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- VELOCIDADES MALIGNAS -

en Goldsmiths, el 14 de septiembre de 2010, así como a todos los


que participaron en las discusiones resultantes. Doy las gracias
también a Matteo Pasquinelli y Armen Avanessian por invitarme a
Berlín para el Simposio de Aceleracionismo del 14 de diciembre de
2013 y por sus ponencias y debates.
Prefacio

La velocidad es un problema. Nuestras vidas son demasiado rápi-


das: estamos sujetos a la acelerada demanda de innovar más, tra-
bajar más, disfrutar más, producir más y consumir más. Hartm~t
R~ ha puesto de manifiesto que hoy en día nos enfrentamos a
una forma "totalitaria" de aceleración social. 1 Esta historia ya la co-
nocemos. Aquí deseo contar otra más extraña: la de aguellos gue
¡creen que no hemos ido lo s~ficientemente rápido. En lugar de re-
c~~.!:!~~o creciente de-~~ produccic)_r_:_c~.Pl.~~-1!.~~~ ~9~~i~-1!~
que de~!pos ~~~.P~!l.2..t.i:l:<.::~!~.rar!2: Todavía no hemos visto lo que
es capaz de hacer la velocidad. Se diría que es un consejo cínico,
pues sugiere que aceptemos el capitalismo como una dinámica de
valor creciente, convirtiéndonos activamente en sujetos hipercapi-
talistas. Lo qu~_r:i:__i_:i_~_:.:_:sa es la LI:lt~ri?~ ~uelta de tuerca dee_S!..e
argumento: la ~E.i~~-~rr.i,::~e salir de~cap!talismo es llevarlo más
lejos, se~~ir ~us lfl1!!.5._~~ f_?_g~-9~~-~~~~~r.Ii~ori_alización ~asta su__s
últi~~~-c_o_i:._s_~~~~.1!.~I<:s 1 acelerar la producción más al~-~ de todo lí-
mite .r~.~~ ~~e: ~()~?!.1:ºrr.1J?er con los propios l!mites ~:_1-~~.!~'.:l.

Voy a dejarlo claro desde el principio: no estoy d:,_acuerdo con

l. Hartmut Rosa, Alienation and Acceleration: Towards a Critica/


Tbeory of Late-Modern Temporalíty (Malmo: NSU Press, 2010), p.9.) [Ed.
cast.: Alienación y aceleración, Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la
modernidad tardía, trad. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en
Ciencias y Humanidades (CEIICH), Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), Katz, 2016, p.11].

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l'\l m argurn_ento2. La idea central del presente libro se originó a análisis crítico inicial surgió una nueva oleada de aceleracionismo
11rim·ipios de los años noventa, cuando me encontré por primera contemporáneo, y fue este hecho, y especialmente la circunstancia
\l'Z con la obra de Nic:~_l:flJ1d. y la Unidad de Investigación de las de que tuviera lugar en un momento de crisis capitalista, lo que me
l'11l1nras Cibernéticas (CCRU, por sus siglas en inglés), mientras indujo a escribir este libro.
1rabajaba en una tesis sobre Georges Bataille. Esta obra, corno se
analizará en el capítulo 4, es una de las declaraciones más explícitas Ko me prnpongo ofrecer una explicación exhaustiva del acelera-
del deseo de acelerar más allá el capital. Formulada en el lengw~je cionismo sino elegir ciertos momentos en los que emerge como
de la ciencia ficción y la teoría contemporánea (particularmente una estrategia política y cultural. En la Introducción comienzo con
los trabajos de Gilles Deleuze y Félix Guattari), la obra de Land y la teorización que hizo del mismo un reducido grupo de pensa-
la CCRU abandonaba rigurosamente cualquier residuo humanis- dores franceses entre principios y mediados de los 70. Este bre-
ta. Junto eon sus colegas de la Universidad de Warwick, Land se ve momento de exceso teórico constituye, según argumentaré, un
esforzó por alcanzar un nuevo estado poslmmano que dejara atrás intento parad<\jico de articular un camino que conduzca mis allá
cualquier forma de sujeto, exceptuando los procesos delirantes del un capitalismo que parece haber absorbido y superado cualquier
capital. Afirmaban que la reproducción y el refuerzo de los pro- oposición. De él obtendremos la llave de acceso a los diferentes
cesos de destcrritorialización capitalistas -circulación y tlujos- momentos históricos de aceleración a Jos que luego seguiré la pis-
eonducirían a una ofensiva cibernética que el capital ya no sería ta. Comenzaré por el fu turismo italiano, proseguiré con el acelera-
capaz de controlar. La lectura cabal de este acclcracionismo pleno, cionismo comunista que siguió a la Revolución rusa, me ocuparé
junto con los debates de la Nueva Derecha y su objetivo de "di- luego de las fantasías de fusión con la máquina, el phuturismo ci-
solver" el Estado, me llevó en ese momento a acuüar el término berpunk de los 90 y los 2000 y el aceleracionismo apocalíptico de
, "Thatchcrismo Deleuziano". la época de crisis post-2008, para conclnir con la forma negativa
del aceleracionismo terminal. En el último capítulo regreso a las
El resurgir de estas ideas en los años 2000 -que vino acompañado décadas de los 20 y los .30 para escenificar el debate en torno al
de la reedición de los ensayos de Land- 2 fue !oque me hizo retomar aceleracionbmo que se produjo entre Walter Benjamin y Brecht.
estas preguntas y ofrecer una descripción crítica más precisa me- Esta escena condensa el problema de la aceleración y la produc-
diante el uso del término "aceleracionismo ". 3 Dicho término, se- ción de lo nuevo. En mi conclusión quiero sugerir una forma de
gún parece, figura en la novela de ciencia ficción de Roger Zelazny, salir de este impass( que no se limite a contrarrestar la aceleración
con el deseo de frenar.
El scíior de !11 /u: (1967), una obra que había leído. El inconscien-
te, como de costumbre, funciona de manera misteriosa. Tras mi
Por ser esta una obra escrita con el convencimiento de lo difícil que
2. Nick Land, Fangcd Noumcna: Collcctcd Writings 1987~2007, intro. es derrotar al aceleracionismo, no aspiro a redactar aquí su epitafio.
Ray Brassier y Robín Mackay (Falmouth: Urbanomic, 2013, e~book). No puedo negar su atractivo como estética. Lo que sí quiero hacer
3. Benjamín Noys, Tbc Pmistaicc r<f th Ncga!ivc (Edinburgh: es apuntar alguna:> de las razones por las que éste nos atrae, pese
Edinburgh University Press, 2010), pp.4-9. a parecer una estrategia contraintuitiva y derrotista. Sostengo que

