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ROLLO MAY

Psicoterapia: es un encuentro asimétrico entre dos personas que tienen roles


distintos. El eje de la relación pasa por lo que nos permite el paciente. El fin es
lograr alivio, gratificación y crecimiento. El objetivo es producir un cambio.

Movimiento existencial en psicología


A fines del S. XIX se empezaron a detectar serios baches en el conocimiento
del ser humano y empieza a surgir interés en el modo en que el ser humano
experimentaba su vivir. La psicoterapia existencialista estudia el historial vital
del paciente. Se propone analizar la estructura de la existencia humana. Se
interesa por la vivencia subjetiva y surge de la relación del sujeto con el sujeto.
El existencialismo se preocupa por la ontología, que es la ciencia del ser.
Afirmaban que debemos estudiar al hombre que pasa por una experiencia, ya
que el objeto de la experiencia cognoscitiva es la existencia, la realidad vivida
inmediatamente. El existencialismo pretende ampliar al hombre como tal en el
sentido de su existencia, de su vivencia.
Los existencialistas emplean el término DASEIN para designar el carácter
distinto de la existencia humana. Indica que el hombre está ahí presente, la
propia existencia del sí mismo, un devenir. Este Dasein está dado en un tiempo
y un espacio que son compartidos por los demás. Hombre es el ser que puede
ser conciente y responsable de su existencia y como tal tiene la posibilidad de
elegir una cosa u otra.
La ANSIEDAD es una característica ontológica, enraizada en la propia
existencia. Es la experiencia de la amenaza de no ser. El hombre tiene la
libertad de ser o no ser y es frente a esto que aparece la ansiedad. Frente a
esta ansiedad, el hombre formula una elección que si no es auténtica provoca
CULPA ya que el individuo rechaza realizar sus potencialidades. La culpa
puede tener diferentes formas:
1) Atentar contra nuestras potencialidades  EIGENWELT
2) Atentar contra nuestros semejantes  MITWELT
3) Atentar contra la naturaleza  UMWELT
Esta culpa es ontológica y afecta a todo el mundo. Tiene sus raíces en el hecho
de su propia conciecia. No provoca la formación de síntomas, sino que produce
efectos constructivos en la personalidad.
El MUNDO de cada paciente debe verse y comprenderse desde su punto de
vista. El mundo es la estructura de relaciones significativas en que existe una
persona y en cuya configuración toma parte. El mundo abarca los sucesos
pasados que condicionan la existencia y las influencias que actúan sobre mí.
Es abierto, dinámico, formado y estructurado por la persona.
La persona y su mundo forman un todo unitario y estructural, lo que se quiere
expresar en la articulación de las palabras ser-en-el-mundo. Los dos polos que
son el yo y el mundo están siempre relacionados dialécticamente. El yo implica
el mundo y el mundo implica el yo, no son independientes y ninguno puede
entenderse sino en relación con el otro.

3 aspectos simultáneos del mundo que caracterizan la existencia de cada ser-


en-el-mundo:

UMWELT  significa el mundo alrededor. Es el mundo biológico, el ambiente.


MITWELT  significa co-mundo, el mundo de nuestros semejantes.
EIGENWELT  significa mundo propio. Comprende las relaciones personales
del individuo consigo mismo. Supone la capacidad de trascender la situación
inmediata y concreta. Esta capacidad es conocida con el nombre de SORGE.
Es la posibilidad frente a la libertad de elegir, ser auténtico o no.

Los fenomenólogos pretendieron ampliar los esquemas referenciales del S XIX


explicando 3 métodos para comprender la experiencia del SH.

FENOMENOLOGÍA PSIQUIÁTRICA: tiene que ver con lo descriptivo. Se basa


en la descripción que hace el paciente de sus experiencias subjetivas. A través
de la empatía pretende describir la experiencia subjetiva del paciente.

FENOMENOLOGÍA GENÉTICO-ESTRUCTURAL: A partir de los datos


descriptos busca conexiones e interrelaciones entre ellos. Se puede detectar
cierto factor genético y así predecir toda la estructura, toda la experiencia de
ese ser humano.
FENOMENOLOGÍA CATEGORIAL: Se refiere a la temporalidad, especialidad,
causalidad y materialidad. El investigador analiza como experimenta el
paciente cada una de ellas.

Rollo May
Capitulo 1
Orígenes y significado del movimiento existencial en psicología

La orientación existencial en las investigaciones psiquiatritas nació de la insatisfacción


experimentada en los esfuerzos en boga por adquirir conocimientos científicos en el
campo de la psiquiatría. Todo conceden que la psicología y la psicoterapia en cuanto
ciencias estudian al hombre, pero no al hombre mentalmente enfermo, sino al hombre
como tal, al menos primordial y básicamente. El nuevo conocimiento del hombre se
funda en la nueva idea de que al hombre no se lo puede comprender aplicándole ningún
cliché teórico, mecanicista, biológico o psicológico.

1- ¿Qué motivó este desarrollo?

A los hombres experimentados que obtenían curaciones aplicando las técnicas que
habían aprendido, les inquietaba el no llegar a una conclusión clara de por qué se
producían o dejaban de producirse esas curaciones, o qué era lo que realmente pasaba
en la existencia del paciente.
Querían comprender las psicosis y neurosis concretas, y cualquier situación critica del
hombre, no como una desviación del determinado esquema conceptual de tal o cual
psiquiatra o psicólogo que por casualidad lo este observando, sino como una desviación
de las estructuras existenciales de ese paciente particular, como ruptura de su condición
humana.
“la psicoterapia basada en el análisis existencialista estudia el historial vital del paciente
a quien trata, pero no explica ese historial ni sus idiosincrasias patológicas conforme a
las enseñanzas de ninguna escuela psicológica terapéutica ni recurriendo a sus
categorías preferidas. En vez de eso se trata de comprender ese currículum vital como
modificación de la total estructura de la posición particular del paciente en el mundo”.
La aparición del movimiento de la terapéutica existencialista presenta un rasgo común
con otras escuelas y es que también lo exigían ciertos puntos oscuros en los métodos
psicoterapéuticos de entonces, pero se diferencia en dos aspectos: que no fue obra de
ningún líder sino que creció espontáneamente y que no pretende fundar una nueva
escuela contra las preexistentes ni establecer nuevas técnicas terapéuticas frente a las
antiguas.

Lo que se propone fundamentalmente es analizar la estructura de la existencia humana.


Principales resistencias de ese movimiento:
 El primer foco contra esta innovación es la presunción de que en estos campos lo
principal está ya descubierto y que sólo falta rellenar los detalles.
 El segundo foco es la sospecha de que el análisis existencial es una intrusión de
la filosofía en la psiquiatría y que tiene poco que ver con la ciencia. El
movimiento existencial broto precisamente de un afán por ser más empíricos, no
menos. Es una protesta contra la tendencia a vestir al paciente con trajes
cortados a medida de nuestros prejuicios o a formarlo a imagen de nuestras
predilecciones.
 El tercer foco es la tendencia de preocuparse excesivamente por la técnica e
impacientarse ante los esfuerzos por bucear en busca de las bases sobre las que
descansan todas las técnicas.

2- ¿Qué es el existencialismo?

El existencialismo es el esfuerzo por comprender al hombre eliminando la escisión entre


sujeto y objeto que torturó el pensamiento y la ciencia occidentales desde poco después
del Renacimiento. El existencialismo se preocupa fundamentalmente por la ontología,
que es la ciencia del ser.
El existencialismo nació en un tiempo de crisis cultural, y actualmente se desarrolla al
borde del volcán revolucionario del arte, literatura y pensamiento modernos. Una de las
más importantes afinidades existentes entre el movimiento existencialista y la
psicoterapia es que ambos se ocupan de individuos en crisis, y lejos de afirmar que las
intuiciones de un periodo en crisis son sencillamente producto de la ansiedad y
desesperación, comprobaremos que la crisis es precisamente el resorte que se necesita
para sacudir a la gente de su conformismo rutinario con dogmas sin contenido y para
forzarla a quitarse sus disfraces seculares hasta descubrir la verdad desnuda sobre sí
mismos, sabiendo que esa verdad, por muy molesta que sea, por lo menos ofrecerá una
garantía de solidez.
El existencialismo es una filosofía que acepta al hombre en estado perenne de devenir,
lo que equivale virtualmente a estar en crisis, pero crisis no significa desesperación.

3- Cómo el existencialismo y el psicoanálisis brotaron de la misma situación


cultural
Encasillamiento y resquebrajamiento interior en el siglo XIX

La principal característica de la última mitad del siglo XIX, fue la atomización de la


personalidad, la cual era el síntoma de la desintegración emocional, psicológica y
espiritual que padecía la civilización y el individuo. El ciudadano respetable que
encierra a su mujer y a su familia en un compartimiento y reserva otros para sus otros
mundos y sus negocios, está construyendo una casa de muñecas y preparando su
derrumbamiento. Puede observarse ese mismo encasillamiento en la separación entre el
arte y las realidades de la vida, el empleo del arte en sus formas preciosistas, románticas
y académicas como una escapada hipócrita de la existencia y de la naturaleza. El
hombre victoriano se veía fragmentado en razón, voluntad y emotividad y aceptaba
contento verse así. Su razón le dictaba lo que tenia que hacer, luego la voluntad le
suministraba los medios para realizarlo y con las emociones, lo mejor era canalizarlas
en el cauce obligado de los negocios y estructurarlas rígidamente en costumbres y
modales victorianos, y las emociones que realmente habrían acabado con esa
segmentación artificial, como el sexo y la hostilidad, había que reprimirlas o darles
salida en orgías patrióticas por ejemplo.
Esa represión de la que no se podía pensar ni mencionar era un prerrequisito para la
aparente estabilidad de la cultura victoriana.
Las concepciones sobre el hombre se basaban en los resultados empíricos que
suministraban los adelantos de la ciencia.
Este encasillamiento de la vida cultural tenía su paralelo psicológico en la represión
radical en el mundo de la personalidad individual. Freud ocupo su genio en desarrollar
técnicas científicas para comprender y para curar esa personalidad individual
fragmentada, pero no vio, que las enfermedades neuróticas del individuo eran solo una
parte de las fuerzas desintegrantes que agitaban a toda la sociedad.
La cuestión intrigante es: ¿cómo se explica que el hombre, ese ser-en-el-mundo que
puede ser conciente de que existe, que puede conocer su existencia, escoja o se vea
forzado a escoger el eliminar esa conciencia y sufrir a cambio la ansiedad, los impulsos
de autodestrucción y la desesperación?
Kierkegaard y Nietzche se daban perfecta cuenta de que la enfermedad del alma del
hombre occidental era de una morbosidad mucho más profunda y extensa de lo que
pudieran explicar los problemas individuales o sociales.
Había alguna falla radical en las relaciones del hombre para consigo mismo.

El significado fundamental del movimiento de psicoterapia existencial es un


movimiento de protesta contra la tendencia a identificar la psicoterapia con la razón
técnica. Pretende basar la psicoterapia en la comprensión de lo que constituye el ser
humano, pretende definir las neurosis a base de los elementos que destruyen la
capacidad del hombre para realizar plenamente su propio ser.
La psicoterapia existencial es el movimiento que por una parte recurre al análisis
científico debido principalmente al genio de Freud, y por otra integra en el cuadro a
comprensión del hombre a un nivel mas profundo y mas amplio: al hombre como ser
humano. Se basa en el presupuesto de que es posible construir una ciencia humana que
no necesita desarticular al hombre ni pulverizar su humanidad para estudiarlo. Combina
la ciencia con la ontología.

Capitulo 2
Contribuciones de la psicoterapia existencial

La contribución fundamental de la terapéutica existencialista consiste en comprender al


hombre como SER. Afirma que los impulsos o los dinamismos, sólo pueden entenderse
dentro de la estructura existencial de la persona que tratamos.
El objeto de nuestro estudio es la experiencia de un encuentro instantáneo con otra
persona que acude a nosotros como un ser vivo y que se mueve en un plano muy
diferente del que nosotros conocemos acerca de él.
Cuando entra el paciente en persona, muchas veces experimentamos una sensación
repentina de “aquí hay un nuevo individuo”, el punto de la cuestión esta en que el captar
el ser de otra persona pertenece a un plano diferente al de nuestros conocimientos
anecdóticos sobre él.
Es útil conocer las fuerzas y mecanismos que actúan en la conducta del paciente, es
importante familiarizarse con sus esquemas de relaciones interpersonales, etc.; pero
todos estos elementos quedan reducidos a un nivel totalmente diferente cuando nos
enfrentamos con el hecho fundamental, con el más real a saber: la misma persona
inmediata y viviente.
Al encontrarnos con toda aquella voluminosa información sobre el paciente adquiere
una nueva perspectiva ante esta confrontación, no debemos sacar la conclusión de que
nuestras noticias eran erróneas, sino que reciben su sentido, forma y significación de la
realidad de la persona de que son expresión todos esos informes concretos.
Cuando pretendemos conocer a una persona debemos subordinar nuestro conocimiento
sobre él al hecho básico de su existencia real.
El encuentro con el ser de otra persona tiene el poder de conmovernos profundamente y
potencialmente puede desencadenar un proceso de ansiedad. Es evidente que pagamos
un precio alto por inmunizarnos contra la ansiedad: y es que nos aislamos del otro y
además fantaseamos radicalmente la realidad.

1- Ser y no ser

Hay un foco de resistencia grave de que adolece toda la sociedad occidental moderna, y
es la necesidad psicológica de evitar y en cierto modo de reprimir toda preocupación por
el ser.
La perdida del sentido del ser está relacionada con dos tendencias:
 La tendencia a subordinar la existencia a la función
 Las corrientes conformistas y colectivistas tan arraigadas en nuestra
civilización.
El término que emplean los terapeutas existencialistas para designar el carácter
distintivo de la existencia humana es Dasein, e indica ser ahí, es el ser del hombre que
está ahí, presente e implica que tiene un ahí, en el sentido de que es capaz de saber que
está ahí y es capaz de adoptar una actitud con respecto a este hecho.
Hombre es el ser que puede ser conciente y por tanto responsable de su existencia, esto
es lo que lo distingue de los demás seres.
El ser es una forma verbal que implica que alguien está en vías de devenir algo.
Sólo podremos comprender a otro ser humano viendo hacia dónde se mueve y lo que
está deviniendo y sólo podemos conocer a nosotros mismos transformando nuestra
potencia en acción.
El ser en el sentido humano no es algo que se produce de una vez para siempre. El
hombre, el Dasein, es ese ser concreto que tiene que darse cuenta de sí mismo y hacerse
responsable de sus actos si quiere llegar a ser él mismo. Y es también ese ser concreto
que sabe que en cierto momento futuro, ya no será, él es el ser que mantiene siempre
una relación dialéctica con el no ser, con la muerte.
La experiencia “yo soy” no es por sí misma una solución para los problemas de un
individuo, sino mas bien su prerrequisito. Pudiera parecer que el descubrimiento de las
cualidades especificas y la experiencia del propio ser van de la mano, pero esta ultima
es la base y el prerrequisito psicológico de la primera. Podemos temer con razón que
cualquier solución psicoterapéutica a los problemas específicos de una persona, que no
tenga como base en mayor o menos grado esta experiencia “yo soy” vaya a construirse
en falso.
Esta experiencia de “yo soy” no debe explicarse en el paciente como una relación de
transferencia. Bien pudiera ser que para cualquier ser humano esa posibilidad de
sentirse aceptado y poder confiar en otra persona sea una condición necesaria para la
experiencia del “yo soy”, pero esa conciencia del propio ser se produce
fundamentalmente en la percepción del propio yo, es una experiencia del Dasein,
realizada en el reino de la autoconciencia.
En muchos círculos existe el error general de suponer que la experiencia del propio ser
se produce automáticamente en cuanto uno se siente aceptado por el otro.
La actitud de “con que yo te acepte y te quiera lo tenes todo resuelto” es una postura que
puede fomentar la pasividad.
El ser es una categoría que no puede reducirse a la introyeccion de normas sociales ni
éticas. Si realmente es autentico, mi sentido de existencia no puede ser lo que otros me
han dicho que debo ser.
Es una equivocación presentar la aparición de la conciencia del propio ser como una
fase del desarrollo del yo.
La experiencia “yo soy” se produce a un nivel más fundamental y es un prerrequisito
para el desarrollo del yo. El yo es una parte de la personalidad y una parte relativamente
floja mientras que el sentido de ser comprende la experiencia total de la persona, lo
mismo, inconsciente que conciente, y de ninguna manera puede considerarse como un
simple factor de la conciencia. El yo es un reflejo del mundo exterior, el sentido de ser
esta enraizado en la experiencia de la existencia propia y si solo fuese un reflejo del
mundo exterior, por el mismo hecho dejaría de ser el sentido de la propia existencia. Mi
sensación de ser, es mi capacidad para contemplarme a mi mismo como un ser dentro
del cosmos, para conocerme a mi mismo como el ser que puede hacer estas cosas, en
este sentido es un prerrequisito para lo que se llama desarrollo del yo. El yo es el sujeto
en la relación sujeto-objeto, la sensación de ser ocurre en una fase previa a esto, ser
significa yo soy el ser que puede conocerse a si mismo como sujeto de lo que está
pasando.
Lo mismo el yo que el sentido de ser presuponen la aparición de la autoconciencia en el
niño entre los dos primeros meses y los dos primeros años de su infancia, proceso que
suele llamarse, emergencia del yo.
El desarrollo del yo presupone el sentido del ser, igual que lo presupone la solución de
los demás problemas.

Es necesario poner de relieve que el mismo hecho de concebir el yo como algo débil,
pasivo y derivado es una prueba y un síntoma del grado en que se ha perdido el sentido
del ser en nuestros días y en que se ha llegado a reprimir la preocupación ontologica.
Esta concepción del yo es un símbolo de la creciente tendencia a considerar al ser
humano primariamente como un recipiente pasivo de fuerzas que se vuelcan sobre él, ya
se las identifique con el ello o con la inmersión del sujeto en el océano del
conformismo. La concepción del yo como relativamente débil y zarandeado por el ello
representaba para Freud, un símbolo profundo de la desintegración del hombre y al
mismo tiempo un poderoso correctivo del voluntarismo superficial de aquellos tiempos.
La equivocación esta en erigir a ese yo en la norma básica. Por debajo de la teoría del
yo hemos de poner el cimiento sólido del sentido de ser, de la conciencia ontologica, si
queremos que la doctrina del yo tenga una base sólida para sus relaciones con el hombre
en cuanto tal.
El no ser forma una parte inseparable del ser. Para comprender lo que significa existir
necesitaríamos percibir el hecho de que podemos no existir. Es en la confrontación con
el no ser en donde la existencia adquiere nueva vitalidad y sentido de inmediación y el
individuo experimenta una conciencia mas sublimada de si mismo, de su mundo y de lo
que lo rodea.
La muerte es la eventualidad mas clara con que nos amenaza el no ser. La cuestión
fundamental esta en ver cómo reacciona el hombre ante del hecho de la muerte, si pasa
su vida huyendo del espectro de la muerte o erigiendo en culto la represión de la idea de
la muerte bajo la racionalizacion de la creencia en el progreso automático.
Los analistas existenciales sostienen que la confrontación con la muerte infunde a la
misma vida su realidad más positiva, haciendo la existencia algo real, absoluta y
concreta. Porque la muerte como potencialidad absoluta destaca la singularidad del
hombre, lo individualiza, haciéndole comprender la potencialidad de ser en los demás,
al darse cuenta de la inevitabilidad de su propia muerte.
La forma mas extendida y omnipresente que adopta en nuestros días nuestra
repugnancia a enfrentarnos con el no ser es el conformismo, con este recurso el
individuo escapa de momento a la ansiedad de no ser, pero a precio de anular sus
fuerzas y su sentido de existencia.
En el aspecto positivo la capacidad para enfrentarse con el no ser se traduce en la
aceptación constructiva de la ansiedad, hostilidad y agresividad. Por aceptar entendemos
aguantar sin recurrir a la represión y responder de una manera constructiva.
Los estados neuróticos de ansiedad, hostilidad y agresividad se desarrollan porque el
individuo no ha sido capaz de aceptar y barajar debidamente sus manifestaciones y
reacciones normales.

2- La ansiedad y la culpabilidad en su aspecto ontológico

La ansiedad es una característica ontologica del hombre, enraizada en su misma


existencia en cuanto tal. Es la experiencia de la amenaza inminente de no ser.
La ansiedad es el estado de espíritu del individuo al darse cuenta de que su existencia
amenaza ruina, de que puede hundirse con todo su mundo y convertirse en nada.
Al comprender así la ansiedad, como algo ontologico, se aclara la diferencia entre
miedo y ansiedad, donde la ansiedad toca todo el nervio vital de la propia estima y su
sentido de valer como persona, lo cual constituye un aspecto importante de su
experiencia de si mismo como ser. En cambio el miedo, es una amenaza contra la
periferia de su existencia, el miedo puede objetivarse y el individuo puede mirarlo como
un espectador situándose fuera de él.
La ansiedad paraliza la conciencia de existencia, borra la sensación del tiempo, embota
la memoria del pasado y eclipsa el futuro. La ansiedad es ontologica, el miedo, no.
La ansiedad solo puede comprenderse como una amenaza contra el Dasein.
La ansiedad se produce en el punto psicológico en que el individuo se enfrenta con la
aparición de alguna potencialidad o posibilidad de llenar su existencia, pero esa misma
posibilidad implica la destrucción de la seguridad presente, lo cual provoca
automáticamente la tendencia a negar la nueva potencialidad.
Asimismo la culpabilidad es la condición de la persona que reniega de esas
potencialidades y renuncia a realizarlas, es decir que la culpabilidad es también una
característica ontologica de la existencia humana.
Existen varias formas de culpabilidad ontologica, como la culpa ontologica contra
nuestros semejantes, la cual surge de que cada uno percibimos necesariamente a
nuestros prójimos según nuestra mentalidad limitada y nuestros prejuicios, precisamente
porque cada uno somos un individuo.
Esta culpabilidad enraizada en nuestra estructura existencial, es una de las fuentes más
caudalosas de una sana humildad y de una actitud racional de indulgencia hacia nuestros
semejantes.
El primer tipo de culpabilidad ontologica es el abandono cobarde de nuestras
potencialidades, y corresponde al mundo EIGENWELT. La culpabilidad relacionada
con nuestros semejantes, corresponde al mundo MITWELT. Y existe un tercer tipo de
culpabilidad ontologica que incluye el UMWELT, que consiste en la culpabilidad de
separación o de ruptura con relación a la naturaleza global. Ésta es la manifestación más
compleja y comprensiva de la culpabilidad ontologica.
La culpabilidad ontologica tiene estas características:
 Afecta a todo el mundo, todos deformamos en mayor o menor medida la
realidad de nuestros semejantes y ninguno desarrollamos plenamente nuestras
potencialidades.
 No proviene de prohibiciones ambientales ni de la introyeccion de hábitos o
normas culturales, sino que tiene sus raíces en el hecho de la propia conciencia.
La culpabilidad ontologica no consiste en que soy culpable por haber
quebrantado una prohibición paterna, sino de vernos como individuos que
pueden elegir o no elegir.
 No debe confundirse la culpabilidad ontologica con la morbosa o neurótica. Si
se la reprime en vez de aceptarla, puede degenerar en culpabilidad neurótica.
Lo mismo que la ansiedad neurótica es el resultado final de una ansiedad
ontologica normal a la que no se quiso hacer frente, así precisamente la
culpabilidad neurótica es el resultado de una culpabilidad ontologica que se
pretendió eludir.
 No provoca la formación de síntomas sino que produce efectos constructivos
en la personalidad. Puede y debe engendrar humildad, afinar el trato con
nuestros semejantes y aumentar los impulsos creadores en la explotación de las
propias potencialidades.

3- Ser-en-el-mundo

Las dos fuentes principales de la ansiedad y desesperación del hombre occidental


moderno eran: la pérdida de su sentido de ser y de su mundo.
Los síntomas de aislamiento y alineación reflejan el estado de una persona, cuyo
contacto con el mundo se ha interrumpido.
Este problema de la perdida de la sensación de su mundo no es solo falta de relaciones
interpersonales, o de contactos con nuestros semejantes, sus raíces llegan por debajo de
la capa social hasta la alineación del mismo mundo natural. Es una experiencia
particular de aislamiento que se ha llamado soledad epistemológica.
Los analistas existenciales, para descubrir de nuevo al hombre en sus interrelaciones
personales con su mundo y para volver a revelar el sentido que encierra el mundo para
el hombre, empiezan afirmando que la persona y su mundo forman un todo unitario y
estructural, eso es lo que quiere expresarse precisamente con la articulación de las
palabras ser-en-el-mundo.
Los dos polos que son el yo y el mundo, están siempre relacionados dialécticamente,
ninguno es independiente del otro.
El mundo es la estructura de relaciones significativas ñeque existe una persona y en
cuya configuración toma parte. Así Edmundo abarca los sucesos del pasado que
condicionan mi existencia y toda la inmensa variedad de influencias determinantes que
actúan sobre mí. Pero en tanto abarca todos estos elementos en cuando me relaciono con
ellos, tengo conciencia de ellos, los formo, construyo, cada vez que me pongo en
contacto con ellos.
Tampoco debe limitarse el mundo a los acontecimientos determinantes del pasado, sino
que incluyen también todas las posibilidades que se abren ante cualquier persona, que
no vengan indicadas expresamente en los anales de la situación histórica. Por eso no
debemos identificar Edmundo con la cultura, pues además de la cultura incluye muchas
otras cosas como el EIGENWELT, lo mismo que todas las demás futuras posibilidades
del individuo.
4- Los tres mundos

3 tipos de mundo que caracterizan la existencia de cada ser-en-el-mundo:


 UMWELT: significa literalmente el mundo alrededor, éste es el mundo
biológico, llamado generalmente ambiente.
 MITWELT: el co-mundo, designa el mundo de los seres de nuestra
misma especie, el mundo de nuestros semejantes.
 EIGENWELT: el mundo propio, y comprende las relaciones personales
del individuo consigo mismo.

