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El encierro como un eterno presente. Cuando la incertidumbre llama a la incertidumbre.

Al decretar cuarentena total, toque de queda o cuarentenas voluntarias preventivas estamos en la


obligación de mantenernos en una especie de arresto domiciliario. Ansiedad, estrés, desordenes
del sueño y otras emociones y trastornos son cuestiones con las que nos vamos a tener que lidiar
por obligación en los siguientes días, semanas o incluso meses. La incertidumbre se hace carne en
todo el país en un fenómeno mundial que afecta no tan sólo la economía, sino una nueva forma
de entender las relaciones humanas, sociales, políticas e incluso académicas.

Queremos detenernos en la parte académica, la cual no está aislada de toda la otra problemática,
más bien se cruza en un problema multidimensional que nos afecta a la hora de ser productivos.

El tiempo dejó de ser percibido de la forma en que lo conocemos y para algunos los días se hacen
eternos, se pierde la percepción del paso de los días y las clases online resuenan como una
responsabilidad difusa pero cierta en un período de incertidumbre que ni siquiera sabemos de qué
forma continuará el semestre: pruebas orales, pruebas escritas, trabajos, ensayos, talleres,
asistencia y un eterno signo de interrogación se suma a un encierro en el que no sabemos qué
ocurrirá en el futuro cercano e incluso más lejano.

Muchos de los sostenedores de nuestros hogares han quedado en el desamparo del Estado al
emitir dictámenes que paralizan sus funciones y con ello no les pagan el sueldo convenido. A
algunos los despiden por fuerza mayor o caso fortuito e incluso, los alumnos que son sus propios
sostenedores, padres, madres, hermanos y responsabilidades de otra índole deben distribuir sus
tiempos en sobrevivir al encierro, hacerse cargo de otras cosas y además responder en la
Universidad como si éste fuese lo más importante por tener una calidad de impostergable. Los
plazos siguen corriendo, se acercan las evaluaciones y hay personas que están en la vulnerabilidad
misma.

Nace la interrogación de sí la Universidad dentro de sus esfuerzos puede hacerlo mejor. Ha


otorgado internet a las personas que lo necesitan y computadores para quiénes este insumo les
faltaba. Sin embargo, la respuesta no está en los esfuerzos materiales. La respuesta está en la
comprensión. La comprensión de saber que los alumnos no van a poder responder de la misma
forma de un semestre normal, por lo tanto, es fundamental plantear qué va a ocurrir con la
exigencia.

De lo anterior, creemos que es fundamental que la Universidad estandarice cómo van a ser las
evaluaciones en cada ramo: cuántas evaluaciones van a ver, cuán laxos van a ser los plazos para la
entrega de trabajos, pruebas y ensayos, cuál será la ponderación, etc., es fundamental que
podamos saber cuánta carga académica va a tener cada alumno y así poder ponderar de manera
responsable cuantos ramos va a querer tener en el semestre: abrir un nuevo período de
eliminación de ramos se vuelve algo trascendental para poder terminar el semestre.

No queremos que la Universidad se vuelva otra incertidumbre más dentro de toda la


incertidumbre a la que estamos expuestos.

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