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Un cambio civilizatorio

Alumno: Edwin Rivera

En 1960, por primera vez en la historia de México, la población considerada


urbana fue mayor que la rural por 487 mil personas.
Cincuenta y uno de cada cien vivían en un sistema de ciudades.

Había entonces en la república 35 millones de habitantes. Para


1980, los 35 millones casi se habían duplicado y eran 67. Pero la población
urbana había crecido una vez y media, vivían en las ciudades ya no 51 sino
66 personas de cada cien.

Las cifras anteriores compendian el mayor cambio civilizatorio vivido por


nuestro país desde su conquista, a principios del siglo XVI.

Entre 1940 y 1970 el número de campesinos sin tierra creció de 2,5 a 4


millones. para esta ultima fecha muchos creían aun que habría una
reforma agraria que los beneficiaria y les permitiría continuar con su estilo
de vida. Pero la realidad es que solo alcanzaría el subsidio para una décima
parte del total de solicitantes.

Esto tuvo diversas repercusiones, a mediados de los setentas el campo


productor de la dieta básica de la población mostró sus primeras
deficiencias estructurales, Dejó de ser auto suficiente, exportador y con la
urbanización demandando cada vez mas alimentos y materias primas,
detono en la década de los setentas, un problema estratégico de
seguridad nacional: la dependencia alimentaria.

Los más afortunados fueron hacia las ciudades privilegiadas y los menos
afortunados... (duda)
El aviso de Neza

Pronto salio a flote lo que la modernización mexicana y concentración exceciva las


masas lleva consigo: hacinamiento, insalubridad, desarraigo, violencia,
descomposición familiar. y hay un dato bastante curioso:

Sobre los techos afianzados con neumáticos y piedras, el símbolo complementario


del nuevo orden es un mar de antenas de televisión. Podían faltar proteína y
educación primaria, empleo permanente y seguridad social, pero no falto la pantalla
televisiva.

Incluso en esas condiciones de castigo social, la ciudad representó una vida mejor o
menos mala para millones de mexicanos. La ciudad fue un universo de
oportunidades más abierto que el campo. Muchos de los migrantes tenían
ocupaciones bien remuneradas y habían alcanzado mejorías sustanciales en su
forma de vida, comparada con la de sus padres. Tenían terreno y techo propios,
empleo, educación para los hijos, agua, drenaje, electricidad.

Sin embargo, los pobres de la ciudad están cada vez menos satisfechos. La
proporción de hombres que pueden comparar favorablemente su situación con la de
sus padres sera cada vez menor, porque cada vez menos vendrán de la vida agrícola.
Los nietos de la generación fundadora no tienen un lugar al que volver.

Las ciudades Mexicanas vivirán una continua crisis de malestar pues la movilidad
ocupacional urbana ha perdido fuerza y existirá una parálisis del progreso individual.

En este punto la población no quiere solo la titulación del predio urbano irregular o
la extensión del drenaje y el agua potable hasta sus casas. quieren empleo
permanente y servicios educativos que garanticen su mejoría social, pues ahora las
oportunidades laborales están muy competidas y menos abiertas.

Quienes si lograban alcanzar estos lugares y oportunidades se convertían en la clase


media. Esta misma a mediados de los 70 tuvo un mayor impacto en la distribución
del ingreso en México a costa de los mas ricos y de los mas pobres. pudieron pagar y
disfrutar la urbanización exitosa.

El primer monumento
vivo de la urbanización
acelerada del país fue
Ciudad Nezahualcoyotl
Adios a la Provincia
Hubo, un lugar llamado Provincia Mexicana. Nunca tentada por el
demonio de la modernización. Su función histórica, preservar las
tradiciones contra las asechanzas del cambio, garantizar la existencia de
un lugar mitológico donde pudiera mantenerse incólume el sabor
humilde y denodado de la patria, Luis González y Gónzalez, escribió a
mediados de los sesentas una obra llamada Pueblo en vilo que narró ahí
la más generalizable y común de las historias sobre la vida en esos
lugares. tuvo mucho exitó.

La década de los ochenta añadió su propia cuota des-concentradora. La


crisis financiera y productiva que siguió al desplome del mercado
petrolero en 1981. Golpeó sobre todo las finanzas públicas federales.
Obligadas a compromisos de deuda externa asfixiantes y sostener una
economía fincada por su mayor parte en subsidios bajo ingreso por
impuestos.

La frontera norte despertó en los ochentas a la pesadilla de su vecindad su


bordinada con el sur norteamericano La devaluación pronunciada del
peso encareció la vida fronteriza hasta niveles insostenibles, y la des-
conexión tradicional de la zona con los circuitos comerciales del resto del
país la castigó con desbasto y escasez de mercancías.

Sin embargo, las economías regionales de alta integración


tradicional como el Bajía y el Occidente, Aguascalientes, los sectores de la
agricultura comercial del noroeste hortalicero, ganadero y pesquero. No
sólo no padecían las sacudidas de la crisis, sino que estaban
particularmente bien preparados para sacar partido de ella, al igual que
las zonas turísticas tuvieron condiciones propicias y hubo desarrollos
vertiginosos, como Cancún quien alcanzó en medio de la crisis de los
ochentas el más alto índice de crecimiento demográfico de la historia de
México.

Hay un dato importante a mencionar y es que el narcotrafico en estos


años fue el rubro mayor de la economía informal que aporto una
inyección ilegal pero efectiva de paliativos a la crisis.

Gracias a todo lo anterior A mediados de 1987, el presidente Miguel de la


Madrid informó a la nación que la frontera Norte había dejado de ser una
zona crítica de la economía mexicana.

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