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Ventaja comparativa

El modelo de la ventaja comparativa es uno de los conceptos básicos que


fundamenta la teoría del comercio internacional y demuestra que los países
tienden a especializarse en la producción y exportación de aquellos bienes que
fabrican con un coste relativamente más bajo respecto al resto del mundo, en los
que son comparativamente más eficientes que los demás y que tenderán a
importar los bienes en los que son más ineficaces y que por tanto producen con
unos costes comparativamente más altos que el resto del mundo.

Esta teoría fue desarrollada por David Ricardo a principios del siglo XIX, y su
postulado básico es que, aunque un país no tenga ventaja absoluta en la
producción de ningún bien, es decir, aunque fabrique todos sus productos de
forma más cara que en el resto del mundo, le convendrá especializarse en
aquellas mercancías para las que su ventaja sea comparativamente mayor o su
desventaja comparativamente menor. Esta teoría supone una evolución respecto a
la teoría de Adam Smith. Para Ricardo, lo decisivo en el comercio internacional no
serían los costes absolutos de producción en cada país, sino los costes relativos.

Ejemplo

No obstante, la ventaja comparativa la vemos en acción en nuestras vidas todos


los días. Utilizamos el ejemplo de un abogado y un jardinero. Si el primero es
mejor abogado y el segundo mejor jardinero, cada uno se especializa en lo que
hace mejor y comercian entre ellos y los dos ganan, la clásica división del trabajo
elaborada por Adam Smith.

La teoría de la ventaja comparativa va un paso más. Si suponemos que el


abogado no sólo es mejor abogado, pero también es mejor jardinero que el que
ejerce como jardinero, sin embargo, contrata al jardinero para cuidar a su jardín.
La razón por contratar a un jardinero menos bueno es que la ventaja comparativa
del abogado es el de ser abogado.

Cada hora que trabaja como abogado le renta más que lo que le cuesta contratar
al jardinero durante esa hora y, aunque este no sea tan bueno en el jardín, es más
rentable para el abogado su contratación que hacer de jardinero el mismo. Es
decir, incluso cuando el abogado es mejor que el jardinero en los dos, en el
derecho y en el jardín, le conviene al abogado contratar al jardinero y concentrarse
en su trabajo como abogado donde su ventaja comparativa le renta mucho más.
Por otra parte, aunque el jardinero no es tan bueno como el abogado en el jardín,
sigue teniendo trabajo porque el abogado se concentra en su trabajo como
abogado, la ventaja comparativa en acción en nuestra vida diaria.

Vemos el mismo efecto con los padres y sus hijos. Puede que los padres sean
mejores en la cría de sus hijos, pero, sin embargo, contratan a una cuidadora para
permitirles ir al trabajo. Gran parte de esta decisión se basa en el hecho de que
rinden más trabajando como para cubrir los gastos de la cuidadora de sus hijos,
aunque sean mejores en los dos, en el trabajo y en criar a sus hijos. Esto es la
ventaja comparativa en acción en nuestra vida diaria, aunque seas mejor en las
dos cosas, te concentras en la que mejor te rinde.

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