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VELOCIDADES MALIGNAS

l'~Ll atracción se basa en las diversas maneras que tiene de tomar el


trabajo bajo el capitalismo como un ámbito de disfrute extremo y
¡ivncrso. El uso por parte de los aceleracionistas del concepto de
i1,,1issi111cl· -palabra francesa que se utiliza para hacer referencia a un Introducción
goce tan intenso que resulta indistinguible del dolor, una especie
de masoquismo·- es muy revelador. Por más que el aceleraeionismo "Acelerar el proceso"
q11ivra acelerar nús alLí de sus límites el trabajo, lo cierto es que, al
hacerlo, presta atención a sus miserias y alegrías como experiencia.
Tanto si nos vemos forzados a trabajar, como si nos vemos relegados No hay que empezar por los buenos tiempos pasados
a ese otro infierno que es el desempleo, el aceleraeionisrno trata sino por los malos tiempos presentes.
de acogernos y sumergirnos en esa experiencia inhumana. Si bien Bertolt Brecht'
fracasa como estrategia política, es mucho lo que nos dice acerca
de la imposible experiencia del trabajo sometido al capitalismo. A
menudo se insiste en que el trabajo, o al menos el "trabajo tradicio- Los malos tiempos presentes
nal", se ha terminado; sin embargo, Jos propios excesos del acele-
racionlsmo indican que éste sigue siendo un problema que no he- Comenzaré por el momento en que la estrategia de acelerar el ca-
mos resuelto. Corno resultará evidente, considero que la solución pitalismo hasta rnperarlo fue teorizada por primera vez. Ocurrió en
aceleracionista de elevar la velocidad por medio del trabajo es erró- Francia entre principios y mediados de la década de los 70 con tres
nea. Si bien esto no basta para hacer que el problema desaparezca. libros, cada uno de los cuales trataba, a su manera, de sobrepasar al
otro en un intento de dar a esta estrategia su for.rna más provocado-
Brnja /// i11 Noys
ra. Son estas obras las que enmarcan el debate sobre la aceleración
Bog11or Rcgis, 2014
y exploran la tensa relación entre aquélla y las fuerzas disolventes
del capitalismo.

El primero de ellos es El A11ri-Edipo: cupilalis1110 y csquízojh·nfo (1972)


de Gilles Deleuze y Félix Guattari, que, corno su propio título su-
giere, ofrece una crítica mordaz del psicoanálisis al confinar en la
cuadrícula edípica la fuerza del deseo. Sin embargo, como indica
su subtítulo, las ambiciones del libro iban mucho más allá. Deleuze
y Guattari revaluaron la esquizofrenia como el trastorno más

* Cita de Tentath:us sobre /luminucioncs 11!, trad. Jesús


Taurus, 1998, p. 152.

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i l
' !
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diq íntivo del capitalismo eontemporáneo, argumentando que los o;cguir la preferencia nietzscheana de Deleuze y Guattari en favor
hrotes esquizofrénicos eran intenros fallidos de traspasar los límites de "acelerar el proceso". Romper el límite del capital requiere una
capitalistas. La particularidad del capitalismo es que desencadena- desterritorialización y una decodificación adicionales que vayan
ba las fuerzas de desterritorialización y decodificación que otras más allá de las limitaciones de la familia edípica y la economía capi-
1( ¡¡·mas sociales trataban de restringir y codificar. Esta liberación, talista. Esto nos conduce a la nueva figura del "esquizo", que ya no
no obstante, era siempre provisional, pues acababa en una rete- es el "monigote" encerrado en un sanatol'io psiquiátrico, sino una
rritorialización que devolvía el deseo de regreso a la familia y a suerte de transmisor de todos los líquidos incontenibles y los flujos
la matriz edípica, lleYando a caho una recodificación de lo que se acelerados de la desterritorialización. Como proclamara Nietzsche
bahía decodificado. ·en su delirio "esquizo": "Soy todos los nombres de la historia".'

