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Reforma Educativa - Implementación en Córdoba (Estela Miranda) PDF
Reforma Educativa - Implementación en Córdoba (Estela Miranda) PDF
Córdoba-República Argentina
La Reforma Educativa en Argentina: Análisis político de
su implementación en la provincia de Córdoba.
Introducción.
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los impactos de las reformas, como insumos ó fuente de aprendizaje para el ajuste ó diseños
futuros de políticas de cambio.
En ese sentido, se aborda “La Transformación de la Calidad del Sistema Educativo de la
Provincia de Córdoba (1995-1999)”1, en relación a: a) La articulación de políticas educativas
entre la Nación y las jurisdicciones, en contextos de descentralización de los sistemas
educativos; b)Las lógicas que sostienen las políticas y estrategias de la llamada
“Transformación de la Calidad del Sistema Educativo de la Provincia de Córdoba”: ajuste,
calidad, equidad; c) las estrategias que despliegan los actores involucrados (gobiernos,
supervisores, docentes, sindicatos,etc); d) El estilo de gestión de la transformación educativa,
en el nivel jurisdiccional y, e)la percepción de los docentes sobre los resultados de la
implementación de las reformas en el sistema y en las instituciones escolares.
El presente trabajo recupera la información producida en documentos oficiales nacionales y
provinciales, en diarios, revistas especializadas y las reflexiones de los informantes calificados
entrevistados (Autoridades del Ministerio de Educación y Cultura, dirigentes gremiales,
diputados provinciales, supervisores, directores y docentes del sistema educativo de la
Provincia de Córdoba).
Abordar el tema de las reformas educativas no resulta una tarea sencilla. En una primera
aproximación al concepto de reforma nos encontramos con un problema de orden semántico
por los variados significados que se le asignan al mismo y los propósitos diferentes que se
sostienen desde esos programas de acción de las políticas educativas.
Por otra parte, no obstante las innumerables experiencias de reformas educativas en el mundo,
en el Siglo XX, y el amplio interés de la investigación por el análisis de experiencias recientes,
los desarrollos teóricos alcanzados, aunque relevantes, resultan insuficientes para el estudio de
las reformas actuales, particularmente, en lo referido a la posibilidad de abordar los complejos
mecanismos que la sustentan en contextos de alta incertidumbre.
Consideramos a las reformas educativas como acciones de la política educativa a través de las
cuales el Estado, con la participación de la sociedad, define los principios y criterios
fundamentales que orientarán el cambio de la educación de un país, en un determinado
momento histórico.
En este final de Siglo, las actuales reformas de los sistemas educativos son el resultado de
factores internos (cambios estructurales en la relación Estado-Sociedad) y factores externos
(La globalización y la agenda internacional de políticas educativas) a la realidad política,
social y educativa de los países.
Desde el esquema de E. R. House2 consideraremos a la reforma desde “perspectiva política”,
en tanto “fenómeno en el que se ponen en juego intereses de grupos de poder dentro de la
sociedad” y donde el énfasis se coloca en la reforma ubicada en un determinado contexto
político y social.
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La política educativa, en tanto política pública y “como parte de un proyecto de dominación,
es a la vez una arena de lucha y una plataforma importante para la sociedad civil”. A lo que
cabría agregar que “cuando la política pública se define y se lleva a cabo, las tensiones,
contradicciones, así como los acuerdos y desacuerdos entre los movimientos sociales, las
élites, los grupos burocráticos, los individuos y las comunidades se manifiestan
cotidianamente” (Torres, 1996).
El diseño y la ejecución de las reformas suponen un conjunto de mediaciones entre actores
diversos, tanto en el interior de los sistemas educativos como entre ellos y el contexto político
y social. Estas mediaciones generaron un sinnúmero de tensiones, en el caso de Argentina,
entre: Nación, jurisdicciones y escuelas, las que necesitan ser interpretadas en términos de
transacciones, negociaciones y coaliciones entre los actores y grupos de interés involucrados
en los procesos recientes de reformas educativas.
Desde otra perspectiva, Claus Offe señala que: “Los efectos reales (“impacto”) de una ley o
servicio institucional no se encuentran determinados por la literalidad de leyes y estatutos
(“producción política”), sino generados primariamente como consecuencia de disputas y
conflictos sociales, para los cuales la política social estatal simplemente establece la
localización y momento del debate, tema y “reglas del juego” (Offe, 1990).
Torsten Husén, un estudioso de las reformas educativas europeas implementadas desde
mediados del Siglo XX, especialmente en Suecia, presentó en una reunión de educadores
holandeses, el documento denominado “Estrategias para llevar a la práctica las reformas
escolares”. El autor parte de dos premisas básicas que me gustaría recuperar: 1) “No existen
modelos universales para la realización de reformas educativas” y, consecuentemente, 2) “No
existen modelos ó paradigmas complejos que sin adaptación puedan exportarse de un país a
otro”. Por el contrario, sugiere “principios generales y abarcadores” que podrían tenerse en
cuenta a la hora de diseñar, implementar y evaluar reformas educativas que alcanzan la
estructura de los sistemas educativos nacionales, como sería el caso de la reforma educativa
llevada a cabo en nuestro país (Husén, 1980).
Los seis principios son los siguientes:
1.- “Las reformas educativas son parte inseparables de las reformas sociales” , y como tales,
“deben verse dentro de un contexto de reformas socio-económicas”. En consecuencia, “no
pueden funcionar como sustitutos de los cambios sociales ó económicos”.
