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Manual Johns Hopkins de Procedimientos en Cirugia Cardiaca 2 Edicion PDF
Manual Johns Hopkins de Procedimientos en Cirugia Cardiaca 2 Edicion PDF
EDICIÓN
PROCEDIMIENTOS
EN CIRUGÍA
CARDÍACA
ERRNVPHGLFRVRUJ
AD V E R TE N C IA
El e d ito r
segunda
EDICIÓN
PROCEDIMIENTOS
EN CIRUGÍA
CARDÍACA
John V. Conte, MD
Associate Director, División Cardiac Surgery
Director o f Heart and Lung Transplantation
Associate Professor of Surgery
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
William A. Baumgartner, MD
Cardiac Surgeon-in-Charge
The Vincent L. Gott Professor
Vice Dean of Clinical Affairs
President o f Clinical Practice Association
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
ELSEVTER
Revisión científica:
Dr. Jorge Centeno Rodríguez
Especialista en Cirugía Cardíaca
Médico Adjunto del Servicio de Cirugía Cardíaca
Hospital 12 de Octubre de Madrid
Brian T. Bethea, MD
Resident in Cardiac Surgery
Johns Hopkins University School o f M edicine
Baltimore, Maryland
Trasplante de corazón y tratam iento de la cardiopatía term inal
Pramod Bonde, M D
Cardiothoracic Surgery Fellow
Johns Hopkins University School o f M edicine
Baltimore, Maryland
D ispositivos m ecánicos
v¡i
viii Colaboradores
David J. Caparrelli, M D
Resident in Cardiac Surgery
Johns Hopkins University School o f M edicine
Enferm edad valvular cardíaca
Jo h nV . Conte, M D
Associate Director, División Cardiac Surgery
Director o f Heart and Lung Transplantation
Associate Professor o f Surgery
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
Enferm edad coronaria; Enferm edad valvular cardíaca; Enfermedades
de la aorta; D ispositivos m ecánicos
Nauder Faraday, MD
Associate Professor o f A nesthesiology and Critical Care M edicine
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
Hemostasia, coagulopatía y taponam iento cardíaco
Kirk J. Fleischer, M D
M id-Atlantic Cardiothoracic Surgeons, Ltd.
Norfolk, Virginia
Apéndice: esquem as terapéuticos
Kelly G rogan, M D
A ssistant Professor o f A nesthesiology and Critical Care M edicine
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
Tratamiento de las com plicaciones respiratorias en el postoperatorio
Tain-Yen Hsia, M D
A ssistant Professor, Pediatric Cardiothoracic Surgery
M edical U niversity of South Carolina
Charleston, South Carolina
Enferm edad coronaria
EricA. Peck, MD
California Cardiac Surgeons
Bakersfield, California
Enferm edad coronaria
Glen D. Quigley
M edical Student IV
Johns Hopkins University School o f M edicine
Enfermedades de la aorta
AshishS. S h a h ,M D
A ssistant Professor o f Surgery
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
Tratamiento quirúrgico de las arritm ias cardíacas
R. S c o ttS tu a rt, M D
M id America Heart Institute
KansasCity, M issouri
Apéndice: esquem as terapéuticos
Edward W . Verde, M D
D epartm ent of Anesthesiology
Loma Linda University M edical Center
Loma Linda, California
Isquem ia de m iocardio postoperatoria
Jam es W eller, M D
Staff Anesthesiologist
Bethesda North Hospital
Cincinnati, Ohio
Secuelas neurológicas de la cirugía cardíaca
Jason A. W illiam s, M D
Surgery Resident
Johns Hopkins Hospital
Baltimore, Maryland
Enfermedades de la aorta; Trasplante de corazón y tratam iento
de la cardiopatía term inal
Prólogo
John V. Conte
Todd Dormán
Sharon G. Owens
William A. Baumgartner
r
Indice de contenidos
1 Valoración preoperatoria 3
M aryhelen M ille r y Glenn Beauman
3 Enfermedad coronaria 61
Tain-Yen Hsia, Eñe A. P e c k y John V. Conte
xv
xvi índice de contenidos
17 Anticoagulación 409
Sue Aum ick, Valerle E lliott y Gloría Peíthman
V aloración
preo peratoria
INTRODUCCIÓN
Se han sucedido m uchos cam bios en la industria sanitaria, el paciente, la
población y la prestación de asistencia sanitaria en los últim os diez años,
lo que ha exigido variar la valoración preoperatoria de los pacientes. La
dism inución de la duración de la estancia ha afectado tanto a la estancia
postoperatoria com o a la preoperatoria, lo que deja m enos tiem p o para
las evaluaciones a fondo. Además, con la mejora en los tratam ientos los
pacientes tienen un mayor núm ero de com orbilidades cuando se presen
tan a cirugía cardíaca. En Estados Unidos existen obstáculos sociales,
geográficos, financieros y legislativos para la atención sanitaria, y la dism i
nución del núm ero de personas en la población con acceso asiduo a la
atención sanitaria es cada vez mayor. Aunque prácticam ente tod os los
posibles pacientes quirúrgicos cardíacos son vistos por un cardiólogo an
tes de la cirugía, la evaluación com pleta no está necesariam ente term ina
da cuando se deriva al enferm o.
Los avances m édicos y tecnológicos han m odificado las característi
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
3
Parte 1 Valoración preoperatoria
otras enferm edades que influyen sobre los resultados del procedim iento
quirúrgico. Este capítulo se centrará en el estudio preoperatorio del pa
ciente, incluidas la evaluación de la enferm edad cardíaca primaria y la si
tuación m édica y psicosocial que pueden afectar a la m orbilidad y la m or
talidad del paciente en el período perioperatorio.
PRUEBAS PREOPERATORIAS
Los pacientes pueden haber com p le ta do una serie de pruebas antes de
ser referidos para cirugía cardíaca. Éstas suelen esta r relacionadas con
los síntom as clínicos, la historia cardíaca previa, la cardiopatía actual y
el m om e nto de su enferm edad en el que se ha indicado la cirugía car
díaca. En la tabla 1-1 se enum eran algunas de las pruebas a las que el
paciente puede haberse so m e tid o durante la evaluación inicial de la en
ferm edad.
Los factores de riesgo cardíacos y no cardíacos tendrán que ser eva
luados m ediante pruebas de laboratorio, radiológicas y ecográficas antes
de la cirugía. Los estudios que figuran en la tabla 1-2 son las pruebas clí-
T A B L A 1-1
PR U EBAS CAR D ÍA CA S NO IN V ASIVA S____________________________________________
ELECTROCARDIOGRAM A DE 12 DERIVACIO NES (ECG, REVISADO POR EL CARDIÓLOGO)
Medida de intervalos
PR, QRS, QT
Ritmo
Frecuencia
Desviación del eje
Presencia de bloqueos de rama, defectos de conducción intraventricular
Ondas Q
Cambios en la onda ST/T
ECO CARDIO G RAM A_____________________________________________________________
Movilidad segmentaria
Anomalías
Presencia de enfermedad valvular
Fracción de eyección
Valoración preoperatoria 5
TABLA 1-2
PR U EBAS C AR D ÍA CA S IN V ASIVA S____________________
CATETERISMO CARDÍACO____________________________
Anatomía coronaria
Localización de las lesiones y porcentaje de oclusión
CATETERISMO DERECHO_____________________________
Presión aórtica sistólica (mmHg)
Presión sistólica pulmonar (mmHg)
Presión capilar media (mmHg)
índice cardíaco (l/min/m2)
Fracción de eyección del ventrículo izquierdo
CATETERISMO IZQUIERDO___________________________
VALORACIÓN PREOPERATORIA
Presión sistólica del ventrículo izquierdo
VENTRICULOGRAFÍA IZQUIERDA*_____________________
Cálculo de la función sistólica izquierda
* En pacientes seleccionados.
form ación debe extraerse de la propia descripción del enferm o, sin apa
bullarle con térm inos o frases médicas. Se debe instar al paciente a que
describa la naturaleza o las características de los síntom as y a contar
cuándo ocurrieron por primera vez, la frecuencia, qué exacerba esos sín
tom as y qué los alivia. La medida del m alestar que sufre el enferm o suele
ser fundam ental y se puede obtener preguntando al paciente qué nivel de
m alestar presenta en una escala del 1 al 10, siendo 10 el peor dolor que
haya experim entado nunca.
Aunque la historia se recoja a partir de la propia descripción del enfer
mo, puede co m p le ta rse usando los té rm in o s m éd ico s co m ú n m e n te
entendidos y aceptados. Los térm inos m édicos que se utilizan para des
crib ir los síntom as que están más relacionados con la historia cardíaca
son disnea, disnea de esfuerzo, síncope, dolor torácico, disnea paroxísti-
ca nocturna, ortopnea, palpitaciones, diaforesis, edem a en extrem idades
inferiores, etc.
Resulta m uy valioso un cronogram a preciso de los acontecim ientos
relacionados con su enferm edad y contribuye a com pletar el cuadro de la
m ism a. La cronología de los cuadros m édicos sig nifica tivos, com o un
infarto de m iocardio o una cirugía cardíaca previa, los procedim ientos in
terven cio nistas cardíacos previos y los procedim ientos de diagnóstico
pueden proporcionar los datos históricos pertinentes para centrar la aten
ción en el presente.
Por últim o, después de la evaluación subjetiva que proporciona el pa
ciente deben incluirse los datos obtenidos de las evaluaciones realizadas
por el cardiólogo y el m édico de atención prim aria. La docum entación
sobre la m edicación, la evolución y los resultados del ecocardiogram a, los
estudios isotópicos y el cateterism o cardíaco proporcionan una descrip
ción más objetiva de la extensión de la cardiopatía.
TABLA 1-3
ANTECEDENTES M ÉD IC O S____________________
EN FER M ED AD ES A G U D A S Y CRÓ NICAS________
VALORACIÓN PREOPERATORIA
Enfermedades tiroideas
Traumatismos
Alteraciones genéticas
Función renal
Hipertrofia prostética
Hospitalizaciones previas
M e d ic a c ió n
Es im p rescin dible recoger una historia com p le ta de las m edicaciones
actuales y pasadas y de las alergias conocidas a m edicam entos y los
síntom as resultantes de estas alergias. Esta parte de la historia debe
8 Parte 1 Valoración preoperatoria
Exploración física
E sta e x p lo ra c ió n d e b e re a liza rla un p ro fe s io n a l c o n c a p a c id a d para re
c o n o c e r las m a n ife s ta c io n e s fís ic a s p a to ló g ic a s . T a n to si la rea liza el
PREOPERATORIA
R E V IS IÓ N POR Ó R G A N O S ______________________________________________________________
Salud: última consulta y exploración médica, mamografía y hallazgos, última
citología y hallazgos, último examen prostético y hallazgos
Estado general: pérdida o ganancia de peso reciente, resfriados, gripes,
infecciones
Piel: exantema cutáneo, infección, hematomas con facilidad
VALORACIÓN
Cabeza: cefaleas, migrañas, tumefacciones, hematomas
Ojos: gafas, defectos visuales, trastornos visuales, moscas volantes, déficit parcial
en el campo visual
Oídos: hipoacusia, vértigo, acúfenos
Nariz: alergias estacionales, rinitis, epistaxis
Garganta: disfagia, dolor, enfermedad por reflujo
Boca: examen dental reciente
Cuello: limitaciones de movilidad, dolor, inflamación glandular
Cardiológico: historia de la enfermedad actual
Enfermedad vascular periférica: dolor en las piernas con el ejercicio, edemas en
miembros inferiores, frialdad de las extremidades, varices
© ELSEVI ER. Fotocopiar sin autorización es u n delito.
TABLA 1-5
E X P L O R A C IÓ N F ÍS IC A _________________________________________________________________
El objetivo es la evaluación completa del paciente, fijándose en los aspectos
de cada órgano que puedan afectar a la evolución de la cirugía o del
postoperatorio.
• Signos vitales: presión arterial (ambas extremidades superiores), temperatura,
pulso (regular o irregular), frecuencia respiratoria
• Observaciones generales: aseo, alimentación, alerta, orientación, reactividad,
valoración subjetiva del médico, lugar de la exploración, otras personas
presentes aparte del enfermo
• Piel: calor, flexibilidad, color, turgencia, exantemas, cicatrices, equimosis,
hematomas
• Cabeza: rasgos, traumatismos
• Ojos: conjuntiva, esclera, movimiento ocular simétrico, pupilas isocóricas y
PREOPERATORIA
reactivas a la luz y la acomodación
• Nariz: rinorrea, pólipos, epistaxis, tabique nasal
• Orofaringe: estado dental, prótesis dentales, higiene dental
• Boca: mucosa bucal, encías, orofaringe, clasificación de la vía respiratoria
• Cuello: movilidad, adenopatías, masas, tiroides, presión venosa yugular,
soplos
• Corazón: ritmo, soplos, infartos de miocardio preoperatorios, componentes
de la auscultación S1, S2, S3, S4.
• Sistema vascular periférico: pulsos carotídeo, braquial, radial, femoral, pedia,
VALORACIÓN
tibial posterior
• Tórax: sonidos respiratorios, auscultación bilateral pulmonar, excursión
respiratoria, espirometría, tejido mamario
• Abdomen: ruidos abdominales, distensión, dolor, hernias, masas, masas
pulsátiles, soplos, sangre oculta en heces
• Genitourinario: exantema, estenosis, masas, lesiones
• Musculoesquelético: masa muscular, rango de movilidad, inflamación
articular, fuerza muscular
• Neurológico: pares craneales 2-12, déficit sensitivos o motores, reflejos
tendinosos profundos, función cerebelosa y equilibrio, propiocepción
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0 4 A le rg ia s:
0 5 Peso kq A ltu ra cm
0 6 Signos vitales:
0 7 E n tradas y salidas:
0 8 D ieta: . Normal sin sal
Calorías
0 9 Ó rd en es p re o p e ra to ria s
1 0 Ayunas desde medianoche excepto
medicaciones
11 Lavado del tórax, abdomen y ambas piernas
con jabón antiséptico la noche anterior
1 2 Lavado del tórax, abdomen y ambas piernas
con jabón antiséptico la misma mañana
1 6 M ed icació n:
FIG UR A 1-1
Véase el pie de la figura en la página siguiente.
V aloración p re operatoria 13
2 2 Pruebas de laboratorio:
2 3 C ruza r 4 concentrados de hematíes
C ruza r 6 concentrados en reoperados
2 4 Estudio de co agulación
Anticuerpos a ntiheparina
PREOPERATORIA
Péptido natriurético en caso de
rem odelación ventricular
2 5 ECG de 12 derivaciones
R adiografía de tórax (lateral
y posteroanterior)
Análisis de orin a con estudio m icrobiológico
VALORACIÓN
ventricular)
Firma
N 2 ID N 2 busca
Órdenes preoperatorias.
BIBLIOGRAFIA
Cheitlin M, Sokolow M, M cllroy M: Clinical Cardiology, 6th edition. Norwalk, CT:
Appleton & Lange, 1993.
Grecu Lf Mehaffey C, Isselbacher E: Preoperative noninvasive cardiac testing: Which
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
Los fárm acos que m odulan la función cardiovascular son un com ponente
esencial en el tra ta m ie n to de pacientes en el entorno perioperatorio. Su
apropiada adm inistración y dosificación está sujeta a la com prensión del
proceso o de los procesos patológicos subyacentes, de los m ecanism os
alterados que contribuyen a estas condiciones anómalas y al conocim iento
de cóm o estos m ecanism os pueden ser evaluados y m odulados por drogas
ó cardiovasculares exógenas para m antener la tensión sanguínea y la perfu-
| sión orgánica. Los procesos fisiopatológicos subyacentes que se desarro-
§ lian o se exacerban durante el período perioperatorio se discuten más ade-
© lante. Este capítulo resum e los m ecanism os im plicados en la regulación del
sistem a cardiovascular, explora cóm o pueden ser alterados en el entorno
-I perioperatorio agudo y analiza cóm o pueden ser regulados usando agentes
| exógenos. Se trata cada tipo de droga y, dentro de cada tipo, se dan ejem -
-§ píos específicos en detalle.
o _______________________________________________________
FISIOLOGIA CARDIOVASCULAR
o El sistem a cardiovascular está co n tro la do por m e ca nism o s reguladores
cc com p le jos e interrelacionados, incluyendo los intrínsecos del m úsculo liso
§ vascular y los m io citos, aquellos que residen en el m edio local (p. ej., óxi-
Í3 do nítrico [NO] y PGI^ y m eca nism o s sistém icos neurohum orales (es de-
© cir, sistem a nervioso autónom o [SNA], sistem a renina-angiotensina-aldos-
17
18 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
CARDIOVASCULARES
A diferencia del sistem a n e rvio so sim p ático , surge de las regiones cra-
neosacras del sistem a ne rvio so cen tra l. Su fu n ció n princip al es la ho-
m e o sta sis g a stro in te stin a l. Sin em bargo, la e stim u la ció n parasim pática
tam bién desencadena respuestas en el corazón y el m úsculo liso. Los ór
ganos e fe cto re s tie n e n re ce p to re s nicotínico s o m usca rín ico s que son
activados por el neurotransm isor acetilcolina. A quí nos centram os en los
receptores m uscarínicos cardiovasculares, esp ecíficam e nte en los s u b ti
pos M 1 -M 5 12.
Los receptores m uscarínicos activan vías de señalización a través de
segundos m ensajeros13. La activación de receptores M 1 , M 3 y M 5 aum en
ta el calcio intracelular a través de m ecanism os de pe nd ien te s del inositol
1,4,5-trifosfato (IP^. Los receptores muscarínicos M 2 y M 4 activan m eca
nism os dependientes de la proteína G. Una vez liberada, la acetilcolina tiene
AGENTES FARMACOLÓGICOS
efectos variados. La estim ulación de los receptores m uscarínicos sinoauri-
culares produce bradicardia, pero no tien e un e fe cto sig nifica tivo directo
sobre la contractilidad. La activación de los receptores m uscarínicos del
m úsculo liso bronquial puede provocar broncoespasm o, y los antagonistas
de estos receptores se han usado com o terapia en la enferm edad pulm onar
obstructiva crónica14.
La función miocárdica (volum en eyectivo) está determ inada por tres va
riables: 1) precarga, 2) contractilidad y 3) poscarga.
20 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
VASOCONSTRICTO RES
(V. ta b la 2-1.)
La hipotensión por vasodilatación sistém ica es un problem a com ún en el
período perioperatorio. La resistencia vascular sistém ica es un com ponente
esencial de la presión sanguínea. El ton o vascular preexistente en los pa
cientes puede dism inuir, com o se ve en la sepsis, secundario a medicación,
en la cirrosis y durante el embarazo. Adem ás, las condiciones dinám icas
pueden contribuir a reducir de form a intraoperatoria las resistencias vascu
lares sistém icas, por ejem plo la CEC y el calentam iento. La fenilefrina, me-
toxamina, VP y NA son los principales agentes usados para aum entar la re
sistencia vascular.
Agentes farm acológicos cardiovasculares 21
RESPUESTA FISIOLOGICA
A LA INTERVENCIÓN FARMACOLÓGICA
CARDIOVASCULARES
RESPUESTA CARDIOVASCULAR INTEGRADA (CURVA P-V)
AGENTES FARMACOLÓGICOS
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FIGURA 2-1
Objetivo de la utilización de fármacos inotrópicos y agentes vasoactivos en la optimi
zación de la función cardiovascular, como demuestra el grupo de curvas de Frank-
Starling (A), así como una curva de presión-volumen que muestra la alteración en la
relación presión-volumen telesistólico (B). Aumentando la función contráctil indepen
diente de la carga mejorará el volumen eyectivo (VE) y, de ese modo, el gasto cardía
co para una condición de carga del corazón dada. Por otro lado, los fármacos inotró
picos pueden mantener el VE al tiempo que se reduce la carga y elevar así la
eficiencia del miocardio por disminución del trabajo miocárdico.
22 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
TABLA 2-1
TRATAMIENTO DEL SHOCK DISTRIBUTIVO
Fármaco Bolo/dosis de carga Infusión
Fenilefrina 50-100 fig i.v. 0,5-10 (xg/kg/min
Noradrenalina 0,03-0,2 jxg/kg/min
Metoxamina 3-5 mg cada 5-10 min 5 |xg/min la dosis inicial;
aumentar hasta
conseguir el efecto
Vasopresina 1-3 unidades 0,01-0,04 unidades/min
i.v., intravenoso.
Fenilefrina
Es un agonista directo c^-adrenérgico sintético no catecolam ínico. Resulta
m ás e fe ctivo com o c o n stricto r arterial que com o ven oco nstrictor. Tiene
efectos vasoactivos inm ediatos tras su adm inistración intravenosa. El m eta
b o lism o he pá tico e in te stina l da una vida m edia de a p roxim a da m en te
2,5 horas. Aunque es m enos potente que la NA, la fenilefrina aum enta la
presión de perfusión de los órganos vitales en estados de vasodilatación. El
aporte de oxígeno al m iocardio aum enta la presión diastólica sistém ica. Sus
indicaciones de uso incluyen a pacientes con hipotensión y coronariopatía,
estenosis subaórtica hipertrófica, estenosis valvular aórtica, estenosis val
vular m itral, m o vim ien to sistólico anterior de la válvula m itral, taquicardia
supraventricular paroxística y cardiopatías congénitas con shu nt derecha-iz
quierda18, y com o medida tem poral para corregir la hipovolem ia y la hipo
tensión hasta restablecer el volum en intravascular. Otras indicaciones son
la terapia posreperfusión para el trasplante hepático19 y la descongestión
nasal.
Su adm inistración intravenosa se asocia con bradicardia m ediada por
barorreceptores (fig. 2-2). La fenilefrina puede em peorar transitoriam ente la
función ventricular izquierda en el contexto de enferm edad coronaria20. Bo
los de 50-100 fxg y perfusiones intravenosas continuas de 0,5-10 jj,g/kg/min
consiguen los objetivos deseados.
M eto xa m in a
Es un agonista o^-adrenérgico m enos usado. También se trata de un com
puesto no catecolam ínico sin té tico sin efectos p ni o^. Su adm inistración
intravenosa tiene efectos inm ediatos que duran aproxim adam ente 15 m inu
tos. Sus indicaciones son sim ilares a las de la fenilefrina. Bolos de 3-5 m g y
perfusiones intravenosas continuas com enzando con 5 (ig/m in consiguen el
efecto deseado.
Vasopresina
Es un análogo exógeno de la hormona antidiurética (ADH). La vasopresina-1
(V1) activa receptores del m úsculo liso. La activación de este receptor produ
ce vasoconstricción arterial directa e inhibe la hiperpolarización del receptor
(fig. 2-3, A). La hiperpolarización resultante de la inhibición de la enzima con-
vertidora de la angiotensina (IECA) deja a las células m usculares lisas vas
culares paralizadas ante los e fe cto s va so co n stricto re s de los agonistas
adrenérgicos. La VP tam bién potencia los efectos vasoactivos de las cateco-
Agentes fa rm a co ló gico s cardiovasculares 23
GRAVE INTERACCIÓN
DE NITRATOS
CARDIOVASCULARES
AGENTES FARMACOLÓGICOS
FIGURA 2-2
Grave interacción medicamentosa de nitratos. El mecanismo normal de la erección
implica vasodilatación del pene mediada por guanosina trifosfato (GTP) y guanosina
m onofosfato cíclica (GMP). Los inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (PDE-5),
como el sildenafil, actúan inhibiendo la ruptura enzimática de GMP cíclico a GMP en
el pene con aumento de la vasodilatación. Esto no se limita al pene, y la vasodilata
ción periférica añadida a la causada por los nitratos da lugar a una caída de la pre
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
sión arterial (PA) excesiva y a un posible síncope. Por tanto, el uso de inhibidores de
la PDE-5 en cualquier paciente que está tomando nitratos está contraindicado. (De
Opie LH, Gersh BJ: Drugs for the Heart, 6.3 ed. Filadelfia: W.B. Saunders, 2005.
Fig. 2-3.)
AVP
(m l/kg /m in )
NA
(n g /k g /m in )
DOPA 300 i
(p g /k g /m in ) 0 J
160
120
PAS
(mmHg) 80
CARDIOVASCULARES
40
-5 -4 -3 -2 -1 0 2 3 4 5
Tiempo (horas)
B
AGENTES FARMACOLÓGICOS
phase o f hemorrhagic shock. Circulation 100:226-229, 1999.)
N oradrenalina
Es el principal neurotransm isor fisiológico posganglionar sim pático, liberado
en la médula adrenal y las neuronas sim páticas. Tiene una actividad agonista
a,-, a 2- y p^adrenérgica directa, con el consiguiente aum ento de la presión
sanguínea, las resistencias vasculares sistém icas, la resistencia vascular
pulm onar (RVP) y la contractilidad miocárdica. Aunque posee una potente
actividad inotrópica, se explica en la sección de vasoconstrictores debido a
su uso com o alternativa a la fenilefrina. La NA es metabolizada por la m ono-
am ino oxidasa (MAO) y la catecolam ina oxim etil transferasa (COMT). A de
más, sufre recaptación presináptica (mediada por receptores a^-) y es excre
tada por la orina. Sus e fe cto s intravenosos son casi inm ediatos, con una
sem ivida de elim inación de 3 m inutos.
Sus indicaciones principales incluyen hipotensión secundaria a dism inu
ción de las resistencias periféricas, com o la que se observa en la sepsis,
post-CEC y cirrosis. Con la depleción de volum en hay un increm ento del
riesgo de isquem ia orgánica, que incluye increm ento de la isquem ia miocár
dica por aum ento de la poscarga (elevación de la tensión en la pared). O tros
e fe cto s secundarios son arritm ias, necrosis cutánea, náuseas y vóm itos.
De form a intravenosa se com ienza con una dosis de 0,01 (ig/kg/m in y se
aum enta hasta conseguir el efecto deseado.
VASODILATADORES
(V. ta b la 2-2.)
TABLA 2-2
SELECCIÓN DEL FÁRMACO ANTIHIPERTENSIVO
Fármaco Dosis de carga; bolo Infusión Comentarios
Nitroglicerina Ninguna; 25-50 |ig 5-100 jxg/min o Taquifilaxia con uso
I.V. 0,1-1 jAg/kg/min continuo
Nitroprusiato Ninguna; 25-50 |ig 0,1-10 fig/kg/min Puede
sódico I.V. desarrollarse
toxicidad por
cianuro
Diltiazem 0,25 mg/kg i.v. 5-15 mg/h Dosificación
en 20 min; recomendada
0,35 mg/kg y para controlar la
repetir la dosis si frecuencia en
es necesario la fibrilación
auricular
Nicardipino Ninguna; 250-500 5-15 mg/h No es necesario
^g i.v. ajustar la dosis
en la
insuficiencia
renal
Hidralazina Ninguna; 5-20 mg No se recomienda Puede repetirse la
i.v. la perfusión; dosis en bolo
10-75 mg v.o. según sea
2-4 veces al día necesario
i.v., intravenoso; v.o., vía oral.
Agentes farm acológicos cardiovasculares 27
Hidralazina
Es un vasodilatador arterial directo sin efe cto venodilatador significativo. Su
CARDIOVASCULARES
m ecanism o de acción no está claro, aunque se sabe que actúa sobre el
m úsculo liso, quizá m odulando el m edio redox (dism inuyendo los agentes
oxidantes o aum entando los m ecanism os antioxidantes). Se metaboliza m e
diante acetilación hepática. Su m ecanism o de acción lento (más de 1 h) y
una sem ivida de elim inación de 3-5 horas hacen que este fárm aco sea m e
nos útil de form a intravenosa en el entorno perioperatorio. De uso com ún
en obstetricia, la hidralazina tam bién está indicada para el tra ta m ie n to de la
insuficiencia cardíaca congestiva. El uso con com ita nte de d initra to de iso-
sorbide ha dem ostrado m ejorar la supervivencia en pacientes con in sufi
ciencia cardíaca congestiva32, particularm ente en tre los pacientes afroa m e
ricanos33.
Sus efectos secundarios incluyen taquicardia refleja, reacción lupus-//£e
con el uso crónico y a altas dosis y la posibilidad de lesión hepática34. La hi
AGENTES FARMACOLÓGICOS
dralazina se adm inistra en dosis de 2,5-5 mg i.v. cada 15 m inutos hasta los
40 mg y oralm ente 10-40 mg cada 6 horas.
TABLA 2-3
SELECCIÓN DE LOS INHIBIDORES DE LA ENZIMA CONVERTIDORA DE ANGIOTENSINA
(ECA)
Fármaco Dosis Comentarios
Captopril 6,25-100 mg v.o. 2-3 veces —
al día
Enalapril 2,5-40 mg v.o./día en —
1-2 dosis
Enalaprilato 1,25-5 mg i.v. cada 6 h Reducir la dosis a la mitad
en la insuficiencia renal
(FG <25 ml/min)
Administrado de forma i.v., el
inicio de su acción se retrasa
15 min y puede no llegar al
máximo hasta
aproximadamente las 4 h
Fosinopril 10-80 mg v.o. 1 vez al día Eliminado por el hígado y
excretado en la bilis. No se
necesita ajustar la dosis en
pacientes con insuficiencia
renal
Lisinopril 20-80 mg v.o. 1 vez al día —
Quinapril 10-80 mg v.o. 1-2 veces —
al día
Ramipril 1,25-10 mg v.o. 1 vez al día —
FG, filtración glomerular; i.v., intravenoso; v.o., vía oral.
tas del receptor de ECA, algunos pacientes desarrollan una tos no producti
va. Los efectos teratogénicos de estas m edicaciones lim itan su uso durante
el embarazo. Se sabe que estos fárm acos causan oligohidram nios y otras
anomalías en el segundo y te rce r trim estre. Los efectos adversos raros pero
graves y a veces fatales de los inhibidores de la ECA incluyen angioedem a
y reacciones anafilácticas.
Por interacción farm acológica reducen la elim inación de digoxina y litio,
aum entando potencialm ente sus respectivos riesgos y toxicidad. Con anes
tésicos volátiles dism inuye el tono vascular y se produce hipotensión, espe
cialm ente después de la CEC. El uso sim ultáneo de alopurinol puede desen
cadenar reacciones de hipersensibilidad y potenciar la acción de los fárm acos
antidiabéticos.
CARDIOVASCULARES
rioperatorio. Es un donante de NO y de este m odo aum enta la form ación de
guanosín m on ofosfato cíclico (GMP). La adm inistración intravenosa produce
efectos casi inm ediatos con una duración de acción corta y una sem ivida de
elim inación de 3-4 m inutos. Es m etabolizado com p le ta m ente por los eritro
citos, excretándose m etab olitos inactivos por la orina. Debido a su corta
duración de acción, es un fárm aco m uy útil en el período perioperatorio. Sin
em bargo, una de sus desventajas es el aum ento del riesgo de toxicidad por
cianuro y tiocianato.
El riesgo de toxicidad aum enta con perfusiones prolongadas (>24 h), in
suficiencia renal y dosis m ayores de 10 jxg/kg/m in. La reacción del nitro
prusiato con la hemoglobina produce cuatro iones cianuro y cianom etahe-
m oglobina. Los iones cianuro inhiben el sistem a citocro m o oxidasa en la
mitocondria, acabando con la fosforilación oxidativa. La producción de ATP
se detiene incluso con una adecuada oxigenación y da lugar a hipoxia tisular.
AGENTES FARMACOLÓGICOS
El cuerpo elim ina la toxicidad del cianuro com binándolo con tiosu lfato a tra
vés de una enzima, que se encuentra en el hígado y los riñones. El tiociana
to es el producto resultante. Se form a cuando el tiosu lfato reacciona con el
ion cianuro en niveles tan altos que superan su elim inación renal. A ltos nive
les de tiocianato causan fatiga, náuseas, anorexia, m iosis, psicosis, hiperre-
flexia y ataques epilépticos.
Un tio su lfa to dism inu id o o ausente resulta tóxico, pero la adm inistra
ción de tio su lfa to con nitro pru siato dism inuye el riesgo. O tro cam ino para
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Nitroglicerina
Vasodilata de manera preferente los vasos de capacitancia venosa más que
las arterias m ediante un aum ento indirecto del GMP cíclico (GMPc), que con
duce a la defosforilación de la miosina, dando lugar a la relajación del m úscu
30 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
lo liso. Su m etabolism o ocurre entre el hígado y los m úsculos lisos, con una
vida media m uy corta, de 1-3 m inutos. Su presencia y duración de acción
dependen de la vía de adm inistración, con un efe cto casi inm ediato de for
ma intravenosa.
Las indicaciones de la nitroglicerina son num erosas. Las m ás recono
cidas son sus propiedades an tiisquém icas, m ediadas por diversos m eca
nism os (fig. 2-4). El más im p ortan te es que sea un po tente venodilatador
y dism inuya la precarga (reduciendo la tensión de la pared). Esto aum enta
el aporte de oxígeno por m ejoría en el flu jo sanguíneo epicárdico y endo-
cárdico. A dem ás, se produce una am plia vaso dilatación de las arterias
coronarias. Esto prom ueve la redistribución del flu jo hacia las regiones is
quém icas y m ejora la circulación colateral. Una ligera reducción de la pos
carga adem ás dism inuye el consum o de oxígeno de form a d o sis-d e p e n
diente. El uso c o n co m ita n te de los IECA puede d ism in u ir la m ortalidad
cuando se em plean estos fárm acos en el tratam ie nto del infarto agudo de
m io cardio45-46.
La nitroglicerina puede reducir el tam año del in fa rto después de una
oclusión coronaria47. El tratam iento crónico con nitroglicerina dism inuye la
Lugares de acción de los nitratos. [De Opie LH, Gersh BJ: Drugs for the Heart, 6 * ed.
Filadelfia: WB Saunders, 2005. Fig. 2-1.)
Agentes farm acológicos cardiovasculares 31
CARDIOVASCULARES
venosas de 0,1 fig/kg /m in , con bolos in te rm ite n te s de 25-50 jxg para lograr
el resultado deseado.
Bloqueantes a
Los bloqueantes a (fentolam ina y fenoxibenzam ina) son antagonistas com
petitivos de los receptores oí,-, a 2- y 5-hidroxitriptam ina (5-HT) localizados en
la vasculatura y producen fundam entalm ente vasodilatación arterial. La fe
noxibenzamina es una m edicación oral que se usa en el tratam iento de pa
cientes con feo cro m ocito m a y fen óm en o de Raynaud. La fentolam ina se
usa en el período perioperatorio com o fárm aco intravenoso. La respuesta
inm ediata dura 15-30 m inutos. Se elim ina por m etabolism o hepático y ex
creción urinaria, con una sem ivida de elim inación de 19 m inutos.
La fentolam ina resulta útil para el tratam iento intraoperatorio de los ca
AGENTES FARMACOLÓGICOS
sos con altos niveles de catecolam inas, com o ocurre con los feo cro m ocito -
mas y los pacientes que tom an inhibidores de la M AO . También se utiliza en
el diagnóstico del dolor m ediado por el sim pático51.
El bloqueo de la recaptación de NA en el rece ptor a 2-adrenérgico presi-
náptico aum enta la estim ulación p, produciendo taquicardia e in crem en to
de la contractilidad. Por tanto, la terapia p-bloqueante puede tam bién dar
se a pacientes susce ptib les de isquem ia cardíaca o que tien en un fe o c ro
m ocito m a. El a u m en to de la m otilidad in te stina l y de la secreción ácida
gástrica es un e fe cto secundario, com o lo son la hipoglucem ia y la libe
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
A m lodipino
Es una dihidropiridina antagonista del calcio (AC). Tiene un efecto vasodila
tador sin propiedades inotrópicas negativas significativas y se usa de m ane
ra segura en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva52"54. En la clínica
se emplea com o antihipertensivo y antianginoso de form a oral. Se inicia con
dosis de 5-10 m g v.o. una vez al día y se puede dism inuir en pacientes con
insuficiencia o daño hepático.
Diltiazem
Es una benzodiazepina (no dihidropiridínica) AC que tiene propiedades vaso
dilatadoras selectivas coronarias, produciendo aum entos en el flujo sanguí
neo m iocárdico en comparación con otros lechos vasculares. Hemodinám ica-
m ente dism inuye la FC, la presión arterial media y las resistencias vasculares
sistém icas sin alterar de form a significativa la contractilidad o la precarga. La
elim inación com partida por el hígado y los riñones da lugar a una vida media
de 3-5 horas, con un m etabolito activo menos potente que el fárm aco origi
nal. El diltiazem resulta m uy e fe ctivo en el tratam ie nto y la prevención de la
isquem ia m iocárdica clásica o vasoespástica y es efe ctivo para dism inuir
la FC en pacientes con taquicardia supraventricular. Jun to con sus efectos
lu sitró p ico s p o sitivo s y sus propiedades a n tiisq uém icas, co n s titu y e un
buen fárm aco para utilizar en la hipertensión perioperatoria. Sin em bargo,
produce bradicardia y retraso en el sistem a de conducción y su larga vida
media hace que sea m enos fácil su titulación. La dosis de carga intravenosa
Agentes farm acológicos cardiovasculares 33
N icardipino
Es una dihidropiridina AC que causa vasodilatación arterial sin efectos ino-
trópicos negativos significativos clínicam ente. Se elim ina por el hígado, tie
ne una vida media de m enos de 15 m inutos y sus e fe cto s clínicos term inan
aproxim adam ente a los 30 m inutos desde el m om e nto de la últim a dosis.
Hay un interés renovado en el nicardipino. Está indicado para controlar la
presión sanguínea en pacientes con aum ento de la presión intracraneal55"57.
Clínicamente se usa en pacientes con em ergencias hipertensivas y para el
tratam iento de las disecciones agudas de aorta58. Algunas pruebas sugieren
un beneficio en pacientes con disfunción diastólica59. De form a intravenosa
es un vasodilatador sum am ente efectivo, con m ínim o aum ento de la FC y
sin increm ento de la presión intracraneal. Comparado con el nitroprusiato, la
CARDIOVASCULARES
hipertensión de rebote y la toxicidad no son frecuentes. Algunos centros
usan el nicardipino com o una alternativa al nitroprusiato sódico, particular
m ente en pacientes con insuficiencia renal. El efecto secundario más com ún
es el dolor de cabeza. Las dosis intravenosas com unes son de 5-15 mg/h con
bolos de 250-500 (ig.
O tros vasodilatadores
Alprostadil
El alprostadil (prostaglandina E^ es un vasodilatador arterial directo que
estim u la los rece ptore s prostaglandínicos del m úscu lo liso vascular. Su
corta duración de acción se debe a un m etab olism o rápido, particularm en
te en los pulm ones. Dado que se m etaboliza en la vasculatura pulmonar,
no se produce hipotensión sistém ica a bajas dosis. El alprostadil se utiliza
en las cardiopatías con gé nita s cia nó ticas con s h u n t derecha-izquierda.
AGENTES FARMACOLÓGICOS
Este fárm aco dilata de form a selectiva el ductus arterioso en los neonatos
proporcionando flu jo sanguíneo pulm onar. Aunque extrem a da m ente caro,
este agente podría salvar vidas en pacientes que están esperando una in
tervención quirúrgica60. El alprostadil causa hipotensión sistém ica a dosis
altas y puede producir apnea en niños, especialm ente en aquellos con bajo
peso al nacim iento. O tros e fe cto s secundarios incluyen disfunción plaque-
tana reversible. Se adm inistra por vía intravenosa con una dosis inicial de
0,05 (ig/kg/m in y aum entando hasta 0,4 |i,g/kg/m¡n.
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Fenoldopam
Es un agonista de acción corta de los receptores dopaminérgicos-1 (DA-1)
que estim ula la form ación de A M P c en los m úsculos lisos produciendo va
sodilatación. A diferencia de la dopamina, no se ha observado estim ulación
de los receptores a o p. La adm inistración intravenosa produce una respues
ta inicial a los 5-15 m inutos, con una respuesta m áxim a que se observa
aproxim adam ente a los 30 m inutos. Ésta dura 1-4 horas postinfusión. El fe
noldopam se metaboliza en el hígado y se excreta por los riñones. Tiene una
sem ivida de elim inación de unos 5 m inutos. Inicialm ente identificado com o
una terapia farm acológica para aum entar el flujo sanguíneo renal, existen
pocas pruebas que apoyen su eficacia61. El fenoldopam puede usarse com o
fárm aco antihipertensivo de acción corta62. También tiene efectos diuréticos
y natriuréticos y se está investigando para el tratam iento de pacientes con
34 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Nesiritida
Se aprobó en 2001 para el tratam iento de la insuficiencia cardíaca congestiva.
Es una form a recom binante del péptido natriurético cerebral hum ano (BNPh).
Análogo de una hormona producida por el ventrículo en los estados de sobre
carga de volum en, este fármaco produce vasodilatación por activación de la
guanilil ciclasa y aum ento de los niveles de GMPc. La respuesta inicial se
produce aproxim adam ente a los 15 m inutos pero dura hasta 1-4 horas. El ne
siritida sufre m etabolism o renal, con una semivida de eliminación de 20 m inu
tos. Comercializado para el tratam iento de la insuficiencia cardíaca congestiva
aguda, este fárm aco produce dilatación arterial y venosa, así com o diuresis.
Los datos iniciales fueron favorables para el tratam iento de la insuficiencia
cardíaca crónica63-64. Sin embargo, otras pruebas sugieren un em peoram iento
de la m ortalidad65. Los efectos secundarios incluyen náuseas, prurito, anemia,
hipotensión, arritmias y tos. Una dosis de carga intravenosa de 2 jxg/kg, segui
da de una perfusión de 0,01 jig/kg/m in, es la pauta recomendada.
INO TROPO S
(V. tablas 2-4 y 2-5.)
Antes de poder hablar de los agentes inotrópicos cardíacos es necesario
considerar los factores im portantes en la regulación de la fuerza de con
tracción del corazón. La fuerza con la que el corazón se contrae la regulan
tres factores principales: 1) activación dependiente de la longitud de las fi
bras (m ecanism o de Frank-Starling), 2) frecuencia y 3) estado inotrópico del
corazón.
La influencia de los cam bios de la precarga (presión de llenado ven tricu
lar), los cam bios en las condiciones inotrópicas y los cam bios de la poscarga
en la curva de Frank-Starling y en la respuesta cardiovascular integrada (cur
va presión-volum en) se ilustran en la figura 2-1. El m ecanism o de Starling es
TABLA 2-4
SELECCIÓN DE FÁRMACOS INOTRÓPICOS
Fármaco Dosis de carga; bolo Infusión Comentarios
Adrenalina Ninguna; 0,01-1 jig/kg/min Efectos a con más de
10 (ig-1 mg* 0,03 jig/kg/min
* FV/TVSP, parar la
dosis
Milrinona 25-50 jig/kg i.v. 0,25-0,75 Ajustar la dosis en la
jxg/kg/mm insuficiencia renal
Noradrenalina Ninguna; 5-10 |xg 0,01-1 jxg/kg/min Potente
vasoconstrictor
Dopamina Ninguna 1-50 j A g /k g /m in Dosis bajas,
1-3 (ig/kg/min
Dobutamina Ninguna 1-50 j A g /k g /m in Puede utilizarse en el
tratamiento de la
sobredosis de
betabloqueantes
FV, fibrilación ventricular; TVSP, taquicardia ventricular sin pulso.
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TABLA 2-5
TERAPIA CON INOTRÓPICOS SIM PA T IC O M IM ÉT IC O S EN LA IN SU FIC IEN C IA CAR D ÍA CA A G U D A
Fármacos y receptores Dobutamina Dopamina Noradrenalina Adrenalina Isoproterenol Milrinona Feni letrina
de mediación p, > p, > a Dopaminérgico P, > o > P2 p, = p, > o P. > P2 Inhibidor de PDE alfaagonista
> p, con altas dosis a
Dosis de infusión 2-15 2-5 efecto renal 0,01-0,03 0,01-0,03 0,01-0,1 Bolo 50-75 0,2-0,3
CU
U1
g 900 90
•o —□ — ISO máxima
—O— Densidad de p-AR
- S j 800 so| Q
‘o o 3 (D
CQ =3
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E ° 701 ^
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O o 3 Q-
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< %
< 50
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Q. Antes de la CEC Después de la CEC
FIGURA 2-5
Función del receptor betaadrenérgico miocárdico (p-AR) antes de la circulación extra-
corpórea (CEC) y al final de la CEC. A, La máxima respuesta del p-AR estimulada por
isoproterenol (100 |iM, medidos por la actividad de la adenilil ciclasa) está disminuida
al final de la CEC, en comparación con la línea de base (a la izquierda del eje). En
comparación, la densidad de los p-AR permanece constante durante la CEC (a la
derecha del eje).
Agentes farmacológicos cardiovasculares 37
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La figura 2-6 ilustra un enfoque farm acológico global del fallo conges
tivo. En el contexto operatorio, una de las cuestiones fundam entales en el
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
FIGURA 2-6
Algunos principios para el tratamiento del fallo del ventrículo izquierdo agudo. Nóten
se los efectos opuestos de 1) la vasoconstricción resultante de los efectos alfaadre-
nérgicos (noradrenalina, dosis altas de adrenalina o dopamina) y 2) la vasodilatación
producida por la elevación del adenosín monofosfato cíclico (AMPc) vascular debida
a efectos p2 o a la inhibición de la fosfodiesterasa. (De Opie LH, Gersh BJ: Drugs for
the Heart, 6 ‘ ed. Filadelfia: WB Saunders, 2005. Fig. 6-6.)
Efedrina
Es un alcaloide de origen vegetal con efectos sim paticom im éticos directos
e indirectos que da lugar a una respuesta a,-, (3^ y P2- efectiva. Los efectos
clínicos duran 10-15 m inutos cuando se adm inistra de form a intravenosa.
Tiene m etabolism o m enor por la MAO , ninguno por la CO M T y una corta
duración de acción (10-15 min) cuando se adm inistra intravenosam ente. Las
dosis intram usculares duran hasta 1 hora. Dado que aum enta el GC con una
m ínima vasoconstricción, se m antiene el flujo placentario. Por tanto, este
fárm aco es de elección en el tratam iento de la hipotensión durante el em ba
razo. Resulta efectivo en el tratam iento de la hipotensión producida por blo
queo neuroaxial, principalm ente por aum ento del GC. La efedrina no resulta
CARDIOVASCULARES
efectiva cuando las reservas de NA están agotadas, así com o en los pacien
tes tratados con reserpina, antidepresivos tricíclicos (ATC) o en aquellos con
insuficiencia congestiva cardíaca crónica en los que el tono sim pático está
elevado.
La efedrina es m enos efectiva en los pacientes con trasplante cardíaco
(en los que se prefieren los agentes directos), en estados de vasodilata-
ción y en pacientes hipovolém icos. Se ha prestado m ucha atención a la
efedrina en la a lim e n ta ció n sup le m entaria. Se han p ro d u cid o casos de
aum ento de la presión sanguínea, palpitaciones, derram es, ataques e in
cluso m ue rte en cie rto s pacientes67. Su adm inistración debe hacerse por
vía intravenosa, intram uscular u oral, con una dosis de 5-10 m g en bolo i.v.
y 25 -50 mg i.m.
Adrenalina
AGENTES FARMACOLÓGICOS
Es una cate cola m ina producida por la m édula suprarrenal. Es un agonista
d ire cto de los rece ptore s p,-, a r , p2- y a 2- que pro du ce au m en to de la
con tra ctilidad , la FC y la con du cción au ricu lo ve n tricu la r (AV), pero puede
in d u cir v a so d ila ta ció n m ediada por re ce p to re s P2- a bajas do sis (0,01 -
0,0 3 jig /k g /m in ). La va so co n stricció n m ediada por receptores a 1 p re d o
mina a dosis m od era das-a ltas (0,04-0,15 (ig /kg /m in ). A altas dosis (0,1-
0,3 (ig /kg /m in ), la im p o rta n te va so co n stricció n aum enta la relación del
volum en de eyección (RVE) y la poscarga lo suficien te com o para co m p e n
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
CONTRACCIÓN-RELAJACIÓN
FIG U R A 2-7
Véase el pie de la figura en la página siguiente.
Agentes fa rm a co ló gico s cardiovasculares 41
DOBUTAMINA DOPAMINA
p ! (p 2 ) a DAi
V asodilatación
periférica
Altas dosis
a
CARDIOVASCULARES
Constricción-ai
Inotrópico, presión Inotrópico,
d ilo to d o r/co n s tric to r
sanguíneo
NORADRENALINA
® I0 % Q ADRENALINA
Pi > « > P2 (3, = P2 > a
FIGURA 2-8
Efectos específicos del receptor de las catecolaminas fisiológicas y farmacológi
AGENTES FARMACOLÓGICOS
cas. (De Opie LH, Gersh BJ: Drugs for the Heart, 6.§ ed. Filadelfia: WB Saunders,
2005. Fig. 6-7.)
ciclo del calcio cardíaco. Cuando el agonista betaadrenérgico interactúa con los recep
tores p, una serie de cambios mediados por la proteína G conducen a la activación de
la adenilato ciclasa y a la formación del segundo mensajero adrenérgico, el adenosín
monofosfato cíclico (AMPc). Este último actúa a través de la proteína cinasa A (PKA)
para estimular el metabolismo y la fosforilación del canal de calcio, lo que aumenta la
probabilidad de apertura de este canal. Más iones Ca2+ entran a través del canal del
sarcolema (SL) para liberar nuevos iones Ca2+ del retículo sarcoplasmático (RS). De este
modo, los iones de Ca2+ citosólicos también aumentan la tasa de ruptura del adenosín
trifosfato (ATP) en adenosín difosfato (ADP) y fosfato inorgánico (Po). La mejora en la
actividad ATPasa de la miosina explica el aumento de la tasa de contracción, y el
aumento de la activación de la troponina C explica que se desarrolle una fuerza máxima
mayor. La fosforilación de la proteína fosfolambán (PL), situada en la membrana del RS,
que controla la tasa de reabsorción de calcio hacia el RS, da lugar a un aumento en la
tasa de relajación (efecto lusitrópico). Gs> Cinasa estimuladora A. (De Opie LH, Gersh
BJ: Drugs for the Heart, 6.aed. Filadelfia: WB Saunders, 2005. Fig. 1-2.)
42 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
puede anular la dem anda elevada. Es un fárm aco in o tró p ico alta m en te
e fe ctivo para la disfunción ventricular post-CEC asociada a dilatación vas
cular. Cuando se com bina con anestésicos locales se alarga la duración de
los e fe c to s v a s o c o n s tric to re s . F inalm ente, en el glaucom a de ángulo
abierto la adrenalina dism inuye la producción de hu m or acuoso, aum enta
su reabsorción y dilata las pupilas.
Sus desventajas incluyen taquicardia y arritm ias. Con una inadecuada
reanim ación, puede o cu rrir isquem ia de órganos fina le s, e sp ecialm e nte
en los lechos renal y esp lá cnico s. La va so co n stricció n p u lm o nar m ediada
por re ce p to re s a pude a u m e n ta r la poscarga del v e n trícu lo d e re ch o y
e m p eo rar la HTP. Con el aum en to de la e stim u la ción p1 puede o cu rrir is
quem ia cardíaca. Las extravasaciones producen necrosis tisular. Se d e
bería usar una vía central para la p e rfu sió n. Las catecolam inas estim u la n
la g luco gen ólisis y la g luco neo gé ne sis dando lugar a hiperglucem ia s ig n i
fic a tiv a , la cual puede in d u cir h ip o p o ta se m ia debida a la cap tació n de
potasio por los m úscu lo s e sq u e lé tico s con p2 m ediada. Tam bién puede
p re cip ita r o e m p eo rar el glaucom a de ángulo estrech o. Las indicaciones
de la adrenalina son parada cardíaca debida a taq uica rdia o fib rila c ió n
ventricular, asistolia o disociación electrom e cánica, reacciones anaf¡lácti
cas, shock card io gén ico , bro nco espa sm o, d isfu n ció n bive n tricu la r d e s
pués de la CEC e hipo te nsió n por sim p atectom ía debida a anestesia o
traum a regional.
Isoproterenol
Es un sim p a tico m im é tico con actividad agonista directa p1 y P2. Sus e fe c
to s intravenosos son casi inm ediatos, con una variada duración de acción
(8-50 min) dependiendo de la dosis. El m etab olism o hepático y pulm onar
da lugar a una vida m edia de elim inación de 2 m inutos, con una excreción
principalm ente renal. El isoproterenol aum enta el GC y la frecuencia m ie n
tras reduce las resistencias vasculares sistém icas y el ton o del m úsculo
liso bronquial. H istóricam ente ha sido el fárm aco de elección para pacien
te s con trasplante cardíaco o rto tó p ico debido a sus e fe cto s directos, in
cluidos reducciones en las resistencias vasculares pulm onares y s is té m i
cas (reducción de la poscarga), taquicardia que conduce a un aum ento de
la contractilidad (efecto B ow ditch) y soporte inotrópico d ire cto 68. A ctu a l
m en te sólo se utiliza para el tra ta m ie n to m édico de la bradicardia, sobre-
dosis de betabloqueantes, estatus asm ático e insuficiencia cardíaca. Se
com ienza con dosis intravenosas de 0,05 (ig /k g /m in y se titu la hasta el
objetivo deseado.
Se debe ten er precaución debido a su potencial arritm ogenia y a la hipo
tensión sistém ica. El isoproterenol no es un fárm aco ideal para pacientes
con cardiopatía isquém ica porque aum enta el consum o de oxígeno, redu
ciendo de form a potencial la presión de perfusión coronaria.
D opam ina
Es una catecolam ina precursora de NA y adrenalina en las term inaciones
nerviosas y en la m édula suprarrenal. Se trata de un agonista directo dopa-
m inérgico (no específico), a,, p, y p2, que indirectam ente libera los depósi
tos de NA neuronales. Los efectos hem odinám icos de la dopam ina son do-
sis-dependientes de la siguiente form a: bajas dosis (1-3 |ig/kg/m in) producen
estim ulación DA-1 y aum entan el flujo sanguíneo renal y la producción de
Agentes farm acológicos cardiovasculares 43
orina; dosis intermedias (3-10(ig/kg/m in) producen estim ulación Pv p2y DA-1,
aum entando el flujo sanguíneo renal, la FC, la contractilidad cardíaca y el GC;
altas dosis (>10 ^ig/kg/min) producen estim ulación a, p y DA-1, donde los
e fe cto s alfaadrenérgicos empiezan a predominar, dando lugar a vasocons
tricción y aum ento de la presión sanguínea.
Sin em bargo, la relación dosis-respuesta resulta altam ente variable, de
manera que incluso a bajas dosis se produce estim ulación de receptores p
y a, pero no constituye el efe cto clínico predom inante. Sus acciones te rm i
nan por recaptación en las term inaciones nerviosas ju nto con m etabolism o
por la M AO y la COMT. Algunas m oléculas de dopam ina son transform adas
en NA.
Las ventajas de la dopam ina incluyen la flexibilidad de usar una m e d i
cación para estim u la r dife ren te s receptores y e fe cto s clínicos d e pe nd ien
do de la do sificación, el aum ento del flu jo sanguíneo renal y la natriuresis
sin m od ifica r la tasa de filtración glom e ru la r (TFG) y su fácil disponibilidad,
CARDIOVASCULARES
bajo coste y fam iliarización por parte del personal m édico. Las de sven ta
jas abarcan taq uia rritm ias auriculares y ventriculares, un efe cto inotrópico
in fe rio r al m áxim o com parado con la adrenalina y necrosis cutánea por
extravasación. A dem ás, no se ha d e m o stra d o que un in crem en to en el
flujo sanguíneo renal y en la producción de orina sea n e fro p ro te cto r69-70.
Tam bién induce vaso con stricción pulm onar y puede te n e r e fe cto s p e rju di
ciales en la m ucosa intestinal y en los sistem as endocrino e inm une71. La
dopam ina se puede usar com o m edida tem po ral en el shock hipovolém ico
m ientras se lleva a cabo una terapia agresiva con fluido s. La dopam ina se
a d m in istra por vía intravenosa, p re fe rib le m e n te central, a una dosis de
1-20 jxg/kg/m in. También puede causar vasodilatación adm inistrada a altas
dosis (>10 jig /k g /m in ), contrarrestando así el e fe cto vasoconstrictor. Una
vez que se ha co m p le ta do la reanim ación y se ha tratad o la causa, se debe
con sid erar el cam bio a otra m ed ica ción in otróp ica, com o la adrenalina,
AGENTES FARMACOLÓGICOS
do bu ta m ina o m ilrinona. Para e fe cto s vaso co n stricto re s, se deben usar
fenilefrina y NA.
Dobutam ina
Es una catecolam ina sintética y un agonista p, directo con algunos efectos
p2y a r No tiene efectos <x2 ni dopam inérgicos. La dobutam ina aum enta el
in otrop ism o y cron otrop ism o a través de e fe cto s Pr La vasodilatación p2
mediada predom ina sobre los efectos vasoconstrictores <xr De este modo,
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M ilrinona
A um e nta el A M P c intracelular por inhibición de la división de la fosfod ies-
terasa. Este fárm aco se clasifica com o dilatador in otróp ico y sus efectos
cardiovasculares, al igual que los de los otros fárm acos de este grupo, se
ilustran en la figura 2-9, en concreto la fosfodiesterasa tip o III específica
de A M P c, en las células m usculares cardíacas y vasculares lisas. En el
corazón esto da lugar a un increm ento del in otrop ism o, lu sitrop ism o, cro-
no tro pism o y d ro m o tro p ism o (mejora de la conducción AV). También se
m ejora el au tom atism o , y la relajación de la m usculatura lisa vascular co n
duce a la vasodilatación. El efe cto hem od iná m ico incluye una ligera eleva
ción de la FC y un aum ento sig nifica tivo del GC. A l m ism o tie m p o d ism i
nuyen las p re sio nes de llenado y las RVS y RVP. Su m e ta b o lis m o es
sim ilar al de la am rinona, pero la m ilrinona tie n e una vida m edia más corta.
Una función sistólica deprim ida prolonga la elim inación de este fárm aco.
C om o tra ta m ie n to único dism inu ye el ratio de m an da-a po rte de oxígeno
m io cárdico increm en tand o el GC al m ism o tie m p o que se d ism inu ye la
poscarga por vasodilatación. La m ilrinona no produce taquicardia sig n ifica
tiva. Su corta vida m edia la hace incluso m ás cóm oda que la am iodarona
en adm in istra ció n intravenosa. Tiene e fe cto s pro arrítm icos m oderados,
pero m enores que los betaagonistas. No tien e e fe cto s tro m b o cito p é n ico s.
Cuando se com para con la dobutam ina a dosis equivalentes, la m ilrinona
se asocia con una m ayor d ism inu ció n de la RVP, m ayor a u m en to de la
fracción de eyección del VD, m enos arritm ias y m enor dem anda de oxíge
no m io cárdico72 (fig. 2-10). Pueden producirse vasodilatación e h ip o te n
sión con infusiones rápidas. Una de las ventajas de la m ilrinona es su si
nergia con los agonistas de los p-AR . Esta sinergia se observa en relación
a sus propiedades con trá ctile s y vasodilatadoras pulm onares. En el perío
do perioperatorio, cuando se sabe que la señalización por P-AR m iocárdi-
ca está regulada a la baja73, este fárm aco representa una estrategia te ra
péutica que actúa de form a distal al receptor.
El tratam ie nto crónico con milrinona puede aum entar la m ortalidad en
pacientes con ICC debido a cardiopatía isq ué m ica74. El uso de m ilrinona
en el tratam iento de la exacerbación de la ICC a corto plazo eleva el riesgo de
hipotensión y arritmias sin mejora significativa en las tasas de mortalidad in-
trahospitalaria75. La dosis de carga por vía intravenosa central es de 50 |ig/kg
en 10 m inutos. Se inicia con perfusiones de 0,25-0,75 fig/kg/m in, con dosis
m enores en pacientes con fallo renal. Se dispone de preparaciones orales
para pacientes no hospitalizados.
Agentes farm acológicos cardiovasculares 45
DILATADORES INOTRÓPICOS
Calmodulina
asociada al C a2+
Contracción
DILATACIÓN ARTERIOIAR
CARDIOVASCULARES
Am rinona, Incremento
Inhibición
milrinona y del AMPc
enoximona de la PDE
C a2+
Inotrópico ,
cronotrópico y
arritm ogénico
AGENTES FARMACOLÓGICOS
C O NTRACCIO N MIOCARDICA
FIGURA 2-9
Los dilatadores inotrópicos (inodilatadores) tienen como mecanismo de acción el
aumento del adenosín monofosfato cíclico (AMPc) en el músculo liso vascular (arri
ba) y en el miocardio (abajo). PDE, fosfodiesterasa. (De Opie LH, Gersh BJ: Drugs for
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Levosim endán
A u m e n ta la sensibilidad de los e le m e n to s con trá ctile s al calcio intracelu-
lar y ta m b ié n inhibe la actividad de la fo sfo d ie ste ra sa 76. El e fe cto global
con siste en in cre m e n ta r la frecue ncia y el GC y d ism in u ir la RVS, la p re
sión arterial m edia, las p re sio nes de llenado y las pre sio nes arteriale s
pu lm o nare s. No existe a u m e n to del calcio in tra celula r en com paración
con los betaagonistas. El levosim endán produce una m ejora sim p a tico -
m im é tica en el uso a co rto plazo en pacientes con ICC, sin e fe cto s adver
sos aparentes77-78. Puede m ejorar la tasa de m ortalida d en pacientes con
fallo ve n tricu la r izquierdo debido a in fa rto de m iocardio79. Dado que es un
fárm aco nuevo, existen pocos ensayos clínicos con tro la dos y aleatoriza-
46 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
%A de coste 0 2
% A d P /d tmáx de d P /d tmáx
100 - 100
P = 0,2 JL, P = 0,0003
50
50- i X * t ñ
0
0
úE_ -5 0
— u
%A en la eficiencia
(T E /M V 0 2)
%a m v o 2
1 2 0 -i p = 0,01
JL JL
- p = 0,004 80
¿ ñ lT
*J Ó
40
0
-4 0
£L
% % % V *„.
FIGURA 2-10
Agentes inotrópicos y mecanoenergéticos. Coste energético del aumento de la con
tractilidad y evolución de la eficiencia desde dosis bajas (EMD-B) hasta dosis más
altas (EMD-A) EMD-57033. Se contrastan los datos de la dobutamina (DOB), la mil
rinona (MIL) y la milrinona con restauración del volumen de precarga (MIL+V). Arri
ba izquierda, cambio porcentual en dP/dtmóx. Abajo izquierda, cambio porcentual
en M V02. Arriba derecha, cambio porcentual en el coste de oxígeno al aumentar
dP/dtmáx. Abajo derecha, cambio porcentual en la eficiencia. dP/dtmM cambio de pre
sión respecto al tiempo; TE, trabajo eyectivo. (Reproducida de Senzaki H y cois.:
Improved mechanoenergetics and cardiac rest and reserve function o f in vivo failing
heart by calcium sensitizer EMD-57033, Circulation 101:1040-1048, 2000. Fig. 5.)
dos para avalar su efica cia y seguridad, aunque los da tos pre lim ina res
son alen ta do re s. Sus e fe c to s adversos incluyen d o lo r de cabeza, náu
seas e hipo te nsió n a altas dosis.
El levosim endán se utiliza actualm ente para tratam ientos a corto plazo
(<48 h) de la ICC descom pensada por vía intravenosa. El rango de dosis
em pleado en los ensayos clínicos es de 0,05-0,4 (ig/kg/m in, con m ayores
efectos adversos por encim a de 0,2 (ig/kg/m in.
Calcio
El calcio activo fisio ló g ica m e n te es la form a libre ionizada (Ca2+). A pro xi
m adam ente el 45% del calcio total corporal es la form a libre Ca2+; del restan
te, el 40% está unido a la albúm ina y el 15% a citratos, sulfatos y fosfatos.
Los niveles de Ca2+ fluctúan dependiendo del equilibrio acidobásico, los ni
veles de citrato endógeno y exógeno y la concentración de albúmina. Los
niveles de albúmina están directam ente relacionados con la concentración
de Ca2+. La acidosis estim ula la disociación de los iones Ca2+ de la albúmina
Agentes farm acológicos cardiovasculares 47
y, por tanto, aum enta los niveles de Ca2+, m ientras que la alcalosis tiene el
efe cto contrario. El citrato se une al calcio iónico y, de ese m odo, dism inuye
su ionización. El calcio increm enta la presión sanguínea por el aum ento de
la contractilidad y el tono vascular. Sin embargo, este efe cto puede ser tran
sitorio. Una vez adm inistrado de form a oral o intravenosa, el Ca2+ se une a
proteínas, ácidos grasos y otras m oléculas de carga negativa. El rango nor
mal de los niveles de Ca2+ está entre 1,1 y 1,3 m m ol/l.
El calcio aum enta de fo rm a tra n sito ria el in o tro p ism o con m ínim o s
e fe cto s sobre la FC. Cuando se adm inistra de form a intravenosa, sus e fe c
tos pueden durar hasta 15 m in utos. Es especialm ente e fe ctivo en la hipo
tensión debida a sobredosis de AC, hipocalcem ia por transfusión masiva,
hipocalcem ia dilucional por CEC y sobredosis de anestésicos volátiles. El
calcio resulta p ro te cto r cuando existe hiperpotasem ia por reducción de la
arritm o ge nia . Por otro lado, la ad m in istra ció n de calcio puede provocar
arritm ias m alignas en pacientes con niveles te ra p é u tico s de digitálicos.
CARDIOVASCULARES
También puede acentuar el daño por reperfusión en m iocardios vulnera
bles y se asocia a pancreatitis cuando se utilizan altas dosis en pacientes
s o m e tid o s a CEC80. Puede in hib ir am inas sim p a tico m im é tica s, co m o la
adrenalina y la dobutam ina.
El calcio se adm inistra para el tratam ie nto de hipocalcem ia, h ipe rpota
sem ia con o sin bloqueo AV, hipotensión intraoperatoria debida a tra n sfu
sión masiva, hipertensión inducida por protam ina, fre n te a la acción de los
AC, hipocalcem ia dilucional, hipom agnesem ia y sobredosis de an estési
cos. Se puede adm inistrar por vía intravenosa com o cloruro cálcico o glu-
conato cálcico (tres veces m en or que el total de calcio iónico) a dosis de
10-20 m g/kg para el cloruro cálcico. Con transfu sion es masivas, definidas
com o superiores al volum en sanguíneo del individuo, el citrato anticoagu
lante presente en la sangre se une al calcio iónico endógeno. Incluso con
AGENTES FARMACOLÓGICOS
una función hepática norm al, en el con texto de la hipoterm ia y el shock, la
tasa de m e tab olism o y elim inación del citrato está dism inuida y se pro du
ce su acum ulación. Las sales de calcio suplem entarias tienen e fe cto s ad
versos m ínim os.
Digoxina
Es uno de los m uchos glucósidos derivados de la digital. Se ha utilizado du
rante más de 200 años para tratar a pacientes con síntom as de insuficiencia
cardíaca. La digoxina inhibe la bom ba Na-K-ATPasa de la m embrana de las
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células m iocárdicas dando lugar a un aum ento del sodio intracelular. Esto
produce un intercam bio Na-Ca a favor de la expulsión del sodio con acum u
lación intracelular de los iones de calcio. Los niveles elevados de Ca2+ intra
celular provocan la liberación de más iones de calcio desde el RS y en con
secuencia se con sig ue una fuerza de con tra cció n mayor. Los e fe cto s
hem odinám icos de la digoxina consisten en elevar el VE, pero se dism inu
yen la FC y el consum o de oxígeno. Enlentece la conducción del nodulo AV
de manera significativa81. La digoxina se elim ina por el riñón y tiene una vida
media de aproxim adam ente 2 días o m ayor en pacientes con insuficiencia
renal. Una pequeña parte de la digoxina se excreta en la bilis. La digoxina
resulta efectiva para suprim ir la taquicardia supraventricular: controla la res
puesta ventricular en la fibrilación y el flu tte r auricular y ayuda a aliviar los
síntom as en pacientes con insuficiencia cardíaca sistólica. Dism inuye la tasa
de hospitalización, aunque la mortalidad no se m odifica82. Los beneficios en
48 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
B etabloqueantes
Se unen com p etitiva m ente a los receptores p y producen una dism inución
en la FC, la contractilidad, la presión arterial, la conducción AV y la autom ati-
cidad. M odulan la relación dem anda-aporte de oxígeno m iocárdico de form a
favorable por dism inución de la FC y la contractilidad. Un tiem p o de llenado
diastólico prolongado aum enta el sum inistro de sangre a los ventrículos. En
Agentes farm acológicos cardiovasculares 49
CARDIOVASCULARES
cia cardíaca sistólica y diastólica, la hipertensión crónica y en eventos cardio
vasculares en pacientes postoperados vasculares88.
