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Materia: Cs de la Tierra
Prof. Daniel Garcia
En el mundo actual el reto es alimentar a una población creciente, más numerosa que
nunca, con el tipo de alimentos y la cantidad adecuados a la vida humana y logrando que
lleguen a todos los hombres de una forma equitativa. Además debemos obtener estos
alimentos sin esquilmar la naturaleza y sin dañar el ambiente de forma irreparable.
Estos niños suelen tener una dieta relativamente alta en carbohidratos, pero muy baja en
proteínas. Se produce esta situación, por ejemplo, cuando el niño pasa de una dieta de leche
materna rica en todos los nutrientes a otra de grano que proporciona las calorías suficientes,
pero no así las proteínas.
Si este tipo de malnutrición no dura demasiado se pueden corregir los daños con una dieta
equilibrada, aunque puede dejar secuelas de daños irreparables en el crecimiento o en el
desarrollo intelectual
El marasmo (de una palabra griega que significa consumirse) se produce cuando la dieta es
insuficiente tanto en calorías como en proteínas. Los niños con esta enfermedad están muy
delgados, con los ojos agrandados y una cara que aparenta más edad, pero con una actitud
de actividad y con la mirada despierta.
Se suele producir esta enfermedad cuando los niños no han sido suficientemente
amamantados o cuando el alimento que reciben es muy escaso, después de que se ha
producido el destete, porque haya muerto su madre, por pobreza o por otros motivos.
Si el niño recupera a tiempo una dieta equilibrada la mayor parte de estos síntomas suelen
desaparecer.
Las enfermedades por no tomar la cantidad necesaria de vitaminas no son frecuentes en los
países desarrollados en la actualidad, pero en los países poco desarrollados se producen
millones de casos todos los años. Así, por ejemplo, se calcula que al año más de 500 000
niños sufren problemas en la vista, algunos hasta quedarse ciegos, por tomar dietas con
déficit de vitamina A.
La ausencia de nutrientes minerales como hierro o iodo también origina enfermedades en
muchos países pobres. La falta de hierro produce anemia que en algunas poblaciones de
Asia, Africa y Latinoamérica llega a afectar a la mitad de las mujeres y los niños, en mayor
o menor grado. Las dietas pobres en iodo provocan bocio y afecta, sobre todo, a los que
viven en terrenos pobres en este elemento, sin recibir alimentos del exterior.
Los aditivos son sustancias químicas, naturales o sintéticas, que añadimos a los alimentos
para facilitar su conservación, mejorar su apariencia, darle sabor o color. Además de estos
aditivos incorporadas voluntariamente a los alimentos, algunas sustancias químicas se
añaden de forma indirecta en el proceso de embalado, o en el de producción.
Añadir sustancias a los alimentos ha sido hecho por el hombre desde la antigüedad, así, por
ejemplo, sal para conservar el pescado, vinagre para pepinillos y otros vegetales, humo para
ahumar carnes, especias para mejorar el sabor, etc.; pero en la actualidad han aumentado de
número, hasta llegar a ser casi 3000 las moléculas autorizadas como aditivos.
Los aditivos han traído grandes ventajas. Así, por ejemplo, el propionato de sodio y el
sorbato de sodio retrasan el crecimiento de bacterias y hongos y se usan para conservar los
alimentos en condiciones saludables. Vitaminas, nutrientes esenciales, elementos minerales,
etc. se añaden a los alimentos para evitar las enfermedades carenciales. Colorantes diversos
se usan para dar aspecto atractivo y apetecible a los alimentos. Antioxidantes, como el butil
hidrxianisol (BHA) o el butil hidroxi tolueno (BHT) se añaden para impedir que los
alimentos se destruyan cuando sus lípidos se oxidan. Gracias a ellos se puede alimentar de
forma eficiente y mejor que nunca en la historia a una creciente población urbana, alejada
de las zonas agrícolas, a la que tienen que llegar los alimentos a través de largos recorridos.