Deleuze y Guattari planteahan su estrategia para la revolución me- Sin duda, este es sólo un momento particularmente extremista de
diante una serie de preguntas retóricas: una obra provocadora, en la que, no obstante, se ofrecen también
otras vías para analizar las formas opacas e inerciales del capital.
Pero, ¿qué vía revolucionaria, hay alguna'? ?_Retirarse del Dicho esto, la recomendación de que se alcance la desterritoriali-
mercado mundial, como aconsc:ja Samir Amin a los países lación absoluta, acelerando las tendencias del capitalismo, es sufi-
del tercer mundo, en una curiosa renovación de la "solu cientemente explícita. Por supuesto, el objetivo de tal aceleración
ción económica" fascista? ,,;Q bien ir en sentido contrario ' no es reforrnr el capitalismo, sino más bien generar su colapso.
es decir, ir aún más lejos en el movimiento del mercado, de Marx y Engels, en El man(ficslo tomunista (1848 ), utilizan la metáfora
la decodificación y de la desterritorialización? Pues tal vez
del capital como "aprendiz de brujo" que desata unas fuerzas que
los flujos no están aún lo bastante desterritorializados, lo
no puede controlar.<' Deleuze y Guattari pertenecen a esta estirpe,
bastante decodificados, desde el punto de vista de una teo-
ría y una práctica de los flujos de alto nivel esquizofrénico.
5. Frk:drich Nietzsche, "Letter to Jacob Burckhardt, Turin,
No retirarse del proceso, sino ir más lejos, "acelerar el pro-
January 1889", en Scb?,·d Lctta.< ed. y trad. al inglés
ceso'', como decía Nietzsche: en verdad, en esta materia a cargo de Christopher Middleton (Indianapolis: Hackett, 1996), p. 347
todavía no hemos visto nada.+ Ed. cast."1256. A Jacob Burckhardt en Basi!ea <Turín>, 6 de Enero de
1

1889" di ns Corr.:spondrnt'ia VI, Octubre 1887 Enero 1889, trad . .Joan B.


Es obvio que si seguimos la sugerencia Samir Amin de que los países Linares, Trona, 2012, p. 377J.

se desvinculen del capitalismo, corremos el riesgo de ser criticados 6. Karl Marx y Friedrich Engels, "Manifesto of the Communist
Party" 11848), Marxists Internet Archive (2004): http://w"W>V. marxists.
por incurrir en un fascismo incipiente. En lugar de ello, se debe
org/archivelmarxlworks/1848/communist-manifesro/ l!a traducción es
propia. Se ha optado por no mostrar ninguna predilección frente a las
4. Gilles Deleuze y Félix Guattari, Anti Ocdipus, trad. al inglés diversas traducciones y ediciones de Marx al castellano. En su mayoría
de Robert Hurley, Mark Scem, y Hclen R. L:me (Mínneapolis, MN: las reforencias a dicho autor vendrán vacías. En adelante, a menos que
University ofMinncsota Prcss, 1983), pp.239-40. !Ed. cast. se indique lo contrario, la traducción es de autoría, si no aparece la
1·.u.11i~rilrenifl trad. Francisco Monge, Paidós, 2004, p. 2471. paginación al final de la nota l.

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1
\'.
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. pero empujan a Marx haeia una línea dura de exceso que arruina Lyotard niega el tipo de política de izquierdas que insiste en que el
todos los valores, ineluido el "valor" en sí que constituye la función trabajador experimenta un sentimiento de alienación por hallarse
básica del propio capitalismo. Se trata de una metafísiea de la pro- separado de su comunidad, de su cuerpo y de lo orgánieo. En lugar
ducción, entendida como producción-deseante, capaz de seguirle de ello, sugiere que la "feroz destrucción" que se impone a su euer-
. el rastro y rebasar a las fuerzas de producción capitalistas. po provoca en el trabajador una experiencia de jouissancc, un placer
masoquista. Como era de esperar, este comentario le hizo perder
En respuesta, Jean-Franc;ois Lyotard argumentó que Deleuze y
la mayor parte de sus amigos de izquierdas, e incluso más tarde él
Guattari no habían ido lo bastante lejos. Su celebración del deseo
mismo hablaría de La eco11om/a líhídí11al como su "libro maldito".x
todavía daba por supuesto que aquél formaba una suerte de fuerza
exterior, de la que el capitalismo era parasitaria y a la que cabe re-
En contraste con la reconfiguración de la "morada oculta de la pro-
currir como una alternativa. En su lugar, ~~yconomfa líhidina/ (1974)
ducción" de Marx como fuerzas del deseo enunciadas por Deleuze
de Lyotard insistía precisamente en que sólo había una economía
y Guattari, Lyotard se mantiene en la superficie. La suya es una
libidinal, la del propio capitalismo. No encontramos un deseo es-
metafísica del crédito y la especulación, en la que el valor se genera
quizo "inocente" porque sólo podemos trab~jar con el deseo del
a partir de las relaciones cambiantes del comercio y el intercam-
capitalismo. En la gue tal vez constituya la más escandalosa decla-
bio, que aceleran más allá de las limitaciones impuestas por la pro-
1 ración aceleracíonista de Lyotard, el filosófo francés no se arredra

ante las implicaciones de su postura: ducción real. Esto explica la extraña defensa que hace Lyotard del
mercantilismo; una doctrina económica que, según se formuló en
Los desempleados ingleses no tuvieron que convertirse en la Francia de los siglos XVII y XVIII, tiene como objetivo controlar
trabajadores para sobrevivir, ellos -preparénse para es- el comercio exterior con el fin de asegurar una balanza comercial
cupirme- dí.~fh1taron de la histeria, del masoquismo, o de positiva. En manos de Lyotard, esta doctrina se reestructura como
cualquier agotamiento que les supusiera mantenerse en las un juego de saqueo de suma cero por el que se pone de manifiesto
minas, en las fundiciones, en las fábricas, en el infierno; lo que la libido capitalista tiene el carácter de una obsesión por el
disfrutaban; disfrutaron de la destrucción sin sentido de su dinero como intensidad.
cuerpo orgánico, que, ciertamente, les fue impuesta; dis-
frutaron de la descomposición de su identidad personal, Por su parte, Jean Baudrillard en El intercambio silnhrí/ic(J y la mucrt,:
esa identidad que la tradición campesina había construido
(1976) criticaría tanto a Lyotard como a Deleuze y Guattari por su
para ellos; disfrutaron de las disoluciones de sus familias y
apego nostálgico al deseo y a lo libidinal como fuerzas de oposición.
pueblos; y disfrutaron del nuevo anonimato aberrante de
los suburbios y de los pubs por la mañana y por la tarde.7
l raducción de dicho extracto es propia, no obstante existe una versión al
castellano: E<rmomia trad. Tununa Mercado, FCE, 1990, p.127).
7. Jean-Frarn;ois Lyotard, Lihidinal Emnomy 119741, trad al inglés de 8. Jean-Frarn;:ois Lyotard, La'il:, For111, Ec\·nt (New
lain Hamilton Grant (Londres: Athlone, 1993), p. 214. [N.T. la paginación York: Columbia University Press, 1988), p.13. !trad. cast.:
en la versión inglesa citada por el autor es 111 en lugar de 214. La trad. María Coy, Cátedra, 1992).
11