2.- “ La iniciación de las reformas”. El autor sostiene que las reformas deben ser iniciadas por
los gobiernos centrales y acompañadas por decisiones tomadas a nivel de Parlamento, con una
legislación nacional que “a menudo afecta el entramado general del sistema educativo”.
Tomando como referencia casos de reformas europeas, ejemplifica sobre diferentes estrategias
(comisiones gubernamentales con distintos grupos de interés, elaboración de documentos de
políticas,etc) que podrían implementarse para discutir y consensuar los aspectos críticos de la
agenda educativa. Así, “una parte sustancial del trabajo preparatorio de la reforma se realiza
antes de que los expertos de los ministerios se sienten a preparar las legislaciones concretas” .
Destaca, especialmente, “la negociación política como método de toma de decisiones” y los
“incentivos financieros y de otro tipo” como estrategias para lograr el compromiso de las
instancias locales.
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3.- Las reformas del sistema educativo deben ocurrir en forma “gradual y lenta”. Al respecto,
considera el autor que “las reformas no pueden realizarse de la noche a la mañana”. Para el
éxito de una reforma debe tenerse en cuenta que “las instituciones educativas, incluyendo las
escuelas y universidades, se caracterizan por fuertes rigideces institucionales y por la inercia”.
De modo que los cambio deberían contar con tiempo suficiente para superar estructuras y
prácticas educativas profundamente arraigadas, configuradas a través de tradiciones
ancestrales. Recomienda comenzar por programas pilotos a través de los cuales se pueda ir
evaluando la factibilidad y validez de la reforma planeada.
En términos de House, la “perspectiva cultural”, no ha sido suficientemente consideradas a la
hora de diseñar e implementar reformas educativas, ni en relación al “ritmo con que se efectúa
la reforma”, ni a las fuertes culturas institucionales que caracterizan a las instituciones
educativas. Esta perspectiva es definida como “el contexto en que se ha de desarrollar la
innovación, apela a conceptos como los significados generados por la comunidad, sus valores
puestos en juego y el camino del consenso como vía privilegiada de elaboración colectiva”
(House, 1988).
4.- Relacionada con el principio anterior, la “resistencia al cambio” aparece en los procesos
de reforma, por las inseguridades que despierta en los profesores cuya posición laboral se
vería afectada. Diferentes investigaciones señalan que las actitudes opositoras de los docentes
hacia la reforma está ligada a la falta de información sobre los alcances de la misma. Del
mismo modo, el posicionamiento reactivo de los sindicatos docentes estaría relacionado con
las consecuencias que podría tener para su poder.
5.- Una vía para contrarestar las resistencias, propuesta por Husén, es garantizar “una
participación máxima” de los involucrados, desde los primeros pasos de un proceso de
reforma. El involucramiento de los docentes, la asignación de responsabilidades a los
“stakeholders” (padres, organizaciones no-gubernamentales, empresariado,etc) y campañas de
información, son estrategias que permitirían conseguir mayor apoyo para las reformas
(Corrales, 2000).
6.- Crear “un mecanismo de evaluación y control”. La evaluación de las políticas y de los
resultados del sistema educativo, conjuntamente con la investigación aportarían a la
constitución de una base de “conocimiento perfeccionada” para la toma de decisiones y
elaboración de políticas educativas. Esa base debería estar provista de información sobre
composición social y el desempeño de la matrícula, análisis de costos, etc., así como
información de tipo cualitativa que aporte a una evaluación de las finalidades y objetivos
propuestos y a una “planeación realista” de los procesos de reforma.
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cambios erosionan el poder de todas las grandes organizaciones, en primer lugar el de los
estados nacionales (Klisberg, 1994; García Delgado, 1998).
En Argentina, la matriz “estadocéntrica” del Estado de Bienestar, caracterizada por una fuerte
intervención en lo económico y de redistribución del ingreso a través de las políticas sociales,
adoptada en los años cuarenta, entró en crisis a mediados de los setenta; aunque recién a fines
de los años ochenta se generaron las condiciones para reformar el Estado.
La Reforma del Estado argentino, que se inició en el año 1989, tuvo como objetivo inicial
“eficientizar el gasto, garantizar la apertura de la economía, reducir el rol empresario del
Estado, mantener el tipo de cambio, reducir el déficit fiscal, flexibilizar el mercado de trabajo
y continuar con la transferencia de políticas sociales universales (como educación) a las
provincias”. Estas medidas, entre otras, se justificaron en la necesidad de generar condiciones
para la radicación de capitales, mejorar la competitividad del país, en definitiva, hacer frente a
los desafíos que implicaba la globalización.
Este proceso se fue dando conjuntamente con una transformación profunda de la sociedad,
“donde se acentuaba la terciarización, el predominio del sector servicios y la tendencia a la
diferenciación y a la fragmentación”. Al decir de García Delgado “se trató de un “shock
liberal”, pero más que eso, de una nueva “revolución desde arriba” típica de los procesos de
modernización latinoamericanos, donde “el Estado tiene un papel primordial para adecuar las
relaciones económico-políticas con el centro, llevando a cabo una fuerte intervención estatal
para instaurar, paradójicamente, una sociedad de mercado” (García Delgado, 1998).
