Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
htm
Sábado | 31.12.2005
IDEAS: CRITICA
Falsos mitos y viejos héroes
Las historiadoras Hilda Sabato y Mirta Lobato analizan los programas de
divulgación que realizaron Mario Pergolini y Felipe Pigna en Canal 13. Aquí
concluyen: "Un producto reaccionario que desalienta la reflexión".
El programa constituye una novedad para la televisión abierta local, pues aunque la
práctica de contar la historia utilizando medios audiovisuales no es nueva, hasta
ahora no habíamos tenido una producción de esta envergadura que es bastante
frecuente en otros países. Por ello y por su repercusión mediática, ofrece una
oportunidad para discutir no sólo sobre nuestro pasado sino sobre cómo se narra
aquí la historia. ¿Qué historia nos cuenta este programa y cómo la cuenta? De la
mano del maestro —Pigna— y el alumno —Pergolini— Algo habrán hecho… hace
un recorrido cronológico y estructura un relato en torno de algunos ejes:
* Nada ha cambiado en nuestra historia por lo que nuestro presente puede leerse
directamente a partir del pasado y viceversa. "La Argentina es siempre la
Argentina" dice, hacia el final, el alumno después de aprender lo que le ha
enseñado su maestro. Por lo tanto, todo lo ocurrido se interpreta en clave del
presente.
* Esa historia es la de la lucha entre los buenos y los malos. Los protagonistas son
los grandes nombres: los buenos son los héroes o patriotas, que son virtuosos sin
matices ni atenuantes a lo largo de todas sus vidas (con San Martín a la cabeza) y
los malos son "los de siempre" y se distinguen por ser enteramente corruptos y
traidores. El pasado se reduce a una sucesión de hechos (no muy diferente de las
efemérides escolares) que se identifican con las acciones de esos hombres
importantes que definen el destino argentino. Hoy como ayer, el mal siempre
triunfa sobre el bien, pero los buenos insisten y la historia vuelve a empezar.
Los interrogantes son sólo retóricos, pues la respuesta ya se conoce. Por caso:
frente a las sucesivas campañas militares encabezadas por Manuel Belgrano,
Pergolini es categórico: "A esta altura ya no tenemos dudas: en Buenos Aires a
Belgrano lo odiaban" —sin preguntarse quién, por qué, ni cómo un hombre como él
encaraba y aceptaba sin más esos destinos—, a lo que Pigna responde: "No te
quepa duda". Dudas es lo que no hay en este relato; esa ausencia achata el
diálogo y simplifica la historia.
En tercer lugar, en esta visión la historia es cosa de hombres. No sólo las mujeres
no aparecen como protagonistas, sino que las referencias a ellas son a la vez
prejuiciosas ("¡Qué bagarto!" dice Pergolini frente a la imagen de una mujer que no
conoce; "No, pará —lo instruye Pigna— que ésa es Encarnación Ezcurra, la mujer
de Rosas") y equivocadas. Así, de las tertulias se dice que servían "para que las
familias engancharan a sus hijas con algún doctor o militar soltero", mientras que
los varones participaban —como verdaderos hombres— de las tertulias
revolucionarias. Se ignora todo lo escrito sobre esas formas de sociabilidad donde
la mujer cumplía importantes roles.
Pigna: —Pero por aquel entonces esa fecha no tenía la connotación tan nefasta
que tiene hoy en día.