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ORATORIA Y RETÓRICA GRIEGAS

1. DEFINICIÓN DEL GÉNERO

Se conoce como oratoria el género literario al que pertenecen los discursos escritos
para ser pronunciados delante de un auditorio o recogidos por escrito después de ser
pronunciados. La retórica es el arte de componer esos discursos y se llama también
retórica el género literario que reúne los textos escritos para explicar las
características que debe tener un buen discurso en función del objetivo que se quiera
conseguir con él. Por ello oratoria y retórica, aunque no son sinónimos, son conceptos
íntimamente ligados, porque constituyen la práctica (oratoria) y la teoría (retórica)
del discurso.

2. ORÍGENES

La cultura griega se había ido formando como una cultura eminentemente oral en la
que la escritura se había empleado como una técnica restringida a ámbitos específicos
como el económico, tanto en la época del silabario micénico o Lineal B, como ya en la
época arcaica cuando se desarrolla el alfabeto. De hecho, es característica de la Grecia
antigua el rechazo a la escritura como instrumento de transmisión cultural, como se
aprecia en la total negativa a escribir de un autor como Sócrates en el siglo V a.C.

Por otra parte, la primitiva literatura oral, tanto épica como lírica, proporcionaba
numerosos ejemplos de discursos sobre cuyos rasgos comenzó a desarrollarse la
reflexión de la teoría retórica.

Todo este patrimonio oral fue especialmente útil cuando se vio la necesidad de la
palabra como instrumento político clave en el desarrollo de la participación
ciudadana en los nuevos sistemas democráticos. Los ciudadanos podían intervenir en
la Asamblea y en el Consejo, pero también el propio acusado debía pronunciar sus
discursos de defensa en los litigios que se resolvían ante un Tribunal popular. En este
contexto surgió la figura del logógrafo, que no debe confundirse con los logógrafos
jonios del s. VI a.C. precursores de la prosa historiográfica. El logógrafo en el ámbito
de la oratoria era un escritor profesional de discursos para aquellos ciudadanos que no
podían o no querían hacerlos ellos mismos.

Estas circunstancias que se dieron en Atenas en el siglo V a.C. exigían, por lo tanto, un
dominio del discurso para el que era necesario formarse. El conjunto de normas que
eran necesarias para escribir de manera apropiada un buen discurso y que los
ciudadanos adquirían mediante un proceso de formación constituyó la base de la
técnica retórica. Precursores del género de la retórica fueron los sicilianos Córax y
Tisias, quienes desarrollaron a mediados del siglo V a.C. los primeros tratados sobre

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oratoria política y judicial. Desde Sicilia la retórica llegó a Atenas a finales del siglo V
gracias especialmente a Gorgias.

3. CARACTERÍSTICAS TEMÁTICAS

Dentro del género de la oratoria Aristóteles estableció tres grandes tipos de discursos
dependiendo del contenido, del público al que va dirigido y de la finalidad con la que
se pronuncia cada uno de ellos:

Tipos de discursos

• Discursos políticos, simbuléuticos o deliberativos (γένος δημηγορικόν)


Son los discursos pronunciados en el ámbito político, donde el orador pretende
convencer al auditorio de que tome una decisión u otra de cara al futuro:
adoptar una medida determinada, aprobar una ley, votar a un candidato, etc.
• Discursos forenses, dicánicos o judiciales (γένος δικανικόν)
Son discursos pronunciados ante un tribunal de justicia en un proceso judicial
público o privado y en ellos el orador trata de demostrar cuáles han sido los
hechos realmente acontecidos en un tiempo anterior al discurso para probar o
desmentir la implicación en ellos del acusado que está siendo juzgado.
• Discursos epidícticos o demostrativos (γένος ἐπιδεικτικόν)
Son discursos cuyo objetivo fundamental es dar a conocer o mostrar el
contenido del propio discurso. No se trata de persuadir o convencer al público
de nada, sino de hacerle partícipe de una idea. Los más habituales eran
discursos de alabanza o elogio (panegíricos), uno de cuyos tipos eran los
elogios en honor de un difunto.