En el marco de la Primera Reforma del Estado, la “descentralización federal” fue uno de los
“ejes estratégicos” de la política educativa, al inicio de los noventa, transfiriéndose los
servicios educativos de nivel medio y superior no-universitario a las jurisdicciones. A
diferencia del proceso anterior3, la implementación de la transferencia estuvo sujeta a la firma
de convenios entre la Nación y cada provincia y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires.
El tipo de descentralización educativa llevada a cabo en Argentina se ajustaría, en alguna
medida, a la “devolución”, entendida como la transferencia que se hace a unidades de
gobierno subnacionales autónomas cuyas actividades están fuera del control directo del
gobierno central (La Torre et Al.,1992). El proceso de descentralización no ha continuado al
interior de cada provincia, aunque varias legislaciones provinciales lo prevén, sino que cada
ministerio jurisdiccional estaría reproduciendo el centralismo que otrora detentara la Nación.
Es importante señalar que, en América Latina, las políticas de descentralización educativa se
han ido modificando y adquiriendo “nuevos significados”, a partir de las evaluaciones de los
procesos y resultados realizadas por organismos multilaterales de financiamiento. Las diversas
experiencias dejaron como enseñanza que los procesos de descentralización educativa
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deberían implementarse en etapas, con instancias que posibilitaran corregir errores y aprender
de las equivocaciones y de los fracasos (Novick de Senén González, 1994).
La transferencia de la totalidad de los servicios educativos requería aunar criterios para
compatibilizar y garantizar cierta unidad y coherencia frente a la diversidad que se plantea con
la descentralización educativa (Miranda, 1999). La estrategia utilizada fue la sanción y
promulgación de la Ley Federal de Educación (LFE) en 1993.
Los cambios que configuran la Transformación Educativa en la Ley Federal de Educación,
son presentados en la siguiente caracterización:
1)Forman parte de un proceso de cambios estructurales en las relaciones Estado-
Sociedad y de asignación de nuevas funciones a la educación en orden a los
requerimientos económicos, la moderna ciudadanía y las necesidades de integración de
amplios sectores sociales, hoy excluidos.
Como ya señalaramos, en la década del noventa, la Argentina inició un proceso de reformas
estructurales en el Estado y en ese contexto se plantea la “Transformación Educativa”.
En el marco de la Ley Federal de Educación, las funciones asignadas a la educación pueden
ordenarse, con fines análíticos, en las siguientes dimensiones:
a) Afianzar la identidad y la integración nacional;
b)Contribuir a la democratización de la educación, la igualdad de oportunidades y de
posibilidades, el mejoramiento de la calidad de la educación, la equidad y la justicia social;
c)Consolidar y fortalecer la democracia;
d)Valorizar el trabajo y el aporte de la educación al desarrollo nacional y regional.
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político. Para ello se privilegiaron dos espacios: El Consejo Federal de Cultura y Educación y
los pactos educativos.
El Consejo Federal de Cultura y Educación es un ámbito federal de "coordinación y
concertación" de los lineamientos de la política educativa nacional (Art. 54º, LFE). Integrado
por los Ministros o responsables del área de educación de las jurisdicciones, tres
representantes del Consejo de Universidades y presidido por el Ministro de Cultura y
Educación de la Nación, tiene, entre otras funciones: Concertar los contenidos básicos
comunes, los diseños curriculares, las modalidades y formas de evaluación; acordar los
mecanismos de reconocimiento y equivalencia de títulos y certificados de estudios; los
contenidos básicos de la formación profesional docente y las exigencias pedagógicas que se
requerirán para el ejercicio de la formación docente, así como promover y garantizar la
participación de los padres, las organizaciones representativas de los trabajadores y de las
instituciones privadas en el planeamiento educativo.
Los "acuerdos" logrados del Consejo Federal de Cultura y Educación son recomendaciones de
"adhesión voluntaria", las que deben ser ratificadas por las legislaturas jurisdiccionales para
alcanzar la condición de cumplimiento obligatorio. En otros términos, el Consejo no tiene
atribuciones para exigir el acatamiento a sus resoluciones, ya que estos acuerdos no son
vinculantes.
Por otra parte, como complemento de lo anterior y en una estrategia de control y
direccionamiento para la implementación de la transformación educativa, la Nación firmó con
las jurisdicciones el Pacto Federal Educativo. Este acuerdo es un instrumento previsto en la
LFE para garantizar la inversión pública en educación, específicamente en equipamiento,
infraestructura y capacitación docente.
3)La magnitud de los cambios involucra a todos los niveles de los sistemas educativos:
Inicial, Básico, Medio y Superior.
La nueva estructura del sistema educativo argentino (Figura 1, Anexo) se organizó en los
siguientes niveles y ciclos:
§ Educación inicial: El jardín de infantes para niños/as de 3 a 5 años de edad, siendo
obligatorio el último año”.
§ Educación General Básica (EGB): Con el objetivo de proporcionar una formación básica
común a partir de los 6 años de edad, la Educación General Básica se organiza como una
“unidad pedagógica integral”. Es de carácter obligatorio, con 9 años de duración,
estructurada en tres ciclos de tres años cada uno: EGB1, EGB2 y EGB3.
§ Educación Polimodal: Una vez concluida la Educación General Básica, este ciclo de tres
años de duración mínima persigue, entre otros objetivos, "profundizar el conocimiento
teórico de un conjunto de saberes agrupados según orientaciones: Humanística, social,
científica y técnica".