La com binación de estos agentes con otros fárm acos, com o AC, digitá-
licos y otros antiarrítm icos, aum enta el riesgo de retardo en la conducción
AV. En pacientes susceptibles se puede desencadenar broncoespasm o. En
pacientes con disfunción sistólica grave en los que la frecuencia y la contrac
tilidad dependen del estím ulo sim pático para m antener la función de bom
beo, los betabloqueantes pueden exacerbar la insuficiencia cardíaca. Su
utilización en la insuficiencia cardíaca depende de dosis bajas de nitratos y
de una escalada lenta. La razón para el uso de los betabloqueantes en la in
suficiencia cardíaca es que a dosis adecuadas atenúan la desensibilización
de los betaadrenorreceptores que ocurre con la sobreestim ulación sim páti
ca crónica. Pueden tam bién enm ascarar algunos signos y síntom as de hipo-
AGENTES FARMACOLÓGICOS
glucem ia. Se recom ienda la m onitorización de la glucosa, especialm ente en
pacientes diabéticos. La vasoconstricción resultante de la estim ulación de
los alfaadrenorreceptores en presencia de bloqueo P2 puede em peorar la
claudicación en pacientes con vasculopatía periférica, precipitar el fe n ó m e
no de Raynaud o inducir crisis hipertensivas en pacientes con fe o cro m o cito
ma que no están siendo tratados con alfabloqueantes. Este problema podría
dism inuirse con el uso de agonistas p 1selectivos (esmolol, m etoprolol, biso-
prolol y atenolol)89. La retirada brusca de betabloqueantes puede desenca
denar hipersensibilidad sim pática y causar isquem ia m iocárdica, infarto o
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las esterasas eritrocitarias. Los agentes de vida interm edia, com o el propa-
nolol, sufren m etabolism o hepático, m ientras que los agentes de vida media
larga, com o el sotalol y el nadolol, tienen elim inación renal.
Labetalol
Es un antagonista betaadrenérgico, así com o un antagonista de los alfarre-
cep tores. Tras su adm inistración intravenosa, com ienza su acción a los
5-20 m inutos y dura hasta 6 horas. Se metaboliza principalm ente en el híga
do, pero tam bién se excreta por el riñón. Su sem ivida de elim inación es
aproxim adam ente de 6 horas.
La com binación de las propiedades alfa y betabloqueantes reduce la FC,
la contractilidad y las resistencias vasculares sistém icas. Clínicam ente es
útil para el tratam iento m édico de las disecciones vasculares93. También se
ha utilizado para tratar la hipertensión grave, por ejem plo en pacientes con
preeclam psia94'95. Desgraciadam ente, su larga duración de acción hace que
este agente sea más difícil de dosificar en los pacientes inestables. Los
poco frecuentes pero graves efectos secundarios incluyen el broncoespas-
mo y la hepatotoxicidad. El régim en recom endado consiste en bolos intra
venosos de 5 m g ajustando la dosis hasta el efe cto deseado.
Clonidina
Es un agonista a 2-adrenérgico de acción central que dism inuye la descarga
sim pática y provoca una dism inución del GC, la FC y las resistencias vascu
lares sistém icas. Sus efectos clínicos se ven en unos 30 m inutos si se ad
m inistra por vía intravenosa y en aproxim adam ente 2 días si se da de m ane
ra transdérm ica. Su m etabolism o es principalm ente hepático, con elim inación
renal y digestiva. La vida m edia de elim inación es de aproxim adam ente
14 horas.
La clonidina tiene m uchas utilidades clínicas. Adem ás de su uso com o
antihipertensivo, se utiliza en el control del dolor y en el tratam iento de la
abstinencia de opiáceos y en los tem blores, y puede reducir el riesgo de is
quemia perioperatoria y m uerte en pacientes de alto riesgo96’98. La clonidina
es un co m p le m e n to analgésico útil que prolonga la duración de los blo
queantes de los nervios periféricos99100 y neuroaxiales98. Una característica
singular de la clonidina es su vía de distribución. Para los pacientes quirúrgi
cos, son convenientes las alternativas a la adm inistración por vía oral. La
capacidad de adm inistrar este m edicam ento de form a transdérm ica consti
tuye una ventaja. La aplicación de un parche puede adm inistrar la m edica
ción para un m áxim o de 1 semana, a pesar de com p rom e te r la dosificación
y la velocidad de inicio. El principal efecto secundario de la clonidina consis
te en la sedación debida a sus efectos centrales. O tros efectos secundarios
incluyen bradicardia, derm atitis alérgica de contacto e hipertensión de rebote
con su retirada aguda. La dosis intravenosa para una em ergencia hipertensi-
va es de 0,15 mg, m ientras que la transdérm ica se inicia con 0,1 mg/día cada
semana.
TABLA 2-6
DIAGNÓSTICO DE HIPERTENSIÓN PULMONAR Y AUMENTO DE LA RESISTENCIA VASCULAR PULMONAR
Pr anterógrada Pr retrógrada Gradiente de Pr Flujo RVP (unidades Ejemplo
(CPAP;mmHg) (Pr/PAI; mmHg) de vasculatura pulmonar (GC; l/min) Wood)
Epoprostenol
Es un análogo de la prostaciclina (PGI2), que es un producto del m etabolis
m o del ácido araquidónico en el endotelio de la pared vascular. Sus efectos
biológicos son la vasodilatación y la inhibición de la agregación plaqueta-
ría101. Su adm inistración intravenosa provoca un rápido inicio de los efectos
clínicos hem odinám icos y una m uy corta duración de acción, con una vida
media de elim inación de 3 m inutos. Sin em bargo, la inhibición de la agrega
ción plaquetaria puede durar hasta un m áxim o de 2 horas.
El ep oprostenol se asocia con un aum ento en la supervivencia de los
pacientes con hipertensión pulm onar primaria (HPP)102. Al igual que con to
das las drogas con un rápido inicio y una rápida term inación de sus efectos,
es necesaria la terapia intravenosa continua. En los pacientes con HPP, una
abrupta retirada puede exacerbar sus presiones arteriales pulm onares. La
perfusión debe suspenderse durante la CEC porque se producirá hipoten
sión sistém ica cuando se detenga la circulación pulm onar y la vasculatura
sistém ica esté expuesta al fárm aco. La PGl2 intravenosa ha dem ostrado re
ducir la incidencia de daño del m iocardio después de la endarterectom ía
coronaria103. El efecto secundario más com ún es el en rojecim iento cutáneo.
O tros e fe cto s secundarios incluyen dolores de cabeza y convulsiones. El
epoprostenol no debe utilizarse en pacientes con disfunción ventricular iz
quierda.
TABLA 2-7
TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR Y AUMENTO DE LA RESISTENCIA
VASCULAR PULMONAR
Fármaco______________ Bolo o dosis de carga_____ Infusión o mantenimiento
Nitroglicerina — 5-200 jAg/min; dosificar hasta
conseguir el efecto
Adrenalina — 0,03-0,08 jig/kg/min
Isoprenalina — 0,03-0,01 jig/kg/min
Milrinona 50 fig/kg 0,25-0,5 fig/kg/min
NO inhalado — 5-40 ppm
Prostaciclina* — —
NO, óxido nítrico; ppm, partes por millón.
* La prostaciclina inhalada no está aprobada en Estados Unidos.
Agentes farm acológicos cardiovasculares 53
La form a inhalada de la PGl2 tam bién puede utilizarse para tratar la hiper
tensión pulmonar, incluida la que se produce durante la cirugía cardíaca104-105.
La PGI2 inhalada puede reducir la presión arterial pulm onar en pacientes con
estenosis m itral hasta som eterse a reparación valvular m itral106. Las venta
jas de la adm inistración inhalada incluyen un dispositivo de dosificación rela
tivam ente sim ple, la ausencia de efectos secundarios sistém icos y la falta
de tolerancia. La dosis intravenosa para la HPP com ienza en 2 ng/kg/m in; la
PGl2 inhalada se comienza en 2,5 (xg.
Bosentán
Es un an tago nista del re ce p to r de la endotelina-1 que bloquea el p é p tid o
e n d ó ge no que provoca va so co n stricció n pulm onar. A pro ba do por la FDA
para el tra ta m ie n to de la h ipe rte nsió n pulm onar, este agente se a d m in is
tra por vía oral, con un pico de con cen tra ción sérica a p roxim a da m en te a
las 4 horas. El m e ta b o lism o se produce en el hígado y se excreta por vía
CARDIOVASCULARES
renal. Su sem ivida de elim inación es de aproxim a da m en te 6 horas. Los
datos resp ecto a la ad m in istra ció n intravenosa no estaban d ispo nib le s en
el m o m e n to de esta p u blicación . El bosen tá n es un fá rm a co útil en el
tra ta m ie n to de la h ipe rte nsió n p u lm o nar107'108y puede o fre ce r cie rta p ro
te cció n durante la CEC109. Los e fe cto s secu nd ario s incluyen edem a de
m ie m b ro s in fe rio re s, d o lo r de cabeza, p a lp ita cio n e s e h ip o te n sió n s is
té m ica . No debería utilizarse d u ran te el em barazo o en p a cie ntes que
to m a n g lib u rid e . La do sis oral reco m en dad a es de 125 m g dos veces
al día.
Ó xido nítrico
El óxido nítrico (NO) es un fa cto r relajante derivado del endotelio producido
a partir de la L-arginina por la enzima óxido nítrico sintetasa (NOS). Una vez
AGENTES FARMACOLÓGICOS
sintetizado, aum enta el G M Pc m ediante la activación de la guanilil ciclasa
causando relajación del m úsculo liso y vasodilatación. Su form a inhalada
tien e un e fe cto casi inm ediato en las zonas del pulm ón que están ven tila
das, con una duración de acción variable de pendiendo de la duración de la
ad m in istra ció n. Una sola dosis dura aproxim a da m en te 10 m in utos. Una
característica única del NO es su gran afinidad por la hem oglobina. De he
cho, la hem oglobina tiene una afinidad 400.000 veces m ayor por el NO que
por el oxígeno110. Una vez unido a la hem oglobina, es inactivado para fo r
mar nitrosilhem oglobina. En com binación con el oxígeno, la nitrosilhem og-
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Sildenafilo
Es un inhibidor de la fosfodiesterasa tipo V. A diferencia de la milrinona (un
inhibidor de la fosfodiesterasa tipo III), el sildenafilo inhibe la fosfodiesterasa
específica de GMPc, aum entando el GMPc vascular, lo que da lugar a vaso-
dilatación. Comercializado para el tratam iento de la disfunción eréctil, el sil
denafilo resulta tam bién eficaz para el tratam ie nto de la hipertensión pulm o
nar121. En la actualidad sólo está disponible su form a oral. El inicio de la
acción se produce aproxim adam ente 30 m inutos después de la dosis inicial,
que puede durar hasta 4 horas. M etabolizado en el hígado, con elim inación
principalm ente fecal, su vida m edia de elim inación es de aproxim adam ente
3 horas.
El sildenafilo atenúa la hipertensión pulm onar inducida por hipoxia122 y la
hipertensión pulm onar de rebote que puede desarrollarse durante el deste
te de NO123. N otablem ente m enos costoso que éste, tam bién puede ser
más eficaz en los pacientes con hipertensión pulm onar y mejora el GC124.Se
ha dem ostrado una mejora en el intercam bio gaseoso en pacientes con fi-
brosis pulm onar grave e hipertensión pulm onar secundaria125. Los pacientes
con enferm edad de Raynaud pueden beneficiarse con esta terapia126. Por
últim o, se mejora la tolerancia al ejercicio, el GC y la calidad de vida en pa
cientes con HPP127.
Se recom ienda precaución en pacientes con cardiopatía isquémica, so
bre todo en aquellos que están en tratam iento con nitratos, ya que pueden
desarrollar hipotensión. La dosis para el tratam iento de la hipertensión pul
m onar es de 20 m g v.o. tres veces al día.
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INTRODUCCIÓN
La arteriopatía coronaria representa un espectro de síndrom es clínicos cau
sado por un insuficiente flujo sanguíneo coronario al miocardio. Casi siem
pre se produce por el depósito debajo de la íntima de aterom a, lo que causa
la estenosis u oclusión de la luz arterial y el engrosam iento de la pared arte
rial. Es la form a más com ún de enferm edad cardíaca, no en vano afecta
anualm ente a más de 1,5 m illones de estadounidenses, y sus com plicacio
nes son la principal causa de fallecim ien to tan to para varones com o para
mujeres. Según la Am erican Heart A ssociation1, en Estados Unidos alguien
presenta un episodio relacionado con la enferm edad coronaria aproxim ada
m ente cada 29 segundos y alrededor de cada m inuto alguien fallece com o
| consecuencia de tal evento. Es por esta razón que los rápidos progresos en
I el tratam iento m édico, intervencionista y quirúrgico de esta enferm edad se
£ vayan sucediendo desde la primera coronariografía (en 1962) hasta hoy.
:§ Introducida en 1962 por Sabiston en el hospital Johns Hopkins y des-
.§ pués por G arrett y DeBakey, la cirugía de derivación coronaria se ha conver-
% tido en el patrón oro para los pacientes con enferm edad coronaria m ultiva-
.§ so. A pesar de los adelantos en las técnicas de intervencionism o percutáneo,
« la derivación coronaria sigue siendo una de las cirugías más frecue ntem e nte
8 realizadas en Estados Unidos, generando aproxim adam ente 50.000 m illo-
z nes de dólares de gasto anual.
cc
LU
ANATOMÍA NORMAL * 3Y FISIOLOGÍA
Í3 Las arterias coronarias derecha e izquierda se originan en la aorta ascenden-
© te, detrás de las respectivas valvas de la válvula aórtica, norm alm ente en el
61
62 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
tercio superior de los senos de Valsalva (fig. 3-1). El orificio coronario izquier
do es superior y lateral al derecho. El sistem a arterial coronario izquierdo se
divide en las arterias descendente anterior (DA) y circunfleja después de un
corto trayecto com binado com o es el tronco com ún izquierdo detrás de la
arteria pulmonar. La dom inancia del sistem a coronario depende de si la arte
ria descendente posterior tiene su origen en la arteria coronaria derecha o
en la izquierda. Existe dom inancia «derecha» en el 85-90% de las personas.
La coronaria derecha sale de la aorta anterolateralm ente y discurre dentro
del surco auriculoventricular, rodeando el m argen agudo del corazón. Duran
te su trayecto, la arteria coronaria derecha irriga la aurícula derecha, los no
dulos sinusal y auriculoventricular y la pared libre del ventrículo derecho.
Casi siem pre se bifurca distalm ente en la arteria descendente posterior y las
arterias posterolaterales derechas. La descendente posterior sigue por el
surco interventricular posterior hacia el vértice cardíaco para perfundir el ta
bique ventricular posterior, m ientras que las posterolaterales perfunden la
cara posterior del ventrículo izquierdo.
El tronco coronario izquierdo discurre en sentido anterosuperior durante
10-20 m m desde el seno de Valsalva izquierdo y se bifurca en dos arterias
de tam año m uy similar: DA y circunfleja. La arteria DA pasa por el surco in
terventricular anterior hacia el vértice del corazón, dando origen a la diago
nal, las perforantes septales y las ramas ventriculares derechas antes de
term inar en el vértice. Algunas veces, la arteria puede dar colaterales a la
arteria descendente posterior o puede reemplazarla para perfundir el surco
ENFERMEDAD CORONARIA
diastólica aórtica se transm ite a través de los senos de Valsalva a los orifi
cios coronarios. La aorta ascendente y los senos de Valsalva m antienen el
flujo coronario uniform e a través de toda la diástole. Las arterias coronarias
principales y las ramas que discurren por el epicardio del corazón actúan
com o los vasos de conductancia, ofreciendo una m ínim a resistencia al flujo
de sangre. No se observa ninguna dism inución perceptible de presión a lo
largo de las arterias coronarias epicárdicas, incluso al nivel más alto de flujo.
Los principales vasos de resistencia son las arteriolas y la red de capilares
que form an las colaterales interregionales, que pueden com pensar la perfu
sión en la insuficiencia coronaria crónica. Por consiguiente, los m ecanism os
metabólico, endotelial, hum oral/neural y de autorregulación encargados de
ajustar el flujo de sangre al consum o de oxígeno y la presión de la perfusión
regulan la resistencia vascular coronaria.
Como el órgano aeróbico que es, un corazón sano precisa la oxidación de
sustratos para la generación de energía y puede tolerar sólo pequeñas deu
das de oxigeno, incluso en estado de reposo basal. Por tanto, el m etabolism o
del m iocardio im pone el consum o de oxígeno. Debido a que la reserva de
oxígeno en el corazón es pequeña y a que la baja saturación del m ism o en la
sangre venosa coronaria (25-30% en reposo) no perm ite realizar una extrac
ción adicional, los cam bios en las necesidades de oxígeno del m iocardio cau
san m odificaciones rápidas en la resistencia vascular coronaria. La isquemia
y la hipoxia m iocárdicas estim ulan potentes sustancias vasoactivas com o la
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ENFERMEDAD CORONARIA
isquem ia miocárdica porque su flujo colateral es el más bajo y el consum o
de oxígeno, el más alto10. De esta manera, si persiste la isquemia, la necro
sis del m iocardio progresa hacia el epicardio y se acelera cuando el flujo
colateral es pequeño, la hipotensión arterial es significativa (com o en el
shock cardiogénico) y la demanda de oxígeno es elevada com o consecuen
cia del estím ulo inotrópico o de taquicardias. Por consiguiente, el control de
la presión arterial y la prevención de arritm ias son vitales durante el período
inm ediatam ente posterior al infarto para lim itar la extensión del daño m io-
cárdico. Con una onda de necrosis persistente, puede desarrollarse un infar
to transm ural e involucrar a todo el espesor de la pared ventricular11. El reco
nocim iento de que esta progresión del infarto depende del tiem p o y de que
puede recuperarse la función del m iocardio salvado sentó las bases para los
procedim ientos de reperfusión rápidos com o la trom bólisis o la angioplastia
primaria. Los estudios han de m ostrad o que la reperfusión de ntro de las
6 horas siguientes al inicio de los síntom as dism inuye el tam año del infarto,
preserva m ejor la función ventricular y mejora la supervivencia12.
SÍNDROMES CLÍNICOS
A N G IN A ESTABLE
La angina de pecho es la presentación de molestias o dolor asociado al ejer
cicio que cede con el reposo en el tórax. Se describe típicam ente com o una
opresión retroesternal y brusca o com o un dolor aplastante con irradiación
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EQUIVALENTES ATÍPICOS DE A N G IN A
En algunos pacientes, incluso en los que tienen una enferm edad coronaria
grave, la isquem ia de m iocardio no produce el dolor precordial típico. En
cam bio, presentan los llamados equivalentes anginosos, donde la isquemia
miocárdica se sugiere por síntom as com o la disnea, el mareo, el síncope y
el edema pulmonar, y posteriorm ente se confirm a por criterios electrocar-
diográficos. Estos síntom as suelen deberse a la disfunción ventricular iz
quierda sistólica o diastólica en el m om e nto en que el m iocardio se vuelve
isquém ico bajo el estrés. Adem ás, un pequeño núm ero de pacientes pre
senta una isquem ia asintom ática o «silente» que sólo puede descubrirse
m ediante una m onitorización electrocardiográfica continua.
S ÍN D R O M ES CO RO NARIOS AG U D O S
Los síndrom es coronarios agudos com prenden la angina inestable, la angina
postinfarto y la angina de Prinzmetal. Representan una amplia variedad de
síntom as y el em peoram iento del pronóstico de la enferm edad coronaria en
un corto período de tiem po. La angina de Prinzmetal está causada por el es
pasmo arterial coronario y se diagnostica por ECG durante un episodio de
dolor. La angina postinfarto es la angina o isquemia de m iocardio que ocurren
antes de las 2 sem anas siguientes a un episodio de infarto de m iocardio. La
angina inestable ocurre espontáneam ente (incluso en reposo) y representa
un cam bio agudo en la gravedad, el carácter o el umbral de activación de la
angina estable. La angina inestable abarca en realidad varios subgrupos de
síndrom es que conllevan los m ism o s resultados clínicos. Los pacientes
pueden presentar dolor anginoso persistente, con signos de isquem ia m io
cárdica en el ECG y una leve elevación de enzimas, com o dem ostración de
un infarto de m iocardio m ínim o. La causa de la angina inestable en la actua
lidad se atribuye a un cam bio súbito en la circulación arterial coronaria com o
una rotura de una placa o la trom bo sis aguda. Sin em bargo, la situación clí
nica perm anece reversible pero tiende a reaparecer posteriorm ente, ya sea
com o más episodios de angina inestable o com o un infarto agudo de m io
cardio fulm inante. La m ortalidad al año es de un 8-10% , y la incidencia de
infarto de m iocardio no m ortal es del 12-14% u al año.
Enfermedad coronaria 67
INFARTO A G U D O DE M IO C A R D IO 15
La isquem ia miocárdica prolongada sin reperfusión lleva en últim o térm in o a
la necrosis celular irreversible y al infarto de m iocardio. La mayoría de los
infartos agudos de m iocardio son el resultado de la oclusión subtotal o total
de la arteria coronaria por un trom bo asociado con la rotura aguda de una
placa aterosclerótica. Aunque a m enudo la arteria coronaria con una oclu
sión aguda no tenía previam ente ninguna estenosis pronunciada, la presen
ENFERMEDAD CORONARIA
cia de enferm edad coronaria significativa claram ente aum enta el riesgo de
infarto agudo de miocardio. Por ejem plo, los pacientes con lesiones proxi-
males graves de la DA tienen tendencia a presentar infarto de m iocardio
agudo y, a m enudo, m ortal. Un núm ero elevado de arterias coronarias con
estenosis tam bién implica una probabilidad m ayor de infarto agudo de m io
cardio.
Después del infarto, la localización de la oclusión arterial coronaria, la
presencia de otros vasos enferm os y la extensión de la perfusión colateral
determ inarán la m agnitud de la lesión miocárdica en el período inm ediata
m ente posterior. Los efectos perjudiciales adicionales de las arritm ias post
infarto, la hipotensión, la dilatación ventricular izquierda y el aum ento de la
tensión de la pared pueden reducir la viabilidad de las áreas colindantes e
increm entar el tam año final del infarto.
Según la definición de la OM S, el diagnóstico de infarto del m iocardio se
basa en la presencia de, por lo m enos, dos de los siguientes tres criterios:
1) historia clínica de m olestias precordiales de tipo isquém ico, 2) cam bios en
registros electrocardiográficos seriados y 3) un increm ento y descenso de
los m arcadores cardíacos séricos16. Por lo general, los pacientes presentan
el súbito dolor precordial o su equivalente anginoso que no cede con el re
poso ni con nitroglicerina sublingual. A m enudo se asocia con disnea, náu
seas, diaforesis y m alestar general. El infarto subendocárdico o no transm u-
ral no rm alm e nte presenta una nueva de presión del se g m e n to ST y una
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
COMPLICACIONES PRECOCES
FALLECIMIENTO
A proxim adam ente el 70-80% de los pacientes con enferm edad coronaria
que buscan opinión médica fallecen finalm ente por una causa cardíaca. La
mayoría de estas m uertes ocurren en el con texto de un episodio de insufi
ciencia cardíaca aguda o subaguda, a m enudo poco después de un infarto
agudo de miocardio, o se ven precipitadas por arritm ias ventriculares. O tros
evolucionan lentam ente con insuficiencia cardíaca crónica secundaria a cica
trices miocárdicas com o resultado de infartos m iocárdicos antiguos. En ge
neral, la supervivencia de los pacientes con enferm edad coronaria clínica
m ente evidente es del 75% a 5 años, del 60% a 10 años y del 45% a 15 años
después del inicio del tratam iento m édico17.
Aproxim adam ente el 20% de los pacientes con un infarto agudo de m io
cardio fallecerán de repente en las prim eras horas del cuadro. Probablem en
te, la causa de m uerte es fibrilación ventricular, asistolia o insuficiencia ven
tricular severa aguda. M uchos sobrevivientes tienen arritm ias postinfarto o
trastornos de la conducción; se sabe que de las cicatrices m iocárdicas sur
gen focos arritm ogénicos. La m uerte hospitalaria precoz (<3 m eses) des
pués de sobrevivir al cuadro inicial varía entre un 10-50% ; en cualquier caso,
el tam año del infarto es un factor pronóstico esencial: cuanto m ayor es el
infarto, m ayor es la mortalidad. Igualm ente, los infartos adicionales, la pre
sencia de shock cardiogénico, insuficiencia valvular y rotura o aneurism a
ventricular aum entarán la probabilidad de m uerte.
SHOCK CARDIOGÉNICO
En los m inutos siguientes a la oclusión coronaria tien e lugar un rápido dete
rioro de la función ventricular izquierda. La insuficiencia cardíaca sobreviene
cuando el m iocardio no afectado por el infarto ya no puede sostener la carga
hem odinám ica normal. Con la pérdida del 40% o más del m iocardio ven tri
cular izquierdo, se produce un fracaso sistólico grave y se desarrolla un cua
dro de shock cardiogénico4. Clínicamente, aparece inestabilidad hem odiná
mica en ausencia de hipovolem ia, con taquicardia asociada, alteraciones del
nivel de consciencia y oliguria. El índice cardíaco es m enor de 2 l/m in /m 2, y
la presión capilar pulm onar típicam ente es m ayor de 18 m m Hg.
El shock cardiogénico continúa siendo la causa más com ún (80% ) de
mortalidad hospitalaria después de un infarto agudo de miocardio. Se obser
va en aproxim adam ente un 8% de tod os los pacientes con un infarto de
m iocardio y su control precisa un tratam iento inm ediato para reducir la de
manda de oxígeno del m iocardio, proporcionar soporte circulatorio y m inim i
zar la lesión miocárdica. El tratam iento actual de elección es la reanimación
médica agresiva con soporte m ecánico y revascularización precoz. La asis
tencia mecánica com prende el balón de contrapulsación intraaórtico y los
dispositivos de asistencia ventricular, que no sólo descargan el m iocardio
afectado y facilitan su recuperación, sino que tam bién m inim izan la lesión
Enfermedad coronaria 69
ENFERMEDAD CORONARIA
Alrededor del 20% de las m uertes precoces después de un infarto agu
do de m iocardio suelen deberse a la rotura aguda de la pared libre del ven
trículo izquierdo18. La perforación de la pared libre ventricular ocurre habi
tu a lm e n te de ntro de la prim era sem ana después del in fa rto agudo de
miocardio, pero puede ocurrir en cualquier m om e nto dentro de las 2 prim e
ras sem anas. N orm alm ente se m anifiesta por un deterioro súbito del pa
ciente con infarto m iocárdico reciente que lleva al hem opericardio masivo,
el taponam iento y la m uerte súbita. En algunos pacientes la perforación es
más gradual, con la form ación de un hem atom a en el sitio del m iocardio
necrosado. Cuando se diagnostica rápidam ente, la cirugía urgente es el úni
co m étodo que aporta una posibilidad de supervivencia a largo plazo y está
indicada si el paciente no está moribundo. La técnica clásica de infartectomía
y cierre con parche no ha resultado com pletam ente satisfactoria porque deja
a menudo un defecto tan grande que la función ventricular se reduce irrepa
rablem ente. Recientem ente, la introducción de una técnica sin suturas que
usa un parche de politetrafluoroetileno (PTFE) sin el uso de circulación extra-
corpórea (CEC) ha dem ostrado resultados precoces prom etedores19.
Cuando un paciente con un infarto de m iocardio reciente presenta un
nuevo soplo pansistólico con síntom as agudos de insuficiencia cardíaca o
shock cardiogénico, la causa es casi siem pre una com unicación interventri-
cular po stinfarto. La com unicación in te rven tricula r (CIV) p o stinfarto, que
com plica un 1-2% de los casos de infarto agudo de m iocardio, es una causa
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obligatoria, pero es técn icam e nte difícil debido a la extensa necrosis del
miocardio que se presenta inevitablem ente. Algunas técnicas recientes que
no requieren una resección extensa del tejido necrótico han dem ostrado los
m ejores resultados.
INSUFICIENCIA M ITRAL
La insuficiencia m itral en el contexto de la enferm edad coronaria puede apa
recer com o consecuencia de un infarto de m iocardio secundario a rotura o
arrancam iento de un m úsculo papilar o com o resultado de la isquemia del
m ism o. La insuficiencia mitral crónica debida a la disfunción isquémica del
m úsculo papilar es relativam ente infrecuente; sin embargo, la insuficiencia
aguda complica al 40% de los pacientes con infarto de m iocardio y es un
factor predictivo de m ortalidad fundam ental21. El m úsculo papilar posterom e-
dial se rompe en el 75% de los casos, y se correlaciona con la mayoría de los
pacientes con insuficiencia m itral postinfarto que tuvieron un infarto ventri-
cular izquierdo posteroinferior. La valva m itral se vuelve incom petente y pro-
lapsa en la aurícula izquierda durante la sístole. En ocasiones, la necrosis del
músculo papilar por sí misma, sin rotura, puede causar la disfunción suficien
te com o para ocasionar insuficiencia mitral grave. Esta com plicación mecáni
ca de un infarto transm ural tam bién ha dism inuido significativam ente con la
aparición de los recientes tratam ientos intervencionistas.
La insuficiencia m itral aguda postinfarto es una com plicación potencial
m ente mortal; casi un 66% de los pacientes morirán dentro de las primeras
24 horas si la intervención quirúrgica se retrasa22. La supervivencia aumenta
cuando el m úsculo papilar está intacto; el arrancamiento com pleto tiene los
peores resultados. Clínicamente, los pacientes presentan episodios insidio
sos de edema pulmonar, deterioro hem odinám ico agudo y shock cardiogéni-
co, de form a típica 2-7 días después del infarto de miocardio. El nuevo soplo
sistólico apical no siem pre está presente porque con la insuficiencia mitral
grave y el shock extrem o que se instauran, el gasto cardíaco puede ser dem a
siado bajo com o para generar un flujo adecuado a través de la válvula mitral.
El cateterism o derecho dem uestra presiones elevadas en el ventrículo dere
cho y la arteria pulmonar, pero sin el salto en la saturación de oxígeno entre la
aurícula derecha y la arteria pulm onar asociado con la com unicación interven-
tricular postinfarto. La presión de enclavam iento capilar pulm onar es igual
m ente elevada y a m enudo muestra ondas v prom inentes en el trazado de
presión. El diagnóstico definitivo m ediante ecocardiografía Doppler transeso-
fágica refuerza los diagnósticos, perm ite la valoración de la gravedad de la
insuficiencia y tam bién perm ite definir las áreas del ventrículo izquierdo con
alteraciones de la contractilidad. Aunque la reanimación médica agresiva y el
uso del balón de contrapulsación intraaórtico son inestim ables en el trata
m iento inicial de estos pacientes, la reparación quirúrgica o el reemplazo de
la válvula m itral sigue siendo el tratam iento definitivo de esta complicación.
COMPLICACIONES TARDÍAS
CICATRICES Y A N E U R IS M A S DE VENTRÍCU LO IZQUIERDO
Después de que el paciente sobrevive al infarto agudo de m iocardio inicial y
a sus com plicaciones, la zona de necrosis se convierte con el tie m p o en un
área de cicatriz fibrosa delgada que está desprovista de m iocitos y puede
ser acinética o discinética. Aunque la prevalencia actual es probablem ente
m enor debido al uso extendido de los trom bolíticos y la angioplastia precoz,
Enfermedad coronaria 71
ENFERMEDAD CORONARIA
grafía izquierda y la RM son probablem ente las más sensibles y pueden
delim itar a m enudo claram ente el aneurisma del resto del ventrículo. La re
sección quirúrgica del aneurism a ju nto con la reconstrucción ventricular m e
jora la supervivencia en com paración con el tratam iento m édico y, además,
se acompaña con frecuencia de técnicas de revascularización coronaria.
Se sabe que las cicatrices ventriculares extensas y los aneurismas pueden
predisponer a algunos pacientes para presentar taquiarritm ias ventriculares
refractarias. Estos pacientes generalm ente tam bién tienen una función ventri
cular izquierda m uy reducida y las taquiarritm ias suelen no responder a los
fármacos. El tratam iento de estos pacientes es un cam po de investigación
intensiva y continuada donde los adelantos se están centrando en las nuevas
técnicas electrofisiológicas de ablación para erradicar los focos arritm ogéni-
cos. M uchos de estos pacientes, sin embargo, necesitarán la implantación
de un desfibrilador autom ático cardíaco para prevenir la m uerte súbita.
IS Q U E M IA CARDÍACA CRÓNICA
En algunos pacientes con enferm edad coronaria progresiva, en lugar de un
solo episodio de infarto de miocardio incapacitante, el corazón padecerá is
quemia de miocardio recurrente o m últiples infartos menos graves. Por consi
guiente, desarrollarán síntomas de miocardiopatía isquémica crónica e insufi
ciencia cardíaca congestiva. Como ya se ha comentado, la isquemia altera la
función ventricular izquierda e increm enta el trabajo en el m iocardio sano.
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INDICACIONES
La meta de la cirugía de revascularización coronaria es m ejorar la calidad de
vida (es decir, el alivio de los síntomas) y prolongar la supervivencia. Existe
el acuerdo general, a partir de algunos estudios aleatorizados, de que la
cirugía proporciona una m ayor supervivencia en com paración con el tra
tam ie nto m édico en los pacientes con 1) estenosis del tronco izquierdo,
2) enferm edad de tres vasos, 3) enferm edad de dos vasos con estenosis
proximal de la DA, 4) disfunción ventricular izquierda y 5) isquem ia grave con
enferm edad m ultivaso24, así com o en los pacientes con enferm edad de tres
vasos y enferm edades asociadas.
Existe una gran cantidad de literatura que compara las técnicas percutá-
neas de intervencionism o coronario con la revascularización quirúrgica. A un
que es útil, los datos necesitan ser interpretados críticam ente en el contex
to de los criterios de selección y exclusión de los pacientes en cada estudio.
Los recientes adelantos tecnológicos han am pliado la población de pacien
tes con enferm edad de uno o varios vasos, donde la intervención percutá-
nea es una alternativa razonable o incluso el procedim iento inicial preferido.
Sin em bargo, los pacientes y los cardiólogos tienen que com prender que
hay una m ayor incidencia de angina recurrente y una necesidad de repetir
los procedim ientos de revascularización. Para pacientes que no son buenos
candidatos para la intervención percutánea o cuando ésta ha fallado, la ciru
gía debe ser fu e rte m e n te considerada.
En 1999, y basándose en una extensa revisión de la bibliografía, los gru
pos de trabajo del Am erican College of Cardiology y de la Am erican Heart
Association actualizaron la guía de 1991 sobre la cirugía de revascularización
coronaria25. La tabla 3-1 m uestra estas pautas.
La revascularización de urgencia se prefiere al tratam iento m édico inm e
diatam ente después del infarto agudo de miocardio, porque varios estudios
han m ostrado una mejoría de la función miocárdica después de la reperfu
sión. Los pacientes que llegan antes de que pasen 6 horas desde el inicio
del dolor precordial y antes de la evolución del infarto de m iocardio deben
ser considerados para una intervención precoz. La intervención percutánea
ha reemplazado a la cirugía en la mayoría de los centros, salvo para las com
plicaciones m ecánicas com o la rotura del tabique in te rve n tricu la r o del
m úsculo papilar, debido a su rapidez para restaurar la permeabilidad vascu-
Enfermedad co ronaria 73
TABLA 3-1
DIRECTRICES PARA LA CIRUGÍA DE REVASCULARIZACIÓN CORONARIA
DEL AMERICAN COLLEGE OF CARDIOLOGY Y LA AMERICAN HEART
ASSOCIATION: INDICACIONES_________________________________________
Enfermedad______ Estado______________________________________________
Asintomático Clase I
o angina leve Estenosis significativa del tronco izquierdo
Equivalente de tronco:
Estenosis significativa (>70%) de la DA proximal y de la
arteria circunfleja proximal
Enfermedad de tres vasos (el beneficio sobre la
supervivencia es mayor en pacientes con insuficiencia
ventricular [p. ej., con FE <0,5])
Clase lia
Estenosis proximal de la DA con enfermedad de 1-2 vasos
CORONARIA
Clase llb
Enfermedad de uno o dos vasos sin afectación de la DA
proximal
ENFERMEDAD
arteria circunfleja proximal
Enfermedad de tres vasos (el beneficio sobre la
supervivencia es mayor con FEVI <0,5). Enfermedad de
dos vasos con estenosis significativa proximal de la DA
con FE <0,5 o isquemia demostrable en pruebas no
invasivas
Enfermedad de uno o dos vasos sin estenosis significativa
de la DA proximal, pero con un área grande de miocardio
viable y criterios de alto riesgo en pruebas no invasivas
Angina incapacitante a pesar de tratamiento médico
intensivo, cuando la cirugía puede realizarse con un riesgo
aceptable; si la angina es atípica, deben obtenerse
pruebas objetivas de isquemia
Clase lia
Estenosis proximal de la DA con enfermedad de un vaso
Enfermedad de uno o dos vasos sin estenosis significativa
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Continúo
74 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Infarto de Clase I
miocardio con Ninguna
elevación del Clase lia
segmento ST Isquemia continuada o infarto que no responde al
(onda Q) tratamiento intensivo no quirúrgico
Clase llb
Fracaso progresivo del VI con estenosis coronaria que
compromete el miocardio viable fuera del área del infarto
inicial
Reperfusión primaria precoz (<6-12 horas) del infarto de
miocardio con elevación evolutiva del segmento ST
Clase III
Reperfusión primaria tardía (>12 horas) en un infarto de
miocardio con elevación evolutiva del segmento ST sin
persistencia de la isquemia
Insuficiencia Clase I
del VI Estenosis significativa del tronco izquierdo
Equivalente de tronco: estenosis significativa (>70%) de la
DA proximal y de la arteria circunfleja proximal
Estenosis proximal de la DA con enfermedad de 2-3 vasos
Clase lia
Insuficiencia del VI con gran cantidad de miocardio viable,
que no se contrae, revascularizable sin cualesquiera de
los modelos anatómicos antes mencionados
Clase III
Insuficiencia del VI sin signos de isquemia intermitente ni
de una cantidad significativa de miocardio viable y
revascularizable
Arritmias Clase I
ventriculares Estenosis del tronco izquierdo
malignas Enfermedad coronaria de tres vasos
Clase lia
Enfermedad puenteable de 1 o 2 vasos que causa las
arritmias ventriculares malignas
Enfermedad proximal de DA con 1 o 2 vasos
Enfermedad co ronaria 75
Clase III
Taquicardias ventriculares con cicatriz y sin signos de
isquemia
CORONARIA
Ausencia de isquemia
Incapacidad para revascularizar debido a la anatomía o a
estado de no-reflujo
ENFERMEDAD
Clase lia
Vaso(s) distal(es) puenteable(s) con un área grande de
miocardio en riesgo en los estudios no invasivos
Clase llb
Isquemia en territorio diferente a la DA con un injerto
permeable de arteria torácica a la DA que perfunde el
miocardio funcionante y sin un tratamiento médico
agresivo o intento de revascularización percutánea
DA, Descendente anterior; FE, fracción de eyección; VI, ventrículo izquierdo.
Clase I: situaciones para las que existen pruebas o un acuerdo general de que un
procedimiento dado o un tratamiento es útil y eficaz.
Clase II: condiciones para las que existen pruebas contradictorias o una divergencia de
opinión sobre la utilidad o eficacia de un procedimiento.
Clase lia: el peso de las pruebas y las opiniones están a favor de la utilidad y eficacia.
Clase llb: la utilidad y la eficacia están peor establecidas por las pruebas y las
opiniones.
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Clase III: condiciones para las que existen pruebas o acuerdo general de que el
procedimiento o el tratamiento no es útil o eficaz y en algunos casos pudiera ser
dañino.
lar. O tro s grupos de pa cie ntes que se pueden b e ne ficiar de la in te rven ción
u rg en te son los que tien en una oclusión proxim al aguda de la DA y una an
gina refractaria o recu rren te , pues el do lo r p e rsiste n te refleja una agresión
isq ué m ica con tinu a a un m iocardio viable. La derivación coronaria de e m e r
gencia es necesaria cuando se presentan co m p lica cio n e s oclusivas duran te
la in te rven ción percutánea. La mayoría de estas co m p lica cio n e s son el re
sulta do de dise ccio n e s de la arteria coronaria que tien en su origen en un
d e fe c to de la íntim a causado por la guía o el balón de dilatación. En general,
76 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
DATOS PREQUIRURGICOS
Es obligatoria una evaluación com pleta del paciente que se va a som eter a la
cirugía de derivación coronaria. La atención del cirujano a los pequeños deta
lles perm ite optim izar la valoración del riesgo, la preparación prequirúrgica, la
planificación de la cirugía y la atención postoperatoria, porque todos ellos son
igual de im portantes para el éxito final de la operación. La historia y la explo
ración física se realizan por el cirujano, con especial atención a los signos de
insuficiencia cardíaca, afectación de otros órganos extracardíacos, enferm e
dad valvular o vascular periférica asociada, afecciones previas que pueden li
m itar la disponibilidad de injertos y otras com orbilidades. Los análisis habi
tuales de laboratorio consisten en un hemograma, electrólitos, pruebas de
función renal y hepática, análisis de orina, coagulación y grupo sanguíneo más
pruebas cruzadas. Debe realizarse una revisión de las radiografías de tórax
recientes {<1 mes) anteroposterior y lateral, con especial atención a la silueta
cardíaca, la calcificación vascular y los procesos pulmonares. En nuestro cen
tro, cuando la radiografía de tórax muestra calcificación de la aorta ascenden
te, se realiza una tomografía computarizada (TC) para evaluar más extensa
m ente la aorta ascendente en busca de placas ateroscleróticas. Se obtiene un
ECG de 12 derivaciones para valorar la conducción y el segm ento ST basal.
Los estudios de viabilidad y perfusión miocárdica preoperatoria, com o la gam-
magrafía nuclear, la prueba de esfuerzo y/o la RM, se revisan com o ayuda a la
preparación de la estrategia quirúrgica y para evaluar las probabilidades de
éxito de la intervención. Cuando se piensa utilizar la arteria radial com o injerto,
se debe llevar a cabo la evaluación mediante Doppler de la m ano no dominan
te para asegurar un riego suficiente por colaterales desde la arteria cubital.
Nosotros realizamos de rutina una ecografía bilateral de las arterias carótidas
en los pacientes mayores de 60 años antes de la cirugía coronaria.
La coronariografía y el cateterism o recientes son revisados conjuntam en
te por todos los cirujanos que participarán en el caso. El mapa del árbol coro
nario perm ite examinar el tam año, la idoneidad o la prioridad para revascula-
rizar los lechos distales. Adem ás, necesitan ser determ inados la relación
entre el vaso enferm o y los trastornos de contracción mural regionales. De
ben aclararse las dudas sobre la presencia de insuficiencia valvular aórtica o
m itral de la ventriculografía izquierda con la ayuda de un ecocardiograma.
La protección preoperatoria del corazón para m inim izar la extensión del
daño miocárdico es de suma im portancia. La adm inistración de un betablo-
queante, nitratos, aspirina, inhibidores de la enzima convertidora de angio-
tensina (IECA) y un antagonista del calcio se m antiene hasta la cirugía. Para
los pacientes con angina inestable o trom bo intramural, la heparina endove
nosa se conserva hasta 4 horas antes de la incisión. El balón de contrapulsa
ción intraaórtico está indicado cuando los procedim ientos anteriores no con
Enfermedad coronaria 77
ENFERMEDAD CORONARIA
una mortalidad más alta y un mal pronóstico a largo plazo. Un análisis m ulti-
variante de más de 13.000 pacientes identificó siete factores que influyen
negativam ente en la supervivencia: edad avanzada, fracción de eyección,
estado clínico (shock, cirugía de emergencia), sexo fem enino, diabetes, ciru
gía de derivación coronaria previa e insuficiencia cardíaca congestiva. Otros
factores de com orbilidad que deben tenerse en cuenta para el tratam iento
perioperatorio son los accidentes cerebrovasculares previos, la historia de
hemorragias significativas, la hipertensión, el grado de angina, las infeccio
nes coexistentes (del tracto urinario o dentales), la enferm edad pulm onar
obstructiva crónica y las insuficiencias hepática y renal. Desde 1989, la So-
ciety of Thoracic Surgeons ha establecido una base de datos de cirugía coro
naria y valvular en Estados Unidos. Los cirujanos pueden obtener ahora por
Internet la estratificación inmediata del riesgo para un paciente determ inado
sim plem ente introduciendo los datos clínicos en w w w .sts.o rg , gracias a un
potente programa estadístico.
TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
El objetivo prim ario de la cirugía de derivación coronaria es revascularizar
com pletam ente todos los troncos arteriales coronarios y ramas con esteno
sis significativas (es decir, >50% ) con un diám etro de por lo m enos 1 mm.
A menudo, en los pacientes con enferm edad m ultivaso con varias ramas es-
tenosadas pero de un tam año adecuado puede ser necesario realizar las
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T A B L A 3-2
INDICACIONES, CONTRAINDICACIONES E INCIDENCIA DE FRACASO DE LOS INJERTOS
UTILIZADOS EN LA REVASCULARIZACIÓN CORONARIA
Indicación Contraindicación Incidencia de fracaso
Arteria Siempre que sea Cirugía de em ergencia 3-8% al año
torácica posible Flujo escaso o lesión 4-12% a 5 años
interna Estenosis u oclusión 7-12% a 10 años
izquierda de la arteria
subclavia
Arteria Pacientes Diabetes (relativa)
torácica jóvenes
interna
derecha
Injerto libre Cuando la arteria Aterosclerosis o 8-25% com o térm ino
de arteria torácica interna disección m edio
torácica no pueda ser
CORONARIA
utilizada como
injerto
pediculado
Arteria radial Injertos arteriales Prueba de Alien 15% a los 3 meses;
positiva un 7% adicional
Arco palmar durante los 6 meses
incom pleto siguientes
Cirugía previa del
túnel carpiano
ENFERMEDAD
Canulación previa de
la arteria radial
(relativa)
Arteria Injerto arterial Resección gástrica 4% a los 2 meses
gastro- adicional previa 8% entre los 2 y los
epiploica Aterosclerosis del 5 años
tronco celíaco
Cirugía de em ergencia
Cardiomegalia
Disfunción grave
del VI
Arteria Falta de otros Incisión abdominal 21 % a los 5 años
epigástrica injertos paramedial
inferior Utilización previa Aterosclerosis
de la arteria Incisión previa en la
torácica interna ingle (relativa)
Vena safena M ejor injerto Demasiado pequeña 10-15% en el prim er
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TÉCNICA QUIRURGICA
La esternotomía m edia se sigue de la disección de la arteria torácica interna.
Nosotros adm inistram os rutinariamente papaverina intraluminal en la arteria
torácica y posteriorm ente envolvem os el pedículo en una gasa empapada en
papaverina. En este m om ento se administra una dosis de heparinización total
80 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
(300 U/kg) para conseguir un tiem po de coagulación activado (TCA) de 480 se
gundos. Este valor es de 550 segundos si se utiliza aprotinina com o ayuda para
la conservación hemática. Este últim o m edicamento se usa m uy pocas veces,
dadas las recientes informaciones que lo asocian con complicaciones y con
una disminución de la supervivencia. Después de confirm ar que la arteria torá
cica interna y los injertos de safena son satisfactorios, se abre el pericardio. En
este m om ento, se palpa la aorta ascendente en busca de posibles placas y
para seleccionar el sitio del canulación. Obviamente, se evitan las placas calci
ficadas. Se diseca la reflexión entre la aorta y la arteria pulmonar, evitando
quitar la adventicia aórtica y disecando un espacio suficiente en la ventana
aortopulmonar para perm itir el pinzamiento aórtico. Nosotros usamos dos su
turas trenzadas de 2-0 en la adventicia para la canulación aórtica, y el sitio
preferido es justo debajo de la salida del tronco braquiocefálico en la curvatura
menor. Para la mayoría de los adultos, una cánula aórtica del calibre 22 o 24 Fr
proporcionará un flujo adecuado. Una vez que se confirma la posición de la
punta de la cánula aórtica, la línea arterial se conecta. Para la cirugía coronaria
aislada y no complicada, nosotros preferim os usar una cánula cavo-auricular
para el drenaje venoso. Norm alm ente un calibre 32/34 Fr será adecuado, sobre
todo si se utiliza drenaje activo. Los pacientes más corpulentos pueden reque
rir una cánula mayor. En la orejuela derecha se realiza una sutura en bolsa de
tabaco con sutura trenzada de 2-0 y, a través de ésta, se introduce la cánula
venosa en la vena cava inferior. La sangre del mediastino se reintegra en el
paciente mediante aspiración con un recuperador hemático. En la aorta ascen
dente se coloca una cánula para cardioplejía, a menudo en el sitio seleccionado
para una anastomosis proximal. M ientras el corazón está lleno y latiendo, se
pueden identificar otros sitios en la aorta para los injertos del lado izquierdo
que se marcarán mediante una leve quemadura del cauterio en la adventicia.
Una vez el TCA es satisfactorio y se verifican las líneas en busca de pin-
zam ientos o acodaduras, se inicia la circulación extracorpórea, que se man
tiene con flujos no pulsátiles de 1,8-2,2 l/m in/m 2 con el objetivo de m antener
una presión arterial media mayor de 70 m m Hg, o superior si el paciente tu
viese una enferm edad vascular periférica significativa. El corazón se drena
rutinariam ente a través de la aorta ascendente, la arteria pulm onar o la aurí
cula izquierda. Inicialm ente se perm ite que la tem peratura sistém ica des
cienda y después se baja a 32-34 °C o m enos cuando se prevé un tiem po de
circulación extracorpórea prolongado. La línea de cardioplejía se purga de
aire hasta que esté fría. Nosotros usamos cardioplejía hemática anterógrada,
con o sin la ayuda retrógrada. En el hospital Johns Hopkins se adm inistra una
mezcla 2:1 de sangre-solución cristaloide con alto potasio (50 mEq de bicar
bonato de sodio y 60 mEq de potasio) aproximadam ente cada 20 m inutos. Si
se utiliza la cardioplejía retrógrada, se monitoriza la presión del seno corona
rio y se m antiene en 35 m m Hg durante la infusión.
Después de que la cánula de cardioplejía se inserta en la aorta y la circula
ción extracorpórea está estable, se pinza la aorta cerca de la cánula arterial y la
cardioplejía se administra a una dosis de 10-15 ml/kg. El cirujano debe verificar
que la presión de la raíz aórtica es la adecuada y que no existe distensión ven-
tricular izquierda durante la administración de la cardioplejía. La cardioplejía
retrógrada se administra después de la anterógrada. Se proporciona protec
ción adicional del miocardio mediante hielo picado o rellenando continuamente
el saco pericárdico con suero salino frío que se retira por el aspirador de detri
tos. El hielo picado se ha asociado con una incidencia significativa de lesión del
Enfermedad coronaria 81
nervio frénico, por lo que a menudo se utilizan protectores para el nervio. Una
vez el corazón está parado, se levanta para inspeccionar la anatomía de las ar
terias coronarias y los sitios para los injertos distales. La secuencia general de
las anastomosis es: coronaria derecha, circunfleja, diagonal y DA.
La arteriotomía se realiza en ángulo recto con respecto a la dirección de la
arteria. Pueden colocarse láminas de silicona en la zona proximal y distal al
sitio probable de arteriotomía para facilitar la anastomosis. Ésta se realiza nor
malm ente térm ino-lateral con sutura continua de m onofilam ento 7-0. El injer
to de vena se lava en ese m om ento con unos 100 mi de cardioplejía hemática.
Los puntos de hemorragia en el injerto venoso y la anastomosis pueden ser
identificados y reparados. El injerto se fija contra el pericardio conservando la
dirección de la anastom osis mediante una pinza de muelle con puntas prote
gidas. Se vigila la orientación de la vena y se perm ite el llenado del corazón
para m edir la longitud correcta del injerto de la vena a la aorta ascendente.
Después de que todos los injertos venosos se han com pletado, la arteria to
ENFERMEDAD CORONARIA
rácica se libera de su pedículo y su extrem o se prepara para la anastomosis.
Se confirma el adecuado flujo de dicha arteria. Se deja una pinza en el injerto
para realizar la anastomosis a la DA y para prevenir la reperfusión precoz del
miocardio. En este m om ento puede ser iniciado el recalentamiento.
La anastomosis proximal generalm ente se realiza con la pinza aórtica en
posición. De vez en cuando se usa una pinza de oclusión parcial mientras el
corazón late para reducir el tiem po de parada cardíaca. Sin embargo, cuando la
aorta está enferma se debe minimizar la manipulación de la misma por la em
bolización de la placa y el daño de la pared asociados. Se realizan pequeñas
aortotomías de 4 mm en los sitios previamente seleccionados con la ayuda del
sacabocados aórtico. Las anastomosis proximales suelen realizarse con sutu
ra de 6-0. Antes de anudar la última anastomosis proximal, el drenaje se detie
ne y se rellena el corazón. Se extrae entonces el aire de la aorta ascendente a
través de la última anastomosis. Se dism inuye el flujo de la circulación extra-
corpórea y se retira la pinza aórtica. Se reinicia la circulación extracorpórea y,
mientras el corazón se reperfunde, se realiza una ventana en el lado izquierdo
del pericardio con el bisturí eléctrico aproximadamente a 2-3 centím etros de la
anastomosis torácica interna-DA. Con la colocación de la arteria torácica inter
na dentro de esta apertura, la tensión en la anastomosis se reduce y, al cubrir
se la arteria torácica con el tejido adiposo pleural, se evita que ésta se adhiera
a la cara posterior del esternón. El nervio frénico debe ser identificado y evitar
lesionarlo. Una vez que se pide al anestesista reiniciar la ventilación, el pacien
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CONSIDERACIONES ESPECIALES
AORTA ATEROSCLEROTICA
La embolización de fragm entos ateroscleróticos de la aorta calcificada es la
razón principal para un accidente cerebrovascular en el postoperatorio. Las
82 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
placas aórticas pueden evaluarse inicialm ente por palpación manual, pero
este m étodo puede fallar en casos de aterom as blandos no calcificados. La
manera más sensible en que puede evaluarse la aterosclerosis aórtica es
m ediante la exploración con ecografía epiaórtica intraoperatoria.
Si la aorta ascendente enferma está tan parcheada que no se pueden iden
tificar zonas para el pinzamiento aórtico y las anastomosis proximales, todavía
pueden realizarse las técnicas convencionales. Debe evitarse el pinzamiento
lateral parcial. Cuando se observa una calcificación aórtica extensa (aorta de
porcelana), el OPCAB es la mejor alternativa para evitar pinzarla. Las anastomo
sis proximales pueden facilitarse mediante el uso de uno de los diferentes dis
positivos comerciales existentes para tal fin. Otras alternativas son la realización
de la cirugía en parada bajo fibrilación, reemplazar la aorta ascendente con un
injerto de dacrón o anclando los injertos de vena en la arteria torácica interna.
RECUPERACIÓN POSTOPERATORIA
El tra ta m ie n to postoperatorio precoz, hem odinám ico, respiratorio y de la
hemorragia no es diferente de otros procedim ientos quirúrgicos cardíacos y
Enfermedad coronaria 83
ENFERMEDAD CORONARIA
carga con amiodarona (400 mg/día durante 5 días, seguidos de 200 mg/día)
para la profilaxis de la fibrilación auricular. Si hay preocupación sobre el flujo
de los vasos nativos o del tam año de los vasos puenteados, pueden añadir
se antiagregantes plaquetarios com o el clopidogrel. Desde que varios ensa
yos han dem ostrado que los tratam ientos hipolipem iantes agresivos tienen
un efe cto beneficioso en la perm eabilidad del injerto, nosotros iniciam os de
form a rutinaria la adm inistración de estatinas en el postoperatorio. Se inician
otras m edicaciones cuando esté indicado y sea clínicam ente adecuado. Los
pacientes son trasladados a la planta en la mañana del prim er día postope
ratorio y son m ovilizados activam ente con la ayuda de fisioterapeutas. Si se
han colocado electrodos de estim ulación tem poral, se retiran el segundo día
postoperatorio si no hay arritm ias que contraindiquen la retirada.
Un ejercicio coordinado y gradual, así com o un tratam ie nto dietético ,
debe com enzarse en cuanto el paciente abandone el hospital. La rehabilita
ción y la fisioterapia del e n fe rm o am bulatorio o ingresado se prescriben
cuando sea necesario. Se anima a los pacientes a que dejen de fu m a r y
deben monitorizarse y controlarse con un programa general otros factores
de riesgo de aterosclerosis que sean m odificables, com o la hipertensión y la
hiperlipidem ia.
nino, angina preoperatoria grave, estenosis grave del tronco izquierdo y en
ferm edad de tres vasos26.
El diagnóstico de un infarto de m iocardio después de la cirugía cardíaca
requiere una valoración integral que com bine los hallazgos diagnósticos y el
com portam iento clínico del paciente. Aunque una onda Q nueva y persisten
te en el ECG casi siem pre indica exactam ente la presencia de un infarto de
m iocardio postoperatorio, las anomalías inespecíficas del ST y la onda T en
el ECG y la elevación casi universal de los m arcadores bioquím icos (es decir,
creatina fosfocinasa CK-MB y troponina) dificultan el diagnóstico. Cuando
los cam bios del ECG sospechosos se asocian a alteraciones hem odinám i-
cas o arritm ias, hay que descartar una isquem ia miocárdica postoperatoria.
Los pacientes con elevaciones del S-T y un índice cardíaco bajo precisan
soporte con un balón de contrapulsación intraaórtico. El ecocardiogram a
transtorácico a la cabecera del enferm o, o el transesofágico cuando se consi
dere necesario, puede proporcionar datos valiosos a favor si se aprecian ano
malías regionales de m ovim iento, sobre todo al correlacionarlas con las zonas
de isquemia o infarto en el ECG. Cuando una revisión integral de las modali
dades anteriores y de los signos clínicos es m uy sugestiva de isquemia/infar
to de miocardio agudo postoperatorio, debe realizarse de inm ediato una an-
giografía de las arterias coronarias nativas y de los injertos coronarios. La
decisión de efectuar un procedim iento de revascularización percutáneo o una
cirugía de rescate debe ser individualizada teniendo en cuenta a cada pacien
te en concreto y las características de la lesión miocárdica.
RESULTADOS
La cirugía de derivación coronaria es quizá la operación más estudiada en
medicina. Existe una trem enda cantidad de literatura que analiza y compara
los resultados. Se podría escribir un libro com pleto sobre este asunto. Esta
sección se centrará en la mortalidad precoz y en algunas de las m orbilidades
significativas del perioperatorio. Se analizarán las variables del resultado a
largo plazo com o el alivio de los síntom as, la capacidad para volver al trabajo
y la supervivencia a largo plazo. Las com paraciones de los resultados entre
la cirugía y las diversas técnicas de revascularización percutánea están fuera
del alcance de este capítulo y no se expondrán.
MO RTALIDAD PERIOPERATORIA
La m ortalidad hospitalaria en la cirugía de derivación coronaria primaria ha
experim entado un declive continuo desde la década de 1970 a la de 1990.
Sin em bargo, com o la población de pacientes re m itid o s para cirugía de
derivación coronaria supone un reto cada vez mayor, esta dism inución se
ha estancado en los últim os años. La m ayor edad, la arteriopatía coronaria
más avanzada o difusa, el em p eoram iento de la función ventricular izquier
da, el fracaso de m últiples m anipulaciones percutáneas previas, la m ayor
com orbilidad y un núm ero más alto de reintervenciones han contribuido a
un aum ento del riesgo preoperatorio. Por ello, sólo los datos de resultados
ajustados al riesgo pueden ser verdaderam ente inform ativos. No obstante,
en la actualidad, la m ortalidad perioperatoria de una población no hom ogé
nea de pacientes que son intervenidos de cirugía coronaria es de alrededor
del 3% ; para la cirugía prim aria de derivación coronaria programada, la m or
talidad recogida en la base de datos de la Society o f Thoracic Surgeons es
del 1,7% .
Enfermedad coronaria 85
M O RBILIDAD PERIOPERATORIA
Como consecuencia del gran porcentaje de pacientes de alto riesgo que son
referidos, los cirujanos han contem plado un aum ento de la proporción de
com plicaciones postoperatorias. A continuación se com entarán las más co
munes.
Hem orragia
La coagulopatía secundaria a la dism inución o disfunción plaquetaria y la li
beración de factores proinflam atorios son unas consecuencias conocidas de
la derivación cardiopulm onar. Incluso con el OPCAB y el uso de antifibrinolí-
ticos com o el ácido am inocaproico o la aprotinina, todavía puede producirse
una hemorragia significativa. La incidencia de reexploración por hemorragia
después de la cirugía convencional de derivación coronaria varía entre un 2
y un 5% . Los factores de riesgos de hemorragia son: pacientes mayores,
aspirina y antiagregantes plaquetarios preoperatorios, reintervención, tie m
ENFERMEDAD CORONARIA
po de circulación extracorpórea prolongado e injertos con ambas arterias
torácicas internas.
M ed iastin itis
La infección perioperatoria profunda de la herida esternal ocurre en un 1-3%
de los pacientes intervenidos por primera vez de derivación coronaria. Ésta
contribuye claram ente a una m ayor m ortalidad y puede conllevar conse
cuencias que arruinan la calidad de vida del paciente. La obesidad, el uso
bilateral de la arteria torácica interna com o injerto, la diabetes, la duración de
la operación y la circulación extracorpórea previa son factore s de riesgo
de m ediastinitis. La adm inistración adecuada y oportuna de antibióticos en
el período perioperatorio, la preparación m eticulosa de la piel y una atención
a la esterilidad del quirófano pueden ayudar a m inim izar esta problem ática
com plicación.
Insuficiencia respiratoria
La prolongada dependencia del respirador (de más de 1 día) ocurre en
aproxim adam ente el 6% de los pacientes. Existe una m u ltitu d de factores
que contribuyen a la insuficiencia respiratoria postoperatoria, pero la enfer
medad pulm onar preexistente es el factor predictivo principal. Cuando un
paciente es in te rven ido de cirugía coronaria y tie n e en el preoperatorio
un volum en espiratorio forzado en 1 segundo (VEMS) m enor de 1,5 I o una
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
relación VEMS/capacidad vital forzada (CVF) m enor de 0,65, las com plicacio
nes pulm onares postoperatorias pueden ser de hasta el 2 9 % 27. Los pacien
te s con una derivación coronaria y enferm edad pulm onar obstructiva crónica
(EPOC) grave tienen una mortalidad significativam ente más alta (19%) que
aquellos sin EPOC o con una afectación de leve a moderada.
Fibrilación auricular
Hasta el 30% de los pacientes tendrá un episodio de fibrilación auricular
después de la cirugía de revascularización m iocárdica. Es la arritm ia más
frecuente en el postoperatorio y norm alm ente ocurre 2-3 días después de la
intervención. Aunque suele ser benigna y autolim itada, se asocia con estan
cias hospitalarias prolongadas, inestabilidad hem odinám ica y trom boem bo-
lia. El riesgo de accidentes cerebrovasculares se triplica en los pacientes
con fibrilación auricular postoperatoria29. El m ecanism o exacto es probable
m ente m ultifactorial, incluyendo situaciones de aum ento de las catecolam i-
nas, isquem ia auricular y reentrada auricular m ultifocal. El uso de betablo
queantes ha dism inuido sig nifica tivam e nte su incidencia. N osotros ahora
tam bién adm inistram os profilácticam ente am iodarona com o coadyuvante
para prevenir la fibrilación auricular después de la cirugía coronaria.
Insuficiencia renal
Hasta un 8% de los pacientes presentará alteraciones de la función renal
después de la cirugía coronaria. En una revisión de los datos de varios cen
tros, el 7,7% de los pacientes tenían la creatinina sérica en torno a 2 m g/dl
o presentaban un aum ento de alrededor de 0,7 m g/dl sobre los niveles del
preoperatorio. Casi el 18% de estos pacientes precisaron diálisis y la m orta
lidad a los 30 días fue del 6 3 % 30. Los factores predictivos de insuficiencia
renal son la edad avanzada, la enferm edad renal previa, la diabetes, la dis
función ventricular, la cirugía coronaria previa, la enferm edad vascular peri
férica y el uso del balón de contrapulsación intraaórtico.
Reincorporación al trabajo
La capacidad para reincorporarse al puesto de trabajo es otro criterio de va
loración significativo en el análisis del resultado quirúrgico. No existe ningún
acuerdo universal sobre si la cirugía coronaria tiene algún efecto positivo en
la obtención de un puesto de trabajo. Los pacientes que estaban trabajando
antes de la cirugía tienen claram ente una m ayor probabilidad de volver a
trabajar después de la m ism a. Del m ism o m odo, aquellos que están en la
plenitud de sus años productivos a nivel profesional tienen una m ayor te n
ENFERMEDAD CORONARIA
dencia a continuar trabajando. En general, de los pacientes que habían co
menzado a trabajar poco antes de la cirugía coronaria, más del 80% trabaja
ban 1 año después. Considerando los factore s desfavorables, com o una
mayor edad, la recidiva de la angina y el desem pleo o la invalidez antes de la
operación, m enos del 20% se reincorporó al trabajo32.
la OPCAB. Adem ás, la calidad del vaso es fundam ental. Las arterias necesi
tan ser de calidad y ten er el tam año adecuado (>1,5 m m ) para pe rm itir una
anastom osis adecuada. Los vasos dem asiado pequeños o con enferm edad
difusa tienen un alto riesgo para el fracaso técnico.
La técnica implica varios factores, y todos deben engranarse para m ini
mizar el riesgo y maxim izar la seguridad del procedim iento. Es fundam ental
la optim ización intraoperatoria de la hem odinám ica del paciente (frecuencia
y ritm o cardíacos, presión arterial, presiones de llenado cardíaco, electróli
tos y tem peratura corporal) previa a la manipulación cardíaca. Esto propor
ciona una plataform a estable que perm ite al cirujano movilizar de form a se
gura el corazón del pericardio durante el período de la anastom osis. Además,
estas m edidas optim izan el m iocardio para tolerar cualquier isquem ia que
pueda producirse. Sin una preparación anestésica adecuada, el concepto
global de OPCAB es inseguro y no debe realizarse. Todos los esfuerzos de
ben ir encam inados a realizar la operación óptim a m inim izando las posibili
dades de conversión urgente o em ergente a la cirugía de revascularización
coronaria con circulación extracorpórea, ya que esto conlleva una m orbilidad
y una m ortalidad significativas34'36.
TÉCNICAS Q UIRÚRGICAS
El m an te nim ien to del paciente en las condiciones óptim as es crítico para la
realización de un caso de OPCAB. La m onitorización com prende la catete
rización de la arteria radial, de una vía venosa central con im plante de un
caté te r de Swan-Ganz y una ecocardiografía transesofágica (ETE) para to
dos los casos de OPCAB. La frecuencia cardíaca ideal es 50-70 Ipm, con
todos los otros parám etros hem odinám icos dentro de los lím ites normales.
La presión diastólica de la arteria pulm onar se m antiene entre 11 y 15 m m Hg,
pero se perm iten cifras m ayores en pacientes con ciertas alteraciones pre-
quirúrgicas, com o fibñlación auricular o hipertrofia ventricular izquierda.
La esternotom ía media es la incisión de elección para realizar la OPCAB.
Después de la disección de la arteria torácica interna, el pericardio se abre en
longitudinal com pletam ente a lo largo del diafragma, hasta el vértice cardía
co. El pericardio izquierdo se suspende del separador y de los paños del
campo, pero el pericardio derecho se deja suelto. Esto sirve para rotar ligera
m ente el corazón hacia la derecha, lo que acerca la DA al cam po quirúrgico.
La anticoagulación se obtiene con un bolo de heparina, norm alm ente
300 U/kg, para lograr un TCA de 400 segundos o mayor. Esta m edida se
repite cada 20 m inutos, adm inistrando heparina adicional si es necesario.
Un TCA más bajo puede ser inseguro, m áxim e cuando existen indicios de
que los pacientes de OPCAB presentan hipercoagulabilidad37'38. Se revierte
totalm e nte con protam ina después de term in ar todas las anastom osis.
En contraste con la cirugía de revascularización coronaria convencional,
la prim era anastom osis que se suele llevar a cabo es la arteria torácica inter
na izquierda a la DA. Esto es porque, a m enudo, es la más fácil de realizar,
requiere una mínima manipulación cardíaca y proporciona revascularización
a la zona más crítica. Com o resultado de esto se obtiene protección adicio
nal contra la inestabilidad hem odinám ica y las arritm ias durante el resto de
la operación. El corazón se extrae entonces del pericardio para que las otras
coronarias puedan visualizarse, estabilizarse y puentearse en un proceso
con dos etapas. Primero, se colocan las suturas profundas del pericardio
para pe rm itir la extracción estable del corazón y se gira éste hacia la línea
Enfermedad coronaria 89
ENFERMEDAD CORONARIA
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
güe. A m bas técnicas usan un d ispo sitivo adicional que se conoce com o
soplador. Éste es un dispositivo portátil que aerosoliza C 0 2y suero fisiológi
co para retirar la sangre que gotea lejos del cam po operatorio, lo que perm i
te una adecuada visualización39'40.
