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Es, en ese sentido, lo contrario a las situaciones de monopolio, ya que ninguna empresa
podría ejercer una influencia mayor que las demás sobre el mercado. Por ejemplo, el
marketing perdería su sentido de ser.
HOMOGENEIDAD DEL PRODUCTO: Los productos tendrían que ser idénticos para
cada cadena del mercado, de manera que a cada consumidor le dé igual, de entrada,
consumir uno u otro producto, por lo que no hacen falta las campañas de marketing ni las
estrategias de convencimiento del cliente.
Así, los mercados “imperfectos” lo son porque dicho ciclo no se da sin tropiezos ni
torceduras, sino que está lleno de desigualdades y accidentes que distorsionan su
funcionamiento ideal, es decir, perfecto.
EJEMPLO.
No existen ejemplos como tal que puedan darse en un mercado de competencia perfecta,
pero podemos imaginar uno, un circuito en donde haya un mismo número de productores
de zapatos, que tengan acceso a los materiales similares en cuanto a materia prima y que
tengan similares oportunidades de vender dentro del segmento de mercado donde se
comercializan los zapatos. Sin el marketing el consumo de zapatos dependería de la
necesidad de los consumidores.
Los precios de los zapatos oscilarán conforme a la demanda y la oferta es decir que se
comprarán más cuando hagan falta o en una época especial (diciembre) y subirán de precio
pero luego cuando pase la temporada decembrina y llegue enero bajaran los precios.
En este ejemplo la competencia será perfecta pues no habrá ninguna regulación estatal del
precio, ninguna limitación a la producción de zapatos y ningún monopolio de calzado en el
país.