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POR LA
LIBERTAD
VIMALA THAKAR
INTRODUCCIÓN
Cada existencia humana tiene una señal inconfundible que en un momento u otro
podrá interpretarse debidamente. Desde luego, esto no ocurre con todos. Pero,
cuando
esa señal se revela, y sus configuraciones son nítidamente trascendentes, se pone
en
movimiento una fuerza tremenda, una vibración positiva cuyos resultados suelen ser
semejantes a la de la piedra que cae en las quietas aguas de un lago. Sus círculos
concéntricos, en trémula expansión, son contra-imagen más que sugerente.
Algo de esa índole sucedió con Vimala Thakar. Originalmente, volcada en sus afanes
hacia el siglo y la recuperación del sufriente y del carenciado, percibió de pronto
la
necesidad imperiosa de expresar sus convicciones y sus sentimientos, y de elevar
aún
más sus miras. Tuvo la señal. La vio, la oyó, la interpretó, y se lanzó amablemente
hacia
el mundo, con un propósito de esclarecimiento que en ningún momento desmintió su
honda fe en la humanidad, en el destino sublime del ser humano individual, en el
perfeccionamiento gradual de cada persona. La señal que Vimala Thakar vivificó, y
vivifica, es, en especial, el mensaje plasmado en brillantes disertaciones en las
que ella
misma se define como una mujer del común, que no hace ostentación de títulos ni
dignidades, y que únicamente desea establecer un diálogo con su audiencia para
hablar
de temas que, sin duda, atañen a la raíz misma de la evolución real de la mujer y
del
hombre de hoy, y de todos los tiempos.
Una vez más, y con la misma calidez con que concretó la edición de disertaciones
anteriores de Vimala Thakar, la EDITORIAL KIER, S.A. da ahora su bienvenida a
este bello título, La Urgencia de la Libertad, en el que, además de la precisión
conceptual que la caracteriza, Vimala nos deleita con su palabra sencilla y sabia,
bella y
conmovedoramente espiritual.
LOS EDITORES
LA VIDA NO PUEDE SER DIVIDIDA
Estoy muy agradecida a Edgardo, Nena y otros amigos que me han invitado sin
habernos conocido jamás personalmente. Lo único que crea una vacilación, es mi
ignorancia del español, de modo que posiblemente tengamos que pasar por
traducciones
a lo largo de la semana; me gustaría que oyeran la charla de esta mañana y en la
tarde
decidan cómo quieren las traducciones, simultáneas o después de la charla, según lo
deseen.
Vivir es un movimiento de relación; cuando una persona está sola o aislada, hay
existencia, supervivencia física, pero no hay vida. La vida está contenida en el
movimiento de relación y uno tiene que aprender cómo moverse a través de la
relación
manteniendo la propia libertad, la propia iniciativa, el propio equilibro. Si la
relación
perturba nuestro equilibrio interior, nuestra salud mental, nuestra iniciativa,
entonces
obviamente algo está faltando. Hemos nacido para descubrir lo que significa la
vida,
cómo vivir en libertad y armonía unos con otros, cómo vivir en paz y armonía unos
con
otros, y, ustedes estarán de acuerdo conmigo ñeque al final de este siglo XX como
especie humana no hemos aún descubierto el secreto de vivir juntos en paz y
armonía,
sin mutua explotación, sin violencia. Ahora, cuando decimos que vivir es estar
relacionado con lo que es, ¿qué hay alrededor de nosotros con lo cual debamos
relacionarnos? Ante todo, nacemos en la sociedad, como miembros potenciales de
ésta,
de modo que el primer círculo de relación sería con la familia y la sociedad. La
sociedad
implica las estructuras que el hombre ha creado, la estructura social, la
económica, la
política, la educacional, la cultural; uno tiene que relacionarse con todo esto.
Luego, en
orno de nosotros, el segundo círculo es el de las especies no humanas, los
animales, con
quienes debemos convivir; ellos –mamíferos y aves- son nuestros compañeros, no
están
allí sólo para darnos placer, son nuestros compañeros y tenemos que convivir con
ellos,
buscando su cooperación, su amor, su afecto. Aparte de las especies no humanas,
está el
reino de los bosques, de los árboles, los océanos, los lagos, los ríos, las
montañas. No
son cosas muertas u objetos creados para el placer o el confort material del
hombre,
porque hay vida en ellos; la más diminuta partícula de materia contiene energía en
su
interior. La ciencia de la física puede decir cuán impredecible es el quantum de
energía
contenida en electrones o protones. Así, hay un movimiento de energía aun en la
tierra,
no existe la materia muerta; estamos rodeados de vida, de energía innumerables y
sus
interrelaciones, de modo que la vida implica una interrelación con todo esto. La
vida es
una misteriosa totalidad, una totalidad homogénea no fragmentable, donde todo está
interrelacionado, la Tierra con los cielos, el Sol, la Luna, este planeta con los
otros
planetas, todo está interrelacionado, todo está actuando sobre lo demás, de modo
que la
primera cosa que quiero mencionar esta mañana es que el hombre no es el dueño del
universo, sino que nosotros, la especie humana, somos una de las tantas otras
especies;
pero nosotros somos más evolucionados psicológicamente, tenemos el don de la
energía
auto-consciente, podemos pensar, ser conscientes, darnos cuenta. Gracias a esta
energía
auto-consciente, es una responsabilidad del ser humano encontrar el significado de
la
vida, descubrir el camino de la armonía, el amor y la paz. Este es una aspecto de
la vida.
El segundo aspecto del vivir es, por un lado, el constante movimiento, porque la
energía nunca está ociosa; la energía contenida en la tierra se mueve y nos entrega
la
cosecha generosa; el agua contiene energía; el espacio aparentemente vacío que nos
rodea, contiene energía; de modo que hay movimiento constante. Por otro lado,
existe la
ausencia de movimiento, la quietud, y este país vuestro de montañas, valles y
océanos,
es muy hermoso, como pude verlo cuando veníamos en el avión. Las montañas tienen
su quietud, su paz, y el valle tiene su propia paz indescriptible. Así que existe
lo que
llamamos silencio o ausencia de movimiento, quietud, puro estado de ser. Tenemos
que
aprender a relacionar al movimiento, a la energía del movimiento con el no
movimiento.
Tenemos que aprender a relacionarnos con este espacio, el espacio interior de
silencio;
sólo entonces habrá un vivir completo. Si sólo sabemos cómo movernos y no sabemos
cómo detenernos voluntariamente, fácilmente sin esfuerzo, nuestras vidas será
unilaterales; el movimiento y la quietud, los dos juntos, constituyen la totalidad
de la
vida. Como el lenguaje tiene palabras que son sonido, y el sonido es una energía
que
contiene luz en ella, hemos aprendido a relacionarnos con este sonido y lenguaje
que
nos enseñaron desde la niñez en las escuelas, pero nadie nos ha enseñado a
relacionarnos con el silencio del cual nacen el sonido y el lenguaje; el silencio y
el
lenguaje, sonido y silencio, ellos juntos constituyen la totalidad de la vida. De
modo que
vivir implica ser capaz de estar en silencio cuando el lenguaje no es necesario; el
lenguaje es una parte, el silencio es la otra. Lo mismo sucede con el placer y el
dolor.
Debemos aprender a relacionarnos con ambos. Si uno se apega al placer pretendiendo
huir del dolor, puede correr toda la vida pero no podrá evitarlo. De modo que
tenemos
que aprender a vivir con el placer y el dolor, sin apegarnos a uno ni huir del
otro.
Yo quisiera proponer esta mañana que la vida no puede ser dividida. No existe una
vida mundana, secular, y otra religiosa aparte. La vida está en su totalidad en
cada
momento, cada día, y la religiosidad o la espiritualidad están contenidas en
nuestra
actitud hacia el acto de vivir, nuestra manera de abordar la vida, nuestra actitud
ante la
vida; el estado interno en que vivimos alo largo del día; de modo que la vida
diaria es la
única vida que tenemos. La divinidad, si hay alguna, la eternidad o infinitud, está
contenida en lo que vemos delante de nosotros, en cada objeto, en una brizna de
hierba,
en esos magníficos árboles, en las flores, en el agua, en cada gota de agua. Si hay
alguna
divinidad, eternidad o infinitud, está aquí y ahora, no lejos de la Tierra, no en
alguna
parte lejana en el cielo. El más allá está aquí, la divinidad está contenida en el
momento
presente; si podemos salirle al encuentro, la infinitud está contenida aquí y
ahora, si
podemos verla, si podemos descubrirla, así que por favor, no dividamos la vida en
religiosa y secular. Este es el diario vivir, es la vida que tenemos, sea lo que
fuere lo que
tengamos que hacer; aquello que tengamos que aprender y descubrir será descubierto
aquí. Las relaciones son las oportunidades para descubrir el significado de la
vida; no se
puede descubrir el significado de la vida huyendo de ellas. Las relaciones no son
obstáculos, ellas no nos mantienen en cautiverio, ni limitan nuestra vida; más bien
son
oportunidades: en primer lugar, para descubrir cómo somos, como en un espejo; uno
se
sienta ante el espejo y se mira a sí mismo, usted es el que mira y el que es
mirado, usted
es el que mira y el reflejo, es ambos. De la misma manera, las relaciones son como
espejos donde se refleja de hecho su estado mental, donde usted se refleja tal como
es,
de modo que son algo muy hermoso. En estas relaciones descubriremos lo que somos,
lo que es esta mente, por qué pierde su equilibrio, por qué se disgusta, por qué se
irrita,
se enoja. ¿Es necesario perder el equilibrio al entrar en las relaciones? ¿Puede la
mente
ser inocente, puede ser saludablemente inocente y libre, incorrupta mientras tiene
una
relación? Vamos a entrar en estos asuntos en los próximos días. Esta mañana estamos
mirando las palabras del tema; primero miramos la palabra “vivir”, luego miramos
las
palabras “diario vivir” y ahora volvemos hacia la palabra “meditación”.
Compenetrémonos de cada palabra, luego podremos comunicarnos y entrar en
profundidades, porque esta comunicación verbal es una cosa muy difícil. Estamos
hablando en inglés, cada palabra está pesadamente cargada, condicionada, luego
tenemos nuestros condicionamientos individuales. Las palabras tienen sus
asociaciones
religiosas, aun una palabra inglesa; podemos conocer su significado por el
diccionario,
pero la palabra tiene su significado religioso, connotaciones hindúes,
connotaciones
cristianas, de modo que las palabras están cargadas, condicionadas. Nuestras mentes
están condicionadas, así que, cuando nos comunicamos con palabras, puede haber
dificultades; la misma palabra significa una cosa para ustedes y otra para el que
habla, o
una cosa para el que habla y otra para el que escucha, y aun así las palabras son
el único
medio para hacer posible la comunicación. Así que nos volveremos cuidadosamente
hacia la palabra meditación.
¿Por qué tendría que cesar la actividad mental? ¿Por qué habría que aprender algo
en
que esta hermosa mente, esta mente compleja, este cerebro sofisticado detiene
voluntariamente su actividad? ¿Qué hay más allá del cerebro? ¿Qué hay más allá de
la
mente? ¿Hay algo?; y ¿por qué tendríamos que ir más allá de la mente y el cerebro?