Después de la anastom osis a la DA, se realizan los puentes a los otros
vasos. Para pe rm itir el posicionam iento adecuado y la estabilización de es
tos vasos (y a veces tam bién de la DA), se usa un dispositivo de aspiración
apical (fig. 3-3). Estos dispositivos se colocan en el vértice del ventrículo iz
quierdo y posibilitan que el corazón sea extraído del pericardio, lo que perm i
te exponer los vasos de la pared lateral e inferior. Las anastom osis se reali
zan de la manera habitual.
RESULTADOS
Aunque no existen pruebas concluyentes que m uestren una m ejor supervi
vencia o una mejoría en otras variables con la técnica de revascularización
coronaria sin CEC, los datos de varios centros m uestran algunas tendencias
prom etedoras, con m enores estancias, arritm ias auriculares y transfusiones
sanguíneas. A ctualm ente se está llevando a cabo un estudio aleatorizado
con bomba y sin bomba en el departam ento de Veterans A ffairs (VA) para
evaluar la eficacia de los procedim ientos.
RESUMEN
La cirugía primaria de revascularización m iocárdica continúa siendo una pie
dra angular del tratam ie nto para la cardiopatía isquém ica. En pacientes con
enferm edad m ultivaso avanzada o en los que presentan un de terio ro de la
función ven tricular izquierda, la cirugía proporciona un alivio sin to m á tico
m ayor y una m ejor supervivencia que los tratam ie ntos m édicos o in te rven
cionistas. A unque las técn icas m ínim a m en te invasivas y la OPCAB han
generado m uchos titula res y debates, más del 75% de todas las revascula
rizaciones quirúrgicas en Estados Unidos se realizan con el apoyo de circu
lación extracorpórea convencional. El em pleo de una estrategia que sólo
usa arterias para los injertos fre n te a una basada en injertos de vena es to
davía un cam po de debate activo. No obstante, el beneficio irrefutable de
ENFERMEDAD CORONARIA
la revascularización con la arteria torácica interna pediculada a la DA le eri
ge en un estándar de asistencia para los pacientes que precisan una revas
cularización coronaria. A pesar de un aum ento constante de la proporción
de pacientes m ayores o de «alto riesgo» que son derivados para cirugía, la
m ortalidad y m orbilidad perioperatorias continúan siendo bajas, y los resul
tados a largo plazo, excelentes. Estos altos estándares obtenidos a través
de años de innovación quirúrgica y de innum erables experiencias operato
rias han puesto el listón que los fu tu ro s adelantos en la angioplastia coro
naria, terapéutica m olecular y los nuevos abordajes quirúrgicos tienen que
superar.
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Enfermedad valvular
cardíaca
D a vid J. C aparreiii y J o h n V. Conte
INTRODUCCIÓN
Los orígenes de la cirugía valvular cardíaca pueden rem ontarse a m ediados
de la década de 1900, cuando se realizaron las prim eras com isurotom ías y
valvulotom ías cerradas para la este nosis m itral1*3. Con la aparición de la
bomba de oxigenación de Gibbon en 1953, la circulación extracorpórea per
m itió la realización de procedim ientos valvulares a corazón abierto más com
plejos y de form a segura. Sin embargo, la reparación valvular seguía siendo
la única opción quirúrgica hasta la introducción, en 1963, de la prótesis de
bola de Starr-Edwards, lo que significó el com ienzo de una nueva era en la
cirugía valvular4. El éxito de esta nueva prótesis valvular provocó un rápido
auge de la cirugía de recam bio valvular y una extensa investigación, que han
perm itido el desarrollo de otras prótesis mecánicas y biológicas durante los
últim os 40 años.
Sin embargo, los riesgos asociados con el uso de anticoagulantes de por
vida después de la im plantación de una válvula mecánica y los problemas
con la durabilidad y la degeneración de las válvulas biológicas, ya sean ho-
m oinjertos o bioprótesis, han alentado el interés continuo por el refinam ien
to de las técnicas para la reparación valvular. Debido al perfeccionam iento
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
CONSIDERACIONES GENERALES
El trastorno fisiopatológico prim ario en todos los tipos de enferm edad valvu
lar cardíaca es la sobrecarga ventricular. El estrés hem odinám ico causado
en uno o en am bos ventrículos com o resultado de la enferm edad valvular
puede tolerarse bien inicialm ente, pero culminará en disfunción ventricular
95
96 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA
A todos los pacientes sospechosos de padecer una enferm edad valvular se
les debe realizar una radiografía de tórax posteroanterior (PA) y lateral y un
electrocardiogram a (ECG) com o parte de su evaluación inicial. Aunque pro
porciona una inform ación relativam ente inespecífica con respecto al tam a
ño de las cavidades y la congestión vascular pulmonar, la radiografía es útil K H
para estim ar el im pacto fisiológico de la valvulopatía5. El ECG es valioso para
evaluar las arritm ias, com o la actividad auricular ectópica y la fibrilación, que
ETIOLOGÍA
Las principales causas de degeneración valvular son:
• Cardiopatía reumática.
• Degeneración m ixom atosa.
• Endocarditis.
• Calcificación.
• Rotura de cuerdas tendinosas.
La causa más com ún de EA es el engrosam iento valvular y la degenera
ción secundaria a la calcificación. La tensión constante de las valvas a lo largo
de la vida ocasiona fuerzas de cizallam iento que, con el paso del tiem po,
term inan provocando pequeños depósitos de calcio. Este proceso se acelera
98 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
ELECCIÓN DE LA PRÓTESIS
Desde la introducción de la válvula de bola de Starr-Edwards en 1963, se
han gastado m illones de dólares para intentar diseñar la prótesis valvular
ideal. Las características de tal válvula serían:
• Características adecuadas hem odinám icas y de flujo.
• Durabilidad.
• Biocom patibilidad.
• Resistencia a los trom bos.
• Facilidad de inserción.
• Silenciosa.
Aunque se han realizado grandes avances, ninguna válvula de las diseña
das hasta ahora ha dem ostrado ser la ideal para todas las situaciones clíni
cas. Por tanto, la selección de una prótesis concreta debe individualizarse
para cada paciente. En la actualidad, debido a la facilidad con que los pacien
tes pueden obtener inform ación a través de Internet acerca de las diferen
tes prótesis, m uchos acuden altam ente inform ados y con una prótesis es
pecifica en m ente. Sin em bargo, este tipo de inform ación y publicidad debe
escrutarse cuidadosam ente, porque no siem pre se presenta de una manera
im parcial y objetiva. Por este m otivo, es fundam ental dialogar am pliam ente
con el paciente, valorando los riesgos y los beneficios de cada prótesis an
tes de tom ar la decisión final.
Los reem plazos valvulares pueden clasificarse en dos categorías princi
pales, que son:
• Válvulas mecánicas.
• Válvulas biológicas.
Enfermedad valvular cardíaca 99
tale cie ndo de esta m anera la válvula al tie m p o que lim ita su antigenici-
dad16. Los tam años disponibles para estas válvulas están lim itados por la
anatomía de los cerdos. Las características de flu jo son exce le ntes para
los tam años más grandes, pero las válvulas pequeñas se asocian a gra
dientes sig nifica tivos17'18. La principal ventaja de estas válvulas es que la
anticoagulación es innecesaria, y la proporción de com plicaciones tro m
boem bólicas, sum am ente baja. Los pacientes con fibrilación auricular, dila
tación o trom bo sis de la aurícula izquierda, in suficiencia ven tricular izquier
da o antecedentes de em bolia tienen un riesgo elevado de com plicaciones
trom bo em b ólicas, por lo que debe considerarse la anticoagulación en es
to s pacientes que reciben xen oinje rto s porcinos18. Las prim eras prótesis
porcinas tu vie ro n pro blem as de durabilidad, pero los m od elos actuales
m ue stra n índices de fallo a los 10 años com p ara ble s a las p ró te sis de
pericardio19,20.
100 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Las válvulas porcinas sin soporte sólo están disponibles para la posición
aórtica y tienen unas características de flujo superiores debido a que tienen
un área efectiva más grande que las válvulas con soporte del m ism o diám e
tro. Las válvulas Freestyle de M edtronic y Prima de Baxter han m ostrado
una buena durabilidad tem prana y no requieren anticoagulación. El principal
inconveniente es que son técnicam ente más difíciles y se necesita un ma
yor tiem p o de pinzam iento para im plantar estas válvulas en com paración
con las prótesis con soporte o las m ecánicas21.
Las prótesis de pericardio están hechas de pericardio bovino tratado con
glutaraldehído y poseen un área efectiva m ayor que las porcinas, especial
m ente en los tam años valvulares más pequeños. Esto las hace adecuadas
para los pacientes con raíces aórticas pequeñas. La bioprótesis de pericar
dio de Carpentier-Edwards, introducida en 1991, ha m ostrado característi
cas de flujo mejoradas en comparación con las prótesis porcinas, y existen
adem ás varias publicaciones recientes que dem uestran una durabilidad sa
tisfactoria a largo plazo.
Los hom oinjertos criopreservados de válvula aórtica em pezaron a utili
zarse para la sustitución valvular aórtica en la década de 1960. Al igual que
las otras válvulas biológicas, los hom oinjertos no precisan anticoagulación.
Es más, se asocian con las tasas más bajas de infección protésica, lo que les
convierte en una opción excelente en los pacientes que precisan reemplazo
valvular por endocarditis. A los 10 años, un 95% de ellos están libres de
degeneración, pero estas válvulas tienen poco sum inistro, son m uy costo
sas y representan un reto técnico para su im plante22.
Introducida por primera vez en 1967, la intervención de Ross utiliza un
autoinjerto pulm onar (la propia válvula pulm onar del paciente) para recons
tru ir la raíz aórtica y reem plazar la válvula aórtica. A continuación, se usa un
h o m oinje rto pulm onar para restablecer la continuidad entre el ventrículo
derecho y la circulación pulm onar23. Este proced im ie nto exige una alta es-
pecialización técnica y sus resultados han sido m uy satisfactorios, ya sea
utilizado en el reem plazo aislado de la válvula o para la reconstrucción de la
raíz aórtica en los niños pequeños, puesto que el au toin jerto tien e la capa
cidad de crecer al m ism o tie m p o que el niño24. En 1989 Ross in fo rm ó, en
el seg uim ien to de 339 pacientes, que a los 20 años un 85% de ellos esta
ban libres de reem plazo valvular25. Este p ro ce d im ie n to es té cn ica m e n te
m uy com plicado y m uchos han abandonado su uso debido a unos resulta
dos inferiores a los observados en m anos de cirujanos técn icam e nte m ejor
capacitados.
En general, las com plicaciones trom boem bólicas después del reemplazo
valvular con una prótesis biológica son del 0,2-3,8% en la posición aórtica y
del 0,3-5,1 % en la posición m itral. La durabilidad sigue siendo el m ayor in
conveniente de estas prótesis, con un 90-95% libres de fallo a los 6-7 años
pero tan sólo un 70-90% a los 10 años18'26.
Por desgracia, a pesar de los trem endos adelantos en las prótesis valvu
lares cardíacas y de un seguim iento exhaustivo a largo plazo, la elección de
las m ism as se ha vuelto más difícil. La edad, la talla, el riesgo de anticoagu
lación y la presencia de infección deben ser considerados al evaluar a un
paciente valvulópata a quien se le va a realizar un reemplazo valvular. El ob
je tivo es im plantar la válvula más grande posible (es decir, el m enor gradien
te) con un diseño que aum ente al m áxim o la calidad de vida. Aunque las
válvulas mecánicas son duraderas y relativam ente fáciles de insertar, el con
Enfermedad valvular cardíaca 101
VALVULA AORTICA
HISTORIA NATURAL E INDICACIONES
Cuando la válvula aórtica se vuelve estenótica, la resistencia en tre la cavi
dad ven tricular izquierda y la aorta evita la eyección adecuada de sangre.
El grado de e ste n o sis puede m ed irse evaluando el área valvular en un
corte transversal. El área de una válvula aórtica norm al es aproxim adam en
te de 3-4 cm 2. La estenosis aórtica se considera leve cuando el área está
reducida pero es m ayor de 1,5 c m 2. La este nosis se define com o m odera
da cuando el área es de 1-1,5 cm 2, m ientras que un área transversal <1 c m 2
se considera grave. La EA grave se asocia no rm alm e nte con un gradiente
transva lvu lar m ayor de 50 m m H g . Los p a cie ntes con e ste n o sis aórtica
tie n e n a m en ud o un período de latencia prolongado, d u ran te el cual la
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
4-5 años, 2-3 años y 1-2 años, resp ectiva m ente (fig. 4-1 )2Q'29. Por lo gene
ral, un 75% de los pacientes con este nosis aórtica sintom ática fallecen en
los 3 años siguientes a m enos que se les realice el reem plazo valvular30.
Por desgracia, los síntom as no siem pre están en relación con la gravedad
de la este nosis m edida por el área y el gradiente transvalvular. A lgunos
pacientes presentan los síntom as con una e ste n o sis aórtica m oderada,
m ientras que otros con este nosis grave están asintom áticos. Por esta ra
zón, actu alm e nte se recom ienda que los pacientes con estenosis aórtica
de m oderada a grave se som etan a la sustitu ción valvular. A dem ás, los
pacientes asintom á ticos con este nosis grave e insuficiencia ven tricular iz
quierda tam bién son candidatos para la cirugía. El reem plazo valvular en
esta población ha de m ostrado que la m ejora de la hem odinám ica (mayor
orificio valvular y dism inución del gradiente) a través de la válvula favorece
el rem odelado ven tricular y puede m ejorar la fun ción contráctil. Com o el
paso de la EA a sin to m á tica leve a m oderada suele ser be nigno , este
subgrupo de pacientes debe ser m on itoriza do ru tin a ria m e n te m ed ia nte
estudios no invasivos.
La insuficiencia aórtica puede ser aguda o crónica y deben ser conside
radas com o dos entidades diferenciadas. Causada por traum atism os, una
disección aórtica o endocarditis, la inversión de flujo a través de la válvula en
la insuficiencia aórtica aguda puede llevar rápidam ente a la sobrecarga ven-
tricular y la insuficiencia congestiva. Debido a que la m ue rte por edem a
pulmonar, arritm ias ventriculares, disociación electrom ecánica y shock car-
o
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8 .
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(1)
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Edad (años)
FIGURA 4-1
Evolución clínica de los pacientes con estenosis aórtica, expresada en porcentaje
anual de supervivientes. (De Ross J, Braunwald E: Circulation 38[1 Suppl]:61-67,
1968.)
Enfermedad valvular cardíaca 103
suficiencia aórtica crónica antes de que tenga lugar una lesión irreversible
del ventrículo izquierdo27'34.
O PCIONES TERAPÉUTICAS
A ctualm ente se dispone de varias opciones para el tratam iento de la valvu-
lopatía aórtica. Éstas son la valvuloplastia percutánea, la valvuloplastia qui
rúrgica o la resección limitada, los conductos extraanatóm icos y la sustitu
ción valvular aórtica quirúrgica a cie lo a b ie rto (SVA). Se han realizado
reemplazos valvulares aórticos percutáneos, pero en este m om e nto dicho
procedim iento todavía debe ser considerado com o experim ental.
Con una experiencia m ayor en el reem plazo de la válvula aórtica y va
rias opciones protésicas, la valvuloplastia percutánea, con su tasa de m or
talidad (2,5-7,5% ) y la alta incidencia de reestenosis (50-75% a los 6 m e
ses), se ha convertido en un pro ced im ie nto exclusivo para los pacientes no
104 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
qu irú rg ico s3537. A dem ás, aunque la valvuloplastia quirúrgica es útil en algu
nos pacientes, no se ha d e m ostrad o que sea com parable al reem plazo
valvular a ó rtico5-38.
Hoy en día existen varias opciones para el paciente que precisa de una
SVA, com o el reem plazo valvular con una prótesis m ecánica o biológica, el
reem plazo de la raíz aórtica con un ho m oinje rto o xenoinjerto o la operación
de Ross (autoinjerto pulm onar). Cada uno de estos procedim ientos tiene
sus propios riesgos y beneficios y se ajusta pe rfe ctam en te a una población
concreta de pacientes. A continuación se expone una breve descripción de
los procedim ientos actualm ente disponibles para el reem plazo de la válvula
aórtica.
FIGURA 4-2
Véase el pie de la figura en la página 107.
106 Parte 2 Aspectos quirúrgicos
Arteria
coronaria
derecha
x Anillo de
la válvula
aórtica
Arteria pulmonar
izquierda
Tronco
coronario
izquierdo
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
resecadas
FIGURA 4-4
Véase el pie de la figura en la página 111.
110 Parte 2 Aspectos quirúrgicos
Comienzo de la
ventriculolomía
derecha y escisión
de la válvula
pulmonar
Autoinjerto
Arteria coronaria
izquierda
Aorta
Autoinjerto pulmonar
Anillo aórtico
E SECCIÓN
Apertura del
orificio para la Autoinjerto
coronaria pulmonar
derecha ¡punch) evertido
Arteria coronaria
izquierda
suturada en el
autoinjerto
Arteria
coronaria
F derecha
Homoinjerto
realizado por Edm unds y cois.41, el riesgo acum ulado de trom bo em b olia
para las válvulas m ecánicas con anticoagulación y las prótesis biológicas sin
anticoagulante era m uy similar, en torno al 2% anual. Por tanto, la anticoa
gulación con heparina debería iniciarse poco después de la cirugía (una vez
que el riesgo de hemorragia postoperatoria es lo suficien te m ente bajo) para
todos los pacientes portadores de prótesis mecánicas. Estos pacientes de
ben pasarse al tratam iento perm anente con warfarina antes del alta. Para las
válvulas biológicas, a m enudo se recom ienda un período inicial de anticoa
gulación (6-8 semanas), dado que el 50% de todos los episodios trom boem -
bólicos en los pacientes con bioprótesis ocurren en las prim eras 12 sem a
nas después de la cirugía. Sin em bargo, con los diversos antiagregantes
plaquetarios comercializados, actualm ente es incierto si el tratam iento con
warfarina continúa siendo necesario en pacientes portadores de prótesis
biológicas. Cualquier paciente que presente fibrilación auricular, indepen
dien te m ente del tipo de prótesis, tiene un riesgo m ayor para las com plica
ciones trom boem bólicas y debe recibir tratam iento con cum arínicos a m e
nos que existan contraindicaciones significativas para la anticoagulación.
Resultados
La m ortalidad quirúrgica para el reemplazo valvular aórtico en los pacientes
con buena función ventricular izquierda está en torno al 2-8% 42. La edad, la
función ventricular izquierda, la función pulmonar, la arteriopatía coronaria y
el grado funcional según la N ew York Heart Association son factores periope-
ratorios independientes de riesgo. La m ortalidad quirúrgica aum enta expo
nencialm ente a medida que dism inuye la función ventricular, y los pacientes
con insuficiencia cardíaca congestiva significativa tienen un riesgo com unica
do de m ortalidad de hasta un 24 % 42. Aunque casi todos los pacientes m ejo
ran sintom áticam ente, la mejora en la fracción de eyección y el remodelado
ventricular izquierdo tardan varios meses. Después del reemplazo de la vál
vula aórtica, la supervivencia que se prevé a los 5 años es de un 80-85% (y
de un 65-80% a los 10 años)40'42jW, con la mayoría de los pacientes en un
grado I o II de la NYHA. Alrededor de un 50% de los pacientes están libres
de problemas relacionados con la válvula a los 5 años. La tasa anual de mor
talidad varía desde un 2 a un 5% , de los cuales un 20-30% están relaciona
dos con com plicaciones de la válvula. Las m uertes tardías son predom inan
te m e n te de origen cardíaco, pero no están relacionadas con la prótesis:
m uerte súbita, infarto de m iocardio e insuficiencia cardíaca congestiva40.
VÁLVULA MURAL
HISTORIA NATURAL E INDICACIONES
La estenosis m itral se debe casi exclusivam ente a la enferm edad reum áti
ca del corazón y es una enferm edad lenta y progresiva que tiene un período
de latencia a m enudo largo entre el episodio de fieb re reum ática y el de
sarrollo de E M it clínicam ente significativa. En los pacientes asintom áticos,
la tasa de supervivencia a 10 años es del 80 % , con un 60% de los pacien
tes libres de signos de progresión de la enferm edad. Sin embargo, una vez
que aparecen los síntom as significativos el pronóstico es malo. La supervi
vencia a los 10 años de estos pacientes (sin cirugía) es del 0-15% . La insu
ficiencia cardíaca (60-70%), la em bolia sistém ica (20-30%), la em bolia pul
monar (10%) y la infección (1-5%) son las principales causas de m ortalidad
en los pacientes con estenosis m itral sintom ática27. Dado el mal pronóstico
Enfermedad valvular cardíaca 113
de los pacientes sintom áticos, es prim ordial supervisar estrecham ente a los
pacientes con estenosis m itral y program ar la intervención quirúrgica antes
del inicio de los síntom as gravem ente restrictivos.
Los síntom as de estenosis m itral son sim ilares a los de la insuficiencia
ventricular izquierda: disnea de esfuerzo, ortopnea y disnea paroxística noc
turna. Sin em bargo, de todas las lesiones valvulares del lado izquierdo, la
estenosis m itral tiene el m enor efecto en la función ventricular intrínseca.
Los síntom as se relacionan con la resistencia al flujo a través de la válvula
estenótica, lo que causa un aum ento de las presiones pulm onares. El área
normal de la válvula mitral en el adulto es de 4-5 cm 2. La estenosis m itral leve
se define com o un área valvular <2,5 c m 2 que es el punto a partir del cual
pueden detectarse gradientes. Cuando el orificio de la válvula es inferior a
1 cm 2, es necesario un gradiente de 20 m m H g para m antener el gasto car
díaco normal. Esto se considera una E M it crítica. Cuando las presiones exce
den los 70 m m Hg, pueden presentarse tam bién síntom as de insuficiencia
valvulotomía con balón es una opción, a menos que haya calcificación anular
grave, distorsión del aparato subvalvular, fibrilación auricular o trom bo mural.
En estas circunstancias, la comisurotomía abierta, la reconstrucción de la vál
vula o el reemplazo valvular se asocian con los mejores resultados49-50. Hasta el
m om ento actual, ha existido una controversia considerable sobre si la cirugía
valvular mitral asociada a la intervención de Cox-maze «quirúrgica» debe reali
zarse en pacientes que están asintomáticos salvo por la presencia de fibrilación
auricular51-52. Ahora que se dispone de m últiples dispositivos para la realización
del maze mediante ablación por radiofrecuencia (sin líneas de sutura), puede
recomendarse la realización de este procedim iento en todos los casos.
La insuficiencia mitral, al igual que la insuficiencia aórtica, debe conside
rarse com o una entidad diferente a la estenosis valvular. La fisiopatología y
el tratam iento subsiguiente de la IM it aguda son sustancialm ente diferentes
a los de la insuficiencia m itral crónica com pensada. La IM it aguda puede
114 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
O PCIONES TERAPÉUTICAS
FIGURA 4-5
A, El abordaje para la reparación o el reemplazo estándar de la válvula mitral es una
incisión a través del surco interauricular. B, Se analiza el problema y se toma la deci
sión de resecar la válvula. Se mantiene todo el aparato subvalvular.
Continúa
pueden ser m uy útiles. En los casos extrem os, los pacientes necesitarán
soporte ventricular prolongado con el balón de contrapulsación intraaórtico o
un dispositivo de asistencia ventricular izquierda. La hipertensión pulm onar
que provoca la insuficiencia ventricular derecha tam bién puede ser un grave
problema después del reemplazo valvular mitral. Los vasodilatadores pulm o
nares, com o el óxido nítrico inhalado y la milrinona, pueden ser útiles en es
118 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Resultados
Las com plicaciones a largo plazo del reemplazo de la válvula m itral son sim i
lares a las del reem plazo aórtico, aunque la tasa de supervivencia de los
pacientes es m enor en la mayoría de los estudios. La mortalidad hospitalaria
para el reem plazo valvular m itral es del 4-10% , con una supervivencia a los
5 años que va del 45 al 85% (43-64% a los 10 años)60"63. La mortalidad tardía
se debe predom inantem ente a trom boem bolias relacionadas con la prótesis
y a problem as cardíacos no relacionados con la válvula com o la ICC, el infar
to de m iocardio y la m uerte súbita. Con las prótesis mecánicas actuales, el
95% de los pacientes están libres de reoperación a los 10 o más años64. Con
las válvulas biológicas, en cambio, pueden observarse signos significativos
de deterioro tan precozm ente com o a los 7 años, lo que da lugar a mayores
tasas de reintervención por problem as relacionados con la válvula en com
paración con las prótesis mecánicas.
Evaluación
La reparación de la válvula m itral constituye una alternativa al reem plazo de
la válvula. La precocidad con la que se adopta la indicación para su realiza
ción en el proceso de la enferm edad refleja su segundad y efectividad, así
com o el hecho de que no existe m orbilidad asociada con la prótesis. La
evaluación intraoperatoria de la reparación valvular con el ecocardiograma
transesofágico ha desem peñado un papel destacado en el resurgim iento de
la reparación de la válvula m itral y se ha convertido en el estándar de asis
tencia para la evaluación de estos procedim ientos. Adem ás, el ETE tam bién
ha dem ostrado una utilidad significativa en la valoración pre y postoperatoria
de los pacientes con valvulopatía m itral (fig. 4-6).
Reparación de la valva
Una form a de reparación de la válvula m itral es la com isurotom ía sim ple.
Está indicada más a m enudo en la estenosis m itral, donde la válvula m ues
tra fusión com isural pero tiene todavía el aparato subvalvular relativam ente
Enfermedad valvular cardíaca 119
B
FIGURA 4-6
A, Ecocardiograma transesofágico (ETE) donde se observan la aurícula izquierda, la
valva anterior mitral, la valva posterior mitral, el ventrículo izquierdo y el tracto de
salida aórtico. B, ETE con prolapso de válvula mitral.
móvil. En este procedim iento, las com isuras se abren am pliam ente con una
hoja de bisturí del n.Q 15 a lo largo de su línea natural, com o se representa
en la figura 4-7. Traccionar de las valvas anterior y posterior puede ayudar a
definir el plano de disección natural. Las perforaciones pequeñas de las val-
120 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
i
l
Comisurotomía
FIGURA 4-7
Comisurotomía simple en la que se ha seccionado ampliamente a lo largo de la línea
natural de las comisuras. (De Baumgartner y cois.: Atlas of Cardiac Surgery. Hanley
& Belfus, 2000, pág. 121.)
Anuloplastia
Es frecuente encontrar a pacientes con insuficiencia m itral de moderada a
grave que tienen las valvas relativam ente normales. La insuficiencia cardíaca
congestiva por la miocardiopatía dilatada puede causar insuficiencia mitral
debida a la dilatación del anillo m itral que im pide la correcta coaptación de las
valvas anterior y posterior. En esta situación, la com petencia valvular puede
restaurarse reduciendo el tam año del anillo m itral. En la figura 4-9, A se
Enfermedad valvular cardíaca 121
FIGURA 4-8
Reparación de la válvula mitral. Se identificó un segmento de la valva posterior que
prolapsaba y se realizó una resección triangular. La valva se repara a continuación. El
anillo mitral se pliega y se refuerza con un anillo de anuloplastia.
con dos suturas trenzadas de 3-0 o 4-065. Este tipo de reparación sólo es
eficaz en pacientes sin prácticam ente nada de calcificación anular, dado que
el anillo debe ser lo suficientem ente elástico com o para soportar el acorta
m iento que se realiza. Otras técnicas de anuloplastia con sutura (no descri
tas) son la reparación de Shore y la de Kurlansky-DeVega, ambas basadas en
la colocación circunferencial de suturas para m odificar el área anular y perm i
tir la m ejor coaptación de las valvas6667. Por últim o, la anuloplastia m itral pue
de realizarse utilizando un anillo rígido o flexible más pequeño (26 o 28 mm)
que el área mitral. Esto acerca las valvas, logrando una m ejor aposición para
prevenir la insuficiencia central (fig. 4-9, B).
ANULOPLASTIA DE REED
Disminución
del tamaño de
la apertura
del anillo
FIGURA 4-9
A, Anuloplastia de Reed, o de Kay. Esta reparación es la que se aplica más fácilmen
te en los casos de insuficiencia mitral, cuando hay poca afectación orgánica de la
válvula mitral. La reparación sólo es eficaz en pacientes sin casi nada de calcificación
anular, dado que el anillo debe ser lo suficientemente elástico como para soportar el
estrechamiento tal como se muestra.
Continúa
Insuficiencia
mitral por
anillo dilatado
Sístole
No
cooptan
Anillo de
anuloplastia
(remodelado)
Sístole
Anuloplastia
+
remodelado
Diástole
'ITT
FIGURA 4-9 (cont.)
B, Anuloplastia estándar con anillo, ya sea flexible o rígido. Está indicada para los
pacientes con dilatación anular pura. El objetivo es disminuir el diámetro del anillo
para permitir que las valvas se aproximen de nuevo. (De Baumgartner y cois.: Atlas
of Cardiac Surgery. Hanley & Belfus, 2000, pág. 123.)
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
gitud necesaria para evitar que la valva prolapse en la aurícula. Las cuerdas
que están elongadas pueden acortarse tirando de ellas hacia abajo y fijándo
las al m usculo papilar70. En casos donde la cicatriz ventricular y el aneurisma
se han desarrollado alrededor del m úsculo papilar posterior, se ha utilizado
con éxito un abordaje transventricular para la reparación m itral y la resección
del aneurism a71.
La escisión de la orejuela izquierda está am pliam ente recom endada para
ayudar a prevenir la em bolización, por si el paciente revierte en el postope
ratorio o perm anece en fibrilación auricular. Incluso algunos cirujanos de
fienden actualm ente el uso del procedim iento tradicional de Cox-maze o la
ablación por radiofrecuencia para prevenir la fibrilación auricular en el posto
peratorio de la cirugía valvular mitral.
124 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Resultados
En la estenosis m itral, la m ortalidad quirúrgica para la valvuloplastia percu
tánea con balón y la com isurotom ía abierta son del 1-2% y del 1-5% , res
pectivam ente. El 90% de los pacientes revierten al grado funcional I o II de
la NYHA; sin em bargo, la posibilidad de necesitar un segundo procedim ien
to sobre la válvula m itral (p. ej., el reem plazo valvular) es sig nifica tiva y
aum enta después de 3-10 años74. Con independencia del procedim iento
en la válvula m itral, la incidencia de fibrilación auricular aum enta con el
tiem po.
Para la insuficiencia m itral, la m ortalidad quirúrgica es generalm ente de
un 2-5% 75. Los factores que aum entan el riesgo de m ortalidad son una ma
yor edad, la insuficiencia ventricular izquierda, una mala clase funcional de la
NYHA y la arteriopatía coronaria76. La supervivencia a largo plazo después de
la reparación m itral es aproxim adam ente de un 60% a los 10 años. Hasta un
87% de los pacientes están libres de reintervención a los 15 años. Los re
sultados son m ucho peores en la cardiopatía reum ática en comparación con
la enferm edad degenerativa o m ixom atosa75'76. Finalmente, la incidencia de
trom boem bolia es baja después de la reparación valvular m itral (<1% por
paciente/año), siendo generalm ente m ayor con el reemplazo m itral; sin em
bargo, com o se ha com entado previam ente, la incidencia de fibrilación auri
cular que precisa anticoagulación aum enta con el tie m p o indepen diente
m ente del procedim iento realizado en la válvula m itral75'77.
VÁLVULA TRICÚSPIDE
HISTORIA NATURAL E INDICACIONES
La enferm edad de la válvula tricúspide aislada es m uy infrecuente y puede
ocurrir con valvas anatóm icam ente norm ales o anómalas. La estenosis tri
cúspide está causada sobre todo por la cardiopatía reum ática y se asocia
frecue ntem e nte con otras lesiones valvulares. La causa más com ún de in
suficiencia tricúspide es la dilatación del ventrículo derecho con dilatación
anular secundaria. La hipertensión pulm onar primaria, la miocardiopatía y la
estenosis pulmonar, al igual que la valvulopatía aórtica y m itral, pueden cau
sar IT funcional, m ientras que la insuficiencia tricúspide «intrínseca» es más
a m enudo secundaria a endocarditis
Enfermedad valvular cardíaca 125
Técnica quirúrgica
La preservación del tejido autólogo es la característica esencial de la cirugía
de la válvula tricúspide, dado que la anuloplastia es el procedim iento que se
realiza con más frecuencia. Tanto la reparación de DeVega com o la anulo
plastia con anillo de Carpentier pueden realizarse durante el recalentam ien
to, sin que aum ente el tiem p o de circulación extracorpórea. La reconstruc
ción de la válvula tricúspide tam bién se ha utilizado para tratar la IT que es
secundaria a la rotura de valvas o cuerdas causada por endocarditis o trau
m atism o. Sin embargo, cuando las valvas son m arcadam ente anómalas o
están desestructuradas, es preferible el reem plazo valvular por una biopró-
tesis de bajo perfil. Las prótesis mecánicas se reservan para las situaciones
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
en las que no está disponible ninguna otra opción debido a que el riesgo de
com plicaciones trom boem bólicas es bastante alto para las válvulas m ecáni
cas en posición tricúspide27.
Resultados
La reparación valvular tricúspide se asocia a porcentajes bajos de com plica
ciones, que están relacionadas principalm ente con la insuficiencia ventricu-
lar (derecha e izquierda) y las presiones pulm onares elevadas. El reemplazo
tricúspide, por otro lado, no sólo tiene un riesgo aum entado de mortalidad
en com paración con la reparación, sino que tam bién tiene una incidencia de
bloqueos cardíacos de hasta un 5 % 84. Después del reemplazo de la válvula
tricúspide se suele im plantar un electrodo epicárdico (permanente) de mar-
capasos, ya que la colocación postoperatoria de un electrodo endocavitario
resulta com plicada por la presencia de la prótesis en posición tricúspide.
126 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
ENDOCARDITIS
La endocarditis es una infección que afecta los tejidos de una válvula del
corazón o a una estructura intracardíaca. La incidencia anual inform ada de
endocarditis está entre 1/100.000 y 6/100.000, con una m ortalidad global
del 10-15% 90. La mayoría de los pacientes presentan frecue ntem e nte fiebre
(84-100%), leucocitosis (40-60%), un nuevo soplo (80-95%) y em bolias sis
tém icas (10-20%). Los hallazgos de la exploración física pueden consistir en
pérdida de peso, letargo, esplenom egalia y signos de abscesos que afecten
la piel, el cerebro, el hígado y los pulm ones.
Las válvulas nativas enferm as y las prótesis valvulares tienen un m ayor
riesgo de desarrollar endocarditis; sin em bargo, las válvulas nativas norm a
les tam bién pueden infectarse. La cardiopatía reum ática y las anomalías
valvulares congénitas se descubren con frecuencia en el m om e nto en que
se diagnostica la endocarditis. El flujo turbulento asociado a estas lesiones
valvulares predispone a los pacientes para desarrollar endocarditis después
de un episodio de bacteriem ia. De igual m odo, los antecedentes de endo
Enfermedad valvular cardíaca 127
carditis tam bién suponen un factor de riesgo significativo, dado que un 11-
15% de los pacientes refieren un episodio previo.
La endocarditis afecta al lado izquierdo con más frecuencia que al dere
cho, con una afectación igualitaria de las válvulas aórtica y mitral. La im plica
ción de ambas válvulas (mitral y aórtica) se da en un 5-15% de los casos, y
un 46-92% de los pacientes con endocarditis tricúspide tenían anteceden
tes de consum o de drogas intravenosas48'87'91'92. La endocarditis de la válvu
la nativa se debe principalm ente a S treptococcus viridans, Staphylococcus
aureus y bacilos gram negativos85.
La endocarditis protésica abarca un 15-30% de tod os los casos de en
docarditis y es una entidad especial93'94. La endocarditis protésica precoz
se define com o la infección que sobreviene antes de los 2 m eses del im
plante, y se habla de endocarditis protésica tardía cuando tie n e lugar des-
pués de los 2 m eses. Esta entidad se da en el 1-2% de tod os los im plantes
y se asocia a una m ortalidad global m ayor que la endocarditis sobre válvula
INDICACIONES
Dado que la endocarditis sobre válvulas previam ente enferm as tiende a cur
sar de manera asintom ática y subaguda, la principal m edida terapéutica es
el tratam iento antibiótico agresivo durante 4-6 semanas. El 50% de los pa
cientes será tratado con éxito sólo con antibióticos. La edad avanzada del
paciente, la infección por S. aureus, la presencia de em bolias y el grado de
insuficiencia cardíaca son los factores asociados con un m ayor fracaso del
tratam iento m édico y con una m ayor m ortalidad94. En la endocarditis proté
sica, el tratam iento m édico es eficaz en un 33-66% de los casos. La endo
carditis en las válvulas previam ente norm ales, por otro lado, tiende a ser un
proceso más fulm inante. Con independencia de la historia natural de la en
ferm edad, las indicaciones para la cirugía urgente son:
• Insuficiencia mitral aguda o insuficiencia aórtica con insuficiencia cardíaca
o em bolias recurrentes (o riesgo alto de m ayor deterioro neurológico).
• Infección refractaria al tratam ie nto (hongos o bacterias resistentes) a
pesar de la adm inistración de antibióticos intravenosos.
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Técnica quirúrgica
El objetivo principal de la intervención quirúrgica en los casos de endocardi
tis es el desbridam iento agresivo de todos los tejidos infectados. En la posi
ción aórtica se aboga por la resección y el reem plazo valvular y, cuando sea
posible, es preferible usar un hom oinjerto43'97. Los hom oinjertos en com pa
ración con otro tipo de prótesis aórticas tienen una m enor tasa de reinfec
ción98. Este hecho, sin em bargo, resulta controvertido, ya que otros autores
han dem ostrado una m enor infección con las válvulas mecánicas (5%) que
con las biológicas (14%). Para la endocarditis de la válvula m itral, la repara
ción valvular ha m ostrado buenos resultados funcionales y un riesgo bajo de
recurrencia de la enferm edad99. Las técnicas de reparación son:
• Resección parcial de las valvas anterior o posterior.
• Cierre con parche de pericardio de los de fectos en las valvas.
• Plastia de valvas.
• Im plante de un anillo de anuloplastia.
Todas estas técnicas se han utilizado para conservar el tejido autólogo
cuando se realiza un reem plazo de la válvula m itral, que siem pre es una
opción en caso de que la destrucción del tejido sea dem asiado extensa o los
resultados de la reparación sean subóptim os. Para la endocarditis de la vál
vula tricúspide se ha com unicado la escisión aislada de la válvula. Esto sólo
es posible cuando no exista hipertensión pulm onar preexistente y no se re
com ienda en la actualidad, dado que, en el futuro, los supervivientes a la
valvulectom ía tricúspide necesitarán el im plante de una prótesis valvular.
Resultados
Desde el punto de vista postoperatorio, estos pacientes son sim ilares a
otros que se han som etido a reemplazo valvular, con la preocupación adicio
nal sobre la recurrencia de la infección. Al igual que en el tratam iento m édi
co inicial, los antibióticos deben continuarse durante 4-6 semanas para redu
cir la probabilidad de reinfección.
En 1990, David y cois, publicaron una serie de 62 pacientes que habían
sido intervenidos por endocarditis activa. La m ortalidad quirúrgica en ese
estudio fue del 0% para las endocarditis sobre válvula nativa y del 12,5%
para la endocarditis protésica. La supervivencia actuarial a los 5 años fue del
79% , con un 96% de estos pacientes en grado funcional I o II de la NYHA.
Para los pacientes con endocarditis protésica, la supervivencia actuarial a los
5 años fue del 6 7 % 96. O tro trabajo publicado en 1990 reportó un 2,5% de
m ortalidad quirúrgica y un 2,5% de reintervenciones para los pacientes a
quienes se había realizado una plastia m itral utilizando las técnicas de Car
pentier después de la escisión de tod o el tejido infectado y con la utilización
de pericardio para reemplazar el tejido resecado cuando fue necesario. En
este estudio no se observó recurrencia de la endocarditis ni disfunción val
vular posterior en el seguim iento a los 30 m eses.
RESUMEN
Desde la aparición de la bomba de oxigenación de Gibbon (1953) y la próte
sis valvular de Starr-Edwards (1963), se han producido avances significati
vos en el área de la cirugía valvular cardíaca4. Sin em bargo, a pesar de la
extensa investigación, todavía ninguna prótesis valvular ha dem ostrado ser
la ideal para cada situación clínica. Teniendo en cuenta los riesgos asociados
con la anticoagulación constante después de la im plantación de una prótesis
Enfermedad valvular cardíaca 129
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CLAVES ANATOMOPATOLÓGICAS
ANEURISM AS ATEROSCLERÓTICOS
• Los aneurism as ateroscleróticos surgen más a m enudo al nivel de la 5
arteria subclavia izquierda.
• Su configuración fusifo rm e los diferencia de los aneurism as de la raíz
aórtica en form a de pera asociados con el síndrome de Marfan.
• La fragm entación y la pérdida de las fibras de elastina de la capa media
ocurren en la mayoría de los aneurismas torácicos.
DISECCIÓN AÓRTICA
• Las disecciones aórticas se originan en el sitio de un desgarro de la íntima
en más del 95% de los pacientes.
• El desgarro de la íntima expone la capa media al flujo sanguíneo pulsátil,
creando una «falsa» luz aórtica.
• Esta falsa luz se propaga distal o proxim alm ente a medida que la capa
exterior de la aorta media se separa de la capa interna.
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
AN EURISM A TRAUMÁTICO
• El desgarro causado por el traum atism o suele ten er lugar en el istm o
aórtico (90%) y norm alm ente es una laceración transversal.
• La rotura de la íntima lleva a la disección traumática o a la form ación de un
aneurisma.
135
136 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
INTRODUCCIÓN
Las enferm edades de la aorta torácica representan un desafío significativo
para el cirujano cardiotorácico y su tratam ie nto se ha asociado tradicional
m ente a una gran morbilidad y m ortalidad. Sin embargo, las recientes m ejo
ras en las modalidades diagnósticas y las técnicas quirúrgicas han llevado a
una dism inución significativa de los riesgos asociados con el tratam ie nto
quirúrgico de estas com plicaciones. En este capítulo se examinan cuatro de
las afecciones más com unes de la aorta torácica:
1. Aneurism a aterosclerótico.
2. A neurism as asociados con enferm edades del tejido conjuntivo.
3. Disecciones aórticas.
4. A neurism as traum áticos.
Se revisará cada uno de ellos por separado, centrando la atención sobre
los m étodos de diagnóstico, las técnicas quirúrgicas y los resultados.
A N E U R IS M A S ATEROSCLERÓTICOS
Los aneurism as torácicos ateroscleróticos ocurren más fre cu e n te m e n te en
la aorta descendente que en la aorta ascendente, y surgen m ás a m enudo
en la arteria subclavia izquierda2. N orm alm ente estos aneurism as tien en un
aspecto fu s ifo rm e que los diferencia de los aneurism as con form a de pera
de la raíz aórtica, asociados con el síndrom e de M arfan3. Aunque los auto
res suelen coincidir en que la fragm entación y la pérdida de las fibras de
elastina de la capa m edia ocurren en la mayoría de los aneurism as toráci
cos, la etiología precisa de estos aneurism as no ha sido determ inada toda
vía. Un posible m ecanism o para el desarrollo del aneurism a aterosclerótico
es que cuando la aorta se dilata, se produce una separación de las capas
íntim a y m edia. Esta separación facilita la infiltración de aterom a, lo que
causa la form ación de la placa4. A pesar de esta teoría, todavía está por
determ inarse si la aterosclerosis es el resultado o la causa de la degenera
ción de la media.
DISECCIÓN AÓRTICA
Las d iseccio ne s aó rticas pueden te n e r lugar en cualquier parte de aorta.
Esto ha llevado al de sarrollo de varios sistem a s de cla sificación basados
en la localización de la disección y los dife re n te s pro to colos de tra ta m ie n
to. Las cla sificacion es m ás com u ne s son la de D eBakey y la de Stanford,
resum idas en la tabla 5-1. En la clasificación de DeBakey, las disecciones
que se originan en la aorta a sce nd en te y que se propagan al cayado y
d ista lm e n te se clasifican co m o tip o I. Las d iseccio ne s lim itadas a la aorta
asce nd en te se clasifican com o tip o II. Las d iseccio ne s que se originan en
la aorta de scen de nte y que progresan d ista lm e n te co n stitu ye n el tip o III
(fig. 5-1).
La clasificación de Stanford es una sim plificación del sistem a de DeBakey,
basada en el tratam ie nto recom endado. En este sistem a, las disecciones de
tipo I y II de DeBakey, que norm alm ente son tratadas quirúrgicam ente, se
com binan en el tipo A de Stanford. Las disecciones de tipo III de DeBakey,
ENFERMEDADES DE LA AORTA
que generalm ente son tratadas m édicam ente, son clasificadas com o tipo B
de Stanford (fig. 5-2).
Las disecciones aórticas se originan en el sitio de un desgarro de la ín
tim a en más del 95% de los pacientes7. Existen pruebas sustanciales que
dem uestran que esos desgarros de la íntim a se dan más fre cu e n te m e n te
en las regiones de la aorta que están sujetas a las m ayores fluctuaciones
de la presión7. Las localizaciones m ás com unes para estos desgarros son:
1-5 cm por encim a de los senos de Valsalva izquierdo o derecho (65%),
in m ed iatam e nte distal al origen de la arteria subclavia izquierda (20% ), en
la porción transversa del cayado aórtico (10% ) y en cualquier lugar de la
aorta d e sce n d e n te toraco ab do m ina l (5 % )7 El m o v im ie n to re p e titiv o de
la aorta causado por la fun ción con trá ctil del corazón provoca el estrés por
fle xió n que, ju n to con la h ipe rte nsió n o debilidades en la pared aórtica,
causa los desgarros en la íntim a. El desgarro de la íntim a resultante expo
ne la capa media al flu jo sanguíneo pulsátil, creando una segunda o «falsa»
luz aórtica. Esta falsa luz se propaga a continuación ta n to distal com o proxi-
m alm ente a m edida que la capa exte rior de la m edia aórtica se separa de
la capa interna8.
A N E U R IS M A T R A U M Á TIC O
Tanto una lesión contusa com o penetrante puede originar un aneurisma trau
m ático de la aorta torácica. El desgarro resultante del traum atism o ocurre
más frecue ntem e nte en el istm o aórtico (90%) y es norm alm ente una lace-
TABLA 5-1
C O M P A R A C IÓ N DE LOS S IS T E M A S DE C LASIFIC A C IÓ N DE LA D ISE C C IÓ N AÓ R TICA
T ip o D e B a k e y T ip o S t a n fo r d _______ D e s c rip c ió n
I A Disecciones que comienzan en la aorta
ascendente y se pueden extender al
cayado o más distales
II A Disecciones limitadas a la aorta
ascendente
III B Disecciones que comienzan en la aorta
descendente y progresan en sentido
distal
138 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
FIGURA 5-1
Clasificación de DeBakey de las disecciones de la aorta torácica. Véase el texto para
más detalles. (De DeBakey ME y cois.: Dissection and dissecting aneurysms o f the
aorta. Surgery 92:1118, 1982.)
ración transve rsal9. Se han pro pu esto cuatro m ecanism os para ayudar a
explicar cóm o ocurre la lesión traum ática de la aorta:
1. Desaceleración horizontal.
2. Desaceleración vertical.
3. Fuerza hidrostática.
4. Pinzamiento óse o2.
La máxima fuerza de cizallam iento horizontal ocurre en el istm o aórtico
durante el período de desaceleración rápida. A este nivel, la aorta pasa de
ser relativam ente m óvil a ser relativam ente fija. Cuando estas dos porciones
de la aorta se cizallan entre sí se produce la rotura de la íntima, generando la
disección traum ática o la form ación del aneurisma. La desaceleración ve rti
cal súbita norm alm ente ocurre en la aorta ascendente o en el cayado. La
flexión súbita de la aorta por encim a del hilio pulmonar, que está orientado
transversalm ente, cizalla en vertical la íntima, provocando su rotura. Como
Enfermedades de la aorta 139
Claves clínicas
• Una vez que se desarrollan los signos y síntom as, es porque hay una
expansión rápida o un peligro inm inente de rotura.
• El síntom a m ás fre cu e n te es el do lo r torácico, inicialm ente de scrito
com o sordo pero que se intensifica gradualm ente. La situación de este
dolor indica a m enudo la localización del aneurism a.
• O tros síntom as pueden ser estridor, disfonía, hem optisis, disfagia y he-
m atem esis.
ENFERMEDADES DE LA AORTA
• Una radiografía rutinaria de tórax advierte de la presencia de un aneuris
ma torácico aterosclerótico.
• Una vez que el aneurism a se descubre, los m étod os de imagen más
avanzados (TC, RM, ETE y aortografía) determ inan el tam año, la natura
leza y su localización precisa.
TABLA 5-2
RESULTADOS DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LA RAÍZ AÓRTICA_______________
Mortalidad Supervivencia
A utor Año n.° perioperatoria a 5 años
Gott y cois.19 1994 150 0% 92%
Kouchoukos y cois.20 1991 172 5% >61 %
Svensson y cois.21 1992 348 9% 71%
Cabrol y cois.22 1986 100 4% >75%
Claves clínicas
• El síndrom e de M arfan tien e una amplia gama de m anifestaciones clíni
cas que incluyen defectos oculares y m usculoesqueléticos. Las anom a
lías cardiovasculares ocurren en el 95% de esta población.
• El seguim iento seriado con TC debe com enzarse en cuanto se estable
ce el diagnóstico del síndrom e de Marfan para seguir la evolución del
tam año y la velocidad de expansión de la raíz aórtica.
• Una vez que la aorta alcanza un diám etro de 5 cm o si tien e lugar un
rápido crecim ien to entre los estudios de imagen, se considera que la
aorta tien e un riesgo alto de disección y rotura.
DISECCIÓN AÓRTICA
La incidencia estim ada de disección aórtica oscila entre 5 y 30 casos por
m illón de personas y año, que es por lo m enos el doble de la incidencia de
aneurism as aórticos abdom inales (AAA) rotos7. A pesar de este hecho, la
presencia de disecciones a m enudo pasa com p le ta m ente inadvertida, con
datos de que hasta el 28% de los diagnósticos de disección se realizó por
prim era vez en la autopsia25-27. La disección acontece más a m enudo en va
rones que en m ujeres, con proporciones publicadas que fluctúan entre 2:1
y 5:1. Los picos de edad para la aparición de disecciones proxim ales y dista
les son 50-55 años y 60-70 años respectivam ente2829. La hipertensión cróni
ca es el factor de riesgo asociado con más frecuencia, y se encuentra hasta
en el 78% de los casos de disección, pero se relaciona más con las disec
ciones proxim ales que con las distales30. El síndrom e de M arfan es otro
factor que se asocia norm alm ente con la disección aórtica y está presente
en casi el 40% de todos los casos de disección31. O tros factores de riesgo
descritos son la dilatación aórtica, la anuloectasia aórtica, la hipoplasia del
cayado aórtico, la coartación aórtica, la válvula aórtica bicúspide y otros tras
tornos del tejido conjuntivo com o los síndrom es de Ehlers-Danlos, Turner y
Noonan7.
El dolor es el síntom a más frecue nte en la disección aórtica7-32. Según
una com unicación de 464 pacientes del International Registry o f Acute Aor
tic Dissection, el 64% de los pacientes refirieron un dolor lacerante y un
51 % de ellos lo describieron com o un desgarro o una sensación de arranca
m iento30. Este dolor ocurre típicam ente en la línea media en la cara anterior
o posterior del tronco. El dolor suele iniciarse de manera súbita y lo normal
Enfermedades de la aorta 143
ENFERMEDADES DE LA AORTA
del 1-3% por hora durante las primeras 24 horas después de la presentación.
Después de las 24 horas iniciales, la m ortalidad en los pacientes sin trata
m iento alcanza el 70% a la semana, el 80% a las 2 semanas y el 90% dentro
de los primeros 3 meses. M enos del 10% de los pacientes sin tratam iento
sobrevivirá al año y casi la totalidad fallecerá en 10 años36-38. El rápido aum en
to de la m ortalidad asociada con las disecciones sin tratam iento subraya la
importancia del diagnóstico precoz. Por tanto, una vez que el m édico sospe
cha una disección aórtica deben utilizarse inm ediatam ente las técnicas de
diagnóstico avanzado para confirm ar la presencia y la localización de la disec
ción. La radiografía de tórax y el electrocardiograma (ECG) son útiles para la
valoración inicial y deben seguirse rápidamente del ETE, la RM o la TC7.
La TC es el m étodo diagnóstico más utilizado en el International Registry
of Acute A ortic D issection, lo que se ve favorecido porque es exacto, relati
vam ente no invasivo y perm ite el diagnóstico rápido en las situaciones de
urgencia. Los principales inconvenientes de la TC, además de los problemas
relacionados con el uso de contraste, consisten en la dificultad para identifi
car el origen del desgarro de la íntima y la extensión de la afectación en las
ramas. Adem ás, la TC es incapaz de proporcionar inform ación sobre la insu
ficiencia aórtica39. La RM, com o la TC, es tanto precisa com o relativam ente
no invasiva. La RM, por lo general, puede definir la extensión de la disección,
el sitio del desgarro de la íntima, la afectación valvular y de los vasos del ca
yado aórtico. A la RM le falta, por desgracia, una disponibilidad inmediata, ya
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TABLA 5-3
C O M P A R A C IÓ N DE LO S M É T O D O S D IA G N Ó S T IC O S EN LA D IS E C C IÓ N A Ó R T IC A 8
M é t o d o _______ S e n s ib i li d a d E s p e c if ic id a d O b s e r v a c ió n ____________
Rayos X <50% <50% Sólo es útil en la valoración
inicial
ETE 98% 63-96% Portátil, muy dependiente de
quien la realice
RM 95-100% 95-100% Tiempos de exploración largos,
acceso limitado al paciente
TC 83-94% 87-100% Tiempos de exploración cortos,
ampliamente disponible,
necesita contraste
Aortog rafia 87% 75-94% Delimita la anatomía coronaria,
invasiva, procedimiento que
conlleva bastante tiempo
ETE, Ecocardiograma transesofágico; RM, resonancia magnética; TC, tomografía
computarizada.
Claves clínicas
• El d o lo r es el s ín to m a d e s c rito con m ás fre c u e n c ia en la d is e c c ió n
aórtica.
TABLA 5-4
R E S U M E N D EL T R A T A M IE N T O D E L A S D IS E C C IO N E S ___________________________________
M é t o d o _______ In d ic a c io n e s _________________________________________________________
Quirúrgico Disecciones agudas, proximales y sin complicaciones
Disecciones agudas, distales y con compromiso de órganos vitales
Disecciones agudas, distales y con rotura o rotura inminente
Disecciones agudas, distales y con extensión retrógrada a la aorta
ascendente
Disecciones agudas y distales en pacientes con síndrome
de Marfan
Médico Disecciones agudas, distales y sin complicaciones
Disecciones del cayado, estables y aisladas
Todas las disecciones crónicas, estables y sin complicaciones
Enfermedades de la aorta 145
A N E U R IS M A T R A U M Á TIC O
La mayoría de lesiones traum áticas de la aorta torácica se producen en los
ENFERMEDADES DE LA AORTA
pacientes im plicados en un traum atism o contuso con desaceleración rápi
da, com o un accidente de tráfico o una caída. En la inmensa mayoría de los
casos, esta lesión es m ortal de inm ediato. Sin embargo, en el 10-15% de
los pacientes con lesión traum ática de aorta la adventicia aórtica y las es
tructuras del m ediastino contienen la rotura lo suficiente com o para perm itir
al paciente llegar al hospital2. La supervivencia del paciente en este escena
rio depende del diagnóstico y el tratam ie nto exacto en las prim eras 24 horas
después de llegar al hospital, dado que hasta el 50% de los pacientes tienen
una rotura com pleta durante este período2.
Los signos y síntomas norm alm ente referidos en casos de lesión traum á
tica de aorta son: dolor interescapular, dolor torácico retroesternal, hipoten
sión sin causa aparente, ausencia de pulso en extrem idades y hem otórax con
un débito inicial por el drenaje torácico mayor de 750 mi. Otras lesiones nor
m alm ente asociadas son las contusiones de la parrilla costal anterior y las
fracturas esternales palpables. En los casos de lesión traumática de aorta, la
radiografía de tórax norm alm ente sugiere la presencia de una lesión. El ensan
cham iento mediastínico mayor de 8 cm en la radiografía de tórax es un signo
sensible pero no específico de lesión traumática de la aorta. Otras caracterís
ticas radiológicas que pueden estar presentes son el borramiento del botón
aórtico, la desviación de la tráquea y el hem otórax izquierdo. Una vez que se
establece un diagnóstico preliminar de lesión traumática de aorta, deben rea
lizarse las pruebas de imagen necesarias para confirm ar el diagnóstico y defi
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Claves clínicas
• Los signos y síntom as más frecue ntes en casos de lesión traum ática de
la aorta son el dolor interescapular, el dolor torácico retroesternal, la hi
potensión sin causa aparente, la ausencia de pulso en extrem idades y el
hem otórax.
146 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
• Otras lesiones norm alm ente asociadas son las contusiones de la parrilla
costal anterior y las fracturas esternales palpables.
• La aortografía continúa siendo el patrón oro para realizar el diagnóstico
de finitivo de lesión traum ática de aorta.
• Una vez que se confirm a la lesión traum ática de la aorta, se recom ienda
la reparación quirúrgica inm ediata en la mayoría de los pacientes.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO 43
A N E U R IS M A S Y DISECCIONES DE LA AORTA ASC ENDENTE
Y EL CAYADO
• Se requiere una técnica estándar de circulación extracorpórea.
• Todo el tejido anóm alo debe ser resecado.
• Las disecciones que se originan en la aorta ascendente ocurren com o un
proceso agudo y precisan casi universalm ente una intervención quirúrgica
de urgencia.
El tratam iento quirúrgico de la enferm edad de la aorta ascendente puede
dividirse en tres grandes categorías:
1. Reparación de los aneurism as fusifo rm e s.
2. Reparación de las disecciones de tipo A.
3. Reparación de los aneurism as con anuloectasia aórtica concom itante.
Aneurism as fusiform es
Como se ha m encionado antes, los aneurism as fu sifo rm e s de la aorta to
rácica son típicam ente el resultado de la degeneración aterosclerótica de la
pared aórtica. Estos aneurism as suelen com enzar en un pu nto distal a
la unión sinotubular y se extienden distalm ente en una longitud m uy variable
(fig. 5-3, A). El tratam iento quirúrgico de estas lesiones constituye la base
sobre la cual se analizará la reparación de las lesiones más com plicadas de
la aorta ascendente.
Los pacientes se preparan de la form a habitual para la cirugía cardíaca.
Las técnicas intraoperatorias de m onitorización deben incluir los catéteres
arteriales pulm onar y sistém ico, así com o el ecocardiogram a transesofági-
co. En los casos en los que se prevea un tie m p o de parada circulatoria hipo-
térm ica (PCH) se adm inistran lidocaína, magnesio, m etilprednisolona y ma-
nitol intravenosos, además de la realización del electroencefalogram a (EEG)
continuo.
Una vez que el paciente está listo para la cirugía, se comienza la circula
ción extracorpórea normal. En la mayoría de los casos, el aneurisma fusifo r
m e de la aorta ascendente no hace posible la canulación en la aorta ascen
de nte distal. En esto s casos, se usa la canulación directa de la arteria
fem oral o axilar. Después de iniciar la circulación extracorpórea (CEC) y dre
nar el ven trícu lo izquierdo (VI), se com ienza el e n fria m ie n to sisté m ico a
18 °C si se va a realizar con PCH o, en caso contrario, a 28-32 °C. Cuando se
reemplaza la aorta ascendente por aneurisma, disección, rotura o calcifica
ción, es preferible sustitu ir tod o el tejido enferm o. Esto puede requerir PCH
para poder realizar la reconstrucción del hem icayado y una anastom osis dis
tal abierta si no hubiera una cantidad adecuada de aorta ascendente distal al
aneurisma. Si no es necesaria la PCH, la aorta se pinza y se adm inistra la
cardioplejía, anterógrada, retrógrada o ambas, para una protección miocárdi-
ca estándar. Después, se interpone la prótesis tubular reemplazando el te ji
do aórtico e n ferm o (fig. 5-3, B). Cuando se utiliza la PCH, ésta ayuda a mini-
Enfermedades de la aorta 147
FIGURA 5-3
ENFERMEDADES DE LA AORTA
A, Aneurisma fusiforme de la aorta ascendente, cuyo comienzo es distal a la unión
sinotubular.
Continúa
lado con reim plante coronario para ahorrar a estos pacientes procedim ien
tos quirúrgicos posteriores. Sin em bargo, para lograr la supervivencia más
alta en estos pacientes, en nuestro centro se recom ienda, con ciertas ex
cepciones, evitar la utilización del tub o valvulado debido a un riesgo signifi
cativam ente m ayor de com plicaciones en el con texto agudo. En cambio,
se considera com o tratam iento adecuado el reemplazo de la aorta ascen
dente con una prótesis tubular supracoronaria, aislada o acompañada por la
resuspensión de las tres com isuras de la válvula aórtica. Las dos excepcio
nes a esta estrategia las constituyen los pacientes con un trastorno del te ji
do conjuntivo y aquéllos con anuloectasia aórtica. Estos casos justifican el
reemplazo de la raíz aórtica entera con un injerto com puesto.
El procedim iento quirúrgico estándar para la reparación de una disección
aórtica de tipo A no com plicada es sim ilar al descrito para los aneurism as
fusifo rm e s (v. fig. 5-3). Para la anastom osis distal se debe realizar un reem
plazo biselado del hemicayado, con lo que se m inim iza la form ación poste
ENFERMEDADES DE LA AORTA
rior de aneurism as del cayado. A diferencia de la cirugía de los aneurismas,
el objetivo prim ario en los pacientes con disección es resecar el sitio del
desgarro de la íntima. En alrededor del 50% de los pacientes intervenidos
quedan restos de aorta disecada7. Por añadidura, la disección suele tener
lugar en un tejido extrem adam ente friable. Debe tenerse un cuidado espe
cial al m anipular el tejido aórtico y al suturar el injerto en su lugar. General
m ente, se recom ienda alguna form a de refuerzo con tefló n en cada línea de
la sutura ya sea colocándolo en m edio de las capas de la disección o por
fuera de la capa adventicial.
En algunos casos de disección tipo A con afectación valvular, realizar el
reem plazo con una prótesis tubular por encim a de la unión sinotubular es
suficiente para reunir las valvas y restaurar la com petencia de la válvula. En
otros casos, es necesaria la resuspensión de las tres com isuras para restau
rar la geom etría com isural normal y la com petencia valvular.
A pesar de que el tratam iento quirúrgico de las disecciones de la aorta
ascendente representa un extraordinario reto para el cirujano cardiotorácico,
estas operaciones pueden realizarse con una m orbilidad y m ortalidad relati
vam ente bajas. El Yale Center fo r Thoracic A ortic Disease com unicó recien
te m e n te una m ortalidad postoperatoria de sólo un 14% (8 de 57 pacientes)
en quienes se usó este protocolo quirúrgico.
Anuloectasia aórtica
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FIGURA 5-4
A, Anuloectasia aórtica. Aneurisma que afecta a la raíz aórtica y se extiende a la
mitad de la aorta ascendente.
Continúa
ENFERMEDADES DE LA AORTA
corto y m edio plazo son buenos. Estas técnicas de preservación van ganan
do aceptación de form a continua.
FIGURA 5-5
A, Aneurisma del cayado aórtico que afecta a la aorta ascendente distal y a la aorta
descendente proximal. B, Extensión de la escisión de la aorta ascendente, descen
dente y el cayado en preparación para la reconstrucción con injerto. C, Reimplante de
un islote con los vasos del cuello en la prótesis.
Continúa
ENFERMEDADES DE LA AORTA
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dir los vasos de la cabeza durante el resto del procedim iento. De manera
alternativa, prim ero puede ser reim plantado el islote de aorta que contiene
los vasos de la cabeza, seguido de las anastom osis distal y proxim al. Si el
im plante del injerto valvulado en la raíz no se hubiera com pletado previa
m ente, ahora puede concluirse. La anastom osis del injerto valvulado al injer
to del cayado com pleta la reparación.
Protección m edular
Desde el prim er reemplazo con éxito de la aorta torácica descendente m e
diante un injerto realizado por Hufnagel en 1947, las altas tasas de m ortali
dad han marcado el tratam iento quirúrgico de las enferm edades de la aorta
torácica descendente. De las com plicaciones asociadas, la paraplejía post
operatoria com o resultado de la isquem ia m edular continúa siendo la más
desafiante. A unque ningún m é to d o de pro te cció n m ed ular garantiza la
ausencia total de esta com plicación, varias técnicas contem poráneas han
reducido el riesgo de parálisis hasta unos niveles aceptables.
En la actualidad, la protección neurológica se lleva a cabo utilizando una
com binación de técnicas que com prenden el enfriam iento perioperatorio, el
drenaje de líquido cefalorraquídeo (LCR) y cualquiera de las técnicas de
derivación aórtica. El enfriam iento perioperatorio reduce el m etabolism o ba-
sal del paciente, lo que dism inuye la acum ulación de productos m etabólicos
perjudiciales. El enfriam iento tiene lugar pasivam ente, perm itiendo que la
tem peratura corporal del paciente baje a 32 °C, que es la tem peratura que
se m antendrá durante tod o el procedim iento. El recalentam iento empieza
una vez que la prótesis tubular está en su sitio y se ha logrado la hem ostasia
del lecho quirúrgico. Debe adm inistrarse heparina (1 mg/kg) antes del pinza-
m iento aórtico.
Si el aneurisma puede repararse en m enos de 30 m inutos, no se necesi
ta ninguna otra protección espinal durante la operación. Sin em bargo, se ha
dem ostrado que los tiem p os de pinzam iento largos son un factor predictivo
independiente de paraplejía y, por tanto, necesitan protección m edular adi
cional. El drenaje del LCR debe ten erse en cuenta con antelación en los
Enfermedades de la aorta 157
pacientes que precisen una reparación com pleja con tiem p os de isquem ia
prolongados. M anteniendo la presión del LCR a 8-10 m m H g se previene el
daño de la m édula espinal por el edem a m edular descontrolado. Después
de 1-2 días de presiones norm ales, el equipo quirúrgico puede retirar el
drenaje para que el paciente com ience la rehabilitación.
Diversas técnicas de derivación aórtica tam bién pueden proporcionar
protección adicional a la médula espinal. Algunas de las técnicas más nota
bles son la derivación de Gott, la derivación de aorta descendente con hepa-
rinización parcial, la derivación cardiopulm onar fem oro-fem oral con heparini-
zación com pleta y la parada circulatoria hipotérm ica. D esde 1988, el uso
selectivo de la derivación de la aurícula izquierda a la arteria fem oral ha sido
el m étod o preferido de protección en nuestro centro. Este m étodo no sólo
proporciona la m ejor perfusión posible a los órganos abdom inales y a la
médula espinal baja, sino que tam bién demanda una dosis m enor de hepa
rina que otras técnicas de derivación y, además, descom prim e satisfactoria
ENFERMEDADES DE LA AORTA
m ente el ventrículo izquierdo. Esta técnica debe ser considerada para los
aneurism as com plejos, las disecciones aórticas agudas o los aneurism as
rotos.
Aneurism as degenerativos
El paciente se som e te inicialm ente a intubación endobronquial de secuen
cia rápida con un tu b o de doble luz para la ventilación pulm onar derecha
selectiva durante la operación. El paciente se coloca en posición lateral
derecha, con la pelvis girada hacia la izquierda, lo que perm ite el acceso a
los vasos fem ora le s izquierdos. La incisión se realiza de pendiendo de la
anatom ía del aneurism a. La m e jo r exposición de la aorta de scen de nte
proxim al se obtiene a través del quinto espacio intercostal, m ientras que la
entrada a través del sexto espacio intercostal favorece la exposición de
la aorta descendente restante. Todos los casos necesitan que se disponga
de un sistem a de recuperación de eritro citos y de un dispositivo de infusión
rápida. Dependiendo de la extensión del aneurism a, el pinzam iento aórtico
puede aplicarse proxim al o distal a la arteria subclavia izquierda. Cuando se
pinza la aorta proxim alm ente a la subclavia, se coloca una pinza adicional en
esta arteria.