- Benjamin No,vs - VELOCIDADES MALIGNAS

"La muerte quizá, y sólo ella", encarna una función reversible que supuestamente simbólico" i Burlándose del giro antropológico ha-
podría anular la onnívora codificación que impone el capitalismo.'' cia lo "primitivo" de Baudrillard, Lyotard estableció que no había
I ,o que Baudrillard encontró en la muerte fue un desafío "simbó- ·'buenos hippies" que pudieran practicar el intercambio simbóli-
1ico" que exterminaba el valor al regresar a una economía precapi- co, sólo ·'el deseo del capital''.i' Lo que Lyotard sugería era que
talista (desafío del regalo), que ahora se vinculaba con una supera- ni siquiera la muerte ofrecía una salida del capitalismo, pues éste
ción de las fuerzas del capital por inversión "mágica''. es la única alternativa. La conclusión era que la fe de Baudrillard
en la existencia de otro principio de intercambio estaba errada,
Baudrillard, sin embargo, se distancia del aceleracionismo en la ,va que el capitalismo era capaz de absorber y parasitar cualquier
medida en que pone en cuestión la metafísica de la producción que intercambio simbólico.
subyacía al marxismo y a estas corrientes disidentes. En El csptjo de
la (197.3) ya había criticado "el desenfrenado romanticis l~n esta vertiginosa espiral teórica podemos ver una acusación co-
mo de la productividad". 10 Para Baudrillard, lo que aceleraba no mún: cada uno acusa al otro de negarse a aceptar que se halla in-
era una fuerza de circulación y flujo libidinal, sino una negatividad merso en el capital y de intentar aterrarse a una vía de escape: el
catastrófica y en trópica que inundaba el sistema haciéndolo implo- deseo, la libido y la muerte. Cada uno de ellos encarna asimismo
sionar y dando lugar a un aceleracionismo tcr111i1111!. un momento concreto del capital: la producción, el crédito y la
inflación. El resultado es que todos intensifican una política de _in-
Esta es una metafísica aceleracionista de la inflación; no la simple manencia absoluta, de inmersión en el capital hasta el punto de que
intlación capitalista, que vacía la función del dinero, sino también cualquier forma de distinguir una estrategia extrema de la propia
un intercambio simbólico superior que se insinúa en el intercambio capitalista parece desaparecer por completo.
capitalista y acelera este proceso. Si bien Baudrillard no celebra
la producción, o la circulación de la libido, sí que sigue el rastro
de las burbujas inflacionarias del dinero como signos de un capi-
talismo que está evacuando todo significado y valor. Es una ironía
que Lyotard, en respuesta a versiones anteriores del argumento
de Baudrillard, ya hubiera sugerido que: "[Hay! tanta intensidad
libidinal en el intercambio capitalista como en el intercambio

9. Jean Baudrillard, Svmholic and Dcatb 11976], trad. al


inglés de Iaín Hamílton Grant, intro. Mike Gane (London: Sage, 199.3),
p.4. !Ed. cast.: la muerte, trad. Carmen Rada, Monte
A,·íla Editores, 1980 p. 8!.
10. Jean Baudrillard, Tbc Mirror !!(Production 119731, trad. al inglés de
Mark Poster (New York: Telos Press, 1975), p.17. !Ed. cast.: El de fa 11. Lyotard, E,011úmfa líhidinai, p.109. jp. 1251.
oroa111no11. trad. Irene Agoff, Gedísa, 2000, p.91 . 12. Ibid., p.110. lp. 126!.

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- Renjami11 Noys VELOCIDADES MALIGNAS