¿Cuál es la necesidad de la meditación? Es el tema que desarrollaremos, cuando nos
encontremos la próxima vez.
Pero permítanme compartir con ustedes un punto más. Si miramos la historia del
mundo en los últimos siglos, especialmente en estos últimos 200 años, notaremos que
la
raza humana ha usado diferentes poderes para crear la paz del mundo, para crear una
sociedad donde los seres humanos puedan vivir en libertad, en fraternidad, en
igualdad.
Hemos tratado de encontrar los caminos de la paz y no hemos tenido éxito. En los
países opulentos, países ricos, en países donde la ciencia y la alta tecnología son
avanzadas, y están avanzando a velocidad aterradora, la gente no es feliz
individual y
colectivamente, no está en paz consigo misma; y en los países atrasados, en vías de
desarrollo, así llamados países religiosos, y yo vengo de uno de esos países,
India,
donde sé lo que sucede, millones están muriendo de hambre, en la tierra de la
religión,
de la espiritualidad, no hay compasión, ni amor, pero hay insatisfacción, pobreza,
hambre, inquietud. Ni las religiones organizadas, institucionalizadas, ni los
avances de
la ciencia y la tecnología nos han ayudado a encontrar una manera de vivir
humanamente, decente y en paz.
Mis amigos, no debería tomar más tiempo; entre los organizadores y yo misma
habíamos pensado que hablara sólo 40 minutos esta mañana, para darles una impresión
del tipo de inglés que hablo y ver cómo funciona la comunicación. Comenzamos
investigando qué es la vida, el vivir y vimos que la vida es un movimiento de
relación.
¿Qué es la relación? Acto de relacionarse, ¿relacionarse con qué? –a la vida que
nos
rodea; ¿qué hay alrededor de nosotros? -primero la sociedad, las estructuras que
los
seres humanos han construido, luego las especies no humanas, luego la naturaleza;
hemos de aprender a relacionarnos con todo esto. Estamos tratando de aterrizar en
la
Luna y en Marte, de modo que al menos tenemos que aprender a relacionarnos con lo
que contiene este planeta.
Estoy muy agradecida a cada uno de ustedes por haberme dado una audiencia tan
especial. Sobre todo estoy agradecida a aquéllos para quienes es difícil seguir la
lengua
inglesa. Gracias.
LA MENTE COMO ENERGÍA CONDICIONADA
Los padres juzgan a los niños, los maestros los juzgan. La sociedad los juzga de
tal
modo que este proceso de identificación continúa, y la consciencia del yo queda
construida. La consciencia del yo no tiene existencia factual, tal como la tiene
este
micrófono. Este es un objeto, pero la consciencia del yo se construye en el plano
conceptual, no tiene realidad perceptual, como la tiene el árbol, como la tiene el
amplificador. Tiene realidad en su mente y en la mía. La raza humana ha estado
ocupada
creando conceptos, no vivimos sólo en el nivel de percepción, sino que creamos un
nivel conceptual. Así es como creamos el concepto de tiempo. Decimos, son las 10 o
las
11 por el reloj. ¿Quién creó el reloj?, nosotros los seres humanos. ¿Qué denota el
reloj?,
nuestro concepto del tiempo. ¿Cómo creamos el tiempo? Queríamos relacionarnos con
el movimiento de la Tierra, el Sol, y la Luna. Así, cuando vemos el Sol, decimos
“el Sol
sale” . El Sol no sale, y el Sol no se pone; cuando no vemos más el Sol decimos,
“el Sol
se puso”. Queremos relacionarnos con el hecho y creamos un concepto. De modo que el
hombre ha creado el concepto de segundo, 60 segundos hacen 1 minuto, 60 minutos
hacen 1 hora, 24 horas hacen 1 día. Todo eso es creación de la mente humana, los
minutos, las horas, los días, las semanas no tienen ninguna realidad factual,
tienen
realidad en nuestra mente. El tiempo psicológico existe en la mente, fuera de la
mente
no hay tiempo. Esta es la belleza de la civilización y de la cultura. Se dijo uno,
dos, tres,
cuatro, se crearon los números aritméticos, los seres humanos lo hicieron y se dice
1+ 3
= 4 y 9-5= 4. Pero nosotros creamos los números, nosotros creamos las relaciones.
En la
vida no hay números, de modo que por favor consideren esto: nosotros, seres
humanos,
no vivimos en un simple plano perceptivo, vivimos en el plano conceptual. Los
conceptos son muy importantes para nosotros y creamos símbolos para representarlos.
Así, el reloj es un símbolo, el tiempo es un concepto. Estar libre del tiempo es la
realidad. La vida es una, tiene diferentes expresiones, queremos distinguir una
expresión
de la otra, les damos nombres para identificarlas. Las expresiones de la vida son
incomparables. Nosotros las comparamos. De modo que la consciencia del yo es un
concepto; por favor véanlo, es un concepto, no tiene ninguna realidad, es algo que
hemos creado, que es necesario para vivir juntos. Creamos la sociedad, queremos
vivir
juntos, queremos compartir la vida, compartir el dolor, compartir el placer,
compartir el
gozo, la tristeza. De modo que requerimos estos nombres, comparaciones y estructura
de valores; son nuestra creación. Ahora, este yo, el mí, el ego, es como el dinero,
la
moneda que se usa. Toda la estructura económica se basa en la moneda, es nuestra
creación, es útil, pero debemos ver que es nuestra creación. Tenemos que ver lo
falso
como falso, tenemos que ver el símbolo como símbolo, el concepto como concepto y no
confundirlo con la realidad, que está libre de conceptos, libre de símbolos. Es una
cosa
muy interesante, mirar y comprender el significado de la vida.
De modo que esta mañana estamos tratando de observar la mente. La mente como
energía condicionada. Tan pronto como se toma contacto con un objeto, este pasado
humano total, estos condicionamientos entran en acción. Tienen un tremendo impulso,
un terrible impulso, surgen, y así es como vivimos, reaccionando de acuerdo con el
pasado. Nuestro vivir no es sino una cadena de reacciones. No hay acción en
libertad,
sólo hay esclavitud del pasado, identificación con el pasado, y el impulso del
pasado
continúa a través de usted y de mí. Así es como vive la especie humana y el pasado
continúa. Nosotros modificamos, calificamos, hacemos pequeños cambios aquí y allá,
reformas, pero es un movimiento del pasado, que se precipita en el presente, hacia
el
futuro. De modo que no hay originalidad ni hay libertad en lo que concierne a la
mente.
Tiene que usar lo conocido para su actividad. Un pintor tiene que usar los
colores;
nosotros reconocemos los colores como verde, azul, rojo, amarillo e interpretamos
que
rojo indica enojo, amarillo indica celos, verde indica juventud; tenemos
significados
unidos a colores. El pintor tiene las pinturas, usa las líneas, los colores, los
movimientos
de los colores y crea un cuadro, pero tiene que usar los colores y las líneas y
éstos ya
tienen significados prefabricados, interpretaciones en la mente de la gente. Usted
compone una poesía y siente que eso es creatividad. Un hermoso poema; pero el poeta
tiene que usar palabras y las palabras tienen significados definidos, tienen
asociaciones
tradicionales con sentimientos. De modo que la poesía es una actividad constructiva
que
tiene que referirse al pasado, usar las interpretaciones del pasado y entonces
construir
algo nuevo. En poesía, en música, en escultura, en pintura. La mente es capaz de
actividad constructiva, se bifurca, pero tiene que usar el pasado. Lo mismo en
física, en
biología, en medicina. De modo que ninguna creatividad es posible dentro del nivel
mental o intelectual, ninguna libertad es posible en el plano mental o intelectual;
esto es
lo que la mente moderna encuentra muy difícil de entender o aprehender.
Hemos adorado la mente, el cerebro, por muchos siglos. La mente, el cerebro, nos
han
ayudado de muchas maneras; y ahora alguien viene y dice: “mire, éstas son las
limitaciones de la mente”. Éstas son limitaciones orgánicas, ésta es una energía
condicionada, la hemos usado por muchos siglos, no nos ha ayudado a llegar a una
forma de vida pacífica, a un camino de amor; no nos ha ayudado a poner fin a las
guerras y a la explotación, así que este movimiento mental ya no nos sirve, si
queremos
encontrar una nueva forma de vivir. Si no anhelamos encontrar una nueva forma de
vivir, donde haya paz, amor, fraternidad, cooperación, no competencia, ni agresión
ni
violencia, si no estamos interesados en encontrar una manera alternativa de vivir,
podemos continuar con la mente; pero si anhelamos encontrar una nueva manera de
vivir, donde pueda ponerse fin a las guerras, a la violencia, a la agresión, a la
competencia, donde pueda haber nuevas motivaciones y nuevas dinámicas de relación,
entonces hay que ver las limitaciones de la mente como son, usar la mente cuando es
necesario. Si uno quiere manejar un auto, tiene que informarse acerca de cómo está
hecho el auto, entrenarse en manejarlo, usar la memoria para manejarlo.
Si ha sido posible para mí esta mañana transmitirles que vivimos con conceptos y
en
conceptos, si he podido dejar en claro otro punto esta mañana, es que el tiempo
psicológico no tiene realidad alguna, que existe en nuestras mentes y lo usamos
como
un juguete cultural. Lo usamos, tenemos que usarlo, vivimos juntos, nos reunimos a
las
9 en el reloj, a las 10,15 nos quedamos en silencio; para la vida colectiva es muy
útil,
pero no hay nada semejante al tiempo en la vida. La vida es una realidad libre de
tiempo, es una maravillosa atemporalidad, es una calidad de ser. Nosotros creamos
el
tiempo y lo usamos, tenemos que usarlo. Creamos tantos conceptos, como los números
matemáticos, creamos el concepto de un punto: ponemos un punto en un papel y
decimos que no tiene largo ni ancho. Si tomamos un microscopio, veremos que tiene
tanto ancho como largo. Pero creamos el punto, luego extendemos el punto y creamos
la
línea; en el punto y en la línea está toda la ciencia de la ingeniería y toda la
ciencia de la
geometría, pero comienza con el punto, y el punto es un concepto. Los números
aritméticos son conceptos. Sus relaciones son una creación de los seres humanos. El
yo,
el ego, tienen sólo realidad conceptual. Si esto está claro, esta mañana, entonces
podemos proseguir hacia la meditación. La meditación requiere una base. Si nuestras
mentes están confusas, si no sabemos lo que es la mente, lo que es el yo, entonces
no
creo que la meditación, como estado, pueda ocurrir en nosotros. La meditación es un
estado de ser, que sucederá, es un suceso, no es una actividad, no será el
resultado de mi
acción. Pero la base debe ser establecida correctamente y la claridad de cada cosa,
lo
que es una percepción, lo que es un concepto, lo que es un símbolo, esa claridad es
muy
necesaria. La gente cree que la religión, la espiritualidad tienen algo que ver con
las
emociones y los sentimientos; hacer esto, no hacer aquello. No es así. La religión
o la
espiritualidad no se preocupan tanto del hacer, como del ser. No es un proceso de
llegar
a algo, es la comprensión del ser. Y siento que debo detenerme; no continuaré más
adelante; ayer fue el día de la introducción, hoy el trabajo ha comenzado. Gracias.