El Umwelt, responde al mundo de los objetos que nos rodean, el mundo natural, todos
los organismos lo tienen. Es el mundo de las leyes de la naturaleza y de sus ciclos, del
sueño, la vigilia, de nacer y morir.
El Mitwelt es el mundo de las interrelaciones entre los hombres.
Las categorías de ajuste y adaptación son de absoluta precisión en el Umwelt, nos
adaptamos al tiempo frío, nos ajustamos a la necesidad que experimenta nuestro cuerpo
de dormir, el ajuste se produce entre 2 objetos o entre una persona y un objeto. Pero en
el Mitwelt, no guardan la misma precisión las categorías de ajuste y adaptacion, aquí el
término apropiado es el de relación. Nunca podemos considerar a os seres humanos
como objetos sexuales, ya que al convertirse en un objeto sexual deja de ser persona.
El Eigenwelt, el mundo propio es el campo que menos ha explorado y comprendido la
psicología moderna y profunda, éste presupone autoconciencia y autorrelacion y
únicamente se presenta en los seres humanos. Pero no constituye exclusivamente una
experiencia interior y subjetiva, sino más bien el fondo que nos ayuda a ver el mundo
real en su verdadera perspectiva y el fundamento de nuestra relación. Es la captación de
lo que significa para mi determinada cosa en el mundo.
Estas 3 caras del mundo siempre se interreflejan y condicionan mutuamente. Por
ejemplo, yo existo en el Umwelt, pero la forma en que yo me adapto a mi necesidad de
sueño, al tiempo o a cualquier instinto, afecta esencialmente al significado que adquiere
para mí y condiciona mis reacciones frente a él. El ser humano vive simultáneamente en
el Umwelt, Mitwelt y Eigenwelt, son 3 facetas simultáneas de ser-en-el-mundo.
Estas 3 facetas implican consecuencias:
Una es que si se acentúa una de ellas, con exclusión de las otras dos, se pierde la
realidad de ser en el mundo. Freud tiene merito de haber descubierto al hombre en el
fondo del Umwelt, pero tiene una idea nebulosa del Mitwelt, que comprende la
interrelación de las personas como sujetos.
La faceta que nunca vio Freud realmente es la del yo en relación consigo mismo, el
Eigenwelt es la fase mas difícil de captar, dadas nuestras preocupaciones tecnológicas
occidentales.
Sin una visión adecuada del Umwelt, el amor languidece falto de vitalidad, y sin el
Eigenwelt, desfallece falto de fuerzas y de la capacidad de fructificar.

V. Sobre el tiempo y la Historia

A los analistas existenciales les impresiona el hecho de que la mayor parte de las
experiencias humanas, como la ansiedad, la depresión, el gozo, suceden más en la
dimensión del tiempo que en la del espacio. Sitúan el tiempo en el centro del cuadro
psicológico y proceden a verificar su estudio, considerando el sentido existencial que
tiene por sí mismo para el paciente.
El hecho más fundamental de la existencia es que emerge, es decir, que siempre está en
proceso de devenir, en constante desarrollo dentro del tiempo y nunca se le puede
definir en el momento estático.
Es tiempo es la dimensión característica de la personalidad humana. La capacidad de
“soldar el tiempo” “es la esencia tanto de la mente como de la personalidad”, ese arte de
soldar el tiempo incluye la facultad de incorporar el pasado al presente como parte del
nexo causal total en que actúan y reaccionan los organismos vivos y justamente la
capacidad de organizar sus actos a la luz de un futuro de profundas perspectivas.
La capacidad de transcender las fronteras inmediatas del tiempo, de contemplar su
propia experiencia de una manera autoconciente a la luz distante del pasado y del
futuro, de actuar y reaccionar en esas dimensiones, de aprender lecciones que enseñó el
pasado hace miles de años y de moldear el remoto futuro, constituye la característica
por excelencia de la existencia humana.
Los terapeutas existencialistas están de acuerdo con que “el tiempo es el corazón de la
existencia” y que nuestro error consistió en concebirnos primordialmente como seres
espaciales.
Cuando nos acordamos de incluir el tiempo en nuestro bagaje humano, lo hicimos en el
sentido aristotélico, predominantemente en la tradición de la filosofía occidental:
“Porque el tiempo es esto: lo que se cuenta en el movimiento con relación a lo que es
anterior y posterior”. Lo curioso de esta descripción de “tiempo cronómetro” es que está
calcada sobre la noción de espacio: la mejor manera de entenderla es imaginarlo como
una serie de hitos o de puntos espaciados regularmente sobre el reloj o un calendario.
Esta concepción del tiempo s adapta mejor al Umwelt, donde complementamos al ser
humano como una entidad situada sobre varias fuerzas condicionantes y determinantes
del mundo natural y sujeta a la acción de los impulsos instintivos. Pero en el Milwelt,
que marca la zona de las relaciones personales y del amor, el tiempo cuantitativo tiene
mucha menos importancia en el significado de los acontecimientos, refiriéndonos al
sentido interno de los acontecimientos.
Finalmente, el Eigenwelt, el mundo particular de la autorrelación, de la autoconciencia y
de la intuición del sentido que encierra un suceso para uno mismo, prácticamente no
tiene nada que ver con la definición aristotélica de tiempo pendular. La esencia de la
autoconciencia y de la penetración intuitiva consiste en su presencia, en que está allí, y
el momento de esa percepción consciente conserva su significado para siempre.
Observaron tmb los psiquiatras existencialistas que las experiencias psicológicas más
profundas son las que trastornan en el individuo su sentido de orientación temporal.
El aspecto más penoso de la condición del paciente es su incapacidad de imaginar un
aspecto futuro en la línea del tiempo en que espere verse libre de ansiedad y de la
depresión. Tmb descubrimos que la represión y los demás procedimientos para ahogar
la conciencia son esencialmente métodos para asegurar la interrupción de las relaciones
normales entre el pasado y el futuro.

Luego de situar el tiempo en el centro del cuadro psicológico, proponen que la fase
predominante y más importante del tiempo para los seres humanos no es el presente ni
el pasado, sino el futuro. Solo podemos comprender la personalidad siguiendo la
trayectoria que sigue hacia el futuro. Solo podemos comprender la personalidad
siguiendo la trayectoria q sigue hacia el futuro.
Los existencialistas no piensan en un futuro lejano ni en nada q pueda indicar q se
refugian en el futuro para evadirse del presente o del pasado; solo pretenden hacer
constar que el ser humano mientras está en posesión de su autoconciencia y no se ve
incapacitado por la ansiedad ni por las tiranías y rigideces neuróticas, está siempre en un
proceso dinámico de autorrealización, siempre explorando, moldeándose y avanzando
hacia el futuro inmediato.
Sin olvidar el pasado, estiman que sólo puede entendérselo a la luz del futuro. Los
sucesos deterministas del pasado adquieren sentido a la luz del presente y del futuro.
Nietzsche observó que la palabra del pasado es un oráculo del porvenir: solo lo
comprenderá quien se aplique a conocer el presente y a construir el futuro.
El pasado es el campo de la contingencia, del que cogemos la semilla más selecta de los
acontecimientos para sembrar y cultivar nuestras potencialidades y para labrar nuestra
satisfacción y seguridad en el futuro inmediato.

Los analistas existenciales toman la historia muy en serio, pero denuncian cualquier
tendencia a eludir los problemas presentes, inmediatos, palpitantes de ansiedad para
atrincherarse tras el determinismo del pasado.

VI. Transcendiendo la situación inmediata

La ultima característica de la existencia humana (Dasein): su capacidad de transcender


la situación inmediata.
La existencia implica una emergencia continua, en el sentido de una evolución
emergente, de un transcender el pasado y el presente en dirección del futuro. Así
transcenderse describe lo que todo ser humano está realizando siempre que no está
gravemente enfermo o impedido temporalmente por la desesperación o la ansiedad.
La capacidad de la propia lucidez mental aumenta cualitativamente el ámbito de la
conciencia y por lo mismo ensancha inmensamente las posibilidades de transcender las
situaciones inmediatas.
Esa capacidad del hombre normal para transcender la situación de momento se patentiza
en toda clase de conducta. Esta capacidad se manifiesta sobre todo en las relaciones
sociales, en la comunicación de la persona normal con su comunidad.
Es interesante notar la gran cantidad de palabras que hay para describir los actos
humanos con el prefijo “re” –responsable, reflexionar, relacionar, y así sucesivamente-.
Todos indican y se basan en la capacidad de volver sobre sí como ejecutor de sus actos.
Esto resalta con especial calidad en la facultad característicamente humana de
responsabilizarse, que indica que se puede confiar en él, y que él puede comprometerse
a responder de la palabra que ha dado.
El hombre al mismo tiempo que existe puede preguntarse sobre sí mismo y sobre su
propia existencia. Es más, toda concepción existencialista está basada en el fenómeno
enteramente curioso de que el hombre es un ente que no solo puede preguntarse sobre
su propio ser, sino que debe hacerlo, si es que ha de realizar su potencialidad.

Autoconciencia implica autotranscendencia; la capacidad de transcender la situación


inmediata presupone indudablemente el Eigenwelt, es decir, ese mundo de acciones y
reacciones en que la persona se ve al mismo tiempo como sujeto y como objeto. La
facultad de transcender la situación es parte inseparable de la autoconciencia, pues es
evidente q el simple poder de darse cuenta de sí mismo como de un ser existente en el
mundo implica la capacidad de situarse fuera como espectador y mirarse a sí y a su
situación y afirmarse y guiarse a través de una variedad infinita de posibilidades.

Los procesos neuróticos son el precio que pagamos por nuestra preciosa herencia
humana, es decir, por nuestra habilidad para representar la experiencia y comunicar
nuestras ideas mediante símbolos. Lo q constituye la esencia del lenguaje simbólico es
la capacidad de transcender la situación concreta e inmediata.

La transcendencia del y el ser-en-el-mundo equivalen por identidad a la estructura del


Dasein, que es el fundamento de toda actitud y comportamiento.
El hombre es capaz de transcender la situación inmediata por ser capaz de Sorge, es
decir, de cuidado, de comprender y responsabilizase.
Toda actitud es una forma de conducirse con Sorge o con falta de Sorge.
La capacidad de transcender la situación inmediata no es una facultad que hay que
incluir en la lista general de facultades, sino q es congénita a la naturaleza ontológica
del ser humano.
La capacidad que tiene el hombre de relacionarse consigo mismo le confiere, como una
manifestación, la capacidad de objetivar su mundo, de pensar y expresarse en símbolos,
etc.

El hombre dispone de una amplia gama de posibilidades donde escoger sus relaciones
con el mundo. El “yo” es la capacidad de verse abriéndose camino entre esa
multiplicidad de posibilidades. Esta libertad frente al mundo es el sello de la persona
psicológicamente sana; el verse encerrado a cal y canto en un mundo concreto es la
marca del trastorno psicológico. Lo esencial es la libertad para planificar el mundo, o
para dejar que ocurra el mundo. Esta esencia de la libertad está tan profundamente
arraigada como una necesidad de nuestra existencia que puede prescindir de la misma
existencia.

VII. Algunas consecuencias para la técnica psicoterapéutica

En el análisis existencial no encontrarán métodos prácticos desarrollados


minuciosamente. Muchos psiquiatras existencialistas no se interesan por materias
técnicas. Porque el análisis existencial es un modo de comprender la existencia humana
y sus representantes creen que uno de los obstáculos principales (si no es el principal)
para comprender al ser humano en la civilización occidental es precisamente la
importancia exagerada q se da a la técnica y q va de la mano con la tendencia a
considerar al hombre como un objeto q hay q calcular, manejar y analizar.
La teoría existencialista sostiene que la técnica sigue a la comprensión. La tarea
sustancial y la responsabilidad del terapeuta consiste en comprender al paciente como
un ser y como un ser-en-el-mundo. Todos los problemas técnicos están subordinados a
esa comprensión.

Lo que distingue la técnica existencial no es lo que el analista hará concretamente, por


ejemplo, frente a un caso de ansiedad, de resistencia o de tener q sacar al paciente el
historial de su vida, etc., sino más bien el clima de su terapéutica. Lo importante es qué
es lo que dice sobre el punto en q se haya en este momento y el punto hacia donde se
dirige, etc. El contexto, el clima lo forma el paciente no como una cadena de
mecanismos o dinamismos psíquicos, sino como un ser humano en transe de elegir, de
adquirir un compromiso y de orientarse hacia algo positivo sin pérdida de tiempo; este
contexto es dinámico, de una realidad tangible y presente.

La contribución realmente importante de este método es su profunda comprensión de la


existencia humana.
Consecuencias:

1) El terapeuta existencialista tiene una razón concreta para utilizar determinada técnica
con un paciente dado. Él desconfía vehementemente de usar tal o cual técnica solo por
rutina, costumbre o tradición.
La terapéutica existencialista se distingue por un sentido de lo real y de lo concreto.
La técnica existencialista debe tener flexibilidad y elasticidad, para poder variar de un
paciente a otro y de una fase a otra en el tratamiento de un mismo paciente. Para decidir
la técnica concreta q debe emplearse de un mismo momento particular a otro han de
tenerse en cuenta estas cuestiones: ¿Qué es lo q manifestará mejor la existencia de este
individuo particular en este momento de la historia? ¿Qué es lo q iluminará con más
claridad su ser-en-el-mundo?

2) Los dinamismos psicológicos siempre derivan su sentido de la situación existencial


de la vida personal e inmediata a cada paciente.
Lo q ocurre en realidad no es q el neurótico “transfiere” sobre su mujer o sobre el
analista los sentimientos q abrigaba hacia su padre o su madre. Hay que decir más bien
q el neurótico es una persona que nunca desarrolló ciertas zonas de su personalidad más
allá de las formas limitadas y restringidas de la experiencia característica del niño.

3) Se toma como real la relación entre el paciente y el terapeuta. Este es un ser humano,
vivo, que en ese momento no se interesa por sus propios problemas, sino por
comprender y sentir en lo posible el ser de su paciente. Existencialmente la verdad
siempre implica la relación de la persona hacia algo o hacia alguno y q el terapeuta
forma parte del campo para entender al paciente. También indicamos q en realidad no
puede el terapeuta ver al paciente a menos q participe de su campo experimental.
No debe confundirse la presencia con una actitud sentimental hacia el paciente, sino q
está en función categórica y consistente de la idea q se forme el terapeuta sobre los seres
humanos. En esta actitud de presencia, se considera q el ser humano es un objeto q hay
q analizar o una persona q hay q comprender. El terapeuta existencialista es capaz de
relacionarse con el paciente de “existencia a existencia”; el paciente necesita una
experiencia no una explicación.

El tratamiento existencialista se orienta más hacia las crisis trágicas de la vida.

La terapéutica es un proceso de devenir, de que lo que cuenta es la libertad y el


desarrollo interior del individuo, y el postulado implícito de la dignidad del ser humano.
Tres advertencias:
A) Esta importancia que se da a la relación no significa de ninguna manera una
simplificación ni un atajo, ni u sucedáneo de una disciplina y de un entrenamiento a
fondo. Sino más bien una forma de dar a esta preparación su verdadero enfoque y
orientarla hacia la comprensión del ser humano en su categoría de humano.
Se supone que el terapeuta es un experto; pero si no es ante todo un ser humano, su
técnica va a ser inútil y muy posiblemente perniciosa. El carácter distintivo de la
comprensión existencialista es q la comprensión del ser humano es el autentico estudio
del hombre. Los analistas existenciales hacen con la estructura de la existencia humana,
sacarla del reino carismático y aleatorio de ciertos individuos de especial intuición,
aceptarla como campo de exploración y comprensión y reducirla a disciplina q pudiera
enseñarse hasta cierto punto.
B) La insistencia en la realidad de la presencia no se opone a las verdades altamente
significativas que encierra el concepto freudiano de transferencia. Dentro de la
terapéutica existencialista, la transferencia se opera en el nuevo clima de un
acontecimiento que se desarrolla en una relación real entre dos personas. Pero nada es
jamás pura transferencia, ni se la puede explicar al paciente como un teorema de
matemáticas.
Consiste en dejar al paciente experimentar lo q está haciendo hasta q la experiencia se
apodere realmente de él.

C) La presencia en las sesiones no significa en ningún modo que el terapeuta haya de


imponer sus ideas, sentimientos ni su personalidad al paciente.

4) La terapéutica debe intentar analizar y eliminar las formas de conducta que matan la
presencia. Por su parte, el psiquiatra tendrá q vigilar cuanto pueda entorpecer en él la
plena presencia.
El hecho de la confrontación real entre dos personas puede crear profunda ansiedad. Tal
vez el recurso q tiene más a mano el psiquiatra para reducir la ansiedad consiste en
mirar a la otra persona desde un punto de vista técnico. La técnica no debe utilizarse
para bloquear la presencia.

5) La quinta consecuencia se refiere al objetivo del proceso terapéutico. Ese objetivo


consiste en q el paciente experimente su existencia como real.
En el transcurso del tratamiento el paciente encuentra q el Eigenwelt es algo para él, y
entonces tiende a experimentar el Eigenwelt del psiquiatra con más fuerza q el suyo.
La función del analista consiste en estar allí presente en la relación (con todas las
connotaciones del dasein), mientras q el paciente encuentra su camino y aprende a vivir
su propio Eigenwelt.
El interpretar los mecanismos o dinamismos, cosa q hay q hacer en la terapéutica
existencialista como en cualquier otra, siempre se hará dentro del plan de q el paciente
se de cuenta de su propia existencia. Esta es la única forma de q el dinamismo tenga
realidad para él y le afecte; de lo contrario, lo mismo valdría de q se documentase sobre
él en cualquier libro.
La función del psiquiatra no consiste en “curar” los síntomas neuróticos del paciente,
aunque este es el motivo q induce a la mayoría a acudir a ellos. Pero la psicoterapia se
ocupa de otra cosa fundamental, que es ayudar a la persona a que experimente su
existencia; cualquier curación de los síntomas que esta llamada a durara debe ser un
subproducto de esto.
El tipo de curación consiste en la adaptación y en recuperar la capacidad de ponerse al
corriente con la civilización. Entonces el paciente asume un mundo reducido, pero sin
conflictos, ya q su mundo se ha identificado ahora con la cultura. Y como la ansiedad
solo brota con la libertad, naturalmente el paciente se ve libre de su ansiedad; se ve
aliviado de sus síntomas, sencillamente porque ha recibido sus armas, es decir, sus
posibilidades, que son las que causan la ansiedad. Éste es el procedimiento de curarse
renunciando al ser, a la existencia, acosándola y reduciéndola.
Se plantea la discusión de saber hasta donde se puede continuar en este plan de buscar el
alivio de los conflictos en la renuncia al ser sin producir en los individuos y en los
grupos una desesperación latente y un resentimiento que acabará por revelar en actos de
autodestrucción.
Pero el factor que viene a complicar las cosas en nuestra situación histórica inmediata es
q la misma cultura está montada alrededor de este ideal de adaptación técnica y contiene
tantos elementos incorporados y destinados a narcotizar la desesperación.
Puede darse sentido más profundo y verdadero a la palabra curación, a saber, orientarse
hacia la expansión de la propia existencia.
Lo importante es q la persona descubra su ser, su Dasein.

6) La importancia del compromiso.


La verdad existe únicamente conforme el mismo individuo la va produciendo en la
acción.
La significación del compromiso, de la entrega, radica que es requisito necesario para
ver la verdad.
Normalmente hemos actuado sobre la suposición de q a medida q el paciente va
teniendo más y más conocimientos e intuición sobre el sí mismo, irá haciendo las
decisiones apropiadas. Esta es una verdad a medias. Generalmente se pasa por alto la
segunda mitad de verdad, a saber, que el paciente no puede permitirse el lujo de
adquirir ese conocimiento e intuición hasta que esté dispuesto a decidir, tome una
orientación decidida sobre su vida y adopte las resoluciones previas en marcha.
Aquí entendemos la decisión en el sentido de actitud decisiva frente a la existencia, una
actitud de compromiso. En este plano el conocimiento y la intuición siguen a la decisión
y no al revés.

Terminamos con dos observaciones, advertencias finales: una es el peligro q asecha en


el fondo de la concepción existencialista, que es el peligro de generalización; la otra
observación se refiere a la actitud existencial ante el inconciente.

Capitulo III: fenomenología psiquiatrita

Hay tres métodos principales:

1) Fenomenología Descriptiva: Se basa en la descripción q hace el paciente de sus


experiencias.
2) Método Genético estructural: Presupone una unidad fundamental en el estado de
conciencia de un individuo, e intenta encontrar el factor genético con cuya ayuda
puede entenderse y reconstruirse el resto.
3) Análisis Categorial: Adopta un sistema de coordenadas fenomenológicas, la
temporalizada y el espacio, la causalidad y la materialidad. El investigador
analiza como experimenta el paciente cada una de ellas a fin de trazar sobre esa
basa una reconstrucción perfecta y detallada de su mundo interior experimental.

La investigación fenomenológica demostró q la experiencia principal y más inquietante


en los casos depresivos es la detención de la corriente del tiempo. Uno de los principales
síntomas es la experiencia subjetiva de q el tiempo fluye desesperadamente despacio.
Algunos esquizofrénicos tienen la sensación de q el tiempo se ha fijado en el momento
presente, y aquí su manía de q son inmortales. La experiencia contraria, es decir la
aceleración del tiempo es corriente en las manías.
El individuo normal experimenta el presente como la conciencia de su propia actividad
y de su propio impulso a actuar; el futuro se presenta abierto; y el pasado como algo que
dejamos atrás.

El espacio orientado es la forma de especialidad que experimentamos más comúnmente,


está marcado como un mapa por objetos, distancias, direcciones, caminos y limites.
Posee un centro de referencia que es el cuerpo.
El espacio sintónico es la experiencia espacial determinada por el tono o elevación
emocional de los propios sentimientos (se ve más en patologías).

Psicoterapia Existencialista

Es la aplicación de ciertos conceptos existencialistas a la psicoterapia, hay tres


conceptos de especial mención:
1) El concepto de Neurosis Existencial, enfermedad producida no tanto por traumas
reprimidos por un ego débil sino porque el individuo no acierta haber significado en la
vida, con lo q vive una modalidad existencial inauténtica.
2) En vez del uso de la transferencia psicoanalítica utiliza el “encuentro”. Se revela algo
totalmente nuevo, se abren nuevos horizontes, se revisa la concepción q tiene uno del
mundo. El encuentro haya su secreto en la novedad.
3) El cairos (significa momento crítico), en este punto los síntomas críticos aparecerían
por breve tiempo indicando la nueva dirección en el curso de la enfermedad.

Análisis existencial: es una reconstrucción del mundo interior experimental de los


pacientes psiquiátricos con la ayuda de una armazón conceptual inspirada en los
estudios de Heidegger.

Tres diferencias entre la fenomenología y el análisis existencial:


 El análisis existencial no se limita a investigar los estados de conciencia, sino
que toma en cuenta toda la estructura de la existencia del individuo.
 La fenomenología insiste sobre la unidad del mundo interior experimental del
paciente y el análisis existencial acentúa la idea de que un individuo puede vivir
en dos o más mundos.
 La fenomenología solo tiene en cuenta los mundos subjetivos inmediatos y el
análisis existencial se esfuerza por reconstruir el desarrollo y transformación del
mundo del individuo.
Capitulo II ROLLO MAY: Contribuciones de la psicoterapia existencial

La contribución fundamental de la terapeútica existencialista consiste en comprender al


hombre como SER.
El objeto de estudio es la experiencia de un ENCUENTRO instantáneo con otra persona
en el cual captamos el ser de otra persona.

SER Y NO SER

DASEIN: Término que utilizan los terapeutas existencialistas para designar el carácter
distintivo de la existencia humana.
DA (ahí) SEIN (ser): el hombre es el ser que esta ahí presente y que tiene un ahí en el
sentido de que es capaz de saber que esta ahí y es capaz de adoptar una actitud con
respecto a este hecho. El “ahí” es el punto preciso de las dos coordenadas tiempo y
espacio, en que converge su existencia en ese momento dado.

Lo que distingue al hombre de todos los demás seres es el ser que puede ser consciente
y por lo tanto responsable de su existencia.
El terapeuta existencialista concibe al hombre como un “ser en si” y como un “ser por
si”: la persona como responsable de su existencia elige una cosa u otra.

SER: - Implica que alguien está en vías de devenir algo


- es una fuente de potencialidad: el SER es la fuerza potencial por la que cada
uno de nosotros deviene lo que es realmente
- Posee la connotación dinámica de alguien que esta en proceso de devenir en
algo: comprendemos a otro ser humano viendo hacia donde se mueve y lo que
esta diviniendo. Lo importante es transformar nuestra potencia en acción.

El hombre, el DASEIN, es ese ser concreto que tiene que darse cuenta de sí mismo y
hacerse responsable de sus actos si quiere llegar a ser el mismo.
Mantiene siempre una relación con el NO SER. SER Y NO SER es una decisión que
tomamos en cada instante.

“NO SER” o “NADA”


El “NO SER” forma una parte inseparable del SER.
Para comprender lo que significa existir necesitamos percibir el hecho de que podemos
no existir. La existencia es a cada momento amenazada por el NO SER.: la muerte, la
ansiedad, el conformismo, etc.
En la confrontación con el NO SER, la existencia adquiere nueva vitalidad y el
individuo experimenta una conciencia mas sublimada de sí mismo, de su mundo y de lo
que lo rodea.
En el aspecto positivo la capacidad de enfrentarse con el NO-SER implica la aceptación
constructiva de la ansiedad, hostilidad y agresividad. En su forma aguda son estados y
modos de reaccionar para consigo y para con otros tendientes a destruir el ser.
Por aceptar entendemos aguantar sin recurrir a la represión y responder de una manera
constructiva.
Las manifestaciones de ansiedad, hostilidad y agresividad pueden ser “normales” o
pertenecer a formas neuróticas. Las formas normales son inherentes a la amenaza de
NO SER con que siempre tendrá que habérselas todos ser.
LA ANSIEDAD Y LA CULPABILIDAD EN SU ASPECTO ONTOLÓGICO

La ansiedad es una característica ontológica del hombre enraizada en su misma


existencia. Representa esencialmente una amenaza contra los fundamentos básicos de
mi existencia. Es la experiencia de la amenaza inminente de NO SER.
“Es el estado de espíritu del individuo al darse cuenta de que su existencia amenaza
ruina, de que puede hundirse con todo su mundo y convertirse en nada”
La ansiedad solo puede comprenderse como una amenaza contra el DASEIN: Paraliza
la conciencia de existencia, borra la sensación de tiempo, embota la memoria del pasado
y eclipsa el futuro.
Es la amenaza de perder la misma existencia. Siempre implica un conflicto interior entre
el SER y NO SER. Se produce en el punto psicológico en que el individuo se enfrenta
con la aparición de alguna potencialidad o posibilidad de llenar su existencia, pero esa
misma posibilidad implica la destrucción de la seguridad presente, provocando la
tendencia a negar la nueva potencialidad.
Si el individuo no gozase de cierta libertad no experimentaría ansiedad: la ansiedad
podemos entenderla como el vértigo de la libertad: es la realidad de la libertad en estado
de potencialidad anterior a materializarse esa libertad: lo cual es un aspecto positivo de
la ansiedad porque la experiencia de la misma ansiedad demuestra que hay presente
alguna potencialidad, alguna nueva posibilidad de ser, amenazada por el no ser.
La ansiedad es la condición del individuo al enfrentarse con la perspectiva de realizar
sus potencialidades.

