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semanas la niña entrenada subía las escaleras en 26 segundos sin ninguna ayuda. Cuando
la otra niña, el sujeto que servía de control, empezó a subir escaleras a las 53 semanas, lo
hizo sin ayuda en 45 segundos, y después de dos semanas de entrenamiento, a la edad de
55 semanas, subía las escaleras en 10 segundos. Según Gesell, la superior maduración del
sujeto de control hacía que el entrenamiento le resultara mucho más provechoso. Esto
vendría a confirmar su creencia en que lo importante es permitir el desarrollo de esas
potencialidades y que el ambiente no es más que el motivo o el instrumento de ese
desarrollo, pero que el desarrollo es producto fundamental de la maduración. Cuando se ha
alcanzado el nivel de maduración adecuado el individuo puede aprender a realizar una
determinada conducta de una manera natural mientras que antes resulta muy difícil, y a
veces imposible.
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sobresalientes. Por su parte, en el ámbito del deporte español, también son conocidos los
casos de familias en las que varios miembros de la misma destacan: Sánchez Vicario en el
tenis, Ochoa en el esquí, Martín en el baloncesto, etc. Pero hay que tener en cuenta que
estos individuos compartían no sólo la herencia sino también el ambiente.
Esto ha originado multitud de estudios sobre gemelos con idéntica dotación genética
pero en medios sociales distintos, con resultados que, generalmente han venido a
confirmar las ideas previas de los que han realizado la investigación.También en el ámbito
más específico de la motricidad, hallamos algunos estudios en este sentido (Pires Lopes et
alii, 1999).
En realidad las cosas son más complicadas y ninguna de estas dos posiciones puede
aceptarse sin reservas ya que ninguna es cierta por completo, aunque las dos contengan
elementos de interés. En primer lugar hay que decir que no todos los aspectos del
desarrollo son iguales. Hay cosas que están más claramente determinadas de forma
genética, como son, muchas características o determinadas capacidades físicas. El
desarrollo motor, como decíamos antes, también parece bastante determinado por el
desarrollo interno. Pero, aun así, en esos aspectos influye el ambiente, de tal manera que la
talla u otras características del cuerpo o del desarrollo de habilidades motrices se ven
influidas por el medio.
Otros aspectos, como los hábitos sociales, nuestras opiniones y creencias, los
conocimientos, etc., dependen mucho del ambiente y están casi totalmente determinados
por él. El medio social puede influir poderosísimamente sobre nuestra conducta y se cita
como ejemplo extremo el que en algunas culturas, cuando por alguna razón se decide
considerar como no deseable a un individuo, se prescinde de él y se le trata como si
hubiera muerto, como si hubiera desaparecido, con el efecto de que esa persona termina
por morir realmente por la influencia del medio social sobre él.
Pero en todo caso ambas posiciones extremas son insuficientes porque el desarrollo
no puede explicarse ni por un puro despliegue de capacidades que tiene el individuo con
independencia de lo que haga y de donde se encuentre, ni tampoco por efecto de las
influencias ambientales, como si el individuo no fuera más que una tabula rasa, una
tablilla en blanco, como decían los empiristas, en donde la experiencia va escribiendo,
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como se escribe en una pizarra. Por el contrario, el desarrollo es un proceso de
interacciones complejas entre muchos factores en el cual el propio organismo, el propio
sujeto, desempeña un papel muy importante y activo y puede seleccionar y modificar
ciertas influencias.
Cuando el individuo nace, está dotado de una serie de disposiciones que van a
determinar su conducta. El hombre, más que nacer con conductas hechas como los
animales, nace con predisposiciones y por eso algunos etólogos han hablado del hombre
como un ser preprogramado (Eibl-Eibesfeldt, 1977). Esas disposiciones van a interactuar
con las influencias ambientales y éstas las van a modelar en un determinado sentido, pero
siempre dentro de unos ciertos límites. Apenas puede decirse que haya conductas
propiamente innatas, es decir, que aparezcan hechas desde el principio. Algunas
expresiones emocionales, como la sonrisa, el llanto, la expresión de sorpresa, etc., parece
que tienen en su origen un carácter innato, pero socialmente se consolidan y se seleccionan
en un determinado sentido y para usarlas en determinadas circunstancias. Pero hay otros
muchos casos en los cuales la disposición es todavía mucho más vaga y la influencia social
puede ser más importante. Pensemos en las manifestaciones de cariño hacia otro, las
muestras de afecto y las circunstancias en las que pueden expresarse.