§ Trayectos Técnicos Profesionales (TTP): Se trata de una Tecnicatura Básica que articula
con la Educación Polimodal y provee de capacitación para una salida laboral.
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§ Educación Superior y Educación Cuaternaria: La etapa profesional y académica, de grado
y postgrado, se cumple en instituciones de nivel superior, universitario y no universitario.4
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El Ministerio de Educación de la Nación, conjuntamente con el Consejo Federal de Cultura y
Educación, ha elaborado un proyecto de “Estatuto docente Federal”5, que modificaría las
condiciones laborales y salariales previstas en la normativa vigente. Si bien este documento de
trabajo se encuentra en etapa de discusión, en los hechos, la mayoría de las provincias han
realizado ya ajustes en los Estatutos docentes ó bien han incorporado mecanismos de
“incentivos” ligados al presentismo ó al desempeño en el cargo.
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Córdoba” estructurada en torno a los principios de democratización de la educación, la
descentralización y el mejoramiento de la calidad. En términos generales, los cambios se
centraron en los aspectos curriculares, especialmente, en el nivel primario, acciones de
actualización y capacitación docente e informatización de las escuelas. Esta medidas
estuvieron acompañadas por programas que hicieron de la educación el centro de las políticas
sociales, como la asistencia alimentaria y los Centros de Atención Escolar Interdisciplinaria
(médica, odontológica, psicológica y psicopedagógica), entre otros. Es necesario destacar que
estos cambios produjeron un fuerte impulso en el ámbito docente, incorporándose un lenguaje
moderno que provenía del ingreso de perspectivas críticas e innovadoras, después de siete
años de oscurantismo político.
En el año 1987 la reforma de la Constitución de la Provincia de Córdoba definió un conjunto
de nuevos principios y estrategias (descentralización-desconcertación) para la formulación de
políticas educativas. El paso siguiente, y en una línea de coherencia con los cambios
introducidos en la educación en los ochenta, fue la sanción de la Ley General de Educación de
la Provincia de Córdoba Nº 8113/91. La Ley podría definirse como “adelantada”, teniendo en
cuenta que el gobierno nacional ya estaba trabajando en la elaboración de una norma legal que
organizaría el sistema educativo nacional en un contexto de descentralización.
Hasta 1995 se mantuvo este escenario educativo y no se iniciaron acciones tendientes a
implementar las transformaciones que planteaba la LFE (1993). El gobierno provincial
mantuvo un cerrado silencio al respecto, aunque las escuelas empezaban a recibir información
que provenía directamente del Ministerio de Educación de la Nación6.
En Enero de 1995, la crisis económica mexicana operó como detonante de la crisis económica
y política en que se vio envuelta la Provincia de Córdoba. Gran parte de ese año el gobierno
provincial estuvo ocupado por el conflicto con los trabajadores del Estado y, en particular, con
los docentes. En ese contexto se produce la asunción anticipada del gobernador electo, Dr.
Ramón B. Mestre (Julio 1995-Julio 1999).
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En una evidente posición de diferenciación con el nivel nacional, Córdoba no adoptó la
denominación de los niveles y ciclos de la LFE y mantuvo lo establecido en la ley
provincial.
El Gobierno de la Provincia de Córdoba inició la implementación de la nueva estructura del
sistema educativo por el Ciclo Básico Unificado (CBU). Para ello efectivizó lo que se dio en
llamar la “secundarización” del 7mo grado de la escuela primaria, es decir, la transformación
del último grado de la anterior escuela primaria en el 1er año del nuevo ciclo. Ese año sumado
al 1er y el 2do año del ciclo básico del anterior nivel medio, completan la estructura
obligatoria del sistema educativo.
Para efectivizar la implementación de la nueva estructura en el año escolar 1996 las
autoridades educativas enviaron a las escuelas de nivel medio una “orden verbal”
(modalidad de comunicación privilegiada para trasmitir las decisiones) que indicaba a sus
directivos matricular a los alumnos que estaban finalizando el 6º grado (de la anterior
primaria) en el primer año del CBU. Esto generó un gran desconcierto en las instituciones
educativas, en los alumnos y en los padres que debieron adaptarse a una situación
intempestiva y empezar a pensar en los requerimientos del nivel medio.
A ello se sumó la incertidumbre de los profesores y de los directivos de nivel medio ante una
eventual pérdida de la fuente laboral. El Ministerio provincial tomó la decisión, como una
estrategia para atenuar el costo político, de “reubicar” a los docentes cuyas asignaturas
desaparecían de la Propuesta Curricular Provincial elaborada a partir de los Contenidos
Básicos Comunes.
Más aún, los contenidos básicos comunes de la EGB (Tercer Ciclo) no habían sido
aprobados en el Consejo Federal de Cultura y Educación sino que estaban en proceso de
consulta. Al respecto el Ministro de Educación de la provincia de Córdoba reconoció que
tuvieron que trabajar con los borradores de dicho documento.
Por otra parte, si bien desde el Ministerio provincial ya se había tomado la decisión de que el
CBU funcionara en las escuelas de nivel medio, la infraestructura disponible no era
suficiente para albergar una matrícula muy superior a la de años anteriores. Transitoriamente
se optó por construir aulas en algunas escuelas primarias o reacondicionar establecimientos de
nivel medio. En la Capital provincial la situación se planteaba particularmente difícil por la
marcada desatención y el deterioro de la infraestructura y del equipamiento de las escuelas, en
las gestiones educativas anteriores. Se inició un improvisado plan de emergencia para
resolver los problemas de infraestructura que se fueron agudizando, especialmente, en los
barrios más populosos de Córdoba Capital.