A estos tres géneros correspondían tres estilos diferentes:

• μεγαλοπρεπής, grandioso o vehemente, destinado a convencer.


• μέσος, medio, orientado a gustar.
• ἰσχνός, llano o sutil, para impresionar.

Por su parte los escritos de retórica pusieron el énfasis en diferentes elementos de los
discursos y en diferentes formas de usar los recursos lingüísticos a disposición del
orador para lograr efectos diferentes en el auditorio. De acuerdo con estas diferencias
se fueron conformando ya en Grecia diferentes escuelas o tendencias retóricas que
fueron adoptadas y adaptadas por oradores y rétores romanos.

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Escuelas de retórica

• Asiana
Era partidaria de un estilo grandilocuente, exuberante, con gran profusión de
figuras estilísticas y recursos retóricos. Nace en Asia Menor en época
helenística tras la decadencia de la oratoria en Grecia.
• Aticista
Como escuela o movimiento surgió en el siglo I a.C. como reacción contra los
excesos retóricos del asianismo. Defendía un estilo sobrio y severo propio de
los autores áticos del pasado.
• Rodia
La escuela rodia creía que era mejor emplear un estilo intermedio.

4. ELEMENTOS EXTRALITERARIOS

En un género como la oratoria en el que la realización pública del texto es inherente al


propio texto, desde sus orígenes la reflexión retórica griega estableció cuáles debían
ser los pasos del proceso de elaboración de un buen discurso:

Fases de elaboración del discurso

• Inventio o búsqueda (εὕρεσις)


El primer paso es pensar el tema, el contenido, recopilar las ideas que se
quieren transmitir.
• Dispositio u organización (τάξις)
Distribución de las ideas de forma ordenada y lógica en función del efecto que
se quiere conseguir con ellas en el auditorio.
• Elocutio o elocución (λέξις)
Selección de recursos lingüísticos y literarios y combinación de estos con las
ideas previamente encontradas y organizadas para lograr la reacción que se
busca en el receptor de la manera más efectiva posible y embellecer
retóricamente el discurso.
• Memoria o aprendizaje (μνήμη)
Una vez construido el discurso es necesario aprender de memoria todos sus
elementos.
• Actio o actuación (ὑπόκρισις)
Es el momento de pronunciar el discurso, empleando adecuadamente los
recursos no verbales: voz, gesticulación, tono, etc.

Para cada una de estas fases la retórica fue desarrollando técnicas de las que el orador
podía servirse para practicar el arte de la oratoria.

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5. CARACTERÍSTICAS FORMALES

Desde el punto de vista formal hay que decir que tanto los discursos como los tratados
de retórica fueron siempre escritos en prosa. Y en cuanto a la lengua empleada, el
género se desarrolló en ático clásico.

En cuanto a la organización del contenido, en general, todos los tipos de discursos


compartían una estructura tripartita.

Partes del discurso

• προοίμιον o exordio
Es la introducción del discurso donde se presenta el tema y se trata de captar la
atención del auditorio.
• ἀγών o agón
Es la parte de exposición de ideas o de la argumentación. En el caso de los
discursos judiciales se distinguía una parte de διήγησις diégesis, exposición o
narración de los hechos que se estaban juzgando, otra de πρόθεσις precisión de
los hechos y otra de πίστις argumentación de las pruebas. La argumentación a
su vez podía ser positiva, πίστωσις confirmación o demostración razonada de
los hechos, o negativa, ἔλεγχος refutación o rechazo de las objeciones reales o
posibles.
• ἐπίλογος o epílogo
Es la parte de conclusión y recapitulación de las ideas principales para llamar
la atención sobre ellas y ganarse la benevolencia del auditorio (captatio
benevolentiae).