Waddington (1957) presentó una metáfora para explicar las complejas interacciones
entre el organismo y el medio. Según él, el desarrollo puede concebirse como un paisaje,
lo que denominó un “paisaje epigenético”. Sobre este paisaje se sitúa una bola que
representa el organismo, y que va “rodando” por las pendientes del paisaje, mientras que
las formas del paisaje constituyen las posibilidades y limitaciones del desarrollo
producidas por la dotación genética. En el paisaje hay valles, montañas y zonas más llanas.
La bola rueda por la pendiente y eso constituye su desarrollo, pero además podemos
pensar en factores, como el viento o las aguas, que pueden desviar a la bola de su camino.
Cuando la garganta es profunda, como sucedería con el desarrollo motor temprano, los
factores ambientales pueden afectar poco el camino del organismo, a no ser que resulten
muy intensos, y además la bola tiende a volver a su camino por la intensa pendiente.
Valles profundos representan una determinación genética importante y entonces se dice
que el desarrollo está “canalizado”. En cambio, cuando el paisaje es más llano las
influencias exteriores pueden afectar muy profundamente y el desarrollo está poco
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canalizado, como sucedería con la inteligencia, la personalidad, o las preferencias
deportivas a una edad mediana de la vida. En determinados puntos los valles se bifurcan y
el organismo puede ir por uno u otro; en esos puntos las influencias ambientales pueden
ser importantes para elegir una u otra vía. Pero una vez iniciado un camino es difícil pasar
a otro que corre alejándose del primero. A lo largo del desarrollo habría numerosos puntos
de división de los valles.
1.2. La adaptación
Cada sujeto para sobrevivir, tiene que satisfacer unas necesidades básicas que son
comunes a los seres vivos, en esencia, la necesidad de mantenerse vivo, y junto a ello la de
procurar el mantenimiento de la especie. Los organismos, desde los aparentemente más
simples, constituyen complejos sistemas que reciben información sobre su propio estado y
sobre el ambiente. Necesitan alimentarse y obtener energía, reposar, eliminar desechos, y
tienen tendencias que favorecen las conductas de reproducción, que sirven para perpetuar
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la especie. Es característico de nuestra especie que la satisfacción de las necesidades y
sobre todo las referentes a la reproducción, se puede hacer de una manera indirecta,
dilatada en el tiempo e incluso simbólica. Pero el motor de la actividad son esas
necesidades básicas, comunes a todos, a las que se añaden las necesidades que la cultura
ha ido edificando sobre ellas, y que para un individuo dado pueden llegar a ser tan
esenciales como las más primarias.
Los organismos son seres activos que están actuando en su medio y modificándolo.
Pero en su actividad el organismo tiene que adaptarse al medio, lo que supone tanto que el
medio es modificado, como que el organismo se transforma. Como sabemos desde
Darwin, el mecanismo de selección natural se realiza mediante la supervivencia de los más
aptos, mientras que los peor adaptados desaparecen o tienen menos posibilidades de legar
sus características beneficiosas a sus descendientes. Por esto, cualquier variación que se
produzca en un organismo y que facilite su supervivencia tiende a mantenerse y a
trasmitirse a la descendencia. Desde este punto de vista, tenemos que considerar que el
desarrollo mental, unido a la bipedestación y consecuente liberación de los miembros
superiores durante la locomoción, lo que le permite una serie de habilidades motrices y
combinaciones ventajosas de las mismas que se ha producido en nuestra especie y que la
diferencia de otras (lanzamiento o recepción durante la carrera, etc.); es un resultado de la
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adaptación, una variación que facilita la supervivencia de la especie y que precisamente ha
dado al hombre unas posibilidades insospechadas respecto a otros animales (Harris, 1987).
Pero hay que tener bien presente que los mismos mecanismos que actúan en la evolución
de las restantes especies vegetales y animales se aplican en el caso del hombre, que no
puede escapar, pues, a las leyes a las que están sometidos todos los seres vivos. Constituye
una especie que ha sido capaz de adaptarse con un gran éxito, pues cada vez controla más
la naturaleza utilizando para ello los mecanismos propios de su especie.
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La asimilación consiste en la integración de los elementos exteriores a las
estructuras del organismo, ya sean definitivas o en evolución. El sujeto consigue
interpretar la información del medio y resolver los problemas que este le plantea a través
de sus características y sus esquemas conceptuales previos (por ejemplo, si el niño ya
conoce el fútbol y le presentamos el balonmano, el proceso de asimilación conduciría a
pensamientos del tipo “este deporte es como el fútbol, pero jugando con la mano”).