ESTABLECIENDO LOS FUNDAMENTOS CORRECTOS
Igualmente con los ejercicios que deben suministrarse al cuerpo, cualquiera sea
el
sistema de ejercicios que uno siga. Hasta en Yoga existe una variedad de tipos. En
Georgia, estado de Rusia en las montañas caucasianas, ha existido un antiguo
sistema de
yoga. En Tíbet, los tibetanos, los budistas tienen un sistema de yoga propio; los
hindúes
tienen un sistema de Yoga basado en Patanjali; en fin, existe una variedad de
sistemas.
Uno debe adoptar cualquier sistema de cultura física que se adapte a su fisiología,
pero
es necesario darle ejercicio no sólo a las glándulas y a los músculos, sino darle
ejercicio
a los nervios, a las siete capas de la piel y a los tejidos. Este cuerpo es algo
maravilloso.
Esta estructura física humana posee una grandeza y majestad propia. Espero que los
investigadores no padezcan de la idea de que nacemos en pecado. Existen dos
inhibiciones: en el mundo cristiano, la inhibición de que el hombre nace en pecado,
y
entre los hindúes, la inhibición de que el hombre nace en estado de beatitud. El
cuerpo
no es pecaminoso, nada del cuerpo lo es, es tan divino como cualquier cosa en la
vida.
Así es que debe mantenerse flexible, alerta, sensitivo. Cualesquiera sean los
ejercicios
que practique, uno debe crear un orden en la vida. Lo mismo con las horas de sueño.
Si
vamos a estropear las noches, trasnochar, estar despiertos hasta la una, dos de la
madrugada, como lo hacen en Estados Unidos, en Europa, viendo televisión y luego
durmiendo hasta las 9 ó 10 de la mañana perderemos la belleza del amanecer, la
frescura del amanecer. Las noches están hechas para dormir, sin embargo la manera
moderna de vivir ha estropeado la relación con las noches. Uno debe descubrir
cuántas
horas de sueño son necesarias para la salud del cuerpo, y la necesidad cambia según
las
estaciones. En invierno usted necesita más horas de sueño, en verano necesita menos
horas de sueño, pero uno debe descubrir la cantidad de horas de acuerdo a la edad.
Los
niños necesitan largas horas de sueño, y cuando la juventud empieza a florecer hay
más
energía en el cuerpo; entonces se requiere menos sueño, etc. Y uno debe encontrar
cómo
organizar el día. Si el hoy no está organizado, el mañana nunca lo estará. La vida
entera
se organiza cuando uno logra organizar el día, el presente.
En el plano físico, nos dejamos dominar por los hábitos, moldes de conducta que
hemos copiado de la sociedad. Aceptamos la autoridad de la sociedad y su estructura
de
valores, sus hábitos, y hablamos de crear una nueva sociedad, creando una nueva
manera de vivir. De modo que, no más esclavitud de hábitos en el plano físico o
cualquier otra autoridad. Tan sólo un bello orden emanado de nuestra propia
comprensión, vigilando, observando, comprendiendo; entonces hay libertad en el
plano
físico. No se puede ser esclavo de la autoridad de los hábitos y del pasado en el
plano
físico, y esperar ser libre en el plano mental. La vida no puede separarse. Hasta
los
diagnósticos sobre enfermedades en estos días hablan de enfermedades
psicosomáticas.
La mente y el cuerpo están entretejidos, no pueden separarse y no puede aislarse el
cuerpo y hacer cualquier cosa con él. O usted se reprime o usted se abandona. El
culto
de abandono al placer es tan dañino y perjudicial como el culto a la supresión y a
la
represión. Debemos encontrar un camino intermedio. Ni mimos, ni complacencia, ni
culto al placer, ni supresión, ni represión, ni autoridad, sino el camino
intermedio de la
comprensión, la claridad y la libertad. Amigos míos, la libertad empieza con el
primer
paso. No podemos decir que viviremos de la manera en que lo hemos hecho y que en
algún lugar en la distancia, en el último paso, habrá libertad. Es como un pequeño
brote
en una planta, que crece gradualmente hasta convertirse en flor. La flor y el brote
son
dos cosas separadas, es la indagación la que gradualmente, lentamente, florece en
comprensión. Por lo tanto, la auto-educación en el plano físico es absolutamente
necesaria para que ocurra la investigación y la búsqueda.
Mis queridos amigos, no hay nada pequeño o grande en la vida. Todo es igualmente
grande, todo es igualmente sagrado. La vida es sagrada, la totalidad de la vida es
sagrada. No hay nada en la vida que no sea sagrado. Es sólo el toque de nuestra
mente
el que la desacraliza.
El tercer punto en relación con los fundamentos correctos es que uno debe tener
una
perspectiva de su vida entera, lo que uno desea hacer en la vida, lo que a uno le
encantaría hacer en la vida. Tenemos a lo más cien años de vida, o 125 años que
vivir,
no más de eso. Normalmente el cuerpo humano vive, digamos 100, 125 años. Por medio
del Yoga se puede prolongar, usted puede prolongar la duración de la vida física
por
medio del Yoga, pero nosotros, gente corriente, digamos que 100 años. Ahora, ¿qué
es
lo que yo deseo hacer con estos 100 años en el planeta? Suponiendo que he vivido
30,
40, 50 años, ¿qué deseo hacer con ellos? ¿Es la búsqueda algo de primera prioridad
en
mi vida? ¿Mi vida entera estará dedicada a la indagación o es ésta sólo uno de
tantos
anhelos, es sólo uno de tantos deseos? En tal caso, el tiempo y la energía se verán
repartidos entre muchos anhelos, muchos deseos, y no quedará suficiente energía,
pasión o vitalidad para la indagación. Si esta búsqueda de la mutación, o la
revolución
psicológica es la primera preocupación, la prioridad máxima, es lo más importante
en
mi vida, entonces las demás cosas se ordenan, hay un orden de prioridades. Ésta
viene
primero y las demás van después. De manera que uno debe crear un orden de
prioridades. Cuánto tiempo y cuánta energía para qué, cuánta energía y tiempo
dedicaré
a cuál deseo, qué deseo, qué responsabilidad, etc. Así es que este orden de
prioridad es
necesario. De lo contrario ¿qué sucede? La civilización moderna ha creado
oportunidades, medios de transporte y comunicación. Hoy mi mente siente deseos de
practicar Yoga, y corro tras ello durante 5, 6 meses y luego digo: No, no, vamos a
escuchar a J. Krishnamurti. Voy y lo escucho, leo libros durante algunos meses; y
todo
ello ¡resulta tan difícil!; vamos al Tantra. Uno corre tras tantas cosas, debido a
que hay
gran disponibilidad, y la proliferación de bienes de consumo corrompo la mente del
consumidor y lo confunde. Es una trampa del industrial y del capitalista. Del mismo
modo, esta disponibilidad de libros, charlas y campamentos, y uno corriendo tras
ellos.
Ni siquiera intenta algo por 12 meses, uno corre tras tantas cosas, la mente se
vuelve
confusa. ¿Por qué he de ir a escuchar una charla de algún experto en Tantra, cuando
no
estoy interesada en practicar el Tantra? Yo no iría, para qué perder mi tiempo.
Pero si él
está de paso en el pueblo, en la ciudad, permítanme ir a escucharlo, pero ese
escuchar
deja una huella en la memoria. El conocimiento que no voy a aplicar a mi vida, se
volverá una carga para la mente. Palabras no digeridas y no comprendidas crearán un
desequilibrio mental; esta palabra, “pensamiento”, es algo muy poderoso, no se
puede
jugar ligera y despreocupadamente con ella. Permítanme leer esto, permítanme leer
aquello, permítanme ir a escuchar esto otro.
Siento haber entrado en detalles, pero pensé que este “establecer fundamentos
correctos” debía hacerse paso a paso. Procedamos a sentar los fundamentos correctos
en
el plano mental. Ahora, de lo físico y lo verbal simple, entramos en un área
compleja.
Lo verbal era más complejo que lo físico. Hasta lo físico –lo sensorial- tiene sus
complejidades. Cuando observo los movimientos del cuerpo, y cómo el cuerpo digiere
el alimento y separa los productos químicos y todo se esparce por el cuerpo entero,
se
convierte en sangre, ¡maravilloso, digo, si esto no es divino, dónde está la
divinidad! El
funcionamiento del cuerpo, la respiración, y la respiración oxidando la sangre.
Ustedes
ingieren alimento y éste se convierte en sangre, músculos y tejidos. Esto sucede
cada
día, renovado y fresco, para nosotros; es el misterio de lo físico. Sin embargo, lo
físico
es menos complejo que lo verbal y lo verbal es menos complejo que lo mental.
Ahora llegamos a la parte más sutil, la mente, y con esta mente tenemos que vivir
de
dos maneras. Una manera: debemos usar esta mente y cerebro muy competentemente,
muy eficientemente, debemos usarla sin desorden, sin incompetencia. Debemos usarla
porque ustedes y yo debemos vivir como miembros de la sociedad. Ustedes deben
ganarse la vida, de modo que deben educarse, llegar a ser ingenieros, abogados,
médicos, profesores, esto o lo otro. Deben usar la mente, el cerebro para eso.
Todos los
símbolos, los conceptos, deben utilizarse; aún sabiendo que son símbolos, debemos
usarlos. Aún sabiendo que son conceptos, debemos usarlos. Existe un plano donde la
totalidad del pasado debe comprenderse y utilizarse hábilmente. Los conceptos, los
símbolos deben usarse hábilmente, sin confundirlos con la realidad total; debemos
usar
los conceptos y los símbolos reconociendo sus limitaciones. Ese es un plano, y
existe
aún otro plano.
Pero no les quitaré más tiempo. El reloj señala las 11,30 y estamos aquí en el
campamento realizando muchas actividades. Debemos también someternos a las
limitaciones del reloj. El ordenamiento en el plano mental, será tratado mañana.
Esto que está ocurriendo entre ustedes y yo, esta completa atención y
comunicación
espontánea, ambas cosas son meditación. No estamos comparando, no estamos
juzgando, no estamos evaluando. Existe una comunión más allá de la comunicación,
que es el estado de meditación. Se está produciendo la meditación, a pesar de que
sólo
estamos conscientes de la comunicación verbal. Espero que hayan apreciado la
calidad
de la atmósfera, la intensidad con que esta atmósfera se carga mientras nos
comunicamos unos con otros. Esta intensidad, la atmósfera cargándose de intensidad,
el
darse cuenta de la vida más allá de las palabras, tiene algo que ver. La cualidad
es algo
similar al estado de meditación.
Me informaron esta mañana, antes de venir aquí, que los intérpretes habían hecho
un
arreglo diferente para realizar la traducción y que puedo entrar de lleno en mi
charla.