La CULPABILIDAD es la condición de la persona que reniega de esas potencialidades


y renuncia a realizarlas.
“Si nos olvidamos de ser, por no ponernos a la altura de todo nuestro ser, por no vivir
una vida auténtica, por hundirnos en el anonimato conformista de la gente, entonces
hemos perdido nuestro ser y en ese sentido somos un fracaso. “Si tu te cierras a tus
potencialidades, te haces culpable o deudor contra el don que se te ha dado en tu
origen, en el centro de tu ser.” BOSS
Sobre esta base existencial de deuda y culpa se fundan todos los sentimientos de
culpabilidad. Tan culpables podemos ser por negarnos a aceptar cualquier exigencia
vital del cuerpo, como de la mente o del alma.

Formas de culpabilidad
1) Culpabilidad ontológica producida por atentar contra las propias
potencialidades. Corresponde al EIGENWELT o Mundo Personal
2) Culpabilidad ontológica producida contra nuestros semejantes: surge de que
cada uno percibe a sus semejantes según nuestra mentalidad limitada y nuestros
prejuicios. Siempre deformamos mas o menos el verdadero retrato de nuestros
iguales y nunca comprendemos plenamente ni respondemos adecuadamente a
sus necesidades.
Es el resultado inevitable de que cada cual constituimos un individuo aparte y no
tenemos más remedio que mirar al mundo a través de nuestros ojos.
Corresponde al MITWELT por tratarse de culpas relacionadas principalmente con
nuestros semejantes.

3) Culpabilidad de separación o de ruptura con relación a la naturaleza global.


Corresponde a los tres mundos.
Características de la culpabilidad ontológica

1) Afecta a todo el mundo: todos deformamos en mayor o menor grado la realidad de


nuestros semejantes y ninguno desarrollamos plenamente nuestras potencialidades.
2) Tiene sus raíces en la propia conciencia: somos individuos que pueden elegir o no
elegir
3) No debe confundirse con la culpa neurótica. Si se la reprime en vez de aceptarla,
puede degenerar en culpabilidad neurótica: es el resultado final de una ansiedad
ontológica normal a la que no se quiso hacer frente. Si la persona la acepta y comprende
deja de ser neurótica.
4) No provoca la formación de síntomas sino que produce efectos constructivos en la
personalidad.

SER-EN-EL-MUNDO

La persona y su mundo forman un todo unitario y estructural: SER-EN-EL-MUNDO.


El MUNDO es la estructura de relaciones significativas en que existe una persona y en
cuya configuración toma parte. Abarca los sucesos del pasado que condicionan mi
existencia y toda la inmensa variedad de influencias determinantes que actúan sobre mi.
Abarca todos esos elementos en cuanto me relaciono con ellos, tengo conciencia de
ellos, los llevo conmigo, moldeándolos, formándolos, construyéndolos inevitablemente
cada vez que me pongo en contacto con ellos. El tener conciencia del propio mundo
significa al mismo tiempo estarlo estructurando.

No debe limitarse el mundo a los acontecimientos determinantes del pasado, sino que
incluyen también todas las posibilidades que se abren ante cualquier persona. Son las
potencialidades con las que el hombre construye o estructura el mundo: es un molde
dinámico que yo debo ir formando y estructurando mientras estoy en posesión de mi
autoconciencia.

LOS TRES MUNDOS

Distinguimos tres aspectos del mundo que caracterizan la existencia de cada SER-EN-
EL-MUNDO.

1) UMWELT: Es el mundo de los objetos que nos rodean, el mundo natural, el


mundo biológico, el ambiente; encuadrado dentro del contexto de la
autoconciencia humana: como la persona se “ajusta” y “adapta” en el umwelt.
2) MITWELT: CO-MUNDO: Es el mundo de los seres de nuestra misma especie,
el mundo de nuestros semejantes. Es el mundo de las interrelaciones entre los
hombres. Implica la relación con mis semejantes. La esencia de la relación
consiste en que ambas personas cambian al encontrarse. Implica siempre la
conciencia de la atención recíproca.
3) EIGENWELT: EL MUNDO PROPIO: Presupone autoconciencia y
autorrelación. Es la captación de lo que significa para mi determinada cosa del
mundo. El YO en relación consigo mismo, es la fase mas difícil de captar.

Estas tres facetas del mundo siempre se interreflejan y condicionan mutuamente.


SOBRE EL TIEMPO Y LA HISTORIA

Otro aporte de los analistas existencialistas es su concepción sobre EL TIEMPO.


Sitúan al tiempo en el centro del cuadro psicológico considerando el sentido
existencial que tiene por si mismo para el paciente.
El hecho más fundamental de la existencia es que emerge: siempre está en proceso
de devenir, en constante desarrollo dentro del tiempo y nunca se la puede definir
en un momento estático.

El TIEMPO es la dimensión característica de la personalidad humana. Incluye la


facultad de incorporar el pasado al presente como parte del nexo causal total en que
actúan y reaccionan los organismos vivos y juntamente la capacidad de organizar
sus actos a la luz de un futuro de profundas perspectivas. La capacidad de
trascender las fronteras inmediatas del tiempo, de contemplar su propia
experiencia de una manera autoconsciente a la luz distante del pasado y del futuro,
de actuar y reaccionar en esas dimensiones, de aprender lecciones que enseño el
pasado y moldear el remoto futuro, constituye la característica por excelencia de la
existencia humana.

La esencia de la autoconciencia y de la intuición consiste en su presencia, en que


esta allí, algo instantáneo, inmediato, y en el momento de esa percepción conciente
conserva su significado para siempre.

La ansiedad y la depresión intensas trastornan nuestro sentido de orientación


temporal, borran el tiempo y disipan el futuro.
Hay una estrecha relación entre la perturbación de la función temporal y los
síntomas neuróticos. La represión y lo demás procedimientos de ahogar la
conciencia son esencialmente métodos para asegurar la interrupción de las
relaciones normales entre el pasado y el futuro.

La fase más importante del tiempo para los seres humanos es el futuro: sólo
podemos comprender la personalidad siguiendo la trayectoria que sigue hacia el
futuro. Un hombre solo puede comprenderse a si mismo mirando la silueta que
proyecta sobre el porvenir: La persona siempre se encuentra en un estado del
devenir, siempre emergiendo hacia el futuro.
Hay que ver al YO sobre el fondo de su potencialidad: “cada momento que existe el
yo está en proceso de realizarse, porque el Yo no es mas que lo que va a ser”
KIERKEGAARD.

Mientras el ser humano está en posesión de su autoconciencia y no se ve


incapacitado por la ansiedad ni por rigideces neuróticas, está siempre en un proceso
dinámico de autorrealización, siempre explorando, moldeándose y avanzando hacia
el futuro inmediato.
El futuro solo puede entenderse a la luz del futuro. Nunca somos puramente las
víctimas de las presiones automáticas que ejerce el pasado: los sucesos
deterministas del pasado adquieren sentido a la luz del presente y del futuro.

El momento pleno (Kierkegaard): es el instante en que una persona percibe


repentinamente el sentido que encierra para el presente un acontecimiento del
pasado o del futuro. Esa percepción del nuevo alcance implica siempre la
posibilidad y la necesidad de alguna decisión personal, algún cambio en sus
estructuras o alguna nueva orientación frente al mundo y al futuro.

TRASCENDIENDO LA SITUACION INMEDIATA: DASEIN

Es una característica de la existencia humana: su capacidad para trascender la


situación inmediata. Esta expresada en el término “existir”: salir, “situarse fuera”.
La existencia implica una emergencia continua, en el sentido de una evolución
emergente, de un trascender el pasado y el presente en dirección al futuro.

Toda la concepción existencialista esta basada en el fenómeno de que el hombre es


un ente que no solo puede preguntarse sobre su propio ser, sino que debe hacerlo,
si es que ha de realizar su potencialidad.

AUTOCONCIENCIA implica AUTOTRASCENDENCIA: la capacidad de


trascender la situación inmediata presupone indudablemente el EIGENWELT: la
persona se ve al mismo tiempo como sujeto y como objeto. El poder darse cuenta de
si mismo como de un ser existente en el mundo implica la capacidad de situarse
fuera como espectador y mirarse a si y a su situación y afirmarse y guiarse a través
de una variedad infinita de posibilidades.

Esta capacidad de trascender la situación inmediata constituye la base de la


libertad humana. Esta libertad frente al mundo es el sello de la persona
psicológicamente sana.

ALGUNAS CONSECUENCIAS PARA LA TÉCNICA PSICOTERAPEUTICA

 La técnica sigue a la comprensión: la tarea y la responsabilidad del terapeuta


consiste en COMPRENDER al paciente como un SER y como un SER-EN-
EL-MUNDO.
Por ejemplo, respecto a la interpretación de los sueños: el existencialista
concentra su atención en averiguar cómo ese sueño particular ilumina la
existencia, dentro de su mundo, que es lo que dice sobre el punto en que se halla
en este momento y el punto hacia donde se dirige el paciente.
EL CLIMA de la terapia lo forma el paciente como un ser humano en trance de
elegir, de adquirir un compromiso y de orientarse hacia algo positivo sin
pérdida de tiempo, es dinámico, es una realidad tangible y presente..

 La técnica existencialista se distingue por su sentido de lo real y de lo


concreto: debe tener flexibilidad y elasticidad. Para decidir la técnica
concreta que debe emplearse en cada momento particular tenemos que tener
en cuenta:
¿Qué es lo que manifestará mejor la existencia de este individuo particular en
este momento de su historia?
¿Qué es lo que iluminará con mayor claridad su SER-EN-EL-MUNDO?

 Los dinamismos psicológicos siempre derivan su sentido de la situación


existencial de la vida personal e inmediata de cada paciente.
Respecto a represión, Boss la entiende como la aceptación o la repulsa con que
reacciona el paciente ante sus propias potencialidades: ¿Qué es lo que impide que el
paciente acepte libremente sus potencialidades? Nos conduce directamente a la
cuestión existencial de la libertad de la persona. La represión implica la pérdida de
la conciencia de la libertad. La cuestión fundamental es como usa la persona su
libertad para expresar en primer lugar sus potencialidades. La represión es una
forma de usarla.

En cuanto a la resistencia, Boss se pregunta ¿Qué la hace posible? Es el exceso de


la tendencia del paciente a absorberse en el MITWELT, a refugiarse en la masa
anónima y a renunciar a las potencialidades propias, únicas y originales que forman
su personalidad.
Boss asienta cada dinamismo en una base ontológica: concibe los impulsos, la
libido, etc. como potencialidades de existencia.

 Importancia que concede a la PRESENCIA: Se toma como real la relación


entre el paciente y el terapeuta quien debe comprender y sentir en lo posible
el SER de su paciente.

Karl Jaspers: “cuantas oportunidades de llegar a comprender dejamos pasar


porque, con todo nuestro bagaje de conocimientos, en el momento preciso,
único, nos faltó la sencilla virtud de una plena presencia humana”.
El terapeuta tiene que ser capaz de relacionarse con el paciente de existencia a
existencia.

Rogers: La terapia es un proceso de devenir. Lo que cuenta es la libertad y el


desarrollo interior del individuo y la dignidad del ser humano. Implica la
comprensión del ser humano en su categoría de humano. Se supone que el
terapeuta es un experto, pero si no es ante todo un humano, su técnica va a ser
inútil.

 La terapeútica debe analizar y eliminar las formas de conducta que matan


la presencia.

 Objetivo del proceso terapeútico: que el paciente experimente su existencia


como real. Se trata de que se dé plenamente cuenta de ella, lo cual implica
percibir sus potencialidades y capacitarse para actuar en base a ellas.
Tiene por misión iluminar esa existencia. El neurótico se preocupa con exceso por el
UMWELT y muy poco por el EIGENWELT. La función del analista consiste en estar
allí presente en la relación mientras que el paciente encuentra su camino y aprende a
vivir su propio EIGENWELT.

La intepretación de los dinamismos siempre se hará dentro del plan de que el paciente
se de cuenta de su propia existencia. Es la única forma de que el dinamismo tenga
realidad para él y lo afecte.
El proceso neurótico consiste fundamentalmente en la represión del sentido ontológico.
La cura implica ayudar a la persona a que experimente su existencia. Orientarse hacia
la expansión de la propia existencia. LO IMPORTANTE ES QUE LA PERSONA
DESCUBRA SU SER, SU DASEIN.
 Importancia del COMPROMISO: es un prerequisito necesario para ver la
verdad. El paciente no puede adquirir ese conocimiento e intuición hasta que
este dispuesto a decidida y tome una orientación decidida sobre su vida.
DECISIÓN: en el sentido de actitud decisiva frente a la existencia, una actitud de
compromiso. El conocimiento y la intuición siguen a la decisión y no al revés.
El terapeuta existencial busca la actitud del DASEIN, del ser autoconsciente que
toma en serio su propia existencia.
Rollo May - Capitulo III: Introducción clínica a la fenomenología psiquiatrica y al
análisis existencial

Existe una corriente filosófica, denomina “fenomenología”, fundada por Husserl, y


existe otra corriente filosófica llamada “existencialismo”, cuyos representantes
principales son Kierkegaard, Jaspers, Heidegger y Sartre. Pero existe un abismo entre la
fenomenologia filosófica de Husserl y la fenomenologia psiquiatrica de Minkowski,
igual que entre la filosofía existencialista y el método psiquiátrico llamado análisis
existencial. El análisis existencial no viene a suplantar a la fenomenologia, sino a
integrarla como parte de su sistema global.

Fenomenologia psiquiatrica:
A vista de un fenómeno, ya sea un objeto externo o un estado mental, el fenomenólogo
lo aborda observándolo tal como se manifiesta y sólo como se manifiesta. Esta
observación se realiza mediante una operación mental que Husserl llamo la Epoche o
reducción psicológico-fenomenológica. El observador pone el mundo entre paréntesis,
excluye cualquier juicio de valor sobre el fenómeno y cualquier afirmación relativa a
sus causas o a su trasfondo.

En lo que pone mas énfasis la fenomenologia psiquiatrica es en la investigación de los


estados de conciencia subjetivos del paciente.

Hay tres métodos principales:


1. La fenomenologia descriptiva: se basa en la descripción que hace el paciente
de sus experiencias subjetivas. El psiquiatra se esfuerza por comprender su
estado de conciencia con el fin de establecer contacto con él. Cuales son los
sentimientos del paciente, como se ve en él y que imagen tiene del mundo. La
descripción para ser abarcativa, deberá estar referida a todo aquello que se
presenta en la ccia tanto del paciente (actitudes o expresiones) como también del
investigador (como se siente, que le genera el paciente).
Sin embargo son muy pocos los enfermos capaces de recordar lo que
experimentaron subjetivamente y no es seguro que puedan encontrar palabras
para expresar sus experiencias. Por ende, este fue un primer paso hacia una
investigación mas aquilatada.
2. Método Genético-Estructural: presupone una unidad fundamental en el estado
de conciencia de un individuo, e intenta encontrar el factor genético con cuya
ayuda puede entenderse y reconstruirse el resto.
Minkowski propone un “análisis estructural” que consiste en describir el
trastorno generador del cual se pueda deducir todo el contenido de la conciencia
y los síntomas del paciente.
Von Gebsattel, plantea una “consideración constructivo-genética” en el cual se
puede reconocer la relación, profundamente arraigada, entre las perturbaciones
biológicas y psicológicas del enfermo.
En simples palabras, la descripción fenomenológica puede no solo ofrecer
información y captación de la estructura esencial sino también puede buscar
conexiones e interrelaciones entre lo pasado, el presente y la influencia de esto
en su futuro. Entonces el análisis genético estructural, articula la comprensión de
la estructura con la génesis humana. Investigara en el trastorno perturbador que
en la historia vital de un individuo fue construyendo una forma morbosa de
elaboración psíquica: neurótica, psicotica, etc.
3. Análisis Categorial: adopta un sistema de coordenadas fenomenológicas, la
temporalizada y el espacio, la causalidad y la materialidad. El investigador
analiza como experimenta el paciente cada una de ellas, con el fin de trazar
sobre esa una base de reconstrucción perfecta y detallada de su mundo interior
experimental.
El fenomenólogo intenta reconstruir el mundo interior de estos pacientes. Para
acercarse a su ser, a su modo de ser, enfoca como vivencia su mundo de acuerdo
a ciertos marcos de referencia básicos o categorías.
Por categorías se entienden aquellos aspectos presentes en toda existencia, que
hacen a su constitución misma. Son:
La temporalidad:
Coordenada fundamental. Se dispone de la experiencia subjetiva del tiempo,
tiempo psicológico que no encaja en los modelos rígidos del tiempo físico.
Janet distingue:
 Tiempo consecuente: procede de una forma especifica de acción, de los
relatos verbales.
 Tiempo inconsecuente: cuando la narración se convierte en juego. Para
investigar la fenomenologia del tiempo se observa desde afuera como
conciben el tiempo los diversos individuos y encontramos diferentes formas
de experimentar el tiempo subjetivamente. Así llegamos a la investigación
del tiempo subjetivo de la experiencia personal interior, la del fluir de la
vida.
Se siente corre el tiempo con determinada velocidad, que no debe confundirse
con el tiempo personal de la actividad del sujeto, la velocidad del tiempo
aumenta con el crecimiento y la edad. En la depresión el tiempo fluye despacio;
en la esquizofrenia el tiempo se fija en el momento presente; y en la manía hay
una aceleración del tiempo.
El flujo del tiempo se estructura automáticamente en una sucesión irreversible:
pasado, presente y futuro.
El individuo normal experimenta el presente como la conciencia de su propia
actividad y de su impulso interior a actuar.
El futuro se presenta abierto en un amplio campo a la expectación y a la
planificación dentro de ciertos límites. Los maniáticos y psicóticos no pueden
proyectar planes a futuro y este resulta vacío. Los depresivos sienten al futuro
como bloqueado.
El pasado lo experimentamos como algo que dejamos atrás, que ya no existe
pero sigue siendo para nosotros una realidad viva.
El sentimiento del sentido de la vida, se comprende en relación con el
sentimiento subjetivo del tiempo experimentado, las deformaciones de la
sensación del tiempo repercuten en las deformaciones del sentido de la vida. Se
mira al futuro para corregir el pasado.
Por ejemplo en los depresivos como el futuro se ve bloqueado la vida pierde
sentido.
Tanto Husserl como Heidegger subrayan la importancia de la temporalidad. La
esencia de la ccia y del ser es el tiempo. En cambio el análisis fenomenológico
descubre otra significación temporal. Aquí el tiempo objetivo para a ser un 2º
plano, para ganar relevancia la ccia del tiempo, o tiempo vivido, o experiencia
del tiempo que tiene esa persona (subjetivo).
Espacialidad: EXPERIENCIA VIVIDA POR EL HOMBRE ACERCA DEL
ESPACIO.
Es tan importante como la temporalidad. Se empieza por registrar la actitud mas
obvia del individuo respecto al espacio. Un individuo puede experimentar la
espacialidad de modos distintos.
 Espacio orientado: forma de espacialidad que se experimenta comúnmente y
posee como centro de referencia al cuerpo. Este condiciona la experiencia
del espacio. La construcción del espacio orientado es el resultado de la
coordinación de varios campos de percepción y la movilidad espacial.
 Espacio cenestésico: es el espacio táctil, visual, auditivo.
 Espacio sintónico: experiencia personal determinada por el tono emocional
de los propios sentimientos. Al mismo tiempo que experimentamos el
espacio orientado se experimenta también una cualidad espacial a tono con el
estado del espíritu.
 Espacio de la danza: no hay movimiento histórico, el movimiento es flujo y
reflujo, no determinado por distancias ni limites.
 Espacio claro: espacio de horizonte. Su característica fundamental es la
distancia experimentada entre los individuos que permite sentir un espacio
libre de lugar a lo improvisto y a la amplitud de vida.
 Espacio oscuro: al desaparecer la distancia vivida no queda amplitud de vida
y encoge el espacio virtual, se desocializa y se envuelve al individuo.
 Espacio luminoso: el sujeto se siente deslumbrado, espiritualidad y
experiencias místicas y extáticas.
El análisis fenomenológico del espacio orientado debe examinar sus elementos
integrantes: (biswanger)
Eje vertical: eje fundamental de la existencia humana relacionada con las
experiencias más vitales.
Distancia: interpuesta entre sujetos y sus semejantes.
Empleo de la distancia psicológica del terapeuta. Este al estudiar las defensas del
paciente, siente la distancia emocional que se requiere para provocar la retirada
(distancia fuga) y las respuestas agresivas (distancia critica).
Causalidad: COMO LAS PERSONAS SIGNIFICAN LOS HECHOS QUE LE
VAN PASANDO.
Tres principios: determinismo, causalidad e intencionalidad.
En el melancólico predomina el determinismo, se sienten aplastados por el
pasado y proceden sin darse cuenta de que podrán modificar las cosas.
Materialidad: TEXTURA QUE LA PERSONA LE DA A LA MATERIA.
ADJETIVOS QUE USA, COMO LOS DESCRIBE.
Debemos considerar el análisis fenomenológico de la distancia del mundo tal
como se manifiesta en las cualidades físicas (consistencia, tensión, resistencia).
Además de estudiar la distribución y el predominio relativo de los 4 elementos:
tierra, agua, fuego y aire) en los mundos subjetivos del paciente. (Biswanger).
Reconstrucción de los mundos interiores:
Cualquiera sea el método que se utilice para el análisis fenomenológico su
finalidad es la misma: la reconstrucción del mundo interior experimental del
sujeto y cada individuo tiene su manera de experimentar las diferentes categorías
y cada una debe entenderse en la relación con las demás y con el mundo interior
del paciente.
Resulta interesante considerar la importancia relativa de las coordenadas
fenomenológicas entre si. En el caso de algunos esquizofrénicos se produce una
desviación en índice tiempo-espacio, en el sentido de que subestiman el tiempo a
expensas del espacio (espacializacion del pensamiento y geometrismo morboso).
La fenomenologia prescinde de la causalidad física y psíquica en el contraste
con el psicoanálisis que mantiene una orientación histórica y causal, incluso
cuando estudia las experiencias espacio-temporales.

Análisis existencial:

Filosofía existencialista: el existencialismo es la corriente filosófica de pensamiento


que toma como principal centro de interés y consideración la experiencia más
inmediata del hombre y su propia existencia.

Psicoterapia existencialista: es la aplicación de ciertos conceptos existencialistas a la


psicoterapia. Hay 3 conceptos de especial mención:
1. el concepto de Neurosis existencial, enfermad producida no tanto por traumas
reprimidos sino porque el individuo no acierta ver significado en la vida, con lo que
vive una modalidad existencial inauténtica. Para encontrarle solución al problema
hay que hallarle sentido a la vida.
2. en vez del uso de la trasferencia psicoanalítica prefiere emplear otra experiencia
interpersonal, el encuentro. Se revela algo totalmente nuevo, se abren nuevos
horizontes, se revisa la concepción que tiene uno del mundo.
3. el Kairos (significa un momento critico), en este punto los síntomas críticos
aparecerían por breve tiempo indicando la nueva dirección en el curso de la
enfermedad.

Análisis existencial de biswanger: es una reconstrucción del mundo interior


experimental de los pacientes psiquiátricos con la ayuda de una armazón conceptual
inspirada en los estudios de Heidegger.
Tres diferencias entre la fenomenologia y el análisis existencial:
 El análisis existencial no se limita a investigar los estados de ccia, sino que
toma en cuenta toda la estructura de la existencia del individuo.
 La fenomenologia insiste sobre la unidad del mundo interior experimental
del paciente, y el análisis existencial, acentúa la idea de que un individuo
puede vivir en 2 o más mundos.
 La fenomenologia solo tiene en cuenta los mundos subjetivos inmediatos y el
análisis existencial se esfuerza por reconstruir el desarrollo y transformación
del mundo del individuo.
YALOM

La psicoterapia existencial es un enfoque dinámico (alude a fuerzas en


conflicto) que se concentra en las preocupaciones de la existencia del
individuo.
En la vida suelen presentarse situaciones que generan estas preocupaciones,
son =

La muerte: A ella respondemos con temor. Se ve reflejado el conflicto entre la


cc de la finitud de la vida y el deseo de seguir viviendo, de seguir siendo.

La libertad: Nos enfrenta con la falta de sustento de base. La tensión sería


entre la cc de la libertad o falta de base y el deseo de seguridad, de estructura.
Se nos presenta la angustia existencial.

El aislamiento existencial: La tensión sería entre la cc de soledad y el deseo


de contacto. Tiene que ver con que nacemos y morimos solos, con que uno
puede sentirse acompañado pero la experiencia es única de la persona.

La falta de sentido vital: La tensión sería entre la cc de falta de sentido y el


deseo de crear significado. Es uno el que tiene que empezar a construir un
significado para darle un sentido a su vida.

Responsabilidad  Implica ser el autor de algo. La terapia apunta a que el


sujeto sea cc de su responsabilidad y cree su propio destino. El ser
responsables de nuestra vida es lo que le da sentido a nuestra existencia.
Existen mecanismos psíquicos que protegen al individuo de la cc de
responsabilidad =

Compulsividad: Capacidad de elegir, de reflexionar. Se crea un mundo


psíquico sin libertad, estamos dominados por fuerzas ajenas.

Desplazamiento: Es cuando le otorgamos la responsabilidad a otras personas.


Negación, víctima inocente: Niegan la responsabilidad por creer que son
víctimas inocentes de los acontecimientos que ellos mismos han
desencadenado.

Pérdida del control: Se da mediante la alteración de la vida psíquica. Es un


estado temporal de irracionalidad.

Evitación de la conducta autónoma: Es cuando uno sabe que cosas hacer


para mejorar y se niega inexplicablemente a hacerlas. Hay una falta de
compromiso.

