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El presente texto es la primera parte de una reflexión más amplia sobre el impacto del

coronavirus dentro de nuestra sociedad. Debido a su extensión, se publicará de forma


periódica en 4 partes. Esta primera parte tratará sobre el origen y consecuencias de las
enfermedades virales.

Coronavirus, sedentarismo y biopolítica. Las posibilidades de mundo después del


simulacro apocalíptico. I

De repente todo cambio. La aparente normalidad a la que estábamos habituados,


nuestros estilos de vida basados en el consumo, el trabajo desenfrenado y la vida
acelerada, de pronto se vieron estancados, por una diminuta, pero relativamente mortal
amenaza. Nos vimos nuevamente ante nuestra propia desnudez y vulnerabilidad. A la
final, pese a que como especie hemos pretendido ser dioses y jugar con la biogenética
en la búsqueda de modificar nuestro propio código, como si de (bio) hacking
informático se tratara, el covid-19 - coronavirus nos enfrenta nuevamente a nuestros
más profundos miedos: la pérdida, la extinción, el cataclismo, el desabastecimiento, la
crisis, la muerte. Una profunda desesperanza y desorientación recorren nuestras
existencias. ¿Cómo es que de pronto llegamos a esto?
Las cosas cambiaron tan rápido que ni si quiera nos dieron la oportunidad de
acostumbrarnos. Y ahora estamos acongojados y encerrados. Sin podernos mirar a la
cara para conversar y reflexionar sobre lo que pasa. Las teorías conspirativas rondan por
las redes e influyen nuestras mentes. Los chinos sacaron el virus de un laboratorio,
gritan algunos. No, en realidad fueron los gringos, denuncian los otros. Aunque no me
cuesta creer en la posibilidad de que un virus pueda ser deliberadamente creado en un
laboratorio (la industria cultural ha estado fomentando esta idea por años) y propagado
con fines desconocidos, ligados a los valores del capitalismo; creo que es más plausible
la hipótesis de que el virus se generó en animales silvestres, posiblemente murciélagos o
pangolines, y que, debido a la proliferación de la caza masivas de animales silvestres en
China, se generaron las condiciones perfectas para la transferencia zoonótica, nombre
con el que se le designa el traspaso de un virus de una especie animal a otra.
Antes de proceder con el siguiente ensayo quiero hacer una aclaración. En estas épocas
de la postverdad donde todos los discursos, incluyendo el discurso científico, son
puestos en tensión y duda, siempre aparecen contra-teorías, usualmente denominadas
teorías de la conspiración, que maquinan hilos aparentemente más profundos y
entramados, estableciendo relaciones de causalidad que van más allá de la intuición y la
evidencia. El problema de estas teorías es que, pese a que sus análisis e hipótesis se
sustentan en el concepto de “evidencia” y, por ende, parten del principio en el que se
fundamenta el discurso científico; las pruebas que utilizan para defender sus hipótesis se
basan casi siempre en meras especulaciones y en el uso de líneas discursivas que no
pueden ser probadas en base a los presupuestos (que en este caso es la noción de
evidencia) de los que parten. Esto no quiere decir que crea que la ciencia es el único
paradigma desde el cuál se pueda leer la realidad. Existen otras formas y perspectivas,
todas igual de válidas. El conocimiento es infinito y la reflexión a veces puede irse por
caminos imbricados llenos de magia y sortilegios, pero no por ello menos válidos y
verdaderos. Pese a ello, considero que no todas las lecturas de la realidad tienen el
mismo valor y peso. Hay discursos más plausibles que otros y esto depende de dos
factores: 1) la lógica interna de la que parte. Es decir, para que un discurso tenga valor
debe responder a la estructura y axiomas sobre los cuáles se erige, por lo que una teoría
contradictoria, que no llega hasta las últimas consecuencias de sus propios preceptos, es
una teoría que carece de valor, y; 2) el valor ético-político que defiende. No existen
teorías neutrales ni políticamente imparciales, todas responden a intereses, prejuicios y
preferencias de sus autores.
Por esta última razón, esta breve reflexión, que está lejos del formalismo intelectualista
de los ensayos académicos, no pretende ser una lectura objetiva de la realidad. Solo una
lectura más, desde una perspectiva anárquica y por ende asociada a los valores éticos-
políticos de esta ideología. Esto no atenta contra la rigurosidad intelectual ni la
coherencia interna del análisis, solo pone las cartas sobre la mesa para enunciar las
cosas con más transparencia.

Virus, pandemias y sendetarismo

No hay consenso sobre el origen de las enfermedades asociadas a microorganismos


como los virus y las bacterias, sin embargo los primeros registros que se tienen sobre
este tipo de enfermedades provienen de antiguos asentamientos humanos. Por ejemplo,
se cree que la viruela apareció por primera vez hace 11 mil años en el noreste de África 1
y que los ratones fueron los agente vectores que propagaron la enfermedad entre los
humanxs.
Pese a que existen muchos microorganismos en el ambiente y gran parte de ellos son
beneficiosos para la salud humana, como los probióticos, para efectos de este análisis
solo tomaremos en cuenta a los virus, que los definimos como agentes infecciosos (aún
no hay consenso sobre si son organismos vivos o solo meras proteínas) microscópicos
que solo logran multiplicarse y reproducirse una vez que se encuentran dentro de un
organismo vivo. Los virus, debido a que las posibilidades para su existencia y
reproducción dependen de su ingreso a un espécimen, proliferan con el contacto, el
hacinamiento y aglutinación de animales, tanto humanos como no humanos. Es decir,
mientras más juntos estamos, los territorios se vuelven más reducidos y las condiciones
de contacto y hacinamiento aumentan; potenciamos los contextos para la proliferación,
reproducción y mutación de estos microorganismos.
Las sociedades sedentarias generaron los escenarios perfectos para la propagación de
este tipo de enfermedades. No se tiene un registro exacto de dónde ni cuándo empezó el
sedentarismo, pero se cree que fue en medio oriente hace aproximadamente 12 mil años.
Antes de eso, el homo sapiens era una especie nómada, que convivía en grupo reducidos
y su economía se basaba en la caza de animales y recolección de frutos.
La progresiva sedentarización de la vida, producto de la domesticación de las especies
vegetales a través de la agricultura; la desaparición de las formas de vida basadas en el
nomadismo y en la economía de la subsistencia y; la aparición de excedentes
1
https://www.news-medical.net/health/Smallpox-History-(Spanish).aspx
productivos que pudieron acumularse por ciertas capas sociales, fomentaron el
surgimiento de cuatros fenómenos sociales inéditos para la época:
1. El crecimiento y aglutinación de la población en territorios reducidos.
2. La domesticación masiva de animales para consumo humano.
3. Aparición de clases sociales.
4. La consolidación del patriarcado

Desde ese momento, el devenir histórico trajo consigo muchas transformaciones. Se


mejoraron las herramientas, se revolucionaron las sociedades, pero estos elementos
quedaron intactos, adquiriendo nuevas formas, algunas más complejas, otras más
arcaicas, pero al fin y al cabo el mismo veneno.
Debido a que nos interesa analizar el momento histórico actual y no hacer un repaso de
las características de cada modo de producción histórico, nos centraremos en las
características y las formas que estos elementos adquieren en la sociedad capitalista.

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