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El ziguratt mesopotámico

Origen y configuración del modelo

Por Consuelo Gómez López


Religión y sociedad: El papel del templo en la sociedad sumeria

La construcción de templos fue una constante entre las comunidades


mesopotámicas desde sus primeras fases de desarrollo urbano a comienzos
de la historia. La explicación debemos buscarla en el importante papel que
desempeñó la religión en la formación de dichas comunidades y de su
pensamiento político, articulado desde un principio en torno a un régimen
teocrático que partía de la existencia de una teogonía de dioses
relacionados con las fuerzas de la Naturaleza, de los que dependía el
mantenimiento del orden y la subsistencia de la ciudad que ellos mismos
habían fundado.

En este sistema, el rey fue considerado como un ser directamente


engendrado por la divinidad, al que correspondía el papel de intermediario
entre ésta y los hombres, y al que se atribuía la misión de edificar templos en
señal de gratitud a los dioses. Se sentaban así las bases para el desarrollo de
un sistema monárquico que desempeñó en las formaciones culturales del
Próximo Oriente una importante función política y religiosa. Su primera
formulación se produjo en torno al templo, que pronto se convirtió en sede
del poder secular y sacerdotal, ostentado en los primeros tiempos por una
misma persona, siendo el verdadero eje vertebrador de la vida religiosa,
política y social de las primeras ciudades mesopotámicas.
En época Protohistórica el
templo se convirtió en el
elemento identificador de las
comunidades agrícolas
sumerias.

Su composición
arquitectónica, todavía muy
sencilla, empieza a adquirir
rasgos propios que le
distinguen de los edificios
que le rodean, dando lugar a
una arquitectura
diferenciada que se ha
interpretado por parte de
algunos autores como el
reflejo de una sociedad
jerarquizada, en la que el
templo constituye el punto
de referencia de la
Principales ciudades de la Baja comunidad y el foco esencial
Mesopotamia del poder. El templo se
convierte así en el centro de
la ciudad.
Los templos elevados
o templos sobre plataforma:
el ziguratt
Los primeros templos sumerios fueron definiendo una tipología de edificio
religioso llamado a pervivir durante toda la historia de la arquitectura
mesopotámica: el ziguratt o torre escalonada, que se convirtió en la
tipología básica del templo mesopotámico.

Consistía en una modalidad de templo elevado sobre una plataforma,


que aparece ya plenamente configurado en el III milenio a.C., durante
la etapa Neosumeria. Sus primeras pautas fueron dadas en Eridú,
considerada como la ciudad más antigua de la Historia, en torno al 5000
a.C.

Reconstrucción hipotética
de la ciudad de Eridú, con su templo elevado
Principales fases de la evolución
• El templo de Eridú
(h. 5.000 a.C. Etapa prehistórica)

• El Templo de Innana o “Casa del Cielo”


(h. 3500-3200 a.C. Etapa Protohistórica sumeria)

• El templo Blanco de Uruk


(h. 3500-3200 a.C. Etapa Protohistórica sumeria)

• El ziguratt de Ur
(h. 2125-2025. Período Neosumerio)
Los templos elevados o templos sobre plataforma: el ziguratt
1. El Origen: La fase de Eridú (h. 5000 a.C.)

1. La estructura primitiva.

Consistía en un edificio cuadrado con una sala a


modo de capilla. Sus dos únicos elementos
reseñables, llamado a pervivir, fueron un nicho
abierto en uno de sus muros para señalar el lugar
de aparición del dios y una mesa de ofrendas
Ubicada ante él.

2. Los niveles VIII y VII

La estructura primitiva se transformó en una planta


rectangular tripartita compuesta por una espaciosa
nave central y otras dos laterales divididas en
capillas. Además, la construcción incorporó otro de
los elementos típicos de los templos mesopotámicos:
la tendencia a la elevación y la obtención de
formas macizas articuladas verticalmente mediante
unos contrafuertes que daban lugar a una fachada Planta del templo de Eridú.
de entrantes y salientes. Niveles VIII y VII
1. El Origen: La fase de Eridú

Reconstrucción hipotética del templo de Eridú.

La construcción estaba sobre-elevada y sus muros articulados hacia el


exterior a base de entrantes y salientes. Ambas características
pervivirían en el tiempo, convirtiéndose en los rasgos caracterizadores
del Ziguratt mesopotámico
2. La fase de Uruk (3500-3200 a.C).

El ziguratt adquirió su forma prácticamente definitiva durante la fase de


Uruk, a través de dos construcciones: el Templo de Inanna o “casa del
cielo” y el Templo Blanco.

El primero estaba construido con piedra caliza, un material inexistente en la


zona que debió ser importado desde lejos. Como el de Eridú, tenía planta
rectangular y perfil dentado al exterior, pero incorporaba como novedad
una estructura interior en forma de T, con una cabecera dividida en tres
capillas.

Planta de los templos de Innana en Uruk


2. La fase de Uruk (3500-3200 a.C).

Junto al templo de Innana, en el mismo recinto sagrado, se edificó el


Templo A con similar estructura. Su aportación en este caso fue la
aplicación sobre su muro exterior de un mosaico de conos de arcilla
cocida y coloreada en rojo, negro y blanco, que dibujaba bandas
geométricas. Se conseguía así decorar el edificio y fortalecer sus muros de
adobe.

El recurso tendría mucho éxito en la arquitectura mesopotámica y llegaría


a las culturas de Asiria y Babilonia.

Mosaico de conos de
arcilla procecedente del
Yacimiento de Uruk
2. La fase de Uruk (3500-3200 a.C).