Desórdenes de la voluntad y de la decisión:

En una terapia:

 El terapeuta no debe emplear una técnica, debe tener una actitud


comprensiva, esperar, no buscar patologías.
 Identificar mecanismos de evitación y hacerlos ver al sujeto.
 Sustituir el no puedo por el no quiero para ir despertando así, el sentido
de responsabilidad.
 Ante las quejas de la historia vital, tratar de preguntar que ha hecho la
persona para estar ahí.
 Frente a lo que no puede cambiar aceptar la limitación, reconocerla para
ver cuales son las responsabilidades y en base a eso poder elegir.
 Trabajar con situaciones del aquí y ahora.
 El éxito terapéutico va a estar dado por la aceptación de la propia
responsabilidad, para esto el yo tiene que tener recursos para soportar
la angustia existencial.
Voluntad  En la terapia lo primero que se debe lograr es la cc de
responsabilidad, que es el primer paso en el proceso de cambio. El cambio
tiene que ser acción, porque es algo que amplía al yo.
La voluntad es lo que media entre pensamiento y acción, Pienso algo pero
necesito de la voluntad para concretarlo y llevarlo a la acción. Es el estado
mental que precede a la acción. Implica necesariamente libertad.
La voluntad implica futuro, se ocupa de lo que va a venir, implica un lo haré.
El terapeuta debe influir sobre la voluntad pero no crearla, sino tratar de
eliminar los obstáculos que puedan obstruirla, tiene que ayudar a liberarla, por
ej a través de la motivación.
Es importante que haya un deseo, porque sino lo que hacemos es cumplir
obligaciones. El deseo es el punto de partida que culmina en una acción
significada. Es un anhelo de cambiar el futuro. Se apoya en sentimientos.
Mecanismos psíquicos contra la voluntad =

Inhibición: Es evitar discriminar los deseos, actuando de forma rápida e


impulsiva con respecto a ellos. No puede expresar lo que siente y no hace
nada, se queda ahí.

Impulsividad

Compulsividad: Comportamientos que no puedo dejar de hacer.

En una terapia:

Ir lento y tratar de ir preguntando que siente y que desea, tratar de ir


explorando para ir descubriendo el ser.

Método Fenomenológico  Es un método descriptivo, se trata de describir la


existencia, la experiencia, la vivencia. Tiene 2 partes =

Reducción fenomenológica: Implica un poner entre paréntesis todos nuestros


conocimientos teóricos, experiencias personales, todo lo que traemos, lo que
podemos conocer del paciente por otros medios. Se lo llama EPOGÉ. Tenemos
que tratar de deshacernos de las cuestiones teóricas y tratar de escucharlo, de
conocerlo. Apunta a conocer los sentimientos, emociones, como describe lo
cotidiano.

Reducción eidética: Se hace luego de habernos despojado de las


circunstancias accidentales, de lo contingente. Va a estar guiada por el
paciente. Es quedarse solo con la esencia del fenómeno.
BRAUTIGAM

Psicoterapia  Es entendida como un proceso donde se da una relación


sujeto – sujeto, donde ambos se encuentran. Es un tratamiento que busca la
cura o el cuidado del ser. Paciente y terapeuta recorren un camino en la
profundidad transitando diferentes INTROVISIONES.

Introvisiones  Es una captación que ambos transitan o caminan en las


distintas tomas de cc en la que le ocurre al paciente. Es un mirarle hacia
adentro. Es un proceso empático que se da en el encuentro terapéutico, este
encuentro requiere un tiempo, un lugar y un espacio. Son modificaciones que
se van dando en los 3 mundos.
El proceso terapéutico es un dar a luz en la profundidad del ser, esto implica ir
desde aquello que no necesito hasta un pleno conocimiento, significa que el ser
cc es la organización misma del existir humano. La profundidad es el
movimiento cc – icc que se desarrolla, porque somos un proyecto y una vida en
un tiempo, pero también se reprimen aquellas cosas que uno no se anima a
asumir.
En el tratamiento se buscan aliviar y conectar el dolor, esto implica poder ver
con alegría todo lo que puedo hacer.
La actividad psicoterapéutica tiene como base una comprensión previa del
sentido de la existencia humana y esta comprensión se consigue gracias a la
experiencia antropológica.
El icc no juega un papel tan importante en esta psicoterapia. Su esencia es lo
ajeno. Es aquello que me es propio pero que no lo vivo como tal. Debe ser
interpretado como una fuerza que hay que aceptar y frente a la cual se
encuentra el hombre.

Tipos de introvisión:

Introvisión en el síntoma o motivo de consulta: Es un período corto. Es una


etapa catártica. El objetivo es liberar al enfermo de sus síntomas, restablecer
su capacidad de rendimiento y de goce.
Introvisión en la biografía del enfermo: Es cuando hablamos de nosotros
mismos, de nuestra historia vital, cuando hablamos de todo lo que nos fue
pasando. Es importante captar el ámbito cultural y religioso. El terapeuta no
introduce sus valores, debe captar los del paciente.
Es un encuentro dialógico, el terapeuta es participativo, no directivo. El objetivo
es que el paciente adquiera una imagen más amplia de sí mismo, que se
reconozca.

Introvisión existencial: Es donde aparece la autoconciencia. Es un privilegiar


o destacar el mundo propio. En la asimilación de mi propia existencia se me
hacen presentes, pasado y futuro.

La psicoterapia está en función del encuentro terapéutico, donde la relación


está puesta en lo que siente este paciente y no otro. Hay que ver que es ese
paciente y que necesita. En la psicoterapia hay transferencia y
contratransferencia, pero hay además sentimientos propios y genuinos de esa
relación y no de otra.

Brautingam.

La psicoterapia en su aspecto antropológico.

I- El hombre en la relacion “yo-tú” en cuanto objeto de la investigación


científica.

La psicoterapia es un método curativo que apela a las capacidades específicamente


humanas de la introvisión y de la relación interpersonal. Un estudio o investigación que
se ocupa de psicoterapia cae necesariamente en aquella disarmonía característica de las
ciencias antropòlógicas. Tal disarmonía procede de que el hombre puede ser
considerado y estudiado como un mero objeto de la naturaleza o como un tú relacionado
con un yo; ahora bien; la relación interpersonal de yo a tú se aparta considerablemente
de todo lo que puede ser considerado como científico.
En el método científico, objetivo y analítico, el hombre es concebido como un objeto
natural y aparece ante el investigador en tercera persona. El hombre es considerado en
cuanto “El” y no llega al conocimiento de sí mismo en cuanto “Yo”.
Cuando en la historia espiritual surge por primera vez el “Yo” del pensador, se trata
únicamente del “Yo” de una existencia reducida al pensamiento reflexivo, el “Yo” de
Descartes. Pero continúa olvidado el Yo que vive en una vinculación interpersonal; es
decir, el Yo que entra en relación con un Tú.
El Yo de la relación interpersonal no es el Yo empírico, se trata más bien de aquel Yo
que está entregado siempre al mundo y en relación interpersonal con los otros. El Yo de
la relación interpersonal es una dimensión concreta de la experiencia; es un indicio de la
existencia. Un Yo que, además de existir, está también entregado a la posibilidad de
entrar en relación con el otro. Se trata del hombre que se experimenta a sí mismo como
una entidad provista de unidad, como persona. Se trata del Yo personal.
La reciente antropología se ocupa con intensidad creciente de esta dimensión yoica del
hombre; de aquella subjetividad coexistencial que posibilita y funda la relación entre el
Yo y el Tú.
¿Puede armonizarse ambas concepciones? ¿Qué camino habrá que seguir? Dos
concepciones muy distintas.
A) en una de ellas el hombre es considerado como Él; o como Ello; como un ser del
mundo natural.
B) en la otra es concebido como un “Yo” que vive en un mundo caracterizado por la
coexistencia interpersonal tendida entre el Yo y el Tú.
Ambas concepciones son diversas. Una se mueve en el plano de la objetividad científica
(a) y la otra en el plano de la experiencia “existencial” (b).
Un método de tratamiento como es la psicoterapia colocará en primera línea aquel
método de estudio cuya finalidad no radica en enfrentarse a un objeto, sino que se
caracteriza, ante todo, porque se siente unido y ligado con su objeto de estudio, la
psicoterapia se interesa, ante todo, por el mundo personal y “yoico” del enfermo, apela a
la introspección del paciente y además encuentra realizado uno de sus fines esenciales
en la constitución de una relación personal, de Yo a Tú, entre paciente y el médico.
El método consiste en establecer una íntima vinculación interhumana, tal y como ocurre
en el tratamiento psicoterapéutico, choca con la dificultad de lograr luego distancia y
elaborar una teoría que sea universalmente valedera y cierta, y sobre todo, lograr un
saber accesible a todo aquel que quiera alcanzar la verdad y que cumpla con las
condiciones necesarias para poder conseguir este objetivo.
La relación interpersonal “Yo- Tú”, no debe ser concebida como un enfrontamiento de
los sujetos ni como una mera relación aditiva. Ambos miembros constituyen una nueva
unidad; en la tarea terapéutica surge una nostridad de trato interpersonal, una
vivenciación y un actuar en estrecha convivencia.
Esta unidad del “nosotros” no anula por completo a ambos miembros. El otro continúa
existiendo en su carácter propio, el Yo y el tú siguen existiendo en su manera de ser
específica, impenetrable e indisoluble. El hombre no agota por completo su ser en esta
relación interpersonal.
Como el hombre no se anula por completo en la relación interpersonal, podemos
asegurar que su esencia no se agota en ser función de esta relación, ni en estado de
enfermedad ni en estado de salud.
En la situación psicoterapéutica no deben ser considerados ambos miembros como
personas relacionales que pierden o renuncian a su propio mundo, y ello a pesar del
reconocimiento de la íntima vinculación que debe existir entre médico y enfermo.
En esta nostridad de la vinculación Yo – Tú el paciente sigue siendo paciente, puesto
que, lo importante son sus angustias, su cuerpo y sus conflictos. La vinculación extática
entre un Yo y un Tú queda limitada por el cuerpo, por la diferenciación de la historia
vital de cada uno, influida por la vinculación interpersonal entre el Yo y el Tú, pero tal
influjo no alcanza a fijar y determinar su dirección y los acontecimientos característicos
de ella, y esta individualidad se reconoce especialmente en la muerte que es siempre la
tuya o la mía.
La psicoterapia experimenta esta limitación, esta profundidad impenetrable que
constituye una de las raíces del hombre, en la limitación de su efecto curativo.
El tratamiento nos muestra que en la situación psicoterapéutica se alcanza la experiencia
de la estrechez del propio proyecto histórico y la dependencia con respecto a la
profundidad del cuerpo, nunca transparente, y de sus necesidades, nos enseña también
que la forma de esta experiencia y el modo de su elaboración son decisivos para el
desarrollo de un hombre. La psicoterapia parte del hecho de que la limitación y la
dependencia no es una necesidad que determine al hombre totalmente.
Considera que el hombre siempre tiene cierta posibilidad, por lo menos la posibilidad de
reconocer y afirmar esta dependencia y limitación, cosa que, también puede negar.

II- objeto y método de estudio.

a) la práctica psicoterapéutica y el saber teórico del psicoterapeuta.

1-¿cuáles son los rasgos comunes a la psicoterapia y a las otras terapéuticas medicas
y en qué se distinguen ambos métodos de curación?
2- ¿qué procesos caracterizan a este método especial de tratamiento y sobre qué
cualidades del hombre sano y enfermo se funda?
La psicoterapia es una medida de tratamiento médico y el juicio que nos formemos
de ella depende de nuestra experiencia personal con su técnica y de nuestras ideas
acerca de las condiciones generales de su poder de acción sobre el hombre. Por ello,
la condición indispensable para poder formular una opinión sobre la psicoterapia es
participar en su dinámica y dejarse captar y arrastrar por esta forma tan especial de
la actividad médica.
La actividad psicoterapéutica tiene como base una comprensión previa del sentido
de la existencia humana, y tal comprensión solo se consigue gracias a la formación y
a la experiencia antropológica. De ahí que la psicoterapia se enfrenta con los
problemas más universales del hombre. Los fundamentos de la acción
psicoterapéutica y los procesos que son decisivos en la curación no pueden
estudiarse adecuadamente basándose sólo en el método comprensivo, pues este
método se limita a un estudio de los procesos psicodinámicos y olvida, en cambio,
las leyes de las relaciones interpersonales.
La esencia de la acción psicoterapéutica sólo se revela a una experiencia intuitiva de
las objetividades y valores primordiales y universalmente humanos.
La psicoterapia y la antropología médica tienden a una mutua interpenetración.
El objetivo fundamental de nuestro estudio es la construcción de una teoría general
de la psicoterapia.
Entendemos por psicoterapia esa forma especial de relación entre médico y el
enfermo en la que ambos, trabajando en estrecha colaboración y sinceridad, intentan
lograr la “intromisión” en la situación vital del paciente.
La psicoterapia tiene el gran mérito de que intenta el encuentro con el enfermo en el
plano de la coexistencia humana. Paciente y mádico, cada uno en su respectiva
función, participan en la transcendente tarea de iluminar el trasfondo abismático, la
“profundidad”, de la situación existencial del enfermo.
La psicoterapia no es psicoanálisis.
Hay dos concepciones del psicoanálisis: el concepto práctico y el concepto teórico;
este último basado en la doctrina de la libido. Los conceptos de transferencia y
represión pueden ser tomados como punto de partida para la construcción de una
doctrina psicoterapéutica, sin que sea necesario para ello aceptar también la doctrina
del inconciente ni la excesiva valoración de la sexualidad y del complejo de Edipo.
En psicoterapia existe una profunda discordancia entre la actuación práctica y la
construcción teórica. La acción psicoterapéutica se ha adelantado considerablemente
al sistema teórico conceptual. La primera interpretación teórica de la psicoterapia ha
quedado fuertemente marcada por la personalidad de Freud y por la característica
atmósfera espiritual del momento histórico en que fue introducida en la ciencia
médica.
Los fenómenos de coexistencia interhumana y los hechos primordiales de la
vivenciación fueron interpretados enmarcándolos en una teoría anímica de tendencia
materialista.
Jung → la práctica psicoterapéutica está fuertemente influida por la totalidad de su
“psicología compleja”.
Su concepción de la psicología está determinada, en el fondo, por su idea del alma
como un factor autónomo, energético y apersonal.
La psicoterapia es un proceder dialéctico, es decir, un dialogo o una discusión entre
dos personas. Una persona es un sistema psíquico que, cuando actúa sobre otra
persona, entra en relación mutua con otro sistema psíquico.
Las relaciones entre el Yo y el inconciente ( manifestaciones de Jung)→ la persona
se agota en ser, simplemente lo que su raíz indica, es decir, “persona”, esto es,
máscara. La persona queda identificada con la esfera consiente y ya se sabe que tal
región es para la psicología profunda un estrato humano inauténtico, insustancial y
equívoco. La desvaloración “jungiana” de las relaciones personales en psicoterapia
se funda en motivos “personales” y en una historia también personal.
Las limitaciones de la persona a la inmanencia psíquica y la aceptación de un
fundamento superindividual, impersonal e hipotético, al que Jung llama
“inconciente colectivo”, son dos rasgos esenciales de sus teorías. Y de aquí se deriva
que el médico y el enfermo jamás se encuentran real y corporalmente; el encuentro
se cumple en la esfera del alma; en aquel estrato extraterrenal que solo se revela en
los sueños y en los dibujos. También deriva de tal concepción su interpretación de la
dinámica de la transferencia y contratransferencia; para Jung, tal dinámica no surge
de la misma relación terapéutica, sino de fuerzas libidinosas que se ponen en
movimiento por la acción curativa, pero que luego transcurren en forma
esencialmente autónoma.
En la psicología individual de A. Adler, el método del tratamiento se deduce de su
teoría de la neurosis. La neurosis es interpretada por Adler como un proceso
psíquico determinado, por el instinto o voluntad de dominio en sus múltiples
formas, en su método terapéutico , la trama de las relaciones de coexistencia
humana se reduce, en último término, a tal instinto de dominio. Es al igual que en
las teorías precedentes, la acción práctica no se funda en los hachos revelados por
los tratamientos de Psicología profunda, con ello se renuncia a elaborar una
concepción fundad en la propia experiencia curativa.
En las distintas escuelas de Psicología Profunda, el método del tratamiento se
deduce de la interpretación conceptual de las neurosis y de los distintos modelos de
la psique.
Creemos que lo más justo es seguir el camino inverso, en efecto, el procedimiento
psicoterapéutico es una experiencia previa a cualquier teoría de Psicología profunda,
y por ello se debe partir inmediatamente de él.
Para el propio tratamiento es asunto decisivo la forma en que el médico asume el su
papel.
Scheler, Straus y Weizsacker, Binswanger, Gebsattel y Trub → la polémica sobre
los fundamentos y las experiencias de la psicología profunda ha contribuido
decisivamente a la creación de una antropología médica. Los estudios de estos
autores se orientaron muy especialmente a la crítica de las distintas teorías de la vida
anímica y de la dinámica de los impulsos instintivos. En cambio, el proceder
terapéutico ha sido tratado en publicaciones aisladas por Gebattel y Binswanger.
Parece indicado abordar ahora la psicoterapia de una manera general y apoyándolos
en las concepciones antropológicas. La Psicoterapia debe ser considerada
independientemente de todas aquellas teorías secundarias que no dimanan
directamente de sus experiencias inmediatas y de su práctica.

b) Método de investigación. La problemática del concepto de teoría en la


psicoterapia.

La psicoterapia es una conversación y es un dialogo que culmina en la consecución


de “intromisiones” esenciales, “intromisiones” que el paciente tiene que alcanzar
por sí mismo. En este sentido, la psicoterapia es también “Mayéutica”.
¿Cuál es el acceso más adecuado para llevarnos a la “región” donde tiene lugar la
conversación psicoterapéutica? Dicho de otro modo: ¿qué método nos permitirá
poner de manifiesto las congojas humanas y las transformaciones que se producen
en el decurso del tratamiento?
En el ámbito de la Psicoterapia el camino adecuado es el de la revelación o
presenciación fenomenológica y la consiguiente adquisición de experiencias en el
marco de la totalidad de la existencia humana.
En la actualidad ha surgido una contraposición entre la Antropología
fenomenológica y la Psicología profunda orientada hacia el estudio del inconciente,
la primera tiene sobre la segunda la ventaja de una actitud metódica reflexiva. El
concepto del inconciente es paradójico y problemático, sin embargo, constituye el
objetivo esencial de la Psicología profunda y su descubrimiento es uno de sus
méritos principales.
Inconciente hace referencia, en primer lugar, al hecho de que el hombre es un ser
oculto e ignoto para sí mismo, en segundo lugar, quiere decir que el hombre no se
hace a sí mismo libremente, sino que está sometido a una dependencia que no puede
explicar. Para cada uno de nosotros, el inconciente es no solo aquello que
olvidamos, sino también todo lo que nos acontece o nos pasa que no podemos
comprender y que tenemos que aceptar como algo que nos pertenece. Con ello, la
psicoterapia alcanza un aspecto de la existencia humana que apenas es tocado por
otras disciplinas.
Desde el punto de vista metódico, nuestro esfuerzo se orienta hacia los fenómenos
percibidos y el sentido que impregna la totalidad de la vida humana.
La reflexión teórica sobre la psicoterapia debe reunir en una concepción general
ordenadora la viviente vinculación entre dos personas, su camino común y las
intromisiones.
¿existe la posibilidad de construir proposiciones y juicios comunicables a los demas
sobre esta particular relación humana?
La respuesta a tales problemas depende, como es natural, de la importancia y valor
que demos en al lenguaje.
el es mas bien aquel acto en el que las esencias reciben nombre, las esencias no son
reducidas y fijadas a meros signos sino que estas se expresan en él y aparecen en
toda su plenitud corpórea. Ello hace posible que el lenguaje sea portador de toda la
plenitud y de toda la dinámica de la existencia humana y sirva así de intermedio
entre espíritus concordes y que vibran al mismo tono afectivo. El lenguaje pleno, es
la forma necesaria y adecuada para traer a la presencia y para expresar
intuitivamente una vinculación vital, tal lenguaje no es de ningún modo
anticientífico. Al contrario, es lenguaje artificial científico, en el se sacrifica la
plenitud de sentido a favor de la definición, la profundidad y amplitud espiritual de
la palabra resonante se cambia por la precisión abstracta del concepto.
La psicoterapia crea una región en la que se manifiesta fuerza y la plenitud del
lenguaje.
De ningún modo el psicoterapeuta deberá utilizar el lenguaje de las teorías analíticas
si es que quiere permanecer vinculado al paciente con una relación de auténtica
ayuda psicoterapéutica. El uso de tal lenguaje técnico- analítico por parte del
enfermo debe ser interpretado como un síntoma de resistencia contra las exigencias
que plantea la coexistencia humana y contra la proximidad existencial de esta
situación. El lenguaje adecuado para el trato psicoterapéutico es el lenguaje de la
relación de coexistencia humana entre el Yo y el Tú, el dialogo debe transcurrir
siempre de acuerdo con las leyes y las fisiognomías propias del tal mundo espiritual.
Incluso en las esenciales y a este carácter coexistencial del procedimiento
terapéutico.
Humboldt: el hombre vive con los objetos tal y como estos le son presentados por el
lenguaje. Por el mismo acto con el que el hombre teje su lenguaje se entreteje con
las cosas. Las distintas lenguas no son otras tantas designaciones de un objeto, en
realidad, son diferentes revelaciones del mismo.
Creemos que se traiciona a la psicoterapia cuando sus teorías son tratadas con el
lenguaje y con los modelos aptos solo para captar las funciones vitales, cuando estas
son concebidas por ejemplo, como meros procesos neurofisiológicos.
Con frecuencia toda teoría es concebida como un orden conceptual contrapuesto a la
realidad y separado irremediablemente de la práctica y del empirismo, la teoría es
movida por su ímpetu de abstracción, reduce la plenitud, multiplicidad y riqueza de
la experiencia.
En la psicoterapia se precisa de una construcción personal en la dinámica de su
proceso si se quiere llegar a una construcción teorética valedera. Pues en le
psicoanálisis la concepción justa no surge por la simple transmisión de contenidos
cognicitivos, sino por la participación de los aspectos concientes e inconcientes de la
propia persona. Es posible que tal camino sea también apropiado para el logro de
otros conocimientos.
La intuiciónteorética de la psicoterapia sólo se logra en la experiencia de la propia
Psicoterapia.
La consecución de la intuición teorética ha de reflejar necesariamente la
conflictualidad de su objeto, del hombre.
La elección del método está determinada por el objeto mismo a que se aplica la
psicoterapia. La íntima vinculación entre el método y el objeto no nos cierra el
acceso, por el contrario, tal vinculación es perfectamente adecuada al objeto. Para
estudiar un ser viviente es preciso participar en la vida. La intensidad y la forma de
la participación intervienen decisivamente en la constitución de la experiencia y tal
experiencia se hace simultáneamente teoréticamente e intuitiva.
III. El lugar de la psicoterapia en la medicina.

a) la objetivación metódica y el encuentro interhumano en el acto médico.

La medicina considera al hombre desde dos puntos de vista:


1- le concibe portador de funciones vitales que son estudiadas en su transcurso y a
las que se pretende modificar cuando se salen de la normalidad. Es considerado
como un objeto natural, se lo estudia con la ayuda de las categorías ontológicas
de las ciencias naturales. Se hace abstracción de su calidad humana, reduciendo
su ser a un modelo objetivo, donde lo decisivo son los mecanismos causales y
genéticos.
2- En toda medida terapéutica intentamos establecer una reciproca vinculación
humana. Vinculación ideal con el enfermo es, la confianza que el paciente
deposita en el médico y la responsabilidad del médico frente a su enfermo.
Confianza y responsabilidad son fenómenos de coexistencia humana, son
fuerzas que actuan en la vinculación de los hombres entre sí y no en las
relaciones que el hombre tiene con las cosas naturales. El médico y el paciente
quedan intimamente vinculados en el “nosotros”, en esa “nostridad” constitutiva
de un mundo común y de la relación coexistencial tendida entre el Tú y el Yo.
La relación paciente medico jamás puede transformarse en un trato anónimo ni en
mero servicio puramente objetivo, ya que se fundamenta en valores que se resisten a
tal objetivación. La relación se constituye por un estado de necesidad del paciente.
La psicoterapia tiene una posición especial con respecto a los otros métodos del
tratamiento médico, ello se debe a que los valores que ocupan el punto central de sus
esfuerzos no son los meramente corporales.
Lo que interesa en la psicoterapia es, la totalidad de la vida del paciente, la totalidad
de su mundo ha de quedar revelada en el dialogo. La concordancia y la vibración
simpática con el mundo del paciente es e punto central de la intención
psicoterapéutica y de ningún modo constituye un fenómeno secundario que pueda
ser abandonado a la mera intuición.
La experiencia propia es el mejor camino para conseguir “Introvisiones teóricas”,
deseamos recalcar una vez más el carácter intuitivo que debe tener toda teoría, para
nosotros, tal carácter intuitivo está muy por encima del aspecto meramente
conceptual de cualquier teoría.
El tratamiento psicoterapéutico es una modalidad de conducta médica. La
psicoterapia se limita a acentuar uno de los aspectos de todo tratamiento médico, a
saber: la relación interhumana.
La actitud y la participación coexistencial en la vida del enfermo permiten al
psicoterapeuta una orientación sólo sobre este enfermo particular, solo sobre este
estado concreto de enfermedad.
¿Qué relación guardan entre sí la objetivación médica y el encuentro interpersonal?
¿es posible armonizar ambas actitudes? En el fondo de toda concepción teorética
yace una cierta tendencia a retirarse de la vinculación inmediata con el objetivo, una
actitud de aislamiento y objetivación. Por una parte el psicoterapeuta debe penetrar
y compartir el mundo del paciente gracias a la comunidad establecida por la
comunicación interhumana, en esta comunicación aparece el “otro” en su soledad,
deficiencia y persecución. Pero por otra parte, el psicoterapeuta debe también
ejercitar la reflexión diagnóstica, y en tal actitud el prójimo aparecerá ante él como
un enfermo delirante, como un neurótico o como una personalidad anormal.
La respuesta a este problema depende de la relación que pueda existir entre tal
objetivación distanciadota y la participación vivencial que según Weizsacker, es
condición indispensable para cualquier investigación que tenga por objeto un ser
viviente.
La vinculación en el enfrentamiento humano pleno revela la plenitud anímico-
corporal del “otro” y también todo aquello que puede llegar a ser cuerpo. La
vinculación existencial hace participar a cada persona, en forma inmediata, en el
mundo vivencial del “otro”, ello sucede previamente a que se ponga en juego el
pensamiento objetivador, ya que la vinculación existencial se constituye antes de
que el pensamiento objetivo haya reunido en la categoría diagnóstica todos aquellos
rasgos que se manifiestan en la persona del otro. Es claro que, basándose solamente
en esta vinculación directa y existencial, en esta participación inmediata en las
vivencias del enfermo, el método no podrá llegar nunca al auténtico
“conocimiento”,pues tal conocimiento, universal e impersonal, exige un cierto
distanciamiento en la observación y una desvinculación de la participación directa y
existencial. Pero hay conocimientos e intromisiones que sólo pueden revelarse en la
inmediatez de la relación existencial entre el Tú y el Yo.
Es también importante que en ella sólo se pueden conseguir ciertas experiencias e
intromisiones en la vida del paciente cuando el médico se aparta de la actitud de
vivenciación inmediata. Por ejemplo: anulación de la transferencia de repetición, la
suspensión de tal actitud sólo es posible bajo un cierto distanciamiento objetivador.
La eliminación de la transferencia repetitiva exige, por tanto, un esfuerzo para
anular temporalmente la situación de convivencia y alcanzar de este modo, por un
acto de conocimiento, la motivación que actúa latentemente tras ella.
La concepción de Sullivan sobre la actitud psicoterapéutica va más allá de la simple
postura reflejada admitida por el psicoanálisis clásico, según la concepción de esta
última escuela, el psicterapeuta debe ser como un simple espejo que refleje la
situación del enfermo, en su actitud de reflexión teórica el terapeuta, según el
psicoanálisis clásico, debe llegar a la suspensión de la vinculación interhumana. La
expresión de Sullivan resuma los dos aspectos fundamentales que caracterizan el
proceso terapéutico: * la participación o convivencia afectiva, y * la reflexión
teórica que se desvincula de esta situación sinpática. Aceptamos la concepción de
Sullivan pero creemos que el término participante no es lo suficientemente
expresivo para designar la relación de coexistencia.