Me sentí muy agradecida al equipo de traductores y a todos ustedes que me dieron la
oportunidad de comunicarme, sin la idea o inhibición de esta traducción. Me dieron
absoluta libertad y estoy agradecida por ello. Estoy agradecida también a todos
aquellos
que no pueden entender el inglés cien por ciento. Me han dado esta libertad, así es
que,
con agradecimientos para todos, me retiro.
EL ESTADO DE ATENCIÓN Y EL SUFRIMIENTO
De modo que el acto de bañarse o preparar la comida, o lavar la ropa llega a ser
una
actividad fragmentaria. Se realiza sin atención, la mente está distraída, la
totalidad de
usted no está presente en la actividad. De manera que el moverse por medio de
hábitos y
el moverse en la oscuridad de la inatención, conduce a una atrofia gradual de
muchas
partes del cerebro. El cerebro comienza a embotarse y, por favor, no estoy
expresando
ninguna teoría, éstos son simples hechos de la vida cerebral. Estamos viviendo en
una
era donde los seres humanos hasta han creados cerebros electrónicos, han
transferido
muchas funciones cerebrales al robot, al computador. Recibir información,
procesarla,
extraer conclusiones de la información procesada es una función muy normal de un
cerebro de computador. Por tanto, es un gran desafío para nosotros descubrir lo que
es
más propio para el cerebro humano y no llegar a ser víctimas de esta era de
computarización.
Estos dos jóvenes amigos, observaron que el maestro Zen se comportaba de una
manera muy simple; él hacía todo lo que estos dos jóvenes visitantes también hacían
en
la mañana él acostumbraba trabajar en el jardín, solía trabajar en la cocina
ayudando en
el lavado, hacía todas las así llamadas actividades triviales junto con ellos.
Nunca lo
vieron sentado en meditación. Lo encontraban trabajando y pasando el día de un modo
completamente simple y modesto. De manera que después de una semana estos dos
caballeros, dijeron: “Bien ¿para qué hemos venido aquí? No hay nada especial en él.
Come con nosotros, come como nosotros, trabaja con nosotros, trabaja como nosotros,
¿para qué hemos venido?” Observaron un par de días más y luego fueron donde el
maestro. Dijeron: “Hemos venido aquí para aprender meditación; no lo hemos visto a
usted meditando, no vemos nada especial en usted, señor. Trabaja con nosotros como
trabajamos nosotros, y come con nosotros tal como nosotros comemos”; y el maestro
Zen dijo: “Esperen un minuto. Yo trabajo con ustedes, pero no como ustedes; cuando
yo
trabajo, trabajo y no me preocupo y ustedes sí lo hacen. Cuando como, como, pero
ustedes no, ustedes piensan. El secreto de la meditación es –dijo- cuando yo como,
como; cuando duermo, duermo, pero ustedes cuando duermen, sueñan. Esa es la
diferencia, la esencia interior es diferente; el estado de ser es diferente.”
En términos muy simples, los maestros Zen, los instructores Zen tienen una manera
muy interesante de expresarse. Dijo: cuando como, como, ustedes no. Cuando duermo,
duermo. Cuando ustedes duermen, sueñan. Cuando yo trabajo, trabajo. Cuando ustedes
trabajan se preocupan, no están ahí.
Así, estar enteramente en todo lo que hagan desde la mañana hasta la noche. La
atención lo mantiene a usted vibrando con energía y la inatención es oscuridad,
entonces
usted se mueve por hábitos, mecánicamente; las células del cerebro comienzan a
embotarse, es una clase de atrofia parcial, no sabemos qué proporción del cerebro
usamos cuando vivimos por patrones de hábitos, distraídamente, mecánicamente, sin
ánimo. No estamos nunca totalmente presentes en cualquier simple momento o en
cualquier simple movimiento de la vida. Por eso el cerebro se embota o el polvo de
la
inercia se acumula allí.
El tercer punto que traeré a colación esta mañana -es tan difícil ser breve aquí,
sentada
en este fantásticamente hermoso lugar, con una tranquila y amistosa audiencia, que
una
está tentada de entrar en los detalles y si una entra en los detalles de la agudeza
y de la
pulcritud, ustedes estarían sentados aquí todo el día y tengo que ser breve, sólo
dar un
bosquejo y volver al punto-. Proseguiremos, entonces con el tercer punto. ¿Cómo
usamos el cerebro y nos movemos por su intermedio sin sufrir? Las relaciones se han
convertido en un campo de batalla para nosotros y cada relación parece una ordalía,
una
cosa difícil por la cual pasar. Sufrimos de miedo, sufrimos de la urgencia de
seguridad,
sufrimos el miedo de ser expuestos, así que nuestras relaciones hoy son
verdaderamente
juegos de patearnos unos a otros. Trato de protegerme de ustedes y ustedes tratan
de
asirse a mí, en un juego de dominación o dependencia. Usted domina, trata de poseer
a
la otra persona para que no se vuelva hacia alguien más. No sólo en la relación
matrimonial, sino aun en la común amistad ordinaria, la gente es tan celosa, tan
temerosa, que quieren poseer y ser dueños unos de otros, sofocar la libertad de la
otra
persona, por miedo de la dominación externa o por el otro juego, que las mujeres
juegan
mucho más que los hombres y este es el juego de la dependencia del otro. La
dependencia, mis amigos, es una clase de dominación, es un modo muy sutil de
dominación sobre otros; ya sea que la mujer dependa de su esposo, de un amigo, de
un
hijo, o de una hija, este juego de dominación por medio de la dependencia es algo
muy
especial para nosotras, las mujeres.
Bien, estamos tratando de descubrir cómo puede funcionar el cerebro sin acumular
heridas y sufrimiento, miseria y agonía mientras actúa a través de las relaciones.
Y les
estoy diciendo a ustedes, como una amiga, que es posible.
Se ha vivido de ese modo, es posible vivir de ese modo, este es el mensaje que
les
traigo a ustedes. No es necesario que la vida y la relación sean una miseria.
Ahora, ¿cuál
puede ser el secreto de una manera diferente de vivir, en la cual la mente no
acumule
miseria y sufrimiento mientras funciona?
Hubo un gran accidente cuando regresaba del Nepal a la India; en las montañas el
jeep
se deslizó, el jeep en el que viajaba resbaló, caí fuera de él, veinticinco o
treinta pies,
abajo en el valle, quebrándome los huesos entre el cerebro y el oído interno y fui
transferida de un hospital a otro durante catorce largos meses.
Una vez, dos monjes estaban viajando; caminaban a pie y llegaron a un río; tenían
que
cruzar el río, no muy profundo, podían atravesarlo, quizá el agua llegaba hasta el
pecho,
y había una hermosa joven parada allí.
Ella también deseaba cruzar el río, no sabía nadar y estaba esperando un hada o
alguien que la ayudara, de modo que se lo pidió a uno de los monjes. El monje la
levantó y cargándola sobre sus hombros, atravesaron el río. Ya cruzando el río, la
depositó en la orilla; pero el otro monje, que era el guardián de la conciencia de
éste, se
imaginó que era él quien lo hacía, y sufrió; se dijo: “Un monje no debería tocar a
una
mujer y menos a una jovencita tan hermosa; él ha violado el voto”, y sufría este
hermano monje. Caminaron una media hora y entonces el hermano monje no pudo
contenerse más. Se volvió hacia el otro monje y dijo: “¿Por qué la cargaste?”, y el
monje preguntó: “¿A quién?” Contestó: “A esa muchacha en la orilla del río”; y el
otro
sonrió y dijo: “Mira, yo la bajé en la otra orilla, tú todavía la estás cargando”.
El goce o el dolor que ello cause vívalo por entero, y al momento siguiente usted
estará
libre. Ningún residuo de las acciones, de los movimientos, debería ser transferido
a la
memoria. Si continúa transfiriendo el residuo de cada herida, cada cosa
desagradable, y
usted se encontrará con personas con innumerables temperamentos, no va a
reglamentarlos, organizarlos, disciplinarlos o hacer lavado de cerebro a la gente,
creyendo que todos deben pensar o sentir del mismo modo. Hay temperamentos y
hábitos diferentes. Por lo tanto, por qué no vivir en el momento en forma tan
completa
que no haya ningún deseo de mirar hacia atrás una vez que ya el evento terminó.
Usted
lo vive enteramente y muere a ello, de modo que queda libre, inocente y fresco de
nuevo
para vivir el momento siguiente. Es posible mantener el cerebro sin la tortura y
agonía
del sufrimiento, inocente y fresco como el rocío de la mañana.
Alguien muere en mi casa, ello causa dolor. ¿Por qué debería cubrir el dolor con
teorías de la reencarnación? La muerte es un hecho, y la persona amada ha partido.
Repentinamente se ha creado un vacío en mi vida. Tengo ahora que encontrar cómo
adaptarme a la vida sin esa persona; obviamente la pena traspasa el corazón como
una
flecha, el dolor es parte de la vida. Pero si trato de embotar la agudeza de la
flecha con
teorías, estoy tratando de huir del dolor, estoy tratando de escapar del dolor, voy
a
perder la oportunidad de conocer el dolor. El corazón es atravesado por el dolor y
hay
mucho dolor agudo allí. Tengo que vivir con él, pero con ayuda de teorías quiero
cubrir
toda la cosa: no miro a ello, la muerte, la separación, la pérdida repentina;
quiero huir de
eso, imaginar que no está allí y crear un mundo de creencias. Entonces el dolor no
puede enriquecer mi vida, pero si le hinco el diente al dolor, persevero hasta el
fin, vivo
enteramente el dolor, doy a mi cuerpo un poco de tiempo, un día o dos para penetrar
eso, el profundo impacto del dolor, el dolor toca la profundidad de nuestro ser, le
da un
margen a su personalidad, enriquece la vida como nada más puede hacerlo. La
compasión nace sólo en aquellos corazones que no rechazan el dolor.
Bien, lo que estoy tratando de compartir con ustedes esta mañana es: tendremos
que
penetrar el dolor y el placer, el gozo y la pena, esta danza de la dualidad. Y, sin
embargo, se puede atravesar los corredores de la dualidad sin apegarse al dolor o
al
placer, sin llevar la carga de la memoria en la espalda y sentirse pesaroso.