Al abrir el aneurisma, debe retirarse de la luz cualquier tro m b o crónico y
la calcificación de la íntima debe desbridarse cuidadosam ente para asegurar
que la pared aórtica es adecuada para la anastom osis. Se debe ten er cuida
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do para separar la aorta proxim al del esófago y para cortar transversalm ente
toda la aorta. Esto protege el esófago durante la anastom osis térm in o-term i
nal. N osotros preferim os los tub os de dacrón trenzado sellados con gelatina
o colágeno, norm alm ente de 20-24 m m de diám etro, dependiendo del ta
maño de la aorta no aneurism ática. Una vez que se ha cortado al tam año
adecuado, se implanta el injerto com enzando por la anastom osis proximal,
utilizando sutura continua de po lipropileno de 3-0. A m enudo se colocan
estratégicam ente varios puntos apoyados para reforzar la línea de sutura y
dism inuir el riesgo de hem orragia cuando la anastom osis esté a la presión
arterial sistém ica. Las arterias intercostales en los seg m en to s de T8-T12
son anastom osadas selectivam ente a aperturas en el injerto con sutura con
tinua de polipropileno. A ntes de term in ar la anastom osis distal, el paciente
se coloca en posición de Trendelenburg marcada y se extraen el aire y los
restos de m aterial trom bó tico del injerto.
158 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
Aneurism as m icóticos
El abordaje quirúrgico de los aneurism as m icóticos precisa más m edidas de
control de la infección, además de las técnicas establecidas de reparación
de los aneurism as. La pared del aneurisma y el tejido circundante requieren
un desbridam iento agresivo antes de colocar la prótesis. Adem ás, la canti
dad de material protésico debe lim itarse tan to com o sea posible y debe ser
considerado el uso de un tub o sellado con gelatina y em papado en rifampi-
cina. Los puntos apoyados en te fló n y las suturas trenzadas deben evitarse
porque estos m ateriales pueden actuar com o un nido para la infección. En
todos estos casos, la pared del aneurisma debe dejarse abierta y el paciente
debe recibir tratam ie nto an tibiótico endovenoso durante 4-6 sem anas de
acuerdo con los cultivos.
Resultados
Los resultados actuales para la resección quirúrgica y la reparación de la
aorta torácica descendente son excelentes. Con las m ejoras actuales en el
tratam ie nto quirúrgico, la protección neurológica y las tecnologías de los
cuidados críticos, los cirujanos card io to rácico s pueden tra ta r ahora en
ferm edades de la aorta torácica descendente con un riesgo aceptablem en
te bajo de m orbilidad y m ortalidad. Una revisión reciente de Coselli y co is .45
de más de 350 reparaciones sucesivas de aneurism as en la aorta descen
dente m ostró una tasa de m ortalidad quirúrgica de sólo un 5,1% , con una
tasa de accidentes cerebrovasculares del 2,5% y tan sólo un 2,2% de com
plicaciones m edulares. Se debe reseñar que en los pacientes sin problem as
neurológicos el tie m p o m edio de pinzam iento fue de 29,7 m inutos, m ien
tras que los pacientes con com plicaciones de la m édula espinal tuvieron un
tiem p o m edio de 48,6 m inutos (p = 0,002).
Las estrategias quirúrgicas actuales en tod os los cam pos se han con
centrado en m inim izar el traum a tism o de la cirugía observado con las té c
nicas tradicionales. El uso de las endoprótesis aórticas para la lesión de la
aorta descendente está entre estas tendencias. Las endoprótesis son unas
prótesis vasculares norm ales m ontadas en una malla de alam bre expandí-
ble que se im plantan a través de abordajes percutáneos o por incisiones
limitadas. Las endoprótesis se han utilizado para tod os los tip o s de lesiones
aórticas, con buenos resultados a corto y m edio plazo. Tienen la ventaja de
evitar la m orbilidad de la toracotom ía, adem ás de poder reducir las com pli
caciones pulm onares, infecciosas y neurológicas46. Los resultados de los
estudios a largo plazo sobre esta técnica ayudarán a de term in ar qué pacien
Enferm edades de la aorta 159
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ENFERMEDADES
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
En 1968, el Dr. W ill Sealy curó a un pa cie nte con sínd ro m e de W o lff-
P arkinso n-W hite m ed ia nte una división directa de la vía de conducción
accesoria y com enzó la cirugía m oderna de las arritm ias1. D esde ese tra
bajo inicial, este cam po ha evolucionado con sid erab le m ente. A pesar de
los buenos resultados, la cirugía abierta ha sido superada por las técn icas
con catéter, y hoy se realizan pocas in te rven cion es de arritm ia ventricular.
En la década de 1990, sin em bargo, y encabezada por el Dr. Jam es Cox,
la cirugía de la fibrilación auricular (FA) ha logrado esta ble cerse en este
cam po. En los últim o s 5 años, este tra ta m ie n to se ha nu trido de s ig n ifica
tivo s e stu d io s clínicos sobre la génesis de la arritm ia que han encontrado
m étod os e ficie n te s y e fe ctivo s para curar la fibrilación auricular en la sala
de he m odinám ica y en el quirófano.
163
164 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
DEFINICIONES
Existen m últiple s té rm in o s que describen la FA. La nom enclatura descrita
por el Dr. Cox divide la FA en in te rm ite n te o co n tin u a 9. El do cum e nto de
consenso de la A m erican H eart A ssociatio n/A m erica n College of Cardio-
logy (AHA/ACC) establece tres distinciones, paroxística, persistente y per
m anente, con las siguientes d e fin icio n e s2:
• FA p a ro x ís tic a es aquella que se au tolim ita, y, aunque puede ser
recurrente, se term ina sin intervención.
• FA p e rs is te n te es aquella FA recurrente que necesita m edicación o
cardioversión para revertiría.
• FA p e rm a n e n te es una FA continua que no re vie rte ni con tra ta
m iento m édico ni eléctrico.
La distinción entre in te rm ite n te y continua tien e correlaciones fisiopa-
to ló g ic a s e im p lica cio n e s te ra p é u tica s. Puede co n sid e ra rse que la FA
in te rm ite n te se inicia en las venas pulm onares (VP), pero no se han p ro
ducido cam bios en la aurícula que propaguen la arritm ia. Por ello, el aisla
m ie n to de las VP sería s u fic ie n te para tra ta r la FA. Sin em bargo, la FA
Tratam iento quirúrgico de las arritm ias cardíacas 165
ESTRATEGIAS QUIRURGICAS
Los objetivos principales de la cirugía de la FA son tres: 1) restablecer el
ritm o sinusal para lograr una hem odinám ica óptim a, 2 ) elim inar los fe n ó
m enos tro m b o e m b ó lico s y 3) recuperar la función auricular norm al. El p ro
ce d im ie n to de maze (laberinto) actual es una evolución de las lesiones
quirúrgicas desarrolladas en el laboratorio6. Hasta la introducción del pa
trón d e fin itivo de lesiones Cox-maze III, siem pre quedaban problem as sin
resolver. A l final, en la cirugía se crean líneas de lesión que im p ide n la
propagación del estím ulo eléctrico. El patrón conjunto de lesiones e sta b le
PATRON DE LESIONES
El patrón fun dam e ntal del Cox-maze III aísla las venas pulm onares y crea
lesiones en las aurículas que evitan la propagación de la FA. Las orejuelas
QUIRÚRGICO
sarrollado el maze radial, en el que las lesiones salen radialm ente del n o
dulo sinusal hacia el nodulo auriculoventricular.
Ya que la elim inación de los fe n ó m e n o s tro m b o e m b ó lico s es un o b je
tivo fun dam e ntal de la cirugía, está claro que la obliteración de la orejuela
izquierda debe ser una parte del pro ced im ie nto. La exclusión puede reali
zarse con sutura vascular au tom ática o suturando la base de la orejuela
con una sutura no reabsorbible desde el endocardio o el epicardio.
A m edida que se va conociendo la fisiopatología com pleta de la FA, los
cirujanos continúan m od ifica ndo el patrón de lesiones, la fue nte de ener
gía y el abordaje quirúrgico.
FUENTES DE ENERGÍA
Existen en la actualidad m uchas fu e n te s de energía, y otras m uchas que
están por venir. Por ahora, la propiedad fun dam e ntal es la capacidad de
crear lesiones transm urales y m inim izar el daño a las e structu ras próxim as
RADIOFRECUENCIA
La radiofrecuencia es, esencialm ente, una corriente eléctrica alterna que
crea una lesión térm ica. Es la que se utiliza en las técnicas con caté te r y
ha te n id o un uso m uy e xte n so en la cirugía abierta. La radiofrecuencia
unipolar se ha asociado a lesiones de las e structu ras próxim as y a la d e s
trucció n del tejido . Esto ha con du cido al de sarrollo de sondas bipolares
que m inim izan los e fe c to s adversos. A un qu e la rad io fre cuen cia bipolar
puede usarse desde el epicardio para aislar las venas pulm onares, el pa
trón de lesiones co m p le to precisa cirugía abierta, aunque puede realizarse
QUIRÚRGICO
M IC R O O N D A S
La energía por m icroondas es una radiación de alta frecuencia que hace
TRATAMIENTO
ULTRASONIDOS
Los ultrasonidos focalizados y de alta intensidad se han introducido recien
te m e n te 20. La energía se puede liberar a diversas profundidades, la lesión
a las e structu ras próxim as es m ínim a y es un m étod o seguro para las ar
terias coronarias. Las sondas, todavía en desarrollo, pe rm iten una aplica
ción desde el epicardio y son m anejables para el abordaje m ínim am ente
invasivo.
168 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
FIGURA 6-3
En esta figura, las venas pulmonares se aíslan con una sonda de microondas de las
disponibles comercialmente. La sonda se coloca alrededor de las venas y un genera
dor libera la energía creando una lesión circular. Hay que asegurarse de que el dispo
sitivo no está sobre el tronco coronario o la arteria circunfleja y de que pasa por el
seno transverso. (De Molloy TA: Midterm clinical experience with microwave surgi
cal ablation o f atrial fibrillation, figura 4. Ann Thorac Surg 79(6]:2115-2118, 2005.)
TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
La m ayor parte de los trabajos publicados se han cen tra do en la in te r
vención Cox-m aze realizada por e ste rn otom ía m edia, con o sin p ro ce d i
m ie n to asociado con circulación extraco rpó rea. La evolución de las fu e n
te s de energía, las sondas y los p a tro n e s de le sión ha dado lu ga r al
d e sa rro llo de m ú ltip le s abord aje s para la ablación. La cirugía m ín im a
m e n te invasiva de la válvula m itral está m uy extendida, y la ablación se
puede realizar al m ism o tie m p o con frío, m icroondas o radiofrecuencia. A
m edida que los cirujanos han adquirido confianza con la m anipulación del
corazón sin apoyo de circulación extracorpórea, la ablación ha podido lle
varse a cabo sin bom ba por esternotom ía m edia. Poco a poco se ha pasa
do a incisiones m ás pequeñas com o la m initoracotom ía anterior derecha.
En últim o térm in o, cuando las técnicas de toracoscopia han m adurado, ha
sido posible el abordaje exclusivo por toracoscopia bilateral14.
Tratam iento quirúrgico de las arritm ias cardíacas 169
CUIDADOS POSTOPERATORIOS
Existen tres aspectos básicos en el tratam ie nto de los pacientes en los que
se ha realizado una ablación. P rim ero, el tra ta m ie n to m éd ico necesario
para m antener el RS. Segundo, si un paciente en RS entra de nuevo en FA,
¿qué se debe hacer? Tercero, establecer el plan de anticoagulación.
La técnica quirúrgica determ inará el cuidado postope ratorio inm ediato.
Los e n fe rm o s con un tra ta m ie n to conven cion al m ed ia nte la técn ica de
maze se tratan com o los som e tido s a una cirugía con circulación extraco r
pórea. Sin em bargo, cuando esté asegurada la estabilidad hem odinám ica
y la ausencia de hem orragia significativa, hay que fijarse en los tres o b je
tivos fun dam e ntales anteriores.
En los pro ced im ie ntos m ínim am ente invasivos de ablación aislada, el
tratam ie nto será igual que el aplicado en la mayoría de los pacientes so
m etid os a toracoscopia. Son esenciales el control del dolor, la aspiración
pulm onar y vigilar las hem orragias. Se pueden utilizar anestésicos locales
diarritm ias.
AN TIC O A G U LA C IÓ N
M uch os de los e n ferm os con an teced en te s de FA o con com plicaciones
tro m b o e m b ó lica s estaban tratados previam ente con w arfarina o aspirina.
La decisión de m antener o reiniciar la w arfarina y su posología se basa en
la presencia de tro m b o s en el ecocardiogram a transesofágico intraopera-
torio, el tam año de la aurícula izquierda y la existencia de otros factores de
riesgo. La mayoría de grupos m antienen la w arfarina durante 3-6 m eses
después de la cirugía incluso en presencia de RS. La aspirina debe a d m i
nistrarse en tod os los enferm os.
170 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
RESULTADOS CLÍNICOS
Los resultados son diversos y difíciles de in te rpre ta r por la variedad de
fue ntes de energía, patrones de lesiones y cirugías cardíacas co n co m ita n
tes. Es fun dam e ntal saber que los resultados son sie m pre m ejores en la
FA paroxística y de corta duración en com paración con la FA de larga evo
lución y con aurículas dilatadas. La intervención es segura, con una m or
talidad hospitalaria del 0-4 % , dependiendo de los pro ced im ie ntos cardía
cos asociados. La necesidad de m arcapasos perm anente es del 5% , pero
es m ayor cuando se realiza cirugía valvular co n co m ita n te . No obstante,
con las fu e n te s actuales de energía, alrededor del 80 % de los pacientes
están en RS 8*11'12-17*19 a los 6 m eses. Estos resultados son m ejores en g ru
pos seleccionados de m en or riesgo. No existen suficien te s datos sobre el
proced im ie nto para tra ta r una FA aislada sin otros pro ced im ie ntos cardía
cos asociados. Los estudios aleatorizados fu tu ro s ayudarán a establecer y
detallar los resultados con las técnicas actuales.
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Tratamiento quirúrgico de las arritmias cardíacas
• Después del primer año, la tasa anual de mortalidad para los receptores
del trasplante cardíaco se acerca al 4% , causada principalm ente por la
enfermedad coronaria acelerada del injerto, lo que hace que aproximada
m ente el 50% de los receptores del trasplante estén vivos a los 10 años.
173
174 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
continúan superando las barreras del trasplante, cada vez son m ás los pa
cientes que tienen la oportunidad de beneficiarse de esta estrategia com
probada para el abordaje del tratam iento del fallo cardíaco.
TABLA 7-1
IN D IC A C IO N E S DEL T R A SP L A N T E CARD ÍACO ______________________________________
Miocardiopatía isquémica
• Fracción de eyección <35%
o
• Angina refractaria
Miocardiopatía dilatada
• Viral
• Inflamatoria
• Tóxica
• Metabólica
• Familiar
Miocardiopatía valvular
Miocardiopatía hipertensiva
Miocardiopatía hipertrófica
TRASPLANTE DE CORAZÓN
Arritmia refractaria
Enfermedad coronaria del injerto
Adaptada de Steinman TI, Becker BN, Frost AE y cois.: Guidelines for the Referral and Management of
Patients Eligible for Solid Organ Transplantation. Transplantation 71:1189,2001.
nar >15 m m H g y una resistencia vascular pulm onar >6 unidades W ood son
contraindicaciones absolutas del trasplante cardíaco16'17. En los casos de hi
pertensión pulm onar fija, en los que los vasodilatadores y los inotrópicos no
pueden dism inuir un 50% la resistencia vascular pulm onar (RVP) después
de 72 horas de tratam iento, los trasplantes cardíacos ortotópicos tienden a
desarrollar insuficiencia cardíaca derecha en el postoperatorio inm ediato18'19.
Para estos pacientes, el trasplante de corazón heterotópico o el trasplante
com binado cardiopulm onar puede ser la única opción quirúrgica20'21.
En la tabla 7-2 se detallan otras contraindicaciones relativas del trasplan
te cardíaco. De ellas, la edad del receptor continúa siendo la más polémica.
A pesar de que los pacientes de más edad tienen más factores de com orbi-
lidad y enferm edades sistém icas ocultas, m uchos centros intentan utilizar la
edad fisiológica en lugar de la cronológica com o un criterio de exclusión
debido a que se ha inform ado de m enores episodios de rechazo y a los ex
celentes resultados a largo plazo en los pacientes m ayores de 50 años22'23.
M uchos centros consideran actualm ente la edad com o un criterio de exclu
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
sión sólo cuando existen otros elem entos de com orbilidad significativos.
Aunque algunos centros han experim entado con el trasplante en pacien
tes infectados con el virus de la inm unodeficiencia humana (VIH), la mayoría
de las instituciones consideran ésta una contraindicación relativa del tras
plante. Adem ás, los pacientes con tum ores malignos conocidos norm alm en
te tam poco son candidatos para el trasplante a m enos que exista un período
suficiente de rem isión y estén considerados com o curados del cáncer15.
TABLA 7-2
C O N T R A IN D IC A C IO N E S DEL T R A SP L A N T E CARD ÍACO ______________________________
Edad > 7 0 años
H ip e r te n s ió n p u lm o n a r fija
E n fe rm e d a d s is té m ic a q u e lim ita o a m e n a z a la v id a , in c lu id a s (lis ta n o
e x h a u s tiv a ):
• T u m o r m a lig n o
• D ia b e te s m e llitu s c o n le s ió n d e o tr o s ó rg a n o s
• In s u fic ie n c ia irre v e rs ib le re n a l, h e p á tic a o p u lm o n a r
• E n fe rm e d a d v a s c u la r p e rifé ric a o e n fe r m e d a d c e re b ro v a s c u la r e n fa s e
te r m in a l
• V IH o S ID A
• S e p s is u o tra s in fe c c io n e s s is té m ic a s
• L u p u s e r ite m a to s o s is té m ic o a c tiv o o s a rc o id o s is c o n a fe c ta c ió n s is té m ic a
• C u a lq u ie r p ro c e s o s is té m ic o q u e p u d ie ra re c u rr ir e n el c o ra z ó n tr a s p la n ta d o
A lc o h o lis m o o d r o g a d ic c ió n a c tiv o s
Im p o s ib ilid a d p ara a d h e rirs e a un ré g im e n m é d ic o e s tr ic to
E n fe rm e d a d p s iq u iá tric a re fra c ta ria
A p o y o p s ic o s o c ia l lim ita d o o a u s e n te
TRASPLANTE DE CORAZÓN
(DAV) o un corazón artificial total (CAT) puede proporcionar un apoyo he-
m odinám ico eficaz hasta que se encuentre un corazón adecuado29. La
asistencia ventricular mecánica ha perm itido sobrevivir incluso al 70% de
los pacientes hasta que han sido trasplantados30.
TABLA 7-3
CONTRAINDICACIONES PARA LA DONACIÓN CARDÍACA_________________________
Contraindicaciones absolutas
•V IH
• Intoxicación por monóxido de carbono (niveles de carboxihemoglobina >20%)
• Arritmia ventricular refractaria
• Sa0 2 <80% con soporte ventilatorio máximo
• Infarto de miocardio previo o enfermedad coronaria grave documentada
• Enfermedad cardíaca estructural clínicamente significativa o FE <10% en el
ecocardiograma
Contraindicaciones relativas
• Edad >60 años
• Antígeno de superficie del VHB positivo
• Sepsis
• Positividad para VHC
• Presencia de cáncer metastásico
• Contusión cardíaca como resultado de un traumatismo de la pared torácica
• Hipotensión prolongada (presión sistólica <60 mmHg durante más de 6 horas)
• TSV recurrentes
• Necesidad prolongada (>24 horas) de apoyo inotrópico en altas dosis
(dopamina >20 fig/kg/min)
• Necesidad de RCP >30 minutos en las primeras 24 horas tras la extracción
• Múltiples episodios de RCP
• HVI grave
• Hipocinesia moderada en el ecocardiograma
• Antecedentes de ADVP
Adaptada de Baldwin JC, Anderson JL, Boucek MM y cois.: Bethesda conference: Cardiac transplantation.
Task Forcé 2: Donor guidelines. JA m Coll Cardiol 22'Ab, 1993.
ADVP, Adicción a drogas por vía parenteral; FE, fracción de eyección; HVI, hipertrofia del ventrículo
izquierdo; RCP, reanimación cardiopulmonar; SaO'7 saturación arterial de oxigeno; TSV, taquicardia
supraventricular; VHB, virus de la hepatitis B; VHC, virus de la hepatitis C; VIH, virus de la inmunodeficiencia
humana.
T R A T A M IE N T O PREVIO A LA E X TR A C C IÓ N
D ebido a la com p le ja fisiología e x is te n te en los pacientes que se en cue ntran
en m u e rte cerebral, el corazón del dona nte de be m onitorizarse exh au stiva
m e n te para d e te cta r las variaciones de la he m odinám ica, líquidos y e le ctró
litos, así co m o las alteraciones ve n tila to ria s y del m e ta b o lism o acidobásico,
antes de la extracción del órgano. La presión arterial m edia debe m an te ne r
se alred edo r de 80 m m H g , con una rep osición adecuada de líquidos para
m a n te n e r una diuresis aproxim ada de 100 m l/h. Para los pacientes con dia
b e tes insípida son necesarios la reposición de vo lu m e n y el uso de vasopre-
sina, m ie n tra s que los pa cie ntes con oliguria pueden precisar bolos de líqui
dos o d iu ré tico s según la indicación clínica34'35.
Los desequilibrios electrolíticos com plican con frecuencia la evolución de
los donantes previa a la extracción36. A dem ás de m onitorizar y corregir cual
quier anom alía de los e le ctró lito s, debe prestarse una especial atención a
cualquier trastorno del equilibrio acidobásico realizando ajustes del respirador
cuando sea necesario. Las horm onas com o la triyod otiro nin a libre (TJ, el cor-
tisol y la insulina pueden agotarse en los casos de m u e rte cerebral, por lo que
Trasplante de corazón y tratam iento de la cardiopatía term inal 179
TRASPLANTE DE CORAZÓN
FIGURA 7-1
D is trib u c ió n a n u a l d e l n ú m e ro d e tra s p la n te s d e co ra z ó n . (Reproducida de Ta ylo rD O
y cois.: R e gistry o f the International S o cie ty for Heart and Lu n g Transplantation:
Twenty-third official adult heart transplantation report— 2 0 0 6 . J H e a rt L u n g T ra n s -
p la n t 25:869-879, 2006.)
el reemplazo óptim o de estas horm onas mejorará norm alm ente la fisiología
del donante y los resultados después del trasplante37,38. Finalmente, la capa
cidad para el transporte de oxígeno debe aum entarse al m áxim o m antenien
do los niveles de hemoglobina del donante por encima de 10 g/dl.
para el alm acenam iento, cada una con diferentes concentraciones de iones
y com posiciones, com o la solución de la Universidad de W isconsin, o la
com posición iónica extracelular de las soluciones de Hopkins o de Stanford.
Aunque a cada solución se le atribuyen ciertas propiedades beneficiosas en
com paración a las otras, los estudios no han dem ostrado con claridad las
ventajas de una solución por encim a de las dem ás y los cirujanos suelen
em plear las soluciones según la preferencia de cada centro.
La disfunción miocárdica en el postoperatorio precoz sigue siendo una
causa significativa de la m orbilidad y m ortalidad relacionadas con el trasplan
te, lo que indica la necesidad de m ayores investigaciones en el cam po de la
conservación del hom oinjerto cardíaco. A dem ás de los aditivos que dism i
nuyen el edem a intracelular y elim inan los radicales libres de oxígeno, los
investigadores tam bién están trabajando en las estrategias para m antener la
perfusión continua del m iocardio durante el alm acenam iento teniendo en
180 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
cuenta el éxito observado con los injertos renales durante la últim a década.
Aunque esta tecnología es prom etedora, actualm ente está limitada por el
desarrollo de edema extracelular m iocárdico y por las lim itaciones técnicas
del com plejo aparato de perfusión40. Los ensayos clínicos precoces ya han
comenzado en Europa.
TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
EXTRACCIÓN DEL DO NA NTE
Antes de la extracción, los cirujanos inspeccionan el corazón del donante vi
sual y m anualm ente en busca de cualquier evidencia de enferm edad o lesión
cardíaca. Una vez que el corazón se considera válido para el trasplante, se di
secan los grandes vasos separándolos con ligaduras de sutura o lazos vascu
lares. El equipo de anestesia debe adm inistrar 30.000 unidades de heparina
intravenosa y la vena cava vena superior se liga proximal a la vena ácigos. Se
pinza la aorta y se pasan aproxim adam ente 500 mi de solución de cardioplejía.
Se corta la cava inferior transversal m ente para drenar el corazón y posterior
m ente se inicia un enfriam iento rápido del m ism o hasta que cesa la función
miocárdica. Después de que el corazón se ha parado se seccionan las venas
pulmonares, teniendo cuidado de dejar un m anguito suficiente de aurícula iz
quierda para el implante. En los casos de extracción pulmonar es necesario
dejar suficiente tejido auricular para ambos órganos. El cirujano secciona la
aorta proximal al tronco braquiocefálico y la arteria pulmonar proximal a la bi
furcación, conservando la máxima longitud posible en estos vasos porque
podrían ser necesarios para el implante en el receptor. Antes de transportar el
injerto, los cirujanos realizan una última inspección de las válvulas y del tabi
que interauricular para descartar anomalías anatómicas antes del implante.
TRASPLANTE DE CORAZÓN
redundante para prevenir el acodam iento del vaso, se anastom osa la arteria
pulm onar de form a térm ino-term inal con una sutura continua de polipropile
no de 4-0. Se inicia el recalentam iento del paciente a 37 °C m ientras se
realiza la anastom osis aórtica con una sutura continua sim ilar de 4-0. Se
efectúa una últim a inspección de las líneas de la sutura antes de colocar los
cables de estim ulación epicárdica y los drenajes m ediastinos, tras lo que se
cierra el esternón. Durante este período, los inotrópicos intravenosos y los
vasopresores ayudan a m antener una presión arterial y un gasto cardíaco
óptim os.
El trasplante cardíaco heterotópico puede ser una opción para un subgru-
po reducido de pacientes con hipertensión pulm onar grave e irreversible o
con una desproporción en el tam año que no perm itan el trasplante cardíaco
ortotó pico45. Esta técnica tam bién puede utilizarse com o un puente a la re
cuperación en ciertos pacientes pediátricos, aunque el desarrollo de dispo
sitivos de asistencia ventricular cada vez m ejores está haciendo que esta
indicación sea m ucho m enos frecue nte46. El trasplante heterotópico del co
razón im plica colocar el corazón del donante en paralelo con el corazón en
fe rm o del receptor, al nivel de la aurícula y los grandes vasos. La arteria
pulm onar y la aorta del donante se anastom osan de form a térm ino-lateral
con los respectivos vasos del receptor, lo que perm ite al corazón del donan
te aum entar la función miocárdica nativa de una manera sim ilar a com o lo
hacen los dispositivos de asistencia biventricular.
EVOLUCIÓN POSTOPERATORIA
RECHAZO HIPERAGUDO
El rechazo hiperagudo tiene lugar a los pocos m inutos de im plantar el cora
zón del donante y se debe a la presencia de anticuerpos específicos contra
el donante en el receptor47. Se piensa que la reacción está mediada por el
com plem ento, y estos corazones m uestran una hemorragia intersticial difu
sa sin infiltración linfocitaria significativa en la exploración histológica. El re
trasplante de em ergencia es el único tratam iento para esta com plicación,
pero la disponibilidad de órganos y la lim itación del tiem p o hacen que esta
opción sea casi im posible de proporcionar. Incluso si estuviese disponible
otro órgano, los resultados en estos pacientes continúan siendo malos. El
im plante de un corazón artificial experim ental es otra alternativa. Para preve
nir esta com plicación, a los pacientes con un panel de anticuerpos reactivos
182 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
lación con marcapasos, pero puede ser necesaria la estim ulación perm anen
te si la frecuencia cardíaca continúa baja55. Aunque las arritm ias ventriculares
son com unes, pocas veces anuncian un proceso aciago y norm alm ente son
asintom áticas56. Sin embargo, las arritm ias recientes pueden indicar un re
chazo agudo, por lo que en este caso es necesaria una investigación extensa
en el contexto clínico adecuado.
S E G U IM IE N TO A LARGO PLAZO
Después de la estancia en la UCI, los objetivos del tratam iento son un alta
hospitalaria tem prana (1-2 sem anas después de la cirugía) y la educación del
paciente. Se instruye a los pacientes acerca de la m edicación, las m etas de
la rehabilitación, las estrategias del ejercicio, la dieta y las señales clínicas
de infección o rechazo. Los pacientes son vigilados rutinariam ente por la E V
posibilidad de rechazo, m ientras que los m édicos m onitorizarán cuidadosa-
m e n te las m edicaciones inm unosupresoras para e n con tra r el equilib rio
TRASPLANTE DE CORAZÓN
entre un régim en m édico com plicado y una calidad de vida óptim a. Un se
guim iento am bulatorio estrecho perm ite a pacientes y m édicos el reconoci
m iento precoz de los problem as y facilita un tratam iento adecuado. La m eta
de esta fase terapéutica es p e rm itir que el paciente se convierta en un
m iem bro activo, saludable y productivo de la sociedad a la vez que se m ini
mizan las incom odidades de su régim en de tratam iento.
no selectiva la síntesis de citocinas, por lo que dism inuyen los niveles circulan
tes de factores com o las interleucinas (IL-1 , IL-2, IL-3, IL-6 ), el factor de necro
sis tum oral alfa (TNFa), el interferón gamm a (IFN-7) y el factor estim ulante de
colonias de granulocitos y m onocitos (GM-CSF)57. Aunque los esteroides tie
nen unas propiedades inmunosupresoras potentes, la falta de selectividad de
esta estrategia conlleva num erosos efectos secundarios no deseados, com o
el aum ento de peso, intolerancia a la glucosa, dispepsias, hipercolesterolemia,
hiperlipemia y otros m uchos. La aparición de agentes nuevos y más selectivos
está haciendo posible la reducción o la eliminación de los esteroides de los
regímenes inm unosupresores para dism inuir estos efectos secundarios.
La ciclosporina A, que fue introducida en la década de 1980, ha perm itido
a los m édicos hacer grandes progresos en el tratam iento del rechazo agudo
y crónico en los receptores de trasplante. Este fárm aco dism inuye la res
puesta de los linfocitos T citotóxicos al hom oinjerto al inhibir la transcripción
184 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
de IL-2 por los linfocitos T cooperadores58. Estas acciones son más específi
cas que las de los corticoides y perm iten que los otros m ecanism os de la
respuesta inm unitaria funcionen adecuadamente, m inim izando los efectos
secundarios m ientras se aumenta al m áxim o el tratam iento selectivo en el
huésped. Aunque los pacientes todavía precisan la terapia de inducción con
corticoides, el desarrollo de la ciclosporina A ha perm itido retirar estas m edi
caciones lentam ente después de varias semanas o m eses del trasplante,
dando lugar a los regím enes de m antenim iento exentos de esteroides en
m uchos de ellos59. Los principales efectos secundarios de la ciclosporina A
son la nefrotoxicidad y la hipertensión. La m onitorización constante de la
concentración sérica del fárm aco es necesaria para m antener una inmunosu-
presión adecuada sin com prom eter la respuesta inm unitaria del huésped60.
Para com b atir la nefrotoxicidad de la ciclosporina A los investigadores
desarrollaron el FK-506 (tacrolimus), que tam bién inhibe la transcripción de
IL-261. Este fárm aco tiene una eficacia sim ilar a la ciclosporina A, pero con
serva los efectos secundarios de intolerancia a la glucosa y nefrotoxicidad
en algunas personas, por lo que los centros de trasplante ajustan el uso de
los inhibidores de IL-2 en función de la tolerancia del paciente62. Adem ás
de la ciclosporina A y el FK-506, los bloqueantes de los receptores de IL-2
com o la rapamicina (sirolimus) se han m ostrado prom etedores en el trata
m iento del rechazo refractario63.
La azatioprina y el m icofenolato m o fe tilo (M M F) inhiben la síntesis de las
purinas, lo que evita la proliferación de linfocitos T64. Aunque la eficacia de
los dos fárm acos es similar, el M M F tien e m enos efectos secundarios, cau
sa m enor supresión m edular y mejora la supervivencia cuando se compara
con la azatioprina.
Los anticuerpos m onoclonales y policlonales com o el suero an titim ocito
(acrónim o inglés, ATS) y la globulina antilinfocito (ALG) se unen a los linfoci
tos T circulantes y provocan la opsonización y la destrucción de estas célu
las. Este tratam iento puede usarse tan to para la terapia de inducción com o
para la de rescate en el rechazo refractario. Esto suele producir una reduc
ción de los linfocitos T a m enos del 10% de los niveles norm ales65. M edian
te la utilización del tra ta m ie n to con an ticue rpos para la inducción puede
dism inu irse la cantidad de cortico id es y ciclosporina A necesarios en el
postoperatorio inm ediato, m anteniendo al m ínim o la toxicidad de estos dos
agentes66.
El OKT3 es un anticuerpo m onoclonal m urino dirigido específicam ente
contra los receptores CD3 en el linfocito T citotóxico que puede prevenir al
gunos de los efectos secundarios inespecíficos observados en el tratam iento
con ATS/ALG67. Al igual que el ATS/ALG, el OKT3 puede usarse tanto para la
terapia de inducción com o para el tratam iento del rechazo refractario67'68. Los
efectos secundarios son sim ilares a otros tratam ie ntos con anticuerpos y
pueden con sistir en fiebre, malestar, náuseas, vóm ito s, disnea, así com o
mayor riesgo de infección viral y de tum ore s m alignos. Este fárm aco no se
usa con tanta frecuencia com o en el pasado, debido al desarrollo de anti
cuerpos m onoclonales más específicos.
RECHAZO AGUDO
D IAG NÓ STIC O
El 80% de los episodios de rechazo se dan durante los prim eros 3 m eses
después del trasplante y la mayoría se tratan adecuadam ente con dosis
Trasplante de corazón y tratam iento de la cardiopatía term inal 185
TRASPLANTE DE CORAZÓN
zo del injerto cardíaco com o son los cambios de voltaje en el ECG, la m onito-
rización computarizada del injerto cardíaco, el ecocardiograma, la resonancia
magnética (RM) y la inmunovigilancia. Sin embargo, debido a la baja sensibili
dad de estos m étodos diagnósticos, la biopsia del endom iocardio sigue sien
do el patrón oro para el diagnóstico de rechazo del hom oinjerto72*77.
TRATAM IENTO
La mayoría de los episodios de rechazo precoz (dentro de los prim eros
3 m eses desde la cirugía) requieren tratam iento con esteroides intraveno
sos a altas dosis. Los episodios de rechazo que ocurren después de 3 m e
ses se tratan inicialm ente con dosis altas de esteroides orales seguidos de
una repetición de la biopsia para docum entar la recuperación; no obstante,
el tratam iento del rechazo de bajo grado (grados I y II) continúa siendo con
trovertido y puede no ser necesario en determ inados pacientes78'79. Si uno o
dos ciclos de dosis de esteroides orales no perm iten la resolución adecuada
del episodio de rechazo, o si se desarrolla inestabilidad hem odinám ica com o
resultado del m ism o, es necesario un tratam iento de rescate con agentes
com o el ATS o el ALG.
TABLA 7-4
G R AD O S DE RECHAZO
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
G ra d o D e fin ic ió n
0 N o h a y re c h a z o
1A In filtr a d o fo c a l (p e riv a s c u la r o in te rs tic ia l) s in n e c ro s is
1B In filtra d o d ifu s o p e ro d is e m in a d o sin n e c ro s is
2 F o c o ú n ic o d e in filtra c ió n a g re s iv a y /o d a ñ o d e m io c ito s
3A In filtra c ió n a g re s iv a y /o le s ió n d e m io c ito s m u ltifo c a le s
3B P ro c e s o in fla m a to rio d ifu s o c o n n e c ro s is
4 D ifu s o , a g re s iv o , p o lim o r fo ± in filtra c ió n ± e d e m a ± h e m o rra g ia
± v a s c u litis , c o n n e c ro s is
Adaptada de Billingham ME, Cary NB, Hammond ME y cois.: A working formulation for the standardization
of nomenclature in the diagnosis of heart and lung rejection: Heart rejection study group. J Heart Lung
Transplant 9(6):587,1990.
Nota: recientemente algunos autores y médicos integran los grados 1A y 1B en uno solo y eliminan el
grado 2 como categoría.___________________________________________________________________
186 Parte 2 Aspectos quirúrgicos
COMPLICACIONES INFECCIOSAS
INFECCIONES BACTERIANAS
El riesgo de infecciones po tencialm ente m ortales después del trasplan
te cardíaco es m ayor en los prim eros 3 m eses después de la cirugía, que
es cuando el paciente está más com p rom e tido a nivel inm unológico. La
infección sigue siendo la principal causa de m orbilidad y m ortalidad en
los pacientes con trasplante cardíaco83. Las bacterias nosocom iales (Es-
cheríchia cotí, Pseudom onas sp. y Staphylococcus sp.) causan la m ayo
ría de las infecciones durante el prim er m es posterior al trasplan te84. La
incidencia m áxima de infecciones oportun istas tien e lugar dentro de los
prim eros 6 m eses; después de ese período, los organism os extrahos-
pitalarios y las infecciones op ortun istas se dan con una frecuencia si
m ilar86.
El lavado m eticuloso de las m anos y el aislam iento de los pacientes
en habitaciones individuales siguen siendo las estrategias más eficaces
para m inim izar los problem as nosocom iales en el postoperatorio in m e
diato86-87. A pa rte de lo anterior, los pacientes reciben la profilaxis perio-
peratoria habitual durante las prim eras 24 horas para reducir la incidencia
de infecciones causadas por los m icroorganism os com unes de la flora
cutánea y nosocom iales. Adem ás, se adm inistra una profilaxis antibióti-
ca antes de cualquier procedim iento que pueda ocasionar una alta carga
bacteriém ica para prevenir la endocarditis. Los pacientes reciben el tra
ta m ie n to está nda r con trim e to p rim a -su lfa m e to xa zo l para la pro fila xis
contra P neum ocystis ca rin ii y aquéllos cuya prueba de la tuberculina
(PPD) sea positiva recibirán la p ro fila xis habitual fre n te a la tu b e rc u
lo sis87-90.
INFECCIONES VIRALES
La infección con patógenos virales puede deberse a la reactivación de un
virus latente del receptor o a una infección primaria com o resultado de la
transm isión del donante al receptor. El CM V es el agente viral que con
más frecuencia infecta a los trasplantados, pero puede tratarse eficaz
m ente con ganciclovir intravenoso, el cual se cambia a la adm inistración
oral antes del alta hospitalaria. Si el C M V no ha sido tratado adecuada
mente, se puede producir una sobreinfección con patógenos bacterianos
o fú n g ico s debido a su e fe cto inm unosupresor. Los tra ta m ie n to s es
tándar para el herpes sim ple (HSV) y la varicela zóster (VVZ), aunque no
son curativos, dism inuyen la duración y la intensidad de las infecciones
Trasplante de corazón y tratamiento de la cardiopatía terminal 187
OTRAS INFECCIONES
La infección por Toxoplasma gondii, ya sea adquirida o por la transm isión
del donante al receptor, puede ser potencialm ente m ortal, pero suele res
ponder bien al tratam iento antiprotozoario normal92. Pneum ocystis carinii
es la causa más com ún de neumonía tardía y norm alm ente responde bien
al tratam iento con trim etoprim a-sulfam etoxazol88-89.
La infección fúngica más habitual después del trasplante es la candi-
diasis m ucocutánea, que puede tratarse fácilm ente con agentes tópicos.
El fluconazol se puede usar en los pacientes con candidiasis esofágica y
en los que presenten sepsis fúngica. En las infecciones por hongos más
agresivas puede ser necesario añadir al tratam iento m édico anfotericina B
TRASPLANTE DE CORAZÓN
o uno de sus derivados. AspergMus puede causar neumonías potencial
m ente m ortales en un pequeño subgrupo de la población trasplantada y
precisa tratam ie ntos prolongados con anfotericina B o itraconazol. Las
infecciones fúngicas que se disem inan por el sistem a nervioso central
norm alm ente son m ortales93.
COMPLICACIONES CRONICAS
Después del prim er año desde el trasplante, la enferm edad coronaria es
la principal causa del fallo del injerto94. La causa exacta de la enferm edad
coronaria continúa siendo investigada, pero se cree que los factores de
riesgo que aum entan su incidencia son el rechazo humoral, la hiperten
sión, la hipercolesterolem ia, una edad m ás elevada del donante y la infec
ción por C M V 95-98. En el estudio histológico se observa una hipertrofia
concéntrica de la íntima y el estrecham iento difuso de los vasos a lo largo
del m iocardio que produce la reducción del aporte de oxígeno al m iocar
dio y la disfunción cardíaca99-100.
Debido a que el corazón trasplantado está denervado, la isquemia no
produce angina y el diagnóstico suele requerir estudios invasivos com o la
coronariografía anual o ecografía intravascular. Es bastante difícil detener
la progresión de esta com plicación. La revascularización por m edios qui
rúrgicos o in te rven cion istas tiene una aplicación lim itada debido a las
características de la enferm edad y a la afectación de vasos de pequeño
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
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Dispositivos mecánicos
Pramod Bonde y John V. Conte
INTRODUCCIÓN
En Estados Unidos se producen aproxim adam ente 500.000 nuevos casos
anuales de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC). La supervivencia a 5 años
es inferior al 50% tras el diagnóstico de insuficiencia cardíaca crónica o agu
da1. El tratam iento m édico es la opción terapéutica de prim era elección para
los pacientes con ICC, pero el trasplante cardíaco continúa siendo el trata
m iento definitivo para estos pacientes. Sin em bargo, sólo el 10-15% de es
tos pacientes son trasplantados en la actualidad2. Los dispositivos m ecáni
cos de asistencia circulatoria (DMAC) cada vez se aceptan más com o una
modalidad terapéutica para la insuficiencia cardíaca3. Los DM AC se utiliza
ron inicialm ente para el shock cardiogénico y después com o un puente al
trasplante. Su uso se ha extendido hasta llegar a ser una alternativa al tras
plante, que en la actualidad se conoce com o «tratam iento perm anente». El
funcionam iento y la fiabilidad de los dispositivos m ecánicos de apoyo circu
latorio han continuado mejorando y m uchos centros aplican programas de
DM AC. Este capítulo se centra en el abordaje clínico de los dispositivos que
se utilizan norm alm ente y en él se describen los problem as relacionados
con su utilización.
PERSPECTIVA HISTÓRICA
La m áquina corazón-pulm ón de Gibbon inauguró la era del apoyo a la fu n
ción cardíaca para p e rm itir a los cirujanos operar el corazón4. La circulación
extracorpórea tu v o una amplia aceptación y pe rm itió que pudieran reparar
se com p le jos d e fe cto s cardíacos en las décadas siguientes. Sin em bargo,
el fracaso para el d e ste te de la circulación extracorpórea continuaba sien
do un serio problem a. Los esfuerzos iniciales enfocados a p e rm itir al cora
zón que se recuperase después de la insuficiencia poscardiotom ía fracasa
ron. El p rim e r s o p o rte p o sca rd io to m ía con circu la ció n extra co rp ó re a
fe m o ro -fe m o ra l del que se in fo rm ó lo utilizaron S pencer y cois, en tre s
195
196 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
pacientes en 1959 y hubo un sup ervivien te5. DeBakey y cois, fue ro n los
prim eros en utilizar un dispositivo m ecánico extracorpóreo de asistencia
en 19646. El m étod o de asistencia m ás sim ple y más com ú nm e nte utiliza
do es el balón de contrapulsación intraaórtico, introducido por K antrow itz
en 19687. El prim er corazón co m p le ta m e n te artificial fue im plantado por
DeVries en 19848.
Balón
hinchado
MECANICOS
DISPOSITIVOS
FIGURA 8-1
Situación adecuada del balón de contrapulsación intraaórtico (BCIA).
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
TABLA 8-1
MODALIDADES DE SINCRONIZACIÓN DEL BCIA________________________
ECG
• Modo más usado
• FC >150 Ipm disminuye la eficiencia del BCIA
• Puede utilizarse durante paradas cardíacas
• Puede utilizarse en fibrilación auricular
Presión
• Usado en casos de sincronización irregular con el ECG
• Usado durante el empleo del bisturí eléctrico
• Precisa presión arterial sistólica >50 mmHg
• No se recomienda para ritmos irregulares
Marcapasos
• Para marcapasos auriculoventricular o ventricular
• Requiere estimulación con marcapasos del 100%
Interna
• Utilizada cuando el paciente no puede generar gasto cardíaco
• Frecuencia fija
• Puede usarse cuando la presión arterial sistólica es <50 mmHg
• El incremento debería ser < 1¿
BCIA, Balón de contrapulsación intraaórtico; ECG, electrocardiograma; FC, frecuencia cardíaca.
Aumento diastólico
140- t perfusión coronaria
Sístole Jx Sístole
120 - / no asistida \ . í \ asistida
X
U)
100-
/
/
\ / y \ ¡\
\
\ J
/
Hinchado
\
A
I
I
\
\w ^
c
£ y p del balón \ 1
8 0 - —^ 1 \ I
Presión aórtica
al final de la diástole
60- sin asistencia Presión aórtica al final
de diástole asistida
[ demanda M V 0 2
FIGURA 8-2
Mecanismo del incremento por el balón de contrapulsación intraaórtico (BCIA).
Dispositivos m ecánicos
Deshinchado precoz
Incremento
Deshinchado prematuro del B CIA diastólico
durante la diástole Sístole
asistida
Características de la onda:
• El deshinchado del B CIA se observa
como una caíd a súbita después
del aumento diastólico
• Incremento diastólico subóptimo
• La presión telediastólica aórtica
con asistencia puede ser igual Presión
Presión
o mayor que cuando no se aórtica
aórtica
tiene BCIA telediastólica
telediastólica
• La presión sistólica asistida puede no asistida
DISPOSITIVOS MECANICOS
asistida
subir
Efectos fisiológicos:
• Perfusión coronaria subóptima
• Posible flujo sanguíneo retrógrado
coronario y carotídeo
• Puede aparecer angina como resultado
del flujo coronario retrógrado
• Disminución subóptima de la poscarga
• Incremento de la dem anda de M V 0 0
Hinchado precoz
Hinchado del B CIA antes del
Incremento
cierre de la válvula aórtica
Sístole diastólico
Características de la onda:
• Inflado del B CIA antes
de la muesca dicrótica
• El aumento diastólico se solapa
con la onda de sístole (puede
ser difícil distinguirlo)
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Efectos fisiológicos:
• Posible cierre prematuro
de la válvula aórtica
telediastólica
• Posible incremento de VTDVI
asistida
y PTDVI o PCP
• Aumenta la tensión de pared
del ventrículo izquierdo o la poscarga
• Insuficiencia aórtica
• Aumento de la dem anda de M V 0 2
B
FIGURA 8-3
Errores de sincronización encontrados durante el uso del balón de contrapulsación
intraaórtico (BCIA). A, Deshinchado precoz; B, hinchado precoz.
Continúa
200 Parte 2 Aspectos quirúrgicos
Deshinchado tardío
Incremento
diastólico
Deshinchado diastólico tardío del BCIA
cuando la válvula aórtica está Sístole Pendiente
comenzando a abrirse no asistida de subida
prolongada de
Características de la onda: la sístole asistida
• La presión telediastólica aórtica
asistida puede ser igual a cuando
no se tiene el BCIA
• La pendiente de subida de la sístole
Presión
asistida es prolongada
telediastólica
• El incremento diastólico puede
aórtica con asistencia
parecer ensanchado
Efectos fisiológicos:
• La reducción de la poscarga
prácticamente está ausente
• Se aumenta el consumo de M V 0 2 debido
a la eyección del ventrículo izquierdo contra
una gran resistencia y una fase de contracción
isovolumétrica prolongada
• El BCIA puede impedir la eyección del ventrículo
izquierdo y aumentar la poscarga
Hinchado tardío
Sístole Sístole
Hinchado del BCIA bastante
después del cierre de la válvulc
Características de la onda:
• Inflado del BCIA después
de la muesca dicrótica
• Ausencia de una V nítida
• Aumento diastólico subóptimo
Efectos fisiológicos:
• Perfusión coronaria subóptima
C O M P L IC A C IO N E S DEL BCIA
1. Lesión de los vasos sanguíneos.
2. Colocación incorrecta, que puede provocar isquem ia intestinal o insufi
ciencia aórtica.
3. La isquem ia de una extrem idad secundaria a la ob strucción física del
vaso, a la trom bo sis o a la em bolización distal es una de las com plicacio
nes más com unes y tem idas. La necesidad de em bolectom ía o am puta
ción puede estar entre el 5 y el 20% .
4. Disección aórtica, que puede causar isquem ia intestinal o de e xtre m i
dades.
5. Rotura del balón debida al fallo del dispositivo, la trom bo sis o al atrapa
m iento del balón.
6 . Trom bocitopenia debida a destrucción plaquetaria.
D E S TE TE
DISPOSITIVOS MECANICOS
El so p o rte se retira en varios pasos, con una valoración he m odinám ica
constante. La retirada precoz estaría indicada si se presentase cualquiera
de las com plicaciones anteriores. N orm alm ente, un índice cardíaco supe
rior a 2 l/m in /m 2, una presión sistólica mayor de 90 m m Hg, una frecuencia
cardíaca regular y m enor de 90 Ipm y una diuresis adecuada confirm an la
estabilidad hem odinám ica. La retirada de los inotrópicos se inicia posterior
m ente hasta lograr un estado de dem anda de estos fárm acos baja o m ode
rada antes del destete del BCIA.
P U E N T E H A S T A LA R E C U P E R A C IÓ N
El uso a corto plazo de los dispositivos de asistencia tiene el objetivo de
proporcionar soporte circulatorio durante días o semanas cuando hay una
esperanza razonable de recuperación cardíaca. Las indicaciones para el uso
de DAV com o puente a la recuperación son el soporte poscardiotom ía, el
soporte durante la recuperación de la m iocarditis viral aguda y el soporte
para la inestabilidad hem odinám ica después del infarto de miocardio.
P U E N T E H A S T A O T R A M E D ID A T R A N S IT O R IA
Dentro de los candidatos para DAV se incluyen los pacientes cuyo estado
neurológico se desconoce en el m om e nto del im plante o aquéllos cuya can
didatura para el trasplante cardíaco o una asistencia a largo plazo es incierta.
También puede incluirse a los pacientes que no recuperan su función cardía
ca con el apoyo a corto plazo y pueden necesitar una asistencia de mayor
duración para la recuperación o com o un puente al trasplante.
P U E N T E H A S T A EL T R A S P L A N T E
Son candidatos para un DAV los pacientes que ya estén en lista para un
trasplante y que se descom pensan m ientras esperan, al igual que los candi
datos en fase de evaluación que experim entan un deterioro antes de com
202 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
T R A T A M IE N T O P E R M A N E N T E
Comprende el uso de dispositivos artificiales de apoyo com o una alternativa al
trasplante y para los pacientes que no son buenos candidatos para trasplantar.
El estudio REMATCH (acrónimo inglés de evaluación aleatorizada de la asis
tencia mecánica en el tratam iento de la insuficiencia cardíaca congestiva)
comparó la supervivencia de los pacientes con un tratam iento m édico óptim o
y los que tenían asistencia circulatoria mecánica9. Los resultados mostraron
una supervivencia mayor en los pacientes con un DAV de ventrículo izquierdo
(DAVI) en comparación con los tratados m édicam ente, validando el uso de
esta tecnología para la asistencia a largo plazo en los pacientes que no son
candidatos para el trasplante9. La finalidad de este tratam iento es asistir a es
tos pacientes a largo plazo hasta su posible recuperación o su fallecim iento.
TABLA 8-2
FACTORES DE RIESGO PREOPERATORIOS PARA EL TRATAMIENTO CON DAVI
Deng y cois. (464 pacientes)
• Edad >65 años
• Insuficiencia respiratoria
• Septicemia
• Insuficiencia cardíaca derecha preexistente
Frazier y cois. (280 pacientes)
• Aumento de la edad
• Cirugía cardíaca previa
• Insuficiencia renal
• Insuficiencia hepática
Oz y cois. (66 pacientes)
• Diuresis <30 ml/h
• Presión venosa central >16 mmHg
• Ventilación mecánica
• Tiempo de protrombina >16 segundos
• Reintervención
• Leucocitos >15.000/mm3
McCarthy y cois. (100 pacientes)
• Necesidad de ECMO preoperatoria
• Insuficiencia renal
Pennington y cois. (44 pacientes)
• Experiencia del equipo
• Recuento leucocitario basal
DAVI, Dispositivo de asistencia ventricular izquierda; ECMO, oxigenación con membrana extracorpórea.
Dispositivos mecánicos 203
DISPOSITIVOS MECANICOS
suficiencia cardíaca grave10.
También es fundam ental evaluar el riesgo de la terapia con un DAVI para
los pacientes10. En el estudio REMATCH, los enferm os en quienes se usó el
DAVI tenían más del doble de posibilidades de presentar una com plicación '
grave, con una tasa de 2,35 y un intervalo de confianza (IC) del 95% . El 42%
de los pacientes tuvieron episodios de hem orragia a los 6 m eses, el 28% de
los dispositivos se infectaron a los 3 m eses y en el 35% hubo problem as
de funcionam iento a los 24 meses, teniendo que ser reoperados 10 pacien
tes por un fallo del sistem a. O bviam ente, esto debe sopesarse con el abru
m ador beneficio sobre la supervivencia de los pacientes en quienes se e m
plea un DMAC.
S E L E C C IÓ N DEL D IS P O S IT IV O
Parece obvio que el tipo de dispositivo em pleado depende de la indicación.
Para la asistencia a corto plazo com o puente a la recuperación (p. ej., el fallo
poscardiotom ía) son adecuados una bom ba centrífuga o un sistem a para-
corpóreo pulsátil (fig. 8-4). Son relativam ente fáciles de im plantar y de man
tener. A los pacientes con in suficiencia cardíaca crónica establecida que
necesitan soporte com o puente al trasplante o tratam ie nto perm anente se
les deben im plantar dispositivos intracorpóreos pulsátiles o bom bas de flu-
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
FIGURA 8-4
Bomba centrífuga BioMedicus.
jo axial rotatorias, que perm iten la m ovilidad y, posiblem ente, el alta hospi
talaria. Algunos de estos aparatos tienen restricciones por el tam año, por lo
que los pacientes tienen que ser lo su ficie n te m e n te corpulentos para aco
m odar la bom ba en su cuerpo. Esto es fundam ental en las m ujeres, los ni
ños y los varones pequeños con una superficie corporal <1,5 m 2. La nece
sidad de anticoagulación es otro problem a que puede ser sig nificativo en
estas poblaciones de pacientes. La durabilidad a largo plazo y la robustez
m ecánica son fa cto re s destacados cuando el o b je tivo es el tra ta m ie n to
pe rm anente11.
D IS P O S IT IV O S DE U S O C L ÍN IC O
Los dispositivos pueden dividirse, en función de su m ecanism o de acción,
en pulsátiles y no pulsátiles. Las asistencias pulsátiles norm alm ente se acti
van eléctrica o neum áticam ente, m ientras que las no pulsátiles son las bom
bas centrífugas y las bombas de flujo axial.
B o m b a s c e n trífu g a s
Se trata de unos dispositivos relativam ente baratos que están disponibles
en la mayoría de los centros. Estas bom bas no tienen válvulas ni muchas
partes m óviles o que ocluyan, y bom bean la sangre por m edio de hojas ro
tantes o rotores 12'13 y pueden proporcionar flujos altos con un escaso incre-
Dispositivos mecánicos 205
D is p o s itiv o s p a ra c o rp ó re o s
Los dispositivos paracorpóreos se localizan fuera del cuerpo y dan soporte a 8
cada ventrículo por separado. El sistem a A biom ed BVS 5000 es una bomba
DISPOSITIVOS MECANICOS
neum ática 19 que bombea asincrónicam ente con el corazón nativo. En esta
bomba, la sangre se encuentra en una burbuja de poliuretano localizada den
tro de una cámara plástica exterior rígida. Durante la sístole entra aire com
prim ido en la cámara ventricular rígida y com prim e la burbuja de poliuretano. '
O tro sistem a paracorpóreo es el DAV Thoratec 20 (fig. 8-5), que tam bién tiene
un fun cion am ie nto neum ático. El dispo sitivo A biom e d BVS 5000 es una
bomba que se utiliza poco tiem p o (de días a semanas), m ientras que la bom
ba Thoratec puede usarse durante m eses, e incluso puede servir para rem i
tir al paciente a casa. Una nueva bom ba, la A biom ed AB 5000, puede usarse
tam bién durante meses, pero todavía es necesario que el paciente perma
nezca hospitalizado.
D is p o s itiv o s in tra c o rp ó re o s
En estos dispositivos, el m ecanism o de la bom ba está im plantado en el
cuerpo, con una unidad m otriz que sale del cuerpo del paciente y se conec
ta a una consola externa. El H eartM ate original era un dispositivo implanta-
ble, pulsátil y se accionaba ne um á ticam en te (fig. 8- 6). La unidad estaba
com puesta de titanio sinterizado y contenía un diafragm a flexible de poliu
retano poroso que funcionaba m ediante un m ecanism o que desplazaba un
único platillo. Este dispositivo ha sido reem plazado en gran medida por el
H eartM ate VE, introducido en 1991, que funciona con corriente eléctrica o
con pilas21. Esta bom ba está com puesta de titan io poroso, con una superfi
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
B o m b a s ro ta to ria s a x ia le s
Son las bom bas de segunda generación. Existen varias bom bas, todas
ellas con un peso <1 kg. Tienen sólo una pequeña parte m óvil, por lo que
206 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
FIGURA 8-5
Dispositivo de asistencia ventricular (DAV) paracorpóreo Thoratec.
son más pequeñas y requieren m enos energía24. De los tres sistem as que
se usan clínicam ente, el prim ero es el DAV DeBakey (M icro M ed Technolo
gy Inc., Houston), que es un dispositivo bastante pequeño (30 m m de diá
m etro, 76 m m de largo y un peso de 95 g) y está hecho de tita n io (figs. 8-8
y 8-9)25. El segundo, el Jarvik 2000 F low m aker (Jarvik Heart Inc., Nueva
York), es una bom ba de tita n io de 25 m m de diám etro, 51 m m de largo y
90 g de peso26. El tercero, el H eartM ate II (Thoratec Corporation, Pleasan-
ton, California), tiene un diám etro de 40 m m , una longitud de 70 m m y un
peso de 176 g (fig. 8-10)27. Todos esto s dispo sitivos tien en un im p ulso r y
un in d u cto r ju n to con rod am ie ntos lubricados por sangre, y to d o s ellos
trabajan de manera similar, salvo algunas pequeñas diferencias. Estos sis
tem as, a pesar de las carencias que se han percibido, ofrecen un tam año
reducido y el potencial para ser utilizados en el tra ta m ie n to perm anente de
la insuficiencia cardíaca.
Dispositivos mecánicos
DISPOSITIVOS MECANICOS
FIGURA 8-6
Dispositivo de asistencia ventricular (DAV) HeartMate.
C O R A Z Ó N A R T IF IC IA L T O T A L
La era del reemplazo con el corazón artificial total (CAT) dio com ienzo cuan
do A kustu y K olff lograron m antener con éxito la circulación de un perro
durante 90 m in utos28. Esto se siguió de los im plantes del corazón Liotta por
Cooley en 1969 y del corazón A kustu III en 1981, pero los dos tuvieron re
sultados desfavorables29. Fue en 1982 cuando el CAT Jarvik-7 se im plantó
en Barney Clark por DeVries y cois.7.
C A T A b io C o r (A b io m e d Inc., D e n v e r, M a s s a c h u s e tts )
Este sistem a se com p on e de una bom ba cen trífug a de alta eficacia en
m iniatura situada en tre los dos ventrículos a rtificiale s y se im planta des
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
pués de quitar el corazón nativo. Se utiliza una válvula que con m uta entre
dos posiciones para alternar la dirección del flu jo hidráulico en tre las cá
m aras de bom beo, lo que produce una contracción alterna de las m ism as
(fig. 8-11). A dem ás, hay una cámara de balance que equilibra el volum e n
en tre las cavidades del lado derecho e izquierdo30. Este d isp o sitivo está
en una fase clínica de e stu d io inicial y, en el m o m e n to del envío a la im
prenta de esta publicación, había sido im plantado en 15 p a cie n te s 31 y la
Food and Drug A d m in is tra tio n estaba consid erán do lo para el uso co m
pasivo.
FIGURA 8-7
Dispositivo de asistencia ventricular (DAV) Novacor.
Continúa
un diafragma que es com prim ido por aire. Una consola externa inyecta el
aire y alberga el panel de con tro l32.
F A C TO R E S DE R IE S G O P R E O P E R A TO R IO PAR A EL T R A T A M IE N T O
CON DAV
Diversos estudios retrospectivos y prospectivos han identificado los posi
bles factore s de riesgo de un resultado adverso. Los que m uestran una
m ayor correlación con el resultado adverso son la edad superior a 65 años,
la reanimación cardiopulm onar prequirúrgica (RCP), la ventilación mecánica
o una F I0 2 m ayor del 70% , el uso preoperatorio de ECMO, la presión veno
sa central (PVC) m ayor de 16 m m H g, el tiem p o de coagulación prolongado,
la septicem ia, la insuficiencia cardíaca derecha y el nitrógeno ureico en san
gre (BUN) m ayor de 60 o una creatinina m ayor de 2,2 m g/dl33-36. La supervi
vencia se correlaciona bien con la puntuación en la escala APACHE II (Acute
Physiology, Age, and Chronic Health Evaluation)37.
Dispositivos mecánicos 209
DISPOSITIVOS MECANICOS
FIGURA 8-7 (cont.)
C O N S ID E R A C IO N E S C A R D ÍA C A S D U R A N T E EL IM P L A N T E
DEL D IS P O S IT IV O
E n fe rm e d a d v a lv u la r c ard íaca
Si no se corrigen las valvulopatías com o la estenosis m itral, se producen
problem as del llenado del DAVI y, por tanto, un flujo bajo. La insuficiencia
aórtica grave necesita ser corregida antes del tratam iento con DM AC. La
insuficiencia aórtica de leve a moderada puede em peorar una vez que se
inicia la asistencia ventricular izquierda, debido a los gradientes de presión a
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F un ció n v e n tric u la r d e re c h a
La in su ficie n cia v e n tric u la r derecha d e sp u é s del im p la n te de un DAVI
puede generar problem as e sp e cífico s con una m o rb im o rta lid a d elevada
210 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
M ECANICOS
FIG UR A 8-10
Dispositivo de asistencia ventricular HeartMate (Con autorización de Thoratec, Inc.
DISPOSITIVOS
Pleasanton, California.)
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
FIGURA 8-12
Corazón artificial total SynCardia CardioWest. (Con autorización de SynCardia Sys
tems Inc., Tucson, Arizona.)
que pueden hacer necesario cam biar el d isp o sitivo . La in suficie ncia tr i
cúspide sig nifica tiva necesita ser corregida antes del im p lan te del D M A C .
Los fa cto re s de riesgo id e n tifica d o s para la in suficie ncia ve n tricu la r de re
cha de spu és de la inserción de un DAVI son la bilirrubina o la creatinina
elevadas y la n e ce sid a d de ve n tila c ió n m ecá nica previa a su im p la n
ta c ió n 38.
Cortocircuitos intracardíacos
Debido al cortocircuito derecha-izquierda que puede aparecer después de
descargar el ventrículo izquierdo, es esencial cerrar cualquier agujero oval
perm eable o com unicación interauricular.
Función renal
M uchos estudios han identificado la disfunción renal com o un factor predic- 8
tivo relevante de malos resultados con un D M A C 33'34'36. Es fundam ental una
MECANICOS
com pleta evaluación de la función renal para determ inar la reversibilidad de
la m ism a, por lo que debe valorarse la función renal basal antes de la apari
ción de insuficiencia cardíaca o de shock cardiogénico y de la insuficiencia
renal resultante. En la actualidad, m uchos centros utilizan un tratam ie nto '
intensivo m ediante hem odiálisis y hem ofiltración que, en cierta medida, han
perm itido el im plante de un DM AC a m uchos pacientes que de otra manera
hubieran sido desestim ados. Una creatinina elevada es un factor de riesgo
DISPOSITIVOS
negativo para la inserción de un DAVI. Unos niveles del BUN m ayores de
40 m g/dl tam bién son un factor de riesgo para la supervivencia de los pa
cientes com o puente al trasplante. La disfunción ventricular derecha grave
y la sobrecarga de volum en con una presión auricular m ayor de 20 m m H g
pueden causar alteraciones de la filtración glom erular de las nefronas co rti
cales a las medulares, con una dism inución de la diuresis y una resistencia
al tratam iento diurético.
Función hepática
La insuficiencia hepática o la disfunción avanzada pueden ser perjudiciales
para el resultado del tratam iento con un DMAC. La prolongación del INR (ín
dice normalizado internacional) es uno de los factores de riesgo principales
para la asistencia mecánica y se relaciona con una hemorragia perioperatoria
significativa y m ayores necesidades transfusionales. También se asocia con
insuficiencia ventricular derecha, la insuficiencia multiorgánica y el em peora
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
se basa en la com prensión del funcionam iento del dispositivo, de las conso
las, de las diferentes alarmas y en el m antenim iento del dispositivo. En con
secuencia, un d é ficit neurológico irreversible o el deterioro cog nitivo que
im pidan al paciente entender estos aspectos supondrán una contraindica
ción para el tratam iento con DMAC. Sin em bargo, un d é ficit m o to r lim itado
no constituye por sí m ism o una contraindicación del tratam iento con DM AC
y, en casos com o éste, la decisión debe tom arse de acuerdo con el neurólo
go y el personal de apoyo.
TRATAMIENTO QUIRURGICO
PREPARACIÓN PREOPERATORIA
Como se ha m encionado anteriorm ente, debe intentarse optim izar el funcio
nam iento del resto de órganos antes del im plante. Es frecue nte utilizar un
BCIA para m ejorar la perfusión y la diuresis, y tam bién la hem odiálisis o la
hem ofiltración para optim izar la función renal si fueran necesarias. Se sus
pende la anticoagulación y se debe corregir cualquier anomalía residual de la
hem ostasia. A nte s de im plantar el dispositivo se intentará conseguir una
presión auricular derecha inferior a 12 m m H g, una presión de enclavam iento
capilar pulm onar (PCP) m enor de 20 m m H g y un índice cardíaco m ayor de 2.
La evaluación con ecocardiografía transesofágica pre o intraoperatoria ayuda
a identificar un agujero oval perm eable o una pequeña com unicación inter-
auricular. También proporciona inform ación adicional sobre el estado de las
válvulas, porque hay com plicaciones com o la insuficiencia que necesitan ser
reparadas quirúrgicam ente dado que pueden te n e r influencia sobre el resul
tado33-36.
TÉCNICA Q UIRÚRGICA
El abordaje más com ún para el im plante del dispo sitivo es la esternotom ía
m edia con circulación extracorpórea, aunque en algunos casos se le ccio
nados se ha utilizado la toracotom ía. G eneralm ente se utiliza la canulación
apical del ventrículo izquierdo (VI) con un injerto de salida anastom osado
a la aorta ascendente. La sangre entra en el DAVI a través de la cánula en
el vé rtice del VI. Luego es im pulsada hacia la aorta a través de la cánula
de salida. Las bom bas de prim era generación necesitan un bolsillo en el
abdom en para acom odar el DAVI. Los d ispo sitivos pueden colocarse intra-
peritoneales, preperitoneales o anteriores a la vaina po sterio r del recto del
abdom en. D espués de abrir el tórax, se hace el bo lsillo para la bom ba
am pliando la incisión de la esternotom ía si es necesario. Se debe realizar
una hem ostasia cuidadosa, porque una de las com p lica cio nes m ás fre
cuentes de la bolsa es la hem orragia y la fo rm ación de hem atom as. El in
je rto de salida se anastom osa adecuadam ente a la aorta y se tuneliza la
unidad m otriz hasta su salida en el hipocondrio derecho antes de la hepa-
rinización, lo cual no siem pre es posible. D espués, el paciente se conecta
a la circulación extracorpórea.
Una vez que com ienza la circulación extracorpórea, se realiza una ven-
tricu lo to m ía circu lar en el vé rtice del VI para la cánula de entrada de la
mayoría de los DAVI. Se pasan las suturas a través del ve n trícu lo y del
anillo apical de la cánula de entrada y p o sterio rm ente se anudan, fijando la
cánula al VI.
Se realizan las conexiones al DAVI, que se rellena pasivam ente. A conti
nuación, se bom bea m anualm ente la bomba contra el tracto de salida par-
Dispositivos mecánicos 215
cialmente ocluido y drenado para extraer el aire del corazón antes del deste
te de la circulación extracorpórea. Después de asegurar una adecuada
extracción del aire, se retira la circulación extracorpórea.
ATENCIÓN POSTOPERATORIA
El o b je tivo de la atención postoperatoria es optim izar y m on itoriza r la
función ventricular derecha y los flujos del DAVI, adem ás de la atención
postoperatoria rutinaria aplicada en cirugía cardíaca. Los pacientes se
m antienen con el respirador y se les adm inistran inotrópicos y vasodila
tadores pulm onares com o la m ilrinona o el óxido nítrico (NO) inhalado.