6. DISTRIBUCIÓN CRONOLÓGICA DE AUTORES Y OBRAS

6.1. Comienzos de la oratoria: la sofística del siglo V a.C.

La necesidad de formación retórica para el correcto funcionamiento de la vida


democrática incipiente en la Atenas del siglo V a.C. es paralela al surgimiento del
movimiento filosófico conocido como «sofística». Los sofistas dieron un giro al
pensamiento griego, centrando en el ser humano el interés del conocimiento, que
hasta entonces había estado dirigido a los problemas de la naturaleza. Los sofistas
eran maestros ambulantes que tenían como objetivo de sus enseñanzas la búsqueda de
la excelencia en la vida, la areté (ἀρετή), y, por consiguiente, de la felicidad. Impartían
una gran variedad de materias, pero la formación de los jóvenes ricos para triunfar en
la política los llevó a especializarse en la enseñanza de la retórica, como arte de hablar
en público. Su enseñanza se convirtió en la educación superior de los jóvenes griegos.
Pero el hecho de que afirmaran que un caso podía ganarse, no porque fuera una causa

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justa, sino porque se estuviera mejor preparado para defenderlo, introducía un
elemento de relativismo moral que los convirtió en centro de duras críticas.

El sofista más célebre fue Protágoras de Abdera (490-410 a.C.). Defensor de la


enseñanza de la areté. escribió numerosas obras que se nos han perdido: Sobre la
verdad, Sobre los dioses, etc. Escéptico y relativista, es famoso por su expresión «el
hombre es la medida de todas las cosas», negando la existencia de una verdad absoluta
y universal. Otros sofistas importantes fueron Pródico de Ceos, Hipias de Élide,
Andócides, Trasímaco o Critias.

Gorgias de Leontinos (483-376 a.C.)

El primer nombre relevante como autor de discursos en Grecia fue Gorgias. Nació en
Sicilia, donde aprendió las enseñanzas retóricas de Córax y Tisias, que luego difundiría
él mismo en Atenas como maestro de retórica. Perteneció al movimiento sofista. Es el
autor del primer discurso epidíctico conocido y, como retórico, sus enseñanzas fueron
decisivas en la creación de la prosa literaria o artística, como se observa por su
influencia en las obras de Tucídides e Isócrates. Gorgias defendía la necesidad de unir
belleza formal y corrección en la expresión para lograr llegar al público. Tuvo una
gran cantidad de discípulos. Los dos únicos discursos de Gorgias que conservamos
enteros son Encomio de Helena y Defensa de Palamedes. Pero hay fragmentos de muchos
otros textos suyos.

6.2. El canon clásico de los diez oradores áticos: V-IV a.C.

Después de Gorgias y hasta el final del siglo IV a.C., fueron apareciendo los diez
oradores griegos clásicos que se convirtieron en modelos de referencia y fueron
considerados desde época augústea romana como los miembros de una especie de
canon o “lista oficial” de autores del género, cuyos nombres por orden cronológico
son Antifonte, Lisias, Andócides, Isócrates, Iseo, Esquines, Licurgo, Hipérides,
Demóstenes y Dinarco. Pero de ellos, cuatro destacan por encima de todos los demás:
Lisias, Isócrates, Esquines y Demóstenes.

Antifonte (480-411 a.C.)

Antifonte perteneció al grupo de políticos e intelectuales contrarios a la democracia


en Atenas en los últimos años del siglo V a.C. Es el primer orador ático cuyas obras
conservamos y el primer logógrafo conocido que compuso discursos para otros. Fue
famoso por sus discursos sobre homicidios (Sobre el asesinato de Herodes…), que se
convirtieron en modelos en las escuelas de retórica. Se le considera, junto con
Tucídides, seguramente discípulo suyo, uno de los creadores de la prosa literaria ática.

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Lisias (c. 458-380 a.C.)