Hemos creado muchas mediciones. Hemos creado las medidas de kilómetros y millas;
en el espacio no hay kilómetros o millas, o distancias nódicas en el mar, el
océano,
nosotros las hemos creado. De este modo, para el espacio tenemos una clase de
mediciones y para la eternidad de la vida, otra; en matemáticas y aritmética hemos
creado los números, una clase de medición. Así, estas mediciones, esta idea de
escala y
medida es muy apropiada y útil, tendremos que usarla. La única cosa es que las
reconozcamos como tales. El tiempo psicológico como una creación de la mente, es
necesario. Y sin embargo la realidad está libre del tiempo, es eterna. El infinito
está libre
de medida, es inmensurable. Si somos conscientes de ambos, si somos conscientes de
lo
eterno de la realidad y de la apropiada utilidad del tiempo psicológico como
medida,
podemos usar la medida, podemos estar con el momento, podemos comprender la
medida y, sin embargo, ¿habrá consciencia de la vida libre de medida? Estas dos
cosas
crean un equilibro, consciencia de la totalidad y comprensión de la parte,
consciencia de
lo total y comprensión de lo particular. Hoy no hay equilibro en nuestras vidas, o
nos
obsesionamos con los conceptos y símbolos y los tomamos por la realidad, o nos
obsesionamos con la consciencia y las abstractas definiciones de la realidad, la
totalidad, la divinidad y perdemos el comprender la vida que se mueve de momento a
momento, con la cual tenemos que relacionarnos. De modo que tiene que haber un
discernimiento equilibrado, como también, el reconocimiento del símbolo como
símbolo y el hábil uso de él, junto con el darse cuenta de la realidad que no tiene
símbolos ni medidas, realidad que es inmensurable e innombrable. Estos dos tienen
que
existir.
Bien, hemos visto esta mañana cómo podemos tratar con el mundo de las medidas,
escalas y símbolos manteniendo el cerebro limpio, penetrante y sin sufrimiento.
Enunciaremos ahora el siguiente punto, que trataremos mañana por la mañana: cómo
estar en relación con lo inmensurable, lo innombrable, lo infinito, lo eterno, la
vida que
siempre ha sido y la vida que siempre será; ¿cómo nos relacionaremos, si la mente o
el
cerebro están adiestrados sólo para funcionar por medio de conceptos y con la ayuda
de
símbolos, si la mente no puede moverse sin el tiempo, sin el pensamiento?
Obviamente,
esta mente y el movimiento de este cerebro no va a ayudarme para la exploración más
allá. Por favor, vean la belleza de ello. Esta mente que es tan útil y este cerebro
que
tiene que ser mantenido limpio y agudo, tan apropiado para lo físico, lo material,
para el
dominio psicológico, es absolutamente y simplemente inaplicable para la exploración
más allá. La investigación más allá tendrá que ser no mental y no cerebral. Si el
cerebro
y la mente se mueven, dividen la vida en el “yo” como el centro desde el cual está
mirando al no yo. Sin esta división del yo, y el no yo, yo y tú, yo y ello, la
mente no
puede percibir, ha sido adiestrada de esa manera. Puede tomar un fragmento a la
vez,
puede admitir o recibir uno a la vez, analizarlo, comprenderlo, luego relacionarlo
con
otro, crear una teoría de secuencia y yuxtaponerlos, diciendo “ésta es la causa,
éste es el
efecto, esto vino primero y eso vino más tarde”. Esta es la limitación de nuestra
percepción a través de los sentidos. La percepción sensorial tiene su belleza y
también
tiene sus limitaciones. Recibimos a través de los sentidos, uno por uno, los
relacionamos con la idea de tiempo y entonces tenemos una teoría de secuencia y
continuidad, etc.
Por medio del cerebro, por medio de la mente, no se puede asir la totalidad, el
todo en
el cual existen muchos incompatibles juntos. El cerebro, la mente, no puede recibir
en
su movimiento de percepción, de reconocimiento, la totalidad. La mente dice “la
oscuridad es lo opuesto de la luz”. No sabemos si ellos son opuestos. La mente dice
que
la oscuridad y la luz son incompatibles. Coloca el dolor contra el placer, coloca
el
nacimiento contra la muerte, pero en la vida ellos pueden ser suplementarios y
complementarios entre sí. Puede ser que la muerte empiece en el momento del
nacimiento y el nacimiento comience en el momento de la muerte, no lo sabemos.
Pueden no ser mutuamente incompatibles por todo lo que sabemos y comprendemos.
Vemos en la totalidad de la vida muchas cosas incompatibles y cosas así llamadas
contradictorias viviendo juntas, cooperando unas con otras. Por esto es que digo
que la
vida es un misterio. La incompatibilidad es algo que la mente imagina debido a la
limitación de las percepciones sensoriales y a la comprensión del cerebro.
Y espero que los que son doctores aquí o han estudiado psicología, sabrán que no
estamos usando todavía la totalidad del cerebro. El ser humano está usando sólo
partes
del cerebro. Y, entre las partes todavía no exploradas, están las sienes, el lóbulo
frontal,
y la cavidad entre los dos ojos, igual a la que existe ente la médula oblongata y
el gran
cerebro. El cuerpo humano es algo maravilloso.
Esta mañana quiero llamar su atención sobre el hecho de que la mente y el
cerebro, por
muy útil y fantásticamente sofisticados instrumentos que están a nuestra
disposición, no
pueden admitir en su movimiento de percepción o reconocimiento a la totalidad. Y
como tenemos que relacionar las partes, también tenemos que relacionarnos con el
todo,
y por consiguiente el movimiento de la mente es inaplicable. Tenemos que educarnos
a
nosotros mismos en dejar completamente relajados la mente y el cerebro; dejar
entrar la
mente en la no acción o no movimiento absoluto. El silencio o el educarse a sí
mismo
para estar en silencio, estar en el estado de voluntaria no acción, no es algo
negativo, no
es apartarse de las actividades diarias y sentarse ociosamente como cuando uno se
va a
dormir y pasa siete, ocho o nuevo horas. No se está entrando en algo negativo. En
el
sueño profundo la consciencia del yo no se mueve. En el dormir que está libre del
movimiento de los sueños, el yo, el mí, el ego, no se mueve en absoluto. Y aun si
usted
está soñando podría observar que la consciencia del sueño tiene una relación con el
tiempo totalmente diferente de la relación que la consciencia en estado de vigilia
tiene
con el tiempo psicológico.
Con esto concluimos el tema que tomamos hasta ayer, de colocar el fundamento
correcto, para que ocurra el estado de meditación en nuestras vidas.
Gracias.
LA ESPIRITUALIDAD ES LA CIENCIA DE LA VIDA
Temo que la charla de hoy y tal vez también la de mañana, no sean muy fáciles de
comprender, como quizá lo han sido las charlas anteriores. Estamos entrando en la
órbita de la consciencia, que no tiene centro, como el ego y no tiene fronteras,
como las
tienen el conocimiento y la experiencia. Espero que cada uno de nosotros esté
consciente de que la ciencia es un método de investigación de la naturaleza de la
realidad. En Occidente, Europa, América, la gente ha estado ocupada investigando la
naturaleza de la realidad fuera de ellos mismos, tomando como objeto de estudio la
materia, analizándola con la ayuda del cerebro, con la ayuda de instrumentos
externos
que amplían la capacidad del cerebro, del oído, de los ojos, etc. así es como las
ciencias
naturales, la física nuclear, la biología, la medicina, y la alta tecnología
nacieron en el
Occidente; la automatización, la cibernética y ahora la computación.
Así pues, me gustaría enfatizar que lo que diga en los próximos días se referirá
a un
mundo al cual ustedes pueden no estar acostumbrados. No es un mundo intelectual y
si
alguien cree que el intelecto es el mejor medio para ponerse en contacto con la
realidad
de la vida, para él las charlas no tendrán significado y serán irrelevantes.
Aquéllos que están interesados pueden encontrar útil, sólo por gusto, estudiar
distintas
posiciones como la de los persas cuando están en meditación, como los georgianos,
los
caucasianos. Ellos tienen diferentes formas de sentarse, así como los japoneses,
los
hindúes y los tibetanos. Pero ustedes encontrarán un factor común: todos tienen
cuidado
de mantener el cuello, la cabeza y la columna vertebral derecha, ya sea que se
sienten en
sillas, en el suelo, que doblen sus rodillas hacia atrás o crucen las piernas.
Cuando uno se sienta, nota por primera vez, el terrible movimiento de los
pensamientos dentro de sí. Cuando se está ocupado durante el día, recibiendo
impresiones, interpretándolas, comparándolas, juzgándolas, no se nota este terrible
movimiento porque se está ocupado trabajando sobre ellos, haciéndole algo a ellos.
Ahora uno está quieto, ¿qué haremos con los pensamientos que vemos, los
sentimientos, las experiencias, los recuerdos del pasado que surgen? Uno no hace
nada.
¡Absolutamente nada! Solamente los ve. ¿Por qué uno los ve? Porque están allí. Uno
no
está allí por el deseo de verlos, no los ve por un acto voluntario, es un
movimiento
involuntario. Cuando los ojos están abiertos ven objetos, cuando ustedes están
despiertos, el sistema auditivo escucha palabras. Es una acción involuntaria. Del
mismo
modo, este ímpetu involuntario, parte de la estructura nuestra, queda expuesto, y
uno lo
observa. Permanecer en el estado de observación es la parte más difícil para
nosotros
que vivimos en el siglo XX. Primero, porque no tenemos esa cualidad de pura
percepción, cognición desnuda. Hemos sido entrenados para reaccionar
inmediatamente, instantáneamente y comparar, juzgar y llegar a una conclusión.
Hemos
sido entrenados para eso, así que la polución de la percepción, la polución que ha
ocurrido en la percepción es registrada por nosotros. La percepción no puede
permanecer en ese estado de pureza.
Con pocas horas o pocos días en que se haya sentado silenciosamente consigo
mismo,
un investigador cuidadoso puede notar cómo llega a contaminarse con las reacciones
subjetivas. Segundo, cuando el contenido de la mente queda expuesto, si algo
desagradable aparece, la lujuria o la codicia en uno mismo, las propias
debilidades, las
obsesiones sexuales, entonces, el ego se hiere. Por primera vez nos damos cuenta
que
tenemos imágenes de nosotros mismos: “yo soy una persona muy honesta”, “no soy una
persona lujuriosa”, “soy una persona muy correcta y amable” y cuando nos sentamos
tranquilamente con nosotros mismos, la violencia, la agresión en nosotros, queda
expuesta y eso duele.
Hasta ahora, uno ingenuamente ha creído que no tenía imágenes de sí mismo, que uno
era muy honesto en sus relaciones y ahora se da cuenta que estaba proyectando
imágenes. Uno estaba proyectando en una relación la imagen de ser decente, no ser
violento, no ser codicioso, etc. En el primer paso, la polución en la percepción es
notada
por nosotros y en el segundo paso, tal vez, nos damos cuenta de la diferencia entre
las
imágenes y el ser real; entre las imágenes que la gente tiene de nosotros y las
imágenes
que hemos creado de nosotros mismos. Así que, el hecho de sentarse tranquilamente
expone ante nosotros esta gran diferencia, esta gran distinción entre imágenes y
realidad. ¡Vean cómo nos enseña la vida! Ahora, si el ego no está herido, entonces
la
observación continúa, pero si el ego se ha herido, entonces hay o vanidad o
depresión,
excitación o autocompasión, y la observación se suspende.
Si se tiene humildad para aprender y para mirar las cosas expuestas tal como se
miran
las nubes del cielo, o se miran las aves volando o la luz danzando sobre el pasto,
si se
puede observar todo ese contenido cerebral expuesto, que es realmente el contenido
del
cerebro humano manifestado a través de uno, entonces el estado de observación se
mantiene. Si se permanece en el estado de observación, la consciencia de que uno
está
observando se esfuma.