Se extuba al paciente una vez que reúne los parám etros estándar para
el de stete y no hay signos de hem orragia. La asistencia ventricular dere
cha puede ser necesaria durante días o sem anas y no rm alm ente lo es
hasta el m om e nto en que se ha logrado la norm alización de la volem ia 8
del paciente. Después de lo anterior, los cuidados po stope ratorios se
DISPOSITIVOS MECANICOS
centran en m antener una nutrición óptim a y una fisioterapia m ediante
paseos cortos que se van intensificando hasta la utilización de la cinta
de correr. Los regím enes de anticoagulación postoperatoria norm alm en
te tienen alguna com binación de w arfarina, aspirina y clopidogrel, pero '
son específicos para cada bom ba. La m eta del im plante del DAVI es el
alta al dom icilio a la espera del trasplante o reanudar un estilo de vida
activo. Los pacientes necesitan alcanzar un nivel adecuado de rehabili
tación física, así com o un con ocim ien to com pleto de la bom ba y su fu n
ción. Es de esperar que el paciente y algún m iem bro de su fam ilia ad
quieran com p e te n cia s en el uso norm al y en el de em e rge ncia de la
bom ba.
HEMORRAGIA
La hemorragia postoperatoria puede ser una fuente significativa de morbili
dad después del implante. Los factores técnicos que pueden conllevar ma
yores posibilidades de hemorragia son la creación de grandes bolsas para el
dispositivo y las fugas relacionadas con el dispositivo desde los conectores,
tunelizaciones, sitios de canulación y los bordes esternales si el tórax se
deja abierto.
Otros factores responsables de la hemorragia son la coagulopatía secun
daria a la insuficiencia hepática, los tratam ientos antiagregantes y antitrom
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
INFECCIÓN
La infección es una de las com plicaciones más com unes después de la
hemorragia; sin embargo, la incidencia notificada de infección varía según
los dispositivos'10. Las tasas de infección con los sistem as de prim era
generación han oscilado de m uy bajas a altas, con una incidencia global del
40-60% . Las bombas de segunda generación se han utilizado durante un
período de tiem po m ucho más corto, pero la incidencia global de infección
parece ser significativam ente m en or’1-'12.
216 Porte 2 Aspectos quirúrgicos
TR O M B O EM B O LIA
Es una com plicación conocida con todos los dispositivos utilizados. La ma
yoría de los sistem as necesitan anticoagulación con w arfarina para ten er un
INR de entre 2 y 3,5, rango en que la incidencia com unicada de trom boem -
bolia es del 7-47% 42. Con el H eartM ate, que sólo precisa aspirina y dipirida-
mol, se ha descrito una incidencia del 7,4 % . Cuando se im planta un cuerpo
extraño en el organism o siem pre está presente el riesgo de trom boem bolia.
Los dispositivos más nuevos, com o los de flujo axial y los corazones artifi
ciales totales, tam bién tendrán com plicaciones trom boem bólicas, pero to
davía no se dispone de los datos a largo plazo.
INSUFICIENCIA M ULTIO RG ÁN IC A
El estado preoperatorio y el m om e nto del im plante del dispositivo son cru
ciales para garantizar que la insuficiencia orgánica a distancia no ha alcanza
do una fase irreversible de no recuperación. La insuficiencia m ultiorgánica
es el resultado de un fracaso orgánico preexistente y no reconocido43. Cier
tas com plicaciones, com o una infección causante de sepsis, la hemorragia,
la reexploración y la ventilación mecánica prolongada contribuyen al deterio
ro de los órganos ya com prom etidos y que son incapaces de resistir esta
nueva agresión. La incidencia de la insuficiencia orgánica se ha com unicado
en el 10-30% de los casos. La valoración prequirúrgica cuidadosa del pacien
te y la im plantación del dispositivo en el m om ento adecuado deben reducir
las posibilidades de insuficiencia orgánica.
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Dispositivos mecánicos 219
M ECANICOS
DISPOSITIVOS
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
PARTE 3
Aspectos
del postoperatorio
Control hemodinámico
postoperatorio
Todd Dormán y Daniel Nyhan
INTRODUCCIÓN
El papel del control he m odinám ico po stope ratorio es fu n dam e ntal en el
caso de los pacientes som e tido s a cirugía cardíaca. En últim a instancia, la
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
223
224 Parte 3 Aspectos del postoperatorio
EVALUACIÓN POSTOPERATORIA
LLEGADA A LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS
Cuando el paciente llega a la UCI se deben evaluar todos los órganos y
sistem as de manera escalonada.
La evaluación inicial com ienza con la vía aérea y la respiración.
Adem ás de la m onitorización de la saturación de oxígeno, se debe co m
probar la ventilación espontánea del paciente revisando la estabilidad de
la saturación de oxígeno, la ventilación pulm onar bilateral por auscultación
y observando los m ovim ientos torácicos3. Puede requerirse auscultar el
cuello para evidenciar una obstrucción de la vía aérea. Si el paciente está
intubado, la correcta posición del tubo endotraqueal se confirm a por los
siguientes datos:
• Ventilación bilateral adecuada por auscultación.
• M onitorización del C 0 2 al final de la espiración.
• Hum edad en el tubo endotraqueal con cada respiración.
• M ovim ientos torácicos sim étricos bilaterales.
• Saturación de oxígeno estable4.
Una configuración inicial del respirador podría incluir una fracción ins-
piratoria de oxígeno del 100% , un volum en corriente de 7-8 m l/kg de
peso corporal, una frecuencia respiratoria de 16-18 Ipm y una presión po
sitiva al final de la espiración (PEEP) de 5 m m Hg. Los ajustes se realizarán
basándose en los gases arteriales.
Se debe aseg u rar la existen cia de una presión a rte ria l (PA) ad e
cuada p alpand o de fo rm a s im u ltán ea los pulsos en los m iem b ro s
inferiores. Esto a su vez perm ite evaluar la tem peratura de los m ie m
bros inferiores, así com o com probar la existencia de livideces en la piel;
am bos son signos indicadores de la perfusión periférica. Se deben c o m
probar el ritm o y la frecuencia cardíaca (FC) en el m o n ito r y, si el pa
ciente tiene ritm o de marcapasos, asegurar que la captura resulta ade
cuada.
Hay que aseg u rar que el equipo de la UCI recibe los inform es
necesarios por p arte del equipo quirúrgico. Éste debe proporcionar la
inform ación im prescindible incluyendo los detalles técnicos de la opera
ción (es decir, el tipo de procedim iento, la calidad y exhaustividad de las
reparaciones, las com plicaciones, la localización de los drenajes toráci
cos, el sangrado, los tie m p o s de circulación extracorpórea (CEC), de
clampaje aórtico y de parada circulatoria y la existencia de placas ateros-
cleróticas en la aorta).
El equipo de anestesia ha de tra n sm itir la siguiente inform ación al
equipo de la UCI: la historia preoperatoria, las pruebas preoperatorias rea
lizadas y sus resultados, los problem as vinculados a la inducción anesté
sica y la inform ación relacionada con el control de la vía aérea, la coloca
ción de vías invasivas, la evolución intraoperatoria incluyendo la inducción
anestésica, la evolución antes de entrar en CEC y al salir de ella, la infor
mación relacionada con el respirador, la oxigenación y la ventilación, las
presiones óptim as de llenado al salir de la CEC, el control farm acológico,
la adm inistración de fluidos y hem oderivados, la hem ostasia y la neutrali
zación de la heparina, los resultados del últim o análisis de hem oglobina
(Hb) e iones y las dosis de antibiótico administradas. El anestesista ta m
bién debe inform ar acerca de la situación de sedación y analgesia del pa
ciente, así com o del estado de relajación muscular.
Control hemodinámico postoperatorio 225
POSTOPERATORIO
arterial o la determ inación del GC por bioim pedancia transtorácica o m e
diante eco-D oppler transesofágico. La mayoría de los pacientes tendrán
tam bién m onitorización invasiva.
Casi todos los pacientes llegarán con una vía de m onitorización arterial
que se emplea para m onitorizar de form a continuada la PA y para obtener
m uestras de sangre. Con frecuencia el paciente llega con una vía venosa
central (VVC) para m edir la presión de la aurícula derecha (AD). No es in
frecuente que tenga un catéter en la arteria pulm onar (CAP) para realizar
medidas del GC por term odilución, de la PA pulm onar sistólica y diastóli-
ca, de la presión venosa central (PVC), de la presión capilar pulm onar
(PCP), de las resistencias vasculares y de la tem peratura central. Algunos
CONTROL HEMODINAMICO
catéteres perm iten una m onitorización continua de la saturación venosa
m ixta de oxígeno (S v 0 2). La S v 0 2 es un indicador de la perfusión y de la
oxigenación tisular6.
Los pacientes habitualm ente tienen una sonda vesical de Foley para
m edir la diuresis. La perfusión renal se relaciona con la form ación de ori
na, aunque no existe una correlación directa, especialm ente en el post
operatorio inm ediato, cuando la hipoterm ia y el manitol em pleado durante
la circulación extracorpórea puede aum entar la diuresis. La glucosuria
tam bién puede alterar esta relación.
La fracción de C 0 2 al final de la espiración aporta inform ación sobre
la frecuencia y la adecuación de la ventilación. La pérdida de la fracción
© ELSEVI ER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
FRECUENCIA Y RITM O
El ritm o cardíaco es una función resultante de la capacidad intrínseca de los
m iocitos, que tienen la capacidad de despolarizarse espontáneam ente. La
FC está determ inada por el nodulo sinusal (células marcapasos con una des
polarización más rápida). Los ventrículos tienen un rango de frecuencia de
seguridad que va desde el nodulo auriculoventricular (AV) (con una frecuen-
FIGURA 9-1
Función cardiovascular integrada.
C o n tro l hem odinám ico p o sto p e ra to rio 227
POSTOPERATORIO
Las respuestas del ventrículo izquierdo (VI) al aumento de poscarga y de precarga y
a la elevación y reducción de la contractilidad se muestran en la relación presión-vo
lumen. ESPVR, Pendiente de la relación entre volumen y presión telesistólica. Iz
quierda: efectos de los aumentos de la precarga y la poscarga en la curva de presión-
volumen. Al no variar la contractilidad, la ESPVR no se modifica. Con un aumento de
la poscarga disminuye el volumen sistólico1-2; cuando se incrementa la precarga,
aumenta el volumen sistólico 1,3 Derecha: al aumentar la contractilidad miocárdica, la
CONTROL HEMODINAMICO
ESPVR normal se desvía hacia la izquierda de la línea normal (volumen telesistólico
reducido con cualquier presión telesistólica) y se eleva el volumen sistólico1'3. Cuan
do la contractilidad miocárdica se reduce, la ESPVR se desplaza a la derecha, el volu- '
men telesistólico aumenta y el sistólico disminuye 1,2 (Reproducida de Kasper DL y
cois.: Harrison's Principies of Internal Medicine, 16.- ed. Nueva York: McGraw-Hill
Professional, 2004, fig. 215-7.)
cia de 50-60 Ipm) hasta los m ú scu lo s del ven trícu lo (con una frecue ncia en
tre 30 y 50 Ipm).
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PRECARGA
Se d e fin e c o m o la re siste n cia al e s tira m ie n to del m io ca rd io o c o m o el v o
lu m en te le d ia s tó lic o v e n tric u la r y, en general, se re fie re al v o lu m e n v e n tri
cular ju s to a n te s del co m ie n zo de la sísto le . C lín ica m e n te se utiliza para
e s tim a r la precarga del ve n tríc u lo izquierdo (VI) y la PCP; para e s tim a r la
precarga del v e n tríc u lo d e rech o (VD) se em plea la PVC. Son fre c u e n te s los
e rro re s p ro d u c id o s al in te rp re ta r e s to s d a to s . La le y de F rank-S ta rlin g
d e scrib e la relación e n tre la precarga y el v o lu m e n sis tó lic o . El a u m e n to
de la precarga eleva el v o lu m e n s is tó lic o hasta c ie rto pu nto. Llega un pun-
228 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
CONTRACTILIDAD
Se de fine com o la capacidad intrínseca del m iocardio para contraerse y
producir la fuerza del corazón y es independiente de la precarga y la poscar
ga. Dado que no podem os cuantificar las condiciones de carga en el cora
zón o en m úsculos independientes, no ten em os form a de m edir este pará
m etro clínicam ente. En la práctica, se descartan otras causas de disfunción
sistólica y, si es necesario, se trata la disfunción de la contractilidad (con
fárm acos inotrópicos). En los casos en los que se realiza cirugía abierta, la
función cardíaca suele evaluarse visualm ente y tras el cierre esternal por
ecocardiografía transesofágica (ETE) y por la m edida del GC m ediante ter-
m odilución.
POSCARGA
Se define com o la carga contra la que el m iocardio ejerce su fuerza contrác
til para que se produzca la eyección ventricular. Cualquier obstrucción a la
salida de tipo subvalvular, valvular o supravalvular aum enta la poscarga del
ventrículo. Cuando esto ocurre, dism inuye el volum en sistólico si la contrac
tilidad y la precarga no se m odifican. La resistencia vascular sistém ica (RVS)
(que no es equivalente a la poscarga, pero que se com porta com o un susti
tu to clínicam ente útil) se calcula a partir del catéter de Swan-Ganz (cociente
de [PAM - PVC] -5- GC; siendo PAM, la PA media).
HIPOTENSIÓN POSTOPERATORIA
La hipotensión arterial puede ser causada por tra sto rn o s de la e le c tric i
dad, trastornos en la función de bom ba o trastornos en el sistem a vascular
(v. fig. 9-1).
El con tro l adecuado del GC bajo se con sig ue m ed ia nte un abordaje
siste m á tico y fisio ló g ico de los factore s que determ inan el GC. A pesar de
que el sig uie nte análisis aborda cada variable de form a individual, se debe
te n e r en cuenta que están interrelacionadas y que en el caso del paciente
in e sta b le puede re q u e rirse co rre g ir varios de e sto s fa c to re s de fo rm a
sim u ltán ea1'8.
C ontrol hemodinámico postoperatorio 229
POSTOPERATORIO
bre todo la acidosis) son etiologías m uy com unes. Se debe ten er en cuenta
tam bién la m edicación preoperatoria.
El tratam iento farm acológico, cuando está indicado, incluye norm alm en
te la adm inistración de atropina o adrenalina. En el período postoperatorio
inicial se pueden em plear los cables de marcapasos epicárdicos auriculares
o ventriculares colocados durante la cirugía. Si los cables no funcionan o se
han quitado, se puede colocar un cable de marcapasos flotante m ediante el
acceso por la vía venosa yugular interna o por la vía venosa subclavia. El
marcapasos externo puede usarse m ientras se consigue un acceso invasi
vo. La estim ulación auricular (por bradicardia) o AV secuencial (en el bloqueo
AV) son preferibles a la estim ulación ventricular debido a que la contracción
CONTROL HEMODINAMICO
auricular contribuye al 15-30% del llenado ventricular (a m ayor disfunción o
hipertrofia ventricular previa, m ayor contribución auricular al llenado). Sin
em bargo, si la estim ulación auricular no es posible (por un mal funciona
m iento del cable de m arcapasos o por la presencia de fibrilación auricular o
flutter), la estim ulación ventricular a una frecuencia de 80-100 Ipm mejora a
m enudo el GC de form a significativa.
La taquicardia sinusal es m uy frecue nte y a m enudo el resultado de una
de las siguientes etiologías7-10:
• Hipoxia.
• Hipercapnia.
• Hipovolem ia e hipervolem ia.
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• Dolor o ansiedad.
• Síndrome hipercatecolam inérgico postoperatorio.
• Reducción del transporte de oxígeno (causado por hipoxia o anemia).
• Abstinencia (betabloqueantes, alcohol, estupefacientes, etc.).
• Causas obstructivas (taponam iento cardíaco, neum otorax a tensión o
em bolia pulmonar).
• Hipoglucem ia.
• Fiebre o hiperterm ia.
• Rara vez pueden presentarse endocrinopatías, com o torm en ta tiroidea
y feocrom ocitom a.
El control de la taquicardia sinusal debe siem pre com enzar con el trata
m ie n to de la causa subyacente. Se debe op tim iza r la volem ia m ediante
sueroterapia (i.v.) o adm inistrando sangre (en caso de hem atocrito <30% ).
Hay que asegurar una oxigenación y ventilación y a continuación una anal
230 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
D IS M IN U C IÓ N DE LA PRECARGA
Sus muchas causas incluyen:
• Sangrado.
• Escape capilar y acum ulación en el espacio intersticial.
• Diuresis producida por la adm inistración de m anitol, hipoterm ia o hiper-
glucemia.
El control de la dism inución de la precarga im plica el tratam ie nto de la
causa principal; dado que ésta suele ser una reducción de volum en intra-
vascular, generalm ente se adm inistra el volum en necesario m ediante un
bolo de volum en rápidam ente (p. ej., 20 m l/kg de cristaloide), m ientras se
m antiene la PA con fenilefrina u otro vasopresor, si hay hipotensión. La fe
nilefrina, utilizada en pequeños bolos (0,1 m g i.v.), mejora la PAM de form a
tem po ral, in crem en tand o de este m odo la p e rfu sió n de o tro s órganos
m ientras se adm inistra volum en. Una vez que se ha instaurado la adm inis
tración del volum e n requerido, se deben co m p rob ar to d o s los drenajes
para descartar un drenaje y sangrado excesivos, así com o para verificar que
estén drenando corre cta m en te (para evitar la retención excesiva de san
gre). El análisis de la Hb está tam bién indicado pero debe tenerse en cuen
ta que en el sangrado agudo pasa m ás tie m p o hasta que repercute en la
cifra de Hb. Si existe evidencia de sangrado, se han de adm inistrar los he-
m oderivados adecuados para tratar de corregirlo y avisar inm ediatam ente a
los m édicos involucrados.
A U M E N T O DE LA PRECARGA
El aum ento de las presiones de llenado puede deberse a un taponam iento
cardíaco o a la disfunción ventricular.
Es frecuente en estos pacientes el tap o n a m ien to cardíaco7. Se produ
ce un descenso brusco del GC que dificulta el llenado auricular y posterior
m ente el llenado ventricular (precarga). El taponam iento típicam ente cursa
con taquicardia, hipotensión, pulso paradójico, signo de Kussmaul, iguala
ción de las presiones de llenado de cavidades derechas e izquierdas y en
sancham iento m ediastínico en la RxTx. Sin embargo, com o la sangre con te
nida a nivel pericárdico a m enudo se coagula, es im portante ten er en cuenta
que bastan 100 mi de sangre localizados estratégicam ente detrás de las
aurículas para producir taponam iento.
REDUCCIÓN DE LA CONTRACTILIDAD
El tratam iento de las alteraciones de la contractilidad miocárdica se realiza
tras optim izar en prim er lugar la FC, el ritm o, la precarga y la poscarga. Las
C ontrol hemodinámico postoperatorio 231
POSTOPERATORIO
nea más utilizado en el postoperatorio11. Los pacientes som etidos a ciru
gía cardíaca son extrem adam ente sensibles a este fárm aco inotrópico. La
taquicardia y su potencial arritm ogénico, especialm ente a dosis m odera
das o altas, pueden lim itar su uso.
• D o b u ta m in a , un agonista (3, y (32. P roduce vaso dilatación e h ip o te n
sión a dosis clínicas y no in crem en ta de fo rm a sig nifica tiva el con sum o
m io cárdico de oxígeno11. Provoca taquicardia (refleja) y a rritm ias a d o
sis altas.
• M ilrin o na, un inhibidor de la fosfodiesterasa. Origina vasodilatación arte
rial y aum enta el in o tro p ism o 11. Es un buen fárm aco de segunda línea
asociado con adrenalina y resulta especialm ente eficaz en la disfunción
CONTROL HEMODINAMICO
sistólica con aum ento de poscarga.
• Dopam ina. Puede causar taquicardia11.
La adrenalina se adm inistra siem pre en prim er lugar y, si es ineficaz, se
puede añadir milrinona o dobutam ina. En la mayoría de los centros se tiende
a reducir o elim inar la adm inistración de dopamina.
En algunos subgrupos de pacientes es preciso com binar la adm inistra
ción de un agente inotrópico con un vasodilatador. Esta asociación puede
salvar vidas en pacientes con disfunción m iocárdica grave al provocar un
mayor aum ento del GC y m enos efectos secundarios que con los fárm acos
inotrópicos por separado.
Si estas medidas terapéuticas no solucionan el problem a, se debe valo
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A U M E N T O DE LA POSCARGA
Los valore s n o rm ale s para la resiste ncia vascu la r sis té m ic a (RVS) son
de 9 0 0 -1 .2 0 0 d in a s /s e g /c m -55. En general el o b je tiv o de la PAM es 6 5 -
80 m m H g . Sin em bargo, el o b je tivo de la PA debe individualizarse para
ancianos y otros pacientes con en ferm edad vascular cerebral para preve
nir la isquem ia cerebral y renal. El m e jo r o b je tivo en esto s pacientes está
en el rango del 15% de la PAM preoperatoria. La hipoterm ia y la hipovole-
mia son las etiologías más frecue ntes del au m en to de RVS. Lo m ás c o
m ún es una respuesta com pensadora al descenso del GC y a los elevados
niveles de catecolam inas circulantes co m o co m p o n e n te s de la respuesta
al estrés provocado por la cirugía.
El control comienza con el tratam ie nto de la causa. La adm inistración
tem poral de un vasodilatador que perm ita el ajuste de dosis puede requerir
la infusión conjunta de líquidos intravenosos.
Los vasodilatadores ejercen sus efectos beneficiosos m ediante la reduc
ción de la precarga, la poscarga o ambas, lo que resulta en un descenso del
consum o m iocárdico de oxígeno y una mejora de la fracción de eyección.
Sin em bargo, algunos agentes inducen taquicardia refleja (p. ej., in vitro los
vasodilatadores elevan el consum o m iocárdico de oxígeno) y otros (p. ej.,
los antagonistas del calcio) no. Los fárm acos vasoactivos se deben dosificar
con una m onitorización estrecha y evaluando continuam ente el volum en del
paciente y la función cardíaca.
C ontrol hemodinámico postoperatorio 233
POSTOPERATORIO
perfusión intravenosa de alfaagonistas.
• Fenilefrina intravenosa titulada según los niveles de PA, o
• Noradrenalina (que tien e un perfil del receptor alfaadrenérgico diferente
en com paración con la fenilefrina).
Si en dosis razonables cualquiera de estos agentes es ineficaz y pre
senta vasodilatación refractaria, añadir:
• Vasopresina (-2 -4 U/h, precedido de 1-2 U en bolo).
CONTROL HEMODINAMICO
im p ortan te14. Algunas etiologías habituales son:
• Isquemia miocárdica inferior.
• Cor pulm onale previo.
• Hipertensión pulm onar primaria.
• Hipoxemia e hipoventilación.
• Causas obstructivas (p. ej., taponam iento cardíaco, neum otorax a te n
sión o em bolia pulmonar).
• Fallo del VI.
• Enferm edad valvular cardíaca.
Clínicam ente el fallo del VD se m anifiesta por congestión venosa y ele
vación de la presión venosa yugular con hepatom egalia y edem a de los
m iem bros inferiores. Pueden estar presentes en el ECG datos de hipertrofia
ventricular derecha, com o el aum ento de voltaje en las precordiales dere
chas y la desviación del eje a la derecha. Puede haber datos de isquem ia en
la cara inferior (II, III y aVF). La RxTx puede presentar una aurícula derecha
alargada desde el borde esternal derecho o cardiomegalia franca. La ecocar-
diografía mostrará un VD dilatado con desplazam iento del septo hacia el VI,
aquinesia o hipoquinesia de la pared libre del VD o insuficiencia tricúspide
con dilatación del VD. Podrá verse un VI deplecionado de volum en a pesar
de m antener la fluidoterapia.
El control del fallo del VD com ienza por el tratam iento de la causa subya
cente (p. ej., isquem ia miocárdica inferior), así com o por el de los posibles
factores agravantes. Posteriorm ente las bases del control son sim ilares a
las em pleadas en el fallo del VI (p. ej., optim izar precarga, poscarga, FC y
ritm o y m ejorar el inotropism o).
234 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
CORAZÓN HIPERDINÁMICO
El m iocardio hiperdinám ico se define com o una situación de elevación del
GC <[IC] >3 l/m in/m 2), asociado o no con taquicardia (FC >100 Ipm). Algunas
situaciones crónicas predisponentes son la hipertrofia ven tricular secun
daria a hipertensión arterial esencial, la estenosis valvular aórtica o la este
nosis subvalvular aórtica por miocardiopatía hipertrófica. Este caso puede
ser bastante habitual después de la circulación extracorpórea, especialm en
te en pacientes jóvenes, dado que la respuesta al estrés de la cirugía suele
ser mayor.
El control de esta situación se basa en el de la PA porque su elevación
podría aum entar el sangrado y el estrés al que están som etidas las anasto
mosis en el postoperatorio inm ediato. El prim er paso consiste en asegurar
un correcto control del dolor m ediante la sedación correspondiente. A su
vez, se deben controlar las posibles causas de taquicardia, com o hipovole-
mia, fiebre o hiperterm ia, hipoventilación, hipoxia, acidosis, alteraciones hi-
dro e le ctro lítica s, isquem ia m iocárdica, anem ia, hipo glu cem ia y causas
mecánicas de bajo GC. Una vez descartadas las causas de taquicardia corre
gibles deberían utilizarse agentes farm acológicos, que han de adm inistrarse
de form a progresiva y ser de acción corta, pues el paciente podría inestabi-
lizarse. El objetivo de dichos fárm acos es controlar y dism inuir la tensión
arterial a corto plazo. Las opciones más com unes incluyen betabloqueantes,
antagonistas de los canales del calcio y nitratos.
HIPERTENSIÓN POSTOPERATORIA
Una de las situaciones hem odinám icas más frecuentes en el postoperatorio
de cirugía cardíaca es la hipertensión arterial1. Los factores preexistentes
que contribuyen a la aparición de hipertensión arterial en el postoperatorio
incluyen hipertensión arterial esencial preoperatoria, edad avanzada, insufi
ciencia renal y cirugía aórtica. Hay diversos criterios para el diagnóstico de
hipertensión arterial, pero generalm ente se define com o PA sistólica superior
a 140 m m Hg, PA diastólica mayor de 90 m m H g o PAM superior a 105 m m Hg.
Algunas causas específicas son:
• Dolor y ansiedad.
• Hipoxia.
• Hipercapnia.
• H ipoterm ia e hiperterm ia.
• Respuesta com pensadora al GC bajo.
• M iocardio hiperdinám ico.
• Distensión abdom inal.
• Retirada de la m edicación antihipertensiva.
El control de la hipertensión postoperatoria es bastante sencillo y co
mienza siem pre por el tratam iento de la causa subyacente. Los objetivos del
tratam iento incluyen la reducción de la PA para dism inuir la poscarga y la
demanda de oxígeno con el fin de m ejorar el GC y m antener de este m odo
C o n tro l hem odinám ico p o sto p e ra to rio 235
una adecuada perfu sió n cerebral, coronaria y del re sto de órganos. El o b je ti
vo c o n siste en m a n te n e r las cifras de PA un 15-20% por debajo de los valo
res basales, salvo que haya o tro s con dicion an te s. H a bitu alm e nte se debería
con sid erar la posibilidad de aceptar cifras m ayores en pa cie ntes con historia
de difícil co n tro l de la h ipe rte nsió n arterial y en los de edad avanzada. Duran
te el tra ta m ie n to hay que m o n ito riza r e s tre c h a m e n te a los pa cie ntes. En
aquellos en los que se utilicen fárm aco s vaso activo s o a g en te s in otróp icos
se debe m on itoriza r de fo rm a invasiva la PA.
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INTRODUCCIÓN
La hemorragia es un problem a com ún en la cirugía cardíaca (hasta un 80%
de los pacientes necesitarán una transfusión de sangre). El tratam iento se
ve dificultado por el am plio diagnóstico diferencial de la hemorragia poste
rior a la circulación extracorpórea, por el uso lim itado de las pruebas diag
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
237
238 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
CARDIACO
HEMOSTASIA, COAGULOPATIA Y TAPONAMIENTO
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FIGURA 10-2
El c ir c u ito d e c irc u la c ió n e x tra c o rp ó re a a c tiv a la c o a g u la c ió n y la in fla m a c ió n . C A P M ,
C in in ó g e n o d e a lto p e s o m o le c u la r; tPA, a c tiv a d o r d e l p la s m in ó g e n o tis u la r.
Hemostasia, coagulopatía y taponam iento cardíaco 241
HEPARINA
La heparina es un glucosam inoglucano heterogéneo cuyo peso m olecular
oscila entre 5.000 y 30.000 daltons. Está íntim am ente relacionada con un
glucosam inoglucano endógeno, el heparán sulfato, que se encuentra en la
superficie de las células endoteliales y en la m atriz extracelular. La heparina 10
presenta en su estructura abundantes grupos sulfato. Es una molécula de
PROTAMINA
La protam ina es un polipéptido com puesto fun dam entalm ente de arginina.
Tiene un peso m olecular de alrededor de 4.300 daltons y presenta una inten
sa carga positiva. El ADN contiene grandes cantidades de esta m olécula y la
principal fue nte com ercial de protam ina es el esperm a de salmón. Se utiliza
para neutralizar el efecto anticoagulante de la heparina. Los residuos de ar
ginina de la m olécula de protam ina presentan una fu e rte carga positiva y
form an enlaces iónicos con los grupos sulfa to (alta carga negativa) de la
heparina, lo que neutraliza el efecto anticoagulante de ésta. Tras su adm inis
tración intravenosa, la heparina se une in m ed iatam e nte y de form a irre
versible a la protam ina. La protam ina neutraliza m ucho más el efe cto anti
fa cto r lia de la heparina que su e fe cto a n tifa cto r Xa. Por esta razón, la
protam ina es m enos eficaz neutralizando el efe cto de la heparina de bajo
peso m olecular que el de la heparina estándar no fraccionada. La protam ina
puede producir un efe cto antihem ostático al inhibir la función plaquetaria y
al inducir la liberación endotelial de tPA de las células endoteliales. Además,
la inyección rápida de protam ina da lugar a la liberación de histamina y pro
voca hipotensión. También puede causar una hipertensión pulm onar poten
cialm ente mortal.
Existe controversia acerca de la dosis de protam ina necesaria para neu
tralizar el efecto de la heparina tras la CEC. Dado que la protamina presenta
m uchos efectos secundarios, es preferible la adm inistración de la mínima
dosis posible. En la práctica, la heparina puede revertirse de form a eficaz tras
la CEC utilizando dosis fijas de protamina o m ediante sistem as autom áticos
de ajuste de dosis. Bull 15 recomienda el uso de una dosis fija de protamina de
1,3 mg por cada 100 U de heparina administrada para la CEC. Sin embargo,
in vitro, una dosis de tan sólo 0,3 m g de protam ina es capaz de revertir 1 00 U
de heparina no fraccionada17. Dado que el TCA se utiliza de form a universal
para m onitorizar la anticoagulación durante la CEC, en la mayor parte de los
centros se calcula el TCA tras la adm inistración de protamina para determ inar
el grado de neutralización del efecto anticoagulante de la heparina. Se consi
dera adecuado un TCA <130 segundos o de ±10% del valor anterior a la CEC.
Por desgracia, el TCA es un parámetro con escasa validez ante una heparini-
zación residual tras la adm inistración de protamina, porque no es sensible a
los niveles bajos de heparina y no se correlaciona con los niveles plasmáticos
de ésta. Se dispone de un sistem a autom atizado de ajuste de dosis de hepa-
rina-protamina para determ inar el grado de actividad de la heparina circulan
te, así com o la dosis de protamina necesaria para neutralizar su efecto. Aun
que se ha reducido la dosis de protamina administrada tras la CEC gracias al
uso de estos dispositivos, no se ha observado una dism inución de las he
morragias posquirúrgicas después de la m ism a18.
F a c to re s re la c io n a d o s c o n la C EC D is fu n c ió n p la q u e ta ria
T r o m b o c ito p e n ia
F ib rin ó lis is e x c e s iv a
D e p le c ió n d e fa c to r e s d e la
c o a g u la c ió n
H e p a rin a re s id u a l o « d e re b o te »
H ip o te rm ia
C o a g u la c ió n in tra v a s c u la r d is e m in a d a
F a c to re s re la c io n a d o s c o n el p a c ie n te D iá te s is h e m o rrá g ic a c o n g é n ita
E n fe rm e d a d s is té m ic a c o n c u r r e n te
(p. e j., re n a l, h e p á tic a , e tc .)
F á rm a c o s (p. e j., a g e n te s
tr o m b o lític o s o a n tip la q u e ta rio s )
F a c to re s re la c io n a d o s c o n la tra n s fu s ió n H e m o d ilu c ió n
244 Parte 3 Aspectos del postoperatorio
T ro m b o e la s tó g ra fo : H ip o fib rin o g e n e m ia ,
A M (5 0-6 0 m m ) tr o m b o c ito p e n ia , d is fu n c ió n
T ie m p o d e lisis d e la e u g lo b u lin a p la q u e ta ria , fib rin ó lis is a ce le ra d a
S o n o c lo t H ip o fib rin o g e n e m ia ,
tr o m b o c ito p e n ia , e s ta d o s de
h ip e rc o a g u la b ilid a d
AM, Ángulo máximo; FvW, factor de von Willebrand; INR, Indice normalizado internacional; TCA, tiempo de
coagulación activado; TP, tiempo de protrombina; TTPa, tiempo de tromboplastina parcial activada.
Hemostasia, coagulopatía y taponamiento cardíaco 245
Tiempo de protrombina
El tiem po de protrombina (TP) se utiliza para evaluar la vía del factor tisular
(antigua «vía extrínseca», v. fig. 10 - 1 ), que comprende el factor tisular, el fac 10
tor VII y los factores de la coagulación de la vía común (los factores II, V, X y
gulo de fibrina, que se detecta visualm ente o por m étodos ópticos o elec
trom ecánicos. Las deficiencias de proteínas de la vía de contacto y de la
vía com ún y de anticoagulantes com o la heparina prolongan el resultado
de la prueba.
Agregación p laquetaria
Después de la cirugía cardíaca, la alteración de la función de las plaquetas es
frecuente. El patrón oro para valorar la función de las plaquetas es el análisis
de agregación plaquetaria. Sin embargo, se trata de una prueba dem asiado
incómoda y laboriosa com o para realizarla en cirugía cardíaca.
PRUEBAS DE FIBRINÓLISIS
Fibrinógeno
El fibrinógeno, factor I de la cascada de la coagulación, se convierte en fib ri
na por la acción de la trom bina (factor lia) en el proceso encam inado a la
form ación de un coágulo organizado. El fibrinógeno es necesario adem ás
com o cofactor para la agregación plaquetaria. La concentración plasmática
de fibrinógeno puede m edirse de form a directa. El valor normal oscila entre
150 y 400 m g/dl. Una concentración > 100 m g/dl se considera adecuada
para la hem ostasia. La hem odilución, el consum o excesivo o una produc
ción hepática inadecuada pueden alterar los niveles plasm áticos de fib ri
nógeno.
Hemostasia, coagulopatía y taponam iento cardíaco 247
Dímero-o
La fibrina insoluble se form a cuando dos m oléculas de fibrina adyacentes se
entrelazan. La fibrinólisis es el proceso en el cual la plasmina escinde los
puentes de fibrina en una reacción que form a unidades dim éricas (dímero-o)
por cada dos unidades de fibrina adyacentes. Durante la CEC se observa un
increm ento del dímero-o, lo que indica un proceso de fibrinólisis, y un exce
so de fibrinólisis se correlaciona con la hemorragia tras la cirugía cardíaca10.
Sonoclot
El Sonoclot (Sienco, Arvada, Colorado) es un dispositivo que m ide la fuerza
viscoelástica del coágulo según se form a en la sangre com pleta no anticoa-
gulada. El dispositivo genera una curva que puede dividirse en varias partes,
denom inadas ondas, en función del ritm o de crecim iento de la impedancia
en relación con el tie m p o 34. El tiem po que se tarda en alcanzar el pico de
impedancia se usa con frecuencia para valorar la hem ostasia. Las alteracio
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CARDIACO
AEAC se asocian al desarrollo de un estado protrom bótico, y en algunos ca
sos se ha descrito la aparición de trom bosis venosa profunda.
Y TAPONAMIENTO
antidiurética y hem ostática sim ilar o incluso superior. La adm inistración de
DDAVP mejora la hem ostasia al aum entar la concentración plasmática del
factor de von W illebrand (FvW) y del factor VIII, en parte al inducir su libera
ción por parte de las células endoteliales. Este fárm aco puede adm inistrarse
de form a intravenosa, subcutánea o intranasal. Su sem ivida de elim inación
es de 1-2 horas, aunque puede persistir una concentración sanguínea eleva
da del FvW y del factor VIII durante varias horas.
La DDAVP está indicada en la profilaxis y el tratam iento de las hem orra
gias en pacientes con hem ofilia A, enferm edad de von W illebrand y uremia.
HEMOSTASIA, COAGULOPATIA
da o no la DDAVP. Por tanto, el uso de este fárm aco en cirugía cardíaca de
bería reservarse para pacientes con hem ofilia, enferm edad de von W ille
brand u otras afecciones en las cuales se encuentre alterada la hem ostasia
mediada por el factor VIII o el FvW.
TR A N S FU S IÓ N PROFILÁCTICA DE PLAQUETAS
La alteración de la función plaquetaria tras la CEC es m uy frecuente. Dicha
alteración es el resultado de una activación de las plaquetas por la CEC, que
induce un proceso de desgranulación de la plaqueta6, la pérdida de los re
ceptores de adhesión plaquetaria 7 y la refractariedad al estím ulo agonista8.
La adm inistración profiláctica de agentes antifibrinolíticos ha m ostrado pre
servar la función plaquetaria y, por otro lado, dism inuir la necesidad de trans
fusión en el perioperatorio35. La transfusión de plaquetas de form a profilácti
ca no es eficaz55.
250 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
H EM O D ILU C IÓ N N O R M O V O LÉ M IC A AG U D A
La hem odilución norm ovolém ica aguda (HNA) es un procedim iento en el
cual se extrae la sangre durante la cirugía y se sustitu ye por líquidos acelu-
lares para m antener el volum en intravascular. La sangre se recoge en bol
sas estándar tratadas con anticoagulante, se almacena a tem peratura am
biente y se reinfunde una vez que se ha controlado la hem orragia o antes
si fuera necesario. La HNA ha m ostrado una reducción de la transfusión
alogénica de sangre en cirugía cardíaca56. Sin em bargo, la ventaja potencial
de esta técnica se ve m itigada por la alta incidencia de anemia preoperato
ria que presentan los pacientes som e tido s a cirugía cardíaca, la posibilidad
de que induzca isquem ia m iocárdica en pacientes con arteriopatía coronaria
y por la presencia de estudios que cuestionan el beneficio de la HNA. A lgu
nos trabajos han dem ostrado que la HNA com binada con la adm inistración
preoperatoria de eritropoyetina puede reducir la necesidad de transfusión
alogénica de sangre en cirugía cardíaca57. Sin em bargo, no existen suficien
tes datos para defender su aplicación de form a rutinaria.
residual suele ser el prim er paso. Pueden administrarse increm entos de dosis
de 50-100 mg, pero la dosis total de protamina no debería exceder de 1,3 mg
por cada 100 U de heparina administrada para la CEC. El siguiente paso debe
ría ser la adm inistración de plaquetas y, a continuación, plasma fresco conge
lado si no se ha corregido la hemorragia. En circunstancias ideales y si la he
morragia no com prom ete la vida del paciente, el tratam iento o la actuación
del m édico debería basarse en el resultado de las pruebas diagnósticas reali
zadas. Se han diseñado varios algoritm os terapéuticos que usan diversas
pruebas diagnósticas con el fin de orientar el tratam iento del paciente con
hemorragia. Las estrategias basadas en algoritm os han logrado en m últiples
estudios reducir la pérdida de sangre y la necesidad de transfusión, a pesar
de que cada uno recurre a distintas pruebas diagnósticas y a distintos valores
de referencia para determ inar la actitud terapéutica22'24. Se han publicado ca
sos aislados que sugieren el beneficio de utilizar agentes antifibrinolíticos
com o tratam iento de rescate en pacientes con hemorragia, aunque no exis
CARDIACO
ten estudios prospectivos que avalen su uso. Están surgiendo evidencias in
dicativas de que la administración de factor Vlla recom binante puede ser muy
eficaz en el tratam iento de la hemorragia postoperatoria61-62; sin embargo, los
datos son demasiado lim itados para recom endar su uso en cirugía cardíaca
en la actualidad. En la tabla 10-3 se ofrecen pautas generales que relacionan
los resultados de cada prueba diagnóstica concreta con los tratam ientos.
Es esencial apreciar que la mayoría de los pacientes tendrán alteraciones
Y TAPONAMIENTO
en las pruebas diagnósticas realizadas tras la CEC, pero que m uchos de
ellos no tendrán hem orragias. Un resultado anóm alo en las pruebas realiza
das no determ ina la actitud terapéutica. El tratam iento debería reservarse
para aquellos pacientes que, además de alteración de los parám etros de la
coagulación, presenten una hemorragia clínicam ente significativa.
TAPONAMIENTO CARDIACO
El taponam iento cardíaco es una com plicación en la que el aum ento de la
presión en el espacio pericárdico com prim e una o más cavidades cardíacas y
HEMOSTASIA, COAGULOPATIA
provoca alteraciones hem odinám icas (v. revisión reciente de Spodick63). Sue
le estar causado por una acum ulación de líquido que llena toda la cavidad
pericárdica y engloba al corazón. Sin embargo, en ocasiones el líquido puede
encontrarse localizado y com prim ir sólo una única región del corazón. El ta
ponam iento cardíaco secundario a la com presión cardíaca localizada por un
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TABLA 10-3
PAUTAS TERAPEUTICAS BASAD AS EN EL RESULTADO DE LOS AN A LIS IS
A n á lis is y re sulta d o O pción recom e n d ad a
Recuento plaquetario <100.000 Transfundir 4-6 concentrados de plaquetas
TP >1,5 veces mayor de lo normal Transfundir 2-4 concentrados de PFC
TTPa >1,5 veces mayor de lo normal Añadir protamina (si el TP no está
elevado), transfundir 2-4 concentrados
de PFC (si el TP está elevado)
Fibrinógeno <100 mg/dl Transfundir crioprecipitados
AM TEG <45 mm Transfundir 4-6 concentrados de
plaquetas o DDAVP, 0,3 U/kg
A M TEG, Ángulo máximo en el tromboelastograma; DDAVP, 1-desamino-8-D-arginina vasopresina; PFC,
plasma fresco congelado; 77^ tiempo de protrombina; TTPa, tiempo de tromboplastina parcial activada.
252 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
CARDIACO
quirúrgica de la hem orragia. En los pacientes que desarrollen un tapona
m iento de form a tardía (1-2 semanas o más tras la cirugía), puede ser prefe
rible realizar el drenaje m ediante un catéter percutáneo. En los que tienen
un derram e pericárdico tardío recidivante (es decir, en el síndrom e posperi-
cardiotomía), puede ser necesaria la realización de una ventana pericárdica
para solventar de form a definitiva el derram e y el taponam iento.
Y TAPONAMIENTO
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Líquidos, electrólitos
y función renal
J e ffre y M. D o d d -0
INTRODUCCIÓN
La incidencia de IRA secundaria a CEC depende no sólo de los factores de
riesgo del paciente, sino tam bién de los parám etros em pleados para definir
la IRA. En general la incidencia observada es del 7-8% y va desde el 1,1%
(creatinina basal >1,5 m g/dl, IRA definida com o un increm ento de la creati-
nina sérica de 1,1 mg/dl). La IRA post-CEC es habitualm ente autolim itada;
consiste en un período oligúrico de 3 a 5 días seguido de una fase poliúrica
de sim ilar duración. Sin embargo, hay casos más graves de m ayor duración
y aproxim adam ente el 20% requerirán diálisis. Adem ás del coste añadido
de la diálisis, la IRA post-CEC se asocia con un aum ento de la m ortalidad, un
increm ento de la estancia tanto hospitalaria com o en la unidad de cuidados
intensivos (UCI), así com o una m ayor probabilidad de necesitar un soporte
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
257
258 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
TABLA 11-1
M E C A N ISM O S DE DISFUNCIÓN RENAL PERIQPERATORIA
Uremia prerrenal (incluye la enfermedad renovascular aguda)
Necrosis tubular aguda
Nefritis intersticial aguda
Glomerulonefritis aguda
Uropatía obstructiva
| TABLA 11-2
DIFERENCIACIÓN DE LOS PRINCIPALES M EC AN ISM O S DE DISFUNCIÓN RENAL
Urem ia p re rre n a l N e c ro s is tu b u la r aguda
R e la c ió n B U N -c re a tin in a s é ric o s > 1 0 :1 < 1 0 :1
S o d io e n la o rin a (m E q /l) <20 > 2 0 -4 0
O s m o la rid a d d e la o rin a (m O s m /l) >500 «350*
| FACTORES DE RIESGO [
EPIDEM IOLO GÍA
El análisis m ultivariante sugiere que la edad avanzada y la exposición repeti
da al CEC aum entan el riesgo de insuficiencia renal post-CEC. La influencia
de la edad parece increm entarse de form a aguda más allá de los 60 años.
En com paración con los pacientes de m enos de 60 años, el riesgo de insu
ficiencia renal post-CEC se duplica en los pacientes con 70 años y se cuadri
plica en octogenarios. La reoperación con CEC aum enta el riesgo al doble.
Sin embargo, no se han evidenciado diferencias de género, a pesar de que
se han efectuado num erosos estudios predom inantem ente entre m ilitares
veteranos, de los que, por tanto, están excluidas las m ujeres. La raza y la
constitución no han dem ostrado con stituir factores de riesgo consistentes.
CARACTERÍSTICAS PREOPERATORIAS
La insuficiencia renal preoperatoria, previa a la cirugía de revascularización
coronaria, así com o la enferm edad vascular aterosclerótica no coronaria sinto
mática (infarto cerebral previo, accidente isquém ico transitorio [TIA], claudica
ción interm itente, cirugía carotídea o vascular periférica previa o grave ateros-
clerosis aórtica), se asocian con un increm ento de la insuficiencia renal
post-CEC. En algunos estudios un increm ento en los niveles preoperatorios
de creatinina sérica superior a 1,5 mg/dl puede aumentar el riesgo de insufi
ciencia renal postoperatoria. Un deterioro preoperatorio de la creatinina hasta
2,2 mg/dl eleva el riesgo al triple. Se debe tener en cuenta que m uchos estu
dios evalúan la función renal basándose exclusivam ente en la cifra de creati
nina sérica. Únicam ente hay una correlación débil y no lineal entre los cam
bios en la creatinina sérica y los que se dan en el filtrado glomerular. También
resulta im portante considerar que la insuficiencia renal preoperatoria no cons
tituye un factor de riesgo que predisponga al daño renal intraoperatorio. Estos
pacientes no presentan un deterioro renal de mayor gravedad. No obstante,
aunque la magnitud del efecto de la disfunción renal preoperatoria no está
clara, existe una relación directa consistente entre la disfunción renal preope
ratoria y la incidencia de IRA postoperatoria. La revascularización coronaria
Líquidos, electrólitos y función renal
PROFILAXIS
M IN IM IZ A C IO N DE LA A D M IN IS T R A C IO N DE POTASIO
DU RAN TE O DESPUÉS DE LA CIRCULACIÓN EXTRACORPÓREA
Cuando se prevé la aparición de insuficiencia renal post-CEC, se debe ser
conservador con la reposición de iones elim inados por el riñón. De este
m odo, la adm inistración de grandes cantidades de potasio (K) con la in te n
ción de reducir la aparición de arritm ias potenciales debería convertirse en
una adm inistración m ucho más conservadora. Una posibilidad es no apor
tar K a m enos que aparezcan arritm ias o debilidad m uscular, dos conse
cuencias que se observan en los casos de hipopotasem ia.
A D M IN IS T R A C IÓ N DE SO LU CIO N ES INTRAVEN O SA S
INTRAOPERATORIAS
El fen oldopam , un agonista selectivo del receptor dopam ina-1, puede de
sem peñar un papel im p ortan te en la profilaxis contra la insuficiencia renal
post-CEC. Estudios recientes sugieren que puede preservar la función re
nal en la cirugía del aneurism a aórtico abdom inal. El fenoldopam estim ula
los receptores dopam ina- 1 , increm entando la adenilato-ciclasa intracelular,
260 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
RETIRADA DE FLUIDOS
§ La hipervolem ia, con el consiguiente deterioro de la hipoxemia, puede obli
& gar a realizar ultrafiltración en pacientes con insuficiencia renal. Esto resulta
especialm ente problem ático 24-36 horas después del CEC, cuando la m ovi-
262 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
lización de líquidos se increm enta com prom etiendo el funcionam iento del
corazón debido al aum ento del volum en intravascular. Pueden adm inistrarse
en bolo o m ediante perfusión intravenosa altas dosis de diuréticos. La com
binación de diuréticos de asa (p. ej., furosem ida) con inhibidores de la bom
ba de sodio situados en el túbulo distal (acetazolamida) puede ser particular
m ente útil. También el péptido atrial natriurético a veces puede elevar la
diuresis. Aunque ha dem ostrado que aum enta el aclaram iento de creatinina
en un estu dio clínico realizado en pacientes con necrosis tub ula r aguda
(NTA), no se ha estudiado en pacientes post-CEC ni se ha dem ostrado que
reduzca la necesidad de diálisis ni ha m ejorado la supervivencia. Si la causa
de la insuficiencia renal post-CEC se considera más de tipo isquém ico que
neurotóxico, la validez de la extrapolación de los resultados de este estudio
dependería de la causa de la NTA en la población que constituye dicho estu
dio. La dopamina tam bién ejerce un efe cto natriurético, pero el riesgo aso
ciado a su uso de aparición de arritm ias lim ita su em pleo com o diurético.
ELECTRÓLITOS
El desequilibrio electrolítico de m ayor preocupación observado en la IRA es
típicam ente la hiperpotasem ia. Esto afecta a la irritabilidad celular por altera
ción del potencial de m em brana. El potencial de reposo de la m embrana
celular está determ inado por el gradiente entre las concentraciones de K,
intracelular (alto) y extracelular (bajo). Al alterar este gradiente transm em bra
na, la hiperpotasem ia aum enta la probabilidad de que se produzca la despo
larización celular, lo que predispone a la aparición de arritm ias. Pequeños
aum entos en el potencial transm em brana hacen el potencial de m embrana
m enos negativo, increm entando las probabilidades de despolarización y los
focos ectópicos. Por el contrario, la hiperpotasem ia grave favorece la sístole
cardíaca. Dicha hiperpotasem ia evita la apertura de los canales de sodio,
im pidiendo de este m odo la despolarización celular.
Para prevenir ese tipo de arritmias inducidas por hiperpotasemia el princi
pal objetivo es eliminar el K del cuerpo, lo que puede lograrse con la diuresis
si la insuficiencia renal no es oligúrica o mediante la administración de diuréti
cos. Las resinas de intercambio de K, com o el kayexalato, pueden obtener el
m ism o objetivo si la motilidad intestinal no está alterada. Por otra parte, admi
nistrar insulina (con glucosa, para prevenir la hipoglucemia, activa el paso de K
al interior celular a través de la bomba Na-K ATPasa), el uso de agonistas P2 (el
salbutamol nebulizado activa la bomba Na-K ATPasa) y la corrección de la aci
dosis son útiles. Por último, la arritmogenicidad de la hiperpotasemia puede
contrarrestarse con la administración de calcio. La hiperpotasemia disminuye
(es decir, hace m enos negativo) el potencial de reposo de la membrana celu
lar, al m ism o tiem po que aumenta la probabilidad de despolarización ventri
cular. Sin modificar los niveles extracelulares de K, la administración de calcio
reduce el umbral de despolarización celular y la probabilidad de arritmias.
ACIDOSIS
El deterioro de la capacidad para elim inar los ácidos y reponer las bases com
prom ete la capacidad reguladora del pH de la sangre. La administración del
bicarbonato puede reponer en parte esta capacidad amortiguadora, aunque
se requerirá la hiperventilación com pensadora para lim piar la consiguiente
producción de C 0 2. Se debe intentar evitar la hipertonicidad m ientras se ad
ministra bicarbonato sódico. Además, la alcalosis respiratoria es un mecanis-
Líquidos, electrólitos y función renal
UR EM IA
El tie m p o de sangrado está prolongado con frecuencia en pacientes urémi-
cos, lo que sugiere una contribución de la disfunción plaquetaria a las coagu-
lopatías observadas. La adm inistración de l-d esa m ino - 8-o-arginina vasopre-
sina (DDAVP) y crioprecipitados ha dem ostrado en algunos casos m ejorar
de form a tem po ral las coagulopatías asociadas con la urem ia. La uremia
co m p ro m e te la función plaquetaria por un m ecanism o aún no com p le ta
m ente conocido. Se sabe que la DDAVP increm enta las concentraciones
plasmáticas del factor von W illebrand, que es producido por las células en
doteliales y los m egacariocitos. Debido a la im portancia del factor von W ille
brand, tanto en la agregación com o en la adherencia plaquetaria, se conside
ra que este efecto debido a dicho factor contribuye al de la DDAVP en el
sangrado asociado a uremia. No se puede descartar la existencia de otros
m ecanism os asociados.
DIALISIS 'O
ULTRAFILTRACIÓN FRENTE A DIÁLISIS O
La ultrafiltración implica la elim inación de líquidos y la diálisis la elim inación Z
de los productos de desecho de la sangre. Es im portante com prender los 2
diseños de los sistem as com unes (fig. 1 1 - 1 ).
CO
RAZO NES PARA U N M A N E JO IN T E N S IV O O
A ntiguam ente se consideraba perjudicial para la recuperación de los pacien
tes con insuficiencia renal, pero actualm ente se cree que la terapia de reem
O
plazo artificial de la función renal podría acelerar la recuperación. Un reciente 2
estudio que com paró tres dosis de diálisis en pacientes som etidos a hemo-
diafiltración venovenosa continua (H D W C ) dem ostró que la supervivencia
era peor en los pacientes que recibieron la dosis más baja de diálisis3. Del
m ism o m odo, la diálisis in te rm ite n te que facilita la program ación m ás in te n
siva de las sesiones de diálisis ha dem ostrado re cie n te m e n te su utilidad
O
para acelerar la recuperación renal y m ejorar la supervivencia4. Otras diferen
9
cias en relación a las m odalidades de tratam iento em pleadas podrían haber
contribuido a los e fe cto s observados.
z>
< y
HEMODIÁLISIS
Monitor de la presión
del flujo de entrada Monitor de
Bomba de
heparina
(para prevenir
la coagulación)
ción renal más rápida y a una m enor m ortalidad4. En este estudio las des
igualdades entre la frecuencia de la diálisis y el m ayor aclaram iento de urea
obtenido hacen el m otivo de mejora claro (el grupo som etido a diálisis diaria
tuvo mayor frecuencia de diálisis y consiguió niveles inferiores en la sangre
de nitrógeno ureico [BUN]).
HEMODIAFILTRACIÓN V E N O V E N O S A C O N T IN U A
FRENTE A HEM O DIÁLISIS
Si los beneficios de la hemodiálisis diaria frente a los de su aplicación interm i
ten te se siguen dem ostrando, cabe prever que la HDVVC daría beneficios
similares o mayores cuando se comparan con los de la hemodiálisis interm i
tente. Sin embargo, debido a la escasez de estudios que evalúen esta cues
tión, actualm ente no existe una recom endación en cuanto a una u otra form a
de hem odiálisis en pacientes que se consideran tolerantes hem odinám ica-
m ente de ambas form as. En lugar de centrarse en los e fe cto s sobre la fu n
ción renal, la decisión entre H D W C y hem odiálisis se basa a m enudo en los
recursos (disponibilidad de m edios técnicos), las infecciones, el sangrado, el
m an tenim iento de los accesos venosos (la H D W C precisa un acceso veno
so central m antenido y a m enudo anticoagulación sistém ica, lo que limita la
Líquidos, e le ctró lito s y función renal 265
m ovilidad), así co m o en o tro s asp ectos te ó rico s (la elim inación m e n o s rápi
da de ag en te s o s m ó tic o s en teoría resulta m en os peligrosa para los pacien
te s con edem a cerebral).
BIBLIOGRAFÍA
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RENAL
LÍQUIDOS, ELECTRÓLITOS Y FUNCIÓN
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Isquemia
de miocardio
postoperatoria
Edward W. Verde
267
268 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
Estrés prolongado-infarto
Estenosis coronaria
FIGURA 12-1
Factores que influyen en la demanda y la oferta de oxígeno al miocardio. (Reproduci
da de Ardehali A, Ports TA: Myocardial oxygen supply and demand. Chest 98:699-
705, 7990.)
Autorregulación
FIGURA 12-2
Esquema de los dos tipos de isquemia miocárdica. (Reproducida de Landesberg:
The pathophysiology o f perioperative myocardial infarction: Facts and perspectives.
J Cardiothorac Vascul Anesth 17[1J:90-100, 2003.)
Isquemia de miocardio postoperatoria 269
TABLA 12-1
FACTORES DE RIESGO PARA LA ENFERMEDAD CORONARIA________________________
D is lip e m ia : L D L y V L D L e le v a d o s ; H D L d is m in u id o
In c re m e n to del e s tré s o xid a tiv o : h ip e rte n s ió n , d ia b e te s y ta b a q u is m o
D e ficie n cia de e s t r ó g e n o s
H ip e rh o m o c is te in e m ia
Edad avanzada
P r e d is p o s ic ió n ge n é tica
In fe c cio n e s: Chlam ydia pneum oniae, H elicobacter pylori, c ito m e g a lo v iru s ,
h e rp e s v iru s
HDL, lipoprotefna de alta densidad; LDL, lipoprotefna de baja densidad; VLDL, lipoproteína de muy baja
densidad.
POSTOPERATORIA
INCIDENCIA
Los avances en las técn icas quirúrgicas, la protección m iocárdica, la
anestesia y el cuidado po stoperatorio han reducido la tasa de isquem ia
perioperatoria. Actualm ente, la incidencia de isquem ia definida com o la
presencia de nuevas ondas Q se sitúa entre el 2 y el 4% , pero puede ser
mayor dependiendo de la definición. Puede existir isquem ia sin cam bios
electrocardiográficos claros.
ISQUEMIA DE MIOCARDIO
SIGNIFICADO PRONÓSTICO
La presencia de nuevas ondas Q indica m ayor m ortalidad en los 5 años
siguientes, hasta un 8 % en pacientes intervenidos de CRC2. O tros cam
bios, com o elevación del segm ento ST o descenso y alteraciones en la
onda T, tienen una m ortalidad del 2,8 -4 ,2% . La m orbilidad ha descendi
do en el tiem po, com o ¡lustra una com paración entre una población de
pacientes intervenidos de CRC a finales de la década de 1980 y otra
de m ediados de la de 1990 (14,5 y 8 , 8 %, respectivam ente)3. La m orb ili
dad incluye eventos cardíacos m ayores, alteraciones neurocognitivas,
com plicaciones pulm onares y renales e infecciones. La m ortalidad, sin
em bargo, fu e aproxim adam ente del 3% para am bos grupos.
© ELSEVI ER. Fotocopiar sin autorización ©s u n delito.
ETIOLOGÍA
La isquem ia puede ser desencadenada por factores relacionados con la
cirugía o la anestesia (tabla 12 -2 ).
TABLA 12-2
FA C TO RES Q UE C O N T R IB U Y E N A LA IS Q U E M IA M IO C Á R D IC A
EN EL PO STO PERA T O R IO ___________________________________________________________
FA C TO RES Q U IR Ú R G IC O S__________________________________________________________
Oclusión del injerto (trombosis, estenosis, disección o kinking)
Oclusión coronaria distal (ateromatosis, embolismo de aire o partículas)
Revascularización incompleta
Mala protección miocárdica
Espasmo coronario___________________________________________________
FA C TO RES A N E S T É S IC O S __________________________________________________________
Aumento de la demanda miocárdica de oxígeno (dolor, ansiedad, sobrecarga
de volumen, hipertensión y otras causas de taquicardia)
Oferta de oxígeno disminuida (anemia, bajo gasto cardíaco y mala oxigenación)
Control hemodinámico no adecuado en el postoperatorio (hipo o hipertensión)
Disfunción respiratoria (mala oxigenación o ventilación inadecuada)
TABLA 12-3
TE R R IT O R IO S C O R O N A R IO S E LE C T R O C A R D IO G R Á F IC O S
Territorio D erivaciones ECG Arteria coronaria
Lateral o apical I, aVL, V4, V5, V6 Circunfleja (marginal) o DA
(diagonal)
Inferior II, III, aVF CD
Anteroseptal V1, V2, V3 DA
Posterior V1, V2, V3* CD distal o circunfleja
Ventrículo derecho V4R, V5R, V 6R+ CD
* Cambios isquémicos posteriores: descenso especular del segmento ST. Las derivaciones posteriores V7,
V8y V9 mostrarán elevación de dicho segmento.
f La isquemia ventricular derecha se puede detectar colocando las derivaciones precordiales derechas.
CD, Coronaria derecha; DA, descendente anterior; ECG, electrocardiograma.
Isquemia de miocardio postoperatoria 271
MARCADORES BIOQUÍMICOS
CREATINA FOSFOCINASA Y SU FRACCIÓN MB
La CK es un m arcador m uy sensible y se debe m edir de form a seriada
(norm alm ente cada 6 h) para determ inar su curva. La fracción M B puede
detectarse a las 2-4 horas de un infarto y su pico se sitúa a las 24 horas,
volviendo a valores basales a las 3 6 -4 8 horas. Las elevaciones patológi
POSTOPERATORIA
cas están presentes en el 60% de los pacientes intervenidos de CRC y
se asocian con infarto m iocárdico y mayor m ortalidad más allá del perío
do de postoperatorio inm ediato4. El nivel 10 veces por encim a del normal
observado en el 6 % de los pacientes es predictor independiente de m or
talidad hospitalaria5.
TROPONINA I
La determ inación de la troponina I se usa conjuntam ente con la CK-M B y
se m ide con los m ism os intervalos. Los niveles de troponina I se de tec
tan a las 6 horas, el pico se alcanza a las 24 -48 horas y persiste elevada
ISQUEMIA DE MIOCARDIO
durante 10 días. La m edida alta de troponina I añade especificidad a la
elevación de CK-M B. Las anom alías segm entarias en la contractilidad
detectadas con el ecocardiogram a 2-D indican isquemia si se correlacio
nan con la troponina I y la CK-MB. Los niveles de troponina I tam bién re
ducen los falsos positivos de infarto si se comparan con los de CK-MB
solos6. Aunque no se han establecido niveles de referencia, la elevación
de troponina se asocia a m en or supervivencia a los 6 m eses y los 2 años.
Los niveles altos persistentes en estos pacientes indican isquemia y ne
crosis progresiva.
MIOGLOBINA
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HEMODINÁMICA
La IM causa disfunción sistólica y diastólica. Las m anifestaciones hem o-
dinám icas incluyen elevación de la presión venosa central (PVC), presión
capilar pulm onar (PCP) y presión pulm onar arterial diastólica y sistólica,
m ientras que el gasto cardíaco (GC) se m antiene. La disfunción diastólica
aparece con isquem ia leve o m oderada. A m edida que la falta de oxígeno
progresa, más células se com p ortan de form a disfuncional y aum entan
los territorios con isquemia. Esto causa disfunción sistólica, dism inuye el
GC y aum enta las presiones de llenado con una buena respuesta inicial a
la sobrecarga de volum en. Una vez corregida la hipovolem ia inicial, la
fun ción sistólica y el GC no pueden m ejorar salvo que se recupere el
aporte de oxígeno al m iocardio. De hecho, el GC puede bajar incluso con
drogas inotrópicas. M ás adelante se establece el fallo cardíaco y el shock
cardiogénico. La inestabilidad hem odinám ica que resulta de la IM resulta
tardía en el cuadro clínico.
ECOCARDIOGRAMA
Las zonas de hipoquinesia segm entaria se ven com o anomalías de la
contractilidad en el ecocardiogram a 2D. Cada región corresponde a un
te rrito rio coronario. A m edida que la relación entre la dem anda y la oferta
de oxígeno al m iocardio em peora, tam bién lo hacen la función m iocárdi
ca y la contractilidad, lo que resulta en aquinesia de la zona. Estas zonas
no participan en el trabajo m ecánico del corazón. La disquinesia norm al
m ente se debe a cicatrices antiguas que se m ueven en oposición a las
zonas de m iocardio viable. A m edida que la zona de cicatriz aum enta,
sobre todo en el ventrículo izquierdo, puede convertirse en un aneuris
ma, em peorando las funciones diastólica y sistólica. El ECG puede m os
trar cam bios que corresponden a la zona del m iocardio con anomalía de
la contractilidad en el ecocardiogram a. Uno de los problem as de la isque
mia en el postoperatorio es el aum ento de la zona de aquinesia o hipoqui
nesia por los inotrópicos.
Este hecho constituye la base del ecocardiogram a de estrés con do
butam ina y se puede realizar en la unidad de cuidados intensivos. La re
vascularización de estas áreas puede corregir el problem a de isquemia
reversible.
ANGIOGRAFÍA CORONARIA
El papel de la angiografía coronaria en el po stoperatorio de una cirugía
cardíaca consiste en confirm ar la presencia o ausencia de perm eabilidad
en los injertos coronarios. En ocasiones, una lesión de un injerto se pue
de tratar con angioplastia durante el estudio diagnóstico sin necesidad de
reexploración quirúrgica.
TABLA 12-4
SECUELAS DE LA ISQ U EM IA M IO CÁRD ICA
1. In fa rto a g u d o d e m io c a rd io
2. Bajo g a s to ca rdía co y s ín d ro m e d e s h o c k c a rd io g é n ic o
3. A rritm ia s v e n tric u la re s m a lig n a s
4. In s u fic ie n c ia m itra l agu d a
5. C o m u n ic a c ió n in te rv e n tric u la r p o s tin fa rto
6. F allo v e n tric u la r d e re c h o
7. R otura d e la p a re d lib re o a n e u ris m a
POSTOPERATORIA
(tabla 12-4).
PLAN DE TRATAMIENTO
ESTABILIZACION, MONITORIZACION Y LLAMADA AL EQUIPO
QUIRÚRGICO
El prim er paso es siem pre explorar al paciente y asegurarse de que la vía
aérea está libre y el paciente respira. Si se necesita con tro l sobre la
vía aérea, ha de realizarse lo antes posible. En todos los pacientes se
coloca una fue n te de oxígeno suplem entario. La ventilación no invasiva
(mascarilla o presión positiva continua [CPAP]) es el prim er paso; si el
ISQUEMIA DE MIOCARDIO
en ferm o no m ejora en las 2 horas siguientes, debe ser intubado y conec
tado a ventilación m ecánica. Todos han de m onitorizarse de manera con
tinua con pu lsio xím etro y deben extraerse gases arteriales. Si existe
cualquier duda sobre la adecuada oxigenación o ventilación, se debe lla
mar al equipo de soporte necesario para un control precoz.
Al m ism o tie m p o se explora en busca de in suficie ncia o fallo cardía
co para com enzar in m e d ia ta m e n te su tra ta m ie n to . Se deben palpar los
pulsos d ista le s y o b serva r las señales de bajo gasto e in cluso la falta
de activida d e lé ctrica del corazón. Si el paciente está hipotenso, una
in fu sió n de c rista lo id e s de 20 m l/kg puede ser una solució n te ra p é u ti
ca y una m aniobra diagnóstica. La hipovolem ia responde al tra ta m ie n
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
SHOCK CARDIOGÉNICO
La terapia de soporte incluye optim izar la función m iocárdica m ientras se
espera la terapia definitiva (v. sección de bajo gasto). La colocación de un
balón de contrapulsación de m anera urgente puede ayudar a m ejorar la
relación entre oferta y dem anda de oxígeno para el m iocardio.
AN G IN A INTRATABLE
Su m anejo incluye el tratam ie nto intensivo del dolor con opiáceos (fenta-
nilo y m orfina), fárm acos an tiin flam atorios no esteroideos (ketorolaco,
ibuprofeno y aspirina), la instauración de una perfusión de nitroglicerina
m anteniendo la presión arterial (presión diastólica >50) y una perfusión
276 Parte 3 Aspectos del postoperatorio
de heparina. Las m edidas iniciales para dism inu ir las dem andas de oxí
geno son reposo en cama, sedación y betabloqueo. El tratam iento de la
fieb re o la hiperterm ia debe ser agresivo. Si el dolor continúa a pesar de
estas m edidas iniciales, se debe colocar un BCIA. Estos pacientes nece
sitan angiografía y en ocasiones intervención percutánea consultando
con el equipo de cardiología intervencionista.