También podemos establecer una relación entre este mecanismo y el de la transferencia de
unas habilidades motoras a otras.
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Cuadro 1. Aspectos de la adaptación (Delval, 1999: 122)
El niño, por ejemplo, coge un objeto, lo cual es una forma de asimilación, es decir,
de incorporación a sus capacidades anteriores, y actúa sobre él moviéndolo, golpeándolo,
agitándolo, pero tiene también que acomodarse a sus propiedades, a su forma, textura,
tamaño, superficie, de tal manera que si se trata de un objeto grande, como una pelota,
tendrá que cogerlo con dos manos y no con una, si es resbaladizo lo mantendrá de forma
distinta que si es rugoso, si es alargado lo sujetará de distinta forma que si es redondeado,
etc. Así se va formando un conjunto de acciones, que llamaremos un esquema, adecuadas
para manipular el nuevo objeto, por ejemplo, la pelota. Si lo consigue, de ahora en
adelante el niño podrá coger objetos redondos grandes, aplicando el mismo esquema de
prensión con dos manos, que supone una acomodación nueva, que no existía antes.
Son, pues, los desequilibrios con el medio los que llevan al organismo a actuar.
Mientras el organismo no experimenta tensiones ni desajustes puede permanecer inactivo,
pero en el momento en que se produce una modificación en el medio, tanto externo como
interno, se inicia una desadaptación, y el organismo tiene que actuar para contrarrestarla.
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diferentes situaciones. Vamos a examinar este problema retomando el ejemplo de la
prensión. Es este uno de los patrones motores que tradicionalmente se ha visto beneficiado
por numerosas investigaciones en torno a su desarrollo (Kravitz et alii, 1978; Paulignam et
alii, 1990; Hofsten, 1991; Silva y Barreiros, 1995).
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Sucesión de acciones, reales o mentales, que tienen una organización y que son susceptibles
de aplicarse a situaciones semejantes. Tienen un elemento desencadenante y un elemento
efector. Los esquemas se automatizan. Son esquemas de acción.
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consiga habrá formado un nuevo esquema, que se aplicará cuando se encuentre ante
objetos pesados que quiera mover, sin necesidad de volver a iniciar los ensayos.
En cambio, cuando la situación es nueva, el sujeto tiene que hacer cosas distintas,
aplicar esquemas por semejanza con otras situaciones que guarden algún parecido.
Comenzará por utilizar también los esquemas de que dispone. La situación, o algún
aspecto de ella, hace que el sujeto tienda a poner en funcionamiento ciertos esquemas que
pudieran ser apropiados, y el sujeto seleccionará unos con preferencia a otros. Si la
situación se parece en algunos aspectos a otra anterior, el sujeto tratará de aplicar un
esquema ya utilizado introduciendo alguna modificación para atender a lo que hay de
nuevo; si en vez de querer mover un balón gigante trata de mover un objeto con ruedas,
intentará aplicar los movimientos que ya conoce, y quizá después de algunos intentos lo
consiga. En situaciones futuras, adaptará su actuación a las características del objeto en
cuestión, y empujará o tirará de forma adecuada para moverlo (ver figura 1).
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ESQUEMA
ASIMILACIÓN ACOMODACIÓN PROBLEMA NO SUPERADO
Modificaciones en Combinación de
algunas acciones del esquemas hasta ahora
esquema independientes
NUEVO ESQUEMA
Cuando el niño se encuentra ante una situación muy diferente, como ante un triciclo,
el sujeto puede no encontrar en su repertorio de esquemas ninguno adecuado, y por ello no
será capaz de resolver la situación. En ese caso, no habrá formación de nuevos esquemas
ni se habrá producido ningún progreso en el sujeto, porque no ha podido asimilar la
situación ni, por tanto, acomodarse a ella.
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Por tanto, el sujeto aprende principalmente en situaciones que difieren algo de
situaciones anteriores, y no aprende, en cambio, en situaciones idénticas a otras pasadas en
las que sólo aplica esquemas formados anteriormente, ni tampoco en situaciones
totalmente nuevas, para las que no dispone de esquemas adecuados, ni siquiera próximos.
Esto se basa en la Teoría de los Elementos idénticos de Thorndike (1931) que ha
sustentado diversos trabajos de aplicación en el ámbito de la motricidad (Cratty, 1972;
Knapp, 1979).
