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2. ¿PARTICIPÓ AL QAEDA EN LOS ATENTADOS DEL 11 M?

“En un tema como el del 11-M, donde los enigmas son mucho más numerosos que las
certezas, una de las pocas cosas que ha estado clara desde el principio es que no se trató de un
atentado de Al-Qaeda como tal”

En el capitulo anterior nos preguntábamos quién contrató a los mercenarios que


murieron en Leganés. ¿Fue Al-Qaeda, como sostiene la versión oficial, quien les reclutó
y les encargó el atentado? Curiosamente, ésta es una de las pocas preguntas para la que
disponemos de una respuesta plausible, y esa respuesta no corrobora precisamente la
versión oficial. En un tema como el del 11-M, donde los enigmas son mucho más
numerosos que las certezas, una de las pocas cosas que ha estado clara desde el
principio es que no se trató de un atentado de Al-Qaeda como tal, por mucho que
algunos se empeñaran en sostener lo contrario. El atentado del pasado 7-J en Londres ha
vuelto a plantear ante la opinión pública, para consternación del gobierno, el debate
sobre quién ideó los atentados de Madrid, porque las diferencias entre ambos atentados
son tan evidentes que resulta difícil pasarlas por alto. En realidad, el 11-M difiere no
sólo del de Londres, sino de todos los atentados realizados por Al-Qaeda anterior y
posteriormente. Son varios los aspectos que diferencian al de Madrid de todos los demás
ataques reivindicados por esa organización terrorista:
 
1)La inexistencia de terroristas suicidas

¿Por qué Al-Qaeda, que ha utilizado terroristas suicidas en Nueva York, en Casablanca,
en Pakistán, en Túnez, en Yemen, en Londres... iba a actuar de forma distinta en
Madrid? Éste es uno de los aspectos más chocantes del 11-M. Al-Qaeda utiliza
comandos formados por personas enormemente fanatizadas, convencidas de que tras el
atentado suicida accederán al Paraíso. ¿Por qué en España iba a cambiar Al-Qaeda su
modus operandi, utilizando terroristas no suicidas? Desde determinados medios de
comunicación se difundió el 11-M, de hecho, la falsedad de que había suicidas en los
trenes precisamente porque ese indicio es el que hubiera certificado con más fiabilidad
la participación de Al-Qaeda. Pero en los trenes no había suicidas.
 
2) La participación de personas no musulmanas

En España, a diferencia de lo que ha sucedido en todos los atentados de Al-Qaeda, los


terroristas utilizaron a españoles (la trama asturiana) para aprovisionarse de explosivos.
No resulta comprensible. Los terroristas de Al-Qaeda, fanáticos integristas, no recurren
jamás a una persona no musulmana para organizar un atentado, por la simple razón de
que no se fían de quien no comparta sus mismos planteamientos religiosos extremistas,
y mucho menos iban a fiarse de un "cristiano". Y eso nos indica, precisamente, que
quien atentó en España no tenía los escrúpulos de carácter ideológico y religioso que
caracterizan a los terroristas de Al-Qaeda. Si eran integristas quienes encargaron los
atentados, eran unos integristas muy peculiares.
3) La presencia de confidentes policiales

En los atentados de Madrid, la trama entera está cuajada de personas


vinculadas a las fuerzas de seguridad. El número de confidentes de la
Policía, de la Guardia Civil o de algún servicio de inteligencia
presuntamente implicados en la trama es enorme: Antonio Toro,
Carmen Toro, Suárez Trashorras, Rafa Zouhier, ... A ellos se unen otros
confidentes que, sin estar implicados en la trama, avisaron de lo que se
preparaba cuando tuvieron conocimiento de ello: Lavandera, el libanés Joe, el imán
Cartagena, ... Para terminar, los teléfonos supuestamente utilizados en las mochilas
bomba fueron liberados en la tienda de un policía español de origen sirio, Maussili
Kalaji, que tenía (una de las muchas "casualidades" del 11-M) relación con los
miembros del comando de Virgen del Coro. ¿Puede alguien seriamente sostener que Al-
Qaeda, especializada en la ejecución de ataques suicidas por sorpresa, montó esta trama
donde a cada paso que damos aparece un nuevo confidente, sin vinculación ninguna con
el integrismo? Si Al-Qaeda actuara de una manera tan permeable a las infiltraciones,
hace tiempo ya que los servicios secretos americanos tendrían a Osama Ben Laden en
una celda de Guantánamo.
 

4) La utilización de delincuentes mercenarios

¿Cómo es posible que en Madrid se utilizara, para cometer el atentado, a un conjunto de


delincuentes de poca monta (los suicidas de Leganés), cuando Al-Qaeda nunca emplea a
gente del hampa, por los riesgos que conlleva? Dejando aparte la probabilidad
(certificada en el caso de Madrid) de tropezarse con un confidente, la utilización de
delincuentes comunes pone en riesgo cualquier operación. Sabemos, por ejemplo, que
El Chino participó en un ajuste de cuentas por droga en diciembre de 2003, pegándole
un tiro en la pierna a un presunto traficante en Bilbao. ¿Iba Al-Qaeda a
utilizar a un sujeto como El Chino para organizar el atentado, sabiendo
que le pueden detener en cualquier momento y que puede comprar un
trato favorable de la Policía a cambio de contar lo que sabe de un futuro
atentado integrista? Hace escasos días, los medios de comunicación nos
contaban cómo un semanario iraní había reclutado decenas de miles de
voluntarios para realizar atentados suicidas. Sin embargo, en Madrid se
contrata a vulgares camellos para cometer los atentados. ¿Alguien puede
seriamente sostener la hipótesis de que fue Al-Qaeda (a quien le sobran fanáticos
suicidas) quien contrató a esos hampones mercenarios?
 