Si los cam bios en el ECG indican isquem ia inferior, se debe obtener
un ECG derecho para evaluar la isquem ia del ventrículo derecho. El eco-
cardiogram a es de mucha utilidad. Si se sospecha fallo ventricular dere
cho, se requerirá sop orte farm acológico e incluso m ecánico (cap. 2 ).
Si la IM no se resuelve con las intervenciones previas, se requiere una
terapia definitiva. En algunos pacientes, particularm ente en aquellos con
patología coronaria difusa y sin anomalías segm entarias en la con tra ctili
dad, es m ejor no intervenir y dejar que el infarto se establezca y tratar
sólo m édicam ente al enferm o. Para el resto de pacientes, la terapia d e fi
nitiva incluye:
• Cirugía de CRC: Las indicaciones para repetir o rehacer una cirugía de
revascularización incluyen shock cardiogénico, fallo cardíaco o com p li
caciones en la angioplastia coronaria; in fa rto o angina tras la cirugía a
pesar del tratam ie nto m édico intensivo, y com plicaciones mecánicas,
com o com unicación interventricular, rotura del m úsculo papilar y rotu
ra de la pared libre8.
• A n g io p la stia percutánea: Las indicaciones son isquem ia sintom ática
en los siguientes 12 m eses, angina recurrente a pesar del tratam iento
m édico óptim o, pacientes con pruebas no invasivas de alto riesgo (dis
función m oderada o grave del ventrículo izquierdo) y evidencia de is
quem ia extensa en estudios de estrés9.
• Trom bólisis: Está contraindicada en el período postoperatorio.
El tratam iento a largo plazo de un enferm o que ha sufrido un infarto
perioperatorio es el m ism o que el del infarto no relacionado con la ciru
gía. Se ha dem ostrado que el inicio de la terapia de form a precoz resulta
m ejor que esperar.
La dosis de betabloqueantes se regula hasta obtener una frecuencia
cardíaca por debajo de 80 Ipm y, si es posible, por debajo de 60 Ipm. Es
m uy beneficiosa una dosis de aspirina diaria. Durante la fase aguda reci
ben 325 m g v.o. o rectales. En el seguim iento, la dosis es de 81 mg. La
terapia con estatinas se inicia precozm ente por su efecto antiinflam atorio.
Los IECA ayudan al remodelado ventricular y dism inuyen la poscarga al
ventrículo isquém ico. Se prefieren los de vida media corta y comenzando
con dosis bajas hasta com probar la tolerancia. Posteriorm ente se pueden
cambiar a otros de vida media más larga. Todos los pacientes deben entrar
en un programa de rehabilitación cardíaca. Algunos enferm os necesitarán
fárm acos antianginosos orales o en parche y, si existe ICC, diuréticos.
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ISQUEMIA DE MIOCARDIO
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Tratamiento de las
complicaciones respiratorias
en el postoperatorio
Kelly Grogan
INTRODUCCIÓN
Las com plicaciones respiratorias posquirúrgicas son una causa destacada
de m orbilidad y m ortalidad. El estado m édico preoperatorio, las com plicacio
nes intraoperatorias y el tratam iento postoperatorio contribuyen al resultado
final. Los objetivos del tratam iento de las com plicaciones respiratorias en el
postoperatorio son:
• El destete adecuado y tem prano del respirador.
• El m an tenim iento de una oxigenación y una ventilación adecuadas des
pués del destete y la extubación.
• La prevención, la identificación y el tratam iento de las com plicaciones
respiratorias del postoperatorio.
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
279
280 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
horas del procedim iento, el aum ento de la edad y la com orbilidad concom i
tante hacen que un subgrupo de pacientes necesite ventilación prolongada
en el postoperatorio4-5. La frecuencia com unicada de com plicaciones respi
ratorias postoperatorias es m uy variable, lo que probablem ente se deba a la
selección de los pacientes, a los factores de riesgo relacionados con el pro
cedim iento y a las diferentes definiciones de com plicación postoperatoria.
A lgunos estudios han definido las com plicaciones respiratorias postoperato
rias com o cualquier signo o síntom a respiratorio (p. ej., tos productiva, ron-
cus o dism inución de los ruidos respiratorios) o cam bios en la radiografía de
tórax (atelectasia o consolidación). Los estudios más recientes generalm en
te han incluido sólo las com plicaciones (atelectasia, infecciones com o bron
quitis o neumonía, ventilación m ecánica prolongada, insuficiencia respira
toria, exacerbaciones de la en ferm ed ad pulm onar crónica subyacente o
broncoespasm o) que prolongan la estancia hospitalaria o contribuyen a la
m orbilidad y la mortalidad.
Asm a
A pesar de que los prim eros inform es indicaban que los pacientes con asma
tenían una mayor incidencia de lo esperado de com plicaciones respiratorias
postoperatorias, los estudios más recientes no han confirm ado estos resul
tados. Por ejem plo, W arner y cois .9 estudiaron a 706 pacientes con asma.
No hubo ningún episodio de m uerte, neum otorax o neumonía y sólo se ob
servó un 1,7% de incidencia de broncoespasm o en el perioperatorio. Los
pacientes con asma, bien controlados y que tienen un flujo m áxim o superior
al 80% de lo esperado o de sus m ejores valores personales pueden ser in
tervenidos con un riesgo normal.
El do cum ento de consenso del National A sthm a Education Program es
tadounidense recom ienda los corticoides sistém icos perioperatorios para
los asm áticos con sibilancias, to s productiva, opresión torácica o disnea
com o parte de su tratam iento am bulatorio10. Los esteroides tam bién deben
utilizarse en los pacientes que tengan un índice de flujo m áxim o o un volu
Tabaquism o
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
Los fum adores de cigarrillos «en activo» tienen un riesgo aum entado de com
plicaciones respiratorias postoperatorias, incluso en ausencia de enferm edad
pulm onar crónica. Es más, los pacientes que fum an más de 20 paquetes/año
tienen una incidencia más alta de com plicaciones respiratorias postoperato
rias que los que tienen una historia de tabaquism o más corta. El riesgo relati
vo de complicaciones respiratorias entre los fum adores y los no fum adores
varía entre 1,4 y 4,36. Por desgracia, el riesgo dism inuye sólo después de
abandonar el hábito un m ínim o de 8 semanas antes de la cirugía. W arner y
cois .11 estudiaron de form a prospectiva a 200 fum adores a quienes se les iba
a realizar una cirugía de revascularización coronaria y encontraron que aque
llos que habían dejado de fum ar durante por lo menos 2 m eses tenían una
tasa de com plicaciones respiratorias significativam ente m enor que los que
fumaban en ese m om ento (el 14,5 frente al 33% ). Los pacientes que habían
dejado de fum ar durante más de 6 m eses tenían una incidencia sim ilar a los
282 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
que nunca habían fum ado (el 11,1 y el 11,9%, respectivamente). De form a
paradójica y por razones que no quedan claras, los pacientes que habían deja
do de fum ar en un período inferior a 8 semanas antes de la cirugía tenían un
riesgo mayor que los fum adores en activo (el 57,1 frente al 33%).
Obesidad
Los cam bios fisiológicos que acompañan a la obesidad mórbida son la reduc
ción de los volúm enes pulmonares, la discordancia de la ventilación-perfusión
(V/Q) y una hipoxia relativa. Se asume por lo general que estos hallazgos po
drían acentuar los cambios similares que tienen lugar con la anestesia, lo que
incrementa el riesgo de com plicaciones respiratorias. Sin embargo, no se ha
dem ostrado que la obesidad sea un factor de riesgo constante para las com
plicaciones respiratorias postoperatorias. En un estudio prospectivo realizado
con 117 pacientes som etidos a cirugía torácica, no existió ninguna diferencia
en la tasa de com plicaciones respiratorias cuando los pacientes fueron estra
tificados según el índice de masa corporal (IMC)12. En contraste, en un estu
dio prospectivo llevado a cabo con 1.000 pacientes a quienes se realizó una
laparotomía, se observó que la obesidad, definida por un IMC >25 kg/m 2, era
un fa cto r de riesgo indepen diente para las com plicaciones respiratorias
postoperatorias13. Sin embargo, en una revisión de seis estudios que englo-
TABLA 13-1
CLASIFICACIÓN DE RIESGO PREQUIRÚRGICO DE LA AM ER IC AN SOCIETY OF
ANESTHESIOLOGISTS (ASA)_________________________________________________________
C la s ific a ció n A S A A lte ra c ió n sisté m ica
1 Paciente sano sin otras enfermedades aparte del proceso
quirúrgico
2 Paciente con enfermedad sistémica leve-moderada que
puede estar o no relacionada con la causa de la
intervención
3 Paciente con enfermedad sistémica grave, que limita la
actividad, pero que no es incapacitante
4 Paciente con enfermedad sistémica grave e incapacitante,
que constituye además una amenaza constante para la vida
5 Enfermo terminal o moribundo, cuya expectativa de vida no
supera las 24 horas, con o sin tratamiento quirúrgico
E Sufijo para indicar la cirugía urgente para cualquier clase
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 283
Edad
Aunque los primeros estudios hicieron pensar en un mayor riesgo de com pli
caciones respiratorias con la edad avanzada, dichos estudios no se ajustaron
para el estado general de salud o la presencia de enferm edad pulm onar pre
via. El riesgo de mortalidad quirúrgica es m uy similar para todos los grupos de
edad cuando se han estratificado según la clasificación de la ASA15. Un m o
delo multivariante para la insuficiencia respiratoria postoperatoria identificó a
la edad m ayor de 60 años com o un factor de riesgo m enor16. El cociente de
probabilidades (odds ratio, OR) para las edades de 60-69 años y superior a
70 años era de 1,51 y 1,91, respectivam ente. Las com plicaciones respirato
rias están m ucho más relacionadas con las enferm edades coexistentes que
con la edad cronológica.
Factores m etabólicos
Un índice de riesgo m ultifactorial para la insuficiencia respiratoria postopera
toria identificó a la hipoalbum inem ia y a la elevación del nitrógeno ureico en
sangre com o factore s de riesgo m etabólicos. Una album inem ia inferior a
3 g/dl y un nitrógeno ureico en sangre superior a 30 mg/dl aumentaron el ries
go de complicaciones con valores de OR de 2,53 y 2,29, respectivam ente16.
Sitio quirúrgico
El sitio quirúrgico es el factor principal para predecir el riesgo global de com
plicaciones respiratorias postoperatorias. La incidencia de com plicaciones
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Duración de la cirugía
Los procedim ientos quirúrgicos que duran m ás de 3-4 horas tienen un ries
go m ayor de com plicaciones7,18,19. Por ejem plo, un estu dio realizado con
520 pacientes sobre los factores de riesgo para la neumonía postoperatoria
encontró una incidencia del 8 % para las cirugías que duran m enos de 2 ho
ras fre n te a un 40 % para los pro ced im ie ntos que duran más de 4 20. Por
tanto, se sugiere te n e r en cuenta siem pre que sea posible los procedim ien
284 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
Radiografía de tórax
En los pacientes de edad avanzada cada vez son más frecuentes los hallaz
gos anómalos en las radiografías de tórax. A pesar de ello, las radiografías
aportan poco a la evaluación clínica a la hora de identificar a los pacientes con
riesgo de sufrir complicaciones perioperatorias. En un metaanálisis de radio
grafías de tórax rutinarias que incluyó más de 14.390 placas27 se encontraron
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
TABLA 13-2
ETIOLOGÍA DE LAS ATELECTASIAS PULMONARES___________________________________
FACTORES PREOPERATORIOS_______________________________________________________
Tabaquismo o bronquitis crónica
Obesidad (que disminuye la capacidad residual funcional)
Edema pulmonar cardiogénico_________________________________________
FACTORES INTRAOPERATORIOS____________________________________________________
Ventilación pasiva de un diafragma paralizado
Patrón ventilatorio monótono__________________________________________
FACTORES DE LA CIRCULACIÓN EXTRACORPÓREA__________________________________
Inhibición plasmática del surfactante, distensión pulmonar o isquemia pulmonar
Aumento del agua extravascular pulmonar (activación del complemento)
Situación del corazón sobre un lóbulo inferior izquierdo inmóvil
Aspiración bronquial a ciegas
Sangre o derrame en la pleura abierta
T r a t a m ie n t o d e la s a t e le c t a s ia s
Una serie de hiperinsuflaciones m anuales a una presión m áxim a de 25-
30 cm H20 antes del de stete de la CEC puede ayudar a revertir las atelecta
sias y m ejorar la distensibilidad pulmonar. Sin em bargo, existe el riesgo de
arrancam iento del injerto de arteria torácica interna por la dilatación excesiva
del pulm ón izquierdo o la rotura de una bulla pulm onar si se aplican presio
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
Broncoespasm o agudo
El broncoespasmo grave post-CEC es infrecuente, incluso en los pacientes
con EPOC y asma. La causa más probable del broncoespasm o fulm inante
después de la CEC es la activación de las anafilatoxinas por el circuito extra-
corpóreo. El edema pulm onar cardiogénico agudo se suele asociar a bronco
espasmo (es decir, el asma cardíaca). El síndrome de la urticaria a frigore (urti
Auto-PEEP
La exhalación durante la ventilación mecánica es básicam ente un proceso
pasivo y continúa hasta que los m ecanism os de retroceso elástico de los
pulm ones y la pared torácica se equilibran a la CRF. El vaciam iento retrasado
de las unidades pulm onares enferm as puede provocar una presión positiva
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 291
corriente. La auto-PEEP tam bién puede m inim izarse dism inuyendo la de
TRATAMIENTO
Efectos esplácnicos
La presión positiva de la vía respiratoria y la PEEP en especial dism inuyen la
perfusión esplácnica. Por este m otivo, pueden elevarse las concentraciones
plasm áticas de am inotransferasas y de lactato deshidrogenasa (LDH). Sin
em bargo, no está claro si estos cam bios son independientes de la dism inu
ción del gasto cardíaco secundaria a la presión positiva. Por o tro lado, la
presión intraabdom inal elevada puede provocar alteraciones profundas de
la mecánica respiratoria, lo que puede com plicar tan to la ventilación m ecáni
ca com o la m onitorización hemodinám ica.
Indicaciones
La principal indicación para la ventilación mecánica es la insuficiencia respi
ratoria aguda, que se m anifiesta por la incapacidad para oxigenar adecuada
m ente o por la pérdida de la capacidad para m antener una ventilación alveo
lar correcta. Los parám etros fisiológicos que se utilizan habitualm ente com o
indicadores para la ventilación mecánica se recogen en la tabla 13-4. En la
tabla 13-545se enum eran los objetivos de la ventilación mecánica convencio
nal, los cuales com binan con frecuencia criterios de valoración fisiológicos y
clínicos.
TABLA 13-3
POSIBILIDADES QUE DEBEN EVALUARSE EN LA RADIOGRAFÍA DE TÓRAX
Posición del tubo endotraqueal Atelectasia
Catéter venoso central Ensanchamiento mediastínico
Catéter de la arteria pulmonar Hemotórax o neumotorax
Sonda nasogástrica Infiltrados pulmonares y neumonía
Dispositivos de estimulación internos y Insuficiencia cardíaca congestiva
cables de marcapasos Atrapamiento aéreo e
Tubos de drenaje torácico o mediastínico hiperinsuflación pulmonar
Balón de contrapulsación intraaórtico
Dispositivos extracorpóreos de asistencia
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 295
RESPIRATORIAS
OBJETIVOS DE LA VENTILACIÓN MECÁNICA________________________________
OBJETIVOS FISIOLÓGICOS_______________________________________________
Soporte del intercambio gaseoso pulmonar mediante la ventilación alveolar y la
oxigenación arterial
Reducir el coste metabólico de la respiración descargando los músculos
respiratorios
Minimizar la lesión pulmonar inducida por el respirador_____________________
DE LAS COMPLICACIONES
OBJETIVOS CLÍNICOS___________________________________________________
Revertir la hipoxemia
Revertir la acidosis respiratoria aguda
Aliviar la dificultad respiratoria
Prevenir o revertir las atelectasias
Revertir la fatiga de los músculos respiratorios
Permitir la sedación o la parálisis neuromuscular
Disminuir el consumo miocárdico o sistémico de oxígeno
Estabilizar la pared torácica
y el tie m p o de ciclado.
M ec an ism o de ciclado p o r vo lu m en
Con un m e ca n ism o ciclado por vo lu m e n , la inspiración se te rm in a después
del aporte de un vo lu m e n co rrie n te prefijado. Ésta es la fo rm a m ás fre c u e n
te de sop orte ve n tila to rio total.
cada vez más porque pueden dism inuir el volutraum a en lesiones pulm ona
res agudas.
C om paración de la V M I y la AC
Estos m odos son las form as de ventilación mecánica que se utilizan con
más frecuencia. Las ventajas teóricas de la V M I son mejora de la sincronía,
la preservación de la función de los m úsculos respiratorios, una m enor pre
sión media de la vía respiratoria y una m enor tendencia a desarrollar la auto-
PEEP. La AC puede ser más apropiada para los pacientes gravem ente enfer
mos, en especial aquéllos con SDRA que precisan soporte total y en quienes
M o do de activación y sensibilidad
El soporte ventilatorio total por m edio de la AC o la VM IS precisa una activa
ción por válvula de demanda que evalúa la deflexión negativa de la presión
en la vía respiratoria generada por el paciente durante el inicio de la respira
ción, lo que se denom ina «presión de activación». La sensibilidad de la vál
vula de demanda debe pe rm itir al paciente activar el respirador fácilm en te y
evitar un período prolongado entre el esfuerzo inicial y la respiración de la
máquina. La sensibilidad de activación que se usa con más frecuencia es de
-1 a - 3 cm H 20 . Si la activación es dem asiado sensible, captará los m ovi
m ientos del paciente o los pequeños cam bios de presión causados por el
agua que entra en los tubos del respirador y el autociclado.
La auto-PEEP aumenta el trabajo necesario para activar el respirador. Los
pacientes tienen que producir la suficiente presión negativa para superar la
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 299
sensibilidad de activación y tam bién la auto-PEEP. Esto puede evitar que los
pacientes puedan generar las respiraciones suficientes del ventilador para
satisfacer sus necesidades. La aplicación de pequeñas cantidades de PEEP
en el respirador puede com pensar este efecto dism inuyendo la presión inspi-
ratoria que el paciente debe generar para activar un ciclado de la máquina. La
auto-PEEP tam bién puede dism inuirse prolongando el tiem po espiratorio, ya
sea dism inuyendo el volum en corriente o aum entando el flujo inspiratorio.
El activado por el flujo im plica el uso de un flu jo continuo de gas que
circule a través del paciente. Una desviación predeterm inada de este flujo
(activado de sensibilidad) creada por el inicio de la inspiración del paciente
hace que la máquina se active. El activado por flujo continuo requiere m enos
trabajo cuando se utiliza en pacientes con presión positiva continua de la vía
respiratoria (CPAP).
Frecuencia respiratoria
la frecuencia respiratoria.
Volum en corriente
Los volúm enes corrientes suprafisiológicos (10-15 ml/kg) son útiles en los
pacientes anestesiados y con ventilación mecánica para prevenir la hipoxia
inducida por las atelectasias y obviar la necesidad de respiraciones periódi
cas con hiperinsuflación manual. Sin em bargo, el inflado del pulm ón hasta el
e xtrem o superior de la curva de presión-volum en aum enta el riesgo de efec
tos colaterales adversos. Puede usarse un volum en corriente de 10 m l/kg
com o m áxim o para los pacientes con ventilación mecánica que no presen
ten una lesión pulm onar significativa.
La ventilación con un volum en corriente bajo debe usarse en los pacientes
con una enferm edad pulmonar com o el SDRA, enferm edad pulmonar obstruc
300 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
tiva o fibrosis pulmonar; tam bién debe utilizarse después de la resección pul
monar. En estos tipos de enfermedad, los volúm enes corrientes grandes pue
den causar directam ente un barotraum atism o o inducir y perpetuar la lesión
del pulmón, un fenóm eno denominado «volutrauma» o «lesión pulmonar aso
ciada al respirador»53-54. El ensayo aleatorizado más am plio sobre estrategias
de ventilación para los pacientes con SDRA se concluyó, tras incluir a 861 pa
cientes, cuando el análisis provisional reveló una mortalidad significativam ente
menor (del 31 frente al 40% ) en los pacientes tratados con una estrategia de
volum en corriente más bajo (6 ml/kg) en comparación con los que recibieron la
pauta convencional (12 ml/kg). Por este motivo, un volum en corriente inicial de
6 ml/kg de peso se ha tom ado com o habitual en estos casos. El objetivo con
estos pacientes es m antener una presión m eseta de la vía respiratoria inferior
a 30 m m Hg para evitar una lesión pulmonar no deseable.
Interacción paciente-respirador
El respirador debe ponerse a ciclar de m anera sincronizada con el ritm o
respiratorio intrínseco del paciente para m inim izar la disnea y favorecer el
reposo de los m úsculos respiratorios. Aunque el objetivo es éste, los pa
cie ntes con ventilación m ecánica suelen te n e r disnea. El ajuste del flu jo
inspiratorio y del volum en corriente para cubrir las necesidades del paciente
es una form a de m ejorar su com odidad y de dism inuir la disnea. Sin em bar
go, un flu jo inspiratorio elevado puede causar grandes elevaciones de la
presión máxima de la vía respiratoria.
La activación ineficaz (que da lugar a un bloqueo del paciente) parece ser
relativam ente com ún. El m om ento en el que el paciente comienza la inspira
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 301
ción respecto al final de la inspiración mecánica determ ina el éxito del esfuer
zo para activar el drenaje. Cuanto antes com ience la exhalación el paciente,
más posibilidades tendrá de que la activación de la siguiente respiración sea
ineficaz.
TABLA 13-6
VARIABLES CLINICAS QUE PREDICEN EL EXITO DEL DESTETE____________________
OXIGENACIÓN________________________________________________________
Pa02 >60 mmHg con Fi0 2 >0,35
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
VENTILACIÓN
Capacidad vital >10-15 ml/kg de peso corporal
Presiones inspiratorias negativas máximas >20 cmH20
Ventilación-minuto <10 l/min
Relación frecuencia/volumen corriente (f/VC) <100 rpm/l_____________________
OTRAS______________________________________________________________
Paciente despierto y alerta
Capacidad para mantener la vía respiratoria y expulsar las secreciones
Estabilidad hemodinámica, sin arritmias inestables (el balón de contrapulsación
intraaórtico o las aminas vasoactivas a bajas dosis no están contraindicados si
los parámetros hemodinámicos están completamente estables)
No existe una razón inminente para una reintervención quirúrgica
302 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
O xigenación arterial
La retirada del soporte ventilatorio no suele contem plarse en un paciente con
hipoxemia persistente (p. ej., presión arterial de oxígeno [P a02] <55 m m H g
con F¡0 2 >0,4). A unque se han propuesto varios índices derivados de las
m ediciones de la gasom etría arterial com o factores predictivos del d e ste
te, ninguno de los criterios que se enum eran en la tabla 13-7 ha sido eva
luado en estu dio s prospectivos. En un estu dio re tro sp e ctivo de 269 pa
cie n te s 62, una relación del oxígeno arterial-insp irad o (P aO ^F iO ^ de 238
(equivalente a una P a0 2 de 50 m m H g con una F i0 2 de 0,21) tenía un valor
predictivo positivo (VPP, es decir, la probabilidad de destetar a un paciente
con éxito cuando la prueba lo ha pronosticado) de 0,9. Sin em bargo, su valor
predictivo negativo (VPN, probabilidad de que el paciente no pueda ser des
tetado cuando la prueba predice dicho fracaso) fue sólo de 0,1. De los índi
ces de intercam bio gaseoso que pueden calcularse a partir de la gasometría
arterial convencional, la relación entre la presión de oxígeno arterial y álveo-
TABLA 13-7
PASOS EN EL TRATAMIENTO DEL PACIENTE DIFÍCIL DE DESTETAR
Determinar la causa de la dependencia del respirador
Corregir los problemas que se puedan solucionar
Elaborar un plan de destete
Utilizar una estrategia multidisciplinaria
Considerar factores psicológicos
• Informar al paciente del plan de destete y de sus progresos
• Inspirarle motivación y confianza
• Considerar el uso de biorretroalimentación
• Anticipar las recaídas
Optimizar la secuencia temporal del intento de destete
Asegurar un sueño adecuado
Optimizar la postura
Optimizar los cuidados pulmonares
• Parámetros del respirador
• Limpieza de las secreciones
• Tratamiento broncodilatador
• Tamaño del tubo endotraqueal
• Traqueostomía cuando sea necesario
• Entrenamiento y descanso de los músculos respiratorios
Asegurar un aporte nutricional adecuado
Corregir los trastornos de los electrólitos y los minerales
Regular el estado acidobásico
Optimizar los aspectos generales de los cuidados
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 303
m ente.
Estos resultados no se han co n firm a d o en e stu d io s po sterio res. En el
prim ero de e llo s 68, la diferencia fu e atribuida a que la f/V C no fu e m edida
de la m ism a manera. En el e stu d io original, la f/V C se m id ió con un e sp i
róm e tro p o rtá til tras un m in u to con respiración espontánea después de la
desconexión del respirador, m ie ntras que en el estu dio po ste rio r la f/VC
se m idió durante la VSP que, com o es sabido, dism inu ye la f y aum enta
el VC. En un te rce r e stu d io realizado utilizando la m etod ología original
para evaluar la eficacia de la f/V C , se o b tu vo un VPP de 0,83 con sid eran
do una f/V C <100 co m o crite rio para la extubación. Sin em bargo, el VPN
de 0,4 fu e m ás bajo que lo d e scrito en el artículo original, dato que se
explicó por el hecho de que se incluyeron sólo 10 pacientes en este g ru
po del estudio.
304 Parte 3 Aspectos del postoperatorio
Exploración física
Uno de los m étodos más útiles para valorar la probabilidad de un destete
satisfactorio es la realización de una exploración cuidadosa m ientras el
paciente está en respiración espontánea. Existen una serie de signos fí
sicos que apuntan hacia un W r aum entado: el aleteo nasal, el uso de
m úsculos accesorios, las retracciones supraesternales e intercostales y
los m ovim ientos paradójicos de la parrilla costal y el abdom en. El tórax
debe auscultarse en busca de sibilancias o estertores. Una frecuencia
respiratoria elevada puede ser un signo sensible de dificultad respirato
ria, pero tam bién puede indicar ansiedad relacionada con el propio proce
so del destete.
Los fa cto re s adicionales que han de ten erse en cuenta durante la
exploración deben ser el nivel de disnea del paciente, el estado m ental,
la cantidad de secreciones y la capacidad para expulsarlas, la presión
arterial y el ritm o y la frecuencia cardíacos.
Recomendaciones
Se han descrito varios índices fisiológicos para predecir el resultado de las
pruebas de retirada del soporte ventilatorio. Debido a que el fracaso para el
destete suele ser multifactorial, los índices que evalúan una sola función fi
siológica son, por lo general, factores predictivos inadecuados. Hasta la fe
cha y en función de los datos existentes, el índice de respiración rápida y
superficial parece ser el que m ejor pronostica el resultado de las pruebas de
desconexión.
piratorio para adaptar con rapidez sus eferencias al apoyo inte rm iten te ,
TRATAMIENTO
que tien e lugar la espiración. El m édico fija el nivel de soporte por presión,
pero es el paciente quien m antiene el control sobre la frecuencia respirato
ria, al igual que el tiem p o inspiratorio y el flujo.
La VSP se sue le utilizar para neutralizar el W r im p u e s to por el tu b o
e n do tra qu eal y el circu ito del respirador. La resiste ncia im p u e sta varía
con el diá m e tro del tu b o e n do tra qu eal y el flu jo . Sin em bargo, aunque
é sto s son co n sta n te s, la resiste ncia variará d e p e n d ie n d o de o tro s fa c to
res co m o las secre cio nes que se adhieren a la luz del tu b o . En un e s tu
dio se d e m o s tró que el nivel de VSP necesa rio para e lim in ar el trabajo
im p u e s to varía c o n s id e ra b le m e n te (3-14 c m H 20 ) e n tre los pa cie ntes75.
Ello indica que utilizar la VSP para p re d e cir la capacidad de un pa cie nte
de m a n te n e r la ve n tila ció n de spu és de la e xtu bación pu ed e ser erróneo.
Por e je m p lo , los cam b io s v e n tila to rio s de spu és de la red ucción gradual
de la VSP no fu e ro n ú tile s para pre d e cir el resu ltad o del d e ste te en los
p a cie ntes d ifícile s de d e scon ectar76. Con d e te rm in a d o s niveles de p re
sión de so p o rte , se o b se rvó un so la p a m ie n to sig n ific a tiv o en el volum e n
co rrie n te e n tre los p a cie ntes que pudieron ser e xtu b a d o s s a tis fa c to ria
m e n te y los que no.
Factores psicológicos
La relevancia de los factores psicológicos en el proceso del destete suele
infravalorarse. El estrés puede m inim izarse sim p lem e nte inform ando al pa
ciente del plan de destete. Se hace necesaria la presencia de un fam iliar que
atienda al paciente, le inspire seguridad y le ayude a com prender la im por
Postura
La postura preferida del paciente depende a m enudo de la etiología de la
insuficiencia respiratoria. Por ejem plo, un paciente con parálisis diafragm áti-
ca estará m ejor en una posición vertical porque su capacidad vital dism inuye
aproxim adam ente un 50% en decúbito. Por otra parte, un paciente con de
bilidad de los m úsculos intercostales por una lesión cervical baja m ostrará
un aum ento del volum en pulm onar al asum ir una posición más supina. La
posición ideal de los pacientes con EPOC puede variar: algunos prefieren el
decúbito horizontal, m ientras que otros prefieren una posición más incor
porada.
PEEP intrínseca
La presencia de PEEP intrínseca o auto-PEEP aum enta el W r en los pacien
tes con ventilación m ecánica. Los estu dio s realizados en pacientes con
EPOC han dem ostrado que la auto-PEEP genera casi un tercio del trabajo
inspiratorio total durante la ventilación mecánica controlada y cerca de dos
tercios durante la ventilación asistida82. El nivel de auto-PEEP no se incre
m enta al aum entar el nivel de asistencia ventilatoria.
Cuando un paciente es incapaz de activar el respirador, la auto-PEEP
debe considerarse com o una posible causa. Un paciente que tien e auto-
PEEP debe generar una presión negativa que sea igual a la suma de la sen
sibilidad fijada en el respirador y la cifra de auto-PEEP. El trabajo inspiratorio
en estos pacientes con lim itaciones del flujo espiratorio puede dism inuirse
añadiendo una PEEP externa. La PEEP externa no genera hiperinsuflación
adicional ni afecta negativam ente a la hem odinám ica m ientras sea m enor al
85% de la PEEP intrínseca83. Esta estrategia sólo se recom ienda cuando la
etiología de la auto-PEEP sea por lim itación del flujo aéreo y no cuando sea
secundaria a la activación de los m úsculos espiratorios8485.
En los pa cie ntes con hipercapnia crónica conocida, es fu n d a m e n ta l
ajustar su ventilación para m antener su P a C 0 2 usual. Si el paciente se hi-
perventila al rango norm al, los riñones norm alizan en 3-5 días el pH e lim i
nando bicarbonato. Sin em bargo, debido a que el nivel de bicarbonato ac
tual es inadecuado para la co rre cción del pH, se pro du ce una acidosis
respiratoria durante las pruebas de d e ste te al reanudar el paciente su nivel
de ventilación espontánea. Por consiguiente, debe pe rm itirse un aum ento
gradual de la PaC 0 2 hasta el rango hipercápnico durante el período de so
porte ventilatorio.
sidad de sedación.
TRATAMIENTO
• Los perfiles de velocidad asim étricos, con un m ovim iento más rápido
del aire en el centro de la vía respiratoria.
• La mezcla cardiogénica causada por la distorsión mecánica de las uni
dades pulm onares adyacentes al corazón en m ovim iento.
• La difusión molecular.
Hay tres tipos de ventilación de alta frecuencia: la VAF con presión posi
tiva, la ventilación a chorro de alta frecuencia y la ventilación oscilatoria de
alta frecuencia (VOAF).
N orm alm ente se utiliza la ventilación a chorro de alta frecuencia para
ventilar a los pacientes con SDRA, em pleando frecuencias respiratorias de
aproxim adam ente 150 rpm. En 1998 una revisión sistem ática intentó eva
luar la utilidad de la ventilación de alta frecuencia en el SDRA, pero se en
contraron m uy pocos estudios clínicos para poder realizar un m etaanálisis87.
Por este m otivo, todavía se desconoce la utilidad de la ventilación a chorro
de alta frecuencia en el SDRA. La aplicación de respiraciones con un bajo
volum en corriente produce unas presiones m áxim as de la vía respiratoria
inferiores a las observadas con la ventilación mecánica convencional. Sin
embargo, la frecuencia más alta de ventilación puede producir auto-PEEP e
hiperinsuflación dinámica, con el riesgo de barotraum atism os y de inestabi
lidad hemodinám ica.
La VO AF oscila en to rn o a una presión m edia de la vía respiratoria
con stante que p e rm ite m an te ne r el re clutam ie nto alveolar al m ism o tie m
po que evita presiones tele esp iratorias bajas y presiones m áxim as de las
vías respiratorias altas. Los ensayos con tro la dos no aleatorizados del uso
de VOAF en adultos con SD R A han en con tra do m ejoras de la oxigenación
con una necesidad de F i0 2 m e n o re s 8889. Un estu dio aleatorizado y co n
tro la d o 90 que com paró la VO AF con la ven tila ción convencional (control
por presión con volum e n total de 6-10 m l/kg del peso real) en 148 pacien
te s con SD R A m o s tró m ejorías te m p ra n a s (<16 horas) de la relación
P a 0 2/ F i0 2 en el grupo con VOAF; sin em bargo, esta diferencia no persis
tió m ás de 24 horas. La m ortalidad fue m enor a los 30 días y a los 6 m eses
en el grupo con VOAF. Las causas de m ue rte fueron sim ilares en am bos
grupos. La diferencia entre las cifras de m ortalidad no tenía significación
estadística; sin em bargo, el estu dio carecía de las dim ensiones su ficie n
tes para evaluar la m ortalidad. Este estu dio establece la VO AF com o una
alternativa aceptable a la ventilación m ecánica convencional en los pacien
tes con SDRA.
Reagudizaciones de la EPOC
Los pacientes de cirugía cardíaca son proclives a sufrir exacerbaciones de la
EPOC, edema pulm onar cardiogénico, insuficiencia respiratoria sistém ica e
infección pulmonar. El papel de la VPPNI en cada uno de estos casos es
controvertido.
Varios estudios prospectivos, controlados y aleatorizados sobre la VPPNI
dem uestran la eficacia de este m odo de ventilación en pacientes seleccio
nados con exacerbaciones hipercápnicas de la EPOC48'9296'97. Los beneficios
dem ostrados en estos ensayos son el descenso significativo de la tasa de
intubación, la reducción de la m ortalidad y la dism inu ció n de la estancia
hospitalaria y en la UCI de los pacientes con VPPNI en com paración con los
casos control que recibieron los cuidados convencionales. Se han realizado
dos m etaanálisis98" para valorar y resum ir los estudios que exam inan la
adición de la VPPNI al tratam iento m édico norm al en relación con la m ortali
dad y la necesidad de intubar a los pacientes con insuficiencia respiratoria
aguda. En ellos se ha encontrado una dism inución significativa del resultado
de am bos parám etros; sin embargo, el análisis de sensibilidad m ostró un
m ayor beneficio en los pacientes con exacerbaciones de EPOC. Lightow ler
y co is . 100 realizaron una revisión sistem ática de los ensayos aleatorizados
que com pararon la VPPNI y el tratam ie nto convencional en los pacientes
con exacerbaciones de EPOC. Observaron que la VPPNI se asocia con una
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 313
m ortalidad más baja, una m enor necesidad de intubación, m enos com plica
ciones y unas estancias hospitalarias más cortas.
Su conclusión en función de estos datos fue que la VPPNI debía ser el
procedim iento de prim era elección, ju n to con el tratam ie nto convencional,
para tratar a los pacientes con EPOC e insuficiencia respiratoria aguda con
el fin de reducir la m ortalidad, evitar la intubación y dism inuir los fracasos
terapéuticos.
N eum on ía extrahospitalaria
La mortalidad de la neumonía extrahospitalaria (NEH) que requiere ingreso en
la UCI es del 22-54% . Un 58-87% de estos pacientes con NEH grave presen
tan insuficiencia respiratoria hipóxica y precisan ventilación mecánica. Las
primeras series extensas de VPPNI incluyeron a pacientes con NEH, pero
fueron incapaces de establecer su eficacia106. O tros estudios observaron que
la presencia de neumonía se asociaba con resultados negativos107. Un estudio
prospectivo y aleatorizado 108 que comparaba la VPPNI y el tratam iento están
dar encontró que los pacientes con NAC grave tenían una tasa de intubación
endotraqueal m enor (el 21 frente al 50% ) y una estancia en UCI significativa
m ente más corta. El análisis de subgrupos reveló que sólo los pacientes con
EPOC (todos los cuales eran hipercápnicos) se beneficiaron de la VPPNI.
M A N IO B R A S DE EXPAN SIÓ N PU LM O N A R
Existen m últiple s m aniobras de expansión pulm onar que dism inuyen las
com plicaciones respiratorias postoperatorias en pacientes seleccionados,
que son la fisioterapia torácica, los ejercicios de respiración profunda, la es
pirom etría de incentivo, la respiración con presión positiva in te rm iten te y la
CPAP. El propósito de estas m aniobras es aum entar los volúm enes pulm o
nares después de la cirugía m ediante el esfuerzo inspiratorio.
cas pleuríticas.
Varias observaciones indican que este síndrom e puede ser la conse
cuencia de una respuesta inm unológica contra el tejido cardíaco lesionado.
Esto se sugiere por la excelente respuesta al tratam ie nto con corticoides,
las recaídas ocasionales que se han com unicado después de su retirada116y
el período latente prolongado desde la lesión cardíaca hasta el inicio clínico.
La secuencia patogénica que se ha apuntado com ienza con la lesión del
m iocardio, que libera antígenos cardíacos y estim ula la form ación de anti
cuerpos. A continuación, los inm unocom plejos provocan una respuesta in
flamatoria.
El diagnóstico de síndrom e de lesión cardíaca po sterio r se basa en el
reco no cim ie nto clínico de los signos y síntom as típicos de pericarditis y
pleuritis en el postoperatorio tardío de la cirugía cardíaca. Los signos ecocar-
318 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
Q uilotórax
El quilotórax se produce en m enos del 1 % de los pacientes intervenidos de
cirugía cardíaca y es secundario a la rotura quirúrgica del conducto torácico
o de los tributarios linfáticos intratorácicos. O curre norm alm ente tras la ciru
gía de las cardiopatías congénitas que involucra a la aorta o a las arterias
pulm onares cerca del conducto torácico y pocas veces después de la cirugía
de revascularización coronaria.
O tras causas
La insuficiencia cardíaca congestiva, la em bolia pulmonar, el hem otórax y la
neumonía pueden causar derram es pleurales postoperatorios. Estos diag
nósticos se suelen realizar a partir de los hallazgos clínicos, radiológicos y
ecocardiográficos y del análisis del líquido pleural.
BRONCOESPASMO
El broncoespasm o en el postoperatorio puede deberse a la aspiración, a
reacciones alérgicas o a la exacerbación de una lesión pulm onar subyacen
te. La constricción refleja de los m úsculos lisos bronquiales puede verse
estim ulada por las secreciones, la aspiración, la intubación endotraqueal o la
m anipulación quirúrgica. El edem a pulm onar tam bién puede m anifestarse
com o un broncoespasm o.
Tratamiento de las complicaciones respiratorias en el postoperatorio 319
ATELECTASIA
Com o se com entó anteriorm ente, la atelectasia es una de las com plicacio
nes respiratorias más com unes en el postoperatorio. El plan de tratam iento
más eficaz para las atelectasias pone de relieve la prevención. Cuando se
presentan atelectasias clínicam ente significativas y el paciente m uestra un
aum ento del W r e hipoxem ia, son necesarios un tratam ie nto respiratorio
enérgico y la extracción directa de las secreciones retenidas en la vía respi
ratoria m ediante broncoscopia. El dolor debe controlarse adecuadam ente
N E U M O N IT IS Q U ÍM IC A
Los pacientes quirúrgicos tienen un riesgo de ne um o nitis química com o
resultado de la aspiración de contenido gástrico durante el período periope-
ratorio. Entre los factores de riesgo para la aspiración perioperatoria se inclu
ye la ineficacia de los reflejos de la vía respiratoria superior durante la induc
ción anestésica com o resultado de los depresores centrales. La aspiración
de contenido gástrico ácido durante el vó m ito o la regurgitación en el posto
peratorio pueden causar una neum onitis química.
Las características clínicas de neum onitis química son un inicio súbito de
la disnea, taquicardia e incluso (aunque con m enor frecuencia) fiebre, bron-
coespasm o, cianosis y el esputo espum oso. En las prim eras 24 horas hay
signos radiológicos de infiltrados en las regiones basales de uno o am bos
pulm ones. La evolución clínica puede variar desde la recuperación rápida al
desarrollo de SDRA e infección bacteriana secundaria.
En un estudio se revisó retrospectivam ente la evolución perioperatoria
de 172.334 pacientes consecutivos a quienes se realizaron 215.488 proce
dim ientos bajo anestesia general117. La aspiración de contenido gástrico se
realizó en 1 de cada 3.216 procedim ientos, y la mayoría de las veces tuvo
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EMBOLIA PU LM O N A R
Después de la cirugía cardíaca, los pacientes tienen un m ayor riesgo de
em bolia pulm onar debido a la hipercoagulabilidad, la inm ovilidad durante la
cirugía y el traum a tism o quirúrgico que sufren las extrem idades inferiores
durante la extracción de la VS. A pesar de ello, la em bolia pulm onar es poco
frecuente después de la cirugía cardíaca, con una incidencia publicada de
aproxim adam ente el 3 % 121. Sin em bargo, los pacientes con em bolia pulm o
nar tienen una m ortalidad postoperatoria cercana al 2 0 %, con estancias hos
pitalarias invariablem ente prolongadas. Los pacientes con enferm edad pul
m onar crónica y una tole ran cia lim itada al e je rcicio tie n e n una m ayor
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TRATAMIENTO
Tratamiento de las arritmias
cardíacas postoperatorias
Elizabeth Martínez, Tam Mara Warczynski,
Janíce Wallop, Tammy Slater y Sharon Owens
INTRODUCCIÓN
Las arritm ias cardíacas perioperatorias son una com plicación habitual de la
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
329
330 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
j * -----^ ^
i
i l,
y
>— N
FIGURA 14-1 r
Complejo normal. (Reproducida de Guyton AC y Hall JE: Textbook of Medical Physio-
logy, 11.sed. Filadelfia, W.B. Saunders, 2005, fig. 9-5.)
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 331
tal determ inar el origen de la arritm ia debido a que ello condiciona el trata
m iento posterior.
Algunos puntos pueden ser útiles para diferenciarlo3:
• La conversión o la dism inución de la frecuencia con las maniobras vaga-
les es com patible con un origen supraventricular.
• Una frecuencia ven tricular rápida (>200 Ipm) está a favo r del origen
supraventricular.
• Un bloqueo de rama (BR) preexistente de características sim ilares su
giere un origen supraventricular.
• Un com plejo QRS superior a 0,14 segundos es sugestivo de taquicardia
ventricular.
• La disociación auriculoventricular (AV) es com patible con una taquicar
dia ventricular.
• La presencia de extrasístoles ventriculares sim ilares antes del origen
de la taquicardia hace pensar en un origen ventricular.
plantear el paciente con arritm ias de una manera sistem ática para identificar
V ÍA R E S P IR A T O R IA , R E S P IR A C IÓ N Y C IR C U L A C IÓ N
Cuando un paciente tien e una arritm ia, se debe recordar siem pre el ABC: la
vía respiratoria (airway), la respiración (breathing) y la circulación. Las arrit
mias cardíacas pueden ser secundarias a alteraciones de la oxigenación (hi
poxia), la ventilación (hipercapnia) y la hipoperfusión (isquemia, acidemia).
Todos estos factores ponen en peligro la vida del paciente y deben corregir
se antes de tratar cualquier otra causa adicional de la arritm ia. Aunque el
paciente esté intubado y conectado al respirador, se debe confirm ar la oxi
genación y la ventilación adecuadas observando la saturación de oxígeno,
con firm an do los ruidos respiratorios en am bos hem itórax y el posiciona-
m iento correcto del tubo endotraqueal, o revisando el dióxido de carbono
(C 0 2) teleespiratorio y la gasom etría arterial (GA). Una vez que se han des
cartado estos factores com o la causa primaria de la arritmia, se deben revi
sar las otras causas que se m encionan a continuación.
D E S E Q U IL IB R IO S E L E C T R O LÍT IC O S
Los desequilibrios de los electrólitos son una causa com ún de las arritmias
durante el perioperatorio. La hiper o hipocalcemia, la hipopotasemia y la hipo-
magnesem ia pueden aum entar la incidencia de arritm ias y son frecuentes
después de la cirugía cardíaca. La mayoría de pacientes del Johns Hopkins
Hospital (JHH) reciben 2 g de magnesio después de retirar la circulación extra-
corpórea y al ingresar en la UCI se les administra una dosis adicional, depen
diendo de la creatinina basal (tabla 14-2). Además, a todos los pacientes se les
repone el potasio (K+) con el objetivo de m antenerlo por encima de 4 mEq/l
para dism inuir el riesgo de arritmias secundarias a la hipopotasemia. Dentro
de esta categoría tam bién se encuentra la acidosis metabólica. Ésta es más
difícil de tratar con rapidez, ya que suele ser el reflejo de alteraciones relativas
a la perfusión en el perioperatorio. El m ejor m étodo para solucionar esa acido-
sis es la optimización de la perfusión de los órganos. El aporte de bicarbonato
TABLA 14-2
REGLAS PARA LA REPOSICIÓN DEL SULFATO DE MAGNESIO Y EL CLORURO DE POTASIO
SULFATO DE M AGNESIO I.V. EN 50 M L DE SUERO GLUCOSADO A L 5% EN EL M OM ENTO
DEL INGRESO (INFUSIÓ N A 2 G/H)_____________________________________________________
6 g para una creatinina preoperatoria < 1,6
4 g para una creatinina preoperatoria = 1,6-2
2 g para una creatinina preoperatoria = 2,1-3
No se aporta sulfato de magnesio para una creatinina >3_____________________
REGLA VARIABLE PARA EL CLORURO DE POTASIO (CIK) I.V. (ESPERAR EN CASO
DE CREATININA >2)___________________________________________________________________
Para K sérico = 4-4,2, administrar 20 mEq i.v. en 30 min
Para K sérico = 3,8-3,9, administrar 40 mEq i.v. en 60 min
Para K sérico <3,7, administrar 60 mEq i.v. en 90 min
La infusión no debe ser >40 mEq/h si se administra por una vía central
La infusión no debe ser >20 mEq/h si se administra por una vía periférica
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 333
debe realizarse con cautela, porque puede ocasionar una hipercapnia aguda
que tam bién contribuye a la acidemia y al estado arritmogénico.
C A T E C O L A M IN A S
Las catecolam inas, endógenas y exógenas, contribuyen con frecuencia a las
arritm ias perioperatorias. Desde hace tiem p o se conoce que la cirugía gene
ra un estrés que conlleva la liberación de catecolam inas endógenas, las cua
les aum entan la irritabilidad cardíaca y pueden predisponer a las arritmias.
Adem ás, m uchos pacientes están en tratam iento con catecolam inas exóge
nas com o soporte hem odinám ico. De hecho, en el JHH se utiliza la adrena
lina de manera habitual. Las anomalías electrolíticas y del equilibrio acidobá
sico antes m encionadas pueden sensibilizar el m iocardio a los efectos de las
catecolam inas circulantes. Se debe intentar dism inuir las catecolam inas en
dógenas con una sedación cuidadosa, la optim ización de la perfusión de los 14
órganos y la retirada de las catecolam inas endógenas tan pronto com o la
OTRAS CAUSAS
Otras causas, com o el traum atism o quirúrgico reversible de la tensión o la
manipulación del corazón durante la cirugía, pueden provocar irritabilidad y
predisponer a la aparición de arritmias, al igual que la inflamación pericárdica
y mediastínica, la distensión auricular perioperatoria4, la hemorragia, la isque
mia o el edema. El m édico debe confirm ar que no haya un proceso activo de
isquemia, además de optim izar la perfusión para limitarla en lo posible. En los
pacientes con un infarto de miocardio reciente y extenso puede ser difícil di
ferenciar en el ECG los cam bios agudos postinfarto o del infarto en evolución
de los trastornos de conducción postoperatorios. Este grupo de pacientes
cuenta tam bién con la dificultad añadida de que tiene una tendencia a las
arritmias perioperatorias de acuerdo con el área infartada. Pueden aparecer '
bloqueos de rama o una alteración irreversible del sistem a de conducción y se
observan con más frecuencia en procedim ientos com o el cierre de la com u
nicación interventricular, las correcciones de las anomalías congénitas y los
procedim ientos valvulares com plicados (a menudo reintervenciones), en es
pecial el doble reemplazo valvular mitral-aórtico. Un factor quirúrgico adicional
que contribuye a las arritmias es la hipotermia residual. La hipoterm ia puede
causar bradicardia además de arritmias auriculares y ventriculares, por lo que
el m antenim iento de la norm oterm ia debe ser una prioridad constante.
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C A U S A S M E C Á N IC A S
Las causas m ecánicas son sim ples de corregir y tam bién deben ser descar
tadas. A los pacientes se les coloca con frecuencia un catéter en la arteria
pulm onar (AP) para el tratam iento; en el JHH, tod os los pacientes son trata
dos con una vía central. A m bos pueden ser una causa de irritabilidad si la
porción distal está en el ventrículo derecho, pero se pueden recolocar fácil
m ente. Se debe confirm ar la adecuada colocación de la vía central y del ca
té te r de la AP m ediante la radiografía de tórax o el análisis de las ondas. Por
últim o, m uchos pacientes tienen electrodos de estim ulación epicárdica co
nectados a un m arcapasos por seguridad en los casos de bradicardia. A un
que el marcapasos esté program ado de form a adecuada, en m odo de inhi
bición, pueden producirse inte rfe ren cias del sistem a capaces de causar
com petición de actividad y arritm ias5.
334 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
ARRITMIAS SUPRAVENTRICULARES
Las arritm ias supraventriculares son las arritm ias más com unes en el perío
do postoperatorio de la cirugía cardíaca (tabla 14-3)2. Esta sección repasará
el diagnóstico y tratam iento de las siguientes arritm ias supraventriculares: la
bradicardia sinusal, las extrasístoles auriculares, la taquicardia sinusal, la ta
quicardia paroxística supraventricular, la taquicardia auricular ectópica, la fi
brilación auricular y el flu tte r auricular.
B R A D IC A R D IA S IN U S A L
Se denom ina bradicardia sinusal (BS) a un ritm o regular con una frecuencia
in fe rio r a 60 Ipm. Las ondas P son anterógradas en las derivaciones I, II
y aVp con una relación 1 :1 entre la aurícula y los ventrículos. Es un hallazgo
postoperatorio com ún, y su incidencia ha aum entado quizá por el uso preo
peratorio más agresivo de betabloqueantes o el tratam iento profiláctico con
tra la fibrilación auricular m ediante amiodarona.
M uchos pacientes tolerarán esta frecuencia; sin em bargo, después de la
cirugía cardíaca es preferible una frecuencia m ayor para increm entar el gas
to cardíaco. Una frecuencia de estim ulación auricular de 90-110 Ipm es la
conveniente. El uso de los electrodos de estim ulación auricular ha dism inui
do durante los últim os 2 años en el JHH5, lo que significa que se colocan
electrodos sólo para la estim ulación ventricular. Algunos pacientes tienen
m ejor hem odinám ica cardíaca con su conducción auricular-ventricular (intrín
seca) y pueden no tolerar bien el ritm o ventricular. El tratam iento debe indi
vidualizarse. El isoproterenol es un excelente agente por sus efectos crono-
trópicos, pero otros inotropos, com o la adrenalina y la dopam ina, pueden
mejorar el cronotropism o gracias a sus efectos p r De form a alternativa, la
estim ulación puede realizarse fijando la frecuencia deseada y utilizando un
modo a demanda. Si un paciente no responde al tratam iento m édico y sus
TABLA 14-3
DISTINCIO N ENTRE EL ORIGEN SUPRAVENTRICULAR Y VENTRICULAR
DE LAS TAQ UIARR ITM IAS
S u p ra v e n tric u la r V e n tric u la r
Hay una onda P precoz asociada a los Si está presente la onda P, está
complejos QRS disociada del complejo QRS
Patrón de complejo trifásico RSR Complejo QRS monofásico o bifásico
en V1 o MCL1
La duración del QRS normalmente La duración del QRS puede exceder
no es superior a 0,14 segundos de 0,14 segundos
Fenómeno de Ashman (RR largo previo Latidos de captura (una onda P sinusal
a la extrasístole supraventricular que interrumpe la taquicardia y conduce
tiene QRS ancho) un complejo QRS)
Desviación del eje hacia la derecha Desviación del eje hacia la izquierda
con la taquicardia con la taquicardia y concordancia
precordial (todos los complejos QRS
de las derivaciones precordiales son
positivos o negativos)
Patrón de BRD con una onda R pequeña Patrón de BRI con onda QR o QRS
en V, en V,
BRD, bloqueo de rama derecha; BRI, bloqueo de rama izquierda.
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 335
E X T R A S ÍS T O L E S A U R IC U L A R E S
Las extrasístoles auriculares son latidos auriculares que se identifican en el
ECG con una onda P precoz que es diferente de las ondas P del nodulo si-
nusal. Las extrasístoles auriculares se originan en las aurículas izquierda o
derecha y pueden ten er un origen m ultifocal. Los latidos suelen conducirse
al ventrículo norm alm ente, pero son m uy precoces y se conducen de form a
aberrante (con un com plejo QRS ensanchado). Estos latidos son diagnosti
cados habitualm ente com o bloqueos de segundo grado. Por esta razón es
esencial realizar un diagnóstico exacto. M uchos pacientes con estas extra- 14
sístoles auriculares no tienen síntom as, m ientras que otros refieren unas
T A Q U IC A R D IA S IN U S A L
Se denom ina taquicardia sinusal (TS) al ritm o sinusal con una frecuencia
superior a 100 Ipm. El ECG se caracteriza por un ritm o regular con ondas P
anterógradas. El tono basal del sistem a neurovegetativo determ ina la des
carga del nodulo sinoauricular (SA) y, por tanto, la frecuencia cardíaca. La
taquicardia sinusal es una respuesta normal a procesos subyacentes que ya '
se han descrito antes y que son la hipoxia, la hipercapnia, la hipoperfusión y
el aum ento de las catecolam inas (endógenas o exógenas), adem ás de la
dism inución del ton o vagal. El aspecto fundam ental del tratam iento en los
pacientes con TS es determ inar la causa que ha provocado el aum ento de la
frecuencia del nodulo SA para proceder a su tratam iento. Al igual que en los
pacientes que no están en un período postoperatorio de cirugía cardíaca, la
TS y cualquier ritm o con una alta frecuencia pueden aum entar la demanda
miocárdica de oxígeno en una situación con aporte dism inuido (dism inución
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T A Q U IC A R D IA P A R O X ÍS T IC A S U P R A V E N T R IC U L A R
La taquicardia paroxística supraventricular (TPSV) se debe a los fenóm enos de
reentrada dentro del nodulo auriculoventricular (AV) y norm alm ente se autoli-
m ita (paroxism o con inicio y desaparición rápidos). Debido a que se evita el
nodulo AV, este ritm o puede alcanzar frecuencias ventriculares de 230 Ipm7.
Puede observarse en el ECG una onda P d ife ren te a la del latido sinusal
336 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
normal. Sin embargo, a m enudo puede ser difícil de diferenciar del flu tte r
auricular o la taquicardia ventricular si existe conducción ventricular aberran
te 7. La frecuencia ventricular es regular y norm alm ente oscila entre 140 y
220 Ipm. Si la frecuencia ventricular es m ayor de 230 Ipm, la TPSV es la
prim era causa que se debe ten er en cuenta. El tratam iento se centrará en
corregir las causas subyacentes y controlar la frecuencia. Si la TPSV no se
debe a un fenóm eno de reentrada, suele revertir con la estim ulación auricu
lar rápida (v. la sección del flu tte r auricular). Por el contrario, si se debe a
fenóm enos de reentrada, puede utilizarse adenosina en bolos para inte rrum
pir la vía de reentrada y convertir al ritm o sinusal.
T A Q U IC A R D IA A U R IC U L A R E C T Ó P IC A
La taquicardia auricular ectópica se caracteriza por frecuencias auriculares de
100-180 Ipm8. De form a sim ilar a lo que sucede en la TPSV, la morfología de la
onda P es diferente de la onda sinusal normal. Puede existir uno o varios fo
cos ectópicos; para ser considerada m ultifocal, se necesita que existan tres
morfologías diferentes de la onda P con intervalos PR diferentes. Éstas se
asocian norm alm ente a la enferm edad orgánica del corazón y no responden
a las maniobras vagales. La taquicardia auricular ectópica puede presentarse
de form a aguda en los casos de toxicidad digital, las alteraciones de los elec
trólitos, el infarto del miocardio o la enferm edad pulm onar crónica1.
Com o en todas las taquicardias supraventriculares, el tratam iento se en
foca en la corrección del factor subyacente que puede haber contribuido a la
arritm ia. La cardioversión eléctrica se reserva para los pacientes hem odiná-
m icam ente inestables, m ientras que los betabloqueantes y los calcio-anta-
gonistas se utilizan para el control de la frecuencia ventricular. La adenosina
tam bién puede usarse con éxito para interrum pir la vía ectópica si es un fe
nóm eno de reentrada.
F IB R IL A C IÓ N A U R IC U L A R
La fibrilación auricular (FA) es la arritmia más com ún después de la cirugía
cardíaca y se presenta en un 40% de las cirugías de revascularización corona
ria y hasta en el 60% de la cirugía valvular, con lo que aumenta el riesgo de
accidentes cerebrovasculares y la m ortalidad9. Esta arritmia se caracteriza por
una actividad eléctrica auricular desorganizada, sin signos de contracción
coordinada de las aurículas o com unicación con el ventrículo (disociación AV;
fig. 14-2). En el ECG se caracteriza por una línea basal ondulada sin ondas P
y una respuesta ventricular (QRS) irregular; la frecuencia puede ser rápida o
lenta. Si existe taquicardia, las frecuencias pueden ser de 400-800 Ipm, pero
por lo general están entre 110 y 180 Ipm. Las derivaciones V 1 y de los m ie m
bros inferiores (II, III y aVF) son las m ejores para buscar actividad auricular.
La m ayor incidencia de FA se produce el 2.Q-3.erdía postoperatorio. Los es-
FIGURA 14-2
Fibrilación auricular.
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 337
alcanzar el efecto deseado. A m enudo será necesario continuar con una in
fusión continua de esm olol (50-350 (ig/kg/m in).
El m etoprolol suele ser un fárm aco más fácil de utilizar, dado que puede
administrarse in term itentem ente por su semivida más larga. El m etoprolol se
usa am pliam ente para la prevención y el tratam iento de la fibrilación auricular
postoperatoria13. Es un inhibidor selectivo de los receptores p^adrenérgicos
que bloquea com p etitiva m ente los receptores P1 y tien e poco o ningún efec
to sobre los receptores p 2 en dosis inferiores a 100 mg. El m etoprolol puede
adm inistrarse por vía i.v. cada 10 m inutos, con increm entos de 2,5-5 mg
según la tolerancia. El paciente debe estar monitorizado. Después puede ini
ciarse un tratam iento permanente, ya sea i.v. u oral. Las dosis oscilan normal
m ente entre 25 y 450 mg/día (v.o.) divididos en dos o tres tom as. La adminis
tración debe comenzarse lentamente, con 12,5-25 m g dos veces al día, que
se van aum entando progresivam ente hasta alcanzar los efectos deseados.
El m etoprolol nunca debe suspenderse abruptam ente, sino de una manera
gradual para evitar la taquicardia y la hipertensión.
Los antagonistas del calcio pueden utilizarse en los pacientes que no son
candidatos para los betabloqueantes. El calcioantagonista preferido es el
diltiazem, porque se asocia con una m ayor estabilidad hem odinám ica que
el verapam ilo14. El diltiazem puede utilizarse si la frecuencia ventricular es
>140 Ipm y el paciente está sintom ático. La dosis de carga del diltiazem
es de 0,25 m g/kg en 2 m inutos, con inicio del efe cto a los 2-7 m inutos. Si la
frecuencia ventricular continúa por encima de 140 Ipm, puede iniciarse una
perfusión de diltiazem para d ism inu ir la frecuencia cardíaca. La dosis de
m antenim iento en infusión es de 5-15 m g/h. M ientras se utilice el diltiazem,
se debe realizar una m onitorización cuidadosa de la presión arterial, la fre
cuencia cardíaca (FC) y el estado neurológico14. El objetivo de estos trata
m ientos es dism inuir con rapidez la respuesta ventricular, lo que hace que el
ventrículo se llene y eyecte más eficazm ente, con una mejoría de la perfu
sión coronaria y de los órganos.
Un objetivo secundario es el control del ritm o o la cardioversión. Aunque
los betabloqueantes son claves para prevenir la recurrencia de las arritm ias
auriculares, por lo general no se consideran el tratam iento de prim era elec
ción para la cardioversión; sin em bargo, pueden ser una buena opción debi
do a la naturaleza autolim itada de la FA perioperatoria. Si la cardioversión es
la meta o el paciente lleva en FA o flu tte r auricular (FLA) más de 24 horas, la
amiodarona es actualm ente el fárm aco de primera elección13. La am iodaro
na es un antiarrítm ico de clase III que bloquea los canales del potasio, pro
longando la duración del potencial de acción y el período refractario de los
tejidos auricular y ventricular.
Por lo general, los pacientes que tienen nuevos episodios de FA o flu tte r
en el po stoperatorio se m antienen con tra ta m ie n to antiarrítm ico durante
4-6 sem anas13. La amiodarona necesita unas dosis de carga adecuada para
conseguir unos niveles séricos apropiados. Se han revisado regím enes de
varias dosis, pero las directrices de cada centro y la respuesta del paciente
suelen determ inar la pauta que se debe seguir. Si el paciente está hem odi-
nám icam ente estable, se puede iniciar un régim en oral con amiodarona,
1.000 m g cada 12 horas (tres dosis), seguidos de 600 mg dos veces al día
durante 1 semana y luego se continúa con 200 mg al día hasta com pletar las
6 semanas de tratam iento total. Un régimen alternativo de carga es la admi
nistración oral de 600 m g dos veces al día durante 1-2 semanas, seguidos de
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 339
carga de 1.200 mg/día v.o. (en varias dosis) durante 5 días y luego continúan
con una dosis de m an tenim iento de 200 mg/día hasta com pletar el mes. La
amiodarona se suspende en la consulta postoperatoria con el cirujano a m e
nos que existan otras razones para continuarla. Incluso el uso a corto plazo
de este fárm aco puede ten er efectos secundarios significativos, por lo que
el tratam iento debe ajustarse de manera individualizada. Se han realizado
m uchos estudios para evaluar los procedim ientos de prevención y controlar
la frecuencia y el ritm o (cardioversión). Las revisiones m ás recientes de la
literatura 15 recom iendan el uso de betabloqueantes com o prim era línea para
la prevención de la FA y la amiodarona com o fárm aco de segunda elección.
Se piensa que los beneficios de los betabloqueantes se deben a la elim ina
ción de la ausencia del bloqueo beta (sobre tod o porque la mayoría de los
pacientes que los toleran ya los tom aban antes de la cirugía) y a la atenua
ción de la respuesta a las catecolam inas circulantes.
340 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
F LU T TE R A U R IC U L A R
El flu tte r auricular (FLA) se caracteriza por un patrón auricular en dientes de
sierra uniform e y con frecuencias de 250-350 Ipm. Se asocia a menudo a un
bloqueo AV 2:1 o m ayor y a una frecuencia ventricular de 150 Ipm. El bloqueo
AV puede ser irregular. El origen puede ser difícil de distinguir en caso de
bloqueo 2:1. Los electrodos de estim ulación epicárdica pueden ayudar al
diagnóstico. En la figura 14-3 se representa un FLA en el trazado auricular
realizado con la utilización de los electrodos auriculares epicárdicos. De ma
nera alternativa, la adenosina (6-12 mg) puede utilizarse para diferenciar esta
arritmia. Después de la administración de adenosina se produce un retraso de
la respuesta ventricular, pudiéndose observar las ondas típicas del flutter.
Como en todas las taquicardias supraventriculares (TSV), deben ser tra
tadas las alteraciones fisiológicas de fondo y, en caso de producirse isque
mia o inestabilidad hem odinám ica, debe realizarse la cardioversión sincroni
zada urgente. Las pautas del ACLS recom iendan em pezar a 50 J (30 J para
el desfibrilador bifásico) e ir aum entando de una manera sim ilar a la descrita
para la FA11. Cuando el ritm o es estable, la sobreestim ulación auricular rápi
da es una opción terapéutica si el paciente todavía tiene los electrodos auri
culares epicárdicos. Los cables de estim u la ción auricular se conectan al
generador de marcapasos externo y se programa una frecuencia 1,5 veces
m ayor que la frecuencia del flu tte r auricular. Se inicia el estím ulo hasta que
haya prueba de captura y luego se apaga rápidam ente el marcapasos. Esta
técnica puede convertir a ritm o sinusal (RS) o FA. Independientem ente de
que el ritm o se revierta a ritm o sinusal, FA o continúe en FLA, el control de la
FIGURA 14-3
Flutter auricular.
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 341
frecuencia ventricular debe ser el objetivo del tratam iento m ediante la utili
zación de betabloqueantes o antagonistas del calcio com o se describió pre
viam ente con la FA16.
T R A T A M IE N T O N O F A R M A C O L Ó G IC O DE LA F IB R IL A C IÓ N
A U R IC U L A R Y EL F L U T T E R A U R IC U L A R
La ablación con radiofrecuencia se utiliza para controlar la frecuencia ven tri
cular en los pacientes con FA que no responden al tratam iento farm acológi
co. La fibrilación auricular se inicia con frecuencia por extrasístoles auricula
res originadas en las venas pulm onares, razón por la cual la ablación con
catéter de estas venas puede elim inar la arritmia en algunos pacientes. Este
procedim iento consiste en crear barreras eléctricas a los circuitos de ma-
crorreentrada, que se piensa son los causantes de la fibrilación auricular, m e
diante el uso de unos catéteres especialm ente diseñados para este fin 16'17. 14
La cirugía para la FA o el FLA refractarios puede ser un tratam iento adi
ARRITMIAS VENTRICULARES
Las arritm ias ventriculares pueden variar desde extrasístoles ventriculares
unifocales poco frecuentes hasta la taquicardia ventricular sostenida y la fi
brilación ventricular. Todas las arritm ias ventriculares deben vigilarse estre
cham ente porque pueden ser el preludio de una arritm ia más grave21.
Los factores que pueden estar presentes o que contribuyen a las arrit
m ias ve n tricu la re s son los a n estésicos inhalados (que tien en un e fe cto
depresor del autom atism o del nodulo SA), la supresión respiratoria y las
variaciones en la respiración que produzcan hipoxia o hipercapnia. Los de
sequilibrios electrolítico s com o la hiper o hipocalcem ia, la hipopotasem ia y
la hipom agnesem ia pueden aum entar las posibilidades de arritm ia del m io
cardio21'22. El traum a tism o quirúrgico reversible de la tensión o la tracción
del corazón durante la cirugía puede causar irritabilidad m iocárdica. El do
lor, la ansiedad o la sedación inadecuada pueden causar un nivel elevado
de catecolam inas y aum entar el potencial para la producción de arritm ias
cardíacas.
El d iag nóstico e le ctro ca rd io g rá fico de las arritm ia s ve n tricu la re s es
esencial para de term in ar la causa subyacente. Al realizar el diagnóstico de
arritm ia s ve n tricu la re s deben llevarse a cabo algunas d ife ren ciacion es,
com o son:
• Com plejo QRS m ayor de 0,14 segundos.
• Disociación AV.
• Latidos de fusión.
• Extrasistolia ventricular previa a la aparición de la taquicardia.
• Com plejo QRS en la derivación I m onofásico o bifásico.
• Patrón de BRI con ondas Q-R o Q-S en V 6.
En esta sección se revisará el diagnóstico y el tratam iento de las siguien
tes arritm ias ventriculares: extrasístoles ventriculares, taquicardia ven tricu
lar, torsades de pointes y fibrilación ventricular.
E X T R A S ÍS T O L E S V E N T R IC U L A R E S
Las extrasístoles ventriculares (EV) son un hallazgo com ún después de la
cirugía cardíaca y se caracterizan por im pulsos de origen ven tricular que
tienen lugar antes de un latido sinusal normal. Ni las EV ni la taquicardia
ventricular no sostenida (TVNS) se han asociado con resultados adversos23.