La psicoterapia personal no abriga la intención de eliminar la distancia necesaria


frente al enfermo y cambiare de una relación terapéutica en una vinculación privada
y exclusivamente personal, se propone no negar en la reflexión teórica la
vinculación interhumana, y esto por encima y trascendiendo el juego de la
transferencia y contratransferencia. La distancia, la abstinencia y la objetivación de
los fenómenos psicológicos o somáticos, son solo una fase pasajera en la que queda
suspendida, durante algun tiempo, la vinculación existencialinterhumana. La
interpretación alternativa de la relación “Yo- Tú” y “Yo- ello” nos oculta de la
subjetividad y a dar un tinte excesivamente emocional y casi privado a lo humano.
Nosotros creemos que la psicoterapia es testimonio de una experiencia y de una
capacidad de acción que se fundamenta en la relación que surge entre el “Yo y el
Tú”.
El establecimiento de una dicotomía entre el soma(cuerpo) y el alma, o una
tricotomía ente el el soma, alma y espíritu, equivale a crear una suma, prácticamente
infranqueable, entre la psicoterapia y la somatoterapia.
b) psicoterapia y psiquiatría

algunas de las críticas psiquiatritas dirigidas contra el psicoanálisis proceden de un


amala inteligencia de su campo propio de experiencia y de su fondo antropológico
latente, sin embargo, no cabe duda de que tales críticas son acertadas en cuanto
dirigidas contra loa teoría de las escuelas Psicoanalíticas mas antiguas.
Ciertos conceptos fundamentales del psicoanálisis (transferencia y conversión y
proyección) se encuentran ya formulados en los escritos neurológicos. El aparato
psíquico de la teoría analítica tiene su proptotipo en el aparato del lenguaje. Bien es
cierto que los conceptos neurológicos de Frueud han sufrido un cambio esencial de
significación al ser traspuestos al psicoanálisis.
Ni el método compresivo propio de las ciencias del espíritu ni la psicología o la
teoría de la psicoterapia de aquella dimensión de experiencias dadas en la relación
“Yo- Tú”, tampoco garantizan la actitud terapéutica adecuada que surge de tener en
cuenta tales relaciones.
El mundo vivncial del paciente y del médico sólo pueden llegar a coordinarse
armónicamente basándose en las experiencias de una antropología personal, tal
antropología debe tener en cuenta los diferentes aspectos y grados de la vinculación
entre el “yo y el tú” para ordenarlos sobre el trasfondo de la hiostoricidad de la
existencia.

c) la función del psicoterapeuta desde el punto de visa médico- sociológico.

La pertenencia de la psicoterapia al campo de la medicina, el carácter médico de la


relación psicoterapéutica, se pone también de manifiesto considerando la función
médico- social y en especial la del psicoterapeuta.
La posibilidad de papeles sociales radica en la realización de las demandas
interpersonales en una funcion especial.
Elpapel del médicoha sido sometido sociológico por Parsons. Este autor ha
interpretado la función del médico poniendo en relación los actos de una persona
aislada con trama de valoraciones institucionalizadas. Según Parsons, el papel del
médico en ñla sociedad se puede resumir en los siguientes aspectos:
1- la funcion del médico es universalista y está abierta a todos los puntos de viosta
progresivos que favorecen su tarea y su misión.
2- El papel médico tiene una especificidad funcional, es decir, la participación
humana queda limitada a aquellos problemas que se refieren en alguna forma a
la medicina.
La especificidad funcional y la orientación universalista del médico dan a éste una
cierta libertad frente al enfermo concreto. El médico va de un paciente a otro de
lecho en lecho, puede abandonar a un enfermo grave o a moribundo y marchar a
solucionar la próxima tarea.
Ya no tiene aquella distancia y aquella independencia frente al enfermo particular
que son imprescindibles para la realización óptima de su tarea.
3- la neutralidad emocional es una característica del médico en cualquier
especialidad que éste se mueva. La expresión neutralidad emocional nos indica
lo que significa , anular la relación emocional mutua quiere decir que el médico
no debe entristecerse con el triste, ni encolerizarse con el colérico. No significa
que el médico no se conmueva humanamente por la existencia del paciente,
tampoco significa que el médico no se sienta ligado al paciente y no lo acepte
con todas sus dificultades. La tarea del médico consiste en alcanzar una
intromisión en los conflictos del paciente por encima de esta tristeza y por
encima de ésta cólera concreta. El psicoterapeuta está humanamente presente y
adopta una actitud apasionada a favor del enfermo.

Brautingam

IV Esencia de la “Introvisión” en Psicoterapia”

a) El “inconsciente” y las “Introvisiones” concienciadotas


La Psicoterapia está vinculada a dos factores fundamentales: la “Intovisión” en la
“Profundidad” del alma, y el desarrollo de una auténtica relación terapéutica entre el
médico y el paciente. Ambos elementos están íntimamente ligados entre sí y sólo por
motivos didácticos trataremos por separado de su importancia para el curso de la vida
del enfermo.
Breuer y Freud concibieron la Psicoterapia como un proceso de concienciación.
Según Freud, la curación se consigue cuando se hacen conscientes “el recuerdo
patógeno” y el afecto acompañante. La histeria, y las neurosis, son interpretadas según
el modelo de la neurosis traumática.
La tarea central de la Psicoterapia es hoy en día la misma que en su época funcional:
traer a la luz de la conciencia las vivencias del pasado. La Psicoterapia tiene como rasgo
esencial la tendencia al conocimiento y a la concienciación. No se trata de un
conocimiento racional; que esto no es así se deduce claramente teniendo en cuenta
aquella dimensión humana de lo “Abismático” o de la “Profundidad”, que es
precisamente la que se revela y actualiza por medio del Psicoanálisis.
Breuer y Freud utilizaron un lenguaje basado en su concepción energético-tópico del
alma para expresar los fenómenos relacionados con el proceso de concienciación. Para
comprender el poder curativo de la concienciación es preciso integrar este proceso en la
biografía existencial del hombre, y ello quiere decir que la Psicoterapia se ha de
enfrentar necesariamente con el problema de la totalidad de la persona humana.
El modelo fisiológico-cerebral (no anatómico-cerebral) ideado por Freud, y que se
utilizó para interpretar las experiencias psicológicas, influyó también, más o menos
lentamente, en la formación de la teoría psicoanalítica. Bajo el influjo de sus
concepciones neurofisiológicas, Freud llegó a una concretización del Inconsciente y
defendió su realidad objetiva. En 1913 con el título El Inconsciente, intenta de nuevo
confirmar el edificio teórico del Psicoanálisis basándose en los hallazgos somáticos.
Freud describe que hay una laguna en nuestros conocimientos y no es posible llenarla
con datos concretos, pero tampoco es esto la tarea propia de la Psicología. Nuestra
topología psíquica no tiene por ahora ninguna relación con la anatomía, se refiere más
bien a regiones del aparato psíquico y no a regiones anatómicas.
Es preciso tener presente cuán importante fue el concepto de “concienciación” para el
desarrollo de la teoría psicoanalítica de los fenómenos anímicos. Debido a sus
principios básicos, la teoría psicoanalítica se vio pronto abocada a admitir, junto al
proceso de concienciación, la existencia de un estrato inconsciente; incluso la Psicología
profunda pareció identificarse con la Psicología del “Inconsciente”. Freud y todos los
defensores del “inconsciente”, admitieron que este estrato personal era un dato
empíricamente demostrable y, como tal, accesible a la esfera de la experiencia.
En el Psicoanálisis, lo Inconsciente es el presente más característico de la
“profundidad” o “abismo” del alma. Las porciones reprimidas de su persona constituyen
precisamente la mayor parte del estrato inconsciente. Este no se identifica con el “Ello”;
el “Super-Yo” tiene también aspectos inconscientes.
Freud encontró que el Inconsciente de sus enfermos estaba constituido casi
exclusivamente por impulsos sexuales infantiles reprimidos. Y, en efecto, hay que
reconocer que la represión y el desplazamiento de la sexualidad son actitudes naturales
y esenciales del hombre. En todas las culturas ciertos componentes de la sexualidad
entran en un estado de latencia o son reprimidos y rechazados.
En las direcciones actuales de la psicoterapia, orientadas fundamentalmente hacia el
método fenomenológico, el inconsciente ya no juega el importante papel que
desempeñó hace cincuenta años. Nos interesa fijar el contenido fenomenológico y el
valor antropológico de lo que Freud y Jung designaron con el tiempo el “Inconsciente”.
Para Freud y para los hombres de su época, el inconsciente era importante depósito
central de fuerzas irracionales. En el inconsciente quedan anuladas las leyes lógicas de
la “contradicción” y “exclusión de tercero”. El orden espacio-temporal, tampoco tendría
validez en el inconsciente.
En el concepto antropológico del inconsciente es decisivo notar que el “Ello”, que
constituye la mayor parte del estrato inconsciente, se continúa sin límites claros con la
esfera corporal. Tal continuidad del inconsciente y lo corporal, y la repetida afirmación
de Freud de que las porciones desplazadas y reprimidas de nuestra personalidad
constituyen sólo una parte del inconsciente, nos parece muy importantes para interpretar
justamente la doctrina freudiana. En efecto, creemos que tales conceptos testimonian de
la imagen antropológica latente en el espíritu de Freud y es evidente que tal imagen
anula el cientificismo naturalista de su pensamiento y de su lenguaje.
El psicoterapeuta debe conseguir una mayor profundización antropológica, pues ello
ha de recuperar en la práctica terapéutica. El psicoterapeuta no se ocupa de poner orden
en la relación dinámica, energética y tópica, que pueda darse entre la conciencia y el
inconsciente. El inconsciente no debe ser interpretado como una mera relación dinámica
en el aparato psíquico, sino como una fuerza que hay que aceptar y frente a la cual se
encuentra el hombre; el hombre en cuanto criatura indigente movido por necesidades e
impulsos; el hombre que tiene una historia y que ha de morir. Esta concepción profunda
del inconsciente se hará notar en la actitud terapéutica del médico y producirá grandes
frutos en su relación con el paciente.

b) Conocimiento médico previo y consecución de la “Introvisión” en la


Psicoterapia.
Toda la dinámica de la psicoterapia comienza con la situación primordial del
tratamiento médico: el paciente viene al médico con motivo de una alteración corporal o
psíquica. Busca ayuda y quiere liberarse de este sufrimiento que le parece extraño a su
persona. Su sufrimiento es explicado reduciéndolo a la enfermedad patógena, a un
acontecer súper-individual; el médico es concebido como una persona entendida en
tales problemas.
El paciente no viene al médico para alcanzar una “Introvisión”, tampoco le interesa
entablar una auténtica comunicación y convivencia interhumana, su más urgente anhelo
es encontrar una rápida liberación, objetiva y adecuada, de su sufrimiento.
Si el psicoterapeuta no sabe despertar en el enfermo la esperanza en una modificación
positiva de la enfermedad, y si no corresponde a las exigencias de este primer escalón
de la terapéutica médica y de la interpretación del paciente, entonces quedarán cortados
desde el principio los accesos a las restantes etapas que hay que recorrer en el largo
camino psicoterapéutico. El objetivo fundamental en estos primeros momentos que
también tienen validez para la psicoterapia, es liberar al enfermo de sus síntomas, “el
restablecimiento de su capacidad de rendimiento y de su capacidad de goce”.
Debe quedar en suspenso al tendencia natural de la psicoterapia a rechazar la
“Introvisión” esencial desenmascaradora de la situación íntima patógena. Partiendo de
la introvisión en los aspectos suprapersoanles y universales de su conflicto, el paciente
puede alcanzar una decisión íntima, personal y concreta.
Cuando el médico se percata de que en la enfermedad se expresa una crisis personal,
entonces es posible, en la mayoría de los enfermos, tratar el sufrimiento con la metódica
propia de la etapa médico objetivadota y distanciante. Nosotros no defendemos el
descubrimiento radical de las crisis vitales existenciales en todos los pacientes, al
contrario, consideramos una bendición que amplios fragmentos de la vida personal
transcurran en la oscuridad y que muchas crisis vitales se diriman en la esfera corporal.
Esto no quiere decir que el enfermo no pueda alcanzar un mayor grado de madurez una
vez sobrepasada la situación crítica.
Hay crisis que quedan como detenidas y aferradas a molestias poco concretas o a
enfermedades crónicas y que no llegan a una solución. En estos enfermos, el médico
tiene que saltar por encima de la actitud objetivadota y distanciante implícita en el
concepto “enfermedad”; el médico tiene que conseguir un contacto personal con el
enfermo. Tal objetivo no se alcanza inmediatamente, sino siempre por el camino de la
psicología.
La acción médica no puede eliminar el aspecto personal de la enfermedad haciéndolo
desaparecer tras la unidad nosológica objetivadora y supraindividual. El objeto de la
práctica médica, a saber, el cuerpo del hombre y sus alteraciones, puede parecer a una
observación superficial para este hombre que sufre. Pero la vida de este hombre está
siempre ligada, en una forma especial, a este cuerpo concreto. La “existencia” del
hombre está siempre encerrada en este cuerpo determinado. El existente humano, en un
sentido profundo, puede revelar en la enfermedad los conflictos latentes y las
contradicciones igualmente latentes de su vida.

c) “Introvisión” en la contextura biográfica del enfermo


Los hechos de la vida del paciente, sobre todo de su época infantil, las vivencias
olvidadas a las que el enfermo no prestó suficiente atención, son traídas ante la
conciencia. El objetivo esencial en la medicina biográfica es que el paciente adquiera de
sí mismo una imagen más amplia; que se reconozca a sí mismo en su desarrollo
biográfico y en conexiones vitales nuevas para él. Es frecuente que al alcanzar esta
etapa, desaparezca o se alivie la alteración que llevó al paciente a la consulta. Se debe a
que el enfermo se siente tan fascinado por la inmediatez y la dinámica de su propia
historia vital, contemplada con mayor profundidad, que los síntomas desaparecen o
retroceden al trasfondo vivencial como si hubieran sido absorbidos por los problemas de
la esfera íntima actualizados y puestos de manifiesto por la acción médica. La
introvisión en la textura biográfica de la persona, alcanzada por el trabajo común del
paciente y del médico, incluye también las manifestaciones somáticas y las
enfermedades sufridas por el paciente. La introvisión anula así su aparente asilamiento
del resto de la persona concreta; tal aislamiento se produjo artificiosamente por el
influjo de la interpretación objetiva y nosológica.
Las introvisiones en la estructura biográfica producen en el enfermo un considerable
alivio, por ello esta etapa del tratamiento no debe ser infravalorada. El enfermo vivencia
su situación vital presente, llena de tensiones, como la consecuencia directa de las
condiciones de su mundo ambiental y de su pasado.
Creemos que el tratamiento que se detiene en esta etapa de la introvisión es un final
fallido de la actitud psicoterapéutica. Tal acontece cuando el enfermo se considera a sí
mismo como el producto de sus circunstancias biográficas; cuando se concibe a sí
mismo como la víctima de una excesiva vinculación a la madre o como una persona
afectada por complejos de inferioridad que han surgido en él por causas o condiciones
externas ajenas a su voluntad.
Lo que debía ser un habla de sí, se transforma en un habla sobre sí. La psicoterapia fue
entendida al principio como un trabajo sobre el carácter emocional y sobre la
configuración emocional actual del enfermo.
En la situación psicoterapéutica, lo único importante es la experiencia emocional
correcta, aunque está no se acompañe de un descubrimiento exhaustivo del complejo
causal. Lo decisivo en el tratamiento es actualizar y revivificar afectivamente aquella
situación concreta que es la responsable específica de las falsas actitudes neuróticas del
paciente. El verdadero objetivo de la psicoterapia no consiste en dar un nuevo cauce a
los afectos, a las emociones o a los impulsos del enfermo.

La exigencia de que el recuerdo o la introvisión en el pasado debe terminar en una


catarsis emocional, en un estado de excitación afectiva, se hace totalmente
incomprensible cuando se la desliga de su trasfondo. Sólo cuando el hombre se ve
afectado y conmocionado en su “Existencia”, en sus valoraciones y en sus objetivos es
cuando surgen afectos provocados por impresiones externas y emociones que arrastran
consigo a la persona. Las emociones humanas no constituyen un estado de procesos
energéticos y autónomos. Las emociones son momentos sustentantes de una
vinculación, de un estar soportado por algo y un ser conmovido por algo; reflejan
siempre la participación existencial. El acto de concienciación afectiva es testimonio de
que un rasgo esencial de mi pasado está haciendo presente.
Reconocer la necesidad de que se produzca una participación afectiva del enfermo en
la situación psicoterapéutica no es afirmar que la emoción sea de sí un factor etiológico
y terapéutico; simplemente quiere decir que la introvisión, la experiencia de si mismo, y
la consiguiente transformación, son experiencias apasionadas que afectan a la
“existencia”. Lo que se describe como participación emocional o afectiva no es un
fenómeno acompañante de la “introvisión”. Al contrario, es más bien la pasión de la
“existencia” afectada, la manifestación o revelación del arrojo de vivir; de aquel
momento que constituye el objetivo fundamental de la psicoterapia. Las crisis, los
empeoramientos, las resistencias, son signos de la conmoción personal y de la
transformación psicoterapéutica.
En la práctica, introvisión en la historia vital del enfermo quiere decir que el médico
ya no puede ayudar al paciente que busca su consejo basándose exclusivamente en los
datos ofrecidos por una teoría previa del hombre y de sus funciones corporales o
anímicas.
El valor cognoscitivo y representativo de la enfermedad, su carácter indicativo y su
valor posicional en el marco de la historia vital del enfermo constituyen, el punto central
hacia el que se dirige todo el esfuerzo de esta segunda etapa de la acción médica.
La introvisión en la biografía del enfermo no debe quedar reducida a una simple
acumulación curativa de datos y acontecimientos, de influjos biográficos y de hechos
caracterológicos.
El estudio del trasfondo biográfico en la psicoterapia es siempre un puente que
permite al enfermo alcanzar una toma de posesión más intensiva de su historia.

d) Tránsito de la “Introvisión” psicológico-discursiva a la existencial


La introvisión psicoterapéutica es un conocimiento de sí mismo. Pero tal
acontecimiento de sí mismo no tiene como objetivo final es de una gran importancia
para la psicoterapia. De ningún modo debe creerse que la afirmación de la existencia
dada, en la situación de conflicto fundada en la historicidad, sea una falta de libertad
absoluta del hombre. Al aceptar la necesidad de mi existencia, al reconocer lo que mi
destino significa para mí, y sobre todo al reconocer límites, mi libertad no se coarta, al
contrario, ésta crece y se desarrolla.
Este conocimiento esencial que acepta la propia existencia, siempre cargada de
conflictos e históricamente fundada, esta introvisión es completamente distinta del
conocimiento discursivo de las conexiones psicológicas.
La introvisión existencial se distingue de nuestras introvisiones cuotidianas; solamente
se la alcanza en aquellos momentos estelares de nuestra vida que Kierkegaard llama
instante de la pasión.
El individuo concreto sólo puede existir instantáneamente, sólo puede ser aquella
unidad de lo infinito y de lo infinito que está más allá del mero vivir. Este instante es el
instante de la pasión
Para esta etapa de la actividad médica, las neurosis sería, simplemente, una visión
inauténtica y fallida de sí mismo, una realización fallida de la propia existencia. La
realización de la propia existencia se cumple en la atmósfera espiritual creada por la
comunicación interhumana, acontece siempre frente a un “tú”. Se comprende por sí
mismo que a la posibilidad de la introvisión existencial corresponda la posibilidad de
ocultamiento del propio ser.

En la marcha de la psicoterapia, la elaboración de introvisiones se reparte por igual en


ambos participantes (paciente-médico). En contraposición a la somatoterápia, la
psicoterapeuta no está más adelantado que su paciente en que camino que ha de recorrer
en común. La utilización de un saber previo, no conseguido en común, no participado
en el propio paciente, será mucho más perjudicial que benéfico para la consecución de
introversiones. Tal conocimiento previo y general no es la clave para alcanzar el
objetivo, siempre renovado, de la psicoterapia, a saber: establece comunicación y
penetrar en el mundo íntimo y en la historia vital del paciente.
En la psicoterapia el conocimiento es un acaecer revelador, elaborado por ambas
partes, y que, simultáneamente, es tratamiento.

e) “Introvisión” y visión
Desde el punto de vista etimológico, el fenómeno introvisión nos ofrece nuevos
aspectos que debemos ahora considerar; sabemos que esto ocurre con cualquier palabra
o frase en sí una gran plenitud de sentido, pero que lo ha perdido en el lenguaje
cotidiano.
El sueño es prototipo de la introvisión, sobre todo si entendemos esta palabra en el
sentido primordial de una visión y más profunda que la cotidiana. La experiencia
conseguida con la introvisión es de un grado muy superior a la que se alcanza con otros
instrumentos de revelación. El elemento visual, que caracteriza las formas más elevadas
y más diferenciadas de la experiencia, constituye su parte esencial.
En toda introvisión resaltan dos aspectos fundamentales: en primer lugar se trata de
un conocimiento visual inmediato de nuevas relaciones y conexiones vitales que anulan
la interpretación cotidiana del propio ser; en segundo lugar la experiencia es
acompañada de la exigencia de un tener que ceder y someter a una necesidad objetiva y
profunda.
La introvisión buscada por la psicoterapia no es idéntica a una simple consideración
de sí mismo y mucho menos a una consideración de sí mismo que se dirige
directamente al síntoma con intención de comprenderlo. La introvisión y el
conocimiento de sí mismo no son equivalentes a una reflexión hipocondríaca sobre el
propio yo. La introvisión psicoterapéutica surge de la relación entre el médico y el
paciente y de la visión común de ambos. Hay ideas que únicamente son posibles cuando
el hombre vive en soledad y desligado de los demás y que, en cambio, no se pueden
sostener cuando se produce un auténtico encuentro entre dos personas.
Es digno de notar que la esfera de la visión es altamente representativa para esta forma
superior de conocimiento. La concienciación es siempre, en último término, una especie
de visión más exacta: una introvisión. A la esfera óptica corresponde un conocimiento
más diferenciado; conocimiento que es muy distinto de los grados más elementales del
conocimiento y de la experiencia del mundo. La introvisión psicoterapéutica es
iluminación de la propia mismidad. Esto no sucede solamente en la problemática
antropológica, también las proposiciones de ontología fundamental, por ejemplo las de
Heidegger se expresan en un lenguaje tomado de la experiencia visual; concibe a la
existencia humana como un “estar-en-el-mundo”, como una esfera luminosa del Ser. La
filosofía de Heidegger es el intento de hacer transparente el Ser del ente. La
comprensión ontológica primordial del hombre es designada por el propio Heidegger
como una aclaración o iluminación del Ser.
La labor psicoterapéutica se puede describir diciendo que es una visión, o
contemplación en común, del mundo del paciente.
El concepto de introvisión tiene un doble carácter. En primer lugar significa
doblegarse y someterse a un conocimiento más profundo, a una necesidad más
profunda. La actitud propia de la introvisión no es la de un impulso activo y
descubridor, sino más bien la de la humildad que acepta la verdad que se ofrece ante
uno. En la relación de coexistencia interhumana la introvisión es un ceder y una
renuncia a la resistencia. En segundo lugar introvisión significa un conocimiento
inmediato alcanzado en un acto visual; una visión mas profunda; un descubrimiento de
aquellas conexiones más esenciales que se ocultan bajo la superficie, en el seno de la
“Profundidad”.
A este alto grado de la experiencia del mundo en cuanto introvisión óptica
corresponden peligros y caminos erróneos en los que se revelan la ocultación de la
propia mismidad humana juntamente con el riesgo y el esfuerzo que se necesitan para
lograr un conocimiento del existente humano. Las introvisiones esenciales pueden yacer
precisamente tras lo inmediatamente visible, incluso la claridad de lo visible puede
anular una introvisión más profundamente penetrante.
La tendencia de la psicología profunda a ampliar y complementar con la introvisión la
imagen consciente y directamente captable del hombre y su insistencia sobre el tema del
ocultamiento de la mismidad de la persona, conducen a una cierta unilateralidad en
dirección opuesta.