Nació en Atenas, pero de familia procedente de Sicilia, por lo que no tenía el derecho
de ciudadanía y no podía participar personalmente en las instituciones. Tras una
etapa de exilio por su compromiso con la causa democrática, regresó a Atenas y se
convirtió en logógrafo profesional para ganarse la vida. Conservamos unos 35
discursos forenses o judiciales. El primero de su carrera y más famoso es Contra
Eratóstenes, que escribió en defensa propia contra el presunto asesino de su hermano.
Se sabe también que escribió dos Epitafios a los caídos atenienses en la guerra de
Corinto y un discurso Olímpico como muestras de discursos epidícticos.

Destaca por su estilo sencillo, por el retrato realista de los personajes litigantes, y por
la viveza y precisión en la descripción de la situación y del carácter de los
protagonistas.

Andócides (440-390 a.C.)

Andócides es el autor del ejemplo más antiguo de oratoria deliberativa o política y


constituye una fuente importante para conocer los acontecimientos de la Guerra del
Peloponeso que vivió en primera persona. En 415 sucedió uno de los hechos más
célebres de la guerra. Antes de la expedición ateniense a Sicilia, una mañana las
estatuas de Hermes alrededor de la ciudad habían sido mutiladas, lo que se consideró
una afrenta a la democracia y un deseo por parte de los oligarcas antidemócratas de
que la expedición no tuviera éxito. Andócides confesó haber tomado parte en el delito
y fue expulsado de la ciudad. Es importante su discurso Sobre la paz de Esparta con el
que defendió sin éxito que Atenas firmara un acuerdo con Esparta en 392.

Isócrates (436-338 a.C.)

Este autor, a caballo entre los siglos V y IV a.C., cultivó los diferentes tipos de
discursos, aunque pronto dejó de lado la práctica judicial. Entre los discursos políticos,
de tendencia promacedonia en el sentido de la defensa de la unidad griega frente a las
continuas luchas hegemónicas entre las diferentes polis, destaca el Panegírico o elogio
de Atenas como ciudad que debía abanderar la unidad panhelénica que él defendía.
Ejemplo de discurso epidíctico es el Encomio Helena. Abrió una escuela de retórica en
Atenas, rival de la Academia de Platón, donde propugnó nuevos métodos pedagógicos
apartados del relativismo sofístico. Consideraba que la retórica era más importante en
la educación que la filosofía o la ciencia. Tuvo una gran influencia entre sus
contemporáneos y en autores posteriores como el romano Cicerón.

Otros famosos discursos políticos son Areopagítico, Plataico o Sobre la paz.

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Iseo (c. 420-340 a.C.)

Se conoce muy poco de su vida. Se cree que fue discípulo de Isócrates y, a su vez,
maestro de Demóstenes y autor de un tratado de retórica. Trabajó como logógrafo en
Atenas, especializado en juicios de herencias.

Esquines (c. 397-c. 322 a.C.)

Contemporáneo y gran rival político y literario de Demóstenes, Esquines fue firme


defensor de un acuerdo de paz con Filipo II de Macedonia como única posibilidad real
de solucionar la situación del momento, lo que motivó que Demóstenes le acusara
duramente de promacedonio. Destacó en la oratoria política. Es importante su
discurso Conta Ctesifonte, político que propuso que Demóstenes fuera coronado como
reconocimiento a sus servicios prestados a la ciudad. Tras su derrota frente a
Demóstenes en este proceso, se retiró a Rodas y allí se dedicó a la enseñanza de la
retórica.

Licurgo (c. 390-c. 325 a.C.)

Licurgo fue un destacado político ateniense y seguramente promacedonio. Su único


discurso conservado es Contra Leócrates. En su obra se ve la influencia de Isócrates,
pero su prosa es de peor calidad que la del maestro.

Hipérides (389-322 a.C.)

Discípulo de Isócrates, al principio de su carrera trabajó como logógrafo.