Se originan generalm ente en focos ectópicos o por una vía de reentrada en
el haz de His o las fibras de Purkinje, independientem ente de si existe un
foco de lesión, y pueden aparecer en pacientes con los ventrículos norm a
les. Una EV se identifica por el com plejo QRS ancho (>0,12 seg) debido a
que el estím ulo eléctrico no sigue la vía de conducción normal. Cuando el
ritm o anóm alo term ina espontáneam ente, hay una pausa com pensatoria
antes del próxim o latido sinusal normal (fig. 14-4). Las EV pueden ser unifo
cales o m ultifocales.
Al igual que con otras arritm ias postoperatorias, deben identificarse y
tratarse las causas subyacentes y los pacientes inestables deben ser con
siderados para la cardioversión. Los de sajustes m etab ólicos suelen ser
factores que predisponen o precipitan las arritm ias. En los pacientes con
EV y TVNS deben corregirse la hipopotasem ia y la hipom agnesem ia. El K+
debe m antenerse por encim a de 4 m Eq/l, y en algunos pacientes la irritabi
lidad cesa únicam ente con un K+ >4,5 mEq/l. El potasio puede adm inistrar
se a través de la vía central a una velocidad de 20 m Eq/h y no debe exceder
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 343
FIGURA 14-4
Extrasístole ventricular con pausa compensatoria.
(tabla 14-4).
Parte 3
FÁRMACOS ANTIARRÍTM ICOS
Fármaco Dosis Indicaciones Comentarios
Betabloqueantes Esmolol: bolo con 500 jj.g/kg en 1 min, seguido Control de la frecuencia para El esm olol tien e una sem ivida
Aspectos
de una infusión de 50 (xg/kg/min durante 4 m in e ir las arritmias m uy corta y deberá
aum entando la frecuencia de la perfusión en supraventriculares continuarse con una
50 ng/kg cada 4 m in hasta un m áxim o y ventriculares infusión continua
d e 2 0 0 )j.g /kg/min
del p o s to p e ra to rio
M eto p ro lo l: i.v., increm entos de 1,25-5 m g cada 10 min,
que se pueden aum entar según tolerancia, con una
dosis m áxim a de 15 m g cada 3-6 h; v.o., hasta
4 50 mg/día en 2-3 dosis
A n tagonistas del calcio D iltiazem : bolo inicial de 0,25 m g/kg de peso exacto en Control de la frecuencia para Si el diltiazem se adm inistra
2 m in (la d osis m edia de los adultos e s de 20 mg); si arritm ias supraventriculares en infusión continua
p asados 15 m in la resp uesta no e s adecuada, se y ventriculares durante m ás de 24 h,
puede adm inistrar otro bolo de 0,35 m g/kg de peso deben tenerse en
exacto en 2 min. La velocidad de la infusión continua consideración la sem ivida
e s 5 mg/h; esta velocidad se puede aum entar prolongada de elim inación
entre 5 y 15 mg/h según necesidad. La conversión y el aum ento de los
de i.v. a v.o. es: m etabolitos del diltiazem
v.o. (en mg/día) = [velocidad (mg/h) x 3 + 3] x 10
El resultado equivale a la d osis total diaria que debe
darse en 4 d osis (cada 6 horas) hasta encontrar la d osis
definitiva. En e se m om ento se puede dar la d osis diaria
de efecto retardado en una sola tom a
© ELSEVI ER. Fotoco piar sin autorización es un delito.
Amiodarona (clase III) i.v., un bolo de 150 mg en 10 min, seguido de una Puede utilizarse para las Los efectos de la amiodarona
infusión de 1 mg/min durante 6 h y luego a 0,5 mg/min arritmias supraventriculares oral en el ECG son la
durante otras 18 h o hasta que sea clínicamente y ventriculares disminución de la
adecuado pasar al tratamiento oral (también puede frecuencia sinusal, la
pautarse así: 5-7 mg/kg en 30-60 min y luego se prolongación del intervalo
Tratamiento
administran 1 , 2- 1,8 g/día en perfusión continua i.v.) PR, el ensanchamiento del
v.o., la dosis de carga para los pacientes ingresados es de QRS y la prolongación del
10-15 mg/kg/día durante 4-14 días o hasta el control intervalo QT. La toxicidad
adecuado de la FA. La dosis de carga debe administrarse puede producir una TV
en 1-2 tomas al día. Luego se va disminuyendo la dosis polimórfica (torsades de
hasta los 200-400 mg, que se prescribirán durante varias pointes)
CTl
Dofetilida (clase III) La dofetilida sólo está disponible en los hospitales que Puede usarse para arritmias Los pacientes deben
han recibido formación para la posología e iniciación del supraventriculares y hospitalizarse un mínimo
tratamiento debido al riesgo de torsades de pointes ventriculares. La FDA lo ha de 3 días para el inicio. Se
Inicialmente: 500 jxg v.o./12 h. La dosificación inicial debe aprobado para la conversión debe disponer del
Tratamiento
ajustarse en los pacientes con un aclaramiento de FA y flutter a RS y para aclaramiento de creatinina,
estimado de creatinina <60 ml/min. La dofetilida puede el mantenimiento del ritmo monitorización cardíaca y
iniciarse a dosis más bajas que las recomendadas a sinusal reanimación cardíaca. El
criterio del médico intervalo QT debe medirse
Modificación de la dosis en respuesta a la posología antes de las dosis y
TORSADES DE POINTES
Las torsades de pointes son taquicardias ventriculares polim órficas asocia
das con un intervalo QT prolongado y una onda U prom inente. La frecuencia
ventricular norm alm ente está entre 150 y 300 Ipm, con un QRS ancho y con
in te rvalos PR variables o disociados. N o rm alm e nte hay paroxism os de
5-20 ciclos de QRS en los que la am plitud del com plejo aum enta y dism inu
ye y se invierte la dirección primaria del QRS21. Com o con otras arritm ias, los
trastornos m etabólicos subyacentes son factores precipitantes. Sin embar-
TABLA 14-5
D IA G N O STIC O D IFEREN C IA L DE LA T A Q U IC A R D IA VEN TRICULAR
DE C O M PLE JO A N C H O __________________________________________________________
1. TV monomórfica
2. TSV con bloqueo de rama
3. TSV con retraso de la conducción intraventricular
4. TSV con conducción aberrante intraventricular
5. Taquicardia de reentrada AV con conducción anterógrada a través de una vía
anómala
/4l¿auriculoventricular; TSV, taquicardia supraventricular; TV, taquicardia ventricular
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias
FIBRILACIÓN VENTRICULAR
Es
La fibrilación ventricular se caracteriza por una actividad eléctrica caótica <£
en el ven trícu lo. S iem pre es un ritm o sin perfu sió n debido a la falta de q £
contracción ve n tricu la r organizada y requiere la inm ediata cardioversión O
con una descarga inicial de 200 J (120 J si es bifásica). Deben iniciarse in-
m ed ia ta m ente las m aniobras de reanim ación cardiopulm onar (RCP) y un
protocolo ACLS de soporte vital avanzado. En esta población de pacientes ^
a m en ud o se pospone el m asaje cardíaco, pero e sto sólo debe ocu rrir q
cuando se disponga de un de sfibrilador cerca. Esta decisión de posponer
CO
el masaje se debe a la preocupación por los problem as que puede generar
la com presión torácica en los pacientes con esternotom ía. Con el masaje cl
O
se puede provocar una dehiscencia esternal, la cual, a su vez, conlleva (/)
com p lica cio nes tardías sobre la cicatrización o dehiscencia de la herida; ^
incluso se puede lesionar un injerto coronario, sobre tod o en el caso de las ^
fracturas costales que norm alm ente ocurren en los pacientes ancianos a ' q
quienes se realiza la RCP. Sin em bargo, debe restaurarse la perfusión lo
antes posible, porque de lo contrario el paciente puede desarrollar com pli-
caciones tardías. En los pacientes que no responden a las m aniobras eléc
tricas o farm acológicas, debe considerarse la reesternotom ía con masaje ^
cardíaco y desfibrilación internos, e incluso se puede establecer una circu- =
lación extracorpórea en pacientes seleccionados. Si el paciente responde
a la cardioversión inicial y hay signos de isquem ia activa, debe valorarse el ^
im plante urgente de un balón de contrapulsación intraaórtico para ayudar
en la p e rfu sió n del m io cardio m ie n tra s se de te rm in a la causa de la is- ^
quem ia1. ^
CARDIOVERSIÓN Y DESFIBRILACIÓN
.§ La cardioversión y la desfibrilación se realizan según las pautas ACLS publi- Q
■i cadas. Cualquier ritm o asociado con inestabilidad hem odinám ica, o que pro- O
| duzca isquem ia debido a la taquicardia y el aum ento de la demanda de oxí- ^
.«§ geno o a la d ism inu ció n del tie m p o de p e rfu sió n coronario, precisa la w
8 cardioversión eléctrica urgente. La desfibrilación es obligatoria para la TV y 2
I la FV sin pulso; las otras arritm ias, incluida la TV con m an tenim iento de la ¡<
cc presión de perfusión y los ritm os supraventriculares, deben cardiovertirse
5 con corriente continua en la m odalidad sincronizada.
00
La d e sfib rila ció n se realiza m ed ia nte la transfe rencia de energía (en
julios) al m iocardio. Todas las UCI deben esta r equipadas con un d e sfib ri-
350 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
TRASTORNOS DE LA CONDUCCIÓN
Los problem as d e n tro del sistem a de con du cción se m a n ifie sta n en el
período postoperatorio de dife re n te s maneras y en d ife ren te s m om e ntos.
Después de la revascularización coronaria, los pacientes pueden presentar
bradicardia sinusal, por lo que necesitarán la estim ulación tem po ral con los
electrodos epicárdicos colocados durante la cirugía. Sin em bargo, un por
centaje de los pacientes a quienes se realiza cirugía valvular desarrolla al
teraciones de la conducción m ás significativas, que oscilan desde los rit
m os de la unión hasta el bloq ueo cardíaco c o m p le to . A un qu e algunos
pacientes no refieren síntom as en relación con estas alteraciones, otros
están m uy sin to m ático s debido a la hipoperfusión. Los pacientes pueden
presentar alteraciones del estado m ental, insuficiencia renal aguda e insu
ficiencia cardíaca congestiva. La sección sig uie nte revisa los trastorn os
de la con du cción y los p ro c e d im ie n to s relacionados con la bradicardia
sinusal, los bloqueos cardíacos de segundo y te rce r grado y la estim u la
ción tem poral.
El Sistema de Salud de la Universidad de M ichigan, en una revisión de
155 pacientes con cirugía valvular aislada o asociada a revascularización co
ronaria, com unicó una incidencia de bloqueo auriculoventricular (BAV) com
pleto del 11% (17 pacientes). Nueve de estos 17 pacientes (el 53% ) nece
sitaron el im plante de un m arcapasos d e fin itivo , que se im plantó, com o
media, el octavo día postoperatorio (con un rango de 7-11). El bloqueo esta
ba presente desde el postoperatorio inm ediato en 7 pacientes, el 1.6r día en
4 pacientes, dentro de las primeras 48 horas en 5 pacientes y dentro de las
primeras 72 horas en otro paciente. Si el BAV se desarrolla en las primeras
24 horas y persiste más de 48 horas, es improbable que se resuelva dentro
de las 1-2 semanas sig uie ntes25.
BRADI ARRITMIAS
Las bradiarritmias son el resultado de trastornos en el nodulo sinoauricular,
el nodulo auriculoventricular (AV) o el haz de His. La disfunción del nodulo
sinusal se debe a alteraciones en la form ación del im pulso o la incapacidad
para dirigirlo. Las alteraciones del nodulo AV y del haz de His indican princi
palm ente un problema de conducción. La localización del problem a dentro
del sistem a de conducción aporta inform ación relevante con respecto a la
gravedad de la anomalía. Por lo general, las alteraciones que ocurren en un
nivel bajo del sistem a de conducción tienen una m ayor relevancia clínica
para el paciente. En el postoperatorio, los pacientes presentan a m enudo
bradicardia sinusal. Ésta puede ser transitoria en las prim eras horas después
de la cirugía y resolverse cuando sube la tem peratura corporal o aparecer
más tarde, cuando es resultado de las m edicaciones adm inistradas. Tam
bién puede observarse una bradicardia de la unión, que es más frecuente en
los pacientes con cirugía valvular que en los coronarios. Esto últim o tam bién
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 351
FIGURA 14-5
Bloqueo cardíaco de segundo grado, tipo I (de Wenckebach).
352 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
INTERVENCIO NES
A tropina
La atropina puede utilizarse en caso de disfunción de los electrodos de esti
m ulación o si éstos no están colocados. El uso debe lim itarse a los casos de
bradicardia sintom ática grave (v. tabla 14-4). Ahora bien, este fárm aco no
será efectivo en los pacientes después del trasplante cardíaco.
Varias m edicaciones pueden contribuir a la bradicardia, com o los beta-
bloqueantes, los antagonistas del calcio y los glucósidos cardíacos. Debe
sopesarse la necesidad de retirar cualquiera de estas m edicaciones frente a
los beneficios que aportan.
ESTIMULACIÓN EPICÁRDICA
Los electrodos de estim ulación tem po ral desem peñan una función im por
tan te en el tra ta m ie n to po stoperatorio de los pacientes. Proporcionan al
m édico la opción de estim u la r el corazón si fuera necesario y tienen unos
riesgos m uy pequeños para el paciente. A dem ás, los cables auriculares
pueden usarse para diagnosticar y tratar las arritm ias supraventriculares.
Los electrodos epicárdicos son cables de acero inoxidable que se colocan
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 353
Electrodos epicárdicos
El marcapasos se coloca en un m odo de estim ulación ventricular a dem an
da, norm alm ente a una frecuencia de 70-80 Ipm. Cuando la frecuencia intrín
seca del paciente sea lo suficien te m ente alta, se puede bajar la frecuencia
del generador a 50 Ipm para utilizarla com o apoyo de seguridad. Norm al
m ente se verifica el índice cardíaco sin estim ulación para com probar una
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
MARCAPASOS
La nom enclatura estándar de los m arcapasos consta de un código de 5 le
tras para designar el m odo de detección y de estim ulación. En el con texto
de la estim ulación postoperatoria, tan sólo se expondrán las tre s prim eras
letras de la Inter-S ociety C om m ission fo r Heart Disease R esources (ICHD).
La prim era letra designa la cámara cardíaca que es estim ulada; la segunda
letra, la cám ara donde se realiza la d e te cció n , y la tercera , el m odo de
fun cion am ie nto (tabla 14-6). Los marcapasos internos tienen otras letras
que sim bolizan las capacidades para m ejorar la respuesta fisiológica del
marcapasos; por ejem plo, los marcapasos pueden responder ante la acti
vidad física estim u la ndo en un rango de frecuencias para cub rir las dem an
das y aum entar el gasto cardíaco. Sin em bargo, los parám etros estándar
de e stim u la ción hospitalarios utilizados en la e stim u la ción tem po ral, ya
sea m ediante electrod os epicárdicos o intravenosos, son m ucho m enos
sofisticados.
TABLA 14-6
MODOS DE ESTIMULACION
Cámara Cámara de Respuesta ante los Modo de
Código* estimulada detección fenómenos detectados estimulación
AOO Aurícula Ninguna No se inhibe Asincrónica
(frecuencia fija)
AAI Aurícula Aurícula Se inhibe Sincrónica (a
demanda)
VOO Ventrículo Ninguna No se inhibe Asincrónica
Wl Ventrículo Ventrículo Se inhibe Sincrónica
DOO Bicameral* Ninguna No se inhibe Asincrónica
DVI Bicameral+ Ventrículo La estimulación Sincrónica
ventricular se inhibe
por la detección
ventricular
DDI Bicameral+ Bicameral* Se inhibe Sincrónica
^ C ó d ig o s de la Inte r-Socie ty C o m m issio n fo r H eart D ise a s e resources.
^ ¡c a m e r a l se refiere a q ue realiza la a cció n en la a urícu la y el ventrículo.
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 355
la colocación de los electrod os. Sin em bargo, con la estim u la ción v e n tri
cular es fun dam e ntal qué ele ctro d o se conecta a cada term in al (polo). El
ele ctro d o ven tricular se conecta al polo negativo (-) y el ele ctro d o de tie
rra (piel o ele ctro d o auricular) debe con ectarse al polo po sitivo (+). En el
JHH los e le ctro d o s ven triculares tien en , por convención, dos long itude s
dife re n te s para la id en tificació n rápida de los e le ctro d o s ve n tricu la r y de
tierra (masa); el e le ctro d o m ás largo es la masa. Si se ponen dos e le c tro
dos ventriculares, uno se usa com o ele ctro d o de tierra. Una vez que los
TABLA 14-7 CU
M É T O D O S P A R A S O L U C IO N A R L O S P R O B L E M A S D E L O S M A R C A P A S O S
en
CT>
P roblem a________ C ara cterístic a s P o sib le s problem as P o sib le s so lu c io n e s
Parte 3
Fallo de captura Se observa la espiga del • D e scon exión del electrodo del > Confirm ar la colocación
m arcapasos sin una m arcapasos o del epicardio > Revisar los electrólitos y el estado m etabólico
onda P o Q R S • La salida es dem asiado baja corrigiendo las anom alías subyacentes
• Alteraciones del umbral > U sar un electrodo diferente para hacer m asa (tierra)
Aspectos
• La batería tiene poca potencia > Colocar un nuevo electrodo cutáneo
> Cam biar la batería
Fallo de estim ulación No se observan esp ig as • Sim ilares a los anteriores > M aniobras adicionales
y no hay estim ulación • Electrodos rotos > Si e s el cable de m asa, colocar uno nuevo
• Mala conexión > Cam biar la posición del paciente
del p o s to p e ra to rio
• La sensibilidad está m uy baja (si está en > D ism inuir la sensibilidad (disminuir los mV)
m odo de detección)
Fallo de detección El m arcapasos no se • El voltaje del Q R S es muy bajo (fibrosis, > Aum entar la sensibilidad (colocando m enos m V en el
inhibe ante la infarto o infección) control de detección)
frecuencia y el ritmo • D esplazam iento o rotura del electrodo > U sar electrodos alternativos de piel o m asa
intrínsecos • Batería baja > Cam biar la batería
> Cam biar de posición al paciente
D etección excesiva El m arcapasos se inhibe • A rtefactos por escalofríos o m ovim ientos > Sedación o parálisis farm acológica si es necesario
por detecciones de • La sensibilidad e s m uy alta > M antenimiento de la norm oterm ia
artefactos eléctricos • Interferencia eléctrica de otra fuente > Aum entar los m V n ecesarios para la detección (m ás
intrínsecos com o en el m odo asincrónico)
> Revisar la m asa de tod os los equipos de la habitación
Arritm ias inducidas por Estim ulación errática, 1 La sensibilidad e s m uy baja y la pérdida > Aum entar la sensibilidad dism inuyendo el umbral
el m arcapasos inadecuada produce interferencias con la frecuencia > Revisar y corregir los electrólitos y el estado
de base m etabólico
»C am bios del umbral * Revisar la m asa de tod os los equipos de la habitación
> Interferencia eléctrica
Estim ulación de la Hipo o incomodidad 1 La salida e s dem asiado alta ■ Dism inuir la salida
pared torácica o del para el paciente > D esplazam iento del electrodo epicárdico 1 Cam biar el cable de m asa
diafragm a*
*S¡ ocurre durante el estímulo endovenoso, se debe cambiar la posición del electrodo.
Tratam iento de las arritmias cardíacas postoperatorias 357
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CARDIACAS
DE LAS ARRITMIAS
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
TRATAMIENTO
Infección postoperatoria
en cirugía cardíaca
Theresa L. Hartsell
Continúa
361
362 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
EN CIRUGÍA CARDÍACA
Todas las vías y los catéteres deberán su stitu irse o retirarse siem pre que
sea posible.
Como norma general se recom ienda retrasar el tratam ie nto antibiótico
hasta identificar el germ en causal; sin em bargo, en los pacientes que m ani
fiestan signos sistém icos de infección (sepsis o shock séptico) o llevan dis
positivos protésicos im plantados debería adm inistrarse antibioterapia em pí
rica de am plio espectro tan pronto com o los cultivos se hayan extraído. La
elección del an tibiótico que se ha de adm inistrar estará determ inada por la
disponibilidad y los gérm enes específicos del hospital, así com o por sus re
sistencias antibióticas; en cualquier caso, se ha de realizar una cobertura de
g é rm en es ta n to g ra m p o sitivo s com o gram negativos. La adm in istra ció n
de vancom icina o equivalente para Staphylococcus aureus m eticilín-resis-
ten te (SAMR) se requiere ante la sospecha de colonización por dicho ger
POSTOPERATORIA
men o en aquellos pacientes con una larga estancia hospitalaria; además, se
debería asociar antifúngicos ante cualquier paciente in m unosuprim ido. El
crecien te a u m en to de SAM R ha conllevado que m uch os exp ertos reco
m ienden siem pre su cobertura, que se suspende en 48-72 horas si los cul
tivos resultan negativos. La duración de la antibioterapia empírica estará li
m itada a los resu ltad os de los cu ltivo s y orientará p o s te rio rm e n te el
tratam iento antibiótico según el germ en específico identificado durante el
tiem p o que se precise. Estas m edidas reducirán la probabilidad de desarro
llar resistencias a los antibióticos de am plio espectro.
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
INFECCIÓN
insoluble impregnada con alcohol y yodo sirve com o antiséptico y optim iza
los efectos antim icrobianos del yodo.
Un e stu d io pro spe ctivo con una duración de 17 años que englobaba a
4.8 74 pacientes diabéticos so m e tid o s a cirugía de revascularización co
ronaria d e m o s tró que un e s tric to co n tro l p e rio p e ra to rio de la glucem ia
con infusión continua de insulina reduce la incidencia de in fe cció n de la
herida esternal y m e d ia s tin itis 13. La diabetes es un fa cto r de riesgo cono
cid o de com plicaciones de la herida quirúrgica; un inadecuado control de
la glucem ia con stituye un pre dicto r indepen diente de infección de la heri
da qu irú rg ica13,14. Este elevado riesgo se debe a la en ferm edad oclusiva
m icro y m acrovascular pre sen te en los pacientes diabéticos de años de
evolución, así com o a las sutiles alteraciones funcionales de los neutró-
filo s y la fag ocitosis. El uso de unas pautas progresivas para ajustar las
dosis de insulina puede producir unas am plias variaciones en la glucem ia,
e sp e cia lm e n te en pa cie ntes con flu ctu a cio n e s en la re d istrib u ció n sub
EN CIRUGÍA CARDÍACA
cutánea; por ello la infusión continua de insulina intravenosa se ha conver
tido en el m étod o estándar para un con tro l glucé m ico más adecuado13'15.
Un im p o rta n te estu dio cuyo o b je tivo fu e m an te ne r unos niveles de glu
cosa <150 m g/dl durante los tre s prim eros días postoperatorios con una
infusión continua de insulina d e m o stró una significativa reducción in fe c
ciosa 13
La preservación de la perfusión y la oxigenación tisular en los tejidos
desvitalizados de la herida quirúrgica reducen el riesgo de infección en los
pacientes som e tido s a cirugía general, quienes se m antienen en norm oter-
mia durante to d o el período perioperatorio, y el aporte de oxígeno suple
m entario dism inuye de form a independiente la incidencia de infección de la
herida quirú rg ica16'17. En cambio, en los pacientes som e tido s a cirugía car
díaca, dado que precisan hipoterm ia intraoperatoria, una elevada tensión de
POSTOPERATORIA
oxígeno puede agravar el daño durante la reperfusión; por ello la valoración
del riesgo-beneficio en estos casos es sustancialm ente dife ren te que en
los pacientes som etidos a cirugía general. Estudios recientes dem uestran
que la aplicación de diversas m edidas durante el postoperatorio inm ediato
tien e un efe cto protector: reducción de la vasoconstricción local y sisté m i
ca, m an te nim ien to de una tem peratura central de 36 °C, corrección agre
siva de la hipovolem ia, optim ización de la sedación y analgesia y control
estricto de la hipoxem ia. Estas m edidas resultan beneficiosas en el des
censo de la incidencia de infección y aseguran un buen estado general del
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
paciente.
INFECCIÓN
Prevención
La m odificación de los factore s de riesgo reversibles (control de la gluce
mia, abandono del tabaco y program as de reducción de peso), una p ro fi
laxis antibiótica adecuada y la preservación de la esterilidad durante el pro
c e d im ie n to son los o b je tiv o s fu n d a m e n ta le s para la p re ven ción de la
infección de la herida esternal. Durante el postoperatorio resulta esencial
m a n te n e r tod as las m ed id as p re ven tivas para red ucir la con tam in ació n
bacteriana de la herida esternal. Dichas m edidas incluyen el lavado de las
m anos antes y después de explorar a cada paciente, el m an te n im ie n to de
técnicas estériles durante los cam bios de los apósitos, un e stricto control
de la glucosa y un adecuado aporte nutricional para favo re cer la cicatriza
ción de la herida.
El apósito oclusivo interpuesto sobre la herida quirúrgica al finalizar el
procedim iento debería m antenerse intacto 18-24 horas. Tras el prim er día
p o stoperatorio se han de realizar curas diarias con gasas secas estériles
durante las prim eras 48-72 horas. Posteriorm ente, si la herida se m antiene
seca, puede dejarse sin cubrir tras la extubación. Para m inim izar la contam i
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 367
EN CIRUGÍA CARDÍACA
interposición de gasas estériles entre las mam as para evitar la acumulación
de secreciones.
Presentación
Es im portante m antener un alto índice de sospecha durante la exploración
diaria del paciente para descartar la infección de la herida esternal, ya que un
diagnóstico precoz puede reducir la m orbim ortalidad. La presentación de la
infección puede ser evidente, con signos de dehiscencia esternal y drenaje
purulento u oculto con fiebre y leucocitosis discretas. Las infecciones super
ficiales suelen presentarse a los 3-10 días del procedim iento, pero las infec
ciones profundas pueden ser más insidiosas y no m anifestarse hasta las
2-4 sem anas de la intervención o incluso pasados los 90 días postoperato
rios después de que el paciente ha sido dado de alta9.
POSTOPERATORIA
Cualquier drenaje, in d e p e n d ie n te m e n te de sus características, debe
evaluarse, incluyendo cultivo y Gram. La presencia de dolor excesivo de la
herida quirúrgica tan to durante la estancia hospitalaria com o en controles
am bulatorios puede sugerir un signo precoz de posible infección. La inesta
bilidad esternal (que se explora m ediante una leve presión sobre el esternón
m ientras se indica al paciente que tosa para poder evaluar la existencia de
claqueo o m ovim iento) puede considerarse un im portante indicador de in
fección esternal. Una tem peratura de 38,5 °C o m ayor a los 3-4 días post
operatorios debe poner alerta y, si no existen sitios evidentes de infección,
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Diagnóstico
Es necesario m antener siem pre un alto índice de sospecha para diagnosti
car y tratar rápidam ente a los pacientes con infecciones esternales o me-
diastinitis con el fin de reducir la im portante m orbim ortalidad asociada. Las
infecciones precoces pueden no ser obvias antes del alta. En los pacientes
con fiebre o leucocitosis inexplicables hay que explorar la herida esternal yf
si existe drenaje por ella, realizar cultivos inm ediatam ente. La tom a de dos
hem ocultivos debería enviarse de form a sim ultánea. Para poder efectuar un
diagnóstico definitivo, identificar el germ en causante y adm inistrar el anti
biótico adecuado, toda colección ha de ser com pletam ente aislada y aspira
da. Para ello puede resultar útil la punción esternal o subxifoidea con guía
radiográfica o ultrasónica si no puede hacerse bajo visión directa en el quiró
fano. Todos los cultivos se realizan con celeridad y siem pre previam ente a la
adm inistración de antibióticos, salvo inestabilidad clínica del paciente24. El
retraso diagnóstico increm enta la probabilidad de com plicaciones y la dificul
tad terapéutica.
La radiografía de tórax presenta poca rentabilidad aunque el hallazgo de
desplazam iento de los alam bres esternales puede sugerir inestabilidad es
ternal en los casos donde no existe ninguna evidencia clínica. La tom ografía
com putarizada (TC) de tórax puede resultar útil si la infección es indolente,
valorando el grado de inflam ación de tejidos blandos que puedan englobar
o no el esternón y docum entando la presencia de colecciones25. La pérdida
de integridad del plano subcutáneo y la presencia de colecciones loculadas
retroesternales sugieren infección mediastínica profunda, aunque puede re
sultar difícil distinguirlo de hem atom a estéril y tractos de fibrina. La afecta
ción de la pared aórtica, cámaras cardíacas o injertos aortocoronarios pue
den d iag nostica rse fre c u e n te m e n te con TC. Los alam bres e ste rn ales
pueden dificultar la evaluación, especialm ente para descartar patología es
ternal; por ello, la tom ografía con glóbulos blancos marcados con indio - 1 11
puede ser útil, especialm ente en los pacientes que presentan un curso insi
dioso de la infección.
Tratam iento
Las infecciones superficiales responden en su mayoría a la apertura de la
herida quirúrgica con desbridam iento local y posterior cobertura de la zona
con apósitos estériles. Esto perm itirá un progresivo crecim iento del tejido de
granulación, cerrando la herida por segunda intención. La antibioterapia empí
rica debe dirigirse contra gérm enes gram positivos tanto sensibles com o re
sistentes y, una vez obtenido el resultado de los cultivos, hay que adm inistrar
el antibiótico específico tan pronto com o sea posible. M uchas infecciones
superficiales curan con el sim ple drenaje, la limpieza de la herida y la adm inis
tración de antibióticos intravenosos; sin embargo, dada la vecindad del tejido
celular subcutáneo con el esternón, el 10-15% de las infecciones superficia
les se extenderá a planos más profundos y precisará tratam ientos más com
plejos. Aunque la persistencia de fístulas, infecciones recurrentes o dehis-
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 369
EN CIRUGÍA CARDÍACA
tra ta m ie n to óp tim o .
A nte la ausencia o to ta l erradicación de la o s te o m ie litis, el d e sbrida
m ie n to y la preservación esternal pueden representar una opción. Esto
sólo sucede si se actúa de fo rm a precoz durante el po stope ratorio, cuan
do los te jid o s m ediastínicos son lo su ficie n te m e n te elástico s para evitar
la fo rm a ció n de espacios m ue rto s. El este rn ón se resutura realizándose
un reforzam iento de los m árgenes costocondrales22. La existencia de tu
bos de dre na je en el m e d ia s tin o a n te rio r para la irrig a ció n cerrada
in te rm ite n te de solución antibiótica durante 5-7 días ha d e m ostrad o una
m ayor probabilidad de éxito de cierre esternal26. Esta técnica de cierre p ri
mario con preservación esternal es m enos traum ática para el paciente que
el uso de colgajos m usculares o de om e nto y presenta la ventaja de reali
zarse en un único p ro ced im ie nto; sin em bargo, puede presentar una reci
diva sig nificativa.
POSTOPERATORIA
Las heridas con im portante purulencia o necrosis esternal no pueden
cerrarse de form a directa. En estos casos deben hacerse un desbridam iento
radical y un cierre con colgajo m iocutáneo directo o en segundo tiem po. El
cierre de los tejidos blandos, defectos esternales y la obliteración del espa
cio m ediastínico se consigue con la interposición de colgajos m iocutáneos
del m úsculo pectoral mayor, recto abdom inal o dorsal ancho. Cuando se ha
utilizado la arteria mamaria interna para la revascularización coronaria, la ma
nipulación del m úsculo pectoral y del recto abdom inal ipsolateral han de
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antes de cub rir d e fin itiva m e n te el d e fe cto con un colgajo m io cután eo. En
esto s casos hay que prestar especial cuidado en p ro te ge r el tó ra x ya que
perm anece abierto, con protección m ecánica del m ism o , sedación y una
ven tila ción m ecánica continua. El riesgo de in fe cció n nosocom ial en e s
tos casos es m uy alto. Dado que se precisa una segunda intervención,
este tip o de p ro ced im ie nto no es el de elección; sie m pre que sea posible
hay que in te n ta r el cierre directo de la herida tras el drenaje y desbrida-
m ie n to inicial.
En los últim os años ha surgido un creciente interés en el uso de disposi
tivos que adm inistran una presión negativa local para facilitar el cierre de
de fectos esternales y m ediastinitis. Se ubican capas de espum a de poliure-
tano estéril conectadas a una fue nte de vacío (VAC, KCI, San Antonio, TX)
prim ero entre los bordes esternales y po sterio rm ente sobre toda la super
ficie de la herida; se hace para prom over la cicatrización y el desbridam ien-
to de los tejido s a través del tratam ie nto a presión negativa. El VAC ha re
sultado seguro y e fe ctivo en acelerar el desbridam iento de la herida antes
del cierre d e fin itivo con colgajo m iocutáneo y en pacientes seleccionados
está aum entando su aplicación com o tra ta m ie n to d e fin itiv o 29,30. Hasta la
fecha el núm ero de pacientes con esto s d isp o sitivo s com o único tra ta
m ie nto es reducido y m uchos precisaron cierre quirúrgico de rescate. El
cierre d e finitivo con VAC, aunque potencialm ente evita una cirugía agresi
va, increm enta la estancia hospitalaria, un fa cto r que apoya el desarrollo de
unidades portátiles.
Prevención
C om o cualquier infección de la herida quirúrgica, ta n to la adm inistración
pro filá ctica de a n tib ió tico s de fo rm a perioperatoria co m o una adecuada
preparación de la piel con m edidas estricta s de esterilidad co n stitu ye n la
clave de la pre ven ción . Una té cn ica qu irú rg ica cuidadosa d ism in u ye el
riesgo de com p lica cio nes, esp ecialm e nte si se evita traum atizar y e stra n
gular el tejido, se m inim iza la form ación de solapam ientos y se aplica una
adecuada hem ostasia. El uso de incisiones discon tinua s de la pierna o las
té cn ica s e n d o scó p ica s m ín im a m e n te invasivas para la d ise cció n de la
vena safena tam bién pueden d ism in u ir la incidencia y gravedad de la in
fecció n. D urante el p o stope ratorio se deben usar d isp o sitivo s de drenaje
por succión, que ayudan a elim inar el espacio m u e rto que haya podido
quedar, hay que aplicar sobre la herida apósitos secos esté rile s y colocar
m edias elásticas de com p resió n suave sobre el m ie m b ro in fe rio r para m i
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 371
Tratam iento
La aparición de drenaje, eritema o necrosis debe analizarse e investigarse in
mediatamente. El drenaje ha de remitirse a microbiología para su cultivo para
valorar si existen áreas de fluctuación y la necesidad de su aspiración para el
diagnóstico. El tratam iento óptim o consiste en el desbridamiento local de
EN CIRUGÍA CARDÍACA
los tejidos desvitalizados y una antibioterapia intravenosa dirigida inicialmen
te contra gérmenes grampositivos hasta la obtención de los resultados de
los cultivos. En ocasiones se precisa un desbridamiento y drenaje quirúrgico
para evacuar un hematoma excesivo.
Diagnóstico
El síntoma de presentación más frecuente es la fiebre; de hecho, la apari
ción de fiebre de origen desconocido en un paciente portador de prótesis
valvular debería considerarse endocarditis m ientras no se dem uestre lo
contrario. El 30-70% de los pacientes presenta un soplo cardíaco de nue
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Prevención
La en d o ca rd itis pre op erato ria es el p re d ic to r m ás im p o rta n te de e n d o
carditis valvular protésica precoz, con una recidiva de en do carditis en los
pacientes con infección activa en el m om e nto de la cirugía del 7-10% . Por
el contrario, en los pacientes libres de infección som etidos a cirugía la re
currencia es del 1%. Por ello, y si es posible, conviene m antener una pauta
a n tibiótica du ran te las 6 sem anas previas a la cirugía y co n tin u a r en el
po stope ratorio durante otras 4 -6 sem anas. Las prótesis m ecánicas pre
sentan m ayor incidencia de endocarditis precoz, pero después del prim er
año postope ratorio las bioprótesis tienen m ayor probabilidad de infección.
La incidencia de infección sobre hom oinjertos es sorprendentem ente m e
nor, por lo que en los casos con abscesos que engloban la raíz aórtica d e
berían desbridarse de form a radical, con la po sterio r interposición de un
ho m oinjerto.
La profilaxis antibiótica durante cualquier procedim iento quirúrgico o ma
nipulación odontológica es obligatoria en todos los pacientes portadores de
prótesis o injertos valvulares siguiendo las recom endaciones para la preven
ción de endocarditis bacteriana de la AHA de 199733. Resultan esenciales
una higiene dental continuada y una educación sobre prevención en todos
los pacientes con prótesis valvulares durante el período preoperatorio y
postoperatorio y, si antes de la cirugía inicial se evidencia infección bucal
activa, debería tratarse agresivam ente, con la extracción de la pieza dental
afectada si es necesario.
Tratam iento
El tratam ie nto inicial de la infección valvular protésica es m édico, valorándo
se el procedim iento quirúrgico según la evolución de la infección. El trata
m iento antibiótico em pírico debe cubrir tanto los gérm enes de afectación
precoz (Staphylococcus epiderm idis, S. aureus, bacilos gram negativos y
cándida) com o los de afectación tardía (estreptococos, S. aureus, bacterias
gram negativas y Haem ophilus, A ctinobacillus, Cardiobacterium, Eikenella y
Kingella [HACEK]). Esta antibioterapia consiste clásicam ente en la adm inis
tración de vancom icina y rifam picina al m enos durante 6-8 semanas y gen-
tam icina durante 2. Si el germ en aislado responsable es un Staphylococcus
m eticilín-sensible, la vancom icina se sustitu ye por cloxacilina o sim ilar debi
do a la capacidad bactericida de las penicilinas en contraposición a la vanco
micina, que tiene capacidad bacteriostática.
Las indicaciones quirúrgicas en la endocarditis valvular protésica apare
cen reflejadas en la tabla 15-134'35. El tratam ie nto m édico aislado tiene un
40-64% de curación, sobre to d o en los casos de endocarditis sobre válvula
nativa y protésica tardías. Los pacientes con infección por S. epiderm idis,
fúngica, por Pseudom onas o abscesos en la raíz aórtica presentan m ayor
probabilidad de precisar intervención quirúrgica. El tra ta m ie n to quirúrgico
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 373
TABLA 15-1
INDICACIONES QUIRÚRGICAS EN LA ENDOCARDITIS INFECCIOSA
Endocarditis valvular Endocarditis valvular
Endocarditis valvular nativa protésica (absolutas) protésica (relativas)
Insuficiencia cardíaca Endocarditis valvular Germen no
congestiva moderada-grave protésica estreptocócico
Sepsis persistente Etiología fúngica Fuga perivalvular
Embolias sistémicas Obstrucción valvular Recidiva tras el
Verrugas grandes con riesgo Prótesis inestable tratamiento
de embolia Bloqueo cardíaco de Endocarditis protésica
Extensión local con absceso nueva aparición precoz
anular o miocárdico, Endocarditis con
alteración de la conducción, fiebre persistente
fístula intracardíaca y cultivos negativos
EN CIRUGÍA CARDÍACA
tam bién está indicado para las endocarditis precoces debido a su elevada
m ortalidad (57-67%), riesgo de fracaso m ultiorgánico y sepsis. Los pacien
tes con endocarditis valvular protésica activa (grupo de elevado riesgo qui
rúrgico, con una m ortalidad quirúrgica en torno al 1 2 %) presentan una su
pervivencia media a 5 años del 54% .
Diagnóstico
Existe una d e fin ició n esp ecífica para la in fe cció n relacionada con los ca
té te re s 37. La co lo n iza ció n p o r c a té te r se d ia g n o s tic a cua nd o un s e g
m e n to del ca té te r produce 15 o m ás unidades fo rm a d o ra s de colonias
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Prevención
Existen distintos procedim ientos para reducir la incidencia de infección re
lacionada con el catéter. Es im prescindible el cuidado de los catéteres im
plantados con una higiene de las manos m eticulosa del personal sanitario y
una m anipulación de todos los catéteres en condiciones de esterilidad. Si
es posible, deberían evitarse las llaves de paso en las líneas centrales. La
m anipulación del sitio de entrada del caté te r debe lim itarse sólo a los casos
de retirada o sustitu ción del dispositivo o cuando el apósito que lo cubre se
pierde, hum edece o ensucia. En dichos casos siem pre se recambiará por
apósitos estériles o m aterial oclusivo transparente. Los catéteres de nutri
ción parenteral total (NPT) deben utilizarse exclusivam ente para este fin.
Estudios previos dem uestran que la infusión de NPT a través de un catéter
no im plantado exclusivam ente para esto o a través de un caté te r de varias
luces se asocia con m ayor frecuencia a sepsis relacionadas con el catéter.
La principal causa de infección se debe a las altas concentraciones de glu
cosa en la NPT, que sirven com o soporte activo de crecim ien to bacteriano.
N osotros de form a rutinaria retiram os todas las líneas venosas centrales
tras 24-48 horas de la intervención en tod os los pacientes con una evolu
ción po stope ratoria sin com p lica cio nes y con disponibilidad de accesos
periféricos.
Una d ism in u ció n susta ncia l de la in fe cció n p o r ca té te r pu ed e c o n s e
gu irse si se m an tien e al m á xim o la e ste rilid a d con m ed id as de barrera:
gorro, m ascarilla, bata y g u an te s e s té rile s en to d o s los im p la n te s o re
ca m b io s de ca té te re s no e m e rg e n te s. N uestra in s titu c ió n ha d e m o s tra
do una e rra dica ció n casi to ta l de las in fe ccio n e s p o r ca té te r en la UCI
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 375
EN CIRUGÍA CARDÍACA
la colonización com o en la infección por caté te r con el uso de catéteres
im p regn ad os con a n tib ió tic o s o a n tisé p tico s, sin in cre m e n ta r el riesgo
de de sarrollo de resiste ncias39. Dado el alto coste de estas líneas, sólo
deben usarse en centros donde tan to la inserción com o el m a n te nim ien to
sigan todas las m edidas de buena práctica clínica, ya que todavía la in fe c
ción relacionada con el caté te r presenta una incidencia inaceptablem ente
elevada.
No existe evidencia de que el recam bio rutinario de catéteres sea bene
ficioso respecto a su com pleta sustitución40. Sin em bargo la incidencia de
colonización e infección de los catéteres de la arteria pulm onar se increm en
ta pasados 4 días, por lo que se recom ienda su retirada tan pronto com o
sea posible; si se precisa su m antenim iento, se debería sustitu ir pasados
5 días41.
POSTOPERATORIA
Tratam iento
A nte la presencia de fiebre, leucocitosis, hem ocultivos positivos o sospecha
de sepsis deben retirarse o sustituirse todas las vías. Si no existen signos
locales de infección el catéter se sustituirá bajo m edidas de esterilidad y se
enviarán para su cultivo su porción intradérm ica y m uestras de sangre peri
férica. Si los cultivos resultan positivos o si durante su sustitución aparecen
signos locales de infección, hay que evitar el sitio de punción e insertar el
nuevo catéter en otra localización.
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cular) el tra ta m ie n to a n tibiótico será adm inistrado a través de una vía cen
tral para in te ntar esterilizarlo.
N E U M O N ÍA
Las c o m p lic a c io n e s pu lm o n a re s son fre c u e n te s d e sp u é s de p ro c e d i
m ie n to s quirúrgicos, esp ecialm e nte en aquellos relacionados con la cavi
dad torácica. En general la neum onía es la tercera infección p o sto p e ra to
ria m ás fre cu e n te (después de la in fe cció n del tra cto urinario [ITU] y de
la herida q u irú rg ica ) y la p rim e ra causa de in fe c c ió n n o s o c o m ia l en
las UCI42.
La neum onía postoperatoria presenta una m ortalidad a los 30 días has
ta de un 21% y está asociada a una serie de fa c to re s pe rio pera to rio s,
com o el tip o de acceso quirúrgico, el grado de em ergencia, los requeri
m ie n to s tra n sfu sio n a le s y el tip o de anestesia. Tam bién está asociada
a fa cto re s relacionados con el paciente, c o m o edad, esta do fun cion al,
EPOC, pérdida de peso reciente, uso crónico de corticoides, alteraciones
neurocognitivas o historia de accidente cardiovascular (ACVA) y hábito ta-
báquico o e n ólico43. En cam bio, la neumonía asociada a la ventilación (NAV)
tien e una tasa de m ortalidad del 12-50% 44 y com o fa cto r de riesgo princi
pal la duración de la ventilación m ecánica. Dicho riesgo alcanza su mayor
pico en el día quinto de ventilación y se m antiene constante después de
15 días. El sexo m asculino, la edad avanzada, la lesión pulm onar aguda y
una m ayor gravedad de la situación clínica global son factore s de riesgo
adicionales45.
Diagnóstico
La neum onía se d e fin e c o m o la in flam a ción del pa rén quim a p u lm o n a r
p o r m ic ro o rg a n is m o s pero con fre c u e n c ia es d ifíc il aislar los a g e n te s
p a tó g e n o s re sp o n sa b le s de la in fe cció n de las vías re sp irato rias bajas,
in clu so en pre sen cia de in fe cció n activa. C lásica m en te se han de c u m
p lir dos c rite rio s para el d ia g n ó s tic o de neum onía: e sp u to p u ru le n to de
nueva aparición y una radiografía de tó ra x que d e m u e s tre un nuevo o
p ro g re sivo in filtra d o pulm o nar. Sin e m b a rg o , dado que a m e n u d o los
p a cie n te s ve n tila d o s pre se n ta n se c re c io n e s p u ru le n ta s crón ica s y ha
llazgos ra d io g rá fic o s in e s p e c ífic o s , los d e te rm in a n te s u tiliz a d o s para
d ia g n o s tic a r NAV in cluye n un c u ltiv o del e sp u to y del líquido pleural y la
realización del índice de in fe c c ió n clínica p u lm o nar. Las m u e s tra s de
e sp u to se pu eden o b te n e r p o r asp ira ción traqu ea l, lavado b ro n co a lve o -
lar o m e d ia n te té cn ica s b ro n co scó p ica s. Estas ú ltim a s son m ás p re c i
sas que la asp ira ción traqu ea l si se aplican m é to d o s de c u ltiv o s c u a n ti
ta tiv o s 46.
El índice de in fe cció n clínica p u lm o n a r cuantifica una serie de hallazgos
clínicos sugestivos de neumonía (fiebre, leucocitosis, secreciones y cultivos
traqueales, oxigenación, radiografías de tórax y presencia o progresión de
infiltrados en la radiografía de tórax), asociándose una puntuación por enci
ma de 6 con una alta probabilidad de neumonía47.
Los patógenos pulm onares aislados en los prim eros 3-4 días de estancia
en la UCI son totalm e nte distintos de los aislados más tarde. S. aureus es el
germ en precoz más frecuente, ju n to con H aem ophilus in flue nzae y S. pneu-
moniae, m ientras que Pseudom onas aeruginosa, SAMR y Stenotrophom o-
nas m altophilia se aíslan a m enudo durante el postoperatorio m ás tardío48.
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 377
Los gérm enes de aparición más tardía presentan m ayor probabilidad de re
sistencia antibiótica.
Prevención
Para la prevención de la neumonía postoperatoria resulta esencial una fisio
terapia respiratoria exhaustiva con una activa participación del paciente y del
fisioterapeuta. A nte s de som eterse a una cirugía cardíaca electiva los pa
cientes deben ser instruidos en técnicas de respiración profunda y en la
utilización del inspiróm etro para su aplicación tanto en el período postopera
torio inm ediato com o am bulatoriam ente. Inm ed ia ta m en te después de la
extubación han de incentivarse ejercicios de «tos profunda y respiración»,
así com o la utilización del inspiróm etro. Los pacientes deben seguir estos
ejercicios desde el prim er día postoperatorio salvo contraindicación clínica.
Paradójicamente, aunque la fisioterapia respiratoria se considera una m edi
da preventiva, un m etaanálisis reciente de 14 estudios no ha podido apoyar
EN CIRUGÍA CARDÍACA
su uso rutinario.
Las m edidas posturales del paciente pueden desem peñar un papel im
portante en la m inim ización de NAV para reducir el riesgo de aspiración de
contenido gástrico. En estudios observacionales se ha dem ostrado que la
posición supina constituye un factor de riesgo independiente para la NAV49.
Todos los pacientes, salvo contraindicación, han de m antener elevado el
cabecero de la cama en un ángulo de 30-45°. Del m ism o modo, los pacien
tes que tras la extubación presentan signos de aspiración (tos húm eda o
alteración de la calidad vocal) o cum plen los criterios de alto riesgo de aspi
ración (edad >80 años, alteración del estado m ental, d é ficit neurológico o
una intubación >7 días) deben ser estudiados antes de iniciar la toleran
cia oral.
Debido al elevado riesgo de NAV en los pacientes con ventilación m ecá
nica49, la extubación debe realizarse tan pronto com o sea posible. La reintu
POSTOPERATORIA
bación supone tam bién un factor de riesgo independiente para el desarrollo
de NAV, aunque el te m o r de las consecuencias potenciales de la reintuba
ción no debe im pedir que un paciente despierto que ha superado una prue
ba de respiración espontánea sea extubado; tam poco hay que evitar la rein
tubación de un paciente que necesita claram ente continuar con un soporte
ventilatorio asistido.
Tratam iento
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EN CIRUGÍA CARDÍACA
la d isfu n ció n orgánica, a m en ud o causa una respuesta in flam a to ria s is té
m ica. La palabra «sepsis» se utiliza para d e s c rib ir esta m a n ife s ta c ió n
sisté m ica ; p o r con sen so, e ste té rm in o ha q u ed ad o d e fin id o c o m o «in
fe c c ió n sospechada o d o cu m e n ta d a asociada con uno o m ás c rite rio s
e sp ecíficos» (tabla 15-2)52. Los p a cie n te s ta m b ié n pu eden pre se n ta r o
d e riva r hacia un sh o ck s é p tic o (sepsis con h ip o te n sió n a pesar de un
a p o rte de flu id o s adecuado) o una sep sis grave (sepsis con fracaso m ul-
tiorg án ico). Los p a cie ntes con una reserva cardíaca lim itada tole ran mal
la sepsis, por lo que las tasas de m o rta lid a d durante el p o sto p e ra to rio
de la cirugía cardíaca p u ed en alcanzar un 7 6 % 53, con un in c re m e n to
añadido en cuanto a m orb ilida d con la duración de la estancia, y e fe cto s
en los co ste s hospitalarios.
Del m ism o m od o que en la isquem ia m iocárdica, son fun dam e ntales
para m ejorar los resultados un rápido diag nóstico y un tra ta m ie n to adecua
POSTOPERATORIA
do durante las prim eras horas del de sarrollo de un cuadro de sepsis. El
síndrom e debe ser reconocido de form a precoz, lo que a m enudo resulta
difícil, ya que puede iniciarse de form a sutil y los prim eros sig no s/sínto
mas son in esp ecíficos o pueden atribuirse a otras com p lica cio nes p o st
operatorias.
Todos los pacientes con infección conocida o sospechada deben ser
vigilados estrech am e nte para d e te cta r signos de co m p rom iso sistém ico y
po de r iniciar un tra ta m ie n to agresivo. Por ello, en to d o paciente con un
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diferencial (v. tabla 15-2). Hay que m antener un alto índice de sospecha
para evitar un rápido deterioro clínico com o consecuencia de un retraso
terapéutico.
E xisten re co m en dacion es basadas en la evidencia para m u ch o s as
p e cto s del tra ta m ie n to agudo de la sep sis y el sho ck s é p tic o 54. Inicial
m e n te la ate nció n debe cen tra rse en realizar m ed id as he m od iná m ica s
rápidas y efica ces para co rre g ir la h ip o p e rfu sió n y e vita r el de te rio ro m ul-
tiorg án ico. P o ste rio rm e n te es preciso id e n tific a r la fu e n te de infección,
in iciar la ad m in istra ció n precoz de a n tibioterap ia em pírica y realizar un
drenaje q u irú rg ico si se requiere. N uevos tra ta m ie n to s y e strate gia s te ra
pé utica s han d e m o stra d o una m ejora en la evo lu ción de los pacientes
s é p tico s y deben instaurarse con celeridad, salvo que haya co n tra in d ica
ciones.
380 Porte 3 Aspectos del posto p e ra to rio
TABLA 15-2
C R IT E R IO S DE S E P S IS EN EL A DU LTO 52
Generales Fiebre (temperatura >38,3 °C) o hipotermia
(temperatura <36 °C)
Taquicardia con FC >90 Ipm
Taquipnea o aumento de la ventilación/min
Estado mental alterado
Balance positivo de líquidos (>20 ml/kg durante
24 h)
Hiperglucemia (glucosa sérica >120 mg/dl) en
ausencia de diabetes u otras causas
Inflamatorios Leucocitosis (WBC >12.000 \xV) o leucopenia
(leucocitos <4.000 jxl"1) desviación a la izquierda
(WBC normal con >10% de formas inmaduras)
Proteína C reactiva plasmática >2 DE de la
normalidad
Procalcitonina plasmática >2 DE de la normalidad
Hemodinámicos Hipotensión (PAS <90 mmHg, PAM <65 o
disminución <40 mmHg)
S v0 2 >70%
índice cardíaco >3,5 l/min/m 2
Disfunción orgánica Hipoxemia (PaO^FiOj <300)
Oliguria (diuresis <0,5 ml/kg/h durante al
menos 2 h)
Incremento de creatinina >0,5 mg/dl
íleo (ausencia de ruidos intestinales)
Bilirrubina plasmática total >4 mg/dl o 70 mmol/l
Alteraciones de la coagulación (INR> 1,5 o TTPa
>60 seg)
Trombocitopenia (plaquetas < 100.000/1)
Perfusión tisular Hiperlacticemia (>2 mEq/1)
Disminución del relleno capilar
DE, Desviación estándar; FC, frecuencia cardíaca; INR, ratio internacional normalizado; PAM, presión
arterial media; Pa0/F¡0'7 ratio entre la presión alveolar de oxígeno y la fracción de aire inspirado;
PAS, presión arterial sistólica; SvO7 saturación venosa de oxígeno; TTPa, tiempo de tromboplastina parcial
activada; WBC, recuento de leucocitos.
C O N T R O L H E M O D IN Á M IC O
Todas las m edidas de so p o rte (aporte de flu id o s, vaso pre sores, etc.) deben
iniciarse tan p ro nto co m o se p re sen te h ipo te nsió n o hip o p e rfu sió n orgánica;
no han de retrasarse hasta el traslado a la UCI. Un a u m e n to del lactato séri
co, el desarrollo de acidosis m etabólica o la presencia de sig no s de e m p e o
ra m ie n to de la perfu sió n m ultiorgánica (aum ento de las enzim as hepáticas o
de la creatinina) indican la necesidad de la instauración de un tra ta m ie n to
agresivo, incluso en pa cie ntes no rm o te n so s. En cualquier pa cie nte que re
qu ie re so p o rte vaso pre sor debe im p lan tarse una línea arterial para la m o n i
torización con tinu a de la presión arterial54'55; en los casos en los que se pre
cisan altas do sis de vaso pre sores, la m on itoriza ció n de la presión arterial a
través de la arteria fe m o ra l proporciona un con tro l m ás e x a c to 56. Del m ism o
Infección postoperatoria en cirugía cardíaca 381
modo, tam bién se necesita una vía venosa central para la infusión rápida de
fluidos y la adm inistración de agentes vasoactivos.
Resulta útil la com prensión básica de la fisiología subyacente de la sep
sis en la valoración y elección del soporte he m od iná m ico específico. El
desarrollo de un exceso de perm eabilidad capilar sistém ica produce una
reducción del volum e n intravascular, pese a la existencia de una sobrecar
ga del volum e n corporal total. Al m ism o tie m p o , se produce una vasodila
tación global, con lo que se desarrolla un estado hiperdinám ico con un alto
gasto cardíaco. Los pacientes con mala función ventricular pueden necesi
tar un soporte inotrópico para satisfacer esta dem anda, situación que pue
de agravarse con el desarrollo de una disfunción m iocárdica secundaria a
la sepsis. Por ello, el colapso hem odinám ico que aparece en la sepsis y en
el shock sé p tico es una com b in ació n de la alteración de la precarga, la
poscarga y la con tra ctilidad y precisa m edidas de sop orte globales para
con seg uir un co n tro l eficaz. A dem ás, es necesario conocer la situación
EN CIRUGÍA CARDÍACA
cardiológica previa del paciente para realizar una valoración adecuada y un
tratam ie nto óptim o.
Las m edidas de soporte del paciente con sepsis grave o shock séptico
deben com enzar con la adm inistración de líquidos para m ejorar el volum en
intravascular. Se han de adm inistrar cristaloides en cantidades adecuadas
(20-60 m l/kg de peso corporal inicial) tan pronto com o sea factible54. Igual
m ente, pueden adm inistrarse coloides (en nuestra in stitu ció n preferim os
soluciones salinas hipertónicas). En pacientes con anem ia o coagulopatía
asociada pueden transfundirse hem oderivados, aunque deben reservarse
para los casos en los que exista una indicación clínica específica y no única
m ente com o medida de infusión de volum en intravascular. Si se ha im plan
tado un caté te r en la arteria pulm onar (Swan-Ganz), la adm inistración de
fluidos debe valorarse cuidadosam ente en función de la relación gasto car
POSTOPERATORIA
díaco/resistencias periféricas.
Cuando la adm inistración apropiada de volum en no consigue una presión
sanguínea y una perfusión sistém ica adecuadas, hay que iniciar la infusión
de agentes vasopresores. Es im portante recordar que una buena perfusión
tisular depende del flujo sanguíneo y no sólo de la presión arterial, por lo que
el tratam iento vasopresor debe utilizarse com o un com p le m e nto asociado a
un adecuado aporte de volum en intravascular. Sin em bargo, en situaciones
de hipotensión grave el tra ta m ie n to con vasopresores debería iniciarse
m ientras se restaura el volum en intravascular.
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
mienda que estas prim eras dosis se adm inistren dentro de la primera hora
del diagnóstico.
El tratam ie nto em pírico inicial debe incluir uno o más antibióticos con
actividad frente a los posibles agentes patógenos y que actúen en el posible
foco de la sepsis. Los antibióticos de am plio espectro han de elegirse con el
fin de reducir al m ínim o las posibilidades de un tratam ie nto inadecuado. El
historial del paciente (incluidas las alergias m edicam entosas), la en ferm e
dad subyacente, el estado inm une, el estado clínico, los síntom as de la in
fección, los resultados conocidos o previos de los cultivos, los gérm enes
más frecue ntes de la institución, así com o los patrones de susceptibilidad,
han de tenerse en cuenta a la hora de elegir un régim en antibiótico. A los
pacientes portadores de válvulas o injertos vasculares, con catéteres veno
sos centrales o con larga estancia hospitalaria se les debe incluir en la anti-
bioterapia vancom icina o un equivalente fre n te a S. aureus m eticilín-resis-
te n te 60. Del m ism o m odo, los pa cie ntes in m u n o su p rim id o s tie n e n que
EN CIRUGÍA CARDÍACA
contar con una cobertura antifúngica empírica. Los pacientes deben recibir
norm alm ente una dosis de carga plena de cada antibiótico y se han de valo
rar estados de insuficiencia renal o hepática o alteraciones en la distribución
del volum e n54.
El régim en de antibióticos siem pre ha de reevaluarse a las 48-72 horas
del inicio de su adm inistración en función de los exám enes clínicos y de los
datos m icrobiológicos con el fin de orientar el tratam iento contra el germ en
causal. Se requiere esta estrategia para prevenir el desarrollo de resisten
cias, reducir la toxicidad y dism inuir los costes. Una vez que se dispone de
los resultados de los cultivos y se conoce la sensibilidad del germ en respon
sable, se realiza un tratam ie nto an tibiótico específico y se valora su dura
ción. Si el cuadro sindróm ico resulta de etiología no infecciosa, la antibiote-
rapia se suspendida de inm ediato60.
POSTOPERATORIA
ESTEROIDES
La vasodilatación secundaria al estado de shock puede desencadenar una
in su ficie n cia adrenal. Un ensayo m u ltic é n tric o co n tro la d o y aleatoriza-
do realizado en pacientes en shock sép tico grave de m ostró que la cohorte
de pacientes som etidos a un te s t de estim ulación adm inistrando 250 jig de
horm ona adren ocortico tro pa (ACTH) no conseguía aum entar a >9 (ig /d l de
co rtiso l (no respondedores), lo que sugería un estado de insuficiencia su
prarrenal relativa; en este grupo de pacientes la adm inistración intraveno
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
CO NTRO L DE LA GLUCO SA
Un im portante ensayo clínico realizado en pacientes durante el postoperato
rio ha dem ostrado un aum ento significativo de la supervivencia cuando los
niveles de glucosa plasmática se m antienen en un rango norm oglucém ico
entre >80 y < 11 0 m g/dl, con una perfusión continua de insulina y evitando
alcanzar niveles de glucosa >150 m g/dl15.
La población de dicho ensayo incluyó un gran núm ero de pacientes
so m e tid o s a cirugía cardíaca y m ostró una notable dism inu ció n del n ú m e
ro de m u e rte s por sepsis; esta estrategia se ha recom endado a to d o s los
pacientes con sepsis graves54. La adm inistración de glucosa exógena tie
ne com o finalidad evitar la aparición de una hipoglucem ia por m edio de
una in fu sió n continua o, cuando sea posible, a través de una sonda de
nu trició n enteral.
C O N JU N T O DE C U ID A D O S TERAPÉUTICOS
EN LA SEPSIS
Dada la existencia de directrices basadas en la evidencia para el tratam iento
agudo de la sepsis y el shock séptico, la aplicación de este tra ta m ie n to
puede utilizarse com o un indicador de calidad del cuidado del paciente. Para
ayudar en estas m ediciones y proporcionar un m arco estructurado sobre el
manejo clínico, la Surviving Sepsis Campaign y el Institute fo r Healthcare
Im provem ent han publicado una serie de medidas de cuidados terapéuticos
para los pacientes con sepsis grave (tabla 15-3). Dichos cuidados están
agrupados en función del tie m p o de evolución del cuadro y son fácilm ente
m edibles y com parables63.
Infección p o sto p e ra to ria en cirugía cardíaca 385
TABLA 15-3
T R A T A M IE N T O DE LA S E P S IS G R AV E63
Tiempo A cció n
En las 6 h (después del Analizar el lactato sérico
¡nido del síndrome) Extracción de hemocultivos (previo a la antibioterapia)
Antibioterapia de amplio espectro con cobertura para
SAMR si está indicado
Iniciar el aporte de líquidos con 20-40 ml/kg de
cristaloide si hay hipotensión (PAS <90 mmHg o PAM
<60) o hipoperfusión (láctico elevado)
Iniciar vasopresores si hay hipotensión durante o
después del aporte de volumen
Análisis continuo de la perfusión (perfiles orgánicos,
gasto cardíaco y Sv02) y valoración de la necesidad
de soporte inotrópico o transfusión
CARDÍACA
(si la Hb <10 mg/dl o el Hto <30%)
En las 24 h (después Estricto control glucémico (>80 o <110) con insulina,
del inicio del si se precisa
síndrome) Administración de drotrecogina-a (proteína C activa)
si no existe contraindicación
Cuantificar la función del eje adrenal (test de
estimulación de cosintropina) y considerar la
EN CIRUGÍA
administración empírica de corticoides ante una
hipotensión persistente
Iniciar una estrategia de protección pulmonar (presión
pico <30 cmH 20) durante la ventilación mecánica
Hb, Hemoglobina; Hto, hematocrito; PAM, presión arterial media; PAS, presión arterial sistólica;
SAMR, Staphylococcus aureus meticilín-resistente; Sv0p saturación venosa de oxígeno.
POSTOPERATORIA
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Secuelas neurológicas
de la cirugía cardíaca
James Weller
INTRODUCCIÓN
Los avances en el tratam iento quirúrgico, anestésico y m édico han perm iti
do la realización de la cirugía cardíaca en pacientes más ancianos, más en
ferm os y con más probabilidad de haberse som etido a intervenciones pre
vias. Como la m ortalidad en cirugía cardíaca ha dism inuido en los últim os
años, ha aum entado la atención sobre las com plicaciones no m ortales. La
disfunción del sistem a nervioso central está entre las com plicaciones más
devastadoras y prevalentes de esta cirugía. El ictus después de la cirugía
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
SÍNDROMES CLÍNICOS
La incidencia de cada com plicación significativa del sistem a nervioso central
es variable, según se ¡lustra en la figura 16-1.
389
390 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
/ ACV \ 3,5%
/ Encefalopatía \7 - 1 0 %
/ Depresión \ 10%
/ Alteraciones cognitivas \?
L
-A C V +ACV
>75 0 ,0 4 0 ,0 7 0 ,0 7 0 ,1 3
FIGURA 16-2
P ro b a b ilid a d d e A C V d e s p u é s d e la cirug ía d e re v a scu la riza ció n co ro n a ria .
Diagnóstico en el postoperatorio
Los pacientes con sospecha de tener un ACV deben ser valorados inmedia
tam ente por un neurólogo. Los neurólogos pueden hacer el diagnóstico clí
nico de ACV incluso sin signos en las pruebas de imagen. A partir de nuestra
base de datos de ictus, hemos concluido que la resonancia magnética (RM)
del cerebro, y en especial las imágenes potenciadas en difusión, es la técni
ca de neuroimagen más sensible y exacta para determinar la localización de
los infartos (fig. 16-3)5-6. Si no es factible la realización de una RM -p o r ejem
plo, debido a la presencia de implantes metálicos o metal quirúrgico (sobre
todo los electrodos epicárdicos de estimulación tem poral)-, puede realizar
se una tomografía computarizada craneal. Los pacientes con un patrón de
infarto marginal en estas pruebas de imagen tienen peores resultados en
comparación con los otros tipos de ictus. El ACV hemorrágico en el post
operatorio inmediato es infrecuente. Cuando se identifican los pacientes
392 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
FIGURA 16-3
R e s o n a n c ia m a g n é tic a n u c le a r (R M ) d e u n p a c ie n te c o n u n n u e v o A C V e n e l p o s t
o p e ra to rio .
Resultados
Como prom edio, los pacientes cuya evolución postoperatoria se complica
con un ACV perm anecen en la UCI más de 7 días y en el hospital 25 días
com o m ínim o. M uchos pacientes (50%) necesitan ser ingresados para so
m eterse a rehabilitación antes de volver a casa. Los indicadores de un mal
resultado son un retraso del despertar de la anestesia, el aum ento de la
creatinina sérica postoperatoria, un período prolongado de circulación extra-
corpórea, el uso preoperatorio del balón de contrapulsación intraaórtico
(BCIA) y la presencia de infartos marginales en las pruebas de imagen del
cerebro.
ENCEFALOPATÍA
La encefalopatía se caracteriza por una variedad de síntom as en el postope
ratorio, com o la confusión, el delirio, las convulsiones, el coma, la alteración
prolongada del nivel de consciencia, la agresividad y la agitación. Por desgra
cia, la bibliografía sobre la encefalopatía perioperatoria es escasa en com pa
ración con los estudios sobre el ictus perioperatorio. Sin em bargo, se estim a
que la incidencia de encefalopatía tras la cirugía cardíaca puede estar entre
un 10 y un 20% (fig. 16-4).
En nuestro centro, desde 1997 se m antiene una base de datos con to
dos los pacientes que tuvieron encefalopatía después de la cirugía cardíaca.
Secuelas neurológicas de la cirugía cardíaca 393
-A C V
<65 0 ,0 3 0 ,0 4 0 ,0 4 0 ,0 6 0 ,0 4 0 ,0 6 0 ,0 6 0 ,0 9
>75 0 ,0 8 0 ,1 1 0 ,1 1 0 ,1 5 0 ,1 1 0 ,1 6 0 ,1 6 0 ,2 2
+ACV
<65 0 ,0 6 0 ,0 8 0 ,0 8 0 ,1 2 0 ,0 9 0 ,1 3 0 ,1 3 0 ,1 8
6 5 -7 5 0 ,0 9 0 ,1 2 0 ,1 2 0 ,1 7 0 ,1 3 0 ,1 8 0 ,1 8 0 ,2 4
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
>75 0 ,1 5 0 ,2 1 0 ,2 1 0 ,2 1 0 ,2 9 0 ,2 8 0 ,2 9 0 ,3 8
F IG U R A 16-4
Probabilidad de encefalopatía d e sp u é s de la cirugía de revascularización coronaria.
394 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
Diagnóstico en el p ostoperatorio
Cuando se evalúa al paciente encefalopático, cualquier síntoma sugestivo
de ictus debe m otivar la inm ediata evaluación por el neurólogo para descar
tar un ACV Los opiáceos deben suspenderse en cuanto sea posible, debido
a que pueden generar confusión en la interpretación de los datos clínicos.