f) “Introvisión” en el pasado
La tarea de la psicoterapia es hacer volver a la conciencia las vivencias personales
olvidadas tendenciosamente. El pasado debe integrarse al presente y ser incorporado a
la persona actuando como tal presente.
Según Alles, uno de los máximos méritos de Freud radica en haber introducido el
método histórico en la psiquiatría. Lo que Freud llamó concienciación de las
reminiscencias fue una contribución que abrió nuevos caminos para alcanzar un
conocimiento profundo de la biografía íntima de la persona.
Debemos preguntarnos que relación tiene el hombre en general con su pasado. El
recuerdo patógeno, el trauma psíquico, el complejo, son concebidos por el propio
enfermo como algo esencial, por ello lo revela con resistencia e incluso algunas veces lo
elimina por completo de la conciencia, lo reprime. El hecho de que las vivencias y los
recuerdos lejanos puedan actuar patógenamente en el presente indica que el hombre está
ligado de algún modo con su pasado. Este no es un trozo de camino indiferente y que
está muy lejos del momento actual. La interpretación lineal del tiempo no reflejan por
completo mi relación con el pasado, muy al contrario, el pasado penetra en el presente,
vive en el presente. El hombre está soportado en su desarrollo vital por el que ya ha
vivido.
La existencia humana en devenir necesita de la libertad de aceptar y retomar en el
presente la imagen siempre cambiante del propio pasado. La disposición del pasado, la
capacidad y la voluntad de arrojar sobre él una mirada retrospectiva, y también la
libertad de rechazar este pasado, son signos de la madurez del hombre frente a su
temporalidad. Se opone el tiempo cíclico al tiempo lineal.
Para la existencia presente es decisivo el modo de comportarse el hombre frente a su
pasado; una actitud abierta o cerrada frente al pasado ha de influir sobre ella. Ciertas
enfermedades psíquicas pueden ser concebidas como modificaciones de la estructura
temporal.
Los conceptos de trauma psíquico y de complejo, interpretados ambos como huellas
traumáticas que persisten en el alma, son términos destinados a expresar el influjo
duradero del pasado. Esta conexión entre los acontecimientos exteriores y las vivencias
íntimas traumáticamente fijadas no pueden ser concebidas como un vínculo causal. Tras
el trauma anímico se esconde siempre una interpretación subjetiva de la realidad.
La presencia concreta de la historia del enfermo y del terapeuta, la apertura franca con
respecto al transfondo sustancial del pasado y de la profundidad de nuestra alma, es uno
de los principales factores activos en toda psicoterapia mediativa. La conexión con lo ya
vivenciado es una fuerza capaz de liberar. El olvido tendencioso sobrecarga nuestra
vida, en cambio, la aceptación de lo vivido, la reconciliación con la dimensión de la
propia profundidad histórica, son actos que nos permiten alcanzar la libertad del
devenir.
Lo que pasó, pasó, y ya no puede ser revocado, por ello tampoco puede ser
modificado, dice Kierkegaard. Pero, en cambio, es evidente que mi postura íntima con
respecto al pasado, sí que puede cambiar.
Al conseguir tal introvisión cumplo un importante acto, a saber: me reconcilio con las
limitaciones fácticas de mi vida. La introvisión es la experiencia personal de hechos
elementales que no se pueden descomponer en otros más simples; es la experiencia de
limitaciones y de acontecimientos irrevocables; es vivenciado de mi dependencia con
respecto a un fondo abismático o profundidad que está fuera de mis propias
disponibilidades, fuera de mi propio albedrío. Dependo de un fondo, que como dice
Weizacker “no puede ser objetivado”.

g) La “Introvisión” y la “Profundidad” de la Psicología profunda


En la teoría psicoanalítica la profundidad es el estrato inconsciente del hombre
concebido espacialmente; es por tanto, la región del “Ello”, la esfera de los impulsos.
Estos impulsos pueden ser descritos tanto desde el punto de vista psicológico como
fisiológico. Para Freud, el “Ello” se continúa transicionalmente, sin límites precisos, con
los fenómenos corporales.
Otra forma de profundidad es el pasado concebido como un fragmento del camino de
nuestra vida; es, sobre todo, la profundidad de la sexualidad infantil reprimida y de sus
diferentes impulsos. La lejana región de la época infantil y de la lactancia puede ser
captada por un retroceso hacia funciones corporales elementales.
En la interpretación de Freud lo importantes es el modo de equilibrarse y
reconciliarse entre sí tales impulsos y conflictos. Según Freud el factor patógeno no es
simplemente el hecho del conflicto, sino más bien su elaboración; el factor patógeno es
la represión. Las contraposiciones íntimas que no han sido dominadas o dirimidas son
precisamente las que actúan como agente patógeno. El extrañamiento de la persona con
respecto a sus propios conflictos es lo que produce la enfermedad y no la mera
existencia de conflictos. La dirección de la represión está determinada por fuerzas
impulsivas que buscan el placer y huyen el desplacer. Tal dirección depende siempre del
sujeto. En las psicosis se experimenta a menudo que las fuerzas reprimidas y
alternativamente desgarradas, pueden retornar a la conciencia como tendencias
destructivas de la persona o también como intereses vitales primordiales y originales.
En la psicoterapia, tales fuerzas pierden su carácter de extrañamiento porque el conflicto
de impulsos es incorporado a la persona. Se produce una anulación del extrañamiento
gracias a una comprensión afirmativa de su sentido y a una aceptación de esas fuerzas
contrapuestas que sustentan la propia existencia.
Desde el punto de vista médico-antropológico se plantean dos problemas
fundamentales: la posición de la profundidad en la estructura de la persona, y su
importancia para el hombre. Lo que interesa es mostrar en que forma la profundidad es
un elemento activo en el tratamiento psicoterapéutico, así como su valor antropológico.
La psicología profunda es una psicología que transciende todos aquellos datos
inmediatos, presentes en la conciencia actual del hombre, y de los que la persona puede
disponer. Por ello su objetivo fundamental es complementar con nuevos datos y
experiencias, el foco conciente de la persona. La profundidad no es para la psicología
profunda una modificación cualitativa o cuantitativa, sino más bien una contraposición,
una complementación.
Las significaciones que se encierran tras el término profundidad pueden
esquematizarse de la siguiente manera:
1-La profundidad es aquella región que está en una relación complementaria con
respecto a lo superior, a la altura, a lo cefálico. La persona profunda se contrapone al
estrato racional del hombre y está constituida por el fondo afectivo e impulsivo. Está
más próxima a la esfera somática, y por ello, es un elemento personal borroso y rodeado
muchas veces de oscuridad. A diferencia del intelecto y de la razón, el fondo vital de la
profundidad está representado biológicamente.
2-Otra significación ligada a la profundidad de la psicología profunda es el concepto
de lo nuclear como contrapuesto a la corteza, de lo interno con respecto a lo puramente
externo. Esta dimensión profunda significa el estrato más interno de las cosas y de las
personas en contraposición a la fachada exterior. La psicología profunda no siempre ha
escapado al peligro de desvalorar excesivamente una bella superficie y una buena
apariencia exterior. También en las variadas formas o estilos de compensar y sublimar
se revela el distinto nivel de las personas. Ambas características de la profundidad
humana (la profundidad interpretada como lo nuclear y como un elemento basal y
afectivo-somático) deben ser concebidas como metáforas corporales. Todas las
experiencias y vivencias esenciales del hombre pueden tener el carácter de profundidad.
La psicoterapia se dirige siempre a lo que es esencial para el hombre y su desarrollo.
Con ello alcanza un nuevo significado de profundidad.
3-la profundidad hace también referencia a lo auténtico y esencial de la persona
humana. Esta profundidad hacia la que se dirige la psicoterapia, no es ciertamente la
profundidad de un sujeto aislado sin relación con el mundo tal y como lo entiende Jung.
Aceptamos la interpretación de Heidegger, para quien la mismidad es siempre
convivencia con otros sujetos y contacto con el mundo. De ningún modo se trata de la
búsqueda y realización de un yo totalmente aislado. Heidegger opone la mismidad
autentica, la autenticidad a un vivir inauténtico en la existencia cotidiana y banal del
“Man”. La aceptación y actualización de la mismidad requiere de manera necesaria
alcanzar una introvisión en las vinculaciones y obligaciones que me unen con otros
hombres y con el mundo histórico al que pertenezco. La vida autentica alcanza su
plenitud en la comunidad con los otros hombres y en la creación de una relación entre el
Yo y el Tú.
La psicoterapia no se dirige hacia una compenetración e identificación amorosa, sino
hacia la aceptación afirmativa y la iluminación del otro en cuanto persona enferma; tal
anhelo intimo será acompañado del máximo respeto y distancia frente al paciente. De la
relación yo-tú surge una llamada para que alcancemos el ser autentico, lo que esencial
para nuestra persona, una exigencia de ser y permanecer fiel a si mismo. Tal mismidad
y ser fiel a si mismo están muy alejados del desarrollo de un sujeto aislado o del
hallazgo y perfeccionamiento de la propia individualidad. El carácter coexistencial de la
vida autentica y las obligaciones que de aquí se desprenden. La mismidad se cumple en
medio de la comunicación existencial interhumana. Ver la vida, las desiciones y los
hechos a la luz de la profundidad y de lo autentico, quiere decir aceptar y reconocer
estos hechos en lo que respecta a su significación y a su carácter de destino.
4-En la psicoterapia la profundidad significa también la latencia de algo que no esta
presente al hombre. Esta profundidad es la de todo aquello que esta ya muy lejano a
nosotros; de aquello que hemos dejado muy atrás de nuestra vida. Pero la esencia
personal no es sólo pasado, el pasado no es siempre lo autentico y lo propio. Una
importante dimensión de la esencia de nuestra persona radica también en la latencia de
lo futuro, de lo que aun no es. En este sentido, la profundidad que ha de ser aceptada, es
lo ignoto de aquello que aun no es y la dependencia con respecto a ello. La psicología
profunda ha elaborado extensamente la psicodinámica de los ingredientes personales
que ya no son consientes, queda por elaborar la psicología de lo que aun no es
consiente.
En cada tratamiento y en cada caso concreto se distingue el conjunto de aspectos
concretos que constituyen la profundidad esencial y que forman aquel material que ha
de ser elaborado en la relación psicoterapéutica.

La “Profundidad” como dependencia del cuerpo y limitación por el cuerpo

El propio cuerpo no esta dado en la claridad y en la disponibilidad de la conciencia.


En cuanto hombres estamos siempre ligados a él, a esta forma oculta de nuestra
mismidad. El cuerpo limita infinitamente nuestro ser, pero por otra parte el cuerpo incita
continuamente a la vida.
La limitación por el cuerpo se pone de manifiesto, muy especialmente en la
enfermedad; esta es una conmoción y una limitación personal que surge del cuerpo.
En ciertas ocasiones la vida del hombre transcurre en una identidad entre su cuerpo y
su existencia. Existe la posibilidad de un extrañamiento e incongruencia mutua de
ambos aspectos humanos. Esta última posibilidad no llega a producir siempre una total
contraposición entre el cuerpo y la existencia, pero es evidente que en el dolor y en la
enfermedad experimentamos de manera directa e inmediata la limitación y la
dependencia de nuestro proyecto de vida existencial.
La introvisión significa que nos damos cuenta y que aceptamos la dependencia en que
nos encontramos en cuanto existencia encarnada. Una existencia que jamás descansa en
si misma. El único medio que tengo para conocer el cuerpo humano es vivirlo, y esto
vale tanto para mi cuerpo como para el cuerpo de cualquier otro. Esto significa aceptar
con propia responsabilidad el drama que penetra este cuerpo y mezclarse con él.
Hay posibilidades extremas que permiten al hombre no aceptar este cuerpo que sirve
de sustento a la realización de la existencia. Hay ciertas actitudes que el hombre intenta
anular esta unidad y esta dependencia de su cuerpo.
Las limitaciones impuestas por nuestra encarnación se manifiestan claramente es dos
formas: en primer lugar brutalmente en el fracaso vital producido por el dolor o en la
obstaculización de nuestra capacidad de rendimiento por la enfermedad; y en segundo
lugar más directamente en todas aquellas condiciones pertinentes a nuestra existencia
encarnada. Tales son la sexualidad, el hambre, el crecimiento, la maduración, el
florecimiento y la marchites, el envejecimiento y la muerte.

La “profundidad” como impulso sexual e indigencia infantil

Hoy es fácil mostrar las exageraciones de la teoría freudiana de la sexualidad. Estas


exageraciones indican la especial importancia que tiene para la persona su ser corporal,
su yo natural.
Merleau-Ponty ha demostrado que la sexualidad no es más que una manifestación
parcial del ser corporal y encarnado del existente humano. La gran tarea de Freud ha
consistido en haber demostrado, con su insistencia sobre la sexualidad, que la situación
humana es una situación corporal y encarnada. El impulso sexual y los impulsos en
general, son indicio claro de que la existencia del hombre se manifiesta siempre en un
cuerpo; también son indicio y testimonio de que en la persona hay necesidades y fuerzas
corporales, hechos humanos intencionales fundados en el cuerpo.
Se puede afirmar que la exigencia de seguridad y de calor (que los hijos exigen de sus
madres), constituye hoy en día un tema central del psicoanálisis y podemos
preguntarnos si las necesidades elementales insatisfechas (que yacen bajo los
fenómenos de represión, ambivalencia y concienciación), no estarán sometidas a un
cambio cultural. Se cree que no es un fenómeno fortuito el hecho de que el psicoanálisis
actual afirme que la represión no se lleva acabo sobre la sexualidad, sino más bien
sobre el sentimiento de debilidad, sobre la necesidad de ternura y sobre la vivencia de
ser dependientes de otros. Este cambio indica claramente que la sexualidad y los
impulsos no son fenómenos producto de un sistema biológico cerrado y que tendrían el
mismo valor para todas las culturas y pueblos. Tal cambio pone claramente de
manifiesto que la sexualidad corporal puede ser interpretada como una interrelación
entre personas que viven en el mundo.
Si afirmamos que tras todo acontecer humano se oculta una infraestructura sexual,
entonces debemos preguntarnos por la naturaleza de la sexualidad considerada en sí
misma. En el tratamiento psicoterapéutico se pone de manifiesto que, precisamente en
aquellos casos en los que lo sexual se manifiesta drásticamente al comienzo del
tratamiento, ocurre en el verdadero conflicto, la profundidad oculta (lo que ha sido
reprimido y debe ser vuelto a integrar en la personalidad), no radica precisamente en lo
sexual. En estos casos, el comportamiento sexual es realmente una resistencia
caracterológica, una forma de ocultamiento de otros conflictos más profundos.

La “Profundidad” en cuanto limitación y fijación de lo fáctico

La introvisión no es una intuición intelectual ni tampoco una iluminación y


transparentación discursiva de los rasgos caracterológicos o genéticos de nuestra
personalidad. La intuición intelectual es más bien un obstáculo y una resistencia contra
la vivencia de la propia existencia, contra la autentica experiencia en la presencia
actualizadora de la situación psicoterapéutica de nuestros orígenes históricos. La
introvisión tiene el carácter de una aceptación humilde, de un inclinarse o ceder, sobre
todo de un reconocer. Es confesión de la propia ignorancia, introvisión en los ocultos
abismos de nuestra personalidad, introvisión en los propios limites.
La profundidad y la dependencia que hay que vivenciar es la de un destino que nos
pone limites desde el propio comienzo de nuestra visa. Y si no se acepta tal destino,
entonces solo queda la huida hacia un futuro imaginario o la elaboración de una imagen
inauténtica y exagerada del propio presente y del pasado.
En la psicoterapia el médico no esta mas adelantado que el paciente en lo que respecta
a la introvisión. También el paciente tiene que aceptar que esta en el mismo plano que el
médico, es decir, que no sabe de si misma mas que el médico. Tiene que aprender a
soportar la proximidad del terapeuta. Para alcanzar una introvisión esencial en el
camino común psicoterapéutico, el enfermo debe aportar una absoluta franqueza frente
a al nueva imagen de si mismo que surge bajo el efecto del tratamiento.
La experiencia de la profundidad evocada en el acto psicoterapéutico es una de las
aportaciones más importantes de la psicoterapia a la antropología médica. El médico y
el psicoterapeuta no encuentran a su enfermo en la claridad espiritual de su ser; el
enfermo carece además de la libertad para conocerse a si mismo, vive en el oscuro
ocultamiento personal, caído y sometido a la apariencia, enredado en conflicto y
contradicciones insoportables y, por tanto, reprimidos. Tampoco le encuentra en el libre
caminar hacia el futuro, sino apresado y apegado al pasado, a una fijación prematura del
propio devenir. El carácter descubridor de la psicoterapia arraiga precisamente en esta
relación de complementación que tiene la profundidad con respecto a la imagen
consciente que el hombre se hace a sí mismo, este hombre que cree ser señor de si
mismo y capaz de dar forma a su vida por propio impulso.
La profundidad que debe ser intuida e integrada es la de la naturaleza misteriosa e
impenetrablemente oculta y que, a su vez, se esconde ante la propia mirada del hombre.
En su existencia, y en su ser histórico, el hombre esta soportado y limitado,
simultáneamente, por el carácter de acontecer que tiene su propia naturaleza. El hombre
puede aceptar esta dependencia que le limita y le amenaza. La introvisión y la
profundidad de la psicología profunda desde el descubrimiento del inconsciente y la
excesiva valoración de los mecanismos impulsivos.
El atrevimiento que supone el conocimiento de si mismo, la introvisión concreta
psicoterapéutica, no acontece en aquella atmósfera serena y distante donde de logra la
intuición fenomenológica de las puras esencias. Tal imagen yace ante mi como un
querer, poder, deber y tener que. El ser, mi ser, no me parece como algo simplemente
dado y presente, sino que se me ofrece prácticamente como una tarea que hay que
realizar. La existencia practica, la relación fundamental con lo viviente en cuanto algo
oculto, es equivalente a lo que el psicoanálisis de Freud es designado como la relación
con la profundidad y con el inconsciente.
La psicoterapia no olvida el resto terreno de la criatura humana; no tiene como objeto
único las elevadas cimas del desarrollo espiritual libre. En le tratamiento es importante
también ver y reconocer los aspectos felices de un transcurso vital. Las
transformaciones que se producen en el curso de la psicoterapia no proceden
precisamente de esta esfera. Tales modificaciones arraigan en la penetración de las
esferas vitales elementales, inferiores y terrenales. En cuanto terapéutica médica, la
psicoterapia esta en cierta contraposición o relación complementaria con respecto a las
experiencias pedagógicas o religiosas que se dirigen fundamentalmente a las esferas
superiores e intelectuales de la persona humana. Esta correspondencia entre profundidad
y psicoterapia confirma nuevamente el carácter médico de la psicoterapia.
Estas esferas terrenas y naturales, frente a las que el hombre es una criatura
dependiente, ocupan el punto central del interés psicoterapéutico.

h) Importancia de la resistencia en la Psicoterapia


Las introvisiones esenciales en la profundidad personal y las consiguientes
modificaciones en los juicios valorativos, se consiguen siempre en lucha contra la
resistencia. En la teoría psicoanalítica, la resistencia es concebida como una fuerza; para
Freud la resistencia equivale exactamente a la energía que fue utilizada para llevar a
cabo la represión. Considera que el reconocimiento de la resistencia pertenece a los
presupuestos irrevocables del psicoanálisis. La psicoterapia es trabajo contra la
resistencia, sin ella el paciente no es afectado ni conmocionado en la profundidad de su
alma. La resistencia es un factor necesario para el desarrollo psicoterapéutico; el
paciente se enfrenta al médico con sus actitudes caracterológicas de sus experiencias
pasadas.
En la práctica terapéutica es decisivo no dar interpretación de la resistencia el carácter
de reproche, es fundamental intentar comprender y aceptar la resistencia.
La creación y la intensificación del vínculo terapéutico debe incluir la afirmación del
otro en cuanto persona distinta y provista de caracteres propios.
La resistencia es ante todo la manifestación del mundo propio y particular del
paciente; es el resultado de una tendencia a conservar y defender el equilibrio y la
orientación conseguidas frente a lo nuevo desconocido, y esto a pesar de que tal
equilibrio sea unilateral, lleno de contradicciones y doloroso. El terapeuta promete que
el nuevo estado será más soportable, pero el paciente no conoce este estado, ni se lo
puede imaginar. La introvisión vencedora de la resistencia solamente se puede
conseguir por la confianza en el terapeuta.
El fin último del tratamiento no es lanzar una visión a la profundidad del inconsciente,
sino lograr una verdadera maduración íntima de la persona.

i) Los sueños y la conversación en la Psicoterapia


La psicoterapia es un tratamiento verbal, se exige al paciente que hable sobre sus
vivencias presentes y sobre todo lo que se le ocurra. Esta forma de comunicación
personal tiene que ser previamente practicada y aprendida; el médico debe exigir más
que el cumplimiento pronto de tal norma, el esfuerzo y el consentimiento del enfermo.
En la psicoterapia el objetivo no es simplemente liberarse de recuerdos
verbalizándolos. No se busca el sentido individual no el orden específico de una vida
aislada; no se dirige hacia un yo prefigurado y aislado del mundo. Su finalidad autentica
es injertar al existente humano en aquel orden y complejo de obligaciones y deberes en
los cuales enraíza.
De ningún modo interesa a la psicoterapia determinar el sentimiento ideal de una vida,
pero cumple su papel propio buscando en común el lugar donde se mantiene este
existente humano y poniéndolo en relación con la totalidad de la convivencia
interhumana. Esto acontece a la introvisión.
En el lenguaje el hombre se enfrenta consigo mismo y no de manera refleja, el hombre
se vivencia a si mismo en un espacio más universal; en el habla se siente sometido a la
exigencia de un grado superior de objetividad. El lenguaje es apertura o revelación del
mundo. El espacio creado por el lenguaje encierra a si mismo a los miembros de la
situación psicoterapéutica y funda de esta manera una conexión universal humana. En la
situación psicoterapéutica, el lenguaje incita al hombre a presentarse a si mismo de una
manera esencial y a vivirse a si mismo en una forma nueva y mas profunda; se pone de
manifiesto el hecho de que el lenguaje es mediador de la presencia.
Este hecho que el lenguaje no es un símbolo mediador de esencia ni un simple medio
de comunicación, sino un acto que crea un espacio en el que las esencias se conjuran y
se manifiestan, es decisivo para la interpretación del sueño. Cuando la hermenéutica del
sueño se cumple sin violencias de ninguna clase, violencias que producen casi siempre
de prejuicios teóricos, los resultados logrados coinciden muy a menudo con las
proposiciones expresadas por el lenguaje y la palabra. La significación y el valor
personal de los sueños están ya como prefijados por una hermenéutica previa.
El análisis existencial se enfrenta con el problema del sueño de una manera
radicalmente distinta; la hermenéutica de los contenidos oníricos se lleva a cabo
teniendo en cuenta la biografía existencial de cada persona concreta. Partiendo del
lenguaje onírico, y apoyándose en la ampliación del horizonte que experimenta la
persona que ensueña, el análisis existencial injerta al hombre en el contexto de “estar-
en-el-mundo”, y con ello inmerge la biografía de la persona concreta en la totalidad de
las vinculaciones del mundo “existir”.
El trabajo del psicoterapeuta en cuanto al sueño, consiste precisamente en procurar
que el enfermo asimile este mundo y que se aproxime a esta forma de su manifestación;
el trabajo termina cuando el paciente se reconoce a si mismo en todos sus sueños.
Precisamente en el acto de soñar y en la asimilación y en la aceptación de un sueño, se
pone claramente de manifiesto que el hombre, cuando actúa y cuando percibe, esta
siempre inmerso en un conexo ya interpretado.
El sueño es un hablar durmiendo en el que se manifiesta inmediatamente la esfera de
la profundidad personal.

Las funciones vitales están siempre mas o menos entremezcladas con las propias
experiencias biográficas, pero siempre hay en el fondo de aquellas un resto
impenetrable a saber: la naturaleza en cuanto ser mítico sustancial; la impenetrable
naturaleza.
La profundidad de las necesidades corporales y de los impulsos, no dominan
totalmente la esfera del ensueño. El sueño no es simple manifestación y expresión de las
funciones vitales, pues el hombre tampoco es un ser puramente impulsivo movido
exclusivamente por fuerzas naturales o elementales. En el sueño se reflejan muy a
menudo la transformación del hombre, y esto es testimonio de que el sueño es, en
último ternito, una intima compenetración de aconteceres naturales e histórico
biográficos.
El esfuerzo para fijar conceptualmente lo que significa la introvisión psicoterapéutica,
nos ha llevado hasta el fondo de donde emanan los conflictos humanos. Hasta ahora
hemos considerado la introvisión como un elemento independiente del proceso
psicoterapéutico. Pero tal aislamiento es artificioso; durante la marcha del tratamiento,
la introvisión no puede aislarse empíricamente de la relación terapéutica. La introvisión,
según los presupuestos antropológicos, surge cuando se crea la relación terapéutica.
1. Los analistas existencialistas distinguen tres tipos de mundos, es decir tres
aspectos simultáneos del mundo que caracterizan la existencia de cada ser en el
mundo.
Está primero el Umwelt, que significa “el mundo alrededor”, este es el mundo biológico
llamado generalmente ambiente.
El segundo es el Mitwelt, que significa el “co-mundo”, designa el mundo de los seres
de nuestra misma especie, el mundo de nuestros semejantes.
El tercer mundo se llama, Eigenwelt o “mundo propio” y comprende las relaciones
personales del individuo consigo mismo.
El primero el Umwelt, responde a los objetos que lo rodean, el mundo natural. Todos
los organismos tienen su Umwelt, en el caso de los animales, irracionales y racionales,
el Umwelt incluye las necesidades, impulsos e instintos biológicos, es decir el mundo
en que seguiríamos viviendo en la hipótesis en que no tuviésemos autoconciencia.
Este es el mundo de las leyes de la naturaleza y de sus ciclos, del sueño, de la vigilia,
de nacer, de morir, de apetencias y de satisfacciones, el mundo del infinito y del
determinismo biológico.
El segundo mundo es el Mitwelt, es el mundo de las interrelaciones entre los hombres.
Existe una relación entre personas que cambian al encontrarse, implicando la
conciencia de la atención recíproca, esto ya constituye el proceso de sentirse
afectados por el encuentro.
El Eigenwelt, el mundo propio, presupone autoconciencia y autorrelación y únicamente
se presenta en los seres humanos. Pero no constituye exclusivamente una experiencia
interior y subjetiva, sino más bien el fondo que ayuda a ver el mundo real en su
verdadera perspectiva y el fundamente de nuestra relación. Es la capacidad de lo que
significa para uno determinada cosa en el mundo. Por ejemplo el significado que le da
una persona a una planta.
Estos tres mundos siempre se interreflejan y condicionan mutuamente. Por ejemplo,
yo existo en el Umwelt, en el mundo biológico constantemente, perola forma en que yo
me adapto a mi necesidad de sueño, al tiempo o a cualquier instinto, es decir la
manera en que yo reflejo mi propia autoconciencia uno y otro aspecto del Umwelt,
afecta esencialmente el significado que adquiera para mí y condiciona mis reacciones
frente a él. El ser humano vive simultáneamente en el Umwelt, Mitwelt y Eigemwelt. No
representan de ninguna manera tres mundos diferentes, sino tres facetas simultáneos
de ser en el mundo.
2. Capítulo III: Introducción clínica a la fenomenología psiquiátrica y al
análisis existencial.
¿Qué es la fenomenología y el análisis existencial desde un punto de vista clínico?

