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Número 13 julio-agosto 1997

CULTURA E IDENTIDAD

Carlos Ruiz Ulloa

Instituto Nacional de Antropología e Historia, Proyecto Calica, Quintana Roo

El presente ensayo intenta aproximarse a uno de los problemas que se han presentado
a raíz de los desarrollos turísticos: la identidad cultural, aspecto que se encuentra
íntimamente ligado a la migración en Quintana Roo.

Retomando algunos datos generales de la historia del estado, el presente escrito nos
permite reflexionar sobre el papel que los habitantes de Quintana Roo desempeñan en
la actualidad, al interior del estado y fuera de él. No cabe duda que el estado de
Quintana Roo atesora una historia que va muy atrás en el tiempo. Historia que data
desde los antiguos mayas hasta el imponente desarrollo turístico, modelo no sólo
nacional, sino internacional.

Son muchas las crónicas escritas por los viajeros españoles que dan cuenta de .la gran
cantidad de asentamientos que los habitantes a lo largo del litoral costero. Algunos de
éstos, comparados con la ciudad de Sevilla. Esta tierra y sus costas fueron recorridas
por personajes como Colón, Gerónimo Aguilar, Gonzalo Guerrero, Hernández de
Córdova, Grijalva y Cortés, entre otros, Siendo Francisco de Montejo, quien a
mediados de siglo XVI, logra después de una larga lucha la conquista de Yucatán.

Es precisamente la guerra de conquista; además de las consecuencias que trajo la


dominación; junto con el medio ambiente hostil y carente de atractivos económicos,
para la sociedad colonial; que el territorio es abandonado durante los tres siglos que
duró la dominación española, propiciando entre otras cosas la ocupación inglesa en
Belice.

La independencia del país no trajo al territorio cambios significativos, fue hasta


mediados del siglo XIX con la guerra de las castas y el repliegue o el regufio de los
rebeldes mayas en la Costa Oriental que aparecen las primeras poblaciones que
despiertan alguna atención por parte del gobierno estatal y federal. El auge del chicle a
principios de siglo, también propició la fundación de Villas y Haciendas que
desaparecen paulatinamente a medida que la goma es reemplazada por productos
sintéticos.

A Quintana Roo se le concede el título de estado en 1974. En ese momento sólo


algunos puntos de su territorio cuentan con una población significativa, como lo serían;
Cozumel, Isla Mujeres, Carrillo Puerto y Chetumal; el resto del territorio se halla
prácticamente deshabitado, contando con la menor densidad demográfica de todo el
país, sólo superado por Baja California Sur.

Es a partir de esta fecha que el estado mexicano emprende una vigorosa política de
desarrollo, que incluía entre otras acciones: la creación de polos turísticos a lo largo de
la costa; la fundación y desarrollo de ciudades que albergarían no sólo a turistas, sino
al gran número de pobladores que generarían la construcción de obras de
infraestructura como los puertos, carreteras, zonas industriales, astilleros y servicios en
general.

El desarrollo actual, es por demás evidente, En las últimas décadas la población de


Quintana Roo ha crecido significativamente y su ritmo ha sido el mayor de todo el país;
donde hace veinte años no había nada ahora se desarrollan algunos de los principales
centros turísticos, en ellos se emplean y viven (sin considerar a los turistas) cuatro
veces más personas que las que había en 1970. Aunque el crecimiento económico de
los centros turísticos es notable, contrasta con los asentamientos urbanos ocupados
por inmigrantes en su gran mayoría.

Según datos y estimaciones realizadas por el INEGI y el CONAPO, Quintana Roo,


alcanzó una población de 541,427 habitantes para 1995 y alcanzará 670,675 para el
2000. Esta estimación está basada en las tendencias registradas y previstas de
crecimiento estatal, que colocan a la entidad muy por arriba de la tasa de crecimiento
promedio nacional y como la tasa más elevada entre todas las entidades del país,
siendo desde finales de la década de los 70 la segunda en crecimiento, y a partir de
entonces la primera a nivel nacional.

La inmigración ha sido un componente indiscutible en el crecimiento demográfico de


Quintana Roo. Las tasas medias anuales de migración estimadas por la CONAPO
hasta el año 2000 son las siguientes para los estados de la Península:
   1980-1985  1990-1995   1995-2000
 Quintana Roo   43.89  34.55  25.85
 Campeche   13.86  13.34  12.75
 Yucatán  -0.98  1.09  2.98
       

Como podemos observar, Quintana Roo por su desarrollo económico, incrementa su población
a partir de la década de los 80, motivado por un constante flujo migratorio rural-urbano. Es
precisamente este punto el que se intenta desarrollar en el presente ensayo.

Quintana Roo, es uno de los primeros y más importantes destinos turísticos del país, generador
de una indiscutible economía significativa dentro de la llamada "industria sin chimeneas" no
escapa, a su vez, de algunos problemas propios del desarrollo; entre los que destaca, el
problema migratorio.