Cualquier m édico puede diagnosticar estos síntom as. Los pacientes pue
den necesitar que se instauren m edidas específicas de seguridad, com o las
sujeciones y supervisión continua.
Resultados
Los pacientes con encefalopatía perm anecen hospitalizados más de 15 días
com o prom edio. Un porcentaje de estos pacientes precisan rehabilitación
y no pueden ser enviados a casa. Una vez en el dom icilio, la mayoría de los
pacientes necesitan vigilancia continuada y ayuda en las actividades diarias
por parte de los m iem bros de la fam ilia. La m ortalidad hospitalaria de los
pacientes con encefalopatía después de la circulación extracorpórea es
del 7 ,5 % 7.
DEPRESIÓN
Identificación de los pacientes de alto riesgo
La depresión está estrech am e nte relacionada con la enferm edad y la ciru
gía cardíacas. Existen pruebas crecientes sobre la correlación, e incluso la
causalidad, entre la depresión y la m orb im ortalid ad después de la cirugía
cardíaca. La creencia generalizada es que la depresión es una con secu en
cia de la cirugía cardíaca. Parece lógico pensar que las características de
esta in te rven ción y sus consecuencias influyen nega tivam en te sobre el
estado de ánim o de los pacientes. Sin em bargo, la mayoría de pacientes
que están deprim idos después de la cirugía son los que ya tenían de pre
Secuelas neurológicas de la cirugía cardíaca 395
sión prequirúrgica. Los estu dio s sugieren que tan sólo un 5% de las per
sonas sin depresión antes de la cirugía presentarán esta enferm edad en
el postoperatorio, m ientras que aproxim adam ente el 50% de los que tie
nen depresión preoperatoria la m antendrán después de la intervención. El
m ejor fa cto r pre dictivo de depresión postoperatoria es la depresión pre
quirúrgica8.
Posibles etiologías
¿Pueden contribuir los betabloqueantes?
La conexión entre la depresión y la enferm edad cardíaca continúa siendo
algo enigm ática. Se ha sugerido que varios factores asociados a am bos sín
© E LS E V IE R . Fotocopiarsin autorización es un delito.
Resultados
Los pacientes con depresión después de la cirugía cardíaca tie n e n una
m ayor m orbilidad y, por tanto, una estancia hospitalaria m ás prolongada
que los no deprim idos. Esta m ayor m orb im ortalid ad de los pacientes con
depresión respecto a los que no la tienen continúa por lo m enos 5 años
396 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
DETERIORO CO G N ITIVO
En los días y sem anas posteriores a la cirugía cardíaca es bastante habi
tual que se refieran síntom as relacionados con la m em oria. El reco no ci
m iento de estos cam bios cog nitivos por los pacientes, sus fam ilias y sus
m édicos lleva a una serie de estudios en los que se valoran las dife ren te s
áreas de actuación cognitiva antes y después de la cirugía de revasculari
zación coronaria. La incidencia descrita del d e terio ro cog nitivo varía a m
pliam ente: del 33 al 83 % . Ello puede reflejar la práctica om nipresencia de
trastornos cog nitivos en los pacientes hospitalizados, y algunos datos su
gieren que esta disfu nción persiste por lo m enos 5 años en un núm ero
sig nifica tivo de pacientes10'11. Adem ás, al com parar los pacientes m ás an
cianos som e tido s a cirugía m ayor no cardíaca con un grupo control ajusta
do según la edad se ob servó que la disfunción cognitiva en el grupo de
pacientes inte rven ido s era m ás del triple a los 3 m eses (del 9,9 % fre n te al
2,8% )12. Sin em bargo, la mayoría de estos estudios están lim itado s por la
falta de grupos co n tro l adecuados. De m od o que, aunque los cam bios
co g n itivo s están bien do cum e ntad os, ha sido difícil de te rm in a r si están
e sp ecíficam e nte relacionados con la cirugía cardíaca o si otros pro ced i
m ie ntos quirúrgicos producirían alteraciones postoperatorias sim ilares. En
nuestra investigación hem os observado una m ejoría de la función m ental
a los 3 m eses de la operación en la mayoría de los pacientes. Adem ás, el
análisis prelim inar indica que los pacientes con enferm edad coronaria tra
tados bien m édica o bien qu irú rg ica m ente tienen cam bios sim ilares en la
percepción al año. Esto podría sugerir que la enferm edad vascular subya
cente contribuye a las alteraciones m entales experim entadas por los pa
cientes de cirugía cardíaca.
Hasta la fecha, y aunque los estudios de laboratorio sugieren que alguna
técnica o algún agente anestésico pueden ser superiores en la prevención
de las com plicaciones neurológicas postoperatorias (p. ej., con el preacondi-
cionam iento farm acológico), la clínica no confirm a tales datos.
Diagnóstico en el postoperatorio
Los opiáceos y otras m edicaciones con potencial neuropsiquiátrico deben
evitarse cuando sea posible. Los m édicos pueden identificar estos sínto
Resultados
Los pacientes pueden necesitar supervisión y ayuda dom iciliarias por parte
de sus fam iliares con las actividades diarias de nivel superior, com o la adm i
nistración de la medicación y los asuntos económ icos.
hiperglucem ia y la inflamación).
EM BO LIZACIÓ N CEREBRAL
El circuito de circulación extracorpórea crea una sensibilidad singular para la
lesión embólica. El material extraño que recubre la superficie interna de los
com ponentes y tubos de la bomba crea una interfase que predispone a la
form ación de m icrotrom bos, incluso a pesar de la heparinización. Al evitar
la circulación pulm onar se elimina un filtro natural entre el sistem a venoso
y la circulación arterial. Por suerte, las m acroem bolias son una com plicación
m enos com ún durante la cirugía cardíaca m oderna. Pueden producirse
m icroem bolias por aire y partículas com o trom bos, material de sutura, frag
m entos de lípidos, cera de hueso y médula ósea, que producen secuelas
clínicas. Quizá la fu e n te más com ún de m icro ém bo lo s cerebrales sea la
enferm edad aterom atosa de la aorta. Se ha establecido una clara asociación
398 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
FIGURA 16-5
G ra d o d e a te ro m a to s is a ó rtic a y rie s g o d e ic tu s d e s p u é s d e la c iru g ía d e re v a s c u la ri-
z a c ió n c o ro n a ria .
HIPOPERFUSIÓN
La presión de la perfusión cerebral depende de la diferencia entre la presión
arterial media y la presión venosa central o la presión intracraneal (de estas
dos, la que sea más elevada). En todos los pacientes som etidos a cirugía
cardíaca se realiza una m onitorización invasiva de la presión arterial. Todavía
se sigue sin encontrar una presión arterial sistém ica segura. Un factor adi
cional es la frecuente coexistencia de hipertensión sistém ica con en ferm e
dad coronaria. Es conocido que la hipertensión crónica desplaza la curva de
autorregulación cerebral hacia arriba. Y lo que es más relevante: la relación
entre la hipotensión intraoperatoria y la disfunción neurocognitiva postope
ratoria está cada vez más cuestionada15. En el International Study o f Post
operative C ognitive D ysfunction, de M o lle r y co is.16, se realizó un segui
m iento prospectivo a más de 1.200 pacientes ancianos som etidos a cirugía
m ayor no cardíaca y se encontró que ni la hipoxem ia ni la hipotensión intra
operatoria fueron factores de riesgo significativos para el deterioro mental
postoperatorio. No obstante, se ha dem ostrado que el m an tenim iento de la
presión arterial media entre 80 y 100 m m H g durante la circulación extracor
pórea reduce la incidencia com binada de com plicaciones cardíacas y neuro
lógicas después de la cirugía de revascularización m iocárdica cuando se
Secuelas neurológicas de la cirugía cardíaca 399
com paró con un grupo control cuya presión arterial media se m antuvo en
50-60 m m H g 17. Por esta razón, m uchos autores defienden el m antenim ien
to de una presión arterial media superior a 80 m m H g durante la CEC para los
pacientes de alto riesgo, en especial los de más edad y los hipertensos.
En general, a pesar de la controvertida relación entre la hipotensión in-
traoperatoria y los resultados neurológicos adversos, la cirugía cardíaca su
pone una situación única. Durante la CEC, el cerebro recibe generalm ente
un flujo de sangre no pulsátil, aunque algunos autores han recom endado el
uso de CEC pulsátil. Sin em bargo, M urkin y cois .18 dem ostraron en un estu
dio prospectivo, aleatorizado y con doble enm ascaram iento de 316 pacien
tes que, aunque la perfusión pulsátil aum enta el flu jo sanguíneo cerebral
aproxim adam ente un 15% durante la CEC hipotérm ica, no reduce los ACV
o la disfunción neurocognitiva en com paración con el grupo control de per
fusión no pulsátil. Com o resultado de lo anterior, la CEC no pulsátil continúa
siendo el estándar de asistencia en nuestro centro (fig. 16-6).
F IG U R A 1 6 -6
T ratam iento intraoperatorio de los pacientes de alto riesgo. ATI, A rteria torácica inter
na; OPCAB, cirugía coronaria sin circulación e xtracorpórea; PAM, presión arterial
m edia; SNC, sistem a nervioso central.
Secuelas neurológicas de la cirugía cardíaca
CO NTRO L DE LA G LU C EM IA ^
Aunque está pendiente de establecerse una relación causa-efecto, la hiper-
glucem ia está relacionada con peores resultados en el con texto de la lesión
24. Se ha dem ostrado recientem ente aue
cerebral no quirúrgica24. que el tratam ien
ien- ^
to intensivo con insulina reduce la m ortalidad en los pacientes en estado O
crítico en la unidad de cuidados intensivos. En un estu dio realizado con O
1.548 pacientes en estado crítico (el 59% de ellos habían sido intervenidos 9^
de revascularización coronaria), Van den Berghe y co is .25 dem ostraron un ¿
beneficio significativo en la m ortalidad cuando se utilizaron infusiones de Z
insulina para m antener la glucosa sanguínea entre 80 y 110 m g/dl. En fun- (/)
ción de esta asociación, m uchos m édicos están poniendo m ayor énfasis en <
el control de la glucem ia durante la cirugía cardíaca y en la unidad de cuida
dos intensivos. 3
O
LU
TRATAMIENTO DEL PACIENTE DE ALTO RIESGO CO
En los últim os años se han desarrollado varias estrategias para m inim izar el
riesgo de lesión neurológica en los pacientes intervenidos de cirugía cardía
ca. Por desgracia, los datos que apoyan estas estrategias son escasos,
puesto que evalúan generalm ente criterios de valoración secundarios, que
ya están relacionados con las com plicaciones neurológicas del postoperato-
§ rio. Sin em bargo, en la actualidad se están realizando varios estudios clíni
co
cos m ulticéntricos, aleatorizados y de am plio alcance para intentar clarificar
la utilidad de estas medidas.
402 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
un riesgo especialm ente alto debido a la aterom atosis aórtica grave. Con
este abordaje, nunca se manipula la aorta. Se utilizan pre fe ren te m en te las
dos arterias torácicas internas, además de injertos en Y o secuenciales, o
ambos, e injertos venosos si son necesarios31.
Cuando no es posible la cirugía sin CEC (p. ej., si el paciente se inestabi-
liza hem odinám icam ente o los principales vasos diana son inaccesibles), se
dispone de num erosas variaciones de la CEC tradicional. Un abordaje es la
parada cardíaca por fibrilación ventricular con un drenaje del ventrículo iz
quierdo. Esta técnica evita la necesidad del pinzam iento aórtico y perm ite el
enfriam iento tópico del corazón vacío. Pueden utilizarse los m ism os dispo
sitivos de estabilización m iocárdica que se utilizan para la cirugía sin CEC
con el fin de m ejorar la calidad de la anastom osis. Otra alternativa es realizar
la canulación arterial para la CEC en un lugar diferente a la aorta ascendente
(p. ej., las arterias fem oral o axilar). Con la com binación de canulación arterial
distal y la parada por fibrilación, puede em plearse la técnica «sin contacto»
PERSPECTIVAS DE FUTURO
En la actualidad se están probando nuevas estrategias en varios ensayos
clínicos para reducir la lesión neurológica en la cirugía cardíaca. Se han de
sarrollado dos nuevas cánulas aórticas para reducir el riesgo de m icroem -
bolización cerebral asociado con la CEC tradicional. El filtro intraaórtico
Embol-X incluye una red de 150 pm que se despliega a través de un puerto
lateral de la cánula aórtica inm ediatam ente antes del despinzam iento aórti
404 Porte 3 Aspectos del postoperatorio
CONCLUSIONES
Los adelantos en las técnicas quirúrgicas y en el tratam ie nto m édico han
contribuido a una dism inución significativa de la m ortalidad perioperatoria de
los pacientes intervenidos de cirugía cardíaca. Por desgracia, el riesgo de
com plicaciones neurológicas continúa siendo relativam ente alto. La identifi
cación de los pacientes de alto riesgo perm ite la aplicación de estrategias
para m inim izar los efectos de los desencadenantes conocidos (p. ej., la em
bolización y la hipoperfusión cerebrales).
Paradójicam ente, los adelantos de las estrategias no quirúrgicas de la
enferm edad cardíaca (p. ej., las endoprótesis coronarias) acabarán aportan
do una población quirúrgica cada vez m ás anciana y m ás enferm a. Estos
pacientes tienden a ten er un riesgo más alto de com plicaciones neurológi
cas. Los esfuerzos para reducir este riesgo continuarán brindando oportuni
dades para la investigación y para m ejorar la seguridad de los pacientes.
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PARTE 4
Cuidados avanzados
y preparación
para el alta
Anticoagulación
Sue Aumick, Valerie Elliott y Gloria Peithman
CLAVES DE LA ANTICOAGULACIÓN
• El tratam iento antitrom bótico es una parte integrante de la prevención de
la trom boem bolia. El objetivo del tratam iento es administrar la dosis más
baja de anticoagulante para prevenir la form ación o la expansión de los
coágulos.
• La anticoagulación se usa principalmente en la cirugía cardíaca en los pa
cientes con válvulas mecánicas o biológicas y fibrilación auricular.
• La heparina intravenosa o la enoxaparina subcutánea se utilizan hasta que
se alcanza un INR (índice normalizado internacional) terapéutico con la
warfarina.
17
• Las complicaciones más graves asociadas con el tratam iento anticoagu
lante son la hemorragia cerebrovascular, el derrame pericárdico y el tapo
nam iento cardíaco. Es indispensable la monitorización frecuente del INR
durante el inicio del tratam iento y después del alta para minimizar estos
riesgos.
INTRODUCCIÓN
El tra ta m ie n to a n titro m b ó tico continúa siendo el pilar terap éu tico funda
m ental para la prevención de la trom bo em b olia, una com plicación grave
que lim ita el éxito de la cirugía cardíaca. Una em bolia es cualquier cuadro
em bólico que tien e lugar en ausencia de infección en el po stoperatorio in
m ediato (cuando la inconsciencia inducida por la anestesia se ha revertido
por com p le to )1. La anticoagulación se usa principalm ente en la cirugía car
díaca para los pacientes con válvulas m ecánicas o biop rotésica s y fib ri
lación auricular. Los anticoagulantes tam bién pueden usarse para la pre
vención de cuadros tro m b ó tico s en pacientes de alto riesgo (es decir, con
antecedentes de tro m b o sis venosa profunda o de insuficiencia cardíaca) o
que han presentado un cuadro tro m b ó tic o (com o ictus o em bolia pu lm o
nar). El propósito de este capítulo es exponer el tratam ie nto anticoagulan
te actual para los pacientes con prótesis valvulares y/o fibrilación auricular.
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
409
410 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
tro centro, norm alm ente se utilizan las prótesis m ecánicas bivalvas St. Jude
o Carbom edics y las biop rótesis porcinas o de pericardio de Carpentier-
Edw ards2. En el capítulo 4 se expone una inform ación más específica sobre
las válvulas.
La trom bo sis de la válvula puede causar obstrucción de su orificio, una
interferencia con el cierre de la prótesis y embolización pulm onar o sistém i
ca. La trom boem bolia por las prótesis valvulares suele ser hacia los vasos
cerebrales, con unas secuelas neurológicas variables2.
FIBRILACIÓN AURICULAR
Las arritm ias auriculares tienen lugar después de la cirugía cardíaca en un
10-65% de los pacientes, dependiendo del perfil del enferm o, el tipo de ci
rugía, la definición de arritm ia y el m étodo de vigilancia para su detección.
Los pacientes a quienes se realiza la cirugía de revascularización miocárdica
aislada tienen una m enor incidencia de fibrilación auricular postoperatoria
que aquellos intervenidos de reem plazo valvular o de cirugía combinada (ci
rugía valvular y coronaria)1.
La incidencia más alta de fibrilación auricular se observa el 2.Qy 3.6r días
postoperatorios, con una escasa incidencia en el período postoperatorio pre
coz o después del 4.Qdía de la in te rven ción 1 (v. cap. 14). Es habitual la con
versión espontánea de la fibrilación auricular después de la cirugía cardíaca;
un 15-30% de los pacientes revierten en las 2 prim eras horas y un 25-80% ,
a las 24 horas1. Una vez más, debido al posible desarrollo de tro m b o e m b o
lia en los pacientes con fibrilación auricular pe rsisten te o recurrente, se
debe valorar con firm eza la anticoagulación si la arritm ia persiste m ás de
24 horas1.
TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE
Se acepta globalm ente que las prótesis valvulares cardíacas y la fibrilación
auricular persistente o recurrente necesitan anticoagulación, pero el tipo, la
dosis y la duración del tratam iento anticoagulante varían am pliam ente se
gún los distintos centros sanitarios. La heparina y la warfarina son los anti
coagulantes más com unes en el Johns Hopkins Hospital. La enoxaparina se
utiliza principalm ente en la cirugía cardíaca com o puente en los pacientes
con fibrilación auricular. El objetivo de la anticoagulación es adm inistrar la
dosis más baja del anticoagulante para prevenir la form ación o expansión de
los coágulos3. Es vital ten er conocim ientos de la farmacología, la farm acoci-
nética y las propiedades farm acodinám icas de la warfarina, la heparina y la
enoxaparina.
W A R F A R IN A
F a rm a c o lo g ía de la w a rfa rin a
La warfarina es un antagonista de la vitam ina K, un e lem e nto necesario en
la síntesis de los factores de la coagulación II, VII, IX y X, así com o de las
proteínas C y S, que son anticoagulantes endógenos. Estos factores y pro
teínas son biológicam ente inactivos sin la carboxilación de ciertos residuos
del ácido glutám ico. Este proceso de carboxilación ocurre principalm ente
en el hígado y necesita la vitam ina K oxidada com o cofactor. El antagonis
m o de la vitam ina K o un d é ficit de esta vitam ina reduce el ritm o de pro
ducción de esto s factores y proteínas, lo que crea un estado de anticoagu
lación3.
Anticoagulación 411
ANTICOAGULACIÓN
T ie m p o d e p ro tr o m b in a e ín d ic e n o rm a liz a d o
in te rn a c io n a l
La m onitorización del tratam iento con w arfarina m ediante el tiem p o de pro
trom bina (TP) es m uy im precisa cuando se expresa com o una relación del
TP (calculado com o una proporción sim ple del valor plasm ático del paciente
respecto al plasma normal de control). La sensibilidad de la trom boplastina
ha contribuido a diferencias clínicam ente significativas en la dosis del anti
coagulante oral entre los distintos países y ha sido la responsable de una
anticoagulación excesiva y errática en Estados Unidos, donde se utilizaban
de manera habitual tan to la trom boplastina m enos sensible com o la sensi
ble. El reconocim iento de estas lim itaciones de la m onitorización del TP es
tim uló el desarrollo del índice normalizado internacional (INR) para la super
visión del tra ta m ie n to anticoagulante oral. La adopción de este estándar
m ejoró la seguridad del tratam iento anticoagulante oral y facilitó su m onito
rización4.
neral una vez que el INR se ha situado en el rango terap éu tico durante
2 días. El INR norm alm ente se verifica a diario hasta que alcance el rango
terapéutico y permanezca dos días en él; entonces, se com prueba dos o
tres veces por semana durante 1-2 sem anas hasta conseguir una dosis es
table. Una vez que el INR es estable, puede reducirse la frecuencia de los
análisis4.
Los rangos terapéuticos aconsejables varían en función de las indicacio
nes clínicas. Todas las prótesis valvulares m ecánicas im plantadas precisan
warfarina de por vida. Las prótesis valvulares biológicas precisan warfarina
durante 4-16 semanas, dependiendo de las preferencias del cirujano. El INR
aconsejable para las prótesis mecánicas m itrales es 2,5-3,5 o 2-3. Para las
prótesis mecánicas aórticas, el INR es de 2,5-3. En todas las válvulas bioló
gicas y las reparaciones, el INR aconsejado es de 2-3. El INR aconsejado
para la fibrilación auricular es de 2-3 5 (tabla 17-1).
412 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
TABLA 17-1
RANGO TERAPÉUTICO RECOMENDADO Y DURACIÓN DEL TRATAMIENTO
CON WARFARINA
Diagnóstico INR recomendado Duración
TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA
Riesgo transitorio: 1 er episodio 2-3 3 meses
Idiopática: 1 er episodio Por lo menos
3-6 meses*
Riesgo alto o recurrente Indefinido
Tumor maligno activo asociado Por lo menos
3-6 meses o
hasta la remisión
(lo más
prolongado)
EMBOLIA PULMONAR
Riesgo transitorio: 1 er episodio 2-3 6 meses
Idiopática: 1 er episodio Por lo menos
6 meses*
Riesgo alto o recurrente Indefinido
ESTADOS DE HIPERCOAGULABILIDAD
Síndrome de anticuerpos 2-3* Indefinido
antifosfolípidos
Deficiencia de antitrombina 2-3 Indefinido
Mutación heterocigótica del factor V 2-3 3- 6 meses, como
de Leiden antes*
Mutación homocigótica del factor V de 2-3 Indefinido
Leiden
Deficiencia de la proteína C 2-3 Indefinido
Deficiencia de la proteína S 2-3 Indefinido
PRÓTESIS VALVULARES CARDÍACAS
Posición aórtica
Mecánica (de bola o de disco) 2.5-3,5 + AAS Indefinido
Mecánica (Starr-Edwards, Bjork-Shiley) 2-3§ Indefinido
Mecánica (St. Jude, Carbomedics) 2-3 Indefinido"
Mecánica (St. Jude, Carbomedics), 2.5-3,5
con fibrilación auricular
Bioprótesis AAS o H
Posición m itral
Mecánica (disco oscilante o bivalva) 2,5-3,51 o 2-3* Indefinido
Bioprótesis 2-3 Por lo menos
3 meses"
AIT a pesar del tratamiento 2-3 Valoración clínica
antiagregante
FIBRILACIÓN AURICULAR
Crónica o intermitente 2-3 Indefinido
Cardioversión 3 semanas antes
y 4 semanas
después*
Anticoagulación 413
ANTICOAGULACIÓN
41:62S-69S, 2003.
Haines ST: Recommended Therapeutic Range for Warfarina Therapy—ASHP Anticoagulation Service
Traineeship, A m J Health Sysf/T?a/7n58(22):2151-2166,2001.
Hirsh J y cois.: Chest 119:8S-21 S. 2001.
AAS, Ácido acetilsalicílico (aspirina); AIT, accidente isquémico transitorio; FA, fibrilación auricular;
FEVI, fracción de eyección de ventrículo izquierdo; H, heparina; INR, índice Internacional normalizado;
TE, tromboembolia; VI, ventrículo izquierdo.
* Considerar el tratamiento a largo plazo con dosis bajas de warfarina (INR = 1,5-2) para los pacientes con
cuadros idiopáticos.
f En función de los antecedentes del paciente y la valoración clínica, podría estar justificado un tratamiento
de mayor dosis.
* Si se añaden 81-100 mg de aspirina a la anticoagulación con warfarina.
sSi hay una aurícula izquierda de tamaño normal y el paciente está en ritmo sinusal. El uso de aspirina
frente a la warfarina durante los primeros 3 meses postoperatorios después del implante de una
bioprótesis aórtica es una cuestión de criterio clínico, dado que todavía no está claro si la warfarina
ofrece una protección superior frente a los cuadros tromboembólicos.
"Después de esto, debe administrarse aspirina 325 mg/día de por vida.
1Se puede añadir aspirina, 81-100 mg diarios, si es de alto riesgo u ocurre un episodio de TE.
4Anticoagular adecuadamente 3 semanas antes de la cardioversión y 4 después del retorno al ritmo
sinusal normal.
** Dado que la anticoagulación oral se asocia a un mayor riesgo de hemorragia que los antiagregantes
antiplaquetarios aislados, se deben considerar los riesgos y beneficios en un análisis individualizado.
Los prim eros cam bios en el INR después de una dosis de warfarina se
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observan de form a típica a las 24-36 horas. Estos cam bios se deben a la
elim inación del factor VII funcionante, que es el factor dependiente de la vi
tam ina K con la sem ivida más corta (6 horas). Los prim eros cam bios en el
INR son engañosos, porque no afectan a la capacidad fisiológica del cuerpo
para detener la expansión del coágulo o form ar nuevos trom bos.
Al com enzar el tratam iento con warfarina, deben tenerse en cuenta la
edad del paciente, el peso, la raza y los antecedentes étnicos, las m edicacio
nes actuales, las preferencias dietéticas, la función hepática, el estado renal
y otros trastornos fisiológicos para lograr una dosificación satisfactoria.
form ación y expansión del coágulo durante los prim eros días del tra ta m ie n
to con w arfarina, debido al retraso de la inhibición terapéutica de la pro-
trom bina4.
La respuesta anticoagulante a la w arfarina está influenciada por factores
farm acocinéticos com o las interacciones farm acológicas, que pueden afec
tar a la absorción o la elim inación m etabólica, y por factores farm acodinám i-
cos, que alteran la respuesta a las diferentes concentraciones del m edica
m ento. Por este m otivo debe tenerse cuidado al determ inar la posología4.
La w arfarina actúa interfiriendo la acción de la vitam ina K, lo que evita de
ese m odo la síntesis de los factores de coagulación de la vía intrínseca (el
factor IX), la vía extrínseca (el factor VII) y la vía com ún (factores II y X). La
vitam ina K form a parte de la dieta normal y se sintetiza por las bacterias en
el intestino delgado.
La w arfarina puede adm inistrarse por vía parenteral o intram uscular,
pero lo normal es que se adm inistre oralm ente. El m áxim o efe cto tiene lu
gar 36 horas después de la ingesta4.
ANTICOAGULACIÓN
las, berza, coliflor, té verde, repollo, lechuga, espinacas, nabos y berros por
que dism inuyen la eficacia de la w arfarina. Se recom ienda un con tenido
constante de vitam ina K en la dieta de 70-140 fig/día8.
H E P A R IN A
La heparina ha sido el anticoagulante estándar que se ha utilizado en una
gran variedad de cuadros clínicos. No se absorbe en el tracto gastrointesti
nal, por lo que debe adm inistrarse por vía parenteral (v. cap. 10 sobre la ac
ción de la heparina). Cuando la heparina se adm inistra por infusión continua
intravenosa, se consiguen unos niveles con stantes de anticoagulación y
después de 1-2 horas de haberla suspendido se recupera la hem ostasia
normal.
En nuestro centro se em plean dos pautas del tra ta m ie n to con heparina
en la práctica clínica. La prim era es la utilización de una dosis estándar de
heparina, una práctica que se ha in stitu id o hace poco tiem p o. Este p ro to
colo, basado en la teoría de usar pre cozm e nte la heparina de spu és del
im plante de prótesis cardíacas hasta que la w arfarina alcance los niveles
terap éu ticos, es con tro vertid o. Para m itig ar las com plicaciones, en algu
nos pacientes se puede tardar varios días en conseguir un INR te ra p é u ti
co9. La anticoagulación se em pieza el 2 Qdía postope ratorio con una dosis
norm al de heparina parenteral de 500 U/h. No se ajusta la dosis, y el tie m
po de trom bo plastina parcial activada (TTPa) sólo se m ide al com ienzo del
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de laboratorio. Los principales efectos secundarios del tratam iento con he
parina son la hemorragia, la trom bocitopenia y la osteoporosis10.
El tratam iento de la hemorragia secundaria a la heparina depende de su
localización e intensidad, del riesgo de recurrencia de la trom boem bolia ve
nosa y del nivel del TTPa10. Si es necesario revertir urgentem ente el efecto
de la heparina, puede adm inistrarse sulfato de protam ina por infusión intra
venosa lenta (no superior a 20 m g/m in y no más de 50 mg en 10 m inutos).
La dosis adecuada del sulfato de protam ina depende de la cantidad de he
parina adm inistrada y del tiem p o que ha transcurrido desde esa dosis. La
neutralización total del efecto de la heparina se logra con una dosis de 1 mg
de protam ina por cada 100 U de heparina10.
La trom bocitopenia inducida por la heparina (TIH) es una com plicación
bien conocida del tratam iento con heparina, que ocurre norm alm ente entre
5 y 10 días después de com enzar el tratam iento. Hasta un 10-20% de los
pacientes que reciben heparina continua experim entarán un descenso del
recuento plaquetario por debajo del rango normal (una dism inución del 50%
en el núm ero de plaquetas dentro del nivel normal)10.
Se han utilizado varios tratam ie ntos para la TIH, com o el uso del danapa-
roide (un heparinoide) o de la lepirudina (hirudina recom binante), que es un
inhibidor directo de la tro m b in a 10. La práctica norm al del equipo de cirugía
cardíaca del Johns Hopkins Hospital es consultar al servicio de hem atología
para proporcionar el m ejor y más actualizado plan de cuidados postoperato
rios a esta complicada población de pacientes.
E N O X A P A R IN A
F a rm a c o lo g ía de la e n o x a p a rin a
La enoxaparina sódica es una heparina de bajo peso m olecular (HBPM) con
propiedades a n titro m b ó tica s. Una de las ventajas de las fó rm u la s de la
HBPM es que pueden adm inistrarse por igual a los pacientes ingresados y
a los am bulatorios porque pueden adm inistrarse por vía subcutánea (s.c.)
sin la necesidad de análisis. Cuando se prescribe el tratam ie nto anticoagu
lante a largo plazo, se usa la HBPM ju n to a la w arfarina. La HBPM reduce
la actividad del antifactor lia en relación con la actividad del an tifactor Xa. Al
igual que la heparina no fraccionada (HNF), la HBPM produce su m ayor
e fe cto anticoagulante al activar el an tifactor Xa (AT). La interacción con el
AT está m ediada por una secuencia pentasacárida específica, que está pre
sente en m enos de una tercera parte de las HBPM . Dado que es necesaria
una longitud m ínim a de 18 sacáridos (incluida la com binación del pentasa-
cárido) para fo rm a r los com p le jos terna rio s en tre la heparina, el AT y la
trom bina, sólo una minoría de los tipo s de HBPM (los que están por encima
de esta longitud crítica de cadena) pueden inactivar la trom bina. Por el con
trario, todas las HBPM que contienen la cadena del pentasacárido de alta
afinidad catalizan la inactivación del fa cto r Xa. Dado que prácticam ente to
das las m oléculas de heparina contienen por lo m enos 18 unidades de sa
cáridos, la HNF tien e una proporción an tifactor Xa/antifactor lia cercana a la
unidad. Sin em bargo, las proporciones de las HBPM com e rciales varían
entre 2 y 4, dependiendo de la distribución del peso molecular. La máxima
actividad an tifactor Xa y de la antitrom bina (antifactor lia) se produce 3-5 ho
ras después de la inyección subcutánea de la enoxaparina. La m onitoriza
ción m ediante pruebas de laboratorio del tratam ie nto con HBPM no suele
ser necesaria, pero, cuando se adm inistra a pacientes con insuficiencia re
Anticoagulación 417
nal y obesidad m órbida, puede ser prudente verificar periódicam ente los
niveles del anti-Xa para evitar su acum ulación hasta unos niveles tóxicos. El
m ejor m om e nto para realizar el análisis del anti-Xa es 4 horas después de
la inyección subcutánea en los casos de aplicación dos veces al día; el
rango terap éu tico es de 0,6-1 U/m l11.
In d ic a c io n e s d e la e n o x a p a rin a
El uso de la enoxaparina no está recom endado para la profilaxis a n titro m
bótica en los pacientes con pró te sis valvulares cardíacas. Se han descrito
casos de tro m b o sis protésica cardíaca en pacientes con prótesis valvula
res que recibieron enoxaparina co m o pro fila xis a n titro m b ó tica . A lg un os
de e sto s casos eran m ujeres em barazadas en quienes la tro m b o sis p ro
vocó su propio fa lle cim ie n to y el del feto. Las m ujeres em barazadas con
pró te sis valvulares cardíacas pueden te n e r m ayor riesgo de tro m b o e m -
bolia12.
ANTICOAGULACIÓN
La Food and Drug A d m in is tra tio n (FDA) e sta d o u n id e n se ha retirado
re cien te m ente la e tiq ue ta de advertencia sobre el uso de la enoxaparina
en los pacientes con prótesis valvulares, pero, co m o no existen su ficie n
te s datos para reco m en dar su uso en los reem plazos valvulares, ta m p o co
está recom endada para la profilaxis a n titro m b ó tica de los pacientes con
p ró te sis valvulares. La mayoría de los e stu d io s de investigación se han
realizado en m ujeres em barazadas con válvulas m ecánicas, en quienes la
tro m b o s is provocó su fa lle cim ie n to y el del fe to . En varios ensayos clíni
cos se ha do cum e ntad o la seguridad y la eficacia de la H B P M en pacien
te s no em barazadas que tom aban anticoagulación oral crónica y que reci
bieron un tra ta m ie n to a c o rto plazo con HBPM previo a pro ced im ie ntos
invasivos13.
El Johns Hopkins Hospital se m antiene a la espera de estudios posterio
res y de unas directrices actualizadas de la FDA sobre el uso de la enoxapa
rina en el postoperatorio de cirugía cardíaca para incorporarlas a sus están
dares de asistencia.
T R A T A M IE N T O DEL T T P a /IN R S U P R A T E R A P É U T IC O
En las situaciones de urgencia, la heparina puede ser revertida adm inistran
do sulfato de protam ina (1 m g por cada 100 U de heparina). El plasma fresco
congelado puede usarse en las situaciones de urgencia o, en ocasiones,
para lograr la reversión tem poral antes de un procedim iento invasivo. La vi
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
C O M P L IC A C IO N E S DEL T T P a /IN R S U P R A T E R A P É U T IC O
La hemorragia cerebrovascular, el derram e pericárdico y el taponam iento
cardíaco son las com plicaciones más graves asociadas con el tratam iento
anticoagulante, pero ocurren en pocas ocasiones2. Por este m otivo es obli
gatoria la m onitorización frecuente del INR no sólo durante la anticoagula
ción inicial, sino tam bién después del alta hospitalaria14. (V. anexo 17-1).
418 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
C O N S ID E R A C IO N E S SO B R E P A C IE N T E S A M B U L A T O R IO S
Cuando un paciente recibe el alta hospitalaria, el objetivo del tratam iento de
m an tenim iento es conseguir un régim en que, de una manera sim ple, pro
porcione una adecuada anticoagulación. M uchos m édicos utilizan unos regí
m enes terapéuticos que parecen sim ples, pero que implican el uso de com
prim idos de diferentes concentraciones. Estos regím enes pueden resultar
confusos para los pacientes ancianos que están tom ando varias m edicacio
nes sim ultáneam ente y que podrían confundir los colores y las concentra
ciones de los com prim idos.
Puede lograrse una anticoagulación eficaz utilizando una concentración
única y fracciones o m últiplos de esos com prim idos en determ inados días
de la semana en lugar de en los días pares o los im pares315. Las dosis pue
den m odificarse con facilidad según sea necesario observando la dosis se
manal acumulada y sum ando o restando un 10 - 20 % de manera uniform e
durante toda la sem ana3,15,16.
alcohol. Los pacientes pueden tener tendencia a sangrar con facilidad m ien
tras tom an warfarina, por lo que se aconsejará el cepillado dental con un ce
pillo suave, utilizar seda dental encerada y el uso de una máquina de afeitar
eléctrica. Si el paciente presenta náuseas o vóm itos, pueden ser útiles las
comidas frugales y frecuentes, el cuidado reiterado de la boca, los caramelos
para chupar y los chicles. El paciente debe inform ar de la aparición de exante
mas o irritación cutánea, fiebre atípica, náuseas persistentes, dispepsia, he
morragias o hem atom as inusuales, gingivorragia, epistaxis, hematuria, heces
oscuras, hem atem esis, dolor articular o lumbago, además de inflamación o
dolor en el lugar de la inyección. La warfarina está contraindicada en el emba
razo, por lo que deben adoptarse las medidas anticonceptivas adecuadas8.
CONCLUSIÓN
La anticoagulación continúa planteando problem as clínicos. El paciente de
cirugía cardíaca necesita una m onitorización frecue nte durante las distintas
ANTICOAGULACIÓN
fases del proceso de anticoagulación: perioperatoria, postoperatoria y des
pués del alta. La investigación y la experiencia clínica sirven de orientación
para la actitud práctica y para determ inar la eficacia y la seguridad del trata
m iento anticoagulante. Un enfoque m ultidisciplinario entre el personal en
cargado de la coagulación y el paciente continúa siendo la clave del éxito
tanto para los pacientes ingresados com o para los am bulatorios.
BIBLIOGRAFIA
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7. Hylek EM, Heiman H, Skates SJ, et al: Acetaminophen and other risk factors for
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
ANTICOAGULACIÓN
a. Si se ha realizado el ajuste de la dosis o el paciente está en rango
supraterapéutico o infraterapéutico sin ajuste de la m ism a, deberá
volver a la clínica en 7-14 días.
b. 1 .er INR en rango terapéutico, volver a la clínica en 7 días (1 semana).
c. 2.QINR consecutivo en rango terapéutico, volver a la clínica en 7-14 días
( 1-2 semanas).
d. 3.er INR consecutivo en rango terapéutico, volver a la clínica en 14-
21 días (2-3 semanas).
e. 4 .Q INR consecutivo en rango terapéutico, volver a la clínica en 21-
28 días (3-4 semanas).
f. Por lo general, los pacientes deben controlarse a intervalos no m ayo
res de 28 días (cada 4 semanas).
g. Los pacientes a quienes se inició el tratam iento con warfarina en el
hospital deben ser controlados en la prim era semana del alta hospi
talaria.
3. Pautas para el ajuste de la dosis: los pacientes con dosis >10 mg/día
(resistentes a la warfarina) o <1 mg/día (sensibles a la warfarina) pueden
precisar unos ajustes de la dosis más grandes o más pequeños, respec
tivam ente, que las recom endaciones de las pautas siguientes. El criterio
clínico siem pre prevalecerá sobre el uso de este algoritm o terapéutico.
a. INR >0,3 por debajo del rango deseado:
i. Con una causa que se pueda corregir (como el olvido de una dosis
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
ii. Hipertensión.
¡ii. Diabetes.
iv. Enfermedad cerebrovascular o antecedentes de ictus.
v. Enfermedad cardíaca grave o infarto de miocardio reciente.
vi. Insuficiencia renal (creatinina sérica >1,5 mg/dl).
vii. Edad >65 años.
viii. Anemia intensa (hematocrito <30% ).
ix. Medicaciones asociadas que favorezcan la hemorragia.
c. Pueden enviarse determinados pacientes con un alto riesgo de
hemorragia al servicio de urgencias para evaluación y trata
m iento según las recomendaciones del médico responsable.
d. Manifestaciones posibles de la hemorragia asociada a la anti
coagulación:
i. Hematomas sin causa obvia.
ii. Cefaleas prolongadas e intensas.
ANTICOAGULACIÓN
iii. Mareo, aturdimiento o descenso de la presión arterial (PA).
iv. Epistaxis prolongada o frecuente.
v. Hemoptisis.
vi. Gingivorragia profusa después del cepillado dental.
vii. Hemorragia prolongada en los pequeños cortes.
viii. Hipermenorrea (volumen menstrual el doble de lo normal).
ix. Tumefacción, sensibilidad dolorosa o dolor abdominal.
x. Hematem esis (sangre roja o en posos de café).
xi. Melenas (heces con sangre o negras y fétidas).
xii. Hematuria (sangre fresca u oscura).
xiii. Dolor de espalda intenso sin causa aparente.
xiv. Caída o golpe en la cabeza.
Adaptado de:
Ansell J y cois.: Managing Oral Anticoagulant Therapy. Chest 119:22 S-38
S, 2001.
The Cleveland Clinic Anticoagulation Service Guidelines for Managing
Patients w ith High INR Valúes.
The University o f Pittsburgh Anticoagulation Clinic Maintenance Phase
Warfarin Dose Alteration Algorithm.
Hoy en día, en Estados Unidos se dispone de programas de rehabilitación de
cirugía cardíaca para los pacientes después de la intervención de corazón.
Éstos han sido diseñados para proporcionar una serie de consejos de estilo
de vida y de intervenciones médicas con las que se reducen la morbilidad y la
mortalidad coronaria a través del fom en to de un estilo de vida saludable y de
la reducción de los factores de riesgo de la enferm edad coronaria1. Los obje
tivos de la rehabilitación cardíaca son la mejoría de la función, el alivio de los
síntomas y la mejoría de la calidad de vida2. Los beneficios descritos son po
tenciar la form a física y la mejora de la percepción de salud3-4.
Desde hace ya bastantes años se conocen los beneficios de la rehabilita
ción cardíaca5. En el año 2000, la Am erican Heart Association y la American
Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation recomendaron
que los programas de rehabilitación cardíacos proporcionasen varios com po
nentes fundam entales, entre los que se incluyen la evaluación basal, el ase-
soram iento dietético, el control de los factores de riesgo (es decir, los niveles
de lípidos, la hipertensión, el peso, la diabetes y el tabaquismo), el entorno
psicosocial y la preparación física6. Aunque los tratam ientos preventivos se
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
425
426 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
TABLA 18-1
CONTRAINDICACIONES PARA LA FISIOTERAPIA DURANTE EL POSTOPERATORIO
DE CIRUGÍA CARDÍACA________________________________________________
Taquicardia sinusal o fibrilación auricular no controladas (frecuencia ventricular
>120 Ipm)
Bloqueo AV de tercer grado (sin marcapasos)
Fiebre persistente
PAS en reposo >180 mmHg o PAD >90 mmHg
Disminución ortostática sintomática de la presión arterial
Embolia reciente o TVP recién diagnosticada
Supradesnivelación >2 mm del segmento ST
Angina
Hiper o hipopotasemia
Hipo o hiperglucemia marcada (glucosa sérica >400 mg/dl)
/4l¿Aur¡culoventricular; PAD, presión arterial diastólica; PAS, presión arterial sistólica; TVP, trombosis
venosa profunda.
TABLA 18-2
PROGRAMA DE EJERCICIOS
Calentamiento Fase I: ejercicios en sedestación o caminando en el sitio
durante 5-10 minutos
Fase II: 5-10 minutos de deambulación u otra actividad a baja
intensidad
Entrenamiento Fase I: caminar (con o sin subida intermitente de escalones) o
bicicleta estática durante 20 minutos o lo que tolere
Fase II: caminar, bicicleta estática, subida de escalones, trotar
u otra actividad recomendada durante 20 minutos; se
aumentará gradualmente la intensidad y la duración
Entrenamiento Fase I: ejercicios de estiramiento y bandas elásticas durante
de resistencia 3 meses hasta que el esternón haya cicatrizado
completamente
Fase II: programa de entrenamiento normal de fuerza con
incremento gradual de la resistencia
Recuperación Actividad física de baja intensidad durante 5-10 minutos hasta
que la frecuencia cardíaca se normalice (10 Ipm por encima
de la frecuencia basal)
Rehabilitación física 427
FÍSICA
Una cantidad considerable de datos indica que el estrés psicosocial es
un factor de riesgo para la enferm edad coronaria y afecta al proceso de re
cuperación de la cirugía9. El com ponente psicosocial en la rehabilitación car
díaca del paciente hospitalizado com prende el apoyo em ocional que aporta
REHABILITACIÓN
el personal de fisioterapia, las visitas de trabajadores sociales si son necesa
rias o la consulta con los m iem bros de la fam ilia8. En nuestro centro, al pa
ciente le visita todos los días el m ism o fisioterapeuta, proporcionándole una
atención constante.
La fase I de la rehabilitación cardíaca tiene un papel fundam ental en la
planificación del alta y en la rem isión a una unidad de rehabilitación intrahos-
pitalaria o a un programa de rehabilitación am bulatorio. Un equipo m ultidis-
ciplinario form ado por la enferm era o el m édico, el fisioterapeuta y el tera
peuta ocupacional, el trabajador social, el representante de los servicios de
TABLA 18-3
CUIDADOS DEL ESTERNÓN (INSTRUCCIONES PARA LOS PACIENTES)______________
Restricciones durante las primeras 4-6 semanas:
• No conduzca hasta que su cirujano cardíaco le dé su aprobación durante la
consulta de seguimiento.
• Si va en un coche con airbag, siéntese en los asientos traseros, desconecte
el airbag o coloque el asiento tan atrás como sea posible.
• Evite levantarse soportando todo el peso en sus brazos. Use las piernas para
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FASE II
Los programas de rehabilitación cardíaca de la fase II son fácilm ente accesi
bles para los pacientes del área media atlántica de Estados Unidos. En los
hospitales com unitarios se dispone de m uchos centros y los tratam ientos
constan de 6 a 36 sesiones. El objetivo principal de la fase II de la rehabilita
ción cardíaca es m ejorar la tolerancia al ejercicio, la resistencia y la flexibilidad.
Los cuidados del esternón, que incluyen las restricciones en el levantam iento
de peso, se refuerzan. Además, la fase II tiene un campo de actuación m uy
am plio que abarca el asesoram iento y el control de la dieta, los lípidos, la
hipertensión, el peso, la diabetes, el estado psicosocial (incluido el análisis
de la depresión) y ayuda para dejar de fumar. El objetivo com ún de estos
servicios es proporcionar al paciente un plan de atención individualizada de
acuerdo con el m édico de referencia.
Se ha com unicado que sólo participan de un 11 a un 38% de los pacien
tes en la fase II del programa de rehabilitación cardíaca después de la ciru
gía10. El personal de nuestro centro fom enta la utilización de estos recursos
y ayuda a los pacientes a obtener la derivación y la preautorización del segu
ro si fuera necesario. Se les facilita a los pacientes una lista con los sitios de
rehabilitación cardíaca de su zona y a m enudo se realizan los preparativos
para su asistencia a esos centros antes del alta. El coordinador del paciente
am bulatorio (un profesional de enferm ería colegiado con experiencia en ci
rugía cardíaca) es un valioso recurso para los pacientes una vez que están
en su dom icilio, y está disponible para ayudarlos 5 días a la semana.
FASES III Y IV
Se dispone de las fases III y IV de los program as de rehabilitación cardíaca
para los pacientes que deseen continuar con un plan de ejercicios en un
entorno supervisado por m édicos. En estas fases pocas veces se logra el
reem bolso por las compañías de seguros. La fase III de rehabilitación es una
extensión de la fase II con un apoyo continuado para la m odificación de los
factores de riesgo. Los program as de la fase IV ofrecen un programa de
gimnasia de m an tenim iento para adultos con o sin supervisión médica.
FÍSICA
asistencia dom iciliaria realiza un análisis cardiopulm onar y de la herida, ins
truye al paciente sobre las dosis y el horario de la m edicación, m odifica los
factores de riesgo e incluso realiza cuidados especiales com o las curas de
las heridas o la extracción de sangre para los pacientes que lo necesiten.
REHABILITACIÓN
En algunos casos el fisio te rap euta determ inará que un paciente ha pro
gresado lo su ficie n te m e n te bien en la fase I com o para darle el alta, pero
que necesita ayuda adicional para poder alcanzar un nivel funcional que le
perm ita ser parcialm ente in dependiente en casa y progresar a la fase II de
la rehabilitación cardíaca. La fisio te rap ia dom iciliaria es un servicio que
puede con certarse para esto s pacientes y la mayoría de los seguros lo
cubre para los e n ferm os que do cum e nten la necesidad de fisioterapia adi
cional.
El paciente que haya progresado m uy bien en la fase I y no tenga nece
sidades especiales al alta será enviado a casa con los servicios de en ferm e
ría dom iciliarios, adem ás del in fo rm e de derivación e inform ación para la
rehabilitación cardíaca de fase II. A cada paciente se le facilita un núm ero de
contacto para que pueda llamar y aclarar todas aquellas dudas o preocupa
ciones que le pudieran surgir tras el alta.
ción tras el alta del hospital, para lo que se les interna en un centro. Norm al
m ente, el fisioterapeuta determ ina, durante la evolución postoperatoria, si el
paciente necesita ingresar en un centro de rehabilitación después del alta
hospitalaria. Cuando esto sucede, el paciente es evaluado tam bién por un
terapeuta ocupacional para identificar las necesidades de terapia ocupacio-
nal durante el cuidado agudo y después del alta. En el m om e nto en que se
sabe la fecha aproximada del alta, el trabajador social realiza la derivación a
los centros correspondientes.
Los pacientes que necesitan ingreso en un centro para rehabilitación son
los que no pueden caminar 60 m sin descansar (con o sin dispositivo de
ayuda), los que no pueden ten er un nivel de independencia al m enos parcial
en casa, los que han sufrido una com plicación neurológica perioperatoria y
los que viven solos o con poca ayuda y no han alcanzado todavía un nivel
funcional que les perm ita ser independientes.
430 Parte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
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REHABILITACIÓN
Aspectos sobre
cuidados especiales
Je nn ifer Moyer, Christina Cafeo y M ary Lohm ann-Edwards
INTRODUCCIÓN
El enfoque del paciente de cirugía cardíaca durante el período perioperatorio
tiene m últiples facetas y va mas allá de lo que es propiam ente la cirugía. Es
esencial incluir el cuidado de la herida y de los drenajes entre todos los de
más aspectos de la atención postoperatoria en la UCI. Las circunstancias
hem odinám icas y m etabólicas influyen de manera directa sobre la cicatriza
ción de la herida.
En prim er lugar, se describen las acciones para el cuidado rutinario de la
piel del paciente, que com prenden el tratam iento de las heridas quirúrgicas
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
INTEGRIDAD DE LA PIEL
HERIDAS
La mayoría de las heridas quirúrgicas, incluidas las adquiridas durante la ci
rugía de revascularización m iocárdica, el reemplazo valvular y el trasplante
cardíaco, se curan de manera similar, viéndose m odificadas por el estado
433
434 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
Fase proliferativa
La fase proliferativa, al igual que la fase de inflamación, se subdivide en las
m ism as 3 etapas. La fase aguda se caracteriza por un tejido de granulación
rojo y firm e, una contracción de la herida, una tem peratura anómala y un
exudado m ínim o. Se considera que es una proliferación crónica cuando una
infección invade el tejido de granulación. La ausencia de proliferación se
pone de m anifiesto al no existir el tejido de granulación o no contraerse la
herida3.
Esta segunda fase de la cicatrización normal tam bién se denom ina fase
del tejido conjuntivo o fibroblástica1-2-4. Las células que predom inan en esta
fase son los fibroblastos, que producen fascículos de colágeno para iniciar y
construir los cim ientos para el cierre de la herida. La epitelialización de la
herida se realizará en ese m om e nto. El proceso horizontal norm alm ente
suele detenerse cuando los bordes de la piel de uno y otro lado de la herida
entran en contacto. La m igración horizontal de las células epiteliales conti
Fase de m aduración
Cuando las heridas llegan a la fase aguda de m aduración, existe una alta
probabilidad de que cicatricen. Sin em bargo, las heridas que se encuentran
en una m aduración crónica necesitan una intervención para progresar. Si
la lesión nunca alcanza esta fase final, las posibilidades de curación son mí
nim as3.
Esta fase final de curación normal de la herida tam bién se denom ina fase
de rem odelación1-6. Esta etapa com prende un descenso m uy marcado de la
vascularización de la cicatriz, la retracción de los fibroblastos y la reorienta
ción de la red de colágeno5. Durante este período, la herida gana resistencia
y la persona puede reanudar las actividades cotidianas. Sin em bargo, se
debe recordar que en las 6 prim eras sem anas se recupera sólo el 50% de la
fuerza táctil de la herida5.
Las tres fases se solapan entre sí, y las heridas pueden cam biar de fase
una y otra vez durante el proceso de curación.
Edad
Un paciente m ayor de 65 años puede ten er problem as de cicatrización de
las heridas por diversas razones, com o la deshidratación o un escaso fu n
cionam iento del sistem a in m un itario1. Debido a que la mayoría de los pa
cientes intervenidos de cirugía cardíaca son m ayores de 60 años, los encar
gados de su atención deberían prever la presencia de estos factores con
frecuencia.
Estado nutritivo
Ha sido estudiado y asum ido am pliam ente que los pacientes con obesidad
tienen un m ayor riesgo de com plicaciones significativas después de la ciru
gía cardíaca. Loop y co is .8 encontraron que los pacientes delgados podían
ten er incluso un riesgo m ucho mayor. De acuerdo con un estudio más re-
436 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
Diabetes
El paciente diabético tiene el doble de probabilidades de sufrir una mala ci
catrización y una infección postoperatoria de las heridas que los pacientes
sin una enferm edad sistém ica6. Los que tienen una enferm edad crónica y
com prom iso vascular presentan un m ayor riesgo. Es recom endable contro
lar la glucem ia preoperatoria debido a la dism inución de la capacidad de cu
ración de la herida de los pacientes diabéticos. La bibliografía ha dem ostra
do que el tratam ie nto intensivo de la hiperglucem ia en el postoperatorio
dism inuye las tasas de m orbim ortalidad11. La hiperglucem ia en el postope
ratorio de los pacientes diabéticos es un factor predictivo de infección de la
herida esternal. Los estudios han dem ostrado que un control e stricto de
la glucem ia en el postoperatorio reduce la incidencia de infección profunda
de la herida esternal12'13. En los pacientes diabéticos, además, el tratam iento
intensivo de la hiperglucem ia con insulina intravenosa después de la revas
cularización miocárdica consiguió una reducción del 57% en la m ortalidad
total perioperatoria14.
El objetivo del protocolo del control de la glucosa que se utiliza en la
unidad de cuidados intensivos de cirugía cardíaca es lograr m antener la glu
cem ia de 80-110 m g/dl durante las 48 horas siguientes a la cirugía cardíaca
m ediante una infusión de insulina o una pauta graduada. El nivel de glucosa
se m antiene después entre 80 y 180 m g/dl durante el resto de la hospitali
zación. La transición de la infusión de insulina a la pauta graduada se realiza
cuando el paciente lleva por lo m enos 2 horas sin vasopresores, tien e la
glucem ia en los rangos deseados y se encuentra extubado. El endocrino
realizará una valoración en los pacientes cuyo m antenim iento de la glucosa
en los niveles deseados durante la retirada de la insulina intravenosa resulte
difícil. El personal de enferm ería de endocrinología será quien controle los
Aspectos sobre cuidados especiales 437
Uso de esteroides
El uso de esteroides puede alterar la cicatrización norm al de las heridas, al
inhibir la respuesta inflam atoria com o resultado de la reducción de la m igra
ción de los m acrófagos y los neutrófilos.
Obesidad
El exceso de tejido adiposo que rodea la herida quirúrgica contiene una vas-
culatura dism inuida, lo que limita el transporte de oxígeno y los nutrientes
reparadores hacia el lugar de la lesión15.
En los pacientes con sobrepeso puede ser difícil lograr la aproximación
de las heridas en el quirófano y su m antenim iento en el postoperatorio. El
cierre superficial de la piel norm alm ente se realiza con grapas. A las pacien
CU ID ADO S DE LA INCISIÓN
Esternotom ía m edia o to racoto m ía
La preparación y el cuidado prequirúrgicos ya se com entaron en el capí
tulo 3.
En el postoperatorio, el apósito oclusivo se deja intacto durante 18-24 ho
ras después de la operación, reforzándolo si se empapa. Después de retirar
este apósito se realizarán curas dianas, cubriéndolas po sterio rm ente con
otro apósito seco y estéril durante 5 días si el paciente aún está en la UCI.
Por lo general, si el paciente es trasladado a planta, la herida se deja al aire
desde el 2 .Qdía postoperatorio si los bordes están bien aproximados y no se
observa drenaje. Los apósitos se cambian hasta que la herida tenga un as
pecto seco e íntegro. Debe inform arse de cualquier drenaje excesivo o de
cam bios en las características del m ism o. Si el paciente todavía esta intuba-
do o tiene una traqueostom ía, debe cubrirse la herida con un apósito seco y
estéril para prevenir la contam inación con las secreciones. La zona de alre
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización ©s un delito.
dedor de la herida puede lim piarse con agua y jabón. La zona se puede secar
m ediante una toallita. No hay que lim piar la incisión directam ente. Si la inci
sión tiene costras, se puede lim piar m ediante unas torundas de algodón con
suero fisiológico estéril16.
Incisiones de la safenectom ía
Al igual que en la esternotom ía, los cuidados preoperatorios com ienzan la
noche anterior a la cirugía (v. cap. 3). Los injertos de vena safena se extraen
m ediante incisiones estándar o por endoscopia m ínim am ente invasiva (en la
que se realizan pequeñas incisiones para la extracción de la vena).
En nuestro centro se han adoptado una serie de m edidas para ayudar a
m inim izar el riesgo de infecciones en las piernas intervenidas. Esta nueva
política comienza en el quirófano, con la aplicación de una venda elástica en
la pierna operada desde los dedos de los pies hasta sobrepasar la incisión.
438 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
TUBO S Y DRENAJES
Tubos de tó rax
El drenaje postoperatorio del m ediastino es esencial. La evacuación de la
sangre y las soluciones de irrigación es necesaria para evitar la form ación de
coágulos y la acumulación de líquido alrededor del corazón, que puede cau
sar un taponam iento cardíaco potencialm ente mortal.
El drenaje profiláctico del m ediastino se realiza por lo general m ediante
la colocación de un tu b o m ediastínico y un tub o pleural (norm alm ente la
pleura izquierda se abre para la disección de la arteria torácica interna) an
FIGURA 19-1
S is te m a d e a s p ira c ió n c e rra d o y s e lla d o b a jo agu a .
440 Porte 4 Cuidados avanzados y preparación para el alta
tubos de drenaje necesitan ser «ordeñados» cada hora durante las prim eras
8 horas, y luego cada 4 horas para asegurar una adecuada evacuación de los
derram es. Los tubos torácicos se retiran norm alm ente el prim er día post
operatorio si el drenaje es inferior a 30 mi durante 3 horas consecutivas y si
no hay ninguna fuga de aire. Los tubos de drenaje norm alm ente se dejan
algunos días más (fig. 19-2).
Se ha observado que el ordeñado rutinario de los tub os de tórax podría
llegar a ser peligroso porque durante esta maniobra se crean unas presiones
negativas m uy altas2. Si se piensa que puede haber coágulos en los tubos,
se realizará un ordeñado manual suave. Los tubos sólo se aspirarán enérgi
cam ente si se produce un cese súbito del drenaje por los m ism os o si se
observasen coágulos grandes en ellos o en las conexiones. Los recipientes
del drenaje deben m antenerse por debajo del nivel del paciente para facilitar
el vaciado.
Drenajes de la pierna
En ocasiones, en las zonas de extracción de la vena safena se dejan drena
jes para prevenir la form ación de hem atom as. Los drenajes utilizados son
pequeños y de autosucción, y se colocan a lo largo de la herida. Si el drena
je es excesivo, debe notificarse al m édico y la herida debe ser revisada en
busca de los sitios de hemorragia para tom ar las m edidas correctoras opor
tunas. Las pequeñas conexiones con los recipientes de drenaje deben revi
sarse fre cu e n te m e n te para asegurar la perm eabilidad. Estos drenajes se
retiran generalm ente el prim er día postoperatorio si la cantidad del drenaje
es mínima.
FIGURA 19-2
T u b o s d e d re n a je .
Aspectos sobre cuidados especiales 441
COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS
M E D IA S T IN ITIS
Incluso a pesar de las precauciones que tom a el equipo m édico a lo largo del
perioperatorio, todavía se producen casos de m ediastinitis. La incidencia noti
ficada de m ediastinitis está entre el 1 y el 2% 17'18. Es conocido que la medias
tinitis aumenta la incidencia de m orbim ortalidad y los costes hospitalarios7'19'20.
El m ediastino es el área localizada en el centro del tórax y engloba el cora
zón, los grandes vasos y el esófago. Está lim itado anteriorm ente por el es
ternón, posteriorm ente por la colum na vertebral y lateralm ente por las pleu
ras7. El m ediastino es casi avascular, porque los grandes vasos lo atraviesan,
pero no irrigan la zona18.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo que se han asociado con la aparición de m ediastinitis
son los siguientes8-17'18-21122:
externo durante la reanimación cardiopulm onar puede provocar esta com pli
cación7.
En la literatura se pueden encontrar referencias contradictorias acerca
de un aum ento de las infecciones con el uso de una única arteria torácica
interna. El uso de las dos arterias torácicas internas se asocia a un aum ento
de las infecciones postoperatorias del esternón, sobre tod o en los pacientes
diabéticos. La arteria torácica interna es la principal fue nte de la irrigación
vascular al esternón. Las disecciones más com plicadas conllevan un m ayor
tiem p o quirúrgico y, al utilizar además las dos arterias para los injertos, se
dism inuye el aporte sanguíneo al área del m ediastino y se dificulta la cicatri
zación22.
Los pacientes con un gasto cardíaco bajo durante el postoperatorio tie
nen un m ayor riesgo de m e d ia s tin o s 17'22'29. Estos pacientes suelen estar
más e n ferm os y necesitan estancias en la UCI más prolongadas, lo que
tam bién se asocia a un m ayor riesgo de infección.
Si el paciente necesita asistencia ventilatoria prolongada o traqueosto-
mía durante la hospitalización, tam bién aum enta el riesgo de m ediastinitis.
La proxim idad entre la herida del esternón y la traqueostom ía facilita la en
trada de las bacterias en el espacio m ediastínico22. La aspiración endotra
queal frecuente con la posible caída de secreciones increm enta el riesgo de
infección del esternón. Como se ha m encionado previam ente, se debe apli
car un apósito oclusivo en la herida esternal hasta que la piel esté sellada.
Diagnóstico
La m ediastinitis puede presentarse en un m om ento tan precoz com o el 3 .erdía
postoperatorio o tan tarde com o a los 60 días de la cirugía18'22. El personal de
enferm ería y el m édico deben estar pendientes por si existe un dolor exce
sivo de la herida durante este período de tiem po. Cualquier líquido que dre
ne de la herida durante este período deberá ser analizado más detallada
m ente, con independencia de sus características.
Un esternón inestable puede asociarse con m ediastinitis. Su presencia
debe aum entar la vigilancia del equipo m édico. El personal de enferm ería o
el m édico pueden valorar un esternón inestable colocando una mano enci
ma del esternón y pidiendo al paciente que tosa. Cualquier chasquido o
m ovim ien to del esternón es una prueba de inestabilidad que requiere una
m ayor observación. Un esternón inestable puede necesitar sim p lem e nte
rehacer la sutura; no obstante, deben revisarse los análisis de laboratorio
para determ inar com plicaciones más graves22.
La m ediastinitis es algunas veces difícil de diagnosticar. Los síntom as y
signos siguientes pueden estar relacionados con problem as de la herida
esternal:
• Dolor torácico.
• Fiebre.
• Leucocitosis.
• Chasquido o roce del esternón.
• Eritema, o sensibilidad dolorosa de la herida.
• Drenaje.
La presencia de fiebre es variable. Una tem peratura de 38,5 °C durante
3-4 días después de la operación debe hacer aum entar las sospechas. La
presencia de dolor esternal creciente parece ser un factor predictivo fiable
de infección.
Aspectos sobre cuidados especiales 443
Tratam iento
Una vez que se ha realizado el diagnóstico de m ediastinitis, se debe iniciar el
tratam iento de form a inmediata. La reexploración, el drenaje y el desbrida
m iento de la herida son esenciales. El tratam iento antibiótico aislado es insu
ficiente. N orm alm ente es en este m om ento cuando se consulta con el ciruja
no plástico y se determ ina el m étodo de abordaje. La decisión entre el cierre
primario (desbridamiento y cierre) o el cierre secundario (desbridamiento, col
ESPECIALES
desde la fase I hasta la fase IV, las úlceras por
estasis venosa, los desgarros cutáneos, las
abrasiones y las heridas dehiscentes).
2.0 Objetivo de la 2.1 Favorecer la óptima cicatrización de las heridas de
atención del paciente los pacientes.
3.0 Responsabilidad 3.1 El médico, el personal de enfermería o el auxiliar de
clínica deben escribir una orden con todos los
cuidados de la herida.
SOBRE CUIDADOS
3.1.1 El personal de enfermería y el médico
determinan conjuntamente el objetivo del
tratamiento.
3.2 Cualquier profesional con conocimientos de
enfermería documentados y probados puede
realizar los cuidados de la herida.
4.0 Valoración 4.1 El personal de enfermería debe realizar la
valoración inicial y posterior de la herida e iniciar el
plan de cuidados.
4.2 Cada 24 horas (a menos que se haya aplicado un
apósito oclusivo o que se hayan ordenado curas con
ASPECTOS
OTRAS CONSIDERACIONES
Las c o m p lica cio n e s de la herida prolongan la estancia hospitalaria, por lo
que el re co n o cim ie n to precoz de los sig no s de in fe cció n y la in stru cció n del
paciente deben realizarse lo m ás p ro n to posible. C om o la ten den cia del tra
ta m ie n to p o sto p e ra to rio está enfocada a in g re so s h o spita larios cortos, la
recuperación am bulatoria es m u ch o m ás larga. Por este m o tivo , es in dis
pensable com enzar in stru ye n d o al paciente sobre la valoración y el cuidado
de la herida duran te su estancia en la UCI.
La piel es la prim era línea de de fensa contra una invasión por un agente
e xte rn o . C ualquier pérdida de la in te gridad cutánea a u m en ta el rie sgo de
in fe cció n. Una incisión quirúrgica no es ninguna excepción. Es oblig atorio
p ro po rcion ar un cuidado m e ticu lo so de la piel para d is m in u ir el rie sgo de
in fe cció n antes, durante y después de la cirugía.
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19
ESPECIALES
SOBRE CUIDADOS
ASPECTOS
© ELSEVIER. Fotocopiarsin autorización es un delito.
Apéndice:
esquemas terapéuticos
Kirk J. Fleischer y R. Scott Stuart
451
452 Apéndice
ESQUEMAS TERAPÉUTICOS
b. Otras causas (hipotermia, acidosis; v. sección del SBGC).
3. Taponam iento cardíaco.
4. Arritm ias.
5. Dism inución de las RVS (sepsis, vasodilatación mediada por la
inflam ación, reacción transfusional o a fármacos).
6 . Neum otorax.
7. Embolia pulmonar.
D. Tratar la causa primaria de la hipotensión.
« 2 0 -2 5
FC, Frecuencia cardíaca; Fi07 fracción inspirada de oxígeno; PaCOr presión arterial de dióxido de carbono;
PaO'r presión arterial de oxígeno; PAD, presión arterial diastólica; PAPM, presión arterial pulmonar media;
PAS, presión arterial sistólica; PCP, presión de enclavamiento capilar pulmonar; PVC, presión venosa
central; SC, superficie corporal; VS, volumen sistólico.
w
Indice alfabético
Los números de página seguidos por f o t indican, respectivam ente, figuras
o tablas.
Apresolina. V. Hidralazina
413 Aprotinina, 247
Anuloectasia aórtica, 146, 149, 150 f acciones de la, 247-248
Anuloplastia, 120 consecuencias adversas de la,
anillo de Carpentier, 125 248
anillo estándar, 12 2 f indicaciones para, 248
Kay/Reed, 120-121, 12 2f inhibición de la calicreína y,
Aorta, enferm edades de la, 136. 247-248
V. tam bién Aneurism as inhibición de la plasmina y,
torácicos; Disecciones 247-248
aórticas nefrotoxicidad de la, 261
aneurismas y respuesta inflamatoria de la CEC
disecciones de la aorta y, 404
ascendente en, 146 Árbol coronario, 76
458 índice alfabético
introducción, 61 anticoagulante
isquemia miocárdica y, 65 farmacología de, 416
necrosis miocárdica y, 65 indicaciones de, 417
síndromes clínicos de, 65 EPCA. V. Edema pulmonar
síndromes coronarios agudos en, cardiogénico agudo
66 Epiaórtica, ecografía, 389, 402
sitios de, 61 Epinefrina (adrenalina), 3 4 1, 39
tasas de mortalidad de, 61, 68, 61 alteraciones de la frecuencia/
Enfermedad isquémica, crónica, 71 ritm o y, 229
miocardiopatía por, 72 desventajas de, 42
revascularización miocárdica y, 91 disfunción contráctil y, 231
variabilidad fisiológica/funcional efectos específicos del receptor,
en, 71-72 41 f
468 índice alfabético
por contacto Z
Virus de la inmunodeficiencia Zonas de cateterización, integridad
humana (VIH), 175 cutánea y, 438