Además han hecho que este proceso de alimentación haya sido posible a unos costos cada
vez menores.
Para que los aditivos reciban autorización oficial deben pasar por largos procesos de
estudio en los organismos correspondientes y se puede decir que nunca hemos controlado
de una forma tan exhaustiva como en la actualidad las sustancias que forman parte de
nuestra alimentación.
Pero, como no podía ser menos, no están libres de inconvenientes. Varios de ellos han
tenido que ser retirados de su uso porque se ha demostrado que podían originar cánceres, al
menos en experiencias de laboratorio. Otros provocan alergias en algunas personas. Otros
se encuentran bajo sospecha (sacarina, nitratos, nitritos, BHA, BHT, el pigmento rojo para
naranjas y otras frutas, etc.).
Algunos piensan que algunos de estos productos, junto con otras sustancias como
pesticidas, plásticos, etc., pueden estar interfiriendo de forma lenta pero muy dañina con el
funcionamiento de las hormonas y les achacan problemas de fertilidad, reducción de la
capacidad intelectual y otros peligros que podrían afectar a nuestros descendientes.
Otros opinan que se está exagerando mucho el riesgo que pudieran tener los aditivos para la
salud. En su opinión habría que reducir estos riesgos a su justa medida, porque incluso los
alimentos naturales poseen sustancias químicas, desarrolladas por las plantas para su
defensa, que son inductoras de cáncer cuando se estudian en el laboratorio. Todos
reconocen, de cualquier forma, que es claramente mayor el riesgo de producción de cáncer
del tabaco que el que pueden tener estos productos
Producción de alimentos
Alimentos agrícolas
Se calcula que unas 80 000 especies de plantas son comestibles, pero sólo usamos unas 100
de ellas que proporcionan alrededor del 90% del alimento que la humanidad consume, bien
sea directamente, comidas por las personas, o indirectamente, sirviendo de alimento al
ganado. De cuatro de ellas: trigo, arroz, maíz y patata obtenemos más de la mitad de los
alimentos agrícolas que consume toda la población mundial.
La agricultura empezó hace unos 10 000 años, cuando los hombres comenzaron a cultivar
plantas o a esparcir semillas de las plantas de las que obtenían alimento (cereales del tipo
del trigo) alrededor de los lugares en los que vivían. Las prácticas agrícolas fueron muy
importantes para el desarrollo de la sociedad humana. Obligaron a que el hombre, que hasta
entonces había sido cazador y recolector, con una forma de vida nómada, pasara a vivir en
lugares fijos y así comenzaron las primeras ciudades. Además, aumentó tanto el alimento
disponible que se dio el primer gran crecimiento de la población humana.
En una sociedad agrícola, cada cultivador produce alimento suficiente no sólo para él
mismo sino también para otras personas y esto hizo posible que algunas personas se puedan
dedicar a las artes, la religión o el comercio y que la organización social se fuera haciendo
más y más compleja. Con el paso de algunos milenios, hace unos 5000 a 6000 años,
alrededor de ríos especialmente aptos para el cultivo, como el Nilo, Eufrates, Tigris, etc., se
fueron desarrollando las primeras grandes civilizaciones en las que surgió la escritura y
tuvieron un gran impulso las actividades culturales, científicas, comerciales, etc.. Se
formaron los primeros imperios y el éxito de la agricultura fue tan claro que muy pocos
grupos sociales han vuelto a las prácticas cazadoras o recolectoras una vez que han
desarrollado la actividad agrícola.
