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Para celebrar un día tan especial como lo es el “Día de las madres”, hemos querido iniciar

mediante un espacio de oración y reflexión, de esta manera vamos a ofrecer el Santo Rosario
por las familias que están pasando dificultades en sus relaciones: que el Señor les ilumine y dé
fuerzas.
 Por las familias rotas: que recobren la esperanza, que se respeten, que busquen el
reencuentro. Que las familias cristianas estén siempre cercanas a los que sufren y pasan
necesidades de todo tipo.
 Por las familias que han perdido alguno de sus miembros a causa del terrorismo o la violencia.
Pidamos para que las familias cristianas sean educadoras de la fe y la trasmitan con gozo.
 Que las familias sean ejemplo de escucha, diálogo y respeto, fuente de amor, paz y alegría.
 Para que las familias estén abiertas a la trasmisión y cuidado de la vida en todos sus
momentos.
 Que en nuestras familias los padres tomen conciencia de que deben ser ejemplo y modelo para
sus hijos. Que los hijos escuchen, respeten y obedezcan a sus padres, cumpliendo así el
mandamiento del Señor.
Por la Santa Iglesia: para que difunda en todas las familias el fermento del Evangelio.
Por todos los hogares de la tierra, por todos los esposos, los padres y los hijos, por los
ancianos y los huérfanos, por las familias que no tienen hogar o carecen de los recursos
necesarios, y por todos los esposos que viven separados
Por todos los Matrimonios: para que guarden inquebrantable la fidelidad que se han prometido
ante el altar.
Por todos los Matrimonios: para que, en el amor mutuo y en la fidelidad constante, sean en
nuestra sociedad fermento de paz y unidad.
Por los presentes, por sus familias y amigos: para que participemos de su felicidad y seamos
admitidos con ellos a la dicha eterna.
Finalmente, pidamos por todos nosotros: para que escuchemos la palabra que Jesús cada día
nos ofrece en el Evangelio y para que el encuentro con su mensaje y la celebración de la
Eucaristía hagan que nuestro corazón, como el de los discípulos, comience a arder al tener
experiencia de que nuestra fe se fortalece, y luego sepamos comunicar esa vida y esa
esperanza en nuestro día a día.

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