La fenomenología de Husserl es fundamentalmente un principio metodológico. A vista


de un fenómeno lo aborda con absoluta imparcialidad, observándolo tal como se
manifiesta. Esta observación se realiza mediante una operación mental denominada
epoche o reducción psicológica fenomenológica. El observador excluye de su mente
cualquier juicio de valor sobre el fenómeno en cuestión y de cualquier afirmación
relativa a sus causas o su trasfondo, incluso se esfuerza por suprimir la distinción
entre objeto y sujeto.
Los fenomenólogos psiquiátricos tomaron los métodos de la escuela de Husserl e
idearon otros, poniendo énfasis en los estados de conciencia subjetivos del paciente.
Tres métodos principales se han aplicado a este efecto:
 La fenomenología descriptiva:
Se basa en la descripción que hace el paciente de sus experiencias subjetivas.
Fue la primera forma de fenomenología que se aplicó a las investigaciones
psiquiátricas. Jaspers la definió mostrándola como una descripción cuidadosa y exacta
de las experiencias subjetivas de los enfermos mentales. Este método se reveló como
insuficiente, sobre todo porque los pacientes no recordaban todas sus experiencias
subjetivas.

 El método genético- estructural:


Presupone una unidad fundamental en el estado de conciencia de un individuo e
intenta encontrar el denominador común, es decir el factor genético, con cuya ayuda
puede entenderse y reconstruirse el resto. Conduce a reconocer sus mutuas
conexiones e interrelaciones.
Hasta puede suceder que en el contenido total de los datos de la conciencia salte
espontáneamente a la vista del observador cierta estructura o molde general,
entonces el fenomenólogo intentará describirla y definirla. Al hacer así, realiza lo que
Minkowski llamó “análisis estructural”, proponiéndose describir el trastorno generador
del cual se puede deducir todo el contenido de la conciencia y los síntomas del
paciente. Von Gebsattel piensa que este método puede conducir a reconocer la
relación entre las perturbaciones biológicas y psicológicas del paciente.

 El análisis categorial:
Adopta un sistema de coordenadas fenomenológicas, la más importante son el tiempo,
el espacio, la causalidad y la materialidad. El investigador analiza cómo experimenta el
paciente cada una de ellas, con el fin de trazar sobre esta base una reconstrucción
perfecta y detallada de su mundo interior experimental.
Con respecto a la primera categoría “tiempo”, se trata de examinar si el paciente
padece o no desorientación con respecto al tiempo, y si sus operaciones mentales
siguen un ritmo acelerado o retardado. El tiempo que se analiza es el tiempo
experimentado por el paciente y no el tiempo objetivo, cronológico.

Análisis existencial:
a. Filosofía existencialista:
El existencialismo es la corriente filosófica de pensamiento que toma como principal
centro de interés y consideración la experiencia más inmediata del hombre, su propia
existencia.
Kierkegaard fue el primero que formuló explícitamente sus principios básicos. Esos
conceptos fueron elaborados por Jaspers, Heidegger, Sartre y por los existencialistas
religiosos. Heidegger influyó más en la psiquiatría y se puede distinguir tres fuentes
principales:
1. La filosofía de Heidegger se basa en el contraste entre la existencia
característica de las cosas (Vorhandensein) y de los seres humanos
(Dasein)
2. El hombre se construye a sí mismo mediante sus decisiones, porque posee
libertad para hacer elecciones vitales, sobre todo la libertad para elegir
entre las modalidades auténticas (el hombre asume la responsabilidad de
su propia existencia) y de la modalidad inauténtica (el hombre vive bajo la
tiranía de la plebe, de la colectividad anónima). Para pasar de la existencia
auténtica a la inauténtica tiene que sufrir el hombre la prueba de la
desesperación y de la ansiedad existencial, es decir la angustia de una
hombre que se enfrenta con los límites de su existencia teniendo que
cargar con todas sus implicaciones y sus últimas consecuencias: muerte y
aniquilamiento. Esto lo que Kerkegaard llama “enfermedad de la muerte”.
3. Heidegger fue discípulo de Husserl, de quien tomó los principios de la
fenomenología. Es fundamentalmente una fenomenología del ser humano,
del Dasein.
Este sistema filosófico influyó en la psiquiatría de tres formas: a- estimulando el
desarrollo de una psicoterapia existencialista b- influenciando a psiquiatras c-
inspirando la elaboración de un nuevo sistema psiquiátrico, el análisis existencial
Daseinanalyse de Binswanger.

B. Psicoterapia existencialista.
Es la aplicación de ciertos conceptos existencialistas a la psicoterapia, sin tomar en
cuenta la fenomenología y el psicoanálisis. Tres conceptos:
1. Neurosis existencial: Una enfermedad producida porque el individuo no acierta
a ver significado de la vida, con lo que vive una modalidad existencialista
inauténtica. Para él el problema consiste en hallar sentido a la vida y asimilar
una modalidad de auténtica existencia.
2. La psicoterapia existencia emplea el uso del “encuentro”, en ella se revelan
nuevos horizontes, se abre algo nuevo, se revisa la concepción que tiene uno
del mundo y en ciertas ocasione se reestructura la personalidad. No es una
entrevista casual, ni un primer contacto con una persona. El encuentro halla su
secreto en la novedad.
3. Algunos psicoterapeutas utiliza otro concepto existencialista, el de kairos
(momento crítico en que se esperaba que hiciera crisis para bien o para mal
una enfermedad aguda, los síntomas críticos aparecerían por breve tiempo
indicando la nueva dirección en el curso de la enfermedad.

C. Análisis existencial de Binswanger.


Representa una síntesis de psicoanálisis, fenomenología y conceptos existencialistas
modificados por nuevas intuiciones originales. Es una reconstrucción del mundo
interior experimental de los pacientes psiquiátricos.
Existen diferencias entre la fenomenología y el análisis existencial:
- El análisis existencial no se limita a investigar los estados de conciencia, sino
que toma en cuenta la estructura de la existencia del individuo.
- La fenomenología insistía sobre la unidad del mundo interior experimental del
paciente. El análisis existencial acentúa la idea de que un individuo pueda vivir
en dos o más mundos, a veces opuestos.
- La fenomenología solo tiene en cuenta los mundos subjetivos inmediatos de
experiencia. El análisis existencial se esfuerza por reconstruir el desarrollo y la
transformación del mundo del individuo.
El modo existencial es la dimensión del ser humano (Dasein) con relación a sus
semejantes (Miltwelt). El yo varía conforme a las varias formas –dual, plural, singular-
y a los modos anónimos.
- modo existencial dual corresponde al concepto de intimidad, existe una variedad de
modos duales por ejemplo las relaciones madre-hijo, hermana-hermana, etc.
- modo plural corresponde al sector de las relaciones formales, de la competencia y
de la lucha.
- modo singular corresponde las relaciones del hombre consigo mismo (incluso su
cuerpo).
- modo anónimo, es el modo de vivir y actuar individualmente dentro de la colectividad
anónima.

Consecuencias terapéuticas:
Por lo que respecta a las consecuencias que puede tener para la psicoterapia el
análisis existencial, hay que distinguir estos puntos:
- La conducta del analista existencial no se diferencia, aparentemente, de la de
cualquier otro psicoterapeuta: simplemente ordena sus observaciones dentro del
cuadro de conceptos analíticos existenciales.
- La fenomenología abre un campo en la psicoterapia.
- La labor de reconstrucción del mundo subjetivo de un paciente es algo más que un
ejercicio académico, ya que los pacientes no son material inerte, reaccionando en uno
u otro sentido ante cualquier intento de abordaje. Este enfoque procura comprenderlos
y entrar en su intimidad, sin que su examen sea puramente científico y
deshumanizado.
ROGERS

Para expresar de una manera mas definitiva la orientación actitudinal que parece ser optima para
el consejero centrado en el cliente, podemos decir que el consejero elige actuar coherentemente
en base a la hipótesis de que el individuo tiene una capacidad suficiente para manejar en forma
constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la
conciencia. Esto implica la estructuración de una situacion interpersonal en la que el material
puede llegar a la conciencia del cliente, y una demostración significativa de la aceptación, por
parte el consejero, del cliente como persona competente para dirigirse a si misma. El consejero
actúa en base a esta hipótesis estando siempre alerta para notar tanto las experiencias que
contradicen esta hipótesis como las que la sostienen.

Teoría

     La teoría de Rogers es de las clínicas, basada en años de experiencia con pacientes. Rogers
comparte esto con Freud, por ejemplo, además de ser una teoría particularmente rica y madura
(bien pensada) y lógicamente construida, con una aplicación amplia.
     Sin embargo, no tiene nada que ver con Freud en el hecho de que Rogers considera a las
personas como básicamente buenas o saludables, o por lo menos no malas ni enfermas. En otras
palabras, considera la salud mental como la progresión normal de la vida, y entiende la
enfermedad mental, la criminalidad y otros problemas humanos, como distorsiones de la
tendencia natural. Además, tampoco tiene que ver con Freud en que la teoría de Rogers es en
principio simple.
     En este sentido, no es solo simple, sino incluso ¡elegante! En toda su extensión, la teoría de
Rogers está construida a partir de una sola “fuerza de vida” que llama la tendencia actualizante.
Esto puede definirse como una motivación innata presente en toda forma de vida dirigida a
desarrollar sus potenciales hasta el mayor límite posible. No estamos hablando aquí solamente
de sobreviviencia: Rogers entendía que todas las criaturas persiguen hacer lo mejor de su
existencia, y si fallan en su propósito, no será por falta de deseo.
     Rogers resume en esta gran única necesidad o motivo, todos los otros motivos que los demás
teóricos mencionan. Nos pregunta, ¿por qué necesitamos agua, comida y aire?; ¿por qué
buscamos amor, seguridad y un sentido de la competencia? ¿por qué, de hecho, buscamos
descubrir nuevos medicamentos, inventar nuevas fuentes de energía o hacer nuevas obras
artísticas?. Rogers responde: porque es propio de nuestra naturaleza como seres vivos hacer lo
mejor que podamos.
     Es importante en este punto tener en cuenta que a diferencia de cómo Marlow usa el término,
Rogers lo aplica a todas las criaturas vivientes. De hecho, algunos de sus ejemplos más
tempranos ¡incluyen algas y hongos! Piénsese detenidamente. ¿No nos sorprende ver cómo las
enredaderas se buscan la vida para meterse entre las piedras, rompiendo todo a su paso; o cómo
sobreviven los animales en el desierto o en el gélido polo norte, o cómo crece la hierba entre las
piedras que pisamos?

  También, el autor aplica la idea a los ecosistemas, diciendo que un ecosistema como un
bosque, con toda su complejidad, tiene mucho mayor potencial de actualización que otro simple
como un campo de maíz. Si un simple bichito se extinguiese en un bosque, surgirán otras
criaturas que se adaptarán para intentar llenar el espacio; por otro lado, una epidemia que ataque
a la plantación de maíz, nos dejará un campo desierto. Lo mismo es aplicable a nosotros como
individuos: si vivimos como deberíamos, nos iremos volviendo cada vez más complejos, como
el bosque y por tanto más flexiblemente adaptables a cualquier desastre, sea pequeño o grande.
     No obstante, las personas, en el curso de la actualización de sus potenciales, crearon la
sociedad y la cultura. En sí mismo esto no parece un problema: somos criaturas sociales; está en
nuestra naturaleza. Pero, al crear la cultura, se desarrolló una vida propia. En vez de mantenerse
cercana a otros aspectos de nuestras naturalezas, la cultura puede tornarse en una fuerza con
derecho propio. Incluso, si a largo plazo, una cultura que interfiere con nuestra actualización
muere, de la misma manera moriremos con ella.
     Entendámonos, la cultura y la sociedad no son intrínsecamente malas. Es un poco como los
pájaros del paraíso de Papúa en Nueva Guinea. El llamativo y colorido plumaje de los machos
aparentemente distrae a los depredadores de las hembras y pequeños. La selección natural ha
llevado a estos pájaros a cada vez más y más elaboradas alas y colas, de forma tal que en
algunas especies no pueden ni siquiera alzar el vuelo de la tierra. En este sentido y hasta este
punto, no parece que ser muy colorido sea tan bueno para el macho, ¿no? De la misma forma,
nuestras elaboradas sociedades, nuestras complejas culturas, las increíbles tecnologías; esas que
nos han ayudado a prosperar y sobrevivir, puede al mismo tiempo servirnos para hacernos daño
e incluso probablemente a destruirnos.

 Rogers nos dice que los organismos saben lo que es bueno para ellos. La evolución nos ha
provisto de los sentidos, los gustos, las discriminaciones que necesitamos: cuando tenemos
hambre, encontramos comida, no cualquier comida, sino una que nos sepa bien. La comida que
sabe mal tiende a ser dañina e insana. Esto es lo que los sabores malos y buenos son: ¡nuestras
lecciones evolutivas lo dejan claro! A esto le llamamos valor organísmico.
     Rogers agrupa bajo el nombre de visión positiva a cuestiones como el amor, afecto, atención,
crianza y demás. Está claro que los bebés necesitan amor y atención. De hecho, muy bien podría
morirse sin esto. Ciertamente, fallarían en prosperar; en ser todo lo que podrían ser.
     Otra cuestión, quizás exclusivamente humana, que valoramos es la recompensa positivo de
uno mismo, lo que incluye la autoestima, la autovalía y una imagen de sí mismo positiva. Es a
través de los cuidados positivos de los demás a lo largo de nuestra vida lo que nos permite
alcanzar este cuidado personal. Si esto, nos sentimos minúsculos y desamparados y de nuevo no
llegamos a ser todo lo que podríamos ser.

De la misma forma que Maslow, Rogers cree que si les dejamos a su libre albedrío, los animales
buscarán aquello que es lo mejor para ellos; conseguirán la mejor comida, por ejemplo, y la
consumirán en las mejores proporciones posible. Los bebés también parecen querer y gustar
aquello que necesitan. Sin embargo, a todo lo largo de nuestra historia, hemos creado un
ambiente significativamente distinto de aquel del que partimos. En este nuevo ambiente
encontramos cosas tan refinadas como el azúcar, harina, mantequilla, chocolate y demás que
nuestros ancestros de Africa nunca conocieron. Esta cosas poseen sabores que parecen gustar a
nuestro valor organísmico, aunque no sirven para nuestra actualización. Dentro de millones de
años, probablemente logremos que el brócoli nos parezca más apetitoso que el pastel de queso,
pero para entonces no lo veremos ni tu ni yo.
     Nuestra sociedad también nos reconduce con sus condiciones de valía. A medida que
crecemos, nuestros padres, maestros, familiares, la “media” y demás solo nos dan lo que
necesitamos cuando demostremos que lo “merecemos”, más que porque lo necesitemos.
Podemos beber sólo después de clase; podemos comer un caramelo sólo cuando hayamos
terminado nuestro plato de verduras y, lo más importante, nos querrán sólo si nos portamos
bién.
     El lograr un cuidado positivo sobre “una condición” es lo que Rogers llama recompensa
positiva condicionada. Dado que todos nosotros necesitamos de hecho esta recompensa, estos
condicionantes son muy poderosos y terminamos siendo sujetos muy determinados no por
nuestros valores organísmicos o por nuestra tendencia actualizante, sino por una sociedad que
no necesariamente toma en cuenta nuestros intereses reales. Un “buen chico” o una “buena
chica” no necesariamente es un chico o una chica feliz.
     A medida que pasa el tiempo, este condicionamiento nos conduce a su vez a tener una
autovalía positiva condicionada. Empezamos a querernos si cumplimos con los estándares que
otros nos aplican, más que si seguimos nuestra actualización de los potenciales individuales. Y
dado que estos estándares no fueron creados tomando en consideración las necesidades
individuales, resulta cada vez más frecuente el que no podamos complacer esas exigencias y por
tanto, no podemos lograr un buen nivel de autoestima.
Incongruencia
     La parte nuestra que encontramos en la tendencia actualizadora, seguida de nuestra
valoración organísmica, de las necesidades y recepciones de recompensas positivas para uno
mismo, es lo que Rogers llamaría el verdadero yo (self). Es éste el verdadero “tú” que, si todo
va bien, vas a alcanzar.
     Por otro lado, dado que nuestra sociedad no está sincronizada con la tendencia actualizante y
que estamos forzados a vivir bajo condiciones de valía que no pertenecen a la valoración
organísmica, y finalmente, que solo recibimos recompensas positivas condicionadas, entonces
tenemos que desarrollar un ideal de sí mismo (ideal del yo). En este caso, Rogers se refiere a
ideal como algo no real; como algo que está siempre fuera de nuestro alcance; aquello que
nunca alcanzaremos.
     El espacio comprendido entre el verdadero self y el self ideal; del “yo soy” y el “yo debería
ser” se llama incongruencia. A mayor distancia, mayor será la incongruencia. De hecho, la
incongruencia es lo que esencialmente Rogers define como neurosis: estar desincronizado con
tu propio self. Si todo esto les suena familiar, es porque ¡precisamente es de lo que habla Karen
Horney!

Defensas
     Cuando te encuentras en una situación donde existe una incongruencia entre tu imagen de ti
mismo y tu inmediata experiencia de ti mismo (entre tu Ideal del yo y tu Yo) (a partir de este
momento utilizaremos indistintamente los conceptos de Ideal del Self, Ideal del Yo, Yo ideal,
etc. Para definir de forma más simple el mismo concepto exclusivamente con fines docentes,
aún sabiendo que estos conceptos son etimológicamente distintos según las distintas escuelas
psicológicas. N.T.), te encontrarás en una situación amenazante. Por ejemplo, si te han enseñado
a que te sientas incómodo cuando no saques “A” en todos tus exámenes, e incluso no eres ese
maravilloso estudiante que tus padres quieren que seas, entonces situaciones especiales como
los exámenes, traerán a la luz esa incongruencia; los exámenes serán muy amenazantes.
     Cuando percibes una situación amenazante, sientes ansiedad. La ansiedad es una señal que
indica que existe un peligro potencial que debes evitar. Una forma de evitar la situación es, por
supuesto, poner “pies en polvorosa” y refugiarte en las montañas. Dado que esta no debería ser
una opción muy frecuente en la vida, en vez de correr físicamente, huimos psicológicamente,
usando las defensas.
     La idea rogeriana de la defensa es muy similar a la descrita por Freud, exceptuando que
Rogers la engloba en un punto de vista perceptivo, de manera que incluso los recuerdos y los
impulsos son formas de percepción. Afortunadamente para nosotros, Rogers define solo dos
defensas: negación y distorsión perceptiva.

• La negación significa algo muy parecido a lo que significa en la teoría freudiana:


bloqueas por completo la situación amenazante. Un ejemplo sería el de aquel que nunca
se presenta a un exámen, o que no pregunta nunca las calificaciones, de manera que no
tenga que enfrentarse a las notas finales (al menos durante un tiempo). La negación de
Rogers incluye también lo que Freud llamó represión: si mantenemos fuera de nuestra
consciencia un recuerdo o impulso (nos negamos a recibirlo), seremos capaces de evitar
la situación amenazante (otra vez, al menos por el momento).
•      La distorsión perceptiva es una manera de reinterpretar la situación de manera que
sea menos amenazante. Es muy parecida a la racionalización de Freud. Un estudiante
que está amenazado por las calificaciones y los exámenes puede, por ejemplo, culpar al
profesor de que enseña muy mal, o es un “borde”, o de lo que sea. (Aquí también
intervendría la proyección como defensa – según Freud- siempre y cuando el
estudiante no se crea además capaz de superar exámenes por inseguridad personal.
N.T.) El hecho de que en efecto existan malos profesores, hace que la distorsión sea más
efectiva y nos pone en un aprieto para poder convencer a este estudiante de que los
problemas son suyos, no del profesor. También podría darse una distorsión mucho más
perceptiva como cuando uno “ve” la calificación mejor de lo que realmente es.

La persona Funcional al completo

     Como Maslow, Rogers solo se interesa por describir a la persona sana. Su término es
funcionamiento completo y comprende las siguientes cualidades:
o Apertura a la experiencia. Esto sería lo opuesto a la defensividad. Es la percepción
precisa de las experiencia propias en el mundo, incluyendo los propios sentimientos.
También comprende la capacidad de aceptar la realidad, otra vez incluyendo los propios
sentimientos. Los sentimientos son una parte importante de la apertura puesto que
conllevan a la valoración organísmica. Si no puedes abrirte a tus propios sentimientos,
no podrás abrirte a la actualización. La parte difícil es, por supuesto, distinguir los
sentimientos reales de aquellos derivados de la ansiedad subsecuente a cuestione sde
valía personal.
• Vivencia existencial. Esto correspondería a vivir en el aquí y ahora. Rogers, siguiendo
su tendencia a mantenerse en contacto con la realidad, insiste en que no vivimos en el
pasado ni en el futuro; el primero se ha ido y el último ni siquiera existe. Sin embargo,
esto no significa que no debamos aprender de nuestro pasado, ni que no debamos
planificar o ni siquiera soñar despiertos con el futuro. Simplemente, debemos reconocer
estas cosas por lo que son: memorias y sueños, los cuales estamos experimentando
ahora, en el presente.
• Confianza organísmica. Debemos permitirnos el dejarnos guiar por los procesos de
evaluación o valoración organísmica. Debemos confiar en nosotros, hacer aquello que
creemos que está bien; aquello que surge de forma natural. Esto, como imagino que
podrán observar, se ha convertido en uno de los puntos espinosos de la teoría rogeriana.
La gente diría: “sí, no hay problema, haz lo que te surja”; o sea, si eres un sádico, haz
daño a los demás; si eres un masoquista, hazte daño; si las drogas o el alcohol te hacen
feliz, ve a por ello; si estás deprimido, suicídate...Desde luego esto no nos suena a
buenos consejos. De hecho, mucho de los excesos de los sesenta y setenta fueron
debidos a esta actitud. Pero a lo que Rogers se refiere es a la confianza en el propio yo;
en el sí mismo real y la única manera que tienes para conocer lo que es verdaderamente
tu self es ¡abriéndote a la experiencia y viviendo de forma existencialista! En otras
palabras, la confianza organísmica asume que está en contacto con la tendencia
actualizante.
• Libertad experiencial. Rogers pensaba que era irrelevante que las personas tuvieran o no
libre albedrío. Nos comportamos como si lo tuviéramos. Esto no quiere decir, por
supuesto, que somos libres para hacer lo que nos dé la gana: estamos rodeados de un
universo determinista, de manera que aunque bata las alas tanto como pueda, no volaré
como Superman. Realmente lo que significa es que nos sentimos libres cuando se nos
brindan las oportunidades. Rogers dice que la persona que funciona al cien por cien
reconoce ese sentimiento de libertad y asume las responsabilidades de sus
oportunidades.
• Creatividad. Si te sientes libre y responsable, actuarás acorde con esto y participarás en
el mundo. Una persona completamente funcional, en contacto con la actualización se
sentirá obligada por naturaleza a contribuir a la actualización de otros. Esto se puede
hacer a través de la creatividad en las artes o en las ciencias, a través de la preocupación
social o el amor paternal, o simplemente haciendo lo mejor posible el trabajo propio. La
creatividad de Rogers es muy parecida a la generatividad de Erikson.

Terapia
     Carl Rogers es mejor conocido por sus contribuciones en el área terapéutica. Su terapia ha
cambiado en un par de ocasiones de nombre a lo largo de su evolución: al principio la llamó no-
directiva, ya que él creía que el terapeuta no debía guiar la paciente, pero sí estar ahí mientras el
mismo llevaba el curso de su proceso terapéutico. A medida que maduró en experiencia, Carl se
dio cuenta que mientras más “no-directivo” era, más influía a sus pacientes precisamente a
través de esa postura. En  otras palabras, los pacientes buscaban una guía en el terapeuta y lo
encontraban aunque éste intentara no guiarles.
 De manera que cambió el nombre a centrada en el paciente (también llamada terapia centrada
en el cliente. N.T.). Rogers seguía creyendo que el paciente era el que debía decir lo que estaba
mal, hallar formas de mejorar y de determinar la conclusión de la terapia (aunque su terapia era
“centrada en el paciente”, reconocía el impacto del terapeuta sobre el paciente). Este nombre,
desafortunadamente, supuso una cachetada en la cara para otros terapeutas: ¿es que no eran la
mayoría de las terapias “centradas en el paciente”?
     Actualmente, a pesar de que los términos “no-directiva” y “centrada en el paciente” se
mantienen, la mayoría de las personas simplemente le llaman terapia rogeriana. Una de las
frases que Rogers utiliza para definir su terapia es “de apoyo, no reconstructiva” y se  apoya en
la analogía de aprender a montar en bicicleta para explicarlo: cuando ayudas a un niño a
aprender a montar en bici, simplemente no puedes decirle cómo, debe traralo por sí mismo. Y
tampoco puedes estarle sujetando para siempre. Llega un punto donde sencillamente le dejas de
sostener. Si se cae, se cae, pero si le agarras siempre, nunca aprenderá.

Es lo mismo en la terapia. Si la independencia (autonomía, libertad con responsabilidad) es lo


que quieres que un paciente logre, no lo logrará si se mantiene dependiente de ti como
terapeuta. Los pacientes deben experimentar sus introspecciones por sí mismos, en la vida
cotidiana, fuera de la consulta de su terapeuta. Un abordaje autoritario en la terapia parece
resultar fabuloso en la primera parte de la terapia, pero al final solo crea una persona
dependiente.
     Existe solo una técnica por la que los rogerianos son conocidos: el reflejo. El reflejo es la
imagen de la comunicación emocional: si el paciente dice “¡me siento como una mierda!”, el
terapeuta puede reflejar esto de vuelta diciéndole algo como “Ya. La vida le trata mal, ¿no?” Al
hacer esto, el terapeuta le está comunicando al paciente que de hecho está escuchando y se está
preocupando lo suficiente como para comprenderle.
     También el terapeuta está permitiendo que el paciente se de cuenta de lo que él mismo está
comunicando. Usualmente, las personas que sufren dicen cosas que no quieren decir por el
hecho de que el sacarlas hacen sentir mejor. Por ejemplo, una vez una mujer entró en mi
consulta y dijo “¡Odio a los hombres!” Le reflejé diciéndole: “¿Odia a todos los hombres?” Ella
contestó: “Bueno, quizás no a todos” Ella no odiaba a su padre, ni a su hermano y por
continuidad, ni a mí. Incluso con esos hombres a los que “odiaba”, se dio cuenta luego que en la
gran mayoría de ellos no sentía hasta el punto de lo que la palabra “odio” implica. De hecho,
mucho más adelante se percató de que lo que sentía era desconfianza hacia los hombres y de
que tenía miedo de que le trataran como lo hizo un hombre en particular.