Asimismo, el gobierno, para atenuar los problemas de infraestructura, avanzó en una
estrategia de reordenamiento de la matrícula obligando a las escuelas públicas de nivel
medio a aceptar la inscripción a 1er año del CBU sólo de aquellos alumnos que acreditaran su
residencia en un radio no mayor de diez cuadras del establecimiento. Con un criterio
autoritario se limitaba a las familias la posibilidad de optar por la institución de su
preferencia, afectando, especialmente, a los alumnos de sectores populares que hasta ese
momento habían tenido acceso a escuelas públicas del centro de la Ciudad, que para esos
sectores representaba el acceso a espacios educativos altamente valorados, por ejemplo, las
escuelas normales, los colegios nacionales y las escuelas técnicas.
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La “secundarización” del 7º grado de la escuela primaria introdujo, también, una gran
confusión en la sociedad y consecuencias, parcialmente evaluadas, sobre todo para los
sectores sociales más vulnerables que conciben al nivel primario como terminal (en la anterior
estructura del sistema educativo la obligatoriedad alcanzaba sólo a ese nivel) y no habían
recibido información suficiente sobre la extensión de la escolaridad obligatoria a diez años.
Una de esas consecuencias fue la pérdida (deserción) de alumnos entre el Nivel Primario y el
CBU, que no fue considerada por los decisores políticos, aunque reconocieron la existencia
del fenómeno.
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Podría interpretarse que "las reservas" sostenidas tuvieron la doble intención de “reivindicar
para sí el derecho y el deber de formular su propio Proyecto Educativo" y de oponer algún
grado de resistencia a los condicionamientos del Ministerio Nacional que "limitaban" el
accionar de las provincias: "Ustedes tienen todas las escuelas, despreocúpense de la
capacitación, de la infraestructura escolar, ocúpense de pagar salarios a los docentes y
mantener a la educación en buen funcionamiento, nosotros nos hacemos cargo de lo otro"
(Ministro de Educación y Cultura de la Provincia de Córdoba, 1998).
Por su parte, el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación no encontró, históricamente,
un punto de equilibrio en la relación con los poderes locales. Más bien se podría hablar de
yuxtaposición, desarticulación o fragmentación entre las diferentes partes constitutivas del
sistema educativo. A partir de la sanción de la nueva ley nacional, el Estado Nacional rediseñó
sus funciones como órgano de formulación y control del cumplimiento de las políticas
educativas y delegó responsabilidades en otros actores sociales (provincias, municipios,
iglesias, etc.). En una evidente estrategia de “re-centralización”, “el Ministerio sin escuelas”
movilizó un conjunto de capacidades técnicas y recursos financieros que le posibilitó actuar
como promotor de la implementación de programas y proyectos, neutralizando, a la vez, los
obstáculos políticos y técnicos que se iban presentando en las jurisdicciones.
En el marco de esta relación, las diferenciaciones que Córdoba insistía en sostener, más que
ser parte de una alternativa transformadora de la “calidad del sistema educativo de la Provincia
de Córdoba”, aparecía como una disputa más amplia por el liderazgo en la gestión de los
cambios en educación y provocó fuertes tensiones en el “campo político” por la diversidad de
actores y significados involucrados, así como por sus pesos relativos y su conflictividad.
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dificultad de construir consensos básicos entre los diferentes actores políticos y sociales. Aún
dentro del "oficialismo", importantes sectores no compartían la municipalización de los
servicios educativos, interpretándose como "desresponsabilización" o "tirarle el paquete a los
municipios".
En definitiva, aunque el discurso de la calidad y la equidad ocupara un lugar central en la
agenda del gobierno de Córdoba; del análisis de las acciones ejecutadas y de la palabra de los
actores involucrados se desprende que prevaleció una lógica de ajuste y reducción del gasto en
educación más coherente con un proceso de achicamiento del Estado, que con una propuesta
de cambio educativo.
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Paralelamente, la UEPC alentó una posición “constructiva” frente al cambio educativo, puesta
de manifiesto en una política gremial que no sólo continuó con la defensa de los intereses de
los afiliados, en términos de condiciones laborales y salariales, sino en un conjunto de
acciones tendientes a la profesionalización del docente. Anticipándose a los procesos de
cambio posteriores, estas acciones, iniciadas a fines de los años ochenta, se ampliaron y
profundizaron a través de:
§ Programa de capacitación y perfeccionamiento fuertemente articulado a las necesidades y
demandas de los docentes.
§ Programas de investigación sobre problemáticas del sistema educativo provincial.
§ Seminarios, jornadas y congresos con la participación de expertos de nivel nacional e
internacional.
Los sectores privados de la educación, liderados por la representación de los colegios
confesionales, como la Asociación de Institutos Privados de Educación de Córdoba y el
Consejo de Educación Católica, sostuvieron un posicionamiento ciertamente ambiguo. En un
primer momento participaron en forma conjunta con los gremios docentes. Con posterioridad
abandonarían la alianza y negociarían directamente con el Ministerio de Educación Provincial.