Cuando usted aprende a manejar un auto está muy consciente. Está consciente de que
está manejando un auto. Hay como una rigidez alrededor suyo, y no sabe dónde
enfocar
su atención, si en el movimiento de las ruedas, en el tránsito que hay en la
carretera, o
en el acelerador, o en el volante, etc; usted piensa que es algo complicado. Una
vez que
ha aprendido a manejar el auto, entonces ya no está consciente de que está
manejando,
se convierte en una extensión de sus movimientos físicos. Hay una consciencia de
que
está manejando un auto, pero no está autoconsciente.
Del mismo modo, hasta que uno llega a aprender a observar, hay una consciencia de
que yo estoy observando. Esto quiere decir que la observación tiene un centro desde
donde se efectúa y una vez que se lo ha aprendido, se permanece en ese estado de
observación, no solamente por una media hora o una hora en que uno se sienta en la
habitación tranquilo, sino que el estado de observación permanece también a través
del
día.
De este modo, una persona que usa su tiempo en quieta observación llega a un
punto, a
una situación en que ya nada más queda por exponerse. El contenido ha sido
observado.
Uno no interfirió en él; entonces se produce el término de esa exposición. Nada más
es
expuesto, no hay nada más para ser observado y por lo tanto también desaparece el
observador. El observador fue creado por mí voluntariamente con el objeto de
aprender
a observar. Fue una división creado por mí voluntariamente; es sólo una realidad
conceptual. Si voy a jugar cricket y estoy bateando y tengo un bate en mi mano, soy
lo
que ustedes llamarían bateador. Si voy a cambiarme de ropa y dejo el bate, ustedes
no
me llamarían más “el bateador”. Soy el ser humano. El rol de bateador fue tomado
voluntariamente para un propósito. Así pues, voluntariamente hemos aceptado esa
división para aprender cómo observar.
Lo primero que ocurre a nivel físico y en el nivel mental es que se sanan las
viejas
heridas y cicatrices, tanto físicas como mentales. La totalidad tiene una energía
que
cura, la totalidad es una fuerza que sana. La fragmentación ha estado tanto tiempo
con
nosotros que aún si yo hago una simple exposición del hecho: “La totalidad cura”,
podría sonar como una teoría. Pero aquéllos que habitan en el silencio, encuentran
que
la energía que sana, empieza a operar en el cuerpo. Así pues, a aquéllos que pasan
su
tiempo en el silencio y se mueven hacia la mente sólo cuando es necesario, hablan
cuando es necesario, ejercitan su cerebro cuando es necesario o, de lo contrario,
regresan al mundo del silencio interior, se les manifiesta una frescura física.
Espero que no nos hayamos olvidado que en el estado de silencio no hay tensión en
los
nervios ni presión sobre el sistema químico. Existe una total relajación. En esta
condición la nueva energía, la energía incondicionada se libera y empieza a
funcionar;
funciona surgiendo desde la totalidad del ser. Así pues, cuando se mira a través de
los
ojos no es la disposición de la mente la que mira por los ojos, es la paz interior
y la
sensación de totalidad la que mira por los ojos y deviene en un darse cuenta de la
totalidad. Los sentidos toman contacto con lo particular y la inteligencia toma
contacto
con la totalidad. Hay un doble anclaje ahora. Los sentidos tratan con el objeto
particular
y la inteligencia o el estar alerta trata con lo total.
Por favor, recuerden, dijimos el primer día que la meditación es un estado de ser
donde
no hay ningún movimiento, en absoluto, ni de la mente condicionada, ni de la mente
incondicionada. Hay sólo ser, el que permanece, libre de la inteligencia cósmica o
de la
inteligencia universal, o como quieran llamarla, libre del movimiento incluso de la
energía incondicionada. Pero de este estado de meditación hablaremos mañana. Hoy
hemos hablado del estado de observación, su manifestación en las relaciones
diarias, la
dimensión del silencio y lo que ocurre en el silencio y hemos llegado ahora al
umbral
del estado de meditación.
Si los he cansado esta mañana, les pido disculpas, pero tenía que adentrarme en
las
profundidades del tema. Como dije, espiritualidad es la ciencia de la Vida que
requiere
investigación, exploración y experimentación en el espacio interno. Esa
investigación y
exploración se da en el plano mental y verbal hasta una cierta extensión y llegamos
hasta ese punto ayer.
Hemos visto en los últimos días que vivir es relacionarse, estar en relación con
la
totalidad de la vida; la vida tiene muchas capas y la primera capa es la del mundo
tangible y visible. Estamos rodeados por el mundo visible y tangible, el que
podemos
tocar con nuestros sentidos, percibir con nuestros sentidos. Detrás del mundo
visible y
tangible está el mundo invisible y podemos tratar de alcanzar lo invisible, lo
intangible,
con la ayuda de ideas, conceptos, normas, criterios, estructuras de valores, etc.
Hay un infinito, una eternidad detrás del mundo invisible al que no podemos
llegar con
nuestros sentidos, no podemos ponernos en contacto con él a través de ningún
concepto,
de ninguna idea, de ninguna medida; así, para alcanzar el infinito y la eternidad,
lo que
parece ser la esencia de la vida, se tiene que estar en un estado de no esfuerzo,
se tiene
que estar en una quietud, quietud relajada, un fácil y voluntario no esfuerzo; en
otras
palabras, uno tiene que entregar todos los esfuerzos en el altar del silencio. La
meditación es un estado de no esfuerzo, es un estado de no movimiento voluntario,
tanto de la mente como de los sentidos. Habíamos hablado ayer sobre el silencio, y
la
liberación de energía incondicionada en ese silencio. Hay vamos a considerar el
estado
de meditación tanto como las palabras puedan detallarlo o describirlo; es en
realidad un
ámbito donde las palabras se sienten avergonzadas de entrar y tocar. Todo el habla
se
retira, las palabras retirándose al sonido y el sonido al silencio, y sin embargo
la
comunicación verbal es el único medio; veamos ahora, en relación con ello, si
podemos
comunicarnos. El estado de meditación más allá del silencio es un estado en que ni
la
conciencia individual condicionada, ni la conciencia universal no condicionada, se
mueven.
El estado de amor es el estado de no egoidad. Tal vez dure pocos años, unas pocas
semanas, unos pocos meses; son tales los afanes de la vida humana que el corazón de
uno no puede contener esa pura inocencia del amor, y retrocede a actividades
egocéntricas. Creo que no hay ningún ser humano cuyo corazón no haya sido
atravesado
por el amor, y en ese estado de amor usted no está actuando conscientemente, las
cosas
son hechas sin voluntad, sin esfuerzo. Si miran y observan el estado de amor y el
comportamiento en ese estado, notarán, amigos míos, que el no esfuerzo, la fácil y
natural espontaneidad, constituyen la naturaleza del amor. Por lo tanto, lo que
estamos
diciendo es: cuando el sentido del yo es borrado en el estado de meditación, no hay
sentido del dar, del hacer, y por lo tanto no hay ambición, existe una
espontaneidad sin
temor, existe una compasión sin ego, que son el flujo del amor y la inteligencia y
hay
paz en el estado de meditación. Todo el que vive en ese estado genera paz por donde
quiera que esa persona se mueva, como el Sol brillando, o la Luna brillando, o los
ríos
fluyendo; en cualquier lugar en que esta persona se mueva habrá una atmósfera de
paz,
de amor, de libertad. Libertad, amor y paz, se personifican en el estado de
meditación.
Esta es una dimensión en la cual todos pueden vivir, esta es la morada. Dije, la
meditación es ir a casa, el estado de meditación es la morada en la que uno puede
vivir.
En la soledad de la meditación, en el profundo silencio de la meditación, uno puede
vivir; y cuando el movimiento es necesario, porque estamos viviendo en sociedad,
vivimos en familia. De modo que, siempre que el movimiento sea necesario, la
relación
sea necesaria, esa paz, libertad y espontaneidad sin temor, se mueven a través del
cerebro y del cuerpo, y se expresan a sí mismas. Es realmente un nuevo ser humano,
se
ha ido el temor en la relación, se ha ido la voracidad en la relación humana, se ha
ido el
deseo de adueñarse y poseer seres humanos; lo que queda es sólo la libertad, la paz
y la
belleza del amor; ésta es una dimensión en la que todos los seres humanos pueden
crecer y usar el cerebro, usar el conocimiento y la experiencia del pasado, con un
poquito más de sabiduría. No sabemos cómo usar la ciencia, no sabemos cómo usar la
alta tecnología que hemos descubierto, no sabemos qué hacer con los extraordinarios
seres humanos que nos visitan y comparten con nosotros su sangre vital; hacemos
autoridades de ellos, los idolatramos, y vivimos a nuestra propia y miserable
manera, y
así, no hemos eliminado la violencia, no nos hemos liberado de la barbarie, no nos
hemos liberado del imperialismo y colonialismo; ¡hay tanta miseria, hay tanto
sufrimiento en el mundo! Por lo tanto esta exploración de una nueva dimensión es
urgente.
Si bien estas cosas están expresadas y comunicadas lógicamente paso a paso, muy
pocas personas pueden mantener la urgencia por la libertad total, la paz total, la
que no
tiene la excusa de la excitación y la depresión, un amor incondicional, que no
tiene
ningún sentido de apego ni desapego. Muy poca gente tiene esta intensidad y
urgencia;
ellos entienden intelectualmente; verbalmente lo tienen claro, pero creo que hay
dos
cosas que podrían considerarse obstáculos en tal exploración. Una es el miedo a lo
desconocido: la gente en su investigación llega tan lejos como lo puede llevar la
verbalización. Se sienten seguros en la compañía de palabras, las que acarrean todo
el
pasado en sí mismas; nuestra conexión con el pasado, nuestra conexión con lo
sensorial
es a través de las palabras; por lo tanto mientras se hable sobre observación, la
gente se
siente segura, “yo estoy observando mi mente”, se sienten a salvo con lo conocido.
Y
cuando hay absoluto silencio, ni observador ni observación, no experimentando, no
haciendo, no sabiendo y no observando, entonces se empiezan a sentir inseguros; el
miedo a lo desconocido, el sentido de la seguridad con lo conocido, los tironean
hacia
atrás. Le tenemos miedo a la muerte, porque la muerte es lo desconocido, representa
lo
desconocido; la esencia de la muerte es cortar todas las conexiones con lo
conocido; por
lo tanto, pensamos que lo desconocido es algo oscuro, y le tenemos miedo,
acarreamos
ese miedo a través de la vida, y por ello, la exploración no se extiende más allá
de la
verbalización; si usted le dice a una persona “no haga nada, sólo sea”, la persona
se
siente confundida porque el hacer le da una sensación de estar vivo. El no hacer,
el no
movimiento, el ser como sustancia de la vida no ha sido comunicado a la gente. Se
ha
mostrado sólo una parte de la vida: el movimiento, la energía contenida en el
movimiento, las relaciones y los movimientos en las relaciones de movimiento y,
estar
con esa parte sin movimiento, estar con el silencio, asusta. Segundo, estamos
acostumbrados a conducir exploraciones bajo la supervisión y autoridad de alguien;
así
es que queremos alguna autoridad para que nos tome de la mano y diga: “no importa,
si
usted se sienta en silencio, verá esto, verá aquello y aquello”. Queremos un “tour”
guiado a través de lo desconocido, queremos explorar la libertad guiados por
alguien;
que alguien nos lleve de la mano hasta el último momento. Una exploración de la
libertad es incompatible con la autoridad y su guía.