Políticamente se situó en la posición antimacedónica en contra de Filipo II. Aunque
participó en procesos judiciales privados, su actuación destacó en el plano de la
política. Y, cuando Antípatro alcanzó el poder en Grecia tras la muerte de Alejandro
Magno y condenó a muerte a Hipérides por su oposición, este se convirtió en un héroe
de la libertad griega. Uno de sus pocos discursos conservados es el pronunciado Contra
Demóstenes por la acusación de corrupción contra el gran orador en 324/323. También
se conservan fragmentos de un Discurso fúnebre suyo a los caídos en la guerra Lamia y
un discurso judicial Defensa de Euxenipo.

Demóstenes (384-322 a.C.)

Es el orador ateniense más brillante. Desde la Antigüedad se le consideró el modelo de


todas las virtudes oratorias. Ante una situación familiar y económica muy precaria,
decidió formarse como orador estudiando retórica y derecho, seguramente como

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discípulo de Iseo. En 363 ganó el juicio contra los que fueron sus tutores desde la
muerte de su padre cuando él era aún un niño (Contra Áfobo). Se dice que hizo enormes
esfuerzos y ejercicios para superar sus dificultades de dicción. Fue logógrafo y
profesor de retórica, pero también fue adquiriendo influencia política.

Fue decisivo su ataque contra Filipo II de Macedonia en 351 con la Primera Filípica.
Participó en la firma del tratado de paz con Macedonia, como se refleja en su discurso
Sobre la paz. Pero cuando vio que Filipo no respetaba el acuerdo, en el 344 pronunció su
Segunda Filípica para convencer a la Asamblea de no renovar el pacto. Trató de
organizar una alianza contra Filipo (Tercera Filípica) y alentó la guerra contra
Macedonia con la Cuarta Filípica.

Esquines acusó a Demóstenes de la situación de Atenas y defendió que se le retirase la


corona que se le había concedido, pero Demóstenes se defendió con éxito con su
discurso Sobre la corona.

Al final de su vida fue acusado de corrupción y se retiró al exilio. Tras la muerte de


Alejandro Magno en 323 quiso organizar la resistencia contra Antípatro, sucesor de
Alejandro en Grecia. Pero al fracasar salió huyendo y se suicidó antes de ser
capturado.

Se caracteriza por unos discursos serios y apasionados, sin rasgos de humor, de


lenguaje elevado y eminentemente prácticos, dirigidos a la persuasión de los oyentes.
Empleaba muchos elementos deícticos (partículas, demostrativos…) y expresivos para
llamar la atención de la audiencia. Cuidaba la estructura de la oración y sus efectos
rítmicos. Consideraba que la declamación era el elemento esencial de un discurso, por
lo que se preocupaba mucho de los efectos visuales y orales. Su método fue estudiado
e imitado, tanto en Grecia por los oradores posteriores, como en Roma, por autores de
la talla de Cicerón y Quintiliano. Usaba el griego ático puro.

Cultivó los discursos políticos y los judiciales:

• Discursos políticos: A este grupo pertenecen las 4 Filípicas y los 3 discursos


conocidos como Olínticas, sobre la defensa de la ciudad de Olinto aliada de
Atenas, todos ellos en contra de la política de Filipo.
• Discursos judiciales, tanto públicos, como Sobre la corona, en el que defiende su
derecho a recibir los honores de la ciudad frente al ataque de Esquines, como
privados, como Contra Áfobo, Contra Olimpiodoro…

Dinarco (c. 360-c. 290 a.C.)

Nació en Corinto, pero estudió retórica en Atenas y durante toda su vida fue logógrafo
profesional. Es el último autor del canon y solo sobresalió cuando el resto habían
muerto.

