombia y las asesorías puntuales buscan
preservar la artesanía original y la técnica, porque son patrimonio material e inmaterial, que
contiene cultura, conocimiento y pensamiento. Y a partir del respeto y del diálogo consensuado
con los artesanos, invitamos a la cocreación, que permite elevar las capacidades de producción, a
través de diseños competitivos, ampliando el portafolio de los artesanos.
¿Cuál es esa línea roja que no se debe traspasar entre la innovación y la tradición?
Se debe conservar el ADN de la técnica, no deformar el lenguaje y hacer una propuesta nueva muy
respetuosa, entendiendo las tendencias del mercado contemporáneo. Por ejemplo, la chiva
colombiana: tenemos la tradicional de colores, luego se hizo una propuesta de sustracción de
color, que muestra el material en crudo, y se ven la belleza y la dificultad de la fabricación. Pero
también prestamos atención a las tendencias y sabemos que hay un mercado joven que busca
algo más kitsch; entonces le apostamos a un color neón, como las chivas verdes y azules que
tenemos en este momento en Expoartesanías. Es la misma chiva, pero hemos ampliado sus
posibilidades, creció el portafolio del artesano y con él, la posibilidad de adquirir nuevos ingresos,
y al tiempo atendemos diferentes segmentos de consumidor.
Queremos que las artesanías sean parte del escenario natural de la vivienda y el vestuario de los
colombianos y de los extranjeros. ¿Cómo han resultado esas alianzas entre artesanos y marcas y
diseñadores?
Un ejemplo claro de esas alianzas se puede ver en el pabellón Diseño Colombia y Moda Viva, que
tienen el propósito de invitar a diseñadores e industrias para hacer una asociación productiva de
largo aliento con los artesanos. Promovemos acuerdos en los que el artesano aporta su
conocimiento, técnica y cultura, y el diseñador, una propuesta para desarrollar una colección de
acuerdo con su propio lenguaje. De esto han salido nuevos productos con éxito comercial. Es el
caso de Zientte y Tucurica, por nombrar dos ejemplos, en muebles.
Sabemos que la artesanía colombiana solo va a hacer competitiva por su técnica, calidad y diseño.