· dimensión profética. Sus posiciones consignaron la durabilidad del


capitalismo .Y su capacidad para extender su dominación, a menudo
recuperando formas de lucha. Los efectos totalizadores del capital
El elemento destructivo
! parecen capaces de recoger los :ffances revolucionarios, haciendo
. superflua la búsqneda de cén sujeto rernlucionario fuera del capit:tl.
En la nmela de .Joseph Conrad, Lrml.fí111 (1900), uno de los perso· 1
Mientras que Deleuze y Guattari mantm·ieron la fe en las nuevas
najes, Stein, da unos consejos particularmente enigmáticos:
subjcrivídades revolucionarias -el ''esquizo ", .Y lo que más tarde
, llamarán "deveníres menores"- Lyotard y Baudrillard se entrega-
El hombre que nace cae en un suef10 como un hombre que ; ron con lllayor firmeza al desencarno.
cae al mar. Si ílllenta ascender buscando aíre, como los
inexpertos se empeí1an, se ahogan ... Nicbt 0.:obr( ¡No! ¡Se
Lejos de ser meros signos de los tiempos, estas formulaciones ace-
lo digo yo~ La soluciú11 está en someterse al elemento des-
Ieracionístas ganaron resonancía como predicciones de los malos
tructivo, y con el esfuerzo de manos y pies en el agua, ha-
tiempos que se avecinaban. Mayor aún sería la fuerza que cobrarían
cen que el mar profundo, profundo, los sustente. De modo
en la "noche polar" de la década de los ochenta. En ese momento,
que si me pregunta ... t,cómo ser?
los cn:cienres temores provocados por la amenaza de destrucción
nuclear, una glaciar guerra fría y los inicio> de la contraofensiva
¡Esta, pues, es su respuesta: "someterse al elemento destructivo"."
neoliberal ofrecieron una experiencia muy\ ívída de horizontes ce-
'.Los accleracionístas teóricos se tornan mu\' en serio el conse1'0 de
1 ., •
rrados, cuandn no terminales. Ser un adolescente en aquella época
¡ Stein. Caemos en el capitalismo y, en lugar de íntentar salir, te ne·
suponía vivir en una atmósfera de terror ambiental, que para mí
l mosque someternos y nadar con la corriente capitalista. quedó resumida en el visionado de Tim:mls (1984 ), una traumática
película producida por la BBC acerca de los efectos de un ataque
Esta reacción puede verse como el resultado de la derrota de las nuclear, y en la paranoia de la serie de televisión Ed!!,c rf Durkncss
esperanzas inspiradas por el significativo ''Mayo del 68". En el mo- (1985), escrita por Troy Kenncdy Martín. De hecho, recientemen-
mento en que tanto Delcuze y Guattari como Lyotard y Baudrillard te se ha puesto en evidencia que las autoridades de Whitehall te-
escribían, esta derrota todavía no era evidente, y muchos otros es- nían formulado un plan en previsión de un hipotético escenario
tuvieron trabajando a lo largo de la década de 1970 para mantener de conflagración nuclear, bajo el convenientemente terrorífico
.y radie.alizar las luchas que se desencadenaron. Estas energías, sin nombre clave de Wintex-Cirnex 83. Mí lectura posterior del libro
l
1
embargo, se desvanecieron en la reaccionaria década de los 80,
y será entonces cuando las posturas accleracionistas de Deleuze
de Baudrillard, In ti.Je Shad(J;.;J o.f thc Si/cut A1aj1;rftics IA fu so111bm de
las mayor/as silcndosasJ, publicado por Semíotext(e) en su colección
,Y Guattari, así como las de Lyotard y Baudrillard, adquieran una Fori.:1/,n A!!,i:nts, unos libros de bolsillo negros, me hizo reconocer de
forma inmediata ese estado de ánimo. La teorización implosiva de
13. Joseph Conrad, Lord ./im 11900 I, Pr~ject Gutenberg: http:/I Baudrillard se ajustaba más a la naturaleza inercial del capitalismo,
www.gutenberg.org/etcxt/56.58 !Ed. easr: Lrmf./ím, trad. Ramón D. p¿res, la cual ponía en entredicho las imágenes aceleracionistas de un ca-
Bruguera, 198L p. 229¡. : pita! siempre en expansión.

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. Si d aceleracionismo teórico captó este estado de ánimo fue (difel'ida) .v la derrota se torna en \'ictoria. Al mismo tiempo, estas
-;amente porque se formuló a mediados de los aúos setenta, es de- variantes del aceleracionismo teórico registran la derrota b:\ͺ la
cir, al comienzo de la larga recesión capitalista. Estos cantos a sus forma de un sufrímiento éxtatico 1ou1ss11ncc····- que experirnen-
excesos se articularon cuando se afrontaron una serie de conflictos:
tamos en nuestra inmersión cada vez más profunda.
la ''crisis del petróleo", el abandono del patrón oro y la crisis de la
producth·idad, así como la de la legitimidad política (Watergate,
ele.). En 1972, el Club de Roma publicó el informe Los //mitcs del
que utilizaba modelos informáticos para argumentar
Herejes de Marx
que el capitalismo estaba destruyendo las bases materiales de su
prupio "éxito". Así, extrañamente, este momento teórico del ace-
leraeinnismo parecía ir a contracorriente de un capitalismo que ha·· l<.ste momento teórico implicaba asimismo una extraúa fusión en-
bía entrado en una fase de estancamiento, desaceleración ,Y decliYe. tre Marx v Nietzsche. De éste se tomó el deseo apocalíptico de
Por otro lado, parecía predecir la súbita "aceleración" de las fuer "par~ir el ~nundo ~~dos", así como la necesidad de esforzarse por
zas cibernéticas y financieras que formarían la base del neolibera- llevar a su compleción el nihilismo; ese derrumbe de los valores que
lismo, cuyo arranque \·ino marcado por la elección de Margarct allíge a nuestra cultura. Nietzsche no criticó el desmoronamiento
ThatC'her en el Reino Unido en 1979 y la de Ronald Reagan en los de los valores, sino que vio en esas ruinas la posibilidad de ir más
EE.UU. en 1980. El hecho de que el término "desterritorializa allá de los límites de la cultura occidental.
ción" de Deleuze y Guattari encontrara un futuro fecundo, al ser
empleado para describir el capital neoliberal, es otro indicio que Este planteamiento se fusionaría con el aserto de Marx según el
apunta en esta misma dirección.
cual la historia avanza por su lado malo, lo que suponía dar la bien-
\l'llida a los efectos disolventes del capitalismo sobre el viejo mun-
Estos modelos formulan anticipadamente esta idea, dominante en
do11. El resultado fue un Marx nietzscheano, mi Marx de la fuerza
la década de los 90, según la cual ''no hay alternativa" (TINA, por
y la destruC'ción. En 1859 encontrarnos a Marx loando los poderes
sus siglas en inglés). Si seguimos la carrera del aceleracionismo, lo
prnductivos de la fuerza:
veremos enzarzado una y otra vez con la cuestión del cierre de ho
rizonte del capitalismo. Lo que es capaz de ofrecer es una forma
Ningún orden social ha sido destruido antes de que se hayan
de entender la continua penetración del capital ~horizontalmente,
desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales es
a través del mundo, y verticalmente, descendiendo hasta el mis-
suficiente, del mismo modo que las nuevas y superiores re-
mo germen de la vida- así como una celebración de esta circuns-
laciones de producción nunca reemplazarán a las anteriores
tancia corno el signo inminente de la trasC'endencia y la victoria.
Nuestra inmersión en la inmanencia es necesaria para acelerar el
11 Karl :'v1arx, TIK Prrxrty r!f' [18471, Marxists Internet
proceso hasta llegar al momento de la trascendencia como umbral.
\whívc (2009): http://www.marxists.org/archivc/marx/works/
De esta manera, la inmanencia se empareja con una trascendencia ,lt »\ 11 load/pdf/Poverty-Philosophy.pdf