Una vez un explorador iba viajando a través de un país, digamos del Medio
Oriente, y
llegó a una casa donde en el salón había una pequeña jaula muy hermosa con un loro
adentro. Este loro gritaba todo el día: “Libertad, libertad, libertad”. Entonces el
explorador sintió mucha pena por el loro; el primer día lo toleró, el segundo le
dio tanta
pena que no puedo refrenarse y, antes de irse a la cama, abrió la puerta de la
jaula y se
sintió muy satisfecho porque había cumplido con el deber piadoso de liberar a
alguien,
había abierto la puerta y, entonces, se fue a dormir. Al día siguiente se despertó
y
escuchó de nuevo el grito: “Libertad, libertad, libertad”; caminó hacia la jaula,
la puerta
estaba abierta, pero el loro no había salido: estaba sujetando los barrotes y
seguía
gritando: “Libertad, libertad, libertad”.
En 1892 un joven monje hindú llamado Vivekananda visitó los EE.UU. y habló en el
Congreso Mundial de las Religiones; en una de sus exposiciones dijo: “¿Dónde buscas
amigo, esa libertad que este mundo ni el otro pueden darte? Sólo tuya es la mano
que
sujeta la cuerda que te retiene, cesa de lamentarte y suéltame. Sé audaz”.
Había una vez un grupo de amigos sentados con J. Krishnamurti, amigos muy
cercanos, tal vez algunos de ellos eran sus compañeros de clases. Era en Italia, en
Roma, y uno de sus amigos más cercanos dijo: Mira Krishna... no, no empezó así...
empezó de esta manera: Krishnaji dijo: “¿Por qué ustedes no son libres, si me han
estado escuchando por 40 años, qué es lo que les impide ser libres? Y uno de sus
amigos
dijo: “Krishna, es por causa tuya que no somos libres”, y Krishnamurti dijo: “¿Cómo
así?”, y él le dijo: “Mira nosotros abandonamos todas las autoridades tradicionales
con
una mano, y con la otra nos agarramos de ti. No habríamos abandonado todas las
viejas
autoridades si no te hubiésemos tenido a ti en la otra mano; así en vez de
agarrarnos a lo
viejo, nos agarramos a los nuevo”. Y entonces Krishnamurti dijo –había mucha
tristeza
en sus ojos, lo recuerdo-, y dijo: “Mira Ortelany (ese era el nombre del amigo),
había un
monje que vivía en los altos Himalayas en una cueva y tenía un ídolo de Buda, lo
había
hecho todo él; había tallado un precioso Budita para él, lo había pulido, y
acostumbraba
adorar al Buda, y vivía feliz en la cueva. Y sucedió una vez así: era invierno, muy
helado, penetrantemente helado, y este monje estaba en meditación profunda. Era
pasada la medianoche y el monje abrió los ojos y se encontró con que el fuego se
había
apagado; hacía mucho frío, estaba terriblemente helado, así es que se levantó,
quería
prender el fuego, buscó por toda la cueva y no había leña. Y de repente su mirada
cayó
sobre aquel ídolo de madera del Buda y... mi querido amigo Ortelany, el monje
quería
vivir, así es que tomó el ídolo, lo cortó en pedazos, hizo fuego y vivió. Así es
que si
Krishnamurti se mete en tu camino, -dijo-, córtalo en pedazos, tíralo por la
ventana,
pero por tu bien sánate, por favor sé libre”.
Pero seguimos rechazando las viejas autoridades y recogiendo las nuevas; este
juego
continúa, ya sea la autoridad de Krishnamurti o algún Ram-ji o algún otro X, Y o Z.
Como si la raza humana estuviese aún en estado juvenil, de alguna manera con miedo
a
la libertad. Es el miedo a la libertad, el que mantiene lejos la transformación y
nada
más. Porque el intelecto ahora sabe verbalmente lo que es la libertad, lo que es
amor, en
el amor no hay apego, pertenecemos a todo o no pertenecemos a nada.
Y esta situación actual está siendo creada para nosotros por la ciencia y la
tecnología.
El mundo entero se está reduciendo a una familia humana global. O vivimos juntos
como una familia humana global, o seremos destruidos separadamente. No hay una
tercera alternativa, tendremos que aprender a compartir todo; si tenemos un sentido
de
pertenecer sólo a Chile, o a la India o a los EE.UU. o a Rusia, al hinduismo, al
cristianismo, al budismo, entonces existirá esta barrera invisible que nos impedirá
compartir la vida, compartir los recursos del planeta entre todos, vivir juntos en
igualdad y hermandad.
Estos condicionamientos de lo antiguo están impidiendo que nos demos cuenta cuál
es
la realidad del presente; somos adictos al pasado, ¡oh nuestro gran pasado!, gran
pasado
de los Hindúes, los Budistas y Dios sabe de quién. Entonces es la mente apegada al
pasado, a las tradiciones, a las reglas, a las estructuras de valores. La vanidad y
el
orgullo se alimentan de esos valores y teorías.
Eso es lo que está impidiendo hoy a la especie humana unirse y mirarse a los ojos
con
amor y amistad.¡Hay tanta desconfianza, tanta desconfianza y temor recíproco!
Nuestras
negociaciones y conversaciones, tratados y discusiones sobre la paz, han llegado a
ser
una burla a la vida ya sea a través de las Naciones Unidas o los Bancos
Internacionales,
o Dios sabe qué, ¿se dan cuenta ustedes de la gravedad de la situación que estamos
viviendo?
La meditación como una mutación interior, como una revolución psicológica donde
uno renace en una dimensión en la que se vive en completa libertad y espontaneidad
sin
esfuerzo, sin hipocresía, sin pretensiones, y en amor por la vida, ¿saben? Amor es
respeto, el amor y el respeto están unidos. Algunos de mis amigos han trabajado con
Albert Schweitzer en África. Una vez le escribí preguntándole cuál era su mensaje.
Estábamos estudiando en la Universidad. Albert contestó: “el respeto por la vida
salvará
a la humanidad”.
Lo viejo está allí dentro de usted, pero entonces usted usa lo viejo de una nueva
manera. Gracias.
LA URGENCIA POR LA LIBERTAD
Para mi gran gozo, cerca de 7.000 jóvenes australianos realizaron una campaña en
1973. La llamaron “Conciencia de la Nueva Edad” y esta gente de diversas regiones
de
Australia, dejaron sus ciudades, sus trabajos, fueron a los bosques y empezaron a
vivir
de una manera diferente explorando formas de vivir alternativas, economía
alternativa,
política alternativa.
Han cortado árboles y levantado cabañas para ellos mismos; han podido conseguir
electricidad de la energía solar. Usan un mínimo de ventajas tecnológicas y viven
de una
manera muy simple: no envían a sus niños a los colegios y los educan ellos mismos.
Una aventura bastante grande, y hay cientos y cientos de estos grupos desparramados
en
el distrito Arco Iris, entre Nueva Gales del Sur y Queensland.
Yo he estado con algunos de ellos y vivido con ellos. Estudian Yoga, Budismo Zen,
Vedanta, pero están estudiando también nuevos caminos, nuevas maneras. Me parece a
mí que el mundo requiere hoy exploraciones de formas de vivir alternativas y
civilizaciones alternativas.
Así que tal vez la vida nos ha reunido para que algunos de ustedes se inspiren
para
juntarse a estudiar, discutir y descubrir si hay posibilidad de tal exploración en
Chile u
otro país sudamericano.
Todas las formas educacionales tradicionales, clásicas, las instituciones
económicas, se
han colapsado o se están colapsando. Las ideologías se han demostrado
insuficientes, ya
sea la ideología del capitalismo o la del socialismo. De modo que todo está
fundiéndose
en el caldero; es una bella época para vivir, estamos rodeados de desafíos en todas
las
direcciones, y los desafíos son cartas de amor de lo Divino, penetran en la
profundidad
del ser y estimulan las energías creativas. Si no hubiere desafíos y estuviésemos
rodeados de seguridad, cadenas de seguridad en nuestros pies y manos, no habría
ninguna urgencia para explorar lo nuevo. Lo mismo estamos haciendo en la India;
nuestras centenarias religiones institucionalizadas han fracasado en crear una
sociedad
donde no haya hambre ni explotación; los hindúes hablan tanto de Dios, sobre el
Atman
y la meditación, pero todavía existen las castas. El hombre todavía no es libre e
igual.
Tienen maravillosas filosofías, tienen las ciencias del yoga, tantra, mantra, y hay
mucho
que aprender de ellos; sin embargo no han creado, no han encontrado la forma de
crear
una sociedad donde el hombre sea libre e igual.
En los últimos años he estado dando vueltas por el mundo, compartiendo con la
gente
mi forma de comprender y mi vida. Mi comprensión es: que la raíz de la crisis, la
fuente
de la crisis está en la psiquis del individuo. La crisis cultural o espiritual y la
crisis
moral, por la que está atravesando todo el mundo, tiene su fuente en la consciencia
individual y tiene que enfrentarse a nivel individual. Por allí tenemos que
comenzar. Por
eso, primero que todo, a través de la investigación verbal, diálogos, discusiones,
tenemos que tomar consciencia que la crisis está en el individuo. De modo que uno
no
le eche la culpa a los demás sino que enfrente la responsabilidad de pasar por una
transformación psíquica individual y colectiva. Si estamos esperando que vengan
algunos sabios, algunos seres humanos superdotados y que nos liberen de todas
nuestras
debilidades, distorsiones y perversiones, creo que estamos alimentando una ilusión
muy
peligrosa. La vida nos ha dado intelecto, cerebro, energía autoconsciente, y yo
creo que
nosotros podemos enfrentar el problema. Este sentido de respeto de sí mismo tiene
que
ser estimulado en el individuo. Los países industrializados y que están dominados
por
las religiones institucionalizadas desarrollan una especie de resignación. En la
India se
le dice a las masas: Por tu fe estás con hambre, por tu fe eres pobre; el que seas
miserable se debe al Karma de tus vidas anteriores, y no se puede hacer nada,
tienes que
vivir con hambre. Los sacerdotes que viajan por el país conducen a las masas; ellos
crean ese desamparo.