Los esquemas a los que nos hemos estado refiriendo eran principalmente de tipo
perceptivo y motor pero lo mismo sucede con otros más abstractos, por ejemplo, con la
resolución de problemas en situaciones deportivas. Si hemos aprendido que con dos
compañeros en ataque hay que pasar el balón al que no recibe presión de un adversario,
puede considerarse que disponemos de un esquema que se aplica cuando nos encontramos
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con una situación de ese tipo. Pero si nos encontramos con que todos los compañeros están
presionados, nos hallamos ante un problema nuevo, una situación discrepante, en la que
tendremos que probar nuestros esquemas anteriores. Naturalmente, si no sabemos realizar
fintas o no disponemos de algún recurso para ayudar a nuestros compañeros a superar su
presión, el problema será muy difícil o imposible de resolver. Por el contrario, si la
diferencia entre el problema a resolver y otros que hemos resuelto antes es pequeña, el
problema será simple y lo resolveremos con facilidad, realizando un progreso y formando
un esquema nuevo. También hay la posibilidad de que nos den unas instrucciones verbales
sobre cómo resolver ese problema, como se hace frecuentemente en situaciones de
enseñanza-aprendizaje. Esto facilita nuestra tarea, pero muchas veces no propicia la
formación de un nuevo esquema generalizable a otras situaciones, puesto que la solución
se nos da hecha, sin que hayamos tenido la oportunidad de explorarla por nosotros
mismos. Por eso es conveniente dejar que el aprendiz explore sus propias soluciones, al
tiempo que se le facilitan situaciones de aprendizaje acordes con el nivel de sus esquemas
motores y sus capacidades (Roberts, 1991).
Los esquemas tienen variables, o lugares vacíos, que pueden ser rellenados
por distintos objetos o situaciones. Al variar lo que rellena los lugares vacíos
GENERALIZAR
con nuevos objetos, semejantes a otros anteriores, pero no idénticos, los
esquemas se generalizan.
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2. LA INVESTIGACIÓN CORRELACIONAL
Tanto las variables del sujeto en general, como la variable edad en particular, a
menudo no permiten el riguroso control que demanda el método experimental, por ello,
numerosos investigadores recurren al método correlacional, en el que no se producen
manipulaciones sobre la situación a investigar. Veamos a través de estos tipos de variables
cómo estudiar el desarrollo motor por medio del método correlacional.
En cualquier caso, estas limitaciones no deben llevarnos a negar el gran valor de los
estudios correlacionales, en particular en las primeras fases de un programa de
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investigación, pudiendo acotar a partir de ellos los problemas de interés y establecer las
variables relevantes.
Conviene aclarar además que lo que suele interesar al investigador como causa de
los cambios evolutivos no es la edad cronológica en sí misma; el paso del tiempo nunca es
un factor por sí mismo determinante de los cambios observados: la edad, como variable
del sujeto, puede implicar un conjunto de factores particularmente amplio (maduración
biológica, escolaridad, experiencia deportiva, etc.) entre los que el investigador deberá
decidir qué pretende investigar en términos de VI.
CARACTERÍSTICA
MÉTODO VENTAJAS INCONVENIENTES
S
Información rica y
Observación de la
en condiciones de Muchas conductas son
conducta en condiciones
Observación "validez ecológica". difíciles de observar pues
naturales sin intervención
pura o natural Es útil sobre todo aparecen muy raramente.
significativa por parte del
para comenzar a Requieren mucho tiempo.
investigador.
explorar un campo.
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La situación está diseñada La situación puede no
por el investigador y corresponder a la conducta
Permite centrarse
muchas veces se realiza común del niño. No facilita
sobre el aspecto que
Observación en el laboratorio. el descubrimiento de nuevas
interesa, así como la
estructurada Previamente se establece conductas típicas, cuya
comparación entre
la pauta de observación y producción pueda no verse
sujetos.
las formas de codificación facilitada en la situación
de las conductas. establecida.
Proporciona una
Entrevista o prueba gran cantidad de Requiere una gran
realizada con un núcleo información experiencia por parte del
inicial de problemas que relevante y permite investigador. El análisis de
Método se van abriendo y profundizar en los datos es laborioso y
clínico ampliando para seguir el aspectos difícil. Las comparaciones
curso de las explicaciones desconocidos del entre sujetos resultan
y/o conductas del sujeto. pensamiento del complicadas.
sujeto.
