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¿Qué es el benchmarking?

En la introducción al post te he puesto en negrita algunas palabras


relevantes que forman parte de un benchmarking. Y, con ellas, quizá ya
tengas una idea de por dónde van los tiros.

Pero falta lo mejor de la definición: ¿para qué necesita tu empresa un


benchmarking?

Aplicado al marketing podemos decir que el benchmarking es un proceso


de análisis de la competencia que ayuda a mejorar la estrategia de
marketing de nuestra empresa para diferenciarnos en el sector.

El benchmarking no significa copiar o plagiar a tu competencia. Si


pierdes tu identidad, estás perdido. La imagen de marca de tu empresa, tu
misión, tus valores y, en general, todo tu branding, son la esencia de tu
marca. No puedes dejar de ser lo que eres porque perderías tu esencia,
como bien dicen en Branzai.

Pero eso no significa que no debas mejorar.

Y esto me lleva a comentarte que el benchmarking significa aprender de


ese análisis de la competencia para mejorar tus procesos.

Este es el punto importante que hay que entender del benchmarking: no


vamos a copiar, vamos a aprender de nuestros competidores para poder
innovar y diferenciarnos de ellos. El benchmarking es innovar, mejorar
y diferenciarte de tu competencia.

A través de unas fases, que veremos unas líneas más abajo, podrás definir
de qué manera tu negocio puede tomar el liderazgo de tu sector. Con él
vamos a conseguir que la estrategia de marketing de la compañía se
enriquezca.

Piensa en Apple, por ejemplo. Steve Jobs diseñó smartphones, pero los
hizo diferentes. Miró qué había en el mercado y creó un iPhone que
marcó la diferencia entre él y los demás. Ahora es a ellos a quienes los
demás miran para intentar superarlos.

Y eso debes hacer tú con tu marca: extraer datos de tus competidores y


aplicarlos en tu benchmarking para ser diferente y mejor que ellos.

¿Qué tipos de benchmarking puedes


definir en tu negocio?

¿Qué parte de la estructura de tu compañía puede beneficiarse con el


análisis de la competencia? Obviamente, allí donde necesites una mejora.

Dependiendo del momento en que se encuentre tu empresa, puedes


aplicarlo en diferentes áreas y con diferentes objetivos.

1. Benchmarking interno
Lo desarrollas dentro de tu empresa. Es decir, lo que comparas son
las diferentes delegaciones, franquicias o departamentos de la marca.
En este caso, los competidores quedan al margen.

Nos centramos en nosotros mismos para poder analizar los


procedimientos que esa otra oficina o departamento tiene y que le hace
ser más rentable que aquella que quieres mejorar.

Por mi experiencia laboral, el mundo de la logística y el transporte lo


conozco bastante bien, y es fácil definir un benchmarking entre las
delegaciones de distintas provincias (o países, en el caso de una
multinacional).

Por ejemplo, se trataría de ver por qué las entregas a un e-commerce que
se realizan desde la ciudad X mejoran la satisfacción de los usuarios,
comparadas con las que se hacen desde el almacén de la ciudad Y.

2. Benchmarking externo
Es el más habitual y en el que, seguramente, estás pensando desde el
inicio de este post.

Aquí sí, vamos a hacer un análisis de la competencia. Es conveniente


hacer un DAFO para que tengamos una referencia de qué posición
ocupamos en nuestro sector.

Además, a partir de los datos extraídos, podremos mejorar nuestra


estrategia de marketing y nuestro posicionamiento.

3. Benchmarking funcional
Es el momento de pensar en un mercado global y tomar el pulso de tu
negocio con respecto a todo el espectro de empresas que están en tu
sector, sean de tu ámbito de influencia o no.

Volviendo al ejemplo de la logística y suponiendo que seas un operador


que hace entregas locales o regionales, puedes tener interés en mirar
cómo otras empresas en tu sector amplían su ámbito de influencia a
entregas nacionales o internacionales.

Fijarte en ellos y mejorar sus puntos débiles podría abrirte la puerta a


otros mercados que no tienes en tu espectro actualmente. Vale la pena
planteárselo, ¿verdad?

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