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- Benjamin Noys VELOCIDADES MALIGNAS

hasta que las condiciones materiales para su existencia ha- 110 es menos cierto que también insistió en que el capitalismo no
yan madurado en el marco de la vieja sociedad. 1" conduce i1u!r1111iitit'Ullillltl' al comunismo. En El 111u11111i:s,ro rúll/U11ist11,
Marx y Engels sostenían que las crisis capitalistas planteaban lapo-
Lo que tenemos con un modelo de estas características es una te- -,ibilidaé ée elegir entre la "ruina común de las clases en lucha" o
leología: un tránsito lineal a través de los distintos modos de pro- "la transformación revolucionaria de toda la sociedad en general". 18
ducción, en el que el comunismo resuelve el enigma de la historia y Marx dio la biem.-enida a las luchas obreras que querían conseguir
promete un modo superior de productividad, no sujeto al carácter la reducción de la jornada laboral y luchaban contra el despotismo
antagonista del capitalismo. de la fabrica; no defendió que sería mejor que las condiciones de las
Líbricas empeoraran para que así los trabajadores se vieran obliga-
Tal vez el momento más controvertido de este "Marx nietzschea~ dos a rebelarse. El hecho de que la historia avance por su lado malo
no" lo hallemos en la serie de artículos que escribió sobre la India. j 110 significa que debamos celebrarlo, sino más bien la necesidad de

En uno fechado en 1853 titulado "Los resultados futuros de la do- reconocer que ese es el terreno donde luchamos, un terreno que
minación británica en la India", Marx resalta cómo el colonialismo debe ser negado para erigir un orden social nuevo y justo.
británico interrumpiría el "estancamiento" de la India y parece dar
la bienvenida a la violencia del imperialismo, así como a la llegada ¡ l ,os aceleracionistas teóricos tratan de rompe1· esta dialéctica de la
de la industria y los ferrocarriles, como una destrucción necesa- · redención al enfatizar sólo el momento violento de la destrucción
ereativa. En lugar de la sociedad justa, generada por medio de la
ria de los viejos modos. Pero incluso esto resulta equívoco. Marx
lucha, es la aceleración la que se convíerte en el vehículo de una
señala que el "progreso" burgués siempre implica 'arrastrar a los
redención desencantada. Esto los convierte en herejes de Marx.
individuos y a los pueblos a través de la sangre y la suciedad', y que
Pese a que los aceleracionistas teóricos clásicos a menudo adop-
el colonialismo británico apenas ha traído consigo otra cosa que
l an temas nietzscheanos relativos a la contingencia y el azar, en lo
no sea destrucción. 16 Para Marx, sólo por medio de la revolución
que respecta a la aceleración tienden a reinstaurar las formas más
social sería posible apropiarse de estos "avances" para forjar una
tdeológicas del marxismo. Para resolver este problema, el acelera-
sociedad justa. 17
eionismo proyecta la contingencia sobre el capitalismo, que de ese
rnodo se convierte en una forma social antiteleológica o "acéfala".
Si bien existe un Marx teleológico del desarrollo y Ja producción,
Al efectuar esta proyección, los aceleracionistas aceptan como un
. hecho, una fantasía fundamental del capitalismo: la de la produc-
15. Karl Marx, "Prcface" a "A Contribution to the Critique of ción antogeneradora. Esto los convierte en un ejemplo arquetípico
Political Economy'' 11859J, Marxists Internet Archive (1999).
de lo que sería un fetichismo del capital.
16. Karl Marx, "Thc Future Results of British Rule in India" 11853],
en from Exil~, ed. David Fcrnbach (Harmondsworth: Penguin,
1973), pp.319-325, p.32.3. Ciertamente, tal fantasía de la producción autogeneradora, como
17. Para una amena revisión de los argumentos Marxistas, vease, ya se ha visto, está presente en Marx. Pero aun así, considero que
Aijaz Ahmed, ''Marx on India: A Clarification", en In (London:
Verso, 2008), pp.221-242. 18. Marx and Engels, "Manífosto".

