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Hacer la voluntad de su Padre, esa fue una de las ideas motrices que
guió la vida entera del Verbo Encarnado mientras estuvo en este mundo.
"Yo no hago mi voluntad, dice Él, sino la voluntad del que me envió" (Lc
8,21). "Mi alimento es el cumplimiento de esa voluntad" (Lc 11,28). En
nuestra propia vida, esta conformidad con la voluntad del Padre Celestial
no es otra cosa que un amor tal que nos lleva a:
0Una resignación.
El Amor Divino nos hace así conformes con la voluntad de Dios, y nos
hace observar con cuidado sus mandamientos, corro deseo absoluto de
su divina Majestad, a la cual queremos agradar, de modo que esa
complacencia previene con su dulce y amable violencia, la necesidad de
obedecer que la ley nos impone, convirtiendo esa necesidad en la virtud
de dilección y toda la dificultad en deleite 1.
1La indiferencia.
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el campo, en la montaña, en los valles; la puedes llevar a la derecha, a la
izquierda; irá a donde tú quieres; por la mañana, por la tarde, de día, de
noche; a todas las horas está pronta; se dejará conducir lo mismo por un
niño que por un hombre ya hecho, tan contenta estará llevando abono
como llevando telas de oro, arena como diamantes o rubíes.
[152] . . . demandar lo que quiero: aqui será gracia para elegir lo que
más a gloria de su divina majestad y salud de mi ánima sea.
2Una entrega
4
"No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el
temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros
amemos, porque Él nos amó primero" (1 Jn 4,18s).
5
"El ánimo del hombre será más perfectamente llevado al amor de Dios cuanto
más se aparte del afecto a los bienes temporales. De donde Agustín dice en el libro
de las 83 cuestiones que el veneno de la caridad es la concupiscencia de los
bienes temporales, el aumento de la caridad es la disminución de dicha
concupiscencia, y la perfección de la caridad es la ausencia de ella.
Por tanto todos los consejos por los que se nos invita para alcanzar la perfección,
se refieren a esto: a que el ánimo del hombre se aparte del afecto de los bienes
temporales, para que así la mente pueda tender más libremente hacia Dios,
contemplando, amando, y cumpliendo Su Voluntad".
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3Conclusión