Diversos trabajos e investigaciones se han realizado en torno al problema migratorio de éste


estado, sólo que en su mayoría únicamente se encaminan a observar la problemática generada
en las poblaciones rurales y más aún, sólo en los grupos mayas diseminados en la Península.
Concretamente, cuando se estudian comunidades rurales, los investigadores pasan a ser
"analistas" o "conocedores" mientras que los indígenas se transforman en actores/informantes
quedando la información restringida sólo a un pequeño grupo de especialistas, además, y esto
puede ser lo más grave, los actores/informantes quedan excluidos del conocimiento obtenido
convirtiéndose en simples "datos" pasivos dentro de la investigación.

Quintana Roo presenta la posibilidad de emplear una metodología diferente, ya que el estado
cuenta con un mosaico lleno de tradiciones y costumbres constituidas casi de todo el país.
Retomando los datos de migración, no sólo rural sino también urbana (en la que nos incluimos
muchos de nosotros), podemos llegar a consideraciones más claras acerca de este fenómeno.
Antes, sería oportuno revisar los datos que ofrece el XI Censo de Población y Vivienda México
1980-90 en el renglón de migración, que al respecto menciona lo siguiente: se considera que
en un 57% de la población no es nativa de la entidad, de éstos el 51.1% provienen del estado
de Yucatán; el 9.4% de Veracruz; el 7.3% del D.F.; el 5.7 % del estado de Campeche; el 23.7%
de otros estados y el 2.8% son extranjeros, los porcentajes anteriores se incrementan día con
día.

Constatamos así que en Quintana Roo se concatena una amplia gama de gente de diversos
lugares, y la podemos encontrar inmersa en su mayoría en el desarrollo turístico de la zona,
viéndose expuesta a la consabida penetración cultural (principal-mente norteamericana) que va
taladrando de manera paulatina y eficaz las tradiciones y costumbres mexicanas. Ninguno de
nosotros (migrantes urbanos, rurales o nativos) escapa del paisaje extranjerizante que nos
rodea en letreros, anuncios, revistas, etc.; sumado a los problemas propios de la migración
como son desintegración familiar, problemas económicos, de vivienda, alcoholismo, etc., que
va dando como resultado una grave pérdida de valores y un pronto rompimiento con la
identidad cultural.

Reflexionando sobre algunos de los elementos propios de la identidad cultural mexicana,


podemos observar que en Quintana Roo algunos de éstos comienzan a ser desplazados o
incluso olvidados por la población, tal es el caso de los mercados, cargados de una añeja
tradición y que se muestran en casi todos los rincones de nuestro país. Nadie escapa al
embrujo del paisaje multicolor envuelto de aromas, pregones, personajes y productos que
acompañan al mercado tradicional mexi-cano; incluso al comercio ambulante, con su
problemática muy particular, no está exento de ello. Sin embargo, todo esto en Quintana Roo
ha pasado a segundo término, los modestos mercados existentes en Cancún, sin un peso
significativo tanto económico como cultural, los diminutos e intranscendentes mercados en
Playa del Carmen y Cozumel, el inexistente en Puerto Morelos y el cada vez más olvidado y
devaluado de Chetumal forman parte de la decaída y triste tradición mercantil, a la que escapa,
tal vez sólo como excepción, el pequeño mercado de Carrillo Puerto. Hoy en día, está tradición
es desplazada, a pasos agigantados por los nuevos supermercados y su nueva modalidad de
convertirse en grandes plazas comerciales que" nos brindan " la posibilidad de escalar de
manera ficticia niveles sociales más altos.

En Quintana Roo, se presenta un fuerte embate de sectas y religiones que han modificado
costumbres y tradiciones, algunas de ellas con una clara herencia prehispánica y algunas otras
con un evidente sincretismo obtenido de los años de la colonia y que son únicos en el país.
Celebraciones como el Ch'a Chak, tradición que involucra al campesino maya y a la comunidad
con sus familias, en la que se realiza el ruego para la caída de la lluvia, se encuentra casi en el
olvido; el Jet's Mek una tradición vinculada con la infancia análoga al bautizo o presentación
católica corre hacia el mismo sendero; una más, el Hanal-pixan o Fiesta de Muertos (que a
propósito, es la única que se celebra de manera más apagada) vive a la sombra del tristemente
celebre Hallowen.

La danza tradicional en la Península yucateca y por supuesto en Quintana Roo, es el llamado


Baile de la Cabeza de Cochino , donde un mayordomo es el encargado junto con su familia de
orga-nizar la festividad dirigida al Santo Patrón del pueblo, departiendo con la comunidad en
general al son de la Jarada y las tradicionales Bombas Yucatecas ;. Hoy en día tanto el baile
como la fiesta perduran (aunque de manera esporádica), sin embargo las jaranas son
sustituidas por sintetizadores y teclados y las bombas por letras de canciones actuales de
aquella improvisación y sentido poético.

La muy famosa tradición Culinaria Yucateca, y por ende Quintanarroense cede paso ante la
pizza, hot dog y la hambur-guesa sin ninguna preocupación de por medio, convirtiéndose ahora
sólo en motivo de exposiciones y concursos.

Si bien tenemos que reconocer que el turismo ha sido un fuerte generador de empleos y
divisas, también tenemos que aprender a vivir con él; conociendo nuestros valores culturales,
preserván-dolos, participando y viviendo de ellos y además, convirtiéndonos en nuestros
propios " objetos de estudio " .

Playa Del Carmen Q. R.

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