En medio de la crisis provincial y los reclamos contra la emergencia, los legisladores del
oficialismo tuvieron una reunión “reservada” con el gabinete educativo provincial y el
Gobernador, en la cual los cuestionamientos planteados por algunos de los asistentes
merecieron, en reiteradas oportunidades, una “contundente” respuesta por parte del jefe del
Ejecutivo. Con el "estilo político" que lo caracterizaba, les recordó "que él era quien decidía
las políticas". Es importante destacar que, como lo señalan algunos de nuestros entrevistados,
más allá de la “disciplina partidaria” algunos senadores estuvieron acompañando los reclamos
en sus departamentos de procedencia.
Los padres y otros actores de la sociedad civil, entre ellos los sectores empresariales,
tuvieron un protagonismo diluido en el escenario de los cambios educativos, excepto la muy
breve participación en la multisectorial. Esto se debió a la falta de mecanismos adecuados de
participación y a la escasa información disponible sobre la LFE, como consecuencia del
ocultamiento “ex-profeso” que mantuvo el anterior gobierno provincial.
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resultado de las cuales desaparecieron áreas de apoyo técnico, pedagógico y asistencial para
las escuelas. Si bien se convocó a especialistas en las áreas disciplinares para la elaboración de
la propuesta curricular provincial, esta gestión se caracterizó por sostener los cambios en
educación desde una racionalidad política, subestimando los aporte específicos de valiosos
académicos y profesionales que integraron equipos técnicos frágilmente articulados entre sí.
Otra característica de este estilo fue la reproducción de la centralización a nivel de
jurisdicción. Aunque desde el discurso se sostenía la autonomía de la instituciones escolares,
no se generaron las condiciones para que se operara un cambio en la cultura institucional de
las escuelas. Al respecto, diferentes actores coinciden en destacar “el doble discurso” al
depositar la responsabilidad del cambio en los directivos y docentes sin un apoyo técnico
adecuado.
Con el argumento de una excesiva permisividad de los Estatutos Docentes y de los "excesos"
en el uso de licencias, se decidió aplicar una bonificación mensual por presentismo para el
personal directivo y maestros de Nivel Inicial y Primario. Si bien, el pago del “presentismo” se
justificó, además, en la necesidad de garantizar el mejoramiento de la calidad, esta medida
puede ser interpretada como una estrategia para desactivar conflictos, “quebrar” huelgas ó
movilizaciones de los docentes frente a las políticas educativas del gobierno provincial.
En la práctica el presentismo generó una “ruptura institucional”, porque instaló una situación
de conflicto y prácticas “clientelares” entre docentes y directivos: Dejó en manos de los
directivos el control de la asistencia diaria de sus docentes. Distintos entrevistados señalaron
que habría operado, desde el poder central, una directiva tácita que permitía a los directivos
hacer uso discrecional del control de la asistencia, dejando a su criterio cuando justificar la no
aplicación de la inasistencia. El monto de lo percibido por el incentivo tenía una incidencia
significativa en los bajos salarios docentes, lo que llevaba a que estos asistieran a su trabajo,
en muchos casos, en condiciones de salud deficitaria.
Los “rumores” sobre la pérdida de la fuente laboral, si no se acreditaba un número
determinado de horas de capacitación asociada a la ausencia de una planificación que
incluyera los pasos a seguir en el proceso de reforma produjeron en los docentes una fuerte
tensión e incertidumbre.
A diferencia de las escuelas públicas, en las instituciones privadas el impacto de este estilo de
gestión fue menos traumático. Las instituciones privadas, particularmente las de tipo
confesional, tienen una relación directa con el Ministerio Nacional a través del CONSUDEC
(Consejo Nacional de Educación Católica) lo que les permitió procesar los cambios y disponer
de información, en muchos casos anticipándose a las jurisdicciones.
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desorientación", "instaló el miedo, favoreció el individualismo", "en el interior de la escuela
produjo una sensación de inestabilidad y desprotección, de incertidumbre".
Luego del fuerte impacto inicial las instituciones fueron generando diversas estrategias para
resolver las situaciones que se iban presentando cotidianamente como consecuencia de una
“bajada de directivas” desde el poder central, esto el Ministerio Provincial, carentes de
cualquier racionalidad o planeamiento7.
En ese sentido, en un primer análisis de los datos cualitativos recogidos surge tres núcleos
problemáticos recurrentes, referidos a:
a) La nueva estructura del Sistema Educativo de la Provincia de Córdoba.
b) La “nueva gestión” de la educación. La autonomía institucional. Escuela y
comunidad.
c) Las condiciones de trabajo docente: ¿“Profesionalización”?.
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como “de improvisación”: “La transformación se dio a destiempo entre primaria y CBU”. Esta
situación le plantea a los docentes la exigencia de elaborar una estrategia para enfrentar la
situación: “Elaborar proyectos de articulación”. Tampoco contaban con las “herramientas”
necesarias como consecuencia de “la falta de perfeccionamiento que llegó años después” y
“sin la Propuesta Curricular Provincial”.
Ø El cierre de las salas de cuatro años de nivel inicial y la modificación de la fecha límite
de ingreso (Esto es del 30 de junio al 31 de agosto) hizo que el primer grado, particularmente
en las zonas desfavorecidas, se convirtiera en una “extensión de la sala de cinco”. Al decir de
una docente “a muchos niños se les notaba la falta de adaptación que luego se traducía en un
primer grado con otras modalidades y el segundo grado casi parece ser el viejo primer grado
superior”. En las escuelas rurales se profundiza aún más esta situación, al decir de una
docente, “se saltea una etapa para los niños en cuanto a socialización, formación de hábitos,
etc.”, lo que plantea una evidente desigualdad de oportunidades.