La gran mayoría de las especies que cultivamos en la actualidad fueron domesticadas en los
comienzos de la agricultura por nuestros remotos antepasados. Pocas especies nuevas se
han añadido aunque los cambios en las plantas agrícolas sí han sido muy grandes. Por
ejemplo las mazorcas de maíz que se han podido encontrar en los más antiguos yacimientos
arqueológicos, tienen entre dos y tres centímetros de longitud. En la actualidad, después de
un largo proceso de selección que lleva miles de años, usamos variedades de maíz con
mazorcas más de diez veces más largas que las prehistóricas, de granos grandes y
compactos y recubiertas por hojas que protegen los granos. Todavía existe en praderas altas
de México la hierba salvaje de maíz de la que proceden las variedades que cultivamos en la
actualidad, pero su aspecto es muy distinto al del maíz evolucionado. Sus granos no están
todos apretados y protegidos, sino al revés, sueltos a lo largo de un tallo y sin cobertura de
hojas.
Hasta hace un siglo la agricultura había ido sufriendo cambios poco a poco, pero se seguía
trabajando de una forma tradicional que, en lo esencial, era muy parecida a la que se había
venido empleando durante milenios. Algunas técnicas especialmente útiles, como el
regadío, sabemos que se empleaban ya hace unos 5000 años
La agricultura siempre ha supuesto un impacto ambiental fuerte. Hay que talar bosques para
tener suelo apto para el cultivo, hacer embalses de agua para regar, canalizar ríos, etc. La
agricultura moderna ha multiplicado los impactos negativos sobre el ambiente. La
destrucción y salinización del suelo, la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la
deforestación o la pérdida de biodiversidad genética, son problemas muy importantes a los
que hay que hacer frente para poder seguir disfrutando de las ventajas que la revolución
verde nos ha traído.
Los principales impactos negativos son:
La destrucción del suelo y su pérdida al ser arrastrado por las aguas o los vientos suponen
la pérdida, en todo el mundo, de entre cinco y siete millones de hectáreas de tierra
cultivable cada año, según datos de la FAO de 1996. El mal uso de la tierra, la tala de
bosques, los cultivos en laderas muy pronunciadas, la escasa utilización de técnicas de
conservación del suelo y de fertilizantes orgánicos, facilitan la erosión. En la península
Ibérica la degradación de los suelos es un problema de primera importancia.
En los lugares con clima seco el viento levanta de los suelos no cubiertos de vegetación o
de los pastizales sobreexplotados, grandes cantidades de polvo que son la principal fuente
de contaminación del aire por partículas en estos lugares.
Cuando los suelos regados no tienen un drenaje suficientemente bueno se encharcan con el
agua y cuando el agua se evapora, las sales que contiene el suelo son arrastradas a la
superficie. Según datos de la FAO casi la mitad de las tierras de regadío del mundo han
bajado su productividad por este motivo y alrededor de 1,5 millones de hectáreas se pierden
cada año.
Los fertilizantes y pesticidas deben ser usados en las cantidades adecuadas para que no
causen problemas. En muchos lugares del mundo su excesivo uso provoca contaminación
de las aguas cuando estos productos son arrastrados por la lluvia. Esta contaminación
provoca eutrofización de las aguas, mortandad en los peces y otros seres vivos y daños en
la salud humana.
d) Agotamiento de acuíferos
En las zonas secas y soleadas se obtienen excelentes rendimientos agrícolas con el riego y
en muchos lugares, pro ejemplo en los conocidos invernaderos de Almería, se acude a las
aguas subterráneas para regar. Pero los acuíferos han tardado en formarse decenas de años
y cuando se les quita agua en mayor cantidad que la que les llega se van vaciando. Por este
motivo las fuentes que surgían se secan, desaparecen humedales tradicionales en esa zona,
y si están cerca del mar el agua salada va penetrando en la bolsa de agua, salinizándola,
hasta hacerla inútil para sus usos agrícolas o para el consumo humano.
Esto supone una gran riqueza genética que aprovechaban los que hacían la selección de
nuevas variedades. Su trabajo consiste, en gran parte en cruzar unas variedades con otras
para obtener combinaciones genéticas que unan ventajas de todas ellas. Si se quiere
conseguir una planta de trigo apta para un clima frío, que tenga el tallo corto y sea
resistente a unas determinadas enfermedades, los genetistas buscaban las variedades que
poseían alguna de esas características y las iban entrecruzando entre sí hasta obtener la que
reunía todas.
