Está en la página 1de 4

La hora menguada: Enriqueta y Amelia juntas hasta el fin.

Virginia Becerra

Si debemos hablar de un autor de obligada referencia en la literatura nacional,


sin duda alguna el primer nombre que se nos cruza a la memoria es Rómulo
Gallegos, conocido como uno de los escritores de punta en nuestro país, autor de
las obras Doña Bárbara, Canaima, La trepadora, y precisamente por el hecho de
ser pieza fundamental en nuestras letras, sus obras no escaparon a la tradición de
las adaptaciones fílmicas.

Basta con decir que sus novelas han sido llevadas al cine y a la pantalla chica,
y particularmente - para efectos del presente análisis- la adaptación del cuento La
hora menguada escrito en el año 1.919. El canal de televisión RCTV, en el año
1984 presentó una serie de unitarios o largometrajes, dedicados a la adaptación
de algunas de las obras de Rómulo Gallegos. La adaptación del cuento ya
mencionado, fue dirigida por Renato Gutiérrez y el guión de la escritora Laura
Antillano.

A manera de sinopsis: es una historia que recrea la vida de inicios del siglo
XX, la vida de dos mujeres, que más allá de permanecer unidas por el lazo
consanguíneo, también lo están por el destino, por una misma vida, por un mismo
hijo, quienes a partir de una traición se alejan del mundo y comparten al ser
preciado; donde, como de costumbre, Gallegos le asigna a sus personajes una
constante lucha interna, un reproche que no se detiene.

Hablando concretamente del largometraje, se puede afirmar que la adaptación


es fidedigna al texto original, aún cuando al mismo se le hayan agregado
situaciones que pudieran dar un sentido más concreto a la trama ante los ojos del
espectador. Se mantiene en total acuerdo con el texto los tres personajes
principales: Enriqueta, la viuda de Adolfo –éste evocado únicamente en recuerdos-
, fuerte, decidida y estéril, hermana de Amelia, frágil y amante del difunto, Gustavo
Adolfo hijo de Amelia, fruto del adulterio entregado a los brazos de Enriqueta como
hijo legítimo.
El largometraje inicia en el velorio de Adolfo –esposo de Enriqueta- y en un
primer plano muestran a tres mujeres murmurando “aprieta las manos, pero no te
llora (…) hasta el último minuto” en este caso refiriéndose a Amelia, quien está
evidentemente devastada por la muerte de su cuñado, con la frase “hasta el último
minuto” nos da a entender que ya la gente tenía conocimiento del engaño en el
que vivía Enriqueta. Posteriormente, en una segunda escena, están en el
cementerio y al lanzar a Adolfo en la fosa común Amelia se desmaya, sin poder
disimular aquel dolor infinito y su hermana Enriqueta conmovida y serena la
observa. Una vez pasado el funeral, Amelia nerviosa intenta decirle algo a su
hermana, en el umbral de la habitación se retira con nauseas, hasta que
definitivamente le explota la verdad en el rostro a Enriqueta “estoy embarazada de
Adolfo” y como una hecatombe, se desata la furia y el desconsuelo de ésta. Hasta
ahora, estas primeras escenas que dan inicio al largometraje corresponden a la
invención de la guionista, a manera explicativa de la situación que se presenta en
el relato; este inicia precisamente al momento en que Amelia le confiesa la terrible
verdad.

“Ya me lo decía el corazón. Si parecía que eras tú la viuda y no yo” a partir de aquí
toma fuerza el cuento original, el ímpetu de dolor y despecho de Enriqueta no es
menoscabado ante el silencio y el llanto de Amelia; entre llantos y reproches la
viuda pide saldar su cuenta, irse al campo y que le entregase su hijo a cambio de
la traición, Amelia acepta. En la adaptación presentan a la viuda colocándose
barrigas falsas y el encierro total de la adultera. Una vez al nacer el niño en
común, Gustavo Adolfo, se nos muestra ya crecido en la infancia, donde ambas
luchan incansablemente por su amor, por demostrar además que una lo ama más
que la otra. Mientras Enriqueta es quien lo manda hacer la tarea y es estricta,
Amelia juega con él y lo consiente. Es así, como Gustavo Adolfo simboliza el
apego en común, primero un marido, ahora el hijo. Cuando crece y es un joven,
surgen las numerosas inquietudes en torno a su padre, y a la vida en común de
los tres y el hecho de que la tía Amelia nunca se haya casado, interrogantes que
agobian a ésta y que desatan entre ambas respuestas turbias e irónicas a las que
al hijo les propiciaba sospechas. En el cuento estos momentos incómodos se
ponen de manifiesto en su infancia a diferencia del largometraje que se nos
presenta con un Gustavo Adolfo hecho hombre.

Una situación de importancia se pone de manifiesto en el film, a Gustavo


Adolfo le ofrecen una beca y debe viajar a Caracas a conocer la oferta, el corto
viaje duraría tres días. Enriqueta en total acuerdo, Amelia como toda madre se
opone pero esto no es tomado en cuenta; en efecto Gustavo Adolfo hace el viaje y
promete regresar justo el día de su cumpleaños. Y ese día sucedió lo inesperado
ya él imbuido en el misterio que asediaba su vida llega a la casa y con aires de
causar sorpresa el sorprendido fue él, cuando la verdad es dicha a través de una
de las tantas discusiones entre las hermanas, se pone de manifiesto que es hijo
de Amelia la traidora y no de la estéril Enriqueta, el mundo se le viene abajo y se
va para no volver jamás. En el texto original Gustavo Adolfo no se va de viaje, el
personaje intencionalmente esperaba que ese día llegara y siempre se ocultaba
tras las puertas tratando de escuchar la verdad alguna vez. La inoportuna
confesión es exactamente igual en la adaptación con respecto al relato.

Las hermanas, ancianas y solitarias continúan culpándose una a la otra de la


desaparición de su hijo y con mucha nostalgia –en la adaptación- lo esperan todos
los días de su cumpleaños.

Un elemento de gran relevancia en el film que sirve como objeto vinculante en


la historia, es la pipa de Adolfo, gracias a esta –en un principio- comienza el amor
con Amelia, quien lo recuerda luego de su funeral cuando Enriqueta está
recogiendo sus cosas. Igualmente es la que desata las interrogantes de Gustavo
Adolfo, quién se la lleva en el viaje que emprende a Caracas y por último las
hermanas saben que su hijo ha escuchado la dolorosa confesión porque antes de
irse la deja sobre la mesa. Son detalles de los que se sirvieron los realizadores del
largometraje para crear un hilo conductor que desarrollara la historia.

La hora menguada - a pesar del conflicto y la lucha que se presenta entre las
hermanas- nos conduce a la reflexión, siendo ambas víctimas de la traición y el
reproche, el amor que existe entre ambas trasciende al odio, buscaron siempre
culparse de sus desgracias una a la otra pero terminaron siendo compañeras de
sus propias soledades, aletargando siempre la sensación de vacío que las
acechaba, como castigo divino juntas hasta el fin de sus días.

También podría gustarte