Ø El tiempo y el espacio institucional aparecen como límites para el trabajo con el PEI: “ Si
el PEI es un constructo necesita mayor tiempo y espacio que no se tiene”. “El PEI supone más
trabajo para el equipo directivo y docente que no se cuenta”. La nueva estructura se pone en
marcha sin tener en cuenta esas dos dimensiones institucionales. No se previeron los espacios
institucionales, como más aulas porque se recibían más alumnos o un curso más en las
escuelas de nivel medio. Tampoco se consideró el tiempo que demandaba la elaboración del
PEI. Esto fue particularmente crítico en la escuela media donde los profesores continuaban
con la modalidad “profesores taxis”, si bien se intento un esquema de concentración de horas
que no resolvió la situación planteada..
Ø En la transformación en Córdoba, no aparece contemplada la atención de niños con
necesidades educativas especiales. Ante la necesidad de responder a la demanda la escuela
“autogestionó” alternativas de solución. Recurre al centro vecinal, hospitales, o a profesionales
particulares: “Para resolver un caso, tuvimos clases con un neurólogo que cobró tres pesos por
docentes por cada encuentro”. “Se ha pedido a la vecinal que organice la atención”. “Hay
muchos padres sin obra social...........”.
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de la dirección escolar un espacio de fuerte tensión por las exigencias que genera. La
percepción que tienen los entrevistados es que “el director debe ser el motor que mueve
la máquina para no perder el ritmo de marcha de la institución”
Ø La normativa no se ajustó a la autonomía en el funcionamiento de las instituciones y de
los actores. En el caso de los directores, señalan que “cada vez se hace más engorroso el
trabajo para los directores..... los trabajos de rendiciones (recursos financieros)... se ven
dificultados por los obstáculos normativos que no permiten derivar el dinero, los recursos, a
donde se necesita”. Se señalan, además, las dificultades que plantean las normas vigentes para
la contratación de servicios (Jardinero, electricista,etc) que hacen al funcionamiento normal de
las escuelas.
Ø Esta situación supuso también la necesidad de involucrar a otros actores: “se hace efectiva
la participación de los padres e instituciones intermedias (Dispensario, municipios,
cooperativa eléctrica)”. En general, se reconoce una mayor participación de los padres en los
proyectos institucionales. Más aún, “a pesar de la fuerte crítica social que se le hace a la
escuela todas las instituciones la buscan para solucionar problemas: Violencia, salud,
documentación para el alumno, pago de impuestos, cursos, etc”.
Ø La autonomía institucional no estuvo acompañada de una capacitación que los docentes
consideraban fundamental para trabajar en las nuevas condiciones. “Ante la transformación no
fueron brindadas las mejores posibilidades para acceder a conocimiento. Nos tuvimos que
hacer solos”.
Mas aún, con la desaparición de equipos técnicos de apoyo a las instituciones escolares en la
reestructuración administrativa que llevo a cabo la administración del Gobernador Mestre, se
perdió un importante nexo de relaciones más directas con las instituciones. Desapareció el
asesoramiento y la capacitación que brindaban los equipos técnicos del Ministerio de
Educación que los docentes destacan y valoran como muy positivos. Esto provocaría un
sentimiento de “orfandad” “falta de apoyo oficial”, “por la falta de acceso a los equipos
técnicos”. Particularmente, en la elaboración del Proyecto Educativo Institucional (PEI), la
carencia de asistencia y asesoramiento técnico fue resuelta por la propia institución que debió
recurrir a la contratación de especialistas: "conseguimos quién nos ayudara" "la escuela
contrató una especialista y nos reuníamos una vez por mes". Los honorarios de los
especialistas fueron solventados a través de las Cooperadoras Escolares ó con el aporte de
otras instituciones locales, en algunos casos, la Cooperativa eléctrica o las municipalidades:
"se solicitó el aporte de una profesional pagada por cooperadora" "vino una psicopedagoga
que sería solventada por la cooperativa eléctrica". Se podría decir que el PEI fue un particular
ejercicio de “autogestión”, bajo la presión del nivel de decisión ministerial que amenazaba con
cerrar las escuelas de nivel medio que no presentaran, en el corto tiempo otorgado, el
Proyecto del Ciclo de Especialización, el que debía ser aprobado por los técnicos del
Ministerio.
20
cursos o asignaturas. En consecuencia, se produce un “recargo del trabajo del director” que
“Debió hacer desde mucama o auxiliar hasta maestro de grado”.
Ø La reubicación de docentes disgregó equipos de trabajo en las escuelas de origen e instaló
nuevos conflictos en las escuelas receptoras de los "docentes en exceso", "en disponibilidad".
Esto impactó institucionalmente de diferentes maneras: Algunos docentes expresan: “sentimos
la destrucción del grupo de trabajo”, “la desarticulación del grupo de trabajo que tanto les
había costado lograr” .
Ø “El presentismo docente trasmitió una lógica deshumanizante que contribuyó a desmerecer
el rol docente”. “La competencia provocó la desarticulación de las unidades educativas”.
