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EL NACIMIENTO DE LA INTELIGENCIA EN EL NIÑO

INTRODUCCIÓN: 
1. Hay ciertos factores hereditarios que condicionan el desarrollo intelectual. Los factores del
primer grupo son de orden estructural y están relacionados con la constitución de nuestro sistema
nervioso y de nuestros órganos de los sentidos. Éstos influyen en la construcción de las nociones
más fundamentales, y al mismo tiempo proporcionan a la inteligencia útiles estructuras, que, a
consecuencia de otros, son limitativos.
En otro tipo de factores, se tratará de una herencia del funcionamiento mismo y no de la
transmisión de una u otra estructura, tienen una importancia capital para el desarrollo de la
inteligencia. 
En las estructuras del primer tipo, se recuerdan preferentemente las ideas innatas clásicas, pero
con respecto al segundo grupo, éstos creen que no tienen nada de necesario desde el punto de la
razón, ya que son datos limitados y limitativos, a los que la experiencia exterior y sobre todo la
actividad intelectual superarán sin cesar.

2. La inteligencia es adaptación. La vida es una creación continua de formas cada vez más
complejas y un establecimiento progresivo entre las formas y el medio. Decir que la inteligencia es
una caso particular de la adaptación biológica equivale a suponer que es especialmente una
organización y que su función es la de estructurar el universo como el organismo el medio
inmediato.
Existen en el desarrollo mental, elementos variables y otros invariantes. Los invariantes entran en
el marco de las dos funciones biológicas más generales: la organización y la adaptación.

3. La adaptación es un equilibrio entre la asimilación y la acomodación. La inteligencia es


asimilación en la medida en que incorpora a sus marcos todo lo proporcionado por la experiencia.
Se trate tanto del pensamiento como de la inteligencia sensorio motriz, en todos los casos la
adaptación intelectual implica un elemento de asimilación, es decir, de estructuración mediante la
incorporación de la realidad exterior a unas formas debidas a la actividad del sujeto.
La asimilación no es pura, porque al incorporar los elementos nuevos a los esquemas anteriores, la
inteligencia modifica sin cesar estos últimos para ajustarlos a los datos nuevos.
Por lo tanto, la adaptación es una puesta de equilibrio progresivo entre un mecanismo asimilador
y una acomodación complementaria.

CAPÍTULO 1: 

Los comportamientos que se observan, biológicamente, durante las primeras semanas de la vida
del individuo son de una gran complejidad. Existen, en primer lugar, unos reflejos de tipos muy
diferentes, en los que intervienen distintas partes del sistema nervioso y endocrino.
Lo que llama la atención es que las actividades del sujeto originan una sistematización que rebasa
su automatismo. Casi desde el nacimiento, hay conducta, en el sentido de la reacción total del
individuo, y no solo la aparición de un juego de automatismos particulares o locales relacionados
entre ellos únicamente desde dentro.
Desde el nacimiento se observa un esbozo de succión en el vacío; movimientos impulsivos de los
labios acompañados de su protrusión y de desplazamientos de la lengua, mientras que los brazos
llevan a cabo una serie de gestos desordenados más o menos rítmicos, y la cabeza se mueve
lateralmente, etc. Cuando las manos llegan a rozar los labios, el reflejo de succión se desencadena
inmediatamente.
Lo importante es comprender que desde un sistema de puros reflejos luego se constituye en
conducta psicológica, a partir de la sistematización de su funcionamiento.