Para ser un terapeuta especial, para ser efectivo, un terapeuta debe tener tres cualidades
especiales:
• Congruencia. Ser genuino; ser honesto con el paciente.
• Empatía. La habilidad de sentir lo que siente el paciente.
• Respeto. Aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el paciente.

     Rogers dice que estas cualidades son “necesarias y suficientes”: si el terapeuta muestra estas
tres cualidades, el paciente mejorará, incluso si no se usan “técnicas especiales”. Si el terapeuta
no muestra estas tres cualidades, la mejoría será mínima, sin importar la cantidad de técnicas
que se utilicen. Ahora bien, ¡esto es mucho pedir a un terapeuta! Simplemente son humanos, y
con frecuencia bastante más “humanos” que otros. Es como ser más humanos dentro de la
consulta que lo que normalmente somos. Estas características deben dejarse ver en la relación
terapéutica.
La Psicoterapia centrada en el cliente es el nombre de una psicoterapia enmarcada en la
Psicología humanista. "Cliente" pretende enfatizar un matiz semántico distinto a "paciente", ya
que un cliente permanece con la responsabilidad y libertad sobre el proceso terapéutico como un
agente activo, en contraposición de "paciente", como indica éste termino en su sentido literal
("ser paciente con el problema").

Con frecuencia se habla de "enfoque centrado en el cliente". Enfoque es un término más general
con más matices filosóficos, que permiten enmarcar con éste una consecuente psicoterapia y
comprensión sobre los intercambios interpersonales acaecidos durante el proceso
psicoterapúetico.

Psicoterapia centrada en el cliente es también el nombre de un libro escrito por el psicólogo


norteamericano Carl Rogers, considerado fundamental dentro de la escuela humanista de
psicoterapia.

Fundamentos

La psicoterapia centrada en el cliente es una teoría psicológica aplicada en el trabajo terapéutico


con personas en busca de ayuda psicológica. Ha sido creada por el psicológo norteamericano y
profesor de psicología Carl Rogers (1902 - 1987). Como se decía, implica un "enfoque" que
enmarca el proceso psicoterapéutico, más allá de ser una mera "técnica". Por ejemplo, según
aseguraba el propio autor en el citado libro, el proceso psicoterapéutico fallaría si fuera aplicado
como una técnica, ya toda acción terapéutica surge de unas determinadas actitudes reales por
parte del psicoterapeuta (de ahí denominarlo "enfoque").

Como técnica psicoterapeútica es uno de los métodos más investigados a nivel científico desde
entonces y ha dado sus pruebas de eficacia. Las investigaciones científicas y universitarias en
muchas partes del mundo permitieron también el desarrollo sistemático de esta orientación
psicoterapeutica.

La psicoterapia centrada en el cliente suele ser la base de la formación profesional de los


counselors. También forma parte de la formación curricular básica de los psicólogos, ya que es
una forma de psicoterapia, permite establecer una relación psicoterapéutica y enmarca
conceptos fundamentales como el sí-mismo.

Cliente en oposición a paciente

Para muchos el uso del término cliente puede resultar chocante y contrario al espíritu de la
psicología humanista. El motivo de abandonar el término paciente viene dado por la
connotación del vocablo, relacionado con la patología, lo cual implica una relación asimétrica
en donde el enfermo busca la ayuda de un superior, el terapeuta o sanador. La contrapropuesta
es que no existe tal cosa como la enfermedad mental, sino formas disfuncionales de vivir.

El solicitante de un servicio o proceso psicoterapéutico toma así el término cliente, ya que es


una persona activa en la solución de su problema y, como parte de esa búsqueda activa, ha
decidido iniciar este proceso psicoterapéutico. Dentro de la relación terapéutica, cliente y
psicoterapeuta tienen por tanto el mismo "estatus", de modo que el cliente es totalmente libre
para dirigir por medio de la psicoterapia su propio camino de desarrollo personal.

El proceso terapéutico
Según Rogers, el cliente es el que lleva el peso de la terapia (auto-directividad) y no el
terapeuta. Sin embargo, el terapeuta tiene que ofrecer al cliente una relación que se define por
tres condiciones necesarias y suficientes para lograr el éxito de la misma. Las tres primeras
características o condiciones son Empatía, Aceptación positiva incondicional y Autenticidad o
Congruencia.[1] Todo el proceso de la psicoterapia puede traducirse como la actitud del
psicoterapeuta en una profunda creencia de respeto y aceptación del cliente y de sus propias
capacidades para el cambio: de este modo, todo lo que se hace en la psicoterapia (si entendemos
esta como una escuela o enfoque, de la que surgen técnicas o estrategias) es la
instrumentalización de esa actitud. Desde el uso del silencio a la empatía, vienen a trasmitir este
mensaje implícito.

Estas tres condiciones relacionales mencionadas son llamadas actitudes de base:

1. La aceptación y consideración incondicionalmente positiva de la persona en


búsqueda de ayuda. Se acepta sin condición alguna la manera en que ella está dispuesta
a revelarse y demostrarse en la relación frente al terapeuta.
2. La empatía centrada en la persona sufriente. Es la capacidad del terapeuta de entrar
en el mundo del cliente y de comprender con exactitud sus vivencias como si el
terapeuta fuese el otro. Esta comprensión empática facilita la concientización, favorece
el acompañamiento terapéutico y promueve el desarrollo personal.
3. La autenticidad del terapeuta permite a menudo un diálogo sincero y constructivo
directo entre el terapeuta y el cliente. El terapeuta sigue siendo un experto, pero él se
comunica también como ser humano al servicio del cliente sufriente.

La relación centrada en el cliente se define además por un mínimo de contacto establecido entre
el cliente y el terapeuta (4), el cliente debe estar en un estado de incongruencia (5) y por
último, el cliente debe, de una manera u otra, darse cuenta de la presencia del terapeuta y de la
relación ofrecida (lo que, a veces, no ocurre, por ejemplo en caso de una psicosis aguda).

Una relación definida por las actitudes de base genera una multitud de interacciones terapéuticas
cada vez más adaptadas a la relación con el cliente, a su persona y situación particular,
favoreciendo la capacidad natural e inherente en cada persona de poder desarrollarse de manera
constructiva (tendencia natural de cada persona a su auto-actualización, es decir a desarrollarse
y madurar).

Filosofía y ética

En un sentido filosófico, los terapeutas centrados en la persona consideran el ser humano como
una persona que, durante su vida entera, vive en una interdependencia entre sus necesidades de
autonomía y sus necesidades de estar relacionado con los demás y con la sociedad. Las dos
necesidades son existenciales. Uno de los objetivos de la terapia centrada en la persona es
ayudar al paciente a encontrar su equilibrio en esta interdependencia y de desarrollar en ella su
pleno funcionamiento social y psíquico ("fully functioning person").

Así, incluso en su propia "Psicoterapia centrada en el cliente" hace constantes referencias a la


psicología Gestalt, o a la gestalt de la personalidad del cliente (el sí-mismo). En la psicología
gestalt se analiza profundamente la interacción persona-sociedad, de modo que las personas
vivimos inmersas en la "experiencia"; esta es el constante flujo experiencial donde todos los
seres humanos interaccionamos. Desde la psicología Gestalt, el problema de la disfuncionalidad
o psicopatología se entiende como una falta de ajuste: la solución consiste en buscar un "ajuste
creativo" al problema, que permita una funcionalidad de la persona en ese medio. Es decir, en
cierto modo supone una despatologización más bien próxima al humanismo.

Psicología y desarrollo
El ser humano nace con un conocimiento intuitivo (inmediato) de sus necesidades organísmicas.
A medida que se desarrolla, va empezando a construir un esquema de sí mismo con base a ese
conocimiento. En los avatares de sus relaciones con el mundo y los otros, puede recibir dos
clases generales de retroalimentación: consideración positiva incondicional y consideración
positiva condicional. En tanto recibe ésta última, el sujeto, quien tiene necesidad de aceptación,
aprende a rechazar partes de su sí mismo que los demás desaprueban, con lo cual pierde parte de
su proceso de satisfacción de esas necesidades que ya no reconoce de sí. La tesis central e
hipótesis de trabajo terapéutico, es que al dar consideración positiva incondicional, entre otras
"condiciones suficientes para el cambio terapéutico", el cliente podrá recuperar su
funcionamiento organísmico óptimo.

Constantemente, Rogers en su obra "Psicoterapia Centrada en el Cliente", enfatiza que las


emociones, en muchos casos disfuncionales, se manifiestan visceral o fisiológicamente, pero
que estas expresiones emocionales no han sido representadas (o simbolizadas según sus propias
palabras) adecuadamente en la consciencia, ya que su representación podría suponer un peligro
para la propia percepción que se tiene de sí (sí-mismo) y peligrar con ello la propia autoestima.
A través de esta psicoterapia el cliente toma conciencia de tal expresión fisiológica y puede
representarla e integrarla en el conjunto de sus percepciones sobre sí mismo y el mundo.

El proceso de convertirse en persona

Rogers describe el proceso que viven las personas que ingresan a terapia y describe siete etapas.

1. Fijeza: es el estado que comúnmente es descrito como neurótico.


2. Vivir la experiencia de ser plenamente aceptado: al inicio de la relación terapéutica,
el primer cambio que vive la persona es entrar en un ambiente que no le condiciona, lo
que convierte en innecesarios los patrones de comportamiento que ha desarrollado para
enfrentar al mundo hostil y condicionante en que se desenvuelve cotidianamente.
3. Desarrollo y flujo de la expresión simbólica: la persona en proceso comienza a
desarrollar una expresión verbal más allá de los lugares comunes y que le permita
expresarse con más propiedad conforme a su vivencia.
4. Flexibilización de los constructos y flujo de los sentimientos: se comienzan a
cuestionar los valores y creencias que han llevado a la persona a un estado de
permanente insatisfacción, y se permite ver las cosas de forma distinta. Además, en esta
etapa se advierte una mayor libertad para expresar los sentimientos.
5. Flujo organísmico: la estructura personal del cliente manifiesta una mayor relajación,
los sentimientos son expresados con mayor libertad, las creencias son libremente
cuestionadas y hay una necesidad por explorar nuevas formas de comportamiento.
6. Inicio de la experienciación plena: es la fase de la terapia en que las personas llegan al
"punto de no retorno", donde es posible que abandonen el proceso terapéutico y no
experimenten retrocesos dado que toman conciencia de que son ellas las responsables
de su viviencia y experiencia.
7. Fluidez: es la descripción de una persona que funciona plenamente.
PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE
Carl Rogers

CAPITULO II: LA ACTITUD Y LA ORIENTACIÓN DEL CONSEJERO

En toda psicoterapia, el terapeuta es una parte importante de la ecuación humana. Lo


que hace, la actitud que asume, su rol, todo esto influye en la terapia en un alto grado.

- Una consideración general


El consejero que opera en este tipo de terapias asume un conjunto coherente y
cambiante de actitudes profundamente asimiladas en su organización personal, un
sistema de actitudes que instrumentaliza mediante técnicas y métodos coherentes.
En esta terapia, el consejero que trata de emplear un “método” esta destinado a fracasar,
a menos que este método concuerde genuinamente con sus propias actitudes.

- La orientación filosófica del consejero


La filosofía operacional básica del individuo determina, en una medida considerable, el
tiempo que le demandara convertirse en un consejero hábil, pero esta filosofía no es fija
e inmutable, sino una organización fluida en evolución. La persona cuya orientación
filosófica avanza en dirección a un mayor respeto por el individuo encuentra en el
enfoque centrado en el cliente un desafío y una mediatización de sus opiniones. Este es
un punto de vista sobre las relaciones humanas que tiende a llevarlo filosóficamente
mas allá de donde hasta entonces se ha aventurado.
Mediante las técnicas centradas en el cliente, una persona puede instrumentalizar su
respeto hacia los otros solamente en la medida en que ese respeto es una parte integrante
de la estructura de su personalidad; en consecuencia, una persona cuya filosofía
operacional ya tiende a un profundo respeto por la significación y merito de cada
individuo es capaz de asimilar mas rápidamente las técnicas centradas en el cliente que
le ayuden a expresar ese sentimiento.

(Nota de página: ¿Qué es lo que permite al terapeuta tener un profundo respeto y


aceptación del otro? La persona que tiene un respeto básico por el merito y significación
de si mismo es la que adoptaría esta filosofía. No podemos aceptar a otros a menos que
nos hayamos aceptado a nosotros mismos.)

- La hipótesis del terapeuta

La orientación actitudinal que parece ser optima para el consejero centrado en el cliente,
es que, el consejero elige actuar coherentemente en base a la hipótesis de que el
individuo tiene una capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los
aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia. Esto
implica la estructuración de una situación interpersonal en la que el material puede
llegar a la conciencia del cliente, y una demostración significativa de la aceptación, por
parte del consejero, del cliente como persona competente para dirigirse a si misma. El
consejero actúa en base a esta hipótesis estando siempre alerta para notar tanto las
experiencias (clínicas o de investigación) que contradicen esta hipótesis como las que la
sostienen.
- La instrumentalización especifica de la actitud del consejero

¿Cómo se instrumentaliza esto en la situación terapéutica? A medida que el consejero


encuentra modos nuevos y mas sutiles de instrumentalizar su hipótesis centrada en el
cliente, nuevos significados se vierten en ella a través de la experiencia, y se percibe que
es más profunda de lo que se había supuesto.
Se reemplaza el termino “técnica” por “instrumentalización”, debido a que el consejero
siempre instrumentaliza, sea cc o icc, las actitudes que tiene hacia el cliente. Estas
actitudes pueden inferirse y se las puede descubrir a partir del material de la entrevista.
Una de las contribuciones generales más significativas de este enfoque es su insistencia
en investigar la instrumentalización detallada del punto de vista del consejero en la
entrevista misma. “¿estoy haciendo realmente lo que creo estar haciendo? ¿Estoy
llevando a cabo los propósitos que enuncio?” Estas son preguntas que un consejero debe
hacerse constantemente.
Así, el estudio profundo de mi conducta agudiza, altera y modifica la actitud y la
hipótesis con las cuales me incluyo en la próxima entrevista. Una buena revisión de la
instrumentalización de una hipótesis es una experiencia continua y reciproca.

- Algunas descripciones del papel del consejero

En primer lugar, algunos consejeros han supuesto que su papel al llevar a cabo el
consejo no directivo era meramente el de ser pasivos y adoptar una política laissez-
faire. Pero, esta concepción es errónea, ha llevado a considerables fracasos. Las razones
son: la pasividad y aparente falta de interés o de compromiso es experimentada por el
cliente como un rechazo, dado que la indiferencia de ninguna manera puede ser igual
que la aceptación. Segundo, una actitud de laissez- faire no indica en absoluto que el
cliente que se lo considera como una persona de merito. Luego, un consejero que
desempeña un papel meramente pasivo, de oyente, no son de gran ayuda.
Otra concepción del papel del consejero es que su tarea consiste en clarificar y
objetivar los sentimientos del cliente. El autor anunciaba en 1940: “A medida que el
cliente proporciona el material, es función del terapeuta ayudarle a reconocer y
clarificar las emociones que experimenta” es un concepto útil, que describe
parcialmente lo que ocurre. Pero si se lo toma literalmente, es demasiado intelectualista,
y puede centralizar el proceso en el consejero.
La función del consejero seria la de asumir, en la medida de lo posible, el marco de
referencia interno del cliente para percibir el mundo tal como éste lo ve, para percibir al
cliente tal como él mismo se ve, dejar de lado todas las percepciones según un marco de
referencia externo, y comunicar algo de esta comprensión empática al cliente.
La experiencia con el cliente, las vivencias de sus actitudes, no se debe dar en términos
de identificación emocional por parte del consejero, sino más bien de una identificación
empática, por la que el consejero percibe los odios, las esperanzas y temores del cliente,
pero sin que él mismo como consejero experimente esos odios, esperanzas y temores.
Hemos llegado a reconocer que si podemos proporcionar al cliente la comprensión de la
manera como se ve a si mismo en este momento, él mismo puede hacer el resto. El
terapeuta debe dejar de lado su preocupación por el diagnostico y debe concentrarse
solamente en un propósito: el de proporcionar una profunda comprensión y aceptación
de las actitudes asumidas conscientemente por el cliente en ese momento, a medida que
explora paso a paso las peligrosas áreas de la conciencia que ha estado rechazando. Este
tipo de relación solo se puede dar si el consejero es profunda y genuinamente capaz de
adoptar estas actitudes.
Este sensible y sincero “centrarse en el cliente” en la relación terapéutica es la tercera
característica de la terapia no-directiva que se establece separada definitivamente de
otros enfoques.
El terapeuta esta pensando, sintiendo y explorando con el cliente.

- La dificultad de percibir a través de los ojos del cliente

Este intento de alcanzar el marco de referencia interno del cliente, de ganar el centro de
su propio campo perceptual y ver con él como perceptor es análogo a algunos de los
fenómenos guestalticos.
El consejero, tal como en el caso de la percepción visual la figura ocasionalmente
cambia, también éste puede encontrarse fuera del marco de referencia del cliente y
observarlo como un perceptor externo.

La finalidad del consejero es percibir tan sensible y agudamente como sea posible la
totalidad del campo perceptual tal como lo experimenta el cliente, con las mismas
relaciones de la figura- fondo. Habiendo percibido este marco de referencia interno del
otro tan completamente como es posible, indicarle lo que esta viendo por sus ojos.

- El papel del consejero como instrumentalización de una hipótesis

El consejero dirigiendo toda su atención y esfuerzo a comprender y percibir tal como el


cliente percibe y comprende es una demostración operacional de la creencia que tengo
en el merito y la dignidad de este cliente individual.
Esto demuestra entonces que, el valor mas importante que sostiene el consejero es el
cliente mismo. Permite que el resultado repose sobre esta profunda comprensión.
Cuando un cliente gravemente perturbado lucha con su incapacidad absoluta para hacer
cualquier eleccion, la expresión mas significativa de la confianza basica en las
tendencias progresivas del organismo humano es el hecho de que el consejero
comprende profundamente sus sentimientos desesperados, pero no intento asumir su
responsabilidad.
Para muchos terapeutas que trabajan con una orientación centrada en el cliente, el
sincero proposito de introducirse “dentro” de sus actitudes, de entrar en su marco de
referencia interno, es la instrumentalización mas completa que hasta ahora se haya
expuesto de la hipótesis central de respeto y confianza en la capacidad de la persona.

- Una concepción del papel del terapeuta

La psicoterapia se refiere primariamente a la organización y al funcionamiento del yo.

Hay muchos elementos de la experiencia que el yo no puede enfrentar, no puede


percibir claramente, porque enfrentarlos o admitirlos no seria coherente con la
organización del yo, y la amenazaría. En la terapia centrada en el cliente este encuentra
en el consejero otro yo genuino en un sentido técnico y operacional, un yo que
temporariamente se ha desprovisto (en la medida de lo posible) de su propia yoidad,
excepto en lo que se refiere a la cualidad de intentar comprender. En la experiencia
terapéutica, ver las propias actitudes, confusiones, ambivalencias, sentimientos y
percepciones exactamente expresados por otro, pero desprovisto de sus complicaciones
emocionales, es verse a si mismo objetivamente, y prepara el camino para aceptar en el
yo todos estos elementos que ahora se perciben mas claramente. Así se logra la
reorganización del yo y su funcionamiento mas integrado.
Es decir, en la calidez emocional de la relación con el terapeuta, el cliente comienza a
experimentar un sentimiento de seguridad a medida que encuentra que, cualquiera sea la
actitud que exprese, se la comprende casi de la misma manera como él la percibe, y se
la acepta.
Ejemplo: es capaz de explorar un vago sentimiento de culpabilidad que ha
experimentado. En esta relación segura puede percibir por primera vez el significado y
el propósito hostiles de ciertos aspectos de su conducta, y puede comprender porque se
ha sentido culpable con respecto a ellos, y porque ha sido necesario negar a la cc el
significado de esta conducta. Esto a su vez, es promotor de ansiedades, es la prueba de
que en si mismo hay incoherencias perturbadoras de que no es lo que cree ser. Pero a
medida que expresa sus nuevas percepciones y ansiedades encuentra que este otro yo
aceptador, el terapeuta, percibe también estas experiencias, pero con una nueva
cualidad. El terapeuta percibe el yo del cliente tal como éste lo conoce y lo acepta,
percibe los aspectos contradictorios que han sido negados a la conciencia y los acepta
también como parte del cliente, y ambas aceptaciones incluyen la misma calidez y
respeto. Es así como el cliente, experimentando en otro una aceptación de ambos
aspectos suyos, puede asumir la misma actitud hacia si mismo. Encuentra que él
también puede aceptarse, aun con las adiciones y alteraciones que requieren estas
nuevas autopercepciones hostiles. Puede experimentarse como una persona que tiene
tanto sentimientos hostiles como de otros tipos, sin sentir culpa. Puede hacerlo, según
esta teoría, porque otra persona pudo adoptar su marco de referencia interna, percibir
con él y percibirlo con aceptación y respeto

El problema de cómo prevenir que las inadaptaciones propias del terapeuta, sus
problemas emocionales y sus puntos ciegos interfieran con el proceso terapéutico del
cliente. En la terapia centrada en el cliente este problema ha sido minimizado por la
naturaleza misma de la función del terapeuta. Las actitudes desviadas o no realistas se
hacen más evidentes con mayor probabilidad cuando se hacen evaluaciones. Pero
cuando la pregunta central del consejero es: “¿Cómo ve esto el cliente?” no “¿Cómo
interpreto este material?”, y cuando continuamente esta verificando su propia
interpretación de la percepción de aquel, formulando enunciados probables de la misma,
es menos factible que se introduzca la distorsión basada en los conflictos del consejero,
y hay mas posibilidades de que, si se introduce, el cliente la corrija.

- La lucha básica del consejero


Solo en la medida en que el terapeuta desee completamente q se elija cualquier
resultado, cualquier dirección, solo entonces comprenderá la fuerza vital de la capacidad
y potencialidad del individuo para la acción constructiva.

- ¿Cuales son las características de la relación ideal entre terapeuta- cliente?


 Lo mas característico:
El terapeuta es capaz de participar completamente en la comunicación del cliente.

 Muy característico:
- Los comentarios del terapeuta están siempre de conformidad con lo que el
cliente trata de transmitir.
- El terapeuta ve al cliente como un colaborador en un problema común.
- El terapeuta trata al cliente como un igual.
- El terapeuta es capaz de comprender los sentimientos del cliente.
- El terapeuta realmente trata de comprender los sentimientos del cliente.
- El terapeuta sigue siempre la línea de pensamiento del cliente.
- El tono de voz del terapeuta transmite la plena capacidad de compartir los
sentimientos del cliente.

Se pone de manifiesto en todos estos ítems, la importancia de la empatia y de la plena


comprensión por parte del terapeuta. También, indican el respeto que el terapeuta tiene
por el cliente.

 En el polo extremadamente negativo:


- El terapeuta no muestra comprensión de los sentimientos que el cliente trata de
comunicar.

Hipótesis básica: la capacidad del individuo para el manejo auto-dirigido y constructivo


de los problemas que entrañan las situaciones vitales.
Pero esta hipótesis todavía no ha sido corroborada en el campo de la terapia.

CAPITULO IV: EL PROCESO TERAPÉUTICO

Toda orientación terapéutica ayuda a los seres humanos, los hace sentir mas cómodos
consigo mismo, su conducta cambia. Pero, ¿Qué es lo que pasa realmente en la terapia
exitosa? ¿Cuáles son los procesos psicológicos por los cuales se produce el cambio?

En términos generales, la terapia es un proceso de aprendizaje. El cliente aprende


nuevos aspectos de si mismo, nuevas maneras de relacionarse con los otros, nuevos
modos de conducirse.

En el material que sigue están agrupados algunos de los cambios que sabemos que son
partes características de este proceso de aprendizaje terapéutico, aspectos de lo que se
considera el movimiento del cliente en la terapia.

El cambio característico o movimiento en la terapia

- En el tipo de material presentado


En el cambio en el tipo de contenido verbal que presenta el cliente se observo que el
individuo primero tendia a hablar acerca de sus problemas y síntomas durante la mayor
parte del tiempo, este tipo de conversación es reemplazado, a medida que progresa la
terapia, por enunciados que muestran alguna comprensión de las relaciones entre su
conducta pasada y presente, y entre conductas habituales.

Clínicamente, se puede observar que hay un movimiento desde los síntomas hacia el si
mismo. La exploración del cliente gira primero alrededor de los diferentes aspectos del
problema pero gradualmente, el interés se desplaza cada vez mas hacia el si mismo. No
solo hay un movimiento desde los síntomas, sino también desde el ambiente y los otros
hacia el si mismo. Es decir, el cliente maneja verbalmente su situación, dedicando una
parte considerable de su tiempo a la consideración tanto de los elementos impersonales
como de los suyos propios.
Otra tendencia es a pasar del material que siempre estuvo a disposición de la conciencia
a aquel que antes de la terapia no había estado disponible a la consideración consciente.
También reemplaza el pasado por el presente.

- Cambio en la percepción y en la actitud hacia el si mismo (self)


El concepto de si mismo, o la estructura del si mismo puede considerarse como una
configuración organizada de percepciones del si mismo, admisible para la conciencia.
Esta integrado por elementos tales como las percepciones de las propias características y
capacidades; los preceptos y conceptos de si mismo en relación con los demás y el
ambiente, las cualidades valiosas que se perciben y se asocian con experiencias y con
objetos, y los objetivos e ideales que se perciben con valencias positivas o negativas.

Entonces: ¿Qué cambios suceden en el si mismo durante el curso de una serie de


entrevistas terapéuticas? Los elementos esenciales parecen indicar que los cambios en el
individuo se producen según 3 modos generales: se percibe a si mismo como una
persona mas apta, con mas meritos y mas posibilidades de enfrentar la vida, permite que
mas datos experienciales penetren en su conciencia y así alcanza una apreciación mas
realista de si mismo, de sus relaciones y de su ambiente, tiende a ubicar la
fundamentacion de sus normas dentro de si, viendo que la bondad o la maldad de
cualquier experiencia o de cualquier objeto perceptual no es algo inherente al mismo,
sino que es un valor que él le impone.

La correlación entre el si mismo y el ideal es inicialmente baja pero aumenta como


resultado de la terapia, a causa de los cambios que se producen tanto en el si mismo
como en el ideal, en una dirección convergente.

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