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- Benjamín Noys - - VELOCIDADES MALIGNAS -

la crítica de dicha fantasía constituye una neeesidad fundamental. que a su vez propicia un \·uelco masivo hacia la deuda. La segun-
;\unque es verdad que sólo podemos empezar a construir una so- da es la aceleración de la financiarización, impulsada por las nuevas
ciedad justa sobre la base de lo existente, esto no implica aceptar tecnologías informáticas y cibernéticas, ellas mismas generadoras de
todo lo que existe o aceptar lo que existe tal y como \'iene dado. una imagen de dinamismo. Por supuesto, esta "contradicción'' entre
Se trata de una cuestión política crucial: ¿cómo podemos efectuar desaceleración y aceleración nos habla de una dialéctica dual en re-
el cambio de los malos tiempos presentes" sin replicarlos? Por su· lación con el intento del capitalismo de reiniciar los prncesos de aeu-
puesto, la respuesta aceleraeionista es que hay que replicar más mulación por medio de la aceleración. La crisis financiera que co-
hasta dar lugar a su "implosión". La réplica, sin embargo, refuer- menzó en 2008 llevó esta eontradicción hasta un punto de colapso.
za el dominio del capitalismo, manteniéndonos dentro del mismo
1como el horizonte insuperable de nuestro tiempo. En esta doble dinámica el aceleracionismo encuentra su teoriza
eión, dando respuesta a la desaceleración con la promesa de una
nueva aceleración impulsada por la fe en las nuevas fuerzas pro-
ducti\as que vienen en línea y perturban esa ideología humanista
El camino del exceso que tiende a ser la predeterminada del capitalismo. En él se nos
trata corno agentes libres, aunque libres tan sólo de elegir dentro
Puede que sea fácil desestimar el accleracionismo como una enfer- de los términos establecidos por el mercado. Los aceleracionístas
medad propia de quienes han llevado la teoría demasiado lejos, de- abrazan la deshumanización y aceptan con seriedad este argumen
rivándola hacia la mera especulación abstracta. Pero, de hecho, la to marxista; también sintonizan con esos ideólogos que nos arran-
clave del accleracionismo consiste en ir demasiado lejos, así corno can la humanidad hasta convertirnos en ''simples" máquinas al ser-
en el deleite y el gozo que engendra tal inmersión y exceso. Lo que vicio del mercado. Su posición sobre esta línea divisoria explica la
hacen es irrumpir en el dominio de la abstracción .Y la especula- inestabilidad del aceleracionim10.
ción, que, con la crisis financiera, es sin duda el espacio de nuestra
. existencia. Debo confesar mi escepticismo ante la posibilidad de Pero también nos habla de la posición de la mano de obra dentro
que, en palabras de William Blake, semejante "camino del exceso'' del capitalismo: por un lado, necesaria para la producción del valor,
conduzca "al palacio de la sabiduría". A lo que nos conduce es a como señalara Marx; pero, por otro, constantemente excluida por
pensar qué denota dicho exceso y abstracción. Aunque el acelera- las máquinas y el desempleo. Para Marx, el capitalismo es "la con
cionismo no sea el camino revolucionario, tal vez sea el camino que tradicción en movimiento", pues "presiona para reducir el tiem-
registra, de forma exagerada e hiperbólica, algunos de los cambios po de trabajo al mínimo, a la ,~ez que postula el tiempo de trabajo
sísmicos que han tenido lugar en la acumulación capitalista desde como única medida y fuente de riqueza". 19 Esta contradicción se
la década de 1970 hasta la actualidad. ha vuelto cada vez más patente en los últimos cuarenta años. El
ámbito del trabajo se ha desplazado, por lo menos en países como
Lo que registra, en concreto, son dos tendepcias contradictorias: la
primera es la desaceleración real del capitalismo, que se traduce en 19. Karl Marx, trad. al de Martin Nicolam
una disminución de la tasa de retorno de la inversión del capital, lo (London: Pen~uin, 197.3), p.706.

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- Benjamin Noys - - VELOClLJADES MALIGNAS -

el Reino Unido y los Estados Unidos, de la fabrieación a la llamada


economía de servicios (aunque esto no se debe exagerar). También
se ha desplazado geogdficamente y en su forma, dispersándose
más allá de las concentraciones que antaño tuvo, o pareció tener.
l.
Al mismo tiempo, muehos de nosotros trabajamos cada vez más du-
ramente. El desahogo que se supone que iba a traer la tecnología
Máquinas de guerra
para la mano de obra simplemente deja menos trabajadores reali-
z:rndo mayor cant ídad de trabajo. 'l1 no estamos, como en la época
de Marx, encadenados a las máquinas de las fábricas, pero ahora Visitar la villa y el jardín de Gabriele D'Annunzio en Gardonc
algunos arrastramos nuestras cadenas en forma de ordenadores Riviera,junto al lago de Garda, supone experimentar la conmerno-
portátiles y teléfonos. raciún de la velocidad como símbolo esencial de la modernidad. Se
trata de una \elocidad vectorizada a través de ese otro signo distin-
Sugiero que el acelcracionismo intenta abordar de nuevo el proble- tivo: la guerra mecanizada. Aparte de su poesía, la villa y el jardín
ma del trabajo, entendido corno una experiencia imposible y ma- son las obras de arte de D'Annunzio que mejor prefiguran el siglo
soquista, mediante su reintegración en la máquina. En las páginas XX. El Virrori11/l· dl'gli i1uli1111i IVictmial de los italianos!, que así se
que siguen nos ocuparemos de esta fantasía de integración -la del llama la quinta, constituye un notable e inquietante te~timonio de
'hombre-máquina' (nc'itese el género)-, que podría salvar y tras ese "hombre-máquina" que forma parte de la \isión protufuturi~ta
cender a la vez el cuerpo de quien trabaja. Su realización adoptaría y protofascista de D~i\nnunzio. Contiene todas las "máquinas de
diversas formas, radicalmente distópicas y utópicas a un tiempo. velocidad" que encarnan esta estética de la aceleración y la guerra.
No obstante, en lugar de entenderlo como una solución, sostendré Ahí se encuentra la Moto.'11!fiJ Ar11111/11 Si/uranlc MAS-96, una lancha
que se trata más bien de un síntoma. Si adoptarnos una visión crí motora antisubmarina que capitaneó D'Annunzio (y cuyas siglas
tica del accleracionisrno, podernos usarlo para evaluar las mutacio~ reinterpretó de acuerdo con el lema latino, Mc111cnto audi'rl' S,·111pa:
nes de la fuerza de trabajo y su resistencia a la imegración en el ca~ "Acuérdate de arriesgar siempre"). O el avión SVA-5, en el que
pitalismo y la máquina, lo cual incluye el sabotaje, las huelgas, y las voló para lanzar panfletos de propaganda, y bombas, en "il Vr1/o su
formas más enigmátieas de resistencia pasiva. El énfasis que pone Vic1111u" !"Vuelo sobre Viena"J como líder de la escuadrilla de com-
el aceleracionisrno teórico en nuestra inmersión en el capitalismo bate "La Scr.:11issi11111 87", el 9 agosto de 1918. La más llamativa de
resultará fundamental para desentrañar las claves de los distintos estas máquinas, sin embargo, tal vez sea el buque de guerra
momentos históricos y culturales de los que me ocuparé en este que fue donado por el gobierno italiano y ahora se encuentra in-
libro. Es el carácter extremo del aeeleracionismo lo que hace de crustado en una ladera.
él una herramienta muy útíl para este diagnóstico. Dicho cadeter
nos brindará a su \'ez la posibilidad de que intentemos quebrantar Ese fülico barco, que embiste desde la colina, parece cristalizar con
la atracción que ejerce la aceleración. gran precisión el dominio masculino y protofascista sobre la na-
turaleza recurriendo a la tecnología y la aceleración. D'Annunzio