5) La finalidad electoral de los atentados

Al-Qaeda es una organización para quien poca diferencia existe entre unos partidos
políticos occidentales y otros. Todos ellos son, a ojos de Al-Qaeda, representantes de
ese poder occidental decadente que pretenden destruir. A Osama Ben Laden le importa
poco quién gobierne en un país, y la mejor demostración es la elección de fechas para el
atentado de Londres. En lugar de atentar unas semanas antes, en plena campaña
electoral británica, Al-Qaeda seleccionó una fecha para el atentado con mucha más
repercusión internacional, en plena reunión del G8 en Escocia. Porque Al-Qaeda
pretende crear una sensación indiscriminada de terror, no inmiscuirse en unas luchas
políticas que, en el fondo, desprecia. Sin embargo, los atentados de Madrid perseguían
influir decisivamente en un resultado electoral y estaban dirigidos a provocar la salida
del PP del gobierno, lo que nos indica que la motivación de quienes concibieron el 11-
M era mucho más "cercana" a la mentalidad occidental, para quien esas luchas políticas
sí tienen sentido.
 
6) Los detalles logísticos

Los terroristas de Al-Qaeda no corren nunca riesgos innecesarios que puedan poner en
peligro su misión. Si necesitan un coche, lo compran o lo alquilan, pero nunca se les
ocurriría robarlo, porque cualquier casualidad (por ejemplo un control rutinario de la
Policía) podría dar al traste con toda la operación. En Londres, los terroristas alquilaron
el vehículo en el que se desplazaron hasta la estación donde tomaron el tren; en Estados
Unidos, gastaron el dinero a espuertas para todo aquello que necesitaron, desde clases
de vuelo hasta alquileres de pisos y de vehículos. De la misma manera, los terroristas
londinenses fabricaron sus propios explosivos utilizando fórmulas químicas fáciles de
encontrar en numerosas webs radicales islámicas y empleando compuestos de fácil
adquisición en los comercios, porque es ésta una forma de conseguir explosivos mucho
menos arriesgada que tratar de introducirlos en Inglaterra desde el exterior o que
adquirirlos a algún delincuente local. Sin embargo, en España, los
terroristas adquirieron los explosivos a suministradores locales no
musulmanes que, además, eran confidentes de las fuerzas de
seguridad. No contentos con eso, transportaron los explosivos desde
Asturias en un coche robado, con placas de matrícula dobladas y
llevando documentación falsificada, arriesgándose a que la Guardia
Civil pudiera pararles en cualquier momento por simple casualidad
(como así sucedió, aunque inexplicablemente los terroristas pudieron
seguir su viaje). De nuevo, una manera de actuar que no se corresponde con el
comportamiento habitual de Al-Qaeda.
 
7) La desinformación

Si algo sorprende en el atentado de Londres, al compararlo con el de Madrid, es la


perfecta claridad de lo sucedido. Sabemos ya, con un alto grado de precisión, quiénes
pusieron las bombas, cómo llegaron hasta sus objetivos, qué explosivos utilizaron,
cómo los fabricaron. En España, no sabemos quién puso la bombas en los trenes,
ignoramos cuál era la composición de las bombas, carecemos de datos sobre cómo
llegaron los terroristas a Alcalá, tenemos dudas sobre cómo pudieron obtenerse los
explosivos, ... y esto después de diecisiete meses de investigaciones policiales,
judiciales y periodísticas. Y la razón de que no sepamos nada de nada es que, en cuanto
se produjeron los atentados, se puso en marcha una campaña de desinformación que
quienes idearon la masacre habían previsto hasta en sus mínimos detalles: furgonetas
llamativas, oportunas cintas coránicas, mochilas bomba que aparecen por ensalmo,
pistas que conducen a personas que son detenidas en plena jornada de reflexión para
luego ser puestas en libertad a las pocas semanas ... Quien ideó el atentado no se limitó
a planificar la masacre, sino que también urdió cuidadosamente el conjunto de cortinas
de humo que pudieran dirigir rápidamente a la opinión pública y al juez en la dirección
que hacía falta. Ese dominio de las técnicas de desinformación no apunta precisamente a
Al-Qaeda, sino a otro tipo de elementos para quienes esas técnicas son sólo parte de su
arsenal de herramientas cotidianas de trabajo.
 
¿Qué fue lo que sucedió en Madrid?

Es poco todavía lo que sabemos de los atentados de Madrid. Como ya apuntábamos en


el capítulo anterior ignoramos incluso qué explosivos se utilizaron en los trenes. Pero el
atentado de Londres ha resaltado todavía con más fuerza una de esas pocas cosas de las
que podemos estar seguros: que el primer sorprendido al recibir las noticias de España
el día 11 de marzo fue, seguramente, el propio Bin Laden.
 
Eso no quiere decir que no hubiera participación de elementos integristas en el atentado
de Madrid. Por supuesto que la hubo. Está constatado que algunos de los participantes
en la trama (concretamente, varios de los miembros del comando de la C/ Virgen del
Coro) pertenecían a círculos más o menos conectados con la periferia de Al-Qaeda,
personas dedicadas al reclutamiento, a la recaudación de fondos y al soporte genérico a
las actividades de dicha organización terrorista. Pero las evidencias apuntan a que esos
elementos integristas no actuaron al dictado de la dirección de Al-Qaeda, sino que
fueron convenientemente manipulados (y utilizados) desde otras instancias que
contaban con un grado de conocimiento de la realidad política española y de las posibles
reacciones de la opinión pública ante los atentados mucho mayor del que Bin Laden
pudiera llegar jamás a tener.

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