En la actualidad cuando una variedad es muy ventajosa, la adoptan los grandes cultivadores
de todo el mundo, porque así pueden competir económicamente en el mercado mundial. El
resultado es que muchas variedades tradicionales dejan de cultivarse y se pierden si no son
recogidas en bancos de semillas o instituciones especiales.
Por otra parte, la destrucción de bosques, pantanos, etc. para dedicar esos terrenos a la
agricultura provoca la desaparición de un gran número de ecosistemas.
f) Deforestación
La agricultura moderna gasta una gran cantidad de energía, como comentamos en las
páginas anteriores, para producir los alimentos. Esto significa un elevado consumo de
petróleo y otros combustibles y la emisión a la atmósfera de gran cantidad de CO2, con el
consiguiente efecto invernadero. A la vez la quema de bosques y de pastizales es
responsable muy principal del aumento de CO2 y de óxidos de nitrógeno en la atmósfera.
La Pesca
Los océanos del mundo son una importante fuente de alimentos. El 90% de todo lo que se
extrae del mar son animales del grupo de los peces pero, además, se capturan otros
animales y algunas algas. Los calamares, pulpos, almejas, ostras y otros moluscos suponen
el 6% del total capturado. Los crustáceos como gambas, langostinos, langostas, etc. son el
3%; y el 1% restante incluye a las algas que se recogen para diversos usos.
Se pescan al año unos 100 millones de toneladas. En cantidad son sólo un 5% de las
calorías que la humanidad consume, pero para algunos pueblos, por sus costumbres
alimenticias, es una parte importante de su alimentación. Además es un alimento que
contiene nutrientes muy interesantes para completar una dieta equilibrada, sobre todo por
su aportación de proteínas y de ácidos grasos poliinsaturados.
De las 20 000 especies de peces que hay se capturan la mitad, pero sólo 22 en grandes
cantidades (más 100 000 tm/año). Entre arenques, bacalaos, lucio, salmones, caballas y
atunes forman casi las dos terceras partes de las capturas comerciales anuales.
Desde los años del decenio de 1940 hasta el comienzo del decenio de 1990 las capturas
anuales fueron aumentando con un ritmo cercano al 7% anual. En 1940 se capturaban algo
más de 20 millones de toneladas al año y en 1990 se sobrepasaron los 100 millones. Desde
entonces las capturas anuales se han estabilizado y tienden a mostrar más bien un cierto
descenso. La sobrepesca, junto a otros factores como la contaminación o la destrucción de
ecosistemas por algunas técnicas pesqueras explican esta disminución que, previsiblemente,
continuará en los próximos años.
Sobrepesca
Según la FAO no se pueden capturar más de 100 millones de tm de las especies ahora
explotadas, si no queremos dañar los caladeros. Como hemos comentado ya se está
pescando en la actualidad alrededor de esta cantidad
Donde es posible pescar más es, sobre todo, en el SE del Atlántico (Argentina), Nueva
Zelanda y parte del Indico. Las especies cuya explotación podíamos aumentar son sobre
todo: pulpo, calamar. pez linterna y "krill".
Krill
Piscicultura
En los países desarrollados se usa sobre todo para especies comercialmente valiosas como
marisco, rodaballo, trucha y salmón; o para producir alevines que sirven para repoblar los
ríos y lagos en los que luego se hace pesca deportiva.
Los países poco desarrollados son los que más alimentos producen por esta técnica. Caso
las tres cuartas partes del total mundial se crían en estos países.
Esta forma de obtener pescado tiene ventajas. Por ejemplo, puede tener un gran
rendimiento por unidad de área dedicada a ella y no consume demasiada energía. Pero tiene
también algunas dificultades. La preparación de grandes charcas destinadas a esta técnica
ha supuesto la destrucción de bosques de mangles de gran interés ecológico. Así ha
sucedido, por ejemplo, en Filipinas, Indonesia, Panamá, etc