Algo está faltando, no sabemos cómo vivir unos con otros. Volamos por el aire
como
los pájaros, nadamos en el agua como los peces, ¿cómo vivir en la Tierra unos con
otros? No hemos descubierto aún cómo hacerlo armoniosamente, pacíficamente en vez
de aterrizar en la Luna y el Marte. No habrá paz en el mundo mientras el individuo
no
averigüe los modos de vivir en libertad, en paz y armonía unos con otros. Así pues,
la
mente es sólo una parte, con todo su conocimiento y experiencia, su filosofía, su
literatura y sus artes. Los vastos campos de la mente son sólo una parte. Está lo
sensual,
el cuerpo todo, el cuerpo visible y la mente invisible. Más allá de la mente, más
allá del
cerebro está la esencia de nuestro ser, la que tenemos que descubrir y vivir –vivir
en esa
esencia. Sócrates solía decir: “El autoconocimiento es adoración y la
autoignorancia es
el pecado”. Muchísimo tiempo atrás ese hombre sabio había dicho la verdad. Hace
mucho tiempo, Jesús de Nazaret dijo: “El amor es la esencia de la vida”. Y lo mismo
dijo Buda sobre el amor y la compasión. El amor como una motivación social.
Conocerse a sí mismo o la comprensión de uno mismo como una motivación social.
Pero descuidamos la sabiduría de aquellos que nos visitaron y compartieron su
comprensión con nosotros. Uno tiene que descubrir la esencia de su ser, lo que hay
más
allá de la mente, lo que hay dentro del cuerpo y de la mente y también, más allá de
ella.
Por favor no se dejen engañar por la palabra más allá, no es algo que esté fuera de
ustedes, está adentro. El más allá está adentro. El cuerpo está condicionado, la
mente
está condicionada. Hemos estado viviendo a través de esa energía condicionada, pero
hay una parte no condicionada de nuestro ser. Hay una parte de nuestro ser que
ninguna
cultura, religión, filosofía o psicología ha condicionado, que desafía el
condicionamiento. Miren, amigos míos, el pensamiento puede estar condicionado, pero
¿cómo podría el silencio estarlo alguna vez? Si hay apego puede haber
condicionamiento, el amor no puede estar condicionado. Las relaciones condicionan,
la
soledad no puede condicionar, no puede ser condicionada. El silencio, la soledad,
la
humildad, la belleza. La vida vale la pena de vivirse porque hay tanto que no puede
ser
capturado por la mente humana y las palabras. ¿Cómo puedes capturar la belleza en
los
colores, en la palabra, en las formas? Puedes seguir así por otros 10.000 años y,
sin
embargo, la belleza estará más allá de la verbalización. Siempre fresca, siempre
virgen.
A través de todo el mundo, los poetas pueden escribir poesía, los pintores pintar
cuadros y los músicos pueden cantar a la belleza y aun así esa divinidad de la
belleza
permanece siempre virgen, siempre fresca, siempre joven.
Mientras más hablas sobre el amor, más permanece innombrado, sin comunicarse. La
vida vale la pena porque hay verdad, amor, belleza, que no pueden verbalizarse, que
no
se condicionan. De la misma manera en nuestro ser hay una parte, esa dimensión de
silencio, esa dimensión de soledad, esa dimensión de ser, que no ha sido
condicionada,
que no ha sido verbalizada. La divinidad que contenemos en este cuerpo humano de
carne, huesos y sangre, no puede ser condicionada.
¿Pueden los seres humanos darle una forma a Dios o a la divinidad? Pueden crear
formas para su propia conveniencia y adorarlas para la consolación que necesitan o
para
el sentido de seguridad que la compañía de la forma les da. ¿Pero puede la
divinidad o
Dios estar prisionero en una forma, una palabra o un concepto? Es la totalidad de
la
vida, Dios, la Divinidad, es la totalidad. Todo lo que es, lo que existe, lo que
vive, lo
que se mueve, es una expresión de esa Divinidad. Dios no puede estar colocado en
alguna parte en el espacio. No puede estar prisionero en las formas; uno puede
hacerlo
por su propio gusto, eso es distinto. Es un reflejo de la necesidad humana, no de
la
naturaleza de la realidad. Así, cualquier cosa que hayamos descubierto, explorado y
utilizado, de lo físico y de lo psicológico, no nos permite vivir en paz y armonía
los
unos con los otros y se nos hace urgentemente necesario explorar lo que está más
allá.
La meditación es esa exploración.
En esta última charla antes de partir, con los participantes de este año, estoy
tratando
de plantear que esta exploración es urgentemente necesaria. La gente habla de la
búsqueda religiosa, de la búsqueda espiritual, de la meditación, de una manera muy
mezquina, “Yo quiero alcanzar el Samadhi” –es la ambición transferida del terreno
material y psicológico al campo de lo religioso-. La meditación no es una actividad
egocéntrica; ella responde al desafío que enfrenta la especie humana. “Yo quiero
despertar mi Kundalini”, por favor hágalo si desea. Hay ciencias como el Kundalini
Yoga. Kundalini es una energía psicofísica ubicada en la base de la columna
vertebral
que puede ser estimulada, puede ser despertada y es una fascinante experiencia
estimular ciertos poderes psíquicos que algunos adquieren para traficar con ellos.
Hoy
en día la espiritualidad es un buen negocio, pero para mí la religión y la
espiritualidad
son cosas muy preciosas y sagradas, no para comerciar, establecer sectas y reunir
discípulos. Así que sin saber a quien invitaban, ustedes invitaron a un volcán...
En todos estos días que ustedes han estado conmigo no me ha sido posible consolar
a
nadie, ni dar orientación para ninguna experiencia trascendental, nada como: “no se
inquieten, yo los cuidaré, síganme...” no he dicho ni una sola palabra. Los he
arrojado
hacia el interior de sí mismos, hacia sus propios recursos. El amor nunca ata, el
amor
libera; y una persona como yo, que viaja y da charlas, debe tener mucho cuidado que
nadie se apegue emocionalmente a la persona, que nadie quede tan impresionado por
la
personalidad, que pierda su autoestima y sentido de libertad y quiera apegarse al
otro.
He venido para estimular la urgencia por la libertad y no para crear nuevos lazos.
Cuando hablo del desorden y hablo de eliminar el desorden y de tener una relación
correcta, entonces digo que por favor no reaccionen a las compulsiones, sino que
hagan
las cosas voluntariamente. Yo he aceptado el trabajo, he acepado vivir en esta
ciudad;
por lo tanto levantarme a las 6 de la mañana es algo que he aceptado
voluntariamente,
no hay más fricción, no hay más malestar, no hay más pasividad; voluntariamente he
aceptado esto, por lo tanto voluntariamente me levanto sin ningún malestar
inconsciente. Vean ustedes, esta fricción y malestar interno corroen la vitalidad,
son una
gran fisura por donde la energía se escurre constantemente. Se actúa refunfuñando.
De
modo que estoy tratando de distinguir entre reaccionar a una compulsión y actuar
voluntariamente. La acción voluntaria tiene una sustancia, fluye de la totalidad de
su
ser; en cambio la reacción fluye de un fragmento de su ser.
Ahora, sólo un último punto y creo que terminaré la charla. Si sentimos que la
estructura social actual en todas partes del mundo está mal, que algo anda mal en
ella en
sus valores, que está basada en la competencia, la agresión y la violencia, si
vemos esto,
entonces el investigador estará libre de esta ambición, competitividad y
agresividad en
su vida. Su vida económica se simplificará. Estas son las necesidades de la familia
o
mías y no comparativamente uno proveerá esas necesidades, no existirá la ambición,
la
codicia de ganar más porque alguien a la vuelta de la esquina está ganando más que
yo.
Mis amigos, cuando vine aquí, no conocía a ninguno de ustedes. Ni siquiera había
visto a Edgardo, que envió la carta. Esta fue una aventura conjunta de Jorge y
Edgardo
que me trajeron aquí. Cuando mis amigos en la India me preguntaron: “¿Por qué vas a
Chile después de todo, de todos los lugares del mundo por qué vas a Chile?”, y yo
dije:
“Yo no sé, una invitación ha llegado”, pero “¿Acaso conoces a la persona que te ha
invitado?” Yo dije: “No”. “¿Qué es lo que hace?” Yo dije: “No sé”. “¿Por qué te ha
invitado?” Yo dije: “No lo sé”. “¿Por qué vas a ir?”. “No lo sé. Sólo sé que voy”,
y
dijeron: “Bueno, después de todos estos 20 años viajando, ni siquiera se ha
preocupado
de saber qué hace la persona”. Yo dije, “No, es un llamado de la vida, al cual
estoy
respondiendo”. De otra manera, por qué habría de querer invitarme alguien a Chile.
Yo
no soy una celebridad y no ando dando vueltas al mundo pretendiendo ser algo
especial,
o una autoridad espiritual o intelectual. Ni un Yogui, ni Sanyasin, ni maestro del
mundo,
nada. Sin embargo, la gente llama, no se puede rechazar el llamado de la vida, hay
que
responder; y por eso vine y estoy contenta de haber venido, he visto que todos los
que
han asistido al campamento, lo han hecho muy cuidadosamente, con interés, y la
calidad
de escuchar que han tenido conmigo también ha alegrado mi corazón. A pesar de la
barrera del lenguaje, todos habéis cooperado. Si no hay quien escuche, no puede
haber
orador y las charlas nacen aquí y ahora de la comunión entre el que escucha y el
que
habla.
No son charlas preparadas. Mantengo a Vimalaji allá abajo con las sandalias y
dejo
que el vacío hable aquí, respondiendo a la presencia de ustedes; es una interacción
entre
la presencia de ustedes y lo que está presente aquí. Así que en esta última charla
quiero
expresar mis sinceras gracias a cada uno que escucha, a cada participante, por su
paciencia. Quiero expresar mi especial gratitud al equipo de traductores, como los
he
llamado; tres cariñosas personas, amables: Lucho, Cecilia y Nana, han hecho un
hermoso trabajo. He recibido el afecto de todos, no sólo de Edgardo y Jorge, sino
de
cada uno de ustedes, especialmente Nena y la madre de Edgardo, todos me han dado
tanto afecto que estoy colmada. Cuando vine no conocía a nadie y ahora cuando me
voy, siento que estoy dejando a miembros de mi familia. Un sentimiento de
pertenencia
que surge en el amor, sin ningún lazo, ningún amarre de raza, religión, credo,
nacionalidad, ideología y, sin embargo, una sensación de pertenecer unos a otros,
es
algo muy sagrado; si esto no es amor, entonces tal vez el amor no existe en ninguna
parte; sin expectativa alguna, no quiero nada de ustedes, nunca he querido nada de
nadie
en ningún país en términos de ser mis seguidores o discípulos, ustedes saben.
Cuando
una persona no quiere nada del hombre o de Dios, entonces la vida confiere su
gracia
sobre la persona. Cuando uno tiene el valor y la humildad de no pedir nada de
nadie,
cuando se tiene la humildad para no mandar ni pedir, no esperar, no amarrar a las
personas con las sutiles expectativas de su mente, sino que se las deja en
libertad,
entonces pienso que la vida es tan generosa que uno no puede ni siquiera recibir la
gracia y la abundancia de la vida que están más allá de la propia capacidad
receptiva.
Así que, gracias queridos Edgardo y Jorge por invitarme. Con estas palabras, me
despido.
ÍNDICE
Introducción
El estado de meditación
FIN