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Desde los inicios de las primeras manifestaciones artísticas, el arte ha sido un medio de

vinculación con nuestro entorno natural, social y cultural. Los vestigios encontrados de arte

rupestre en cuevas como la de Chauvet (al sur de Francia, Ardéche) corresponden a una

expresión comunicativa y registro real de cómo se vivía hace más de 30.000 años, y reflejan las

interpretaciones de aquel momento, usando el recurso artístico, gráfico y visual como fuente de

expresión. Los dibujos encontrados dan cuenta de la estrecha relación que tenían con el espacio

natural los artistas que se aventuraron a plasmar en las paredes de sus cuevas -en el caso de

Chauvet- pinturas de animales y actividades diarias que hoy han desaparecido. Se podría decir

que estas son unas de las primeras formas de arte ecológico que conocemos. La técnica evidencia

un manejo notable de los colores confeccionados con pigmentos y minerales naturales; el

naturalismo de sus trazos y la perspectiva utilizada en la difuminación de tonos en algunas zonas,

logran efectos visuales que dan cuenta perfectamente el mensaje a comunicar, entregado de

manera efectiva para su comunidad y a la actualidad como registro vivo de fauna y tribus

extinguidas.

Esta estrecha relación de la naturaleza con el arte ha perdurado en el tiempo, en la búsqueda del

ser humano por entender el mundo que le rodea, su vinculación con otros seres, su entorno, etc.

Es precisamente el desarrollo de herramientas artísticas las que han transformado el cómo

contemplamos el mundo, desde lo más profundo de nuestro ser, pues en el momento de la

experiencia artística hay un desarrollo complejo de la persona en su vínculo con otros, una

manifestación social que nos da oportunidades de igualdad y de registro contemporáneo a lo

vivido en cada época de nuestra historia; un testimonio real, profundo y contundente a la hora de

entender nuestra propia existencia y evolución a través de los años.


El potencial creativo entrega a quien lo ejecuta (el artista) y a quien observa (el espectador) un

momento de contemplación y entendimiento frente a situaciones adversas, mejorando nuestra

apreciación por la cultura, el medio ambiente (conciencia de nuestro propio entorno) y como

referente a la sociedad. Es por este motivo que el arte se hace trascendental como herramienta

educativa y explicativa a otros, ya que tenemos el valioso registro desde hace 30.000 años a la

actualidad.

Como ejemplo más reciente (a finales de 1960) es el movimiento artístico Land Art, que ha

retomado y conservado la vinculación del artista con su medio natural y social en la

representación artística, transformando el paisaje donde desarrolla su quehacer artístico en un

discurso entregado a la colectividad que se hace parte de dicha obra. A diferencia de la literalidad

del arte rupestre, el mensaje se hace más subjetivo y menos literal para quien observa, dándole un

rol más activo al espectador respecto a cómo comprender y descifrar el mensaje que transforma y

crea consciencia en nuestra sociedad sobre temas trascendentales que hoy nos hacen estar

presentes y ser más reflexivos de nuestra realidad en todas sus dimensiones. Lo interesante del

Land Art, es que sale al encuentro con el espectador, haciéndolo incluso participe de la misma

obra, esta forma de involucrar a quien en teoría es un observador, hace que él mismo se convierta

de alguna forma en la extensión de ese discurso y mensaje a transmitir por el artista. El arte sale

del refugio de las cuevas de Chauvet, del museo y/o la galería y se encuentra consigo mismo y su

entorno, rescatando elementos claves de éste.

Por lo tanto, al arte invisible, la música, ya no le toca hoy sublimar el espíritu de la Burguesía

como ocurrió en la Europa del siglo XIX. Tampoco luchar por ser reconocida como expresión de

la sociedad en la que vivimos, uno de los retos musicales en el siglo XX. La capacidad de

escuchar música del ser humano (no todos los seres vivos la tienen) y la importancia de su
lenguaje para nuestra construcción física e intelectual, convierten a la música en el siglo XXI en

una ineludible responsabilidad, la de dar, de nuevo, un espacio central a su función social. La

integración de la música en la vida de las comunidades ha sido diversa. Desde los orígenes,

vinculada al trabajo diario y a los rituales de la comunidad, hasta la actualidad en la sociedad

occidental, donde una de las necesidades ancestrales del hombre como es incorporar la música a

su conocimiento de la vida ha quedado relegada a un segundo plano.

La música como algo que cura, que transforma y que acompaña a las diferentes generaciones

creando vínculos entre ellas. Sólo algunos grupos mantienen el ritmo heredado de sus orígenes

que hace inseparables vida y arte, aunque ello suponga ocupar los márgenes de nuestra sociedad.

Los efectos de la industria del entretenimiento en el sector musical han desatado luchas por las

cifras de ventas, de público, o las listas de éxitos.Ypese a la relativización de los números frente a

los millones de descargas en la red, la sociedad del espectáculo sigue con su tarea transformadora

de los usos de la música a través del control de los puntos estratégicos tradicionales. Pero, ¿qué

ocurre si como dice Alessandro Baricco en su Ensayo sobre la mutación existe además un nuevo

mapa? “Estaría construido por los bárbaros: hombres mutantes que sustituyen un paisaje por otro

y que no tienen el instinto de destruir y basta: lo que tratan de hacer enseguida es transformar

todo lo que encuentran en un sistema de paso”. Un sistema con nuevas coordenadas que ayudan a

instalar la precariedad de lo superficial en lo nuevo (asfixiando lo viejo) y que juegan a eliminar

el silencio que debe preceder a la música que surge por necesidad.

Ante eso, el individuo se ve obligado a encontrar reductos donde las prácticas colectivas todavía

sean posibles. Plataformas como el barcelonés Taller de Músics, en el Raval, o Gràcia Territori

Sonor son ejemplos de la incidencia colectiva de la música sobre el territorio a través de diversos

dispositivos sonoros que modifican e implican a la comunidad a distintos niveles.


Bibliografía

Endémico. (26 de 03 de 2020). Google. Obtenido de El arte como medio de tranformación:


https://www.endemico.org/control-mental/arte-medio-transformacion/

La Vanguardia. (26 de 03 de 2020). Google. Obtenido de Música en sociedad:


https://www.lavanguardia.com/20101215/54087156040/musica-en-sociedad.html

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