La Falsa Ilusión Del Progreso

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Wilson Fernando Cruz Betancourt.

La falsa ilusión del progreso.

El origen del comportamiento humano actual trasciende más allá de los intereses económicos, este
antropocentrismo procede de diversos acontecimientos muy antiguos, insospechados a primera vista
por la mayoría de la población, estos han generado desarrollo económico, pero a costa de la
destrucción del medio ambiente. Por ejemplo, uno de los principales acontecimientos es la evolución
misma del judeo-cristianismo, el cual está arraigado a nuestra vida cotidiana y a nuestra cultura,
Manfred Max Neef aborda este tema a través de la teoría aristotélica de la causación,

Las dinámicas propias del surgimiento del antropocentrismo (causa final), se pueden analizar desde
varias perspectivas, en este artículo lo haremos desde el judeo-cristianismo con una frase bíblica del
libro del Génesis: ‘’Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y
sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser
viviente que se mueve sobre la tierra.”. Por consiguiente, el anterior párrafo nos da una idea del poder
de este texto sobre el desarrollo de la humanidad, siendo este una base incuestionable en nuestra
cultura, por lo cual no hemos sido lo suficientemente críticos frente a sus premisas. En otras palabras,
esta idea no atacó directamente la naturaleza, pero si lo hizo de manera indirecta al hacer surgir
ideologías opositoras de la ciencia (causa eficiente) que, en la búsqueda de la razón, terminaron
cayendo en la misma esencia destructiva y antropocéntrica. Estas ideologías se pueden ilustrar a
través de los ‘pensamientos de Hobbe, Lock, Spinoza, Descartes, Leibniz, Marx y Trotsky. Aunque
estos personajes tenían posturas políticas diferentes, coincidían en un punto: El crecimiento
económico es algo indispensable. De la misma forma, se puede observar que ambos pensamientos
se complementan, esto se puede evidenciar en el accionar de Ronald Reagan, presidente de E.E.U.U
entre 1981 y 1989, el cuál uso el mito para justificar a la razón, esto se traduce en usar la religión de
escudo para continuar el camino de apropiación y destrucción de los recursos naturales en pro de
perpetuar el imperialismo. Sin embargo, surge la pregunta ¿existe alguna alternativa para cambiar
esta situación?.

Para concluir y respondiendo a la pregunta, se propone el movimiento eco-anarquista-humanista.


Este nos invita a aceptar que las teorías económicas actuales no dan respuesta a esta problemática.
Asimismo, se debe empezar a crear conciencia sobre la diferencia de consumo entre los países
desarrollados y subdesarrollados, no homogenizarlos, además estos últimos deben crear estrategias
que les permitan ser más independientes de los primeros. De igual forma se debe romper el dualismo
entre naturaleza y hombre, lo cual se logra cambiando el pensamiento para así poder cambiar el
accionar humano, a través de una educación holística, consciente, integral y ecológica.
Wilson Fernando Cruz Betancourt.

Bibliografía: Max, M. (1986). La economía descalza: Señales desde el mundo invisible. Buenos
aires, Argentina: Nordan.

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