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El pecado imperdonable

Existe un límite que no vemos, una delgada línea que separa la misericordia y la
ira de Dios, y si alguno traspasaré ese límite, habrá cometido el pecado
imperdonable. Cuando hablamos del pecado imperdonable pensamos en cosas
como el homicidio o el abuso sexual, sin embargo Dios perdona y restaura a los
homicidas abusadores. El pecado imperdonable en realidad pareciese ser para
nosotros algo más insignificante; nos referimos a la blasfemia
En primer lugar debemos analizar lo siguiente ¿Cómo es que nuestro Señor Jesús
hizo tantos milagros, sanidades y cosas sobrenaturales? Me dirás: Es que Él era
Dios, y si es verdad, Él es Dios, pero a la vez siendo Dios, también era hombre
(1°Tim. 3:16). Existen dos naturalezas en la misma persona: Verdaderamente
hombre y verdaderamente Dios; y en su condición de verdaderamente hombre,
Jesús no inició su ministerio sin antes ser investido del poder del Espíritu cuando
fue bautizado por Juan (Lc. 3:22) y al ser bautizado vino el Espíritu Santo sobre Él
en forma de paloma, confirmándole como el “hijo amado de Dios”,
inmediatamente inicia su ministerio “lleno del Espíritu” (Lc.4:1), y en el poder del
Espíritu inicia su ministerio en Galilea (Lc.4:14), luego en Nazaret, entrando en la
sinagoga lee Isaías 61 diciendo: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me
ha ungido… Por lo cual debemos señalar que Jesús debió ser investido (o ungido)
del poder del Espíritu para realizar su ministerio. Por medio del Espíritu Santo fue
que Él hizo milagros, sanidades y prodigios. Ese poder y autoridad que recibió del
Espíritu lo confirmaba ante los hombres como el Hijo de Dios, por eso Nicodemo
dijo: Sabemos que has venido de Dios… nadie puede hacer estas señales si no está
Dios con él (Jn.3:2). Y al decir “sabemos” está incluyendo a un grupo de gente. Si
recordamos Nicodemo era un principal entre los judíos, este título era dado
normalmente a los miembros del sanedrín (asamblea de 71 hombres
prominentes, fariseos, rabinos, más el sumosacerdote), es decir los fariseos
entendían respecto a Jesús, que Dios el padre estaba con Él, no eran ciegos a esta
verdad.
En conclusión, Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para poder cumplir su
ministerio.
Para poder entender los versos de la lectura que tenemos, debemos analizar el
contexto de este pasaje. En estos versos del capítulo 12 vemos a Jesús que estaba
haciendo milagros y sanidades (v.9-13;15;22) en medio de mucha gente que le
seguía. Había sanado a un hombre de la mano seca en la sinagoga (v-9-13), luego
que se apartó de ese lugar sanaba a todos (v.15), luego le trajeron a un hombre
que era poseído por un espíritu ciego y mudo (espíritu de enfermedad) que fue
liberado de modo que fue sanado de su enfermedad, porque veía y hablaba
(v.22). Cuando la gente observó esto quedaron atónitos y se preguntaban si era
este el hijo de David (término popular para referirse al mesías, a las profecías
hechas a David sobre su reinado eterno), pero los fariseos no hallaron mejor cosa
que atribuir al diablo las obras que Jesús estaba haciendo. Él entrega una
respuesta muy lógica y llena de sentido común en los versos 25 al 27, pero en los
versos 28 al 30 Jesús reconoce que Él hace, lo hace a través del Espíritu de Dios.
En el verso 29 debemos saber interpretar lo que Jesús trataba de decir, Él se
refiere a satanás como “el hombre fuerte” y para poder atarlo y saquear su casa
se requiere de alguien mayor y más poderoso, por lo cual Jesús está reconociendo
que Él es más poderoso y tiene autoridad de poder saquear su casa, como lo
explica la NTV
Pues, ¿quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte
como Satanás y saquear sus bienes? Sólo alguien aún más fuerte, alguien que
pudiera atarlo y después saquear su casa.
Entre los pecados que Dios perdona se encuentra “toda blasfemia”, sea entre los
hombres, o a Dios mismo, la excepción a esta regla cambia cuando el destinatario
de esta blasfemia es el Espíritu Santo.
La blasfemia contra el Espíritu Santo es un acto consiente y voluntario. Esta
blasfemia cometida por los fariseos no nacía de su ignorancia, ellos conocían
quien era Jesús, ellos rechazaron la evidencia ineludible de que el poder de Dios
estaba en Él. Este pecado contra el Espíritu Santo que ellos cometieron nacía del
aborrecimiento que sentían por Jesús. Recordemos ¿Cuál era el argumento que
daban los fariseos para no creer que Jesús era el Mesías?
 Que nada bueno salía de Galilea (Jn. 7:45-52)
 Que, según los fariseos, no guardaba el dia de reposo, porque sanaba en
sábado (Jn.9:16)
 Que se juntaba con los pecadores (Lc.19:7)
La blasfemia es un pecado de soberbia, no es un pecado de ignorancia que nace
de un corazón que no comprende, sino nace de un corazón endurecido que
entendiendo que Jesús obraba por el Espíritu de Dios, lo negaban
voluntariamente e injuriaban al Espíritu de manera consciente.

Ofensas de los incrédulos


1. Resistir al Espíritu Santo
2. Insultar o hacer afrenta al Espíritu Santo
El Espíritu Santo produce convicción de pecado, arrepentimiento y fe en el
creyente. El apóstata ha renegado su fe, ha pisoteado al hijo de Dios, ha
tenido por inmunda la sangre del pacto y por lo tanto ha hecho afrenta al
Espíritu de Gracia que
3. Blasfemar contra el Espíritu Santo
Ofensas de los creyentes
1. Contristar al Espíritu Santo
El apóstol Pablo está haciendo un llamado a una vida santa, advierte sobre
ciertas conductas que no deben existir en el cristiano, y en medio de ellas
advierte “Y no contristéis al Espíritu Santo” No causen tristeza al Espíritu
Santo ¿De qué forma causamos tristeza al Espíritu? Precisamente no
atendiendo a las advertencias de este llamado a una vida santa, es decir,
que cualquier pecado cometido por el creyente, produce tristeza en el
Espíritu Santo que hemos recibido.
2. Mentir al Espíritu Santo

3. Apagar al Espíritu Santo

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