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6.3. Época helenística

En el siglo IV Aristóteles (384-322 a.C.) escribió la primera gran obra retórica de la


Antigüedad. Se conoce con el nombre de Retórica y consta de tres libros cuya
influencia se extiende hasta la actualidad. Aristóteles fue el primero en hablar de tres
tipos de discursos y de las partes del discurso, así como de las fases de elaboración del
discurso, los tipos de argumentos y los modos de persuasión del auditorio. Ya a caballo
entre los siglos IV y III a.C. Teofrasto (c.372-c.287 a.C.), discípulo de Aristóteles,
escribió los tratados retóricos Arte retórica y Sobre el estilo, que no se nos han
conservado, pero que fueron muy usados por Cicerón y Quintiliano.

La situación política en Grecia después del siglo IV a.C. con la desaparición de los
sistemas democráticos, no permitió el desarrollo de la oratoria política, pero en
cambio siguió siendo importante el uso de la oratoria y la retórica en la educación
ateniense. La retórica en esta época, a partir de la obra de Aristóteles, se fue
complicando, haciendo cada vez más divisiones y subdivisiones en las partes del
discurso.

Además, en esta época se desarrolló un nuevo estilo de oratoria entre los griegos de
Asia Menor, en Rodas y en Pérgamo, que se conoce con el nombre de estilo asiánico o
asiano y que se caracterizaba por expresiones ampulosas y complejas que
contrastaban con el claro estilo creado por Lisias.

7. RELACIÓN CON OTROS GÉNEROS

Los discursos en boca de los grandes personajes de la poesía épica o en algunos


poemas líricos de Solón o Safo proporcionaron a los maestros de retórica modelos de
recursos estilísticos eficaces para la persuasión.

Pero el género con el que la oratoria está más relacionado es la poesía dramática. Con
ella comparte el elemento de la representación y la declamación en público y el
desarrollo de ambas fue en paralelo y se influyeron mutuamente. Los discursos que los
poetas trágicos ponen en boca de sus personajes (Antígona, Edipo Rey, Hipólito…)
demuestran rasgos característicos de la oratoria ática contemporánea.

También el género de la historiografía se sirvió de la oratoria. Los historiadores, con


Tucídides como ejemplo fundamental, reprodujeron en sus obras discursos de los
personajes, aunque no fuera con total fidelidad, como forma de transmitir la
información de manera más objetiva: reproducir la fuente mejor que reinterpretarla.

Pero, si bien la oratoria tuvo relaciones concretas con otros géneros literarios, la
retórica se convirtió en la fuente de recursos estilísticos y expresivos para todos ellos.

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8. CIRCUNSTANCIAS POLÍTICOSOCIALES

Pocos géneros literarios están tan relacionados con el mundo extraliterario como la
oratoria. El género surgió en la Antigua Grecia en paralelo con la participación de los
ciudadanos atenienses en las instituciones democráticas. El empleo correcto y efectivo
de la palabra mediante los diferentes tipos de discursos era el principal instrumento
político. Y enseñar a los ciudadanos a elaborar esos buenos discursos fue el motivo del
desarrollo de la retórica.

La relación de la oratoria con la libertad de expresión explica la decadencia que


experimenta la oratoria política y judicial en época helenística con el fin de la vida
democrática y la desaparición de la participación ciudadana en las instituciones.

9. PERVIVENCIA E INFLUENCIAS POSTERIORES

Es fundamental la influencia de los autores griegos en el desarrollo de la oratoria y la


retórica romanas. Los escritores de Roma se formaron en las diferentes tendencias o
escuelas retóricas griegas. Y la admiración e imitación de autores concretos es
explícita. Un caso paradigmático es el de la imitación de Demóstenes por Cicerón,
quien empleó el nombre de las Filípicas de Demóstenes contra Filipo de Macedonia
como título de sus discursos contra Marco Antonio, lo que hizo que el término
«filípica» se convirtiera en el nombre genérico de los discursos de invectiva o ataque
político. Por su parte, Quintiliano pensaba que los estudiantes debían aprender de
memoria los discursos de Demóstenes.