El reflejo de succión es un montaje hereditario que funciona desde el nacimiento, sea bajo la
influencia de movimientos impulsivos difusos, o bajo la influencia de un excitante externo; éste es
el punto de partida. Para que este mecanismo origines un funcionamiento útil, es decir, conduzca
a la deglución, basta en la mayoría de los casos con colocar el pezón en la boca del recién nacido.
Hay en ello un primer aspecto de acomodación: el contacto con el objeto modifica en un sentido la
actividad del reflejo, y, aunque esta actividad estuviera hereditariamente orientada hacia este
contacto, no por ello éste es menos necesario para la consolidación de aquella. A ello obedece el
que determinados instintos se pierdan o que algunos reflejos cesen de desempeñar su función
normalmente, por carencia de una medio apropiado. El medio es indispensable para este
funcionamiento o, dicho de otra manera, que la adaptación refleja supone una parte de
acomodación, a la vez esta acomodación es indisociable de una asimilación progresiva, inherente
al ejercicio mismo del reflejo. Esta asimilación se manifiestamediante una necesidad creciente de
repetición, y a través de esta especie de reconocimiento enteramente práctico o sensoriomotor
que permite al niño adaptarse a los diferentes objetos con los que sus labios entran en contacto.
En la acción continuada del acto completo de la succión en el vacío hay una tendencia a la
repetición acumulativa.
Esta necesidad de repetición es uno de los aspectos de la asimilación: ya que la tendencia del
reflejo es de reproducirse, incorpora a sí mismo todo objeto susceptible de desempeñar el oficio
de excitante. Se dan dos fenómenos distintos, el primero es lo que podemos llamar la “asimilación
generalizadora”, es decir, la incorporación de objetos cada vez más variados al esquema del
reflejo. Por ejemplo, cuando el niño tiene hambre, aunque no de manera suficiente como para
ceder a los gritos, y cuando sus labios han sido excitados por algún contacto fortuito, asistimos a la
formación de una conducta tal, tan importante por sus propios desarrollos futuros y los
innumerables casos análogos que observaremos a propósito de otros esquemas.
En modo alguno se le atribuye al lactante una generalización consciente e intencional en cuanto
tránsito de lo singular a lo general. Sin ninguna consciencia, el recién nacido incorpora de golpe al
esquema global de la succión un número de objetos cada vez más variados, de donde deriva el
aspecto generalizador de este proceso de asimilación.
Por lo tanto, se puede concebir el reflejo de succión como un esquema global de movimientos
coordinados que provocan una conciencia deactitudes con alguna integración sensoriomotriz
relacionada con la sensibilidad de los labios y de la boca. Este esquema no se limita a funcionar
bajo la presión de un excitante determinado sino que funciona, de alguna manera, para sí mismo.
Después de las dos primeras semanas, aparece otra asimilación, la “asimilación cognitiva”, que
parece ser contradictoria de la precedente: indica en realidad, un simple progreso sobre esta
última. Es suficiente que el niño tenga mucha hambre para que busque la comida y discrimine por
ello el pezón en relación con todo lo demás. Esta búsqueda y esta discriminación implican un inicio
de diferenciación, en el esquema global de succión, y por consiguiente un inicio de reconocimiento
práctico y motor suficiente para que se pueda hablar de asimilación cognitiva.
Se puede decir que el reflejo se ha de concebir como una totalidad organizada cuyo rasgo genuino
consiste en conservarse funcionando, por consiguiente en funcionar tarde o temprano para sí
misma (repetición), incorporándose los objetos favorables a este funcionamiento (asimilación
generalizadora) y discriminando las situaciones necesarias para determinados modos especiales
de su actividad (reconocimiento motor).

4. Hay dos circunstancias esenciales que nos inclinas a consideran el acto de la succión como algo
que constituye ya una organización psíquica: el hecho de que este acto se presente antes o
después de una significación y el hecho de que esté acompañado de una búsqueda dirigida.
Por otra parte, la existencia de una organización está atestiguada porel hecho de las búsquedas
orientadas. Esta búsqueda se ha de concebir, desde el punto de vista de la organización, como la
primera manifestación de un dualismo entre el deseo y la satisfacción.
El aprendizaje de un mecanismo reflejo implica el juego más complicado de las acomodaciones,
asimilaciones y organizaciones individuales. Hay acomodación porque, incluso sin retener nada del
medio en cuanto tal, el mecanismo reflejo necesita de este medio. Hay asimilación porque, a
través de su mismo ejercicio, se incorpora todo objeto susceptible de alimentarlo, y discrimina
incluso esos objetos gracias a la identidad de las actitudes diferenciales que provocan. Hay, por
último, organización, en cuanto que la organización es el aspecto interno de esta adaptación
progresiva: los ejercicios sucesivos del mecanismo reflejo constituyen unas totalidades
organizadas y los tanteos y búsquedas visibles desde los comienzos de este aprendizaje están
orientados por la estructura misma de esas totalidades.

5. Tres circunstancias nos mueven a consideran a la asimilación como el dato fundamental del
desarrollo psíquico. La primera es que la asimilación constituye un proceso que la vida orgánica y
la actividad mental poseen en común, y, en consecuencia, es una noción común a la fisiología y a
la psicología. Cuando un órgano interviene en la conducta externa del sujeto, este fenómeno de la
asimilación funcional presenta unos aspectos fisiológicos y psicológicos indisociables: su detalle es
fisiológico mientras que la reacción de conjunto puede ser llamadapsíquica.
En segundo lugar, la asimilación explica el hecho primitivo generalmente admitido como el más
elemental de la vida psíquica: la repetición. 
En tercer lugar, la noción de asimilación engloba desde el comienzo en el mecanismo de la
repetición este elemento esencial mediante el cual la actividad se distingue del hábito pasivo: la
coordinación entre lo nuevo y lo viejo, que anuncia el proceso del juicio.

6. Las primeras necesidades no existen con anterioridad a los ciclos motores que permiten
satisfacerlas. Por el contrario, aparecen durante el funcionamiento mismo. Desde el punto de vista
psicológico, la necesidad no podría concebirse independientemente de un funcionamiento global,
del que no es sino su indicio. Desde el punto de vista fisiológico, la necesidad supone una
organización en “equilibrio móvil”, cuyo desequilibrio pasajero traduce simplemente. En los dos
lenguajes la necesidad es la expresión de una totalidad momentáneamente inacabada y que tiene
de reconstituirse, es decir, lo que denominamos esquema de asimilación.
El hecho primero no es la necesidad, sino los esquemas de asimilación cuyo aspecto introspectivo
constituye. El hecho de la asimilación permite explicar cómo todo esquema nuevo resulta de una
diferenciación y de una complicación de los esquemas anteriores y no de una asociación entre
elementos dados en estado aislado. Esto conduce a concebir que toda asimilación sea
generalizadora, y que los esquemas sean susceptibles tanto de coordinarse entre ellos mediante
asimilación recíproca como de funcionar solos.

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