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Hace alrededor de setenta millones de años surgieron en la Tierra los primates. Estos
mamíferos vivían en los árboles y podían aprehender objetos. De estos primates
fueron diferenciándose varias ramas o líneas de evolución. De una de ellas surgieron, a
su vez, dos ramas diferentes: la de los póngidos o grandes simios (gorila, chimpancé,
gibón, orangután) y la de los homínidos. De esta rama, después de varios millones de
años de evolución, surgió del hombre actual.
Esta forma de andar bípeda, dejo en libertad las manos de los homínidos. Con las
manos libres pudieron tomar palos, huesos y piedras para defenderse. Con estas armas
que obtenían del medio en que vivían, ya no necesitaron dientes agresivos (caninos), y
su dentadura fue perdiendo peso y fuerza. Entonces la mandíbula comenzó a
retroceder y liberó al cráneo de su peso, permitiéndole desarrollarse hacia atrás, para
contener un cerebro más grande y complejo.
4. Homo sapiens: El Homo erectus desapareció hace unos doscientos a cien mil
años, para dar lugar al Homo sapiens (“Hombre sabio,
racional”). Con este último, se comenzó a practicar la
magia y el culto a los muertos. Hay varios tiempos de
ejemplares de Homo sapiens en Europa, Asia y África.
Uno de estos ejemplares es el hombre de Neanderthal,
llamado así por el nombre del valle de Alemania donde
se descubrieron sus restos. En la época de aparición del
Homo sapiens comenzó el período de glaciación
originado por la abundancia de lluvias y el descenso de
las temperaturas. Este cambio climático, provocó que los
Homo sapiens tuvieran que adaptarse a la nueva
realidad climática para sobrevivir. El hombre de
Neanderthal fue un cazador especializado en animales
de gran tamaño, como el mamut, el rinoceronte lanudo, el
oso y el bisonte. En su alimento se incluían también
animales más pequeños como por ejemplo: el ciervo, el
reno y el caballo salvaje.