Ø En definitiva, la autonomía proclamada en la “Transformación” implicó responsabilizar a
la escuela y a los directivos por el funcionamiento, el desempeño y los resultados de las
escuelas.
21
Argentina la cultura fuertemente centralista que acompañó la conformación y desarrollo del
sistema educativo requiere de condiciones y de un tiempo para su procesamiento por parte de
los actores: La burocracia administrativa, los supervisores, los directivos y docentes. Por otra
parte, habría que analizar con más detalle hasta dónde los gobiernos, tanto nacional como
provincial, están dispuestos a resignar el poder y el control sobre los sistemas educativos que
suponen la descentralización educativa y la autonomía de las instituciones. Más aún, en
nuestro país, se estaría planteando una fuerte disputa entre Nación y jurisdicciones respecto
del control de la autoridad sobre “la regulación de la conducta individual e institucional” y la
“asignación de los recursos”. Al respecto Hans Weiler sostiene como tesis que “el Estado, en
el ejercicio de su poder, mantiene un doble interés: mantener el control asegurando su
efectividad, por un lado, mientras que, a la vez, mejora y sustenta la base normativa de su
autoridad (su legitimidad)” (Weiler, 1996).
En tercer lugar, acordamos con Javier Corrales cuando alude a los “altos costos y los
beneficios difusos” que suponen las reformas de la calidad. Para el caso argentino, las chances
de una implementación exitosa de esas reformas deberían estar acompañada por: 1) un mayor
énfasis en los problemas no resueltos de los sistemas educativos, como la incorporación de los
sectores más vulnerables de la sociedad al nivel medio; la disminución de los elevados índices
de desgranamiento; el mejoramiento de los resultados en los aprendizajes y la superación de
una débil formación docente y de salarios que expulsan de la docencia a los más calificados;
2) Una participación efectiva de los docentes, tal como lo expresara la Secretaria General de
la CTERA (Confederación General de Trabajadores de la Educación): “Los docentes
queremos cambiar la escuela. Pero queremos ser partícipes de ese cambio. No queremos ser
ejecutores de un cambio decidido sin la menor participación de los trabajadores..” (Maffei
1995) y; 3) Un pacto social educativo a fin de colocar a la educación en el primer lugar de las
agendas jurisdiccionales, generando las condiciones políticas, sociales y financieras para su
cumplimiento.
Como ya señaláramos, las reformas de la calidad de la educación llegaron acompañadas del
ajuste estructural y de la reforma del Estado nacional y provincial, con un fuerte impacto en
los presupuestos provinciales destinados a educación. La fuerte crisis financiera que vive hoy
nuestro país y el aumento del empobrecimiento de amplios sectores de la sociedad argentina
no sólo agudizaron los problemas históricos del sistema educativo sino que se le agregaron
otros: indisciplina y violencia en las escuelas (entre los alumnos, agresiones a los docentes por
parte de los alumnos y de los padres, etc), demandas de asistencialidad, etc.
Finalmente, es necesario advertir que si el Estado nacional no asume políticas más activas de
intervención, las provincias argentinas más pobres no podrán implementar la transformación
de sus sistemas educativos y las demás tendrán serias dificultades para sostenerla. En otros
términos, el Estado nacional deberá ejercer la “responsabilidad” establecida en el art. 2 de la
Ley Federal, a través de políticas y programas compensatorios focalizados en las escuelas más
desprotegidas, en una capacitación docente de calidad, en el mejoramiento de las condiciones
de trabajo docente y en la asistencia técnica y financiera a las administraciones educativas
provinciales encargadas de gestionar la transformación.
22
V. Notas
1
Esta ponencia presenta resultados parciales del Proyecto de Investigación "Políticas y Estrategias de
Transformación de la Educación en la Provincia de Córdoba: Su impacto en el sistema educativo y en las
instituciones escolares (1995-1999)" , dirigido por la Dra. Estela María Miranda. Subsidio de la Secretaría de
Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba (Resol. Nº 258/98 y Resol. Nº 163/99). Esta
investigación continúa en el Proyecto: “Reformas actuales de la Educación en Argentina: Perspectiva política y
comparada”. Subsidio Agencia Córdoba Ciencias S.E. (Junio 2001-Junio 2004)
3
Después de diversos intentos de descentralización del sistema educativo, iniciados a fines de los años cincuenta,
una primera etapa se concretó en 1978 con la transferencia de los niveles pre-primario y primario de jurisdicción
nacional a las provincias y a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de un régimen político
autoritario, sin la participación de la sociedad y con el solo objeto de reorientar el gasto público en educación.
4
La Ley de Educación Superior sancionada y promulgada en 1995 regula en particular este nivel del sistema
educativo.
5
El Consejo Federal de Cultura y Educación creó por Resol.Nº 152/00 la Comisión que elaboró el Documento
de Trabajo titulado “Análisis y Estudio de los Criterios Básicos Comunes para la Jerarquización de la Profesión
Docente”.
6
El Ministerio de Educación de la Nación, en una estrategia de atenuar las interferencias provinciales, envia
directamente a las escuelas la Revista Zona Educativa, los Contenidos Básicos Comunes e implementa y gestiona
programas compensatorios como el Plan Social Educativo.
7
En el Capítulo III del Informe Académico de la referida investigación, Silvia N. Senén González, analiza Las
prácticas de la Planificación en el proceso de implementación de la “Transformación de la Calidad del Sistema
Educativo de la Provincia de Córdoba”.
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