En el propio ámbito griego en época imperial romana, en la que el griego seguía


hablándose en los antiguos territorios helenísticos pertenecientes en ese momento al
Imperio Romano, siguió desarrollándose la enseñanza práctica de la retórica, sobre
todo en el siglo II d.C., época en la que se generó el movimiento conocido como
Segunda sofística. Estos nuevos sofistas imitaban el estilo de los mejores escritores
áticos despreciando el griego común o koiné de su época. A este movimiento
pertenece, entre otros, el autor de origen sirio Luciano de Samósata (115 y 180 d.C.).
Luciano es famoso por sus relatos fantásticos y por sus diálogos, en los que crea
conversaciones entre diferentes tipos de personajes, como famosos personajes ya
muertos o los propios dioses, siempre con un tono satírico. Pero también fue autor de
discursos.

Desde esta perspectiva histórica hay que destacar, también, que la retórica no solo se
constituyó como la referencia teórica de los diferentes géneros literarios, sino que
además fue fundamental para la creación de los instrumentos de divulgación del
cristianismo primitivo que se produjo en el ámbito cultural y lingüístico griego. La
retórica proporcionaba las claves de los discursos para defender la doctrina cristiana y
para atacar s sus detractores.

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Un último aspecto fundamental en la historia de nuestra cultura que se abrió con el
desarrollo de este género literario es el debate acerca del papel de la retórica en la
educación del ciudadano. ¿Es necesario enseñar a expresarse además de enseñar
contenidos científicos? ¿Es más importante lo que se dice que cómo se dice? ¿Existe
conocimiento real si no se es capaz de expresarlo? ¿Se puede hablar sin saber de qué
se habla? Estas preguntas tan actuales se plantearon en la Atenas del siglo V a.C.
cuando Sócrates y los sofistas discutían si la retórica estaba por encima del
conocimiento de la verdad o supeditada a él. Y son preguntas que, pasando por Roma
han llegado hasta nuestros días.

CUADRO RESUMEN DE AUTORES Y OBRAS


ÉPOCA AUTOR OBRAS RETÓRICA ORATORIA OTROS
(Judicial /
Política /
Epidíctica)

V a.C. Córax y Tisias Tratado de X


(sicilianos) retórica
V-IV a.C. Gorgias ¿? X
(483-376 a.C.)
Encomio de E
Helena,
Defensa de
Palamedes
V a.C. Antifonte Sobre el J Logógrafo
(480-411 a.C.) asesinato de
Herodes
V-IV a.C. Lisias Contra J Logógrafo
(458-380 a.C.) Eratóstenes,
Contra Agorato…

Epitafios a los E
caídos en Corinto
Olímpico
V-IV a.C. Andócides Sobre la paz de P
(440-390 a.C.) Esparta
V-IV a.C. Isócrates ¿? X Promacedonio
(436-338 a.C.)
Panegírico, P Logógrafo
Areopagítico,
Plataico,
Sobre la paz

Encomio Helena E

¿? J

V-IV a.C. Iseo ¿? X J Logógrafo


(c. 420-340 a.C.)

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IV a.C. Esquines Conta Ctesifonte P Promacedonio
(c.397-c.322 a.C.)
IV a.C. Licurgo Contra Leócrates P Promacedonio
(c.390-c.325 a.C.)

IV a.C. Hipérides Defensa de J Logógrafo


(389-322 a.C.) Euxenipo
Antimacedonio
Discurso fúnebre E

Contra P
Demóstenes
IV a.C. Demóstenes Filípicas (4), P Antimacedonio
(384-322 a.C.) Olínticas (3)
Logógrafo
Contra Áfobo J
Sobre la corona
IV a.C. Aristóteles (384- Retórica X
322 a.C.)
IV-III a.C. Teofrasto Arte retórica y X
(c.372-c.287 Sobre el estilo
a.C.)
IV-III a.C. Dinarco J Logógrafo
(c.360-c.290 a.C.)

(Los cuadros sombreados corresponden a los diez oradores del canon clásico)

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