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- Benjamin Noys - - VELOClLJADES MALIGNAS -

el Reino Unido y los Estados Unidos, de la fabrieación a la llamada


economía de servicios (aunque esto no se debe exagerar). También
se ha desplazado geogdficamente y en su forma, dispersándose
más allá de las concentraciones que antaño tuvo, o pareció tener.
l.
Al mismo tiempo, muehos de nosotros trabajamos cada vez más du-
ramente. El desahogo que se supone que iba a traer la tecnología
Máquinas de guerra
para la mano de obra simplemente deja menos trabajadores reali-
z:rndo mayor cant ídad de trabajo. 'l1 no estamos, como en la época
de Marx, encadenados a las máquinas de las fábricas, pero ahora Visitar la villa y el jardín de Gabriele D'Annunzio en Gardonc
algunos arrastramos nuestras cadenas en forma de ordenadores Riviera,junto al lago de Garda, supone experimentar la conmerno-
portátiles y teléfonos. raciún de la velocidad como símbolo esencial de la modernidad. Se
trata de una \elocidad vectorizada a través de ese otro signo distin-
Sugiero que el acelcracionismo intenta abordar de nuevo el proble- tivo: la guerra mecanizada. Aparte de su poesía, la villa y el jardín
ma del trabajo, entendido corno una experiencia imposible y ma- son las obras de arte de D'Annunzio que mejor prefiguran el siglo
soquista, mediante su reintegración en la máquina. En las páginas XX. El Virrori11/l· dl'gli i1uli1111i IVictmial de los italianos!, que así se
que siguen nos ocuparemos de esta fantasía de integración -la del llama la quinta, constituye un notable e inquietante te~timonio de
'hombre-máquina' (nc'itese el género)-, que podría salvar y tras ese "hombre-máquina" que forma parte de la \isión protufuturi~ta
cender a la vez el cuerpo de quien trabaja. Su realización adoptaría y protofascista de D~i\nnunzio. Contiene todas las "máquinas de
diversas formas, radicalmente distópicas y utópicas a un tiempo. velocidad" que encarnan esta estética de la aceleración y la guerra.
No obstante, en lugar de entenderlo como una solución, sostendré Ahí se encuentra la Moto.'11!fiJ Ar11111/11 Si/uranlc MAS-96, una lancha
que se trata más bien de un síntoma. Si adoptarnos una visión crí motora antisubmarina que capitaneó D'Annunzio (y cuyas siglas
tica del accleracionisrno, podernos usarlo para evaluar las mutacio~ reinterpretó de acuerdo con el lema latino, Mc111cnto audi'rl' S,·111pa:
nes de la fuerza de trabajo y su resistencia a la imegración en el ca~ "Acuérdate de arriesgar siempre"). O el avión SVA-5, en el que
pitalismo y la máquina, lo cual incluye el sabotaje, las huelgas, y las voló para lanzar panfletos de propaganda, y bombas, en "il Vr1/o su
formas más enigmátieas de resistencia pasiva. El énfasis que pone Vic1111u" !"Vuelo sobre Viena"J como líder de la escuadrilla de com-
el aceleracionisrno teórico en nuestra inmersión en el capitalismo bate "La Scr.:11issi11111 87", el 9 agosto de 1918. La más llamativa de
resultará fundamental para desentrañar las claves de los distintos estas máquinas, sin embargo, tal vez sea el buque de guerra
momentos históricos y culturales de los que me ocuparé en este que fue donado por el gobierno italiano y ahora se encuentra in-
libro. Es el carácter extremo del aeeleracionismo lo que hace de crustado en una ladera.
él una herramienta muy útíl para este diagnóstico. Dicho cadeter
nos brindará a su \'ez la posibilidad de que intentemos quebrantar Ese fülico barco, que embiste desde la colina, parece cristalizar con
la atracción que ejerce la aceleración. gran precisión el dominio masculino y protofascista sobre la na-
turaleza recurriendo a la tecnología y la aceleración. D'Annunzio

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