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Sihomara Garcia
En el cuerpo, los leucocitos circulan desde y hacia los órganos y los ganglios por
medio de vasos linfáticos y vasos sanguíneos. De esta manera, el sistema
inmunológico funciona de forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de
gérmenes o sustancias que puedan ocasionar problemas.
Los fagocitos incluyen varias células diferentes. El tipo más común son
los neutrófilos, que principalmente atacan a las bacterias. Si los médicos
sospechan una infección bacteriana, pueden pedir un análisis de sangre para
saber si el número de neutrófilos del paciente ha aumentado debido a la infección.
Los otros tipos de fagocitos tienen funciones específicas para garantizar que el
cuerpo reaccione adecuadamente a un determinado tipo de invasor.
Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se
originan en la médula ósea y, o bien se quedan allí y se convierten en células B, o
se dirigen al timo, donde se convierten en células T. Los linfocitos B y los linfocitos
T tienen funciones diferentes: Los linfocitos B funcionan como el sistema de
inteligencia militar del cuerpo, ya que localizan el objetivo y envían defensas para
atraparlo. Las células T se asemejan a los soldados: destruyen a los invasores
que el sistema de inteligencia identifica.
Otros tipos de anticuerpos funcionan liberando los frenos del sistema inmunitario a
fin de que este pueda destruir las células cancerosas. Las vías PD-1/PD-L1 y
CTLA-4 son cruciales para la capacidad del sistema inmunitario de controlar el
crecimiento del cáncer. Estas vías a menudo se denominan puntos de control
inmunitarios (inmune checkpoints). Muchos tipos de cáncer utilizan estas vías para
evadir el sistema inmunitario. El sistema inmunitario responde al cáncer
bloqueando estas vías con anticuerpos específicos denominados inhibidores de
los puntos de control inmunitarios. Una vez que el sistema inmunitario es capaz de
encontrar el cáncer y responder a este, puede detener o desacelerar el
crecimiento del cáncer.
Inmunoterapias no específicas
Al igual que los anticuerpos monoclonales, las inmunoterapias no específicas
también ayudan a que el sistema inmunitario destruya las células cancerosas. La
mayoría de las inmunoterapias no específicas se administran después o al mismo
tiempo que otros tratamientos para el cáncer, por ejemplo, la quimioterapia o la
radioterapia. Sin embargo, algunas inmunoterapias no específicas se administran
como el principal tratamiento del cáncer.
Las dos inmunoterapias no específicas que se usan con más frecuencia son las
siguientes:
Interferones. Los interferones ayudan al sistema inmunitario a combatir el
cáncer y pueden desacelerar el crecimiento de las células cancerosas.
Interleuquinas. Las interleuquinas ayudan al sistema inmunitario a producir
células para combatir el cáncer.
Terapia con virus oncolíticos
La terapia con virus oncolíticos usa virus genéticamente modificados para matar
células cancerosas. Primero, el médico inyecta un virus en el tumor. Luego, el
virus ingresa en las células cancerosas y se reproduce. Como resultado, las
células explotan y mueren. A medida que las células mueren, liberan sustancias
específicas denominadas antígenos. Esto provoca que el sistema inmunitario del
paciente se dirija a todas las células cancerosas del cuerpo que tengan esos
mismos antígenos.