Las novedades más importantes las aportó el Templo Blanco de Uruk, el


antecedente más directo del ziguratt propiamente dicho, a la vista de las
actuales investigaciones.
El templo siguió en este caso la planta de Eridú, pero incorporó como
novedad la elevación del edificio sobre una montaña artificial, orientada a
los 4 puntos cardinales y elevada casi 13 metros sobre el nivel del suelo.

Una escalinata construida en uno de los flancos de la montaña daba


acceso a una gran terraza sobre la que se ubicaba el templo, al que se
llegaba mediante una rampa que cruzaba el acceso anterior.

Planta
del
Templo
Blanco
de Uruk
3. El modelo de la Tercera Dinástía de Ur

El tercer paso de la evolución tipológica está representado por el modelo de la


Tercera Dinastía de Ur.

Tras el paréntesis que supuso el Imperio Acadio (2340-2180), el templo recuperará


su protagonismo en dicha etapa (2125-2025 a.C.), configurándose el modelo
definitivo de Ziguratt a partir de las fórmulas ensayadas con anterioridad.

La tipología era muy sencilla:

Consistía en una construcción maciza, construida con adobe y recubierta de


ladrillo, de planta cuadrada o rectangular, cuyas paredes estaban dispuestas
generalmente en forma de talud.

Sobre esta base se iban levantando sucesivamente terrazas en número impar y de


forma decreciente, configurando una estructura en torre escalonada a cuyos
módulos se podía ir ascendiendo a través de un sistema de escaleras construidas
en ladrillo. Algunos textos (Heródoto) han hecho suponer que en la cima de estas
estructuras se ubicaba un templo, aunque nada se dice de su estructura ni de las
prácticas de culto que en él se realizaban. La arqueología, sin embargo, no ha
permitido comprobar su existencia.
El ziguratt de Ur-Nammu, en Ur, es el prototipo de esta modalidad de templos.
Estaba dedicado a la diosa lunar Nannar, se ubicaba en medio de un patio y tenía
planta rectangular, con los ángulos orientados a los cuatro puntos cardinales.
Constaba de tres terrazas, a la primera de las cuales se accedía mediante tres
escalinatas que conducían a un espacio del que partía a su vez otra escalera, que
llevaba al templo que supuestamente se ubicaba en su cima. Parece ser que este
zigurat, como el resto de los que se construyeron en Mesopotamia, estaba delimitado
por murallas, dentro de las cuales existían patios y dependencias anejas, siguiendo la
tendencia que ya desarrollada en los templos sumerios del período Dinástico.

Imagen y
reconstrucción del
ziguratt de Ur-Nammu,
en Ur
El ziguratt de Ur-Nammu, en Ur,

Reconstrucción hipotética de la ciudad de Ur, con su recinto sagrado y el ziguratt


Las teorías sobre el modelo de templo elevado y su sentido
transcendente

Según las teorías más aceptadas, la elevación del templo parece estar
relacionada con el significado trascendente que los sumerios otorgaban a
la montaña, a la que veían como una representación de la tierra, en cuyo
interior residía el origen de la vida y de los ciclos de la Naturaleza. A la Gran
Madre se la llamaba Ninhursag, que podemos traducir como “Señora de la
Montaña”. Era lógico, por tanto, que la montaña fuese el lugar de
manifestación de lo divino, punto de encuentro entre los dioses y los
hombres y lugar especialmente adecuado para la ubicación del templo,
pues constituía un espacio sagrado en sí mismo. Según H. Frankfort (Arte y
Arquitectura del Oriente Antiguo (1992), p. 22), el templo construido sobre
una montaña artificial era concebido como una especie de sala donde se
esperaba la manifestación del dios.

Por otra parte, la construcción de grandes templos sobre elevadas


plataformas que imponían su presencia en la ciudad, se convirtió en un
símbolo del poder de la Monarquía que actuaba como interlocutora entre
la comunidad y la divinidad.
Las teorías sobre los usos y funciones del ziguratt:

Muchas son las cuestiones que desconocemos respecto al ziguratt


mesopotámico, a pesar de ser un edificio emblemático de la
arquitectura mesopotámica. Entre ellas está la de su función. Existen
diversas teorías: algunas atribuyen su forma a la necesidad de buscar
un lugar seguro para proteger a la divinidad de las inundaciones; otras
consideran que su forma responde a la necesidad de articular una
estructura en forma de altar desde la que hacer ofrendas a los dioses
y realizar ceremonias.

Ninguna de estas teorías cuenta con una base documental o


arqueológica que la justifique, ya que no se existieron, o no se han
conservado, fuentes escritas relacionada con el tema. Hoy por hoy la
hipótesis que parece gozar de mayor fundamento es la que relaciona
la forma del zigurat con la religión mesopotámica, considerándola la
construcción artificial de una montaña sagrada donde se
manifestaba la divinidad y se producía el encuentro entre los dioses y
los hombres, entre la esfera celestial y la terrenal, tal y como ha
quedado ya explicado.
La continuidad del modelo: Los ziguratts de Asiria y
Babilonia

El modelo de ziguratt de la cultura sumeria y neosumeria fue continuado


por los grandes imperios de Asiria y Babilonia, gracias a la existencia de un
sustrato cultural común y a la pervivencia de las creeencias y las
prácticas religiosas. Las variantes tipológicas consistieron en la variación
de la situación de las escaleras o en la del número de pisos edificados.

La mayoría de los ziguratts han desaparecido debido al proceso de


construcción al que han sido sometidas las ciudades mesopotámicas a lo
largo de la historia.

Reconstrucción ideal del Ziguratt de Babilonia


Restos de ziguratt asirio. Assur

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