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3. LOS DISEÑOS EVOLUTIVOS
En un estudio de desarrollo motor, que pertenece al grupo de los diseños evolutivos,
lo que nos interesa es constatar cómo va cambiando la motricidad, o alguna capacidad a lo
largo del tiempo. Para ello hay que estudiar a los sujetos en distintos momentos temporales
o distintas edades. Si por ejemplo, el problema que nos interesa es el desarrollo de los
patrones motores básicos, podemos seleccionar para su estudio el período entre los tres y
los siete años, y tenemos varias posibilidades respecto a cómo elegir a nuestros sujetos y
diseñar la experiencia.
Normalmente se suele elegir un grupo de niños, por ejemplo veinte de cada edad,
pasarles las pruebas que hayamos previsto y comparar los resultados de cada grupo. Las
pruebas se realizan aproximadamente en el mismo momento pero el conjunto nos ofrecerá
un panorama de cómo va cambiando el patrón motor o la resolución de la tarea motora que
se proponga, en distintas edades. En cualquier caso, los niños pertenecen a generaciones
diferentes, a diferentes “cohortes” se suele decir, y por ello no podemos estar totalmente
seguros de que sean idénticos. Este método, que suele llamarse transversal, consiste
entonces en tratar de recomponer el proceso evolutivo mediante el estudio de grupos
correspondientes a cada edad.
Los estudiosos del desarrollo coinciden en que para estudiar la evolución lo mejor
sería, en teoría, utilizar estudios longitudinales (Baltes, Reese y Nesselroade, 1981;
Gutiérrez Martínez, 1997), esto es, tomar un grupo de sujetos y seguirlos a lo largo de su
desarrollo. En nuestro ejemplo tomaríamos sujetos de tres años y los examinaríamos año a
año. Así estaríamos seguros de cómo van evolucionando sus patrones motores. Pero este
método, suele utilizarse poco porque resulta muy laborioso y complejo. En primer lugar la
recogida de datos tendría que prolongarse durante cinco años, si empezamos el estudio con
los sujetos de tres años en 2004, tenemos que repetir las pruebas en 2005, 2006, 2007 y
2008, cuando tendrán siete años. Probablemente durante ese tiempo perdamos varios
sujetos por cambios de colegio, de domicilio o incluso de ciudad. Pero además el pasarles
repetidamente las pruebas puede producir efectos de aprendizaje, de tal manera que nos
resulte difícil distinguir si los cambios observados se deben al desarrollo o a la repetición
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de las pruebas. Estos son algunos de los motivos por los que este método se utiliza menos
de lo que sus ventajas parecen recomendar.
Resulta extremadamente
Seguimiento de un Se examina el costoso de utilizar, sobre todo
grupo de sujetos que desarrollo de un si los períodos examinados
se examinan mismo sujeto, lo que son largos. Las muestras
Longitudinal
repetidamente a lo permite ver cómo van tienen que ser necesariamente
largo de un período de cambiando sus pequeñas. La repetición del
tiempo. conductas. examen puede producir
distorsiones.
Combinación de los
dos anteriores. Se
sigue Resulta, de todas formas,
Longitudinal Combina parcialmente
longitudinalmente costoso y no proporciona
- secuencial las ventajas de los dos
durante un período no datos completamente
o mixto anteriores.
muy largo a varios longitudinales.
grupos de sujetos de
diferentes edades.
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Este tipo de diseños ha demostrado su utilidad para el estudio de conductas que se
vean afectadas por variaciones. Por ejemplo, sospechamos que en una determinada
comunidad están variando los hábitos infantiles de jugar en la calle. Podemos entonces
plantear un diseño de este tipo examinando el tiempo que dedican a jugar en la calle y los
juegos preferidos de tres grupos de niños de seis, siete y ocho años examinados en un año
determinado. Al año siguiente volvemos a examinar a los mismos sujetos, que tendrán
siete, ocho y nueve años. Repetimos la recogida de datos otro año más, con sujetos que
tendrán entonces ocho, nueve y diez años.
De este modo podremos tener cinco grupos de datos transversales de sujetos entre
seis y diez años, tres datos longitudinales (recogidos en dos años con tres medidas) de tres
grupos de sujetos, y nos permitirá comparar a tres grupos de sujetos de la misma edad,
pero que han nacido en años distintos, lo cual nos hará posible examinar los cambios que
se van produciendo a lo largo del tiempo sin que se vean afectados por la edad. Habremos
conseguido separar los efectos del cambio temporal que puede producirse en la sociedad
de los efectos de la edad.
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Año de Secuencias transversales
nacimiento
1999
5 6 7
Secuencias
5 6
2000
4 longitudinales
2001
3 4 5
X
Edad
22